XVIII: Uno tras
otro
¿Sí?-preguntó Ayashi-¿Xing Yi?
Nena…-dijo Xing Yi desde el otro lado del teléfono-…tenemos
problemas. Bueno, hemos tenido.
¿Habéis tenido?-preguntó Ayashi-¿Tú y quién más? ¿Qué ha
pasado?
Estoy con Saito.-respondió el chico-¿Podríais venir al
hospital del barrio Oeste?
Yo sí.-dijo Ayashi-Como ya no tenemos clase, puedo pasarme.
Pero, ¿qué ha pasado? No me asustes…
Tranquila, estamos perfectamente.-informó Xing Yi-Llama a
Izaya y a Ririka si no te importa…yo tengo cosas que hacer aquí.
Está bien…-dijo Ayashi-…me visto y voy para allá. Las
llamaré… ¿seguro que no es nada?
Lo verás cuando vengas.-dijo Xing Yi-Te puedo asegurar que
estamos bien. ¿Quieres que se ponga Saito? ¿Activo la videollamada?
No, tranquilo…-dijo Ayashi-…intentaré ir lo más rápido
posible. Cogeré la bicicleta ya que todavía no me he podido comprar un
coche…suertuda Izaya…
Quedad las tres y venid en el coche si os resulta más
cómodo.-dijo Xing Yi-Pero tenemos que vernos.
Izaya está partiéndose la espalda para cobrar lo que no está
escrito.-dijo Ayashi-La llamaré, pero no garantizo nada. No os mováis de allí,
¿vale?
Vale.-dijo Xing Yi-Gracias, Ayashi, hasta ahora.
¿Viene Ayashi?-preguntó Saito.
Sí.-respondió el joven coreano-Intentará traer a Izaya y a
Ririka, pero no promete nada…
¿Son la familia?-preguntó el médico.
No, doctor, son unas amigas a las que necesitamos ver con
urgencia.-dijo Xing Yi-La familia de mi amigo no está disp…
No quiero que mis padres se preocupen, doctor.-dijo Saito
con seriedad-Desde que me ha dicho que estoy fuera de peligro, me encuentro más
tranquilo. No podría perdonarme que mi padre o mi madre volvieran a sufrir por
mí…les dije que me las arreglaría solo.
De acuerdo…-dijo el médico-…la herida se te curará
perfectamente…incluso antes de que te puedas dar cuenta, pero ese brazo…ay,
precisamente ahora tenemos a los fisios de la plantilla ocupados. Puedo
mandarte al primero que termine, ¿te viene bien?
Supongo que sí.-respondió Saito-No creo que pueda irme de
aquí ahora mismo, así que tendré que esperar…
Está bien.-dijo el hombre de blanco, tras lo cual se dirigió
a Xing Yi-Cuídalo. Os dejo solos, tengo que atender a más pacientes. Apretad el
timbre si pasa cualquier cosa.
Descuide.-dijo Xing Yi con una sonrisa.
El doctor se fue y dejó la puerta entornada. Saito se giró
hacia Xing Yi y le tocó una mano para llamar su atención.
Oye…-dijo Saito.
¿Sí?-dijo Xing Yi con cierta preocupación.
Me molesta bastante el hombro.-dijo Saito-No quiero una
lesión, me gustaría una terapia de choque y no estoy dispuesto a esperar tres
horas a que venga un fisioterapeuta…en lo que tarden, igual se me ha formado
una inflamación que me podría retirar del deporte durante años…y no me sale de
la polla. Te doy permiso para que me des el tratamiento que creas oportuno. Me
fío de ti.
¿En serio?-preguntó Xing Yi-Aún no soy graduado…no lo sé
todo sobre el oficio.
Pero sabes más que yo.-dijo Saito-Te dejo que me hurgues a
ver qué encuentras…si es algo que puedas tratar, adelante, en serio.
Lo intentaré…-dijo Xing Yi-…pero podría fallar y…
¡No lo pienses de esa manera!-dijo Saito-¿Cuándo has fallado
tú? Hagas lo que hagas, acabas haciéndolo bien, a tu manera, y te luces como
nadie. Aunque la gente no te tome en serio porque eres un degenerado, eres un
tío muy listo y más hábil que la mayoría. Toma mi puto brazo y apriétame donde
me tengas que apretar.
De acuerdo.-dijo Xing Yi frotándose un poco las manos para
calentárselas-Sabes que será doloroso, ¿no?
Seguro que no tanto como unas tijeras entre dos
costillas.-dijo Saito-O no tanto como que te la chupen durante hora y media sin
dejar que te corras. Vamos, dale.
¡Ouch!-dijo Xing Yi al imaginar la escena.
Comenzó a tocar el hombro de su amigo. Notó calor, dureza y
una ligera prominencia.
Estás bastante tocado.-dijo Xing Yi mientras movía su mano
alrededor del hombro, el pectoral y el antebrazo del chico-Aunque no creo que
sea nada. No ha llegado al esguince…pero ha estado a punto. Date la vuelta,
necesito examinarte el perímetro escapular.
Saito se colocó bocabajo en la cama. Su compañero comenzó a
tocarle la parte trasera del hombro.
Al apretarte contra el suelo mientras te intentaba luxar, te
ha hecho bastante presión por aquí.-le explicó Xing Yi-Está un poco
contusionado por aquí, pero no creo que llegue a la permanencia si…
Bueno…-dijo Saito torciendo el gesto-…sigue sin doler tanto
como lo que te he dicho, pero gracia no me ha hecho ninguna.
Tranquilo.-dijo Xing Yi-Era la única manera que tenía de
intentar evitar que esa contusión se enquiste. Noto el desplazamiento. No hay
fibrosis. Creo que, con esto, tendrás suficiente. Date otra vez la vuelta…el
pectoral lo tenías bastante peor.
Al darse la vuelta, Saito notó en su hombro un pinchazo.
Es normal que te moleste después de lo que te he hecho.-dijo
Xing Yi-No te pongas nervioso. ¿Te pongo ese cojín que tienes en los pies de la
cama?
Sería de agradecer…-dijo Saito con cara de dolor.
Xing Yi le puso el cojín bajo la escápula y siguió
masajeándolo. Ejercía presión de manera precisa y controlada, distribuyéndola
hábilmente donde veía necesario. Lo
estaba considerando como un muy importante ejercicio práctico en el mundo real.
Normalmente, si duele, es que lo estás haciendo bien,
¿no?-preguntó Saito para eliminar la tensión del ambiente.
Ya lo creo.-dijo Xing Yi-Muchos de nuestros tratamientos
contra las lesiones se basan en la técnica del masaje transverso profundo de
Cyriax, el cual, como su nombre indica, se realiza siempre en dirección
perpendicular a las fibras del músculo que se esté masajeando…como futuro
ingeniero, sabrás tan bien o incluso mejor que yo, por Física, lo que un
esfuerzo normal supone, así que…de ahí el dolor.
Gracias a esa aclaración, ahora me duele más.-dijo Saito.
Te quejas mucho, pero seguro que te la vas a sacar con
Matrícula de Honor.-dijo Xing Yi-Nos conocemos.
Se hace lo que se puede.-dijo Saito-Pero, si Izaya no me
hubiera ayudado en algunas cosas, igual habría tenido que dejar la asignatura
por imposible…
Ay, Izaya…-dijo Xing Yi mientras seguía con su intento de
masaje-… ¿qué tendrá esa chica para ser tan inteligente? ¿Será súper dotada o
algo?
En varios sentidos, además.-dijo Saito-Ese cuerpo es de
pecado…
La cara de lascivia de Saito se convirtió en una mueca de
dolor.
¡Xing Yi, cabrón!-exclamó Saito.
Tienes un pequeño nudo aquí.-dijo Xing Yi-Será mejor que te lo
deshaga…
Sonó el móvil de Xing Yi. Lo sacó, miró la pantalla y vio
que era Ayashi.
Dime.-dijo al descolgar.
¿Qué habitación es?-preguntó Ayashi-Ya estamos en el
hospital.
La 110.-dijo Xing Yi-En la primera planta.
Tras colgar, Xing Yi se acercó a la puerta.
Será mejor que deje de tocarte.-dijo Xing Yi-Tenemos mucho
de lo que hablar y podría venir el médico.
Un par de minutos después, se abrió la puerta. Apareció
Ayashi con un conjunto de top y falda de colores verde y violeta con medias a
juego, seguida de Ririka, que llevaba los patines a la espalda y llevaba un
conjunto deportivo de colores negro y rojo y tras la cual se encontraba Izaya,
que llevaba su bata blanca colgando de un brazo, mostrando su ajustado y
abierto top azul desde el cual se le podía ver perfectamente su escueto
sujetador, a juego con una minifalda muy ajustada y zapatos de suela alta de un
color azul más claro y brillante.
¡Saito!-exclamó Ayashi-¿Qué ha pasado?
Ay, joder…-dijo Izaya-… ¿otra vez esa gentuza?
Oh…-se impresionó Ririka.
Anoche en el trabajo que me surgió…-dijo Xing Yi-…salieron
de la nada. Ni siquiera los vi…pero me chutaron algo. Me despertó Saito.
Estábamos encerrados en un edificio a pocas manzanas de aquí.
Mierda, mierda, mierda…-decía Ayashi.
¿Cómo ha sido?-preguntó Izaya-¿Tú también bailaste anoche,
Saito?
Sí.-dijo el chico-Y me hicieron lo mismo que a Xing Yi.
Las chicas se tranquilizaron al ver que Saito hablaba con
normalidad y tenía cierto ánimo.
Vaya…-dijo Ririka.
¿Qué os ha pasado?-preguntó Ayashi-¿Cómo habéis podido
salir?
Bueno…-dijo Xing Yi-…en pocas palabras…digamos que nos
estaba esperando un francotirador. Casi nos mata varias veces hasta que nos
armamos con nuestros respectivos cojones, lo toreamos y logramos llegar hasta
él para darle una buena tunda. Magna fue nuestra sorpresa cuando vimos de quién
eran las manos que sujetaban el rifle…
¿De quién se trataba?-preguntó Ayashi.
¿Te acuerdas de Stracciatella?-preguntó Xing Yi con asco.
¡Oh, Dios!-dijo Ayashi-¡Después de lo que te hizo!
Aparecieron algunos matones…-dijo Saito-…pero lo dejaron
solo contra nosotros. Mal que bien, pudimos defendernos. Casi nos agujerea con
sus mierdas, nos hemos llevado varios golpes, incluyendo una llave que casi me
arranca el brazo, algún que otro latigazo para mi amigo y…bueno, saltamos por
la ventana.
¿EH?-se sorprendió Ayashi.
Bueno…-dijo Saito-…no saltamos. Había una tubería por la que
pudimos bajar.
Y…-dijo Izaya-¿cómo estáis seguros de que no se han asomado
para seguiros?
Por favor…-dijo Xing Yi fingiendo indignación-¿tan poco
profesionales crees que somos? Sólo estaba Stracciatella en esa sala y, antes
de saltar, me he encargado personalmente de dejarlo dormidito. Por muy poco que
haya podido tardar en recobrarse, no le ha dado tiempo a ver por dónde hemos
huido. Hemos hecho fotos del sitio, nos hemos apuntado la dirección, cada uno
en nuestro móvil y tenemos bastante material para soltarle una bomba legal.
Eso está bien.-dijo Izaya con una mano en la frente-¿Algo
más?
Parece ser que ese travesti psicópata tiene miedo de Xing
Yi…-dijo Saito.
Xing Yi se sobresaltó.
¡Qué va!-dijo-¿Por qué iba a temerme? Tendría que ser yo el
asustado…me clavó cosas que no sabía ni que existían, joder…
Puso una cara de acojone bastante importante cuando te
vio.-dijo Saito.
Ese capullo tiene que ser un falso o un gran actor.-dijo
Xing Yi-No me creería nada de lo que dice.
¿Y eso que dijo de que vio al demonio en tus ojos?-preguntó
Saito.
Venga ya, dejadlo…-dijo Xing Yi-…son rojos de nacimiento.
Los tuyos también lo son, Saito, casi enteros.
No me refiero a eso.-dijo Saito-Sólo es curiosidad… ¿pasó
algo aquella noche? ¿Tan fuerte le diste?
Digamos que…-dijo Xing Yi pensativo.
Las imágenes de aquella noche fatídica se dibujaban en su
mente. Podía oír perfectamente sus propios gritos. Cuando el asesino le retiró
todo lo que le había clavado y se dispuso a asestarle el golpe de gracia con
unas enormes tijeras, algo en Xing Yi se disparó y…y podía recordar
perfectamente cómo aplastaba su cabeza entre sus puños, cómo le daba brutales rodillazos
en la cara y en el pecho contra la pared, cómo le tiraba del pelo mientras
estampaba su cabeza brutalmente contra paredes, techo y suelo, cómo lo pateaba
con una furia, una rabia y una fuerza que no eran normales en aquel estado
físico y mental, cómo descargó el peso de sus puños sobre él, cómo le saltaba
encima, cómo lo zarandeaba, lo lanzaba, lo golpeaba, lo dominaba, lo hostigaba
a fuerza de fuertes golpes cargados de desesperación, rabia y miedo…cómo salía
corriendo en un grito desgarrador al pensar que lo había matado…veía con
claridad la imagen de su rostro desfigurado por el miedo y las magulladuras…y
recordó que, en este segundo encuentro, llevaba bastante más maquillaje que la
vez anterior.
…digamos que le di una paliza y tal vez me excedí un
poco.-dijo Xing Yi mirando al suelo.
Se la merece.-dijo Izaya-Yo le habría dado diez veces más
fuerte como mínimo. No es momento de pensar en eso… ¿cuándo nos dejamos caer
por la policía?
Cuanto antes, mejor.-dijo Ayashi.
Sí…-dijo Ririka llevándose una mano al pelo.
Será mejor que esperemos a que Saito se ponga bien.-dijo
Xing Yi-Aún tiene que venir un fisioterapeuta a verle el hombro…ese hijo de
puta casi se lo arranca.
El médico asomó la cabeza por la sala.
Buenos días a todos.-dijo-Saito, el fisioterapeuta ya está
aquí. Tus amigos tendrán que marcharse.
Mi descanso del trabajo se acaba en cinco minutos.-dijo
Izaya-Nos vemos mañana en el gimnasio.
Nosotros te esperaremos abajo comiendo algo mientras te
tratan, ¿de acuerdo?-dijo Ayashi.
Está bien.-dijo Saito con una media sonrisa-Hasta luego,
chicos. Gracias por todo.
No hay de qué…-dijo Ayashi.
Los tres se fueron hacia la cafetería del hospital mientras
el fisioterapeuta se encargaba de examinar y tratar la articulación de Saito.
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