lunes, 20 de abril de 2015

[TY] Episodio 50: Familias y guerras (CAPÍTULO ESPECIAL)

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 50: Familias y guerras

Aoi había dicho a sus compañeros que quería transmitirles información importante. Sus compañeros se mostraron curiosos.

Philell me ha dado esto.-Aoi le tendió un papel a Yamiyuki-Dice que es para todos nosotros. Han conseguido escapar con una ayuda inesperada. ¿Recordáis a Vega, la nereida que nos ayudó en el Hotel Rakuen? Ha aparecido y se ha llevado a Philell y a Uro hacia un sitio en el que probablemente gocen de mejor seguridad que aquí.

¿Vega?-preguntó Shirubei-Joder, qué buenorra que estaba…

No te lo niego…-respondió Rito-…aunque me hubiera gustado un poquito más amazona y menos nereida…

Tú y tus músculos…-respondió Shirubei.

¿Y si cuando volvamos a casa nos hacemos unas buenas pajas, tú pensando en Vega y yo pensando en Power Lady?-preguntó Rito con cordialidad.

¡Me apunto!-exclamó Shirubei.

¡Y yo!-respondió Hagane-¡Ya pensaré en algo o alguien, pero las pajas siempre son bienvenidas!

No seáis así, que necesito una ahora mismo…-susurró Aoi-…jamás me imaginé que me iba a dar tanto gusto acabar con ese desgraciado…

Por fin te haces uno de los nuestros, ¿eh?-preguntó Inuhito con sorna-¿Qué demonios? Estoy muy tristón últimamente, me apunto a esas pajas…

No hay cinco sin seis, ¿no?-preguntó Yamiyuki-En cualquier caso, primero centrémonos en salir de aquí…yo también tengo ganas de poner los pies en casa, creedme.

Yamiyuki desdobló el papel y comenzó a leer en voz alta:

“Aliados Taimanin:
Os agradezco profunda y enormemente todo lo que habéis hecho por nosotros. Sé que los Mazoku y los humanos no nos llevamos bien, pero el haber hecho esto con vuestra ayuda es un rayo de esperanza para mí. Me habéis recordado que la vida en sociedad pacífica y respetuosa en la que coexistamos demonios y humanos es posible. Sólo hay que erradicar a los demonios corruptos y malvados, que os están mostrando sólo un lado del Mundo de los Espíritus: el malo. Todo en esta vida tiene un lado bueno y un lado malo. Espero que sepáis encestarnos en el bueno. En cualquier caso, nuestro pacto ha acabado. Estamos un poco lejos de vosotros y en unas condiciones apremiantes, así que sólo puedo dejaros esta carta de despedida. No me quería ir sin avisar. Gracias por devolverme a los brazos de Uro. Gracias por cooperar con los que creemos en la justicia. Gracias por vuestra fuerza. Gracias por ser vosotros. A partir de ahora tal vez no seamos aliados, pero tampoco enemigos. Haremos lo que esté en nuestras manos para que cada vez sean menos los Mazoku que quieran perseguir a los humanos de manera injusta y gratuita. Me hubiera gustado estrechar vuestras manos, pero no habríais querido…y, una vez más, no os culpo por ello. Un saludo. Philell.
Posdata: No soy el único que se acuerda de vosotros…
Sois completos desconocidos para mí, pero, si Philell ha confiado en vosotros, he de creer en su palabra. Habéis hecho esto posible. Gracias. Uro Oswald.
¡Estáis demasiado buenos para la edad que tenéis! No creo que volvamos a vernos, y es una pena, porque me alegrabais la vista. Bah, unos chavales como vosotros tienen un buen futuro labrado, ¿verdad? ¡Nos vamos a tomar por culo! Vega.”

Qué amables.-concluyó el chico volviendo a plegar la carta-Guardaré este papel … no quiero tirarlo aunque no me guste la idea de haber trabajado con demonios. Ha sido una decisión correcta aunque no nos haya terminado de gustar llevarla a cabo, ¿no es así?

Sus compañeros asintieron con la cabeza tras un somero intercambio de comentarios. Aoi volvió a pronunciarse.

Hay algo más que me gustaría deciros…-anunció Aoi-…el edificio se está llenando de hordas de bestias demoníacas de alto nivel. Están apareciendo de la nada y las he visto atacar incluso a los mercenarios.

Las he escuchado por aquí cerca…-dijo Inuhito-…aunque, de todas maneras, es muy bueno que nos lo hayas dicho. No sabíamos hasta dónde habían proliferado, pero veo que han llegado lejos. ¡Gracias por el aviso!

¿Has visto a esos monstruos, Aoi?-preguntó Hagane con curiosidad.

Sí.-respondió Aoi-Son…

¿Cómo son?-Shirubei se atrevió a preguntar.

Un temblor sacudió la sala. Todo comenzó a llenarse de torbellinos negros de los que empezaron a salir bestias demoníacas de aspecto amenazador por doquier.

¿Las bestias que viste son como éstas, por un casual?-preguntó Yamiyuki.

¡Sí!-exclamó Aoi-¡Y no son moco de pavo! ¡No son como los orcos, ni como los ogros, ni como los perros del infierno ni como las invocaciones de esa bruja de Belladonna!

¡Joder!-exclamó Rito esquivando la embestida de un demonio gigante con forma de toro-¿Qué son estas cosas? ¡Nunca había sentido tanto poder emanando de un demonio menor!

Creo que lo único que los hace demonios menores es que no tienen inteligencia ni idioma como otros…-conjeturó Yamiyuki-…porque en poder destructivo me parece que van servidos y sobrados…

La cuestión es…-añadió Shirubei-… ¿realmente ganamos algo matando a estas bestias? Hemos cumplido nuestro pacto con Philell, nos hemos separado de él por mutuo acuerdo y por el camino el crack de Aoi se ha cargado a ese comepollas de Kazark. ¿Y si nos largamos a Gokuruma y dejamos que estos bichos se mueran de hambre, se maten entre ellos o se monten una bacanal?

Ésa es una muy buena cuestión.-corroboró Inuhito-Realmente ya no tenemos mucho más que hacer aquí. No podemos adentrarnos en el edificio y buscar a Kuritöö, a Benibatsu y a Tigres en nuestro estado actual. ¡Larguémonos de aquí!

Lleváis razón.-dijo Yamiyuki-No tenemos nada más que hacer en este lugar por el momento. ¡Nos vamos a Gokuruma! ¡Esquivaremos a las bestias y mataremos sólo a las que nos impidan todo avance!

¡SÍ!-exclamaron a coro los otros cinco guerreros.

Los chicos se aventuraron hacia la salida, pero un manto de negrura solidificada se erigió frente a ellos.

¿Es el poder de la oscuridad?-preguntó Hagane dando un paso atrás.

¿Tal vez un sello Mazoku?-conjeturó Inuhito.

Sea lo que sea, tenemos que hacer que caiga.-dijo Rito-¿Alguna idea?

De momento, creo que la única idea que podemos tener va a ser pelear…-respondió Shirubei-…nos han encerrado con las bestias.

Aquellos monstruos formaban un grupo cada vez más numeroso. No dejaban de salir de vórtices oscuros creados de la nada.

¡Maldita sea!-exclamó Aoi-¡Son demasiados! ¿Cómo vamos a pelear así?

Shirubei se aventuró a asaltar a una bestia con forma de buitre gigantesco. La garra de su mano izquierda se clavó en su plumoso cuerpo, pero el vuelo que emprendió pronto lo dejó atrás, regalándole una dura caída al suelo.

¡Cómo tira!-exclamó Shirubei-¡Menuda fuerza! No había sentido un golpe tan fuerte desde que peleé con esa Virgo junto a Rito y a Seika…

¿Vrutha no te zurró bien?-preguntó Rito arqueando una ceja con complicidad.

Le zurré yo a ella.-dijo Shirubei-La reduje a carne picada. No tenía ni la mitad de fuerza muscular de Virgo. Joder, cómo me la cargué…Rito, macho, no me digas eso en medio de una misión, que me empalmo y necesito mucha sangre para llenar eso…

Pues no me hables tú de mujeres musculosas, que me pasa lo mismo y necesito DEMASIADA sangre para llenar lo que tengo.-le espetó Rito con una sonrisa traviesa.

Los Taimanin intercambiaban bromas y comentarios subidos de tono en medio de la misión. La alegría de su victoria, el haber cumplido su pacto y el haber visto a Aoi superar sus rencillas del pasado y acabar con Kazark les había dado una gran dosis de optimismo, fuerza y voluntad para ganar aquel combate y escapar hacia la seguridad de Gokuruma.

Oyeron un golpe. Hagane había sido golpeado por un monstruo con forma de cocodrilo gigante. Tras el impacto, se incorporó con presteza.

A ver si la sangre que va a haber aquí va a ser la que nos saquen de un golpe…-dijo Hagane-… ¿qué pasa con estos demonios? ¿Están drogados?

¡Ataquemos todos juntos!-propuso Inuhito.

Los demás asintieron. Se lanzaron a por el cocodrilo demoníaco que había atropellado a Hagane. Incluso el propio Hagane se sumó al asalto después de levantarse. Todos lanzaron sus artes ninja contra la bestia, sometiéndola a una fuerte combinación de elementos que logró debilitarla.

¿Hemos hecho mella en sus defensas?-preguntó Aoi extrañado.

Eso parece…-respondió Shirubei-… ¡acabemos con ese monstruo!

Aprovecharon el momento de debilidad para clavar sus armas en aquella fiera de gran tamaño. Habían logrado matar a un demonio de alto nivel, pero les había costado cierto esfuerzo que, multiplicado por el número de monstruos que los rodeaban, resultaba inabarcable.

Si tenemos que montar toda esta película para cada uno de estos hijos de puta…-dijo Inuhito-…estamos un poco jodidos.

No desistáis.-pidió Yamiyuki-Saldremos de ésta.

Un monstruo con forma de oso gigantesco con cuatro brazos se disponía a apresar a Aoi, que fue cogido por sorpresa.

¡AOI!-chilló Shirubei, que era el que más cerca estaba de él.

Todo pasó muy rápido. Dos cuchillas kama atadas a cadenas se clavaron a ambos lados del cuello del oso. Tras ellas, varios cuchillos kunai atados a robustos cables se clavaron en diferentes puntos de su cuerpo. Por todos los cables y cadenas comenzó a pasar corriente eléctrica, haciendo que el oso cayera muerto entre un abundante vómito de sangre.

¿Qué ha sido eso?-preguntó Yamiyuki-¿Lo has hecho tú, Aoi?

No, yo no he…-dijo Aoi-…

Se quedó sin palabras al ver a los recién llegados. Eran un hombre y una mujer bastante jóvenes. Tenían experiencia, pero no llegaban a los cuarenta años. El hombre vestía un uniforme de Taimanin ajustado de color negro con una muceta de color azul eléctrico y un faldón trasero a juego. Su cabello era de color azul eléctrico, muy largo y recogido en una coleta alta. De su rostro colgaba una larga y tupida barba del mismo color que lo hacía parecer mayor de lo que era. Sus ojos eran finos, algo rasgados y del mismo color que su cabello. En su rostro había unas brillantes pecas plateadas. Era casi tan alto como Hagane y tenía una complexión bastante atlética. Asía dos cadenas de las que colgaban las cuchillas kama. Por su parte, la mujer era más alta, un poco más que Aoi, tenía la piel muy pálida, al igual que su acompañante, e iba embutida en un elegante y sensual traje de color azul eléctrico. Su cabello era negro, liso y largo, le llegaba hasta casi la cadera. Tenía algunas mechas de color azul eléctrico. La cremallera del uniforme estaba bastante bajada, revelando un escote seductor. Sus pechos eran muy grandes, su cintura era estrecha y sus glúteos eran prominentes y prietos, como sus muslos. En los pies llevaba tacones de aguja y encima de la malla llevaba una sobrefalda negra. De sus manos colgaban varios cables de cuyos extremos pendían cuchillos kunai. Sus ojos, de color azul ennegrecido, se clavaban en los demonios.

¡Tamako-dono!-exclamó Yamiyuki-¡Meiou-dono! ¡Qué honor!

¡Señores Makihara!-se sorprendió Shirubei-¿Han venido a ayudarnos?

Padre…-susurró Aoi-… Madre…

Aquella pareja la formaban Meiou Makihara, el padre de Aoi, y Tamako Makihara, esposa de Meiou y madre de Aoi. Los parecidos que su hijo guardaba con ellos eran innegables. Siempre habían sido una familia unida y feliz.

Nos han informado de la peligrosa proliferación demoníaca que ha comenzado a tener lugar aquí.-dijo Meiou-Venimos aquí para cumplir una misión, son órdenes directas de Asagi-sama…y, por supuesto, también hemos venido porque…

…porque no vamos a dejar que le pase nada a nuestro hijo en un momento tan crítico.-Tamako terminó la frase-Y vosotros, amigos de Aoi, contáis como nuestros hijos en lo que a merecer nuestra protección respecta. ¡La caballería ha llegado! ¡Que tiemblen los demonios!

Las bestias rugieron con fuerza. La llegada de los refuerzos Taimanin no les hacía gracia. Tamako y Meiou se miraron y asintieron.

Ninpô – Raiton no Jutsu!-exclamaron a coro.
(¡Arte ninja de la electricidad!)

Marido y esposa lanzaron poderosos rayos con sus manos contra varios demonios. Se notaba mucho la diferencia de experiencia: aquellas bestias caían como moscas. Entre las explosiones eléctricas se dibujó una rampa con forma de escalera de caracol de hielo que bajó desde el techo hasta el suelo de la sala. Por dicha rampa comenzó a bajar un hombre en silla de ruedas. Mientras bajaba, lanzaba estacas de hielo contra los enemigos, que se congelaban al impacto y explotaban en esquirlas heladas. El hombre tendría unos cincuenta y cinco años, era corpulento, robusto y parecía bastante alto a pesar de que estaba sentado. Su cabello era de color rubio intermedio con bastantes canas, y estaba recogido en una coleta alta. En su rostro había una abundante barba. Sus ojos eran del color de la miel con un deje ambarino. Iba vestido con un uniforme de Taimanin de color azul con algunos ribetes y toques rojos y negros. Al llegar abajo del todo, destrozó la rampa con un gesto de sus manos, haciendo que los pedazos de hielo llovieran sobre los monstruos, causándoles daños severos.

Por supuesto, Asagi-sama no es temeraria.-explicó Tamako-Nunca se le habría ocurrido enviar a dos personas solas al edificio en el que la mismísima Tigres Black reside.

Hemos venido muy bien acompañados…-añadió Meiou con una sonrisa.

¡Kinnosuke-dono!-exclamó Rito-¡Uno de mis ídolos!

¡Papá!-exclamó Shirubei-¿Aún tienes ganas de marcha?

Mover el esqueleto no tiene edad, hijo…-dijo el recién llegado con una sonrisa-…menuda mierda de vida si no lo hiciera. Bastante tengo con estar lisiado. Dejadme que me divierta, ¿no?

Aquel hombre se llamaba Kinnosuke Anome, y era el padre de Shirubei. Lo consideran el mejor Taimanin elementalista de hielo de su generación y fue víctima de una dramática guerra que le costó perder la capacidad de andar para siempre. Para proteger a su esposa y a su hijo, que entonces tenía cerca de seis años, encajó brutales torturas y devastadores golpes hasta encontrar un resquicio que le permitiera ganar el combate. Consiguió proteger a su familia y matar a los Mazoku, pero hasta la doctora Himehagi fue incapaz de hacer que su cuerpo se recuperara.

Si has venido…-dijo Shirubei-…eso significa que también ha venido…

¿Tu madre?-preguntó Kinnosuke-¡Mira hacia arriba, machote!

Una tromba de agua cayó desde el techo de la habitación. El patrón de la caída fue bastante selectivo, pues el agua formó torbellinos que cayeron sobre los enemigos, persiguiéndolos como si fueran lanzas animadas que acabaron por atravesarlos. Del techo se descolgó una mujer que tendría, como Kinnosuke, unos cincuenta y cinco años. Se mantenía muy en forma para su edad, aunque el paso de los años se iba notando en su cuerpo. Tenía una larguísima cabellera de color rubio cenizo entrecano, una sabia y profunda mirada de ojos de color amarillo anaranjado y una estatura casi como la de Shirubei, rozando ambos los dos metros. Iba embutida en un traje de Taimanin de color azul celeste con placas plateadas en la cintura y algunos detalles negros, rojos y añiles a lo largo del uniforme. Asía un hacha enorme con forma de molinillo. Al caer, cortó al demonio más grande de la sala por la mitad de un hachazo, haciendo alarde de una fuerza brutal.

Cariño, parece que Shirubei se alegra de vernos…-dijo Kinnosuke-… ¡JAJAJAJAJA!

La recién llegada miró a su hijo con una sonrisa cálida.

Esto no te lo esperabas, ¿verdad?-preguntó la mujer.

¡Señora Anome!-exclamó Hagane-¡Cuánto tiempo!

Es un placer, Sanae-dono.-dijo Inuhito con educación.

Sanae Anome, esposa de Kinnosuke y madre de Shirubei, era una Taimanin veterana, al igual que su marido. Aunque no solían hacer tantas misiones de campo como en su juventud, las circunstancias de la situación les habían obligado a tomar las armas de nuevo. La consideraban la mejor Taimanin elementalista de agua de su generación y, pese a su aspecto bondadoso y maternal, es extremadamente cruel, violenta y despiadada con los demonios.

¡Me alegro de veros, chicos!-exclamó Sanae-¿Por dónde íbamos? Ah, sí… ¡iba a bañarme en la sangre de las bestias desgraciadas que intentaban tocarle un pelo a mi hijo! Kinnosuke, querido, tenemos trabajo, ¿verdad?

El hombre de la silla de ruedas asintió.

Ninpô – Hyôton no Jutsu!-exclamó Kinnosuke.
(¡Arte ninja del hielo!)

Ninpô – Suiton no Jutsu!-lo siguió Sanae.
(¡Arte ninja del agua!)

Los chorros de agua y hielo del matrimonio arreciaron contra los demonios. Ambos ataques conducían los rayos de los padres de Aoi. El agua de Sanae producía conducción directa, mientras que el hielo de Kinnosuke podía fundirse al calor de los rayos y generar conducciones de agua que también amplificaban la electricidad. Los matrimonios Makihara y Anome formaban un buen grupo de combate pese a que se llevaban casi veinte años de edad.

Las bestias caían ante el abrumador poder de los veteranos. Aquellos cuatro individuos habían conseguido diezmar a la horda de bestias.

¡Sanae!-exclamó Tamako-¡Falta poco para abrir el sello!

Tamako-kun, no te preocupes.-respondió Sanae-Todo saldrá a pedir de boca. Aún no han venido las comandantes de caballería… ¡JAJAJAJAJA!

¿A qué se referirá?-se preguntó Rito.

Parece que Rito quiere saber quién nos comanda…-dijo Kinnosuke con una sonrisa.

No tardarán en llegar…-dijo Meiou-…nuestro grupo lo coordinan las personas más indicadas…

Yamiyuki sintió dos presencias. Los demás parecían no sentirlas, pues no había notado que reaccionasen a ellas. ¿Significaría algo aquello?

Un montón de cuervos gigantes comenzó a llover desde el cielo. Los demonios fueron atrapados por ellos y sucumbieron ante su garras y sus picos.

¡Claro!-pensó Yamiyuki-¡Han venido!

De detrás de un demonio emergió una mujer. Sin miramientos, le pisó la cabeza y se la aplastó. La comandante de aquel ejército Taimanin había llegado: superaba con creces los dos metros, era casi tan alta como Rito. Su piel pálida contrastaba con su larga mata de cabello negro, la cual llevaba recogida en una especie de moño alargado. Sus ojos eran de color siena rojizo, y su cuerpo despampanante y voluptuoso iba ataviado con una fina blusa de combate sin mangas de color rojo anaranjado con un top negro debajo que llevaba a la vista, una minifalda negra de tubo y guantes y botas negros, formando un conjunto de Taimanin muy provocativo.

¡Kaen-ane!-exclamó Yamiyuki.

Hola, hermano.-saludó la recién llegada-Nuestros padres no han podido asistir a esta batalla, así que la comandancia del grupo la llevamos nosotras.

Un demonio intentó abalanzarse sobre ella, pero lo interceptó tensando un trozo de hilo metálico tetsugen. Con una agilidad pasmosa, envolvió a la criatura en el hilo y apretó hasta hacerla pedazos.

Bestias molestas…-dijo la joven-… Ninpô – Karasu no Jutsu!
(¡Arte ninja de los cuervos!)

Una gran bandada de cuervos comenzó a salir de la nada, atacando a los demonios y ayudando a los padres de Aoi y Shirubei. Al asedio comenzaron a unirse unas enormes serpientes de colores oscuros que ataban a las bestias y mordían sus puntos vitales.

Están aquí las dos…-pensó Yamiyuki contento.

De detrás del grupo apareció otra chica. Era también muy alta, casi tanto como la anterior, y compartía sus rasgos y su belleza. Sus ojos eran de color rojo poco saturado, su piel era muy pálida y su cabello era negro como el azabache. Estaba recogido en una larga trenza baja a excepción de dos tramos que llevaba recogidos en moños chinos recubiertos de tela de color rojo saturado. Su uniforme de Taimanin era muy exótico, estaba compuesto de una chaqueta negra de manga larga estilo motorista que degradaba, en una sola pieza, a un qipao chino de color rojo con serpientes doradas bordadas.  Su voluptuoso y bien dotado cuerpo lucía muy amenazador con aquella prenda. Llevaba unos mitones rojos con dobladillos negros, y unas botas altas de metal ennegrecido con adornos rojos. A ambos lados de cada pie tenía hachas acopladas en las botas. Un total de cuatro hachas adaptadas a la forma de sus pies adornaban con su tamaño y su aspecto amenazador sus preciosas botas que llegaban casi hasta sus rodillas.

¡Kouen-ane!-exclamó de nuevo Yamiyuki-¡Qué alegría veros a las dos!

Yamiyuki…-dijo la recién llegada con una media sonrisa-…lo estás haciendo estupendamente. Me alegro de veros a todos.

Hermana, tienes a un pesado detrás…-dijo la otra chica-… ¡mátalo!

Ninpô – Hebi no Jutsu!-siseó.
(¡Arte ninja de las serpientes!)

De la mano de la recién llegada emanó un manojo de serpientes que sirvió de látigo para golpear a la bestia demoníaca que estaba a punto de saltar sobre ella. Las serpientes comenzaron entonces a devorar cruelmente su cuerpo.

Aquellas jóvenes y hermosas mujeres eran Kaen y Kouen Kuroi, las hermanas mayores de Yamiyuki. Eran muy conocidas en su clan, y unas poderosas e imparables guerreras. Como su hermano pequeño, eran tan hermosas como poderosas, y no parecían tener ningún punto débil.

Buen golpe, Kouen.-dijo Kaen con una sonrisa cómplice.

No habría sido tan bueno si no me hubieras avisado, Kaen.-respondió Kouen-Te debo una, hermana.

Ahora que ya estamos todos…-dijo Tamako-… ¡es hora de romper el sello! ¡Tenemos que sacar a los chicos de aquí!

Nos iremos todos juntos.-le aseguró Meiou-No dejaré que os pase nada malo a nadie…

¡Qué bonito es ser joven!-terció Kinnosuke-Yo también era un caballero a tu edad. Ahora he dejado el caballo y cabalgo en esto…pero esa herida ya cicatrizó.

Cariño, ¿y si nos ahorramos las batallitas?-preguntó Sanae-¡Tenemos muchos cráneos que partir!

Esta Sanae…-Kinnosuke se llevó las manos a la cabeza.

Viene alguien.-advirtió Kouen con un susurro.

¡En guardia todo el mundo!-advirtió Kaen con voz autoritaria.

En efecto, llegó visita: Benibatsu y Kuritöö irrumpieron por las puertas principales. Iban rodeados de una tropa de mercenarios.

¿Qué demonios está pasando aquí?-preguntó Kuritöö sorprendida-¿¡Más Taimanin!? ¡A ellos, hombres!

Los mercenarios corrieron al auxilio de las bestias. Benibatsu asió su doble guadaña y se unió también a la pelea. Kuritöö no dudó en apoyar desde la distancia con su metralleta.

Tamako se adelantó para interceptar a los mercenarios. Con una flexibilidad y una elegancia pasmosas, sus patadas giratorias dieron buena cuenta de aquellos hombres y mujeres.

Hijo…-le dijo a Aoi cuando se acercó a ella para ayudarle-…ten clara una cosa: no te preocupes por las flores. Vivir torturándote por eso no ayudará a nada. Es cierto que eran nuestra plantación, pero podremos plantar más. Ninpô – Tanpopo no Jutsu!
(¡Arte ninja de los dientes de león!)

La madre de Aoi saltó elegantemente en el aire y, girando sobre sí misma, liberó una fuerte corriente de partículas de dientes de león, arreciando contra los mercenarios y terminando de inutilizarlos. Con lágrimas en los ojos, Aoi le dio las gracias a su madre. Aquel ataque había sido realmente precioso, y simbolizaba gran parte de la historia de los Makihara.

¡Buen tiro!-exclamó Sanae desde la lejanía-Pero, ¿será posible? ¿Vas a quedarte toda la diversión para ti sola?

Sanae se unió a Tamako. Al ser sus hijos mejores amigos, estaba claro que se conocían y se relacionaban, pero parecían estar haciéndose buenas amigas a través del combate. El hacha de la veterana comenzó a dar cuenta de las bestias a la vez que peligrosos géiseres las lanzaban por los aires, presionando sus heridas y haciendo que se partieran por la mitad.

¿Has visto, Meiou-kun?-preguntó Kinnosuke-Nuestras mujeres se van por su cuenta y nos dejan con un palmo de narices… ¿qué tal si les enseñamos que también sabemos jugar?

Será un placer, Kinnosuke-dono.-respondió Meiou con una sonrisa.

Los dos varones de ambos matrimonios irrumpieron en el combate. Los kama de Meiou cortaban a las bestias y conducían los rayos de su dueño. Mientras tanto, Kinnosuke utilizaba los motores de su silla de ruedas para embestir a los enemigos, lo cual era especialmente efectivo si antes los congelaba para romperlos en pedazos. La batalla parecía estar decidida.

¿De dónde ha salido esta gente?-preguntó Kuritöö iracunda.

¡De un lugar al que no van a volver!-bramó Benibatsu-¡Acabemos con ellos!

Son los peces gordos de la avanzadilla…-dijo Kaen-… ¿qué tal si nos los repartimos, hermana?

Kouen saltó hacia Kaen y se colocó a su lado.

Perfecto.-dijo.

Ambas hermanas hicieron sendos sellos ninja.

Ninpô – Katon no Jutsu!-exclamaron las dos.
(¡Arte ninja del fuego!)

Kaen conjuró un enorme aro de fuego que salió disparado contra Kuritöö, atrapándola y envolviéndola en llamas. Paralelamente, Kouen dejó salir un rayo de fuego que golpeó el pecho de Benibatsu y causó una enorme explosión.

¡No nos quedemos atrás!-ordenó Yamiyuki al ver aquel despliegue de poder.

Shirubei se unió a sus padres atacando a los demonios con sus garras. Cerca de ellos, Aoi blandía su látigo y lanzaba rayos con decisión mientras su madre lo abrigaba con dientes de león y su padre le ayudaba con la electricidad. Nodachi en mano, Yamiyuki se unió a sus hermanas: la hermana mayor, Kaen, comenzó a escindir a las bestias por la mitad con sus hilos metálicos mientras las empujaba contra ellos a patadas. La hermana mediana, Kouen, comenzó a lanzar vigorosas y aerodinámicas patadas contra todos los enemigos que se encontraba, cortándolos con sus hachas. Finalmente, el hermano pequeño, Yamiyuki, no dudó en despachar también a varios Mazoku con potentes estocadas. Desgraciadamente, Rito, Hagane e Inuhito eran huérfanos, pero no por ello dejaron de pelear, pues consideraban a sus amigos su actual familia. Los abanicos de Hagane fueron abiertos hasta formar ruedas y volaron por todo el campo, cortando a muchos enemigos. Inuhito buscaba a los enemigos heridos por su amigo con el olor a sangre y los remataba abriendo aún más sus heridas con el aro. Mientras tanto, Rito aplastaba con su temible fuerza y su fiel maza a los enemigos que trataban de romper el equilibrio del ataque combinado de sus amigos.

La alegría se terminó cuando Kuritöö y Benibatsu se levantaron tras los ataques de las hermanas Kuroi.

Parece que los hemos subestimado…-dijo Kouen.

Tranquila.-respondió Kaen con seguridad-No es nada que no podamos solucionar.

Benibatsu comenzó a disparar la sangre de sus heridas mientras Kuritöö atacaba desde lejos con larguísimos tentáculos provistos de cuchillas, martillos y demás elementos agresivos. Los tres Kuroi se juntaron y enviaron una ráfaga de cuervos, serpientes y pétalos de rosa que embistió al traidor. Tras esto, Yamiyuki se acercó más a sus amigos, pues no pegaba a mujeres, razón por la cual fueron Kaen y Kouen las que volvieron a lanzar un brutal ataque contra Kuritöö: la rodearon y la lincharon. Kaen la ató con su tetsugen, causándole cortes sangrantes. Una vez inmovilizada, le dieron una paliza entre las dos. Los puñetazos y patadas de las hermanas eran muy fuertes: Kouen mezclaba las artes marciales chinas con la rudeza de sus hachas y Kaen utilizaba un equilibrado, elegante y potente estilo equilibrado de puñetazos y patadas.

Antes de que se dieran cuenta, los demonios habían desaparecido casi por completo: los habían matado a casi todos.

¡Rompamos el sello!-ordenó Kaen-¡Sanae-dono, Tamako-dono, Meiou-dono, Kinnosuke-dono,  colóquense frente al  muro negro!

Los cuatro veteranos se colocaron frente al muro.

Vamos a romper el sello con el poder de los elementos.-explicó Kaen-Lanzad vuestros poderes elementales contra el muro y unid vuestras fuerzas.

¡Os ayudaremos!-exclamó Yamiyuki-Controlamos elementos que vuestro grupo no.

La hermana mayor asintió. Tras acabar con todos los demonios, se colocaron frente al muro.

Shirubei, hijo…-dijo Sanae-…ayuda a tu padre. Él está más debilitado que yo. Me las apañaré sola…

Con una sensación agridulce, Shirubei asintió. Todavía le dolía ver a su padre en silla de ruedas.

Ninpô – Raiton no Jutsu!-exclamaron a coro Tamako, Meiou y Aoi.
(¡Arte ninja de la electricidad!)

Ninpô – Hyôton no Jutsu!-exclamaron al unísono Shirubei y Kinnosuke.
(¡Arte ninja del hielo!)

Ninpô – Suiton no Jutsu!-bramó Sanae.
(¡Arte ninja del agua!)

Ninpô – Katon no Jutsu!-gritaron a la vez Kaen, Kouen y Yamiyuki.
(¡Arte ninja del fuego!)

Ninpô – Dôton no Jutsu!-conjuró Rito.
(¡Arte ninja de la tierra!)

Ninpô – Fûton no Jutsu!-profirió Hagane.
(¡Arte ninja del viento!)

Los seis elementos chocaron contra el muro. Seis colores diferentes que emitían seis luces diferentes. Al juntarse todas, se formó una corriente blanca que destruyó los muros negros, revelando de nuevo las puertas que daban a la calle.

Y por último pero no por ello menos importante…-dijo Inuhito-… Ninpô – Kiba no Jutsu!
(¡Arte ninja de los colmillos!)

Inuhito se lanzó contra las puertas y las escindió por la mitad con una patada cortante.

¡Larguémonos!-ordenó Kaen.

Benibatsu y Kuritöö se habían levantado.

Pagaréis por esto…-amenazó la científica.

Tigres-sama…-balbució el hermano traidor de Inuhito-…no puedo…seguir…luchando…

Se lo tendremos que dejar a ella por esta vez.-dijo Kuritöö-¡Vámonos!

Los dos secuaces de Tigres Black salieron de la sala, pero se toparon con Tigres Black en persona.

No me expliquéis nada.-dijo sin saludar-Lo he visto todo y no os castigaré por hoy. Y vosotros, sucios Taimanin… ¡huid mientras podáis! ¡Pronto dominaré el mundo!

Tigres-sama, ¿todo esto ha tenido algo que ver con…-intentó preguntar Kuritöö.

Sí.-dijo Tigres-Por fin ha venido. Adelante, mi amado… pasa y saluda.

A la sala entró un hombre tan alto como Tigres. Era delgado y tenía un aspecto imponente. Una larga cabellera lisa de color azul pastel adornaba su cabeza. Sus ojos eran brillantes, rasgados y de color naranja. Su piel era muy pálida y su cuerpo estaba completamente tapado por una túnica de color crema con tiras marrones y mangas blancas.

¡Por fin en el mundo humano!-exclamó el recién llegado.

Os presento a mi prometido:-dijo Tigres-Braulio Cromwell. Cuando nuestra boda se celebre, todo habrá acabado, incluso la esperanza.

Saludos…-dijo Braulio-…Taimanin. Pronto veréis que todo lo que habéis luchado contra los Mazoku no ha sido más que un paseo… ¡JAJAJAJAJAJAAJA!

No obstante, hoy no podemos hacer nada por mucho que lo deseemos.-dijo Tigres-Nos habéis quitado a Kazark y habéis destruido este lugar. ¡Largaos de aquí y temed el día de nuestro siguiente encuentro!

Sanae se giró hacia la grieta que había abierto Inuhito y la reventó con una enorme burbuja explosiva, abriendo una salida por la fuerza.

¡Vigilad que no nos sigan!-exclamó Kaen-¡Nos retiramos a Gokuruma por invitación expresa del enemigo! No intentéis plantar batalla ahora, ¡no estamos preparados! ¡Vamos!

Los Taimanin obedecieron y salieron por el hueco recién abierto, dejando atrás una de las batallas más cruentas que habían tenido.

(En este episodio os he mostrado a las familias de los Taimanin. No es gran cosa, pero es una manera de mostraros todo lo que me hace sentir esta historia y lo puramente feliz que estoy siendo con su realización. Ya llevamos 50 episodios y aún quedan muchos más, por lo que este pequeño especial de personajes extra servirá para conmemorar la llegada a este número tan alto sin descanso ni división por temporadas. Estoy verdaderamente contento y siento que tengo mucho que agradecer a mis lectores. Por ello, os doy las gracias de corazón a todos, pues habéis hecho que, en parte, estos 50 episodios sean posibles. ¡Muchas gracias!)

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