XVI: Un ardiente
Sol
Los días seguían pasando. El verano estaba a punto de llegar
y los exámenes finales se acercaban con pasos amenazadores. La mayoría de los
jóvenes estaban esforzándose mucho en sus estudios en esta ardua y calurosa
recta final, no teniendo apenas tiempo para otras cosas, salvo para asistir a
clases de baile de barra unas cuantas horas a la semana en ciertos casos
puntuales, veintiuno concretamente.
¡Hola a todos!-exclamó Izaya al llegar a la sala de baile de
barra-Ya va haciendo bastante calor… ¡me encanta!
Se te nota, nena, se te nota.-dijo Xing Yi guiñándole un
ojo.
Izaya se miró: llevaba un top muy ajustado de color azul
oscuro, una falda muy corta que apenas le llegaba debajo de las ingles de color
azul celeste y unas sandalias de tacón a juego.
Quiero tomarme en serio esto de la caracterización.-dijo
Izaya-Dentro de poco acabará el curso hasta el otoño y quiero estar bien lista
para retomarlo en ese momento.
De verdad…-dijo Saito-…cómo vuela el tiempo. Y los exámenes
a la vuelta de la esquina.
¡CÁLLATE!-le gritaron a coro Xing Yi y Ayashi.
Menos mal que ya he terminado la carrera.-dijo Izaya con una
sonrisa altanera.
Te lo recordaré cuando te metas al doctorado…-le recordó
Ayashi-…ahora que curras, te lo vas a poder permitir dentro de nada, ¿no es
así?
Cabrona.-dijo Izaya-¿Era ésa la respuesta que te esperabas?
Pues es falsa: estoy deseando ponerme a estudiar de nuevo.
Tú eres un poco rara, ¿no?-preguntó Saito.
Mira quién fue a hablar…-dijo Izaya.
Dejaron la conversación de lado y se pusieron a calentar.
Ririka y Saito estaban bastante cerca.
¿Cómo llevas los exámenes?-preguntó Saito mientras hacía
abdominales con su compañera.
Voy a empezar dentro de una semana y media…-le explicó
Ririka-…estoy algo saturada, pero no me va mal. ¿Y…y…y tú?
Pues ahí voy.-respondió el chico-Espero aprobarlo todo con
buenas notas y poder pegarme un buen verano.
Seguro que sí…-dijo Ririka con una media sonrisa.
Saito le sonrió. Iba a continuar con el acercamiento, pero
llegó la profesora.
Buenas tardes.-dijo tras llegar con su infalible puntualidad
y cerrando la puerta tras de sí.
Después de dejar sus cosas en el banco, se giró a su
alumnado.
Bienvenidos un día más a clase de baile de barra.-dijo la
hermosa joven-He de recordaros que el presente curso finalizará dentro de un
mes y continuará pasado el verano. No obstante, si queréis realizar algún tipo
de consulta o mejora de última hora, es probable que estas semanas pase algo
más de tiempo aquí, pues mis vacaciones de verano en muchos de mis trabajos acaban
de comenzar. Me queda pediros que no os vayáis cuando terminemos la clase, pues
tengo algo para vosotros y quiero asegurarme de que nadie se queda sin
recibirlo. Sin más que aclarar, hoy vamos a ver las técnicas de agarre,
encarame, ascensión y descenso de la barra mediante el hueco axilar.
La profesora levantó un brazo, rodeó la barra y se encajó
entre ella. Tras ese movimiento, comenzó a ascender como si estuviera
levitando, como siempre que demostraba algún movimiento, quedando finalmente
prendida de la barra únicamente por el espacio que había debajo de su brazo, es
decir, entre la axila y el tronco. Con las dos piernas suspendidas en el aire y
el otro brazo libre, comenzó a hablar desde la más que notable altura que había
alcanzado.
Antes de que intentéis imitarme, os quiero dar una pequeña
pista, pues este movimiento es bastante más difícil que muchos de los que hemos
visto en tronco superior.-dijo la experta-El secreto no está en ponerse la
barra bajo el brazo como quien lleva el periódico y apretarla contra nuestro
cuerpo. No. La clave está…
Bajo la atenta mirada del sector masculino, la chica se
acercó la mano que tenía libre al seno del lado con el que se estaba agarrando
a la barra. Tras invertir cierto tiempo en rodearlo, posó su dedo en la zona
que hay a media altura entre el hombro y el pecho.
…en el músculo pectoral.-continuó la chica-Conviene saber
utilizarlo y tenerlo, si no entrenado, al menos, acostumbrado, pues no es uno
de los músculos más fuertes del tronco superior, ni tampoco el más fácil de
nutrir o el que más se trabaja por la mera cotidianidad. Por esto, antes de que
intentéis imitar mi posición, la cual no interrumpiré hasta que terminéis de
intentarlo, me gustaría que estiraseis y calentaseis los pectorales durante dos
minutos. El que no baje a daros explicaciones es también parte de vuestro
aprendizaje: demostradme que habéis aprendido a manejar mejor vuestra
musculatura, enseñadme que sabéis preparar los pectorales para el
entrenamiento…adelante.
. . .
Terminada la clase, los alumnos recordaron las palabras de
la profesora y se quedaron en sus puestos, esperando las palabras de la chica.
Muy buen trabajo.-dijo tras secarse el sudor con su
toalla-Como os decía, tengo algo para vosotros.
La chica asió su clipboard, lo abrió y dejó ver un taco de
papeles importante.
Creo que es la primera y la última vez que trataremos
temática del curso con papel y no con movimientos.-dijo la profesora-Traigo
unas notas de caracterización, esto es, un pequeño dossier para cada uno de
vosotros sobre la historia que he elaborado de vuestras tendencias en las que
aparece una valoración crítica con puntos fuertes y débiles, una serie de
recomendaciones de colores, tendencias estéticas, accesorios, maquillaje, etc.
y poco más para que os podáis hacer un esquema de cómo lo estáis haciendo
realmente frente a cómo pensabais que lo estabais haciendo. Si no os importa,
os iré nombrando uno a uno para que os acerquéis a recogerlo, tras lo cual no
os retendré más aquí siempre y cuando hayáis recogido la barra y esas cosas. Veamos… ¿Riza Aruno?
. . .
Saito, Ririka, Ayashi, Xing Yi e Izaya se dirigían juntos a
la zona de los vestuarios mientras leían los papeles que les había dado la
profesora.
“Nunca te maquilles en gama de marrones.”-leyó Ayashi en voz
alta-Nunca se me habría ocurrido, pero, coño, le agradezco el consejo…con mi
tono de piel y mi color de pelo, podría quedar jodidamente horrible.
“Colores óptimos: gama clara de los azules, blanco,
plateado. No tires de los tonos mate, estropearían el blanco de tu piel.”-leyó
Izaya-¡Cómo nos conoce!
“Eres el único chico de la clase que usa falda, lo haces
francamente bien y te animo a que sigas haciéndolo y probando con distintos
tipos, pero nunca te pongas una del tamaño de las más cortas que una chica se
pondría por razones obvias.”-leyó Xing Yi entre risas-¡Genial!
“Te recomiendo que te pruebes un uniforme de mecánico.”-leyó
Saito-Venga, no me jodas… ¿qué clase de pervertida es ésta?
Una muy sabia.-respondió Ayashi.
¿Qué te pone a ti, Ririka?-preguntó Xing Yi con curiosidad.
Me da vergüenza decirlo…-se excusó la joven rubia.
¡Eh, mirad!-dijo Izaya mientras pasaba una página.
¿Qué es eso?-preguntó Saito-Nosotros no tenemos una hoja con
ese tipo de letra y esas tablas…
Es normal que no la tengáis.-dijo Izaya-¡Es un dossier sobre
el doctorado en Geología! Lo lleva todo…la lista de asignaturas, los precios,
las tasas, los sitios del país donde se puede estudiar y… ¡espera! ¡En la
universidad de esta ciudad ya está disponible! Me saldrá por menos de lo que
pensaba. ¡Esto es una gran noticia! ¡Por fin voy a poder doctorarme! ¡Mi sueño,
la jefatura de investigación, está más cerca que nunca! Voy a administrarme
bien mis sueldos hasta que llegue septiembre y me voy a asegurar que entro la
primera. Espera… ¿por qué hay varias asignaturas señaladas con una marca?
Izaya buscó una referencia, hasta que encontró la misma
marca en el pie de página con el significado de la misma.
¿Pasa algo?-preguntó Xing Yi.
Flipante.-dijo Izaya-Imparte más de la mitad de las
asignaturas.
Me alegro un montón de que tengas esa oportunidad tan cerca,
Izaya.-dijo Xing Yi sonriendo-Yo también tengo una…he encontrado una sala gay
donde me van a dejar hacer baile de barra durante tres semanas a razón de un
día cada una de ellas. Este jueves debuto. ¡Me voy a comer las pollas que vea
de dos en dos y voy a dejar baldado a todo el que se me tercie! ¡Y ME VAN A
PAGAR! ¡FIESTA!
Xing Yi, joder…-dijo Saito mirando hacia el techo.
¿Qué pasa?-preguntó el chico.
Que no eres el único que tiene ganas de sonreír.-dijo Ayashi
entre risas.
Y éstas son las obvias razones de las que hablaba nuestra
sensual profesora cuando me aconsejaba no utilizar faldas demasiado
cortas.-dijo Xing Yi sonriendo al ver que tenía una erección.
Ririka, enrojecida, miraba hacia otro lado.
¿Me permites un cumplido?-dijo Ayashi-Eso tiene que ser
jodidamente enorme.
Bueno…-dijo Xing Yi-…creo que lo visteis un día, ¿no?
¡Mierda!-dijo Ayashi-No pretendía recordarte ese día…
Tranquila…-dijo Xing Yi al recordar el miedo y el dolor que
Stracciatella sembró en él-…está superado.
Sí, es grande.-dijo Saito-¿Podemos cambiar de tema? No me
van los rabos, siento ser el único aquí con ese…llamadlo estigma, tara o como
prefiráis.
Pero…-dijo Izaya con sorna-… ¡es ENORME! Xing Yi, ¿cómo lo
has hecho?
Bueno…-dijo con una sonrisa de oreja a oreja-… ¡de lo que se
come, se cría!
. . .
Llegó la noche del jueves. Xing Yi se encontraba ante la
sala gay más enorme que había visto nunca. Era satírica, ácida y tematizada,
toda una joya para el público homosexual masculino. Las paredes eran metálicas
y todo estaba lleno de luces anaranjadas que simulaban el rojo vivo en los
metales de las paredes. También había un foco enorme en el centro que emitía
una luz potentísima, y varias llamas sostenidas y mantenidas en recipientes
metálicos: intentaban imitar una planta de tratamiento siderúrgico por la
recurrente mitificación y relación de la industria siderúrgica con los gays.
Asimismo, en el centro, donde se llevaban a cabo las actuaciones, había una
alta tarima metálica de planta cuadrada cercada con cuerdas elásticas muy
tensadas, simulando, incluso con fotografías y cuadros alrededor, un ring de
lucha libre, siendo las fotografías de porno gay de actores caracterizados como
luchadores de lucha libre que tenían sexo mientras combatían. El aspecto
metálico del local motivó al joven, pues era un gran aficionado a la música
relacionada con las distintas ramas del Metal, y ver todas aquellas estructuras
metálicas toscas, las vigas del techo sin tapar, todo pulcramente diseñado para
simular un ambiente siderúrgico, incluso con el calor aportado por las llamas
que ardían a modo de decoración en distintos puntos del local, lo motivaba
bastante. Se miró en el espejo del vestuario: su caracterización revelaba sus
intenciones de seducir al público: se había puesto un chaleco muy corto que le
tapaba hasta justo debajo del pecho, abierto, sin nada debajo y con una capucha
rodeada de pelo sintético, así como una falda corta de color verde esmeralda
con ribetes rojos desordenados que simulaban un fuego llameante. Tanto en las
costillas y en el abdomen como en las piernas llevaba atadas algunas correas
formando espirales, con colores a juego con el chaleco y la falda
respectivamente. También llevaba dos brazaletes negros de cuero sintético, uno
con calaveras metálicas y otro con flores de colores, yendo, por último,
calzado con unas zapatillas de gran tamaño y muchísima suela, de color negro,
verde, rojo y dorado. Llevaba su pelo distribuido en puntiagudos mechones
recogidos con correas negras de las que colgaban distintas flores de varios
colores y tipos, todas ellas en plástico esmaltado, muy brillantes. Su cuello
iba adornado por una gargantilla negra con una hebilla plateada. Terminó
humedeciéndose los labios con la lengua para tenerlos brillantes y rociándose
con una fragancia que volvía locos a los hombres…a él el primero. Tras terminar
de mirarse, se dirigió al escenario, donde actuaría en la barra y devoraría
entre sus piernas a cualquier caballero mínimamente atractivo para el que se le
acercase.
Con vosotros…-dijo una voz grave terminada una canción-…por
primera vez en esta sala de fuego pasional…el primer bailarín de barra gay en
los cinco años que llevamos trabajando para daros las mejores noches…un
auténtico metalero que os sorprenderá a todos…directo desde Corea del Norte y
residente en nuestras tierras durante unos años en los que esperamos que nos dé
grandes momentos de diversión… ¡XING YI HWONG!
Al escuchar su nombre, Xing Yi comenzó a correr entre la
multitud. Los chicos que lo veían intuían que se trataba del bailarín, por lo
que le dejaban pasar. Al verse cerca de la tarima con forma de ring, comenzó a
dar volteretas hasta que, finalmente, saltó y cayó en el centro del ring con
una pirueta, agarrando la barra en el aire y colgándose de ella sensualmente,
descendiendo en un giro que hizo que le aplaudieran, le chillaran y le
silbaran.
La profesora nos dijo bien claro que ningún género musical
es completamente inútil en el baile de barra…-pensó Xing Yi-…si bien los que me
gustan a mí, las ramas del Metal, están cerca de esa inutilidad por tener pocas
canciones aplicables, creo que he elegido una PERFECTA para este antro y que es
jodidamente sensual… ¡esta gente se va a enterar!
¡OS VOY A CALENTAR LA POLLA HASTA QUE TENGÁIS QUE METÉRMELA
EN LA BOCA PARA QUE SE OS ENFRÍE!-gritó desde el escenario mientras saludaba a
todo el mundo con las manos y sonreía, aprovechando que, entre los vítores, no
se le iba a escuchar y, por tanto, podría alargar el factor sorpresa.
¡Música, maestro!-dijo la voz del micrófono.
Comenzó a sonar la canción que Xing Yi había elegido.
El chico comenzó a moverse al ritmo de la música. Su
ensayada sonrisa estaba ideada para encandilar al público, para incitarlos,
para exaltarlos, para que se le lanzaran. Sus ojos reflejaban seriedad,
dedicación y una profunda y respetuosa precaución a la vez que se mezclaban de
manera tórrida y trémula con la más ilimitada y manifiesta lascivia.
Aprovechando que llevaba falda, se abría de piernas en vertical sobre la barra
todo lo que podía, enseñando su ropa interior a todo el público, ropa interior
que había elegido lo más ajustada posible para que se marcara la totalidad de
sus genitales así como sus musculosos y bien formados glúteos. Las caras que
ponía eran expresivas, provocativas, agresivas: incluso la forma de su lengua,
algo puntiaguda, ayudaba a aumentar el grado de perversión de aquella danza.
Pronto comenzaron varios chicos a saltar las cuerdas del ring: querían verlo
más de cerca, que los mirara, que tomase consciencia de ellos. Xing Yi se
alegró y, de manera casi instintiva, incrementó la vehemencia y el erotismo de
sus movimientos. Mientras hacía nobles alardes de flexibilidad y calidad
técnica, el sudor recorría su cuerpo fruto del calor de las llamas y la
intensidad de sus movimientos.
Terminada la canción, se bajó de la barra y empezó a notar
pequeños tirones en la parte de atrás de su chaleco. Se giró y vio que tenía la
capucha llena de billetes. Mientras le aplaudían y gritaban su nombre, tiraban
dinero al ring.
¡Ahora entiendo a Saito!-exclamó Xing Yi mientras se
agachaba a recogerlo.
El chico era consciente de lo que el público quería, por lo
que se agachó con las piernas muy separadas, dejando que todos pudieran ver que
se le marcaba perfectamente el pene en la ropa interior. Terminó de recoger el
dinero y se vio rodeado muy de cerca. Los chicos comenzaron a tocarlo: sus
piernas, sus brazos, sus manos, su pelo, su cuello…cualquier cosa era válida
para que al menos una gota del sudor de aquella nueva estrella rozara sus
pieles.
Estaban sonando otras canciones, pero a nadie le importó que
Xing Yi siguiera en el escenario. Al contrario, todos se alegraban.
¡Me untáis en pasta y encima os voy a follar!-gritaba Xing
Yi-¡NO OS LO PUEDO AGRADECER MEJOR! Bueno, sí, comiéndoos la polla un rato
antes de pasar a lo bueno.
Ágilmente, el chico les bajó los pantalones y la ropa
interior a todos los que los rodeaban. Se agachó y comenzó a practicarles
felaciones a todos los que se acercaban. Mientras con la boca podía estimular
hasta a tres personas a la vez, con cada mano podía agarrar hasta otros tres
penes y estimularlos juntos. Pasados unos minutos se levantó y se quitó la
ropa, haciendo un amable gesto para que se agacharan. Mientras le acariciaban
todo el cuerpo y le practicaban una felación entre por lo menos, por lo que le
dio tiempo a mirar, cuatro personas, lo masajeaban, lo abrazaban, chocaban piel
con piel, intercambiaban sudor y se entregaban a la perversión de la noche.
Tras librarse de la muchedumbre y obligarles a soltar su pene, el chico, que no
prestaba mucha atención a todos los que aplaudían y gritaban (hasta el
comentarista comentaba la escena como si de un encuentro deportivo se tratase),
sacó una tira de preservativos que llevaba plegada bajo su gargantilla. Se puso
uno e hizo un gesto a todos los groupies que había en el ring, quienes se
pusieron a cuatro patas inmediatamente. El chico comenzó a embestirlos a todos,
a penetrar sus anos, a darles sexo salvaje y desenfrenado. Uno tras otro, los
dejaba extenuados y tirados en el suelo. Cuando veía que el preservativo le iba
a dar de sí, se lo cambiaba para evitar roturas, lanzando los que se quitaba a
una papelera que había en una zona llena de mesas con excepcional puntería.
Mientras se motivaba penetrando analmente a todos los chicos que así lo pedían
al ritmo de la música, un chico se le acercó por detrás y pasó su pene por la
espalda de él.
De eso nada.-dijo Xing Yi girándose-Aquí mando yo.
Lo empujó contra una esquina del ring, le levantó las
piernas y le apuntó directo al ano con su robusto pene.
¿Quieres?-preguntó-¿O sólo eres activo?
Sorprendido por la noble y respetuosa consideración del
chico en ese momento tan salvaje y bestial, el chico accedió a dejarse
destrozar por el bailarín, que había demostrado ser válido para algo más.
Cuando finalmente terminó el espectáculo, entró al
vestuario, se guardó todos los billetes en la mochila a buen recaudo, dejó su
ropa sudada a un lado, se duchó y se puso de nuevo la ropa que llevaba antes:
Xing Yi era muy higiénico, pero también muy pervertido y vicioso, por lo que le
gustaba utilizar la ropa con la que había tenido sexo una vez más después de
ducharse para disfrutar de todas las hormonas calientes que llevaba adheridas,
aun sabiendo que le iba a costar ducharse otra vez al llegar a su casa para no
perder la higiene. Pese a que estaba empapada en sudor, seguía teniendo
fuertemente asido el profundo aroma de su perfume, por lo que no desprendía
ningún olor desagradable y, como tenía que volver a casa caminando, el aire nocturno,
todavía algo fresco, disiparía esa concentración hormonal en la ropa. Con una
ambivalente mezcla de lujuria y fetichismo por su ropa y deseos de quitársela y
volverse a duchar, salió del vestuario con una sonrisa. El gerente del local le
dio un sobre lleno de dinero, así como su enhorabuena y una encarecida petición
de que volviera el siguiente jueves. Contento, orgulloso y deseoso de volver a
hundirse en dinero, Xing Yi aceptó y se fue de allí, no sin antes recolectar
una lista kilométrica de números de teléfono con los nombres de sus respectivos
dueños. Se dirigió a su casa a dormir. Ya no tenía clases, pues estaba de
exámenes finales, lo que le suponía que podría dormir sin necesidad de
madrugar, asegurándose así un buen descanso a condición de que luego estuviese
todo el día estudiando. Contento con su organización y la buena cuadratura de
sus planes, echó a andar. No caminó ni veinte metros cuando sintió un pinchazo
en el cuello y cómo su mochila comenzaba a pesarle cada vez más y más…no, no
era su mochila, era su cuerpo…era todo…
Antes de perder totalmente el conocimiento, maldijo su
suerte por acabar así las dos noches que había decidido trabajar con la barra.
Lo habían drogado, pero era avispado e inteligente hasta en momentos de sopor,
y sabía que no despertaría en su cama.
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