XIV: Dejando las
cosas claras
El joven maestro dejó sus cosas sobre el banco y asió su
barra con una mano.
Hoy no hay ningún tipo de inconveniencia con la
profesora.-dijo el chico ante las curiosas miradas de su alumnado-No obstante,
se decidió en un principio que la lección correspondiente a la clase de hoy la
impartiría yo. Mera cuestión de organización. Antes de nada, he de deciros que,
en estos dos días que he estado con vosotros, puedo ya verme en condiciones de
felicitar a la profesora por sus buenas lecciones de caracterización…o a
vosotros por vuestros buenos resultados.
Y era cierto, pues, desde el día que hablaron de ese tema,
todos los participantes habían acudido a clase con combinaciones de ropa a su
estilo, combinando sus colores favoritos, adoptando tendencias estéticas con
las que se sentían a gusto e intentando parecer atractivos y sensuales, tirando
incluso de tacones y demás prendas sugerentes.
Con esto-continuó hablando el chico-no digo que,
personalmente, me gusten todos vuestros atuendos. Sin embargo, fuera de que me
gusten o no me gusten, se aprecia que han sido hechos con el corazón en tanto
que, con mirar vuestro aspecto y miraros a la cara, se observa una clara
concordancia. Se os nota que lo que lleváis puesto os gusta, que os sentís
sensuales y poderosos, que estáis a gusto, que disfrutáis más las clases con
ello. El tema de caracterización corre completamente de la cuenta de mi
compañera, así que no seré yo quien profundice en él. No obstante, me ha pedido
que os diga que las lecciones al respecto no acabarán aquí y que pronto
recibiréis noticias del tema. Asimismo, no os preocupéis, pues todo esto era
algo que teníamos pensado y no modificará el desarrollo de las clases. Sólo me
queda pediros que sigáis intentándolo con esas ganas y continuéis buscando
vuestra perfección estética personal. Sin más prolegómenos, vamos a comenzar
una lección que, si bien no es para exhibirla en la pista…o no del todo, al
menos, será muy necesaria en virtud del dicho que afirma que es mejor prevenir
que curar. Hoy vamos a ver técnicas auto-paliativas, preventivas y de primera
defensa de choque contra accidentes, lesiones o amagos de lo anterior en medio
de una actuación. En palabras sencillas, de lo que se tratará la lección de hoy
será de cómo detectar si nos hemos hecho daño en la barra, bien por excesivos
esfuerzos, malos movimientos, agentes externos o lo que sea, y cómo, por ende,
aplicarnos una primera terapia de choque que nos corrija el problema si ello es
posible o que nos ayude a paliarlo mientras dure la actuación, evitando a la
vez que crezca más de lo necesario, todo ello sin que el público note
absolutamente nada y sin que nuestra sonrisa en la barra se atenúe un ápice. Un
bailarín de barra de alto nivel, esto es, cualquiera de los maestros oficiales
que estamos en el negocio actualmente, tiene la categoría física de un
deportista de élite, por lo que, terminada nuestra formación, somos bastante
resistentes a lesiones, incluso prácticamente inmunes. No obstante, ninguno
estamos a salvo de accidentes o problemas, la vida es dura y hay que tomarla
como viene. Podemos ser grandes bailarines, pero el local donde actuamos puede
no tener unas condiciones de temperatura y humedad óptimas…pueden darse
sinergias entre esto y una posible fluctuación de la concentración hormonal que
haga que nos sintamos más o menos sensibles al dolor…por esto y por muchas
cosas más, el bailarín de barra se pregunta qué hará si sufre una contractura,
un esguince, una sobreelongación, una lesión articular, tendinosa o ligamentosa,
una rotura fibrilar o cualquier otro tipo de dolencia deportiva, pudiendo
reducirse incluso a un simple, transitorio y nada preocupante tirón. En lo
sucesivo, trataremos de manera descriptiva los distintos tipos de lesiones más
frecuentes y de manera práctica las medidas contra cada una, tanto en
prevención como en paliación.
¿Por qué me siento como si no hubiera salido de clase
hoy?-preguntó Xing Yi con ironía cuando comenzaron a practicar.
. . .
Terminada la clase, los chicos recogían sus barras.
Os lo dije…-susurró Saito.
Aún no sabemos si podemos fiarnos de ellos o no…-dijo
Ayashi-…ha dicho que esta clase la iba a dar él y que eso estaba decidido desde
que programaron este curso…
Hay más cosas que me inquietan.-dijo Saito-Es más, voy a
preguntarle algo…
Saito se acercó al profesor, que había terminado de dejar su
barra en el almacén.
Perdona, ¿puedo hacerte una pregunta?-se le dirigió Saito
con educación al maestro.
Por supuesto.-respondió el chico.
Al acercarse tanto a él, se dio cuenta de que era realmente
joven, probablemente no mucho mayor que él.
Verás…he estado dándole vueltas a una cosa y me queda una
duda que, aunque no tenga que ver con el correcto desarrollo de las clases, me
gustaría saber a título de curiosidad.-dijo Saito-Si desde el principio ibais a
impartir el curso entre los dos y ella pasó la criba el primer día… ¿por qué tú
no diste tu juicio a la hora de elegirnos a los veinte que somos? Bueno,
veintiuno contando con la recomendación de Genjuro.
Por la sencilla razón de que ella me eligió a mí en su
día.-dijo el chico-Su criterio es infalible.
Tras esto, el maestro se fue con sus cosas en las manos.
¡Claro!-escuchó decir a Izaya-¡Nos vemos en las duchas!
La chica se acercaba a él.
¿Qué le has preguntado?-preguntó Izaya-Espero que no hayas
metido la pata…
Sólo le he preguntado por qué nos eligió la chica y él no
dio su opinión para ello.-respondió Saito-Dice que él pasó por lo mismo…son tal
para cual.
No sabría decirte…-dijo Izaya-…los veo muy distintos. Será
mejor que nos duchemos y nos cambiemos, hemos quedado para tomar algo. Por
cierto, ¿qué hay de lo nuestro?
Fue un polvo de una noche.-respondió Saito.
No, idiota.-dijo Izaya-Eso ya lo sé…me refiero a lo de
airear los trapos sucios de esa gente.
Va bien.-dijo Saito-He contactado con un hacker de la hostia
que me va a ayudar a reventar ese mensaje encriptado que te enseñé y a sacar
unos cuantos archivos ocultos que dice que ha detectado y que no fui capaz de
sacar.
¿Es fiable?-preguntó la chica.
Totalmente.-le aseguró el joven-Pensaba que ibas a pegarme
un guantazo o a escupirme en la cara…
No te mereces tal honor.-respondió Izaya dándose la vuelta.
La chica se encaminó a los vestuarios. Saito hizo lo propio.
Una vez dentro, el chico se encontró a Xing Yi, que acababa de salir de la
ducha y se estaba secando con una toalla.
¡Venga!-dijo a modo de saludo-¡Que nos cierran el bar!
Voy, joder.-dijo mientras se desnudaba a toda prisa.
Ojalá todos los tíos del mundo se desnudaran ante mí con
semejante pasión.-comentó Xing Yi mientras se ajustaba la ropa interior con la
toalla colgando del cuello.
Cómeme un rato la p…-dijo Saito-…no, mejor no. Era una coña,
una forma de hablar, ¿vale?
Qué malo que eres.-dijo Xing Yi intentando parecer ofendido.
Lo que tú digas, cielo.-respondió Saito.
Dándole la espalda a su compañero, se quitó los
calzoncillos, los lanzó al banco donde había dejado su mochila y se metió en
una de las duchas. Mirumi salió entonces de las duchas de la hilera del otro
lado del vestuario, envuelto en una toalla y con una camiseta a medio poner.
Xing Yi, que se estaba trenzando el pelo todo lo rápido que podía, lo vio en el
espejo.
¡Mirumi!-lo saludó-¿Te vienes a tomar algo esta noche?
Me encantaría, pero voy a tener que pasar.-se excusó el
chico-Tengo un examen mañana. Además, no sé si quiero oír lo que os tenéis que
decir sobre ese tema…
Escucha…-dijo Xing Yi-…pase lo que pase, no tengas miedo. El
no atreverse a vivir es un delito, ¿me oyes?
Está bien…-dijo Mirumi-…bueno, nos vemos mañana, supongo…
De “supongo” nada.-dijo Xing Yi-¡Por supuesto! Pasa una
buena noche, no te comas la cabeza y saca un diez mañana, ¿vale?
Lo intentaré…-dijo Mirumi-…gracias. Pasadlo bien.
El pelirrojo terminó de vestirse. Saito salió de la ducha
envuelto en una toalla, agarró el secador de pelo que había en uno de los
tocadores a disposición de los usuarios y se arregló rápidamente su kilométrico
flequillo, tras lo cual comenzó a ponerse la ropa.
. . .
Qué jodidamente hermoso es ser mujer.-dijo Ayashi mientras
se hacía una trenza con la mitad de su pelo-No nos tenemos que preocupar de
llegar tarde, van a estar los otros esperándonos en recepción con los huevos en
la mano cosa de media hora. ¡JAJAJA!
¿Cómo eres tan borde, tía?-preguntó Izaya mientras se
abrochaba el sujetador.
¿Borde?-preguntó Ayashi-¿Yo? ¡Mira quién fue a hablar! ¡La
número uno en soltarlas sin tapujos!
Creo que te confundes de persona, cariño.-dijo Izaya-Yo no
suelto nada, le recuerdo a cada uno su realidad, tenga ésta la temperatura y
dureza que tenga, siendo generalmente fría y dura.
¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!-Ayashi estalló en carcajadas-Eres lo
puto peor…pero con amor.
Yo también te quiero.-dijo Izaya mientras se ponía las
botas-Pista: NO.
Oye, ¿y si nos maquillamos?-preguntó Ayashi-Para tardar más
y eso…
No necesito de eso.-dijo Izaya-¿Acaso no estoy jodidamente
buena?
La chica se puso sus gafas y se abrió el escote
peligrosamente.
¡Ririka!-exclamó Ayashi mientras se hacía la otra
trenza-¿Estás lista?
Ya…-oyeron a la otra chica-…ya voy…
Vieron aparecer a la joven, ataviada con un vestido de tela
fina, algo vaporoso, corto, plisado y de color verde claro. Alrededor del
cuerpo llevaba coderas, hombreras, rodilleras y espinilleras, así como unas
botas metálicas a las que podía enganchar sus patines en línea. Era curioso ver
cómo combinaba un vestido tan alegre, elegante y juvenil con frías, duras y
toscas protecciones metálicas. Iba levemente maquillada.
¡Guau!-dijo Izaya-¡Nada mal! ¿Por qué no bajamos ya?
Las tres chicas bajaron y se encaminaron hasta la recepción,
donde los esperaban Saito y Xing Yi.
“Que nos cierran el bar, que nos cierran el bar…”-se burló
Saito-Los cojones. Sabía que esto iba a pasar.
¿Lleváis mucho esperando?-preguntó Ayashi con una sonrisa
pícara.
Que te jodan, bombón.-dijo Saito con una sonrisa muy
caballerosa.
Pero no serás tú, muy a tu pesar.-respondió ella-Será mi
novio.
Sea como sea…-dijo Saito-¿movemos el culo?
Sí, por favor.-dijo Xing Yi.
Adoro este buen rollo que hay entre nosotros.-dijo Izaya
mientras se encaminaba a la puerta.
Ririka rió tímidamente.
. . .
Una vez en el bar, se encontraron sentados en una mesa con
refrescos y varios platos ligeros para cenar.
Propongo dejar el brindis para el final.-dijo irónicamente
Saito.
Apoyo la moción.-dijo Izaya.
Yo también.-dijo Ayashi-Y, bueno…nos reunimos aquí esta
noche para darle una vuelta más a lo que no se nos va de la cabeza.
Principalmente, queremos hablar contigo, Ririka.
¿Conmigo?-preguntó la chica rubia mientras tomaba un nigiri
con sus palillos.
Sé que esto es duro…-dijo Ayashi-…pero, respecto a aquella
noche… ¿qué te pasó exactamente? ¿Cómo llegaste hasta nosotros?
Esto…-dijo Ririka-…llegué allí, ¿de acuerdo? Era un local
para hombres, por lo que sólo fuimos chicas a trabajar esa noche…tres,
contándome a mí.
¿Y bien?-preguntó Izaya.
Yo…-se comenzó a entrecortar Ririka-…bailé la primera.
Tras…tras mi…mi…mi actuación…llegó…bueno, ya sabéis…apareció uno de
esos…individuos bien ataviados…
¿Qué pasó entonces?-preguntó Xing Yi mientras sostenía su
vaso.
Los oí decir algo sobre atacar todos los clubes nocturnos de
baile de barra…-dijo Ririka-…yo estaba muy asustada, no quería que me hicieran
daño…y, al parecer, en ese sitio se solían reunir esas personas para planear
sus movimientos nocturnos. Llegó a haber varios y a nadie le parecía raro lo
que decían. No obstante, no pude quedarme más tiempo…
¿Por qué motivo?-inquirió Ayashi.
Me…me…pagaron lo mío.-dijo Ririka-Tras ello, vi cómo en un
pasillo recóndito…uno de esos…hombres…la…la…
Unas lágrimas comenzaron a aflorar de sus ojos.
¿Y si lo dejamos?-preguntó Saito muy tenso.
No.-respondió Izaya-Tranquila, Ririka, somos tus amigos,
desahógate. No tengas miedo, estamos aquí para ayudarnos entre todos.
La violaba…-dijo Ririka en un sollozo.
¿A quién?-preguntó Ayashi perpleja.
A una camarera…-dijo Ririka muy asustada-…entonces, me calcé
los patines y me fui de allí a toda prisa sin que me vieran: ya había hecho lo
mío, ya había cobrado y nada me retenía allí.
Hiciste bien, supongo.-respondió Saito.
Luego me acordé de que…-dijo Ririka-…bueno…de lo que decían
de atacar en los demás sitios…miré la hora y decidí acercarme por donde menos
se me viera para ver si os veía salir o algo…y el resto ya lo conocéis. Os vi
en peligro y…realmente no sé muy bien cómo esa…pulsión o como queráis
llamarlo…se apoderó de mí. Algo dentro de mi mente me decía que tenía que
hacerlo y que tenía que ayudar, así que…me lancé y les golpeé.
Esto tiene mayor envergadura de lo que pensábamos…-dijo Xing
Yi rascándose la nuca-…y cada vez que lo hablamos tiene más.
Sí…va a ser algo costoso de resolver.-dijo Izaya mirando a
Saito.
Saito le sostuvo la mirada unos segundos. Ayashi dio un
pequeño golpe sobre la mesa al dejar su vaso.
No entiendo…-dijo Ririka-… ¿qué hay que resolver?
Bueno…-dijo Izaya-…nos hemos involucrado con un… ¿colectivo?
bastante raro de dudosas intenciones. Queríamos ponernos al día esta noche y no
irlo hablando por fascículos y por eso no te lo hemos dicho, Ririka, pero
anoche nos atacaron una segunda vez.
¿Qué me dices?-preguntó Ririka llevándose las manos al
pecho.
Casi nos matan por segunda vez.-dijo Ayashi-Y hubo un ataque
dentro del polideportivo. O nos han pillado bien, o tenemos topos, o…o… ¡yo qué
sé! Estamos más que jodidos, eso está claro.
¿Un ataque dentro del polideportivo?-Ririka volvía a tener
los ojos llorosos.
Un tipo casi mata a Mirumi y después se tiró por la
ventana.-dijo Xing Yi.
Dios mío…-dijo Ririka.
¿Sabes algo más?-le preguntó Izaya-¿Te ha vuelto a pasar
algo?
No…-dijo la joven rubia-…a mí no.
¿Estarías dispuesta a ayudarnos?-preguntó Xing Yi.
¿Ayudaros?-preguntó Ririka-¿Cómo?
Sé nuestra compañía, Ririka.-dijo Xing Yi-Acércate a
nosotros. Ayúdanos a movernos. Préstanos tus ojos: cuantos más seamos los que
miramos a nuestro alrededor, mejor veremos las cosas. Y, por supuesto, si algún
día tenemos que luchar…tendríamos que estar juntos hasta el final.
Yo…-dijo Ririka-…no sé cómo hacer eso.
Simplemente deja que suceda lo que haya de suceder y obra en
consecuencia, recordando que estamos todos juntos en esto, ¿no crees?-respondió
Xing Yi.
Pues…-Ririka parecía confusa y meditabunda.
Voy un momento al baño.-dijo Ayashi.
Se tomaron un par de minutos para comer algo de lo que había
en los platos, casi llenos, mientras esperaban a su compañera para que no se
perdiera nada de la conversación. Se escuchó un pitido.
Perdón.-dijo Izaya echándose la mano al bolsillo-Es mi
móvil…
Izaya vio que tenía un mensaje nuevo en un chat privado…con
Ayashi.
Disimula y contéstame, por favor.-leyó-¿Qué te traes con
Saito? Llámame neurótica, desconfiada o lo que quieras, pero creo que tenéis
algo. No me refiero a ningún lío, para eso sois muy libres y yo estoy muy bien
con mi novio…quiero decir que tenéis algo en común con respecto a este tema que
no todos los de la mesa sabemos…y llevo sospechándolo desde hace varios días.
No estoy enfadada ni quiero discutir contigo, sólo te pido que, como compañera
y, posiblemente ya o, dentro de poco, amiga, confíes en mí…soy la primera que
está jodida por esto y quiero que sea una página del libro de nuestras vidas
que pase pronto.
Izaya se ajustó las gafas y sonrió, haciendo ver que no era
nada preocupante.
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