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WORLDS
COLLIDE †
Episodio IX · LA PRUEBA
Ni a
Freya ni a Yamiyuki les sorprendió verse el uno frente a la otra.
¿Te han
atrapado?-Freya arqueó una ceja.
No.-Yamiyuki
sonrió-Les he dejado que me rodeen, les hace ilusión. ¿Qué hay de ti? ¿Han ido
a por ti y has acabado yendo tú a por él?
Este
saco de pulgas no vale lo que le hayan pagado a la puta que lo parió.-dijo
Freya mientras le clavaba un talón en la nuca a su prisionero.
¡Lithe!-exclamó
la pelirroja que escoltaba a Yamiyuki-¿Qué…
Espero
que esta zorra sufra mucho cuando nos venguemos…-dijo el chico enfurecido.
No lo
dudes.-le dijo la chica.
Yo sí
lo dudo.-dijo Freya-Bueno, ¿nos invitáis a pasar o qué? Habréis limpiado para
nuestra visita, ¿no?
Es casi
peor que Kuroi…-susurró para sí la chica.
¿Decías,
enana de mierda?-preguntó Freya con sorna.
¡Sois
nuestros prisioneros!-exclamó la chica-¡No toleraré la insolencia ni la
indisciplina!
De la
mano de la chica salió disparado un manojo de rayos hacia Freya.
¡No,
Butcher!-exclamó el chico.
Freya
interpuso la palma de su mano izquierda. Los rayos, que se convirtieron en
cuchillos kunai, se desintegraron con un poderoso choque energético invisible.
Acto seguido, chasqueó los dedos, haciendo que una espiral de fuego rodeara a
su contendiente.
Un
truquito más y te sublimo.-amenazó Freya-Vamos, comportaos. ¿No queríais que
viéramos a alguien?
Ya lo
creo.-dijo la chica mientras sudaba entre las abrasadoras llamas, que por poco
no la tocaban y la quemaban-¡HOMBRES!
Los
chicos que rodeaban a Yamiyuki se dispersaron, saltaron y lanzaron al suelo
unos extraños artefactos que, al impactar contra el asfalto de la calle,
generaron una luz blanca cegadora. Se sintieron muy ligeros, casi ingrávidos…y,
entonces, la luz cesó. Se encontraban en la total oscuridad. ¿Acaso se habían
quedado ciegos? No les dio tiempo ni a temerlo, pues, tras un parpadeo,
intuyeron una estructura arquitectónica: estaban dentro de un edificio, y no se
habían quedado ciegos, sino que estaban a oscuras. Infirieron que habían sido
teletransportados.
Venga,
chicos…-instó Yamiyuki-…no seáis cobardes…
Buen
día.-dijo una voz masculina muy tosca y amenazadora.
¡VAYA,
VAYA!-se exaltó Yamiyuki-¡Shiroi Kamiyama! ¿A qué debo el hon…digo… ¡muéstrate,
cabronazo!
Tan
educado como siempre.-respondió la voz.
Aquel
peligroso psicópata estaba allí, en la misma sala oscura, pero no sabían dónde.
Freya intentó lanzar un conjuro, mientras que Yamiyuki quiso engendrar una bola
de fuego en su mano para iluminar la estancia.
Ah, no,
para nada.-respondió la voz de antes-Retiraré los sellos cuando os diga lo que
vais a hacer.
Hijo de
puta…-susurró Yamiyuki.
Insisto.-apostilló
la incorpórea voz-Tan educado como siempre.
¿Hablas
de educación cuando tu día a día consiste en hundir a todo el que puedes y
violar a todo lo femenino que se te tercia?-preguntó Yamiyuki-Paradójico,
cuanto menos. No me llames maleducado por recordarte lo que eres…todo el mundo
te conoce por los calificativos que certeramente he seleccionado para algo como
tú.
Algo…-repitió
la voz-… ¿ahora no soy persona?
Nunca
lo has sido.-replicó Yamiyuki-Has sido siempre un pedazo de mierda.
Veremos
quién acaba reducido a mierda cuando todo esto acabe…-dijo la voz.
Eh,
Kamiyama…-dijo Freya-…ya hemos visto varias veces lo ilegalmente feo que eres.
¿Por qué te empeñas en mantenerte en las sombras?
Porque
no soy yo vuestro plato especial.-dijo la voz, que parecía ser Shiroi en
persona-Hoy vais…a luchar por vuestra vida. Estáis encerrados en esta pequeña
construcción junto a dos criaturas altamente destructivas… ¿quién ganará?
¿Quiénes serán depredadores y quiénes presas?
¿Criaturas
destructivas?-preguntó Yamiyuki-¿Dos tipos con un pinchazo de los tuyos en el
cuello? Renuévate…
Nadie
ha pronunciado tal especificación.-respondió Shiroi-Esta vez, tengo conmigo a
dos monstruos…
No
sirves para impresionar a nadie, ¿sabes?-pronunció Freya-He visto cientos de
miles de millones de monstruos…seguro que más fuertes que los que tú hayas
podido traer.
Juzgad
vosotros.-dijo Shiroi-Yo me voy. Estáis encerrados…no hay manera de salir salvo
que sea muertos… ¡disfrutad de vuestro último día!
Escucharon
un suave susurro y, acto seguido, se sintieron de nuevo teletransportados.
Parecía que estaban en la misma sala, pero se encontraban más centrados.
Miraron hacia arriba y vieron que había unas vidrieras muy ornamentadas con el
vidrio tintado en colores muy oscuros, por lo que apenas podía pasar la luz del
día. No obstante, se filtraba la suficiente cantidad como para poder intuir
figuras a trasluz…la sala parecía tener montones de columnas y…frente a
ellos…se distinguía a dos figuras…una parecía una mujer muy dotada que parecía
sostener algo parecido a una lanza. A su izquierda, un ente de menor altura y
figura andrógina.
Creo
que sé quiénes son…-dijo Freya en voz baja.
Escucharon
un chasquido. Unas enormes lámparas en el techo se encendieron, revelando la
estancia: arcos, columnas, escaleras, vidrieras, tapices en el suelo…todo con
una carísima decoración con reminiscencias del Barroco europeo. Frente a
ellos…Ibara, ataviada con un sujetador naranja muy revelador, una falda corta
de color gris oscuro ribeteada en color coral con cadenas colgando y botas
altas negras de cordones azules…e Itami, vestido únicamente con un peto negro
muy revelador del que colgaban cadenas y unas botas altas con hebillas
metálicas.
¿Qué
coño hacéis aquí?-preguntó Freya.
Ibara
respondió lanzando un vehemente golpe con su vara. Freya lo esquivó y se echó
paso a paso hacia atrás, atrayendo a la chica hacia sí, que no paraba de
lanzarle tremendos y estilosos golpes con el palo. Tras varios intentos, Ibara
lanzó un golpe aún más fuerte, pero Freya le dio una patada baja en un tobillo,
la desestabilizó y se dispuso a embestirla con una patada giratoria inversa en
la cara. Escuchó el sonido de un cuerpo cortando el aire…era Itami lanzándosele
para defender a su compañera.
¡Dos
contra uno no es nada caballeroso!-dijo Yamiyuki mientras se interponía.
Interceptó
a Itami, lo volcó contra el suelo y lo lanzó rodando de una patada. Acto
seguido, se levantó y corrió hacia él, que también se levantó y se lanzó a por
él asiendo un pesado trozo de cadena. Mientras Freya echaba mano de un bastón
extensible que llevaba oculto para combatir fuego con fuego con Ibara, escuchó
el golpe de la pesada cadena de Itami cayendo contra el suelo mientras Yamiyuki
la esquivaba. Acto seguido, vio cómo su compañero se daba una voltereta y
embestía al misterioso chico con una patada. Sin preocuparse por el resultado
de la otra pelea, se centró en Ibara. Con unos pocos embates con el bastón,
consiguió comerle terreno, hasta que la doblegó y le saltó la barra con una
ágil maniobra. Acto seguido, utilizó su arma de pértiga y, girando sobre sí
misma, la arrolló con las piernas. Mientras corría para darle el golpe de
gracia, plegó el bastón y se lo volvió a guardar. Ibara se lanzó a su paso con
los puños apretados y comenzaron a intercambiar duros, precisos y
malintencionados golpes. Paralelamente, Yamiyuki esquivaba las perniciosas
cuchillas que Itami le lanzaba.
¿Sabes?-preguntó
Yamiyuki-No sois los únicos que os sabéis ocultar armas en la chistera.
De la
manga de Yamiyuki salió un afilado punzón enmangado que asió del mango, con
forma de cruz, y con el que amenazó con ensartar a Itami mientras corría hacia
él. Su contendiente agitó los brazos y lanzó por los aires dos extrañas piezas
metálicas. Saltó, puso sus manos debajo y le cayeron, enganchándosele
perfectamente: eran unas garras compuestas por dos hojas arqueadas en sentido
contrario, como una mezcla entre tijeras y pinzas de gran tamaño. Ya armado,
Itami contrarrestó a Yamiyuki, desviando el punzón con un golpe. Sin desuncir,
el chico lanzó una vehemente patada giratoria con la que logró que su
adversario se alejara, tras lo cual volvió a lanzar una embestida con el
punzón. Itami accionó un resorte de su arma y las pesadas tijeras se cerraron,
cogiendo el punzón de por medio y bloqueándolo. Mientras tanto, Ibara salía
disparada por los aires. Freya corrió siguiendo su trayectoria y, cuando vio
que iba a caer, saltó y la embistió con un puñetazo ascendente seguido de un
martillazo con ambos puños, forzando su caída, la cual terminó de rematar con
una llave en el suelo. Al segundo, Ibara se la quitó de encima con una fuerte
patada, se incorporó y lanzó unos raudos y furiosos puñetazos, apartando a
Freya.
Con lo
que me gusta dialogar…-dijo Freya mientras lanzaba una abrumadora cadena de
patadas a su contrincante-…y lo poco comunicativos que estáis hoy…en serio,
¿qué coño hacéis trabajando para éste?
Ibara
lanzó una potente patada con voltereta, alejando a Freya de sí, tras lo cual
saltó y agarró su bastón.
Nos van
a pagar por hacer lo que pensábamos hacer gratis:-dijo Ibara-follaros y
mataros.
¡Apática
pero chistosa!-sonrió Freya-¡Vaya día me llevas, pequeña sabandija!
El
juego ha terminado.-dijo Ibara-Os voy a poner en vuestro sitio. ¡Itami!
El
compañero de Ibara, que estaba intentando cortar a Yamiyuki con sus tijeras, lo
dejó en paz y corrió hacia Ibara, que había clavado su bastón entre el suelo y
el techo, totalmente vertical.
Olvídate
del anillo.-le dijo con desdén-Remátalos si se resisten, saco de pulgas.
Tras
dejar clara su orden, Ibara se subió al bastón y comenzó a bailar en torno a
él. Sus lascivos y provocadores movimientos levantaron un enorme remolino de
fuego que fue engullendo la estancia, causando ardientes explosiones en todo lo
que rozaba. Itami se encontraba dentro del ojo del remolino, así que no podía
ser alcanzado, pero las columnas estaban siendo destruidas una tras otra y
tanto Freya como Yamiyuki iban a ser alcanzados por el ataque en cualquier
momento.
¡Te
felicito!-dijo Freya-¡Vas a hundir esta mierda, os va a caer encima, moriréis y
nosotros podremos salir tan campantes!
Ibara
no respondió. El fuego se intensificó y avanzó peligrosamente hacia ellos.
¿Lo
burlamos ya o la dejamos que se ilusione un poco más?-preguntó Freya.
Nos
toca a nosotros, ¿no crees?-preguntó Yamiyuki.
Vale.-dijo
Freya agitando una mano y creando una pequeña corriente de agua a su
alrededor-¡Técnica especial del Combate Floral! ¡Rosas de Neptuno!
En la
mano de la chica se materializaron varias rosas azules. Las lanzó contra la
inexorable cortina de fuego, liberando grandes cantidades de agua que fueron
penetrando en el remolino, deshaciéndolo en una línea recta mientras se
disipaba el vapor hacia los techos. Yamiyuki se puso en medio de la línea que
había abierto, puso sus manos en el fuego y comenzó a concentrarlo todo
alrededor de ellas, absorbiendo el ataque e impidiendo que se siguiera
propagando. El edificio había quedado muy dañado, pero le quedaba lo suficiente
como para que no se cayese.
¿Cómo
es posible?-preguntó Ibara mientras observaba, quieta y subida en el bastón, lo
que estaba pasando.
¡Eh, no
me pierdas de vista, querida!-exclamó Freya.
Lanzó
otra tanda de rosas azules, golpeando fuertemente a la chica, que cayó desde lo
alto de su bastón envuelta en un manto de agua que la acompañó en la caída,
formando una burbuja que le reventó al caer al suelo, dejándola empapada y
dolorida. Itami respondió corriendo hacia Freya, pero Yamiyuki se dispuso a
interceptarlo.
Deja
que satisfaga sus deseos de venganza.-dijo Freya-No te interpongas, déjalo que
me pruebe…
Itami
saltó y, en un aullido, lanzó un tremendo zarpazo hacia Freya con su atípica
arma, a lo cual ésta respondió agarrando la muñeca del chico, evitando la
pinza, y zarandeándolo hasta hundirlo contra el suelo, lugar donde le puso el
brazo recto y lo atrapó entre sus dos piernas, dispuesta a partirlo.
¡Suéltalo,
maldita seas!-exclamó Ibara.
Saltó
hacia el bastón, comenzó a girar sobre él y, acto seguido, un temblor de tierra
desequilibró a Freya, apartándola de Itami. Mientras la joven intentaba
estabilizarse, fue golpeada en la espalda por una enorme estaca de tierra que
afloró del suelo, alzándola peligrosamente hacia el techo, donde parecía querer
aplastarla. Ágilmente, Freya creó una pequeña corriente eléctrica entre sus
dedos y descendió verticalmente por la estaca, dejando una estela eléctrica que
escindió la estaca por la mitad.
¡Raikiri!-exclamó
Freya mientras el enorme montículo se deshacía tras ella.
Eres buena…-dijo
Ibara mientras bailaba sensualmente en su bastón-… ¡pero no lo suficiente!
Una
enorme bola de fuego salió disparada hacia la chica, que la agarró con sus
manos, la volvió negra y la lanzó de nuevo a su contendiente, volviendo a
tirarla de la barra. Acto seguido, se dispuso a arrancar el bastón para evitar
más embates como ése, pero, al agarrarlo con las manos, una poderosa y radiante
descarga mágica la sacudió con furia, hincándola de rodillas en el suelo.
Nadie
puede tocar mi objeto personal.-dijo Ibara-Es mío y sólo mío. Has sido una
estúpida al poner tus manos en él… ¡te costará la vida! ¡Itami, encárgate del
chico!
Ibara
desclavó el bastón y lo redujo a la longitud de un arma de combate. Avanzó
hacia Freya y se dispuso a asestarle un varazo letal, pero su contendiente no estaba tan débil como
había querido aparentar, por lo que esquivó el golpe y, girando sobre sí misma,
hizo un molinillo con los dos brazos, embistiendo alternativamente a su
pelirroja enemiga con los cantos de las manos, tirándola de espaldas contra el
suelo. Sin dejarle reaccionar, le pisó el estómago, evitando así que se
levantara. Mientras tanto, Itami lanzaba furiosos ataques contra Yamiyuki, que
hacía por esquivarlos y contraatacar. Tras un extenuante intercambio de puñetazos,
patadas y algunos tajos con armas ocultas, Itami intentó hacer un movimiento
muy extraño, pero Yamiyuki dio un pisotón en el suelo, provocando que una
enorme raíz surgiera del mismo y lo fustigara cruelmente, lanzándolo por los
aires hasta hacerlo atravesar una vidriera.
¡ITAMI!-chilló
Ibara.
Ve tras
él y mátalo.-dijo Freya-Voy a ajusticiar a esta joyita…
Yamiyuki
asintió y comenzó a correr en vertical por la pared hasta alcanzar el hueco de
la vidriera. Iba a saltar, pero escuchó un golpe: Ibara se había levantado y
corría con todas sus fuerzas hacia una esquina del edificio. Con presteza,
volvió a clavar su palo, ejecutó unos rígidos y provocativos movimientos y
provocó una explosión de llamas que terminó por escindir los cimientos de la
estancia. Tras ello, se fue corriendo a la esquina opuesta, donde pudo salir
raudamente.
Juraría
que ha atravesado una pared, pero no hay tiempo para eso.-dijo Freya-¡Esto se
cae!
Podemos
salvarnos con ruido o sin él.-dijo Yamiyuki-¿Qué prefieres?
La
última vez que no hicimos ruido acabamos metidos en ESTO.-dijo Freya-¡Adelante
con ese puto ruido!
¡Como
la señorita desee!-exclamó Yamiyuki.
El
chico alzó sus brazos, generando una enorme semiesfera de fuego. El edificio se
cayó encima de ellos, pero los escombros se fundían y evaporaban al contacto
con las llamas antes de poder herirlos, provocando explosiones, chispas y mucho
ruido y humo. Cuando dejaron de oír material cayendo, Yamiyuki deshizo el
escudo. Se vieron rodeados de deshechos carbonizados, en medio de la nada. Por
lo que pudieron ver, el edificio sólo era una planta cuadrada de poca altura,
con más decoración que otra cosa.
¿Crees
que Shiroi ha preparado este edificio sólo para encerrarnos con esos
dos?-preguntó Yamiyuki.
Probablemente.-respondió
Freya.
¿Qué
hacemos ahora?-preguntó Yamiyuki-¿Vamos tras ellos?
Se han
perdido de vista…-dijo Freya-...tendríamos demasiados sitios donde buscar. ¿Qué
tal si hacemos una puesta en común sobre lo que hemos averiguado esta mañana?
¡He
encontrado a alguien que puede servir a la causa!-dijo Yamiyuki-Espero que esté
a nuestra altura…
¡Yo
también!-sonrió Freya-¡Tengo a alguien que podría ayudarnos a hacer lo que
todavía no sabemos! Esto es dantesco, por favor…
Ya has
visto que Shiroi trama algo.-dijo Yamiyuki-No se habría tomado tantas molestias
en caso contrario…
Estoy
de acuerdo.-concedió Freya-Y esos dos parecían tan distintos…
Creo
que les ha pasado algo más que notable con respecto a todo esto…-dijo
Yamiyuki-…pero sólo son pesquisas.
Freya
miró al cielo. Aquel conflicto pintaba más difícil de lo que en un principio
pensaron. Tras sacudirse el polvo, se alejaron del lugar, dispuestos a ver
dónde se encontraban exactamente para, después, volver a un sitio donde poder
intercambiar su información…
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