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WORLDS
COLLIDE †
Episodio XI · LA FRAGUA
La fina
capa de agua que se debatía entre escarcha y hielo veía manchada y escindida su
continua translucidez bajo las botas de Freya. A pesar de ser primavera, hacía
un frío invernal y nevaba suavemente. La joven caminaba hacia el lugar donde
había quedado con Yamiyuki. Dentro de unos minutos sería la hora acordada. Para
protegerse del frío, había enfundado su cuerpo en un larguísimo y pesado abrigo
negro. Llevaba guantes, y una larga bufanda negra y plateada que le llegaba
hasta los tobillos. Sus pies iban calzados en unas vastas botas de suela muy
alta y gruesa, plataforma metálica y adornos de cintas semitransparentes. Al
llegar a la línea donde dejaba de haber edificios y se extendía la carretera,
vio aparecer un llamativo y lujoso coche de gama muy alta, de un lustroso y
saturado color rojo con un brillante esmalte que creaba películas negras ante
los rayos del sol. Tras estacionarse en una zona segura, el conductor,
Yamiyuki, bajó. Iba abrigado con una larga y pesada gabardina negra con mangas
y faldón de campana, ribeteada con correas y hebillas, botones en forma de
cruces y cuello alto y subido, abierto en pico y rellenado por un exquisito
pañuelo de seda blanca con flecos blancos al estilo victoriano, del que colgaba
una cruz dorada con una joya roja en el centro. Sus manos iban cubiertas por
guantes recubiertos de placas metálicas finas, y llevaba botas altas de suela
gruesa con cordones en forma de lazos de color blanquecino-violáceo.
Buenos
días.-saludó-Tan puntual como siempre.
Lo
mismo digo.-respondió Freya-Buenos días. ¿Algo que comentar respecto al día de
hoy?
¿La
nieve?-preguntó el chico.
Exacto.-dijo
Freya-No es nada normal que esté nevando en estas fechas…y, lo que es aún más
extraño, que la sensación térmica sea tan baja para la poca nieve que cae…
Lo has
hecho tú, ¿verdad?-adivinó Yamiyuki.
Sí.-respondió
la joven-Y no. Esta madrugada, en el taller, he caído en la cuenta de que
necesitaría entretener a las masas con algo…y una nevada inesperada es algo
perfecto para desviar la atención…perfecto y, lo más importante, sin pie a
sospechas. No obstante, ha sido… ¿cómo decirlo? ¿Demasiado fácil? El crear esta
nieve…
Bueno,
si posees poderes mágicos para modificar el clima…-dijo Yamiyuki-…no veo por qué
tendrías que tener dificultades…
Estoy
de acuerdo en eso, pero no es exactamente a lo que me refería.-comentó la
chica-Cuando he lanzado el hechizo, me he sentido…ayudada. Alguien ha estado
haciendo magia cerca de mí, Yamiyuki…alguien que conoce nuestras intenciones,
probablemente. También puede ser un efecto secundario de la alquimia…al haber
estado haciendo síntesis de alto nivel durante toda una noche, probablemente el
nivel mágico del ambiente se haya disparado tanto que mi magia propia lo tenía
más fácil para fluir…
Vengo
preparado para lo peor, si es eso lo que te da que pensar.-dijo Yamiyuki-La
pregunta es si en efecto notaste alguna presencia.
No
cerca.-respondió la chica-Nadie me siguió, nadie puede entrar al taller, nadie
sabía dónde estaba…eso es imposible. No obstante, puede ser que alguien
estuviera pensando en mí mientras hacía magia. En cualquier caso, el
procedimiento operativo será el habitual: si aparece la encarnación de nuestras
sospechas, se le da una paliza y se pasa al siguiente punto del orden del día.
¿Partimos?
Por
supuesto.-respondió el chico.
Subieron
al coche. Tras colocarse los cinturones de seguridad, la chica sacó dos objetos
de sus bolsillos.
Éste es
el identificador de conjuros.-dijo Freya mientras le enseñaba una brillante piedra
violeta del tamaño de un puño-Lo he acercado al ordenador y a la ficha de
Metallurgy. Ha reaccionado como me esperaba. Y ésta…-dijo mientras le enseñaba
un gran anillo dorado y hueco en cuyo centro levitaba una brillante aguja
irisada-…es la brújula mágica. Olvídate del GPS y conduce de acuerdo a esto.
Freya
colocó la brújula sobre la pantalla del GPS. Emitió una suave y momentánea luz
y se quedó fija en esa posición. Acto seguido, tomó aire. El interior del coche
estaba a una temperatura muy agradable, y en él flotaba un aroma característico
de Yamiyuki…una fragancia rica y profunda, dulce pero con mucha tierra,
penetrante y muy agradable. Colocó la piedra encima de la brújula. Se quedó
flotando encima de ella, brillando en concordancia con la misma. La aguja se
movió, marcando la dirección más inmediata.
Ya
podemos partir.-dijo la chica-La brújula indicará todos y cada uno de los
cambios de dirección que tengas que hacer, por pequeños que éstos sean.
Yamiyuki
asintió y pisó el embrague. Comenzó a conducir, alejándose de la ciudad.
Patchouli,
sándalo, granadina, naranja y cacao, ¿verdad?-preguntó Freya a los pocos
minutos.
¿A qué
te refieres?-contestó el chico sin apartar la mirada del frente.
La
mezcla.-dijo Freya-Lo que usas para aromatizar el interior de este coche. Es
eso, ¿verdad?
En
efecto, lo es.-corroboró el chico-Buen olfato.
Gracias.-respondió
la chica-Las flores fueron lo primero que conocí en profundidad y dominé en su
más amplio dominio, y mucho antes de estudiar todo lo que he estudiado…
No hay
más que verte luchar.-Yamiyuki esbozó una media sonrisa-¿Pongo música?
Claro,
¿por qué no?-dijo Freya animada.
El
chico pulsó un botón. Comenzó a sonar música en el interior del vehículo.
. . .
Estuvieron
conduciendo durante mucho tiempo. Atravesaron carreteras, campo, pueblos…
¿Estamos
seguros de que está en esta isla?-preguntó Yamiyuki-Puede que estemos dando
palos de ciego…
No, no
lo estamos.-dijo Freya-No obstante, la brújula no nos está mintiendo. Nos
llevará ante Metallurgy Watanabe, sea quien sea y esté donde esté.
El
coche es una puta pasada…-dijo Yamiyuki-…pero no corre por encima del agua…ni
bajo ella…ni vuela.
Dudo
que necesitemos cualquiera de esas cosas.-dijo Freya-Fíjate en el
identificador…ha intensificado su luz. Cuando estos dos objetos funcionan
juntos, el identificador emite una radiación luminosa directamente proporcional
a la cercanía al objetivo. En lo que llevamos de trayecto, no ha dejado de
aumentar su brillo, así que puede estar más cerca de lo que nos imaginamos.
Interesante.-respondió
el chico-No obstante, ¿no es redundar en funciones el que el identificador
avise de que te estás acercando cuando la brújula es infalible?
Sí y
no.-explicó Freya-Estos dispositivos se basan en la remanencia que un hechizo
deja en el medio…son capaces de reconstruir a una madre a partir de los huesos
del hijo, por así decirlo. Nos acercan a la fuente de magia que engendró el
hechizo, por lo que ésta será más intensa con respecto al identificador cuanto
más cerca estemos…lo cual le da la función implícita de indicador de peligro.
Normalmente, estas cosas se han usado a lo largo de la historia para perseguir
a demonios y similares. Además, por su constitución material, el identificador
es más resistente e imperturbable…la brújula está hecha para no fallar nunca,
pero, por su naturaleza de objeto orientable, tiene una menor resistencia que
el identificador y, aunque ambas son altísimas, la brújula podría ser desviada
por un campo mágico lo suficientemente fuerte.
Ajá…-dijo
Yamiyuki con interés-… ¿cómo de fuerte?
Como
nunca has visto ni puedes imaginarte.-dijo Freya-Si seguimos trabajando juntos,
verás mucha magia, pero dudo que veas eso alguna vez.
¿Insinúas
que el campo mágico de Metallurgy Watanabe tiene esas características?-preguntó
Yamiyuki.
Espero sinceramente
que no.-dijo Freya-Significaría que estaríamos en problemas si se mostrase
hostil. No te preocupes, creo que… ¡JODER!
El
identificador de conjuros se volvió completamente blanco, de un blanco nuclear,
radiante y cegador, mientras que la aguja de la brújula comenzó a girar sobre
sí misma a un ritmo frenético.
Yo que
tú pondría una bolsita debajo de la brújula…-aconsejó Freya mientras se tapaba
los ojos con un brazo.
Yamiyuki
sacó una pequeña bolsa de tela negra de su bolsillo y la abrió. Los dos objetos
mágicos reventaron sonoramente, convirtiéndose en un chorro de polvo negro que
llenó la bolsa, la cual el chico cerró con su cordón, de color gris.
¿Qué ha
pasado?-preguntó Yamiyuki.
Me
gustaría saberlo…-dijo Freya-…pero creo que nuestras respuestas están ahí
dentro.
Freya
señaló al frente. Estaban a las puertas de un enorme edificio metálico de
riquísima estructura, gran tamaño y aspecto inexpugnable.
¿Será
ésa la guarida de Metallurgy?-preguntó el chico.
Me
apuesto algo a que sí.-respondió la chica.
Se
miraron y asintieron. Salieron del coche. Allí no sólo no hacía el tiempo tan
inusual con el que había amanecido la capital, sino que hacía bastante calor.
Se quitaron las prendas de abrigo, cuello y guantes, dejándolas en el maletero
del coche.
Mucho
mejor así.-dijo Freya con satisfacción.
Nos
dará más movilidad por si tenemos que entrar en combate.-corroboró Yamiyuki.
Tras
cerrar el coche, se encararon al edificio. Freya lucía un top negro con cuello
vuelto, una minifalda del mismo color, un cinturón de cadenas, sus gigantescas
botas y un faldón colgando de la parte trasera de la cintura hecho con tejido
negro semitransparente con estampado floral que colgaba lacio por sus piernas y
se dividía en dos como la cola de un pez, subiendo hasta sus muñecas, donde
estaban atadas las dos mitades con un hilo a unas enormes pulseras con forma de
engranajes. Yamiyuki llevaba unos pantalones rojos muy cortos con cadenas
colgando, leggings negros, las botas, una camiseta negra muy ajustada y
asimétrica que colgaba vaporosamente por un lateral y la parte trasera y
pulseras metálicas con brillantes, saturados y coloridos esmaltes en ambos
brazos. Se acercaron a la entrada y, para su sorpresa, la puerta automática se
abrió de par en par. Entraron y miraron a ambos lados, pudiendo comprobar,
pasmados, el increíble grosor de la puerta tras cerrarse. Debía de pesar
cientos de toneladas. El interior era bastante lóbrego, pero estaba iluminado
de manera natural mediante ventanas y espacios a cielo abierto en el techo cubiertos
por lianas. Encontraron robots trabajando, montones de maquinaria y muchos
hombres haciendo labores de fábrica. Algunos soldaban, otros manipulaban
máquinas para cortar piezas metálicas, otros llevaban a cabo limpiezas por
abrasión. Al verlos, los operarios se giraron.
¡Bienvenidos!-dijeron
con una amplia sonrisa.
Ni
Yamiyuki ni Freya se esperaban tanta amabilidad.
¿Hola?-preguntó
Yamiyuki.
¡Hola!-exclamó
uno de los operarios-Bienvenidos a nuestra fábrica. ¿Podemos ayudaros en algo?
¿Queréis alguna pieza personalizada? ¡Hacemos de todo!
¡Eh,
guapa!-saludó otro de los hombres-¿Quieres un pasador de aleación
ultrarresistente? ¡Invita la casa! Seguro que te queda genial en esa melena tan
preciosa…
¿Qué es
esto?-preguntó Freya arqueando una ceja.
¡Es nuestra
fábrica!-dijo otro de los hombres-¡Hacemos de todo!
¿Por
qué se repiten tanto?-preguntó Freya por lo bajo a Yamiyuki.
Ni
idea…-dijo el chico-…lo mejor será ir al grano.
El
joven carraspeó y miró a los ojos a los hombres.
¿Conocéis
a Metallurgy Watanabe?-preguntó-¿Trabaja aquí, por un casual?
Todos
se alborotaron. Comenzaron a moverse agitadamente, a correr en círculos, a
gritar y a especular.
¡La
jefa!-oyeron decir a uno de ellos.
A los
pocos segundos, se quedaron todos firmes, rectos, quietos y mirándolos a los
ojos, como si en vez de operarios fueran soldados.
Es
nuestra jefa, la dueña de estas instalaciones y la mejor fabricante de los
alrededores.-dijo otro hombre.
¿Podríamos
hablar con ella?-preguntó Freya-Venimos desde muy lejos para ello.
Se les
oyó tragar saliva con nerviosismo.
Está…-dijo
otro de los operarios-…en el centro del edificio. Seguid el pasillo principal
todo recto, por largo que os parezca…y la acabaréis encontrando.
Gracias.-dijo
Freya secamente mientras echaba a andar.
Yamiyuki
hizo lo mismo. Conforme avanzaban en el pasillo, veían montones de puertas,
pasillos ramificados, cintas transportadoras y muchas cosas más. En los rótulos
identificativos se podían leer cosas como “Altos hornos”, “Sala de
electroerosión”, “Planta de oxicorte”, “Reciclaje”, “Reparaciones”, “Almacén” y
muchas otras cosas más relacionadas con el mundo de las fábricas.
Todo
esto parece interesante…-comentó Yamiyuki-…no obstante, será mejor no meternos
donde no nos llaman e ir directamente a donde nos han dicho. Tengo curiosidad
por saber cómo es Metallurgy…
Por lo
menos ya sabemos que es una chica.-dijo Freya-Se han referido a ella como “la
jefa”…
Tras un
rato más caminando, llegaron a una puerta muy grande. La abrieron y se
encontraron una amplia sala circular con un aro de techo abierto para que
entrara la luz solar. Estaba llena de operarios trabajando. Una hilera de ellos
custodiaba una escalinata que llegaba a un montículo bastante alto del que
veían saltar chispas entre un montón de maquinaria.
Recordando
que tenían que dirigirse al centro, avanzaron hacia las escaleras. Los
operarios les cerraron el paso.
¡Atrás!-dijo
uno de ellos.
Venimos
a ver a Metallurgy Watanabe.-dijo Freya-Vuestros compañeros de la entrada nos
han dicho que estaría aquí.
El
ruido de maquinado que oían encima de ellos cesó, así como también cesaron las
chispas. Oyeron dos pasos. Todos los operarios se alejaron de la escalera,
dejándola libre. Freya y Yamiyuki vieron a una figura soltar un martillo
gigantesco tras golpear una última vez una pieza metálica al rojo vivo que
sumergió en un cubo de agua, liberando un chorro de vapor hacia arriba. Se
quitó una enorme y pesada máscara de soldar que llevaba, y la dejó sobre la
mesa. Sin prisa pero sin pausa, comenzó a bajar las escaleras. Cuando llegó al
final, se halló frente a la pareja. Se trataba de una mujer de aspecto muy
joven y muy extraña constitución. Era altísima, más que Yamiyuki pero menos que
Freya. Estaba extremadamente delgada: sus brazos y sus piernas eran muy finos,
sus muñecas sobresalían, se le marcaban todos los músculos y todos los huesos
y, desentonando aún más, sus pechos y sus glúteos eran desproporcionadamente
enormes para lo que era el resto de su cuerpo. Para extrañar aún más a los
recién llegados visitantes, la piel de la mujer era gris, completamente gris,
de un tono claro y algo brillante. Sus ojos eran de un hermoso, brillante y
atractivo color azul claro. Tenía una larga melena de un limpio y perfecto
color blanco que le llegaba hasta casi las rodillas. Vestía totalmente de color
blanco, con un top de tirantes con generoso escote, una falda de tablas hasta
la mitad de los muslos y botas altas hasta casi el final de la espinilla. En su
rostro, hermoso, despreocupado, sensual y algo aniñado, había una amplia y
candorosa sonrisa de oreja a oreja.
¡Hola!-les
saludó con su dulce y melosa voz, muy animosa y penetrante-¡Bienvenidos a mi
oficina! ¡Soy Metallurgy Watanabe! ¡He oído que queríais hablar conmigo! Esto
siempre está abierto a visitantes, así que no tengo ningún problema en
recibiros.
¿Cómo
puedes tener esto tan abierto?-preguntó Freya de manera instintiva-Con todo lo
que tienes, cualquier rival industrial podría…no sé… ¿atacarte?
No, eso
no es posible.-dijo con una sonrisa muy amplia- En caso de que intenten atacarme…
Freya y
Yamiyuki miraron expectantes a esa extrañísima, en cuerpo y mente, chica.
…
¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!-gritó-¡Una onda electromagnética de
altísima frecuencia los freirá ipso facto! ¡La mejor defensa es un buen ataque,
concretamente el que no se ve! Este sitio está a prueba de cataclismo, yo
personalmente me aseguré de ello.-se dio una palmada en el trasero y les guiñó
un ojo mientras sacaba la lengua.
Muy
interesante saberlo.-dijo Yamiyuki-Me alegro por usted. Mi nombre es Yamiyuki
Kuroi, y venimos a…
¡UN
KUROI!-exclamó Metallurgy-¿Un Kuroi por casualidad o un Kuroi Kuroi?
¿Eh?-preguntó
el chico.
¿Eres
Kuroi de la K.E.I.?-preguntó Metallurgy-¿Kuroi Electronics International?
Sí, es
la empresa de mi padre, de la que yo también soy…-intentó decir el chico.
¿EN
SERIO?-preguntó ilusionada-¡QUÉ BIEN! ¡QUÉ BIEN! ¡Soy fan de vuestros
productos! ¡Siempre compro al por mayor en los almacenes de la K.E.I.! Mi
lema…o uno de ellos…es que no merece la pena comprar algo que puedas hacer, pero…cuando
el tiempo apremia y no se puede hacer todo de cero, la calidad en los
suministros es lo primero. Tengo muchos ordenadores vuestros, y también compro
componentes… ¡jamás transistorizar fue tan placentero! ¡Vuestros MOSFET son el
AMOR TECNOLÓGICO! ¡AAAAAH!
Se
acercó a Yamiyuki y le cogió las manos animadamente, mientras lo miraba
sonriente y lo zarandeaba. El chico intentó sonreír.
¿Y tú
eres…-preguntó fijándose en Freya-¡AAAAAAAAHHHH! ¿ERES FREYA? ¡NO PUEDE SER!
¡NO! ¡FREYA! ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAH!
Sí, yo
soy Freya, y venía a…-dijo la chica.
¡FREYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!-gritó
Metallurgy-¡Leo todas las revistas científicas en las que participas! ¡Me
dejaste boquiabierta con lo último que desarrollaste en el XVI Seminario de
Arquitectura Flexible! ¡Sigo todas tus publicaciones, eres uno de mis modelos a
seguir, y la líder científica mundial! ¡JAMÁS ESPERARÍA VERTE AQUÍ, EN MI
HUMILDE MORADA! ¡Eres genial! ¡Vaya, eres aún más ENORME de lo que pareces en
las revistas! ¡Qué cuerpazo! Y no sólo tú… ¡TAMBIÉN ELLAS SON ENORMES!
Metallurgy
corrió con las manos abiertas hacia los pechos de Freya mientras los suyos
propios bamboleaban alegremente.
No, por
favor…-dijo Freya extendiendo las manos cortésmente.
Vaya…-dijo
Metallurgy parándose en seco cabizbaja-…y… ¿puedo ayudaros en algo?
Sí.-dijo
Freya-Como intentaba decirte, venimos a solicitar tu ayuda.
¿Mi
ayuda?-preguntó Metallurgy desafiante.
Los dos
notaron un cambio radical en ella.
Sí, eso
es.-prosiguió Freya-Estamos bajo amenaza, Metallurgy. No nosotros dos, no
Japón…sino, probablemente, el mundo entero. La magia se está disparando, están
llegando intrusos que amenazan con perturbar el orden y, tras mucho indagar,
hemos descubierto que serías la aliada perfecta. Sabemos que posees tecnología
y magia para luchar en lo que podría ser una guerra intergaláctica…
¿Cómo
habéis descubierto todo eso?-preguntó la jefa del edificio con recelo.
No has
de temer.-dijo Freya-Yo también pertenezco al mundo de la magia. Navegamos en
el mismo barco…
Así que
queréis que luche junto a vosotros, ¿no es así?-preguntó Metallurgy-¿Qué
queréis que haga? ¿Viajar con vosotros?
No lo
sabemos todavía.-dijo Freya-De momento, tendríamos que tener medios para
comunicarnos contigo y tú con nosotros…podríamos necesitar tu ayuda en
cualquier momento, y sabemos que, con lo que tienes, podríamos sentirnos más
seguros ante el enemigo…o los enemigos. La única mano enemiga que hemos
confirmado es tremendamente opresora y poderosa. Tal vez no tengas que
molestarte…tal vez sólo necesitemos trabajar codo con codo como científicos,
desarrollar tecnologías conjuntas…trabajar codo con codo como magas,
desarrollar una serie de elementos mágicos y…prepararlo todo para la guerra.
¿Por
qué dices “magas”?-preguntó Metallurgy con agudeza.
Yo no
soy una persona mágica.-dijo Yamiyuki-Estoy fuera de la magia, pero muy metido
en la tecnología.
La
regla de oro es usar magia contra magia y tecnología contra tecnología.-dijo
Freya- ¿Qué menos para lo que nos espera? Piénsatelo, por favor…puede que
suponga un vuelco en todas tus actividades, pero el mundo tiene que prepararse
para lo peor. No hemos escuchado planes concretos, pero las reacciones de
nuestro enemigo ante nuestras indagaciones lo delatan…están tramando algo.
Así que
no eran alucinaciones mías…-dijo Metallurgy-…es verdad eso de que el equilibrio
y la paz se están rompiendo lenta y paulatinamente…
Freya y
Yamiyuki aguardaron a que la chica dijera más palabras.
En tal
caso…-dijo, levantando la cabeza-…habrá que hacer algo, ¿no creéis?
¿Significa
eso que podremos contar contigo?-preguntó Freya con una sonrisa.
Puede
que sí.-dijo Metallurgy levantando un dedo y esbozando una media sonrisa.
¿Qué
significa eso?-preguntó Freya.
Os
ayudaré.-dijo Metallurgy-Pero os ayudaré si cumplís una condición, un requisito
previo.
¿De qué
se trata?-preguntó Yamiyuki.
Para
que os ayude…-se aventuró la joven de piel gris-…primero tendréis que
derrotarme aquí y ahora. Los dos contra mí, un combate dando todo de nosotros.
¡No me pongáis esas caras tan largas!-guiñó un ojo y sacó la lengua-¡No os
preocupéis, os prometo que esta vez no iré a muerte!
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