II: Los duros
inicios
Un día más en el concurrido, ajetreado y rebosante de
adrenalina polideportivo Yashinori. A la hora acordada, los veinte
seleccionados para aprender baile de barra aparecieron en las instalaciones. Se
veía a gente saludándose, presentándose, haciéndose reverencias y con las
típicas preguntas de cortesía para conocerse. Algunos ya se conocían. Otros no
hablaban. Sólo tenían dos cosas en común los miembros de aquel heterogéneo
grupo: todos estaban deseando recibir su primera lección y todos llevaban las
piernas descubiertas, con pantalones cortos, mallas de ciclista y, algunas,
incluso, con minifalda.
¡Hola!-saludó Ayashi al llegar a la sala al ver a Izaya y a
Xing Yi.
Hola, Ayashi.-la saludó Izaya-¿Qué tal?
Deseando ver cómo va esto…-respondió la chica de cabello
naranja.
Yo también lo estoy deseando, en serio.-replicó Xing Yi
entusiasmado-¡Mirad, el morenazo y la rubia! ¡Saito! ¡Ririka!
El jovial chico de cabello verde saludó con la mano. Los
recién llegados se acercaron.
¿Nos colocamos cerca los unos de los otros?-preguntó
Saito-Tiene que ser divertido…
¡Claro!-respondió Izaya con una sonrisa.
Cerca de ti…en cualquier sitio, a cualquier hora, de
cualquier manera y…cerca de cualquier parte de tu cuerpazo.-Xing Yi le guiñó un
ojo descaradamente a Saito.
¡Eh, eh!-dijo Saito sonriendo con complicidad-No quiero ser
descortés, pero soy hetero.
No te preocupes.-dijo Xing Yi-Soy un gay empedernido, pero
un gay empedernido con tanta cabeza como lujuria. Jamás irrespetaría las
preferencias sexuales de otro chico, no soy así, sólo era una broma…ya me irás
conociendo.
“Un gay empedernido con tanta cabeza como lujuria.”-repitió
Ayashi-¡Me encanta cómo hablas, muchacho!
¿A que mola?-preguntó Xing Yi.
Sobremanera.-replicó Izaya con su dejo sensual en la voz.
Ririka, tía, estás muy callada.-dijo Xing Yi-¿Te pasa algo?
No…-replicó la chica de ojos azules-…no es nada.
Sólo quedan cinco minutos para que llegue la profe.-dijo
Saito mirando su reloj de pulsera-¿Alguien más piensa que esa tía está jodida y
condenadamente buena? ¿Le habéis visto las piernas? ¿Y esas tetas? Su copa se
tiene que salir de escala…
A ésa os digo yo que se los hacen a medida.-dijo Izaya-Los
sujetadores, digo.
Tú tampoco tendrás queja.-dijo Saito mirando los enormes
pechos de Izaya.
¿Yo?-preguntó Izaya subiendo los ojos de Saito hacia los
suyos moviéndole la barbilla-Ninguna.
Buenas tardes.-dijo una inconfundible voz mientras oían una
puerta cerrándose.
La profesora había llegado. Llevaba el mismo vestido, los
mismos tacones y la misma bata. Sus más de dos metros largos de ardiente
sensualidad se posicionaron en el centro de la línea sin colchonetas del suelo.
Veinte.-dijo al terminar de contar mentalmente-Perfecto. Hoy
vamos a empezar seriamente. Antes de ponernos a sufrir y a sudar, porque, como
ya dije, el que no esté mentalizado para ello ya puede abandonar la actividad,
quiero deciros una cosa. A pesar de que hoy, por ser la primera práctica, no lo
he hecho, cada día llegaré, premeditadamente, quince minutos más tarde de la hora.
En esos quince minutos, debéis, y sí, habéis oído bien, debéis, coger una
barra, colocarla donde prefiráis llevar a cabo la lección del día y calentar
como más gustéis: sobre la barra, sobre el suelo, con estiramientos, por
parejas o como vuestra imaginación os dé a entender, con la condición de que
sea un calentamiento que toque todos los segmentos del cuerpo en cierta medida.
No hay cámaras, ni letra pequeña, ni
profesor de guardia, ni nada. Estaréis quince minutos de reloj
calentando, y tened a buena cuenta que notaré a la legua si lo habéis hecho o
no…y de eso pueden depender muchas cosas. Bien, dicho esto, vamos a comenzar.
Las barras están en el almacén, el cual no está cerrado con llave, por lo que
podréis coger las barras cuando lleguéis.
La instructora abrió la puerta del almacén y cogió una de
las enormes barras, indicando a los alumnos que hicieran lo mismo. Una vez
todos tuvieron una barra, la experta les enseñó cómo retirar los tapones de las
colchonetas para hundir bien la barra en el suelo. Acto seguido, les explicó
que eran plegables y que, pulsando un botón, se extenderían hasta el techo,
donde se clavarían sin resistencia alguna en huecos expresamente realizados en
el techo, totalmente paralelos a los de los tapones del suelo. Una vez todos
tuvieron su barra colocada y bien fija (los incrédulos la zarandearon para
comprobar que soportaría), la sensual joven volvió a hablar.
Para todos aquellos en cuyos ojos brilla la máxima de que
hablo más de lo que enseño…-comenzó con su aire de grandeza la maestra-…ha
llegado la hora de que se os caiga el mito.
La chica alzó uno de sus larguísimos brazos, agarró la barra
a la altura que dio su mano y, tirando con el brazo, levantó todo su cuerpo con
el hombro hasta mantener su brazo completamente horizontal y todo el cuerpo
recto en el aire. La altura que había alcanzado era tal que parecía que
levitaba sobre sus alumnos.
Esto es fácil, ¿no?-preguntó-No he hecho nada propio de un
bailarín de barra…sólo me he agarrado a un palo que está aquí ensartado y me he
colgado.
Intentadlo.-dijo, acto seguido.
A la mayoría de la gente se le resbalaba la mano y acababa
cayendo sobre la colchoneta. Otros lograban mantener el agarre, pero no tenían
suficiente fuerza y se hacían daño en el hombro. En otro lado estaban los que
tenían algo más de fuerza, como Ayashi, Xing Yi e Izaya, pero que no podían
mantener el agarre y, antes de quemarse la palma de la mano, decidían soltarse.
Saito, el más musculoso del grupo, también presentaba serios problemas para
imitar a la maestra, que seguía inmóvil, totalmente recta en el aire, con su
brazo formando una horizontal perfecta.
Buen trabajo.-les dijo la chica sin bajarse de la barra-Os
he pedido que lo intentéis, no que lo hagáis, así que, en efecto, buen trabajo.
Se bajó de la barra.
Bien.-continuó la profesional-No es nada fácil, ¿verdad? La
suspensión en barra con un brazo es una postura recurrente en nuestro arte,
tarde o temprano tendréis que enfrentaros a ella y dominarla, aunque a más de
uno se os aparecerá en sueños esta noche a juzgar por vuestras caras de dolor. Ya
conocéis una herramienta básica del montaje de las preciosas piezas que
suponen nuestros bailes. La conocéis, pero aún tenéis que aprender a
usarlas. Otra cosa importante es que ya habéis visto que esto no es como lo
pintan en las películas: hay que sufrir. Veamos si podéis hacer esto otro. A mi
señal, intentáis imitarme.
La joven les dio la espalda, agarró la barra con un brazo,
se encaramó a ella, la apretó con sus muslos, soltó el brazo y se quedó en
plancha, horizontal, suspendida boca arriba a cierta altura del suelo, agarrada
a la barra con sus piernas. Chasqueó los dedos, tras lo cual todos intentaron
imitarla.
Muchos no conseguían encaramarse correctamente a la barra y
se caían hacia atrás. Otros imprimían demasiada fuerza en el encarame y se
chocaban con las ingles en la barra. Los que conseguían apretar la barra con
sus muslos, se resbalaban y caían al suelo inmediatamente. Incluso la gente con
las piernas más anchas, como Izaya y Ayashi, tenía problemas. Saito y Xing Yi,
de piernas muy musculosas, conseguían soltar la mano, pero no se podían poner
paralelos al suelo y caían, rozándose la piel de los muslos con la barra.
Ririka, de piernas bastante finas, no poseía suficiente fuerza para agarrarse
completamente.
No está mal, ha sido un buen intento.-replicó la maestra sin
moverse de su posición, con su infinita melena rociando el suelo y sus
amplísimos senos rebosando por su sensual y musculoso cuerpo-La suspensión en
agarre de aducción es otro movimiento recurrente. El agarre de dos piernas
tiene varios niveles de dificultad, tanto más difíciles cuanto más cerca de los
pies esté la parte de las piernas con la que agarramos. Así, el más fácil de
todos, sería el agarre de aducción, el que acabáis de intentar, seguido de un
agarre de rodillas, un agarre de gemelos y un agarre de tobillos, el más
difícil, estableciéndose un intermedio entre los dos últimos, el agarre de
sóleos, en manifiesto desuso. La razón de esto es, obviamente, por el
progresivo alejamiento del punto de agarre con respecto a lo que sería nuestro
baricentro, centro de gravedad, centro corporal o centro de masa. Son cosas que
iréis aprendiendo a lo largo de las clases y que nunca viene mal saber. ¡No me
miréis así!-sonrió-Sólo han pasado cinco minutos.
La sensual chica se bajó de la barra ayudándose de un brazo
y arqueándose al levantarse.
Soy exigente.-dijo-Pero no soy incompetente. No creáis que
voy a lo más difícil el primer día por exhibirme, no, no, nada de eso. Lo que quiero es que
veáis lo complicado que puede llegar a ser el baile de barra…que lo
interioricéis cuanto antes, que sepáis que es un deporte duro, muy duro…y que
nunca nadie se atreva a subestimaros por practicar una disciplina de la danza.
Con el debido respeto a mis colegas deportistas de otras ramas, patear una
pelota no te hace mejor que alguien que desafía a la gravedad. No somos mejores ni peores, sólo entrenamos
de manera diferente. Bien pues, vamos a empezar con lo básico, respondiendo a
una pregunta que todos os haréis y es cómo se enfrenta uno a la barra. Nunca, bajo
ningún concepto, tengáis miedo de la barra. Si la cogéis con miedo a caeros y
lesionaros, con miedo a hacer el ridículo, con miedo a sufrir por ella…diría
que la barra os tirará, pero no, os caeréis vosotros. Podéis establecer una
analogía con la equitación si así lo deseáis. Un caballo solo se deja montar
por un buen jinete, ¿no es así? Bien, pues…la barra hace algo parecido,
salvando las distancias entre ser vivo y ser inerte. Tenéis que aprender a
dominarla. Al igual que en fútbol os pueden enseñar a entrarle a un jugador
contrario para robarle el balón o en artes marciales podéis aprender a atacar
al contrincante desde distintas posiciones y circunstancias, en baile de barra
existen mil y una, infinitas formas de agarrarse a la barra, cada una con mil y
una, infinitas posibilidades de comenzar movimientos y, con ellos, cadenas de
la longitud que queráis…o que vuestras limitaciones físicas y de experiencia os
permitan. Nunca debéis agarrarla a medias. Si queréis haceros con el control,
tenéis que ir seguros, sin miedo y agarrarla con firmeza. No con fuerza: con
firmeza. No merece la pena forzar todas las contracciones musculares que os
queráis imaginar para luchar contra un objeto que ni siquiera puede cambiar de
posición. Tenéis que realizar los agarres con seguridad y con una correcta
colocación para evitar posibles compensaciones y lesiones. Nadie va a salir de
aquí con una musculatura densa y amplia, como si de un curso de halterofilia se
tratase. Sí que vais a mejorar en tono muscular, pero no es ése nuestro
propósito. Asimismo, no es obligatorio que compenséis esto con un entrenamiento
de musculación, si bien es cierto que a algunos…-observó a los más flacos,
entre ellos a Ririka-…os podría ahorrar dificultades en los inicios.
Mientras explicaba, no dejaba de moverse y enseñar cosas a
sus alumnos: pasaron un largo lapso de tiempo aprendiendo, de manera repetitiva
y continua, agarres manuales: colocación de las manos, ángulo de inclinación de
las muñecas, distribución de la masa corporal para evitar cargas
descompensadas, orientación y fijación de los brazos, etc.
Bien, una vez vistos los agarres con las manos, podemos
pasar a otro punto.-explicó la profesora-Por supuesto, en tronco superior
existen muchos tipos de agarres más, pero no os voy a enseñar a agarraros con
la parte interna del codo, ni con la axila, etc. el primer día de práctica.
Existe un movimiento exquisito que es el agarre de escápulas, pero olvidaos de
él, sólo dos personas en el mundo sabemos hacerlo, y una de ellas lo aprendió
de mí. Como mejor se aprenden las reglas de un juego es jugando, así que vamos
a hacer movimientos en la barra que impliquen agarre manual. ¡Seguidme!
Pasaron buena parte de la clase corriendo en círculos
alrededor de la barra mientras la agarraban con un brazo, aprendieron a hacer
estiramientos de tronco superior agarrando la barra, hicieron ejercicios de
abdominales y fondos agarrando la barra, ciclos de glúteo, abdomen y pierna
repetitivos con los brazos tensos sobre la barra y muchas más actividades de
acondicionamiento físico adaptadas a la condición de estar agarrados a una
barra con una o ambas manos. Cuando ya dejó de haber luz solar entrando por las
ventanas y tuvieron que encender las lámparas, la instructora observó,
satisfecha, a todos sus alumnos sudorosos, encorvados, con cara de dolor,
enrojecidos, acalorados y extenuados. Ella, que había hecho todos y cada uno de
los ejercicios con ellos, sudaba, como todo el mundo, pero, por lo demás,
estaba intacta.
Lo habéis hecho decentemente.-los medio elogió la experta-Os
perdonaré los bajones de rendimiento por ser el primer día, para que luego no
podáis decir que soy mala. Os preguntaréis cuándo empiezan los movimientos
eróticos y los pasos vistosos y atractivos. Sabed que el baile de barra ha
estado muchísimo tiempo, desde sus orígenes, en la oscuridad de nuestra
sociedad, existiendo como un arte ecléctico y exento de normas. Antes, sólo se
practicaba en clubes de alterne y demás lugares de entretenimiento erótico.
Ahora, justo ahora, en el siglo XXI, se está empezando a poner de moda y a ver
de otra manera, por lo que cada vez somos más los emprendedores que decidimos
enseñarlo. Todavía no hay tratados ni normas para enseñar el deporte de manera
uniforme, por lo que cada uno de los escasísimos maestros de baile de barra a
título legal que existimos lo enseñamos de una manera. ¿A qué viene esto?
Fácil. Quedaos con lo del arte ecléctico. Antes, quien quería bailar en la
barra, tenía que mezclar de aquí y de allá. Un poco de tono atlético, cierta
técnica gimnástica, algún contacto con los equilibrios, muchas horas, mucha
imaginación…hoy, este arte ecléctico es un arte con estilo propio. Estudiar
baile de barra es, salvando las abismales distancias, como estudiar una carrera
universitaria: allí os enseñan materias tremendamente amplias que cubren
infinidad de temas relacionados con la profesión. Un periodista aprende las
lenguas clásicas, tiene una gran base histórica e historiográfica y muchas
sapiencias más que en su día a día puede no aplicar, pero que sabe. Esto será
exactamente igual. Para bailar bien en una barra, hay que empezar por hacer
bien cosas que no son bailar en la barra…cosas que os enseñaré y que más os
vale aprender muy bien si queréis sufrir lo mínimo en el día a día, que ya será
más de lo que os podáis imaginar. No os asustéis: aprender es posible. Aunque,
bueno, no sé por qué digo eso, cuando se nota que no me tenéis miedo: os va la
marcha, queréis aprender, se os ve empeño…por no mencionar que veo a kilómetros
contra una tormenta de arena lo excitados que estáis algunos…y algunas. Como
decía, en el baile de barra habéis de aprender movimientos gimnásticos,
técnicas de equilibrio, estiramientos en todos los regímenes y de todos los
músculos, tanto autónomos como heterónomos, principios y técnicas básicas de
uso de la fuerza muscular de una manera sana, correcta y anatómicamente
natural, desarrollo de cualidades físicas básicas y cualidades motrices y, en
definitiva, un amplio bagaje de conocimiento y saber hacer deportivo que os
hará llegar alto…por lo menos, hasta el techo, que es donde se pierde la barra.
No aprenderemos a batear una pelota o a lanzar una patada circular, pero
aprenderemos mucho más de lo que la gente se imagina. No vamos a seguir un
temario ordenado, sino que introduciremos estos conocimientos en nuestro
régimen de entrenamiento conforme los vayamos siguiendo. Quinientas flexiones.
La profesora se colocó en el suelo y, sin apoyar las
rodillas, comenzó a hacer flexiones.
Vamos, equipo.-dijo-No era ninguna broma.
Doscientas cuarenta y nueve y…-dijo, pasados unos minutos,
mientras los demás la seguían a duras penas-…las otras doscientas cincuenta no
serán de pecho, sino de tríceps.
Todos cambiaron de pose y continuaron.
Me alegra ver que todos sabéis hacer fondos.-los elogió
mientras hacía el ejercicio con ellos como si nada-Se nota que domináis algún
deporte.
¡No puedo más!-se oyó de fondo.
¡Esto es un martirio!-exclamó una chica.
¡Joder!-se oía.
Vale, chicos, como queráis.-dijo la instructora-Las ciento
veinticinco últimas serán de hombros. Cambió de pose y continuó haciendo el
ejercicio, mucho más doloroso que el anterior, llevando a un máximo de
extenuación a los veinte alumnos.
Se levantó del suelo, cogió una toalla negra que había
dejado sobre un banco y comenzó a retirarse el sudor. Su vestido estaba
completamente empapado, dejando ver su ropa interior, de exquisito diseño.
Dios…-dijo Saito-…me estoy poniendo muy burro.
¿Tienes fuerzas para eso después de la que nos acaba de
meter?-preguntó Xing Yi.
Estoy más que jodido.-dijo Saito-Pero tengo tanta sangre en
la polla que creo que si chupara una katana me dejaría la lengua bífida en
seco.
Qué fineza.-comentó Izaya.
La clase está a punto de terminar.-dijo la chica-Vamos a
relajarnos. Es la hora de destensar nuestros músculos, eliminar el dolor que
ahora mismo sentirnos y dar paso al placer y al bienestar. Además de los
estiramientos, algo totalmente intrínseco a nuestro arte, en la relajación
aprenderemos también técnicas de respiración. Bien, seguidme.
Les explicó cómo colocarse en las respiraciones, en qué
momentos tomar aire y en qué momentos soltarlo, qué clase de estiramientos
tenían que hacer para evitar dolores posteriores y relajarse correctamente, así
como la intensidad y duración de los mismos. Todo ello, por supuesto, con ayuda
de la barra a modo de repaso final.
Ahora sí.-dijo la chica colocándose su bata negra-La clase
ha terminado. Vamos a plegar las barras y a volver a colocar los tapones y, una
vez hecho eso, guardaremos las barras. Si no queréis esperar a llegar a casa
para ducharos, no es necesario que uséis los vestuarios centrales de la
instalación, ya sabéis que tenemos los nuestros propios en esta sala, como en
todas y cada una de las que hay en el polideportivo.
Al cerrar la puerta del almacén y, justo antes de que cada
uno se fuese a su vestuario, les lanzó una pregunta.
Y ahora, antes de despedirnos hasta el próximo día, que no
es mañana, pues necesitáis reponer y esforzarse con demasiada intensidad con
mucha frecuencia es malo, quiero que os penséis una cosa que me tendréis que
decir sin falta la próxima vez que nos veamos. Podéis venir aquí
indefinidamente y aprender baile de barra a un ritmo que cada uno podrá
considerar como su situación le dictamine o…podéis arriesgaros a tomar una de
las decisiones más dolorosas de vuestras vidas, si no la que más, y aprender a
mi ritmo, pudiendo convertiros en unos bailarines de barra de calidad media
antes del día menos pensado…sufriendo para ello todo lo que sea conveniente.
Poneos de acuerdo entre vosotros. Muy buen trabajo y buenas noches.
La profesora se retiró, dejando tras de sí la sensual estela
de su perfume mezclado con las hormonas liberadas por su sudor, así como el
cada vez más lejano ruido de sus descomunales tacones.
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