I: ¿Bailas?
¡En el polideportivo Yashinori puedes encontrar la actividad
física que más te guste y disfrutarla al máximo!-exclamó una voz femenina en el
anuncio-¡Disponemos de expertos en todo tipo de fitness y musculación, tanto a
nivel de participación como de formación de monitores, también instruimos en
deportes en equipo, artes marciales, diversos estilos de baile, gimnasia,
acondicionamiento físico circense e incluso múltiples deportes acuáticos en
nuestra amplia gama de piscinas climatizadas! ¿A qué esperas? ¡Es muy
económico! ¡Apúntate y di adiós al sedentarismo y a tus espinas clavadas por
esos kilos de más, esos kilos de menos o cualquier otra circunstancia que te
impida verte como la maravillosa persona que eres! ¡Consulte en nuestras
instalaciones las listas completas de actividades disponibles! ¡Se sorprenderá!
Je…-apagó la televisión.
. . .
El polideportivo Yashinori se encontraba casi en las afueras
de Tokyo. Era un edificio enorme, y disponía no sólo de la extensión del mismo,
sino de un amplio cerco de terreno a cielo abierto para la práctica de ciertos
deportes de exterior. A cualquier hora del día, toda persona que se acercase
podría ver a grandes cantidades de gente muy variopinta entrando y saliendo:
era un lugar muy concurrido, con una gran fama y el mejor centro de ejercicio
físico de Japón, teniendo a instructores oficiales en todas las disciplinas que
impartían, superando a todos los gimnasios, academias de baile, etc. cercanos.
En su interior, se veía a gran cantidad de gente haciendo muy diversas
actividades en sus casi infinitas salas e instalaciones. Aquel día, al caer la
tarde, comenzó a llegar gente que nunca antes había pasado al edificio. Al
parecer, se había anunciado una nueva actividad que empezaba ese mismo día y
mucha gente estaba interesada. A finales de primavera, ¿qué mejor que ir
preparándose para el verano con un buen ejercicio? No paraban de circular
rumores sobre que el polideportivo había contratado a unos instructores
sublimes que iban a impartir unas clases nunca ofrecidas en ningún otro
territorio cercano.
Todas las personas, hombres y mujeres de muy diversas
edades, que preguntaban por el estreno fueron guiadas hasta la sala donde
conocerían al nuevo fichaje del polideportivo: la famosa instructora. Se decía
que no iba a ser la única, pero que, al parecer, iba a empezar ella.
La sala, un alargado rectángulo con hermosas ventanas de
amplias vistas, espejos, paredes de gran calidad y suelo acolchado, con puertas
para aseos, vestuarios y almacén de material, era enorme, pero estaba casi
llena: decenas de personas estaban interesadas en lo que se iba a mostrar.
¿Ya no cabe más gente?-oyeron que preguntaba una exuberante
voz femenina-Entonces entro ya. No, hoy
sólo será la presentación, no te preocupes…no, no daremos el aforo máximo,
tranquila.
Se abrió la puerta y entró la instructora, cerrando de nuevo
tras de sí. Era probablemente la mujer más alta que cualquiera de los presentes
habría visto en su vida. Comenzó a caminar por el pequeño resquicio de suelo
que no estaba cubierto con colchonetas, haciendo resonar sus tacones de aguja,
en los que todos se fijaron, pues podrían medir cerca de cuarenta centímetros y
tenían una plataforma exageradamente grande.
Buenas tardes a todos…-dijo, poniéndose ante el heterogéneo
grupo-…y bienvenidos a la clase de baile de barra. Tengo el honor y el placer
de ser vuestra instructora durante estos cursos que, si alguno o alguna piensa
que van a ser fáciles, le aconsejo que se marche por donde ha venido.
Se fijaron entonces en que llevaba un clipboard en una mano.
Lo apoyó en su brazo y, con la otra mano, colocó un bolígrafo sobre el primer
folio que tenía sujeto.
Antes de empezar, quiero deciros que no todos vais a poder
participar en esta clase.-dijo la chica-Sois demasiados para poder hacerlo
correctamente. Por ello, he decidido hacer una selección. No será aleatoria ni
injusta: os vais a tener que ganar vuestra plaza en este grupo, que será
reducido pero de la mismísima élite en esta disciplina. Os haré unas preguntas
y tendréis que responderme uno a uno en voz alta, de manera sincera y delante
de vuestros compañeros. Iré apuntándolas y, al final, podré determinar por
psicoanálisis y la voz de la experiencia quiénes de vosotros tendréis más
madera para este noble arte y quiénes no. A los que no, os digo de antemano que
esto no es definitivo: tal vez dentro de un año, para el siguiente curso,
podréis volverlo a intentar. Un año es mucho en la vida de una persona: un año
te puede enseñar muchas cosas. Tal vez de aquí al año que viene tengáis
vivencias que os creen la química interior que necesitáis para afrontar MIS
clases. Sin más dilación y, reteniendo mis deseos de hacer una foto de vuestras
caras ahora mismo, comenzamos la clase. Sí, esto será una clase. Será la
primera, la de prueba y, por tanto, gratuita. Vamos a dar un tema introductorio
a la disciplina: mentalidad. Primera pregunta…id respondiéndome empezando por
ti-señaló con el bolígrafo a la persona que estaba en la primera fila y en el
extremo izquierdo-siguiendo el orden de la fila a derechas y luego comenzando
por el extremo izquierdo de la fila siguiente. Os iré señalando por si os
perdéis.
Todos miraron expectantes a la sensual instructora.
¿Por qué queréis aprender baile de barra?-preguntó.
Para tonificar mis músculos.-respondió un hombre de mediana
edad.
Para perder peso y remodelar mi cuerpo.-respondió la chica
de al lado.
Para romper la monotonía con mi pareja.-respondió la chica
siguiente.
Para ganar en flexibilidad y quitarme dolores
posturales.-respondió una mujer de mediana edad.
Para calentar todas las pollas que pueda y quiera.-dijo un
chico muy andrógino-No me gusta nada la comida fría, ¿sabes?
Hubo unos segundos de silencio, pero la implacable
instructora señaló a la siguiente persona con insistencia.
Porque quiero verme más guapo.-respondió un chico.
Para subirme la moral.-respondió una chica.
Para trabajar en una discoteca y ganar dinero con el que
irme de viaje a ver más discotecas de este mundo.-respondió el chico de al
lado.
Para ser la mejor.-respondió una chica de llamativo
aspecto-Quiero destacar, despuntar, dar el cante, que me adoren y que me
impulsen a la fama, donde pueda forrarme y…sacarme el doctorado.
Es lo que me falta para ser el mejor stripper de la
zona.-respondió el chico que estaba al lado.
. . .
Siguieron respondiendo personas y personas.
Para que nadie pueda volver a jugar conmigo nunca más.-dijo
una chica-Quiero ser yo esta vez la que ate los corazones de los hombres.
Para cosas que no te gustaría saber.-respondió la chica de
al lado con sorna.
La instructora soltó una risotada, bajándole los humos ipso
facto a la chica.
. . .
Segunda pregunta.-dijo la joven instructora-¿Creéis que el
baile de barra cambiará vuestros corazones? Contestad sólo “sí” o “no”.
Sólo unas quince personas respondieron que sí.
Tercera pregunta…y última.-continuó la exuberante experta en
la disciplina-¿Consideráis que el baile de barra, además de una disciplina
deportiva y artística, puede ser una herramienta o incluso un arma? Sólo quiero
un monosílabo.
Ante el desconcierto, sólo cinco respondieron que sí.
Bien.-concluyó la instructora-Traigo una lista con vuestros
nombres y vuestras fotografías, por lo que he podido señalaros a los aptos y, a
continuación, diré vuestros nombres. Sólo veinte lo habéis logrado. El aforo
máximo para practicar baile de barra en esta dependencia, la cual me ha sido
cedida exclusivamente a mí y a los demás maestros de la disciplina, es de
treinta personas, pero no habéis llegado a tanta…validez moral treinta
personas. Una pena, otra vez será. Los que sean nombrados, que se acerquen al
borde de la colchoneta, por favor. Si no cabéis, podéis bajaros al suelo, como
yo.
Todos comenzaron a tragar saliva y a intercambiar miradas:
las había de desconcierto, de ansia, de decepción, de nervios, de agobio, de
sorpresa…
Ayashi Iwamori, -comenzó a nombrar la chica- Mirumi Sanagi,
Kazuto Shinabara, Izaya Kizuna, Tanaka Abarai, Hatori Takagi, Saito Hakuroku,
Xing Yi Hwong, Asatsu Shimazu, Mekai Shimatsuken, Ririka Sayai, Kaya Doguro…
Conforme los iba nombrando, se iban acercando a ella. Todos
los nombrados tenían cuerpos esculturales, tanto hombres como mujeres. Eran muy
altos, de pronunciadas curvas y músculos trabajados. Una vez estuvieron los
veinte, cerró el clipboard.
Los que no habéis sido nombrados…-dijo la chica-sintiéndolo
mucho, tenéis que iros. Ninguno de vosotros tenéis una mala figura para este
arte, algunos tal vez necesitéis un poco más de fondo, pero, en general, sois
bastante aptos y, lo más importante, se os ve sanos. No obstante, no habéis sabido
darme respuestas convincentes ni satisfactorias. Hay gente que tiene mucha más
visión de bailarín de barra, véanse los veinte seleccionados. A algunos les he
hecho un pequeño y desinteresado favor porque lo necesitan más en su vida
profesional, pero, aun así, tienen madera, su dirección es buena y lo
comprobaremos en las sucesivas prácticas. Sin más dilación, os deseo lo mejor y
os recuerdo que no tenéis que dejar de intentar aprender este arte…así que
buenas tardes y hasta más ver.
Les hizo un gesto para que se fueran. Una vez estuvieron los
veinte elegidos, la sensual instructora se quitó el sobretodo negro que
llevaba, dejando ver un vestido violeta y negro largo hasta la mitad de los
muslos con un escote muy pronunciado. Dejó el sobretodo y el clipboard
cuidadosamente colocados en un banco cercano a los vestuarios.
Bienvenidos de nuevo a clase de baile de barra.-los saludó
la instructora-Antes de empezar con lo que nos compete, quiero daros la
enhorabuena por haberlo conseguido. Ahora mismo no sabéis nada de la barra,
pero, con el debido tiempo y el pertinente esfuerzo, la dominaréis como podría
dominaros ella a vosotros si maniobráis indebidamente. Otro punto importante a
tratar es que mi nombre no os importa para nada. Podéis llamarme “profesora”,
“maestra”, “sensei”,” señorita” y muchos otros sucedáneos. Para acabar por hoy,
tengo que deciros que el baile de barra es una disciplina muy dura, muy
difícil, de gran complejidad y que requiere no sólo unas técnicas corporales
que tocaremos aquí, sino una preparación psicológica, un porte, un talante, una
mentalidad y un pensamiento que no se os puede enseñar…que tendréis que
aprender a lo largo de vuestra trayectoria como aprendices. Que os quede claro
que mi único cometido es que aprendáis el baile de barra, no haciéndome
responsable del uso que le deis o de lo que os pase por estar en esta esfera.
También tenéis que mentalizaros respecto a una cuestión de suma importancia, y
es que en todo arte se exige ser brillante para llegar muy lejos. Tendréis que
esforzaros mucho para progresar. Un cinturón negro en un arte marcial es
alguien brillante. Podréis pensar que no es así, ya que cinturones negros hay
muchos en todas las disciplinas…no obstante, todos ellos han brillado para
conseguir ese cinturón, de una u otra manera y cada uno en la medida en que sus
circunstancias personales y vitales se lo hayan dispuesto. Esto mismo es
extrapolable a bailarines, futbolistas, nadadores y un largo etcétera que
incluye también a los artistas que están fuera del mundo deportivo, tales como
cantantes, cocineros, maquilladores, peluqueros, escultores y todos los que os
podáis imaginar. Confío en que los veinte llegaréis lejos si ponéis de vuestra
parte. Vuestros cuerpos son hermosos, sin duda…hermosos y gráficos. La
experiencia me permite leer vuestra forma, vuestras curvas, vuestros
resquicios, vuestros ojos, vuestros semblantes…todo. Infiero sin ninguna
dificultad que todos habéis practicado, practicáis o, incluso, domináis alguna
disciplina dentro del universo del ejercicio físico. Se os ve cuidados y
capacitados. Antes de cerrar esta introducción a mi disciplina, he de deciros
que, pese a lo duro que va a ser (aunque todavía no os lo creáis), nos vamos a
divertir mucho. Pronto veréis que el baile de barra es algo precioso y muy
entretenido de practicar, lo cual irá aumentando conforme crezca vuestra
experiencia y, con ella, vuestra técnica y vuestro domino en este estilo. Sin
más dilación, terminamos la clase. Mañana empezamos los entrenamientos. Sed
puntuales y venid con la ropa que queráis con una única condición. No me gusta
adelantar materia entre unas clases y otras, pero tengo que resignarme y
hacerlo ya que, si no, mañana podríais echar a perder vuestra primera práctica:
los entrenamientos, los ensayos, los directos y, en general, toda forma de
ejercicio del baile de barra, público o privado, individual o grupal, trivial o
vital, han de hacerse a piernas descubiertas: para engancharnos a la barra y
poder nutrirnos de todas las posibilidades que nos ofrece, no podemos llevar ni
pantalones largos, ni leggings, ni similares. Venid con pantalones cortos,
faldas, maillot o lo que más cómodo y gustoso os resulte. El tema de la
indumentaria es también muy importante en mi asignatura, pero hay otras cosas
que van antes en el temario.
La chica se puso el sobretodo, de seda negra
semitransparente y largo hasta los tobillos, y agarró su clipboard.
Id saliendo, por favor.-dijo la chica-He de apagar las luces
y cerrar con llave antes de irme. Buenas tardes y…nos vemos mañana sin falta.
Los veinte afortunados fueron despidiéndose amablemente y
salieron de la sala, dirigiéndose a la salida del gimnasio.
¡Eh!-dijo un chico-¿Por qué no nos tomamos algo en el bar de
aquí al lado? Tienen terraza y hace muy buen tiempo. Vamos a conocernos un poco
mejor, que vamos a tener que pasar muchas horas juntos, ¿no creéis?
Algunos sentían timidez, otros tenían prisa y muy pocos se
sentían a gusto con la idea. Terminaron yendo cinco personas: el chico que
había propuesto la idea, tres chicas y otro chico más. Eran los cinco muy
altos. El chico que había propuesto la idea de tomar algo estaba muy delgado,
tenía unos músculos finos pero robustos y marcados, especialmente en las
piernas. Llevaba un chaleco negro medio abierto y unos pantalones verdes que
iban degradando a rojo, con flecos en forma de pétalos a la altura de las
rodillas, donde terminaban y dejaban ver sus depiladas piernas hasta unas
zapatillas blancas, verdes y rojas. Sus ojos eran rojos y su larga melena verde
iba recogida en múltiples trenzas sujetadas con clips con forma de flores. Por
otra parte, había una chica de voluptuosa figura, piernas anchas y fuertes,
pechos enormes y una larga melena azul celeste lacia y larga hasta su cadera.
Sus ojos eran del mismo color y llevaba gafas de montura negra y rectangular.
Vestía un conjunto azul y plateado de blusa y falda, con botas altas de tacón a
juego. A su lado, había una chica de cabello naranja recogido en dos largas
trenzas y ojos verdes, de piel pálida, complexión parecida a la de la otra chica,
con grandes pechos, aunque no tan grandes como los de la otra chica, y ataviada
con unos pantalones cortos de color violeta, una camiseta de tirantes blanca y
una sudadera granate con capucha y cremallera. Al lado de este trío iban el
otro chico y la última chica. El chico tenía una espalda muy ancha, un cuerpo
muy musculoso, unos ojos rasgados negros y rojos y un pelo liso y negro peinado
hacia abajo, con un flequillo que le llegaba por los tobillos en el lado
derecho. Vestía un uniforme parecido al de un camarero elegante, en color verde
oscuro, con corbata roja y camisa blanca. La chica que quedaba era bastante
delgada, rubia, de cabello a la altura de los hombros, ojos azules y ropa
deportiva con hombreras, coderas, rodilleras y tobilleras metálicas.
Los cinco se sentaron a la mesa y pidieron unos refrescos.
Bueno…-dijo el chico de cabello verde-¿qué es de vosotros?
Vamos a conocernos, ¿no? Yo me llamo Xing Yi Hwong, soy coreano, tengo veinte
años, estoy aquí con una beca universitaria y estudio Fisioterapia en la
facultad.
La chica de cabello azul tomó un sorbo de su zumo de piña.
Soy Izaya Kizuna.-dijo, sonriente-Tengo veintitrés años y
soy geóloga recién graduada. Busco empleo en laboratorios y docencia, pero
quiero el doctorado para investigación…
Yo soy Saito Hakuroku.-respondió el chico de pelo
negro-Tengo dieciocho años y estoy estudiando Ingeniería Informática, aunque
trabajo como stripper y bailarín en discotecas y antros a tiempo casi completo.
Mi nombre es Ayashi Iwamori.-se presentó la chica de cabello
naranja-Tengo veintiún años y estoy estudiando Veterinaria, aunque me
encantaría ser una bailarina erótica por ciertas cosas…
Me llamo Ririka Sayai.-se presentó la última integrante de
la mesa-Tengo veinticuatro años y estudio Derecho. Vivo cerca de aquí, así que,
probablemente, nos veamos mucho por esta zona…
Mientras bebían sus refrescos, estuvieron un tiempo riendo y
charlando, hablando de sus gustos, de sus planes de futuro, de sus estudios, de
sus motivos para aprender baile de barra, etc.
Veo que en esta mesa no hay pudor ni se ha conocido.-dijo
Saito-Puestos así, no me importa decir que me encantaría ver a cuántas me puedo
tirar cuando me marque unos bailecitos en la disco.
¡Qué listillo!-respondió Xing Yi.
¿Tú no harías lo mismo?-preguntó Saito con una sonrisa
cómplice.
Sí, pero no.-respondió el joven de cabello verde-Me tiraría
a todo cuanto se moviera, pero no precisamente chicas. Yo soy gay. MUY gay.
¡Coño!-exclamó Izaya con una sonrisa-¿Tú has sido el que ha
dicho lo de calentar pollas?
¡Sí!-respondió Xing Yi risueño-¡JAJAJAJA!
La verdad es que nunca está de más darle una alegría al
cuerpo.-dijo Izaya-Llevo sin hacerlo desde que tenía novio en mi primer año de
carrera. Es una lástima que lo dejáramos…
Yo estoy hartísima.-intervino Ayashi-Los hombres me tienen
hasta los ovarios. Todos han intentado jugar conmigo, me han hecho daño, me han
dejado tirada cuando he dejado de interesarles… ¡se van a enterar! Voy a jugar
a seducirlos con el baile de barra y se las voy a hacer pasar putas a más de
uno.
Tía, eso me pone.-respondió Saito.
Es un buen plan.-rió Izaya-Me da que tú y yo nos vamos a
llevar muy bien, Ayashi…
¿Qué pasa, Ririka?-preguntó Xing Yi-Estás muy callada…
Realmente hay muchas cosas que no sé si merece la pena que
diga.-respondió Ririka-Creo que mi vida es un poco complicada como para
aburriros con ella, pero, básicamente, yo también voy libre de pudor por la
vida y quiero divertirme, bailar, mantenerme en forma y…cazar.
¡JAJAJAJA!-rieron todos.
Somos unos guarros, ¿no?-preguntó Ayashi-Guarros y guarras,
vaya.
Mi ninfomanía alimenta mi orgullo como los rabos así- Xing
Yi hizo un gesto con las manos-alimentan mi boca. Tal vez la lujuria me pierda,
pero eso no me hace peor…creo.
¿Eres pasivo?-preguntó Izaya.
Soy lo más activo que puedas echarte en cara,
ricura.-respondió Xing Yi-Me gusta tragar, pero, para lo demás, no dejo que me
toquen ni un pelo…soy un jinete.
¡JAJAJA!-rió Izaya-Me gusta tu mentalidad, Xing Yi. Por
cierto, ¿no tienes un nombre chino?
Sí, así es.-respondió Xing Yi-Los padres de mi madre eran
chinos, me lo han puesto por ellos.
¿Os habéis parado a pensar en lo que podríamos acabar
haciendo entre nosotros como esto siga así?-Saito lanzó una indirecta.
Ahora no, porque todavía hay hielo entre nosotros…-dijo
Izaya-…pero, con el debido contexto, no le diría que no a un cuerpo como el
tuyo.
Yo tampoco.-añadió Xing Yi.
Saito se echó a reír.
Veo que esto del baile de barra nos va a animar las
vidas…-comentó Ririka.
Me parece que sí.-comentó Ayashi-Pero, ¡no estés tan callada!
Vamos a pasar mucho tiempo juntos haciendo cosas un poco comprometidas vistas
desde fuera, tendríamos que soltarnos cuanto antes.
Tarde o temprano me acabaré soltando, supongo…-dijo la chica
rubia entrecortadamente.
Esto pinta muy bien.-dijo Izaya, poniendo su dinero sobre la
mesa-Lamentablemente, voy a tener que irme.
Yo también.-dijo Saito-Tengo una despedida de soltera.
Pues nada, vámonos todos.-dijo Xing Yi con una sonrisa
simpática-Aprovecharé para estudiar un rato en casa.
Supongo que yo también…-añadió Ayashi.
Nos vemos mañana, entonces, ¿no?-dijo Ririka.
Los cinco asintieron. Tras hablar un rato más, se
levantaron, pagaron la cuenta y se fueron cada uno por su camino…
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