TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 41: La
estratagema de Tigres
Los Fuuma observaban desde lo
alto cómo los Taimanin se alejaban de Amidahara y perseguían a una horda de
robots asesinos. Nioiko había abandonado su armadura. Continuaba vistiendo su
traje gris de mayordomo.
Es una pena que no estén los más
prioritarios, Yamiyuki Kuroi y Zhao Kuroageha.-comentó-Seguramente se hayan
quedado batallando contra Layla Phoenix, quien también es un objetivo
prioritario en su bando. Espero que el pelotón de la plaza dé buena cuenta de
los tres y me los traiga vivos…
En cuestión de minutos, los ocho
jóvenes guerreros ninja habían destrozado todas las máquinas, asegurando así el
orden en Gokuruma.
Si los Mazoku creen que se la han
jugado a los del ejército por utilizarlos para frenar a los Taimanin…-dijo
Nioiko mientras se preparaba para actuar-… ¿qué pensarán cuando sepan que los
Fuuma se la hemos jugado a todos? ¡Esta jugada es maestra! ¡Gran Señor,
obsérveme desde los cielos!
Clavó los ojos en los Taimanin.
Estaban muy lejos y a una diferencia de altura descomunal, pero no quería
mirarlos, sino hacer otra cosa. Una chispa azul de algo que parecía
electricidad emanó de sus ojos, propagándose en forma de rayo hacia los
Taimanin, que desaparecieron de allí en un destello azul similar a una onda
eléctrica.
Buen viaje.-Nioiko se sonrió.
.
. .
Un destello electrizante sacudió
la cueva. Shirubei, Inuhito, Hagane, Rito, Aoi, Seika, Veena y Shiena
aparecieron en ella.
¿Qué ha pasado?-preguntó
Hagane-¿Dónde estamos?
Oh, joder…-se quejó Shirubei-…
¡ni puta idea! Menos mal que hemos interceptado exitosamente al pelotón
cibernético y lo hemos destrozado…
Sí, pero aún tenemos cosas de las
que preocuparnos.-añadió Rito-Yamiyuki y Kuroageha están ahí fuera luchando
contra esa Layla…
¿Qué es esta gruta?-preguntó
Veena-No la había visto nunca…
¿Esto no son cristales
Mazoku?-preguntó Aoi señalando los cristales de colores que crecían en las
rocosas paredes.
Son muy parecidos, Aoi…-dijo
Seika mientras los examinaba-…pero no creo que lo sean. No como tal al menos.
¿Sabéis? Se me ha ocurrido una teoría.
¿De qué se trata?-le preguntó su
primo Shiena.
Todos sentimos que estos
cristales son mágicos, por supuesto.-explicó Seika-Sin embargo, me parece que
el cristal Mazoku que nosotros conocemos y hemos visto en nuestras batallas es
algo diferente…creo que es una versión corrompida de éste. Lo que quiero decir
es que estos cristales pueden representar un poder mágico similar al de
nuestros enemigos pero sin ningún tipo de maldad inherente…
¿Algo así como demonios
buenos?-preguntó Inuhito.
O neutrales.-respondió
Seika-Simplemente no relacionados con el terrorismo.
Sería todo un descubrimiento si
se nos presenta tal existencia…-dijo Veena.
Sí…-concedió Shiena-…no puede ser
que todos los Mazoku sean malignos…si bien todos los que han aparecido ante
nosotros lo han sido hasta que nos los hemos cargado.
¡Oigo voces!-escucharon que decía
una voz grave y familiar lejos de ellos.
Los Taimanin se alertaron.
¡No estamos solos!-susurró
Rito-Esa voz…
Dejadme que escuche.-dijo
Inuhito-Los identificaré de inmediato.
Inuhito se concentró en su oído
amplificado. Pudo detectar una conversación y distinguió perfectamente las
voces de tres participantes.
Son ellos.-dijo Inuhito bajando
la cabeza-Los Neo-Nómadas.
Inuhito, ¿estás…-intentó
preguntar Veena.
Seika le puso la mano en el
hombro a su amiga. Instantáneamente, recordó lo que le había contado sobre
Benibatsu.
Tranquilo, amigo.-dijo Hagane-No
dejaremos que nada salga mal.
¿Cuántos son?-preguntó Shiena.
Cinco.-susurró Inuhito-Tres son
conocidos: Belladonna Rubidium, Kazark y…Benibatsu. No sé quiénes son los otros
dos integrantes del grupo, pero son mujeres…y una de ellas me da muy mala
espina.
Somos ocho.-valoró Shiena-¿Estamos
preparados para un enfrentamiento?
No creo que sea el mejor momento…-dijo
Rito-…pero no creo que nos quede alternativa. Por donde hemos venido no hay
salida y el camino sólo se extiende en una dirección. Es bastante lineal para
ser una cueva, la verdad…
¿Y si no es natural y por eso
tiene una forma programada?-conjeturó Aoi.
No me extrañaría…-terció
Shirubei-…en cualquier caso, exterminar a los demonios es nuestro cometido.
Hagámoslo rápido y punto: Gokuruma está a salvo y nuestros líderes son
ridículamente fuertes, así que…sólo nos queda confiar en ellos y en nosotros
mismos y seguir adelante.
Los Taimanin avanzaron. No sabían
qué podría estar pasando, pero no les quedaba alternativa. Rito a veces
oscilaba por las cicatrices que dejaron en él los sucesos relacionados con sus
padres, aunque el verdadero problema lo tenía Inuhito, quien estaba
verdaderamente apenado y aún no había logrado curarse de sus heridas. Aun así,
se mantuvo todo lo despierto y activo que pudo.
Oigo sus pasos.-dijo por el
camino-Se acercan. Misma dirección, sentidos contrarios: vamos a chocarnos de
frente de un momento a otro. Además, empiezo a olerlos. Huele a ogro…y al
perfume de Belladonna. Hay otro perfume de mujer que nunca he olido, pero
imprime un aire destructivo y dominante a quienquiera que sea la dueña.
¿Y ellos no nos
detectan?-preguntó Veena entre susurros.
Si lo hacen, fingen ignorarlo muy
bien, la verdad…-dijo Inuhito.
Entonces, ocurrió. El
encontronazo con los Mazoku fue más rápido de lo que esperaban. Allí estaban
Benibatsu, Kazark, Belladonna y dos mujeres que no habían visto nunca. Una de
ellas les resultaba familiar, y la otra los paralizó momentáneamente tras mirarla.
Se fijaron en que Kazark cargaba el cuerpo inconsciente de un joven en su
hombro izquierdo.
¡TAIMANIN!-gritó Belladonna.
¡Vosotros!-bramó Rito poniéndose
en guardia-¿Qué habéis venido a hacer aquí?
Nada de vuestra incumbencia.-le
espetó la noble.
Por fin nos vemos frente a frente…-dijo
una de las mujeres desconocidas.
Era una dama que inspiraba temor
y autoridad. Alta, muy alta, casi tanto como Yamiyuki, que no se encontraba
allí. Su piel tenía un deje oscuro y bronceado que aportaba color a su tez sin
hacerla morena, como si fuera una onza de chocolate diluida en un seno lácteo
voluminoso. Su cabello era lacio y de un color rojo saturado y tan brillante
que parecía un arco eléctrico. Caía hasta la mitad de su espalda, con dos
tupidos y frondosos mechones frontales que adornaban su pecho. Su complexión
era muy delgada a la par que voluptuosa, con curvas pronunciadas, unos senos
gigantescos con copas casi imposibles, unos glúteos anchos y unos muslos finos
pero aún grandes en proporción con el resto de sus piernas. Su cuello era largo
y fino, y se le marcaban las clavículas. Lo más llamativo de su rostro, fino y
anguloso, eran sus ojos, totalmente negros, como dos pequeñas puertas hacia la
más profunda oscuridad. En cada uno de ellos tenía un brillante aro rojo muy
fino donde una persona normal tendría el contorno exterior de las pupilas. Su
vestimenta era sencilla pero provocativa: un corsé marrón grisáceo con placas
negras, una minifalda negra de tubo hasta la mitad de los muslos, un cinturón
rojo y unas botas altas de tacón de color negro con cañas hasta algo más de la
mitad de las espinillas.
¿Quién eres tú?-preguntó Hagane
con aire desafiante.
Es normal que no me conozcáis…-dijo
la mujer-…no suelo pasarme mucho por el ámbito público. Actuar desde las
sombras es mi cometido, aunque hoy se ha necesitado mi presencia en este lugar.
Acabo de llegar a la cueva y… ¡mirad lo que me encuentro! ¡Los famosos Taimanin!
Permitidme que me presente… ¡JAJAJAJAJAJAJAJA! Yo soy… ¡Tigres Black!
Los Taimanin se quedaron
sorprendidos. La presencia física de su verdadera enemiga, a la que no habían
visto hasta aquel momento, no podía significar nada bueno.
No me miréis con tanto miedo…-dijo
Tigres-…sólo he venido a asegurarme de que una llamada que he hecho llega a su
destinatario…y de que un plan que tracé hace tiempo se cumple. Lo primero ya está
logrado…y para lo segundo nos hemos encontrado en la posición exacta. ¡Ahí,
Kazark!
¡A la orden, Tigres-sama!-exclamó
el ogro.
El gigantesco joven se encaró
hacia el punto de la pared que su líder señalaba con su dedo. Sin soltar el
cuerpo del chico que estaba cargando, rompió la roca a golpes hasta
revelar un portal mágico de un intenso
color rojo. De su interior brotaban unos brazos alargados con unas manos
desfiguradas.
¿Qué es eso?-preguntó Belladonna.
El portal a la
destrucción.-explicó Tigres-Esta cueva esconde dos portales: el de los
deportados y el de la destrucción, y acabamos de abrir los dos. El de los
deportados sabéis para qué era, pero éste… ¡es para la segunda parte del plan!
¡Kazark!
¡Sí, Tigres-sama!-asintió Kazark.
Con una mano, el ingente ogro
agarró a Belladonna y la lanzó contra el portal rojo. La mujer se agarró a los
bordes para evitar caer en el interior a la vez que clavaba sus pies en el
suelo para evitar salir disparada.
¿Qué estás haciendo?-preguntó
Belladonna a punto de enloquecer de la ira y el miedo-¿Me estás traicionando,
Kazark?
El portal a la destrucción es un
elemento mágico de gran poder…-dijo Tigres-…nunca me he explicado por qué ha
llegado a la Tierra, pero es de agradecer. Todos los que lo cruzan encuentran
su fin…nadie ha vuelto…porque todos han muerto de la manera más cruel y temible
que se pueda imaginar. Belladonna, Kazark no te ha rescatado de nada saltándose
mis órdenes…sólo ha seguido las mías. La pantomima de romper el vidrio y
ajusticiar a los torturadores sólo nos ha servido para sacarte de allí sin que
sospecharas… ¡es hora de deshacernos de ti! ¡No tengo nada que agradecerte!
¡Inútil!
Pero…-dijo Belladonna.
¡Ahora, Kazark!-exclamó Tigres.
Son órdenes de Tigres-sama.-dijo
Kazark mirando a Belladonna-No es nada personal.
El ogro le dio a la mujer una
vehemente patada en el estómago, empujándola al interior del portal. Un grito agónico
fue lo último que dejó en el mundo antes de ser tragada.
¿Cómo sois tan sucios?-bramó
Shirubei-¡Acabando con vuestros propios aliados!
Ésa era una inútil.-dijo
Tigres-Lo inútil suele caber en la basura, y la basura se tira. ¿No te
enseñaron eso en la escuela? Además, ahora que el portal a la destrucción está
abierto… ¡vosotros seréis los siguientes pasajeros!
Ruines…-siseó Inuhito.
Vaya, vaya, parece que ya no te
come la lengua el gato…-lo interceptó Benibatsu.
. . .-Inuhito miró a su hermano
mayor con desprecio.
En otro orden de cosas…-susurró Rito-…
¿soy el único que piensa que esa mujer que lleva un moño se parece mucho a ese
majadero que mató Inuhito?
Doctora…-dijo Kazark dando a
entender que había escuchado a Rito-…ése fue el responsable de la muerte de su
hijo, el doctor Karistus.
Señaló a Inuhito, que estaba
ensimismado pensando en Benibatsu.
¿Tú?-preguntó Kuritöö-¿TÚ MATASTE
A MI HIJO? ¡Lo lamentarás el resto de tu miserable vida!
¡Es la madre de Karistus!-pensó Hagane-¡Y, encima, lleva una bata blanca, como él! ¡Seguro que es otra
científica chiflada! ¡Lo que nos faltaba!
¡Recuerda el nombre de la doctora
Kuritöö como el nombre de quien arruinó tu vida!-bramó la científica señalando
a Inuhito.
Aoi se alertó. Aquella frase era
muy parecida a la que le dijo Kazark cuando se enfrentó por primera vez a él en
el jardín de dientes de león de la casa Makihara en Gokuruma.
¿Qué miras con tanto
interés?-preguntó Kazark a Aoi con sorna.
¡KAZARK!-bramó Aoi-¿Crees que me
he olvidado de nuestro último encuentro? ¡Juré matarte y pienso hacerlo!
Ése ha sido un tirillas toda la
vida.-le comentó Benibatsu-Mucho cerebro, pero poco de lo demás. Y encima tiene
fimosis… ¡valiente pringado! No sé cómo le dejas que te vacile así, Kazark…
¡CÁLLATE LA PUTA BOCA!-bramó
Inuhito.
Con un sonoro golpe, el chico
pateó la cara de su hermano mayor con la pierna derecha.
¡Aoi es mucho más hermano mío de
lo que tú has sido nunca!-le espetó-¡Lávate la boca con jabón antes de hablar
de él!
Kazark se dispuso a atacar a
Inuhito, pero Aoi le salió al paso y, alargando severamente su látigo, ató sus
cuatro extremidades, su tronco y su cuello como si una ingente anaconda lo
hubiera atrapado.
Ninpô – Raiton no Jutsu!-exclamó
Aoi.
(¡Arte ninja de la electricidad!)
La corriente se transmitió por el
látigo, llegando hasta Kazark, quien se vio incapaz de moverse a la vez que
el cuerpo que cargaba caía al suelo. Mientras tanto, Inuhito y Benibatsu
chocaban de nuevo sus armas. Kuritöö quería lanzarse a por Inuhito también,
pero estaba ocupado.
Puede atacar al resto,
doctora.-dijo Tigres-Confío en que sabrá acabar con ellos.
Eso está hecho…-dijo la
científica sonriendo sádicamente.
De un bolsillo oculto de su bata
sacó una metralleta tipo UZI. Comenzó a disparar a los Taimanin a discreción.
¡Me encantan según qué
cachivaches del mundo humano!-exclamó con una sonrisa sedienta de sangre.
Venga, no me jodas…-se quejó
Shirubei-… ¡dame algo más emocionante, vieja!
Un muro de hielo bloqueó las
balas.
Que alguien salga del muro y
tumbe a esa arpía.-pidió Shirubei.
Con una maniobra que desafiaba a
la gravedad, Veena salió del muro de hielo y lanzó un golpe con su cimitarra.
Los tentáculos de la mano con la que Kuritöö
no sujetaba la metralleta pararon el golpe. Al escuchar los golpes,
Seika saltó para socorrer a su amiga. Con su técnica especial, transformó su
lanza en un arco y disparó varias flechas contra la demonio, cuyos tentáculos
fueron atravesados, permitiendo que la Taimanin india los cortase definitivamente.
Shiena saltó detrás de sus compañeras e hizo llover las hojas de su urumi
contra la Mazoku. Entre los tres miembros del equipo Kuroageha, consiguieron
aminorar la marcha de aquella experimentada y peligrosa científica demoníaca.
Kazark se había librado de la
electrocución de Aoi y le estaba haciendo pasar un mal rato. De un puñetazo, lo
lanzó contra el muro de hielo, rompiéndolo.
¡Aoi!-exclamó Shirubei agarrando
el cuerpo de su amigo al vuelo para que no cayese contra el suelo.
¡Maldito ogro rastrero!-exclamó
Rito mientras le salía al paso a Kazark.
¡Mira dónde ha acabado tu amigo
el oso hormiguero!-exclamó Benibatsu mientras lanzaba duros golpes contra su
hermano menor con su doble guadaña-¡En los brazos del héroe! ¡Qué patético!
¡He dicho que dejes de burlarte
de Aoi!-exclamó Inuhito mientras repelía a su hermano con el aro-¿Qué te
importa lo que tenga entre las piernas?
Vamos, vamos, hermanito…-lo
provocó Benibatsu-… ¿por qué eres tan tosco con Big Brother?
Nunca más volveré a llamarte
así.-siseó Inuhito-No vuelvas a pronunciar esas palabras.
Big Brother era el mote cariñoso
con el que Inuhito siempre llamaba a su adorado hermano cuando era un niño.
Aquel recuerdo le quemaba como sal en una herida abierta.
Ya me he cansado de vosotros tres…-dijo
Kuritöö.
Con una brutal patada giratoria,
lanzó volando a Seika y a Veena. Tras esto, se giró hacia Shiena, que estaba en
su espalda, y lanzó un brutal rodillazo, pero el chico lo esquivó.
¡Eres rápido!-le concedió la
científica.
¡No por nada he sido alumno de la
gran Taimanin Kikyo Miyoshi y de sus famosas piernas demoníacas!-exclamó
Shiena-¡No hay nadie que no me resulte lento!
¿Ni siquiera estas
balas?-preguntó Kuritöö con un tono melifluo y sensual.
Shiena esquivó la ráfaga que la
científica disparó contra él. Le había sentado muy mal ver a Veena siendo
pateada y se lo pensaba cobrar. Las hojas de su urumi salieron de nuevo
disparadas, pero se encontraron con los tentáculos de cuchillas de la mujer,
produciéndose un choque de aceros encarnizado. Acortando las distancias, el
joven ninja lanzó una patada lateral directa al abdomen de Kuritöö, quien
bloqueó aquella patada con otra, dejando claro quién tenía más fuerza física.
¡Es ridículo!-pensó Shiena mientras caía al suelo-¿Cómo puede ser tan fuerte sin un gramo de
músculo? ¡Tiene bastante grasa en el cuerpo!
Miró a su alrededor antes de
levantarse para esquivar una patada en barrido de Kuritöö: Rito y Kazark
intercambiaban mazazos y puñetazos, mientras que Benibatsu e Inuhito seguían
pegándose. Veena, Seika y Aoi eran atendidos por Hagane y Shirubei. Tigres no
atacaba…lo cual le resultaba intrigante.
Cuando todo parecía que se iba a
torcer hacia un punto aún peor, una enorme llamarada sacudió el pasillo de
roca.
Largo de aquí.-dijo una voz
familiar antes de que las llamas se apagasen.
Yamiyuki había llegado. Llevaba a
Kuroageha a hombros, y su sangre manchaba su espalda.
¡KUROAGEHA!-exclamaron los tres
miembros de su equipo.
Layla Phoenix la ha herido de
gravedad.-dijo Yamiyuki-Planearemos nuestra venganza después de que la doctora
Himehagi la salve de todo peligro.
Veo que habéis conocido a mi
amiga…-dijo Kuritöö arqueando una ceja.
Yamiyuki hizo caso omiso de aquello.
Nos vamos de aquí.-dijo-Largo,
alimañas. No tenemos tiempo.
Yamiyuki…-lo advirtió Shiena
señalando a Tigres-…esa mujer es…
Tigres Black.-lo cortó
Yamiyuki-¿Quién si no? Se nota a la legua con sólo mirarla. La otra mujer debe
de ser otro demonio científico al que tarde o temprano mataremos… ¡pero insisto
en que hablaremos más tarde, cuando no haya nada de qué preocuparse! ¡Kuroageha
está muriéndose!
¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!-Tigres
estalló en carcajadas.
A callar.-dijo Yamiyuki-Perdeos
de mi vista. Quiero que hayáis desaparecido cuando este fuego se disipe…
Una inmensa muralla llameante
separó a los Taimanin de los Mazoku. Algo no fue bien, pues las llamas se
deformaron y se concentraron en una enorme bola que flotó sobre la mano derecha
de Tigres.
Es una pena que con mi magia
pueda controlar todos los elementos de la naturaleza…-dijo Tigres-… ¡tomad una
muestra de mi poder!
Lanzó la bola de fuego contra los
Taimanin, que tuvieron que dispersarse para evadir la enorme explosión.
Entendieron que Tigres era demasiado fuerte para cualquiera de ellos.
Edwin era un blando y le pasó lo
que le pasó.-dijo Tigres-¡Tened por seguro que no cometeré su error! ¡Pronto me
haré inmortal, invencible, omnipresente, omnipotente y omnisapiente!
Los observaban desde diferentes
puntos.
Objetivo de prioridad máxima
confirmado.-susurró un soldado de los Fuuma-Tigres Black. Tendremos que acabar
con los demonios si queremos llegar hasta ella. ¡A la carga!
Las cosas se ponen feas.-pensó el observador-No puedo rescatar a Uro…hay demasiada gente, me matarían. Necesito
acercarme a los Taimanin. Son mi única esperanza.
De un rincón oscuro salieron
varias bombas. Las explosiones arreciaron contra los Mazoku a la vez que
derruyeron el pasillo, creando un espeso portón rocoso que los separó de los
Taimanin.
No sé qué cojones ha pasado, pero
estamos separados de los demonios.-dijo Shirubei-¡Es hora de largarnos!
Yo sí sé lo que ha pasado.-dijo
Yamiyuki-Fuuma. Están por todas partes y van a por todo el mundo, seamos
Taimanin, sean Mazoku o sean soldados de Estados Unidos. Sus movimientos reales
empiezan ahora. ¡A Gokuruma! ¡Ahora!
Esperad.-dijo una voz algo
aniñada pero con un deje masculino.
Miraron a su alrededor. No había
nadie.
Estoy aquí.-insistió la
voz-Perdonad que no me haya mostrado hasta ahora. Necesito hablar con vosotros.
Un demonio se plantó frente a
ellos. No lo habían visto nunca.
Tioooooooooo pobre Belladonna, encima que todo le sale siempre mal, que no gana ni una, que le dan ostias como panes cada dos por tres, encima va y la traicionan. Pobre mujer joder, NO ES JUSTO.
ResponderEliminarxDDD
Joder, pobre. Deben morir por traidores. Tigres Black me cae como el puto culo. MUERTE Y DESTRUCCIÓN.
La vida es injusta muchas veces...ha pasado lo que tenía que pasar, los Neo-Nómadas son crueles y déspotas, no les quedaba otra... ¡Muchas gracias por leer y comentar todos estos nuevos capítulos!
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