martes, 30 de septiembre de 2014

[WCIII] Episodio XII: Estertor feroz

REACTION
WORLDS COLLIDE III
Episodio XII · ESTERTOR FEROZ

Ibara e Ikaruga se persiguieron mutuamente a través de varias habitaciones, escalinatas y pasillos. Finalmente, llegaron a un pasillo bastante ancho a cuyos lados había una gran caída al vacío.
Éste será el escenario de nuestra última batalla, Ibara…-dijo Ikaruga apretando los puños.
¿Qué perra te ha entrado ahora?-preguntó Ibara-¿Planeas inmolarte después de que te pegue una paliza?
¡No toleraré que intentes trivializar tanto esta situación, maldita mocosa barriobajera!-gritó Ikaruga mientras lanzaba un puñetazo.
Ibara esquivó el impacto y dio una voltereta sobre sí misma, pateando a su enemiga en la subida. Mientras se encontraba en el aire vio que a ambos lados del pasillo no sólo había una caída tan profunda que podía causar la muerte, sino que, además, estaba todo anegado de enormes y afiladas estacas metálicas de forma cónica.
Cuidado, Ikaruga…-dijo Ibara al aterrizar-…pelearemos como quieras, pero trata de no tropezarte. Una niña tan torpe podría verse ensartada y empalada brutalmente al más mínimo desliz…
No puedo creerme que alguien como yo haya tirado su vida de esta manera…-se lamentó Ikaruga mientras se lanzaba a por Ibara en una patada voladora.
¡Corta el rollo!-bramó Ibara mientras bloqueaba la patada con su antebrazo izquierdo-¿Qué mosca te ha picado?
Ikaruga dejó que su cuerpo hablara por ella: puñetazos, patadas, intentos de llaves, saltos, piruetas, maniobras evasivas, defensivas y ofensivas…una larga sarta de técnicas de diversas artes marciales que estaba empleando desesperadamente contra Ibara, su enemiga, quien respondía a los ataques con gran maestría y presteza.
¡Nos lo han quitado todo!-chillaba Ikaruga mientras golpeaba con furia-¡TODO!
Ibara no entendía por qué aquella chica se manifestaba de esa manera, pero podía apreciar que su fuerza había aumentado en buen grado.
Como vuelvas a soltarme el rollo de que te he robado a Itami, te aseguro que te voy a hacer bajar al infierno a hostia limpia y no te volveré a subir hasta que no se te haya caído hecha cenizas tu cara de alimaña estreñida, maldito incordio de niña…-Ibara se montó en su tren de improperios.
¡VUELVO A REPETIR QUE NO ME SALE DE LAS NARICES QUE TE TOMES ESTO COMO UN PUÑETERO JUEGO!-gritó Ikaruga mientras lanzaba por los aires a Ibara de un puñetazo.
Era la primera vez en mucho tiempo que Ikaruga lograba golpear a Ibara, y, de entre todas esas veces, la única que lo había hecho tan fuertemente. Para sorpresa de la pelirroja, Ikaruga saltó hacia ella y comenzó a golpearla en el aire con una cadena de patadas giratorias encadenadas que terminó con una patada vertical hacia abajo que la propulsó hacia el suelo…hacia las estacas.
Lamentarás esto, perra…-susurró Ibara mientras caía.
Desplegó su bastón y lo clavó en lo más profundo de la sala, entre dos estacas. Acto seguido, lo clavó en el techo por el otro extremo y comenzó a bailar sensualmente como si estuviera en un acto de baile de barra. Un enorme anillo de fuego se dibujó alrededor de la bailarina, alargándose en un enorme chorro de llamas dirigido a Ikaruga, quien apuntó a aquella amenaza con la palma de la mano en la que llevaba la pulsera mágica. Su poder sellador se manifestó en forma de rayo, deshaciendo inmediatamente la llamarada.
Veo que hoy has venido a jugar duro…-Ibara se sonrió.
Saltó de su bastón con objeto de hundir a Ikaruga de un rodillazo aéreo. La chica de cabello verde intentó bloquearlo con una patada alta, pero la fuerza de Ibara seguía siendo superior a la suya, por mucha motivación que tuviera aquel día, sin contar, además, que la masa de ésta era superior a la de ella, con lo que cayó al suelo a causa del impacto.
Bien…-dijo Ibara mientras se subía encima de Ikaruga, que yacía tumbada en el suelo-…voy a cobrarme lo de antes.
Se dispuso a acribillar a puñetazos a su rival, pero ésta paró sus puños agarrándolos con sus manos fuertemente. Desde esta posición, se la quitó de encima de una patada, obligándola a rodar para esquivar el siguiente ataque, que fue una patada baja.
¿Qué te motiva hoy, Ikaruga?-preguntó Ibara levantándose-Ojalá siempre brindases combates tan interesantes…mequetrefe…
O te mato…-murmuró Ikaruga-…o me matan.
¡Bien!-exclamó Ibara sonriendo-¡Por fin la vas a diñar! ¡ALELUYA!
¡MALDITA SEA!-gritó Ikaruga-Nos aliamos con Shiroi después de que vosotros desertaseis de su lado porque quería castigaros…y vimos una oportunidad perfecta para conquistaros…
Cuéntame algo que no sepa, Capitana Obvio.-Ibara se encogió de hombros.
¡Fuimos engañados!-estalló Ikaruga-Nos dijeron que nos ayudarían a conseguiros, cuando lo único que hemos hecho en sus filas ha sido ser sus criados: montar guardias, hacer trabajos sucios, matar a gente que no ha opuesto resistencia, tramitar papeles…no nos han tenido en estima para nada…nos dijeron que seríamos unos iguales, como Verónica, como Yuu…pero no…se han aprovechado de que somos los más jóvenes para explotarnos y vejarnos…cuando Yuu y ese enano desgraciado gozan de mejor posición que nosotros… ¡un maldito niño!
¿Pretendes darme pena?-preguntó Ibara mientras lanzaba una patada al cuello de Ikaruga-Me están entrando ganas de reírme a carcajada limpia…
¿Pena?-preguntó Ikaruga agarrando el tobillo de Ibara y retorciéndolo lenta pero inexorablemente-La única que da pena aquí…soy yo…
Ibara se libró del agarre de Ikaruga y la pateó con ambas piernas describiendo un movimiento de tijeras.
¡Bienvenida a la realidad!-la saludó Ibara con una sonrisa-Te lo llevo diciendo años. PUTOS AÑOS.
Ayame y yo estamos bajo ultimátum.-dijo Ikaruga-Nos han esclavizado como a vosotros…y ahora nos han amenazado de muerte. Vosotros tendríais que haber muerto por no haber podido vencer a Freya y a Yamiyuki…pero parece ser que nosotros rellenaremos ese vacío si no os matamos aquí hoy mismo…
¡Eso es terrible!-a Ibara le cambió el gesto, llenándose de preocupación-¡Nadie se merece eso! ¡Tú también puedes desertar!
¡Ojalá pudiera!-Ikaruga estaba tan asqueada que ya no le importaba que su gran enemiga conociera sus vergonzosos deseos-Pero…estamos solos.
¿De qué hablas?-le espetó Ibara con ímpetu-¡No estáis solos! ¡Yo te ayudaré a escapar de Shiroi! Al fin y al cabo, lo nuestro es sólo un lío amoroso… ¡dejemos nuestras diferencias aparte y zanjémoslas en otro momento! ¡La vida es más importante! ¡Demasiado como para perderla a manos de un timador!
¿En serio?-a Ikaruga se le iluminaron los ojos con lágrimas-¿Vas a ayudarme?
Ibara sonrió con cariño. A los pocos segundos, su sonrisa se congeló y se tornó macabra y cruel.
¡JAJAJAJAJAJA!-rió-¡NO, NI DE COÑA! ¡JAJAJAJAJAJA! ¿En serio te crees la primera mierda que te digo? Eres un asco de tía y no puedo ni verte. ¿Cómo voy a ayudarte si apenas puedo contener mis ganas de festejar que vas a palmar? ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA! ¡IDIOTA! ¡PRINGADA!
Ikaruga apretó el puño y miró a su enemiga con furia.
Está bien.-murmuró-CLARO QUE ME VAS A AYUDAR A SALVAR LA VIDA. ¡ESTA VEZ LA HAS HECHO BUENA! ¡ME HAS CABREADO BIEN! ¡VOY A MATARTE, IBARA! SALDRÉ CON VIDA DE ESTE BARCO PORQUE VOY A COBRARME TU VIDA, ¿ME OYES? ¡Y ME IMPORTA UNA MIERDA QUE A AYAME LE SIENTE MAL SI TE DESTROZO! ¡VIVIRÉ POR ENCIMA DE TU CADÁVER!
Tu rostro de dolor e indignación es el mejor regalo que he recibido en mucho tiempo.-dijo Ibara saltando hacia su bastón.
Comenzó a bailar, generando una larga cadena de riadas, granizadas, tormentas, avalanchas, incendios, emanaciones tóxicas y tormentas magnéticas, entre otros fenómenos. Con rabia, Ikaruga fue cancelando todos y cada uno de los ataques con su poder sellador, recibiendo daños mínimos. Tras aquel forcejeo, saltó hacia su enemiga con objeto de tirarla del bastón, pero fue sorprendida por una ágil maniobra de repulsión por su parte que la devolvió a la ancha pasarela.
Déjame decirte una cosa…-la provocó Ibara desde el bastón-…si no me derrotas, ten por seguro que voy a matarte. De lo contrario, si me derrotas…Shiroi te matará. No te fíes de él…sólo quiere acabar contigo. ¿Lo habéis hecho ya? ¡JAJAJAJAJAJA!
¡Baja aquí y pelea como una mujer!-rugió Ikaruga mientras se convertía en una quimera.
¡Di mejor “sube aquí”!-respondió Ibara emergiendo del suelo frente a Ikaruga.
Se había convertido en escila fantasma y apuntaba con sus gigantes garras a la quimera.
Vamos a resolver esto de una vez por todas…-dijo Ikaruga-¡Por las cuatro bestias de la quimera! ¡Dragón!
La quimera se convirtió en un gigantesco dragón cuadrúpedo de escamas verdosas ennegrecidas , ojos rojos, alas grandes y una larga cola.
¡Por las seis bestias de la escila!-exclamó Ibara-¡Oso!
Ibara se convirtió en un enorme y musculado oso pardo.
La diferencia de tamaños es abismal…-dijo Ikaruga-… ¡eres una hormiga!
El dragón en el que la chica se había convertido lanzó un potente chorro de llamas. Por su parte, Ibara, posicionada a cuatro patas en su forma de oso, escupió un gigantesco chorro de agua a presión que apagó las llamas. Enfurecida, Ikaruga voló hacia Ibara y lanzó fuertes latigazos con su cola, pero fueron esquivados. Tras ello, Ibara saltó hacia la cola de su enemiga y trepó por ella, clavando sus zarpas atravesando las escamas de aquel enorme apéndice.
¡Maldita seas!-chilló Ikaruga mientras trataba de sacudirse a Ibara de la cola.
¡Tu sufrimiento acaba de empezar!-exclamó Ibara.
Sus zarpas se convirtieron en cuchillas metálicas. Arañó longitudinalmente la cola de su enemiga, arrancando numerosas escamas. Conforme se descolgaba de la cola con objeto de destrozarla, sus zarpas adquirían propiedades corrosivas y venenosas, obligando a Ikaruga a descender de nuevo a la pasarela. Tras el aterrizaje, Ibara saltó hacia la cabeza de Ikaruga, se hizo un ovillo y cayó en vertical envuelta en una esfera de poder gravitatorio que aceleró su caída hasta abrir una brecha en la cabeza del dragón. Una vez terminado este ataque, pasó a su forma antropomorfa de oso: se convirtió en una mujer alta, fornida, musculosa y recubierta de pelo marrón, con sus enormes senos al descubierto y unas extremidades mucho más grandes y fuertes que en su forma humana. Su cara también estaba cubierta de pelo, y su melena roja colgaba lacia. Con esta forma, lanzó un gancho alto contra el mentón del dragón, lanzándolo por los aires. Mientras ascendía, Ikaruga pasó de ser un dragón gigante a una mujer dragón: con su cuerpo cubierto de escamas del mismo color que antes, su melena verdosa colgando de los escamosos bordes de su cabeza, su cola herida y sus todavía enormes garras, se lanzó en picado garra en vilo contra Ibara, que intentó parar el ataque con un bloqueo de artes marciales pero recibió un brutal zarpazo que la hizo sangrar.
Maldita seas…-bufó Ibara-…voy a acabar contigo…
Lanzó una fuerte patada giratoria contra la cara de Ikaruga, lanzándola al extremo del pasillo. Desde ese lugar, la mujer dragón lanzó una enorme llamarada por la boca. Ibara aspiró con la boca, absorbiendo la llamarada con sus poderes de las fuerzas naturales, y convirtió la energía recibida en poder mágico que empleó para lanzar un enorme abanico de rayos por las manos. No tardaron en ser disipados por el poder sellador de Ikaruga, que fue disparado en forma de un enorme rayo.
Si te sello…-dijo Ikaruga mientras seguía lanzando su poder sellador en forma de rayos-…no podrás transformarte y te podré derrotar.
Eso sería muy cobarde, ¿no crees?-le preguntó Ibara apareciendo detrás de ella.
¿Cómo has…-preguntó Ikaruga mientras sentía que los brazos de Ibara apretaban su cintura.
Ibara había utilizado su poder de las sombras para aflorar de la sombra de su enemiga, posición desde la cual la agarró de la cintura y le hizo un suplex con el que estampó su cabeza contra el suelo. Tras esto, gruñó fuertemente, liberando  una ventisca de su boca y arrollando a la mujer dragón, cuya última baza fue lanzar un golpe cortante con sus alas a la vez que escupía fuego. La mujer oso paró el ataque con un golpe de palma a la altura del ombligo, cortándole la respiración momentáneamente.
Tras aquel intercambio de golpes, Ikaruga volvió a ser una quimera, a lo cual Ibara respondió volviendo a ser una escila.
Si la cuarta bestia no surte efecto contra ti…-intentaba articular Ikaruga-…estaré oficialmente jodida. ¡Por las cuatro bestias de la quimera! ¡León!
Ikaruga se convirtió en un enorme y majestuoso león. Pese a que era una mujer, el león en el que se había convertido parecía ser un macho, a juzgar por su tupida melena.
¿Sabes?-preguntó Ibara-Nos llevamos como el perro y el gato, y voy a acabar contigo de manera poética con la única bestia que no he utilizado desde que Shiroi se cruzó en mi vida. ¡Por las seis bestias de la escila! ¡Lobo!
Una enorme y peluda loba negra de ojos rojos se adueñó del cuerpo fantasmagórico de la monstruosa Ibara. El león comenzó con una estrategia obvia: lanzó rayos selladores por la boca. Ibara pisó el suelo, provocando un seísmo que desequilibró al león, dándole la oportunidad para correr hacia él y placarlo. Tras esto, intentó hundir sus zarpas en el lomo de su enemiga, pero ésta respondió también con zarpazos y pronto se vieron inmersas en un forcejeo de golpes y mordiscos tras el cual acabaron llenas de arañazos y mordeduras.
Eres una puta, ¿lo sabías?-dijo Ibara entre aullidos.
Tú no te quedas atrás…-respondió Ikaruga.
Ambas se pusieron de acuerdo de manera remota: iban a luchar como mujeres. Saltaron la una hacia la otra, convirtiéndose en híbridos. La sensual licantropía de Ibara, que se había convertido en una bella y atractiva mujer lobo llena de curvas y pelo negro, frente a la no menos atractiva Ikaruga, cuyo pelaje dorado cubría su bien formado cuerpo y contrastaba con su melena de macho, que rodeaba su cara, ahora humana, y desprendía un intenso color verde.
Arañazos, patadas, puñetazos…ambas bestias se golpearon hasta la saciedad hasta que Ikaruga, harta de forcejear y deseando matar a Ibara, desplegó unas garras largas como espadas con las que empezó a cortar a su enemiga con presteza.
¡AAAAAAAARGH!-gritó Ibara mientras intentaba librarse.
Dejó emanar una descarga eléctrica de su cuerpo, consiguiendo apartar a Ikaruga. Acto seguido, utilizó el poder del sonido para desequilibrarla con un poderoso aullido…y entonces lanzó el golpe de gracia: convirtió sus garras en estoques que estaban rodeados por unas peligrosas cortinas de viento cortante, se lanzó corriendo hacia su enemiga…y atravesó su pecho, generando una onda expansiva de cortes que la cubrió de sangre por completo. Hizo que el viento arrastrara potentes toxinas, obligando a Ikaruga a volver a su forma humana demacrada, magullada, ensangrentada y con la ropa destrozada.
No…-dijo entre llantos mientras se hincaba de rodillas.
Notó algo doloroso: el pie de Ibara. Se había convertido en humana también, y le estaba pisando la mano con fuerza. También estaba llena de heridas y sangre, y se hallaba prácticamente desnuda.
Podría violarte…-dijo Ibara-…pero no te mereces ese honor. Muérete de una puta vez…no tienes nada que hacer.
Tú tampoco…-dijo Ikaruga-…te he herido de gravedad…
Sí, pero no me has atravesado el pecho.-dijo Ibara-Yo a ti sí.
Ikaruga apartó el pie de Ibara de un manotazo. Se levantó a duras penas y apretó sus puños.
Aunque Shiroi me mate después de que acabe contigo…-murmuró-…prefiero eso a ser asesinada por ti, Ibara…
Lo lamento.-respondió Ibara-Por mucho que me guste la idea de verte muerta, no puedo negar que me haría ilusión ser yo quien lo haga en lugar de un tercero.
Je…-rió Ikaruga-…en el fondo me tienes cierta estima, ¿verdad? Soy…o, mejor dicho…he sido…tu rival…
¿Rival?-preguntó Ibara-Has sido un coñazo de tía, un incordio, un estorbo, una lacra. Nunca te he considerado mi rival…
Eres como eres…-dijo Ikaruga entre lágrimas-…pero todo esto ha venido porque a las dos nos gusta Itami…no obstante, he visto cómo has hecho amigos ahí fuera…desde los que te salvaron de Shiroi hasta los que llegaron después…
¿Qué coño me estás contando?-Ibara alzó la voz.
Dime, Ibara…-siguió Ikaruga haciendo caso omiso de la otra chica-…si no nos hubiéramos enfrentado por Itami… ¿tú y yo…podríamos haber sido… amigas?
¿AMIGAS?-bramó Ibara-¿QUÉ COJONES ES ESO? ¿SE COME? ¡ENTÉRATE, CEREBRO DE MOSQUITO: YO NO TENGO NINGUNA AMIGA!
Sin contemplaciones, lanzó a Ikaruga fuera de la pasarela de una patada. No gritó…ni siquiera dijo unas últimas palabras: sólo se clavó profundamente en las estacas, desangrándose y muriendo agujereada.
¡Por fin!-exclamó Ibara, dejándose caer en el suelo-Necesito hacerme unos dedos…

Ibara comenzó a aflojar su ropa interior.

2 comentarios:

  1. Ibara es la polla xDDDDDDDD es que no puedo decir más de ella salvo que actúa como se espera de ella. No es políticamente correcta, no siente compasión ni pena. Es tal cual.
    Por eso me gusta. No intenta gustarle a nadie, se muestra como es y punto. Con toda su crueldad.

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    1. Entonces, te lo has pasado bien con este capítulo. La verdad es que me he acordado mucho de ti, mi lectora más fiel por el momento, a la hora de escribirlo, porque sé que eres fan de Ibara. ¡Llevaba mucho tiempo deseando escribir esta escena! Y no hace falta ser un genio para saber lo que viene esta noche... ¡te espero! (Ha sonado muy mal, pero me refiero al capítulo, claro.)

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