miércoles, 30 de septiembre de 2015

[TY] Episodio 70: Dos perspectivas

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 70: Dos perspectivas

En las dependencias de los Neo-Nómadas no había tiempo que perder. Ya habían acabado con los Fuuma y, además, habían intervenido en la prensa del Reino de Tokyo para demostrar a los Taimanin su creciente dominio social, administrativo y político a la vez que los avisaban del acontecimiento de la muerte de Nioiko a manos de Benibatsu. En la sala de reuniones se estaba celebrando un encuentro a gran escala. Sentados alrededor de una enorme mesa se encontraban Kuritöö, Benibatsu, Layla, Margaret, James, Leon, Grant, Émile, Christian, Gordon, Púrpura, Andrei y Yellow Peacock. Presidiendo, se sentaban en uno de los extremos Tigres y Braulio.

Como sabéis, estamos aquí reunidos para programar los pasos finales que nos quedan por dar para llegar hasta la consecución del dominio total.-los informó Tigres-Acabaremos con los Taimanin de raíz y, sin ellos, nadie se opondrá a que asumamos el control del Reino de Tokyo y, a su través, el control de este planeta con el debido esfuerzo y a su debido tiempo.

Nuestro enlace matrimonial tendrá lugar dentro de muy poco.-dispuso Braulio-Para casarnos, necesitamos un altar especial que desatará la sinergia que nos otorgará el poder para ser invencibles. Junto a nuestro amor, el poder que obtendremos será una fuerza más que suficiente para erradicar a los Taimanin. Seríamos más poderosos que la unión del resto de fuerzas de este planeta casi sin lugar a dudas.

Enhorabuena.-intervino la doctora Kuritöö con una sonrisa.

Gracias, doctora.-contestó Tigres-Me consta que en la última batalla se recuperó un arma autónoma de gran importancia para nuestras fuerzas militares, ¿no es así?

En efecto.-asintió Layla-Nuestros jóvenes soldados recuperaron a Elizabeth. Reprogramarla será cuestión de tiempo. Volverá a su estado inicial y nos servirá en la causa.

Buen trabajo.-concedió la líder demoníaca.

Ruego que disculpen la indiscreción, pero…-intervino Margaret-… ¿después de su enlace matrimonial volveríamos a Estados Unidos?

Por supuesto.-respondió Braulio con una sonrisa-Mi amada Tigres y yo fuimos tal vez demasiado inquisitivos a la hora de proponerles esta alianza, pero no es nuestra intención el convertiros en nuestros rehenes. Una vez terminen todas las misiones que queremos que cumplan con nosotros, podrán volver a su país… y siempre les recordaremos como valiosos aliados y camaradas.

Gracias, señor Cromwell.-se limitó a contestar Margaret mientras se ajustaba las gafas.

¿Podría, por favor, el responsable de la reprogramación de Elizabeth informarme del estatus del proceso?-pidió Tigres.

Sí, señora.-respondió Christian raudamente-Actualmente la ETU se encuentra apagada en aras de poder completar las labores de revisión, mantenimiento y limpieza previas a la reprogramación. Se ha llevado a cabo un chequeo para comprobar el estado físico de la máquina y, para nuestra suerte, las condiciones actuales son más que satisfactorias, no necesitando apenas reparaciones. En cuanto se pulan los pequeños desperfectos, reprogramar el comportamiento del arma antes del encendido será cuestión de cinco minutos. Contamos con todo el material necesario para completar el proceso, por lo que hoy mismo podremos disponer de los servicios de la ETU Elizabeth sin problemas.

Buen chico.-respondió Tigres con una sonrisa-Por último, me gustaría felicitar a la doctora Kuritöö, a Benibatsu Yonekura, a Grant Steeler y a Púrpura Delgado por sus brillantes labores matando a los enemigos en el campo de batalla. Sin más dilación, comenzamos con los planes a corto y medio plazo. ¿Braulio?

En efecto.-el prometido de la Mazoku continuó hablando-Nos queda una última fase antes de casarnos: acabar con los Taimanin. No basta con acabar con Yamiyuki Kuroi y su equipo, sino con todos y cada uno de los Taimanin. Necesitamos que Gokuruma deje de existir por completo. En otras palabras, hemos de hacer con sus tierras y su gente lo mismo que hicimos con los Fuuma anteayer.

Son listos además de fuertes.-comentó Layla-Seguro que se están preparando. Considerando la resistencia que opusieron en la batalla contra los Fuuma, en la cual nos asaltaron por sorpresa, habría que ponerse en lo peor y, en caso de lanzar un ataque contra ellos, hacerlo eliminando toda posibilidad de respuesta.

Es un buen punto de vista.-respondió Tigres-Seguramente lo hagamos así, pero tenemos que estudiarlo más profundamente. Me refiero a que no basta con seguir esa indicación, sino que hemos de darle una forma táctica.

Entiendo.-terció Margaret-Enviar al cien por cien de nuestras fuerzas conjuntas no sería eficiente.

¿Me permiten una pregunta, Tigres-sama, Braulio-sama?-se aventuró Benibatsu.

Adelante.-Tigres lo invitó a hablar.

¿Ese altar especial donde desean iniciar su matrimonio está ya localizado?-preguntó el Taimanin traidor-¿Es accesible o tiene guardianes?

Buenas observaciones.-dijo Tigres-Conocemos el lugar y conocemos su ubicación. Está deshabitado, pero no descarto que tenga custodios muy poderosos. Al igual que en la misión que tuvimos que llevar a cabo para traer a Braulio de vuelta, en la que aprovechamos para deshacernos de la inútil Belladonna, existe una probabilidad de que tengamos que enfrentarnos a alguna fuerza procedente de un bando ajeno a la guerra que nos concierne actualmente.

Por ello tenemos pensado acabar con los Taimanin antes de casarnos.-continuó Braulio-Si los dejamos con vida, tratarán de impedir que nos casemos hasta el fin de sus días. Si el fin de sus días llega cuando nosotros queramos, acabaremos con los problemas de una vez y para siempre.

Entonces, sólo queda encontrar el momento perfecto para asolar Gokuruma, ¿verdad?-preguntó Kuritöö.

Tanto Tigres como Braulio sonrieron y asintieron.

 . . .

Los Taimanin se encontraban nuevamente reunidos en el aula magna. Necesitaban planear meticulosamente lo que harían de aquel momento en adelante, por lo que, en ausencia de amenazas demoníacas, ausencia que achacaban a la necesidad de descansar y reponerse de los Neo-Nómadas, se reunían periódicamente para debatir y afinar estrategias.

Yamiyuki había subido al estrado para explicar las partes de la planificación con las que su equipo podría ayudar.

Como ya sabéis, contamos con el apoyo de un sabio Mazoku llamado Philell.-explicaba el chico-Lo siguen su compañero sentimental Uro Oswald y su amiga y confidente Vega. Los dos son poderosos guerreros. Además, tienen suficiente influencia social como para movilizar tropas. Estas tropas lucharían a nuestro lado si fuera necesario, pues, gracias a que los liberamos en la batalla final contra los Fuuma, nos deben un gran favor. En caso de guerra, podríamos multiplicar nuestras tropas cobrándonos esta deuda. A pesar de que se fueron por su camino tras despedirnos en el campo de batalla, seguimos teniendo abierta una vía de comunicación con ellos. También nos encargamos de abrir la vía de comunicación con la Organización de las Naciones Unidas, pero está bloqueada por los soldados de Estados Unidos. Contamos con Shirubei, el contacto que negocia con la ONU. Por tanto, la propuesta que hacemos todos los miembros del equipo que capitaneo es no enfrentarse directamente a los Neo-Nómadas, sino sólo a las fuerzas estadounidenses que han anexionado. No sólo serán menos enemigos, sino que, además, desbloquearán las comunicaciones con la ONU. Hemos, pues, de hallar la forma de separar a los militares de los demonios, al menos físicamente aunque sigan trabajando juntos bajo la misma mano líder. Producida esta separación, nos encargaremos de negociar con los militares, incluso si esta negociación necesita una batalla previa.

Los Taimanin aplaudieron: la idea de los chicos era muy aguda. Si lograban deshacerse de los soldados, podrían hacer que el planeta entero combatiese contra Tigres Black y Braulio Cromwell, asegurándose así la victoria. Mientras Yamiyuki volvía a su asiento, Kuroageha se acercaba al estrado.

Muy bien, Yamiyuki.-lo elogió la joven.

Seguro que tú lo haces igual o mejor.-respondió el chico con una sonrisa.

Lo intentaré.-Kuroageha le guiñó un ojo.

Segundos después, la joven y hermosa mujer ocupó el lugar que antes había ocupado Yamiyuki.

Antes de compartir con vosotros lo que tengo que decir, quiero felicitar a los seis miembros del equipo Yamiyuki por sus brillantes ideas y su impecable trabajo.-la joven guerrera comenzó a hablar-Camaradas y hermanos, la situación actual es complicada, pero se puede resumir en frases cortas: los Fuuma ya no existen. Su única superviviente, Tokiko Fuuma, se ha resignado y ha decidido vivir como nuestra prisionera hasta el fin de sus días, rechazando la eutanasia que se le ofreció. Nuestros únicos enemigos ahora son los Neo-Nómadas. Bien es cierto que nunca nos hemos llevado bien con Estados Unidos, pero no es lo mismo una cadena de desavenencias políticas que una amenaza sobrenatural que apunta a la totalidad del planeta Tierra. Sí, los estadounidenses son nuestros enemigos, pero son menos peligrosos para nosotros y para el mundo que los demonios. No voy a repetir todo lo que ha dicho Yamiyuki porque sería faltarle el respeto, poner en entredicho su capacidad y su trabajo y haceros perder el tiempo. Traigo información adicional, datos que podremos utilizar y con los que podremos encaminarnos a la que sin duda será la batalla final. Pese a que es de muy  mala educación, no he podido apagar mis aparatos electrónicos de comunicación antes de entrar a la reunión, pues no ha dejado de llegarme información muy valiosa. Los robots de Aoi, hijo único de los Makihara y miembro del equipo Yamiyuki, no sólo contraatacaron a nuestros enemigos, sino que infectaron sus redes de comunicación. En un esfuerzo estratégico y técnico conjunto, los dos equipos logramos llenar de dispositivos de captación y transmisión de información audiovisual a todos los combatientes procedentes de las fuerzas de Tigres Black, tanto demonios como soldados. Es por esto que puedo informaros en tiempo real de que se está produciendo una reunión en sus  cuarteles idéntica a la que nosotros celebramos ahora mismo. Sabíamos que Tigres Black y Braulio Cromwell querían casarse, pero no que tenían que hacerlo en algún tipo de altar mágico situado en algún lugar confinado que desencadenará un poder capaz de transformar a los líderes enemigos en dominadores invencibles. Acabo de enterarme de esto y, por tanto, es mi obligación moral el contároslo. También os puedo decir que su objetivo es acabar con nosotros, con TODOS nosotros, antes de celebrar la boda. Quieren asolar Gokuruma. Estamos un paso por delante de ellos. Ahora, aunando de nuevo los esfuerzos de mi red de inteligencia y las estrategias de los compañeros que acaban de hablar en este mismo estrado, propongo lo siguiente: actuar como si ignorásemos todo esto, pero actuar a conveniencia. ¡Obremos de tal forma que esos sucios demonios piensen que pueden mandar a los militares a por nosotros mientras se lavan las manos! Así, y sólo así, estaremos solos frente a ellos y pondremos fin al bloqueo que han puesto entre la ONU y Gokuruma. Una vez la ONU reciba las pruebas incriminatorias que enviamos hace meses y se haya descubierto el pastel, el planeta entero cooperará con nosotros y limpiaremos la faz de la Tierra de demonios. Dicho en términos sencillos, vamos a hacer lo que todo ninja debe aprender en su formación: ¡TENDERLES UNA TRAMPA! Porque aquí somos todos guerreros y guerreras ninja… ¡y, si alguien no lo es, ruego disculpe mi rudeza y aguarde a que le acompañe hacia la salida! ¿Estáis de acuerdo conmigo, Gokuruma?

Todos los Taimanin comenzaron a aplaudir y vitorear a Kuroageha, quien miró a su alrededor con una sonrisa de satisfacción: se acercaba una guerra en la que el “divide y vencerás” jugaría un papel fundamental.

martes, 29 de septiembre de 2015

[TY] Episodio 69: Ojos azules y lágrimas rojas

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 69: Ojos azules y lágrimas rojas

Tigres-sama nos ha hecho un regalo muy generoso.-escuchó Nioiko vagamente-Dejarnos torturar a este mequetrefe antes de matarlo era justo lo que necesitaba para relajarme después de estos días tan estresantes.

Ya te digo.-una voz de hombre respondió a la mujer que acababa de hablar-Esto va a ser divertido. A pesar de que no contábamos con la aparición de los Taimanin, hemos conseguido tirar a esos Fuuma y ahora vamos a cargarnos a su querido mayordomo… ¡JAJAJAJA!

Y pensar que este debilucho pretendía utilizar a Tigres-sama para revivir a su difunto señor...-dijo Kuritöö suspirando al final.

Los oídos de Nioiko comenzaron a estar acompañados de sus ojos. Estaba terminando de despertarse y, entre parpadeos, lograba vislumbrar la estancia en la que se encontraba. El dolor sordo que tenía en el cuello le recordó el golpe por el cual había perdido el conocimiento: en pleno combate, Braulio Cromwell había hecho alarde de una gran fuerza física y una envidiable técnica quitándole el conocimiento de un golpe.  Se dio cuenta de que estaba  atado de pies y manos en una camilla ubicada en el centro de aquella sala.

Aquel lugar estaba muy bien iluminado y las paredes eran blancas. La gran cantidad de estanterías, mesas y otros muebles hacían parecer que se trataba de un laboratorio. No obstante, la naturaleza del instrumental que Nioiko alcanzaba a ver le daba a entender que se encontraba, tal y como esperaba, en una cámara de tortura. El joven mayordomo estaba bastante resignado, por lo que comprendió que no todas las salas de tortura tenían que ser oscuras y estar sucias: sabía lo que le esperaba y, por primera vez en su vida, no tenía artimañas a las que recurrir. Lo único a lo que podía aferrarse era a un combate mano a mano en caso de que pudiera deshacerse de sus ataduras, pero, aun si ganase la pelea, le sería muy difícil salir de allí solo y sin apoyo. Su esperanza se vio aún más recortada cuando se dio cuenta de que los individuos que estaban en la sala y a los que oía hablar eran la doctora Kuritöö y su compañero Benibatsu Yonekura.

¡Se ha despertado!-apreció Benibatsu.

¡Vaya!-respondió Kuritöö con sorna-¿Y no nos da los buenos días?

La mujer se acercó a la camilla y se colocó frente a Nioiko mientras lo miraba con suficiencia.

No son buenos.-se limitó a responder Nioiko tratando de mantener la compostura.

¿Dónde está tu genio, gallito?-le preguntó la doctora-¿Y esa altanería? ¿Te has deprimido y te has convertido en un gatito dócil y sumiso ahora que no tienes nada a lo que aferrarte?

Me tengo a mí mismo.-respondió Nioiko-¿Acaso no soy nada?

No diré que no llevas razón, mas sigue siendo poco frente a lo que te tenemos preparado.-explicó la mujer demoníaca-Además, dentro de poco vas a dejar de tenerte a ti mismo… aunque el tiempo que tardes  en perderte depende de tu resistencia a la locura.

Asumís que voy a dejar que me hagáis lo que queráis.-insistió el mayordomo de los Fuuma-Y, por supuesto, os equivocáis.

Estás atado por tus cuatro extremidades.-Benibatsu se unió a la conversación-¿Cómo piensas defenderte de nosotros?

Con la quinta, por supuesto.-respondió Nioiko con un deje de malicia en su voz-Se os ha olvidado inmovilizarla.

¿Cuál es tu quinta extremidad?-preguntó Benibatsu con sorna-¿La polla? ¡Deja de hacerte el chulo!

No estaba pensando en ninguna parte de mi cuerpo estrictamente hablando.-Nioiko contestó con frialdad.

La cola láser de Nioiko se desplegó y, con raudos latigazos, destrozó las ataduras que le impedían levantarse de aquella camilla.

Todo lo que vayáis a hacerme será por encima de mi cadáver.-amenazó Nioiko poniéndose en guardia y sacando sus garras de luz-¡No puedo hacer otra cosa sino pelear!

¿Ya te has lucido?-le preguntó Kuritöö-Muy bien pues. ¡Adiós a tus armas!

La científica sacó un mando a distancia del bolsillo de su bata blanca y pulsó un botón. De forma inmediata, las garras y la cola de Nioiko desaparecieron, impidiéndole utilizar sus características técnicas de lucha similares a los movimientos de un felino.

Esta sala está dotada de sistemas inhibidores de frecuencia selectivos.-explicó la doctora-Acabo de ajustarlo a la frecuencia de los láseres de corte y éste es el resultado. Tus armas están totalmente inutilizadas. ¿Vas a liarte a patadas y a puñetazos con nosotros, bravucón?

Evidentemente.-respondió Nioiko apretando los puños y ejecutando una pose de guardia ninja-¡No me queda más remedio que pelear como un ninja!

¿Evidentemente?-se mofó Benibatsu-¿Ninja? ¡No me hagas reír!

¿Acaso habéis olvidado que los Fuuma somos uno de los clanes ninja más tradicionales y longevos?-preguntó Nioiko-¡Por supuesto que soy un ninja y he recibido entrenamiento como tal! Tú, como Taimanin que fuiste, tendrías que saberlo.

No me sermonees, haz el favor.-Benibatsu cortó a Nioiko-Intenta cualquier cosa contra nosotros, vamos, estás invitado. Al fin y al cabo, eres hombre muerto.

¡Ya lo veremos!-bramó Nioiko sacando un manojo de cuchillos kunai de un bolsillo oculto y lanzándolos contra sus dos contendientes.

Ambos desviaron los cuchillos de un golpe: Benibatsu de un manotazo y Kuritöö con un tentáculo afilado.

¿Eso es todo, señor ninja?-se burló Kuritöö.

¡En guardia!-gritó el mayordomo de los Fuuma mientras desaparecía de la vista de los Mazoku-¡HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!

Nioiko apareció por detrás de la pareja y lanzó otra remesa de cuchillos arrojadizos. Los dos demonios tuvieron que esquivar el impacto, pero, al tratar de contraatacar, se dieron cuenta de que el joven había vuelto a escabullirse. Esta vez apareció por el flanco derecho de la sala, tratando de apuñalar a Kuritöö en un costado con un cuchillo tantô, pero la mujer se dio cuenta y lo desvió con una patada en la cabeza que lo hizo volar hasta estamparse en una pared.

¡Menuda fuerza!-pensó Nioiko-¡Vaya golpe! ¡Me duele todo!

Hasta nunca.-se despidió Kuritöö disparando hacia su enemigo con la metralleta de la que nunca se separaba.

Ágilmente, el mayordomo se apartó de aquel punto y dejó que las balas destrozaran el mobiliario. De nuevo se lanzó al ataque con su cuchillo, pero Benibatsu se interpuso entre la mujer y él y partió el arma con el canto de una mano.

¡No me da miedo tu fuerza!-bramó Nioiko al ver que su arma se había roto ante la mano de su contendiente-¡Te atravesaré!

El joven sacó una katana que llevaba oculta y, tras desenfundarla a la velocidad del rayo, lanzó una estocada frontal hacia el hígado de Benibatsu, pero éste asió su doble guadaña y contraatacó con un golpe ascendente.

¡UAAAAAAAAH!-gritó Nioiko mientras saltaba por los aires y su katana caía lejos de él.

¡Eres mío!-gruñó Benibatsu lanzando un codazo hacia el indefenso enemigo.

¡Aún no he terminado!-insistió Nioiko.

El chico se estabilizó en el aire con una ágil pirueta y lanzó una patada voladora en picado hacia el codo de Benibatsu, impactando y ganando una pequeña superficie en la que apoyarse, girar sobre sí mismo y lanzar una patada giratoria hacia el cuello.

¡Ríndete!-le ordenó el antiguo Taimanin mientras paraba su patada agarrándole el pie con la mano-¡No eres rival para mí!

¡Nunca infravalores a un ninja de los Fuuma!-gritó el joven.

El chico se esfumó. En la mano de Benibatsu sólo quedó su botín. El traje de mayordomo se desplomó en el suelo, completamente vacío.

¿Qué…-intentó articular Kuritöö.

La científica se calló cuando vio a Nioiko colgado de la parte alta de la sala, con un pie en el techo y otro en una pared. Estaba encaramado como una araña. Su cuerpo semidesnudo estaba parcialmente cubierto con un uniforme ninja muy revelador y parecido a los que llevaban los guerreros Taimanin. El color base era un rojo muy saturado y brillante, acentuado por el tejido elástico, que de por sí era bastante brillante. Constaba de una pieza con cuello vuelto y manga larga que cubría su tronco hasta sus ingles, como un maillot de gimnasia. Los antebrazos estaban cubiertos por una malla granate semitransparente, al igual que ciertos cortes que tenía en la zona de la cintura y las costillas. Sus manos estaban cubiertas por unos mitones rojos que sólo cubrían totalmente el dedo corazón de cada mano. En las piernas llevaba unas botas muy altas, ceñidas y elásticas hasta la mitad de los muslos, también de color rojo, algunos cortes verticales con malla granate y refuerzos metálicos dorados en los pies y en los laterales de las tibias. A modo de decoración llevaba algunas piedras plateadas repartidas por el uniforme. Su espalda estaba casi totalmente al descubierto y se marcaba mucho su zona íntima. Desde aquella posición se le marcaban los tendones de las ingles y los músculos de las piernas, tensos y preparados para un movimiento explosivo.

Tan bonito como inútil.-comentó Benibatsu.

Desde ahí puedo tirarlo.-informó Kuritöö-¡Toma ésta!

La voluptuosa mujer insistió con su metralleta. Nioiko saltó en picado y cayó en medio de sus dos enemigos. Apoyó las manos en el suelo, hizo el pino y separó sus piernas en ángulo llano, pateando a ambos y separándolos entre sí. Tras esto, giró sobre sí mismo ayudándose de las manos, cerró las piernas y se incorporó, volviendo de nuevo a estar de pie. Sacó entonces dos cuchillos kunai bastante grandes y que tenían un diseño especial que parecía contener bastantes mecanismos.

¡Ésta es mi auténtica arma ninja!-exclamó Nioiko-¡Probad mis kunai gigantes!

Nioiko pulsó unos botones ocultos en las empuñaduras de sus armas. Los mecanismos se desplegaron y se juntaron, formando una hoja exterior que ampliaba ambos cuchillos hasta conferirles un tamaño enorme. Con sus pesadas y peligrosas armas, el mayordomo de los Fuuma comenzó a lanzar rápidos y sigilosos ataques giratorios y alternos,  moviéndose como si bailara en el campo de batalla.

Benibatsu con su doble guadaña y Kuritöö con sus tentáculos cortantes se concentraron para parar cada uno los golpes de uno de los cuchillos, llegando a un momento en el que Nioiko no pudo encadenar un ataque con otro y quedó paralizado a merced de ambos. En este momento, la científica le propinó al mayordomo un brutal rodillazo que le hizo soltar por la boca una gran cantidad de saliva entremezclada con sangre.  El Taimanin traidor lanzó un gancho alto contra la barbilla de su víctima, enderezando su cuerpo tras doblarse hacia abajo por acción del golpe de su compañera.

Agh…-Nioiko se atraganto.

Estaba de pie, oscilando hacia el frente y hacia atrás, totalmente reacio a soltar sus armas.

¡RAAAAAAGH!-gritó Benibatsu mientras tomaba fuerza.

El musculoso guerrero Mazoku fustigó a Nioiko con un vigoroso golpe con el brazo estirado. Mientras se tambaleaba, la científica demoníaca levantó la pierna y le dejó caer el talón en el cráneo, quitándole las fuerzas y obligándole a soltar las armas mientras caía a cuatro patas en el suelo.

¡Ahora, doctora!-pidió Benibatsu-¡Los afrodisíacos!

La mujer corrió hacia un carro y cogió de él varias jeringuillas. Comenzó a clavárselas a Nioiko en los glúteos, en las ingles y en el bajo abdomen a través de su uniforme. Tras inyectarle todo el líquido de cada una, empujó contra el suelo al indefenso ninja de los Fuuma.

No lo olvido ni lo olvidaré jamás.-dijo Kuritöö-Él sintetizó estas drogas y ahora serán tu perdición. Se sentiría orgulloso si lo pudiera ver.

¿De quién hablas, vieja zorra?-preguntó Nioiko sin ningún cuidado, con todas las esperanzas perdidas.

De Karistus.-respondió la doctora-De mi hijo. Ah, y zorra lo será tu hermana. Seguro que los Taimanin se la han cepillado todos, desde el primero hasta el último.

Los Taimanin no son vuestros sucios orcos.-replicó Nioiko.

No necesitamos a los orcos para darle su merecido a ratas insumisas como tú.-le espetó la científica-¡Benibatsu, dale una lección!

Será un placer.-respondió Benibatsu mientras se acercaba al cuerpo indefenso de Nioiko mientras se masajeaba la entrepierna con una mano.

A pesar de que los golpes le habían causado un dolor tal que no podía moverse y que las inyecciones le estaban nublando el juicio, Nioiko entendió que Benibatsu lo iba a violar.

¡No!-gritó Nioiko al sentir que su enemigo lo agarraba por los tobillos-¡NOOOO!

Trató de patalear, pero no se sentía con fuerzas.

Estos afrodisíacos convierten todas las fuerzas de tu cuerpo en receptividad nerviosa concentrada en las zonas erógenas.-dijo Kuritöö con una sonrisa macabra-Dicho de otra forma, te quitan las ganas de todo y las convierten en sensibilidad sexual… que no en deseo. De esta forma, te sentirás violado, pues no tendrás ganas de que te den, y sufrirás mucho sin poder defenderte. Fueron el último invento del hijo del que me siento orgullosa y voy a usarlo en su honor para acabar con un enemigo de los Neo-Nómadas. Él habría hecho lo mismo.

No puede ser…-susurró Nioiko mientras sentía que las lágrimas invadían sus ojos.

Benibatsu agarró la tela del uniforme de Nioiko que le tapaba las nalgas y la arrancó bruscamente. Tras ello, abrió su propio uniforme con una cremallera que atravesaba ambas ingles y, a través de ella, pudo sacar a relucir su enorme pene parcialmente erecto.

No me pones lo suficiente.-el Taimanin traidor evaluaba al mayordomo de los Fuuma-Así no se me va a poner bien dura. Desde que me pasé al lado de los Mazoku he aprendido a hacer de tripas corazón y a violar tanto a hombres como a mujeres, pero tú… tú no molas.

Haz lo de siempre.-le propuso Kuritöö sin darle más importancia.

Benibatsu flanqueó a Nioiko y se colocó frente a él. Le acercó el pene a la cara.

¡Chúpame la polla!-le ordenó.

Jamás, maldito demonio…-siseó Nioiko.

El fornido Mazoku agarró a su víctima del pelo y le golpeó la cabeza contra el suelo. Aprovechando que se le había abierto la boca del dolor, le introdujo su enorme pene.

¡Ngh!-a Nioiko se le saltaron las lágrimas mientras se debatía entre arcadas.

¡Vamos!-gruñía Benibatsu mientras hacía un movimiento de vaivén con la cadera-¡Chupa! ¡Usa bien esa lengua!

Nioiko no podía hacer nada. El pene de su enemigo entraba y salía de su boca, reptando por su paladar y su lengua y dejando grabados su textura y su sabor. Por el gran tamaño que tenía, le hacía daño en las mandíbulas y lo atragantaba constantemente.

¡No estás chupando!-insistió Benibatsu mientras castigaba a Nioiko-¡Cuanto peor me la comas, más doloroso será tu final!

A pesar de que Nioiko no ponía de su parte, Benibatsu sentía el placer propio de la fricción de su pene contra la humedad y la estrechez de la boca del otro chico. Los deslizamientos y vaivenes, acompañados de los movimientos de su prepucio hicieron que su pene se endureciera dentro de la boca.

Lo has hecho fatal, pero me sirve.-explicó el joven Mazoku-¡Ya la tengo dura! ¡Prepárate!

Benibatsu dejó la boca de Nioiko tranquila y se acercó de nuevo a sus nalgas. Sin compasión, lo agarró de los glúteos y le introdujo de golpe el pene en el ano.

¡AAAAAAAAAAAAAAAAAARGHHHHHHH!-chilló Nioiko, sintiéndose partido por la mitad por aquella abominación.

¡Esto ya es otra cosa!-exclamó Benibatsu-¡Esto sí me pone! ¡Me encanta cuando mis víctimas chillan y piden clemencia! ¡Aúlla, perra!

Los choques de la cadera y los testículos de Benibatsu chocando contra el cuerpo de Nioiko se escuchaban fuertemente y hacían que las paredes retumbaran.

¡ACABA CONMIGO!-suplicó Nioiko-¡MÁTAME! ES LO QUE QUIERES, ¿NO?

¿Toda tu vida engañando y utilizando a la gente y éste es el aguante que demuestras cuando te utilizan a ti?-preguntó Benibatsu indignado-¡Vaya una mierda de tío! ¡Que sepas que te estoy utilizando como vertedero de semen! ¡Voy a descargarme y a limpiarme en ti!

A pesar de las palabras de Benibatsu, Nioiko no se veía como a un criminal, sino como a un guerrero orgulloso de haberse mantenido fiel a su ideología. No obstante, un criminal sermoneando a otro era absurdo y, en el fondo, entendía que ninguno de los dos era el brazo de la ley. No podía pensar ni razonar: el ardiente dolor de aquellas embestidas se había adueñado de su cuerpo. También pensaba que probablemente ya hubiera sufrido un desgarro anal.

Mientras tanto, la doctora Kuritöö se hallaba sentada encima de una mesa con las piernas abiertas y estimulándose la vulva con una mano por dentro de la falda y a través de su ropa interior.

Así, Benibatsu…-decía con lascivia-…así me gusta. Disfruto muchísimo viendo estas cosas. ¡Haz que esta sesión sea memorable!

Nioiko lloraba. Recordó que en el campo de batalla había visto la cabeza cortada de Engel Klage. También recordó la captura de su hermana, la muerte de su señor y, en resumidas cuentas, la forma en la que lo había perdido todo. Sus sollozos eran el tercer instrumento de aquel macabro concierto, junto con los choques de las embestidas de Benibatsu y los gemidos de Kuritöö, que actuaba como espectadora.

¿Cansado?-preguntó con sorna Benibatsu mientras sacaba su pene del ano de su víctima-¡Esto es sólo el principio!

El traidor pateó a Nioiko, haciendo que su cuerpo subiera del suelo. En el aire, lo agarró con las manos y estampó su cuerpo contra el techo de un salto. De éste salieron unos grilletes que inmovilizaron al mayordomo y lo sujetaron. La estructura de los grilletes bajó, dejando al joven Fuuma suspendido en el aire e indefenso. Desde esta posición, Benibatsu comenzó a penetrar a su víctima de nuevo, esta vez con mucha más saña, agarrándolo de los hombros y a veces del cuello.

¡UGHAAAA!-los gritos ahogados de Nioiko eran ignorados por los allí presentes.

Tengo una idea.-avisó Kuritöö entre gemidos y jadeos.

La mano con la que la mujer no se estaba masturbando se convirtió en un tentáculo. Con este tentáculo, la científica agarró una jeringuilla diferente a las que había usado antes y se la clavó a Nioiko en el perineo con fuerza, inyectándole el contenido y haciéndole gritar de dolor. Tras ello, la mujer retiró la jeringuilla vacía, la tiró al suelo. Rápidamente, una erección se dibujó en el ajustado y roto uniforme del mayordomo. Tras ello, el tentáculo se convirtió en una garra y arrancó la tela del uniforme del joven que cubría su entrepierna, causándole algunos arañazos en el abdomen. Se pudo ver entonces el pene erecto del mayordomo de los Fuuma: la doctora Kuritöö le había administrado un fármaco capaz de provocar al instante una erección en cualquier hombre.

Qué pequeña la tienes…-susurró Kuritöö entre risas.

Nioiko no podía sentirse más humillado. Benibatsu también vio su pene y comenzó a reírse y a mofarse.

¿Cuántos años tienes?-preguntó mientras se reía como una hiena-¿Seis?

¡VETE AL INFIERNO!-gritó Nioiko entre lágrimas-¡DÉJAME EN PAZ! ¡MÁTAME YA!

El pene de Nioiko era ciertamente corto. Su tamaño apenas llegaba a la media japonesa y, a pesar de que estaba totalmente endurecido, prácticamente no despuntaba. Sus testículos eran también bastante pequeños y se encontraban muy pegados a su cuerpo. Aquel miembro viril presentaba una pronunciada curva hacia arriba con forma de plátano. Su prepucio estaba tenso y parcialmente retraído, y su frenillo era muy corto: parecía estar a caballo entre un caso de fimosis y otro de fimosis mal corregida.

El ver y escuchar cómo sufres y maldices me pone muchísimo.-dijo Benibatsu entre jadeos-¡Creo que voy a correrme dentro de ti!

Nioiko no sabía si alegrarse por el fin de su tortura. El hombre que lo estaba violando comenzó a gemir y a convulsionarse. Dentro de él, notó que aquel enorme pene vibraba y experimentaba ciertos espasmos: iba a eyacular inminentemente.

¡PARA TI!-gritó Benibatsu con rabia.

En la última embestida, Benibatsu arrancó la estructura que sujetaba a Nioiko del techo. Además, como la cara de Nioiko estaba pegada a la pared, al romper la estructura lo estampó fuertemente, abriendo un boquete y empujándolo contra la sala contigua mientras salía disparado como un cohete. En su caída dejó un reguero de semen fruto de la caudalosa eyaculación de su verdugo, cuyos fluidos no paraban de emanar.

. . .-Nioiko no podía decir nada.

Libre de ataduras y lastres, intentó incorporarse. De su ano brotaban chorros de semen y sangre. Se encontraba destrozado y su pene seguía erecto. Le dolía, al igual que el resto del cuerpo. Benibatsu lo miraba con suficiencia mientras se mantenía con los brazos en jarras y su enorme pene erecto. Del extremo del mismo caía un chorro de semen que se había adherido al orificio de su glande y había quedado colgando como un cable hasta el suelo.

Ha llegado tu hora.-informó Benibatsu mientras se golpeaba levemente el pene para que el semen residual cayera al suelo.

Agarró su doble guadaña y apuntó a Nioiko, que ya sabía lo que le esperaba. Lo cortó por la mitad silenciosamente, bañándose en su sangre y jugando con ella. Con su técnica de manipulación sanguínea, creó una estatua en forma de esqueleto que salía de las dos mitades del cuerpo muerto del mayordomo de los Fuuma. Ante su macabra creación, el chico estalló en carcajadas. La doctora Kuritöö, que se hallaba lavándose las manos en un grifo que había en la sala, se giró para observar el porqué de tantas risas. Al ver aquello, no pudo evitar reírse también.

. . .

Horas después, los Taimanin que participaron en la guerra llegaron a Gokuruma. Se encontraron su tierra natal llena de sangre y trozos de cadáveres de demonios destrozados.

¿Qué ha sucedido?-preguntó Kuroageha mientras se acercaba a una guerrera que estaba cerca de la entrada.

Ha pasado lo que nos temíamos.-explicó la mujer-Los demonios han venido a atacarnos en cuanto os han visto allí. No obstante, estábamos preparados y hemos acabado con ellos sin ninguna baja. Si veis a alguien en malas condiciones, probablemente esté cansado o, en el peor de los casos, herido, pero no grave.

La directora Asagi no tardó en acercarse para recibir a sus camaradas.

¿Cómo ha ido?-preguntó.

Hemos ganado.-respondió Yamiyuki-Los Fuuma ya no serán un problema. La mala noticia es que los Neo-Nómadas se han llevado a Nioiko.

No creo que lo dejen con vida.-respondió Asagi-En cualquier caso, enhorabuena a todos y gracias por vuestro brillante trabajo.

Tras unos efusivos instantes llenos de abrazos, lágrimas de alegría, gritos de victoria, aplausos y vítores, pasó un único día con tranquilidad. Después de esa valiosa jornada que todos aprovecharon para reponerse y reflexionar, llegó hasta los Taimanin algo que, si bien no podrían decir que no se esperaban, sí les sorprendió que fuera tan rápido: en los buzones aparecieron ejemplares de un periódico que hacía pública la muerte de Nioiko Fuuma a manos de los Neo-Nómadas. También explicaba que las pocas tropas que quedaban vivas habían sido interceptadas por las fuerzas de Tigres Black y estaban siendo ejecutadas una a una. Las páginas extra incluían una foto del cadáver de Nioiko con la estatua de sangre y una declaración de guerra a los Taimanin firmada por Tigres y Braulio.

No me asusta nada.-dijo Yamiyuki tras leer el periódico aquella mañana-Sabíamos que tarde o temprano estaríamos en guerra directa contra los Neo-Nómadas. Lo único que me da que pensar es el hecho de que la prensa esté tan manipulada. Si Tigres Black ha logrado echar mano a los servicios públicos, significa que su influencia se está extendiendo demasiado. Necesitamos desbloquear cuanto antes las pruebas incriminatorias que enviamos a la ONU.

El chico se encontraba reunido en un aula magna. Todos los equipos Taimanin que habían participado en la guerra se encontraban allí y debatían. Si, en efecto, lo que consiguieron con su esfuerzo meses atrás pudiera llegar hasta la ONU, la fuerza opositora contra los demonios dejaría de ser Japón para ser el planeta entero. Sin embargo, como ya sabían, Estados Unidos había bloqueado esas transacciones a conveniencia y no podían hacer nada para corregirlo porque el propio ejército federal estaba metido de lleno en el asunto. Les aguardaban unos días de planificación y reflexión muy duros, pero tenían algo muy claro: los Fuuma ya no existían ni jamás volverían a existir. 

lunes, 28 de septiembre de 2015

[TY] Episodio 68: Apoteosis

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 68: Apoteosis

En aquellos tensos instantes, todos los combatientes del campo de batalla tenían a Nioiko en su punto de mira. Ya no era una guerra: el escenario se había convertido en una carrera, en una competición entre bandos para determinar cuál de ellos se quedaba antes con el trofeo.

¡RETIRADA!-bramó Nioiko al ver aquel panorama.

¡Las salidas están bloqueadas!-reparó uno de los soldados de los Fuuma.

¡Señor!-pidió otro soldado-¡Transpórtenos hacia la seguridad y demos por concluida esta batalla!

¡Sí!-respondió Nioiko-¡Llevas razón! ¡Eso haré!

¡De eso nada!-bramó Yamiyuki apareciendo ante Nioiko de un salto.

¡Tú!-gritó el Fuuma con desdén-¿Hasta cuándo piensas seguir inmiscuyéndote en mis asuntos?

Ésta será la última vez.-le explicó el joven Taimanin-Cuando acabemos contigo, nunca se volverá a inmiscuir nadie en tu vida…porque no tendrás una.

Si no me dejas que me vaya, ¡te lo pediré amablemente!-amenazó Nioiko poniéndose en guardia y desplegando sus garras y su cola láser.

Dejando las palabras a un lado, el mayordomo y actual líder en funciones de los Fuuma lanzó un zarpazo contra el líder del equipo Taimanin, pero éste lo esquivó saltando hacia atrás y le devolvió el ataque con una patada alta con la pierna izquierda, obligando a su enemigo a levantar la cabeza y a arquear el cuerpo hacia atrás. En ese instante, Yamiyuki aprovechó para saltar hacia Nioiko y dirigirse a sus ojos con los dedos índice y corazón de la mano izquierda.

¡NO!-bramó Nioiko-¡MIS OJOS NO!

Tras gritar y forcejear contra el aire unos segundos, se dio cuenta de que Yamiyuki no lo había tocado.

¿Qué…-se extrañó el Fuuma.

Estás acabado.-dijo Yamiyuki con una sádica sonrisa de satisfacción-¡UGH!

Súbitamente, el joven cayó hincado de rodillas en el suelo.

¡YAMIYUKI!-oyó que gritaban algunos de sus camaradas.

El joven había llevado su mentira piadosa demasiado lejos: el dolor que sentía en su ingle derecha era atroz y, lo que era aún peor, le impedía moverse y pelear con precisión. Rápidamente, el dolor subía hacia su cadera y su abdomen a la vez que bajaba hacia su muslo como si fuera un cordón de pólvora bien encendido.

¡Estoy de suerte!-exclamó Nioiko sonriente.

El mayordomo saltó, giró sobre sí mismo y se preparó para caer encima de Yamiyuki con su cola láser con objeto de cortarlo en dos. Antes de poder conseguirlo, un obstáculo de gran tamaño se interpuso entre su objetivo y él y lo lanzó por los aires de un golpe con un objeto metálico de gran tamaño.

¡Vete a la mierda!-gruñó Rito mientras apartaba a Nioiko con su arma.

Tras su irrupción fugaz, Rito se giró hacia su amigo y lo agarró de los hombros.

Yamiyuki, ¿qué te pasa?-preguntó Rito-Tienes muy mala cara…

Maldita sea…-siseó Yamiyuki.

¡No pasa nada!-insistió Rito-¡Todos tenemos fallos! Recuerda nuestra gran promesa, tío: ¡nacimos separados, pero moriremos juntos! He venido a ayudarte, así que dime ahora mismo qué sucede.

¿Recuerdas a los robots gigantes que nos han ametrallado antes?-preguntó Yamiyuki febrilmente-Os dije que había salido ileso para que tú te concentrases en curar a los demás. Me ha clavado una bala en la ingle derecha y no puedo moverme bien.

¿Pensabas que ibas a estar más guapo con un agujero en el psoas?-preguntó Rito con una mezcla de enfado y complicidad en el rostro-Anda, déjame que te lo cure. ¡Y ni se te ocurra decirme que no quieres agotarme más!

¡No te lo permitiré!-chilló Nioiko abalanzándose hacia Rito-¡Ahora que ese metomentodo está lesionado, es el momento de darle fin!

Los abanicos de Hagane y las garras de Shirubei pararon la embestida de Nioiko.

Anda, hazte un favor y cállate.-dijo Hagane-No puedes dar más vergüenza.

¡Vamos, Rito!-pidió Shirubei-¡Nosotros contendremos a este energúmeno!

Rito sonrió a sus dos amigos y les levantó el dedo pulgar. Acto seguido, tumbó a Yamiyuki en el suelo y le separó la pierna derecha del resto del cuerpo para ver bien su ingle. Había un pequeño agujero sangrante en el cual se veía una bala.

Qué huevos tienes, Yamiyuki.-dijo el chico de cabello verde-¡Enormes! ¡Como bolas de demolición! Menos mal que puedo arreglarlo…

Rito acercó su mano izquierda a la ingle derecha de Yamiyuki y, sin tocar su cuerpo, generó una esfera transparente de energía que apretó levemente la herida. La bala salió del agujero, toda la sangre entró de nuevo en el cuerpo del chico y el orificio se cerró completamente sin dejar ni una marca, como si nunca hubiera tenido lugar.

¿Te duele algo?-preguntó el curador.

Nada.-respondió Yamiyuki-¡Gracias, Rito!

No hay de qué.-contestó el chico-¡Vamos!

Rito le tendió la mano a Yamiyuki y le ayudó a levantarse. Al girarse hacia Nioiko, los chicos vieron que Hagane y Shirubei lo habían mandado a volar con sendas patadas, momento en el que Inuhito lo interceptó con una carrera a cuatro patas para arrastrarlo por el suelo hasta estamparlo en una pared.

¡Trabajo en equipo!-dijo Shirubei contento.

¿Ya has vuelto a intentar evitar que nos preocupemos por ti?-le preguntó Hagane a Yamiyuki-Tienes una suerte tremenda, tío. Tienes la inmensa suerte de que además de incorregible eres bueno. Si no fueras bueno, tu vida sería muy difícil, ¿sabes?

¿Acaso esto es fácil?-se limitó a preguntar Yamiyuki con una media sonrisa.

Hagane y Yamiyuki chocaron sus puños.

¡Es hora de largarse!-gritó Nioiko tras librarse a duras penas de Inuhito-¡Soldados, nos vamos!

Nioiko trató de sacar a sus tropas de allí, pero los rayos no salían de sus ojos.

¿Qué está pasando?-se extrañó el mayordomo.

¿Creías que no te había aplastado los ojos por el tropiezo que he tenido?-preguntó Yamiyuki henchido de orgullo-¡En ningún momento mi intención fue dañar tus ojos! ¡Me he tropezado en el mismo instante por mera coincidencia!

¿QUÉ HAS HECHO CON MIS OJOS?-Nioiko alzó la voz.

Lentillas bloqueadoras de radiación.-explicó Yamiyuki-No intentes quitártelas, se adhieren al ojo como si fueran parte del mismo y se biodegradan con los años. Tus poderes están sellados, no mágicamente, sino gracias a la ciencia y a la tecnología.

¿Cómo habéis…-Nioiko no daba crédito.

Es muy fácil cuando tienes a un ingeniero como él.-Yamiyuki señaló con la mano a Aoi, quien se les acercaba por detrás.

La óptica real la ha llevado Rito, yo sólo he hecho una adaptación tecnológica.-explicó Aoi con satisfacción.

¡MALDITA SEA!-bramó Nioiko-¿Acaso estamos condenados?

Creo que no hace falta graduarse en la Toudai para inferir que sí.-respondió Yamiyuki.

¡TROPAS!-gritó Nioiko-¡DISPARAD A MATAR!

Vamos, Aoi.-dijo Yamiyuki-Es hora de enseñarles lo que les hemos preparado.

¡A la orden!-respondió Aoi.

El chico saltó ágil y elegantemente a un punto muy elevado. En él se situaban Kaen y Kouen, que habían terminado sus maniobras estratégicas y se limitaban a observar y lanzar fuego desde la distancia.

¡Es el momento!-exclamó Aoi al llegar arriba y colocarse entre las dos chicas.

Sacó un mando a distancia de uno de los bolsillos de su sobrefalda.

¡Máquinas!-ordenó Aoi pulsando un botón rojo-¡Ha llegado vuestro turno! ¡Obedeced a vuestro ingeniero y maestro! ¡Cumplid con vuestra labor como guerreros de Gokuruma! ¡AL ATAQUE, CYBORGS TAIMANIN!

De todas partes comenzaron a llegar robots humanoides con armaduras que imitaban los trajes de los Taimanin. Comenzaron a acabar con los Fuuma, con los soldados y con los Mazoku con sus armas electromagnéticas.

Muchísimas gracias, Kouen-dono, por permitir el transporte de nuestras máquinas bajo tierra para sorpresa del enemigo.-dijo solemnemente Aoi girándose hacia una de las hermanas de Yamiyuki.

No hay de qué.-respondió Kouen sonriente.

La batalla apuntaba a su fin. Aquellos cyborgs habían sido diseñados, calculados, programados y construidos por Aoi, y eran su gran obra maestra como ingeniero, así como el tema y producto de su tesis doctoral, la cual había terminado prácticamente, adelantándose así a toda su trayectoria estudiantil doctoral. Los Taimanin, el grupo de Philell y el grupo de Will se limitaban a observar el panorama, mientras los Mazoku y los militares trataban de hacer frente a las máquinas. Por su parte, Philell seguía dispuesto a negociar con Will, Kaiya y Remigio.

Queridos congéneres, seguro que ahora comprendéis mejor que nunca todo lo que ha pasado.-dijo Philell-Si de verdad queréis la integración social entre hombres y demonios, si vuestro auténtico deseo es dejar claro que no todos los Mazoku somos malvados, entonces os propongo trabajar codo con codo.

Uro y Vega respaldaban moralmente a Philell, aunque apenas participaban en el diálogo. Ambos estaban preparados para cualquier ataque que pudieran lanzarles.

No hay duda de que éste es el bando en el que tendríamos que estar.-dijo Will-Hemos empezado con mal pie, pero creo que estamos a tiempo de corregirlo, ¿verdad?

Estoy más que dispuesto.-añadió Remigio-Soy muy viejo ya para andarme con tonterías, sólo quiero hacer las cosas bien.

No voy a quedarme quieta ahora que conozco la afrenta que me han hecho.-terció Kaiya-Tenéis mi apoyo.

¡Muchas gracias!-respondió Philell con una sonrisa-Podríamos mantenernos en contacto y…

Una brusca sacudida cortó al sabio, que se vio obligado a reptar por el suelo para esquivar un ataque de tierra: Benibatsu y Kuritöö se les habían acercado.

¡No podemos dejarlos con vida!-bramó la científica-¡Si se unen a Philell, se convertirán en un bando más del que preocuparnos! Tigres-sama no querría eso.

¡Uro, Vega, es hora de pelear!-pidió Philell-¡Por favor!

El demonio y la nereida se interpusieron en el camino de aquellos malhechores. Uro recordó su anterior combate contra ellos: por aquella derrota empezó la colaboración con los Taimanin.

¡Necesitamos asesinarlos rápidamente!-instó Kuritöö-¡Que conozcan la diferencia de poder entre ellos y nosotros antes de que nos den problemas!

¡Eso está hecho!-asintió Benibatsu.

Sin ningunas ganas de pelear, Kuritöö convirtió su mano izquierda en un afilado y duro tentáculo que rodeó a Uro, Vega y Philell para esquivarlos y atravesó a Remigio como si de una lanza se tratara. Tras esto, lo levantó del suelo y comenzó a dispararle con su metralleta desde la distancia.

¡Remigio!-exclamaron Will y Kaiya.

¡Malditos seáis!-bramó Will-¡Mis esqueletos os matarán!

¡Pereceréis bajo mi martillo!-los amenazó Kaiya.

Sin olvidar que en el pasado fue un ninja, Benibatsu se colocó con sigilo y agilidad detrás de Will, cortándolo en dos verticalmente con su doble guadaña.  Como los fuegos fatuos podían regenerarse con sus llamas y, además, no tenían sangre como tal, Benibatsu se vio obligado a usar su técnica de manipulación sanguínea para hacer que la sangre del cadáver agujereado de Remigio lloverá sobre el cuerpo escindido de Will, convirtiendo las llamas en ceniza y evitando que se regenerase. A los pocos segundos, las dos mitades del cuerpo se convirtieron en cenizas.

Esto no puede estar pasando…-Philell se mostraba agobiado-…ahora que por fin habíamos conseguido aliados…

¡No os cargaréis a la que queda!-Vega amenazó a los esbirros de Tigres y se puso delante de ellos con su bañera.

¡Protegeremos a esta mujer!-exclamó Uro sacando la espada.

Va a haber que patearles el culo, ¿verdad?-preguntó Benibatsu.

Eso parece.-respondio Kuritöö.

Kaiya, Uro y Vega se lanzaron contra Benibatsu y Kuritöö. En medio del forcejeo, la sádica científica se dio cuenta de que cerca de ella estaban los soldados, por lo que no tardó en hacerle una señal a Púrpura, que era el que más cerca tenía.

¡Allá voy!-exclamó el chico con un grito muy afeminado.

Púrpura corrió hacia Kaiya como un guepardo. No tardó en embestirla y apartarla del resto de enemigos.

¿Piensas matarme?-le preguntó la Mazoku al soldado-¡No te lo pondré fácil!

¡Yo a ti tampoco!-chilló Púrpura macabramente-CUTTING WAVE!
(¡Onda cortante!)

Kaiya desvió las ondas de púrpura con un golpe de su martillo envuelto en una luz azul.

¿Qué narices has hecho?-preguntó el soldado.

Tus ataques cortantes a distancia son ondas electromagnéticas de alta frecuencia que producen perturbaciones mecánicas en el aire tales que producen cortes en los sólidos.-explicó Kaiya-No he necesitado más que una fracción de segundo para verlo. Sabiendo ese dato, es fácil desviarlas cuando tienes un núcleo magnético de polaridad e intensidad controlables. ¡Tus uñas no son una amenaza para mí!

Eres demasiado sabihonda para ser una demonio inferior, ¿no crees?-le espetó Púrpura-De todas formas, gracias por darme una estrategia válida contra ti. ¡Un campo magnético no tendrá efecto sobre un medio puramente mecánico! Nail Attack!
(¡Ataque de uñas!)

Con gran rapidez, Púrpura se colocó frente a Kaiya y comenzó a lanzarle zarpazos con sus uñas iluminadas. La Mazoku trató de esquivarlos, bloquearlos y contraatacarlos, pero no era tan rápida como su enemigo, por lo que se llevó algunos arañazos que comenzaron a sangrar de manera abundante. Tras un encarnizado forcejeo, la chica pulsó otro botón de su martillo y lo envolvió en un aura naranja. Con esto, golpeó a Púrpura en el abdomen y causó una fortísima explosión, enviándolo muy lejos de ella.

Te lo dije…-le espetó mientras jadeaba y sangraba.

Maldita…-dijo Púrpura también entre jadeos-… SEAS. ¡TE MATARÉ!

Púrpura se lanzó de nuevo a por Kaiya.

¿Cómo ha podido sobrevivir a mi martillo reactor?-pensaba Kaiya.

La sorpresa y el descuido de la Mazoku pusieron fin al combate: el sádico soldado saltó encima de ella, la abatió con una patada voladora y, una vez en el suelo, le agarró el cuello, clavándole en él las uñas y, con la otra mano, atravesó su pecho, apuñalando su corazón con aquellas brillantes y mortíferas uñas.

¡Hasta nunca, zorra!-siseó el soldado mientras lanzaba el cuerpo de Kaiya por los aires.

Cerca de ellos, Uro y Vega comenzaban a agotarse. Al darse cuenta, Kuroageha y sus tres compañeros se acercaron para repeler el asalto. Mientras corrían hacia el lugar, Shiena se dio cuenta de que Púrpura había hecho que el cuerpo de Kaiya estallase en llamas violetas con un extraño movimiento.

¡Fuera de aquí, viles demonios!-ordenó Kuroageha-¡No tocaréis a Philell, son ordenes de arriba!

Como resultado de un intenso forcejeo, los dos demonios se vieron obligados a replegarse.

Philell seguirá incordiando hasta nueva orden, pero, al menos, hemos conseguido matar a los antiguos sicarios de ese Nioiko.-dijo Kuritöö-¡Hemos hecho suficiente!

De acuerdo.-asintió Benibatsu-¡Vámonos!

Ya no sois tan valientes, ¿eh?-les gritó Kuroageha mientras se alejaban.

¿Vamos tras ellos?-preguntó Shiena.

Tenemos que centrarnos primero en Nioiko.-respondió Kuroageha-Debe de estar a punto de caer.

Seguidos por Philell, Uro y Vega, los miembros del equipo Kuroageha buscaron a Nioiko por el campo de batalla. Mientras se movían, se daban cuenta de que apenas quedaban soldados de los Fuuma en el campo de batalla: prácticamente todos habían muerto y los escasos supervivientes no tardarían en ser eliminados. Cuando por fin encontraron a Nioiko, se sorprendieron al ver que estaba luchando contra unos Taimanin.

¡Que no escape!-gritó uno de los subordinados de Kaen-¡Al ataque!

¡Todos juntos!-chilló una mujer del equipo médico.

Nioiko dejó de pelear con tanto estoicismo cuando vio a Kuroageha y a los suyos acercarse: sabía que no tenía escapatoria.

He venido a enseñarte una cosa, Nioiko.-dijo Kuroageha-Es hora de conectar con el otro lado.

La joven chasqueó los dedos. Rápidamente, tres Taimanin que estaban entre el equipo contra el que luchaba Nioiko se acercaron a ella y le tendieron un equipo electrónico de alta tecnología. El controlador era una esfera metálica que la chica sostuvo con sus manos.

Esta cámara holográfica retransmite imagen y sonido en tiempo real.-explicó la joven-Alguien quiere hablar contigo.

Tras pulsar unos botones, la esfera de Kuroageha se abrió y dejó ver una imagen muy nítida: en las prisiones de Gokuruma, en alguna celda recóndita, la subdirectora Murasaki Yatsu apuntaba con su enorme hacha al cuello de una persona que estaba atada de pies y manos.

¡Nioiko Fuuma, ríndete!-gritó Murasaki-¡Yo también puedo verte y oírte, así que estamos en condiciones de negociar! ¡O dejas de oponer resistencia y entregas a tus tropas… O ME LA CARGO!

La persona a la que Murasaki amenazaba con decapitar era Tokiko Fuuma, la hermana mayor de Nioiko y la auténtica mayordomo de los Fuuma.

¡TOKIKO-ANE!-gritó Nioiko-¡NO!

Su vida está en sus manos.-dijo Murasaki-Tú eliges.

. . .-Nioiko se quedó callado.

¿Y bien?-le instó Murasaki unos segundos después.

¡ESTÁ BIEN!-gritó Nioiko-¡Vosotros ganáis, Taimanin! ¡La batalla se ha acabado!

Si me entrego, tal vez me pueda reunir con mi hermana.-pensó Nioiko-Si sigo peleando, nos matarán a los dos. No me queda más alternativa. Si Tokiko-ane y yo nos vemos de nuevo, con casi total seguridad podremos girar las tornas de nuevo, pues ése es el orgullo de los expertos Fuuma.

¡Ya lo habéis oído!-gritaban los Taimanin-¡Entregaos, malditos Fuuma!

Las tropas de Nioiko no tuvieron más remedio que ceder y acompañar a los Taimanin como prisioneros, tal y como tendría que hacer el propio Nioiko. Yamiyuki se acercó a él.

Estás arrestado.-dijo Yamiyuki-Se acabó todo, Nioiko. Se acabaron tus fechorías, tus planes, tus incordios y se acabaron los Fuuma para siempre.

¡Alto ahí!-intervino la doctora Kuritöö-¡Nos llevamos a Nioiko! ¡Son órdenes de Tigres-sama!

Nos lo llevamos nosotros por orden directa de Asagi-sama.-respondió Yamiyuki estoicamente-La escoria como vosotros no tiene derecho a quedarse nada.

¡A POR ELLOS!-gritó Kuritöö.

El primero en lanzarse a por los Taimanin fue Benibatsu, pero Inuhito lo interceptó y frenó su trayectoria.

Tenías ganas de esto, ¿eh?-preguntó Benibatsu con sorna.

Ahora que ya lo sé todo no voy a volver a echarme atrás.-respondió Inuhito con valentía-Voy a salvar a mi hermano del demonio que lo tiene preso.

¿Ahora hablas de hermanos conmigo?-insistió Benibatsu-¿No me dijiste que era una basura y que no teníamos nada que ver? O algo así, porque ni me acuerdo de tus palabras textuales ni me importan, sinceramente.

Tú eres un pedazo de mierda como no hay dos en este mundo, sucio demonio.-le espetó Inuhito-Mi difunto hermano no, y no te permitiré que eches tierra sobre su tumba.

¡BASTA DE CHÁCHARA!-gritó una voz de mujer.

En el centro de aquel caótico escenario se dibujaron dos portales negros. Tigres Black y Braulio Cromwell aparecieron a su través.

Nos llevamos a Nioiko Fuuma.-dijo Tigres-Queráis o no.

¡Es Tigres!-exclamó Kuroageha-Hemos tenido contratiempos y bajas, será mejor que no tratemos de…

Ahórrate el discurso, bonita.-pidió Tigres-He hecho, hago y haré lo que me dé la real gana, tratéis o no tratéis de impedírmelo.

Con un gesto de su mano, Tigres transportó mágicamente a Nioiko desde el sitio en el que estaba hacia los brazos de Braulio, quien lo sujetó con fuerza.

Cariño, si eres tan amable…-pidió Tigres.

Claro, mi amada.-concedió Braulio.

El dhampir dejó inconsciente a Nioiko golpeándole en la nuca con el canto de la mano.

¡Nos lo llevamos!-exclamó Braulio-¡Retirada! ¡Hemos cumplido nuestro cometido por hoy y ya hemos sufrido bastantes bajas!

Por obra de la magia de Tigres, todos los Mazoku y soldados desaparecieron del campo de batalla en una brillante luz mágica, quedando los Taimanin totalmente a solas. Inuhito, que estaba a punto de luchar de nuevo contra Benibatsu, relajó su guardia momentáneamente.

Yamiyuki se acercó al centro del campo de batalla y alzó el puño.

¡Victoria!-gritó.


¡VICTORIA!-chillaron todos los demás Taimanin a coro levantando sus puños y con un marcado espíritu guerrero en sus rostros.

jueves, 24 de septiembre de 2015

[TY] Episodio 67: Truncamiento

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 67: Truncamiento

Grant apuntaba a Engel con su bastón.

¡Escoria!-le espetó-¡Acabaré contigo!

Permíteme que lo dude.-respondió Engel con un tono burlón mientras chocaba sus puños entre sí.

Tus puños metálicos no me dan miedo, sabandija.-amenazó Grant mientras se ajustaba las gafas con una mano.

¿No tratas de usted a un soldado?-el desertor trataba de desestabilizar mentalmente a quien se iba a enfrentar con él.

A un soldado siempre.-informó el joven y estricto militar-A un criminal como tú, ¡JAMÁS! ¿Qué has hecho para merecer respeto? ¡Canalla!

¿Canalla?-se burló Engel-¿No tienes otro insulto más adaptado a este siglo? Eres un carca por dentro y por fuera, por lo que veo.

¡A callar!-bramó Grant-Punishing Strike!
(¡Golpe castigador!)

¡JA!-Engel soltó una risotada burlesca a la vez que paraba el bastón de Grant con uno de sus puños-¡Ridículo! ¡Y aún me queda un puño libre!

El joven alemán trató de lanzar un puñetazo contra el militar estadounidense, pero éste se apartó saltando hacia atrás, separando su bastón del otro puño de su contendiente.

Un puño que no te sirve de nada si no puedes alcanzar con él a tu objetivo.-reparó Grant-¡Perdiste este combate antes de empezarlo, desgraciado!

Grant giró sobre sí mismo y aprovechó la inercia del movimiento para lanzar un golpe circular con su bastón, impactando en el hombro derecho de Engel, quien se hincó de rodillas en el suelo en medio de un chillido de dolor.

Duele, ¿eh?-preguntó el estratega estadounidense con una expresión facial macabra-Nadie puede resistirse a mi vara castigadora. ¡Es la hora de tu castigo, Engel Klage!

El chico lanzó un bastonazo vertical hacia la cabeza de su enemigo, pero éste lo paró tensando unas tiras de hilo metálico entre sus manos, amortiguando el golpe en mitad de su recorrido y llegando a pararlo en seco.

La clave de tu estilo de lucha está en la tecnología de tu bastón, no en tu propia fuerza.-apreció Engel-Eso quiere decir que eres débil físicamente o, al menos, no tan fuerte como yo. ¡Ésa será la premisa que acabe contigo! ¿Qué harás contra mí sin tu bastón?

¡Intenta quitármelo!-lo provocó Grant.

Con un agilísimo movimiento, el militar retiró el bastón de encima de los hilos y lo pasó recto por debajo de ellos, golpeando a su enemigo en la nariz con la punta del arma. El joven alemán se llevó ambas manos a la cara mientras gritaba de dolor y se retorcía.

¡Es inútil!-dictó Grant-¡No puedes vencerme! PUNISHING STRIKE!
(¡Golpe castigador!)

Grant hundió la punta de su bastón en la rodilla izquierda de Engel, causándole un dolor muy agudo e intenso.

¡Cabrón!-gritaba Engel mientras se retorcía-¡Te mataré! ¡Eres hombre muerto! ¡Acabaré contigo!

Desde el suelo, lanzó una patada alta, sorprendiendo a Grant y lanzándolo hacia atrás. Con esto, ganó distancia para ponerse en pie y, cojeando a causa del impacto, se acercó a su enemigo lo más rápido que pudo y le propinó un feroz puñetazo en el esternón.

¡AGH!-gimió Grant.

¡Te pillé!-le espetó Engel-¡TOMA ÉSTA!

El duro e implacable puño americano de Engel pasó fugazmente por la cara de Grant en un violento golpe que le provocó un doloroso tirón en el cuello.

Y esto no es nada…-amenazó el alemán-… ¡VOY A TORTURARTE!

Giró sobre sí mismo y lanzó una patada a gran velocidad contra Grant, pero éste la paró con otra patada.

¡Qué valiente!-apreció Engel-¿Intentas enzarzarte conmigo en un mano a mano? ¡Eres muy lento y débil, demasiado para lo que yo soy! ¡HAAAAAAAAAAH!

Engel se despegó de Grant y lanzó otra patada, que también fue bloqueada por una patada en sentido contrario por parte del último. Tras esto, el militar trató de lanzar una patada frontal, pero el desertor fue más rápido y lo abatió con una patada giratoria en salto.

¡Las tornas han cambiado!-lo amenazó Engel-¡Te voy a machacar los huevos de un puñetazo! ¡Despídete de tu hombría!

Desde el suelo, Grant levantó su bastón y lo agitó, golpeando la rodilla izquierda de su enemigo nuevamente.

No, no lo creo.-dijo-Voy a machacar yo tu existencia.

Aprovechando que Engel se había hincado de rodillas en el suelo nuevamente, Grant se agarró de sus hombros e hizo fuerza para levantarse, tirándolo a él de paso. Desde esta posición, lo agarró por la espalda, le hizo una llave y lo sometió en el suelo, presionándole la nuez con el bastón.

Me…me…-tartamudeaba Engel-…falta el…a…a…aire… ¿cómo ha… podido… pasar…?

Hasta nunca.-se despidió Grant.

¡NO!-bramó Engel empujando el bastón con las palmas de las manos.

Al tener a Grant en su espalda y sujetando el bastón por delante de él, Engel no pudo deshacer la sumisión, pero sí logró apartarse el bastón lo suficiente como para dejar de padecer aquella sensación tan atenazadora. Aprovechó para desplegar el hilo metálico que llevaba oculto bajo las mangas para atarlo en las muñecas de su enemigo y cortarle las manos, pero éste se dio cuenta y se apartó.

¿Me liberas al ver unos centímetros de hilo?-se burló Engel-¡Cobarde!

No me acuses de cobarde cuando TÚ deberías acusarte de idiota.-respondió Grant.

¿QUÉ?-gritó Engel al ver lo que su contendiente estaba haciendo.

Grant había usado la punta de su bastón para enroscar el hilo en ella y, con unos vehementes movimientos, hizo que el resto de los metros de hilo que el enemigo llevaba ocultos fuesen descubiertos. Con varios giros, hizo que este hilo estrangulase a su dueño.

Insisto: HASTA NUNCA.-repitió el soldado.

Dio un bastonazo al aire, provocando un tirón en las fibras del hilo metálico, que acabaron por decapitar a Engel.

Menudo tirón…-comentó Grant en voz alta mientras estiraba el cuello para reponerse del dolor muscular que le había causado el puñetazo.

El resto de soldados miraron sorprendidos al estratega.

¡No pongan esas caras!-ordenó-¡Sólo he derrotado a un enemigo! ¡Hagan lo propio con los suyos!

Los demás soldados, que estaban enfrentándose a Kaiya, a Remigio, a un ejército de esqueletos, a otro de Taimanin y a otro de soldados de los Fuuma, se pusieron en marcha de nuevo.

. . .

Esto del comité de bienvenida es tan cliché...-se quejó Hagane mientras dejaba ver que estaba aburrido.

Dejádmelos a mí.-pidió Yamiyuki-Lleváis mucho tiempo peleando y yo todavía no he luchado contra nadie.

Los cinco amigos se retiraron para dejar a su líder hacer de las suyas. Con elegancia y rapidez, Yamiyuki desenvainó la nodachi y cortó por la mitad a tres hombres en el trayecto.

¡Menudo dominio del Iaido!-comentó Shirubei-Da gusto verlo.

Había bastantes más soldados allí. Comenzaron a disparar, no sólo contra Yamiyuki, sino también contra los otros chicos.

De eso nada.-siseó Yamiyuki.

Con un rápido gesto de sus manos, se levantó un muro de fuego que protegió a sus compañeros, deshaciendo todos los disparos de energía. Los disparos que iban dirigidos hacia el propio Yamiyuki fueron esquivados con ágiles y elegantes piruetas. Al aterrizar de su última voltereta, el chico agarró al soldado que más cerca tenía de un hombro con una mano y le destrozó la placa abdominal de la armadura con un rodillazo, llegando a su propio cuerpo, en el cual causó estragos: el casco del soldado se tiñó por dentro de la sangre que había vomitado. No tardó en desplomarse.

¿En serio tienen esa capacidad los refuerzos metálicos del traje nuevo?-se sorprendió Inuhito.

La fuerza de Yamiyuki también tiene mucho que ver.-respondió Rito-Por muy duro que sea el uniforme de combate, si el rodillazo no hubiera sido bueno, no habría conseguido nada.

¡YAAAAAAAAAAH!-gritó el líder del equipo Taimanin.

Girando sobre sí mismo, describió un círculo con la nodachi, cortando a varios soldados más. Tres de los restantes se acercaron a él por la espalda, pero fueron descubiertos rápidamente y castigados con un lanzamiento de numerosos shuriken que atravesaron sus armaduras.

Tenéis muy poca capacidad de sigilo…-les espetó el chico.

Se giró a los soldados que quedaban. Clavó la nodachi en el suelo y les quitó las armas con veloces y directos impactos con las palmas de las manos. Tras ello, los derribó a patadas hasta romper sus cascos para poder asestarles una herida letal en el cráneo.

Sigamos, chicos.-pidió Yamiyuki mientras desclavaba su arma del suelo y la guardaba en la funda.

Tras avanzar unos metros, comenzaron a ver una zona iluminada en la que pudieron distinguir la celda en la que Philell y sus compañeros estaban encerrados. Justo cuando iban a acercarse a ella, tres robots gigantescos con cañones en los brazos aparecieron de entre las sombras y se posaron frente a ellos.

Sabía que tenían algo bajo la manga…-dijo Yamiyuki con hastío.

Si tardamos demasiado en rescatar a Philell, puede que nuestros planes no salgan tan bien como pensamos en su momento.-observó Aoi.

Descuida, amigo mío.-respondió Yamiyuki-Voy a acabar con ellos en un santiamén.

Aquellas enormes máquinas parecieron escuchar las palabras del chico, pues comenzaron a disparar ráfagas a gran velocidad. Los Taimanin se vieron obligados a dispersarse para evitar ser alcanzados, pero los robots fueron más rápidos y acabaron por acertar con sus disparos. El lugar se tiñó de gritos de dolor.

¡AAAAAAAAAAARGHHHH!-gritó Hagane-¡Me ha dado en las piernas! ¡No puedo moverme!

¡MI CADERA!-aulló Inuhito-¡JODEEEEEEEEEEEER!

¡Mierda!-gritó Shirubei mientras veía salir la sangre de sus hombros-Estábamos tan cerca… no puedo creerme esto…

Ahhh…-Aoi no podía hablar, pues tenía una bala en la garganta.

¡Aún no está todo perdido!-exclamó Yamiyuki-¡Rito!

¡A la orden, capitán!-exclamó Rito mientras las balas saltaban de su cuerpo por el efecto regenerador-¿Estás herido?

No han podido darme.-dijo Yamiyuki-Dime que puedes curarlos…

¡Claro que puedo!-respondió Rito solemnemente-Sólo necesito que esos robots me dejen…

No volverán a disparar jamás.-dijo Yamiyuki seriamente, tras lo cual se encaró a ellos-¡VOY A DESTROZAROS!

El chico sacó de su espalda dos armas metálicas plegables. Al desplegarse, se revelaron como bastones plateados con una hoja enorme en forma de cuarto de luna. Agitó ambos bastones y del interior de ambos salieron disparadas sendas cadenas que condujeron las hojas de los extremos hacia los enemigos. Con armónicos y sincronizados movimientos, Yamiyuki hacía que las hojas fueran hacia donde él quería, golpeando repetidas veces a todos los robots y causándoles cortes superficiales. Tras varios segundos de combinación de golpes, el chico comenzó a desplazarse fugazmente de un punto a otro del oscuro campo de batalla, haciendo que las trayectorias de las cuchillas fueran mucho más complicadas y veloces. Los cortes eran cada vez más fuertes, llegando a un punto en que los robots, incapaces de disparar, comenzaron a caerse a trozos.

Nunca jodáis a mis amigos.-susurró Yamiyuki tras plegar y recolocar sus armas.

¡Eso ha sido increíble!-exclamó Aoi.

¡Aoi!-gritó Yamiyuki girándose hacia él-¡Puedes hablar de nuevo! ¿Estás bien?

Vio que sus cinco amigos levantaban los pulgares. Tenían algunas roturas en los uniformes, pero sus cuerpos se habían regenerado completamente.

Todo gracias a Rito.-dijo Shirubei-¡Te debemos una, tío grande!

El veros sanos y salvos es el mejor regalo que podéis hacerme.-susurró Rito-La deuda queda saldada… pero estoy muy agotado, he necesitado energía vital a raudales para curaros a todos…

No te cansarás mucho de aquí en adelante.-le aseguró Yamiyuki-Ya hemos llegado a nuestro objetivo.

¡Taimanin!-exclamó Philell cuando los chicos terminaron de acercársele-¡Habéis vuelto!

Así es, Philell.-respondió Yamiyuki-Los Neo-Nómadas están atacando a Nioiko y a los suyos. Hemos aprovechado que sabíamos todo sobre este asalto para unirnos y liberaros. Si nos damos prisa, podréis acercaros a los Mazoku a los que ha engañado ese desgraciado y abrirles los ojos. Se unirían a vosotros en tal caso.

¿Vais a liberarnos?-preguntó Philell con alegría.

¡Nos debéis una muy gorda!-gruñó Shirubei a modo de respuesta mientras destrozaba la puerta de la celda con sus garras.

Eh, mocetón…-le dijo Vega con un tono sensual-…muchas gracias por lo del agua… ¿puedo agradecértelo con un polvo?

Rito, encuentra la bañera de esta tiparraca y pégale un mazazo.-dijo Shirubei.

¡Oye!-Vega se molestó.

Estás muy buena, pero no estoy de humor.-le explicó Shirubei-Casi nos matan por venir a salvaros. Más os vale que os portéis ahí arriba.

Te entien…-intentó decir Philell.

¡No me vengas con el rollo de que entiendes que no podamos veros como amigos!-pidió Shirubei-¡No tengo la mente tan cerrada! ¡Entiendo que no todos los Mazoku sois malvados y entiendo que queráis lo mismo que nosotros, pero no me pidáis que me muestre amable con vosotros cuando he visto a mis amigos a punto de morir! ¡ES LO PEOR QUE HE VISTO DESDE QUE UN DÍA, DE LA NOCHE A LA MAÑANA, MI PADRE PASÓ DE CORRER COMO UN GUEPARDO A ESTAR EN UNA SILLA DE RUEDAS! ¡NO ES NADA PERSONAL!

¡Shirubei!-exclamó Hagane abrazándose a él-Estamos bien...ha sido todo muy rápido, desagradable y horripilante, pero ha pasado tal como llegó.

Rito se acercó a Shirubei y le agarró un hombro, tras lo cual se acercó a su oído.

No te vengas abajo.-le pidió entre susurros-Entiendo que estés nervioso por la situación, pero, si tanto crees que me debes una, por favor, sonríe por mí.

Lo siento, chicos…-dijo Shirubei-…he metido la pata, ¿verdad?

Todos nos equivocamos.-dijo Yamiyuki-No te pediré que no estés iracundo, pero sí me gustaría que tu rabia la lanzases contra los Fuuma, los verdaderos culpables de esta situación.

Tras unos minutos más de diálogo, el grupo, ahora ampliado, volvió a ponerse en marcha. Necesitaban encontrar la espada de Uro y la bañera de Vega para poder unirse al combate. Mientras los buscaban, Inuhito se acercó a Shirubei.

Yo siento que tengo que darte las gracias.-dijo Inuhito.

¿Por qué?-se extrañó Shirubei.

Por ser lo suficientemente valiente como para admitir que no te encuentras en tu mejor momento después de todo lo que ha pasado.-le explicó el otro chico-Me has dado el empujón que me faltaba para poder admitir que estoy ardiendo por dentro porque sé que tarde o temprano tendré que chocar aceros con mi hermano… o con el demonio que posee a mi hermano.

Al terminar de hablar, se dieron cuenta de que Uro ya tenía su espada. Por su parte, Vega ya se había instalado en su bañera.

¡Por fin!-exclamó la nereida-¡Qué gusto!

Es hora de volver al epicentro de la batalla.-dijo Yamiyuki-Tenemos que ponerle fin a ella y a los Fuuma.

. . .

En el campo de batalla, la situación seguía siendo completamente caótica. Mientras comandaba a los esqueletos, Will se batía en duelo con Kuroageha, quien no paraba de moverse y ocultarse como una auténtica francotiradora.

Deja de invocar a esos putos esqueletos…-pensaba Kuroageha mientras trataba de dejar a Will fuera de combate con sus dardos-…no me obligues a usar… ¡ESTO!

La chica dejó de lado su cerbatana y, con la otra mano, con la que sujetaba la flauta, comenzó a tocar una melodía especial. Un zumbido ultrasónico recorrió el campo de batalla. El cuerpo de los Mazoku comenzó a vibrar y a inestabilizarse.

Inaudible e inocuo para humanos, mortífero para demonios.-Kuroageha hablaba consigo misma mientras peleaba desde la distancia-La frecuencia óptima para la entrada en resonancia de los cuerpos de los Mazoku.

Aprovechando el ataque de ondas mecánicas de Kuroageha, los Taimanin se pusieron en marcha: tanto los que atacaban cuerpo a cuerpo en el suelo como los que lanzaban asedios aéreos y subterráneos aunaron esfuerzos para reducir el número de individuos vivos en el campo de batalla.

¡Escuadrón incendiario, avanzad!-ordenó Kuroageha dejando de tocar un instante-¡Es hora del ataque de fuego!

Una armada de Taimanin vestidos de rojo, naranja y plateado comenzó a dispersarse por el campo de batalla. Conjurando unas técnicas especiales colectivas, comenzaron a extender las llamas por todo el territorio. Terminada su orden verbal, Kuroageha había vuelto a tocar, por lo que los Mazoku quedaban indefensos ante las llamas, dejando que los demás Taimanin pudieran encargarse con más libertad de los Fuuma y los militares.

¡Es el momento de alimentarnos de las llamas, hermana!-exclamó Kaen desde las alturas-¡Causemos una explosión!

La joven saltó desde su posición estratégica hacia el fuego. Kouen emergió del suelo y se lanzó al encuentro de su hermana.

¡Es hora de causar el caos absoluto!-gritó Kouen.

Ninpô!-gritaron a coro las dos hermanas.
(¡Arte ninja…)

KATON NO JUTSU!-tres voces terminaron la conjuración del ataque.
(…del fuego!)

Yamiyuki había aparecido ágil y súbitamente entre sus dos hermanas y se había unido al ataque. Juntos, los tres hermanos causaron una enorme explosión que sacudió a las fuerzas enemigas.

¡La caballería está aquí!-exclamó Shiena contento mientras peleaba a patadas con un grupo de soldados.

¡Han liberado a los rehenes!-se sorprendió Veena-¡Les llevamos ventaja ahora!

Los cinco miembros restantes del equipo Yamiyuki se lanzaron al ataque. Se les unieron Uro y Vega, quienes sólo atacaban a los soldados rasos de los Fuuma y a las fuerzas de Tigres Black, pero no a Kaiya, ni a Will, ni a Remigio ni a los esqueletos. Por su parte, Philell se dirigió al encuentro de Kuroageha, quien había bajado de los árboles para recibirlo.

Hola, Taimanin Kuroageha.-saludó Philell.

Hola.-respondió ésta-No dejaré que te toquen en este combate… al fin y al cabo, si no hubiera sido por tu intervención aquel día, yo habría muerto.

Me alegra enormemente contar con tu protección.-prosiguió Philell educadamente-Necesito estar cerca de los sicarios de Nioiko: es hora de contarles la verdad.

En medio del fuego cruzado, Kuroageha escoltó a Philell hacia el emplazamiento de Kaiya y Remigio, quienes seguían batiéndose contra los soldados. Por el camino necesitaron dar cuenta de algunos enemigos, la joven con sus potentes ataques de ondas sonoras y el demonio con sus débiles pero extensos ataques de tentáculos.

¡Remigio!-exclamó Philell al llegar al lugar donde estaban los Mazoku con los que quería hablar-¡Kaiya Minobe!

¿De nuevo el farsante que quiere vendernos al mejor postor con el falso principio de la integración social entre hombres y demonios?-preguntó Kaiya.

¡No!-negó Philell-¡El farsante es Nioiko! ¡Nioiko Fuuma es el hermano menor de la mujer que ayudó al verdugo de tu hermana a capturarla! ¡Nioiko Sakaguchi no existe, es una tapadera!

Mientes.-le espetó Kaiya.

No miento y lo sabes.-respondió Philell-¿No lo sospecháis ya? ¿No sentís cosas extrañas? ¿No habéis empezado ya a pensar que estáis siendo drogados? ¡Nioiko no sólo es un farsante y un manipulador, sino que también os droga para hacer que sus artimañas sean más creíbles!

¡Maldito…-Kaiya alzó su martillo.

Tenemos que dejar de engañarnos, Kaiya.-dijo Remigio-Hemos hablado de esto varias veces. Es doloroso admitir que nos hemos equivocado estrepitosamente, pero así ha sido.

Will irrumpió en el lugar seguido de una horda de esqueletos.

Por fin te encuentro, francotiradora.-dijo Will apuntando a Kuroageha con sus armas-Remigio, Kaiya, no os fiéis de esta sabandija.

Los soldados, encabezados por James y Gordon, reanudaron su ataque.

¡Muy bonito!-les dijo Gordon-¡Pero no hemos venido aquí a ver una película! ¡Es nuestro deber acabar con todos vosotros!

¡Y una mierda!-les espetó Kuroageha acercándose una mano a la boca.

Con sus poderes de sonido, emitió un silbido muy potente con la ayuda de sus dedos. Esto era una señal estratégica del equipo Kuroageha que hizo que Veena, Shiena y Seika apareciesen allí rápidamente.

¡A por los hombres!-exclamó Kuroageha.

Seika, puro músculo, comenzó a forcejear con Gordon, que era el más fuerte del pelotón. Shiena y Veena se repartieron a los restantes con ágiles combinaciones de ataques, aunque seguían siendo pocos en comparación con los soldados.

¡Will!-suplicaba Philell-¡Tienes que creerme! ¡Os han estado engañando!

James, Grant, Émile, Christian, Púrpura, Andrei y Leon eran demasiados para Shiena y Veena. Cuando todo apuntaba a que iban a ser superados, una fuerza que nunca antes habían visto tumbó a James y a Andrei de un golpe. Veena no podía creer lo que veía.

¿¡Doctora Himehagi!?-se sorprendió.

Saki Himehagi, la médico de los Taimanin, también estaba en el campo de batalla. Lideraba al equipo médico, como no podía ser de otra manera. Su técnica había dejado fuera de combate a dos soldados. Émile, Leon, Grant y Púrpura trataron de contraatacar lanzándose hacia ella, pero fueron repelidos por unas jeringuillas que volaron hacia ellos y se les clavaron, inyectándoles relajantes musculares. Detrás de la doctora Himehagi apareció otra mujer.

¿¡Usted también, doctora Noriden!?-esta vez fue Shiena el sorprendido.

Mitsuyo Noriden, enfermera, científica y Taimanin, también formaba parte del equipo de Saki Himehagi. Sus fármacos de combate la hacían famosa en el campo de batalla.

¡Sólo queda el tal Gordon Powers!-exclamó Shiena motivado.

¡RAAAAAAAAAAAAAAGHHHH!-gritó Seika en respuesta.

Liberando toda su fuerza interior con un grito, Seika venció la fuerza de Gordon y lo estampó contra el suelo, abriendo un boquete con su cuerpo.

Listo.-dijo Seika entre sudor y jadeos.

¿Lo entendéis?-oyeron preguntar a Philell.

Al parecer, mientras los Taimanin se encargaban de los militares, Philell había terminado de demostrarles a Will, Remigio y Kaiya que habían sido engañados.

Sus piezas encajan con las nuestras.-dijo Remigio-Hemos sido utilizados. Es una deshonra, sí, pero todavía podemos trabajar por la causa. Podemos vengarnos.

No puedo creerme que he estado ayudando a un familiar del hombre que le hizo eso a mi hermana…-Kaiya se llevaba las manos a la cabeza.

¡Me da igual todo ahora mismo!-bramó Will enfurecido-¡QUIERO IR A POR NIOIKO!

Todos los esqueletos de Will se dedicaron a buscar a Nioiko. No tardaron en sacarlo de su escondrijo.

¿Qué está pasando?-se extrañó Nioiko mientras pataleaba para que los esqueletos lo soltaran.

¡NIOIKO FUUMA!-gritó Will-¡NOS HEMOS ENTERADO DE TODO!

¡Mierda!-pensó Nioiko-¡Ahora sí que estoy jodido!

Si de verdad habéis entendido mi explicación…-dijo Philell-…me gustaría que me ayudaseis a atrapar a Nioiko.

Ya no es nuestro aliado.-dijo Kaiya secamente-Tal vez te debamos una disculpa, pero no es el momento ni el lugar. Ya hablaremos. Considera esto una tregua.

¿Vais a venderme, Kaiya?-preguntó Nioiko sorprendido mientras los esqueletos lo llevaban hacia ellos.

Vamos a darte de tu propia medicina, embustero.-respondió la mujer Mazoku.

Finalmente, los esqueletos dejaron a Nioiko arrodillado ante Will. Lo acompañaban Kaiya, Remigio y Philell, todos en guardia.

¡No lo soltéis, mis fieles esbirros!-pidió Will a los esqueletos.

Por detrás de ellos peleaban Kuritöö y Benibatsu. Al ver a los soldados abatidos por el fuerte ataque del equipo médico, la científica se acercó a ellos.

¡No flojeéis!-les espetó-¡Tenéis que levantaros y pelear!

La mujer demoníaca les administró unos fármacos y los levantó del suelo con sus tentáculos.

¡En pie y a pelear en nombre de Tigres-sama!-les ordenó.

¡Sí, doctora, gracias, doctora!-exclamó James.

Parece que mientras estábamos en el suelo, ese Nioiko se ha quedado sin amigos…-observó Púrpura.

El andrógino soldado apuntó al lugar donde los esqueletos tenían agarrado a Nioiko, quien trataba desesperadamente de librarse de aquello.

¡Soltadme!-pidió Nioiko-¡Esto es un malentendido!

¡Das lástima y vergüenza, Nioiko!-bramó Will-¿Un malentendido? ¡En los malentendidos nadie pone droga en la comida de los demás! ¡Lo sospechábamos desde hacía tiempo y ahora nos lo han corroborado todo!

En ese caso, tendré que tirar de lo único que me queda.-susurró Nioiko-¡ELIZABETH, TE NECESITO! ¡RESCÁTAME!

La mujer robot saltó desde el sitio estratégico en el que estaba escondida y acabó con los esqueletos con sus tentáculos artificiales. Tras esto, se dispuso a pelear con Will, pero fue interrumpida súbitamente por los soldados de Estados Unidos, quienes irrumpieron en el lugar con toda su fuerza.

¡Es nuestra oportunidad!-gritó James-¡Recuperemos a Elizabeth!

¡HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!-gritó Gordon mientras se abalanzaba hacia la robot.

El musculoso y forzudo joven agarró a Elizabeth y la tiró al suelo.

¡La tengo!-bramó Gordon-¡Me está atizando muy fuerte con sus patadas! ¡Apagadla! ¡Tenemos que llevárnosla intacta! ¡Ingeniero de campo! ¡Christian, por favor!

Ágil y elegantemente, Christian saltó hasta Elizabeth y conectó un ordenador de mano a su cuello con un cable. Tras teclear varios comandos, la máquina de tentáculos electrónicos se apagó y dejó de forcejear.

¡La tenemos!-exclamó Gordon contento-¡Cargaré con su pesado cuerpo hacia un lugar donde puedan llevársela a nuestras instalaciones! ¡Cubridme!

Mientras Gordon se retiraba, en las mentes de todos los combatientes se dibujaba la misma idea. A partir de aquel momento, absolutamente todos los allí presentes tenían un único objetivo: Nioiko.