VII: Calentamiento
completo
Hacía mucho que no entrenaba en sala…-comentó Ayashi-…la
verdad es que será divertido.
¡Desde luego!-Saito compartía la idea de su compañera-Ha
sido una suerte que pudiéramos juntarnos los tres hoy para entrenar… ¡así, esta
tarde, iremos bien calientes a barra!
¿Calientes en qué sentido?-preguntó Izaya ajustándose las
gafas.
En el que vosotras prefiráis.-Saito guiñó un ojo.
. . .
¡De acuerdo!-dijo Mirumi sonriendo-Oye, y si hay alguna cosa
que pueda hacer por ti en agradecimiento, casi te obligo a que me la pidas,
¿vale?
¡Oh!-respondió Xing Yi-Pues me encantaría que me dejaras que
te comiera toda la polla de cabo a rabo, nunca mejor dicho…pero sé que eso no
puede ser, no es lo tuyo, ¿verdad?
Pues…-Mirumi enrojeció.
Tranquilo, hombre, era una broma.-lo tranquilizó el joven de
ojos rojos con una sonrisa.
¡No!-respondió Mirumi casi como si le apuntaran con una pistola-¡Te
debo la vida! S…si quieres e…eso…
No…-dijo Xing Yi a modo de disculpa-es mi sentido del humor,
en serio, no pretendía…
Mirumi, temeroso, se sentó en un banco y separó las piernas,
que le temblaban.
Venga ya.-dijo Xing Yi-¿En serio?
El pelirrojo asintió tembloroso.
¿Y tu novia?-preguntó el coreano con un deje de culpabilidad
por la soltura de su lengua.
Lo dejé con ella hace unos días.-respondió el otro chico-Tal
vez esto me ayude a…no pensar en ello y…
Con las manos muy apretadas agarrando su ropa, se levantó la
camiseta, revelando su abdomen hundido y marcado, así como sus acusadas
costillas.
Venga, en serio, no me jodas…-dijo Xing Yi incrédulo.
Notó una presión en su falda. Le estaba subiendo una
erección muy fuerte. Entrecerró los ojos, pero los volvió a abrir como platos
cuando vio que su compañero se retiraba de golpe las mallas y los bóxers.
¡DIOS!-gritó Xing Yi mientras su falda amenazaba con
romperse-¡ES ENORME! ¡ME ENCANTA!
Se arrodilló entre las piernas de su compañero.
¡Nadie podrá decir nunca que te he obligado!-dijo Xing Yi
con los ojos iluminados como un niño pequeño ante un caramelo-¡Que aproveche!
Sí, siempre está todo el mundo con ese dogma rarito de que
los tíos tenéis poca flexibilidad-se oyó una voz conocida-pero luego nos
encontramos con gente como tú y… ¡JODER! ¿EN SERIO?
Mirumi deseó que se lo tragara la tierra. Xing Yi se giró y
vio a Izaya dándose la vuelta y saliendo de allí completamente: se dieron
cuenta demasiado tarde de que estaban fuera del vestuario, en los bancos de entrada,
comunes a chicos y chicas.
¿Qué pasa, Izaya?-escucharon a Ayashi.
¡No sigas!-respondió ella-Tengo una buena noticia y otra
mala.
¿Eh?-preguntó la chica de ojos verdes.
La buena es que Xing Yi ha vuelto.-dijo sonriente-La mala…o
como la quieras interpretar…es que ahora no puede atendernos, tiene las manos
ocupadas…y la boca.
¿QUÉ COÑO?-gritó Ayashi entre risas.
Se la está mamando a su amigo del alma como no había visto
en ninguna porno jamás.-resumió Izaya.
¡No fastidies!-respondió la otra chica.
Sí, tía, pero no entres, déjalos que terminen.-respondió
Izaya.
Acto seguido, se fue chasqueando los dedos, bailoteando y
moviendo la cadera.
¡Se la he visto a Sanagi!-tarareaba.
Madre mía…-dijo Mirumi desde el otro lado de la pared,
muerto de vergüenza.
¡Eh, cabrona, no es justo!-gritó Ayashi-¡Yo también quiero!
¿Cómo la tiene?
¡COMO UN BADAJO!-exclamó Izaya eufórica-¡Fiesta! Ah, Saito,
no sigas por ahí si no quieres ver porno gay barato…bueno, de lujo, ¿para qué
mentir?
¿Ves como no eres tan impopular?-le dijo Xing Yi para
tranquilizar a su compañero mientras lo masturbaba con las dos manos-La gente
te admira…y no es para menos, hay que ver cómo das la talla…además, no te
preocupes, son buena gente, seguro que han hecho cosas peores, sobre todo ese
adonis de hombros férreos…
Acto seguido, siguió haciéndole a su compañero la felación
de su vida.
. . .
Llegó la tarde. El equipo de baile de barra estaba colocando
sus cosas y calentando.
¡Bienvenido de nuevo!-dijo Izaya mientras se acercaba a Xing
Yi-Tío, te admiro. Eres la única puta persona que conozco que, recién vuelta
del hospital, tiene fuerzas y ánimo para darle una alegría al cuerpo bien dada.
Y, dejándonos de bromas, ¿cómo estás?
Ayashi, Saito y Ririka se acercaron, pues también habían
estado preocupados por él.
Ya estoy perfectamente.-dijo Xing Yi-He hablado con la profe
y me ha dicho que me va a dar una paliza…
¿Eh?-preguntó Saito incrédulo-Y, ¿por qué no me la da a mí?
No me refiero a eso, guarro.-dijo el coreano-Me ha dicho que
me iba a resumir todo lo de la semana que he estado en el hospital y me va a
poner unos ejercicios para ayudar a mis músculos a volver a la normalidad.
Guarro.-dijo Saito-Dijo el cántaro a la jarra…
Oye, ya vale, ¿no?-preguntó el chico de pelo verde entre
risas-¿No tengo derecho a comerme un pollón tranquilo?
Oh, vaya que si lo tienes.-intervino Izaya-Tengo motivación
para unos cuantos días.
¡CERDA!-le espetó Ayashi.
Cerda es la envidia que me tienes por no haber visto lo que
vi en ese instante, cariño.-respondió la enorme chica de pelo azul.
Para qué mentir…sí.-se resignó la chica de trenzas.
Esto…-dijo Mirumi tras terminar su calentamiento.
¡Está todo aclarado, hombre!-respondió Ayashi con una
sonrisa-No te cortes, siéntete como en casa con nosotros, ¿eh? Y lo digo en
serio, no va con segundas.
Te dije que no pasaría nada.-dijo el coreano- Son majos.
Buenas tardes.-dijo la profesora, tan puntual como siempre.
Detrás de él entró un chico alto, esbelto, de piel muy
bronceada, un corto pero tupido pelo rubio alborotado y ojos violetas grisáceos
que cerró la puerta tras de sí y se encaminó raudo a coger una barra.
Bienvenidos hoy también a clase de baile de barra.-saludó la
joven-Como ya os dije, podríamos haber sido hasta treinta, pero sólo vosotros
veinte me parecisteis aptos. No obstante, vamos a ser veintiuno a partir de
hoy. Os presento a Genjuro: unos conocidos lo han recomendado personalmente
hacia mí y, tras evaluarlo, lo he considerado apto.
El chico sonreía a todos mientras colocaba su barra.
Sin más dilación, hoy vamos a dedicar la mitad de la clase a
maniobras gimnásticas aplicadas a la barra y la segunda mitad a música y
coreografía.-explicó la profesora-Para comenzar con los pasos de gimnasia, es
preciso llevar a cabo la base estrella en esta rama de la disciplina:
estiramientos.
La profesora chasqueó los dedos, indicando a los
participantes de la clase que siguieran sus movimientos.
. . .
Al terminar, se quitaron los chorros de sudor más
superficiales con sus toallas y comenzaron a recoger.
Ven a mi casa un rato.-susurró Saito mientras le daba un
codazo a Izaya-Tengo algo.
¡Bueno!-exclamó Izaya sonriente-¡Un día más de trabajo bien
hecho!
Ya te digo.-corroboró Ayashi-Estoy reventada, pero me gusta,
y cada día más.
Venga, chicos, pasad buena noche.-dijo Xing Yi-Yo me tengo
que quedar a clases de repaso.
¡Hola!-los saludó una voz tras ellos-Soy Genjuro, el nuevo.
Me preguntaba si alguno podíais decirme dónde hay una tienda de electrónica
cerca de aquí…hace poco que me he mudado de Hokkaido…
Me encantaría, pero tengo que quedarme a que la profesora me
ayude con unas clases que me perdí.-respondió Xing Yi.
Nosotros nos tenemos que ir juntos.-dijo Izaya- Saito me ha
pedido que le ayude a prepararse un examen de Física…
Ririka, ¿por qué no lo acompañas?-preguntó Saito.
Yo…-dijo la chica rubia entrecortada-…vale…
¡Genial!-dijo Genjuro sonriente-¡Será un placer ir con esta
chica tan guapa!
Te esperaré por aquí, Xing Yi.-dijo Mirumi-Te acercaré a tu
casa en moto, que será tarde cuando termines. Estaré estirando en la sala de la
planta baja…
Así, cada uno se dirigió a su vestuario y, una vez aseados y
cambiados de ropa, salieron de las instalaciones. Genjuro y Ririka se
despidieron de Saito e Izaya y se fueron cada pareja por un lado. Ayashi se fue
sola por un camino distinto.
. . .
Una vez en casa de Saito, Izaya dejó sus cosas sobre una
silla.
Bonito piso.-dijo la chica-¿Estás solo?
Vivo solo.-respondió él-Mis padres están en mi pueblo y yo
me he mudado aquí para no darles la lata y llevar mi carrera sin molestarlos en
exceso. Aunque a veces me mandan dinero, intento pagármelo todo yo con lo que
saco por las noches…
¡Guau!-dijo Izaya-Pues mola mucho. Está todo muy ordenado y
bien puesto.
Eso de que los tíos no tenemos orden en nuestras
habitaciones o en nuestro apartamento es un mito, ¿sabes?-dijo Saito mientras
quitaba un montón de libros de encima de la mesa del ordenador.
Conforme los dejó en otra mesa, Izaya miró el material:
“Cálculo diferencial e integral de varias variables”, “Física aplicada a la
Ingeniería”, “Fundamentos de Programación”…todo materias que a ella le
gustaban. Volvió a mirar al chico: quitó un portátil de encima de la mesa y lo
dejó al lado de los libros, tras lo cual encendió el ordenador de sobremesa que
había en ese escritorio, sobre el cual había aún varios tacos de apuntes llenos
de ecuaciones y cálculos hechos a mano, así como un par de calculadoras
científicas y varias revistas pornográficas.
Lo siento…-dijo Saito-…aunque me gusta tener la casa limpia
y ordenada, soy muy mío con mi mesa…
No te preocupes.-respondió la chica mientras se sentaba en
una cómoda silla frente al ordenador.
Saito se sentó a su lado, encendió el monitor, cuyo fondo de
escritorio era una exuberante mujer en ropa interior con las piernas abiertas y
un chorro de agua cayéndole por entre los pechos, y abrió una carpeta llena de
archivos.
Me las he ingeniado para sacar esto…-comentó Saito.
Comenzó a pasar fotografías de cientos de personas trajeadas,
etiquetadas con una palabra que carecía de sentido aparente.
¿No te suenan éstos?-preguntó Saito.
La chica rubia de los lazos, la del cabello castaño y la
coleta, el hombre moreno del flequillo largo, el rubio engominado, el hombre
negro de la trenza, el chico del cabello verde y muchos otros comenzaron a
aparecer.
¡Son ellos!-respondió Izaya-Puede que sean nombres en clave,
¿no? “Träume”, “Chou”, “Alta”, “Leo”…parecen pseudónimos sacados de distintos
idiomas, ¿no crees?
Sí, lo he pensado.-dijo Saito-También tengo este escrito…
Saito se levantó, desapareció momentáneamente por un pasillo
y volvió con una bandeja con dos vasos, una cubitera y varias botellas de
refrescos.
Sírvete de lo que quieras.-dijo Saito-Lo siento si no es lo
que esperabas, pero soy abstemio.
Tranquilo, yo también.-sonrió Izaya.
Como decía…-continuó el chico-…en este texto parece haber
algo de información, pero no tengo ni idea. Está codificado y no he podido
reventar la seguridad. Por simple inspección visual, he podido distinguir un
par de palabras, lo típico que, a fuerza de repetir una cosa, se te queda en la
memoria…habla de disputas, trifulcas, ajustes de cuentas y cosas muy macabras
que prefiero no decir en voz alta. Sigo trabajando en el desbloqueo, pero me
cuesta mucho…
Comprendo…-dijo Izaya tras tomar un sorbo de soda de
melón-…así que, en efecto, son peligrosos. Oh, ¿eso es sifón?
Sí…-dijo el chico de cabello negro-…sírvete cuanto quieras
si te gusta, lo compré para probarlo y no me terminó de convencer. ¡Coño!
¿Ha pasado algo?-preguntó una intrigada Izaya.
He podido descargar algo más de datos.-comentó el
joven-¡Mira esta foto!
Un rostro blanco y finamente maquillado, casi como el de una
muñeca de porcelana. Una larga melena negra como el azabache haciendo
contraste. Unos ojos azules gélidos y profundos, y un vestido rococó que
adornaba su congelante sonrisa. La palabra “STRACCIATELLA” estaba escrita al
lado en caracteres latinos y en mayúsculas.
Así que están todos en el ajo…-dijo Izaya-…y dime, ¿qué
métodos has probado para reventar la seguridad del documento escrito? No soy
experta en ordenadores, pero he hecho mis pinitos…
He intentado acceder al código fuente por incontables
vías.-explicó el chico-Si pudiera leer el programa que lo encripta, podría
revertirlo cambiando las instrucciones.
¿Te has parado a pensar que tal vez no sea un
programa?-preguntó la joven ajustándose las gafas.
¿A qué te refieres?-preguntó el stripper-No te entiendo…
La encriptación puede ser remota.-dijo Izaya-He oído hablar
de ello en algunos congresos interdisciplinares, está muy de moda en el mundo
científico-técnico. Me refiero a un acceso remoto al fichero y una constante
encriptación manual o programada, de tal manera que el código se reprograme
cada poco y funcione mediante secuencias de números aleatorios.
¿Cómo puede estar tan fuertemente vinculado a mi copia del
archivo si la he descargado a mi equipo?-preguntó Saito.
Se puede.-dijo Izaya-Créeme. Y no te engañes…ser ingeniero
informático no es ser hacker. Serás un buen profesional cuando acabes la
carrera, pero he visto a hackers ajenos al mundo ingenieril…vaya, que no
podrían ni hacer una sencilla integral, de hecho.
¿Cómo sabes todo eso?-preguntó el chico extrañado.
Algo en su imagen de Izaya comenzaba a cambiar. Sabía que
era inteligente y lista, pero no sabía que tenía tanto poder social, tanta
experiencia, tantos contactos y tanta facilidad para mover hilos…la veía más
poderosa, más grande…más atractiva.
La vida nos brinda oportunidades de vivir experiencias de
todo tipo.-dijo Izaya quitándose las gafas-Sólo hay que saber a qué trenes es
mejor subirse, a cuáles no y de cuál a cuál conviene saltar en según qué
momentos. Es algo que aprendemos todos con los años…
Saito comenzó a sentirse caliente. Se daba aire con el
cuello de su camiseta. Notaba cómo por su miembro viril comenzaba a correr
sangre en grandes cantidades.
Realmente nunca me ha gustado demasiado el sabor del
sifón…-observó Izaya-…pero, por motivos que desconozco, me pone a tono. Me
recuerda a la soda de melón, pero no es nada dulce…sin embargo, la textura y la
sensación son tan parecidas a besar a alguien…
El chico se giró hacia Izaya y se acercó lentamente a ella.
Al ver que no se alejaba, la abrazó y la besó en los labios.
Me va a soltar una
hostia que voy a salir por la ventana.-pensó-De mi propia casa. Pero este cuerpo es demasiado para mí y el mundo es
de los valientes.
Izaya agarró al chico fuertemente con sus piernas por la
cintura, rodeó sus hombros con los brazos y lo besó apasionadamente. El chico
se levantó, agarrándola del trasero para que no se cayera, pues estaba
encaramada a él. Al tocar sus amplias y perfectas nalgas, su excitación
aumentó. Se giró hacia el sofá y dejó caer a la chica, que, con las gafas
torcidas, lo miró excitada. Botón a botón, se desabrochó la camisa y se la
quitó, mostrando su sujetador negro con flores de tela blancas, negras y
azules. Lentamente, se pasó una mano por su vientre plano y perfecto a la vez
que separaba sus piernas, que tensaron su falda negra azulada y dejaron ver sus
bragas de color azul. Con calma, introdujo su otra mano en la falda, retirando
su ropa interior y lanzándola al suelo. El chico, excitado, comenzó a
desabrocharle la falda mientras ella lo acariciaba con sus piernas en un fiero
intento de quitarse las botas a la vez que le quitaba la camiseta a su
compañero estirándole con los pies…quedando finalmente Izaya en sujetador y
Saito desnudo de cintura para arriba. La chica le acarició con el pie la línea
del bajo vientre, justo encima de los pantalones, notando la dureza y
perfección de sus abdominales. Mientras lo hacía, se quitó el sujetador, que
saltó por los aires, atrayendo los ojos del chico hacia sus descomunales
pechos, los cuales, sueltos, eran mucho más imponentes. Sin darse cuenta, el
chico se vio en calzoncillos: Izaya le había quitado los pantalones con los
pies.
Oye, antes de que esto vaya a más, ¿te puedo pedir una
cosa?-preguntó Saito.
¿Ajá?-dijo Izaya.
No te quites las gafas.-dijo-Me ponen demasiado.
Tras esto, se introdujo dos dedos en el calzoncillo, sacando
de él un preservativo enfundado. Se arrancó la ropa interior, la lanzó por los
aires, se cubrió su enorme y musculoso pene con el preservativo y se lanzó
hacia los brazos de la chica, quien lo agarró y lo puso de espaldas contra el
sofá.
Blancas mueven primero.-dijo Izaya-Y tú estás muy moreno.
Apretando el pecho del chico con sus manos para que no se
levantara, Izaya colocó su orificio
vaginal justo encima de su glande, tras lo cual se dejó caer lentamente, volvió
a alzarse, se volvió a dejar caer y así sucesivamente, cada vez más rápido y
más fuerte. Los grandes músculos de la chica se tensaban a cada movimiento,
excitando a Saito, que se sentía dominado y agarraba los pechos de su
compañera, que botaban salvajemente.
Estoy en la puta gloria.-dijo el chico entre gemidos.
Oh, sí…-dijo Izaya con los ojos cerrados.
Mientras el chico recorría con sus manos el cuerpo de la
joven, ésta seguía imprimiendo un exigente ritmo en el coito, pero pronto se
vio agarrada y empujada contra el sofá.
Aunque me has puesto a mil…-dijo Saito-…me gusta menear la
cadera.
El chico comenzó a penetrar a su compañera al mismo ritmo
que ella se movía hacía unos segundos. Entre gemidos y los sonidos de sus
cuerpos chocando momentáneamente, la temperatura de la sala subió. El sudor se
evaporaba y llenaba el aire de hormonas. La noche caía y el monitor del
ordenador decidió hacía rato suspender su funcionamiento tras un largo tiempo
de salvapantallas.
Continuaron así un largo rato, peleándose por estar encima,
agarrándose, tocándose, sintiéndose, dándose placer. Tras un largo y caótico
coito, los dos comenzaron a gemir fuertemente: tuvieron el orgasmo juntos.
Se miraron con sonrisas de satisfacción, sudorosos y
relajados. Habían disfrutado mucho, pero, cuando Izaya se levantó de encima de
Saito, un pesado látigo cayó sobre la espalda de éste.
¿Qué coño acabo de
hacer?-se preguntó, y se llevó las manos a la cabeza.
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