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WORLDS
COLLIDE †
Episodio VIII · FRAGMENTOS
Llegó
la noche. Aquel día, habían vuelto a
jugarse la vida…y no sólo ellos, sino muchas otras personas por su cuenta.
Sabían que, a la salida del Sol, se acabaría la tranquilidad definitivamente.
Shiroi vuelve
mañana, ¿no es así?-dijo Freya.
En
efecto.-contestó Yamiyuki.
Se
encontraban en la mesa de una oscura y lóbrega cafetería. El ambiente era
cálido y algo húmedo, el mobiliario era negro, las tenues luces blancas apenas
iluminaban y sólo unas lámparas rojas que simulaban fuego facilitaban la
visión. Tenían un vaso cada uno, una tabla de piedra con un hornillo encendido
debajo que calentaba una cafetera y una tetera, y una fuente con pastas y
galletas artesanales. En un pequeño recipiente, había bolsitas con distintas
infusiones, canela, vainilla y demás especias dulces y aromáticas para servirse
al gusto. Era uno de los sitios más tranquilos y fiables para la gente como
ellos, y tenían un servicio y una calidad excelentes.
Cuando
amanezca…-dijo Freya-…cuando todas las oficinas se pongan en marcha…cuando
Shiroi vuelva a agarrar las riendas…se desatará todo. Con toda seguridad se
dará cuenta de que alguien ha echado mano de sus cosas, pero dudo que le sea
tan fácil discernir quién ha sido. Sospechará de nosotros, sí, pero no hay
pruebas. No obstante, no me extrañaría que tomara medidas, especialmente contra
ti. No me resultaría raro verme mañana convirtiendo un descampado en un cráter
en una pelea contra uno de sus esbirros.
A mí
tampoco.-Yamiyuki se encogió de hombros y mordió una galleta de chocolate.
Freya
tomó su vaso, echó un poco de agua hirviendo, añadió una bolsa de té, una onza
de chocolate, una rama de canela y algo de vainilla en polvo. Removió con una
varilla de madera mientras disfrutaba del aroma de aquel combinado.
Si
Shiroi era de por sí un enemigo natural para nosotros, ahora lo es más, y por
nuestra propia decisión.-dijo Freya-Además de Shiroi y toda su corte, estamos
en el punto de mira de Aquanika Vinokourov y de…de esa estúpida pareja de adolescentes.
Sé que volverán a por nosotros. Tienen un poder interior ingente…
Sé que
no temes a ninguno.-dijo Yamiyuki tras tomar un sorbo de su vaso-Así como
tampoco los temo yo. Que vengan si se atreven, ¿no crees? Que lo intenten. Les
haremos sufrir.
En
efecto.-concedió Freya-Asimismo, falta concretar si Shiroi tiene alguna mano
amiga esta vez o no…
Tengo
el presentimiento de que vamos a tener todas estas respuestas antes de que
queramos pararnos a pensarlo tácitamente.-opinó el chico-Entonces, mañana hacemos
nuestro día a día con naturalidad, ¿no es así? Desviarnos de nuestro camino si
y sólo si Shiroi nos manda una postal…
Así
es.-asintió la joven-Y una última cosa antes de irnos a nuestras casas a seguir
con nuestras vidas de tapadera…
¿Sí?-atendió
el chico tras tomar otro trago.
Siento
magia rezumando por todo.-dijo Freya-Nunca antes, en lo que ha durado la paz,
he sentido tanta magia concentrada en este territorio. No quise decirlo delante
de Aquanika, pero…cuando nos asaltó en los laboratorios de Shiroi, vi que había
piedras mágicas colocadas en puntos estratégicos del suelo. Shiroi es
consciente de que la magia se está acercando…y ya que, como tú, es una persona
no mágica, creo que ha decidido curarse en salud y sellar sus instalaciones con
esas piedras: por eso te dije que no podía usar la magia en la infiltración. No
sólo había un sello impuesto, sino que, además, si ese sello hubiese sido
forzado, cosa que, con mi poder, habría logrado sin esfuerzo, habría alertado a
Shiroi de manera inmediata. Esto me hace pensar con más motivos que tiene manos
amigas, y, además, mágicas. Creo, pues, que han venido entes mágicos al país
recientemente. Que estén o no para ayudar a Shiroi es algo que todavía no sé,
pero hay muchos usuarios de magia cerca. Por tanto…-paró un momento y bebió un
largo sorbo de la infusión combinada que se había preparado-…creo que debemos
prepararnos con vehemencia, de manera estratégica y agresiva. Ante la sospecha
de que Shiroi tenga aliados, ¿por qué no construir la certeza de tenerlos
nosotros?
Sería
un gran paso.-concedió Yamiyuki-No obstante, ¿de quién vamos a fiarnos?
¿Conoces a alguien? Es algo de lo que ya hemos hablado…por la formación que
adquirí, he estado siempre rodeado de gente fuerte y poderosa, pero no quiero
involucrar a mis amigos, así como tú tampoco quieres llamar a esas personas de
tu familia que dices que serían de tan gran ayuda. Respeto tu decisión así como
tú haces lo propio con la mía, por lo que la gente cercana se nos acaba… ¿qué
nos queda? ¿Buscar a otras personas?
Exacto.-asintió
Freya-Buscar, ésa es la clave. Para no levantar sospechas, buscaré entre el
personal científico del país, y tú tendrías que buscar entre el ámbito
estudiantil. Si yo peino los centros científicos y tú las universidades, tal
vez encontremos a alguien. Seamos francos: la gente que ostenta el don de la
magia tiene siempre algo de inteligencia especial…es fácil encontrarlos entre
nosotros, en la vida contemplativa, la ciencia, el estudio…tal y como hago yo.
Está
bien.-dijo Yamiyuki-Aprovecharé mi posición de alumno aventajado para intentar
reunirme con estudiantes de alto nivel. No toleraré trabajar junto a alguien
que no sea de élite.
Lo
mismo digo.-coincidió Freya-No voy a consentir que la imperfección nos
ralentice.
Dispuestos
a contactar con la creciente magia antes de que lo hiciera su jurado enemigo,
Freya y Yamiyuki terminaron su sobremesa nocturna, pagaron y se fueron cada uno
a su hogar.
. . .
A la
mañana siguiente, se produjeron estallidos múltiples. Desde su oficina, Freya
leyó varios periódicos, tanto físicos como digitales, donde vio la resolución
del caso de Shiroi. Como siempre, había utilizado su poder, su influencia y su
dinero para salir impune, por lo que se estaba dirigiendo de nuevo a sus
dependencias. Paralelamente, Yamiyuki hizo lo mismo en los descansos entre
clase y clase de la universidad. Mientras una registraba centenares de fichas
de personal científico, el otro revisaba expedientes de los mejores alumnos del
panorama estudiantil actual: ninguno estaba a su altura, pero había casos
realmente admirables.
No
tardaron en recibir noticias de Shiroi…
. . .
Cuando
Yamiyuki salió de la universidad, echó a andar hasta su casa. Había descubierto
un caso de una persona bastante especial con la que podría merecer la pena contactar,
pero tenía un mal presentimiento. Escuchó un leve susurro y, al segundo, se vio
rodeado de gente uniformada.
¿Gente
del Kaminashie?-preguntó Yamiyuki-¿Qué demonios queréis?
Nuestro
amo y señor pregunta que si te crees muy listo.-dijo uno de los chicos que
formaba el círculo humano que rodeaba al chico.
Que
venga él a preguntármelo.-le espetó Yamiyuki-¿De qué vais? Dejadme, tengo una
vida de la que ocuparme.
¡A por
él!-exclamó un chico que formaba parte del círculo.
Todos
saltaron a por el joven, que colocó sus manos en el suelo, se abrió de piernas
ciento ochenta grados y giró sobre sí mismo, propulsando por los aires a todos
los esbirros de Shiroi.
¿Os
creéis muy ingeniosos por salirme al paso en un callejón?-preguntó Yamiyuki
mirando a su alrededor-¿Pensáis que vais a lograr algo? Estáis muy equivocados…
Se
lanzó hacia delante con una voltereta aérea, cayendo en picado verticalmente.
Al caer, terminó el giro lanzando su talón derecho contra el suelo como si
fuera un hacha, provocando un enorme aro de fuego que los barrió a todos.
Os
mataré uno a uno.-dijo con una macabra sonrisa-¡Agh!
Una
punzante aguja se clavó limpiamente en su mano, la cual había interpuesto para
evitar que el objeto le llegara al cuello.
Has
sido tú…-dijo mientras caía miraba a su alrededor-…sé que estás ahí…
Una
figura salió de entre las sombras y se acercó a él a paso decidido. Se trataba
de una chica de algunos años más que él, ataviada con un vestido chino de color
gris marengo, un chaleco corto encima y mitones y zapatos negros. Su cabello
era rojo, lacio y no muy largo, y sus ojos eran violetas.
Veo que
tus sentidos no fallan ni estando a punto de caer, Kuroi…-dijo la chica.
¿Caer?-preguntó
Yamiyuki-No me hagas reír.
Sabes
tan bien como yo que no pegas a mujeres.-le espetó la chica.
La
chica agarró a Yamiyuki del cuello y lo tumbó de un puñetazo.
Levantaos.-dijo
la chica-Alguien tendrá que cargar con nuestro invitado.
No soy
invitado de nadie.-dijo el joven con vehemencia mientras se levantaba de un
salto-¿A qué habéis venido?
Shiroi
quiere verte.-dijo la chica.
¿Y te
manda a ti como emisaria?-preguntó con desconfianza-¿Cómo sé que no vienes a
intentar matarme para ver si así logras que se fije en ti como algo más que un
objeto?
Jamás
haría algo que Shiroi no me ordenase.-respondió con firmeza su delgada y baja
interlocutora-Vengo a escoltarte por la fuerza. Yendo yo, me aseguro de que al
menos un miembro de la avanzadilla permanece con vida.
Muy
inteligente.-dijo Yamiyuki-No obstante, el que no pegue a mujeres no implica
que no las vaya a arrastrar ante gente que sí lo haga.
Tu
amiga no va a venir a salvarte.-le espetó la chica.
Claro
que no.-dijo Yamiyuki-No necesito salvación, no estoy en problemas. ¿Quieres
que vaya contigo? Iré. Estoy deseándolo. Quiero ver dónde os escondéis ahora y
llevarme a unos cuantos de los vuestros por delante.
No nos
escondemos.-dijo la joven-La reunión será en el instituto marcial Kaminashie,
como siempre.
Qué
asco de sitio…-dijo Yamiyuki-…pensaba que esa época de mi vida ya había pasado…
Un manojo
de rayos salió de la mano de la chica, convirtiéndose en una afilada hoja que
rozó el cuello del joven.
Cualquier
palabra mal calculada supondrá tu anulación de por vida.-le advirtió-Eres
nuestro prisionero.
¿Prisionero?-preguntó
Yamiyuki-¿Invitado? ¿En qué quedamos? Cada vez me decís una cosa, y encima soy
yo mismo quien os ha dicho que voy porque quiero. Venga, vamos. Conozco el
camino, no te preocupes. Iré sin separarme de ti, si es lo que gustas. Me
apetece reírme de vuestras estupideces.
Irritada,
la chica echó a andar. Yamiyuki hizo lo propio mientras lo rodeaban los chicos.
. . .
Se
quitó la bata de laboratorio y la dejó colgada. Freya había terminado de
analizar todo lo que habían tomado de las instalaciones de Shiroi, había
recopilado todas sus conclusiones y resultados y los había guardado a buen
recaudo. Agradecida por poder utilizar un laboratorio de análisis químico justo
ese día, se dispuso a leer la ficha más apócrifa y recóndita que había
encontrado. La persona pintaba bien, pero carecía de datos de contacto y no iba
a ser fácil de encontrar. Tal vez tuvieran que viajar, pero pensaba que
merecería la pena. Tras recoger todas sus cosas y guardar todos los frutos de
su trabajo en un maletín muy pesado, salió del edificio, cargó su maleta en el
coche y, justo cuando se dispuso a irse, se dio cuenta de que se había dejado
sus guantes de encaje en el despacho. Se dispuso a acercarse corriendo, para lo
cual se encaminó a la puerta del ala trasera, que daba a los despachos. A medio
camino, cayó del cielo un enorme rayo verde que a duras penas pudo esquivar,
viendo el humeante boquete que dejó en el suelo. Acto seguido, escuchó un
estallido que no era más que el sonido que acompañaba a dos enormes bolas de
energía que volaron hacia ella como balas. Saltó hacia atrás y, en pleno vuelo,
puso una pantalla mágica delante de ella con sus manos, protegiéndose por
completo del explosivo impacto de aquellos proyectiles. Al caer al suelo, se
vio sorprendida por un géiser de energía del mismo color que todas las
anteriores que afloraba del punto que estaba justo bajo sus pies. Con una hábil
pirueta, lo esquivó, dejando que ascendiese hasta los cielos y cayendo intacta
frente a él. Escuchó multitud de disparos, viendo, tras ellos, una nube de
pequeños y brillantes proyectiles radiantes del mismo tono que se acercaban
amenazadoramente a ella por todos los flancos.
¡Técnica
especial del Combate Floral!-susurró para sí-¡Muro de Espino!
Hizo
una elegante pose. Del suelo afloraron grandes cantidades de ramas de rosal que
la rodearon formando una semiesfera alrededor de la cual comenzaron a germinar
unas hermosas rosas rojas. La barrera empezó a brillar y absorbió todos los
explosivos impactos sin sufrir daño alguno. Tras ello, los arbustos se
volvieron a enterrar, permitiendo a la joven ver frente a ella a un chico muy
corpulento, de ojos naranjas inyectados en sangre y un alborotado cabello verde
un poco largo. Llevaba un uniforme de camiseta, pantalón de combate y botas y
correas de seguridad de color gris marengo. Tenía las manos enguantadas y se
crujía los nudillos mientras miraba a la chica con una sonrisa lasciva.
Esas
pintas, esos colores, esa cara de inepto…-dijo Freya-…no hay duda, eres un
miembro de la escuela Kaminashie…bueno, un tanto mayorcito para ello, ¿no? ¿Un
antiguo alumno? ¿Un esbirro de Kamiyama?
Chica
lista…-dijo con voz ronca y furiosa el joven.
Es una
de las múltiples razones por las que soy mundialmente conocida.-dijo mientras
se echaba la melena hacia atrás sin darle mayor importancia-¿Puedo ayudarte?
Claro.-dijo
el chico-Tienes que venir conmigo. Te arrastraré si es necesario.
Freya
estalló en carcajadas.
No
podrías conmigo ni aunque me dejara.-le espetó-Ahora en serio, ¿en qué puedo
ayudarte?
¡No
tontees conmigo!-exclamó el chico apuntando a Freya con la palma de la mano.
De la
mano del chico salió un enorme rayo de energía de color verde. Freya lo desvió
con un golpe de su mano, haciendo que se perdiera en el cielo.
Es
inútil.-dijo la joven-¿Lo has visto? I N Ú T I L, como tú.
Te
estás pasando…-dijo el chico canturreando amenazadoramente.
Ni
siquiera he empezado.-dijo la chica-¿Me toca ya?
¡Se
acabó la caballerosidad, PUTA!-exclamó el chico.
De sus
manos nacieron dos enormes esferas verdes de las que empezaron a salir
disparados cientos de proyectiles energéticos. Freya chasqueó los dedos,
soltando una onda de poder mágico que los deshizo todos.
Ésa no
es manera de hablarle a una señorita.-dijo con una sonrisa de advertencia en su
rostro-Repito: ¿Me toca ya?
El
chico gruñó y apretó los puños, dispuesto a lanzarse a por su contendiente.
Me lo
tomaré como un sí.-dijo Freya mientras hacía una cadena de elegantes y
artísticos movimientos para acortar distancias con su oponente.
Cuando
estuvieron lo suficientemente cerca, ambos soltaron un grito de guerra a la vez
que lanzaron un golpe. Freya fue más fuerte, más rápida, más precisa y, sobre
todo, más dominante. Le estampó una rodilla en el esternón, lo empujó hacia
atrás con las dos manos y comenzó a lanzarle una sarta de estilosas y potentes
patadas combinadas de decenas de estilos de artes marciales. Cuando se hubo
cansado de darle patadas, lo sometió a puñetazos hasta dejarlo en el suelo,
donde lo golpeó contra el asfalto, le separó los brazos haciendo presión con
sus piernas y lo agarró del cuello fuertemente con las dos manos. Intentó
forcejear y patalear, pero el chico vio que Freya era demasiado fuerte para él.
¡Vamos,
vamos!-exclamó la chica con sorna-¿Eso es todo? Bien…te diré lo que vamos a
hacer… ¡llévame ante quien me tengas que llevar! Sí, lo has oído bien…
¡llévame! Pero te llevaré como lo que eres… ¡mi prisionero, mi rehén, mi
esclavo, mi juguete roto! Si aprecian tu vida, os tendré a ti y a toda la
escoria de tu calaña cogidos por las pelotas y, si no…morirás y, acto seguido,
agarraré por las pelotas al resto de tu inmunda estirpe. ¡VAMOS! ¡Sin trucos!
¡No quiero tonterías! ¡ANDANDO!
Humillado,
sometido y eficiente y dolorosamente maniatado e inmovilizado por Freya, al
joven no le quedó más remedio que echar a andar, guiando a Freya hasta lo que
podría ser una trampa mortal…
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