martes, 30 de septiembre de 2014

[WCIII] Episodio XII: Estertor feroz

REACTION
WORLDS COLLIDE III
Episodio XII · ESTERTOR FEROZ

Ibara e Ikaruga se persiguieron mutuamente a través de varias habitaciones, escalinatas y pasillos. Finalmente, llegaron a un pasillo bastante ancho a cuyos lados había una gran caída al vacío.
Éste será el escenario de nuestra última batalla, Ibara…-dijo Ikaruga apretando los puños.
¿Qué perra te ha entrado ahora?-preguntó Ibara-¿Planeas inmolarte después de que te pegue una paliza?
¡No toleraré que intentes trivializar tanto esta situación, maldita mocosa barriobajera!-gritó Ikaruga mientras lanzaba un puñetazo.
Ibara esquivó el impacto y dio una voltereta sobre sí misma, pateando a su enemiga en la subida. Mientras se encontraba en el aire vio que a ambos lados del pasillo no sólo había una caída tan profunda que podía causar la muerte, sino que, además, estaba todo anegado de enormes y afiladas estacas metálicas de forma cónica.
Cuidado, Ikaruga…-dijo Ibara al aterrizar-…pelearemos como quieras, pero trata de no tropezarte. Una niña tan torpe podría verse ensartada y empalada brutalmente al más mínimo desliz…
No puedo creerme que alguien como yo haya tirado su vida de esta manera…-se lamentó Ikaruga mientras se lanzaba a por Ibara en una patada voladora.
¡Corta el rollo!-bramó Ibara mientras bloqueaba la patada con su antebrazo izquierdo-¿Qué mosca te ha picado?
Ikaruga dejó que su cuerpo hablara por ella: puñetazos, patadas, intentos de llaves, saltos, piruetas, maniobras evasivas, defensivas y ofensivas…una larga sarta de técnicas de diversas artes marciales que estaba empleando desesperadamente contra Ibara, su enemiga, quien respondía a los ataques con gran maestría y presteza.
¡Nos lo han quitado todo!-chillaba Ikaruga mientras golpeaba con furia-¡TODO!
Ibara no entendía por qué aquella chica se manifestaba de esa manera, pero podía apreciar que su fuerza había aumentado en buen grado.
Como vuelvas a soltarme el rollo de que te he robado a Itami, te aseguro que te voy a hacer bajar al infierno a hostia limpia y no te volveré a subir hasta que no se te haya caído hecha cenizas tu cara de alimaña estreñida, maldito incordio de niña…-Ibara se montó en su tren de improperios.
¡VUELVO A REPETIR QUE NO ME SALE DE LAS NARICES QUE TE TOMES ESTO COMO UN PUÑETERO JUEGO!-gritó Ikaruga mientras lanzaba por los aires a Ibara de un puñetazo.
Era la primera vez en mucho tiempo que Ikaruga lograba golpear a Ibara, y, de entre todas esas veces, la única que lo había hecho tan fuertemente. Para sorpresa de la pelirroja, Ikaruga saltó hacia ella y comenzó a golpearla en el aire con una cadena de patadas giratorias encadenadas que terminó con una patada vertical hacia abajo que la propulsó hacia el suelo…hacia las estacas.
Lamentarás esto, perra…-susurró Ibara mientras caía.
Desplegó su bastón y lo clavó en lo más profundo de la sala, entre dos estacas. Acto seguido, lo clavó en el techo por el otro extremo y comenzó a bailar sensualmente como si estuviera en un acto de baile de barra. Un enorme anillo de fuego se dibujó alrededor de la bailarina, alargándose en un enorme chorro de llamas dirigido a Ikaruga, quien apuntó a aquella amenaza con la palma de la mano en la que llevaba la pulsera mágica. Su poder sellador se manifestó en forma de rayo, deshaciendo inmediatamente la llamarada.
Veo que hoy has venido a jugar duro…-Ibara se sonrió.
Saltó de su bastón con objeto de hundir a Ikaruga de un rodillazo aéreo. La chica de cabello verde intentó bloquearlo con una patada alta, pero la fuerza de Ibara seguía siendo superior a la suya, por mucha motivación que tuviera aquel día, sin contar, además, que la masa de ésta era superior a la de ella, con lo que cayó al suelo a causa del impacto.
Bien…-dijo Ibara mientras se subía encima de Ikaruga, que yacía tumbada en el suelo-…voy a cobrarme lo de antes.
Se dispuso a acribillar a puñetazos a su rival, pero ésta paró sus puños agarrándolos con sus manos fuertemente. Desde esta posición, se la quitó de encima de una patada, obligándola a rodar para esquivar el siguiente ataque, que fue una patada baja.
¿Qué te motiva hoy, Ikaruga?-preguntó Ibara levantándose-Ojalá siempre brindases combates tan interesantes…mequetrefe…
O te mato…-murmuró Ikaruga-…o me matan.
¡Bien!-exclamó Ibara sonriendo-¡Por fin la vas a diñar! ¡ALELUYA!
¡MALDITA SEA!-gritó Ikaruga-Nos aliamos con Shiroi después de que vosotros desertaseis de su lado porque quería castigaros…y vimos una oportunidad perfecta para conquistaros…
Cuéntame algo que no sepa, Capitana Obvio.-Ibara se encogió de hombros.
¡Fuimos engañados!-estalló Ikaruga-Nos dijeron que nos ayudarían a conseguiros, cuando lo único que hemos hecho en sus filas ha sido ser sus criados: montar guardias, hacer trabajos sucios, matar a gente que no ha opuesto resistencia, tramitar papeles…no nos han tenido en estima para nada…nos dijeron que seríamos unos iguales, como Verónica, como Yuu…pero no…se han aprovechado de que somos los más jóvenes para explotarnos y vejarnos…cuando Yuu y ese enano desgraciado gozan de mejor posición que nosotros… ¡un maldito niño!
¿Pretendes darme pena?-preguntó Ibara mientras lanzaba una patada al cuello de Ikaruga-Me están entrando ganas de reírme a carcajada limpia…
¿Pena?-preguntó Ikaruga agarrando el tobillo de Ibara y retorciéndolo lenta pero inexorablemente-La única que da pena aquí…soy yo…
Ibara se libró del agarre de Ikaruga y la pateó con ambas piernas describiendo un movimiento de tijeras.
¡Bienvenida a la realidad!-la saludó Ibara con una sonrisa-Te lo llevo diciendo años. PUTOS AÑOS.
Ayame y yo estamos bajo ultimátum.-dijo Ikaruga-Nos han esclavizado como a vosotros…y ahora nos han amenazado de muerte. Vosotros tendríais que haber muerto por no haber podido vencer a Freya y a Yamiyuki…pero parece ser que nosotros rellenaremos ese vacío si no os matamos aquí hoy mismo…
¡Eso es terrible!-a Ibara le cambió el gesto, llenándose de preocupación-¡Nadie se merece eso! ¡Tú también puedes desertar!
¡Ojalá pudiera!-Ikaruga estaba tan asqueada que ya no le importaba que su gran enemiga conociera sus vergonzosos deseos-Pero…estamos solos.
¿De qué hablas?-le espetó Ibara con ímpetu-¡No estáis solos! ¡Yo te ayudaré a escapar de Shiroi! Al fin y al cabo, lo nuestro es sólo un lío amoroso… ¡dejemos nuestras diferencias aparte y zanjémoslas en otro momento! ¡La vida es más importante! ¡Demasiado como para perderla a manos de un timador!
¿En serio?-a Ikaruga se le iluminaron los ojos con lágrimas-¿Vas a ayudarme?
Ibara sonrió con cariño. A los pocos segundos, su sonrisa se congeló y se tornó macabra y cruel.
¡JAJAJAJAJAJA!-rió-¡NO, NI DE COÑA! ¡JAJAJAJAJAJA! ¿En serio te crees la primera mierda que te digo? Eres un asco de tía y no puedo ni verte. ¿Cómo voy a ayudarte si apenas puedo contener mis ganas de festejar que vas a palmar? ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA! ¡IDIOTA! ¡PRINGADA!
Ikaruga apretó el puño y miró a su enemiga con furia.
Está bien.-murmuró-CLARO QUE ME VAS A AYUDAR A SALVAR LA VIDA. ¡ESTA VEZ LA HAS HECHO BUENA! ¡ME HAS CABREADO BIEN! ¡VOY A MATARTE, IBARA! SALDRÉ CON VIDA DE ESTE BARCO PORQUE VOY A COBRARME TU VIDA, ¿ME OYES? ¡Y ME IMPORTA UNA MIERDA QUE A AYAME LE SIENTE MAL SI TE DESTROZO! ¡VIVIRÉ POR ENCIMA DE TU CADÁVER!
Tu rostro de dolor e indignación es el mejor regalo que he recibido en mucho tiempo.-dijo Ibara saltando hacia su bastón.
Comenzó a bailar, generando una larga cadena de riadas, granizadas, tormentas, avalanchas, incendios, emanaciones tóxicas y tormentas magnéticas, entre otros fenómenos. Con rabia, Ikaruga fue cancelando todos y cada uno de los ataques con su poder sellador, recibiendo daños mínimos. Tras aquel forcejeo, saltó hacia su enemiga con objeto de tirarla del bastón, pero fue sorprendida por una ágil maniobra de repulsión por su parte que la devolvió a la ancha pasarela.
Déjame decirte una cosa…-la provocó Ibara desde el bastón-…si no me derrotas, ten por seguro que voy a matarte. De lo contrario, si me derrotas…Shiroi te matará. No te fíes de él…sólo quiere acabar contigo. ¿Lo habéis hecho ya? ¡JAJAJAJAJAJA!
¡Baja aquí y pelea como una mujer!-rugió Ikaruga mientras se convertía en una quimera.
¡Di mejor “sube aquí”!-respondió Ibara emergiendo del suelo frente a Ikaruga.
Se había convertido en escila fantasma y apuntaba con sus gigantes garras a la quimera.
Vamos a resolver esto de una vez por todas…-dijo Ikaruga-¡Por las cuatro bestias de la quimera! ¡Dragón!
La quimera se convirtió en un gigantesco dragón cuadrúpedo de escamas verdosas ennegrecidas , ojos rojos, alas grandes y una larga cola.
¡Por las seis bestias de la escila!-exclamó Ibara-¡Oso!
Ibara se convirtió en un enorme y musculado oso pardo.
La diferencia de tamaños es abismal…-dijo Ikaruga-… ¡eres una hormiga!
El dragón en el que la chica se había convertido lanzó un potente chorro de llamas. Por su parte, Ibara, posicionada a cuatro patas en su forma de oso, escupió un gigantesco chorro de agua a presión que apagó las llamas. Enfurecida, Ikaruga voló hacia Ibara y lanzó fuertes latigazos con su cola, pero fueron esquivados. Tras ello, Ibara saltó hacia la cola de su enemiga y trepó por ella, clavando sus zarpas atravesando las escamas de aquel enorme apéndice.
¡Maldita seas!-chilló Ikaruga mientras trataba de sacudirse a Ibara de la cola.
¡Tu sufrimiento acaba de empezar!-exclamó Ibara.
Sus zarpas se convirtieron en cuchillas metálicas. Arañó longitudinalmente la cola de su enemiga, arrancando numerosas escamas. Conforme se descolgaba de la cola con objeto de destrozarla, sus zarpas adquirían propiedades corrosivas y venenosas, obligando a Ikaruga a descender de nuevo a la pasarela. Tras el aterrizaje, Ibara saltó hacia la cabeza de Ikaruga, se hizo un ovillo y cayó en vertical envuelta en una esfera de poder gravitatorio que aceleró su caída hasta abrir una brecha en la cabeza del dragón. Una vez terminado este ataque, pasó a su forma antropomorfa de oso: se convirtió en una mujer alta, fornida, musculosa y recubierta de pelo marrón, con sus enormes senos al descubierto y unas extremidades mucho más grandes y fuertes que en su forma humana. Su cara también estaba cubierta de pelo, y su melena roja colgaba lacia. Con esta forma, lanzó un gancho alto contra el mentón del dragón, lanzándolo por los aires. Mientras ascendía, Ikaruga pasó de ser un dragón gigante a una mujer dragón: con su cuerpo cubierto de escamas del mismo color que antes, su melena verdosa colgando de los escamosos bordes de su cabeza, su cola herida y sus todavía enormes garras, se lanzó en picado garra en vilo contra Ibara, que intentó parar el ataque con un bloqueo de artes marciales pero recibió un brutal zarpazo que la hizo sangrar.
Maldita seas…-bufó Ibara-…voy a acabar contigo…
Lanzó una fuerte patada giratoria contra la cara de Ikaruga, lanzándola al extremo del pasillo. Desde ese lugar, la mujer dragón lanzó una enorme llamarada por la boca. Ibara aspiró con la boca, absorbiendo la llamarada con sus poderes de las fuerzas naturales, y convirtió la energía recibida en poder mágico que empleó para lanzar un enorme abanico de rayos por las manos. No tardaron en ser disipados por el poder sellador de Ikaruga, que fue disparado en forma de un enorme rayo.
Si te sello…-dijo Ikaruga mientras seguía lanzando su poder sellador en forma de rayos-…no podrás transformarte y te podré derrotar.
Eso sería muy cobarde, ¿no crees?-le preguntó Ibara apareciendo detrás de ella.
¿Cómo has…-preguntó Ikaruga mientras sentía que los brazos de Ibara apretaban su cintura.
Ibara había utilizado su poder de las sombras para aflorar de la sombra de su enemiga, posición desde la cual la agarró de la cintura y le hizo un suplex con el que estampó su cabeza contra el suelo. Tras esto, gruñó fuertemente, liberando  una ventisca de su boca y arrollando a la mujer dragón, cuya última baza fue lanzar un golpe cortante con sus alas a la vez que escupía fuego. La mujer oso paró el ataque con un golpe de palma a la altura del ombligo, cortándole la respiración momentáneamente.
Tras aquel intercambio de golpes, Ikaruga volvió a ser una quimera, a lo cual Ibara respondió volviendo a ser una escila.
Si la cuarta bestia no surte efecto contra ti…-intentaba articular Ikaruga-…estaré oficialmente jodida. ¡Por las cuatro bestias de la quimera! ¡León!
Ikaruga se convirtió en un enorme y majestuoso león. Pese a que era una mujer, el león en el que se había convertido parecía ser un macho, a juzgar por su tupida melena.
¿Sabes?-preguntó Ibara-Nos llevamos como el perro y el gato, y voy a acabar contigo de manera poética con la única bestia que no he utilizado desde que Shiroi se cruzó en mi vida. ¡Por las seis bestias de la escila! ¡Lobo!
Una enorme y peluda loba negra de ojos rojos se adueñó del cuerpo fantasmagórico de la monstruosa Ibara. El león comenzó con una estrategia obvia: lanzó rayos selladores por la boca. Ibara pisó el suelo, provocando un seísmo que desequilibró al león, dándole la oportunidad para correr hacia él y placarlo. Tras esto, intentó hundir sus zarpas en el lomo de su enemiga, pero ésta respondió también con zarpazos y pronto se vieron inmersas en un forcejeo de golpes y mordiscos tras el cual acabaron llenas de arañazos y mordeduras.
Eres una puta, ¿lo sabías?-dijo Ibara entre aullidos.
Tú no te quedas atrás…-respondió Ikaruga.
Ambas se pusieron de acuerdo de manera remota: iban a luchar como mujeres. Saltaron la una hacia la otra, convirtiéndose en híbridos. La sensual licantropía de Ibara, que se había convertido en una bella y atractiva mujer lobo llena de curvas y pelo negro, frente a la no menos atractiva Ikaruga, cuyo pelaje dorado cubría su bien formado cuerpo y contrastaba con su melena de macho, que rodeaba su cara, ahora humana, y desprendía un intenso color verde.
Arañazos, patadas, puñetazos…ambas bestias se golpearon hasta la saciedad hasta que Ikaruga, harta de forcejear y deseando matar a Ibara, desplegó unas garras largas como espadas con las que empezó a cortar a su enemiga con presteza.
¡AAAAAAAARGH!-gritó Ibara mientras intentaba librarse.
Dejó emanar una descarga eléctrica de su cuerpo, consiguiendo apartar a Ikaruga. Acto seguido, utilizó el poder del sonido para desequilibrarla con un poderoso aullido…y entonces lanzó el golpe de gracia: convirtió sus garras en estoques que estaban rodeados por unas peligrosas cortinas de viento cortante, se lanzó corriendo hacia su enemiga…y atravesó su pecho, generando una onda expansiva de cortes que la cubrió de sangre por completo. Hizo que el viento arrastrara potentes toxinas, obligando a Ikaruga a volver a su forma humana demacrada, magullada, ensangrentada y con la ropa destrozada.
No…-dijo entre llantos mientras se hincaba de rodillas.
Notó algo doloroso: el pie de Ibara. Se había convertido en humana también, y le estaba pisando la mano con fuerza. También estaba llena de heridas y sangre, y se hallaba prácticamente desnuda.
Podría violarte…-dijo Ibara-…pero no te mereces ese honor. Muérete de una puta vez…no tienes nada que hacer.
Tú tampoco…-dijo Ikaruga-…te he herido de gravedad…
Sí, pero no me has atravesado el pecho.-dijo Ibara-Yo a ti sí.
Ikaruga apartó el pie de Ibara de un manotazo. Se levantó a duras penas y apretó sus puños.
Aunque Shiroi me mate después de que acabe contigo…-murmuró-…prefiero eso a ser asesinada por ti, Ibara…
Lo lamento.-respondió Ibara-Por mucho que me guste la idea de verte muerta, no puedo negar que me haría ilusión ser yo quien lo haga en lugar de un tercero.
Je…-rió Ikaruga-…en el fondo me tienes cierta estima, ¿verdad? Soy…o, mejor dicho…he sido…tu rival…
¿Rival?-preguntó Ibara-Has sido un coñazo de tía, un incordio, un estorbo, una lacra. Nunca te he considerado mi rival…
Eres como eres…-dijo Ikaruga entre lágrimas-…pero todo esto ha venido porque a las dos nos gusta Itami…no obstante, he visto cómo has hecho amigos ahí fuera…desde los que te salvaron de Shiroi hasta los que llegaron después…
¿Qué coño me estás contando?-Ibara alzó la voz.
Dime, Ibara…-siguió Ikaruga haciendo caso omiso de la otra chica-…si no nos hubiéramos enfrentado por Itami… ¿tú y yo…podríamos haber sido… amigas?
¿AMIGAS?-bramó Ibara-¿QUÉ COJONES ES ESO? ¿SE COME? ¡ENTÉRATE, CEREBRO DE MOSQUITO: YO NO TENGO NINGUNA AMIGA!
Sin contemplaciones, lanzó a Ikaruga fuera de la pasarela de una patada. No gritó…ni siquiera dijo unas últimas palabras: sólo se clavó profundamente en las estacas, desangrándose y muriendo agujereada.
¡Por fin!-exclamó Ibara, dejándose caer en el suelo-Necesito hacerme unos dedos…

Ibara comenzó a aflojar su ropa interior.

lunes, 29 de septiembre de 2014

[WCIII] Episodio XI: El barco del desastre

REACTION
WORLDS COLLIDE III
Episodio XI · EL BARCO DEL DESASTRE

Llegaron a la zona en la que se encontraba el barco. No era una embarcación utilitaria cualquiera, sino un ingente portaaviones armado de aspecto muy amenazador.
¡Es muy alto!-exclamó Metallurgy-Tendremos que saltar hacia la cubierta, porque dudo que nos vayan a recibir con una…
Se oyó un disparo: un hombre montaba guardia en la cubierta y había atacado con un rifle de francotirador a los recién llegados.
…sonrisa…-Metallurgy terminó la frase mientras esquivaba el tiro.
Je…-Freya soltó una risotada-… ¡AL ABORDAJE!
Como si de un automatismo se tratase, todos los aliados saltaron a la vez en aras de aterrizar en la cubierta del portaaviones: la grácil pirueta de Yuuji, el hermoso salto con movimientos gimnásticos de Yamiyuki, Ibara usando su bastón como pértiga, Itami saltando como un lobo hambriento, el explosivo salto en cuclillas de Nikola, la potente voltereta de Dalton, la suspensión de Marah con la función de vuelo de sus botas, el brutal brinco de Metallurgy, la increíble exhibición de Yurika convirtiendo sus piernas en muelles, los movimientos ninja de Aquanika y la inenarrable combinación de volteretas y piruetas de Freya conformaron una amenazadora lluvia que arreció sobre la cubierta del portaaviones marcando el inicio de una gran tempestad.
El francotirador pidió refuerzos, pero, antes de verlos llegar, recibió un disparo de escopeta en el pecho por parte de Dalton. El proyectil atravesó su chaleco y le generó una sangrante herida que lo hizo desplomarse.
No tardarán en llegar aquí.-dijo Freya-Este enorme barco-mansión tiene cabida para mucha gente, así que esperad una batalla larga y tediosa. ¡Y no olvidéis nuestro objetivo! ¡Máquinas de tecnología médica! ¡Las necesitamos para Ayako!
Comenzaron a abrirse agujeros en la cubierta. De ellos comenzaron a saltar hombres armados, todos vestidos con el mismo equipo. Freya agarró a uno por el cuello y lo levantó lo más alto que pudo alzando y tensando su brazo derecho.
Esta indumentaria me es familiar.-dijo Freya-Creo que son un grupo de terroristas de Malasia.
Malasia, China, Reino Unido, Italia, Cuba…-murmuró Aquanika-…me da igual de dónde sean: ¡son unos sacos de boxeo impresionantes!
La joven kazaja se vio envuelta en un tiroteo con ellos. Mientras burlaba los disparos que le lanzaban con los suyos propios, se acercaba cada vez más a aquellos hombres con objeto de abatirlos a base de patadas.
¡Ya sé quiénes son!-exclamó Yamiyuki mientras le rompía el cuello a uno que tenía agarrado-En efecto, son un grupo procedente de Malasia…que no tendríamos que conocer necesariamente de no ser por el hecho de que en estos días…han sido contratados como mercenarios por una figura japonesa que se dedica al crimen organizado.
¿Ese Shiroi Kamiyama los ha comprado?-preguntó Marah mientras mantenía a raya a uno de los hombres a base de golpes con sus manos.
No me cabe duda.-respondió Yamiyuki-En cualquier caso, no podemos andarnos con juegos mucho más tiempo, ¡hay que despachar rápido a esta basura!
Como si obedeciera una orden, Yurika saltó hacia ellos envuelta en agua, transformándose en su recientemente adquirida forma. En ese estado, comenzó a encerrar a los terroristas en esferas llenas de agua que les cortaron la respiración a la vez que comenzaban a ascender en el aire. Ordenadamente, saltó hacia cada una de ellas y las fue pateando, haciendo que se dispersaran en pequeñas gotas a la vez que los hombres que había dentro hacían lo propio, deshaciéndose en sangrantes pedazos. Al último hombre lo congeló dentro de la esfera, tras lo cual reventó el bloque de una patada con el talón. A su lado, Ibara conjuraba una salvaje tormenta eléctrica a la vez que Nikola lanzaba vehementes combinaciones de golpes con su llave fija gigante y Yuuji daba cuenta de otros tantos hombres con gráciles y elegantes patadas acompañadas de golpes con su cetro.
. . .
Está claro que aquí hay algo.-dijo Freya tras la escaramuza-Algo importante… ¡vamos a buscar por la cubierta antes de entrar en el interior!
Avanzaron con una cierta separación para poder cubrir con buen ritmo la enorme superficie de la cubierta. Se fijaron en una enorme puerta blindada que daba lugar al desconocido interior. A sus laterales, dos puertas más pequeñas  que daban a sendos bloques secundarios. Sin tener tiempo de fijarse en más detalles, las puertas de los lados se abrieron estruendosa y simultáneamente.  De cada una de ellas salió una figura indeseada: Ikaruga por la izquierda y Ayame por la derecha.
¡Vosotros de nuevo!-Freya torció el gesto-¿Nunca os cansaréis de hacer de recaderos de los que de verdad tienen neuronas en vuestro bando?
Algo no parecía normal en ellos. Sus semblantes estaban totalmente serios, y no parecían inmutarse por la provocación de la chica. Ikaruga llevaba una americana de color crema con faldones largos en la parte de atrás, guantes blancos, una camisa blanca, una corbata roja hasta la altura de la cadera y unos botines con tacón del color de la chaqueta, dejando ver que sólo llevaba un culotte debajo de la camisa tapando su ropa interior. Su cabello iba recogido en un apretado moño de trenzas acopladas sobre sí mismas. Por su parte, Ayame llevaba un peto lleno de huecos y aberturas de color gris oscuro con detalles rojos  y mangas abombadas con puños ribeteados con espumillón rojo y rosa, terminando en una especie de cinturón negro del que colgaba una minifalda roja torcida que tapaba su cadera y su entrepierna, bajando después dos arneses de color gris marengo que enganchaban con unas botas del mismo color con cordones rojos, rosas y violetas y el mismo ribete de espumillón alrededor del final de la caña. La mitad de su melena estaba recogida en una coleta que caía por el hombro derecho, mientras que la otra mitad estaba suelta sobre su hombro izquierdo.
No nos interesa lo que tengas que decirnos.-dijo taimadamente Ikaruga-He venido a por Ibara.
Y yo a por Itami.-añadió Ayame.
¿Todavía no habéis entendido lo que os llevamos años intentando explicar?-preguntó Itami poniéndose en guardia.
No se trata de eso.-dijo Ayame-Hemos perdido mucho más que la posibilidad de que nos amarais…
…nos queda menos de lo que nadie pueda imaginar.-dijo Ikaruga con seriedad.
Oh… ¡qué bonito!-se admiró Ibara-¿Vais a suicidaros? ¡Por fin!
¡No te burles!-exclamó Ikaruga apareciendo frente a Ibara y lanzándole un puñetazo.
Ya te he dicho que boxeas de puta pena…-dijo Ibara mientras paraba el puño de su enemiga.
…pero es la primera vez que lanza un ataque tan rápido y decidido.-pensó la joven escila-Algo ha cambiado en ellos, no hay duda.
No puedo quedarme quieto y dejar que mi compañera trabaje sola…-dijo Ayame mientras lanzaba una patada contra Itami.
Lástima que no vaya a servir para da hagas lo que hagas.-apostilló Itami mientras agarraba el pie de su rival.
Parecía que Ayame e Ikaruga habían madurado. Hasta aquel instante, se habían mostrado muy irracionales y pueriles en las batallas que habían mantenido, pero la imagen que transmitían en esos momentos era totalmente distinta. ¿Qué habría sucedido?
No tenemos tiempo para zurrarnos.-explicó Itami-Tenemos cosas importantes que hacer en este portaaviones…
No vais a marcharos sin pelear.-replicó Ayame taimadamente-Ésta será nuestra última batalla.
Matar o morir…-lo respaldó Ikaruga.
¿De qué estáis hablando?-preguntó Ibara asqueada-¿Queréis batiros en duelo a muerte con nosotros? ¡Habéis visto demasiado cine!
No tiene nada que ver.-negó Ikaruga-No necesariamente, al menos. Lo que sí que debéis tener claro es que no os moveréis ni un centímetro sin pelear con nosotros… ¡es lo único que nos queda!
¡Dejaos de misticismos y largaos a tocar los huevos a casa ajena!-bramó Itami-¡No tenemos puto tiempo! ¡FUERA!
Ayame e Ikaruga se sincronizaron para lanzar sendos ataques. Itami e Ibara volvieron a bloquearlos.
Malditos hijos de puta…-siseó Ibara-… ¡vamos a pelear si es lo que queréis!
Dos más, dos menos…-dijo Itami poniéndose en guardia-…se las apañarán sin nosotros, ¿no es así?
Ibara e Itami se prepararon para atacar, pero sus respectivos contendientes saltaron hacia atrás, esquivando sus ataques.
Quieren que entremos por esas puertas.-dijo Ibara-¿Vamos?
Vamos.-respondió Itami acariciando suavemente su entrepierna mientras imaginaba las torturas a las que sometería a Ayame.
Se lanzaron a por ellos. Ibara e Ikaruga, Itami y Ayame…cada pareja pasó por una de las puertas, cerrándose tras de ellos.
Marah…-dijo Freya-… ¿esto es lo suficientemente gráfico? Me esperaba cosas así.
Lo entiendo.-respondió Marah.
La estrategia está saliendo a pedir de boca…-oyeron que decía una voz conocida encima de ellos.
Miraron hacia arriba: Arianelle estaba subida encima de la elevación de la cubierta que tapaba el acceso al interior, sujetando firmemente un ramo de flores y mirándolos a todos.
¡Tú otra vez!-exclamó Freya-¿Vienes a seguir donde lo dejamos?
¡Vengo a acabar con vosotros!-bramó Arianelle.
Apuntó hacia abajo con su ramo de flores. De él salió un cañón giratorio de ametralladora que empezó a dar vueltas y a disparar a discreción. Yurika, que aún estaba transformada, alzó una mano y creó una pared de agua que frenó las balas y las dejó flotando entre la ingente masa hídrica. Mientras el arma de Arianelle se recargaba, la joven lanzó el muro convertido en una ingente burbuja a una velocidad tal que las balas que flotaban dentro parecían recién disparadas. La científica francesa saltó de allí, esquivando el impacto, que provocó gran cantidad de hendiduras en la superficie. Alzó una mano y un enorme tallo emergió del suelo y se enroscó sobre Yurika, aprisionándola y dejándola a una altura tal que la científica pudo abatirla con una patada alta.
Ngh…-gruñó Yurika.
Se volvió a transformar, adquiriendo su aspecto de mujer de las llamas, forma con la cual quemó fácilmente el tallo y lanzó un rodillazo contra la mujer otra vez, quien la contrarrestó con un puñetazo que la desequilibró lo suficiente como para asestarle un fuerte golpe en la cabeza con el ramo.
¡Yurika!-exclamó Metallurgy.
La joven de cabello blanco hizo aparecer un enorme tambor giratorio lleno de disparadores que se acopló en un puño.
¡Técnica especial de Potencia Máxima!-exclamó-¡Tormenta Métrica!
Su enorme ametralladora de mano comenzó a girar y a disparar a gran velocidad unos afilados destornilladores de aleación especial. Una sombra negra apareció detrás de Arianelle y, acto seguido, los destornilladores se deshicieron en llamas negras. De detrás de la enorme mujer francesa apareció Verónica sonriendo sádicamente.
Esta vez vamos a hacer un pequeño cambio.-informó Arianelle-Será Verónica quien juegue con vosotros. Yo tengo que reunirme: estos amables juguetes de Shiroi nos van a garantizar un transporte del equipo del hospital Furuhana lento pero seguro, y no vamos a permitir que nos lo saboteéis.
Arianelle saltó muy alto y hacia atrás. Yuuji intentó interceptarla lanzando unos cuchillos kunai de color rosa fucsia con pétalos de cerezo atados, pero se clavaron en distintos puntos de la superficie antes de acertar contra la huidiza mujer.
Puede que no sea tan grande como ella…-dijo Verónica una vez estuvo sola con el grupo-…pero no por ello soy menos peligrosa que Arianelle. Haréis bien en no subestimarme y en ir con cuidado conmigo. ¿Estáis preparados para sentir dolor?
¡Eso te lo tendría que preguntar yo a ti!-le espetó Aquanika-¡Voy a hacerte mear sangre, demonio!
Veamos cuánto tiempo tardarás en cambiar de opinión…-dijo Verónica-… ¡HOMBRES, ES VUESTRO TURNO!
Dos hombres se teletransportaron a ambos lados de Verónica. No eran demonios o, al menos, no lo parecían. Iban completamente cubiertos por armaduras, las dos iguales, salvo que una era negra y otra era roja. Llevaban cascos redondeados con visores de alta tecnología, una placa pectoral de corte triangular que cubría sus hombros y bajaba hasta su abdomen, y unos tubos flexibles que protegían sus brazos y piernas y acababan en robustos guantes y botas. El hombre de la armadura roja se acercó a Yurika, que seguía transformada pero estaba en el suelo noqueada. Cuando notó su presencia, la chica saltó de su posición y lanzó una patada ardiente, pero el hombre de la armadura la paró con una mano, disipando las llamas, tras lo cual desapareció de allí con ella.
¡Yurika!-exclamó Freya-¿Qué ha sido eso? ¿Qué coño está pasando aquí?
Parece que vamos a tener que jugar mucho…-dijo Yamiyuki apretando los puños-…apuesto a que el de negro también intenta llevarse a alguien.
Haciendo caso omiso de la conjetura del chico, el hombre de la armadura negra procedió a avanzar hacia el grupo. Yamiyuki trató de interceptarlo con un puñetazo cargado de energía térmica, pero el inidentificable individuo desapareció y apareció detrás de él, avanzando como si no le hubiesen atacado. Yuuji saltó y lanzó varios kunai y shuriken de color rosa contra él, tras lo cual se lanzó en una patada en diagonal, pero recibió el mismo tipo de trato. Cuando hubo avanzado varios metros más, se detuvo ante Marah.
¿Qué estás mirando?-preguntó Marah algo cohibida.
Aquel tipo sin identidad alargó su mano hacia la chica.
¡Ni se te ocurra!-chilló Marah mientras lanzaba una patada.
El pie de Marah golpeó contra la placa pectoral de la armadura negra sin producir ningún efecto.
¿Qué clase de broma es ésta?-preguntó Marah mientras se llevaba la mano a las gafas.
Disparó un rayo…sin ningún efecto sobre su enemigo. Acto seguido, convirtió sus guantes en pequeños pero pesados martillos de mano y lanzó una pesada combinación, pero el hombre agarró sus dos brazos y la inmovilizó por completo…desapareciendo con ella.
¡Marah!-gritó Dalton-¡Maldita sea! ¿Dónde están las chicas? ¿Qué habéis hecho con ellas?
Entiendo vuestra preocupación…-dijo Verónica-…no obstante, yo me preocuparía más por mí misma en tu lugar. ¿No te das cuenta de que…TE ESTÁS JUGANDO LA VIDA?
Un rayo negro cayó en el punto en el que estaba Dalton, pero éste saltó en el último momento, evitando el impacto. Con la escopeta aún en la mano, la convirtió en espada de nuevo y activó su M.W.S. reducido. Nikola se unió a él colocándose sus puños americanos eléctricos y subiendo su guardia.
Je…-comenzó a reír Verónica-… ¡JAJAJAJAJAJAJA!
Freya sacó su bastón mágico, Metallurgy se armó con dos sierras radiales, Aquanika comenzó a llenar sus manos de energía,  Yuuji guardó su cetro y adoptó una elegante guardia y Yamiyuki se mantuvo vigilante con la guardia alta.
¡No servís ni para amenazar!-los insultó Verónica-¡Preparaos para sufrir! ¡MAZANDYNE!
Unas gigantescas y explosivas formaciones de luz verdosa cargada con el poder del viento arreciaron contra los aliados.

jueves, 25 de septiembre de 2014

[WCIII] Episodio X: En el agua

REACTION
WORLDS COLLIDE III
Episodio X · EN EL AGUA

Aquel chico de aspecto afeminado parecía estar saludándoles. ¿Significaría eso que no era un enemigo? En cualquier caso, no sólo repararon en él, sino también en ella. Una mujer acababa de huir de aquel emplazamiento con una rapidez tal que no les dio tiempo a visualizarla con detenimiento: sólo pudieron apreciar que llevaba gafas,  que su pelo era de color lavanda y que sus vestimentas parecían de algún tipo de ejército. Sin más tiempo para pensar en aquella huidiza desconocida, centraron su mirada en quien los acababa de saludar. Era alto, tal vez un poco por debajo de los dos metros. Tenía una tez muy pálida, brazos esbeltos y marcados, hombros estrechos y poco voluminosos con una notable concentración muscular, piernas largas y finas, cadera ancha, cuello largo y fino. Su cabello era plateado, vaporoso, liso y largo hasta casi la altura de los codos. Lo poco que se veía de sus ojos era de color amarillento y poco saturado, como la pirita. Sus ropas no dejaban lugar para la indiferencia: un chaleco de color violeta intenso con algunos ribetes negros y rosas, brazos descubiertos salvo por unos guantes largos de corte triangular que no cubrían sus dedos, de color rosa con volantes en la zona de las manos, una enorme y abombada falda de color rosa semitransparente cuya anchura duplicaba la de su cuerpo, larga hasta sus rodillas, probablemente con un miriñaque para mantener esa forma y, debajo, medias negras y unas botas altas de cuero sintético de color negro con cordones rosas.  A la altura de la cadera, en la zona trasera, llevaba un lazo rosa del que colgaban dos tiras algo más largas que su falda. Su cara estaba cubierta por un antifaz bastante grande con forma de mariposa de color rosa. Nadie se sorprendió, pues todos allí eran muy llamativos a su manera y no les importó que él también lo fuera.
Veo que nos conoces…-Yamiyuki se aventuró a hablar-…pero, lamentablemente, nosotros a ti no. ¿Podemos preguntar quién eres?
Por supuesto.-respondió aquel enigmático hombre enmascarado.
Se quitó el antifaz. La melena empezó a bajar por su cara como si fuera una cascada. Su rostro era realmente hermoso, y dejaba ver que era muy joven, tal vez de la edad de Yamiyuki o incluso menor.
Mi nombre es Yuuji Chou.-se presentó el chico-Seguro que, aunque nunca nos hayamos visto en persona, mi nombre sí os es familiar, ¿verdad?
Yuuji Chou…-susurró Yamiyuki pensativo.
Chou…-murmuró Nikola.
El nombre de la mariposa estaba cada vez más presente. ¿Sería una coincidencia?
¡Claro!-afirmó Yamiyuki segundos después-Tú eres Pink Butterfly, ¿no es así? Todas las pruebas visuales apuntan a ello, además.
El chico sonrió y asintió con la cabeza.
Pink Butterfly…-Freya se unió a la conversación-…el héroe enmascarado del siglo XXI. Tú y tu labor habéis aparecido últimamente con relativa frecuencia en la prensa de nuestro país.
¡Yo también he visto algo!-añadió Yurika sorprendida-Solía comentar las noticias de actualidad con algunos compañeros de clase y, en el tema de activismo ciudadano, siempre salía su nombre.
Así que éste es el cosplayer famoso que aparecía en aquel ridículo periódico del instituto…-dijo Ibara.
Los que no somos japoneses no tenemos ni puta idea de qué es toda esta historia…-dejó caer Aquanika.
Bueno…yo soy japonés y tampoco entiendo esta situación.-añadió Dalton.
Es normal, jefe Dalton, nos separan cinco milenios.-se excusó el tal Yuuji.
¿También me conoces a mí?-Dalton se sorprendió.
Antes de que las comunicaciones se saturasen, justo en el inicio del pliegue temporal, tu nombre era lo que más se escuchaba en la prensa.-explicó Yuuji-Tu golpe de Estado goza de gran apreciación ciudadana. Actualmente, se han generado pequeñas coaliciones altruistas para la gestión de los habitantes del país: con la caída de los tiranos, intentan sobrevivir de manera pacífica y colaborativa hasta que la política se restablezca…favorablemente.
Dalton miró a Marah un momento, quien le hizo un saludo militar mientras le guiñaba un ojo.
Excelente trabajo.-la felicitó-La gente sólo tiene que esperar a que terminemos lo que estamos haciendo. Yo mismo reconduciré el país…lo prometo.
En cualquier caso…-intervino Yuuji de nuevo-…he venido aquí para acompañaros. Necesito ajustar cuentas con un enemigo vuestro. Podremos ayudarnos mutuamente. ¿Qué me decís?
Sabemos que eres un aliado.-dijo Freya-Nunca imaginé que trabajaríamos juntos, pero, de entrada, no veo ningún inconveniente. La única dificultad que puede planteársete es que tengas o no tengas medios para cuidarte: bienes materiales, capital, recursos necesarios…lo cual doy por conseguido, pues has debido de necesitarlo para llegar hasta nosotros por tu cuenta. De lo contrario, siempre puedes trabajar para nosotros y pagar así lo que necesites que te brindemos.
Eso no será un problema, Freya.-respondió Yuuji-Agradezco que quieras aceptarme como un compañero de viaje, así como la oportunidad de trabajar, pero no tengo ninguna estrechez económica: gozo de estudios y trabajo estable, y vengo preparado, así que, de entrada, no habrá problema.
Como desees, entonces.-asintió Freya.
¿Así de fácil?-se quejó Aquanika.
Él nunca se ha dedicado al crimen.-dijo Freya anticipándose a lo que Aquanika iba a plantearle-Tú sí. Tengo que atarte de alguna manera, quieras o no entenderlo.
Podría ser un farsante camuflado en lugar de vuestro “héroe”…-adujo Aquanika.
Lo habría detectado.-respondió Freya-Te lo voy a explicar de una manera tal que no quedará ninguna duda: personalmente, no tengo absolutamente nada en contra de Marah, pero es más que obvio que hemos aceptado trabajar con ella tan rápida y fácilmente porque tenemos un gran aval de confianza, y es que Dalton la conoce en profundidad. Al contrario, Marah podría haber desconfiado de nosotros con todo el derecho del mundo si Dalton no le hubiera hablado de nuestro trabajo y nuestra organización. De la misma manera, esta vez el aval de confianza soy yo misma: conozco la labor de Pink Butterfly…de Yuuji…y creo que es un buen fichaje para lo que nos aguarda. Ha salido en la prensa, tanto escrita como audiovisual, y siempre impidiendo robos, salvando a víctimas de secuestros, protegiendo a inocentes, asegurando pequeños comercios contra el latrocinio callejero…es un altruista y, además, una persona que forzosamente tiene que ser poderosa: no todo el mundo puede enfrentarse a criminales peligrosos día tras día.
Haz lo que te dé la gana.-le espetó Aquanika.
Para eso he nacido, gracias.-respondió Freya-¿Alguien más tiene algún ruego o sugerencia?
Esto…Freya, me gustaría comentar algo, aunque no quiero que se malinterprete.-terció Marah.
¿Sí?-atendió Freya.
No tengo inconveniente alguno en que este hombre venga con nosotros…-dijo Marah-…y menos teniendo en cuenta que fuisteis capaces de acogerme a mí con la misma facilidad. Por un lado pienso que es muy positivo que seamos muchos por lo que pueda pasar, pero me asalta una ambivalencia, y es el hecho de que…ya sabes, ¿no crees que siendo cada vez más seremos más fáciles de detectar y nos costará más coordinarnos? Por supuesto que no estoy diciendo que nadie tenga que irse, pero me gustaría saber cómo piensas acometer esta circunstancia.
No te falta razón, Marah.-respondió Freya con una media sonrisa-Ser tantos como somos es, en efecto, un escollo a muchos efectos, pero creo que pronto tendremos que separarnos. Me parece que nuestros enemigos están empezando a posicionarse estratégicamente y que, por encima de sus intenciones para ello, nos están facilitando un “divide y vencerás” que pronto aplicaremos. Cada una de las personas…o cosas…que nos amenaza, tiene especial enemistad con uno de nosotros, así que…no sé vosotros, pero veo justo y correcto que cada uno vayamos a por quien proceda. Cuando vayamos cada uno por nuestra cuenta o, tal vez, en pequeñas agrupaciones como parejas o tríos, no tendremos esos problemas que enuncias. Tendremos que lidiar con ambas vertientes.
Entiendo…-respondió Marah-…y creo que imagino a lo que te estás refiriendo. ¿Algo que ver con el agua?
¿Agua?-preguntó Yuuji.
¿Has visto salir a una mujer y a un adolescente saliendo de ese boquete antes que nosotros?-preguntó Yamiyuki.
Sí.-respondió Yuuji-A la mujer la conozco por la prensa de esta época: es Arianelle Blanchoret. Desconozco quién es el joven.
Es de nuestros días.-respondió Yamiyuki-Yuu Hiwatari…
…alguien a quien debí matar hace mucho tiempo.-continuó Freya.
De cualquier manera…-Yamiyuki continuó su explicación-…vinimos a este hospital en busca de un equipo médico de alta tecnología para salvar a una persona que está…enferma…y, cuando llegamos y vimos el hospital vacío, lo máximo que pudimos llegar a hacer fue preguntarle a esa Arianelle que dónde estaban las máquinas…y respondió que estaban en el agua.
¡¿En el agua?!-se sorprendió Yuuji-¡Hay un barco gigantesco no muy lejos de aquí, y no tiene buena pinta para nada! ¡Creo que está capitaneado por gente de nuestros días! ¡Por criminales de nuestros días! He visto cómo introducían en él paquetes gigantescos, personas atadas con cadenas…
¿Podrías llevarnos a ese barco?-preguntó Freya-Tal vez el contenido tecnológico del hospital Furuhana haya sido llevado hasta allí…al fin y al cabo, Arianelle tiene aliados de nuestra época, como Hiwatari o Kamiyama.
No perdemos nada en intentarlo.-Metallurgy parecía conforme-¿Vamos?
Vamos pues.-Nikola tampoco parecía sentir desagrado por la idea.
Está bien.-dijo Yuuji-Es todo un honor trabajar con doctores de la talla de Freya, Metallurgy Watanabe o incluso colaboradores extranjeros, como Aquanika Vinokourov. Yo también soy de ciencias, que no os extrañe que os conozca…aunque también estoy al tanto de las nuevas promesas académicas, tanto de los institutos…Ibara Kasumidai e Itami Kirishima…como de las universidades…Yurika Kurosu. Veo que este equipo está formado por personas muy inteligentes…espero estar a la altura.
Algo me dice que lo estarás.-le dijo Metallurgy con una sonrisa.
Aunque seamos profesionales reconocidos…-dijo Dalton-…también nos sentimos honrados al sabernos en la estima de otra persona.
Llevo poco tiempo en esta época…-dijo Yuuji-…pero sois tan famosos que es imposible que no os conozca, no sólo a ti, Dalton, sino también a Marah Obulgi, la imagen representante de casi todas las conferencias de investigación médica, y al gran Shogun Nikola Chou Tesla, el actual héroe de los ciudadanos.
¿En serio tengo esa imagen ahora?-preguntó Nikola.
Mucho más que eso.-Yuuji le sonrió-Tendrás un gran futuro después de lo que has logrado. ¿Nos movemos?
Todos asintieron. No se habían desplazado de allí ni medio kilómetro cuando un pelotón de hombres armados y ataviados con trajes de seguridad de cuerpo entero, casco incluido, dio un alto al grupo, rodeándolos y apuntándoles con sus armas.
Qué oportunos…-maldijo Itami.
He visto a mucha gente vestida así en ese barco…-les informó Yuuji-…parece que nos han oído pensar en voz alta…
¿Queréis subir al barco?-preguntó uno de los hombres-¡Ya lo creo que subiréis! ¡Pero en calidad de esclavos!
Permíteme dudarlo.-dijo Yuuji.
Dispararemos si es necesario…-amenazó otro hombre.
¿He de asustarme?-insistió el chico de ojos amarillentos.
Un tercer hombre disparó contra Yuuji: de su arma salió un rayo de energía de aspecto amenazador. Con gran rapidez, Marah dejó salir un rayo de sus gafas, con tal suerte que ambos rayos chocaron, apagándose el disparado por el hombre, mucho más pequeño que el generado por las gafas de la chica. Tras el choque, el rayo de Marah arrolló al hombre que había disparado.
¡Démosle una lección a esa insolente!-gritó el primer hombre que había hablado.
¡De eso nada!-exclamó Yuuji.
Marah se vio acosada por tres hombres. Sus pesados guantes se convirtieron en taladros cónicos con los que paró los golpes cuerpo a cuerpo de dos de ellos, teniendo que lanzar una patada para alejar al tercero. Cuando las armas con las que los hombres atacaron se rompieron por los taladros, Marah deshizo la transformación de sus guantes y agarró a uno con una llave que le permitió lanzarlo contra el otro.
Por muy bien que me salga…-dijo Marah-…nunca me gustará demasiado luchar…
¿Dónde está vuestra caballerosidad?-preguntó Yuuji-¿Qué forma de invitar a una señorita es ésa?
El hermoso y afeminado joven lanzó una bellísima patada contra uno de los hombres, haciéndole perder el conocimiento tras crujirle el cuello. Sin perder un segundo, saltó con presteza hacia otro hombre, separó sus piernas 180 grados en el aire y lo golpeó de frente. Sin duda, parecía un bailarín, un auténtico artista en el campo de batalla. Solidarizándose con él, Marah se unió a la escaramuza, abriéndose paso con patadas muy pesadas.
No sientas que me debes nada.-le instó Yuuji mientras apartaba a un hombre golpeándolo con la palma de la mano izquierda-Si no te gusta pelear, puedes mantenerte al margen. Somos compañeros, ¿no es así? Sé que no nos conocemos de nada, pero quiero demostrarte que puedes confiar en mí…tú y todos.
De…-tartamudeó Marah-… ¡detrás de ti!
Yuuji se giró y vio a un hombre saltando sobre él con una porra de aspecto contundente en las manos. Sacó su arma y paró el impacto. Llevaba una especie de cetro enmangado de color rosa bastante largo, de forma cilíndrica, aparentemente muy duro y resistente y con una punta cónica bastante roma de un tono rosa más claro. La empuñadura era del mismo color que la punta, y de ella colgaban hermosos lazos de color rosa pastel semitransparente.
¡Haaaaah!-exclamó Yuuji.
Lanzó por los aires al hombre con un empellón de su arma. Acto seguido, se encaró a los restantes.
¡Triple Castigo!-exclamó.
Lanzó un golpe con su cetro. Como si se multiplicara, los hombres recibieron tres golpes de rango bastante amplio.
¡Doble Pena!-siguió.
Hizo un movimiento parecido pero en sentido contrario, convirtiéndose esta vez en dos golpes con la misma celeridad.
¡Juicio Único!-terminó, lanzándose a por ellos.
Una estocada pasó por todos ellos, como si Yuuji blandiese un florete. Quedó detrás de ellos, colocado en una elegante y extravagante pose.
Y así se abren las…-susurró Yuuji-… ¡Seis Garras de la Mariposa!
En el área en la que estaban los hombres, se dibujaron seis chorros de energía cortante de color rosa que arrastraron a todos los enemigos y los lanzaron por los aires.
Y no volváis, por favor.-dijo Yuuji mientras cruzaba las piernas y chasqueaba los dedos.
Un enorme tornado se formó frente a él y arreció contra los enemigos, que, en lugar de caer al suelo tras el impacto anterior, salieron volando con el tornado.
¿Controla el viento?-preguntó Yurika sorprendida.
¡Es el poder del viento, sí!-corroboró Yamiyuki-Algunos de mis antiguos camaradas lo poseen, y también algunas personas de mi familia lejana. Es realmente devastador.
Malditos…-oyeron una voz-…seáis.
Un rezagado se arrastraba hacia ellos gateando debido al dolor de los golpes.
¡No!-exclamó Marah.
Le dio una patada en el costado con una de sus botas gigantescas, haciéndole perder el conocimiento.
Buen trabajo, Marah…-la elogió Yuuji-…compañera. Hemos acabado con todos entre los dos.
Igualmente…-dijo Marah algo cohibida-…buen trabajo, Yuuji.
Tras aquella pequeña escaramuza, el cada vez más numeroso grupo se puso en marcha hacia el barco: se habían encargado de que esos hombres extraños no los capturaran ni pudieran delatarlos en el viaje de regreso, pues les habían quitado la posibilidad de tal viaje. Ahora se encargarían de contar ellos con el factor sorpresa y asaltar ese barco.
Mientras avanzaban corriendo hacia la localización del vehículo marino, Yuuji les comentaba que no debía de quedarle mucho tiempo para zarpar. ¿Llegarían a tiempo? Y, de ser así, ¿encontrarían algo de utilidad?

miércoles, 24 de septiembre de 2014

[WCIII] Episodio IX: Otra mariposa

REACTION
WORLDS COLLIDE III
Episodio IX · OTRA MARIPOSA

Corría. El tiempo apremiaba. Había planeado aquel seguimiento desde hacía un tiempo, pero  no pudo comenzarlo antes. Los recientes desastres que habían sacudido el mundo le habían dejado poco tiempo para seguir sus planes. Las calles estaban bastante desordenadas y, en general, destrozadas por batallas recientes. Pocos transeúntes se veían: la mayoría huían despavoridos de un lado hacia otro. El único movimiento que se podía apreciar era el de algunas máquinas automáticas voladoras, probablemente armas. No le daban miedo, pero prefería no ser detectado por ellas para no perder más tiempo. Si no llegaba al lugar clave con presteza, todo el esfuerzo hecho por su parte podría haber resultado inútil. El día se dejaba vencer poco a poco por el ocaso. No sabía si realmente iba a conseguir su cometido, pero su única manera de averiguarlo era yendo e intentándolo, pues carecía de medios para poder comunicarse con su lugar de destino. Encontró  una zanja bastante grande que escindía su camino. No dudó en saltar por encima de ella: exhibiendo una ligereza, una gracilidad y un manejo impresionantes, cayó de pie en el otro lado de la misma tras varias piruetas después de las cuales continuó corriendo. Su costumbre para con ese tipo de actividades físicas era tal que no se cansaba en aquel trayecto tan frenético.
Como si hubieran leído su mente, algunas máquinas voladoras, tan comunes como los pájaros o algunos insectos varios milenios atrás, comenzaron a dispararle. No se detuvo en hacerles frente: se limitó a esquivar los disparos con ágiles movimientos evasivos, zigzagueando, saltando y corriendo sin parar. No podía permitirse de ninguna manera llegar tarde, fallar en aquel propósito.
Una vez hubo dejado atrás a sus artificiales persecutoras, continuó con su camino. No era de allí, pero parecía manejarse y orientarse lo suficiente como para no tener problemas con ello.
 . . .
Los sitios altos siempre habían sido sus preferidos. Eran estratégicamente superiores: podía verlo todo mucho mejor y estaba más a salvo de cualquier amenaza de corto alcance, menos que de las de largo alcance, pero lo suficiente como para poder responder lo más inteligente y ferozmente posible. Mientras avanzaba a paso firme y raudo por la enorme cornisa de un edificio lleno de estructuras metálicas externas que le permitían trepar como una araña, vio a un objetivo desplazándose más rápido que ella tierra abajo, a la altura del suelo. No era demasiado voluminoso, pero sí parecía alto, aunque lo que mejor le permitía vislumbrarlo eran sus extrañas y voluminosas vestimentas. El poder diferenciar que llevaba ropa le hacía pensar que se trataba de un humano, pero no descartaba la posibilidad de que fuese un androide. En cualquier caso, tenía la seguridad de que el objetivo era antropomorfo. No tenía nada mejor que hacer, así que continuó siguiéndolo. Llevaba muchos años viviendo de manera autócrata y autosuficiente, por lo que no debía rendir cuentas ante nadie, razón que le evitaba pensar en algo diferente de la continua satisfacción de su pura concupiscencia, de su voluntad en cada momento. Detestaba sufrir el ataque del aburrimiento, por lo que se propuso seguir a ese objetivo, que nunca antes había visto, de cerca. Los separaba mucha distancia, así como una gran diferencia de altura, por lo que seguía sin ver bien los rasgos detallados de aquel punto que se desplazaba tan rápido. Ahora que había encontrado un entretenimiento, no iba a dejar pasar la oportunidad, por lo que no dudó en poner de manifiesto que su velocidad no tenía nada que envidiar a la de aquel objetivo de aspecto humano. Poco le importaba que fuese hombre o mujer, humano o androide: lo que quería era matar el tiempo. No obvió en ningún momento la dirección que su recién adquirido objetivo llevaba: si se dirigía al lugar que tenía en mente, podría encontrar algo muy jugoso, pues habían sucedido algunas ejecuciones de estrategias bastante ácidas por parte de los distintos bandos que pujaban en aquel territorio.
. . .
Observaba desde lejos. Sólo dos personas en aquella yerma tierra fuertemente tecnificada. Estaban lejos de su vista, pero podía sentir humanidad en ambos. Una diferencia de altura considerable entre las dos posiciones. Un intento de persecución.
Je…-se sonrió mientras observaba.
Meros puntos moviéndose en este lugar tan amplio…-comentó quien le acompañaba.
Siento algo especial en ambos puntos, ¿sabes?-respondió-Especial y radicalmente diferente en ambos. Por un lado, a la altura del suelo tenemos a alguien que me recuerda a años anteriores. Por el otro lado, tenemos…un recurso aprovechable.-señaló a quien se movía por lo alto del edificio.
¿Crees que podrá servirnos de algo?-le preguntó la figura acompañante.
Con casi total seguridad.-reiteró.
. . .
Seguía marchando a toda prisa. Volvía a sentirse bajo observación, pero esta vez no por las máquinas, sino por un persecutor que desconocía. Lo sentía a su espalda, algo alejado en la dirección longitudinal y muy por encima en la vertical. Podía sentir su presencia, pero de sus intenciones sólo podía desconfiar, pues no las conocía con certeza. No esperaba nada bueno de aquello, pero tampoco tenía tiempo para pararse a comprobarlo. Seguiría avanzando mientras nadie se lo impidiera. Preguntarse si quienquiera o lo que fuera que estuviera siguiéndole el paso iba a saltarle encima o no era algo que no le permitiría llegar a tiempo. Lamentaba no tener un vehículo a mano con el que poder llegar antes, pero no perdía la plena confianza que tenía en su velocidad.
. . .
¿Sus avezados ojos estaban profesando un engaño o, en efecto, aquel huidizo objetivo estaba siendo totalmente indiferente? Podía sentir infinidad de flujos psicológicos en el campo de batalla, y algo le indicaba que esa persona o ese androide al que perseguía se había dado cuenta de que estaba bajo seguimiento…y, lo que era más, le daba absolutamente igual. ¿No tenía ninguna preocupación ni ningún miedo? Se encargaría de dárselo. Su disposición a apropiarse de la zona para hacerse un nombre estaba más que afirmada, y no tendría reparos en llevarla a cabo.
. . .
Su colisión será inminente.-dijo el observador-Vámonos. Observaremos esto desde la lejanía.
De acuerdo.-el acompañante se desvaneció junto con el observador.
. . .
Lo que se temía estaba por suceder. Estaba a punto de llegar a su lugar de destino, pero iba a tener que detenerse casi a las puertas. Escuchó a un cuerpo cortar el aire. No había duda de que le iban a saltar encima. Se giró y vio confirmadas sus sospechas. Con unas elegantes volteretas, se apartó, dejando que el recién llegado individuo aterrizase en cuclillas de su ingente salto, continuando con un barrido de patada baja que pudo esquivar rodando por el suelo. Acto seguido, se levantó y encaró a aquel recién llegado. Se trataba de una persona: una mujer.
Vaya…-dijo-…una congénere entre tantos seres artificiales. Sé que es improcedente, pero me gustaría preguntarte si puedo ayudarte en algo…tengo prisa.
Je…-respondió la mujer con desdén-…no sabía si eras un androide o una persona, pero, de cerca, ya puedo ver que eres un hombre… porque eres un hombre, ¿verdad?
¿Acaso no se nota?-preguntó el hombre, manteniéndose calmado.
Permíteme responder que no.-la mujer arqueó una ceja-Pareces toda una mujer...
No caeré en tu provocación.-respondió el hombre-Si no necesitas nada, tengo cosas que hacer…
¡Alto ahí!-la mujer se acercó amenazadoramente al hombre-Éstos no son mis dominios…pero van a serlo pronto. Por ello, te exijo un peaje por adelantado…
Se crujió los nudillos.
¿Quieres pelea?-preguntó el hombre-No tengo tiempo ni ganas de iniciar un com…
¿Quién te ha preguntado?-le cortó la mujer lanzando una patada circular.
¡Para, por favor!-respondió él bloqueando el ataque con un brazo-¡No nos conocemos de nada! ¡No hay motivos para luchar!
Tal vez tú no los encuentres…-respondió la mujer retirando su pierna y preparando una patada frontal alta-…pero yo quiero algo de información. Si vas hacia ese lugar…es por algo de peso. Nada va bien en ese sitio ahora mismo…
Si quieres informarte de algo…-contestó el hombre parando el empeine de la mujer con su mano izquierda-… acércate a preguntar, pero no interfieras en mi camino.
Eres demasiado educado…-le achacó la mujer-…sobre todo con alguien que está intentando partirte la cara.
La mujer lanzó un fugaz y peligroso gancho alto. Él lo paró agarrándole el puño con la mano derecha. Los ataques de ella eran potentes y amenazadores, como los zarpazos de una fiera hambrienta, mientras que los bloqueos y la guardia de él eran taimados, serenos, equilibrados y muy bellos posturalmente.
Mientras forcejeaban, gracias a los movimientos evasivos, los saltos y las pequeñas carreras para alcanzarse mutuamente, avanzaban inexorablemente hacia el lugar al que ambos querían llegar.
Ninguno de los dos conocemos el nombre del otro…-insistió el hombre-…esta batalla no tiene sentido…
¿Acaso se necesita una razón para divertirse?-preguntó la mujer mientras lanzaba ataques constantemente-¿No te lo pasas bien? ¿No disfrutas un buen mano a mano? Parece que dominas bien las artes marciales…déjate llevar, ¿de acuerdo?
Ese tipo de frivolidad no encaja con mi manera de ser.-rehusó el hombre-En ningún momento voy a abandonar una misión por un tipo de necesidad apetitiva de violencia grautita…
Realmente tengo mis razones…-respondió la mujer mientras continuaba atacando-…pero dudo que valgas lo suficiente como para que te las cuente.
¿Dudas de mi valía pero me atacas como si fuera un adversario respetable hablando de marcialidad?-el hombre no daba crédito-¿Cuán mal te ha tenido que sentar todo este caos del pliegue temporal para haber acabado así?
¿Insinúas que no estoy bien de la cabeza?-la mujer aumentó la intensidad de sus movimientos agresivos.
Tampoco demasiado mal…-se explicó él-…pues veo que me entiendes.
¡No te burles de mí!-le espetó ella-¡Vas a lamentarlo!
Deja de distraerme, por favor…-le instó él mientras la esquivaba de tal manera que la obligaba a perseguirlo hasta su objetivo-…no quiero tener que ponerme serio antes de tiempo.
¡Tómate esto en serio!-exclamó ella-¡Tu vida está en juego!
Lanzó un potente puñetazo hacia su contendiente. Él lo desvió con su mano izquierda y con la derecha lanzó un estiloso golpe frontal con el dorso de la mano directo al hueco entre las clavículas.
¡Bien!-se sonrió la mujer mientras esquivaba aquel ataque-¡Te has dignado a lanzar tu primer ataque!
Y no será el último si esto sigue así…-amenazó el hombre.
Sin esperar a que ella respondiera, ya fuera física o verbalmente, él se alejó con una vistosa y grácil cadena de volteretas en sentido a su lugar de destino, que ya veía a lo lejos.
¿Intentas huir?-preguntó la mujer echando a correr tras él-¡No seas cobarde!
Siguieron persiguiéndose durante unos minutos. El enorme edificio que a ambos interesaba ya se veía muy cercano.
¡Conque mis sospechas eran ciertas!-se aventuró a decir la mujer-¡El hospital Furuhana!
Déjame en paz, espero a alguien.-dijo seria y secamente el hombre irguiéndose ante la mujer.
¿Me lo presentarás?-preguntó ella lanzando un rodillazo.
No se te ha perdido nada con esa persona.-respondió el hombre.
Se abrió de piernas. Dobló su pierna izquierda, parando la rodilla de la mujer apretándola entre su corva. Acto seguido, cerró las piernas para colocar el cuerpo de la mujer frente al suyo y lanzó un empujón con las palmas de ambas manos.  Ella se soltó del agarre y lo esquivó saltando hacia atrás.
Juguemos a un juego diferente…-dijo la mujer echando mano de su cinturón.
Del cinto llevaba prendida un arma enfundada. Sacó un ejemplar bastante antiguo de un sable de caballería y, asiéndolo con la mano derecha, apuntó al hombre y se lanzó hacia él. Cuando creía que le iba a cortar la cabeza otorgándose la victoria, escuchó un golpe seco:  lo llevaba muy bien oculto, pero aquel hombre tenía un cetro enmangado muy duro y sólido con el que paró el impacto. Otra estocada por parte de la mujer…y otro bloqueo a manos de él. Siguieron así  hasta que oyeron una explosión. La pared que estaba a su lado, que era una de las laterales de la zona trasera, explotó violentamente. Del boquete vieron saltar a una mujer vestida de novia y a un adolescente con una melena muy larga. Un círculo negro se abrió perpendicularmente al suelo delante de ellos. De él salió una mujer vestida de negro…una mujer alada que les hizo una seña a aquellas dos personas recién escapadas para que entrasen en el círculo. Sin hacer caso de las dos personas que allí forcejeaban, entraron en el círculo, que se cerró tras volver a entrar la mujer cuya espalda estaba adornada por unas grandes alas.
¡Esos tres…!-se sorprendió la mujer.
¡ALTO AHÍ!-oyeron que gritaba una voz masculina desde dentro del hospital.
Vienen detrás de ellos…-dijo la mujer-… ¡nos volveremos a ver!
. . .
Freya, Yamiyuki, Aquanika, Ibara, Itami, Yurika, Metallurgy, Dalton, Nikola y Marah salieron por fin al exterior. No había ningún rastro de Arianelle ni de Yuu, pero tampoco se encontraron solos. Lo primero que vieron fue a dos figuras tremendamente andróginas peleándose. Una de ellas tenía el cuerpo de un hombre fornido, pero sus enormes pechos dejaban ver que se trataba de una mujer. La otra tenía un cuerpo esbelto, flexible y lleno de curvas, así como unas ropas y un semblante cargados de feminidad, pero su pecho era completamente plano y sus hombros y su cuello, perfectamente visibles, tenían unas formas claramente masculinas. En un primer y último grito de guerra, la mujer saltó encima del que pensaban que era un hombre espada en mano, pero éste la repelió con un arma blanca bastante atípica, obligándola a saltar lejos de allí, momento que ésta aprovechó para retirarse, dejando a aquel tipo tan andrógino solo ante diez recién llegados.
Lo había conseguido. Se giró hacia ellos.
¡Yamiyuki Kuroi!-exclamó-¡Y la mismísima Freya! He venido aquí buscándoos, pero temía llegar tarde. ¡Menos mal que nos hemos encontrado!

martes, 23 de septiembre de 2014

[WCIII] Episodio VIII: Hecho en Francia

REACTION
WORLDS COLLIDE III
Episodio VIII · HECHO EN FRANCIA

No creas que soy tan fácil como las personas a las que te has enfrentado hasta ahora sólo porque hayas conseguido darme un golpe…-la amenazó Arianelle, que parecía bastante ducha en artes marciales-… ¡esto va a ser duro para ti! ¡Tanto que llevas las de perder!
¿Cuántas derrotas te han contado que he sufrido?-preguntó Freya, que se movía alrededor del pasillo frente a Arianelle sin apartarle la vista-Ninguna, ¿verdad?
Para todo hay…-susurró Arianelle-… ¡una primera vez!
La mujer vestida de novia giró sobre sí misma y lanzó una imponente patada a media altura contra la cintura de Freya, quien colocó su brazo doblado y pegado a sus costillas, parando el impacto y agarrando, acto seguido, la pierna del impacto.
Savate, ¿eh?-preguntó Freya-Veo que sigue manteniéndose en estos días la tradición de ese estilo en tu país…me alegra saberlo.
Freya tiró de la pierna de Arianelle, acercándola bruscamente a su cuerpo. Antes de que los nada modestos pechos de su enemiga extranjera chocaran contra su cuerpo, Freya ejecutó una llave giratoria de la que la contendiente se libró sin dificultades, devolviéndole el intento con una contra-llave.
No lo haces mal…-dijo Freya mientras apoyaba una mano en el suelo, impidiendo que la otra mujer la terminase de tirar al suelo-…pero estás lejos de hacerlo lo suficientemente bien.
Desde su precaria posición, Freya alzó una pierna y fustigó el rostro de Arianelle, aprovechando el momento para ponerse en pie de nuevo.
Te propongo un juego.-dijo Freya con confianza en sí misma-Tu Savate contra mi Savate…veamos quién ejecuta mejor el estilo, ¿de acuerdo?
¿Vas a intentar medirte conmigo en mi estilo?-preguntó Arianelle-¡Estás loca!
Loca estarás tú si aceptas.-Freya arqueó una ceja y torció sádicamente su gesto.
Arianelle chasqueó los dedos, haciendo que del suelo emergieran unas raíces que ataron los pies de Freya.
¡Claro que acepto!-exclamó Arianelle-¡Toma este primer golpe!
La científica francesa lanzó un brutal gancho contra Freya, quien no podía mover las piernas debido a las raíces. Casi incapaz de retener su risa, se agachó y evitó el golpe, contraatacando con un gancho alto en la zona de las costillas.
Vaya estrategia más coja…-se burló Freya.
Arianelle rió. De las paredes salieron más raíces, atándole esta vez los brazos y levantándoselos hasta dejarlos casi verticales.
Veamos cómo esquivas ahora…-Arianelle sonrió mientras lanzaba una patada.
Freya encajó el impacto dignamente. Le había dado justo debajo de un seno. Lejos de mostrar una expresión de dolor, se quedó pensativa, analizando la situación: se sabía tan fuerte que los golpes de aquella mujer apenas le hacían daño, tanto por la diferencia de constitución física como de ego.
¡JAJAJAJAJAJA!-reía Arianelle-¿Y tú eres la temible Freya? ¡Esto va a ser más fácil de lo que creía!
Arianelle estaba lanzando fieras combinaciones de Savate, tanto con los puños como con los pies. Freya encajaba los golpes sin moverse a causa de las raíces. Yamiyuki hizo ademán de lanzar una llamarada con la mano para quemar esas ataduras vegetales, pero se quedó quieto antes de intentarlo.
No intervengas.-la voz de Freya resonó en su cabeza-Si intenta inmovilizarte con sus plantas, hazte el indefenso. Se va a enterar.
¡Tu Savate es algo deficiente, Freya!-se burlaba Arianelle mientras golpeaba a la enorme mujer-¡Tan deficiente que ni siquiera te mueves! Oh, ya sé…estás haciendo de escudo para ese jovencito, ¿verdad? No quieres que le pase nada, ¿es eso?
No te rías, por favor.-se decía Freya a sí misma para sus adentros.
Cabizbaja, Freya siguió dispuesta a interceptar golpes, pero se encontró con que la mujer francesa decidió envolver a Yamiyuki en una especie de arbusto de gran tamaño que afloró del suelo.
¡Mierda!-maldijo Yamiyuki.
¡FREYA!-oyeron desde la otra punta del pasillo-¡YAMIYUKI!
Era la voz de Dalton. Estaba llegando hasta el lugar junto con Nikola, Marah, Metallurgy, Yurika, Itami, Aquanika e Ibara.
¡No estorbéis!-bramó Arianelle.
Agitó su mano, haciendo que el pasillo se rompiera por completo por emanación de cepas verdes bastante gruesas de gran tamaño y rodeadas de espinas que comenzaron a retractar y a atar al resto del equipo, inmovilizándolos dolorosamente.
No hay nada que podáis hacer.-afirmó Arianelle-Por muy fuertes que seáis, si no podéis ejecutar ninguna técnica ni ningún movimiento, sois inútiles. ¿Esto es lo que Shiroi no ha podido hacer? No encuentro la dificultad, sinceramente…
¡Puta!-bramó Aquanika-¡Suéltame! ¡Estas plantas están a punto de salir volando detrás de ti!
Doctora Blanchoret…-dijo Dalton-…creo que tiene algo que explicarnos.
¡Has intentado convertir este hospital en el epicentro de una invasión de mutantes hostiles!-la acusó Yurika-¡Hemos leído todos los ficheros!
¿De verdad hay científicos aliados con niños intentando plantarme cara?-preguntó Arianelle con desdén-El mundo está degenerando, ¿no creéis?
Si fuera buena persona…-intervino Ibara-…temería por ti. No obstante, como no lo soy…estoy deseando verte jodida. Por no ser, ni siquiera soy una persona…
Jovencita…-le respondió Arianelle-…no, NIÑATA…estás diciendo cosas sin sentido.
Itami se echó a reír.
Tiene razón.-terció-Estás jodida, loca chiflada. ¿Con quién vas a casarte? ¿Con el polvo que vas a morder?
La verdad es que no es muy difícil de entender…-añadió Yamiyuki.
Arianelle no entendía nada.
¿El miedo a la muerte os ha vuelto locos?-preguntó con una sonrisa de satisfacción-Qué pena…
Le recuerdo, doctora, que no ha de olvidar que está arrestada.-Marah tomó la palabra-Después de responder a unas preguntas, tendrá que venir conmigo.
¿De verdad crees que envuelta en mis cepas estás en posición de amenazarme?-respondió Arianelle.
Creo que eres tú la que no entiende la situación…-esta vez fue Nikola quien habló.
Pues yo la veo muy clara y obvia…-respondió Metallurgy, a quien no le hacían nada de daño las cepas gracias al revestimiento cerámico de su piel.
Ya se la explico yo.-susurró Freya.
Arianelle se giró hacia Freya con sorna, pero su rostro cambió a la sorpresa rápidamente. Con un estruendoso crujido, la persona a la que había intentado torturar había roto todas las raíces, quedando de nuevo en libertad. Pudo apreciar los músculos de sus infinitas piernas y de sus trabajados brazos mientras forzaba las raíces para liberarse. Por un momento le pareció que no era humana.
Maldita…-siseó Arianelle.
Intentó lanzar una de sus plantas mutantes, pero Freya se giró hacia su posición y la estampó contra la pared de una patada. Acto seguido, la desincrustó y comenzó a lanzarle puñetazos y patadas de Savate a un ritmo vertiginoso.
Ugh…-boqueó la mujer francesa-…agh…ngh…ufff… ¡argh!
¡Sigue así, Arianelle!-le pidió Freya con un chorro de voz-¡Vamos, continúa, maldita perra sarnosa! Llevabas razón: ¡ESTO VA A SER MUY DIVERTIDO! ¡JAJAJAJAJAJAJA!
Sin miramientos ni contención, Freya dejó los puñetazos y comenzó a patear violenta y velozmente a Arianelle.
¡Continúa así!-siguió exclamando Freya-¡Me encanta tu cara! ¡Esa mezcla de dolor, sorpresa, indignación y derrota es cuasi erótica ante mis ojos! ¡Sufre, sufre, sufre más!
Arianelle golpeaba el suelo, era levantada y vuelta a lanzar constantemente por Freya, quien había corroborado su superioridad física.
Así que…-pensó Arianelle-…ésta es Freya…ahora lo entiendo todo…
Espero que te haya gustado mi estrategia para esta batalla.-dijo Freya mientras sostenía a Arianelle en alto por su cuello-Hacerme la indefensa era lo que tu zorra persona necesitaba para confiarse y bajar la guardia. ¿De verdad eres tan estúpida? ¿No te has dado cuenta de que nadie ha hecho por liberarse? Todo el mundo estaba vislumbrando la paliza que iba a proceder a darte y que te estoy dando ahora mismo. Lo único que necesitaba era esperar a que llegaran… ¡humillarte será tanto más bello, productivo y poderoso cuantas más personas haya presenciándolo! ¡YA PODÉIS SOLTAROS!
Como si sólo hubiera una pluma encima de ellos, el resto de los aliados se liberaron rápidamente y sin esfuerzo. Arianelle se hallaba anonadada.
He de decirte dos cosas…-dijo Freya mientras lanzaba a Arianelle por los aires.
Saltó y la interceptó con una patada aérea, tras lo cual la sometió en el suelo.
La primera…-siguió hablando-…es que tu Savate es una mierda. No has logrado hacerme nada de daño…me he dejado acariciar por tus raíces DE LA SOLIDEZ DE LA MANTEQUILLA porque tus estúpidos movimientos no llegaban ni a la intensidad de una picadura de mosquito común. ¿No has notado nada duro mientras me golpeabas? ¡Estás blanda, perra! ¡No tienes nada de músculo, no puedes hacerme nada!
Arianelle intentó forcejear, pero Freya intensificó su maniobra de inmovilización, forzando a su enemiga más allá del umbral del dolor.
La segunda…-Freya continuaba-…es que esto no ha hecho más que empezar. Vas a contestar a las preguntas de Marah, ¿de acuerdo?
Le hizo un gesto a Marah para que se acercase. Ésta lo hizo con presteza.
No era mi objetivo llegar hasta este nivel de violencia, doctora.-dijo Marah con sinceridad-No obstante, la situación se ha desarrollado según su voluntad. ¿Hay equipo en este hospital para bio-robotización bidireccional?
Arianelle se negó a responder.
¡Contesta, criminal de mierda!-Freya le agarró una vértebra y amenazó con arrancársela.
Había.-gruñó Arianelle.
¿La sustracción de todo el equipo de este hospital ha sido realizada por usted?-continuó preguntando Marah.
Sí.-respondió la francesa con desgana.
¿Dónde podemos encontrarlo?-la médico continuó preguntando.
De nuevo hubo silencio por parte de Arianelle.
Sabes que morirás si no contestas.-Freya tiró de la vértebra levemente.
Un rayo negro golpeó a Freya, permitiendo a Arianelle librarse de la sumisión. Una vez se hubo incorporado, lanzó una patada trasera para apartar a Freya y una frontal para tirar a Marah al suelo.
En la otra punta del pasillo había aparecido el joven de cabello verde eléctrico largo y ojos amarillos. Era bajo, pálido y vestía una camiseta naranja y negra con motivos tribales ajustada y sin mangas, pantalones acampanados negros con grandes bolsillos naranjas y zapatillas también negras y naranjas. De su cuello colgaba una larga y vaporosa bufanda de color rosado y con plumas en los extremos. Apuntó de nuevo a Freya con la palma de su mano, que se tiñó de color negro. Una masa oscura envolvió a Freya.
¡Yuu Hiwatari!-exclamó Marah mientras se levantaba.
Arianelle,-dijo el recién llegado-mata a la soldado antes de que esto llegue a mayores.
La mujer francesa lanzó una potente patada. Marah intentó parar el impacto con otra patada, pero la fuerza de Arianelle la sobrepasó y la hizo precipitarse contra una pared, donde fue golpeada con un rodillazo y, tras caer al suelo, fue pisada en el estómago por el gigantesco tacón blanco de la científica.
¿Quién es ése?-preguntó Yurika-He oído su nombre varias veces, pero no termino de encajarlo en esta historia…
Es un enemigo de Freya.-dijo Yamiyuki.
Es cierto.-el tal Yuu sonrió macabramente-Freya, ¿por qué no vienes a saludarme? ¿Acaso te sientes pesada? ¡JAJAJA!
No hagas bromas estúpidas sobre pesos, Yuu.-dijo Freya mientras deshacía el campo negro que la rodeaba-Recuerda que yo no tengo la culpa de que seas un canijo y, por ende, excesivamente ligero. ¿Sigue atormentándote en tus pesadillas aquella vez que saliste volando varios kilómetros de una patada por intentar tocarme las narices? Caíste de cabeza…lástima que tu poder pudiera salvarte.
Tan altanera como siempre.-observó Yuu.
Tan pesado e inoportuno como siempre.-respondió Freya.
Marah intentó librarse de la fuerza de Arianelle, pero no lo conseguía: quedaba como una aficionada frente a Freya, pero era mucho más fuerte de lo que parecía.
Un paso más y mato a vuestra amiguita.-amenazó Arianelle-¿Qué demonios? ¡Voy a matarla de inmediato! ¡Culpad a Freya por haberme hecho enfadar!
La pierna izquierda de Dalton golpeó el estómago de la francesa como si fuera un látigo.
Toca a mi novia y estás muerta.-intervino el joven a la vez que comenzaba a tutearla y entrar en calor.
Arianelle levantó su pierna para golpear a Dalton, momento que éste aprovechó para alejarla de Marah, quien se levantó entre jadeos.
¿Estás bien?-le preguntó Dalton girándose hacia ella.
Sí…-respondió Marah mientras veía cómo su pareja recibía un golpe.
¡No bajes la guardia!-le espetó la mujer vestida de novia-¡Estás luchando contra mí!
Nikola se lanzó a ayudar a su amigo con los puños en alto.
¿Qué creen que hacen esos dos locos?-preguntó Itami-Esa mujer está a otro nivel…aunque Freya la haya vapuleado.
No están tan locos.-dijo Freya-Nikola fue capaz de vencer a Aquanika en un mano a mano.
Mientras Dalton y Nikola intentaban lidiar con Arianelle, Freya se giró hacia Yuu.
Íbamos a sonsacarle lo más importante…-le dijo-…maldito crío entrometido…
No me pongas esa cara.-respondió Yuu-¡Divirtámonos!
El chico se lanzó hacia Freya. Yurika y Yamiyuki le salieron al paso, interceptándolo en el aire con sendas patadas que se cruzaron haciendo una pinza con el cuello del chico.
¿Dónde crees que vas?-preguntó Yurika-¡Deja de incordiar y permítenos seguir con lo nuestro!
Ilusos…-murmuró Yuu.
Con una mano generó una onda negra que hizo caer a Yurika al suelo, lo que le permitió a él bajar. Una vez abajo, paró un puñetazo de Yamiyuki con una bola de color violeta ennegrecido que había generado con su mano. Ejecutando un empujón con la esfera, desvió el impacto de Yamiyuki, permitiéndole sortearlo y continuar hacia Freya, quien se giró para observar su entorno: Marah se había unido a Dalton y a Nikola en el forcejeo contra Arianelle, mientras que todos los demás estaban observando a Yuu.
¡Ibara, Itami, ayudad contra Arianelle!-ordenó antes de interceptar a Yuu.
De esa manera, quedaron cinco miembros del equipo contra cada enemigo.
Es hora de armarnos, ¿no crees, Yuu?-preguntó Arianelle.
Eso está hecho.-dijo Yuu.
Sacó de sus bolsillos dos mástiles plateados desplegables que se abrieron en gigantescos abanicos de color naranja con brillo dorado. Parecían encendidos de alguna manera, como si estuviesen cargados de rebosante energía. Por su parte, Arianelle sacó un hermoso ramo de flores con un envoltorio blanco.
¡HAAAAAAAAAAAAH!-gritó Yuu.
Comenzó a lanzar golpes con sus abanicos con objeto de abatir a sus cinco contendientes. Por su parte, Arianelle lanzó un golpe con su ramo contra Nikola, quien se agachó y vio el boquete que aquel objeto hizo en la pared. Acto seguido, la científica vestida de novia saltó, dispuesta a clavar su ramo en el suelo. Nikola rodó, observando el agujero recién hecho en el suelo.
¡Yaaaah!-se lanzó Marah.
La enorme bota de la médico fue parada por el ramo de Arianelle, que parecía tremendamente duro, pesado e indestructible. Dalton sacó su espada especial capaz de transformarse en escopeta y comenzó a disparar, pero Arianelle interceptó los cartuchos: un cañón asomó de entre las flores, permitiéndole disparar para burlar los tiros del joven militar. Itami se lanzó también contra la mujer, pero ésta le golpeó con el ramo y lo lanzó por los aires, tras lo cual lo interceptó con varias patadas y lanzó una estocada con el ramo, del que había brotado una cuchilla angulosa.
Dame más…-dijo Itami entre risas al ver cómo sangraba.
¡Itami!-bramó Ibara-¡Líala!
Ibara sacó de su escote el anillo de erección de su novio y se lo lanzó. Acto seguido, ejecutó una vigorosa voltereta con patada contra Arianelle para golpearla en el mentón, pero su cuello paró el impacto. Se vio en medio de una voltereta abortada, apoyando un pie en el suelo y con el cuello de Arianelle impidiendo el movimiento de su pie. Era mucho más dura de lo que Freya la había hecho parecer.
Je…-rió Arianelle.
Comenzaron a brotar lianas, tallos, raíces y cepas de paredes, suelo y techo, preparándose para un ataque brutal. En ese momento, Itami introdujo sus manos en su ropa interior y se colocó el anillo, liberando una luz azul muy potente que emanaba de su miembro viril. Una enorme erección rompió su ropa y, entre saltos y risotadas, comenzó a masturbarse. Se ancló a sí mismo en el techo con dos cadenas y siguió masturbándose delante de todos, colgado cabeza abajo y balanceándose entre risas. Comenzaron a aparecer péndulos cortantes, cepos, púas ocultas en trozos de las paredes y el suelo y demás objetos que comenzaron a diezmar las plantas.
Así que esto es la magia de Itami…-dijo Dalton mientras observaba el panorama.
Es…asqueroso…-dijo Nikola mientras trataba de ignorar las agudas risotadas del extraño chico, cegado por el placer y la locura.
Marah giró la cabeza inmediatamente y sin mediar palabra. Su cara de asco era bastante reveladora.
¡VAMOS, CIENTÍFICO CASTO Y PURO!-chilló Itami mientras destrozaba todas las plantas y salvaba a todos los compañeros paradójicamente-¡NO ME VENGAS AHORA CON MORALISMOS! ¿ACASO NUNCA TE HAS HECHO UNA PAJA? NO ME LO CREO…
Nikola dio un fuerte puñetazo contra la pared, agrietándola.
¡JAJAJAJAJAJAJAJA!-reía Itami.
Maldita sea…-bramó Yuu mientras esquivaba las trampas-… ¡maldita sea!
¡Apenas puedo atacar!-se quejó Arianelle-¡ARGHHHHHHHHHHHH!
Una dama de hierro había aparecido detrás de ella y se había cerrado. La fuerza de su cuerpo impidió el cierre total, causándole sólo heridas no mortales.
¡Maldito loco!-exclamó Yuu.
Le apuntó con la palma de la mano. Comenzó a hacerlo bajar, hasta que rompió las cadenas y lo tiró ruidosamente al suelo…aunque a Itami no pareció importarle: rodó para alejarse, se incorporó y siguió masturbándose.
¡CREO QUE VOY A CORRERME!-amenazó con un tono melodioso y macabro.
¡Sí!-exclamó Ibara con una sonrisa-¡Es el fin de estos idiotas!
¡Nada de eso!-gritó Yuu.
Se lanzó corriendo hacia Itami y, con gran velocidad, pasó por encima de él como si se teletransportase, cruzando sus abanicos antes de parar en seco varios metros detrás de Itami, quien se deshizo en un chillido a la vez que unos rayos llameantes de color dorado invadían su cuerpo. Su pene descubierto comenzó a verse atacado por aquella energía, haciendo que la sangre se acumulase más y más en él, hinchándolo y alargándolo de manera casi antinatural.
¡Sigue, sigue, SIGUE!-gemía Itami mientras pataleaba en el suelo-¡DAME MÁS! ¡MÁS!
Yuu no sabía que Itami sentía placer con el dolor. Amigo o enemigo, era tan hombre como el propio Itami, por lo que no tardó en suponer que el golpe de sus abanicos lo iba a hacer eyacular. Sin saber si buscar la explicación en la suerte o en el destino, una onda de luz azul salió del pene descubierto de aquel extraño guerrero, cancelando también la descarga que lo estaba hiriendo. Un leve ruido confirmó sus sospechas: el anillo se le había desabrochado por el engrosamiento de su miembro viril, pero ya era demasiado tarde: una caudalosa eyaculación comenzó a brotar, cayendo la mayor parte encima de su dueño, que yacía tumbado en el suelo con las piernas arqueadas.
¡Mierda!-Ibara dio un pisotón en el suelo-¡El orgasmo con el anillo significa muerte ineludible para todos los enemigos! ¡En qué mal momento ha ido a soltarse!
Es un…-Dalton se llevó la mano a la frente mientras agachaba la mirada.
…sí, un…-Nikola intentó ayudarle-…un mul…
…un multiorgasmo…-sisearon los dos a coro.
¡Qué asco!-gritó Arianelle-¿Cómo se atreve ese perro a hacer eso delante de mí?
Las cosas no lucen muy bien…-dijo Yuu, que se acababa de dar cuenta de que tenía cepos clavados en ambas piernas-…creo que tendremos que irnos.
De eso nada.-dijo Aquanika, que había forcejeado bastante con Yuu antes de que Itami tomase la delantera-Vamos a acabar con vosotros.
¡Misión fallida!-chilló Arianelle-Han evacuado el hospital antes de que haya podido beneficiarme de ello, esta gente nos ha sobrepasado y, en general, ya no merece la pena seguir aquí. Al menos, tenemos el equipo…
Dime dónde están las máquinas.-dijo Freya-Las necesitamos.
En el agua.-dijo Arianelle antes de volar un trozo enorme de pared con unos tentáculos vegetales.
Yuu salió corriendo detrás de la científica. Estaba abriendo forzosamente un túnel para abandonar el hospital por un ángulo que ni siquiera conocían.
¡Tras ellos!-exclamó Freya.

Los demás asintieron. A pesar de estar heridos, sus oponentes estaban escapando muy rápido. ¿Podrían saldar cuentas con ellos en ese mismo momento?