TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 66: Festín de sangre
Siguiendo el consejo estratégico
de Rito, los Taimanin esperarían ocultos hasta que las fuerzas de Tigres Black
llegasen. Las cuatro mujeres más importantes del ejército ninja, Zhao
Kuroageha, Kaen Kuroi, Kouen Kuroi y Tamako Makihara, conversaban entre ellas.
Tenemos que dejarles claro quién
manda aquí.-dijo Kaen-No debemos mostrar ni un ápice de piedad. Entraremos a
saco y acabaremos con todos los que se crucen en nuestro camino. Lo cierto es
que me apetece mucho derramar sangre.
Tranquila, hermana, tendrás para
derramar.-replicó Kouen-La estrategia no es nada complicada: simplemente
tenemos que saltar al campo de batalla y pelear. Nadie nos garantiza que los
números jueguen a nuestro favor, pero está claro que los números no siempre son
lo más importante.
Eso es, Kouen-dono.-terció
Kuroageha-No importa que sean muchos más si nosotros somos mucho mejores. Tenemos
mil y una formas de contrarrestar cualquier variación brusca de la proporción
numérica entre los ejércitos.
Mi marido y yo lideramos una
avanzada capaz de arrasar con tropas de cientos de individuos desde la
distancia.-alegó Tamako-No podrán acercarse al resto tan fácilmente.
¿Vuestra puntería es hereditaria?-preguntó
Kuroageha con una sonrisa cómplice.
Si lo dices por nuestro hijo Aoi,
me alegra saber que se ha hecho un nombre por su puntería.-replicó la mujer más
longeva de aquel cuarteto-La puntería es nuestra especialidad, el potencial de
combate a larga distancia es lo que nos da el orgullo a los miembros de la casa
Makihara. También nos alegra ver que, al tener unos amigos tan fuertes, Aoi ha
aprendido algo de ellos y ha adquirido bastante destreza en el combate cuerpo a
cuerpo.
Lo dices como si no se os diera
bien…-añadió Kaen-…todos los Taimanin tenemos que saber artes marciales. Cualquiera
de nosotros tiene un nivel deportivo y marcial muy superior al de cualquier
otra persona, incluidos atletas y deportistas de élite. Que dentro de nosotros
haya casas que se especialicen más en unas vertientes que en otras no nos hace
desconocedores de nada. Aún me acuerdo de aquel ogro al que decapitaste de una
patada en una de las últimas misiones en las que coincidimos.
Se atrevió a hablar mal de mi
familia.-se excusó Tamako-No creo en los roles por sexos, pero sí en la
importancia de seguir a nuestro corazón: soy una esposa fiel y una madre dedicada
porque estoy tan enamorada de mi marido como el primer día y también porque
quiero muchísimo a mi único hijo, no porque es lo que se espera de mí como mujer.
Alguien que dice que mi hijo no tiene valía es alguien que está destinado a morir
a mis manos si lo oigo.
Los ogros odian a Aoi porque mató
a Kazark y las noticias corren como la pólvora.-explicó Kouen-No tienes que
justificarte: nos encantó aquella escena. Fue una patada preciosa.
Yo también soy madre, Tamako.-añadió
Kaen-Mis hijas todavía son niñas muy pequeñas, pero haría lo mismo que tú si me
viera en la misma situación.
Señor Makihara, tiene usted una
esposa que vale más que el tiempo.-dijo Yamiyuki, que caminaba al lado de
Meiou-Mire cómo demuestra su amor hacia usted y hacia Aoi…
¡Yamiyuki!-exclamó Tamako-¿Nos has
oído?
Su marido y yo nos acercábamos
para ultimar algunos detalles.-explicó Yamiyuki-No se preocupe, no sólo mi
hermana le ha dado la razón, sino que yo también se la doy: no soy el padre de
Aoi, pero me considero su hermano desde que era un niño muy pequeño, y también
mataría por él.
Tamako, tenemos que ir
colocándonos estratégicamente.-dijo Meiou-Saldremos victoriosos en familia, mi
amada.
El matrimonio se cogió de las
manos.
Que no le pase nada a Aoi, por
favor.-pidió Tamako.
Saldrá intacto e ileso.-aseguró
Yamiyuki-Su hijo sabe defenderse y, si algo falla, tiene hombros en los que
apoyarse. No pasará nada.
Confiamos en él.-dijo Meiou-Y en
todos vosotros. ¡Ganaremos esta batalla!
Gracias por su confianza, señores
Makihara.-Yamiyuki hizo una reverencia-No se olviden de tener confianza también
en ustedes mismos: es la clave para la victoria histórica que queremos lograr.
Los padres de Aoi se despidieron.
Kaen, Kouen, Kuroageha y Yamiyuki se quedaron solos tras la partida de la joven
pareja.
Hermanas, es un honor pelear codo
con codo junto a vosotras.-el chico se dirigió a sus hermanas mayores.
¿Os dejo solos?-preguntó
Kuroageha.
No, no te vayas, Kuroageha.-pidió
Yamiyuki-No he venido para hablar ningún tema de familia, sólo quería saber si
está todo listo en vuestros equipos.
Seika y Shiena tienen una fuerza
arrolladora, como buenos Sonozaki que son.-explicó Kuroageha-Se encargarán de
cargar hacia el frente y abrir camino. Veena y yo estamos listas para atacar en
rango, ella a media distancia y yo a larga principalmente. Nos moveremos los
cuatro juntos, Veena y yo desde las alturas y los otros dos desde el suelo.
Nuestra posición está decidida.
En mi grupo tenemos clara nuestra
contribución.-continuó Kaen-Haremos un asalto aéreo. Los cuervos atacarán a los
enemigos, y algunos serán lo bastante grandes como para llevar montados a mis
subordinados. Si el ataque de los cuervos falla o se ve mermado, me encargaré
de prender fuego a los enemigos.
Nosotros iremos al revés.-explicó
Kouen-Realizaremos un ataque subterráneo. Mis serpientes serán muy útiles para
ello. Además, todos mis subordinados son especialistas en excavación y
desplazamiento bajo tierra. Afloraremos como topos y cercenaremos los pies de
los enemigos. También habrá fuego por mi parte.
Me alegra saber que os mantenéis
en posiciones fuertes.-respondió Yamiyuki-Dada la relación que hemos tenido en
el pasado, nuestro equipo será el encargado de rescatar a los rehenes de
Nioiko: Philell, Uro Oswald y Vega. Nos desplazaremos los seis juntos a nuestra
conveniencia para llegar cuanto antes a la celda y rescatarlos. Se unirán a la
batalla como aliados sin pensárselo. Tenemos preparadas algunas sorpresas
también. Espero que merezca la pena haber pedido en la universidad un adelanto
de varios meses de temario para adelantarnos al ritmo del doctorado… era
nuestra única forma de ir al día con los estudios después de todos los viajes
que estamos haciendo. El escuadrón incendiario está con nosotros, así que los
Kuroi podremos valernos de sus llamas para fortalecer nuestros poderes. Maika
Kamimura ha venido en persona con sus mejores guerreros del fuego. También ha
traído a su segunda al mando, Homura Sanada, la maestra de la Lanza de Fuego.
Los Taimanin mensajeros lanzaron
una señal de aviso: las fuerzas de Tigres Black habían llegado.
¡A nuestros puestos!-exclamó
Kuroageha.
Cada líder se juntó con sus
compañeros de combate. Era el momento de flexionar las piernas para saltar
encima de los enemigos. Como no podía ser de otra manera, la avanzadilla mixta
de soldados y demonios estaba liderada por cuatro generales: la doctora Kuritöö
y el traidor Benibatsu por parte de los Mazoku y el conductor James Silver y el
artillero Gordon Powers por parte de los soldados de Estados Unidos. En las
filas traseras estaban Grant Steeler, Émile Delacroix, Leon Fitzgerald,
Christian Miller, Púrpura Delgado, Andrei Kagami-Volkov y Yellow Peacock: nada
que los Taimanin no se esperasen. No obstante, les alegró ver que no había ni
rastro de la teniente Margaret Johnson ni de la sargento Layla Phoenix. Tampoco
estaban Tigres Black ni Braulio Cromwell, lo cual facilitaría las acciones. Las
tropas, compuestas por soldados armados, orcos, mercenarios Mazoku y robots, se
lanzaron en masa al campamento de Nioiko.
¡ATAQUE DEL ENEMIGO!-exclamó el
joven líder en funciones de los Fuuma al vislumbrar aquella embestida
sorpresa-¡TODOS AL ATAQUE!
Will, Remigio, Kaiya, Engel y
Elizabeth se prepararon para contraatacar. Las tropas no eran rivales para
ellos, pero sí eran lo suficientemente numerosas como para pasar entre ellos.
¡Aguantad!-los Taimanin escuchaban
una petición de Nioiko desde sus posiciones de partida-¡Traeré a más tropas!
Vieron que el joven se alejaba del
tumulto.
¡AHORA!-gritó Yamiyuki.
¿Qué ha sido eso?-preguntó Kuritöö
irritada-¿Es que no estamos solos en esta guerra?
¡Doctora!-un mercenario corría
hacia ella-¡Póngase a salvo! ¡Son los…
La cabeza del mercenario fue
cortada por una sombra que pasó silbando por aquel lugar.
¿Qué está pasando?-preguntó
Benibatsu en voz alta-¡Vamos, tropas, no os amilanéis! ¡ACABAD CON LOS FUUMA Y
RECUPERAD A LA MUJER ROBOT INTACTA!
El cielo se tiñó momentáneamente
de negro. Una ingente armada de cuervos comenzó a llover sobre las tropas,
causándoles heridas muy serias. Cinco de los cuervos eran gigantes y portaban a
un guerrero cada uno.
¡TAIMANIN!-gritó Benibatsu-¡NOS
HAN LOCALIZADO! ¡ACABAD CON ELLOS TAMBIÉN! ¡SOMOS MÁS QUE ELLOS!
Los guerreros que aterrizaron de
los cuervos gigantes comenzaron a asesinar a las tropas de Tigres Black.
¡A por Nioiko!-ordenó Kaen desde
su posición estratégica-¡Seguidlos a ellos! Ninpô – Karasu no Jutsu!
(¡Arte ninja de los cuervos!)
Un pequeño grupo de cuervos se
fijó en Nioiko y avisó de su posición alejada tras aquella densa cortina de
combatientes.
¡Hay demasiados objetivos entre
medias, Kaen-sama!-exclamó uno de los subordinados de la joven.
¡HABÍA!-gritó Kaen.
A su señal, un corrimiento de
tierra sorprendió a los demonios y a los soldados. Del suelo comenzaron a salir
serpientes que estrangulaban, mordían y envenenaban a los enemigos. También
salieron cinco combatientes de élite que acompañaron a los subordinados de Kaen
hacia donde se encontraba Nioiko. De un agujero en el suelo salió la mano de
una mujer, levantó el pulgar y volvió a soterrarse.
Hermanas y mejores amigas…-pensó Kaen desde su posición subterránea-… ¿qué más se puede pedir?
Las balas de los soldados y los
conjuros de los mercenarios aminoraron la marcha de los guerreros que
perseguían a Nioiko. Parecía que Tigres Black tenía interés por capturarlo.
Confusos, los sicarios del joven también atacaron a los Taimanin, comportándose
por un instante nimio de tiempo como aliados de las fuerzas de los Neo-Nómadas.
¡DE ESO NADA!-gritó Shiena
apareciendo en medio de la multitud-¡Atrás, metralla!
El chico comenzó a deshacerse de
los enemigos que tenía más cerca con potentes patadas cortantes. A los que
tenía más lejos les atacaba con su urumi.
Justo cuando parecía que le iban a golpear, una mujer apareció a su lado
y se colocó espalda con espalda con él: era Seika.
¡Acabaremos con vosotros!-gritó la
chica mientras tiraba al suelo a diez hombres de un puñetazo.
Aquella pareja de jóvenes
musculosos y fornidos comenzó a hacer estragos entre los enemigos.
¿De qué va esto?-preguntó Gordon
indignado-¡Nos están dando una paliza! ¡FORMAD UNA CRUZ! ¡ATAQUE EN PINZA
CONTRA LOS INDIVIDUOS VESTIDOS DE VERDE!
Desde los flancos
descubiertos de Seika y Shiena
comenzaron a llegar varias hordas. Tan pronto como aparecieron comenzaron a
caer: una llovizna de objetos metálicos comenzó a clavarse en ellos.
Buen tiro, cariño.-dijo Tamako
desde las alturas.
Gracias.-respondió Meiou con una
sonrisa-No se nos da nada mal esto, ¿verdad?
¡AGUANTAD!-pidió Nioiko a voz en
grito-¡En cuanto me ponga a salvo y pueda transportarme, traeré a las tropas!
¡No dejaremos que nos derrote nadie! ¡No ahora que estamos tan cerca de
hacernos más fuertes!
¿Vas a huir otra vez,
mequetrefe?-Nioiko oyó una voz masculina muy familiar detrás de él.
Se giró y vio al gigantesco Rito
Sonozaki.
¡Tú!-exclamó Nioiko-¡No tengo
tiempo para jugar contigo!
Trató de desplegar su cola láser,
pero Rito fue más rápido y lo embistió con un gancho alto, lanzándolo por los
aires.
No es justo que sólo tú tengas
armas láser.-dijo el Taimanin.
¡Átalo, Aoi!-Nioiko escuchó otra
voz familiar.
Sin tener tiempo para levantarse
tras el golpe, Nioiko vio a Aoi lanzándole un ataque con su látigo. Detrás de
él estaba Inuhito, quien probablemente habría dado esa orden que había
escuchado. Para salvar al joven, un esqueleto se puso entre medias y aguantó el
latigazo, saltando en pedazos tras el impacto.
¡Vamos, Nioiko!-exclamó Will.
¡Gracias, Will!-gritó Nioiko
levantándose.
El fuego fatuo que ahora era
subordinado de Nioiko convocó a un ejército de esqueletos para entretener a los
miembros del equipo Yamiyuki. El joven líder de los Fuuma se escabulló gateando
y, finalmente, llegó a un lugar donde pudo sacar su espejo de mano, mirarse en
él y desaparecer.
¡Maldito cabrón con suerte!-bramó
Shirubei mientras destrozaba a los esqueletos con sus garras.
¡Hasta la suerte de los hijos de
puta tiene un límite!-le contestó Hagane, quien lo acompañaba en la tarea de
alejar a los esqueletos del resto del equipo.
Sin pararse a pensarlo, Rito,
Inuhito y Aoi también cargaron contra los esqueletos. No obstante, por cada
esqueleto que destruían aparecían como mínimo otros tres.
¡No se acaban nunca!-se quejó
Inuhito-¡Tenemos que mantenerlos a raya para que Yamiyuki pueda encontrar la
celda de Philell, Uro y Vega!
¡MATADLOS!-gritó Will desde la
lejanía-¡VAMOS, ESQUELETOS, ACABAD CON ESOS TAIMANIN! ¡AVASALLADLOS!
¡Que os lo habéis creído, panda de
cretinos!-exclamó una voz de chica desde encima de ellos.
Una lluvia de lanzas negras acabó
con los esqueletos. Tras cada impacto, las lanzas se disolvían, encharcando el
suelo: eran de tinta negra, lo cual dio a entender a los chicos que aquel
ataque había sido obra de Veena. Miraron hacia arriba y la chica los saludó con
la mano.
Hay que acabar con ese fuego fatuo
si queremos que los esqueletos dejen de aparecer.-dijo Veena.
Un dardo salió disparado hacia
Will, pero éste lo destrozó a medio camino con un certero disparo.
¡Yo me encargo de él!-dijo
Kuroageha desde la copa de un árbol con su cerbatana en la mano-¡Haré que se
canse de disparar y le asestaré un golpe mortal desde aquí! ¡Id con Yamiyuki!
¿Y si se os acercan demasiado los
esqueletos?-preguntó Shirubei.
¡Los joderé uno a uno!-exclamó
Veena-Debo una muy grande a todo el mundo por el desastre que causé en el
anterior combate. ¡Vamos! ¡Tenéis que estar con Yamiyuki!
Los chicos siguieron el camino que
sabían que Yamiyuki había seguido. Al mirar hacia atrás se dieron cuenta de que
todos estaban participando activamente en el combate: Kuritöö, Benibatsu, James
y Gordon estaban utilizando sus armas contra los Taimanin. El resto de soldados
que los habían acompañado también estaban peleando.
Esta parte del camino no tiene
nada de iluminación.-observó Rito-¿Puedes hacer algo, Inuhito?
El chico de cabello blanco se puso
delante de sus compañeros y miró hacia la lejanía. También se concentró en sus
oídos y en su nariz.
Vienen cinco objetivos hostiles de
frente.-informó.
¿Cinco?-preguntó Aoi con un manojo
de cinco cuchillos kunai en forma de abanico en su mano.
Sí.-corroboró Inuhito-Sigue las
líneas de mis dedos y les darás.
Aoi disparó sus cuchillos
siguiendo las trayectorias marcadas por los cinco dedos de la mano derecha de
Inuhito. Se oyeron cinco impactos, cinco gemidos y cinco desplomes.
¡Sigamos!-pidió Aoi.
Empezaron a ver que caían rayos
azules por todo el campo de batalla: Nioiko estaba mandando allí a sus tropas,
incrementando la densidad de población de aquel escenario de batalla campal.
¡Tenemos que ir tras
Yamiyuki!-insistió Hagane-Ya hay quien se encargue de la escoria que acaba de
aparecer, ¡vamos!
. .
.
En la zona central del campo de
batalla, donde todo había empezado, se estaba formando un tumulto insondable.
Los soldados de los Fuuma disparaban a matar, pues todos llevaban sus armaduras
cibernéticas típicas y sus armas de alta tecnología.
¡Esos tíos son buenos!-exclamó
James-¡SOLDADOS, DISPARAD!
Los militares que estaban detrás
de James comenzaron a apuntar con sus rifles de asalto a los Fuuma, iniciándose
un fuego cruzado.
¡No os hemos dado las armas para
nada, sucios infelices bastardos!-les espetó Kuritöö a los orcos-¡Disparad a
bocajarro!
El alto porcentaje de orcos que
poseía armas de fuego comenzó a disparar también. El campo de batalla se había
convertido en una tormenta de fuego. En el frente limítrofe, Benibatsu se
deshacía de los invasores con su doble guadaña, acompañado por Kuritöö, que
despachaba a los Fuuma con su metralleta, James, que atacaba a los más alejados
con sus arpones y Gordon, que disparaba sus armas explosivas para los enemigos
lejanos a la vez que golpeaba con sus técnicas de artes marciales a los que se
le acercaban.
¡No importa que sea Taimanin o
Fuuma!-gritó Kuritöö-¡Tirad a matar!
¡Pelotón!-ordenó Gordon-¡Con
nosotros!
¡Vosotros también, chicos!-pidió
James-¡Vamos!
Los soldados de cada grupo se
acercaron. Rápidamente se giraron las tornas: Émile barrió a cinco hombres de
los Fuuma con una brutal patada giratoria, tras lo cual los hizo saltar por los
aires con un disparo de sus bazooka de piernas. Tras él, Púrpura se preparaba
para hacer de las suyas.
Cutting Wave!-gritó.
(¡Onda cortante!)
Agitó sus manos, dando zarpazos al
aire. Sus uñas artificiales brillaron, emitiendo unos arcos de luz violeta que
cortaron a los Fuuma y a varios Taimanin en pedazos.
¡JAJAJAJAJAJA!-rió con sadismo-¡No
sois rivales para el gran Púrpura Delgado!
Justo cuando un Taimanin iba a
devolverle el favor, un bisturí se le clavó en la frente.
Cállate un poco cuando veas que van
a darte una tunda.-pidió Andrei-Ah, y de nada, ¿eh?
Gracias, Andrei.-dijo Púrpura con
un tono melifluo-Bonito lanzamiento de bisturí. Has dejado frito a ese tío…
Malo sería que se levantara…-dijo
Andrei clavando instintivamente unas tijeras en un enemigo que se le acercaba
por detrás.
Para contrarrestar las armas
electromagnéticas de los Fuuma, Christian les atacaba con sus yo-yos. Lo
acompañaba Leon para terminar lo que él empezaba gracias a su colección de
armas de fuego.
¡Los sicarios de Nioiko tienen que
estar en algún lado!-bramó James-¡Es requisito indispensable hallar a Elizabeth
y llevárnosla de vuelta! Es un arma demasiado poderosa como para tenerla
perdida…
¿Llama a esto una estrategia,
Silver?-preguntó Grant abriéndose paso hacia James con golpes de su
bastón-¿Desde cuándo estar quietos recibiendo a los enemigos se considera una
estrategia? ¡Deberíamos movernos! ¡Encontrar a Elizabeth es prioritario, como
bien ha dicho, pero no va a presentarse sola!
Yellow Peacock apareció de la
nada. Aparentemente, era un experto en el camuflaje óptico y en el sigilo.
Nioiko ha vuelto.-dijo-Hay cientos
de soldados rodeándolo. Sus sicarios vienen hacia aquí. Trataré de encontrar
más información.
Tras aquella fugaz intervención,
el espía del ejército se esfumó de nuevo.
¿Quién está disparando esos
proyectiles brillantes?-preguntó Émile acercándose al grupo.
¿Cuáles?-se extrañó James-¿Los que
parecen fragmentos cristalinos?
Sí…-dijo Émile-…se están cargando
a muchos de nuestros enemigos, pero, casualmente, sólo Fuuma… ¿serán obra de
algún Taimanin?
Si lo fueran, atacarían también a
nuestras tropas, ¿no es así?-respondió James.
¡Déjense de minucias!-gruñó
Grant-¡Se dirigen hacia nosotros! ¡Tendámosles una emboscada!
¿Una qué?-preguntó una voz
desconocida para ellos-Lo siento, amigo, pero yo también fui militar… sé cómo
os las gastáis.
De un salto, Engel Klage, el
sicario de Nioiko, se plantó ante ellos. Los militares reaccionaron
súbitamente.
¡Tú eres Engel Klage!-se
sorprendió Émile-¡Un desertor de nuestro ejército! ¿Cómo te atreves a mirarnos
a la cara?
Órdenes de arriba.-dijo el sádico exsoldado
crujiéndose los nudillos-Mi nuevo trabajo es muy exigente.
¿Trabajas para Nioiko?-preguntó
Grant con un vaso sanguíneo del cuello muy hinchado.
Sí.-respondió el joven rubio con
una sonrisa.
¡Desertor!-bramó el estratega del
ejército-¡Traidor! ¡Se te acusa de abuso sexual a una superior, desertas del
ejército huyendo de tus responsabilidades y te conviertes en nuestro enemigo!
¡Éste será tu fin!
No he venido solo.-dijo Engel-No
soy el único amigo de Nioiko.
Remigio y Kaiya aparecieron detrás
de Engel.
¡Acaben con esos demonios
rebeldes!-ordenó Grant-¡Déjenme al traidor! ¡Daré buena cuenta de él!
¿Puedo preguntar tu nombre antes
de matarte?-pidió Engel.
Soy Grant Steeler… ¡TU VERDUGO!-se
presentó el soldado.
. .
.
¡No contaba con una aparición tan
rápida de los Fuuma!-exclamó Veena-¡Voy a agotarme si sigo lanzando tinta a
esta velocidad!
¡Baja!-le ordenó Kuroageha.
¡Te quedarás sola en la línea de
ataque a distancia!-reparó Veena.
¡No te preocupes!-pidió la líder
del equipo-Los músculos no los tienes cansados, así que pelea cuerpo a cuerpo.
Ayuda a nuestros compañeros.
Ninpô – Mai no Jutsu!-gritaba
Shiena.
(¡Arte ninja de la danza!)
Ninpô – Kinton no Jutsu!-se le
unió Seika.
(¡Arte ninja de los metales!)
Las técnicas combinadas de los
primos Sonozaki daban buena cuenta de los esqueletos y de los Fuuma, pero los
primeros se regeneraban y los segundos eran demasiados. Veena no tardó en
unírseles. Comenzó a lanzar ataques con su cimitarra mientras buscaba
posicionarse junto a ellos formando un pequeño triángulo.
¡Ya eres mío!-pensó Kuroageha al ver que Will se había girado para
mirar a Veena.
Un dardo emponzoñado salió de su
cerbatana y se clavó en la tráquea del Mazoku.
Agh…-boqueó Will.
Ese dardo estaba lleno de una sustancia que disuelve los fuegos fatuos.
Nuestros místicos son muy poderosos, no
los subestimes aunque no estén aquí, mal nacido.-Kuroageha insultaba
mentalmente a Will.
Los esqueletos dejaron de
aparecer, momento que aprovecharon los miembros del equipo Kuroageha para dar
cuenta de los Fuuma. Detrás de ellos los esperaban los demonios y los soldados,
pero tenían que empezar a limpiar el campo por el lado que más les convenía.
¿Por qué no se muere?-se preguntaba Kuroageha al ver que Will sólo
había caído arrodillado.
Un destello de luz anaranjada
respondió a su pregunta: la cola de Nioiko había arrancado y destrozado el
dardo a una velocidad tan fugaz como la que el propio Nioiko había empleado
para esfumarse de allí después de hacerlo.
Maldita rata…-pensó Kuroageha.
. .
.
¡Yamiyuki!-exclamó
Inuhito-¡Estamos aquí!
El joven líder se dio la vuelta y
vio a sus cinco compañeros y amigos.
Hemos venido a ayudarte con los
rehenes.-explicó Hagane-Kuroageha y los suyos nos cubren las espaldas.
¡Y tus hermanas están que se
salen!-añadió Shirubei-¡Menuda están armando ahí afuera!
Mis padres también nos están
ayudando.-añadió Aoi con una sonrisa-Tenemos carta blanca para centrarnos en
ti.
¿Liberamos a esos presos?-preguntó
Rito con complicidad.
Gracias, chicos.-Yamiyuki
sonrió-¡Vamos!
¡ALTO!-una voz los detuvo.
De la oscuridad que los rodeaba
comenzaron a salir soldados de los Fuuma. Formaron una circunferencia y
apuntaron a los jóvenes con sus poderosas armas.
Los he visto aparecer por esos rayos azules.-se dijo Yamiyuki-Era de esperar que no quisieran que
liberásemos a los rehenes de Nioiko, así que podemos imaginarnos que no sólo
han venido estos hombres, sino que nos tienen preparado algo más fuerte…
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