† WORLDS COLLIDE †
Episodio XIV · TARDE DE BIBLIOTECA
Yamiyuki
estacionó su vehículo en el aparcamiento exterior de la enorme universidad.
Entre facultades, laboratorios, bibliotecas, bloques de residencias para los
estudiantes, jardines y demás dependencias, ocupaba una enorme extensión de
terreno. Tras bajar del vehículo, echó a andar al interior del complejo, que se
asemejaba a una pequeña ciudad dentro de la ciudad. Por lo que tenía entendido,
los de primero habían tenido clase durante toda la mañana, por lo que esperaba
encontrar a la persona que buscaba en algún lugar de las dependencias en el que
no fuera necesario ser observado por un profesor o cualquier otro trabajador
notable del centro. Habiendo leído el perfil de Yurika Kurosu, pensó que no
sería de extrañar encontrarla en las bibliotecas. Consultó un plano del lugar
que había en el jardín de entrada a modo de cartel y, ayudándose de él,
localizó la entrada al complejo de bibliotecas. Sin dudar ni un segundo, echó a
andar a paso ligero. Conforme se desplazaba, oía cómo la gente que dejaba atrás
cuchicheaba enérgicamente. Asimismo, sentí a cómo cantidad de ojos se le
clavaban. No dudó en que su llamativo aspecto podría ser tal vez el menor de
los motivos por el que causaba esa expectación. Su agudísimo oído le permitió
escuchar los susurros de la gente que caminaba de un lado a otro del enorme
complejo: no paraban de contar la de veces que había arriesgado su vida por la
lucha contra el crimen, su brillante expediente, sus grandes dotes intelectuales,
sus grandes capacidades como artista marcial, sus logros deportivos, musicales
y artísticos y un sinfín más de comentarios. Era muy conocido en el ámbito
universitario, donde los participantes tenían más o menos su edad. Antes de
entrar en el edificio de las bibliotecas, silenció su teléfono móvil. Acto
seguido, comprobó un plano del lugar para localizar la sección donde se
encontraban los libros de las distintas áreas de Ingeniería. Vio que tenían una
planta entera dedicada a ellos, por lo que no tardó en subir por las escaleras
hasta encontrarse en ella. Estaba todo muy lleno de enormes y profundas
estanterías colmadas de libros de imponentes tamaños. Muchos de ellos, cuyos
títulos observaba al mirar de reojo la distribución mientras caminaba, los
conocía. Se estaba moviendo por pura intuición, por lo que no esperaba
sólidamente el encontrarse con la chica por allí. Asimismo, estaba
mentalizándose para hacer un acercamiento lo más correcto y propicio posible:
necesitarían de su ayuda en lo sucesivo. Observaba en todas las direcciones,
siguiendo con la mirada a todos los que se movían de las mesas a las
estanterías y viceversa, levantándose o sentándose tras cambiar los libros.
Sólo había visto una pequeña foto suya de tamaño carnet, que era la que estaba
en el expediente, pero algo le decía que sería una persona inconfundible.
Asimismo, habiendo leído sus medidas oficiales, le sería fácil distinguirla por
la complexión. Notó una leve vibración dentro de un bolsillo. Discretamente,
sacó el móvil y vio que tenía un mensaje de correo electrónico. Lo abrió y vio
que se trataba de una ficha informativa que Metallurgy había enviado
simultáneamente a Freya y a él. Comentaba que, en un rato de aburrimiento,
había diseñado unos guanteletes protectores y unas redes de captura
especialmente pesadas. Tras leer varias hojas de especificaciones, planos,
materiales y varios datos técnicos más, volvió a guardar el teléfono. Oteó de
nuevo la sala. No había ni rastro de la tal Yurika, pero la planta era mucho
más grande que la parte que él había recorrido, por lo que siguió
recorriéndola. Cuando creyó que iba a tener que buscarla en otro sitio, sus
ojos se clavaron en una mesa. En la zona más recóndita y calurosa, esquinada
entre ventanas cerradas por las que se filtraba la luz solar y rodeada de
estanterías negras, se encontraba una hermosa chica de piel muy pálida. Estaba
sentada junto a una pila enorme de libros de gran grosor, devorándolos mientras
escribía en un cuaderno a gran velocidad. Su cabello era de color violeta,
lacio, largo y muy brillante. Sus ojos, de color azul eléctrico, resplandecían
y rebosaban de belleza. Apreció que vestía según unos cánones visuales
parecidos a los suyos propios o a los de Freya. Llevaba un vestido negro de
estilo gótico con mangas ajustadas de encaje, ribetes de color gris claro
formando cruces y entramados y un generoso escote adornado por una joya irisada
enmarcada en un broche plateado con forma de alas, siendo el resto de su
atuendo invisible desde su posición por estar sentada frente a una mesa.
Decidió darse la vuelta unos instantes: no era educado quedarse mirando a los
demás. Pensó en cuáles iban a ser las palabras que iba a utilizar y, tras estar
seguro de llevar una corrección y cordialidad máximas, se volvió a dar la vuelta
y se acercó a la mesa.
¿Yurika?-susurró-¿Yurika
Kurosu?
De
manera inmediata, la chica torció su gesto, neutro, volviéndolo frío e
implacable. Le extendió la mano con la palma abierta en señal de que no quería
interrupciones.
No se
habla en la biblioteca.-le espetó en voz muy baja-Y tengo cosas mejores que
hacer que atender a chicos.
Disculpa…-susurró
Yamiyuki-…sigue en el mágico mundo de tus libros.
Se giró
para irse, pero sintió la mirada de la chica clavarse en su espalda: sabía que
una alusión a la magia la provocaría.
Esto…-susurró
la que parecía ser Yurika-¿a qué debo el… ¿honor? de que Yamiyuki Kuroi se
persone ante mí?
No se
habla en la biblioteca.-el chico se giró con una sonrisa-¿Salimos al jardín?
Los
ojos de Yurika estaban prendados. No esperaba que la persona a la que había
mandado callar sin mirar quién era se trataría realmente de Yamiyuki Kuroi:
harta de todos sus fans babosos, pensó que se trataría de uno más. Se lo pensó
unos segundos, pero cerró los libros y se levantó. Al salir del borde de la
mesa, Yamiyuki se fijó en el final del vestido: acababa antes de la mitad de
los muslos por delante, pero, por detrás, caía en un faldón largo, vaporoso y
voluminoso, con varias capas, forrado por el interior de color borgoña y con
lazos de color púrpura muy claros ceñidos por la parte de atrás, desde la
cintura hacia las corvas. Sus piernas, largas, finas y tonificadas, estaban al
descubierto, sin medias, y calzaba unas botas altas y esbeltas negras con un
tacón muy alto. Su complexión era tal y como el chico había dibujado en su
mente: el cuerpo vigoroso y esbelto de una persona joven y sana forjada por el
ejercicio físico más riguroso, sistemático y exigente. El tamaño de sus senos
corroboraba la elevada cifra reflejada en sus medidas. Su estatura era más que
notable, siendo casi tan alta como Yamiyuki. Su melena era bastante larga, y
llevaba una horquilla en forma de cruz plateada en el lado derecho, cerca de la
sien. Caminó al mismo ritmo que su visitante, dispuesta a llegar al jardín
cuanto antes. Una vez fuera, Yurika no dudó en mostrarse lanzada y directa,
tomando la iniciativa.
¿Por
qué has venido a verme?-preguntó seca y raudamente.
Si bien
la visión de Yamiyuki la había impactado hacía unos segundos, ahora parecía tan
taimada como antes y se había vuelto a enfriar.
Necesito
hablarte de un tema importante.-le explicó el chico.
Ah,
¿sí?-preguntó Yurika-Tal vez podamos hablar si me dices de dónde has sacado la
información para encontrarme siendo unos completos desconocidos entre nosotros.
Tal vez
podré contestarte a eso si me dices por qué tú me conoces a mí de
entrada.-Yamiyuki le guiñó un ojo.
Eres
famoso.-le espetó Yurika-¿No lo sabías?
De
sobra.-respondió Yamiyuki-¿Acaso tú no sabes que también eres famosa? Tienes
que ser, como mínimo, la niña prodigio más notable del país.
¿Qué
sabes de mí?-preguntó Yurika obstinadamente.
¿Y tú
de mí?-rebatió Yamiyuki, que también era dominante.
Tu
música…-dijo Yurika.
¿Sí?-preguntó
Yamiyuki.
Soy
fan.-dijo la chica con frialdad-Me encanta la música electrónica y creo que
eres toda una autoridad en ese mundo. Tocas y compones muy bien. Antes de
decirme que no me pega la música electrónica con estas pintas, permíteme
decirte lo mismo…
Je…-rió
Yamiyuki-…no esperaba que fueras gótica, como yo. Me agrada. Por supuesto, eso
de que la música electrónica es para gente burda, para drogadictos, para
lerdos…y todas esas cosas que la sociedad de la ignorancia en la que tenemos la
desgracia de vivir dice…es algo que me entra por un oído y me sale por el otro,
así como no veo que tenga que ir reñido con otros gustos musicales y estilos
estéticos asociados. A toda esa gente que menosprecia el género…me gustaría
decirles que, si me clonase, podría ser mi propia orquesta. Antes de mezclar y
sintetizar sonidos de diversas fuentes, aprendí a manejar muchas de ellas.
Qué…-dijo
Yurika, no con deseos de echarlo en cara-…prepotente.
¿Por
qué no?-preguntó Yamiyuki-¿Con todo esto tengo que ser humilde? La humildad, el
conformismo, la mediocridad y demás sinónimos…están fuera de mi vocabulario.
Además, sé sincera… ¿a cuántas chicas has destrozado? ¿Cuántas arpías
envidiosas han intentado cargar contra ti y se han topado contra tu portento,
tus habilidades, tu grandeza y, ¿por qué no? tu envidiable físico?
¿Cuántas?-Yurika
esbozó una media sonrisa-Incontables.
¿Ves?-preguntó
Yamiyuki con una sonrisa-No somos tan diferentes. No es necesario este ambiente
tan tenso. Podemos hablar de tú a tú. Estamos a alturas, si no iguales,
comparables. Hablemos de superdotado a superdotada, ¿de acuerdo?
Jamás
esperaría que fueras así.-dijo Yurika-Un héroe nacional, un campeón, un
genio…las virtudes de un ángel…
…con el
corazón de un demonio, sí, dilo.-dijo Yamiyuki-No hay nada de malo en sentirse
orgulloso de los logros propios, por mucho que la sociedad y su deseo de
imponer la mediocridad digan lo contrario. Seré un capullo y todo lo que tú
quieras, pero he limpiado más maldad de este planeta que muchos ejércitos.
Está
bien…-concedió Yurika-… ¿qué es lo que quieres decirme?
De
acuerdo, vamos a ello.-dijo Yamiyuki-¿Estás de acuerdo en que vas a mantenerte
quieta y calmada cuando oigas una determinada palabra ante la que no sé qué
postura tienes? No es ningún insulto, tranquila. Soy todo un caballero.
Corta
el rollo.-a Yurika no le daba aprensión dirigirse con los humos subidos a
alguien como Yamiyuki-Dispara.
Según
lo que sé…-dijo Yamiyuki-…estás directamente relacionada con el mundo de la
magia, ¿no es así?
Yurika
apretó los puños, pero mantuvo los brazos quietos.
No
tiene sentido que lo oculte ante ti, supongo.-respondió la joven.
Bien,
me alegra que lo admitas.-Yamiyuki sonrió levemente.
¿A qué
página del libro perteneces?-preguntó Yurika fulminándolo con la mirada.
¿Qué
libro?-se extrañó Yamiyuki-Mira, no sé de qué me estás hablando, pero yo no soy
un ser mágico como tú, así que no hay que preocuparse. Además, estoy hablando
yo.
Hijo
de…-susurró Yurika.
…si
termino la frase, sales perdiendo.-Yamiyuki le guiñó un ojo.
¿Serás…-Yurika
le dirigió una mirada de asco.
Los
egos de ambos eran tan grandes que chocaban.
Verás…-dijo
Yamiyuki-…tu información oficial es cada vez más accesible. Necesitamos tu
ayuda y, si bien puedes pensar que trabajar con nosotros será menos tiempo para
ti y un entorpecimiento en tu vida, pronto verás que no es así, que el estar
con nosotros te puede librar de muchos oportunistas. Si sigues estudiando aquí,
cosa que te animo a hacer, te harás cada vez más famosa y podrás pasar a estar
en el punto de mira de muchas personas de manos indeseadas.
¿Esto
es una amenaza?-preguntó Yurika-No tiene ni puta gracia. Escupe ya o lárgate.
No me
odies, Yurika.-respondió Yamiyuki-Pronto verás que no soy tan horrible como me
estás pintando, y que soy muy parecido a ti en varios aspectos. Te compensaré
con la música que tanto te gusta. Compondré una melodía para ti, ¿de acuerdo?
¿Intentas
sobornarme?-preguntó Yurika-No soy como las niñatas de mi generación. Estoy por
encima de toda esa mierda. Soy tu fan, sí, escucho tu música y me encanta.
Podrías parecerme el mayor hijo de puta de todo el Universo, cosa que de
momento no te has ganado, y seguiría siendo tu fan y escuchando tu música,
importándome una mierda quién y como puedas ser, como hasta el día de hoy. No
necesito que me compongas nada, sólo trabaja como hasta ahora y deja que me
beneficie.
Vamos,
créeme, no vengo con malas intenciones.-dijo Yamiyuki-¿Conoces al doctor Shiroi
Kamiyama?
Es uno
de los mejores biólogos de este país.-dijo Yurika.
Y uno
de los mayores criminales, fabricantes de drogas, traficantes, pederastas,
violadores, tiranos, hostigadores y déspotas del mundo.-le explicó Yamiyuki-Intentó
destruir mi escuela en pos de la supremacía de la suya. Mi escuela, a mis
compañeros y a mí. Mi eterno archienemigo.
Y, ¿qué
tengo que ver yo en todo esto?-preguntó Yurika.
¿Estabas
escuchando cuando he dicho lo de que es un violador y un pederasta?-preguntó
Yamiyuki-Intentará cazarte cuando te descubra.
Ya.-dijo
Yurika-Y pretendes que me una a “vosotros” para luchar contra él, evitando así
que vaya tras de mí.
Exacto.-respondió
Yamiyuki.
Menuda
mierda.-le espetó Yurika-Si me voy contigo de la mano, me conocerá más, me
tendrá el asco que te tiene a ti y me intentará follar contra una pared con
razón de más, ¿no crees?
Sí y
no.-respondió tácitamente el chico-Lo intentará, pero no podrá. Cada vez somos
más. Necesitamos tu ayuda, Yurika, sabemos que eres poderosa.
¿Qué
influye mi poder?-preguntó Yurika-Bastante tengo con cargar con la lacra que me
ha tocado…la magia va a acabar conmigo.
No.-respondió
Yamiyuki-La magia es un don. Úsalo sabiamente y no se volverá en tu contra.
Suponemos que Shiroi tiene aliados de su calibre…aliados mágicos. Necesitamos
magia para contrarrestar…cada vez estáis más dispersas las personalidades
mágicas.
¿Va a
haber una guerra?-preguntó Yurika.
Sí.-dijo
Yamiyuki-Shiroi ha contratado a esbirros muy peligrosos, más los que ya tenía.
Asimismo, está actuando como nunca había hecho. Tienen algo entre manos. Y no
me creo que sea casualidad que estén en Japón dos grandes enemigos nuestros,
hayamos hecho dos nuevos enemigos, una nueva aliada y…una posible segunda nueva
aliada, si accedes.
Hazme
un favor.-dijo Yurika-Dime…¿de quién demonios hablas cuando te refieres a tu
empresa por la salvación mundial en plural?
Trabajo
con una persona.-dijo Yamiyuki-Estamos buscando aliados.
¿Qué
persona?-preguntó Yurika-Lo digo en serio, no quiero más misticismos.
Freya.-respondió
Yamiyuki.
¿QUÉ?-chilló
Yurika.
Veo que
también la conoces.-Yamiyuki le guiñó un ojo.
¿Freya,
la Rosa Chinensis?-preguntó-¿La líder científica mundial? ¿La Dama Genocida?
La
única y sin parangón.-respondió Yamiyuki-Así como de mí, veo que también sabes
mucho de ella.
Sois…-dijo
Yurika-…
¿Tu
modelo a seguir?-preguntó Yamiyuki.
Sí.-respondió
Yurika-Sobre todo Freya.
Le
encantará oírlo.-dijo Yamiyuki.
¿Es
como tú?-preguntó Yurika con cara de asco.
¿A qué
te refieres?-inquirió el chico.
Ego.-respondió
Yurika.
No
hables del ego como si tú no tuvieras.-respondió Yamiyuki-Y no, no es como yo.
Lo es elevada a un exponente inimaginable. Le encantará saber que has puesto
esta cara al saberlo.
Vaya…-Yurika
se cruzó de brazos.
¿Y
bien?-preguntó Yamiyuki-¿Accedes a mi petición?
No sé
qué tendría que hacer.-respondió tajantemente Yurika-Y, lo que es más, infiero
que ni siquiera sabéis si de verdad va a haber tal guerra. Veo muchas lagunas
en esto.
Ya lo
creo que las hay.-Yamiyuki fue sincero-Pero no se ha de esperar nada bueno de
quien nunca ha dado nada bueno. Demasiados hechos juntos para hablar de un
capricho de la suerte o del destino para quienes crean en ellos…nosotros nos
dejamos llevar por las sinergias.
No me
has dejado nada claro.-respondió Yurika-Pero no es lo más divertido del mundo
estudiar cosas que podría explicarles a los profesores durante todo el día, y
me considero una persona aventurera. Si hago por intentar acceder a tu
petición, ¿veré a Freya?
Lo
dices como si verla fuera difícil.-preguntó Yamiyuki-¿Te parece pequeña?
No seas
capullo.-dijo Yurika-Ya sé que es jodidamente enorme. Mis fotos favoritas son
las que se hace cada año en el Congreso de Ingenieros Civiles de Ulan Bator.
Les saca gran cantidad de cabezas a todos. Me refiero a personarme ante ella.
Dalo
por hecho.-dijo Yamiyuki-Aunque hoy no podrá ser.
Dime
dónde puedo encontraros e iré cuando podáis.-dijo Yurika.
Esto no
funciona así.-dijo Yamiyuki-Dime cómo puedo localizarte y te invocaré en el
momento oportuno.
¿Pretendes
que te dé mi móvil?-preguntó Yurika.
Te
puedes permitir otro para dedicarlo a esto y que no sepamos tu número
personal.-dijo Yamiyuki-Es lo que nosotros hacemos. Tenemos infinidad de
números telefónicos.
Interesante.-dijo
Yurika-Pero tarde.
La
chica sacó tres teléfonos móviles de su vestido.
Uno
personal, otro académico y otro…-dijo Yurika-…de reserva. Ya le puedo dar
utilidad al de reserva.
Así me
gusta.-dijo Yamiyuki-Hoy no podemos recibirte…mañana tampoco, porque tenemos
una misión muy importante, pero…tal vez a partir de pasado mañana podamos.
¿Cuándo sueles estar libre? Bueno, u ocupada…me refiero a que no tengas clase y
puedas ausentarte cuando gustes.
Por las
tardes.-dijo Yurika.
Bien.-concluyó
Yamiyuki.
Intercambiaron
números de teléfono y, acto seguido, se despidieron sin mucha más conversación.
Yurika volvió a la biblioteca a seguir
estudiando, anonadada por todo lo que acababa de pasar y por haber conocido en
persona a uno de sus ídolos: no olvidaría su olor magnético, su voz, su porte,
sus formas y su belleza. Yamiyuki se alejó satisfecho: la ayuda de Yurika
estaba casi garantizada. Montó en su coche y se dirigió a la universidad: tenía
prácticas de laboratorio en media hora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario