martes, 21 de abril de 2015

[TY] Episodio 51: Atarashii

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 51: Atarashii

Agotados, los Taimanin llegaron a Gokuruma tras una larga travesía.

Ya estamos en casa…-suspiró Shirubei.

No me lo creo…-añadió Aoi.

Hijo mío, es hora de que te tomes un descanso.-dijo Meiou-Tu madre y yo tenemos cosas que hacer antes de poder relajarnos.

Nosotros también nos vamos.-añadió Kinnosuke-¡Sigue siendo un fiera, hijo!

Los dos matrimonios se retiraron hacia las oficinas administrativas. Sólo las hermanas de Yamiyuki se quedaron con el grupo de los chicos.

Tenemos que retirarnos.-dijo Kouen con un susurro-Esperamos tenerte en casa para una comida familiar próximamente, Yamiyuki. Me gustaría hablar contigo de muchas cosas…pero la guerra no va a esperarnos. Cuídate, hermano. Te queremos.

Volveríamos a enfrentarnos a los demonios en su propio cuartel si fuera necesario para asegurar tu salida a salvo del mismo.-añadió Kaen-No lo olvides. La familia Kuroi siempre estará unida. Tenemos que irnos…id a casa a descansar de momento. Ya recibiréis algún aviso para el siguiente paso de nuestra batalla contra los Maozku…

Las hermanas de Yamiyuki se despidieron con un saludo y se alejaron. Los seis chicos se quedaron a solas de nuevo.

¿Sigue en pie lo de las pajas, Rito?-preguntó Shirubei.

Si no te importa que por lo menos nos dé tiempo a ducharnos antes, no veo por qué no.-respondió éste-Vámonos a casa…ya hablaremos con Asagi-sama después de poner nuestras mentes en orden.

Echaron a andar. No tardó en salirles al paso una persona.

Alto ahí.-les dijo una voz femenina.

Los chicos se pararon en seco. Clavaron sus ojos en la persona que había aparecido para interceptarlos. No tardaron en sonreír…y la mujer les devolvió la sonrisa.

Ya era hora, ¿no?-preguntó Kuroageha fingiendo de manera sobreactuada estar molesta y con los brazos en jarras.

¡Kuroageha!-exclamó Yamiyuki con una sonrisa-¿Estás bien?

La chica llevaba su uniforme de Taimanin. Aquello podría significar que estaba lista para entrar en combate si fuera necesario.

¿Que si estoy bien?-preguntó la chica-¡Estoy totalmente recuperada! Siento haberos causado todos estos agobios y entuertos…la doctora Himehagi me ha curado de una manera tal que parece que nunca hubiera sufrido la puñalada de Layla Phoenix. ¡Voy a vengarme de esa zorra la próxima vez que la vea!

Se te ve animada…-comentó Inuhito-…me alegro mucho de que te hayas recuperado.

¡Estoy como nunca!-Kuroageha parecía extremadamente feliz-Y, con esto, el equipo Kuroageha vuelve a la carga…

La joven chasqueó los dedos. De detrás de ella aparecieron Seika, Veena y Shiena.

Los he visto más rápidos, primo.-Shiena le guiñó un ojo a Rito-¿Te pesan los músculos?

¿Te enseño lo que de verdad me pesa?-Rito arqueó una ceja.

Madre mía…-suspiró Shiena.

Los dos primos eran expertos en romper el hielo. Su atmósfera de camaradería y calidez era constante, y querían expresar la alegría de volverse a ver, así como tranquilizar a los demás  y mentalizarlos para un merecido descanso.

Bienvenidos de nuevo a casa.-dijo Veena sonriendo-Sentimos no haberos acompañado en la batalla…

No te preocupes, Veena.-Hagane se sumó a la conversación-Hicisteis bien en quedaros con Kuroageha: no habríamos podido luchar a pleno rendimiento sabiendo que no tenía a nadie para cuidarla. Lo importante es que ya está bien y que todos estamos juntos de nuevo.

Eso es.-respondió Seika con seguridad-Me alegro mucho de que hayáis vuelto sanos y salvos. Cuando sentimos la invasión demoníaca, Asagi-sama no tardó en enviar a los veteranos a los cuarteles de los Neo-Nómadas. Estamos muy contentos de haber tenido éxito en todo lo que hemos hecho.

Si todo esto hubiera sucedido unos meses atrás, Seika habría estado llorando a lágrima viva en el momento de aquel emotivo reencuentro. Aunque aún era corta, su experiencia como Taimanin la había hecho madurar, crecer y fortalecerse.

Me han contado que habéis negociado con un demonio y que habéis luchado codo con codo.-dijo Kuroageha-Quiero oír esa historia completa…porque me resulta chocante. Está claro que ha tenido que ser un buen plan para que haya salido todo a pedir de boca, pero nunca había visto algo así.

Kuroageha…-dijo Yamiyuki-…ese demonio…evitó que murieras desangrada cuando te tuve sobre mis hombros en la gruta de los túneles…

De eso me han hablado mis chicos porque participaron en la batalla.-respondió Kuroageha-No obstante, quiero que me contéis todo lo que habéis pasado al respecto. ¿Habéis sacado algo en claro de vuestra expedición al cuartel de los Neo-Nómadas o sólo habéis devuelto el favor que os ha hecho el Mazoku?

Kazark está muerto.-respondió Aoi con presteza.

¡SÍ!-exclamó Kuroageha-¡Uno menos! ¡Ese ogro pendenciero y engreído nunca me cayó bien! Hablando de muertes bien empleadas… me han contado que los propios Neo-Nómadas se han cargado a la puta de Belladonna…

En efecto.-respondió Shirubei-La tiraron hacia el portal a la destrucción de una patada. No creo que vuelva…

Una menos.-respondió la recién recuperada líder-¿Qué más podéis contarme?

Kuroageha decidió invitar a los chicos del equipo Yamiyuki y a sus tres compañeros de equipo a su casa. Los diez llevaban sus uniformes de Taimanin, unos porque llegaban de una misión y otros porque estaban en estado de máxima alerta incluso encontrándose en la seguridad de sus tierras.

. . .

En el hogar de Kuroageha, pudieron tomar unas bebidas calientes. Aún ansiaban una ducha y un cambio de ropa, pero se encontraban mejor y habían podido sentarse por primera vez desde hacía bastante tiempo. Se habló de todo lo que había sucedido: la identidad y la historia de Philell, el rol de Uro Oswald, la ayuda inesperada de Vega, la muerte de Kazark, la traición de Tigres contra Belladonna, el hundimiento del hotel Rakuen en venganza por la herida de Kuroageha, la aparición de más soldados en ese ejército y la existencia y posterior aparición de Braulio Cromwell.

Kuroageha tomó nota de los hechos. Necesitaban quitarse al ejército de en medio, llegar finalmente a la ONU y desatar la fuerza de los países sobre los Mazoku. Además, Inuhito aportó algo importante a la conversación gracias a sus finos oídos: los Mazoku y Estados Unidos habían hecho algún tipo de pacto. No obstante, aquél no era el momento ni el lugar para ponerse a cavilar acerca de todo eso. La anfitriona decidió concluir aquella reunión de manera contundente.

Bueno, chicos…-dijo-…esto lo hablaremos más detenidamente cuando llegue el momento, probablemente sentados alrededor de la misma mesa que Asagi-sama. ¿Qué tal si hablamos de otras cosas…como la fiesta de esta noche?

¿Hay una fiesta esta noche?-preguntó Yamiyuki.

¡Una fiesta a la que estáis todos invitados!-exclamó Kuroageha-¡Se celebra en el bar Atarashii!

¿Bar Atarashii?-preguntó Hagane-No me suena…

Kuroageha sacó seis tarjetas de visita y las repartió entre los chicos. El bar era nuevo y la dirección en la que ponía que se situaba era…la del Nishi.

¿Esto es lo que creo que es?-preguntó Rito con una sonrisa.

Los chicos comenzaron a comentar entre ellos con entusiasmo. Kuroageha sonreía con satisfacción.

¡Sí, así es!-exclamó la joven-¡Mi bar ha vuelto! Ahora se llama Atarashii, que significa “nuevo” en nuestro idioma, el japonés, porque han pasado muchas cosas y creo que todo lo que estamos viviendo es nuevo para nosotros, tanto lo bueno como lo malo… ¡esta noche es la inauguración! ¡ABRO ESTA NOCHE! ¡Acabo de recuperarme de una puñalada en la barriga y ya voy a bailar en la barra y a servir las mejores bebidas sin alcohol hasta que raye el alba! ¡FIESTA!

Los chicos vitorearon y aplaudieron a Kuroageha.

¡Tengo ganas de ver a mi primito vestido en plan fiestero y elegante!-exclamó Shiena sacándole la lengua a Rito.

Asegúrate de no manchar el espejo del baño con desodorante.-respondió Rito.

¿Serás capullo?-saltó Shiena.

Me lo dicen a veces…-dijo Rito-… ¡bah! Yo también quiero ver cómo te pones guapo, seguro que es todo un show…

¡Seika!-exclamó Veena-¿Quedamos para arreglarnos juntas como en las películas de colegialas?

Veena…-dijo Seika algo cohibida-… ¿en serio? Bueno, puede ser divertido…

Seika ha mejorado mucho.-pensó Rito observando a su hermana-Estoy orgulloso de ella.

Creo que a este tipo de fiestas es imposible negarse.-dijo Yamiyuki-¡Taimanin, tenemos una misión!

¿Ponernos guapos?-preguntó Shirubei con entusiasmo.

No exactamente…-respondió Yamiyuki.

¿Ponernos despampanantes?-se aventuró Inuhito.

¡Correcto!-exclamó Yamiyuki contento-¡Esta noche lo pasaremos bien!

Ya nos hacía falta…-comentó Aoi con una sonrisa.

Shirubei, que estaba sentado justo al lado de Inuhito, le dio un codazo a éste.

Mira que eres políticamente correcto.-dijo Inuhito-No necesitas que acerque la oreja para susurrarme, oigo hasta el roce de tu rodilla con el uniforme.

Soy economista…-dijo Shirubei-…tengo que vender una imagen. ¡JAJAJAJAJA! En cualquier caso… -comenzó a susurrar- … ¿y esas pajas para cuándo?

Inuhito comenzó a reírse. La verdadera intención de aquella proposición no era sexual, sino simplemente hacer reír a aquel amigo que llevaba tanto tiempo alicaído por las batallas contra Benibatsu. Por una vez, Inuhito se estaba riendo. Parecía que las cosas iban a subir de nuevo.

¡Cuando tú quieras!-respondió-Si son con vosotros, a la hora que haga falta y las que hagan falta.

¿Qué os pasa a vosotros dos?-preguntó Kuroageha con una sonrisa.

No quieras saberlo…-respondió Shirubei con jocosidad.

Kuroageha rió. Por fin estaban todos juntos de nuevo. Aquella fiesta no se la iba a quitar nadie.

. . .

El Atarashii era un bar enorme y majestuoso. Había cambiado algunos elementos de su decoración y distribución en planta, pero la clientela que había acudido a la inauguración era la misma que solía ir al Nishi los fines de semana por las noches. La dueña, Kuroageha, ya llevaba puesto su micrófono.

¡Buenas noches a todos!-exclamó-¡Bienvenidos al Atarashii! ¡Inauguramos con la primera de la que será una larga historia de noches de fiesta! ¡La primera ronda es gratis para todo el bar y la primera actuación será la mía!


Kuroageha salió de la barra y se dirigió a la tarima de las actuaciones. Llevaba un precioso vestido chino de color amarillo hasta la altura de sus rodillas, zapatos de tacón con plataforma a juego y guantes de rejilla, también amarillos. Se agarró a una barra metálica vertical que había en el centro de la tarima y comenzó a ejecutar un hermoso y sensual baile de barra al ritmo de una melodía que había elegido expresamente para aquel número. La segunda ronda no tardó en comenzar a correr, y ya no era gratuita. En los primeros minutos de la noche se estaba almacenando auténtico dinero en la caja del Atarashii. A lo largo de la noche salieron varias personas a actuar, incluidos algunos clientes que la dueña siempre prometía remunerar. Shirubei hizo un número de contorsionismo con música, Yamiyuki hizo un tórrido y sensual baile de barra vertical, Veena ejecutó una danza india tradicional…todos salían a divertirse y a demostrar la belleza de sus movimientos, de sus personas y de sus conocimientos y logros. La noche continuaba. Aquella noche era su regalo, el regalo por el triunfo de la última batalla. ¿Qué podría suceder a continuación? Nadie puede predecir el futuro.

lunes, 20 de abril de 2015

[TY] Episodio 50: Familias y guerras (CAPÍTULO ESPECIAL)

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 50: Familias y guerras

Aoi había dicho a sus compañeros que quería transmitirles información importante. Sus compañeros se mostraron curiosos.

Philell me ha dado esto.-Aoi le tendió un papel a Yamiyuki-Dice que es para todos nosotros. Han conseguido escapar con una ayuda inesperada. ¿Recordáis a Vega, la nereida que nos ayudó en el Hotel Rakuen? Ha aparecido y se ha llevado a Philell y a Uro hacia un sitio en el que probablemente gocen de mejor seguridad que aquí.

¿Vega?-preguntó Shirubei-Joder, qué buenorra que estaba…

No te lo niego…-respondió Rito-…aunque me hubiera gustado un poquito más amazona y menos nereida…

Tú y tus músculos…-respondió Shirubei.

¿Y si cuando volvamos a casa nos hacemos unas buenas pajas, tú pensando en Vega y yo pensando en Power Lady?-preguntó Rito con cordialidad.

¡Me apunto!-exclamó Shirubei.

¡Y yo!-respondió Hagane-¡Ya pensaré en algo o alguien, pero las pajas siempre son bienvenidas!

No seáis así, que necesito una ahora mismo…-susurró Aoi-…jamás me imaginé que me iba a dar tanto gusto acabar con ese desgraciado…

Por fin te haces uno de los nuestros, ¿eh?-preguntó Inuhito con sorna-¿Qué demonios? Estoy muy tristón últimamente, me apunto a esas pajas…

No hay cinco sin seis, ¿no?-preguntó Yamiyuki-En cualquier caso, primero centrémonos en salir de aquí…yo también tengo ganas de poner los pies en casa, creedme.

Yamiyuki desdobló el papel y comenzó a leer en voz alta:

“Aliados Taimanin:
Os agradezco profunda y enormemente todo lo que habéis hecho por nosotros. Sé que los Mazoku y los humanos no nos llevamos bien, pero el haber hecho esto con vuestra ayuda es un rayo de esperanza para mí. Me habéis recordado que la vida en sociedad pacífica y respetuosa en la que coexistamos demonios y humanos es posible. Sólo hay que erradicar a los demonios corruptos y malvados, que os están mostrando sólo un lado del Mundo de los Espíritus: el malo. Todo en esta vida tiene un lado bueno y un lado malo. Espero que sepáis encestarnos en el bueno. En cualquier caso, nuestro pacto ha acabado. Estamos un poco lejos de vosotros y en unas condiciones apremiantes, así que sólo puedo dejaros esta carta de despedida. No me quería ir sin avisar. Gracias por devolverme a los brazos de Uro. Gracias por cooperar con los que creemos en la justicia. Gracias por vuestra fuerza. Gracias por ser vosotros. A partir de ahora tal vez no seamos aliados, pero tampoco enemigos. Haremos lo que esté en nuestras manos para que cada vez sean menos los Mazoku que quieran perseguir a los humanos de manera injusta y gratuita. Me hubiera gustado estrechar vuestras manos, pero no habríais querido…y, una vez más, no os culpo por ello. Un saludo. Philell.
Posdata: No soy el único que se acuerda de vosotros…
Sois completos desconocidos para mí, pero, si Philell ha confiado en vosotros, he de creer en su palabra. Habéis hecho esto posible. Gracias. Uro Oswald.
¡Estáis demasiado buenos para la edad que tenéis! No creo que volvamos a vernos, y es una pena, porque me alegrabais la vista. Bah, unos chavales como vosotros tienen un buen futuro labrado, ¿verdad? ¡Nos vamos a tomar por culo! Vega.”

Qué amables.-concluyó el chico volviendo a plegar la carta-Guardaré este papel … no quiero tirarlo aunque no me guste la idea de haber trabajado con demonios. Ha sido una decisión correcta aunque no nos haya terminado de gustar llevarla a cabo, ¿no es así?

Sus compañeros asintieron con la cabeza tras un somero intercambio de comentarios. Aoi volvió a pronunciarse.

Hay algo más que me gustaría deciros…-anunció Aoi-…el edificio se está llenando de hordas de bestias demoníacas de alto nivel. Están apareciendo de la nada y las he visto atacar incluso a los mercenarios.

Las he escuchado por aquí cerca…-dijo Inuhito-…aunque, de todas maneras, es muy bueno que nos lo hayas dicho. No sabíamos hasta dónde habían proliferado, pero veo que han llegado lejos. ¡Gracias por el aviso!

¿Has visto a esos monstruos, Aoi?-preguntó Hagane con curiosidad.

Sí.-respondió Aoi-Son…

¿Cómo son?-Shirubei se atrevió a preguntar.

Un temblor sacudió la sala. Todo comenzó a llenarse de torbellinos negros de los que empezaron a salir bestias demoníacas de aspecto amenazador por doquier.

¿Las bestias que viste son como éstas, por un casual?-preguntó Yamiyuki.

¡Sí!-exclamó Aoi-¡Y no son moco de pavo! ¡No son como los orcos, ni como los ogros, ni como los perros del infierno ni como las invocaciones de esa bruja de Belladonna!

¡Joder!-exclamó Rito esquivando la embestida de un demonio gigante con forma de toro-¿Qué son estas cosas? ¡Nunca había sentido tanto poder emanando de un demonio menor!

Creo que lo único que los hace demonios menores es que no tienen inteligencia ni idioma como otros…-conjeturó Yamiyuki-…porque en poder destructivo me parece que van servidos y sobrados…

La cuestión es…-añadió Shirubei-… ¿realmente ganamos algo matando a estas bestias? Hemos cumplido nuestro pacto con Philell, nos hemos separado de él por mutuo acuerdo y por el camino el crack de Aoi se ha cargado a ese comepollas de Kazark. ¿Y si nos largamos a Gokuruma y dejamos que estos bichos se mueran de hambre, se maten entre ellos o se monten una bacanal?

Ésa es una muy buena cuestión.-corroboró Inuhito-Realmente ya no tenemos mucho más que hacer aquí. No podemos adentrarnos en el edificio y buscar a Kuritöö, a Benibatsu y a Tigres en nuestro estado actual. ¡Larguémonos de aquí!

Lleváis razón.-dijo Yamiyuki-No tenemos nada más que hacer en este lugar por el momento. ¡Nos vamos a Gokuruma! ¡Esquivaremos a las bestias y mataremos sólo a las que nos impidan todo avance!

¡SÍ!-exclamaron a coro los otros cinco guerreros.

Los chicos se aventuraron hacia la salida, pero un manto de negrura solidificada se erigió frente a ellos.

¿Es el poder de la oscuridad?-preguntó Hagane dando un paso atrás.

¿Tal vez un sello Mazoku?-conjeturó Inuhito.

Sea lo que sea, tenemos que hacer que caiga.-dijo Rito-¿Alguna idea?

De momento, creo que la única idea que podemos tener va a ser pelear…-respondió Shirubei-…nos han encerrado con las bestias.

Aquellos monstruos formaban un grupo cada vez más numeroso. No dejaban de salir de vórtices oscuros creados de la nada.

¡Maldita sea!-exclamó Aoi-¡Son demasiados! ¿Cómo vamos a pelear así?

Shirubei se aventuró a asaltar a una bestia con forma de buitre gigantesco. La garra de su mano izquierda se clavó en su plumoso cuerpo, pero el vuelo que emprendió pronto lo dejó atrás, regalándole una dura caída al suelo.

¡Cómo tira!-exclamó Shirubei-¡Menuda fuerza! No había sentido un golpe tan fuerte desde que peleé con esa Virgo junto a Rito y a Seika…

¿Vrutha no te zurró bien?-preguntó Rito arqueando una ceja con complicidad.

Le zurré yo a ella.-dijo Shirubei-La reduje a carne picada. No tenía ni la mitad de fuerza muscular de Virgo. Joder, cómo me la cargué…Rito, macho, no me digas eso en medio de una misión, que me empalmo y necesito mucha sangre para llenar eso…

Pues no me hables tú de mujeres musculosas, que me pasa lo mismo y necesito DEMASIADA sangre para llenar lo que tengo.-le espetó Rito con una sonrisa traviesa.

Los Taimanin intercambiaban bromas y comentarios subidos de tono en medio de la misión. La alegría de su victoria, el haber cumplido su pacto y el haber visto a Aoi superar sus rencillas del pasado y acabar con Kazark les había dado una gran dosis de optimismo, fuerza y voluntad para ganar aquel combate y escapar hacia la seguridad de Gokuruma.

Oyeron un golpe. Hagane había sido golpeado por un monstruo con forma de cocodrilo gigante. Tras el impacto, se incorporó con presteza.

A ver si la sangre que va a haber aquí va a ser la que nos saquen de un golpe…-dijo Hagane-… ¿qué pasa con estos demonios? ¿Están drogados?

¡Ataquemos todos juntos!-propuso Inuhito.

Los demás asintieron. Se lanzaron a por el cocodrilo demoníaco que había atropellado a Hagane. Incluso el propio Hagane se sumó al asalto después de levantarse. Todos lanzaron sus artes ninja contra la bestia, sometiéndola a una fuerte combinación de elementos que logró debilitarla.

¿Hemos hecho mella en sus defensas?-preguntó Aoi extrañado.

Eso parece…-respondió Shirubei-… ¡acabemos con ese monstruo!

Aprovecharon el momento de debilidad para clavar sus armas en aquella fiera de gran tamaño. Habían logrado matar a un demonio de alto nivel, pero les había costado cierto esfuerzo que, multiplicado por el número de monstruos que los rodeaban, resultaba inabarcable.

Si tenemos que montar toda esta película para cada uno de estos hijos de puta…-dijo Inuhito-…estamos un poco jodidos.

No desistáis.-pidió Yamiyuki-Saldremos de ésta.

Un monstruo con forma de oso gigantesco con cuatro brazos se disponía a apresar a Aoi, que fue cogido por sorpresa.

¡AOI!-chilló Shirubei, que era el que más cerca estaba de él.

Todo pasó muy rápido. Dos cuchillas kama atadas a cadenas se clavaron a ambos lados del cuello del oso. Tras ellas, varios cuchillos kunai atados a robustos cables se clavaron en diferentes puntos de su cuerpo. Por todos los cables y cadenas comenzó a pasar corriente eléctrica, haciendo que el oso cayera muerto entre un abundante vómito de sangre.

¿Qué ha sido eso?-preguntó Yamiyuki-¿Lo has hecho tú, Aoi?

No, yo no he…-dijo Aoi-…

Se quedó sin palabras al ver a los recién llegados. Eran un hombre y una mujer bastante jóvenes. Tenían experiencia, pero no llegaban a los cuarenta años. El hombre vestía un uniforme de Taimanin ajustado de color negro con una muceta de color azul eléctrico y un faldón trasero a juego. Su cabello era de color azul eléctrico, muy largo y recogido en una coleta alta. De su rostro colgaba una larga y tupida barba del mismo color que lo hacía parecer mayor de lo que era. Sus ojos eran finos, algo rasgados y del mismo color que su cabello. En su rostro había unas brillantes pecas plateadas. Era casi tan alto como Hagane y tenía una complexión bastante atlética. Asía dos cadenas de las que colgaban las cuchillas kama. Por su parte, la mujer era más alta, un poco más que Aoi, tenía la piel muy pálida, al igual que su acompañante, e iba embutida en un elegante y sensual traje de color azul eléctrico. Su cabello era negro, liso y largo, le llegaba hasta casi la cadera. Tenía algunas mechas de color azul eléctrico. La cremallera del uniforme estaba bastante bajada, revelando un escote seductor. Sus pechos eran muy grandes, su cintura era estrecha y sus glúteos eran prominentes y prietos, como sus muslos. En los pies llevaba tacones de aguja y encima de la malla llevaba una sobrefalda negra. De sus manos colgaban varios cables de cuyos extremos pendían cuchillos kunai. Sus ojos, de color azul ennegrecido, se clavaban en los demonios.

¡Tamako-dono!-exclamó Yamiyuki-¡Meiou-dono! ¡Qué honor!

¡Señores Makihara!-se sorprendió Shirubei-¿Han venido a ayudarnos?

Padre…-susurró Aoi-… Madre…

Aquella pareja la formaban Meiou Makihara, el padre de Aoi, y Tamako Makihara, esposa de Meiou y madre de Aoi. Los parecidos que su hijo guardaba con ellos eran innegables. Siempre habían sido una familia unida y feliz.

Nos han informado de la peligrosa proliferación demoníaca que ha comenzado a tener lugar aquí.-dijo Meiou-Venimos aquí para cumplir una misión, son órdenes directas de Asagi-sama…y, por supuesto, también hemos venido porque…

…porque no vamos a dejar que le pase nada a nuestro hijo en un momento tan crítico.-Tamako terminó la frase-Y vosotros, amigos de Aoi, contáis como nuestros hijos en lo que a merecer nuestra protección respecta. ¡La caballería ha llegado! ¡Que tiemblen los demonios!

Las bestias rugieron con fuerza. La llegada de los refuerzos Taimanin no les hacía gracia. Tamako y Meiou se miraron y asintieron.

Ninpô – Raiton no Jutsu!-exclamaron a coro.
(¡Arte ninja de la electricidad!)

Marido y esposa lanzaron poderosos rayos con sus manos contra varios demonios. Se notaba mucho la diferencia de experiencia: aquellas bestias caían como moscas. Entre las explosiones eléctricas se dibujó una rampa con forma de escalera de caracol de hielo que bajó desde el techo hasta el suelo de la sala. Por dicha rampa comenzó a bajar un hombre en silla de ruedas. Mientras bajaba, lanzaba estacas de hielo contra los enemigos, que se congelaban al impacto y explotaban en esquirlas heladas. El hombre tendría unos cincuenta y cinco años, era corpulento, robusto y parecía bastante alto a pesar de que estaba sentado. Su cabello era de color rubio intermedio con bastantes canas, y estaba recogido en una coleta alta. En su rostro había una abundante barba. Sus ojos eran del color de la miel con un deje ambarino. Iba vestido con un uniforme de Taimanin de color azul con algunos ribetes y toques rojos y negros. Al llegar abajo del todo, destrozó la rampa con un gesto de sus manos, haciendo que los pedazos de hielo llovieran sobre los monstruos, causándoles daños severos.

Por supuesto, Asagi-sama no es temeraria.-explicó Tamako-Nunca se le habría ocurrido enviar a dos personas solas al edificio en el que la mismísima Tigres Black reside.

Hemos venido muy bien acompañados…-añadió Meiou con una sonrisa.

¡Kinnosuke-dono!-exclamó Rito-¡Uno de mis ídolos!

¡Papá!-exclamó Shirubei-¿Aún tienes ganas de marcha?

Mover el esqueleto no tiene edad, hijo…-dijo el recién llegado con una sonrisa-…menuda mierda de vida si no lo hiciera. Bastante tengo con estar lisiado. Dejadme que me divierta, ¿no?

Aquel hombre se llamaba Kinnosuke Anome, y era el padre de Shirubei. Lo consideran el mejor Taimanin elementalista de hielo de su generación y fue víctima de una dramática guerra que le costó perder la capacidad de andar para siempre. Para proteger a su esposa y a su hijo, que entonces tenía cerca de seis años, encajó brutales torturas y devastadores golpes hasta encontrar un resquicio que le permitiera ganar el combate. Consiguió proteger a su familia y matar a los Mazoku, pero hasta la doctora Himehagi fue incapaz de hacer que su cuerpo se recuperara.

Si has venido…-dijo Shirubei-…eso significa que también ha venido…

¿Tu madre?-preguntó Kinnosuke-¡Mira hacia arriba, machote!

Una tromba de agua cayó desde el techo de la habitación. El patrón de la caída fue bastante selectivo, pues el agua formó torbellinos que cayeron sobre los enemigos, persiguiéndolos como si fueran lanzas animadas que acabaron por atravesarlos. Del techo se descolgó una mujer que tendría, como Kinnosuke, unos cincuenta y cinco años. Se mantenía muy en forma para su edad, aunque el paso de los años se iba notando en su cuerpo. Tenía una larguísima cabellera de color rubio cenizo entrecano, una sabia y profunda mirada de ojos de color amarillo anaranjado y una estatura casi como la de Shirubei, rozando ambos los dos metros. Iba embutida en un traje de Taimanin de color azul celeste con placas plateadas en la cintura y algunos detalles negros, rojos y añiles a lo largo del uniforme. Asía un hacha enorme con forma de molinillo. Al caer, cortó al demonio más grande de la sala por la mitad de un hachazo, haciendo alarde de una fuerza brutal.

Cariño, parece que Shirubei se alegra de vernos…-dijo Kinnosuke-… ¡JAJAJAJAJA!

La recién llegada miró a su hijo con una sonrisa cálida.

Esto no te lo esperabas, ¿verdad?-preguntó la mujer.

¡Señora Anome!-exclamó Hagane-¡Cuánto tiempo!

Es un placer, Sanae-dono.-dijo Inuhito con educación.

Sanae Anome, esposa de Kinnosuke y madre de Shirubei, era una Taimanin veterana, al igual que su marido. Aunque no solían hacer tantas misiones de campo como en su juventud, las circunstancias de la situación les habían obligado a tomar las armas de nuevo. La consideraban la mejor Taimanin elementalista de agua de su generación y, pese a su aspecto bondadoso y maternal, es extremadamente cruel, violenta y despiadada con los demonios.

¡Me alegro de veros, chicos!-exclamó Sanae-¿Por dónde íbamos? Ah, sí… ¡iba a bañarme en la sangre de las bestias desgraciadas que intentaban tocarle un pelo a mi hijo! Kinnosuke, querido, tenemos trabajo, ¿verdad?

El hombre de la silla de ruedas asintió.

Ninpô – Hyôton no Jutsu!-exclamó Kinnosuke.
(¡Arte ninja del hielo!)

Ninpô – Suiton no Jutsu!-lo siguió Sanae.
(¡Arte ninja del agua!)

Los chorros de agua y hielo del matrimonio arreciaron contra los demonios. Ambos ataques conducían los rayos de los padres de Aoi. El agua de Sanae producía conducción directa, mientras que el hielo de Kinnosuke podía fundirse al calor de los rayos y generar conducciones de agua que también amplificaban la electricidad. Los matrimonios Makihara y Anome formaban un buen grupo de combate pese a que se llevaban casi veinte años de edad.

Las bestias caían ante el abrumador poder de los veteranos. Aquellos cuatro individuos habían conseguido diezmar a la horda de bestias.

¡Sanae!-exclamó Tamako-¡Falta poco para abrir el sello!

Tamako-kun, no te preocupes.-respondió Sanae-Todo saldrá a pedir de boca. Aún no han venido las comandantes de caballería… ¡JAJAJAJAJA!

¿A qué se referirá?-se preguntó Rito.

Parece que Rito quiere saber quién nos comanda…-dijo Kinnosuke con una sonrisa.

No tardarán en llegar…-dijo Meiou-…nuestro grupo lo coordinan las personas más indicadas…

Yamiyuki sintió dos presencias. Los demás parecían no sentirlas, pues no había notado que reaccionasen a ellas. ¿Significaría algo aquello?

Un montón de cuervos gigantes comenzó a llover desde el cielo. Los demonios fueron atrapados por ellos y sucumbieron ante su garras y sus picos.

¡Claro!-pensó Yamiyuki-¡Han venido!

De detrás de un demonio emergió una mujer. Sin miramientos, le pisó la cabeza y se la aplastó. La comandante de aquel ejército Taimanin había llegado: superaba con creces los dos metros, era casi tan alta como Rito. Su piel pálida contrastaba con su larga mata de cabello negro, la cual llevaba recogida en una especie de moño alargado. Sus ojos eran de color siena rojizo, y su cuerpo despampanante y voluptuoso iba ataviado con una fina blusa de combate sin mangas de color rojo anaranjado con un top negro debajo que llevaba a la vista, una minifalda negra de tubo y guantes y botas negros, formando un conjunto de Taimanin muy provocativo.

¡Kaen-ane!-exclamó Yamiyuki.

Hola, hermano.-saludó la recién llegada-Nuestros padres no han podido asistir a esta batalla, así que la comandancia del grupo la llevamos nosotras.

Un demonio intentó abalanzarse sobre ella, pero lo interceptó tensando un trozo de hilo metálico tetsugen. Con una agilidad pasmosa, envolvió a la criatura en el hilo y apretó hasta hacerla pedazos.

Bestias molestas…-dijo la joven-… Ninpô – Karasu no Jutsu!
(¡Arte ninja de los cuervos!)

Una gran bandada de cuervos comenzó a salir de la nada, atacando a los demonios y ayudando a los padres de Aoi y Shirubei. Al asedio comenzaron a unirse unas enormes serpientes de colores oscuros que ataban a las bestias y mordían sus puntos vitales.

Están aquí las dos…-pensó Yamiyuki contento.

De detrás del grupo apareció otra chica. Era también muy alta, casi tanto como la anterior, y compartía sus rasgos y su belleza. Sus ojos eran de color rojo poco saturado, su piel era muy pálida y su cabello era negro como el azabache. Estaba recogido en una larga trenza baja a excepción de dos tramos que llevaba recogidos en moños chinos recubiertos de tela de color rojo saturado. Su uniforme de Taimanin era muy exótico, estaba compuesto de una chaqueta negra de manga larga estilo motorista que degradaba, en una sola pieza, a un qipao chino de color rojo con serpientes doradas bordadas.  Su voluptuoso y bien dotado cuerpo lucía muy amenazador con aquella prenda. Llevaba unos mitones rojos con dobladillos negros, y unas botas altas de metal ennegrecido con adornos rojos. A ambos lados de cada pie tenía hachas acopladas en las botas. Un total de cuatro hachas adaptadas a la forma de sus pies adornaban con su tamaño y su aspecto amenazador sus preciosas botas que llegaban casi hasta sus rodillas.

¡Kouen-ane!-exclamó de nuevo Yamiyuki-¡Qué alegría veros a las dos!

Yamiyuki…-dijo la recién llegada con una media sonrisa-…lo estás haciendo estupendamente. Me alegro de veros a todos.

Hermana, tienes a un pesado detrás…-dijo la otra chica-… ¡mátalo!

Ninpô – Hebi no Jutsu!-siseó.
(¡Arte ninja de las serpientes!)

De la mano de la recién llegada emanó un manojo de serpientes que sirvió de látigo para golpear a la bestia demoníaca que estaba a punto de saltar sobre ella. Las serpientes comenzaron entonces a devorar cruelmente su cuerpo.

Aquellas jóvenes y hermosas mujeres eran Kaen y Kouen Kuroi, las hermanas mayores de Yamiyuki. Eran muy conocidas en su clan, y unas poderosas e imparables guerreras. Como su hermano pequeño, eran tan hermosas como poderosas, y no parecían tener ningún punto débil.

Buen golpe, Kouen.-dijo Kaen con una sonrisa cómplice.

No habría sido tan bueno si no me hubieras avisado, Kaen.-respondió Kouen-Te debo una, hermana.

Ahora que ya estamos todos…-dijo Tamako-… ¡es hora de romper el sello! ¡Tenemos que sacar a los chicos de aquí!

Nos iremos todos juntos.-le aseguró Meiou-No dejaré que os pase nada malo a nadie…

¡Qué bonito es ser joven!-terció Kinnosuke-Yo también era un caballero a tu edad. Ahora he dejado el caballo y cabalgo en esto…pero esa herida ya cicatrizó.

Cariño, ¿y si nos ahorramos las batallitas?-preguntó Sanae-¡Tenemos muchos cráneos que partir!

Esta Sanae…-Kinnosuke se llevó las manos a la cabeza.

Viene alguien.-advirtió Kouen con un susurro.

¡En guardia todo el mundo!-advirtió Kaen con voz autoritaria.

En efecto, llegó visita: Benibatsu y Kuritöö irrumpieron por las puertas principales. Iban rodeados de una tropa de mercenarios.

¿Qué demonios está pasando aquí?-preguntó Kuritöö sorprendida-¿¡Más Taimanin!? ¡A ellos, hombres!

Los mercenarios corrieron al auxilio de las bestias. Benibatsu asió su doble guadaña y se unió también a la pelea. Kuritöö no dudó en apoyar desde la distancia con su metralleta.

Tamako se adelantó para interceptar a los mercenarios. Con una flexibilidad y una elegancia pasmosas, sus patadas giratorias dieron buena cuenta de aquellos hombres y mujeres.

Hijo…-le dijo a Aoi cuando se acercó a ella para ayudarle-…ten clara una cosa: no te preocupes por las flores. Vivir torturándote por eso no ayudará a nada. Es cierto que eran nuestra plantación, pero podremos plantar más. Ninpô – Tanpopo no Jutsu!
(¡Arte ninja de los dientes de león!)

La madre de Aoi saltó elegantemente en el aire y, girando sobre sí misma, liberó una fuerte corriente de partículas de dientes de león, arreciando contra los mercenarios y terminando de inutilizarlos. Con lágrimas en los ojos, Aoi le dio las gracias a su madre. Aquel ataque había sido realmente precioso, y simbolizaba gran parte de la historia de los Makihara.

¡Buen tiro!-exclamó Sanae desde la lejanía-Pero, ¿será posible? ¿Vas a quedarte toda la diversión para ti sola?

Sanae se unió a Tamako. Al ser sus hijos mejores amigos, estaba claro que se conocían y se relacionaban, pero parecían estar haciéndose buenas amigas a través del combate. El hacha de la veterana comenzó a dar cuenta de las bestias a la vez que peligrosos géiseres las lanzaban por los aires, presionando sus heridas y haciendo que se partieran por la mitad.

¿Has visto, Meiou-kun?-preguntó Kinnosuke-Nuestras mujeres se van por su cuenta y nos dejan con un palmo de narices… ¿qué tal si les enseñamos que también sabemos jugar?

Será un placer, Kinnosuke-dono.-respondió Meiou con una sonrisa.

Los dos varones de ambos matrimonios irrumpieron en el combate. Los kama de Meiou cortaban a las bestias y conducían los rayos de su dueño. Mientras tanto, Kinnosuke utilizaba los motores de su silla de ruedas para embestir a los enemigos, lo cual era especialmente efectivo si antes los congelaba para romperlos en pedazos. La batalla parecía estar decidida.

¿De dónde ha salido esta gente?-preguntó Kuritöö iracunda.

¡De un lugar al que no van a volver!-bramó Benibatsu-¡Acabemos con ellos!

Son los peces gordos de la avanzadilla…-dijo Kaen-… ¿qué tal si nos los repartimos, hermana?

Kouen saltó hacia Kaen y se colocó a su lado.

Perfecto.-dijo.

Ambas hermanas hicieron sendos sellos ninja.

Ninpô – Katon no Jutsu!-exclamaron las dos.
(¡Arte ninja del fuego!)

Kaen conjuró un enorme aro de fuego que salió disparado contra Kuritöö, atrapándola y envolviéndola en llamas. Paralelamente, Kouen dejó salir un rayo de fuego que golpeó el pecho de Benibatsu y causó una enorme explosión.

¡No nos quedemos atrás!-ordenó Yamiyuki al ver aquel despliegue de poder.

Shirubei se unió a sus padres atacando a los demonios con sus garras. Cerca de ellos, Aoi blandía su látigo y lanzaba rayos con decisión mientras su madre lo abrigaba con dientes de león y su padre le ayudaba con la electricidad. Nodachi en mano, Yamiyuki se unió a sus hermanas: la hermana mayor, Kaen, comenzó a escindir a las bestias por la mitad con sus hilos metálicos mientras las empujaba contra ellos a patadas. La hermana mediana, Kouen, comenzó a lanzar vigorosas y aerodinámicas patadas contra todos los enemigos que se encontraba, cortándolos con sus hachas. Finalmente, el hermano pequeño, Yamiyuki, no dudó en despachar también a varios Mazoku con potentes estocadas. Desgraciadamente, Rito, Hagane e Inuhito eran huérfanos, pero no por ello dejaron de pelear, pues consideraban a sus amigos su actual familia. Los abanicos de Hagane fueron abiertos hasta formar ruedas y volaron por todo el campo, cortando a muchos enemigos. Inuhito buscaba a los enemigos heridos por su amigo con el olor a sangre y los remataba abriendo aún más sus heridas con el aro. Mientras tanto, Rito aplastaba con su temible fuerza y su fiel maza a los enemigos que trataban de romper el equilibrio del ataque combinado de sus amigos.

La alegría se terminó cuando Kuritöö y Benibatsu se levantaron tras los ataques de las hermanas Kuroi.

Parece que los hemos subestimado…-dijo Kouen.

Tranquila.-respondió Kaen con seguridad-No es nada que no podamos solucionar.

Benibatsu comenzó a disparar la sangre de sus heridas mientras Kuritöö atacaba desde lejos con larguísimos tentáculos provistos de cuchillas, martillos y demás elementos agresivos. Los tres Kuroi se juntaron y enviaron una ráfaga de cuervos, serpientes y pétalos de rosa que embistió al traidor. Tras esto, Yamiyuki se acercó más a sus amigos, pues no pegaba a mujeres, razón por la cual fueron Kaen y Kouen las que volvieron a lanzar un brutal ataque contra Kuritöö: la rodearon y la lincharon. Kaen la ató con su tetsugen, causándole cortes sangrantes. Una vez inmovilizada, le dieron una paliza entre las dos. Los puñetazos y patadas de las hermanas eran muy fuertes: Kouen mezclaba las artes marciales chinas con la rudeza de sus hachas y Kaen utilizaba un equilibrado, elegante y potente estilo equilibrado de puñetazos y patadas.

Antes de que se dieran cuenta, los demonios habían desaparecido casi por completo: los habían matado a casi todos.

¡Rompamos el sello!-ordenó Kaen-¡Sanae-dono, Tamako-dono, Meiou-dono, Kinnosuke-dono,  colóquense frente al  muro negro!

Los cuatro veteranos se colocaron frente al muro.

Vamos a romper el sello con el poder de los elementos.-explicó Kaen-Lanzad vuestros poderes elementales contra el muro y unid vuestras fuerzas.

¡Os ayudaremos!-exclamó Yamiyuki-Controlamos elementos que vuestro grupo no.

La hermana mayor asintió. Tras acabar con todos los demonios, se colocaron frente al muro.

Shirubei, hijo…-dijo Sanae-…ayuda a tu padre. Él está más debilitado que yo. Me las apañaré sola…

Con una sensación agridulce, Shirubei asintió. Todavía le dolía ver a su padre en silla de ruedas.

Ninpô – Raiton no Jutsu!-exclamaron a coro Tamako, Meiou y Aoi.
(¡Arte ninja de la electricidad!)

Ninpô – Hyôton no Jutsu!-exclamaron al unísono Shirubei y Kinnosuke.
(¡Arte ninja del hielo!)

Ninpô – Suiton no Jutsu!-bramó Sanae.
(¡Arte ninja del agua!)

Ninpô – Katon no Jutsu!-gritaron a la vez Kaen, Kouen y Yamiyuki.
(¡Arte ninja del fuego!)

Ninpô – Dôton no Jutsu!-conjuró Rito.
(¡Arte ninja de la tierra!)

Ninpô – Fûton no Jutsu!-profirió Hagane.
(¡Arte ninja del viento!)

Los seis elementos chocaron contra el muro. Seis colores diferentes que emitían seis luces diferentes. Al juntarse todas, se formó una corriente blanca que destruyó los muros negros, revelando de nuevo las puertas que daban a la calle.

Y por último pero no por ello menos importante…-dijo Inuhito-… Ninpô – Kiba no Jutsu!
(¡Arte ninja de los colmillos!)

Inuhito se lanzó contra las puertas y las escindió por la mitad con una patada cortante.

¡Larguémonos!-ordenó Kaen.

Benibatsu y Kuritöö se habían levantado.

Pagaréis por esto…-amenazó la científica.

Tigres-sama…-balbució el hermano traidor de Inuhito-…no puedo…seguir…luchando…

Se lo tendremos que dejar a ella por esta vez.-dijo Kuritöö-¡Vámonos!

Los dos secuaces de Tigres Black salieron de la sala, pero se toparon con Tigres Black en persona.

No me expliquéis nada.-dijo sin saludar-Lo he visto todo y no os castigaré por hoy. Y vosotros, sucios Taimanin… ¡huid mientras podáis! ¡Pronto dominaré el mundo!

Tigres-sama, ¿todo esto ha tenido algo que ver con…-intentó preguntar Kuritöö.

Sí.-dijo Tigres-Por fin ha venido. Adelante, mi amado… pasa y saluda.

A la sala entró un hombre tan alto como Tigres. Era delgado y tenía un aspecto imponente. Una larga cabellera lisa de color azul pastel adornaba su cabeza. Sus ojos eran brillantes, rasgados y de color naranja. Su piel era muy pálida y su cuerpo estaba completamente tapado por una túnica de color crema con tiras marrones y mangas blancas.

¡Por fin en el mundo humano!-exclamó el recién llegado.

Os presento a mi prometido:-dijo Tigres-Braulio Cromwell. Cuando nuestra boda se celebre, todo habrá acabado, incluso la esperanza.

Saludos…-dijo Braulio-…Taimanin. Pronto veréis que todo lo que habéis luchado contra los Mazoku no ha sido más que un paseo… ¡JAJAJAJAJAJAAJA!

No obstante, hoy no podemos hacer nada por mucho que lo deseemos.-dijo Tigres-Nos habéis quitado a Kazark y habéis destruido este lugar. ¡Largaos de aquí y temed el día de nuestro siguiente encuentro!

Sanae se giró hacia la grieta que había abierto Inuhito y la reventó con una enorme burbuja explosiva, abriendo una salida por la fuerza.

¡Vigilad que no nos sigan!-exclamó Kaen-¡Nos retiramos a Gokuruma por invitación expresa del enemigo! No intentéis plantar batalla ahora, ¡no estamos preparados! ¡Vamos!

Los Taimanin obedecieron y salieron por el hueco recién abierto, dejando atrás una de las batallas más cruentas que habían tenido.

(En este episodio os he mostrado a las familias de los Taimanin. No es gran cosa, pero es una manera de mostraros todo lo que me hace sentir esta historia y lo puramente feliz que estoy siendo con su realización. Ya llevamos 50 episodios y aún quedan muchos más, por lo que este pequeño especial de personajes extra servirá para conmemorar la llegada a este número tan alto sin descanso ni división por temporadas. Estoy verdaderamente contento y siento que tengo mucho que agradecer a mis lectores. Por ello, os doy las gracias de corazón a todos, pues habéis hecho que, en parte, estos 50 episodios sean posibles. ¡Muchas gracias!)

jueves, 16 de abril de 2015

[TY] Episodio 49: Alto es el trono, dura es la caída

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 49: Alto es el trono, dura es la caída

El lugar comenzaba a cerrarse herméticamente. Los Taimanin no estaban dispuestos para nada a dejarse atrapar, pero no parecían tener demasiado tiempo. Aoi, harto ya de Kazark, decidió tomar la iniciativa.

Chicos…-dijo-…si os pido un favor, ¿me lo hacéis?

Sin duda.-respondió Yamiyuki.

Confiad en mí desde ahora mismo hasta el final de esta batalla.-pidió Aoi-No cuestionéis lo que voy a hacer…os prometo resultados.

Dicho esto, Aoi se esfumó de la sala con una velocidad pasmosa. Aprovechó su agilidad ninja para escapar de aquel sitio antes de que quedara completamente sellado.

¿Qué irá a hacer?-se preguntó Hagane en voz alta.

Seguro que algo bueno.-respondió Rito-Aoi es muy inteligente.

Philell y Uro se encontraban bastante fuera de lugar entre los Taimanin ahora que sus negocios habían acabado, pero, aun así, la mentalidad estratégica del demonio acuático siguió llevando a cabo su funcionamiento habitual.

Intuyo que hay algún mecanismo de exterminio que aprovechará el hecho de que estamos aquí atrapados.-dijo Philell-Puesto que ya no estamos trabajando juntos, Uro y yo nos retiramos a investigar.

Haced lo que queráis.-dijo Yamiyuki-Sois libres.

Philell y Uro se miraron y asintieron. Corrieron por la puerta que más lentamente se estaba bloqueando, consiguiendo atravesarla. Los cinco Taimanin que quedaban allí entendieron que su cometido era entretener a Kazark.

Vaya…-dijo Kazark-…esperaba aplastar a mi enclenque favorito primero, pero voy a tener que conformarme con vosotros…

Confórmate con…-dijo Rito-… ¡ESTO!

Con una agilidad impecable, Rito se colocó detrás de Kazark con una maniobra aérea. Desde esta posición, le propinó un rodillazo en la cadera, hizo que se doblara y le puso su maza en la garganta, usándola para subirse encima de él como si hiciera una dominada en barra. Una vez sobre sus hombros, el fornido Taimanin cerró las piernas alrededor del cuello del ogro y giró sobre sí mismo para forzárselo, obligándole a hincarse de rodillas para intentar quitárselo de encima.

¡Maldito mocoso!-bramó Kazark-¡Fuera!

Con su recién estrenada hombrera metálica, golpeó a Rito, tirándolo de encima de su cuerpo.

¡Dadle fuerte ahora que está arrodillado!-exclamó Rito.

Hagane e Inuhito corrieron juntos hacia Kazark. El primero con sus abanicos y el segundo con su aro lanzaron varios golpes, pero no lograron abrirle ninguna herida porque se protegió poniendo el hombro delante. Mientras eran barridos de un manotazo, Shirubei y Yamiyuki se lanzaron sincronizados para propinarle al ogro ingeniero sendas patadas voladoras en la cara. Tras esto, Shirubei desplegó las garras de sus pies y lanzó una sarta de patadas aéreas. Mientras tanto, Yamiyuki giró sobre sí mismo con su nodachi para hundirle la hoja en el trapecio que no tenía protegido por la hombrera. Kazark se levantó y utilizó sus brazos para mandar a volar a los dos Taimanin.

Sois bastante molestos…-apreció Kazark.

Tú sí que eres molesto.-dijo Yamiyuki-Eres el único de los primeros Neo-Nómadas que sigue fastidiando. ¿Entiendes que cada batalla que libras contra nosotros puede ser la última?

Vosotros contra nosotros corréis el mismo riesgo.-dijo Kazark-¿Pretendes amenazarme?

Oh, no…-respondió Yamiyuki-…nosotros no amenazamos: directamente obramos.

Los cinco Taimanin volvieron a ponerse en guardia.

. . .

Philell y Uro recorrían los pasillos de aquel lugar buscando pistas de lo que podía estar sucediendo. Los mecanismos de cierre estaban dotados de cables y conexiones, por lo que las seguían para entender qué clase de artefactos podría haber activado Kazark.

¿No te parece extraño que los pasillos estén tan vacíos?-preguntó Uro.

Por una parte sí, porque saben que tienen enemigos dentro y deberían extender patrullas, pero…-explicó Philell-…otros razonamientos me llevan a pensar que es normal. Si de verdad mi intuición ha acertado y están a punto de activar algún tipo de artefacto, mecanismo, máquina o arma para acabar con nosotros a traición de manera teleoperada, sería normal que no hubiera soldados en los pasillos y que todos estuvieran a cubierto. Imagínate que van a cubrir los pasillos con gas venenoso o algo similar…

Te entiendo…-dijo Uro-…y parece lógico y legítimo…pero sigue sin darme buenas vibraciones esta calma.

Nada de lo que hagamos aquí te puede parecer agradable.-lo tranquilizó Philell-Estamos en territorio enemigo y han estado a punto de matarnos…

Cierto es.-corroboró Uro-Por cierto, mira esto. Las guías metálicas que circulan por este pasillo van a un lugar aparentemente poco concurrido… ¿ves esa esquina? ¿Y si torcemos por ahí?

Philell oteó el pasillo y asintió. Al doblar la esquina, vieron una hilera de máquinas dispuestas en el lateral derecho del pasillo al que acababan de entrar.

¿Qué es esto?-preguntó Uro-Parecen más máquinas de los humanos que tecnología Mazoku…

Rechacé la formación de ingeniero cuando se me propuso porque me parece una profesión demasiado aburrida.-respondió Philell con aire disante-No obstante, creo que son generadores de energía de algún tipo… tal vez estén alimentando a la máquina asesina de cuya existencia sospechamos.

Sólo hay una forma de averiguarlo, ¿no?-se atrevió a decir Uro.

Exactamente: avanzando más.-asintió Philell.

La pareja continuó caminando por el pasillo. Aquellas máquinas parecían estar conectadas en serie, lo cual indicaba que su propósito podría ser común. Llegaron finalmente a lo que parecía una sala de máquinas, pero estaba bloqueada por una reja.

Creo que no contaban con que soy inmune a los cierres de rejas.-comentó Philell.

Dejó caer una burbuja sobre la reja. Al ver que no producía ninguna reacción dañina, se introdujo él mismo en la reja, colándose por los entresijos y llegando al otro lado. Por su parte, Uro se limitó a abrir un corte con su espada en la reja y pasar por él.

Parece que esa cadena de máquinas se dirige a este artilugio gigante…-señaló Philell.

¿Es una unidad de potencia?-preguntó Uro-¿Algo para convertir la entrada energética en una fuerza destructiva?

Me temo que es así.-contestó el Mazoku acuoso-No soy un experto en maquinaria, pero todo apunta a que este aparato sirve para eso.

De pronto, por toda la sala comenzaron a abrirse vórtices oscuros de los que comenzaron a salir bestias demoníacas de alto nivel: aves, fieras cuadrúpedas, reptiles y humanoides de distintos tipos comenzaron a correr por el lugar. No parecían tener muy buenas intenciones con respecto a la pareja.

. . .

Shirubei lanzó un potente chorro de agua a presión contra Kazark. Hagane lo respaldó con un proyectil de viento cortante y Rito con una estaca de arena compactada. Al converger estos tres impactos contra el ogro, Yamiyuki añadió un cuarto, un chorro de pétalos de rosa. Inuhito se acercó para dar un golpe definitivo, estampando su talón en la cabeza de Kazark con una patada descendente desde el aire.

Es hora de que os presente los beneficios de mi nueva hombrera…-dijo Kazark.

Su hombrera se abrió, revelando un lanzador de misiles. Comenzó a dispararlo, dirigiendo aquellos peligrosísimos proyectiles explosivos hacia los Taimanin. De nuevo, crearon sucesivos muros de viento, fuego, piedras y hielo, amortiguando las explosiones. En medio del humo salieron volando los abanicos de Hagane, el aro de Inuhito, un manojo de cuchillos kunai lanzados por Shirubei, un manojo de shuriken lanzados por Yamiyuki y un puñado de agujas senbon arrojadas por Rito. Aquella combinación de ataques tomó al ogro desprevenido, lo cual le costó varios cortes sangrantes.

¡La pérdida de sangre lo debilitará paulatinamente!-pensó Yamiyuki-Sólo tenemos que aguantar un poco más…

Inuhito se puso una mano detrás de una oreja.

Oigo algo.-dijo-Los aledaños de esta sala se han alborotado. Hay gran cantidad de individuos moviéndose…y huelen a… ¡Mazoku! ¡Han proliferado bestias demoníacas! ¿Es ése tu plan, Kazark? ¿Echarnos a tu jauría?

Os sorprendería saber que no tengo nada que ver con esto.-Kazark se sonrió-Creo que sé por qué es, pero no tiene nada que ver con lo que os espera…

. . .

Philell se había retractado para evitar daños en el combate. Uro mantenía fieramente a las bestias a raya con su espada y sus técnicas de viento cortante. No obstante, tras un largo rato de pelea, la fatiga comenzaba a notársele.

Comienzo a cansarme…-dijo Uro entre jadeos-…ser á mejor que hagamos algo con esa máquina y desbaratemos los planes de Kazark antes de que sea demasiado tarde…

Voy a intentar entrar en el sistema prin…-Philell intentó hablar, pero no pudo.

Un enorme lobo demoníaco lo agarró con sus fauces y lo apresó. Los colmillos del lobo impedían que el estratega pudiera licuarse para escapar del mordisco.

¡Uro!-exclamó Philell-¡Ayuda!

¡Aguanta, Philell!-respondió Uro.

Pateó al lobo en el estómago, obligándole a soltar a su novio. Tras esto, se dispuso a matar a la bestia, pero algunos demonios humanoides lo rodearon por la espalda y lo golpearon hasta dejarlo arrodillado en el suelo.

Ugh…-balbució.

Philell se encontraba solo ante aquellas amenazadoras bestias. Necesitaba mantenerse sano y salvo mientras su pareja se recuperaba. Los monstruos se le acercaban más y más…

¡Philell!-exclamó una voz conocida.

Un vehículo de color blanco atropelló a los monstruos que estaban a punto de abalanzarse sobre el estratega. Desde un lugar desconocido había irrumpido Vega, la nereida que les ayudó en la batalla del hotel Rakuen.

¿Estáis locos?-preguntó la recién llegada-¿Puede saberse qué coño estáis haciendo arriesgando vuestras vidas? ¡Ya os habéis juntado de nuevo, es hora de largarse!

Yo también me alegro de verte de nuevo, Vega…-saludó Uro.

Y yo a ti, Uro, aunque sigue pareciéndome una locura lo que estáis haciendo.-dijo Vega.

Tenemos que asegurar la retirada eficaz de los Taimanin antes de despedirnos de ellos.-dijo Philell-Incluso si ha acabado nuestro pacto, me parece lo más correcto. ¿Cómo es que has venido?

Hace muy pocos minutos, hemos empezado a sentir un gran flujo de energía de naturaleza Mazoku desde la nada hasta aquí.-explicó Vega-Entendemos por “la nada” un lugar que desconocemos pero que no es nuestro mundo espiritual…no sabemos muy bien qué está pasando, pero todos los demonios de fuera lo hemos notado. No he tenido tiempo para reunir a los demás, he decidido venir directamente a ver si no era demasiado tarde para ayudaros… ¡la hostia puta, qué problemas dais los tíos cuando queréis!

¿Y si discutimos después de librarnos de estas criaturas que desean nuestras cabezas?-preguntó Uro apuntando con su espada a aquella marabunta demoníaca.

Me parece una buena idea.-dijo Vega-¡A MACHACAR CRÁNEOS!

El joven de cabello blanco comenzó a emitir viento cortante a través de su espada, hiriendo de gravedad o incluso de muerte a muchos monstruos. Algunos lograban alcanzar su posición, por lo que también se llevaba algunos golpes. Vega saltó de la bañera y, rodando sobre sí misma hecha un ovillo, golpeó en el pecho a un humanoide de gran tamaño. Tras tirarlo al suelo, le cayó encima con un codazo, apoyó las manos en el suelo y con la fuerza de sus codos saltó de nuevo hacia la bañera, que estaba rodeada de monstruos en aquel momento. Por ello, les escupió ácido apuntando a sus cabezas. Uro y Vega eran realmente fuertes y hacían muy buen equipo. Desde un punto que no observaron salió disparado algo dirigido a Philell. Éste pudo ver que se trataba de una pequeña anotación hecha en un azulejo arrancado. Lo miró con sus manos y vio un plano trazado a mano de los pasillos y unos puntos que tenían los nombres de Benibatsu y Kuritöö. De los puntos salían unas líneas discontinuas que indicaban las trayectorias que iban a seguir para ayudar a Kazark, que también estaba representado por un punto. Sin más pensamientos, Philell entendió aquello y buscó el panel de compuertas de la sala. Mientras su novio y su amiga lo cubrían, trató de encontrar las compuertas de servicio que llevaban hasta Kazark. Como las puertas reales del edificio habían sido bloqueadas, era necesario atravesar los  estrechos tubos de mantenimiento para navegar por el edificio. Una vez los encontró, los selló herméticamente, como las puertas de verdad. Entendió que eso detendría el avance de aquellos dos peligrosos Neo-Nómadas.

 . . .

Los cinco Taimanin lidiaban con el poderosísimo Kazark y con sus versátiles y peligrosas máquinas. Pronto empezaron a oír golpes, como si quisieran entrar en un lugar aporreando la puerta.

¡Kazark!-se oyó la voz de Benibatsu-¡Esto no estaba en los planes! ¡Por aquí no podemos pasar!

¡Maldita sea!-escucharon quejarse a Kuritöö.

Joder…-murmuró Kazark-… ¡NO OS PREOCUPÉIS! ¡Me las apañaré solo! Sigo teniendo el as en la manga…

¿De qué va tu película?-preguntó Hagane en aire defensivo.

Hay una palanca oculta en este lugar.-explicó Kazark-Si tiro de ella y la muevo, se activará mi estructura auto-purgante, la cual os freirá con un potentísimo barrido electromagnético que será ineludible.

. . .

Uro y Vega estaban matando a muchos demonios, pero no dejaban de aparecer más. Philell roció a sus aliados con una capa de gel en spray que los hizo más resistentes.

Aguantad un poco más…-pidió Philell-…hasta que sepa qué hacer con esto…

¡Tengo una idea mejor!-exclamó Vega-¡Largarnos de aquí por donde he venido!

Ahora que hemos bloqueado a la doctora Kuritöö y a Benibatsu…-dijo Philell-…creo que será necesario terminar nuestro cometido aquí…

¡Y nos gustaría!-exclamó Vega-No obstante, ¿no ves que nos van a matar si seguimos dejando que nos acorralen? ¡Larguémonos!

Philell se giró y vio detrás de él a un individuo hacer bien y con soltura lo que él había intentado y no sólo no había conseguido sino que le había costado una emboscada. Les hizo un gesto indicando que se fueran de allí. No obstante, Philell se mantuvo estoico y escribió una nota de despedida para los Taimanin.

¡Vamos!-exclamó Vega-¡Estoy cansada de sacarme ácido del gaznate para acabar con estos hijos de puta!

Sé paciente, Vega…-susurró Uro.

. . .

¡Mierda!-exclamó Kazark-¡Con lo bien que nos lo habríamos pasado dándoos una paliza entre los tres! ¡Me habéis jodido el plan! ¡Voy a mataros de una vez por todas!

Kazark lanzó una maraña de correas contra el suelo. Como si fueran serpientes, no tardaron en reptar y alargarse hasta atar, apresar y colgar de la pared a los cinco Taimanin. Comenzó a golpearlos y a insultarlos aprovechando que los tenía a todos a tiro.

Ya no sois tan increíbles, ¿verdad?-les espetó.

Ya lo creo que lo son.-dijo una voz muy familiar.

Aoi apareció con paso firme. Había pasado por una de las puertas que previamente se habían cerrado.

¡Mequetrefe!-exclamó Kazark-¿Cómo has podido…

Tus puertas se están abriendo, Kazark.-dijo Aoi sonriéndose-Todas.

¡Se acabaron los juegos!-bramó el ogro.

Dio un fuerte pisotón en el suelo, haciendo saltar una placa por los aires. La placa quedó hueca, haciendo que de un pequeño ascensor subiera una palanca.

En cuanto tire de ella…-dijo Kazark-… ¡BUM!

No, no lo creo.-dijo Aoi con una sonrisa muy altanera.

Kazark tiró de la palanca. No pasó nada.

¿Qué has hecho, desgraciado?-bramó.

Freír tus generadores, tus unidades de potencia y tus sistemas de control.-dijo Aoi-He encontrado todas tus trampas y las he saboteado. Jamás subestimes a un ingeniero humano.

¿Quién va a mataros ahora a todos?-preguntó Kazark fingiendo tristeza.

No vas a vivir para verlo.-le espetó Aoi secamente-Es hora de acabar contigo y darte justa retribución por todo lo que me has hecho…desde los dientes de león de mi familia hasta hoy…me las cobraré todas.

Los chicos no podían evitar preocuparse por su amigo. Confiaban en su poder, pero les daba miedo que Kazark le hiciera daño porque lo querían mucho: todos se querían mucho.

¡No se os ocurra apartar la mirada!-exclamó Yamiyuki desde sus ataduras-Por muy desagradable que os pueda resultar esta escena, ¡no dejéis de mirarla! ¡Mirad cómo nuestro hermano pelea para salvarnos! ¡Honrad sus esfuerzos!

Los demás se miraron y asintieron. Clavaron sus ojos en Aoi, infundiéndole ánimos mentalmente.

¿Qué vas a hacerme?-preguntó Kazark con sorna.

¿No te lo he dicho?-preguntó Aoi-¡Matarte!

Quiero ver cómo lo intentas…-el ogro provocó al Taimanin.

Ya me tienes harto.-le espetó el chico-Has mancillado el jardín de los Makihara, has intentado hacerme sentir inútil y estúpido, te has metido con mis amigos, nos has golpeado y maltratado a todos, intentaste hacer que tus ogros me violaran en Gokuruma, nos has disparado con todo tipo de armas de destrucción masiva… ¿y tú crees que vas a salir impune? Ya es tarde para ti, maldito Mazoku. Te daré tu merecido. Acabaré contigo de un golpe y no dejaré que hagas nada para evitarlo.

¿Tú y cuántos más?-el ogro se puso en guardia.

Aoi hizo un sello ninja con una mano. La electricidad comenzó a acumularse a su alrededor. Las bombillas parpadeaban.

Ninpô – Raiton no Jutsu! Hissatsu! Saikousen!-gritó Aoi henchido de orgullo y rencor concentrado.
(¡Arte ninja de la electricidad! ¡Técnica exterminadora! ¡Rayo Supremo!)

Apuntó con los dedos índice y corazón de su mano izquierda al ogro. De sus dedos salió un enorme rayo redondo de luz con un diámetro superior a la altura de Kazark. El impacto del disparo fue tan fuerte que el moño de Aoi se deshizo por la onda expansiva, cayendo su melena asimétrica por un lado junto con los restos del coletero roto. Sin mayor dificultad, el rayo barrió a Kazark y lo redujo a cenizas.

Hasta nunca…-dijo Aoi con un susurro-…demonio de mierda.

El ataque finalizó y Aoi cayó arrodillado por la extenuación. Había concentrado muchísima energía en aquel ataque y se encontraba cansado y febril. Por fin había matado a Karistus. Lo que antes era un enorme ogro ahora era polvo que el viento podría esparcir.

¡Muy bien!-exclamó Shirubei-¡LO HAS REVENTADO! ¡CÓMO HA MOLADO, JODER!

¡Así se hace!-lo elogió Hagane-¡Demostrando quién manda! ¡Por fin! ¡Uno menos!

¡Me ha encantado, Aoi!-se sumó Inuhito-¡De un puto golpe! ¡Qué crack!

¡Esto habrá que celebrarlo!-Rito sonreía-Cuando estemos libres, prepararé una comilona de las que marcan época…

Ahora sí que es hora de irse a casa.-dijo Yamiyuki-Aoi, suéltanos en cuanto te recuperes y vámonos de este lugar.

Algo había cambiado en el interior de Aoi. Por primera vez había disfrutado matando. Por primera vez tenía una erección fuerte fruto de haber destruido a un Mazoku. Su despertar como Taimanin sanguinario probablemente había tenido lugar. No sería tan extremo como Shirubei o Hagane, pero se encontraba más cerca de ellos que antes en aquel momento.

Veo que te alegra este resultado…-comentó Yamiyuki.

Ya lo creo…-dijo Aoi mientras se levantaba y tomaba aire-…me alegra mucho. Ahora os entiendo mejor. En cualquier caso… ¡fuera correas!

Haciendo alarde de su característica puntería, Aoi lanzó un puñado de shuriken y cortó todas las correas, permitiendo que los cinco chicos se desataran.


Si no os importa…-dijo Aoi-…hay un par de cosas importantes que tengo que haceros saber mientras nos vamos de aquí.

[TY] Episodio 48: Retirada táctica

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 48: Retirada táctica

Kuritöö entró en la habitación de tratamiento. Le habían preparado a Kazark una camilla especial para su ingente tamaño. Estaba despierto, pero se encontraba muy mal.

Me han dicho que querías verme.-dijo la científica-Supongo que querrás que arregle el desastre que tienes encima, ¿no?

Sí…-dijo Kazark-…esos estúpidos tortolitos saben pelear…desgraciados…

Están encarcelados, no te preocupes.-respondió Kuritöö-Los ejecutaremos en cuanto te recuperes. ¿Qué tienes en ese brazo?

Una infección.-explicó el ogro-Esa medusa me ha picado y me ha jodido el brazo…

Se puede arreglar, no te preocupes.-la científica se encogió de hombros-Me preocupa más ese hombro que tienes… está totalmente roto, ¿verdad?

Hecho astillas.-dijo Kazark-Seguro que mientras estaba inconsciente me han puesto analgésicos. De otra forma, no entiendo cómo puedo hablar manteniendo mi tono de voz normal teniendo esta herida…

Veré lo que puedo hacer…-dijo Kuritöö-…voy a necesitar placas metálicas. ¿Tienes? Eres el ingeniero…

. . .

Uro y Philell habían sido abandonados en una lóbrega celda. Las puertas eran herméticas y no de barrotes, pues Philell podría fácilmente escapar entre una hilera de barrotes.

Vaya forma de acabar una batalla…-dijo Uro.

No importa.-dijo Philell-Estamos vivos y juntos…saldremos como sea. Lo más importante de esta situación es que estamos juntos de nuevo…

Philell agarró la mano de Uro. Éste la apretó levemente y con mucho cariño.

Sí…-dijo Uro-…me alegro tanto de estar de nuevo contigo…

Se abrazaron. A pesar de que estaban sentados en el duro banco de una celda, no podían evitar estar contentos por haberse reencontrado. Se amaban locamente desde hacía muchos años, por lo que aquello les estaba resultando un momento mágico. No pudieron evitar besarse. Uro era mucho más parecido a un hombre humano que Philell, pues su cuerpo tenía piel, músculos y huesos de una forma prácticamente idéntica a un ser humano, mientras que Philell era de otra manera. Ambos sintieron el beso de manera muy especial: Uro se sentía como si estuviera bebiendo de un oasis que le refrescaba los labios, y la lengua de su novio parecía agua fluyendo por su garganta. Por su parte, Philell se calentaba con la solidez y la elasticidad de Uro, nada parecidas a su cuerpo acuoso y deformable. El joven fluido sentía la lengua de su novio como un remo que movía el seno líquido de su boca. Aquel prolongado y pasional beso excitó a ambos.

Uro…-susurró Philell-…te he echado tanto de menos…el calor de tu cuerpo…la robustez de tus brazos…tu olor a madera fresca…tú y solamente tú.

El joven custodio de los portales puso los ojos parcialmente en blanco mientras era acariciado por las húmedas y refrescantes manos de su pareja. No tardó en enfocar de nuevo sus ojos en él mientras agarraba su rostro con ambas manos.

Mi Philell…-respondió Uro también susurrando-…quisiera que este momento durase para siempre…si bien estaríamos mejor fuera de una prisión del enemigo.

Continuaron abrazados el uno al otro, tocándose mutuamente y sintiéndose cada vez más acalorados.

Creo que tienes algo ahí…-dijo Philell con una sonrisa tímida y traviesa.

Uro, que acostumbraba a respaldarse contra la pared y a abrirse de piernas cuando tenía a Philell abrazado encima de él, se miró la entrepierna. Un bulto se marcaba en sus pantalones.

¿Qué esperas?-preguntó Uro con una sonrisa-Es normal que mi chico me excite…y más después de tanto tiempo sin…ya sabes…

Es duro, ¿verdad?-preguntó Philell-Yo también lo he echado de menos…

El cuerpo de Philell burbujeaba levemente. Se estaba calentando.

¿Te estás excitando tú también?-preguntó Uro-De un toro como yo es de esperar, pero alguien tan racional como tú…ya sabes, no es el momento ni el lugar…

Hasta los genios tenemos nuestro punto débil.-dijo Philell mientras el agua de su cara cambiaba de color simulando un rubor-Mi punto débil eres tú…y no me importa arriesgarme un poco más hoy…te recuerdo que he estado a punto de dejarme matar por un ogro…hoy me he levantado valiente…o temerario, ¿quién sabe?

¿Quieres que nos pongamos al día después de tanto tiempo sin vernos?-preguntó Uro acariciando la cabeza de Philell mientras su erección crecía.

Uhh…-Philell notó que de su faldón hídrico se levantaban pequeños chorros de agua-…me encantaría…

¿Puedes mostrármelo?-preguntó Uro mientras se empezaba a ruborizar-Sabes que me encanta…

¿Por qué tengo que empezar yo?-preguntó Philell con fingido inconformismo.

Vamos…-dijo Uro con una sonrisa tierna-…por favor…quiero verlo…es demasiado bonito y he visto muchas cosas horribles desde que me separaron de ti…lo necesito… ¡por favor!

Bueno, vale…-dijo Philell en tono condescendiente-…míralo…

El faldón de agua que solía cubrir las piernas de Philell chorreó por el suelo hasta deshacerse. Tras ello, de su asexuada entrepierna comenzó a nacer un bulto. Aquella masa de líquido se estaba gelificando y tomando forma. Pronto adquirió la forma de un falo prácticamente idéntico al de un hombre humano. Era de color azul celeste, de aspecto húmedo, brillante y algo corto, con una curvatura ascendente parecida a una parábola. Al no ser humano, no tenía vasos sanguíneos, pero sí algunas marcas similares. Tenía un prepucio muy cerrado, grueso y apretado con un color azul algo más oscuro en el anillo extremo, y no tenía testículos.

Es adorable…-dijo Uro mirando el pene erecto de Philell-…lo siento por no tener otras palabras, pero es sencillamente adorable y gracioso. Tan curvado y recogido, con ese color tan suave y esa textura tan agradable…tiene la inocencia de un niño, con ese prepucio tan prieto y esa forma tan compacta…y la funcionalidad de todo un hombre…es entrañable, completamente embelesador. Lo siento si te sentó mal cuando te lo dije la primera vez que me lo enseñaste, pero es lo que pienso…y lo digo con sinceridad…me gusta mucho.

Uro se estaba excitando fuertemente con sólo ver aquel pene húmedo y acuoso.

No supe cómo tomármelo, la verdad…-dijo Philell con una sonrisa socorrida-…pero todos los elementales somos así y es normal que a los humanoides os resulte extraño. Bueno…ya lo has visto… ¿puedo ver el tuyo o tengo que invitarte a ello?

Te invito yo a ti a que lo veas.-Uro le guiñó un ojo-Está deseando recibirte…

Uro se desabrochó los pantalones. Llevaba unos calzoncillos blancos tipo bóxer bastante sencillos con algunas líneas de costura que rompían la monotonía del color. La parte elástica de la cadera era de color negro. El extremo de su pene asomaba por la goma de la prenda.

¡Cuánto tiempo!-dijo Philell a modo de saludo.

Uro extendió su mano en dirección al pene de Philell. Éste comprendió a su pareja y se lo acercó para que pudiera agarrarlo. Comenzó a masajearlo con la mano y a masturbarlo con mucha suavidad. Le encantaba el tacto refrescante, húmedo y gelatinoso de ese pene. Era suave, blando por la superficie y a la vez duro desde el interior, como una barra rígida recubierta de una película de silicona o gel.

Tiene el mejor tacto que he sentido nunca…-dijo Uro-…y siempre está tan fresquito… me excitaría mucho que tu prepucio deslizara, pero no lo echo de menos porque tú en sí me pareces lo más excitante, atractivo y sensual que he enfrentado en mi vida…

Ya sabes que el prepucio de un elemental de agua no funciona como el de un humanoide…-dijo Philell-… ya sabes lo que hay que hacer para que se mueva… ¿quieres que haga deslizar el tuyo?

¿No estás un poco lejos con mi brazo extendido en medio?-preguntó Uro.

No necesariamente.-dijo Philell con una sonrisa mientras era masturbado.

De sus manos salieron algunos tentáculos gelatinosos. Le agarraron los calzoncillos y soltaron su pene. Era largo, bastante recto, con muy poca curvatura y de un diámetro intermedio, ni muy fino ni demasiado grueso. Sus testículos no eran demasiado grandes, pero tenían una caída apreciable y realzaban la sensualidad de sus finos y tonificados muslos. Tenía prepucio, y era del mismo tono que el resto de la piel de su pene. El anillo extremo tenía un tono rosado muy saludable con matices morados. Los tentáculos de Philell se encargaron de dar servicio a aquel pene desarrollado y notable. Un tentáculo agarró con suavidad uno de los testículos y comenzó a jugar con él. Otro tentáculo hizo exactamente lo mismo con el otro testículo. Por otra parte, un tercer tentáculo se enroscó alrededor del pene, formando una hélice que se frotaba con movimientos giratorios contra todo el cuerpo fálico, y un cuarto tentáculo rodeó el glande por encima del prepucio y comenzó a moverlo alternativamente, retrayéndolo y devolviéndolo a su posición con suavidad.  Colocó un quinto tentáculo para hacerle cosquillas en el frenillo en cada retracción.

Agh…-gimió Uro-…eres increíble…

El joven custodio de los portales estaba siendo masturbado a gran escala por su novio. Ningún hombre de su especie podría hacerle eso, pues sólo contaban con dos manos. Retorciéndose y experimentando escalofríos de placer, continuó devolviéndole el favor a su novio. No tenía tentáculos, pero sus manos estaban acostumbradas a la masturbación desde que era un niño. Philell parecía sentirse muy complacido.

Tú también lo eres…-susurró Philell entre gemidos-…vas a conseguir lo que querías…

El prepucio del demonio acuático palpitaba. Uro insistió con su masturbación hasta que llegó un momento en el que aquel prepucio reventó en gotas finas de agua, cayendo como un spray por encima de los dos miembros de aquella pareja. Se reveló un glande muy húmedo, brillante y tan fungiforme como el de un humano. Era de color dorado y se unía al resto del pene con un frenillo de gel de color azul oscuro.

Me encanta, Philell.-dijo Uro con sinceridad y solemnidad-Es sencillamente precioso.

Mientras era masturbado por los tentáculos del estratega, el joven custodio masajeó el glande de su compañero con una mano. Philell tembló y se retorció, emitiendo algún gemido prófugo. Su glande era particularmente sensible.

Ahhh…-gimió Philell-…ahh…

Uro dejó por un momento de dar placer a su compañero y se frotó los dedos. Tenía la mano mojada y algo pringosa.

Esta textura untuosa y suave me encanta…-dijo Uro mientras se lamía los dedos-…la pringue de tu pene es muy curiosa, está fresquita como un helado y tiene un sabor agradable…los elementales sois unos privilegiados para el sexo. Además, entre vosotros no existe la fimosis… ¡JAJAJA!

Philell rió.

No, no existe.-dijo el demonio acuático-Una cosa menos de la que preocuparnos…

Con curiosidad, Uro tocó el frenillo de Philell con los dedos pulgar e índice. Lo oprimió suavemente aprovechando su textura gelatinosa.

Si haces eso vamos a tener una emoción fuerte…-dijo Philell extasiado.

La misma que podemos tener si tus tentáculos siguen volviendo loco a mi vástago…-respondió Uro.

¿Me sueltas si te suelto?-preguntó Philell mientras su cuerpo burbujeaba.

Haz la prueba…-Uro le guiñó un ojo.

Los tentáculos de Philell se deshicieron. Uro continuó agarrándole el pene y frotándole el glande con la palma de su mano.

. . .-Philell parecía estar en otro mundo.

Lo prometido es deuda…-dijo Uro soltando el pene de su novio.

Ambos se miraron. Philell retiró los pantalones de Uro para liberarlo y que estuviera más cómodo.

Has dejado tu olor en mi flujo…-dijo Philell-…me excita tanto…

Túmbate, Philell.-le pidió Uro con una sonrisa.

El demonio acuático le hizo caso y se recostó en el suelo. Uro bajó hasta él, se colocó a la altura de su pene y comenzó a lamerlo como si fuera un helado. Goteaba con abundancia. Cada gota que se tragaba le inundaba la boca de una sensación refrescante y explosiva, renovando en cada movimiento la sensación de bienestar en su boca. Se detuvo dando lengüetazos cortos y repetidos a su gelatinoso frenillo. Notó que el pene vibraba, por lo que lo dejó descansar.

¿Estás bien?-preguntó Uro.

Claro que lo estoy.-respondió Philell entre jadeos-Es sólo que…no quiero acabar aún…déjame que te devuelva el favor…

Uro se sentó en el suelo y apoyó la espalda en la pared, acomodándose como si estuviese casi tumbado. Philell dejó salir un tentáculo de su espalda. Su extremo tenía forma de botella. Se abrió y dejó ver una invaginación llena de ventosas. No tardó en atrapar el pene de Uro en aquella cápsula, contrayéndola con fuerza una vez estuvo llena. Aquella cavidad estaba muy húmeda y las ventosas estimulaban la piel con movimientos de succión parecidos a los de una felación bien realizada. Uro se sentía como si le estuvieran extrayendo el semen con una máquina. El placer era muy intenso. Por suerte, sólo notaba fluir el líquido preseminal, por lo que todavía no iba a eyacular. La abrazadera de Philell se movía hacia arriba y hacia abajo, aflojando y apretando las ventosas con capricho, simulando lo que sería una estimulación del pene con la boca. Mientras satisfacía así a su novio, se acercó a sus testículos, que estaban en reposo, y comenzó a enroscarles con mucha suavidad algunos tentáculos, proporcionando un placentero roce. Tras esto, introdujo su lengua en la abrazadera aprovechando que podía convertirla en un chorro extensible de agua. Comenzó a lamer entre cada par de ventosas hasta terminar de trepar por el largo pene de Uro y llegar al glande, donde se entretuvo socavando con lascivia por detrás del frenillo, a ambos lados del mismo, creando un rozamiento muy placentero. Cuando las ventosas le subían el prepucio, introducía la lengua en él y lo recorría con movimientos circulares.

Esto es demasiado…-susurró Uro-…voy a volar…

Como no le llegaban las manos, Uro se vio obligado a descalzarse para poder frotar el pene de Philell con los pies. Estuvieron dándose placer mutuamente durante un rato muy largo. Finalmente, decidieron darse sexo oral mutuo, por lo que se acomodaron para que Uro pudiera tener el pene de Philell en la boca. Ninguno de los dos quería despertar de aquel sueño, estaban tan bien que nada más les parecía importante en aquel momento. Después de un intenso intercambio de besos y succiones en los genitales, Uro se sentó e invitó a Philell a sentarse encima de él. En el cuerpo de este último se reveló y se abrió una cavidad por la que sería penetrado. Tras sentarse, Uro lo penetró con suavidad, introduciendo muy poco a poco cada centímetro de su largo pene. Terminada la primera penetración, Philell se abrazó a Uro y éste comenzó a mover sus caderas. A través del cuerpo acuoso del estratega se veía el pene de Uro subiendo y bajando. Su hermosa forma estaba distorsionada por el ondeo acuático del cuerpo de su compañero. Aprovechando que Philell lo estaba abrazando, Uro deslizó sus manos para poder masturbarlo lenta y decididamente con ambas manos. Lo masajeaba haciendo aros con los dedos pulgar e índice y recorriendo su pene desde la base hasta el extremo con una mano cada vez. También lo frotaba entre las palmas de sus manos como si quisiera encender fuego. Uro utilizaba todas las técnicas masturbatorias con más roce para proporcionar el máximo placer a su novio.

Creo que vas a acabar conmigo…-dijo Philell con un hilo de voz.

Espera…-le pidió Uro-…voy contigo, ¿de acuerdo?

No creo que pueda…-dijo Philell-…lo siento… ¡AHHHHHHHHHHHHHHHHH! ¡AAAAHHHH!

Un chorro de un gel transparente salió disparado del pene de Philell. Tras el primer chorro, salieron algunos más. Aquella sustancia fría y pegajosa regó los cuerpos de ambos. Tenía una textura parecida a la del gel de masaje o a la del lubricante íntimo, y tenía un característico olor a mar. Para aumentar su excitación, Uro se untó por la cara y el resto del cuerpo todo el que le había caído encima.

Me encanta…-susurró Uro mientras penetraba rítmicamente a Philell-…y… ¡allá voy! ¡Vamos, Philell! ¡Disfruta! ¡UOOOOOOOOAAAAGHHHHHHHHH!

Un potente chorro de semen emergió del gran pene de Uro. Al estar inmerso en un medio acuoso, se curvó como una espiral y comenzó a flotar elegantemente como si fuera una pincelada en medio de un cuadro artístico. Tras ese chorro fueron unos cuantos más que siguieron los mismos pasos, sin gotear absolutamente nada del interior de Philell.

. . .

Creo que ya está…-dijo Kuritöö secándose la frente con un pañuelo-…a ver, intenta mover ambos brazos.

Kazark movió sus dos extremidades superiores. Respondían muy bien.

¿Te duele algo?-preguntó la científica.

Lo cierto es que no.-respondió el ingeniero-Sea lo que sea lo que me has hecho…gracias.

Kazark tenía ahora un hombro artificial. Estaba cubierto por una enorme hombrera metálica armada. Además, el brazo infectado había sido curado con unas sanguijuelas Mazoku que absorbieron la piel muerta y los agentes infecciosos. De esta forma, Kazark volvía a estar operativo. Sus dolores habían desaparecido y la fiebre que el combate le había causado había remitido.

De nada.-contestó Kuritöö-¿Te importaría echar un vistazo a los Taimanin? Benibatsu los dejó atrapados con esos Fuuma y no sé qué habrá sido de ellos.

Lo estoy deseando.-dijo Kazark-Voy a acabar con ellos y después ejecutaré a esa pareja acaramelada de demonios como pago por mi hombro.

Nos vemos después entonces.-Kuritöö se despidió saludando con una mano y abandonó la sala.

. . .

Inuhito se había hartado de recibir golpes y vejaciones. Las cadenas no le dejaban defenderse como era debido. Benibatsu y Kuritöö se habían estado turnando para hacerle sufrir. Habían decidido dejarlo solo por unos instantes, amenazando con que volverían para someterlo a su tortura final los dos juntos. En el momento menos pensado, la puerta fue arrancada de cuajo y tirada al suelo de un puñetazo. Sólo vio el brazo autor de aquel golpe, pero el mitón verde que llevaba fue un rayo de esperanza para él. Rito entró en la sala.

¡Está aquí!-exclamó-¡Tenemos a Inuhito!

Rito entró corriendo. Detrás de él fueron Shirubei, Yamiyuki, Aoi y Hagane.

Tío, ¿estás bien?-preguntó Hagane-¡Vamos a sacarte de aquí!

¡Vaya careto!-exclamó Shirubei-¿Quieres que les deje yo peor cara en justa retribución?

Aguanta, Inuhito.-dijo Aoi-Nos vamos a casa.

Has soportado muy bien la tortura.-dijo Yamiyuki-Se nota que no has cedido ni un instante…gracias por tu fuerza, estoy orgulloso de tenerte como amigo.

Las cadenas sellan el poder Taimanin.-dijo Rito-Por eso no ha podido defenderse. Sellarán muchos poderes, pero no creo que sellen el de un par de manos…

Rito aplicó tracción a la cadena que tenía agarrada con sus dos manos hasta partirla, liberando uno de sus brazos. Hizo lo mismo con el resto de cadenas, permitiendo que Inuhito dejara de estar colgado.

Gracias, chicos…-dijo Inuhito.

Hagane cortó los grilletes de las muñecas y los tobillos de su amigo con los abanicos. Acto seguido, Shirubei le tendió la mano para levantarse.

Siento haberos hecho venir.-dijo el Taimanin recién rescatado-No obstante, me he propuesto levantarme para no volver a caer. No me asustaré más ante Benibatsu. Esa arpía de Kuritöö me ha contado la verdad sobre él, por cierto…

¿Qué ha pasado?-preguntó Aoi con preocupación.

Nunca nos traicionó.-dijo Inuhito intentando contener las lágrimas-Fue Kuritöö la que lo corrompió con sus artes demoníacas a nuestras espaldas. Nadie lo vio…y yo ahora sí, porque, por algún extraño motivo, lo tienen grabado en vídeo. Benibatsu no es un criminal, es una víctima…y, según dice la zorra, el Taimanin que era sigue en su interior, viendo lo que el Mazoku que lo domina hace y sufriendo por ello…así que ahora más que nunca estoy decidido a dejar que mi hermano descanse en paz…incluso si eso significa cargarse al demonio que tiene su cuerpo.

Sabias palabras.-dijo Yamiyuki-¿Qué te han hecho?

Zurrarme.-dijo Inuhito-Benibatsu me la ha intentado meter, pero no me he dejado. Va de bien dotado y aquí hay quien lo deja por un crío…

Le dirigió una mirada cómplice a Rito.

¡Marca de la casa Sonozaki!-dijo Rito muy orgulloso con una sonrisa-¿Nos vamos y hablamos con más tranquilidad en casa?

Sí, larguémonos de aquí.-concedió Shirubei.

Decididos, los Taimanin salieron de la celda. En una de las contiguas tendrían que estar Philell y Uro, pero no sabían en cuál.

Creo que es justo liberar a esos dos antes de irnos…-dijo Yamiyuki.

¿Alguna idea de dónde pueden estar?-preguntó Hagane.

No, pero puede tenerse.-dijo Inuhito-Sé cómo huele Philell, y también pude oler a Uro a través de su celda. ¡Seguidme!

Inuhito fue olfateando el aire hasta llegar a una de las puertas cerradas. Yamiyuki llamó.

¿Philell?-preguntó-¿Uro? Somos los Taimanin.

¿Vais a ayudarnos a salir?-preguntó Uro desde el otro lado de la puerta.

¡Uro!-oyeron a Philell-¡No seas brusco!

No te preocupes, Philell.-dijo Yamiyuki-Sois libres.

Los seis se miraron y se sonrieron. Como celebración por su reencuentro, tiraron la enorme puerta de una patada. Seis piernas impactaron en el centro de la pesada estructura, arrancándola de cuajo y tirándola. Philell y Uro estaban de pie frente a ellos. Tenían aspecto de estar agotados, pero no parecían encontrarse especialmente mal.

Huele a semen…-comentó Inuhito.

Y mucho.-corroboró Rito-Pero bueno, no es de nuestra incumbencia lo que otras personas hagan en privado.

Uro y Philell se sonrojaron un poco. Salieron hacia el pasillo.

Y, con esto, nuestro pacto ha terminado.-dijo Yamiyuki-Te hemos reunido con tu novio y tú nos has ayudado hasta entonces. Supongo que esto es un adiós.

Cierto.-respondió Philell-Salgamos del edificio y separémonos una vez estemos fuera.

Me parece bien.-dijo Yamiyuki.

Los ocho hombres se retiraron hacia la salida. No tuvieron muchos problemas, salvo algún mercenario que vigilaba los pasillos. No obstante, cuando llegaron al recibidor y se disponían a salir por la puerta grande, se encontraron con un viejo conocido: Kazark. Su aspecto había cambiado, pues tenía una enorme hombrera metálica y el brazo que había sido infectado estaba ligeramente cambiado, así como enteramente vendado con tiras negras y rojas.

¡No me miréis así!-les gritó Kazark-¡Maravillas de la cirugía reconstructiva de la doctora Kuritöö! Es hora de que perezcáis aquí… ¡NO HABRÁ SALIDA NI PIEDAD!

El enorme ogro pulsó los botones de un mando, haciendo que todas las salidas comenzaran a cerrarse y a bloquearse, tratando de atrapar al grupo en el recibidor a solas con él.