†
WORLDS
COLLIDE †
Episodio VI · EN LA BOCA DEL LOBO
Rayaba
el alba. La noche anterior había sido bastante movida. Tras ser atacados por
una extraña y lasciva pareja que ostentaba inimaginables poderes para su edad,
Freya y Yamiyuki llegaron puntuales al sitio donde habían quedado. Un claro en
las afueras de la ciudad, con una frondosa masa de árboles unos pasos más
adentro. El coche negro yacía aparcado. Tanto el chico como la chica estaban
terminando de prepararse.
En la
facultad no hay nada.-informó Freya-Parece ser que todavía no ha terminado la
mudanza entre una escuela y otra…
Iremos
a sus laboratorios directamente, ¿no?-preguntó Yamiyuki.
El
chico sacó de su bandolera unos pocos folios grapados, los que su profesor le
había facilitado, y se los tendió a su compañera, que los cogió y leyó las
líneas que estaban subrayadas y hacían referencia a la investigación de Shiroi.
Así que
ésos son sus laboratorios, ¿eh?-dijo Freya mientras le devolvía los papeles a
su dueño-Conozco el complejo. El año pasado investigué en Biofísica en ellos y,
hace dos, desarrollé un equipo médico que se pondrá en venta dentro de unos
meses. Tengo ese sitio memorizado como la palma de mi mano. No será difícil ir
a los sitios más recónditos y perfectos para guardar la información
clasificada.
Me
alegra oír eso.-respondió Yamiyuki-Vamos a colarnos antes de que entre a
trabajar el personal, ¿no te parece?
Sí, eso
es.-concluyó Freya-¿Crees que llevas todo lo necesario?
El
chico asintió con la cabeza. Ambos llevaban un pequeño equipaje de mano,
Yamiyuki en una mochila bandolera negra ajustada y ceñida a la cintura para que
no se moviese y Freya en una bolsa del mismo color atada a la cintura y que
pendía por detrás de ella. Llevaban mallas ajustadas de espía con botas de seguridad,
ambos de color negro. Se habían preparado para una misión de infiltración que
pretendían llevar a cabo a la perfección, por lo que, sin mediar más palabra,
se subieron al coche y pusieron rumbo a los laboratorios.
No
tardaron en llegar. Tuvieron que bordear el extrarradio desde el claro hasta
llegar a un gran polígono industrial en las afueras. El complejo de
investigación era una enorme nave blanca de forma cupular con varias torres
anejas. No llegaron hasta el aparcamiento, sino que estacionaron el vehículo
detrás de una gasolinera cercana para que fuera inapreciable desde los
ventanales del complejo. Al bajar del coche, miraron a su alrededor.
Veo
coches en el aparcamiento.-dijo Freya-Los más madrugadores han llegado ya.
Tenemos que darnos prisa.
Yamiyuki
asintió. Ambos flexionaron sus piernas y saltaron hasta la azotea de la
gasolinera. Desde allí fueron, cada uno por su lado, saltando entre farolas,
postes y edificios cercanos hasta aterrizar en
la azotea de una de las torres anejas del complejo, donde rodaron por el
suelo dando volteretas bajas hasta esconderse detrás del único pilar que había
para evitar ser vistos por las ventanas superiores de la cúpula central.
¿Por
dónde entramos?-preguntó Yamiyuki.
Por
esta misma torre.-dijo Freya-Será el camino más largo hasta la zona de los
despachos de los altos cargos, pero también el más seguro. Si descendemos hasta
la planta baja de la torre, por donde entraría una persona normal, podremos
acceder a un subterráneo que comunica con la cúpula.
La
arquitectura del complejo lo delata en gran medida, pero, ¿realmente está todo
en la cúpula?-inquirió el joven.
Casi
todo.-explicó la mujer-Los laboratorios están en la cúpula. Estas torres tienen
almacenes de recursos, salas de pruebas y poco más. No hay oficinas ni
despachos salvo un par de ventanillas ocupadas por funcionarios. El
subterráneo, por supuesto, está vigilado, pero será mejor burlar la seguridad o
eliminarla desde la distancia: no nos conviene entrar en combate en este
sitio…más por quien lo domina que por otra cosa.
El
chico asintió. Desde el pilar, saltaron ágilmente hasta la puerta de la azotea
que daba a las escaleras que bajaban al interior de la torre.
Cerrada.-informó
Freya tras intentar girar el pomo.
Yamiyuki
asintió y sacó de su mochila un objeto negro alargado y cilíndrico, de longitud
no muy superior a la de un bolígrafo, pero con algo más de diámetro. Accionó un
pequeño regulador que subía y bajaba, haciendo salir del extremo una delgada
aguja. Sin demora, la clavó en la cerradura y, tras moverla levemente, la
puerta cedió.
Una
ganzúa profesional.-observó Freya-Yo también tengo una de ésas.
Hay que
estar preparado para lo que se tercie.-Yamiyuki sonrió con satisfacción
mientras se guardaba de nuevo el artilugio.
Cerrando
la puerta tras de sí con cerrojo incluido, comenzaron a bajar las escaleras a
un ritmo elevado. Al terminar de bajarlas, se encontraron en un pequeño rellano
con un ascensor y una puerta.
Es el
cuarto de la limpieza.-dijo Freya-O, al menos, lo era cuando yo trabajaba aquí.
Esta
vez fue Freya la que sacó la ganzúa profesional, prácticamente igual que la de
su compañero, y forzó la puerta. Al abrirla, vio una estantería llena de
productos de limpieza, cubos, escobas, fregonas, un carro de limpieza,
uniformes y poco más. Tras cerrar de nuevo la puerta, accionó el ascensor.
¿Nos va
a dejar bajar todas las plantas de la torre o hay parada intermedia?-preguntó
Yamiyuki.
Baja
hasta aproximadamente la mitad por motivos de seguridad.-explicó la
chica-Después de éste, tendremos que atravesar la planta en la que bajemos de
extremo a extremo para encontrar el ascensor que baja hasta la planta por la
que entran los trabajadores, la planta baja, por donde está la puerta en la que
no nos habrían recibido bien.
Bajaron
en el ascensor, que los tuvo unos minutos en espera dada la altura de la torre.
Cuando salieron del compartimento, ya se encontraban en una planta más amplia y
funcional, llena de puertas enormes con letreros identificativos.
¿Crees
que Shiroi ocultaría algo en estas torres?-preguntó Freya-Tú lo conocerás mejor
que yo.
Shiroi
es tan territorial como muchos otros animales.-contestó Yamiyuki-Estoy casi
seguro de que, si hay algo que tiene mucho valor para él, estará cerca de donde
normalmente él se mueva, y que allí la seguridad será extrema. Si te fijas,
aquí no hay nadie…
Ya…-dijo
Freya-…no obstante, por si acaso…
La
chica echó mano de su bolsa y sacó una PDA personalizada de aspecto complicado
y caro. Activó la función de GPS y, tras pulsar un par de botones, comenzaron a
aparecer puntos rojos en el mapeado de la pantalla.
Acabo
de mandar un pulso energético lo suficientemente grande y de características
suficientes como para detectar las cámaras en esta planta.-explicó Freya.
No
podremos burlarlas todas.-observó Yamiyuki en la pantalla.
Podría
freírlas todas.-dijo Freya-Pero eso implicaría también freír todo dispositivo
electrónico que llevemos encima.
¿Alguna
otra opción?-preguntó Yamiyuki-Tengo lo necesario para hackearlas, y tanto tú
como yo podemos romperlas como queramos, pero eso sería delatarnos…
Accedamos
a la circuitería.-dijo Freya-Hay un panel de mandos cerca de aquí. El sistema
de alimentación es bastante burdo para un laboratorio de este nivel…podemos
cortar la luz en toda la planta y utilizar el generador de emergencia para
alimentar exclusivamente el ascensor.
Yamiyuki
asintió con la cabeza.
Iré
yo.-dijo-¿Cuál es el camino para llegar en el que me encuentre con menos
cámaras?
Será
más fácil que saques cualquier dispositivo provisto de Bluetooth para que te
pase el mapeo.-dijo Freya-No hay captadores ni inhibidores de frecuencia en las
torres, lo sé por experiencia. Y no han podido instalarlos, porque, de haberlo
hecho, los habría detectado con la máquina.
El
chico asintió y sacó de su mochila una tableta táctil de tamaño mediano. No
tardó en escucharse el pitido que finalizó la transmisión de archivos. Tras
ello, se encaminó con sigilo al panel de mandos.
Al
llegar, vio que estaba provisto de una cerradura numérica. Conectó su tableta
al panel y comenzó a piratearlo. Tras unos segundos, el chico tuvo la
combinación correcta, la introdujo, abrió el portón y desactivó el suministro.
Se quedaron completamente a oscuras. Acto seguido, tiró un poco del cuello de
su uniforme, revelando una gargantilla negra muy fina de la que apretó un
interruptor, accionando una linterna que llevaba a la altura de la nuez. Tras
guardar el cable y la tableta, conectó el generador al circuito de alimentación
del ascensor y volvió a dejar el panel como estaba. Al volver al sitio donde
había dejado a Freya, vio a ésta descender del techo.
Buen
trabajo.-le dijo-Vamos.
No
tardaron en cruzar la planta corriendo. No sabían cuánta gente había dentro,
pero tenían claro que pronto iban a mandar a alguien de mantenimiento a
arreglar el suministro energético. Cuando por fin se vieron en el ascensor,
pudieron sentirse satisfechos.
La
planta baja va a ser la más complicada.-dijo Freya-He dicho que bajáramos por
este ascensor porque es el único de la planta que nos dejará en un sitio sin
presencia continuada de gente, pero las probabilidades de encontrarnos a
cualquiera son bastante altas.
Al
salir del ascensor, escucharon pasos, voces y los sonidos propios de una
actividad laboral normal.
No
debemos ser vistos.-puntualizó Freya-Se nos conoce demasiado en los dominios de
Kamiyama. Sígueme, la entrada al subterráneo está cerca.
Tras
doblar dos esquinas y sortear algunos tramos de escaleras, llegaron a un
pasillo con cuatro guardias y dos hileras de cámaras.
Lo del
apagón aquí nos delataría.-dijo Yamiyuki-Habrá que deshacerse de las cámaras y,
después, de los guardias.
Y la
puerta se abre con una tarjeta llave.-replicó la chica-La parte positiva es que
el túnel carece de vigilancia…hasta que lo crucemos y tengamos que vérnoslas con
la de la cúpula.
Lo
tengo.-afirmó Yamiyuki.
Sacó de
su mochila unas gafas termográficas y miró al techo.
Hay un
falso techo.-explicó-Los cables de las cámaras van a un mando común.
Ajá.-afirmó
Freya.
El
chico sacó un aparato parecido a una pistola. Acto seguido, le acopló lo que
parecía ser una broca. Accionó unos botones y dicha broca salió disparada,
haciendo un agujero limpio en el techo sin apenas ruido y sin que los guardias
se dieran cuenta. Tras ello, sacó un manojo de cables, los acopló en un multiconector
de una única entrada, a la que acopló la hembra de un cable cuyo macho quedaba
suelto y colocó el cuello de dicho macho en el mismo instrumento con el que
había lanzado la broca. Accionó algunos botones y, haciendo alarde de una gran
puntería, el cable salió disparado sin girar, se coló por el agujero del techo
y se encajó sonoramente en el mando.
Aprendes
rápido.-dijo Freya.
Se hace
lo que se puede.-dijo Yamiyuki-Ahora, conecto el SCART a esta cámara de baja
calidad, la dejo en la pared y…ya está, ahora las cámaras de este pasillo están
en suspensión. En la sala de vigilancia, la monitorización de este pasillo no
sólo no se ha suspendido, eliminando sospechas, sino que además se ha
sustituido por la alegre vista del hall. Vamos a encargarnos de los guardias
antes de que alguien se dé cuenta de toda la imaginería que he dejado aquí.
Oculta
un poco ese cable.-dijo Freya-Será fácil porque no está tenso. Déjame a mí a
esos tipos.
Mientras
Yamiyuki se encaramaba a la pared para fijar el cable con unos cáncamos, Freya
sacó de su bolsa un extraño amasijo negro con barras plateadas. Al accionar un
interruptor, se desplegó, revelando una ballesta portátil a la que cargó con
unos dardos especiales. Sin darles tiempo a darse cuenta, les disparó a todos en
el cuello, cayendo al suelo sin ver a la chica ni una décima de segundo.
¿Qué
les has inyectado?-preguntó Yamiyuki al ver la masacre.
Midazolam.-dijo
Freya-Tendrán dulces sueños un buen rato.
Bien.-dijo
Yamiyuki-¿Y la puerta?
Freya
plegó de nuevo su ballesta y la guardó.
Tan
sencillo como esto.-dijo la chica.
Sacó
una tarjeta universal. Conectó el lector de tarjetas a su PDA y, tras pulsar un
par de botones, pasó la tarjeta. La puerta se abrió de par en par.
Vamos a
colar a éstos dentro antes de que pase alguien y los vea.-dijo Freya mientras
guardaba su equipo.
Entre
los dos, tiraron a los cuatro guardias por las escaleras sin miramientos. Acto
seguido, bajaron ellos mismos la escalinata, accionando un botón que cerró la
puerta tras de ellos. Tras bajar varios metros por el nivel del suelo, cruzaron
un enorme pasillo rectilíneo y subieron otras escaleras de la misma longitud e
inclinación. Freya se adelantó a los mandos de control y los pirateó con su
equipo a la vez que el chico cambió las imágenes de las cámaras con el mismo
procedimiento de antes. Las puertas se abrieron. Mientras la chica mantenía las
puertas aseguradas, Yamiyuki se pegó con sigilo a la pared de al lado de la
puerta. Los guardias no tardaron en extrañarse y bajar las escaleras, momento
que el chico aprovechó para saltarles y noquearlos silenciosamente apretándoles
en puntos de presión por la espalda.
¿Cómo
has conectado esa última?-preguntó Freya-Si enfocas al interior de este túnel,
se levantarán sospechas.
Tengo una
referencia de señal.-dijo el chico-La conexión que he montado lleva un
intercambiador de señal que reacciona con el que lleva integrada la cámara que
he puesto antes. Estas cámaras enfocan ahora a la planta baja de la torre.
Bien
hecho.-dijo Freya-Vamos.
Entraron
de lleno en la cúpula. Científicos, guardias, operarios y, en resumidas
cuentas, muchas personas la transitaban.
¿Por
qué no estás utilizando la magia?-preguntó Yamiyuki-Nos facilitaría las cosas
ahora mismo.
Me temo
que sería delatarnos a voz en grito.-objetó Freya-Hay algo aquí que reacciona
con cualquiera que sienta la magia. Tenemos que colarnos en los despachos.
¿Están
muy lejos?-preguntó el chico.
El de
Shiroi no.-dijo Freya-Según he leído en el papel que me has dejado antes, está
haciendo honor a su territorialidad y tiene un despacho muy selecto, de los
pocos que tienen laboratorio personal incluido. Esas salas están cerca del
subterráneo por motivos de logística y nunca hay más de una ocupada. Sólo los
más importantes de la investigación y los más adinerados pueden permitirse
trabajar ahí.
Déjame
adivinar.-dijo el chico-Ocupaste uno de esos despachos cuando trabajabas aquí.
Dos.-dijo
Freya-Uno por año.
La
chica comenzó a caminar con sigilo, seguida por su acompañante. Le hizo un
gesto para que se acercara a un pasillo estrecho con seis puertas a un lado y
absolutamente nada al otro.
Es
aquí.-dijo la chica-Sólo hay seis despachos. Aunque parezca pequeña esta
distribución, por dentro los despachos son enormes, y el laboratorio que
incluyen, más aún.
Se
introdujeron en el pasillo sin ser vistos. Al observar las puertas, vieron que
sólo una tenía placa identificativa.
Shiroi
Kamiyama.-leyó Yamiyuki-Algo me dice que la ganzúa no va a funcionar.
Estas
salas combinan tres cerraduras digitales y una tradicional, de llave.-explicó
Freya.
Seguro
que las podremos hackear.-dijo el chico-Los ordenadores y la seguridad nunca
han sido los temas favoritos de ese déspota.
Oye…-dijo
Freya señalando a su espalda.
Yamiyuki
se giró. No se veía a nadie moverse, y la única persona que podían vislumbrar
desde allí era un hombre con bata blanca desplomado en el suelo.
Esto me
da mala espina.-dijo Yamiyuki-Pero, mirando el lado positivo…nadie nos va a
interrumpir.
Freya
asintió. Entre los dos, reventaron la seguridad de la puerta, aunque les costó
bastante. La seguridad tenía un nivel altísimo. Cuando se hubieron deshecho de
las cerraduras electrónicas, quedó un pesadísimo cerrojo ante ellos tras
retirarse las tres puertas automáticas que protegían aquella puerta acorazada.
Probaron cada uno con su ganzúa, pero no lograron abrir la puerta.
Déjame
a mí.-dijo Freya.
Sacó un
rollo de tela negra de su bolsa, se arrodilló y lo extendió en el suelo.
Ceñidas a la tela del rollo había incontables piezas de diferentes formas.
En mi
vida había visto un juego de ganzúas tan increíble.-dijo Yamiyuki.
Lo
construí yo un día que me aburría.-dijo Freya-Los que venden, por mucho que los
compres de altísima calidad, se quedan cortos. Vamos a ver…
La
joven sacó unas enormes y pesadas gafas que parecían llevar mucha imaginería y
tecnología. Se las colocó y comenzó a girar las ruletas de los oculares y a
pulsar botones.
¿Qué
haces?-preguntó Yamiyuki.
Estas
gafas, otro invento mío, combinan, integran y conjugan visión nocturna, visión
térmica, visión infrarroja, visión en gamas de colores, acromática, en filtros
de frecuencia, microscopía, visión telescópica y otros efectos que permiten ver
hasta lo que los creadores de un objeto no han visto nunca.-explicó la
chica-Estoy viendo la forma interna del cerrojo…vaya, es realmente compleja.
Agarró
su juego de ganzúas, las combinó y, formando una pieza realmente intrincada, la
acopló a un mango y comenzó a introducirlo en la puerta. Tras unos largos minutos,
se oyó un chasquido y la puerta cedió.
Jodido
Kamiyama.-dijo Freya mientras se quitaba las enormes gafas y recogía todo su
despliegue de equipo.
Entraron
al despacho. Las cámaras se clavaron en ellos.
Que no
cunda el pánico.-dijo Yamiyuki-Seguro que todo esto se está grabando en el
ordenador de esta sala y en ningún otro. Y Shiroi no está.
Enciende
y piratea todas las máquinas.-pidió Freya-Voy a rastrear el laboratorio. Borra
los archivos de las cámaras, desconéctalas y prográmalas para que se reactiven
cuando salgamos de aquí, como si nada hubiera pasado. Supongo que sabrás
hacerlo…
Supones
bien.-dijo el chico.
Se
pusieron manos a la obra. Mientras sus forzamientos informáticos cargaban,
Yamiyuki sacó una carpeta y comenzó a fotocopiar todos los papeles que pudo,
guardando las copias en ella tras dejarlos en su sitio. Cuando no quedaron más
papeles que revisar, comenzó a abrir cajones y armarios mientras eliminaba su
presencia en el sistema informático. Vio que las puertas tenían un registro,
así que borro la entrada que acababan de hacer y lo programó para que obviara
la siguiente, que sería su salida.
Por su
lado, Freya comenzó a tomar muestras de todos los compuestos no etiquetados y
de los que estaban etiquetados bajo nombres en clave o que no se correspondían
con lo común. Asimismo, pirateó todos los ordenadores del laboratorio y volcó
el disco duro en una memoria extraíble que llevaba preparada. Al verla de reojo
por la puerta, Yamiyuki hizo lo mismo con el ordenador del despacho. Una vez
tuvo todo rastreado, guardó las muestras en un maletín hermético que escondió
de nuevo en su bolsa y lo dejó todo como estaba. Yamiyuki, que también había
terminado su labor, se acercó al laboratorio para verlo e informar a su
compañera. Se sorprendieron al ver la cantidad de horas que habían pasado allí
dentro y cómo habían desvalijado hasta el último milímetro sin dejar huella
alguna.
Ya está
todo.-dijo Freya-Será mejor que nos vayamos y dejemos todo esto como estaba…nos
hemos tirado un buen rato y no quiero ni imaginarme cómo estará el edificio
ahora mismo. Nos va a costar salir sin ser interceptados…
Yamiyuki
iba a responder, pero escucharon un golpe encima de ellos. Miraron hacia arriba
y vieron cómo la rejilla de ventilación del laboratorio salía disparada. Por el
hueco vieron colarse a una enorme figura que también iba ataviada con unas
mallas negras de espionaje y botas de seguridad. Su melena, larguísima y de
color rosa, y sus grandes pechos la delataron. Cayó en cuclillas en el suelo
sin hacer apenas ruido y, al girarse, los vio.
¡Aquanika!-exclamó
Freya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario