jueves, 29 de enero de 2015

[TY] Episodio 14: Cuando el viento lleva cinco pétalos

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 14: Cuando el viento lleva cinco pétalos

Belladonna irrumpió en una sala de mandos.

¡Os vais a enterar!-gritó encolerizada.

Oprimió fuertemente un botón. Un temblor en el suelo le dio el aviso de que la orden había sido recibida.

No escaparéis con vida…-susurró la Mazoku.

Se escucharon explosiones. El edificio se estaba segmentando. Pronto quedaría reducido a lascas de la altura del complejo que no tendrían problemas para derrumbarse.

Veamos cómo lidiáis contra un edificio arrancándoos los unos de los otros…-continuó hablando sola Belladonna.

. . .

Los seis Taimanin corrían por el edificio. Un fuego salvaje se extendía por los pasillos. Además, muchos tramos de techo reventaban y dejaban caer cascotes calientes y llamas que fluían como chorros. Mientras las estructuras se agrietaban emitiendo un sonido estridente y amenazador, también se generaban unos campos de energía de color azul semitransparente que seguían una línea poligonal.

¡Me parece que no vamos a poder ir a por la rubia después de todo!-comentó Inuhito.

Ya caerá.-comentó Shirubei mientras esquivaban los fuertes impactos producidos por la autodestrucción del edificio.

Es extraño…-reparó Aoi.

¿Por qué?-preguntó Hagane, que estaba a su lado.

Yo también lo he notado…-concedió Rito-…no conocemos el patrón que están siguiendo estos golpes tan fuertes de destrucción, pero parecen llevarse muy bien con la gravedad natural. ¿Era eso lo que ibas a decir, Aoi?

Me has leído la mente.-respondió el chico de cabello azul-El edificio se va al garete, sí, pero no para que se derrumbe, sino para que… ¿se separe?

No podía esperarse menos del ingeniero del equipo.-lo elogió Yamiyuki-En efecto, la arquitectura del edificio está siendo estratégicamente destruida para que se creen fragmentos verticales capaces de aguantar su peso pero generen en ellos distancias insalvables. Parece que quieren separarnos y, lo que es más, quieren que no volvamos a juntarnos: esas pantallas energéticas de color azul serán impenetrables con casi total seguridad.

En ocasiones, no era obvio entender si Yamiyuki estaba siendo humilde o no. Lo que estaba claro era que sentía un gran aprecio por sus amigos y, aunque también era un ingeniero, estaba decidido a dejar el cargo y legarlo en Aoi, quien verdaderamente lo tenía como una vocación. Fuera como fuere, no se pararon a debatir al respecto, pues el salir de allí sanos y salvos les resultaba mucho más importante.

Entonces no es muy complicado, ¿me equivoco?-intervino Hagane-Basta con mantenernos juntos hasta que salgamos de aquí.

Eso creo.-respondió Yamiyuki-De todas maneras, no podemos irnos sin asegurarnos del bienestar de Ku…

¡Chicos!-una voz femenina los interrumpió.

Kuroageha apareció por uno de sus flancos, atravesando un pasillo perpendicular al que los chicos estaban recorriendo.

¡Justo ahora iba a decir tu nombre en voz alta!-Yamiyuki sonrió-Me alegro de que estés bien…porque lo estás, ¿no es así?

Estoy lo mejor que alguien cuyo negocio han aplastado podría estar.-respondió Kuroageha con una sonrisa agridulce-No me han herido, me encuentro en perfectas condiciones de combate. Aunque no soy de tu equipo, creo que es buen momento para una colaboración, ¿no crees?

¿Estáis de acuerdo, equipo?-preguntó Yamiyuki girándose a sus cinco amigos.

Los chicos sonrieron con complicidad: estaba claro.

Somos siete contra una.-dijo Kuroageha-Aniquilar a esa zorra es viable.

Estimo que en diez minutos…-respondió Yamiyuki-…el edificio se fragmentará dejando huecos de varios metros entre sus secciones…podríamos quedar atrapados en tal caso…

¿Diez minutos?-preguntó Kuroageha sorprendida-Entonces vámonos. Tendremos otras oportunidades para pelear con ella… al fin y al cabo, los rehenes han sido correctamente evacuados y nosotros estamos bien. Si nos tiramos por las ventanas de esta planta, podremos caer en edificios cercanos. Dándonos un poco de prisa no tendremos ningún problema.

De acuerdo.-asintió el líder del equipo masculino-¡Vamos!

¡Eso es lo que quería que hicierais!-escucharon a Belladonna detrás de ellos.

¡Tú!-bramó Kuroageha-¡Maldita seas! ¡Es hora de matar dos pájaros de un tiro!

¡Intentadlo!-exclamó la demonio.

Aquella mujer no iba tan trajeada como la anterior vez que la vieron. Ostentaba un vestido de combate muy ceñido y corto de color negro con detalles y adornos en gama de ocres. Botas altas negras con cordones plateados y guantes a juego hasta la altura de los codos. Su espalda estaba cubierta por una vaporosa capa negra con forro de color ocre y llevaba el cabello recogido en una coleta alta. Parecía la ropa típica de combate de una noble demoníaca como ella y, en efecto, no tardó en materializar un arma: el fuego azul que amasó con sus manos se convirtió en un enorme bastón metálico con enormes esferas en los extremos que tenían incrustadas unas franjas brillantes de cristales amarillentos.

Con esa indumentaria, ese despliegue de poder y esa forma física…-susurró Yamiyuki-…no hay duda de que eres familia de la más famosa de entre todos los caballeros demoníacos de nuestra historia: Ingrid.

Veo que habéis hecho los deberes a la hora de investigar.-dijo Belladonna-No obstante, ella no tiene nada que ver en esto y no va a libraros de la muerte. ¡Áspides del Averno, atacad!

Belladonna giró su enorme bastón entre sus manos, creando un aro de fuego azul con las esferas. Del negro interior de este aro comenzaron a salir serpientes de gran tamaño cuyas pieles emitían llamas violáceas. Se lanzaron a por los Taimanin, pero no tardaron en verse seccionadas en rodajas.

¿En serio eres tan cutre, princesa?-preguntó Shirubei con una mirada sádica mientras se relamía al ver la sangre de las bestias en sus garras.

Maldito insolente…-murmuró Belladonna-…no soy una princesa, pero no necesito serlo para hacer que bajéis a vuestra altura merecida. ¡Canes del Averno, obedeced mis comandos!

Girando su bastón de una manera diferente, la demonio convocó a una jauría de enormes perros llameantes que comenzaron a correr con fiereza hacia el grupo. Una hélice rosada comenzó a pasar entre ellos en sentido contrario. Aquel tornillo volador cortaba el aire a la vez que hacía que las cabezas de los perros cayeran al suelo.

Qué trucos tan baratos…-le espetó Hagane tras aterrizar y sacudir la sangre de sus abanicos-…señorita noble.

Haberse reunido sanos y salvos y haber evacuado a los rehenes los había envalentonado. No obstante, tenían presente que no les quedaba mucho tiempo.

No quería haceros frente.-dijo Belladonna-Ni siquiera causaros un rasguño… ¡sólo haceros perder el tiempo!

¿Qué?-Kuroageha se incomodó y sintió un peligro acechándolos.

¡NO!-bramó Yamiyuki-¡ATRÁS TODO EL MUNDO!

Un campo de fuerza azul atravesó su posición. Si no llegan a apartarse, los habría cortado por la mitad. La suerte quiso que Kuroageha y Yamiyuki cayeran juntos al lado de Belladonna y que, por otra parte, Aoi, Inuhito, Rito y Shirubei cayeran al otro lado, cerca de las ventanas.

¡Maldita sea!-exclamó Inuhito mientras lanzaba un shuriken contra la pantalla luminosa.

El arma arrojadiza brilló un instante y se redujo a polvo.

Vale, lo he pillado.-murmuró Inuhito-No vamos a poder juntarnos por este camino…

Los pocos mercenarios que quedaban comenzaron a rodear a los cinco chicos mientras las llamas devoraban el edificio, que comenzaba a fragmentarse.

¡Mierda!-gritó Hagane-¡No creáis que vais a doblegarnos con esto, malditos demonios!

¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA!-Belladonna soltó una risotada.

Voy a borrarte esa estúpida sonrisa, ramera barata, lo sabes, ¿no?-la amenazó Kuroageha.

¿Tú y cuántos más?-la retó Belladonna-¡No tienes ni un ápice de poder en comparación conmigo!

¿Quieres comprobarlo?-Kuroageha asió su flauta y su cerbatana y apuntó a Belladonna con las cuchillas de ambas.

Je…-Belladonna empuñó su bastón.

No pego a mujeres…-recordó Yamiyuki-…dale duro, Kuroageha.

¡Será un placer!-respondió la Taimanin.

Las cuchillas de la hermosa guerrera fueron paradas por el bastón de la Mazoku. Mientras forcejeaban, los chicos notaron algo diferente.

¿No os sentís más ligeros?-preguntó Shirubei mientras apuntaba con sus garras a los enemigos cercanos.

Sí…-corroboró Inuhito-… ¿qué está pasando?

Creo que algo bueno, para variar un poco.-explicó Aoi-La fragmentación de las estructuras del edificio ha debido de inutilizar el revestimiento de las paredes que sellaba nuestros poderes. De no ser así, ha tenido que suceder algo similar, pues… ¡siento el poder del rayo en mí de nuevo!

En ese caso…-susurró Rito.

…eso es.-lo apoyó Hagane sonriéndole.

Los chicos se pusieron en guardia. Desplegaron sus poderes de manera conjunta.

Ninpô – Hyôton no Jutsu! Shouri no Toge!-exclamó Shirubei.
(¡Arte ninja del hielo! ¡Espinas de la Victoria!)

Shirubei saltó y, mientras ejecutaba un sello ninja con sus manos, giró sobre sí mismo. El aire alrededor de su cuerpo se convirtió en una gélida neblina de la que emanaron puntiagudas estacas de hielo que llovieron sobre los enemigos, clavándose dolorosamente en ellos.

Ninpô – Raiton no Jutsu! Kagayaku Mori!-lo acompañó Aoi.
(¡Arte ninja de la electricidad! ¡Bosque Resplandeciente!)

De la mano izquierda de Aoi brotó una masa de rayos que estampó violentamente contra el suelo, generando brotes multidireccionales de electricidad que atraparon a los enemigos y les propinaron fortísimas descargas.

Ninpô – Dôton no Jutsu! Surudoi Iwa!-siguió Rito.
(¡Are ninja de la tierra! ¡Rocas Cortantes!)

Un aluvión de fragmentos de roca muy afilados voló hacia los enemigos siguiendo las órdenes de las fuertes manos de Rito, diezmándolos de manera crítica.

Ninpô – Fûton no Jutsu! Sakura Kagetsu!-continuó Hagane.
(¡Arte ninja del viento! ¡Temporada de Cerezos!)

Hagane combinó sus sellos ninja con unos movimientos de danza. Un fuerte viento que arrastraba pétalos de cerezo mandó a volar a los enemigos, alejando los cadáveres y acabando con los supervivientes.  Esto hizo que chocaran contra las ventanas, rompiéndolas entre ruidosos golpes. Miraron entonces al otro lado de la pantalla de energía. Kuroageha y Belladonna estaban forcejeando la una con la otra.

Es cuestión de segundos que Kuroageha vapulee a esa arpía.-comentó Inuhito-Voy a ir preparando la salida. Ninpô – Kiba no Jutsu!
(¡Arte ninja de los colmillos!)

El joven de cabello blanco dibujó un aspa en las paredes que sujetaban el ventanal con sus dedos como única herramienta. El corte fue tan perfecto y profundo que comprometió la estabilidad de todo el trozo de pared. Una patada en el centro del aspa fue suficiente para que el chico terminara por crear un boquete desde el que se veía el cielo.

La caída es permisible.-dijo Inuhito-No habrá problemas en encontrar un buen punto de aterrizaje desde aquí. Sólo falta que Yamiyuki y Kuroageha puedan reunirse con nos…

Oyeron un estruendo. El trozo de edificio donde estaban y el que pisaban Yamiyuki, Kuroageha y Belladonna se separaron. La distancia entre ellos comenzó a agrandarse.

¡Yamiyuki!-exclamó Shirubei-¡Tienes que venir! ¡Tú también, Kuroageha!

¡Ahora no!-bramó Belladonna-¡Os obligaré a seguir perdiendo el tiempo aquí!

Gracias a los hechizos de la demonio comenzaron a aparecer más monstruos. Esto obligó a Yamiyuki a mantenerse tan ocupado como su compañera.

¡Saltad!-exclamó Yamiyuki-¡No pasa nada si os vais sin mí! ¡Os seguiré antes de que os deis cuenta! ¡Kuroageha y yo sabremos cuidarnos!

Pero…-rebatió Rito-…no podemos dejaros aquí. ¡Sois nuestros camaradas y amigos!

¡Insisto!-bramó Yamiyuki-¡Antes de que sea demasiado tarde! ¡Vamos, tiraos por el boquete y poneos a salvo! ¡Volved a casa! ¡Seguramente estaré esperándoos allí cuando queráis llegar!

El abismo entre ambos fragmentos estaba comprometiendo la audibilidad de aquella conversación.

¡No vamos a dejarte tirado con esa pécora!-gritó Hagane.

Yamiyuki se quedó en silencio. Con los brazos en jarras, se encaró a sus amigos y dio un pisotón en el suelo.

Taimanin…-ordenó Yamiyuki-… ¡RETIRADA! ¡ES UNA ORDEN!

Los cinco chicos se colocaron juntos y se alinearon.

¡Sí, capitán!-gritaron a coro mientras contenían un amago de lágrimas de rabia e impotencia.

Los cinco chicos saltaron por el boquete. Ni en el aire tuvieron descanso: una manada de demonios voladores comenzó a extorsionarlos. En medio del intercambio de golpes aéreo, cada subgrupo de bestias se encargó de llevar a un chico por un sitio, haciendo que se separaran y asegurando que cada uno caería bien lejos de sus acompañantes.

Mierda…-pensó Shirubei-…nos la han terminado de jugar…

Esto no quedará así.-Hagane amenazaba para sus adentros-Tendremos nuestra venganza.

Nadie puede separarnos.-Aoi mantenía su mente muy despejada mientras aseguraba su caída y se libraba de las bestias aéreas.

Lamentaréis cada segundo de esta mierda.-Inuhito hablaba para sí con una serenidad totalmente dispar con respecto a los gritos y la fiereza que estaba mostrando al castigar a los demonios voladores con su aro.

Habéis perdido.-se dijo Rito-Separarnos no nos herirá. Volveremos a reunirnos y acabaremos con vosotros…

. . .

Te he visto empujarlos lejos de nosotros cuando ha saltado la barrera energética.-comentó Kuroageha-Muy sutil…tal vez ellos no se hayan dado cuenta.


Lo entenderían en cualquier caso.-respondió Yamiyuki-Hemos estado en grave peligro dentro de este lugar…y no pienso dejar que les pase nada a mis más valiosos amigos. Lucharé y sufriré por ellos cuanto sea necesario, pero no dejaré que se expongan más de la cuenta. Si alguien tiene que partirse la cara por esos cinco estandartes…aquí está Yamiyuki Kuroi.

miércoles, 28 de enero de 2015

[TY] Episodio 13: Una mariposa emponzoñada

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 13: Una mariposa emponzoñada

Varios mercenarios montaban guardia en la entrada de aquel edificio. Ninguno de ellos parecía inquieto ni preocupado por nada: al contrario, se encontraban bastante contentos y muy orgullosos.

¡Por fin hemos cazado a esos renacuajos Taimanin!-comentó uno de los mercenarios-¡Entre la caída de Gokuruma y la captura de los seis jovencitos, nuestra guerra está casi ganada!

Je…-rió su compañero-…será coser y cantar a partir de ahora. Pronto tendremos a esas mujeres obscenamente voluptuosas chupando nuestras pollas de nuevo, como en los viejos tiempos… ¡JAJAJAJAJAJA!

No veo la hora de follarme a la líder.-comentó otro de los mercenarios-¡Dicen que la han violado tantas veces que ya deja entrar a cualquiera! ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!

Hablar así de Asagi-sama no va a ayudaros en la situación en la que os encontráis.-una voz resonó en las cabezas de todos los mercenarios.

¿Quién va?-preguntó el primero que había hablado a la vez que desenvainaba su espada.

La muerte…-la voz volvió a susurrar.

¿Dónde ha podido esconderse para hablar y que oigamos su voz?-preguntó otro mercenario, también con la espada en la mano.

Es extraño…-comentó otro de los mercenarios-…no siento que esté utilizando mis oídos…más bien interpreto la voz dentro de mi cabeza…

¡ARGH!-bramó un mercenario.

Sus compañeros se giraron hacia él. Tenía un dardo clavado en el cuello. Una toxina parecía estar extendiéndose por su cuerpo, tiñendo su piel de color morado grisáceo. A gran velocidad, comenzaron a clavársele más dardos alrededor del cuello, algunos en la frente y uno en cada ojo, haciendo que explotaran a la vez que de sus orejas salían chorros de sangre a presión.

¿Qué ha sido eso?-preguntó, alarmado, uno de los mercenarios que había allí mientras veía cómo se desplomaba el cadáver de su compañero.

Miraron instintivamente hacia arriba. Era de noche y no podían ver gran cosa…salvo una mariposa muy grande bajando hacia ellos. Sus hermosas alas verdes ondeaban en el viento como si fuesen de tela. A la vez que aquel lepidóptero de gran tamaño bajaba, los dardos arreciaban contra los mercenarios en puntos estratégicos como si fueran una lluvia maldita. El veneno consumía rápida y dolorosamente a los afectados, como un fuego despiadado y muy vivo.

¡Mierda!-gritó uno de los pocos mercenarios que no había recibido el impacto de un dardo-¡Avisad a los refuerzos! ¡Corred! ¡AAAAAAAAAAAAAARGH!

Mientras otro mercenario pedía refuerzos, el que acababa de hablar vio llegar el fin de sus días. Los dardos se clavaron estratégicamente en sus tímpanos entrando por sus pabellones auditivos. La sangre comenzó a chorrear por su nariz mientras caía muerto.

Que vengan todos los que quieran…-la voz volvió a resonar-…los que quieran morir aquí y ahora.

La mariposa aterrizó en el suelo grácil pero firmemente. Su cuerpo era negro, y sus alas verdes se desplomaron sobre el suelo, revelando un dorso también negro. La figura se alzó, revelando una estatura más que notable. Tenía una complexión hermosa y atractiva: la mariposa hecha mujer. Aquellas hermosas alas verdes de la destrucción y el veneno no eran más que las largas colas de un vestido de combate con forro interior en color verde eléctrico. Con un patrón ceñido y ajustado, sin mangas, con guantes y botas de tacón a juego, aquella dama enfrió el ambiente con su mirada. Si la asolación por el veneno no era suficiente, la acusada palidez de su piel y el brillo asesino de sus rasgados ojos de color negro azulado terminaron de congelar las mentes de los mercenarios. Su cabello, negro, largo y lacio, se mecía con el viento de manera sensual y emitía un aroma fragante. Llevaba algunos adornos y accesorios de color verde eléctrico, así como partes metálicas a la vista.

¿Quién eres tú?-preguntó el único mercenario que quedaba vivo mientras cruzaba los dedos para que llegaran los refuerzos.

Para ti…-susurró la mujer fríamente-…Taimanin Kuroageha.

. . .

¡HAAAAAAAAAAAAAH!-Shirubei se lanzó en una vigorosa embestida aérea con una patada.

¡YAAAAAAAAH!-el seco grito de Yamiyuki acompañó su inquebrantable bloqueo.

¡Déjanos seguir!-gritó Inuhito mientras apuntaba a Yamiyuki con sus puños-¿Qué mosca te ha picado?

¡Os detendré!-bramó el líder-¡Aunque sea lo último que haga, tengo que impedir que salgáis vivos de esta sala!

Jamás pensé que nos traicionarías…-dijo Aoi cabizbajo.

¡Es inútil intentar razonar!-dijo Rito-Lo conocemos demasiado bien…tiene el brillo de la muerte en sus ojos…

¡Le haremos entrar en razón!-exclamó Hagane-¡En guardia!

El chico se lanzó con sus abanicos abiertos hacia el que consideraba su líder. Éste agarró un cuchillo kunai y paró los dos golpes que dirigió hacia él.

Je…-Yamiyuki se sonrió.

¡Así me gusta!-les gritó Belladonna desde la pantalla-¡MATAOS! ¡DESTROZAOS ENTRE VOSOTROS! ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!

¡Vamos, Yamiyuki!-bramó Rito-¡Si quieres desentenderte de nosotros, te respetamos, pero déjanos hacer nuestro trabajo!

Dirigió una patada baja hacia el chico, quien la paró agarrando la pierna del musculoso Taimanin con una mano.

. . .

¡Refuerzos!-exclamó el mercenario, cuyo cuerpo estaba a punto de explotar por el veneno-Es…peligrosa…

Llegaron muchos mercenarios y rodearon a Kuroageha, cuyas actividades como Taimanin habían permanecido ocultas hasta aquel momento.

Cómo me alegra que hayáis venido…-dijo la chica-…así podré acabar con todos vosotros. Vais a pagar todo lo que habéis hecho, empezando por el intento de revivir a los nómadas, continuando con la invasión de nuestra tierra sagrada y terminando con lo que le habéis hecho a mi bar… ¡escoria!

¡A POR SU CABEZA!-gritaron varios mercenarios a coro.

Aquel variopinto grupo formado por hombres y mujeres que portaban los uniformes morados de los mercenarios Mazoku se lanzó a por Kuroageha, que se encontraba en el centro del cerco que habían formado.

Morid.-siseó la joven.

Con gráciles y hermosos movimientos, comenzó a golpear sin piedad a los mercenarios. No se movía como una guerrera ninja a pesar de serlo, sino que utilizaba movimientos propios de las artes marciales chinas. Sus hermosos movimientos, sus cambios de postura, sus golpes de palma, los embates con los dorsos de las manos, con las puntas de sus dedos…un auténtico despliegue de poder en un intercambio salvaje de golpes en el que ninguno de los mercenarios parecía tener posibilidad alguna. Cuando los mercenarios comenzaron a juntarse frente a la joven en lugar de rodearla, ésta pensó en una jugada definitiva.

Ninpô – Dokuton no Jutsu! Dokudoku no Donten!-exclamó Kuroageha.
(¡Arte ninja del veneno! ¡Nube Tóxica!)

Mientras hacía un sello ninja con los dedos de la mano derecha, la chica vio cómo una nube de humo violeta rodeaba a los mercenarios, que se vieron obligados a respirarla y comenzaron a caer al suelo, doloridos y extenuados. El veneno los mataría más lentamente que el de los dardos.  Hecho esto, corrió hacia la puerta de entrada al edificio. Una vez consiguió entrar, las luces del recibidor, que estaba a oscuras, se encendieron. Varios mercenarios más se lanzaron al ataque, esta vez acompañados de perros demoníacos.

No os vais a cansar, ¿verdad?-preguntó la chica-Vuestros intentos de frenarme son fútiles…

La esbelta y voluptuosa Taimanin sacó su arma personal. Parecían dos espadines, y llevaba uno en cada mano. Uno de ellos era negro y tenía en el extremo una cuchilla verde con forma de mariposa. El otro era verde y tenía en el extremo una cuchilla negra con forma de mariposa. Los dos eran del mismo tamaño y tenían en la parte por la que eran agarrados unos estrechamientos parecidos a boquillas.  Conforme los mercenarios se acercaban, Kuroageha los combatió cuerpo a cuerpo destrozando sus espadas con sus cuchillas, las cuales posteriormente usó para desgarrar los torsos de aquellos hombres y mujeres tan insistentes. Los perros eran rápidos y fieros, pero conseguía esquivar sus ataques en salto. No obstante, para asegurar su avance, se llevó el espadín negro a la boca. Rodeó el estrechamiento con sus labios y sopló. Del otro extremo, que poseía una oquedad oculta, salió disparado un dardo venenoso que se clavó entre los ojos de uno de los perros, el cual comenzó a sufrir espasmos hasta caer muerto: aquel espadín era una cerbatana, y no parecía andar escasa de munición con tantos dardos venenosos. De  un momento a otro, comenzó a haber más perros que personas…tal vez los encargados de la seguridad pensaban que serían más eficientes para matar a una Taimanin. No obstante, la sagaz, inteligente y aparentemente sanguinaria joven conocía muy bien las peculiares características del oído de un perro…

Ninpô – Ototon no Jutsu!-exclamó.
(¡Arte ninja del sonido!)

Se llevó a la boca el espadín verde. Comenzó a soplar a la vez que palpaba diferentes puntos de dicho objeto: se trataba de una flauta y, gracias a su poder ninja, estaba emitiendo unas ondas ultrasónicas amplificadas que estaban haciendo que los cerebros de las bestias se saturasen mientras enloquecían y se atacaban las unas a las otras. En medio del caos, la chica lanzó varias agujas senbon a los pocos supervivientes, viéndose al fin sola al cabo de unos minutos.

Por fin…-se dijo antes de avanzar.

Miró a su alrededor. Estaba todo lleno de cámaras, pantallas y demás elementos muy bien comunicados. Si su información era correcta, incluso en las columnas que decoraban el recibidor podría encontrar un punto en el que ejecutar su plan…así que miró una de ellas y, en efecto, encontró un pequeño cuadro eléctrico oculto en la base. Arrancó la tapa sin muchos problemas gracias a su fuerza y un hábil manejo de un juego de ganzúas del que nunca se separaba. Una vez abierto, vio que el cuadro contenía más elementos electrónicos que eléctricos, y parecía un interfaz de comunicaciones más que un sistema encargado del estudio energético del local. Había algunos puertos vacíos en los que se podían conectar ciertos dispositivos.

Vamos allá…-dijo Kuroageha.

Sacó de un bolsillo oculto una tarjeta electrónica de tamaño mediano. De ella colgaba un cable macho con el que pudo ocupar un puerto de aquel cuadro. Sólo tendría que apretar un botón de la tarjeta y su misión habría finalizado…si todo salía bien.

Las máquinas no son mi especialidad…-pensó Kuroageha-…si falla algo, estaremos en un lío. No obstante, esto me lo han dado unas manos demasiado hábiles como para que falle…

. . .

¡VAMOS!-bramó Belladonna a punto de perder la paciencia-¡NO OS HABÉIS HECHO DERRAMAR NI UNA GOTA DE SANGRE LOS UNOS A LOS OTROS!

De pronto, se generaron unas interferencias en una de las pantallas. Belladonna fue expulsada del dominio de dicho dispositivo y en su lugar apareció el hermoso y exótico rostro de alguien muy conocido y apreciado por todos los presentes: Kuroageha.

¡Ah, ya está!-exclamó la chica sonriendo-¿Qué hay de nuevo, mis más queridos clientes?

¡Kuroageha!-exclamaron los seis a coro, sonriendo.

¿QUÉ ES ESTO?-bramó Belladonna desde otra pantalla.

Cierra la boca, bruja, esto no es asunto tuyo.-le espetó Kuroageha dirigiéndole una mirada asesina-¡Chicos, escuchad! ¡He localizado a los rehenes! ¡Están a salvo! ¡No he podido acercarme a ellos, pero sí mandarles veneno! ¡Veneno para sus enemigos, por supuesto! Ahora mismo tienen una nube tóxica protegiéndolos que impedirá que nadie se les acerque…y no se disipará hasta que no vaya yo a hacerlo. ¡Despreocupaos! ¡Están todos a salvo! ¡Podéis actuar a conveniencia!

Los seis Taimanin se miraron y se sonrieron los unos a los otros.

¡Por fin podemos dejar de fingir!-exclamó Hagane con una sonrisa de oreja a oreja.

¿Fingir…-Belladonna parecía al borde de la ira.

¡Por supuesto!-exclamó Yamiyuki henchido de orgullo-Con sólo una mirada han sido capaces de entender lo que estaba pasando conmigo. ¿Piensas que en las prácticas diarias de artes marciales entre nosotros no nos lanzamos golpes, nos bloqueamos y esquivamos mutuamente? ¡Hemos hecho ejercicios mucho más intensos y duros en una mañana normal de entrenamiento! ¡Nunca nos hemos sentido tan ilesos durante una misión! ¡Has caído en la trampa, Belladonna Rubidium!

¡Malditos seáis!-chilló Belladonna.

Y bendito sea el día en que nos apuntamos a teatro de pequeños.-dijo Inuhito entre risotadas-Los seis juntos llevábamos a cabo obras muy divertidas… ¡como la que acabamos de hacer ahora! ¿Crees de verdad que llamaríamos “traidor” a Yamiyuki, arpía?

No, mejor: -le corrigió Shirubei- ¿Crees que Yamiyuki nos traicionaría en algún momento? ¡Has jugado inteligentemente, pero has sido muy ingenua!

¡Somos tanto o más estrategas que guerreros!-se unió Aoi-¡Los Taimanin venceremos allá donde haya un solo demonio dispuesto a perturbar la paz!

¡Eso es!-bramó Hagane-Y la pregunta del millón: ¿PODEMOS IR A MATARLA?

Una enemiga de este calibre no merece menos.-coincidió Rito-Démosle un final acorde a su actuación.

Claro que podéis ir a matarla.-intervino Kuroageha-La decisión, no obstante, está en manos de vuestro líder.

No sin antes haber asegurado que todo el mundo sale de aquí sano y salvo.-respondió Yamiyuki-Kuroageha, dile a Veena que se lo agradezco enormemente.

¿Así que tú la instaste a llamarme por teléfono?-preguntó Kuroageha-¡Es impresionante cómo esa chica se acuerda de mi número sólo porque me oyó dárselo a Seika en el Nishi!

Los siete estaban charlando de manera animada como si estuvieran en un bar, ignorando por completo a Belladonna, tanto más cuanto más notaban que ésta se enfurecía.

¡MALDITA ESCORIA TAIMANIN!-bramó Belladonna-¡VOY A ACABAR CON VOSOTROS!

¡Evacúa a todo el mundo, por favor, Kuroageha!-pidió Yamiyuki-¡Yo me encargo de lo demás!

¡NO!-chilló Belladonna-¡NUESTRO PLAN! ¡MALDITA SEA!

¿Sabes una cosa, bruja?-preguntó Kuroageha a través de su pantalla-Tu plan no ha estado tan mal…os habéis cargado mi bar. Créeme cuando te digo que me estoy dirigiendo a tu ubicación ahora mismo para patearte el culo. ¡ZORRA! ¡Era un negocio de vida! ¡Era mi felicidad y mi orgullo! ¡TE VAS A ENTERAR! ¡PAGARÁS POR ELLO! ¡TE HARÉ SUFRIR!

¡MUERTE A LOS DEMONIOS!-bramó Shirubei-¡VIVAN LOS TAIMANIN!

¡VIVAN LOS TAIMANIN!-gritaron los siete a coro.

Aún no he dicho mi última palabra.-dijo Belladonna con serenidad antes de cortar las comunicaciones.

. . .

En cuanto me asegure de que los críos salen de aquí…-se dijo Kuroageha-…voy a buscar a esa zorra y le voy a arrancar la piel a tiras.

Tras sabotear las comunicaciones, se guardó la tarjeta y se dirigió a la ubicación de los rehenes, la cual había averiguado gracias a un mapeado digital incluido en el software de dicha tarjeta. Le costó varios paseos llegar hasta el lugar, pero por fin encontró la sala: una nube de veneno y varias bestias muertas. Los alumnos estaban a salvo.

¡Kuroageha-sensei!-exclamó Veena al verla.

Kuroageha disipó todo el veneno y se acercó a los alumnos.

Veena Idaiyar…-dijo la joven-…muy buen trabajo. Has demostrado ser valiente, fuerte y ágil en cuerpo y mente…como una verdadera Taimanin…como la Taimanin que te queda poco para ser. Enhorabuena, tendrás tu recompensa. Yamiyuki me pidió que te diera las gracias.

Oh…-dijo Veena-…no ha sido nada. Soy yo quien debería darle las gracias por darme el coraje suficiente…

Podréis hablar, no te preocupes.-dijo Kuroageha-En cualquier caso, ¿estáis todos bien? Voy a sacaros de aquí. ¡Volvemos a casa!

La hermosa Taimanin rompió el vidrio de una patada. Las grietas se transmitieron como una especie de efecto dominó hasta lo más alto y así liberó a los estudiantes.

Para los que no me conozcáis…-dijo-…soy la profesora Kuroageha. Tengo un permiso de excedencia en mi actividad docente, pero creo que voy a reincorporarme para la guerra que se avecina. Además, ya no tendría trabajo de no hacerlo…

¿Cómo vamos a salir de aquí?-preguntó uno de los estudiantes.

Inteligencia me ha dado las pautas.-dijo Kuroageha con intención de calmar los nervios de los chicos y chicas-Cerca de aquí hay una salida de emergencia que da a la calle. Saldréis por ahí.

Les hizo un gesto para que la siguieran. Se toparon con una pesada puerta metálica. Hizo entonces un gesto para que todos pararan mientras ella forzaba todas las cerraduras con sus ganzúas.

Kuroageha-sensei…-se aventuró a decir una chica-… ¿por qué ha dicho “saldréis”? ¿Usted no viene con nosotros?

Me encantaría acompañaros, pero tengo algo más que hacer aquí.-explicó-No te preocupes, volveremos a vernos. ¡La puerta ya está abierta!

Con sólo sus brazos, Kuroageha tiró del pesado portón y reveló una salida. Podía verse la acera, un tramo de la calzada y varios edificios contiguos.

¡Sois libres!-exclamó la profesora.

Disculpe…-otro alumno dubitativo se lanzó a hablar-… ¿cómo vamos a volver a Gokuruma si no sabemos dónde estamos?

He pensado en ello.-Kuroageha respondió con una sonrisa-Ellos lo saben.

En la salida, estacionados en la acera, había varios vehículos. Varios automóviles de gran tamaño y muchas plazas esperaban.

¡Jefa!-exclamó  uno de los conductores con lágrimas en los ojos-¡Ha sido todo culpa nuestra!

Lo sentimos tanto…-lo apoyó una conductora.

No es momento para lamentarse.-los cortó Kuroageha-Aún podéis hacer algo grande, enorme: llevar a estas víctimas de secuestro a la seguridad de nuestros dominios. Yo no estuve ahí para proteger mi propio negocio: sería yo quien tendría que lamentarse, pero… ¡no hay tiempo!

Los conductores eran los camareros de Kuroageha, los Taimanin que no habían podido vencer a Delphine. A pesar de sus heridas, habían hecho acopio de fuerzas y habían seguido las órdenes de su jefa. Con unos vehículos dotados de GPS y comunicaciones, no sería difícil volver a casa. Veena fue la última en ocupar una plaza.

Gracias por todo…-dijo-…si no llega a ser por usted, podríamos haber muerto.

Es mi trabajo como Taimanin.-respondió Kuroageha-No tienes que agradecerme nada. Os agradezco a vosotros que estéis vivos. Habla mucho con Seika cuando vuelvas…ha llorado mucho por ti, aunque no creo que quiera que lo sepas. Tienes una amiga muy valiosa: protégela y dale la ayuda que necesita para terminar de florecer.

Así lo haré.-dijo Veena mientras asentía emocionada.

Buen viaje.-dijo Kuroageha a modo de despedida.

Los vehículos no tardaron en arrancar y alejar a todos los secuestrados de aquel lugar tan peligroso.


Y ahora…-se dijo Kuroageha-… ¡a por esa puta!

martes, 27 de enero de 2015

[TY] Episodio 12: Intelecto

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 12: Intelecto

El servicio de habitaciones es más que mejorable, amigo…-dijo Yamiyuki.

¡Deja de burlarte, desgraciado!-le espetó el orco que lo custodiaba mientras le asestaba un puñetazo.

Se oyó un crujido. Entre lamentos, el orco se agarró la mano, que se había roto por completo, y comenzó a maldecir a voz en grito.

¿Quieres dejar de intentarlo?-le aconsejó Yamiyuki, cuyo cuerpo era tan fuerte que el puño del orco se había hecho astillas-Te vas a hacer daño…ah, y dúchate.

Yamiyuki estaba atado a un pilar de base cuadrada. Unas abrazaderas metálicas lo fijaban al mismo en las muñecas, en los tobillos, en la cadera y en el cuello.

Quiero poner una reclamación.-dijo Yamiyuki de nuevo aunando con sádico arte la serenidad y la sorna-Dile al botones que venga, porque está claro que tú no llegas a tal cargo y el dueño del hotel tendrá cosas mejores que hacer que verme a mí.

¡Te voy a cortar la cabeza!-bramó el orco agarrando un hacha de doble filo con la mano que le quedaba sana.

Permíteme dudarlo.-dijo Yamiyuki negando con la cabeza-Vas a acabar peor que como pudieras dejarme a mí si se te ocurre matarme. Me quieren vivo…hasta un ser como tú es capaz de entenderlo.

Llevas razón.-dijo el orco-¡Pero no necesito matarte para oírte gritar como a un perro abandonado!

¿El las tómbolas del asqueroso y poco aseado mundo de los orcos os regalan carnets de verdugo?-preguntó Yamiyuki-Mi hijo de tres años empuña mejor el hacha que tú… ¡Y NO TENGO HIJOS!

El orco lanzó furibundo el hacha. Se clavó medio metro por encima de la cabeza de Yamiyuki, quien comenzó a reírse.

¡No te rías!-amenazó el orco-Cuando el hacha caiga de la columna, ¡lo hará sobre tu cabeza!

¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!-Yamiyuki estalló en risas-No saldrá de donde está sin una fuerza externa: se ha clavado bastante bien. En cualquier caso, no voy a estar aquí atado mucho más.

Si tuvieras la fuerza suficiente como para romper tus ataduras, ya lo habrías hecho.-una voz de mujer irrumpió en la sala-¿Me equivoco?

No es una cuestión de fuerza, señorita Belladonna…-dijo el chico, dejando claro que no le sorprendía ni le importaba lo más mínimo la aparición de la Mazoku-…es mera lógica. Resulta tan obvio que hay algún mecanismo que me impedirá romperlas que no voy a perder mi valioso tiempo en intentarlo. Os consideramos menos inteligentes, pero no tan idiotas como desearíamos.

Veo que la insolencia es una constante en vuestro gremio.-dijo Belladonna con cara de asco-¡Rahk! ¡Explícame inmediatamente qué ha sido este jaleo!

Ese hombre es…-balbució el orco.

Será lo que sea, pero tú eres un completo inútil.-le espetó Belladonna.

Chasqueó los dedos y envolvió al lesionado orco en un manto de fuego azul que le causó una muerte lenta y dolorosa.

¿El siguiente, por favor?-preguntó Belladonna mirando a Yamiyuki.

No está, parece ser…-respondió Yamiyuki mirando al techo como si le interesara algo que hubiera ahí.

¡Mírame a la cara cuando te hablo!-gritó Belladonna.

No pego a mujeres y temo que puedas salir disparada con sólo mirarte.-respondió el chico como si estuviese en medio de una trivialidad.

Te voy a enseñar algo de disciplina…-dijo la mujer demoníaca.

Se acercó a una mesa llena de instrumentos de tortura que estaba al lado de la columna. Agarró una fusta y golpeó fuertemente con ella el vientre del joven.

¿Ya?-preguntó éste con aburrimiento.

No voy a caer en tu juego.-dijo Belladonna-Esto te dolerá, te lo aseguro…

Las paredes de la habitación se iluminaron. Cada placa parecía una pantalla capaz de retransmitir imagen y sonido. Tras el fogonazo inicial, mostraron a una gran cantidad de personas conocidas: alumnos de Gokuruma…concretamente, todos los que habían secuestrado en la batalla.

Es lista…-pensó Yamiyuki-…tal vez un poco más que los orcos, al menos.

Las reglas son sencillas.-dijo Belladonna-Tus cinco parias han salido de la sala donde los habíamos dejado. Si les das muerte antes de que nos causen alguna molestia, liberaremos a los alumnos. Si no, los mataremos a todos…después mataremos a tus amigos…y después te mataremos a ti.

¡Hija de puta!-pensó Yamiyuki-¡Esto no va a quedar así!

. . .

Se colocaron a ambos lados de la puerta, que estaba abierta de par en par. Entró entonces la bestia: un enorme perro infernal que emitía fuego púrpura a través de su pútrida coraza de exoesqueleto. Shirubei se puso enfrente de la criatura y atravesó su cabeza con la garra de su mano izquierda. Acto seguido, desplegó las garras de sus pies, saltó y sometió al enorme demonio a una combinación de patadas aéreas cortantes. Finalizó el asalto desplegando la garra de la mano derecha y lanzando un tajo descendente mientras caía del salto, cortando a la bestia hasta extremos mortales.

Débil.-resumió Shirubei.

¡Joder!-exclamó Inuhito-¿Cómo es que tienes las garras contigo?

Bueno…-Shirubei sonrió con jactancia-…supongo que unas garras retráctiles ocultas con un mecanismo diseñado, calculado y construido por los grandiosos ingenieros Aoi Makihara y Yamiyuki Kuroi no es fácil de quitar a su portador…hice bien en pedir que fuera así.

Así que no te han podido quitar las armas porque se hacen pasar por partes de tu cuerpo…-dijo Hagane.

Sí, pero no pienses que llevo un solo shuriken o kunai.-dijo Shirubei-Me lo han quitado todo…lo que me extraña es que no me hayan tocado hasta el paquete…

Aoi se sonrió.

¿Qué pasa?-preguntó Shirubei arqueando una ceja con complicidad.

Que me alegro mucho de que te guste tanto el arma que Yamiyuki y yo hicimos para ti…-dijo Aoi con una sonrisa cómplice-…y que no te preocupes por tener los bolsillos vacíos. Te dejo lo que quieras de los míos…incluso puedes echar mano si los encuentras.

Lanzó un kunai al aire y lo atrapó al vuelo. Guiñó un ojo acto seguido. Aoi era el mejor del grupo en ocultación de armas.

El látigo sí lo he perdido, pero aún tengo esto…-dijo Aoi-… ¿queréis?

Será mejor que ir desarmados.-concedió Inuhito-¿Un puñado de agujas senbon, por favor?

. . .

¡El tiempo es oro!-gritó Belladonna-¡Decídete! ¿Decenas de estudiantes o cinco amigos? ¡Vamos! ¡No se puede tener todo en esta vida!

Aguarda y verás…-dijo Yamiyuki-…te arrepentirás de todo esto en cuanto encuentre el punto flaco de tu estrategia.

¿Sabes?-Belladonna seguía intentando incomodar a Yamiyuki-Esto también lo están viendo y escuchando los rehenes, pero no tus amigos. De esta forma, te recordarán como un traidor a sus amigos si decides salvarlos y te maldecirán en el infierno si los dejas morir. ¡JAJAJAJAJAJA!

¡Eso es!-pensó Yamiyuki-¡Te pillé, bruja!

Yamiyuki dirigió los ojos a las pantallas. Buscó entre los rehenes. Todos ellos le eran conocidos. No eran la totalidad de los estudiantes, pero sí un grupo numeroso. Entre ellos reconoció a una de las alumnas que se graduaría con Matrícula de Honor en la promoción inmediatamente posterior a la suya.

Veena Idaiyar.-pensó Yamiyuki-Inmigrante. Natural de la República de la India. Estudiante modelo. Guerrera nata. Mejor amiga de Seika. No necesito hacer demasiados cálculos para inferir que puede ser perfectamente la más fuerte de todos los rehenes…y, por lo poco que he hablado con ella, creo que es una chica bastante inteligente…así que…

Clavó sus ojos en la chica. Ésta se dio cuenta y le devolvió la mirada desde la distancia.

Sagaz.-pensó Yamiyuki-Tal vez haya pensado lo mismo que yo cuando Belladonna ha explicado que podemos vernos y oírnos mutuamente. Ahora sólo queda…

Oteó la sala donde estaban los rehenes. No tenía ningún tipo de puerta, pero sí una serie de porosidades en las paredes. El chico infirió que gasearían a los estudiantes si no obedecía. No obstante, siguió mirando fijamente a Veena mientras fingía observar el resto del lugar.

¿Y bien?-instó Belladonna.

¿Cómo sé que no me engañas?-preguntó Yamiyuki-¿Quién me garantiza que dentro de esa sala no hay un…tigre de Bengala capaz de derrotar fieramente a quien se le tercie?

¿Un tigre de Bengala?-preguntó Belladonna-Eso es un animal de tu mundo, ¿no es así? En cualquier caso, tu única opción es fiarte de la palabra de un demonio.

Está bien, me fiaré.-Yamiyuki se rindió.

Sigue creyéndotelo, por favor.-pensó el chico con sadismo.

Al final va a resultar que eres sabio de verdad…-Belladonna sonrió macabramente.

. . .

¿Qué está diciendo?-se preguntaban asustados los estudiantes atrapados.

La mayoría de los rehenes estaban llenos de heridas y con las ropas bastante malogradas.

Intenta decirme algo, ¿no es así?-pensó Veena-Pero… ¿qué? Lo que está claro es que tiene algún tipo de plan…y que, por alguna razón, confía en mí para que no nos pase nada. Estamos atrapados y nuestros poderes no se activan, pero, aun así, un líder nato como él deposita en mí su confianza sin más referencia que la de que soy amiga de la hermana de un amigo suyo. Es motivo suficiente para sentirme halagada, pero me siento más preocupada por el hecho de que tenemos pocas salidas…

Se abrió una puerta oculta. Por ella entraron dos mercenarios.

Vuestro destino está en manos de ese Yamiyuki o como se llame.-dijo uno de ellos-Si hace algo indebido, estas paredes porosas dejarán escapar un gas que os paralizará por completo y nos permitirá cortaros en pedazos mientras lo sentís corte a corte… ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA!

¿Y bien, Yamiyuki?-se preguntó Veena-¿Cómo me calificarías ahora mismo? ¿De valiente o de temeraria? Lo digo por lo que voy a hacer ahora mismo…

Con una grácil maniobra, se colocó en el flanco izquierdo de uno de los mercenarios, lo que le permitió darle una fuerte patada en el cuello con tal suerte que lo lanzó contra su compañero. Antes de que la puerta se cerrase de golpe, puso los cuerpos de los mercenarios entre medias, espalda con espalda. Cada uno de los lados de la puerta oprimía el abdomen de uno de los mercenarios. Comenzó a salir gas de las paredes.

¡Fuera todo el mundo!-gritó Veena-¡Rápido!

. . .

Belladonna acompañaba a Yamiyuki a la sala donde habían guardado el armamento confiscado.

Necesitarás tus armas para cazar a esas sabandijas.-dijo Belladonna-Puedes coger incluso las de ellos…no creo que les hagan falta en el otro mundo.

Yo necesitaba que quitaras la vista de los rehenes y lo he conseguido.-pensó Yamiyuki-Y, no conforme, te dignas a darme armas. ¿Eres una demonio bondadosa o algo así?

¿Crees que alejarme de ellos va a salvarlos?-se preguntó Belladonna-Ahora eres incapaz de ver lo que les espera… ¡bendita ignorancia!

Llegaron a la sala donde habían guardado las armas. Una vez dentro, Yamiyuki observó que tenía otra puerta en el extremo contrario.

Creo que están por el otro lado.-dijo Belladonna-Toma tus armas y dales caza.

La mujer se fue por donde había entrado y cerró  herméticamente la puerta tras de sí mediante la activación de un mecanismo oculto. Se encendieron entonces cuatro pantallas colocadas en los vértices del techo.

¡Estaré viendo y escuchando cada movimiento que hagas!-gritó Belladonna desde las pantallas-¡Nada de negociar con tus amigos! ¡Todos moriréis si explicas el trato que hemos hecho! Primero los rehenes, a quienes no podrás salvar de ninguna manera a causa de la distancia…

Yamiyuki agarró sus armas de la mesa. Se dispuso a salir por el otro lado, pero oyó unas voces conocidas.

¡Por fin!-era la voz de Inuhito-Según ese idiota que se dejó torturar, las armas están en esta sala.

Mierda…-maldijo Yamiyuki para sí.

¡Vamos a liarla una vez las volvamos a tener en las manos!-exclamó Hagane mientras abría la puerta.

Se produjo el reencuentro. Los seis Taimanin se habían reunido de nuevo.

¡Yamiyuki!-exclamó Aoi con una sonrisa.

El chico no respondió. Les dirigió una mirada que esperaba que comprendieran.

. . .

Los alumnos lograron salir ilesos de aquella cámara de gas. No contaban con armas, y sus poderes habían sido sellados. Lo único que tenían era un teléfono móvil que habían sacado de los bolsillos de uno de los mercenarios.

Oh, oh…-dijo uno de los malogrados alumnos.

Se encontraban en una sala redonda y que ascendía a grandes alturas. Estaban rodeados por vidrio y podían ver a través de él la formación de una jauría de bestias hambrientas. En aquel instante se encendieron unas pantallas alrededor de la sala.

¡JAJAJAJAJAJAJA!-rió Belladonna-¡Vais a morir de todas maneras! ¡Yamiyuki no es menos ingenuo que los demás Taimanin! Cuando se trata de proteger a otros, perdéis el juicio y caéis por vuestra propia cuenta y riesgo… ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA! Es cuestión de tiempo que esos monstruos rompan las vitrinas y entren a mataros...

¿Qué hacemos ahora?-preguntó una estudiante con preocupación.

Tengo muy buena memoria...-pensó Veena-…especialmente si es para los números.

. . .

¡Me da igual que digas que quieras detenernos!-Hagane apuntó a Yamiyuki con sus abanicos- ¡Nos largamos de aquí!

Si y sólo si es a vuestro funeral…-susurró Yamiyuki.

No puedo creerme que un amigo como tú nos haga esto…-Inuhito parecía muy enfadado mientras agarraba su aro, con el que acababa de reencontrarse-…pensé que eras nuestro hermano, nuestro líder, nuestro modelo a seguir…pero no…te has vendido a los Mazoku. ¡Traidor!

¡Cerrad la boca y aceptad vuestro destino!-bramó Yamiyuki mientras se lanzaba a por ellos.

¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!-Belladonna se reía para sus adentros desde la sala de monitorización-¿Esto es lo que ha durado la amistad? En el fondo, el orgullo de un Taimanin sólo sirve para destruir al dueño… ¡JAJAJAJAJAJAJAJA!

lunes, 26 de enero de 2015

[TY] Episodio 11: Captura y respuesta

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 11: Captura y respuesta

Una emanación ominosa de sopor impedía determinar con claridad si todo aquello había sucedido de verdad o se trataba de una intensa pesadilla. Los ojos de Hagane se abrieron lentamente, mostrándole una nube difusa de información. Necesitó parpadear varias veces para dotar de nitidez a aquello. Un moderado dolor de cabeza fue el primer saludo que recibió tras su despertar. No estaba asociando gran cantidad de ideas, pero podía auto-diagnosticarse hasta un nivel tal que no le quedaba duda de que había perdido el conocimiento, si bien sería algo después cuando recordase todo lo sucedido. La sensibilidad fue volviendo a su cuerpo en un patrón de irrigación desde el centro de su cuerpo hacia los finales de sus extremidades. Esta sensibilidad le permitió notar que estaba atado de manos y pies…lo cual le pareció obvio. La señal de la obviedad activó su cerebro, estimulándolo lo suficiente como para comenzar el proceso racional que una persona de su inteligencia solía realizar de manera ininterrumpida con un patrón cíclico. Miró a ambos lados. Ver a sus compañeros y amigos a su lado y en las mismas circunstancias  le dio la razón. Recordó, tras unos pocos segundos desde que se había despertado, que habían sido capturados en Gokuruma tras haber perdido una cruenta batalla contra los Mazoku. Ello hería su orgullo, pero no era el momento para preocuparse de ese asunto. También se dio cuenta de que faltaba Yamiyuki. Rito, Shirubei, Aoi e Inuhito estaban con él, pero su líder no se encontraba presente en aquella austera sala. El que estaba más cerca de él en ese momento era Aoi, quien se encontraba atado de manos y pies y fijado a la pared con cadenas, igual que el propio Hagane, a una distancia tal que sus cuerpos se tocaban. La cabeza de Aoi, profundamente dormido, reposaba sobre el hombro de Hagane, no de forma intencionada, sino por la inercia de su masa.

¡Aoi!-susurró Hagane mientras movía el hombro levemente-¡Aoi! ¡Despierta, por favor, amigo mío!

No podía ver bien el rostro de su amigo porque tenía la cara hundida entre su hombro y su pectoral, de tal manera que el perfil de su cara que podría haber visto se encontraba tapado por su cabello azul eléctrico. No obstante, notó que había conseguido despertarlo, pues su pelo se movió notablemente, señal de que había agitado la cabeza. También notó un cambio en la respiración del chico sobre su hombro. Poco a poco, levantó la cabeza mientras fruncía el ceño, deslumbrado por los focos de la sala.

Hagane…-susurró Aoi-…estamos atrapados, ¿verdad?

Mírate…-dijo Hagane amargamente-…míranos…

Aoi escudriñó la sala. Estaban los cinco bajo las mismas circunstancias. Incluso los leves susurros de aquellos dos jóvenes no eran lo suficientemente sigilosos como para escapar del más agudo de los oídos: Inuhito, que estaba algo separado de ellos, también se despertó.

Mierda.-se limitó a decir.

Tranquilo, Inuhito, saldremos de ésta.-respondió Aoi con entereza.

Ahora mismo lo único que puede salir es un cuco de mi cabeza.-dijo Inuhito-Me duele como si me hubieran apaleado y luego me la hubieran pateado estando inconsciente. No obstante, sí, saldremos de aquí…de dondequiera que estemos.

¡Chicos!-oyeron la voz de Rito-¿Estáis bien?

El joven más musculoso y corpulento también había despertado. Las cadenas que lo ataban eran especialmente grandes y pesadas, pero no parecía importarle.

Pues…-respondió Aoi-…puede que más o menos como tú….

Joder…-oyeron que decía una quinta voz-…vaya marrón…

Shirubei también había recuperado el conocimiento. No tenían mucho que explicarse unos a otros: todos tenían en mente la fatídica batalla que había tenido lugar en Gokuruma y cómo había terminado.

¡Shirubei!-susurró Hagane-Menos mal…

¿Menos mal por qué?-preguntó Shirubei esbozando su característica sonrisa cálida, dulce y brillante-No pensarías que iba a morirme por tan poca cosa, ¿no?

Desde luego que no, pero…-respondió Hagane-…sigue siendo un alivio ver que estás bien.

Hacía muy poco tiempo que Hagane y Shirubei habían tenido un encuentro muy íntimo. Esas intensas horas que invirtieron juntos habían creado entre ellos una nueva especie de lazo, un sentimiento que les impulsaba de cierta manera a protegerse mutuamente, a confiar el uno en el otro como nunca antes lo habían hecho, a ser uno. Lejos de pensar que se trataba de algo tan problemático e innecesario (como él pensaba) como el amor, Hagane pensó que el sexo los había hecho más fuertes y mejores amigos, y se preguntó si debían hacerlo todos con todos como buenos amigos, aunque no era el momento para tratar ese asunto.

Yo también me alegro de veros sanos y salvos.-respondió Shirubei-Los objetivos son sencillos, ¿me equivoco? Nos liberamos, cruzamos esa puerta y buscamos a Yamiyuki.

Sí, y necesitamos hacerlo cuanto antes.-matizó Rito-No quiero ni imaginarme lo que pueden estar haciéndole por ser el líder. Me niego a dejar que un amigo tan importante sufra por mí.

¡Yo también me niego!-lo apoyó Inuhito-¡Vamos a largarnos de este lugar!

La puerta se abrió con un golpe. Varios mercenarios Mazoku entraron mientras mantenían sus espadas en vilo.

Qué calladitos estáis…-dijo uno de los mercenarios-… ¿es la modorra de recién levantados? ¿O acaso ya se os ha acabado la chulería?

Bueno…-murmuró Aoi-…el día en que nos manden a alguien con originalidad y/o neuronas creo que le voy a invitar a un café antes de darle una paliza.

Aoi no suele actuar así…-pensó Shirubei-… ¿será uno de sus planes in situ?

¿Qué has dicho, mequetrefe?-preguntó el mercenario apuntándole con la espada.

¿Mequetrefe?-preguntó Aoi-Mírate…

¡Voy a enseñarte a respetar a las autoridades!-le espetó el mercenario.

Aoi se concentró.

Ninpô – Fuu…-intentó pronunciar Hagane.

Su poder no acudía a él. Intentó lanzar una técnica especial para alejar a los mercenarios de Aoi, pero no funcionó y éste se llevó un puñetazo en la cara.

Pensaba provocarlos para que me golpearan y poder conducir electricidad a través de mi cuerpo para dejarlos fuera de combate…-pensó Aoi ignorando el dolor-…pero nuestros poderes están sellados. Las paredes de esta sala deben de contener algún tipo de cristal Mazoku que impida la liberación de las artes Taimanin. Puede que no sólo esta sala, sino también el edificio entero…y mi látigo no está donde debería. No siento mi arma conmigo, ni tampoco ningún desechable arrojadizo. Nos han desarmado y han sellado nuestros poderes…en tal caso, sólo me queda confiar en que…

Éste será sólo el primer golpe que voy a estampar en tu preciosa cara de nena para que…-lo sermoneaba el mercenario.

Cállate, por favor.-susurró Aoi.

Las cadenas que sujetaban los tobillos de Aoi eran lo suficientemente largas como para permitirle enroscar sus piernas alrededor de las corvas del mercenario para tirarlo al suelo con decisión. Antes de que se levantara, el chico dejó caer un golpe de talón sobre la rodilla derecha del mercenario, produciendo un crujido que éste acompañó con un grito. Los demás mercenarios se acercaron a asistirlo entre dudas.

Como habéis podido notar, nuestras armas nos han sido sustraídas.-explicó Aoi-No podemos usar nuestros poderes por algún motivo que desconozco y, además, estamos atados. No son unas circunstancias muy favorables, pero nos queda un arma a cada uno…

…nuestros cuerpos.-Inuhito terminó la frase.

Exacto.-Aoi sonrió.

Los cinco no pudieron evitar chillar de dolor. Las cadenas se habían iluminado con una extraña luz azul y les estaban enviando dolorosas descargas de energía demoníaca. Parecía que iba a ser todo más difícil de lo que en un principio pensaron.

Agh…-boqueó Shirubei al terminar la descarga-…hijos de pu… ¡AAAAAAAAARGH!

Una segunda descarga fue enviada, esta vez sólo para Shirubei.

¡Shirubei!-exclamó Inuhito-¡Malditos desg… ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAARGH!

Inuhito sufrió el mismo castigo por hablar. Uno de los mercenarios llevaba un pulsador de mano con el que podía controlar las descargas de las cadenas.

¡Vamos a impartiros una disciplina muy seria!-gritó el hombre-¡Está prohibido actuar de semejante manera a partir de ahora!

Aoi parecía dispuesto a abrir la boca, pero notó algo rozando su pie: sin que los mercenarios se dieran cuenta, Rito había movido su pierna hasta tocar el pie de Aoi con el suyo propio, de tal forma que así pudo llamar su atención. Se miraron. En los ojos de Rito había un mensaje claro: pedía paciencia.

Es hora de que yo siga con la estrategia, Aoi…-pensó Rito-...no te arriesgues más, por favor.

Aoi pareció comprenderlo. Otro mercenario activó entonces una pantalla. Los Taimanin no se habían dado cuenta de que en aquella sala había una pantalla, pues tenían otras ideas en las que pensar en aquel momento.

Vais a ver…-dijo otro de los mercenarios-…la ejecución de la justicia Mazoku. ¡Donde las dan, las toman! Mirad en tiempo real lo que hacemos con vuestros amiguitos…

La pantalla mostraba un bar. Lejos de haber clientela, sólo un pequeño grupo de Taimanin se situaba entre las mesas. Estaban dispuestos a defender el lugar.

Ése es…-pensó Hagane-… ¡el Nishi! ¡Maldita sea!

Parece que ya es la hora…-dijo una voz masculina-… está bien, malditos Taimanin orgullosos y altaneros, es hora de que os dé una cura de humildad. Nosotros también sabemos arruinar bares, ¿sabéis?

El hombre que hablaba era Delphine, el demonio que había abierto un bar gay para demonios que servía de tapadera a unos laboratorios de dudosa moralidad. Sujetaba su espada azul y parecía dispuesto a usarla.

¡La dueña no está aquí!-dijo uno de los chicos-¡Tenemos que dar buena cuenta de este tipo para mantener el bar limpio mientras se encuentra fuera!

¡Vamos!-lo apoyó la chica que lo seguía de cerca-¡Taimanin, al ataque!

Seguro que ahora  los camareros de Kuroageha le dan una buena paliza a ese tipo gris y lo humillan bajo nuestra atenta mirada.-pensó Inuhito.

Para sorpresa de los chicos, Delphine derrotó a los Taimanin con pocos golpes. Los que se levantaron comenzaron a atacarse entre ellos de manera caótica y a destrozar el mobiliario del bar.

¡Hijos de la gran puta!-pensó Shirubei-¡He roto cadenas más grandes que éstas con mis brazos! ¿Por qué no puedo liberarme? ¡Mierda! ¡No pueden pretender que miremos cómo le hacen eso al bar de Kuroageha y nos quedemos quietecitos! ¿Pensáis que nuestro orgullo nos va a hacer sufrir más descargas? Tenemos una mente mucho más estratégica que eso…

Juro que voy a decapitar hasta al último de esos pedazos de mierda.-se dijo Inuhito-En cuanto encuentre la manera de librarme de estas jodidas cadenas hechizadas, puedo prometer y prometo que voy a hacer correr mucha sangre… ¡ratas!

Queda muy poco…­­-pensó Rito-…mercenarios necios…

Mientras se retorcían mentalmente, los chicos observaban la atroz destrucción que devoraba las instalaciones de su amiga. El bar estaba quedando irreconocible mientras aquel demonio vestido de negro se reía sin dar ni un solo paso.

Je…-rió un mercenario-…puedo leer el odio y los instintos pueriles en sus caras.

No voy a negar que me jode lo que estoy viendo.-pensó Hagane-No obstante, sobreactuar de esta forma siempre, SIEMPRE logra distraer la atención de las cabezas más huecas. Pronto van a bajar la guardia…y tienes un as en la manga, ¿verdad, Rito?

Aoi no era el único consciente del movimiento del pie de Rito. Parecían todos sincronizados y conectados mediante una especie de telepatía.

Conozco a este chico desde antes de que fuera así de gigante…si es que hubo algún momento en el que no fuera condenadamente más grande que nosotros.-dijo Shirubei-Tiene algo grande entre las manos…puede que no tan grande como lo que tenga entre las piernas y apenas salta a la vista con ese uniforme, pero sí lo suficiente como para procurarnos una vía de escape.

Tres…-pensó Rito-...dos…uno…

¡Míralos!-se burló el mercenario al que Aoi le había roto la rodilla y al que tenían incorporado a hombros-¡Van a llorar y patalear! ¡Eso les costará una descarga!

Eso es exactamente lo que yo quería que pensarais.-susurró Rito.

El impacto fue tan ruidoso como rápido. La señal del dolor, que era la más adecuada para definir lo que estaba pasando, fue mucho más lenta que el hecho en sí: con la rapidez de un rayo, Rito rompió las cadenas que lo ataban, saltó hacia el hombre que llevaba el mando de electrocución y apretó su mano fuertemente, rompiendo tanto el pulsador como la propia mano, poniendo así a sus compañeros a salvo.

¡AAAAAAARGH!-chilló el mercenario-¡Mi mano! ¡MI MANOOOOO!

¡HIYAAAAAAAAAAAH!-gritó Rito.

El enorme puño del chico se hundió en la cara del mercenario, dejándolo caer bajo un chorro de sangre.

¡Somos muchos y él es uno!-dijo uno de los mercenarios-¡Acabemos con él!

¡Será mejor así!-gritó otro mercenario mientras acercaba su espada al cuello de Aoi-¿Te interesa la vida de tus amiguitos? ¡Será mejor que pidas perdón por lo que acabas de hacer y te arrodilles a conveniencia!

Creo que le falta un toque a ese plan, señor chantajista.-dijo Rito mientras arrojaba al aire y atrapaba un manojo de cadenas-¿Tal vez unas cadenas para atar a las bestias a las que estás amenazando? Je…

Con los ojos como platos, el mercenario se giró hacia Aoi y vio que sus cadenas ya no estaban. Sin tiempo para reaccionar, el Taimanin de cabello azul lo estampó en el suelo con un codazo en la columna vertebral. Los demás no tuvieron demasiadas oportunidades: uno vio su cuello roto por efecto de una patada de Shirubei, otro fue estrangulado ágil y fugazmente por Inuhito y otro fue atrapado por una llave de Hagane, quien decidió dejar a su presa viva para obtener información.

No puede ser…-pensó el mercenario mientras veía cómo los Taimanin habían vuelto a vencerlos-...por muy grandes y fuertes que sean sus músculos…no hay manera de que un humano rompa la cadena de…

¡Quiero respuestas rápidas!-susurró Hagane-¿Dónde está nuestro líder? ¿Dónde están nuestras armas? ¿Dónde estamos?

¿Crees que te lo voy a decir?-le espetó el mercenario-Vete al infierno…

No tengo ninguna necesidad de ver tu cochambroso hogar.-respondió Hagane-Agotas mi paciencia. ¿Cooperas o hago que tu muerte dure putas horas, maldito desgraciado?

Malditos Taimanin…-balbució el hombre.

Dinos algo que no sepamos.-le instó Hagane-Como, por ejemplo, todo lo que te he preguntado hace un momento.

Un mercenario nunca traiciona a sus superiores.-respondió el mercenario.

¿Dice sus nombres al menos?-preguntó Hagane.

No a unos simples humanos.-el mercenario continuó oponiéndose.

Entonces…-replicó Hagane-…no me dejas opción.

El chico clavó su tacón en la inserción de uno de los hombros del mercenario, causándole un dolor agudo.

Voy a hacerte polvo lentamente.-dijo Hagane-Me suplicarás que te mate y sólo lo haré si desembuchas…

Ngh…-gruñó el mercenario intentando salvarse.

La pantalla mostraba el Nishi, el bar de Kuroageha, ardiendo. Ya no había ni rastro de ningún ser vivo, ni humano ni demonio. Los Mazoku estaban jugando muy en serio a aquel juego cruel y bélico.

Habla…-pidió Hagane a su presa mientras le retorcía el otro brazo como si de un molinillo se tratase y le aplastaba el cuello con la pierna que le quedaba libre.

De pronto, la piel de aquel hombre se tiñó de un color morado y explotó, quedando sólo un uniforme vacío y bañado en sangre y vísceras.

¿Qué ha sido eso?-preguntó Shirubei sorprendido.

Algo muy asqueroso…-explicó Hagane mientras se levantaba y se sacudía.

Me sugiere que había algún tipo de toxina muy virulenta en el interior de su cuerpo y, de pronto, se ha activado.-dijo Inuhito-¿Un sistema de destrucción remota para evitar que se vayan de la lengua?

Eso implicaría que nos están observando.-dijo Aoi-Tiene que haber una cámara oculta…o, tal vez, no hay ninguna y simplemente se ha programado lo que narices haya sido para que se active cuando detecte deseos de ceder en el individuo afectado.

No nos queda más remedio que salir de aquí y buscar por nuestra cuenta.-dijo Rito.

Hagámoslo.-asintió Shirubei-Por cierto, ¿cómo has conseguido romper las cadenas? No cedían ni una micra…aunque, claro, tú eres mucho más fuerte en términos musculares…

Ha sido una táctica con todas las de la ley.-explicó Rito-La fuerza me ha ayudado, pero no tanto como el razonamiento. Sabía que caerían bajo el viejo truco de entusiasmarse al ver que nuestro orgullo se resiente y, por ello, también sabía que ibais a poner vuestras mejores caras de afectados. Es cierto que a todos nos ha parecido horrible lo que ha pasado en el Nishi y que nos vengaremos por ello, pero somos capaces de pensar y sentir todo esto sin cambiar nuestro semblante. Gracias a este método para hacer que bajen la guardia, he logrado librarme de las cadenas porque he entendido su naturaleza de manera abstracta: no sé muy bien en qué principios se basa, pero, al parecer, las descargas se basan en flujos de sí mismas hacia ellas mismas. Cuando os han electrocutado de manera individual he podido apreciar cómo entre descarga y descarga se produce un endurecimiento muy rápido pero de duración temporal, de ahí que no pudierais soltaros. Como a mí no me han electrocutado después de la descarga colectiva, a mis cadenas les ha dado más tiempo a ablandarse tras el fin del flujo de energía y, por tanto, he podido romperlas. Lo único que he hecho aparte de eso ha sido esperar al momento justo. Y, por supuesto, arrancar vuestras cadenas teniendo mi cuerpo totalmente liberado es mucho más sencillo. Lo demás podéis explicarlo con la velocidad de un ninja y la rabia de un amigo deseando proteger a los suyos.

Eres el puto amo, tío…-dijo Shirubei-…siempre lo has sido y siempre lo serás.

Levantó la mano. Rito se la chocó. Sonriendo con sinceridad, Aoi, Inuhito y Hagane también levantaron sus manos para chocarlas con las de su amigo. Tras la emotiva puesta en marcha, decidieron salir de la habitación. Vieron a una bestia acercándose a buena velocidad: quien estuviera al mando de aquellas instalaciones ya sabía lo que había pasado.

¡Mierda!-bramó Inuhito-¡Nuestros poderes siguen sin funcionar! No era por las cadenas en ese caso. ¿Qué hacemos ahora con esa bestia?

¡Necesitamos nuestras armas!-Hagane dio un leve pisotón en el suelo.

NECESITÁIS vuestras armas.-oyeron a Shirubei.

¿Cómo dices?-preguntó Aoi.

Shirubei se giró hacia ellos. Levantó su puño izquierdo y dejó salir de él una de sus enormes, afiladas y peligrosas garras.

¿Dónde decís que está esa bestia?-preguntó el chico rubio.

lunes, 12 de enero de 2015

Ya queda menos...


¡La historia está muy lejos de su final!

A partir del día 26 continúan las aventuras de los jóvenes Taimanin, sus batallas contra los demonios y el resto de peligros y dificultades a los que se tendrán que enfrentar. ¡No os lo perdáis!