lunes, 27 de octubre de 2014

Reseña: Lost Eden (PC)


Os preguntaréis por qué no ofrezco una imagen mejor y más explícita de la generalidad del juego. La explicación es sencilla: ¿cuántos de vosotros habéis tenido títulos de esta colección en casa? Desconozco cuántos lectores tengo fuera de España, mi país, pero, desde luego, los jugadores españoles conoceremos este formato y nos evocará gran nostalgia siempre. ¡A disfrutar!


"Lost Eden" es un (como ya veremos, GRAN) videojuego de ordenador desarrollado por Cryo y publicado por Virgin Entertainment en 1995, funcionando bajo el ya en desuso pero siempre recordado con amor MS-DOS. En el presente texto hablaré del título, de sus virtudes, de sus defectos y, en general, de lo que puede ofrecernos. Todo puede comenzar con una reflexión, y es que todas las reglas tienen su excepción que las confirma. Cada una de las personas que me leéis tendréis un bagaje diferente en este tema, por lo que no sé cuántos habéis empezado a temblar ya...y es que, teniendo constancia de su (ya pasada, ¿por suerte?) existencia y obras, no es para menos al leer el nombre de la (¿infame?) compañía francesa Cryo. No voy a ser demasiado duro...todas las empresas tienen altibajos y, aunque Cryo haya tenido más bajos que altos, es cierto que nos ha dado un poco de todo y la recuerdo con muchísimo cariño y nostalgia por formar parte de mi infancia. ¿Por qué decía lo de las reglas y las excepciones? En pocas palabras: Cryo ha sacado cada bodrio de título que es sorprendente que haya podido darnos algo tan magnífico como este título. Ya os hablaré de Cryo y de sus joyas en otro momento. Completé "Pax Corpus", así que podéis venerarme como a un hombre con nervios de acero o echarme a una horda de psiquiatras encima, como deseéis. Sin más dilación, voy a consumar mi ilusión de presentaros este gran título con el que tuve el placer de crecer y, ahora, tras más de una década sin volver a jugar, he vuelto a completarlo, esta vez en compañía de mi querida amiga Tuk, a la que podréis encontrar en Mirage of a Dream, que, como algunos sabréis, es el foro en el que publico las mismas historias que subo aquí y de cuya moderación formo parte. Terminada esta publicidad, nos introducimos en este mundo de hombres y dinosaurios en una pugna por la supervivencia hilada en torno al telar de esta maravillosa aventura gráfica clásica.


El marco

El título evoca una época pasada en un mundo ficticio. Hubo una época en la que hombres y dinosaurios coexistían y convivían. Entre las razas construían ciudadelas en las que vivían en paz y armonía a la vez que se protegían de las amenazas del exterior. No obstante, todo cambió con una generación de hombres que hizo virar peligrosamente las circunstancias. Ahora, el mundo se encuentra desnudo, sin ciudadelas, siendo todas las especies, tanto de hombres como de dinosaurios, objetivo de los fieros y peligrosos tiranosaurios, comandados por el peligroso y poderoso Moorkus Rex, quien se hará con el control del mundo si nadie se lo impide. Por supuesto, esa labor de pararle los pies al tirano será nuestra. Se nos abren las puertas de la Ciudadela de Mo, uno de los últimos bastiones existentes. Con un rey anciano y agotado, el futuro de Mo y, con él, el de las ciudadelas, apunta bajo. No obstante, el hijo del rey, Adam de Mo, príncipe y protagonista de la aventura, se armará de valor, paciencia y fuerza para viajar por el mundo y luchar contra la amenaza. Obtener la bendición de un rey que aboga por una pasividad que (erróneamente) identifica con tranquilidad no será cuestión de segundos, pero nuestro príncipe no tardará en darse cuenta de que ese paso será el más sencillo de todos los que tendrá que dar en su peligrosa aventura a lo largo y ancho del vasto y agreste mundo...


Los personajes

Los personajes de "Lost Eden" son bastante memorables. No son pocos, y están bien desarrollados. Una característica destacable es su pluralidad étnica, contando en nuestras fuerzas con personas, dinosaurios y diferentes tribus que, en el mundo del título (en el lore, como dirían los aficionados a la terminología anglosajona), se consideran "hombres", si bien no lo parecen físicamente, pero alegando para ello que son especies bípedas, inteligentes y capaces de hablar, pensar, razonar, negociar, etcétera. Nuestro protagonista principal es Adam, el príncipe de Mo, el cual condicionará la jugabilidad encasillando este título entre los múltiples existentes de "héroe silencioso": Adam no habla, pero actúa, y serán nuestras acciones las que lo convertirán en un héroe...o en un cadáver más en el brutal campo de batalla. Junto a él tendremos a dos fieles, Dina, una joven parasaurio, y Eloi, un pterodáctilo. Dina traducirá las palabras de los dinosaurios y de las personas que hablen en lenguas desconocidas, y es empática, sabia y espiritual. Eloi es alegre y optimista, y nos ayudará a enterarnos de los sucesos alrededor del mundo gracias a su capacidad para volar e informarse rápido.También será nuestro inseparable Thugg, un guardián de Mo que viajará con nosotros para protegernos con su hacha (es el primer ejemplo de lo que en el título se entiende por "hombre"...se trata de una especie de orco verde, pero se encuentra entre los hombres...básicamente, todo lo que no es dinosaurio es hombre).A lo largo de la aventura iremos conociendo a más compañeros, y algunos de ellos serán poco asiduos, en tanto que nos acompañarán poco tiempo. Monk, el consejero del rey, Mungo, el novio de Dina y muchos más serán nuestros aliados en esta gran empresa. También conoceremos a los representantes de las diferentes tribus que pueblan el mundo: en cada lugar en el que viajaremos habrá una tribu diferente, y, de cada una de ellas, se nos unirá un miembro representante que nos acompañará hasta que dejemos el lugar. Para más información, embárcate en esta aventura y disfruta conociendo a los diferentes pueblos que habitan en el mundo de "Lost Eden". También, por supuesto, habrá dinosaurios con los que tendremos que negociar. A lo largo del viaje encontraremos brontosaurios, apatosaurios, triceratops, mesosaurios, tiranosaurios, velocirraptores...cada uno con sus habilidades especiales y sus condiciones de negociación (salvo los tiranosaurios, con los que el único negocio es huir antes de que acaben con nosotros).


La jugabilidad

Creo que ya ha quedado claro cómo es el título y de qué trata, así como lo que tenemos que hacer en él, pero, ¿cómo se hace? No es difícil: "Lost Eden" se presenta como una aventura gráfica en primera persona del tipo point and click (es decir, todas las acciones se realizan con el ratón). Tendremos que desplazarnos por los distintos lugares, hablar con los personajes, gestionar la información que recibamos de ellos, recoger todos los objetos que podamos...es decir, lo mismo que en cualquier otra aventura gráfica. Por supuesto, podremos dar objetos a los personajes, usarlos en el entorno o hacer lo que sea pertinente con ellos. Como rasgo distintivo, he de mencionar que es una de las pocas aventuras gráficas a las que he jugado en la que se llevan a varios personajes a la vez. Hay un botón para ver a nuestro equipo de avanzada, muy en la línea de los RPG, y, gracias a él, podremos hablar con nuestros compañeros de viaje, darles objetos, etcétera.
La premisa es sencilla: hemos de viajar por los distintos núcleos de población y construir una ciudadela en cada uno. Para ello, tendremos que negociar con los dinosaurios. Hay especies que sientan los cimientos, otras que consolidan los muros, otras que transportan materiales y personas, otras que dan información valiosa y otras que ahuyentan y derrotan a los tiranosaurios. Con cada tipo de dinosaurio hay que llevar un tipo de negocio. No voy a explicarlos todos porque eliminaría la (poca) dificultad del juego, pero, a modo de ejemplo, a los triceratops les gustan los nidos de los árboles, siempre y cuando no haya huevos dentro, pues no les gusta atentar contra otras vidas. Así, negociando con cada especie y realizando los pasos pertinentes, convertiremos las tierras vírgenes en imponentes ciudadelas que eliminarán el miedo a los tiranosaurios, a los que previamente tendremos que haber derrotado en batallas por la posesión de cada territorio. Todo esto lo haremos rodeados de personajes variopintos, heterogéneos, peculiares y originales. Sin mucho más que decir para no destrozaros el juego, así es la aventura: hombres y dinosaurios tendrán que volver a coaligarse de nuevo para trabajar juntos, apoyarse y, codo con codo, asegurarse una vida, un futuro, una estabilidad y una tranquilidad alejada del actual miedo a los crueles tiranosaurios y al implacable Moorkus Rex. Lo cierto es que este aspecto del juego esconde una reflexión, una idea llena de significado, algo que creo que no hemos aprendido en pleno siglo XXI... ¿no es bonito poder contar todos con todos? ¿No sería lo mejor para el progreso ver nuestras diferencias como una fuente de riqueza y como un buen pie para complementarnos y apoyarnos? ¿No es positivo que juntemos nuestras manos y apuntemos con ellas a problemas comunes? "Lost Eden" lleva esta idea a la práctica y me parece uno de los elementos más bonitos del título.


Lo mejor:
-Un planteamiento sólido, una aventura ambiciosa, una floreciente mezcla entre estrategia y aventura gráfica que nos dará un buen rato de diversión, incluyendo hasta la posibilidad de morir a media partida.
-Un gran tratamiento de ambientes y situaciones, pudiendo llegar a dar...no miedo, pero sí algo de impresión en algunos momentos.
-Personajes variados y heterogéneos, sin estereotipos, con gran variedad de formas, personalidades, fortalezas y debilidades.
-Una exquisita banda sonora cuyo tema principal nunca se fue de mi memoria, ni siquiera tras más de diez años sin haber jugado.
-Muy buen manejo de los giros argumentales, que no se acaban en ningún momento.


Lo peor:
-Tal vez resulte demasiado fácil.
-En consonancia con lo anterior, también resulta muy corto.


En resumidas cuentas, "Lost Eden" se me hace un título más que recomendable. No será el más complicado, pero su calidad es innegable y su tratamiento de la animación a veces es sorprendente para la edad que tiene. Todavía no entiendo cómo una compañía como Cryo pudo hacerlo así de bien, pero es la realidad y no va a cambiar (y menos después de los años que hace desde su quiebra). Dedico esta reseña a Tuk, quien me acompañó a lo largo de mi última partida de esta gran aventura, que fue nueva para ella. ¡Un saludo a todos! Os dejo con el exquisito tema del juego:


miércoles, 22 de octubre de 2014

[WCIII] Episodio XXV: Hacia los confines del tiempo

REACTION
WORLDS COLLIDE III
Episodio XXV · HACIA LOS CONFINES DEL TIEMPO

Asintieron. Freya no medió más palabra y activó el conjuro que provocó la reacción entre los elementos que flotaban ante ella. No tardó en abrirse un portal centelleante.
Yamiyuki, Metallurgy, Yurika, Ibara, Itami, Aquanika, Dalton, Marah, Ayame, Nikola, Ayako, Yuuji…-dijo Freya girándose hacia sus compañeros-…ha llegado el momento.
Detrás de su indiscutible líder, todos saltaron decididamente hacia el portal, que se cerró después de que el último de ellos lo cruzara. Tras unos segundos de viaje en los que sintieron algo parecido a viajar en una montaña rusa, aparecieron en una explanada yerma y renegrida. Al fondo de ésta, había una altísima escalinata que daba a las puertas de un enorme castillo con una arquitectura parecida a la de la fantasía épica.
Así que esto es el Palacio Atemporal…-dijo Freya-…espero que os encontréis preparados.
Metallurgy avanzó hacia Freya. Su piel recubierta de cerámica grisácea resplandecía bajo la luna que imperaba en aquel cielo negro. Llevaba una blusa muy ceñida sin mangas y con cuello vuelto de color blanco, y una falda de tablas vaporosa y larguísima que casi arrastraba por el suelo, blanca con cuadros escoceses grises y plateados. Unas toscas botas metálicas con cordones blancos y caña alta cubrían sus pies. Entre sus clavículas reposaba, a modo de colgante, una cruz plateada con dos barras horizontales.
Es el momento de cerrar mis heridas para siempre…-dijo Metallurgy apretando el puño.
Siento que debemos estar contigo y apoyarte en lo que debamos.-oyó a Nikola a su espalda.
Se giró y lo vio. Apenas le había dado tiempo a reparar en él y en su pareja, junto a la que caminaba de la mano. Ayako vestía ropas de combate negras muy ligeras y botas altas del mismo color. Su espalda estaba llena de objetos metálicos plegados que también rodeaban su cintura y parte de sus caderas. El musculoso cuarteto de extremidades lucía descubierto. A su lado, Nikola parecía un hombre totalmente distinto que había dejado sus antiguas ropas de esclavo y vestía una larga y pesada gabardina de cuero sintético negro, una camiseta de manga corta del mismo color, tremendamente ajustada y con un cuello vuelto encima del cual llevaba una gargantilla ancha y rígida con clavos y tornillos adornando, así como varios cables eléctricos de color azul celeste colgando hasta casi el suelo, unos pantalones acampanados a juego y unas gruesas y altas botas, también negras y con algo de plataforma.
Metallurgy…-continuó Nikola-…has sido siempre un apoyo muy particular. Me has ayudado mucho y me has enseñado bastante sobre la tecnología de tu época. Te debo toda la ayuda que necesites en estas horas oscuras…
Sé que trabajaste con él codo con codo para devolverme a la vida.-añadió Ayako-Puede que no nos conozcamos, pero te debo la vida. Lucharemos junto a ti.
No os olvidéis de mí.-dijo Yurika con seriedad mientras se acercaba a ellos.
Yurika lucía un vestido negro de diseño gótico, bastante corto y ajustado, con volantes blancos en distintas partes de la prenda. Llevaba brazaletes con tachas y unas botas negras muy altas de cordones finos, placas frontales de color rosa intenso, tacones altos de color plateado y plataformas de color blanco. Su pelo había sido peinado con tenacillas, ostentando brillantes y sueltos tirabuzones que le daban un gran volumen y un aspecto ligeramente ondulado.
Como profesora, como compañera y…-siguió Yurika-…como amiga…Metallurgy, tú también has hecho mella en mi vida. No pienso dejarte sola.
Chicos…-susurró Metallurgy con una sonrisa.
Si se meten con Nikola o con Ayako…-intervino Dalton-…se meten con nosotros.
Marah volvía a lucir completamente igual que en su época de terrorista. A su lado, Dalton vestía una sudadera fina muy, muy ajustada de color verde eléctrico con mangas largas y algunos destellos amarillos fosforescentes, pantalones negros de mezclilla con ribetes de neón amarillo, zapatos negros con LEDs de colores y plataformas planas y una gabardina fina de color gris oscuro encima. La unidad en el grupo estaba, finalmente, germinando como si de una planta salvaje se tratase.
Me conmueve mucho ver que estáis tan unidos.-dijo Yuuji-Aunque no sea mucho mi caso, yo también me esforzaré junto a vosotros si me lo permitís.
Yuuji había colgado de su pelo varias tiras de hilos finos. Llevaba puesto su antifaz de mariposa rosa, e iba ataviado con un chaleco negro brillante ajustado y con cuello alto, con ribetes rosas en los bolsillos, pantalones muy ajustados de cuero sintético, botas altas rosas con cordones violetas, guantes rosas largos con volantes y una vaporosa sobrefalda triangular rosa que caía por sus piernas y se elevaba enganchándose en sus muñecas. Estaba decidido a ayudar a sus compañeros, aunque no se conocían mucho.
La cosa se anima, ¿no es así, Freya?-preguntó Yamiyuki.
El chico se acercó a la líder. Vestía una chaqueta larga de color rosa fucsia que se dividía en la parte baja en tres faldones, cada uno de los cuales tenía dibujada una cruz invertida blanca. También llevaba una blusa negra de cuello vuelto, pantalones ajustados con sobrefalda y botas altas con cordones del color de la chaqueta. Por su parte, Freya lucía un imponente corsé de aspecto futurista de algo que parecía neopreno con tiras de neón, una minifalda elástica, botas toscas y gruesas de color negro con hebillas, cadenas y trozos de cable, una mascarilla negra con púas colgando de su cuello y unas enormes gafas redondas de cristales rosas con tachas alrededor sujetas a su pelo, del cual colgaban grandes cantidades de cables y tubos de plástico de diversos colores.
Me alegra ver este ambiente.-dijo Freya-Tengo la sensación de que ganaremos esta batalla.
Tenemos mucho que decirles a ciertas personas…-se aventuró Ibara aprovechando el ánimo que había en el ambiente-…es hora de terminar nuestro trabajo como mercenarios.
Ibara lucía un abrigo militar de color gris oscuro con puños y solapas negras, con ribetes rojos y varias medallas doradas y plateadas. También llevaba unos guantes negros ajustados de tejido elástico, unas botas altas a juego y una gorra militar a juego con el largo abrigo, debajo del cual no llevaba nada salvo la ropa interior. Cogida de su mano estaba Itami, quien vestía una camisa abierta llena de macabros objetos clavados, una coquilla genital de color negro con púas y el dibujo de la boca de un depredador en color rojo, un faldón negro trasero, zapatos de tacón y pulseras y tobilleras llenos de púas, así como una gargantilla con varias cadenas colgando del cuello.
Terminemos por todo lo alto…-dijo Itami-…esta vez, hasta un perro como yo tiene perro…
Sacó una fusta y golpeó el suelo. Ayame salió de detrás de Itami vistiendo una blusa gris con una trenza de pañuelos semitransparentes rosas y rojos enroscada alrededor del tronco, una manga larga y acampanada y la otra cortada a ras del hombro, una sobrefalda larga y vaporosa que tapaba la mitad de su tronco inferior y unos zapatos grises y plateados, uno de ellos con una plataforma debajo de los dedos del pie, sin apoyar el talón en el suelo, y otro con un tacón muy alto y sin plataforma con un tamaño tal que no creaba desequilibrio entre sus pies. En el lado que no llevaba cubierto podía verse la banda naranja de su ingle.
Os guiaré…-dijo Ayame-…por la cuenta que me trae.
Parece que soy la última en decir la frase emotiva…-dijo Aquanika.
La kazaja se acercó al grupo. Llevaba todo el cuerpo recubierto de vendas blancas y negras, con hombreras, guantes y botas de color negro, y una larguísima bufanda de color verde intenso cubriendo su cuello. También llevaba unas gafas rectangulares con una montura de pasta de color verde por una mitad y negro por otra.
…y realmente no tengo mucho que decir.-continuó la bruja-Dejadme a Verónica y no os haré daño.
Tranquila, Aquanika…por la cuenta que te trae.-dijo Freya parafraseando a Ayame.
Llegó el comité de bienvenida: fueron rodeados por una horda de demonios menores y criaturas de aspecto vegetal y humanoide.
Arianelle y Verónica parecen llevarse bien…-dijo Freya mientras se ponía en guardia.
Las criaturas se lanzaron al ataque. Uno de los demonios iba a morder a Marah, pero Ayako se puso en medio y lo lanzó en picado contra el suelo de un fortísimo puñetazo.
Estos músculos no son falsos ni decorativos, ¿sabéis?-advirtió Ayako mientras movía su hombro amenazadoramente.
Recibieron un segundo intento de ataque. Ayako iba a repelerlo, pero Marah la paró poniéndole la mano en el hombro…e, impulsándose sobre su amiga, saltó por encima de su hombro e interceptó al demonio de una patada, partiéndolo por la mitad con un aura cortante.
Creo que no da muy buena impresión dejar que nuestras novias lo hagan todo…-dijo Dalton poniendo a punto su espada-escopeta.
Comenzó a disparar a los demonios y a los humanoides vegetales, manteniéndolos a raya con una serie de balas especiales que les reducían la velocidad y la resistencia. Por su parte, Nikola sacó las dos empuñaduras de sus espadas láser…pero pronto enseñó ante todos que eran diferentes. Esas nuevas espadas, que Ayako le había devuelto junto con la ropa que llevaba, eran de color rosa brillante y hacían mucho más daño que las otras. Tras ejecutar varias combinaciones, las guardó y sacó otra empuñadura, esta vez con aspecto fungiforme. De ella brotó una tira de energía brillante de color azul que resultó ser un látigo de plasma. Nikola comenzó a dominar el combate lanzando envolventes latigazos a la vez que tocaba los botones de la empuñadura, que cambiaban el color del haz en señal de modificación de sus efectos, o incluso añadían colas al látigo. Puso punto y final a aquella escaramuza lanzando un latigazo con cuatro colas, una azul, una roja, una rosa y una verde.
¡Vienen más!-señaló Metallurgy.
De la lejanía se acercaban, volando, multitud de figuras desnudas con alas blancas que pronto reconocieron: los Angel Dancers.
¡Son esas cosas de Shiroi!-exclamó Freya-¡A por ellos!
Se fijaron en que todos eran rubios, es decir, más poderosos que los de cabello azul que combatieron la última vez. También había varios con el pelo rojo.
¡Esas criaturas son robustas!-advirtió Yamiyuki-¡Atacad con lo que tengáis!
Yurika tomó la iniciativa. Convirtió una de sus piernas en una ametralladora de cañón giratorio y comenzó a disparar furiosamente. Esto le dio tiempo a Ibara y a Itami para lanzar una brutal ofensiva: mientras que la chica lanzaba granadas a puñados como si fueran migas de pan, Itami se lanzaba contra todos los objetivos habiéndose acoplado cuchillas a los brazaletes y a las tobilleras, haciéndolos chocar con las granadas, que en su mayoría eran incendiarias y convirtieron a los Angel Dancers en pasto del fuego. Aprovechando su piel ignífuga y la inercia térmica de la misma, Metallurgy tomó ventaja de las circunstancias de sus enemigos para derribarlos a base de potentes puñetazos y patadas. No contentos con todo lo que habían recibido, los ángeles continuaron atacando, provocando notorios efectos en el grupo con sus golpes. Yuuji, Yamiyuki y Aquanika formaron un triángulo y se encararon frente a ellos: Yuuji los alejó del resto del grupo con una fortísima ráfaga de viento y Yamiyuki y Aquanika crearon, respectivamente, una lluvia de rocas y otra de hielo. Finalmente, tras acertar varios golpes en los miembros del grupo, los ángeles comenzaron a caer.
No pasaron ni diez segundos desde la caída de los Angel Dancers cuando ya habían llegado sus sustitutos: no muertos armados y recubiertos de armaduras.
¡Eh!-exclamó Freya-He visto a esos zombies en otra parte…
¿En batallas pasadas?-preguntó Dalton.
No…-se extrañó Freya-… ¡en un videojuego! ¡Esto es muy extraño!
Ayame agigantó sus brazos y dio una palmada, aplastando con ella a varios enemigos. Acto seguido, se deslizó por el terreno del combate y comenzó a despachar a más enemigos con técnicas de artes marciales. Tras varios intentos de cerrar el paso a esa invasión, rompió un tarro lleno de hormigas que llevaba oculto y las hizo gigantescas.
¡Atacad!-exclamó Ayame.
Mientras las hormigas combatían a los no muertos, aparecieron grandes cantidades de los humanoides con los que Suiri había invadido la fábrica de Metallurgy.
¡Otra vez no!-se lamentó Metallurgy-¡Os vais a enterar!
¡Activando teletransporte de materia!-exclamó Marah-¡Arsenal 2C! ¡DOS CRUCES!
Dos círculos azules se dibujaron en el cielo. De ellos cayeron las enormes botas que Marah acostumbraba a llevar. Se abrieron, formando dos enormes cruces llenas de estantes con armas, y la chica comenzó a sacarlas, disparar hasta vaciarlas y volverlas a guardar. El intenso tiroteo diezmó a los humanoides.
¡Voy a terminar de darles una paliza!-exclamó Ayako adoptando una pose familiar.
Había adoptado la misma pose que cuando lanzó las mariposas explosivas en la nave. Sus botas se hicieron cada vez más altas: las plataformas se estaban extendiendo, revelando que eran tanques plegables llenos de un atractivo gel de color azul eléctrico.
¡Solid Electricity!-exclamó Ayako.
Comenzó a correr y a lanzar patadas contra los humanoides. Cada contacto de sus suelas con una superficie ocasionaba una pequeña inyección de ese gel en la superficie, causando descargas eléctricas de gran potencia. Algunas patadas incluso quemaban a los humanoides y los hacían caer en forma de polvo azulado chisporroteante. Después de acabar con los humanoides, saltó y, adoptando una versión aérea de su famosa pose, desplegó una especie de tanques cilíndricos que colgaban de su espalda como si fueran espinas gigantes. Estaban llenos de un líquido brillante de color rojo intenso.
¡Liquid Fire!-bramó Ayako.
De los estrechamientos de las puntas de los tubos comenzaron a salir chorros de líquido. Aquella sustancia, como si fuera magma, disolvía y consumía entre quemaduras a los no muertos que quedaban vivos. Tras aterrizar, Ayako dejó salir aquel líquido como si fuera sifón, causando un viento cargado de partículas ardientes que agujereó a los enemigos restantes hasta hacerlos puñados de ceniza. Como colofón final a la cabalgata de bienvenida, apareció en el cielo un enorme dragón de color negro con los ojos rojos.
¡No puede ser!-se sorprendió Yurika-¿Ése es el Dragón Negro de Ojos Rojos? ¿¡Una carta de Yu-Gi-Oh! Se ha materializado ante nuestras narices!?
Sí, reconocería a ese ser en cualquier parte…-dijo Freya-…son años jugando.
El dragón los saludó escupiendo un enorme rayo rojo por su boca. Yurika se convirtió en su forma de fuego y, dando un pisotón, levantó un muro de roca que paró el impacto. Tras ello, saltó y cayó en el lomo del dragón tras transformarse en su forma de aire, con la cual cayó en picado clavándole la enorme garra de su pie. La criatura se retorció de dolor e intentó librarse de Yurika, pero ésta se pasó a su forma de agua y, con la pierna aún clavada en el monstruo, congeló sus entrañas por contacto, haciendo que cayera pesadamente al suelo.
¡Apartaos!-exclamó Yurika mientras, en su forma humana, saltaba a un punto seguro-¡La onda expansiva os puede dañar!
Freya se puso debajo del dragón y lo borró del mapa con un enorme rayo blanco de energía que disparó por su mano. Tras ello, se giró y vio a otra criatura del mismo juego.
¿Qué hace aquí Gazelle, el Rey de las Bestias Míticas?-se extrañó Freya.
El fiero monstruo, con aspecto de mamífero, atacó a Yuuji directamente. Éste sacó dos cintas de gimnasia, una rosa intenso con el mango de color rosa pálido y la otra con ambos colores invertidos, y las lanzó contra el animal, atándolo y frenando su placaje. Desde esta posición, lanzó una onda de viento cortante de una patada, hiriéndole una pata el tiempo suficiente como para soltar las cintas, acercarse a la criatura, golpearla varias veces con su cetro y terminar con un fuerte golpe de palma cargado de la energía del viento. La bestia se derrumbó.
Escucharon unas manos aplaudiendo.
Bravo.-oyeron que les decía una voz.
Sin apenas preocuparse por ello, entre los forcejeos y las escaramuzas habían avanzado a través de la llanura hasta el pie de las escaleras del edificio. En la parte alta de las escaleras se encontraba Shiroi Kamiyama aplaudiendo.
¡Shiroi!-exclamó Yamiyuki-¡Por fin te vuelvo a ver! ¡Esta vez no podrás escapar!
No tan rápido, jovenzuelo…-dijo Shiroi.
Las puertas del castillo se abrieron. Arianelle y Verónica salieron juntas, mirando al grupo con sonrisas de superioridad.
¿Queréis ser nuestros invitados?-preguntó Verónica-Hay más comensales dentro del castillo...
Quiero ser tu verdugo.-dijo Aquanika secamente.
Vaya…-dijo Verónica-…qué susceptible…
Veamos si eres susceptible a ESTO.-bramó Aquanika.
Lanzó un rayo de energía con su mano derecha, pero no atravesó un plano imaginario perpendicular a la base de las escaleras que protegía el Palacio Atemporal como si fuera una pared.
Barreras…-dijo Aquanika-…qué obvio.
Es mejor prevenir que curar.-terció Yuu, que había salido también del castillo-Eres un traidor, Ayame.
Y la traición se paga.-lo respaldó Shiroi.
Hicimos bien en no confiar demasiado en ti…-dijo Verónica en tono desdeñoso.
Ya lo creo que lo hicimos bien…-corroboró Arianelle-…estuvo tan bien hecho como estará mi jardín de adorables criaturas… ¡JAJAJAJAJA!
Suiri salió también de las puertas del Palacio Atemporal.
¡Qué reunión tan completa!-observó.
¡Suiri!-exclamó Metallurgy-Pobre de ti… ¡pobre de ti!
¿Todavía sigues obsesionada con eso?-preguntó Suiri-No me harás nada: seré yo quien te mate.
Marah y Ayako se acercaron a Metallurgy.
¡Eso ya lo veremos!-le espetó Ayako-¡Baja aquí si eres tan chulo!
¡Te daré otra paliza con sumo placer!-lo amenazó Marah.
Un juguete roto y una niña diabólica no tienen nada que decirme.-las rechazó Suiri.
¡No soy un juguete roto!-exclamó Ayako-¡Soy una mujer humana! ¡Una mujer con voluntad, derechos y una vida! Aunque, si me paro a pensar en todo lo que has hecho…siento que…a veces..yo…
¿Qué?-la apremió Suiri.
A veces, yo…-Ayako apretó los puños-… ¡SÓLO QUIERO SER UNA MÁQUINA DE GUERRA! ¡Durante el tiempo suficiente para hacerte pedazos, bastardo!
Suiri saltó hacia Ayako para golpearla, y ésta se preparó para repelerlo, pero algo que surcó el cielo cortando el aire lanzó a Suiri contra las escaleras de un golpe y luego…
¡Execrating Ether Entrails!-exclamó una voz-¡Necro Bolt I!
Una explosión de oscuridad en el pecho de Ayako la hizo retroceder bruscamente.
¡Sí!-exclamó el recién llegado-¡Mi experimento ha sido un éxito! ¡El Ether de oscuridad funciona a la perfección!
¡Yamibara!-le gritó Yamiyuki-¿Acaso eres tú el que está detrás de todo esto?
¿Lo dices por haberme visto llegar el último?-preguntó Yamibara-Todavía no estamos todos… ¡QUERIDA!
Un remolino de partículas de oscuridad movidas por Yamibara materializó a Pamela…a la Pamela de 40 años, que parecía fuera de sí y estaba armada con el lanzador químico que en su día robó a Aquanika.
¡Eh, maldita perra!-exclamó Aquanika-¡Devuélveme eso!
Pamela no respondió.
Ahora mismo es mi juguetito.-dijo Yamibara-Mi mascota fiel, la que os atacará y os morderá si intentáis algo raro conmigo…y ésta es la muñeca con la que todos jugamos.
De un portal de luz apareció Nokanys, también con la misma expresión ida de Pamela.
Hay que reconocer que la técnica de control mental indirecto de ese chaval es impresionante.-dijo Yamibara-Un buen trabajo, sin duda.
Pamela y Nokanys, que anteriormente se habían enfrentado, estaban ahora juntas y dispuestas a luchar codo con codo contra Freya y sus compañeros.
¿Qué es todo esto?-preguntó Freya en tono amenazante-¡Deja de involucrar a más personas de las necesarias!
Ya estamos todos.-dijo una voz desconocida y algo infantil-Ahora sí.
De las puertas del Palacio Atemporal salió un niño de ojos rosados y cabello corto de color verde hierba.
¡TÚ!-exclamó Yurika-¡Por fin te muestras otra vez!
El niño, que vestía una sudadera gris con mangas negras, un pantalón verde oscuro y zapatos marrones, llevaba un libro en las manos.
Enhorabuena a las señoritas Yurika y Marah por superar mi prueba.-dijo el niño-No es fácil ganar el arduo juego del tiempo…
¿Todo eso fue obra tuya?-preguntó Marah-¿Los hombres con armadura, las peleas en zonas alejadas…?
Todo.-dijo el niño.
Tu voz…-dijo Yurika-…se parece mucho a esa voz artificial que sonaba en el juego…
¡Es cierto!-reparó Marah.
Todo ha sido obra mía.-continuó el niño-Yo soy el escritor, así como el arquitecto y constructor del Palacio Atemporal: Neah Sven-Sampson.
Era un dato que desconocíamos…-dijo Freya-…aunque, por desgracia, saber tu nombre no nos aporta demasiados beneficios.
Pronto sabréis mucho más de mí.-dijo Neah en tono amenazante y macabro-La fase final del juego está a punto de comenzar…
¡Exactamente!-exclamó Yamibara con fruición-Y, Yamiyuki, ¿sabes cuánto tiempo llevamos sin vernos? Dos días, veintitrés horas y cincuenta y ocho minutos… ¡quedan dos minutos para que pierdas todo lo que eres!
¡Desgraciado!-bramó Yamiyuki apretando los puños.
. . .
Yamiyuki y Yamibara. Aquanika y Verónica. Yurika y Neah. Metallurgy  y Suiri. Muchos de los más acérrimos enemigos se han juntado en ese lugar tan inhóspito y de aspecto tan peligroso. La batalla final por la salvación del mundo en esta crisis de pliegue temporal está a punto de desencadenarse… ¿podrá restituirse el equilibrio? ¿Fallarán nuestros héroes y reinará el caos? Grandes batallas aguardan. Adrenalina, acción, aventuras, choques interpersonales, violencia, guerras de valores, amores en curso y, como siempre, preguntas esperando una respuesta. Las respuestas a todas las preguntas que hay en la saga vendrán junto con el gran desenlace de la misma, esta vez sí, en… ¡Finale |>Worlds Collide IV<|! ¡No os lo perdáis! ¡Próximamente!

WORLDS COLLIDE


CONTINUARÁ

martes, 21 de octubre de 2014

[WCIII] Episodio XXIV: En marcha

REACTION
WORLDS COLLIDE III
Episodio XXIV · EN MARCHA

Una invasora sensación de dolor recorrió su aletargado cuerpo. En rachas periódicas, esos espasmos dolorosos eran llamados por una tenue y monótona voz masculina.
Necro…-alcanzó a oír.
…Bolt…-continuó la voz-I…
De nuevo una descarga de dolor. Pamela abrió los ojos. Se encontraba atada de pies y manos, como si estuviera crucificada, delante de un hombre que le resultaba familiar.
El perro faldero de Freya ha crecido, ¿eh?-preguntó casi sin fuerzas.
Te confundes, mi dama.-respondió Yamibara-Yamiyuki es mi…pariente…sí, algo como un primo lejano. Yo soy Yamibara…Yamibara Kuroi…tu soberano…tu dueño.
Los ojos de Yamibara se clavaron en los de Pamela. Algo despertó en ella y, de pronto, sintió una enorme lealtad y un profundo apego hacia aquel hombre, al que ahora parecía que conocía de toda la vida. Observó que había armamento en una camilla…armamento que le pertenecía.
. . .
Acompañada por Dalton, Marah entró en la sala de reuniones, donde todos la esperaban sentados en una enorme mesa redonda. Trataron de no sorprenderse, aunque no negaban que les impresionaba bastante el radical cambio de imagen de su compañera, quien se había cambiado de ropa y se mostraba tal cual Dalton la describió en su historia. No sabía por dónde empezar, pero siempre se había tenido como una mujer fuerte y valiente, por lo que le hizo un gesto con la mano a Dalton para que se sentase y comenzó a hablar de pie delante de sus compañeros.
Hola a todos.-dijo Marah taimadamente-Estoy al tanto de que no os debo muchas explicaciones porque Dalton ya os ha contado la historia, pero sí que os debo una disculpa. Lo siento mucho…siento haberos engañado, siento haber dado menos de lo máximo de mí y, sobre todo, Metallurgy…siento profundamente haberte hablado así y haberte golpeado. Es cierto que soy diferente a como en un principio me mostré, pero, aun con eso, ésa no era yo…por primera vez en mucho tiempo, perdí los estribos…sentí miedo…miedo de que todo lo que había intentado hacer para cambiar mi vida fuese anulado en un instante. Me reitero, Metallurgy, lo siento muchísimo…no era mi intención.
Metallurgy sonrió candorosamente.
Yo también te debo una disculpa…-dijo apaciblemente la joven de cabello blanco-…una compañera no debe estampar a otra contra el suelo de manera tan brusca…y no te guardo ningún tipo de rencor: no hay rencillas por mi parte. Ese hombre hace perder los estribos a cualquiera…a ti, a mí y a todo el mundo.
Gracias, Metallurgy.-dijo Marah-Me siento mucho mejor. No obstante, antes de sentarme con vosotros, quiero dejaros clara una cosa…y es que yo nunca decidí cambiar mi manera de vivir por huir de mí misma, sino por adaptar mis hábitos a mis cambios de parecer, para mantenerme fiel a lo que deseo ser en cada momento. No obstante, después de verme reflejada con…este aspecto…tras tanto tiempo, me puse nerviosa. Huí de mi misma por un instante…me equivoqué, y me equivoqué muy profundamente. Por ello, prometo que jamás volveré a huir de mí misma…soy Chiaki Mitoge, conocida entre la nobleza como Marah Obulgi, y fui una terrorista. No obstante, ahora soy todo lo contrario, y me alegro. Me sentía tan sucia tras abrir los ojos que decidí formarme al máximo en salvar vidas…incluso busqué pactos antiguos para redimirme espiritualmente…hice el juramento hipocrático en cada una de mis graduaciones. Como despedida de mi vida como terrorista, hice acopio de todas las armas de fuego que conseguí, tanto para uso mío como para de mis antiguos compañeros, y las confiné en una estructura…las encerré en unas enormes botas que dije que no me quitaría: el peso de mi penitencia. Lo que no quería que vierais cuando hicimos el juego del tiempo fue que me enfrenté a mi pasado abriendo las botas y utilizando las armas contra aquel hombre. Lamento el secretismo y las mentiras y, ahora que no llevo las botas de la penitencia y me siento mucho más ligera, puedo concentrar mis fuerzas en repetir por última vez que… ¡prometo no volver a huir de mí misma ni engañarme!
Metallurgy arrancó un aplauso. Yurika, Yamiyuki, Nikola, Dalton, Yuuji , Ayako y Freya la siguieron. Ibara e Itami se miraron e hicieron como que aplaudían. Aquanika y Ayame ni siquiera movieron las manos. Marah se sentó en la silla que quedaba vacía.
Supongo que es mi turno, ¿no?-preguntó Metallurgy.
No queremos abrir tus viejas heridas…-dijo Freya-…pero sí saber lo que sea necesario en la lucha contra Suiri Sumitomo. Estaba junto a nuestros enemigos en aquella nave, ergo podremos encontrarlo con los demás la próxima vez.
Mis heridas están más que cicatrizadas.-dijo Metallurgy-Incluso cubiertas de polvo cerámico.
Dicho aquello, Metallurgy se aclaró la garganta y comenzó a hablar.
Mis padres murieron cuando era una niña.-explicó Metallurgy-Tras muchos años llorando en un orfanato, casi se solaparon el momento en que me decidí a ser fuerte, dejar de llorar y convertirme en una mujer merecedora del orgullo de mis padres con la inolvidable fecha de mi adopción. Fui acogida por un matrimonio…un matrimonio tocado por un problema: la mujer, mi segunda madre, era estéril. Apenados por no poder tener hijos biológicos, me acogieron y me trataron como a una hija, consiguiendo curar mis heridas. Mi segundo padre era operario jefe en cadenas de montaje, y mi segunda madre era una prodigiosa científica. Juntos, me enseñaron todo lo que sabían y sembraron las semillas que, al germinar, dieron lugar a la persona que os habla ahora mismo. Era feliz, estaba muy motivada, lograba ser siempre la mejor de clase y estaba más que decidida a llevar una vida intelectual con varios títulos universitarios. Mis compañeros y amigos estaban algo asustados de mi fuerza, pero eran buenos conmigo. Un buen día, unos hi…unos malvados saquearon mi casa y mataron a mis segundos padres. Después de perder a dos familias, mis heridas se abrieron y se juntaron con otras nuevas. Pensé que moriría allí…pero hubo alguien que se negó a dejarme morir: Suiri Sumitomo. Ese hombre, a cuyas manos murieron mis segundos padres, me ató a la vida para torturarme…me dijo que había matado a mis padres porque eclipsaban su carrera profesional, y que me mataría a mí también para no llegar a lo mismo en un futuro cercano. Me confesó también que mis padres biológicos no murieron… ¡sino que los mató!  Los mató cuando yo ni siquiera entendía lo que era un asesino…me contó todo eso y me dijo cosas horribles…no me golpeó ni me tocó, pero su tortura psicológica me causó un daño tal que…bueno, sólo os digo que mi complexión inusualmente delgada se debe a las decenas de kilos que perdí con la depresión y que nunca he vuelto a recuperar…comprenderéis, por tanto, que Suiri es una persona a la que, pese a que no quiero, odio profundamente. Lo odio tanto que quiero vengarme de él…pero no quiero ser así…quiero ser una mujer fuerte y buena…como mis padres…los cuatro. Después de que Suiri se fuera lejos de mí tras ponerle fecha a mi muerte, estuve deprimida mucho tiempo…hasta que un día decidí levantarme y plantar cara a todos mis demonios…y me prometí que sacaría el máximo partido posible a mi fuerza muscular, que no perdí con los kilos, para defenderme y defender a todas las personas importantes que aparecieran en mi vida…porque, una vez más, estaba dispuesta a vivir…a encontrar mi lugar en este mundo. Fue entonces cuando descubrí que tenía poderes mágicos. Combinándolos con mis conocimientos y habilidades tecnológicas, decidí adjudicarme la fábrica de mi segundo padre, ampliarla, acondicionarla y utilizarla…y aquí estamos, en el legado del hombre que me ayudó a ser quien soy, en su templo, en el panteón de los Watanabe…en mi casa. Sé que esto no responde a tu pregunta, Freya, pero creo que tenéis que saberlo…que os ayudará a comprender mejor las circunstancias del campo de batalla y que…con lo que pueda pasar, quiero ser yo quien libre la batalla final contra él…incluso si es lo último que hago. Es muy sádico, muy violento y un combatiente formidable: su especialidad es jugar sucio. No sólo es ágil, cobarde y huidizo, sino que, además, es fuerte y maneja el bastón con gran dominio. Siempre está cargado de equipos de control magnético…y todo porque sabe que hago honor a mi nombre especializándome en la metalurgia. El día que fechó para matarme llegó hace mucho tiempo y, pese a todos sus esfuerzos, orgullosa estoy de decir lo siguiente, no lo consiguió. Su magnetismo es abrumador, pero no invencible. Podremos con él.
Gracias por todo, Metallurgy.-la elogió Freya-Aclarado todo, es el momento de ponernos manos a la obra. Arianelle Blanchoret, Yuu Hiwatari, Verónica y Suiri Sumitomo ya han probado nuestros puños. Ikaruga Otonashi está muerta, Ayame Rei es nuestro rehén y…en resumidas cuentas, quedan por probarnos Shiroi Kamiyama y el niño cuyos datos desconocemos. A todo esto se suman tres enemigos más: Yamibara Kuroi, supuestamente aliado de Arianelle, y Nokanys Lithzaladrell, a la que temo que encontraremos pronto, y Pamela Rosenstiehl…quien, al igual que Nokanys, parece existir dos veces. Nuestra situación es altamente compleja, pero no hay nada imposible. Es el momento de que Ayame sea tan amable de contarnos qué sucede con el paradero de sus antiguos superiores.
No me miréis como si quisierais matarme.-dijo Ayame secamente-Ya lo he entendido, ¿de acuerdo? Os lo contaré todo. Veréis…Shiroi y los demás se encuentran en un lugar llamado Palacio Atemporal…es una especie de construcción mágica que han creado con derivaciones del hechizo del pliegue temporal y que, vista desde fuera, parece un castillo de novela épica. No obstante, en su interior hay…decenas de elementos indescriptibles. Para llegar hasta él, necesitamos crear un portal mágico hasta su ubicación cuya elaboración requiere una unión de magia y alquimia muy compleja. Una vez allí, si pretendéis lograr algo, cosa que dudo incluso para vosotros…necesitaréis de todo: armas, herramientas, suministros…cualquier cosa que consideréis útil, tanto para el combate como para la supervivencia. Tendréis que…bueno, tendremos que prepararnos concienzudamente.
Más de lo mismo.-comentó Yamiyuki encogiéndose de hombros-Nada que no sepamos.
Cierto, pero no por ello menospreciable.-dijo Freya-Saldremos mañana. La única razón por la que no abogo por salir ahora mismo es porque necesitaréis un tiempo para prepararos. Usad bien las horas de este día.
Aprovechad que estamos en mis dominios para llevar a cabo cualquier labor que podáis considerar pertinente.-los invitó Metallurgy-Podemos fabricar armas, vehículos, munición, armaduras, robots, máquinas…lo que necesitéis…y todo en el día de hoy, sin ninguna demora. Calidad y rapidez garantizadas. También puedo reparar todos los bienes que tengáis rotos y optimizar y recalibrar todo tipo de armas.
¿Alguien podría prestarme una moto?-preguntó Ayako.
No tengo la mía aquí.-dijo Freya-No obstante, seguro que hay alguna por la fábrica…
Las últimas tres me las reventó la policía en persecuciones.-se jactó Ibara.
Tengo varias motos.-dijo Metallurgy-Fabricadas íntegramente aquí: entraron materias primas por mis puertas y salieron las motos de mis máquinas.
¿Tienes alguna negra?-preguntó Ayako-Me gusta mucho el color.
Sí, tengo cinco.-respondió Metallurgy-La de máxima cilindrada, supongo…
Me encantaría.-respondió Ayako-Hay un lugar al que necesito ir…mi equipo está allí…y también algo que debo devolverle a Gareki.
¿Algo para mí?-preguntó Nikola-¿De qué se trata?
Acompáñame un par de horas en moto a recoger mis armas y provisiones y te lo enseñaré.-dijo Ayako-Es hora de volver al negro…
¡Ah!-exclamó Nikola-Ya sé a lo que te refieres…
Ibara y yo vamos a revisar nuestro armamento.-dijo Itami-Estaremos en mi habitación. Diría que pasaseis a buscarnos en caso de necesidad, pero necesitaría que me firmaseis un impreso en el que os comprometieseis a no asustaros ni hacer comentarios impertinentes e inoportunos si nos encontráis follando como perros en celo encima de la mesa. ¡Hasta más ver!
Metallurgy abrió un armario de la sala y sacó de él unos planos que estaban enrollados y atados con una goma. Se los tendió a Yurika.
Sabrás ponerlos en práctica sin necesidad de pisar ninguna fábrica.-Metallurgy le guiñó un ojo.
Yurika le dio las gracias y extendió los papeles. Entendió las ideas reflejadas en los dibujos y le sonrió a su compañera con complicidad.
Y así pasó el día…fabricando armas, balas y maquinaria, optimizando armas ya creadas, repasando estrategias, diseñando técnicas en grupo, dando y recibiendo pequeñas ponencias sobre estilos de combate…y, tras todo aquello, una cena…la que sintieron que sería la última vez que se sentarían a comer relajada y copiosamente hasta dentro de un tiempo. Cuando los relojes dieron las doce, dictaminaron que había llegado el día. Dormir era perder tiempo de vida y se preparaban para salir. Tras escuchar todas las indicaciones de Ayame, el grupo tenía claro cómo tendría que actuar llegado el momento. Asimismo, Freya se las ingenió para reunir todos los elementos necesarios para crear el portal.  Después de levantarse de la mesa, fueron cada uno a la habitación que Metallurgy les había asignado y se cambiaron de ropa. Sintieron que tenían que asaltar aquel edificio mágico yendo tan guapos como fuera posible, pues la justicia y la bondad son bellas y ellos también. Finalmente, después de despedirse de los operarios y dejar programada la producción de los próximos tres años, por si a Metallurgy le sucediera algo, salieron al patio trasero.
Se mezclaron los perfumes de todos. A veces se preguntaban si frivolizaban su misión y hasta qué punto era serio arreglarse para una batalla a muerte como para una fiesta…pero ahí estaban, preparados para luchar. Juntos, cuan numerosos eran, se sentían preparados para acometer la que sería su batalla final. Freya materializó su bastón mágico, lanzó los ingredientes al aire y los hizo flotar formando un aro que giraba sobre sí mismo.

¿Estáis preparados?-preguntó mientras apuntaba con el bastón al aro.

lunes, 20 de octubre de 2014

[WCIII] Episodio XXIII: Chiaki Mitoge

REACTION
WORLDS COLLIDE III
Episodio XXIII · CHIAKI MITOGE

Las alarmas comenzaron a sonar. Luces rojas parpadeantes y penetrantes zumbadores acústicos se adueñaron del edificio. ¿Cómo unas instalaciones de máxima seguridad como aquéllas habían sido invadidas con tal presteza? Las fuerzas de seguridad se lo preguntaban, pero, en el fondo, tenían claro que se trataba de un ataque terrorista…de otro más, por desgracia para ellos y para el Gobierno. Japón parecía un país tranquilo y seguro, pero no dejaba de haber fuerzas antigubernamentales que luchaban contra el sistema por un gran cúmulo de razones que abarcaba desde la toma del poder hasta el mero placer por causar el desorden y sembrar el miedo, pasando, por supuesto, por cuestiones políticas. Aquel grupo terrorista, ya reincidente, no sólo era peligroso y contaba con amplias filas, sino que también tenía entre sus militantes a personas muy inteligentes, verdaderos estrategas asesinos, que habían vuelto a hacer alarde de sus dotes tácticas burlando la seguridad de un edificio de tal importancia. Se trataba de un complejo residencial en el que se encontraban varios políticos en aquel momento operativos, hospedados con motivo de un congreso que se celebraría dos días después. Amenazar de muerte públicamente a cargos tan importantes del Gobierno los colocaría mucho más cerca de sus metas, si no se las brindaba en un único asalto. No sólo habían sido oportunistas y retorcidos para aquello, sino que también habían decidido entrar por el ala de maquinaria, inaccesible salvo para personal autorizado, para ser más difíciles de detectar y, en caso de ser detectados, también más difíciles de perseguir. Nadie les dispararía teniendo tantos sistemas de potencia cerca: las explosiones podrían ser fatídicas.
Una avanzadilla formada por cinco de aquellos terroristas surcaba los intrincados pasillos del ala de máquinas: dos mujeres y tres hombres. Una de las mujeres iba en cabeza, la otra iba a su derecha sujetando un aparato de comunicación, uno de los hombres se colocaba a su derecha, alineado con la joven del comunicador, un poco por detrás de la que parecía la líder. Detrás de ellos, iban juntos los otros dos hombres.
¡Chiaki!-exclamó la chica del aparato del comunicador-¡Vienen los perros!
La joven mujer que iba en cabeza se paró un segundo y se giró hacia su compañera. Tenía aproximadamente su estatura, era muy delgada y tenía unos ojos marrones bastante amplios. Su cabello, castaño, estaba recogido en una larguísima trenza que atravesaba dos cuentas naranjas cristalinas encima de ambas orejas. Llevaba un uniforme negro con ribetes naranjas y estaba cargada con una mochila metálica de aspecto muy pesado. Sujetaba un aparato de comunicación con el que uno de los compañeros de equipo la mantenía informada.
¡Han visto a los mismísimos perros del Gobierno entrando en este alojamiento!-insistió la chica-¡Están bajando hacia aquí!
Están donde queremos.-respondió Chiaki, la líder-Si bajan aquí, no podrán hacer nada: ni dispararnos, ni amenazarnos, ni utilizar el Ether ni las artes cíbridas. De hacerlo, todo esto saltaría por los aires…a no ser que…
A no ser que… ¿qué?-preguntó su compañera.
A no ser que venga el mismísimo jefe Dalton en persona.-dijo Chiaki-Él podría…luchar de otra forma.
¿El jefe Dalton?-preguntó uno de los hombres-¿Ese crío ridículo? ¡Este país está loco! ¡Dejando a un maldito niño en el Gobierno! ¡Con razón tenemos que tomar el poder!
No es un niño, por desgracia.-dijo Chiaki-Es un hombre en un cuerpo de niño…si de verdad tuviera en personalidad la edad de su cuerpo, ya estaría muerto…pero no tenemos esa suerte.
Escucharon abrirse una puerta cercana. Pasos de varias personas. La discusión los había frenado y ahora estaban ante las consecuencias de tal error: varios soldados del Gobierno se habían personado ante ellos. A su cabeza se encontraba un joven militar de estatura algo elevada en disonancia con sus aniñados rasgos. Tenía una mata de pelo rojo tan larga como él, completamente lisa, y unos brillantes ojos de color verde eléctrico. Vestía un abrigo largo abierto de color blanco con varios símbolos militares bordados en color rojo, con plumas negras en los puños y en el cuello. Un uniforme militar de combate consistente en un chaleco negro con entresijos blancos, un pantalón reforzado negro, botas negras altas con cordones blancos y guantes también de color blanco. Debajo del chaleco asomaba un cuello alto blanco con volantes.
Chiaki Mitoge…-dijo-…volvemos a encontrarnos… ¡asesina!
La mujer se le encaró. Era algo alta, aunque menos que el chico. Tenía una larguísima melena de color castaño oscuro que llegaba hasta la altura de sus ingles, lacia y cortada en capas. Sus ojos, pequeños, finos, rasgados y de color marrón amarillento, se clavaban en los soldados del Gobierno. Llevaba unas gafas rectangulares pequeñas de montura fina de pasta naranja. Su cuerpo iba cubierto por un vestido de color negro, de mangas muy cortas, ceñido y hasta un poco por debajo de las ingles, siendo más largo por detrás, de donde colgaba un faldón con forma de cola de tiburón que llegaba hasta el suelo. Unos pequeños adornos en forma de líneas de neón rojo surcaban modestamente el ajustado vestido que resaltaba la exuberante copa de sus  firmes senos. Al final de sus trabajadas y descubiertas piernas, calzaba unas botas negras altas de tacón totalmente recubiertas por bordes metálicos de color naranja.
Justo como me temía…-dijo Chiaki-…el jefe Dalton…el único que no necesita disparar ni producir chispas para pelear.
¿Qué hacemos?-preguntó uno de los hombres-¡No haremos nada desarmados!
Yo sí.-dijo Chiaki-El amadísimo e idolatrado jefe Dalton será uno de los pocos de nuestra actualidad que domina las artes marciales…pero yo también.
¿Vas a retenerlo?-preguntó la otra chica.
¿Qué otro remedio nos queda?-respondió Chiaki-Por el bien de nuestra misión…tenéis que seguir sin mí. Además, llevo tiempo deseando despedazar a ese niñato… ¡y hoy será el día!
¡Qué altanera estás hoy, Chiaki!-terció Dalton-¿No te apetece sentarte a negociar? Eres una combatiente excepcional, nos gustaría tenerte en nuestras…
¡Cierra el pico, mequetrefe!-le espetó Chiaki-Nos hemos enfrentado directamente varias veces…y hoy será la última. ¡Te pondré fin!
Me parece bien que hoy sea la última.-dijo Dalton cruzándose de brazos.
Bien…-dijo Chiaki- ¡Ritsu! ¡Te encargo la coordinación de los pasos que le quedan por dar a esta avanzadilla!
Pero…-la otra mujer se intentó oponer.
Confío en ti.-dijo Chiaki-Ahora, ¡lárgate por donde has venido antes de que sea demasiado tarde!
Intentando reprimir el temblor en su mentón y en sus hombros, la chica asintió.
¡Sí!-exclamó.
Se dio la vuelta e intentó abandonar el ala de maquinaria de la residencia. Los tres hombres la siguieron.
¡Keiji! ¡Seiho! ¡Nitoha!-exclamó Chiaki-¡Os encargo la seguridad de Ritsu! Pobres de vosotros como vuelva y vea que le ha pasado algo…
Los tres hombres asintieron antes de perderse por el pasillo.
¡A por ellos!-exclamó Dalton señalando con el dedo al horizonte.
Los soldados que acompañaban a Dalton se fueron corriendo hacia los cuatro terroristas, dejando a Chiaki atrás.
Al fin solos…-dijo Chiaki-…Dalton…
Chiaki…-dijo Dalton mientras se aproximaba hacia la chica con paso decidido pero lento-...no puedo evitar tener mis dudas. ¿Seguro que estás totalmente convencida de que esto es lo que quieres hacer?
¡No podría estarlo más!-le espetó la chica-¡Este Gobierno está podrido! Mandando a la gente a escenarios de contaminación de hace CINCO MILENIOS…abogando por políticas excesivamente clasistas en las que las víctimas de discriminación son elegidas a dedo por una oligarquía de corruptos que exigen responsabilidades políticas por ser uno mismo… ¡sois lo peor! Si el terrorismo es la vía para el cambio…entonces… ¡que así sea! ¡Mataremos a tus colegas, estúpido ministro! ¡Y yo te mataré a ti! Después de innumerables peleas uno contra uno, hoy por fin siento que será la última… ¡me llevaré tu cabeza al cuartel general!
Yo en tu lugar no estaría tan seguro.-le advirtió Dalton-Seré pequeño en edad, pero ya estoy harto de demostrar que estoy a la altura de cualquier hombre adulto en esta sociedad…
Oh, sí…-dijo Chiaki-…tu cuerpo es una gran aclaración al respecto. El político modelo, el hombretón en un cuerpo de niño… no puedo negar que destacas, pero no puedes ser lo perfecto que los medios te pintan porque… ¡trabajas para esa escoria!
No lo entiendes ni harás por ello.-respondió Dalton sin dar mayor importancia a las palabras de su enemiga-Ni siquiera después de la última vez…
Chiaki cerró los ojos por un momento. Aquel beso fue… ¡¿un golpe?!
Bloqueó instintivamente. Abrió los ojos y vio la pierna de Dalton siendo bloqueada por su antebrazo: había lanzado una patada realmente complicada y airosa.
¡No volverás a cogerme desprevenida!-le advirtió Chiaki-¡Toma esto!
La joven lanzó una patada frontal contra el abdomen de Dalton, que retrocedió levemente. El chaleco de combate amortiguaba los golpes en buena medida…y Chiaki se dio cuenta.
¡HIYA!-gritó Chiaki.
Lanzó una vehemente patada giratoria contra la cara de Dalton. Al no tener protección en la cabeza, el chico salió disparado por el impacto. Chiaki aprovechó este momento para acercarse a su presa dando volteretas. Una vez estuvo frente a él, lo interceptó al vuelo agarrándolo con las piernas y estampándolo contra el suelo, posición desde la cual se le subió encima y le amenazó arqueando su mano como si fuera una garra y apuntando hacia su cara.
No está mal.-Dalton se cogió de hombros.
El chico levantó las piernas, las cruzó alrededor de la cintura de Chiaki y la catapultó lejos de él, pudiendo levantarse de nuevo. Su abrigo blanco comenzaba a mancharse.
¡Lo haces bien!-exclamó Chiaki poniendo sus manos en el suelo para evitar caer con fuerza.
Tras incorporarse, la mujer lanzó una sarta continuada de patadas giratorias. Dalton comenzó a bloquearlas moviendo sus brazos y, entre el asalto, decidió cortar la ráfaga agresiva alejando a Chiaki de sí con una patada en las costillas.
¡HAAAAH!-gritó Chiaki.
Girando sobre sí misma, dejó caer un fortísimo golpe con el canto de su mano. Dalton lo recibió en el hombro, pero aprovechó la posición para agarrar el brazo de la chica con sus dos manos y hacerle una dolorosa llave para someter su brazo en el suelo.
Si no tomas la sabia decisión que espero que tomes…-dijo Dalton-…tu brazo puede acabar muy mal parado.
¡Piérdete!-le respondió la joven.
Haciendo muestra de flexibilidad, alargó su pierna hasta alcanzar a Dalton por encima de ella, pudiendo romper su agarre y rodar por el suelo hasta poder incorporarse con seguridad. Sin perder un segundo, lanzó varios puñetazos hacia Dalton, quien se enzarzó con su contrincante en un intercambio de puñetazos en el que ambos dieron y recibieron. Tras varios golpes, Chiaki tensó y arqueó sus manos como si fueran garras, lanzando desde esta posición fuertes y ágiles manotazos. Dalton intentó bloquear el primero con su muslo izquierdo, pero el impacto de la chica se lo bajó de nuevo al suelo. Entendió entonces que aquellos golpes estaban hechos para causar dificultades a quien bloquea, por lo que decidió cambiar de estrategia…si bien, en la fracción de segundo en la que estuvo pensando el cambio, recibió de lleno uno de esos manotazos. Tras él, fueron varios más y, finalmente, un golpe con la palma de la mano en el esternón que casi comprometió la integridad del chaleco de combate.
Qué agresiva te noto hoy…-dijo Dalton mientras preparaba un contraataque.
El chico saltó, giró sobre sí mismo en el aire describiendo una trayectoria paralela al suelo y se extendió por completo, propinando una patada a Chiaki con los dos pies que la mandó lejos de él. Corrió entonces a apresarla agarrando sus piernas, que eran sus principales armas, pero la chica fue más rápida y fueron sus piernas las que aprisionaron las manos de Dalton.
Te romperé las manos como retribución por lo que casi me has hecho en el brazo…-dijo Chiaki.
Ya lo veremos.-respondió Dalton con serenidad.
Con una ágil maniobra, se libró del ataque de Chiaki y la agarró completamente por la espalda, dispuesto a someterla de nuevo con una llave. No obstante, en lugar de aquello, decidió pegarse a ella y estrangularla con los brazos.
Agh…-boqueó Chiaki.
De pronto, las luces se apagaron, así como toda la maquinaria adyacente.
¡Ánimo, Chiaki!-oyeron una voz femenina.
La terrorista agarró los brazos de Dalton, se los soltó del cuello y tiró al chico contra el suelo con una espectacular llave. En esa posición, le pisó el cuello aprovechando la falta de visibilidad.
Ritsu…-murmuró Chiaki-…harás que te maten…
Habla también por ti…-dijo Dalton.
El chico agarró la pierna con la que Chiaki lo pisaba y tiró de ella hasta hincar a su contendiente de rodillas. Tras ello, lanzó un martillazo con sus dos manos entrelazadas, pero una brillante pantalla luminosa se interpuso entre su objetivo y sus manos.
Ahora que está todo apagado, no tengo que reservarme.-dijo Chiaki-Mi escudo de Ether concentrado funciona a la perfección en atmósferas no explosivas…
Haciendo fuerza con su escudo contra la fuerza de Dalton, Chiaki se levantó de nuevo.
No olvides que yo tampoco tengo que reservarme…-advirtió Dalton.
Materializó en sus manos una enorme guadaña con una hoja de color rosa fucsia constituida por energía cortante. Lanzó varios golpes con ella, pero la chica los bloqueó con sus botas, de las que, de repente, emanaban ondas azules altamente cortantes. Tras un fugaz forcejeo, los contendientes se separaron el uno del otro: Chiaki se había llevado un corte en el costado, y Dalton había recibido de lleno una de esas ondas cortantes y sentía que sus protecciones se rompían y se clavaban en su ropa.
Dalton hizo que la hoja de su guadaña se separase en tres y la lanzó contra su enemiga como si de un boomerang se tratase. Chiaki hizo el pino, separó sus piernas y giró sobre sí misma, creando un aro cortante estático que repelió la guadaña y la devolvió a la mano de su dueño, que la hizo desaparecer de nuevo.
Voy a tener que ponerme serio…-dijo Dalton.
Unos aros azules lo envolvieron, cambiándolo a su uniforme rojo de artes cíbridas. En sus piernas se revelaban sus botas de fuego…las que no sabía que años después usaría contra los que ahora eran sus superiores.
¡HAAAAAAAAAAAAAAAH!-exclamó el chico.
Con elegantes y difíciles patadas, Dalton incendió parte de la estancia. El fuego iluminó lo que el apagón había hecho invisible, facilitando el intercambio de golpes. La chica cruzó sus piernas y apuntó con sus manos abiertas y mirando hacia el techo a Dalton. Sus dedos se vieron envueltos de unos dedales negros con tiras de neón azules muy brillantes. De esos dedales salían unas agujas finas y punzantes. Mientras intercambiaban patadas y el fuego de Dalton se contrarrestaba con la energía de Chiaki, ésta comenzó a lanzar arañazos contra su enemigo. El uniforme de artes cíbridas era cómodo, flexible y funcional, pero estaba menos protegido que el traje militar, por lo que no tardó en arañar al chico con las agujas en varios puntos.
¡Ahora es el momento!-exclamó Chiaki en medio de la refriega.
Clavó las cinco agujas de una de sus manos en el vientre de Dalton. Desde esta posición, lo levantó y le clavó también la otra mano. Hizo fuerza para separar sus manos, haciendo que las agujas tirasen de las entrañas del chico, quien se veía apurado no sólo por el dolor, sino por el compuesto que esos dedales tenían dentro y le inyectaban a través de las agujas…
Seguro que conoces mis venenos.-dijo Chiaki-Soy una anestesista letal, ¿sabes? Pronto estarás muerto.
Las botas del joven militar se habían apagado. Aquello parecía una victoria para Chiaki, la terrorista.
Chi…-balbució Dalton-…aki…
Un hilo de sangre salió de la boca de Dalton, cayendo sobre el pelo de la terrorista. Ésta lo soltó de sus agujas y lo interceptó en el aire con brutales patadas ascendentes. El joven se retorció en el suelo e intentó rodar para alejarse de su enemiga, que parecía querer darle el golpe de gracia.
Je…-rió Chiaki-…por fin…jefe Dalton…
No…-intentó articular el chico-…cantes…victoria… ¡OPEN ETHER CIRCUIT! ¡MEDICA REST!
Una potente luz envolvió a Dalton, regenerándolo por completo y eliminando las toxinas de su cuerpo.
¡Mierda!-bramó Chiaki-¡Maldita sea!
Las botas de Dalton se encendieron de nuevo. Chiaki recibió un golpe de la suela ardiente de su enemigo, saliendo disparada hasta caer al suelo. Sin levantarse, apuntó a Dalton con sus dedales, disparando decenas de jeringuillas teledirigidas.
¡Eso no funcionará de nuevo!-exclamó Dalton.
El chico lanzó una patada al aire, llenándolo todo con una gran llamarada que fundió todas las jeringuillas. Chiaki se levantó y se apartó antes de que Dalton cayera con un ardiente pisotón encima de ella. Ejecutó entonces una tremenda combinación de patadas de Capoeira a cuya mitad liberó de nuevo la descarga energética de sus botas, repartiendo ondas cortantes y de choque. Tras recibir varias decenas de patadas, Dalton salió disparado y quedó incrustado en una pared. Su uniforme de artes cíbridas desapareció, volviendo de nuevo al traje militar mientras Chiaki se acercaba a él sonriendo y riéndose sádicamente. Ametralló al chico a quemarropa con sus jeringuillas, tras lo que sacó una enorme pistola con la que le apuntó a la cara.
Despídete…-dijo Chiaki.
Disparó el arma. El cañonazo dejó un boquete inmenso en la pared, pero ni rastro de Dalton. Sólo estaba su abrigo blanco en el suelo, lleno de jeringuillas clavadas. Chiaki se giró y vio al ágil Dalton lanzando una patada que no pudo evitar recibir en el cuello.
¡Sé sincera contigo misma!-le gritó Dalton-¡Soy un agente de la humanidad! ¡Quiero salvarte! ¡Os quiero salvar a ti y a todos los que pueda!
¡Muérete!-gritó Chiaki mientras se liberaba de la pierna de Dalton.
¡Ya está bien de pelear!-exclamó Dalton-Sólo quiero hacerte ver que estás equivocada…no por tus ideas políticas, sino por cómo te tratas a ti misma…te estás mintiendo, engañando, hiriendo… ¡ésa no es forma de vivir!
¡Prefiero ser una mártir por mi causa que una esclava más de esta mierda!-bramó Chiaki.
¿CREES DE VERDAD QUE APOYO ESTA TIRANÍA?-gritó Dalton-Si estoy aquí es para derrocar al Gobierno…he venido a derrotarlos desde dentro ya que desde fuera son inexpugnables. Llevo diciéndotelo desde la primera vez que nos enfrentamos y no sé cómo hacer que dejes de ignorarme…
No tengo motivos para creerte.-respondió Chiaki-Aun así, si suponemos que es cierto lo que dices, sigue importándome una mierda lo que quieras hacer en tu vida.
Sabes que quieres abandonar la vida que llevas, Chiaki.-dijo Dalton-Te has sincerado mucho conmigo desde que…ya sabes, desde nuestro primer beso. No hay nada malo en enamorarse, yo ya he admitido y admito que te amo… ¿tanto te cuesta afirmar que me correspondes? No he venido a alardear, sólo te digo que estoy más que seguro de que me amas…cambias completamente cuando te echas a mis brazos…
¡Cállate!-gritó Chiaki con lágrimas en los ojos-Nunca tendría que haber tocado tu cuerpo…eso fue un error…déjame en paz…
¡Chiaki!-gritó Dalton-¿Qué te impide dejar atrás tu vida oscura como asesina y empezar a vivir como una ciudadana limpia? Te estoy brindando esa oportunidad… ¡y la de luchar conmigo contra el Gobierno corrupto también!
¿Y mis camaradas?-preguntó Chiaki-¿Me pides que los deje tirados?
¡Podrás explicárselo la próxima vez que los veamos!-respondió Dalton-El interés que tengo en que cedas es que te liberes de tus ataduras y dejes atrás a los demonios que te persiguen en el interior…
Ya me gustaría…-dijo Chiaki rompiendo a llorar-…pero elegí mal desde el principio. Soy una asesina sucia y sádica…una criminal…no puedo ser una ciudadana…he matado a tanta gente que mis manos nunca estarán limpias…
Dalton se acercó a Chiaki y la besó en la boca mientras la abrazaba.
Yo te las lavaré si es necesario.-dijo Dalton-Te guiaré para que no te pierdas. Te rescataré. Les diré que eres mi rehén y les obligaré a retirarse para que nos dejen en paz y podamos empezar tu reconducción.
Podrían matarme por todo esto…-dijo Chiaki-…o el Gobierno, o tú mismo traicionándome y revelando que todo esto es un engaño para tenerme a tiro…o mis propios camaradas…aunque, si sigo así, acabaré suicidándome…es cierto que te amo, Dalton, y no quiero seguir así. Hasta una sicaria como yo se ve capaz de cambiar junto a un hombre como tú…
Entonces…-dijo Dalton-…dame la mano y ven a una esfera de bondad y nobleza de la que no te dejaré salir jamás, Chiaki…o, mejor dicho…Marah.
. . .
Y así…-dijo Dalton mientras observaba, dolido, el cuerpo dormido de su amada-…fue como conocí a Marah…así nos hicimos novios y por todo eso es realmente como la veis ahora y no como siempre se ha mostrado. Tenemos más historias que oír, ¿no es así? ¿Por qué no nos cuentas la tuya, Metallurgy?

jueves, 16 de octubre de 2014

[WCIII] Episodio XXII: La bestia despierta

REACTION
WORLDS COLLIDE III
Episodio XXII · LA BESTIA DESPIERTA

¿Quién te ha invitado?-preguntó Suiri algo molesto.
¿Y a ti?-le espetó Yamiyuki.
Se miraron de manera desafiante unos segundos. La tensión se palpaba.
Tú eres, si la memoria no me falla, Suiri Sumitomo.-dijo Yamiyuki-Estabas en esa nave cuando Marah dictó su orden de arresto.
Qué considerado…sabes mi nombre.-dijo Suiri-El niño mimado de los Kuroi, supongo.
Sí y no.-respondió Yamiyuki-Sí soy un Kuroi, pero no soy ni un niño ni alguien mimado: lo que tengo y lo que soy son frutos de mi hacer. Si no es mucha molestia, me gustaría saber qué narices haces asaltando una propiedad privada y extorsionando a sus beneficiarios…
He venido a recoger un residuo de uno de mis últimos trabajos.-dijo Suiri-No me gusta dejar basura tirada…es de muy mala educación y da mala impresión.
¡Eh!-Yamiyuki escuchó una voz de mujer cuyo timbre le era desconocido-¿Me estás llamando basura?
¡Ayako, para!-oyó a continuación a Nikola-¡Tendrá su merecido, créeme!
¡Gareki, puedo entender que no queráis que me esfuerce porque estoy recién operada, pero de ahí a dar carta blanca a un criminal como él para que nos insulte hay un abismo insalvable!-reprochó la voz femenina.
Así que habéis logrado salvar a Ayako…-dijo Yamiyuki-… ¿qué menos que ir a presentarme, entonces?
No, por favor, podrías mancharte.-dijo Suiri.
No tiene NI PUTA GRACIA todo lo que estás soltando por esa sucia boca.-dijo Yamiyuki-Voy a hacer que te disculpes, ¿te parece bien?
Inténtalo.-Suiri chasqueó los dedos.
Una nueva y desbordante horda de humanoides lo protegió como si de un pilar se tratase.
¡Yamiyuki!-el chico oyó a Yurika encima de él-¡Vamos a cargarnos a esa escoria!
Se fijó en que Yurika había adquirido un nuevo poder, un nuevo aspecto que poseía unas alas con las que ahora volaba por encima de él. Observó cómo, con su nueva y mágica belleza, tensó sus alas para disparar con ellas varios chorros de plumas que acribillaron a los humanoides, electrocutándolos al clavarse en ellos. Yamiyuki respaldó a su compañera alimentando el ataque eléctrico con uno de su cosecha: dejó salir de una de sus manos una espiral eléctrica que comenzó a arreciar contra aquellos enemigos aparentemente interminables.
¿Dónde se ha metido ese cobarde deslenguado?-preguntó Yamiyuki mientras despachaban a los soldados artificiales.
Siempre ha sido un cobarde que juega sucio.-dijo Metallurgy con un semblante que el chico jamás había presenciado-Mi imperio se llena de su basura…necesitamos una limpieza inmediata…
¡Ibara, Itami, Ayame!-apeló Freya-¡Id al ala opuesta a contener la invasión! ¡Sin peros ni preguntas! ¡Yamiyuki! ¡Has vuelto! Menos mal… ¿cómo han ido las cosas con Yamibara?
Ha sido todo muy complicado y largo de explicar, pero, de momento, te lo resumo en que, como dentro de dos días no hayamos conseguido hacer algo cercano a un milagro, estaremos más que jodidos.-explicó Yamiyuki a modo de saludo-¡La prioridad ahora es proteger este complejo!
Suiri se ha esfumado…-dijo Metallurgy-…es como un topo que traza redes de túneles…antes de que aparezca por lugares inesperados, voy dentro a…limpiar este desastre.
¡Yamiyuki!-lo llamó Dalton-Ve al interior…te necesitarán por allí. Yo me quedo aquí fuera con Yurika conteniendo la invasión en este flanco. Yuuji, ¿nos echarías un cable?
Por supuesto.-dijo el chico.
Yamiyuki asintió y atravesó el boquete que lo condujo al interior de la fábrica de Metallurgy. Recordó varios momentos anteriores, especialmente cuando se presentó en aquel mismo lugar junto con Freya para presentarse a Metallurgy, con quien acabaron teniendo que luchar. Pudo ver a Nikola escoltando a una mujer musculosa más alta que él.
¡Encantado de conocerte, Ayako!-exclamó Yamiyuki-¡Soy Yamiyuki Kuroi, un compañero! ¡Me alegro de que te hayas recuperado! ¡Enhorabuena! ¡El primer regalo de celebración será la cabeza de ese tío en bandeja de plata!
Nikola y Ayako pararon en seco y se giraron hacia el chico.
Yamiyuki…-Nikola no pudo evitar sonreír-…me alegro de verte.
Lo mismo digo.-dijo Yamiyuki-Has elegido a una mujer muy hermosa. Ayako, es un placer conocerte y…que sepas que te llevas a un buen hombre. ¡Es hora de que luche! ¡Nos vemos!
¡Encantada!-le gritó Ayako antes de que se perdiera por el pasillo, demostrando que no era tímida.
Cuando llegó al enorme recibidor, Yamiyuki se encontró una auténtica batalla campal. Una horda alarmante de humanoides había entrado por la puerta principal, pero veía su avance bloqueado.
¡ATRÁS!-oía gritar a un grupo de hombres-¡FUERA!
Se asomó y vio a los operarios de Metallurgy atrincherados con varias estructuras de seguridad mientras les disparaban y les lanzaban cosas a los humanoides.
¡Aquí hay gente trabajando!-gritaban-¡No queremos que se nos moleste, ni mucho menos queremos ver triste a la jefa! ¡Largaos por donde habéis venido!
La pantalla informativa del hall fue invadida por la imagen de Metallurgy, que parecía estar en una sala de mandos.
¡Hombres!-exclamó Metallurgy-¡Os dije que os pusieseis a salvo! No obstante…me conmueven vuestras acciones. Ya que me habéis desobedecido y no habéis priorizado vuestra vida sobre esta escaramuza, os exijo una compensación: ¡HACED QUE SE ARREPIENTAN DE HABER VENIDO!
¡ÉSA ES LA JEFA!-gritaron todos los hombres.
Comenzaron a atacar con más fiereza, causando verdaderos estragos entre los humanoides. Yamiyuki aprovechó para atravesar el recibidor corriendo. Podía ayudar a Freya en el lugar al que se hubiera desplazado o respaldar a Metallurgy…todo dependía de a cuál de las dos chicas se encontraba primero.
. . .
¡Yiiiiiiiihaaaaaaaaa!-gritaba un jubiloso Itami.
Había colgado una cadena del techo y se balanceaba con ella como si de un péndulo se tratase, atropellando a los humanoides y clavándoles las botas con cuchillas que se había colocado. También llevaba armas de fuego enganchadas en los tobillos con las que disparaba tras apuntar moviendo sensualmente sus piernas como si fuera un contorsionista. Desde el suelo, Ibara y Ayame peleaban cuerpo a cuerpo. La chica se había enfrascado en una virulenta danza de sangre, exhibiendo su dominio de varias artes marciales árabes combinadas. Por su lado, Ayame encontró algo de motivación en luchar codo con codo con Ibara, razón por la cual se esforzó: lanzó su poder mágico contra un grupo amplio de humanoides y los redujo al tamaño de hormigas, pisándolos fuertemente tras ello.
Comenzaron a llegar varias criaturas similares a aquellos humanoides, pero mucho más grandes y con el aspecto de bestias muy pesadas. Amenazaban con tirar los muros exteriores para crear un flanco de invasión muy largo.
¡Mierda, no!-se quejó Ibara-¡Estamos ocupados! ¡Ayame, ve tú!
Pero…-dijo Ayame.
¡QUE MUEVAS TU ENCLENQUE CULO!-le gritó la chica-Itami y yo nos sobramos y bastamos aquí.
A una de las bestias le dispararon en la cabeza, creándole un agujero más que apreciable. Tras ello, Aquanika apareció de la nada, saltando sobre ella y haciéndole varios cortes en el lomo con varias armas blancas.
Me han mandado aquí con vosotros…-dijo Aquanika girándose hacia Ibara, Ayame e Itami.
Justo a tiempo.-dijo Ibara mientras arrancaba las cabezas de varios humanoides a golpe de bastón-Encargaos Ayame y tú de esas cosas gigantes, e Itami y yo impediremos que los que ya están dentro vayan muy lejos.
Una pantalla que había cerca del techo fue pinchada por la imagen de Metallurgy.
¡Craso error el haber venido aquí!-la oyeron decir.
Un misil cayó de un hueco del techo. La explosión obliteró a los humanoides presentes.
La jefa está cabreada.-dijo Metallurgy-¡Nadie pone en peligro a mis chicos! ¡Os vais a enterar!
Yamiyuki llegó a aquel punto. Vio a Aquanika levantando mágicamente a una criatura enorme y estampándola contra el suelo posteriormente. Tras ello, Ayame, quien antes era su enemigo, le saltó encima a la malograda bestia y la aplastó haciendo sus piernas gigantes.
¿Y Freya?-preguntó-Se ha esfumado de donde estábamos todos justo después de mandaros hasta aquí.
Ni zorra.-respondió Ibara-Estará cargándose a más bichos de éstos…
Por cierto, ¿a qué se debe que esté aquí este enemigo?-inquirió Yamiyuki.
Está obligado a ayudarnos a tender una emboscada a nuestros enemigos.-explicó Itami-Lo torturamos para ello. Es mi mascota…y, cuando esto se apacigüe, nos contará todo lo que necesitemos saber para pillar por sorpresa a todos los cabrones que nos han estado  tocando las narices.
Me parece bien.-dijo Yamiyuki, a quien ya no le sorprendía nada-Voy a cubrir otra zona, ¡os dejo a cargo de esta parte!
La voz de Metallurgy sonaba por toda la fábrica.
¡Fuera, maldita plaga!-gritó antes de lanzar otra arma de seguridad que materializó las pesadillas de muchos soldados.
¿A cuántas unidades ha traído ese chiflado?-se preguntó Yamiyuki en voz alta mientras buscaba otro punto de invasión.
Se encontró a Freya. Ella sola había limpiado un punto de entrada de enemigos y estaba reconstruyéndolo todo con magia.
Joder, Freya…-dijo Yamiyuki-…por fin te encuentro. He venido a ayudarte en lo que pueda.
Justo a tiempo.-dijo la chica-Tenemos que buscar a Suiri y pararle los pies: ¡Metallurgy está convencida de que está por aquí dentro habiéndose hecho indetectable previamente!
. . .
Dos tornados chocaron, causando una explosión de aire que despedazó a montones de humanoides. Yuuji y Yurika habían combinado sus poderes del viento para tal proeza.
Creo que este flanco ya está limpio.-dijo Dalton disparando al último de los humanoides que había reunido a su alrededor.
Tenemos que sellarlo…-dijo Yurika, todavía en su forma voladora.
Para eso, tendríamos que llamar a…-intentó añadir Yuuji.
¡No necesitáis llamar a nadie!-le cortó una voz masculina-¡Nosotros nos encargamos!
Una patrulla de operarios se había personado allí. Les dijeron que entrasen de nuevo al edificio y que ellos se encargarían de reconstruir los boquetes de esa zona. Sintiéndose acogidos por una familia gigantesca, Yurika, Dalton y Yuuji entraron en el edificio y se dispusieron a continuar con su lucha allí.
Yurika…-dijo Dalton-…tú conoces bien este edificio porque has sido alumna de Metallurgy, ¿no es así?
Sí…tenemos esa suerte, dentro de todo lo que está sucediendo.-respondió Yurika.
La joven no iba a volver a su forma normal. Sentía que necesitaba su poder para esa batalla y, en cierto modo, se sentía agradada por el hecho de que los demás hablaban con ella cara a cara aunque tuviera un aspecto no humano.
Guía a Yuuji a los distintos puntos estratégicos donde creas que se hayan podido producir boquetes.-dijo Dalton-Yo tengo algo que hacer… ¡lo siento!
Dalton se separó de sus dos compañeros y echó a correr por un pasillo.
¡Dalton!-le paró Yurika.
¿Qué sucede?-preguntó el chico tras parar en seco.
…-Yurika tomó aire-¡Buena suerte!
¡Lo mismo digo!-respondió Dalton retomando la marcha.
Dalton se sentía preocupado porque no veía a Marah por ninguna parte… ¿adónde habría ido?
. . .
Disparó un rayo contra el último con ayuda de sus gafas. Marah se encontraba un poco perdida por aquellos enormes pasillos y había acabado limpiando parte de ellos de la amenaza. Avanzó dos pasos y, de pronto…
¡Buenos días, señorita!-la sorprendió Suiri.
¡Tú!-exclamó Marah poniéndose en guardia-¿Cómo has llegado hasta aquí?
Buscaba a mi muñeca rota, pero no la encuentro.-dijo Suiri-Tú eres una de las mejores amigas de su príncipe azul, ¿no es así? Seguro que sabes decirme dónde se esconden…
Entre saber y querer hay un cierto abanico de diferencias técnicas…-rehusó Marah mientras se ajustaba las gafas.
¿La niña que juega a ser doctora se pone rebelde?-preguntó Suiri-¡Cuando los críos se portan mal, se les dan unos azotes!
Tu comportamiento irrespetuoso ante una militar es más que reprochable.-respondió Marah.
¿Piensas enfrentarte a mí?-preguntó Suiri sonriéndose.
¿Acaso no es obvio?-respondió Marah-Estás arrestado y a tu sentencia anterior se le añade rebelión contra la autoridad y falta de respeto hacia la misma.
¿Tú eres una autoridad?-inquirió Suiri en tono menospreciante.
Desde luego que lo soy.-dijo Marah-Tengo autorizaciones legales y acreditación militar. Soy una médico del ejército y la capitana de la guardia personal del jefe Dalton.
¡Tú no eres autoridad ni eres nada, mosquita muerta!-le espetó Suiri-¡Eres una enana debilucha que no está a la altura de nadie que esté aquí dentro ahora mismo! Si tan decidida estás a enfrentarte a mí… ¡adelante! ¡Ya te arrepentirás!
No me gusta nada ejercer la violencia en mis acciones legales, pero…-dijo Marah-…la labor militar es la labor militar. ¡Prepárate, Suiri Sumitomo!
¡Eso!-respondió el hombre con socarronería-¡Prepárate! ¡Te voy a dar una paliza!
Marah respondió con un moderado grito de guerra. Lanzó entonces una patada a media altura, pero Suiri la bloqueó con la palma de la mano.
Tienes poca fuerza…-le advirtió Suiri.
La chica retractó su pierna e hizo una maroma lateral para golpear consecutivamente a su enemigo con los dos pies…aunque su ataque fue inefectivo, ya que el hombre lo bloqueó y desvió con dos manotazos.
¿Es esto lo que tiene que ofrecer la doctora?-se burló Suiri.
Marah se alejó varios metros con los propulsores de sus botas.
¡Open Ether Circuit!-exclamó-¡Fire Bolt III! ¡Ice Bolt III! ¡Lightning Bolt III! ¡Beam Bolt III!
Cuatro Ether fueron disparados a la vez contra Suiri. Una extraña pantalla azul los bloqueó, haciendo que impactaran juntos en su centro sin mayor efecto.
¡Un campo magnético!-exclamó Marah-La alteración de las trayectorias de las nanomáquinas ha sido crítica…
Sin preocuparse más por aquel hecho, disparó, todavía desde la distancia, un rayo bastante amplio por sus gafas. Un campo magnético hizo que el rayo rodeara a Suiri sin embestirlo y volviese de nuevo hacia Marah, quien, al ver aquello, apagó el haz, logrando que el rayo desapareciera antes de sufrir ningún daño.
Veo que te gusta mucho pelear a distancia…-observó Suiri.
Permíteme corregirte…-dijo Marah-… ¡no me gusta pelear! No obstante, si no hay más remedio…
 Pobre niña…-dijo Suiri con desdén.
Marah decidió cambiar de estrategia. Convirtió sus guantes en taladros y, con los propulsores de sus botas, se lanzó como un perdigón hacia su enemigo. Una barrera magnética se interpuso entre ellos, provocando un efecto anómalo en el guante, que se calentó de manera exagerada. Antes de ponerse al rojo, se activó un mecanismo de seguridad y saltó de la mano de Marah, reventando antes de caer al suelo.
¡No pasa nada!-se dijo Marah-¡Aún me queda otro!
Lanzó un vehemente golpe con el canto de la mano, como si de un sablazo se tratase. Suiri se apartó saltando hacia atrás y se alejó con varias volteretas. Un chorro de energía magnética persiguió entonces al guante y se introdujo en él, causando un malfuncionamiento que hizo que se convirtiera en un martillo, luego en un taladro, posteriormente de vuelta a su forma normal y así sucesivamente hasta que, por mucho que Marah intentó alejarse cambiar de posición su mano, ocultarla, etcétera, acabó por resultar dañado en su sistema interno y apagarse. Sin mediar palabra, Marah se lo quitó y lo dejó caer. Tenía las manos desnudas, pero no estaba desarmada. Volvió a alejarse de Suiri con sus propulsores.
¡Ether Drive!-exclamó Marah-¡Inferno III! ¡Blizzard III! ¡Lightning III! ¡Satellite III!
Lanzar Ether de área amplia en lugar de objetivo individual no impedirá que la alteración magnética lo inutilice.-dijo Suiri mientras observaba las coloridas explosiones de los ataques fallidos de Marah.
Creo que me toca a mí…-dijo Suiri.
Con una velocidad inesperada, Suiri se puso frente a Marah y embistió su cintura con una patada giratoria. Acto seguido, le propinó un rodillazo en el esternón y un golpe de palma en la cara con el cual la incrustó en la pared. Agarró la cabeza de la chica con su enorme mano.
Suéltame…-dijo Marah mientras agarraba el brazo de Suiri con las dos manos.
La chica no sólo sentía el dolor de los golpes, sino también la sensación de que algo no iba bien. Su pelo comenzó a emitir descargas eléctricas leves. El magnetismo de Suiri estaba haciendo estragos con las nanomáquinas que utilizaba habitualmente.
¡Vaya!-exclamó Suiri-¿Qué hace una militar seria como tú siendo tan frívola? ¿Te arreglas la melena con nanomáquinas?
Marah retorció el brazo de Suiri con sus manos, obligándole a soltar su cara.
Eso no es de tu incumbencia.-dijo la chica, notando que tenía las gafas descolocadas-Puedo lucir como me apetezca, independientemente de mi trabajo.
Sin soltar el brazo de Suiri, Marah se levantó. Estaban tan cerca el uno del otro que decidió propinarle un rodillazo, pero el hombre lo bloqueó y contraatacó con un placaje de hombro, volviendo a estamparla contra la pared. Tras eso, le cruzó la cara de un revés con el dorso de su mano, dejándola hincada de rodillas de espaldas contra la pared. Las descargas de su pelo se intensificaron, y notó que le faltaba algo. Se giró y vio que su cofia estaba en el suelo.
¡Me has tirado la cofia!-bramó Marah-¡Ahora sí que la has hecho buena!
Marah se giró muy enfadada hacia Suiri, levantándose y lanzando una fuerte patada.
¡Tus pataletas me son indiferentes!-bramó Suiri mientras golpeaba a Marah con un gancho alto.
La espalda de Marah chocó con el techo. La hebilla metálica a la que llevaba enganchadas las protecciones pectorales y de hombros se rompió por el golpe, y los arneses se soltaron. Al caer al suelo, las protecciones de Marah se desprendieron y sus senos se expandieron, revelando ser bastante más grandes de lo que parecían. Se escuchó un chasquido: las nanomáquinas estéticas del pelo de Marah se apagaron y revelaron un secreto.
Vaya…-se sorprendió Suiri.
Marah tenía una melena hasta las ingles. Con la nanotecnología, se lo recogía en pequeños rollos inapreciables para hacerlo lucir más corto, pero en realidad era muy largo. Miró furibunda a Suiri.
Me da asco esa cara de niña sucia y rota…-le espetó Suiri.
Volvió a cruzarle la cara, esta vez con el dorso del puño. Sus gafas, que se rompieron por el golpe, salieron disparadas hasta caer al suelo. Marah se vio reflejada en el pulido suelo: todo su pelo suelto, sus grandes pechos notándose más que nunca y su cara…muy diferente a como era con gafas. Sus ojos no eran tan grandes y redondeados: esto era un efecto de sus enormes gafas. Realmente tenía unos ojos finos, no muy grandes y algo rasgados. Las facciones de su cara no eran tan blandas como las gafas hacían ver, por lo que ya no parecía tan aniñada, sino todo lo contrario, mucho más adulta y madura. Lo único que conservaba igual era su ropa. A efectos de lo demás, era una mujer distinta. Al verse así, algo estalló en su interior.
¡TE ARREPENTIRÁS DE ESTO!-le gritó con fiereza.
Se desacopló las botas y saltó hacia Suiri con los pies únicamente cubiertos por las finas zapatillas que llevaba bajo las botas. Sin que el hombre se lo esperase, la chica lo embistió con una patada voladora con ambos pies que logró tirarlo al suelo. Antes de que pudiera levantarse, aquel hombre sintió cómo el talón de Marah se clavaba en su espalda, volviendo a tumbarlo con fuerza. Después de ese impacto, comenzó a recibir patadas en las costillas. La enemiga a la que tanto menospreciaba tenía ahora una fuerza que se alejaba de los límites de lo humano, y una velocidad comparable a la propia del ahora desfavorecido Suiri.
¡No cantes victoria!-exclamó el hombre.
Paró una de sus patadas con una de sus manos gigantescas y se levantó ágilmente, dispuesto a lanzar un puñetazo. Marah le dio un codazo en el pecho y, con el brazo aún doblado, atrapó el puño de Suiri entre el bíceps y el antebrazo como si de una pinza se tratase. Desde esta posición, giró el hombro, subiendo aquel agarre de pinza con un doble efecto: estampar su puño en la cara de Suiri mientras le retorcía el hombro. Las técnicas de Marah habían cambiado profundamente: seguía basándose en las artes marciales tradicionales, pero no con objeto de defenderse y cumplir una misión, sino con el propósito de…matar.
Con un grito, Marah lanzó de nuevo contra el suelo a Suiri. Desde esa posición, le pisó el pecho con un pie para que no se levantara y le pateó la cara repetidas veces con el otro pie.
¡VOY A MATARTE!-chilló Marah-¡A MATARTE! ¿ME OYES?
Suiri experimentó el miedo por primera vez. Marah era demasiado fuerte, y no podía hacer nada para liberarse de ella. Como si respondiera a sus plegarias, la joven se bajó de encima de él y lo levantó con sus manos. Lo lanzó entonces contra la pared de un empujón y ejecutó entonces una guardia de Muay Thai.
¡Maldita cría!-gritó Suiri.
Marah saltó horizontalmente y lanzó un impactante puñetazo como si fuera el pistón de un motor, agrietando la pared presionándola con el castigado cuerpo de Suiri.
¡ESTÁS MUERTO, DESGRACIADO!-gritó Marah agarrando a Suiri del cuello por detrás de él.
Metallurgy, que lo había visto todo desde su sala de mandos, no tardó en aparecer por allí.
¿Qué está pasando?-preguntó extrañada-¿¡Marah!? ¿Eres tú, Marah?
Marah miró a Metallurgy. Con su larga melena haciendo de cortina en su cara, sus ojos inyectados en sangre y, en definitiva, su verdadero aspecto revelado, Metallurgy no reconocía a su compañera, quien hasta ese momento le había recordado a ella misma.
¡NO ME INTERRUMPAS!-gritó Marah, siendo lo único que se le ocurrió decir.
En ese instante de dubitación, Suiri pudo quitarse a Marah de encima y salir corriendo.
¡RETIRADA!-exclamó Suiri-¡RETIRADAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!
¡COBARDE!-gritaron Metallurgy y Marah echando a correr tras él.
Los humanoides salieron del edificio en tropel. Grandes, pequeños, de un color o de otro…todos comenzaron a irse a gran velocidad. Suiri dio esquinazo rápidamente a las dos chicas y, en cuestión de minutos, aquella batalla campal se estaba reduciendo a cenizas convalecientes.
¡MALDITO SEA!-gritó Marah indignada.
¡Marah!-exclamó Metallurgy-¿Quieres tranquilizarte?
Metallurgy no entendía nada de aquello…sólo podía temer ser atacada por su compañera en cualquier momento.
¿Por qué has tenido que aparecer?-le preguntó Marah en un tono más suave y taimado-Si no te hubieras entrometido, ahora ese tío estaría… ¡HWOAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGH!
Furibunda, Marah lanzó un fulminante puñetazo contra Metallurgy, que no sintió daño alguno por estar recubierta de una piel cerámica.
¡Cálmate, por favor!-exclamó Metallurgy nerviosa.
¡Ese hombre ha arruinado todo lo que había conseguido hasta ahora!-chilló Marah mientras lanzaba una patada contra Metallurgy.
¡Para!-la advirtió Metallurgy parando su pie con una mano-¡No hay nada arruinado, sigues siendo Marah, nuestra compañera! Veo que eres…diferente a como creíamos, pero ése no es motivo para que demos nada por sentado…ni yo ni los demás…
¿Qué sabrás tú?-le espetó Marah mientras lanzaba un puñetazo con lágrimas en los ojos.
¡QUE TE ESTÉS QUIETA!-bramó Metallurgy, también al borde del llanto.
Le hizo una llave y la estampó sonora y pesadamente contra el suelo valiéndose de su fuerza sin parangón. Incluso en ese estado, Marah sabía que, si intentaba escapar de Metallurgy en esa posición, su hombro se separaría del resto de su cuerpo de manera irreparable, por lo que dejó de forcejear.
En ese instante, Dalton atravesó corriendo un pasillo perpendicular a aquel. Metallurgy vio ahí una oportunidad clara para resolver ese entuerto.
¡Dalton!-gritó-¡Dalton!
El chico se dio la vuelta y volvió hacia el pasillo. Reconoció la voz de Metallurgy y no dudó en acercarse.
¡Ayúdame, Dalton!-exclamó Metallurgy muy nerviosa-Marah está…está… ¡no sé qué le pasa! ¡No quiero verla sufrir así!
Dalton miró a Marah y vio su pelo suelto, su auténtica cara, sus gafas rotas, su cofia en el suelo, sus botas abandonadas, sus pechos expuestos y el semblante de su rostro. No pudo evitar sorprenderse y llevarse las manos a la cabeza.