jueves, 18 de febrero de 2016

Reseña: Enchanted Arms (PS3)


De izquierda a derecha, nuestros protagonistas para esta aventura: Karin, Yuki, Atsuma y Raigar. En lo alto, la temible antagonista, Queen of Ice.


¡Hola a todos una vez más! Hacía muchísimo tiempo que no escribía una reseña. Esto se debe a que he preferido volcarme en el desarrollo de mis historias, a que he tenido poco tiempo para otras actividades y a que no todos los juegos que he completado me han parecido demasiado dignos de reseñar. Nos encontramos ante un RPG por turnos desarrollado por From Software y publicado por Ubisoft que apareció en 2006 en la plataforma Xbox 360 y en 2007 en PS3. Yo he tenido el placer de completar la versión de PS3, aunque lo que quiero explicar sobre el título no depende de la versión que juguemos. Mucho tiempo ha pasado desde la última vez que completé un RPG antes de éste, y tal vez esta circunstancia ha sido una de las razones por las que "Enchanted Arms" me ha impresionado tanto y me ha hecho disfrutar desde el primer momento hasta el último. No es el mejor juego de rol de la historia y, como veremos, tiene ciertas carencias, pero tampoco es el peor en mi opinión. Creo que, aun con sus defectos, merece mucho la pena.



El marco

La historia de este bonito videojuego es de corte futurista. Nos sumergimos en una sociedad en la que, con una energía llamada Ether y los conocimientos específicos, se pueden crear unas máquinas de lo más variopintas y versátiles llamadas Golems. Estas máquinas, más parecidas a criaturas vivas que a obras de ingeniería, pueden tener infinidad de propósitos, desde regentar establecimientos comerciales hasta participar en guerras, y de guerras versa esta historia. Mil años han pasado desde la terrible y destructiva Golem War. En las clases de Historia se explica que esta guerra fue desencadenada por fuerzas inigualables, por criaturas cercanas a los dioses llamadas Devil Golems. Se sabe que, al finalizar esta guerra, los Devil Golems fueron sellados y permanecen encerrados y sumidos en un profundo y aparentemente irrompible letargo, cada uno en una punta del mundo. En aquella época existía una tecnología hoy extinta llamada "magia" con la que podían dar pie a existencias mucho más temibles y a poderes muy superiores a los que existen en la contemporaneidad del juego (NOTA: Sí, dicen tal cual que la magia era una tecnología. Yo me quedé igual.).

Ya muy lejos de ese pasado tan turbulento, las ciudades se desarrollan de manera próspera, utilizando a los Golems como compañeros y ayudantes con los que poder crear, en colaboración, un mundo lleno de comodidades y posibilidades. En la ciudad de Yokohama existe un centro educativo encargado de formar a los jóvenes para aprender a usar el Ether en la síntesis, invocación y manejo de Golems, así como a combatir a las máquinas que se descontrolan o desarrollan hostilidad. Aquí encontramos a Atsuma, nuestro protagonista, un estudiante muy poco prometedor que no sólo no estudia, sino que también tiene un serio problema a la hora de aprender a utilizar los poderes que en la escuela le quieren enseñar. Siendo lo único destacable de él su capacidad de combate, Atsuma lleva toda la vida preguntándose por qué no puede manipular el Ether igual que el resto de personas. La investigación no tarda en revelar que, por alguna razón, su brazo derecho destruye el Ether, haciendo imposible toda manipulación del mismo. Esta anomalía de su brazo derecho es la que da pie a toda la historia, pues, al ser capaz de romper cualquier fuente, formación o concentración de Ether que toque con dicha extremidad, no faltan quienes no tardan en teorizar que podría romper incluso los sellos de los Devil Golems en caso de encontrarlos. En este contexto comenzamos el juego y tomamos las riendas de una historia intrigante, hermosa y épica en la que no faltarán la acción y los sentimientos. Para saber más, como siempre os digo, sólo tenéis que jugar.



Los personajes

He de decir que el plantel de personajes del juego está muy logrado. Se pueden encontrar personalidades de todo tipo y, en general, cualquier figura que aparece en la historia termina siendo carismática a su manera. Protagonistas nobles, fuertes y bellos en espíritu y antagonistas retorcidos y macabros serán nuestro pan de cada día en esta historia. Adelantando un poco sobre la jugabilidad, el mundo de este título se rige por seis elementos: fuego, agua, viento, tierra, luz y oscuridad. Todos los personajes, sean amigos o enemigos, pertenecen a un elemento cada uno, muy en la tónica de "Shadow Hearts", una saga imprescindible para cualquier aficionado a este género y que recomiendo encarecidamente. Este elemento será el que cada personaje utilizará en sus habilidades especiales, si bien contarán también con habilidades no elementales. Os presento brevemente a los cuatro protagonistas:

-Atsuma: Es el paradigma exacto de personaje protagonista de un J-RPG: estatura media, especialidad en cuerpo a cuerpo, descerebrado pero lleno de sentimientos y capaz de hacer un daño obsceno y descomunal en los combates. Su elemento es el fuego y su estilo de lucha se basa en dar puñetazos, siendo su arma de preferencia los guantes con refuerzos para los puños. Aunque siempre dice lo que piensa, nunca piensa lo que dice y es todo un cabeza hueca, pero tiene un gran corazón y, por fortuna, madura mucho a lo largo de la historia. No falta su poder descomunal e incomprensible, cosa que tienen todos los protagonistas (o casi todos) de estos juegos: su brazo derecho, como ya comentaba.

-Karin: Una joven rebelde de London City y mi personaje favorito del juego con diferencia. Es una chica fuerte, decidida, muy (para su desgracia) impulsiva y tiene un carácter fuerte e impositivo. Su elemento es el agua y, a la hora de combatir, es un personaje híbrido, versátil y polifacético: es capaz de atacar cuerpo a cuerpo, de lanzar magia ofensiva y de curar con bastante buen resultado en todas estas vertientes. Su estilo de lucha es una rama de las artes marciales (a la cual no le ponen nombre) que se especializa única y exclusivamente en el uso de patadas, siendo su arma unas vistosas grebas de diseños muy variados, algunas realmente preciosas. Con sus patadas es capaz de atacar a enemigos aislados o a grupos, también lanza magia de agua y venenosa y puede curar, resucitar y fortalecer al equipo con movimientos de danza. Con estos bailes también puede absorber vida o puntos mágicos del enemigo.

-Raigar: Rebelde de London City y guardaespaldas de Karin. Este hombre silencioso e impasible se muestra totalmente servil con su compañera, cumpliendo todas sus órdenes sin rechistar. Su gran estatura y su porte serio lo convierten en un tipo temible. Su elemento es la tierra y es el tanque del equipo, teniendo una gran cantidad de vida y una muy buena defensa. También tiene una fuerza descomunal y es un experto en esgrima, demostrándolo en cada combate con su arma de preferencia, unas espadas gigantescas. Es también capaz de fortalecer a los aliados, aunque más a sí mismo, y de lanzar algún que otro hechizo de tierra, con muy mal resultado.

-Yuki: Una adolescente que se auto-proclama la reina de los cazadores de Golems. Desde que aparece hasta muy bien entrado el juego parece una niña repelente, maleducada y con el único deseo de llamar la atención. No obstante (y afortunadamente para los jugadores), detrás de esa fachada esconde una personalidad mucho más profunda que hacen que podamos verla como a toda una mujer, si bien tiene aún mucho que madurar y aprender. Su elemento es el viento y sus armas son dos pistolas, una en cada mano. Es especialista en atacar desde lejos y puede llegar a hacer mucho daño con algunos de sus disparos. También puede eliminar (¡a tiros!) las protecciones y los hechizos fortalecedores de los enemigos.

Además de estos cuatro héroes, encontraremos a muchos otros personajes, unos amigos y otros enemigos, que convertirán esta historia en toda una delicia. Los primeros que encontramos son los amigos de Atsuma: Toya (elemental de agua), un alumno brillante y capaz de todo, armado con una lanza y Makoto (elemental de luz), un chico gay apasionado por la belleza, la ropa, el maquillaje y la cocina que está enamorado de Toya (lo cual no es un spoiler, pues no para de pregonarlo desde el principio del juego) y usa un saxofón como arma para canalizar sus hechizos. Además de estos dos jóvenes, muy carismáticos y también situados entre mis favoritos del juego, encontraremos a muchos otros, todos con muchas sorpresas, reveses y riqueza que aportar a la trama. Os invito a conocerlos jugando.


La jugabilidad

Este juego tiene unas bases muy parecidas a las de muchos otros hermanos del género, si bien también goza de una gran cantidad de elementos que lo hacen diferente. Para empezar, los personajes están asociados con elementos y cumplen las reglas de los mismos: cada par de elementos antagónicos se hace el doble de daño mutuamente y la mitad a sí mismo. Es decir, el agua es efectiva contra el fuego y el fuego es efectivo contra el agua. Esto no se ve en todos los títulos. En muchas sagas, los elementos siguen unas reglas basadas en la medida de lo posible en el mundo real, y el ejemplo más claro es "Pokémon". Aquí no es de esta manera, así como tampoco lo era en "Final Fantasy X", un juego anterior a éste del que hablamos. Los combates son por turnos y con sistema de movimiento: el campo de batalla tiene una cuadrícula y hay que mover a los personajes. Cada ataque tiene una forma geométrica determinada y no podrá lanzarse si no se cubre a los enemigos con esa forma. No obstante, difiere mucho de los RPGs estratégicos, pues no hay grandes cantidades de enemigos y aliados ni tampoco elementos en el terreno que haya que sortear: sólo movimientos por una cuadrícula, parecido al mítico "Koudelka". Tampoco existe la perspectiva aérea que se da frecuentemente en los RPGs estratégicos. Como en prácticamente todos los RPGs, los personajes se fortalecen al subir de nivel, aumentan su HP y EP (como se llaman en este juego a la vida y a los puntos que se consumen al lanzar ataques), su fuerza, su velocidad, etcétera, pero, además, en cada combate ganado se recibirá una cierta cantidad de SP. Gastando estos SP en el menú podremos aumentar los parámetros de nuestros personajes de manera selectiva, pudiendo desarrollarlos a nuestro gusto aprovechando sus talentos naturales y teniendo en cuenta sus debilidades por definición. El sistema de Golems es también uno de los añadidos más brillantes y definitorios de este juego: todo enemigo que se combate es un Golem, salvo algunos personajes humanos que forman parte de la historia. Todo Golem existente se puede fabricar para utilizarlo en el grupo, y esto incluye a los jefes opcionales, hasta al más poderoso, grande y terrorífico de todos, el gran Omega (nombre muy original que no hace ningún guiño a ninguna saga mítica del género, por cierto). Cada Golem tiene su elemento y su abanico de habilidades activas (de combate) y pasivas (bonos de parámetros, protección contra estados, etcétera), siendo exactamente iguales que cuando aparecen como enemigos y no pudiendo aprender ninguna más, pero sí pueden subir de nivel y recibir SP como los personajes. Para hacer esta síntesis de Golems, se necesita el núcleo de la criatura (algunos se venden, otros están en cofres, otros son recompensas de batallas...) y una determinada cantidad de gemas de fuerza, de velocidad y de poder mental. Estos tres tipos de gemas se pueden comprar en cualquier tienda, se pueden encontrar en cofres, rompiendo cajas (muchos elementos del juego se pueden romper durante la exploración y algunos contienen objetos), como recompensas de batallas, etcétera. En cuanto a las habilidades de los personajes, la mayoría las venden, aunque algunas se encuentran en cofres o son recompensas de batalla. Otras directamente aparecen al avanzar la historia y, finalmente, los ataques EX, es decir, los ataques máximos que en todo RPG nos honran con su presencia, se aprenden subiendo de nivel. Cada personaje tiene tres y pueden ser usados siempre que se tenga la barra EX lo suficientemente llena. Esta barra se llena combatiendo (y se conserva de un combate a otro mientras que no se gaste) o con un elemento muy gracioso y útil llamado Enchant Dance, que consiste en poner a Atsuma a bailar en medio del camino. Este baile nos permite recargar el EX a placer, pero aumentará la tasa de encuentros con enemigos, los cuales no aparecen en el mapa: en cada combate, la pantalla se distorsiona, la música cambia y se pasa a la vista de batalla, como en "Final Fantasy" en la mayoría de sus entregas o muchos otros títulos. La mayor flaqueza de este juego es que las animaciones son bastante pobres y malas: movimientos ortopédicos y poco variados, ataques casi idénticos, hechizos poco vistosos... y es una pena, porque es lo que le faltaba a "Enchanted Arms" para ser una auténtica joya. La mayoría de los ataques son muy parecidos entre sí y sólo varía el daño que hacen o un pequeño detalle en la animación. Los personajes no se mueven demasiado bien y, en general, podrían haber sido más espectaculares, como lo es la historia. Un ejemplo muy característico es Karin, quien, para ser toda una experta en patear a los enemigos, dobla muy poco las rodillas a la hora de ejecutar sus técnicas y eso a mí, como persona acostumbrada al ejercicio físico y conocedora de algunos tipos básicos de patadas, me provoca dolor desde las ingles hasta los tobillos sólo con verlo. Además, teniendo dos personajes expertos en artes marciales, podrían haberse esforzado en crear movimientos más aerodinámicos y variados. Hay muchos tipos de puñetazos y patadas y nuestros héroes se han quedado con dos. Los sablazos de Raigar y los tiros de Yuki tampoco son demasiado variados y esta carencia hace que los combates no sean todo lo preciosos que podrían ser. Un dependiente de una tienda de videojuegos con el que me llevo bien me definió este juego como "malo, pero no en cuanto a la historia, sino por lo ortopédico que es", y no le voy a quitar la razón. Es muy ortopédico, pero la historia engancha y merece la pena. Tiene sus virtudes y sus defectos.


Lo mejor:
-La historia está llena de intriga, incógnitas y no para de sorprender hasta el final, con giros hasta el último momento.
-Los personajes son muy carismáticos. El plantel está lleno de auténticos héroes y villanos.
-La banda sonora está bastante bien trabajada, con algunas piezas inolvidables.
-Los personajes maduran mucho a lo largo de la historia, sin excepción.
-El sistema de SP permite un desarrollo estratégico y lleno de oportunidades para dominar el juego.
-El sistema de Golems es muy rico y variado. Hará las delicias de los coleccionistas. Los diseños de las criaturas son muy variopintos y algunos son auténticas preciosidades.
-Karin.
-Toya.
-Makoto.


Lo peor:
-Tal vez un poco corto de más para un juego de este género.
-Las animaciones son muy pobres.
-Me han faltado algunos personajes muy carismáticos que tendrían que haber sido jugables.
-A esto último añado que seis héroes habrían dado más juego en el campo de batalla, pues se podría tener representación de todos los elementos, si bien la historia habría cambiado profundamente y el juego no habría sido el mismo. Nunca sabremos qué vertiente es mejor, pues el título ya está terminado.


Si no tenéis nada a lo que jugar, os recomiendo que le deis una oportunidad. Creo que os gustará y, además, con la edad que tiene, lo encontraréis barato. A mí  me costó 7 € y, tras haber terminado de jugar, considero que han sido 7 € muy bien invertidos.

martes, 9 de febrero de 2016

[TY] Episodio 77: Choque de puños y acero

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 77: Choque de puños y acero

Grant aún tenía la cabeza dolorida por el fortísimo golpe que Rito le había dado contra la pared.

Me acabas de llamar incompleto porque he pasado por una cirugía de extirpación.-recapituló el soldado-¿Cómo vas a llamarte a ti mismo una vez cuentes todas las partes que te van a faltar cuando acabe contigo?

Rito Sonozaki, como llevo llamándome dieciocho hermosos años.-respondió el Taimanin cruzándose sonriente de brazos.

O lo que quede de ti, mejor dicho.-lo corrigió Grant mientras se ajustaba las gafas con una mano-Y ya te anuncio que será poco.

No adelantemos acontecimientos.-repuso Rito-Aún no hemos empezado a darnos de golpes.

Eso tiene fácil arreglo.-respondió el militar con una sonrisa arrogante mientras apuntaba a su enemigo asiendo su bastón como si fuera un estoque.

Esa cosa hace mucho daño.-recordó el Taimanin-Al no haberlo tenido nunca en mis manos, no sé qué tecnología puede tener, pero, si nuestras teorías son ciertas, quedamos en que excitaba los nervios produciendo dolor intenso que no podría justificarse con la mera fuerza del impacto del bastón. Tendré que andarme con cuidado y no dejar que esa cosa me toque. Por suerte, mi arma personal permite mantener las distancias mucho mejor que la suya por su longitud.

Rito asió su doble maza y se puso en guardia.

¡Arreglémoslo entonces!-invitó a su adversario a atacarle.

Punishing Strike!-bramó Grant.
(¡Golpe castigador!)

Rito paró el golpe de Grant con un movimiento de su doble maza. Tal cual había previsto, su fuerza no era la clave: al interceptar el bastón de su enemigo con un arma, un objeto insensible al dolor, el forcejeo quedaba reducido a una competición por ver quién de los dos era más fuerte a nivel muscular, y estaba claro que el soldado no era rival para el Taimanin en aquel aspecto.

Has parado el primer golpe, pero, ¿y los demás?-advirtió el soldado.

Deslizó su bastón sobre la superficie de contacto con la maza de Rito y trató de golpearle con la punta en el pecho, pero el otro chico no estaba dispuesto a dejar que aquello sucediese, por lo que giró la maza sobre sus manos y desvió el bastón, alejándolo de su cuerpo. Acto seguido, lanzó un golpe circular a media altura que acertó fuertemente a Grant en la cadera.

Los demás irán todos para ti.-Rito se sonrió.

Tras golpear a Grant, Rito apartó la maza de delante de él y lanzó una patada giratoria con suma elegancia. Aquel movimiento de gran belleza parecía imposible para un cuerpo tan ancho y robusto como el del chico de pelo verde, pero, aun así, lo hizo, golpeando a Grant en el plexo solar y acorralándolo contra una pared.

Parece que quiere hacerme creer que fuera de su mala leche y su bastón maldito es una mosquita muerta, pero no voy a confiarme.-pensó Rito-Esto está resultando demasiado fácil y estoy seguro de que es una de sus estrategias. En cualquier caso, he de aprovechar ahora para reducirlo.

¡YAAAAAAAAAAAAAAAAH!-gritó el Taimanin.

Lanzó una patada frontal, empujando con la planta del pie al soldado contra el muro, golpeándolo fuertemente. Acto seguido, se preparó para golpearle en la cabeza con su arma con un movimiento vertical, pero el militar se recuperó antes de lo que había estimado y le golpeó con el bastón en las costillas.

¡Mierda!-maldijo Rito para sus adentros mientras se llevaba una mano a la zona donde había sido golpeado.

Tratando de ignorar el dolor, el Taimanin se dio cuenta de que Grant preparaba otro golpe con su peligroso bastón. Con un vigoroso movimiento, lo desvió de un mazazo.

¿Te duele?-preguntó Grant con sorna.

¿A ti qué te parece?-respondió Rito en tono burlesco.

Esto no ha hecho más que empezar.-amenazó el soldado.

Me decepcionarías si no fuera así.-le reprochó el Taimanin arqueando una ceja.

Grant continuó esgrimiendo su bastón, pero no estaba lo suficientemente cerca de Rito como para burlar la defensa que su ponía su maza de gran longitud y masa, por lo que todos los golpes fueron bloqueados.

¿Por qué no te dedicas a otra cosa?-preguntó Rito-No vas a poder acertarme ni por asomo.

No me subestimes.-respondió Grant taimadamente-Voy a darte una lección esta noche.

Con tanta violencia como elegancia, el soldado lanzó una patada giratoria inversa alta contra la maza de Rito, impulsándose para encaramarse a ella, saltar por encima y caer sobre su dueño con un bastonazo. El golpe, que le acertó entre los hombros, fue tan doloroso para el chico que hizo que cayera al suelo.

Ya lo tengo donde quería.-pensó Grant con satisfacción-Ha perdido el combate.

Te voy a hacer una última pregunta antes de acabar contigo.-dijo el soldado-¿Sabes por qué tu oponente soy yo y no cualquier otro de los hombres de la sargento Phoenix o de la teniente Johnson?

El dolor que Rito sentía invadía su espalda y no podía incorporarse. El arma de Grant era realmente peligrosa.

¿Porque eres el único con suficiente complexión para aguantar un golpe mío?-preguntó Rito mientras hacía por levantarse.

Porque te regeneras.-respondió Grant con una sonrisa macabra-Si Delacroix te volase un brazo con sus explosivos, te volvería a crecer. Si fueras atravesado por los arpones de Silver, tus agujeros se cerrarían. Nos han explicado la naturaleza de tu poder en las reuniones estratégicas. ¿Cómo vas a regenerarte cuando algo no está dañado? ¡Sólo yo puedo infligirte un dolor que no tiene nada que ver con una cura! ¡Eres mío!

Aprovechando que Rito seguía en el suelo, Grant comenzó a golpearlo con su bastón en todas las partes del cuerpo. El dolor invadía el cuerpo del Taimanin, impidiéndole todo tipo de reacción.

¡TE LA ESTÁS GANANDO, HIJO DE PUTA!-el joven ninja no podía sino gritar, fruto del dolor y la rabia.

¡No puedes hacer nada para pararme!-exclamaba Grant entre risotadas-¡No se puede regenerar lo que no está roto! Sólo tengo que seguir causándote dolor hasta que pierdas el conocimiento, ¡JAJAJAJAJA! Pensaba que este combate iba a ser fácil para mí, pero jamás imaginé que fuera a ser TAN fácil.

¡MALDITO CABRÓN!-gritaba Rito mientras aguantaba los golpes-¡NO TIENES NI IDEA DE LO QUE ES MI PODER EN REALIDAD!

Estás perdiendo la cabeza del dolor, ¿verdad?-se mofó el chico con gafas-¿Quién es el incompleto ahora?

¡RAAAAAAAAAAAGHHHHHHHHH!-gruñó Rito.

Con su dolorido y entumecido brazo derecho, el ninja agarró el bastón de Grant, pudiendo frenar la cadena de golpes. Sentía que su mano iba a explotar, pero decidió continuar así el tiempo suficiente como para lanzar un potente puñetazo contra el soldado para, por fin, quitárselo de encima.

¡HIYAAAA!-gritó el Taimanin victorioso mientras lanzaba al soldado por los aires.

Se levantó y apretó los puños en señal de insumisión.

Un desgarro muscular.-comentó entre jadeos-Justo lo que necesitaba para burlar tu mierda de estrategia sádica. Ninpô – Fushikakuzei!
(¡Arte ninja! ¡Despertar del inmortal!)

Rito se cubrió de una luz verdosa que regeneró las heridas internas que se había hecho al mover los brazos con tanta fuerza teniéndolos agarrotados y magullados. Esto logró que desaparecieran todos sus dolores.

¡Maldito psicópata!-bramó Grant mientras se masajeaba la mandíbula con una mano por el golpe que le había dado Rito-¿Te has hecho daño a propósito para regenerarte?

Es algo que puedo permitirme.-respondió Rito-¡Soy inmortal!

Tienes que estar bromeando…-el soldado se llevó las manos a la cabeza.

Una broma es lo que te va a parecer el infierno cuando te mande allí después de la paliza que te acabas de ganar.-lo amenazó Rito-¡Quítate las gafas si no quieres que acaben hechas polvo!

Grant se preparó para recibir a Rito, que avanzaba corriendo hacia él, con un golpe seco de su bastón, pero el ninja lo rodeó, lo agarró por la espalda y lo sometió contra el suelo con una brutal llave de lucha libre.

¡ARGH!-gritó el soldado-¡Un Suplex! ¡No eres ningún principiante!

No conforme con aquello, el Taimanin cambió de posición, agarró a su enemigo de diferente manera, saltó y lo volvió a estampar contra el suelo con una llave aérea.

¡No saborearás un Power Bomb como éste todos los días!-exclamó el chico de pelo verde orgulloso.

El Taimanin cambió de estilo y, una vez hubo reducido a Grant en el suelo, le atrapó un brazo con una técnica de Aikido con objeto de causarle una luxación.

¡Despídete del brazo con el que agarras ese bastón del demonio!-bramó Rito.

¡No te lo permitiré!-le rebatió el soldado.

Haciendo un movimiento de tijeras con sus piernas, fustigó a Rito, rompiendo la tensión en su agarre y pudiendo así sacar su brazo de tan peligrosa situación.

Voy a anularte totalmente.-amenazó Grant mientras volvía a agarrar su bastón.

¡A callar!-Rito hizo caso omiso de las amenazas de su oponente.

El Taimanin levantó la pierna izquierda y dejó caer el talón sobre la cabeza de su oponente, dejándolo doblado unos segundos, el tiempo suficiente como para hacerle una llave de Judo y colocarlo de nuevo en el suelo.

¡Despídete!-gruñó el ninja dispuesto a pisar con fuerza el estómago de su enemigo.

Grant levantó una pierna y chocó su pie con el de Rito, parando el pisotón.

¡Qué fuerza!-maldijo el soldado para sus adentros-¡Me va a partir la rodilla si sigue así!

Es su pierna contra la mía.-pensó Rito-Si me pasa algo, me regeneraré. Si le pasa algo a él, estará fastidiado.

El soldado vio un atisbo de esperanza: su bastón estaba en el suelo al alcance de sus manos. Lo agarró y, con él, lanzó una estocada recta con la que acertó al Taimanin en la entrepierna, aprovechándose de que tenía las piernas separadas para el pisotón.

¡AGH, MIS HUEVOS!-gruñó Rito-¡ESO ES JUGAR SUCIO, HIJO DE PUTA!

¡Todo es válido en el campo de batalla!-se jactó Grant mientras se levantaba-¡Has aguantado bien, pero SE ACABÓ!

Rito fue golpeado fuertemente en el cuello con aquel bastón amplificador del dolor. Cayó de espaldas contra una pared y rápidamente fue golpeado en todas las articulaciones.

Antes le he dejado que se moviera.-pensó Grant-Si soy lo bastante rápido como para castigar todas sus articulaciones con una sarta veloz de golpes, no podrá relajársele ninguna lo suficiente como para golpearme, no sufrirá ningún desgarro muscular y, por tanto, no se regenerará. Aún puedo dejarlo sin conocimiento. ¡Este combate es mío!

Ingenuo.-pensó Rito mientras las lágrimas de dolor amenazaban por salir de sus ojos-Hazme más daño, vamos. No podré moverme durante tu paliza, pero no lo necesito para devolvértela. No sabes nada, incompleto de mierda.

¡La picadura de un mosquito es más dolorosa que tus golpes birriosos!-el ninja provocó al soldado-¿No vas a golpearme en serio? ¡Así no vas a conseguir nada, gruñón penoso!

¡NO TE BURLES DE MÍ!-Grant reaccionó con un grito impositivo e intensificando sus golpes.

Sigue así.-pensó Rito-Vamos, continúa. Excita mis nervios tanto que al menos uno de ellos llegue a deformarse por exceso de impulsos eléctricos. La mínima desviación permitirá que mi regeneración se active y, entonces, ¡OH, POBRE DE TI!

El soldado continuó golpeando al joven Taimanin.

¡Caerás derrotado por el dolor!-gruñía Grant.

¡POR FIN!-gritó Rito con lágrimas en los ojos-¡ME HAS QUEMADO UN NERVIO! NINPÔ – FUSHIKAKUZEI!

La luz verde en la que se envolvió Rito para curarse de su rotura interna empujó a Grant lejos de él.

¿Qué diantres…-Grant se sorprendió.

Si excitas mis nervios con impulsos no deformadores pero abusas de la intensidad y/o de la frecuencia, puedes llegar a crear una modificación negativa en mi cuerpo y, por tanto, forzarme a regenerarla.-explicó Rito-El hecho de haber elegido combatir conmigo “porque me regenero” no hace que puedas vencer mi habilidad natural. Tal vez puedes durar más contra mí que otros con armas destinadas a destrozar cuerpos, pero eso no te librará de la amarga derrota que vas a sufrir hoy. ¡QUE TE DEN POR EL CULO!

Rito saltó y embistió con gran fuerza a Grant con los dos pies. El golpe sonó atronador, y el soldado voló por los aires. Por su parte, el Taimanin cayó de pie al suelo con una elegante voltereta. Sin dejar que el aturdido soldado se recuperarse, Rito se acercó a él corriendo y lo atrapó con una violenta y fugaz combinación de puñetazos.

¡Te voy a hacer harina, cabrón!-gritó el Taimanin.

A Grant, que se le había vuelto a caer el bastón, no le quedaban muchas opciones, así que decidió lanzar puñetazos él también. Tras un largo y doloroso intercambio de golpes, el soldado decidió desequilibrar  a Rito con un rodillazo en el abdomen y, acto seguido, someterlo con varios puñetazos.

No eres del todo malo.-reconoció Rito-No obstante, aún me duelen los huevos por culpa de tu mierda de bastón y no voy a perdonar ninguna ofensa a las partes más sagradas de mi cuerpo. ¡Feliz vuelo sólo de ida!

El Taimanin agarró al soldado de los hombros, lo zarandeó y, tras golpearlo varias veces contra el suelo y las paredes, lo lanzó muy lejos. Con una agilidad impropia de alguien tan magullado y castigado, Grant agarró su bastón en pleno vuelo, asegurándose de que caía con él en la mano. Lo clavó en el suelo para amortiguar la caída y lo usó como apoyo para incorporarse. Acto seguido, tocó un botón oculto que llevaba en el mango, el cual comenzó a brillar y a abrirse amenazadoramente.

Tenía esto reservado en caso de catástrofe, pero creo que ésta es una causa sobradamente justificada.-dijo Grant-Éste es el auténtico adiós. Hidden Punishment!
(¡Castigo oculto!)

Del mango del bastón salieron varios misiles de pequeño tamaño que volaron amenazadoramente hacia Rito.

¡Ni tu regeneración podrá salvarte si las explosiones te hacen cenizas!-gritó Grant cantando victoria.

Ninpô – Dôton no Jutsu! Nessa no Senpuu!-exclamó Rito.
(¡Arte ninja de la tierra! ¡Remolino de Arena Tórrida!)

El chico asió su maza, comenzó a girarla y produjo un enorme tornado de arena a muy alta temperatura. Los misiles no pudieron vencer la ingente fuerza de aquel temporal, por lo que volaron en sentido contrario y acabaron por explotar, liberando unas catastróficas olas de fuego y energía, demasiado grandes para el pequeño tamaño de los misiles. Así, Rito se salvó de un ataque mortal y Grant quedó atrapado entre las ondas expansivas, siendo finalmente sepultado en el suelo.

Chúpate ésa, cabrón desequilibrado.-dijo Rito con satisfacción-Y venga ya, que he jugado a muchos videojuegos y sé que en estos casos SIEMPRE se levanta el enemigo que se da por derrotado en primera instancia.

Es curioso que pienses en algo tan trivial cuando estás jugándote la vida en un combate…-dijo a duras penas Grant mientras se levantaba.

Lo sabía.-se limitó a comentar Rito.

Mi bastón nunca hará que Rito Sonozaki caiga inconsciente, me lo ha demostrado negando las dos únicas posibilidades que tenía.-pensó Grant-Mis misiles ocultos Hidden Punishment son de un único uso y tengo que recargar en el cuartel general porque no puedo llevar esa munición tan peligrosa encima. Esto hace que sólo me quede una opción.

El soldado se bajó la cremallera de la chaqueta. Acto seguido, se desabrochó los pantalones.

Haciéndome un striptease no vas a lograr que me apiade de ti.-dijo Rito con seriedad.

No es mi cuerpo desnudo lo que está debajo de este uniforme.-respondió Grant-Es mi verdadero arsenal de combate.

El joven soldado lanzó su ropa por los aires, revelando lo que llevaba debajo. Una camiseta negra sin mangas de fibra elástica muy ajustada. Pantalones rectos de camuflaje negro, rojo, gris, plateado y blanco. Botas altas de color negro metalizado por fuera de los pantalones con una tira de algo que parecía neón rojo en las suelas. En las manos llevaba unos mitones negros con el mismo tipo de neón rojo  que las botas. Al ir tan destapado y apretado en comparación con su anterior indumentaria, holgada y poco reveladora, la forma de su cuerpo podía apreciarse claramente. Era bastante musculoso, sus brazos estaban muy bien trabajados y se le marcaban los pectorales y los abdominales. Probablemente sus piernas serían también musculosas, aunque no se veían con los pantalones, cuyo diseño de camuflaje parecía brillar extrañamente. Inexplicablemente, sus gafas seguían intactas, sin absolutamente ningún rastro del feroz combate.  Ceñida a la camiseta llevaba una correa en diagonal de color rojo de la que colgaban unas piezas redondas de color gris metalizado que parecían granadas.

¡Bonito look!-comentó Rito con una sonrisa-¡Y mira qué músculos! Me encanta, tío, tienes un cuerpazo.

¿Podrías dejar de hablar como si fuéramos amigos?-preguntó Grant cortantemente.

Lo siento, macho: cuando veo unos músculos así, me emociono.-respondió Rito encogiéndose de hombros-Te han debido de costar muchas horas de entrenamiento. ¡Enhorabuena!

¿Te ríes de mí?-inquirió Grant.

¡Lo digo en serio!-respondió Rito con fingido compañerismo.

No hay que tener un doctorado para ver que tienes el triple o el cuádruple de masa muscular que yo.-dijo Grant tajantemente-Parece que te estás burlando de que tenga menos… ¡como si tu cuerpo de culturista te hiciera superior!

No me burlo de ti.-dijo Rito-Tu cuerpo me parece realmente bonito. No me enseñarías las ingles, ¿verdad? Seguro que se te marcan como cortes de una katana en una plancha de acero… y me encanta eso, joder.

¡Basta de bromas!-bramó el soldado-¡Me tienes harto! Veamos si puedes con mis manos expertas en infligir dolor ahora que no tengo una ocupada sujetando un bastón.

Sin ese bastón no eres más que un enclenque al que puedo vapulear a placer.-Rito le guiñó un ojo-¡Toma esto!

Y veamos si mi hipótesis sobre esas luces de su traje es cierta…-pensó mientras lanzaba un puñetazo.

Grant paró el puñetazo con la palma de una mano. No necesitó hacer mucha fuerza, pues, al tocar la mano de Rito, éste empezó a sentir un gran dolor.

¿Sorprendido?-preguntó Grant con una sonrisa.

Lanzó una patada giratoria alta, impactando en la cara del Taimanin y lanzándolo por los aires, causándole, de nuevo, gran dolor.

Esa cosa que brilla en tu ropa es el material, la tecnología o lo que cojones sea que lleva tu bastón para amplificar el dolor, ¿verdad?-Rito lanzó su reflexión en voz alta.

¿Cómo lo has averiguado tan rápido?-se sorprendió el soldado.

Bueno, soy demasiado inteligente para cualquiera de vosotros.-explicó el ninja-Me disculparía, pero no tengo motivos.

Ahora que casi todo mi cuerpo es igual que mi bastón, las superficies de contacto con el enemigo son más grandes.-pensó Grant-¡Seguro que así consigo dejarlo sin conocimiento! ¡Es la única forma de parar a esta bestia! Normalmente, las personas tan entregadas a su cuerpo no cultivan tanto su mente porque no reúnen tiempo, pero este tipo es tan fuerte como inteligente… ¡Rito Sonozaki es un monstruo aunque me duela admitirlo! En cualquier caso, ¡no está todo perdido!

Rito se preocupó por volver a agarrar su maza para contraatacar todos los golpes de Grant, quien no tardó en utilizar sus manos y sus pies para lanzar ágiles y feroces golpes. Si conseguía golpear al Taimanin al menos una vez, lograría someterlo de nuevo, esta vez con una intensidad sin igual. No obstante, él no se dejaba avasallar y contraatacaba todos los golpes usando su doble maza como si fuera un palo largo.

Tengo que tener cuidado de no golpearle en las piernas ni en las manos.-pensó Rito-Me haré más daño del que podré hacerle a él. A partir de ahora, debo lanzar sólo ataques altos… ¡como éste!

En un momento de descuido de Grant, Rito usó su maza como pértiga y se propulsó hacia él con una patada aérea. El soldado aprovechó inteligentemente la distancia que su contendiente había logrado y saltó hacia él, agarrándose a su cintura haciendo una pinza con las piernas. Al estar todo su pantalón recubierto de la fibra brillante que causaba el dolor intenso, la franja que Grant recubrió en el cuerpo de Rito comenzó a arder.

¡Este dolor es mucho peor que el de antes!-pensó Rito sintiendo de nuevo sus lágrimas intentando brotar-¡Menudo psicópata! Sin embargo, ahora no puede castigarme los brazos, por lo que… ¡se va a ir a la mierda!

¡FUERA!-chilló Rito mientras propulsaba a Grant hacia arriba de un codazo ascendente.

En pleno vuelo, el Taimanin lo interceptó y lo lanzó lejos de él de un puñetazo.  Grant apoyó las manos en el suelo y se colocó como si estuviera haciendo flexiones de pecho, posición desde la que se incorporó de nuevo.

Que sepas que ahora la distancia no es problema para mí.-dijo Grant arrancándose una de las piezas metálicas que colgaban de la correa de su pecho.

Lanzó aquel objeto que parecía una granada. Explotó, pero no liberó fuego ni llamas, sino una onda electromagnética de gran radio que atrapó a Rito que le causó grandes dolores en todo el cuerpo.

¡Mierda!-pensó Rito-¡Vuelvo a no poder moverme!

Cambiando intensidad por área tengo que ser capaz de hacer que se desmaye sin deformarle los nervios y que se vuelva a regenerar.-pensó Grant-Si castigo todo su cuerpo a la vez con una onda que se conduce por la propia electricidad de sus nervios, ¡tengo que conseguirlo!

El joven soldado lanzó más de esas granadas hacia Rito. Las ondas electromagnéticas lo atraparon en una pesada y desoladora espiral de atroz dolor.

¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGHHHH!-gritaba el Taimanin.

¡Lo conseguí!-pensó Grant-¡Un golpe en la cabeza y haré que esa bestia se duerma!

Grant se colocó al lado de Rito, que estaba en el suelo retorciéndose, y se preparó para patearle la frente con el talón, pero el Taimanin dio un cabezazo contra el suelo, provocándose una pequeña brecha que le permitió disparar sus poderes regenerativos. De esta forma, rodó por el suelo para evitar el talonazo de Grant y se levantó de nuevo.

¿Hasta qué punto llega tu masoquismo?-preguntó Grant.

No voy a darte el gusto de caer ante tus patéticos ataques.-dijo Rito-Manipulas el dolor porque no tienes fuerza, porque no tienes capacidad para vencer en un combate sin un arma que no esté trucada. ¡Ya me has hartado!

Grant se fijó en que en el lugar donde Rito se había dado el cabezazo a propósito no había ni una gota de sangre. Tal y como le habían explicado, la sangre de aquel chico siempre volvía a su cuerpo.

Incluso cuando mi táctica parece que va a surtir efecto, él encuentra una forma de burlarla.-pensó Grant apabullado por la situación-Es formidable, y yo estoy jodido.

Por tu cara podría leer tus pensamientos.-dijo Rito con una gran sonrisa-Te he dejado sin trucos bajo la manga, ¿verdad? No hay nada que puedas hacer para vencerme… ¡y menos ahora que me has terminado de tocar las narices! Por culpa de tus estúpidas granadas, las ondas de dolor han recorrido TODO mi cuerpo. ¡TODO! Justo cuando el picor de huevos que me has causado estaba remitiendo, vas y lo reactivas. ¡Eres un auténtico cerdo!

Lo reduce todo a bromas sobre sus genitales, exactamente igual que un niño, con la misma sonrisa candorosa.-pensó Grant-¿Tal es su nivel de genialidad que me toma por un juguete, por una cosa de niños? ¿A mí, a Grant Steeler? En la vida me había sentido tan humillado…

¡Gracias por quedarte como un pasmarote mirando las musarañas!-gruñó Rito mientras corría hacia Grant-¡TRÁGATE ESTO Y MUERDE EL POLVO DE UNA VEZ!

El joven Taimanin hizo una increíble pirueta en el aire y, con ella, agarró el cuello del soldado con las dos piernas haciendo una pinza, arrastrándolo con la pirueta y terminándola estampándolo en el suelo.

Qué increíble Frankensteiner…-susurró Grant entre toses.

Te equivocas, hijo de puta con cuerpazo.-le corrigió Rito-Eso no ha sido un Frankensteiner, ha sido un Hurricanrana. ¡ESTO es un Frankensteiner!

Rito saltó por encima de Grant con las piernas abiertas, le cayó sobre los hombros, apoyando cada pierna en uno de los hombros, entrecruzó los pies para atraparle el cuello y dio una voltereta hacia atrás, apoyando las manos en el suelo y catapultándolo contra una pared lejana con la que se chocó de cabeza.

No puede…-gimió el militar-…ser… ¿estoy… acabado…?

Sí.-respondió Rito secamente antes de quitarle el conocimiento con una patada en la cabeza.

Tras acabar el combate, el Taimanin agarró el cuerpo de Grant y lo colocó en una posición conveniente. Le quitó un mitón.

Me llevo esto para investigar qué clase de material es éste con el que puedes causar tanto dolor.-dijo Rito en voz alta.

Tras ello, le quitó las gafas.

Me llevo tus gafas para analizarlas y saber qué las hace indestructibles.-continuó hablando con el soldado inconsciente-Y…

Con cuidado de no dañarse las manos, le desabrochó el cinturón y le retiró ligeramente los pantalones hacia abajo. Se quedó mirando las marcadas ingles del militar.

¡Lo sabía!-exclamó Rito con una sonrisa-¡Son preciosas! Entre la paliza que te he metido, lo que hemos sudado y el cuadro que me has pintado, creo que me voy a hacer la paja de mi vida cuando toda esta mierda acabe. Tengo curiosidad por ver cómo tienes el miembro, pero no voy a exponerlo: tienes derecho a la intimidad. Soy mejor persona que tú. Tú sólo eres un hijo de la gran puta.

Tras terminar su discurso, Rito volvió a dejar los pantalones de Grant perfectamente colocados y ajustados, con el cinturón abrochado.  Acto seguido, echó a andar en busca de sus compañeros. No muy lejos de él, vio saltar chispas en el aire y caer un rayo.

lunes, 8 de febrero de 2016

[TY] Episodio 76: Con tacones y a patadas

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 76: Con tacones y a patadas

En el feroz intercambio de golpes y amenazas en el que se había convertido aquella noche, Hagane y Émile se habían separado de sus respectivos grupos, quedándose solos y frente a frente.

Parece que esta noche es la definitiva.-comentó Émile-¡Es la noche de cazar Taimanin!

¿Seguro que no es la noche de cerrar bocas de soldados fanfarrones y pomposos?-preguntó Hagane.

Veamos si te queda algo de filo en esa lengua tan puntiaguda cuando acabe contigo esta noche.-insistió el soldado-¡El Reino de Tokyo es demasiado pequeño para dos divas!

Sólo una persona puede llamarme así, princesita.-Hagane se mostró amenazador-Y no eres tú.

¡Oh!-se sorprendió el soldado-¿He tocado una fibra sensible?

En absoluto.-respondió el ninja-Sólo has utilizado una palabra con la que únicamente me designa una persona que significa mucho más para mí de lo que tú podrías llegar a comprender.

El chico recordó la gran cantidad de veces que Kuroageha lo había llamado “diva”. Para él, el ser llamado así le recordaba a los grandes momentos de felicidad que había compartido con sus amigos, y también le hacía pensar en todos los que les quedaba por vivir, unidos como siempre habían estado. No quería bajo ningún concepto que un enemigo como Émile manchara esa palabra.

Hmmm…-murmuró Émile mientras jugueteaba con su larga melena-… te llamaré como me dé la gana. Al fin y al cabo, esta noche vas a oler la fragancia de tu derrota.

Émile se mantenía erguido y orgulloso frente a su contendiente. Más que estar en guardia, se estaba exhibiendo. Se mostraba provocativo: con una mano jugaba con su melena y la otra la tenía apoyada en la cadera. Cruzaba su pierna izquierda por delante de la derecha, apoyando sólo la punta del pie, dejando ver sus tacones, así como los bazookas que tenía a ambos lados de la pierna. En las manos se veían sus frascos de perfume bien llenos y reluciendo con la luz de la Luna.

¿Seguro?-lo provocó Hagane mientras abría sus abanicos y se colocaba en guardia.

¡Totalmente!-respondió Émile-¡Prepárate para combatir!

Con la pierna que tenía adelantada, el soldado lanzó una patada alta al aire, elevando su extremidad hasta rozarla con el extremo de su nariz. Esto levantó una gran cantidad de polvo hacia el Taimanin, quien no tardó en disiparlo con los abanicos.

Jugando sucio desde el principio, ¿eh?-el Taimanin hablaba con tono provocativo.

¡Voy a pelear como un hombre!-respondió el militar-¡Nada de jugar sucio!

Mientras Hagane alejaba el polvo para evitar que le entrara en los ojos y en la garganta, Émile lanzó una hermosa y brutal patada giratoria aérea. El Taimanin se dio cuenta y la paró golpeando con la parte roma de un abanico el pie que amenazaba con impactar contra él.

Mi Taekwondo no es moco de pavo.-advirtió Émile-No creo que tus enclenques brazos puedan parar mi fuerza mucho más tiempo.

Habló el campeón de culturismo.-respondió Hagane con sorna-No tienes un gramo de músculo, sólo te vales de la elevada masa de las armas que llevas ceñidas a las piernas.

El resultado final es el que yo quiero de una manera o de otra, ¿no es así?-insistió el soldado mientras trataba de saltarle a Hagane el abanico con el que lo estaba bloqueando.

No si yo puedo hacer algo para impedirlo.-lo rebatió el Taimanin-¡HAAAAAAAH!

El ninja empujó con su abanico y, finalmente, logró alejar a Émile de él. Éste, sin rendirse, trató de acertarle con otra patada, pero recibió otro bloqueo, esta vez con una patada: los dos jóvenes chocaban sus piernas como espadachines que cruzan aceros.

Bonitos tacones.-comentó Émile haciendo un breve gesto con el mentón hacia el pie que Hagane tenía levantado-¿Dónde te los has comprado?

Forman parte de mi uniforme de combate y no se venden a particulares.-respondió Hagane-Tus botas tampoco están nada mal… ¿o es que quieres hacer un intercambio? ¿Cuánto calzas, reina?

¿De pie?-preguntó el soldado con una sonrisa lasciva-¿O de…

Lo siento, no me interesa ese rollo.-respondió Hagane muy cortante-¡Piérdete!

Hagane se agachó, retiró su pierna, giró sobre sí mismo y lanzó un barrido con la otra pierna, golpeando el tobillo del pie que Émile tenía apoyado y logrando que cayera al suelo.

¡Craso error!-exclamó el soldado-¡Voy a remodelar ese maquillaje que llevas! Jambes Explosives!
(¡Piernas explosivas!)

Émile levantó las dos piernas y disparó los cuatro bazookas a la vez. Rápidamente, Hagane se apartó con dos volteretas hacia atrás, observando la trayectoria de los proyectiles explosivos hacia el cielo.

Me gusta mucho mi maquillaje, gracias.-dijo Hagane-No invierto mi tiempo cada mañana para nada.

No habría sido para nada.-comentó Émile levantándose-¡Habrías estado muy guapo para recibir a la muerte!

El que penséis que podéis derrotarnos niega tajantemente la edad que tenéis.-respondió el Taimanin-¡Ni a un crío se le ocurrirían semejantes ideas descabelladas!

Ya lo veremos. La noche es joven y aún queda mucha por delante. En garde!-el soldado contestó con energía.
(¡En guardia!)

Levantó sensualmente una pierna y apuntó a Hagane con ella. Volvió a lanzar su ataque Jambes Explosives, esta vez agitando ferozmente la pierna como si lanzara una sarta rápida de patadas al aire. Decenas de proyectiles explosivos de gran tamaño volaron hacia el Taimanin amenazadoramente.

Ninpô – Fuuton no Jutsu! Kamaitachi!-exclamó el Taimanin.
(¡Arte ninja del viento! ¡Viento Cortante!)

El chico dejó salir una corriente de aire afilado que cortó los proyectiles que disparó su contendiente, haciendo que explotaran en el aire. Las  ondas expansivas de las explosiones empujaron fuerte y dolorosamente a ambos.

Al menos me he ahorrado una muerte segura.-pensó Hagane.

¡Mierda!-bramó Émile-¡Tengo que recargar!

Aprovechando el humo de las explosiones, el soldado trató de alejarse del campo de batalla, pero Hagane, que lo había oído, se había puesto en marcha para impedírselo.

¡Esas cosas no se dicen en voz alta, señorita!-gritó el Taimanin-¡Das ventaja estratégica a tus oponentes!

¡Maldita sea!-gruñó el soldado mientras veía a Hagane caer desde el aire frente a él.

¡No vas a ir a ninguna parte!-amenazó el chico de ojos verdes mientras mantenía sus abanicos bien abiertos.

Lanzó entonces una feroz combinación de cuchilladas con ambos abanicos. Como si fuese un bailarín, el Taimanin se movía ágil y certeramente, dejando a Émile con la única opción de bloquear los golpes con sus bazookas o esquivarlos.

Si esto sigue así, va a acabar rompiéndome los cañones.-pensó Émile-Una patada, ¡sólo una patada!, y lo lanzaré lejos de mí para evitar que eso suceda. Tengo que ser rápido y artero, pero, si fallo… ¡me manda al hospital!

¿No era tan joven la noche?-preguntó Hagane con aire provocativo-¡Te veo con pocas ganas de festejarla!

¡YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!-gritó Émile con su voz dulce y afeminada.

Giró elegantemente sobre sí mismo y golpeó a Hagane en el abdomen con la bola del pie derecho, alejándolo de él.

¡Es hora de darle una lección!-pensó el soldado-¡Una lección por su insolencia!

¡HAAAAAAAAI!-el soldado continuó su ataque.

Acertó en el cuerpo de su enemigo con la palma de la mano, concretamente debajo de su esternón, obligándole a abrir la boca para soltar el aire.

¡Agh!-boqueó el Taimanin.

Los ojos se le habían humedecido levemente por el atragantamiento con el aire dentro de su cuerpo, pero no lo suficiente como para no ver la verdadera intención de aquel golpe de palma: la mano de Émile estaba ahora muy cerca de su cuerpo, haciendo que también lo estuvieran todos los frascos que la rodeaban.

Canon de Parfum!-exclamó el soldado en perfecto francés.
(¡Cañón de perfume!)

Roció a Hagane con sus líquidos aromáticos empleando varios frascos a la vez.

¡Qué bien huele!-pensó Hagane, quien no había podido evitar la penetración de las partículas suspendidas por tener la boca abierta-No obstante, esos líquidos no son simples esencias. Ahora mismo huelo a canela porque reconozco ese olor, es una especia muy común en la cocina, pero, ¿hasta qué punto será esencia de canela con lo que me ha rociado? ¿Quién me dice que no son toxinas perfumadas?

Émile se sonrió y, tras guiñarle un ojo al Taimanin, lanzó una patada giratoria inversa, golpeándole en la cabeza y haciendo que cayera al suelo. Entre una mezcla de aromas de canela, limón, naranja y jengibre, Hagane se extrañó.

Esta mezcla de olores que hace que el campo de batalla parezca un horno con una tarta dentro me está sentando fatal.-pensó el Taimanin-¡Menuda patada me ha soltado el hijo de puta! Y la estaba viendo perfectamente…

El Taimanin miró con asco a Émile.

Has reducido mis reflejos, ¿verdad?-preguntó.

Es una de las miles de cosas que puedo hacer con mi aromaterapia especial.-se jactó el soldado-Si has tenido problemas para esquivar una patada y te la has acabado tragando, ¡imagínate lo difícil que te será esquivar un proyectil demoledor!

Émile disparó un explosivo con la pierna en cuyas armas seguía teniendo munición, pero Hagane movió un abanico y, gracias a su poder del viento, creó una fortísima corriente que hizo que el proyectil volviera contra su dueño. Impactó en un muro, pero parte del fuego y la onda expansiva golpearon al soldado.

¡ARGH!-gruñó Émile mientras se incorporaba.

Vio que Hagane se había alejado mucho de él.

¿Te acobardas?-preguntó el soldado.

Sólo me voy lejos del olor.-explico Hagane-No soy un suicida.

No había que ser muy listo para inferir que estos líquidos no son simples emisores de olor, sino drogas perfumadas.-pensó Émile-No obstante, el hecho de que lo sepa no lo va a hacer menos vulnerable tras el alcance.

Es una lástima para ti que pueda regular la presión de los pulverizadoras para llegar hasta ti estés donde estés.-dijo Émile con tono amenazador-¡Chúpate ésta!

El joven soldado disparó un chorro a alta presión, llegando hasta el Taimanin, cuyos ojos comenzaron a lagrimear fuertemente.

¡Joder, cómo escuece!-pensó Hagane-¡No voy a poder defenderme así! ¡Mierda!

¡Empiezas a tocarme la moral!-gruñó el Taimanin.

Hagane lanzó sus abanicos horizontalmente. Se abrieron formando ruedas cortantes y volaron amenazadoramente hasta Émile, quien aprovechó el desequilibrio de su contendiente para acercarse a él corriendo y atropellarlo con un brutal rodillazo tras el cual desencadenó una tempestuosa combinación de patadas.

¡Toma esto, damisela!-gritó Émile con suficiencia-¡Jódete!

Las patadas del soldado se hacían particularmente dañinas por el peso añadido que suponían los cuatro bazookas. Desprovisto de sus abanicos, Hagane sólo podía cortar aquella cadena de patadas bloqueando con alguna de sus extremidades.

Me va a romper un hueso si bloqueo una patada así con los brazos o con las piernas.-pensaba Hagane mientras hacía acopio de fuerzas para resistir el dolor-Sólo me queda atizarle una buena.

Con los ojos cerrados, Hagane agarró el tobillo de Émile en una de las patadas, giró sobre sí mismo y aprovechó la fuerza del giro para lanzar a su contrincante contra el suelo. Tras esto, se le subió encima y le golpeó en el centro del pecho con un fuerte puñetazo. Acto seguido, saltó y rodó por el suelo, alejándose del lugar donde estaban las partículas de líquido en suspensión que le irritaban los ojos.

Mis abanicos…­-pensaba mientras tanteaba el suelo con las manos-… ¿dónde coño están?

Estando lejos de la nube aromática, las lágrimas de Hagane podían terminar de arrastrar los residuos y limpiar sus ojos definitivamente para que dejaran de escocerle. Mientras sentía que la molestia remitía poco a poco, terminó por encontrar sus abanicos en el suelo e, instintivamente, los cerró y formó un aspa con los espadines donde hacía unos segundos estaba su espalda. El golpe que sintió le hizo entender que su predicción era acertada: Émile había lanzado una fuerte patada, pero el intento de agresión fue frustrado.

Vas a pagarme cada patada muy cara.-dijo el Taimanin abriendo finalmente los ojos y notando que ya no le escocían-Ninpô – Fuuton no Jutsu! Sakura Kagetsu!
(¡Arte ninja del viento! ¡Temporada de Cerezos!)

Elegantemente, Hagane saltó hacia Émile y le pasó de largo mientras con las manos obraba un sello ninja. Cuando le dio la espalda, terminó el sello y desencadenó un viento rosado que, arrastrando brillantes pétalos de cerezo, envolvió al soldado en una impactante explosión de fuerza, haciéndole caer de rodillas.

Ninpô-Fuuton no Jutsu!-continuó Hagane mientras apretaba un puño.

¡Bastardo!-bramó Émile mientras se giraba de nuevo hacia el Taimanin y le apuntaba con sus frascos-¡Te mataré! Canon de…

Fuuseiken!-gritó Hagane.
(¡Puño del Viento!)

…Parfum!-exclamó Émile a la vez.

Hagane lanzó un puñetazo al aire, dejando salir de su puño un poderoso chorro de viento concentrado. A su vez, Émile dejó salir una serie de chorros de sus frascos. El chorro de viento impactó contra el esternón del soldado, lanzándolo por los aires y haciendo que se deshiciera en un grito de dolor. Sin embargo, al estar tan concentrado en una dirección, ese viento no pudo desviar los perfumes que el militar había disparado, por lo que Hagane contuvo la respiración y se alejó.

Je…-rió Émile mientras yacía en el suelo-… ¡JAJAJAJAJAJAJAJA!

¿De qué te ríes?-preguntó Hagane mientras se alejaba de la nube perfumada.

¿No te sientes húmedo?-insistió el soldado.

¿Qué demonios…-Hagane reparó en su piel.

Aquella mezcla se le había pegado a la piel. Emitía un fuerte y apetitoso olor especiado, pero algo le decía al chico que no la mezcla no era algo era tan bueno como su olor podía dar a entender.

Como sé que sois chicos muy listos…-explicó Émile mientras se incorporaba-…decidí diseñar esta mezcla para mi arma. Se pega a la piel y se absorbe, surtiendo efecto sin necesidad de respirarla o tragarla, haciéndola ineludible una vez se ha vertido en el campo de batalla. Te preguntarás para qué quiero que sea tan persistente, y la explicación es sencilla: ¡es ALTAMENTE TÓXICA y la más letal de mis mezclas! ¡Tienes los minutos contados! ¡El veneno te poseerá silenciosamente sin causar ningún dolor, ninguna molestia ni ninguna bajada de rendimiento, pero te matará sin que te des cuenta!

¡Maldito enfermo!-bramó Hagane, entendiendo el peligro que lo rodeaba.

Tranquilo, soy médico.-dijo Émile-Te trataré bien. El deber de un médico es alargar la esperanza de vida de las personas, así que voy a asegurarme de que tus últimos minutos de vida se hagan eternos. ¡Es la hora de que sufras, Hagane Kurobara!

Voy a joderte vivo, majadero, ¿me oyes?-lo amenazó Hagane, tras lo cual se sorprendió al ver lo que hacía su contendiente-¿Qué cojones haces? ¿Te estás despelotando?

¡Te voy a mostrar lo buen médico que soy!-respondió Émile con una sonrisa de falsa cordialidad.

No quiero que me enseñes tu inyección.-dijo Hagane con humor ácido.

Es algo mucho mejor.-insistió el soldado-¡Uniforme fuera!

Lanzó su ropa por los aires. Debajo llevaba una camisa de manga corta de color blanco entallada y con una cruz roja dibujada en el lado derecho del pecho, unas mallas blancas muy ajustadas que dejaban ver sus tobillos y unos zuecos de tacón, también de color blanco. Se había arrancado las cintas que llevaba en el pelo y las había sustituido por una cofia blanca con una cruz roja. En las manos se había puesto unos mitones blancos. Chasqueó los dedos y sus cuatro bazookas comenzaron a vibrar, flotando hasta colocarse en su espalda, ocultos tras su larga melena, donde se transformaron y se recombinaron.

¿De qué va esto?-preguntó Hagane, quien, como Émile había dicho, se sentía perfectamente a pesar de estar envenenado.

Me he querido mostrar con mis mejores galas para tus últimos momentos de vida.-explicó el soldado.

Sin más explicaciones, saltó muy alto y, describiendo una hélice girando sobre sí mismo, cayó encima de Hagane con una patada de talón que éste trató de bloquear juntando sus dos abanicos. Al no llevar los bazookas en las piernas, la carga que tenía que vencer era mucho menor, pero aquella patada era especialmente devastadora. Aunque mitigó notablemente el impacto, Hagane vio sus abanicos vencidos y se llevó un golpe con la fuerza residual de aquel talonazo.

¡YAAAAAH!-gritó Émile.

Con una patada giratoria, el militar golpeó al ninja en la cara, dejándolo arrodillado en el suelo.

¡Escoria!-el soldado se regodeaba-¿De verdad pensabas que podías vencerme?

Este tío es un guerrero formidable.-pensó Hagane-No lo olvidaré después de matarlo…

Para sorpresa de Hagane, Émile se llevó una mano a la espalda y de ella sacó un florete negro que emitía una luz que cambiaba de color. Este florete iba unido a su espalda con un cable.

Además de ser graduado en Medicina con la mejor nota de mi promoción y cinturón negro de Taekwondo, estudié esgrima en la academia militar con la mismísima Ederika Schroden.-se jactó Émile-No tienes ninguna posibilidad de vencer las artes combinadas de la espada de Ederika con mis conocimientos médicos. ¡Lo llamo el estilo Schroden-Delacroix!

¡Deja la palabrería y pelea si tantas ganas tienes de exhibir tus artes!-bramó Hagane mientras se lanzaba de nuevo a por su oponente.

Émile manejaba el florete con gran maestría. Sus estocadas podían parar los abanicos de Hagane, pero sólo tenía un arma, frente a su oponente, que tenía una en cada mano. Esto hizo que el intercambio de golpes acabara con la ventaja de Hagane, quien logró golpear repetidas veces a Émile, aunque sin poder llegar a hacerle un corte.

Este florete es especial, no sirve sólo para la esgrima.-explicó Émile-¡La luz que emite ioniza el perfume que le llega desde el cable y me permite usarlo como un sifón tóxico!

Así que ese cable no sólo transmite electricidad para alimentar el haz luminoso, sino que también tiene un tubo de conducción de líquido.-asimilaba el Taimanin-Serán dos cables recubiertos como uno y, en ese caso, si lo corto, lo joderé por partida doble. Gracias por revelar tus secretos.

Con artísticas volteretas, Émile se alejó de Hagane y comenzó a lanzar estocadas y a ejecutar elegantes maniobras en el aire, liberando chorros de líquidos tóxicos mientras lo hacía. A caballo entre líquido pulverizado, gas y plasma, los fluidos se movían como si fueran el chorro de un sifón, regando con rapidez el campo de batalla. Con el calor que aportaba la luz, los perfumes liberaban su olor con mucha más rapidez e intensidad, llegando antes a Hagane, quien trataba de desviar todos los chorros con ondas de viento.

No puedo estar así mucho más tiempo…-pensó Hagane-…no noto molestias, pero noto que algo invade mi cuerpo. ¡Este veneno no era un farol!

¡Voy a darte algo de lo que no podrás escapar!-amenazó Émile-¿Estás preparado?

De la espalda del chico rubio comenzaron a salir cables que empezaron a hacer dibujos y a sostenerse con rigidez colgando de su espalda. Tras el despliegue, los cables quedaron montados con la forma de las alas de una libélula que se encendieron con luces de colores, exactamente igual que el florete.

¡Muere!-gritó el soldado.

Batió sus alas artificiales, liberando una gran cantidad de chispas y chorros de perfume a la vez que acompañaba con el florete, lanzando elegantes chorros como latigazos. El Taimanin se vio superado por aquel ingente ataque y voló por los aires del impacto, sintiendo gran dolor por las chispas. Los líquidos parecían actuar como intensificadores del dolor. Al caer, Hagane notó algo que lo aterrorizó.

¡Me van a explotar todas las vísceras en cadena!-pensó Hagane aterrorizado-¡Tengo que hacer algo! ¡No puedo morir aquí!

Hagane pensó. Podrían ser sus últimos segundos de vida si no hacía algo. Recordó todas las reacciones químicas que podían suceder en el cuerpo de una persona, todo lo que había estudiado como biólogo. Una idea le vino a la mente.

Ninpô – Fuuton no Jutsu!-exclamó.

¿Vas a intentar atacarme antes de morir?-preguntó el soldado-Puedo ver en tus ojos que ya lo notas: tu vida se está acabando.

Sin hacer caso a las palabras de Émile, Hagane se atravesó a sí mismo con la energía espiritual del viento para manipular todo el aire que había en su cuerpo.  Condujo las toxinas con chorros de aire lejos de sus vísceras y las movió hacia zonas de expulsión, todo ello causándose un inmenso dolor.

¡AAAAAAAAAGHHH!-gimió.

De su nariz empezó a brotar sangre entremezclada con hilos blanquecinos. Acto seguido, regurgitó un chorro de un líquido desconocido mezclado con sangre.

Joder…-dijo el Taimanin entre jadeos-…casi no lo cuento… ¡pero lo he conseguido!

¡Mierda!-bramó Émile mientras daba un sonoro pisotón-Según mis cálculos, tendrías que haber muerto hace diez segundos.

Y habría muerto si no hubiera hecho salir de mí tu mierda de mezcla.-respondió Hagane-Qué puto dolor, macho, ¡qué puto dolor! He sentido fuego recorriendo mis venas, casi me desgarro varios músculos y por poco me explota el corazón… pero ya no siento absolutamente nada relacionado con tu envenenamiento, todo ello gracias a mi manipulación del aire.

¡Te mataré de todas formas, maldita rata insistente!-chilló Émile fuera de sus casillas.

Comenzó a disparar chispas y chorros de líquido mientras giraba sobre sí mismo y corría hacia Hagane. Trató de ensartarlo con el florete en un movimiento desesperado, pero no se dejó.

¡Y una mierda!-se negó el Taimanin.

Apoyó las manos en los hombros de Émile y saltó por encima de él como si de un potro se tratase. Acto seguido, le lanzó una elegante patada giratoria que le impactó en el cuello y otra recta que lo alejó de él. En ese momento, pudo ver un enorme tanque de líquido atado a su espalda y conectado al florete.

¡Aún no he terminado mi ataque!-insistió el soldado.

Se giró de nuevo hacia Hagane y lanzó una patada, pero se la bloqueó y contraatacó chocando sus abanicos con él en medio como si quisiera dar una palmada con ellos. Este aturdidor movimiento permitió al Taimanin golpear fuertemente con una voltereta con patada, impactando en la mandíbula del militar y alejándose de él.

Después de lo que me has hecho pasar, tío…-dijo Hagane muy serio-… ¡VOY A JODERTE!

El Taimanin comenzó a moverse elegantemente. Parecía que iba a iniciar una danza.

¿Qué cojones estás haciendo?-preguntó Émile-¿Te has vuelto loco?

¡Loco has tenido que estar tú desde el principio para decidir por tu cuenta y riesgo el enfrentarte a mí!-respondió Hagane en tono amenazador-¡Despídete, matasanos de pacotilla!

Émile apuntó a Hagane con su florete, pero algo parecía ir mal. El viento a su alrededor estaba formando aros concéntricos y tenía dificultades para avanzar de uno a otro.

Ninpô – Fuuton no Jutsu! Hissatsu! Momoiro no Mai!-gritó Hagane.
(¡Arte ninja del viento! ¡Técnica exterminadora! ¡Danza Rosada!)

Hagane intensificó sus movimientos. Los aros concéntricos comenzaron a teñirse de un color rosado y el aire se llenó de pétalos de cerezo. Cada aro comenzó a formar una pared cilíndrica, tanto más alta cuanto más pequeño era el aro. Émile se vio atrapado y su rubia melena se agitaba hacia arriba. Finalmente, el Taimanin saltó, concentró una potentísima luz rosa en su cuerpo y la disparó en forma de flecha contra su enemigo a la vez que su moño se deshacía y su melena ondeaba libre y salvaje por la fuerza de reacción. Esta flecha rosa tomó por unos instantes la forma de un dragón chino hecho de pétalos de cerezo. Tras impactar contra Émile, desapareció silenciosamente a la vez que los aros se esfumaban, dejando el campo de batalla intacto. El Taimanin cayó de pie al suelo y, con una sensual pose, finalizó la danza, chasqueando los dedos y provocando una explosión sorda que se vio macabramente decorada por el desgarrador grito de Émile. Su traje blanco se deshizo en jirones, el tanque de su espalda explotó, todo el líquido se pulverizó, el florete se hizo añicos, y su rubia melena se vio parcialmente esparcida por el suelo. Su cuerpo desnudo cayó al suelo inerte. Ni sus calzoncillos se habían salvado.

Tras poner fin al combate, el Taimanin se acercó al cuerpo inconsciente de su enemigo.

No tienes mala polla…-observó-…aunque ese tajo estúpido que os metéis los estadounidenses la afea bastante. En cualquier caso, ¡que te parta un rayo!

Hagane avanzó hacia la dirección a la que miraba, pasando por encima del cuerpo de Émile, pisándolo lenta, concienzuda y sádicamente con sus tacones. Se sonrió y continuó andando, no sin antes escuchar el ruido de un golpe muy fuerte, como si alguien cercano hubiese dado o recibido un brutal puñetazo.


miércoles, 3 de febrero de 2016

[TY] Episodio 75: Pólvora, escarcha y sangre

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 75: Pólvora, escarcha y sangre

Un disparo alertó a Shirubei: era el momento de saltar de un escondrijo a otro.

Eso que haces, Taimanin, es de cobardes.-le espetó Leon-Lo sabes, ¿verdad?

Nos hemos levantado chistosos esta mañana, ¿eh?-respondió Shirubei desde las sombras-¿Me llamas cobarde tú, que no eres capaz de pelear sin mantenerte a una distancia de seguridad, a mí, alguien no sólo capaz, sino también deseoso de triturarte a base de golpes?

Tu deseo sólo se cumplirá en el remoto caso de que logres llegar hasta mí.-explicó el soldado-En el campo de batalla, uno de los principios más básicos es que no puedes herir lo que no puedes tocar. Ese tipo de frases os gustan mucho a los asiáticos según tengo entendido.

¿Qué tal, oh, señor Leon Fitzgerald, el pistolero valiente, heraldo del coraje y la gallardía, si nos dejamos de preámbulos y zanjamos lo que hemos empezado cuando nos hemos subido a esta azotea tan bonita y romántica?-preguntó el Taimanin-No pienses ni un solo segundo que tengo miedo de tus estúpidas armas de fuego. Vas a ver lo que es bueno. Ahondando en la relación turbulenta que tenemos los Taimanin con el ejército de Estados Unidos, a mí, particularmente a mí, Shirubei Anome, me toca sobremanera las pelotas vuestra alergógena presencia. Por vuestra puta culpa no puedo contactar con la ONU, nos habéis jodido un proyecto muy grande para acabar con la invasión Mazoku y no os voy a perdonar ni una fracción de lo que nos habéis hecho.

Si tienes tantas ganas de que nos arreemos, no voy a seguir con la conversación.-dijo Leon-¡Dejemos que nuestras armas hablen por nosotros! Bullet Storm!
(¡Tormenta de balas!)

El joven soldado asió una pistola semiautomática con cada mano y comenzó a disparar a gran velocidad a la vez que recargaba con fugaces maniobras. Su objetivo era inutilizar la estructura que su enemigo utilizaba como parapeto para obligarlo a exponerse.

Ya sé que soy guapo, pero no tengas tanta prisa por verme.-pensaba Shirubei mientras saltaba fugazmente hacia otro escondrijo seguro.

¡Volaré cada estructura de cada azotea del barrio!-amenazó Leon-¡No podrás jugar al gato y al ratón todo el tiempo que quieras!

Sigue pensando que quiero jugar a eso, por favor.-el Taimanin se sentía satisfecho con su estrategia de combate-Por mucho que te prepares, no podrás encajar la sorpresa que tengo para ti esta noche.

Un Taimanin especializado en el uso de unas garras está obligado al mano a mano.-pensó Leon-Si tratara de atacarme, se acercaría a mí. No tiene posibilidades contra mí.

Ha dejado de disparar.-Shirubei analizaba la situación en silencio mientras saltaba de un sitio a otro-Tiene que estar pensando en lo fácil que es para él luchar contra un oponente como yo. No debo subestimarlo, pues sería demasiado sencillo que cayera por exceso de confianza en sus armas de largo alcance, pero, aun con esto claro, parece tan cierto que es así que bien podría serlo. En cualquier caso, si soy capaz de congelar a mis enemigos, también puedo mantener mi propia cabeza fría. No voy a arriesgarme, pero voy a tratar de pisarle todos los pies de los que vea que cojea. Fuera de que intente hacer que me confíe o no, lo cierto es que mi cuerpo es más rápido que sus balas.

No parar de moverte no te traerá un milagro.-advirtió Leon-Como tirador, he sido perfectamente entrenado para cazar a blancos en movimiento.

El joven disparó hacia el último punto donde pensaba que había caído Shirubei.

Pero seguro que a blancos invisibles no.-respondió Shirubei con un siseo.

¿Qué…-el militar se sorprendió.

Como una flecha, el joven guerrero ninja saltó de una punta a otra de la azotea, embistiendo a su contendiente con un potente rodillazo a mitad del trayecto y desapareciendo después de su vista otra vez.

¿Ha dado el primer golpe?-Leon se encontraba sorprendido-¡Es muy ágil!

Está desconcertado.-Shirubei se dio cuenta de la reacción de Leon-¡A LA CAZA!

Shirubei saltó muy alto y se preparó para caer verticalmente encima de Leon. Desplegó las garras de sus manos y las de sus pies, dispuesto a escindir al joven soldado.

Salto en silencio, haciendo honor a la agilidad y al sigilo de los Anome.-Shirubei se explicaba a sí mismo su jugada, orgulloso de ella y sintiéndose cada vez más sediento de sangre-Enfrío el aire a mi alrededor con las virtudes del Hyôton no Jutsu para ocultar mi olor y para que mi sudor no gotee, pero sólo unas micras, las suficientes para camuflarme sin que los oponentes sientan el frío… ¡y nunca sabrán quién los ha troceado vivos!

¡JODER!-maldijo Leon mientras miraba hacia todas las direcciones.

El segundo que había perdido sorprendiéndose por el rodillazo, más por el hecho de que éste hubiera sido posible que por el dolor, suponía un gran viraje en el combate. Alguien tan rápido como Shirubei podría aprovecharse de eso. No lo veía, pero no sabía que estaba a punto de caerle encima. No obstante, pensó por un segundo que su oponente en efecto había saltado, por lo que decidió tratar de poner fin al combate de manera radical: alzó dos metralletas al cielo y comenzó a disparar, de tal manera que, si realmente estaba allí, lo acribillaría a quemarropa causándole la muerte, incluso si ello suponía recibir un arañazo.

¡Mierda!-pensó Shirubei mientras reaccionaba a toda velocidad.

Ninpô – Hyôton no Jutsu!-exclamó.
(¡Arte ninja del hielo!)

Congeló las balas justo antes de que atravesaran su cuerpo, cesando su trayectoria y haciendo que cayeran al suelo. Al verse libre de la amenaza, continuó con su propósito de caer encima de Leon, pero él ya había podido prever su movimiento, razón por la cual pudo bloquear sus garras usando las metralletas como interceptoras.

¡Casi!-exclamó Leon tras emitir un silbido.

Te has quedado sin metralletas, brother.-Shirubei dijo la última palabra en un perfecto inglés a la vez que rompía las armas de Leon con la fuerza de sus afiladas garras.

Has sonado muy británico.-comentó el soldado.

Pues tu parca tiene acento británico entonces.-comentó Shirubei mientras se alejaba de nuevo.

¡No te dejaré abusar de ese truco ni un segundo más!-Leon comenzaba a ponerse serio.

El joven se tumbó mientras montaba un rifle de francotirador. Aprovechando la mira telescópica con la que iba equipado, disparó contra el Taimanin, que se alejaba, una vez finalizó el montaje. Como respuesta, él lanzó un shuriken y desvió la bala lo suficiente como para poder caer en la oscuridad de un sitio seguro sin recibir el disparo.

Bueno, no soy Aoi, pero tampoco soy un novato sin práctica.-pensó Shirubei-Ha quedado más que aceptable ese lanzamiento de rechazo.

Como imagino que sabrás, Shirubei Anome, un rifle de francotirador atraviesa las barreras físicas más rápida y eficazmente que una pistola.-comentó el soldado-Yo que tú no me escondería tanto en lo sucesivo.

Durante al menos dos minutos, Leon estuvo intentando atravesar a Shirubei con un disparo letal. Su rifle de francotirador era de altísima categoría y su potencia era temible. El Taimanin esquivaba todos los disparos como podía. No podía permanecer tanto tiempo como antes en cada punto, pero, a cambio, ninguno de ellos quedaba inutilizado, pues sólo recibían un disparo y, por tanto, un agujero. En un momento en el que ambos decidieron llevar su agilidad al máximo, se produjo un resultado que cambió el flujo del combate: Shirubei salió de su escondite caminando con una herida sangrante en el brazo derecho, a media altura del tríceps.

Esa bala me ha rozado y me ha hecho un corte.-comentó el Taimanin-Me has tocado MUCHO las narices. La única sangre que no me gusta ver brotar en un combate es la mía. Has abierto la caja de Pandora, chaval. Estás jodido. En realidad me das pena: tantos años entrenando, formándote y estudiando como militar, más todo el tiempo que hayas tenido que invertir en aprender japonés, para que al final te envíen a tocar la polla a quien no debes y acabes tus días de la manera más gore que te puedas imaginar. ¡Voy a hacerte llorar… lágrimas de sangre!

Tras hacer un desdeñoso gesto con su mano izquierda, el chico se escabulló de la vista de Leon de nuevo.

¿Todo ese discursito para volver a tu juego de huir e intentar sorprenderme?-preguntó el joven soldado-Empiezo a pensar que no eres tan bueno como pensa… ¿QUÉ DEMONIOS…?

La única respuesta que Leon escuchó fue la macabra, y congelante risa de Shirubei.

El juego ha empezado.-susurró el Taimanin.

El movimiento de la mano de Shirubei antes de desaparecer había hecho aparecer una costra de escarcha en la lente de la mira telescópica. Toda la imagen se veía distorsionada y cada vez peor, lo que dio al francotirador la idea de que tal vez el agua había penetrado en la mira para inutilizarla gradual e irrecuperablemente.

Ahora comienzo a moverme de manera ruidosa, cortando el aire en cada desplazamiento, indicando a mi oponente mi posición en cada momento.-Shirubei maquinaba con una sonrisa de sádica satisfacción mientras no paraba de saltar de un lado a otro del campo de batalla-Su orgullo y su amor por los cacharros que lleva encima le llevarán a tratar de derribarme con ellos y…

¡Había francotiradores expertos antes de la invención de este tipo de miras!-bramó Leon-¡Con ese ruido, puedo detectarte más fácilmente! ¡Estás acabado de cualquier manera!

Acostumbrado a su mira, Leon no pudo reaccionar lo suficientemente rápido al verse incapaz de observar nada con ella. Este retardo en la reacción le dio a Shirubei carta blanca para acercársele por un costado y lanzarle una feroz patada giratoria en el pecho.

¡Ugh!-se quejó Leon.

¡JAJAJAJA!-se rió Shirubei-¡Prepárate! ¡YAAAAAH!

Shirubei lanzó otra patada, pero Leon levantó una rodilla y la bloqueó: como soldado, él también estaba formado en artes marciales, por lo que podría salir de un forcejeo como aquél.

¡FUERA!-gritó Leon mientras lanzaba un puñetazo.

El puño de Leon impactó en el rostro de Shirubei, empujándolo hacia atrás. El soldado comenzó entonces a lanzar más golpes en aras de alejar al Taimanin lo suficiente como para seguir disparando, pero éste se esforzó al máximo para aprovechar que estaban pegados el uno al otro y, arriesgándose a recibir un golpe doloroso, partió por la mitad el rifle de francotirador dejándole caer el talón en una patada vertical. Tras ello, esquivó el golpe que estaba a punto de llevarse y se alejó con dos volteretas hacia atrás.

Te has alejado lo justo y necesario para perder tus tripas por el camino.-comentó Leon-¡Gracias!

Sacó de su chaqueta una escopeta recortada y disparó. El corto alcance del arma era un problema, pero Shirubei estaba lo suficientemente cerca como para temer su gran potencia destructiva. Durante un instante, el tiempo se bloqueó para Leon, pues vio a su oponente siendo alcanzado por el disparo. Algo le salpicó en la cara y en los hombros. Pensó que sería su sangre, pero, al ver que se trataba de agua y no encontrar el cadáver de Shirubei frente a él, entendió la fatídica trampa en la que había caído: el Taimanin se había deshecho en agua para ser desperdigado por el cañonazo para después aparecer por coalescencia en su espalda.

Maldita…-susurró Leon mientras se giraba para ver lo que tenía detrás.

Por un momento vio a Shirubei, pero pronto su vista se tornó roja y comenzó a ver el suelo en el que se encontró retorciéndose y gritando: el chico le había propinado un fortísimo arañazo en la cara con una de sus garras y lo había lanzado por los aires.

¡GRAAAAAAAAAAAAHHHH!-Leon chillaba por la dolorosa herida.

Te dije que te haría llorar.-dijo Shirubei con satisfacción-Empiezo a ponerme a tono… ¡quiero más de tu sangre! ¡Prepárate!

Todavía con su escopeta en las manos, el soldado se incorporó.

No he dicho mis últimas palabras.-dijo-Has podido herirme, pero yo a ti también… ¡y cumpliré mi misión sea como sea!

No abras mucho la boca, no vaya a ser que se te amplíen las heridas y te quedes sin cara.-le advirtió Shirubei-¡JAJAJAJAJAJA!

¡Cierra el pico, Taimanin!-bramó Leon-Bullet Storm!

La escopeta del chico comenzó a disparar con una velocidad impropia de su construcción. Cada proyectil se dispersaba en varios, generando un peligroso abanico de metralla.

Ninpô – Hyôton no Jutsu! Shouri no Toge!-exclamó Shirubei.
(¡Arte ninja del hielo! ¡Espinas de la Victoria!)

Con elegancia, Shirubei disparó varias estacas de hielo contra la masa de proyectiles de Leon, pudiendo contrarrestarla y apartarse con seguridad. No obstante, algunos de los fragmentos más pequeños le alcanzaron. No llegaron a atravesar su cuerpo, pero sí le causaron impactos dolorosos y algunas quemaduras leves.

Es más fácil esquivar unas pocas estacas grandes que muchas balas pequeñas.-se jactó Leon mientras esquivaba el ataque especial de Shirubei.

Sin mediar palabra, el Taimanin hizo un gesto con dos dedos hacia abajo. Una última estaca de hielo cayó directa hacia Leon, quien dio un paso hacia atrás y le disparó con su escopeta, haciéndola añicos.

El hielo es muy frágil. Parece mentira que no lo sepas.-Leon se sonrió.

No te flipes.-respondió seca y cortantemente Shirubei mientras movía el dedo índice de su mano derecha como si fuera una batuta.

Las esquirlas de hielo que se generaron tras el disparo envolvieron a Leon y le atacaron como si de un enjambre vivo se tratase.

Cuanto menos me vea hacer sellos ninja seriamente…-pensaba el Taimanin mientras movía sus manos de manera atípica para conducir sus ataques-… menos se esperará el golpe que hará que muerda el polvo.

¡Apartaos!-bramaba Leon mientras disparaba con su escopeta tratando de romper los pedazos de hielo-¡Dejadme apuntar!

El soldado se dio cuenta de que sus pies dejaban de tocar el suelo. Al estar rodeado de hielo, Shirubei podía arrastrarlo con él como si fuera parte del mismo. Se dio cuenta de que mantenía la mano izquierda abierta con la palma hacia el cielo. A la vez que subía lentamente esa mano, la nube de hielo con el cuerpo atrapado ascendía.

Je…-el Taimanin se sonrió.

Con un brusco y potente movimiento, bajó la mano hacia el suelo, estampando a Leon contra él de manera remota. Sin perder un segundo, saltó hacia su derribado enemigo con objeto de asestarle el golpe definitivo. Realizó un sello ninja con sus manos.

Ninpô – Suiton no Jutsu! Shimetta Kami!-gritó.
(¡Arte ninja del agua! ¡Cabello Húmedo!)

El pelo de Shirubei se convirtió en una cristalina mata de agua. Agitó la cabeza con vehemencia, emitiendo un pesado chorro de agua a través de la misma y golpeando a Leon como si de un látigo muy pesado se tratase.

Ninpô – Suiton no Jutsu! Bakuhatsu-mono Awa!-Shirubei continuó su asalto mientras su cabello volvía a la normalidad.
(¡Arte ninja del agua! ¡Burbuja Explosiva!)

Conjuró con sus manos una enorme esfera de agua que lanzó hacia Leon de un soplido. La potente explosión de agua abrió un cráter en la azotea e hizo rodar dolorosamente a su objetivo varios metros.

Es hora de inutilizarte para siempre.-dijo Shirubei macabramente tras caer de pie en el suelo.

¡No!-se negó Leon entre toses  producidas por la ingesta de agua fruto de los ataques de su enemigo-Es hora de que te enseñe lo que de verdad tengo para derrotarte.

El chico comenzó a desvestirte.

¿Un tatuaje?-preguntó el Taimanin con sorna-¿Una marca de nacimiento? ¿La polla? ¡No sabía que desnudarse en combate permitía desvelar armas capaces de girar las tornas!

Debajo de nuestros uniformes tenemos nuestro verdadero estilo de combate.-explicó Leon-¡Te las voy a devolver todas juntas y en el mismo sitio!

El chico lanzó su chaqueta, sus pantalones y su calzado por los aires. Debajo no estaba su cuerpo desnudo, sino otro atuendo. Se trataba de una malla de cuerpo entero de color grisáceo con refuerzos en las muñecas y en los tobillos. Iba también reforzada en algunos tramos con estructuras metálicas blancas ribeteadas en azul grisáceo, haciendo parecer a la armadura un esqueleto, pues las líneas protectoras seguían las costillas, la columna vertebral y los alrededores de los huesos de la cadera. También tenía placas en los codos, en los hombros y en las rodillas.

¡Guau!-se sorprendió Shirubei-¡Ahora pareces un héroe futurista! ¿Podemos seguir?

Las cosas van a cambiar mucho a partir de ahora.-dijo Leon mientras se limpiaba la sangre de la cara aprovechando el agua que todavía lo mojaba-¡Ya no necesito mis manos para disparar!

De los segmentos reforzados de su armadura comenzaron a salir cañones que escupieron sartas y sartas de balas contra Shirubei.

Con mi armadura robótica de cañones automatizados, ¡soy imparable!-gruñó Leon mientras trataba de acribillar a su presa.

Rompe esto primero y después hablamos.-respondió Shirubei con desdén.

El Taimanin creó un muro de hielo que lo protegió de todas las balas.

¡No necesito hacer eso!-respondió Leon.

Con gran agilidad, el soldado comenzó a dar volteretas por el campo de batalla a la vez que sus cañones disparaban, no tardando en franquear el muro y dirigir toda su tempestad de balas hacia el Taimanin.

¡Buen movimiento, pero no lo suficiente!-comentó el ninja mientras arrastraba las balas lejos de él con una cortina de agua-¡Has cometido el error de acercarte a mí de nuevo!

Tus garras difícilmente podrían cortar esta coraza.-explicó el soldado-No estoy tan preocupado por la distancia ahora mismo.

Yo en tu lugar sí lo estaría.-replicó Shirubei-Estas garras son capaces de todo. Podría peinarte los pelos de las piernas con ellas sin arrancar ni uno solo, dándoles la forma que quiera… o podría convertirte en una pulpa sangrante e irreconocible, incluso si estuvieses dentro de un tanque.

Gracias por tu oferta, pero no necesito tus servicios estéticos.-respondió Leon-Las piernas las tengo muy bien depiladas.

Pues los del paquete.-respondió Shirubei encogiéndose de hombros-¿O también lo tienes depilado?

¡Eso no te importa en absoluto!-gritó Leon a la vez que se ruborizaba.

Vamos, no seas así, sólo era curiosidad por saber tus trucos de belleza.-lo intentó calmar Shirubei con una sonrisa de falsa amistad-Yo, por ejemplo, me dejo crecer sólo un poquito, justo alrededor y por encima de la base, y lo recorto en forma de corona para memorar que, básicamente, MI RABO ES EL REY DE LA FIESTA Y, CON ÉL, VOY A ACABAR CONTIGO. ¡Sigo muy quemado por lo de la ONU! ¡Las ganas de quitaros de en medio me van a hacer explotar!

Qué soez.-se limitó a responder el soldado.

La llevas clara si te crees que voy a guardar decoro con vosotros después de la forma en que me tocasteis las narices.-rebatió tajantemente el ninja-¡Casi pierdo a una de las personas más importantes de mi vida en medio del esfuerzo que supuso reunir el paquete informativo que enviamos a la ONU y vosotros bloqueasteis!

Es nuestro trabajo.-Leon se encogió de hombros.

Por relatividad, entiendo que te importe una mierda el suplicio por el que tuvimos que pasar.-respondió Shirubei-Aun con ello, ¡no voy a dejar que menosprecies la valía de uno de mis más grandes e importantes amigos! ¡Yamiyuki arriesgó su vida por la misión que no nos estáis dejando llevar a cabo! ¡Pienso honrar cada paso que dio incrementando vuestras bajas y dedicándoselas!

Inténtalo…-lo retó el soldado-… ¡PREFERIBLEMENTE ANTES DE QUE EXPLOTES!

Leon volvió a arremeter contra Shirubei disparando un gran número de cañones a la vez. El Taimanin se deshizo en un charco que reptó hasta los pies de su oponente, se enroscó en ellos y le quitó el equilibrio, tirándolo al suelo.

Veamos qué tal te manejas ahora.-siseó el Taimanin rubio mientras se hacía corpóreo de nuevo.

Colocó bocabajo a Leon y lo oprimió contra el suelo con sus rodillas y una mano. Con la otra mano, desplegó una garra y se dispuso a clavársela en la espalda. Su sorpresa no fue pequeña cuando vio que se había chocado con la columna vertebral metálica de la armadura y que de ahí no bajaba.

Vaya, sí que está duro este juguetito tuyo.-dijo Shirubei-Vaya putada. Y yo que quería acabar contigo de una vez por todas…

Te lo dije.-respondió Leon-Y ahora, ¡quítate de encima!

Aún no he terminado con mi ataque.-replicó Shirubei.

Ni yo he empezado con el mío…-susurró Leon.

De manera súbita, Shirubei se vio golpeado por algo parecido a un látigo que le dejó una dolorosa marca en la zona del golpe a la vez que lo lanzó por los aires.

¿Qué ha sido eso?-pensó el chico mientras se levantaba.

La columna vertebral de la armadura de Leon se había alargado y había dado lugar a una cola muy larga.

¡Un ataque físico con un arma blanca!-se sorprendió Shirubei al ver la cola de Leon-¡Eso no es un arma de fuego! ¿Te cambias de carrera?

¿Tú crees?-preguntó Leon arqueando la ceja.

La punta de la cola se abrió, dejando ver un orificio del que comenzaron a llover balas como si de un cañón de ametralladora se tratase.

¡Joder!-exclamó Shirubei mientras hacía maniobras evasivas-¡Cómo mola!

¿Te parece divertido?-insistió Leon-¿En serio? ¡Yo no me lo tomaría tan a broma! Has visto a muchos animales moviendo la cola, ¿verdad? ¿Qué pasa si a una de esas colas le pones un maldito cañón en el extremo?

Leon hizo que la cola de su armadura se agitase de manera caótica, complicando mucho más la trayectoria de las balas y transformando el chorro de balas en una nube desordenada y difícil de evadir.

¡Mierda!-maldecía el Taimanin para sus adentros-¡Va a ser verdad que estoy jodido! Si la vista no me falla, la probabilidad mínima de encontrar una bala la tenemos… ¡a ras de suelo!

En una fracción de segundo, Shirubei creó una línea de hielo con la que se dejó caer y se deslizó horizontalmente con la espalda hasta los pies de Leon. En el camino le rozaron algunas balas, produciéndole ciertos cortes y alguna quemadura, pero nada que le impidiera agarrar los tobillos del soldado con sus pies y tirarlo al suelo.

¡Puedes bloquear mis extremidades en el suelo, pero no la cola!-se jactó Leon.

De nuevo, la peligrosa cola del traje de combate de Leon se puso en marcha, se colocó en la sien izquierda de Shirubei y disparó como si fuera una escopeta. Si el ninja no hubiera saltado verticalmente, habría recibido un disparo letal.

¡¿Esa cola puede cambiar su modo de disparo como si fuera simultáneamente una variedad de armas?!-se sorprendió mientras surcaba el aire-Entonces, si es así, ahora mismo utilizará…

Antes de poder terminar de hilar sus ideas, Shirubei escuchó el sonido de un rifle de francotirador. La cola de Leon podía emitir disparos capaces de ignorar las distancias.

¡Lo sabía!-exclamó Shirubei-En tal caso, ¡es hora de la tempestad!

El cuerpo de Shirubei se deshizo en agua, cayendo sobre la azotea como si de una lluvia se tratase.

¿Dónde te has metido?-preguntó Leon alzando la voz.

En todas partes y en ninguna.-la voz del otro joven resonó por toda la azotea.

¡Déjate de juegos!-pidió Leon mientras lanzaba disparos de advertencia.

Ninpô – Suiton no Jutsu! Mizu Bunshin!-se oyó conjurar a Shirubei.
(¡Arte ninja del agua! ¡Clonación Acuática!)

Los charcos producidos de la lluvia se convirtieron en géiseres, y cada uno de ellos dio lugar a una réplica de Shirubei.  Eran todos idénticos y, con total autonomía, atacaron a Leon cada uno de una manera.

¡Maldita sea!-exclamó Leon mientras trataba de defenderse.

Dejó que todos los cañones de su pecho, sus codos, rodillas y caderas dispararan. Los clones afectados se deshacían en charcos, pero volvían a generarse y a atacar. Aprovechando la longitud de su versátil cola, comenzó a dar latigazos para deshacer a los clones que más se le acercaban, pero aparecían dos por cada uno que derribaba, por lo que terminó siendo atrapado en un peligroso círculo.

¡Acabaré contigo igualmente, Taimanin!-bramó el militar-¡No me asustan tus réplicas de agua!

¡Somos tan líquidos como el agua que nos compone, y a la vez nuestras patadas son tan sólidas y duras como el diamante!-gritaron todos a la vez.

Los clones lanzaron cada uno una patada, impactando contra Leon, rodeándolo con los pies y levantándolo como si fueran los radios de aquel círculo y el soldado el centro.

¡UARGH!-gritó Leon escupiendo sangre por tantos golpes recibidos en un instante-¡Ya estoy harto! ¡Te borraré del mapa! ¡Hasta el agua sale volando en una explosión!

Leon apuntó al suelo con su cola, que disparó como si fuera un lanzagranadas. La explosión provocó una ola digna de un mar embravecido, destrozando a todos los clones y afectando también al verdadero Shirubei, que salió volando por la explosión a la vez que gritaba de dolor y se llevaba las manos al abdomen, donde tenía una quemadura grande. Acabó estampado en la pared que rodeaba las escaleras que bajaban al interior del edificio.

Con el siguiente disparo te borraré del mapa como que me llamo Leon Fitzgerald.-dijo el soldado con determinación.

Disparó otra granada hacia Shirubei, quien se apartó en el último momento, viendo la manera en la que la pared volaba por los aires.

Me has dado bien fuerte.-reconoció Shirubei-Sin embargo, no lo suficientemente fuerte como para tumbarme.

Tengo algo aún más fuerte.-respondió Leon-Te lo enseñaré, ya que tanto interés demuestras en perecer aquí.

La punta de la cola disparó esta vez un misil. Shirubei se sorprendió, pero rápidamente se concentró de nuevo, entendiendo que, si quería vivir, tendría que contrarrestar aquel ataque con rapidez y sagacidad. Se concentró en el odio que tenía a sus enemigos militares y en lo mal que lo habían pasado por culpa de todo aquello: sentenció entonces que había llegado la hora de quitárselos de encima.

Leon no vio a Shirubei. Como no era parte de su cuerpo, tampoco sintió dolor: el misil había sido cortado por la mitad y congelado, sin posibilidad de explotar, y su cola había saltado por los aires. Se giró sorprendido y vio al Taimanin detrás de él con sus garras desplegadas y una expresión muy seria en su rostro. Le había cortado la cola con un zarpazo.

Esa cosa no volverá a disparar.-siseó el ninja.

¡Imposible!-exclamó Leon-Has tenido suerte, pero aún puedo hacerte frente. ¡Tengo cientos de cañones en el cuerpo!

No se llama suerte, chaval.-dijo Shirubei-¡Es habilidad!

Leon se quedó gélido al ver que sus cañones no disparaban.

Ya que no puedo cortarlos, ¿por qué no congelarlos por dentro para que queden igual de inútiles?-explicó el Taimanin con donaire.

¡No puede ser!-Leon no daba crédito-En tan poco tiempo, has…

Y mucho más.-continuó el ninja-¿No te escuece nada?

El traje de Leon comenzó a mancharse de rojo desde su interior por varios puntos. El soldado se sentía asustado, pues, aunque su traje estaba intacto, su cuerpo estaba lleno de cortes. Entendió entonces que había sido gravemente herido, su cerebro comprendió el dolor y se derrumbó entre alaridos y espasmos.

Acomodar el agua de su sudor a la forma de mis cuchillas para cortarlo desde dentro me ha dado la victoria.-pensó Shirubei-No está de más ser inteligente cuando tus garras no pueden cortar un material. Pero he usado tanta energía espiritual… que estoy agotado. Mierda.

Shirubei había utilizado mucho sus poderes elementales para poder hacer frente a Leon. Tantos ataques a la vez y con objetivos tan complicados y atípicos le habían generado algo de fatiga.

Tengo que rematarlo…-se propuso el Taimanin mentalmente-…ya descansaré después, cuando vuelva a casa. Una ducha, una paja y a la cama. Sí, me lo he ganado después de esto…

Se acercó a su desplomado enemigo.

¡QUE TE JODAN!-le espetó.

Le pateó varias veces las heridas y, finalmente, le golpeó con la palma de la mano en la frente, haciendo que perdiera el conocimiento al impactar con la nuca contra el suelo. Después de escupirle en la cara a su maltrecho y derrotado enemigo, se dispuso a mirar hacia abajo. Creyó oír un ruido de pisadas muy característico, como si alguien estuviera corriendo con tacones, pero antes de investigarlo se sentó para recuperarse unos minutos. Su cuerpo y su mente lo necesitaban.