jueves, 27 de noviembre de 2014

[TY] Episodio 6: Cese

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 6: Cese

Por la espaciosa entrada se introdujeron en el bar un hombre y una mujer. La mujer era de tez morena y tenía un color parecido al del chocolate, era alta, esbelta y voluptuosa. Vestía un traje de chaqueta y pantalón de color violeta intenso y zapatos de tacón alto de color negro. Su cabello era rubio y muy largo, recogido en una coleta alta peinada elegantemente, y sus ojos eran de color verde oliva. Su acompañante vestía un traje similar, pero con frac en lugar de chaqueta. Sus vestimentas negras se veían contrastadas por una camisa blanca y una corbata roja debajo del frac. Su cabello tenía la longitud de una media melena, y parecía lacio. Era de color rosa y estaba recogido en una coleta. Sus ojos rojos y su expresión imponente eran muy llamativos.

¡Queridos clientes, quiero presentaros a alguien!-exclamó Delphine con entusiasmo-Estos invitados de honor son Belladonna Rubidium, una noble entre los demonios, toda una fuerza política entre nosotros, y el doctor Karistus, un científico sin igual. Quería que los conocierais, pues han constituido el aval económico-financiero que ha sacado este negocio adelante.

Los asistentes empezaron a vitorear a los recién llegados. Hagane y Shirubei memorizaron el nombre de Belladonna Rubidium, pues parecía ser alguien importante y que podría dar pie a una investigación sustanciosa. También tenían presentes los nombres de Delphine, a quien ya habían visto, y del doctor Karistus, cuya cara acababan de conocer, pero del que ya habían visto una puerta con su nombre.

. . .

Yamiyuki, Rito, Aoi e Inuhito ya se habían reunido. Estaban en lo alto de un edificio al que todavía llegaban francotiradores de vez en cuando.

Hagane y Shirubei no son impuntuales.-comentó Yamiyuki-Si no han venido todavía, estoy seguro de que es porque han encontrado algo importante.

Aoi sacó unos prismáticos de su equipamiento, pero una mano le apretó el hombro.

Dime hacia dónde quieres observar…-dijo Inuhito-…y llegaré más lejos que esos prismáticos.

Otea los alrededores del local.-pidió Aoi-No creo que estén muy lejos…

Mientras hacía un sello ninja con las manos, Inuhito dirigió sus ojos a las inmediaciones del local en torno al cual giraba la misión de aquella noche.

Hay un vehículo.-dijo Inuhito-Un coche que parece ser de gama muy alta. Tal vez haya entrado alguien importante al bar…

¿Shirubei?-escribió Rito a través del canal de comunicación-Estamos reunidos Inuhito, Aoi, Yamiyuki y yo…sólo faltáis Hagane y tú. Como Aoi nos ha contado lo de las luces y Hagane, imagino que ahora estáis juntos. Estamos observando el edificio desde lo alto, ¿estáis dentro?

Estamos dentro.-respondió Shirubei-Los dos. Si estáis observando desde las alturas, seguro que habréis visto el cochazo que hay estacionado fuera, ¿verdad? Hemos entrado por eso, y hemos hecho muy bien…se han colado dos peces gordos del panorama Mazoku actual. Apuntad estos nombres: Belladonna Rubidium, supuesta noble demoníaca, doctor Karistus, demonio científico, y Delphine, el dueño del bar. Puede que aún no lo sepan, pero son nuestros enemigos ahora mismo.

Rito enseñó el mensaje al resto de los Taimanin.

Lo próximo será investigar sobre esto con ayuda del servicio de inteligencia de Gokuruma.-dijo Yamiyuki-Vamos a retirarnos antes de que la situación se complique.

Escucharon un golpe estruendoso.

¡Alguien ha volado la puerta en pedazos!-exclamó Inuhito-¡Shirubei y Hagane pueden estar en peligro!

Yamiyuki se puso serio.

Vamos a mantenernos en las sombras mientras nos acercamos progresivamente a ese sitio.-dijo-No podemos permitir que les pase nada a nuestros compañeros.

Desde la oscuridad, los cuatro Taimanin comenzaron a desplazarse ágilmente.  Finalmente, llegaron a la altura de la calle, escondidos cada uno en un punto. Mientras bajaban desde la azotea, habían decidido estratégicamente que Inuhito se escondería en el punto en el que su visibilidad hacia el interior del bar, cuya puerta ya no existía, fuera máxima para aprovechar sus grandes capacidades sensoriales. Así pues, el esbelto y estrambótico joven utilizó sus ojos sobrehumanos para observar el interior. Había un individuo comandando a una pequeña tropa, muchos clientes corriendo despavoridos y un demonio de piel gris que se enfrentaba al líder de la tropa con una espada azul. También vio a Shirubei y a Hagane vestidos como chicos normales y atados fuertemente espalda contra espalda con unas boleadoras. Si eran los únicos “clientes” del bar que estaban atados, estaba claro que el atacante desconocido sabía quiénes eran. Mientras observaba, sintió la presencia de Aoi detrás de él.

Están metidos en un pequeño lío.-dijo Inuhito-Hay una pelea ahí dentro y nuestros amigos son los únicos que están inmovilizados.

Yamiyuki y Rito, que parecían haber intuido lo que sucedía, se acercaron de manera imperceptible.

He enviado los nombres de esos tres individuos a Gokuruma.-dijo Yamiyuki-Inteligencia nos contactará en cuanto hayan sacado algo. Shirubei y Hagane están en un aprieto, ¿verdad? He podido leer los impulsos corporales de Inuhito desde aquí…entre que nos conocemos mucho y que he sido meticulosamente entrenado para ello, lo he hecho casi inconscientemente. Está claro que entrar y sacarlos de allí a golpes es abrumadoramente fácil, pero ya no podríamos aprovecharnos de que no nos conocen.

¿Y si entramos por otro sitio?-preguntó Rito-No debe de ser muy complicado para nosotros…

Según lo que he podido ver gracias a la cámara de Hagane, hay ventanas laterales y traseras en esta planta.-explicó Aoi- Otra opción sería colarnos por donde Shirubei y él hayan salido tras explorar el pasillo secreto y sorprenderlos a todos por la espalda.

Esa opción nos podrá dar más ventajas.-dijo Yamiyuki-¡Vamos a ponernos en marcha!

Según el rastreo de Hagane, el sitio para infiltrarnos por la retaguardia está a nuestra izquierda.-dijo Aoi tras consultar su terminal.

Los cuatro comenzaron a moverse.

. . .

Un pelotón de hombres con trajes de combate militares de alta tecnología mantenía quieta a la clientela del local apuntándoles con sus amenazadoras armas de fuego. Delphine hizo caer a uno de ellos con un golpe de su espada.

¡Largaos de mi local, saboteadores!-exclamó-¿Qué os he hecho para que tengáis que venir a arruinar la inauguración del negocio que llevaba años queriendo abrir? ¿Quiénes sois? ¿Unos Taimanin?

No.-terció Belladonna-Los Taimanin no tienen ese aspecto ni usan ese tipo de armas. No sé quiénes son…

Uno de los hombres disparó contra Delphine. De su arma salió un rayo de energía de color amarillo que el demonio esquivó. Vio entonces que impactaba contra una pared y dejaba un boquete considerable.

¡Belladonna! ¡Karistus!-exclamó Delphine mientras lanzaba una llave hacia las manos del científico-¡Poneos a salvo en la parte “reservada”! ¡Entrad por la trastienda!

Los elegantemente ataviados individuos se perdieron entre la multitud, esquivando los disparos que les lanzaban.

¡Vuestro oponente soy yo!-exclamó Delphine-¡Dejad a mis clientes en paz! Y, ¿por qué habéis atado a esos dos? … ¡Un momento! –se fijó en Hagane y en Shirubei- ¡Tú eres la chica de antes!

Digamos que…-dijo Hagane-…tengo un pequeño… ¿secreto…entre las piernas?

Delphine dio un pisotón en el suelo.

Ya ajustaré cuentas contigo.-dijo el enfurecido dueño del local-De momento, tengo que echar a estos maleantes…

Anuladlo.-susurró el que parecía el comandante, que también iba equipado con un traje especial que ocultaba toda seña de identidad.

¡Ya lo veremos!-bramó el gerente.

Agitó su espada en el aire. Se alargó y se curvó como si fuera un látigo. Con esta habilidad, Delphine mantuvo alejados a los hombres a base de latigazos y pudo desviar algunos disparos, revelando que su arma estaba hecha de un material con unas propiedades energéticas muy peculiares.

Vamos, vamos…-inquirió el comandante-…no podemos perder mucho más tiempo. Los otros dos demonios están escapando…voy a tener que intervenir…

De la espalda del traje del comandante brotaron seis cañones de pequeño tamaño que comenzaron a soltar descargas de energía de color naranja que ascendían hasta casi el techo, rompiendo las lámparas, y llovían como si fueran pequeños meteoritos.

Agh…-se quejó Shirubei-… ¡mierda!

La onda expansiva los había empujado hacia una dolorosa caída contra el suelo, pero no había roto las boleadoras. Por su parte, Delphine fue empujado contra una pared, quedando jadeante e indefenso.

Ahora.-ordenó el comandante-Matadlo.

Uno de los hombres se acercó mientras le apuntaba. Justo cuando iba a dispararle a quemarropa, Delphine sonrió y dejó florecer su último estertor: hizo que la espada atacase fieramente al hombre como si fuera una serpiente cazadora.  La punta atravesó el traje especial y se clavó en el cuerpo de su portador, que comenzó a sufrir espasmos.

Mátalos a todos…-susurró Delphine-…y te daré lo que ansías…

El hombre se giró, se desclavó el arma de Delphine y comenzó a disparar a bocajarro contra sus compañeros. A pesar de que cayeron dos, los demás no dudaron en acribillarlo. No obstante, el dueño del local había recuperado las suficientes fuerzas como para alejarse hacia la trastienda.

No pasa nada.-dijo el comandante antes de que los demás lo persiguieran-Tenemos a los Taimanin.

En ese momento, Shirubei y Hagane se habían quedado solos, pues los clientes habían huido aprovechando la conmoción creada por Delphine.

¿Cómo narices sabe que somos Taimanin?-susurró Shirubei.

Ni idea…-respondió Hagane-…pero, por lo menos, no se ha enterado ese demonio…

. . .

El cuarteto restante no podía saltar hacia el interior de la ventana porque había dos personas en su zona de aterrizaje deseado: un hombre y una mujer que vestían trajes elegantes.

¿Qué os jugáis a que esos dos son Belladonna Rubidium y el doctor Karistus?-preguntó Rito.

No me extrañaría.-respondió Aoi-Hagane estuvo aquí hace un rato y pude leer lo que ponía en esa puerta… “doctor Karistus”.

Espero que entren ya por la puerta y nos dejen vía libre…-suspiró Inuhito-…tenemos que sacar de allí a Hagane y a Shirubei cuanto antes.

¡Saltad!-exclamó Yamiyuki.

Mientras los dos individuos trajeados cerraban la puerta tras de sí, los cuatro Taimanin cayeron de pie sin ser vistos y sin hacer ruido alguno. No tardaron en oír pasos apresurados.

¡Viene alguien más!-señaló Aoi-¡Al techo!

Los cuatro jóvenes se encaramaron al techo y, cuando el desconocido pasó por debajo de ellos, se dejaron caer en sentido contrario para llegar a la parte que constituía el bar propiamente dicho.

Tienen cosas muy bien montadas aquí dentro.-observó Rito-Merecerá la pena que volvamos a investigarlas en otra ocasión…si es que el negocio sigue abierto, cosa que dudo tras este desastre de inauguración.

. . .

¡Cabrones tramposos!-bramó Shirubei-¡Estas boleadoras inhiben de alguna manera nuestros poderes! ¡Cobardes! ¿De qué están hechas? ¿De tecnología Mazoku?

Os vais a enterar en cuanto nos libremos de las ataduras…-amenazó Hagane.

Dejadlos inconscientes.-pidió el comandante en un susurro.

Uno de los hombres iba a disparar, pero algo flexible, alargado y de color negro se enroscó a su cuello. Acto seguido, tiró de él y lo lanzó por los aires hasta verse incrustado en el techo.

¡Vosotros!-bramó Aoi-¿Qué hacéis aquí en este día tan señalado?

Aoi, Rito, Yamiyuki e Inuhito habían llegado. El primero se había adelantado y tenía en sus manos un látigo negro de gran calidad y longitud y rigidez variables, su arma personal.

Así que habéis decidido dejaros ver…-Yamiyuki arqueó una ceja-…el lado positivo es que no necesitamos ocultarnos para pelear, pues ya nos conocéis tanto como nosotros a vosotros...

Apretó los puños.

…por contraparte…-continuó-…no es de recibo tener que vernos rodeados de…vestigios de los Fuuma, y menos esta noche.

No te permitiré que hables así de nuestro clan.-dijo el comandante-Taimanin Yamiyuki, tu carrera va a ser corta y fugaz…

Ya lo veremos.-dijo Yamiyuki con una sonrisa socarrona.

Asintió con la cabeza. Rito lanzó un kunai que cortó las boleadoras, permitiendo a Shirubei y a Hagane incorporarse. Con ágiles movimientos, volvieron a cambiarse a sus ropas de Taimanin y, armados con sus garras y sus abanicos respectivamente, cargaron contra los soldados que parecían provenir del clan Fuuma. En pocos minutos se formó  un intercambio de golpes colosal: los seis Taimanin contra decenas de hombres bajo la atenta mirada de su comandante.

¡Hwoaaaaaaaaaaaaaaaaaaargh!-gruñó Inuhito.

Blandió su aro fuertemente, cortando a varios soldados a la vez. A los pocos segundos , vio que sus compañeros se encontraban rodeados, así que lanzó el aro como si fuera un disco volador y embistió con él a varios hombres, descongestionando las inmediaciones de sus amigos. En agradecimiento, Hagane avanzó hacia los enemigos y comenzó a darles patadas mientras Rito daba buena cuenta de otros tantos con su mazo y sus puños. Desprovisto temporalmente de su arma, Inuhito comenzó a atacar con técnicas cuerpo a cuerpo, pero pronto fue agarrado e inmovilizado.

Parece que no eres tan bueno sin tu arma…-dijo el hombre que lo asía mientras le ponía un cuchillo en la garganta.

¡Inuhito!-exclamó Rito haciendo ademán de ir tras su amigo-¡AAAAAAAARGH!

Otro de los hombres le hizo un corte en un muslo con un puñal.

¡Desgraciado!-bramó Rito intentando contener las convulsiones de dolor.

Je…-rió Inuhito-…como si necesitara un arma para cortar…ilusos aficionados…

Se hizo el silencio.

Ninpô – Kiba no Jutsu!-exclamó Inuhito.
(¡Arte ninja de los colmillos!)

Inuhito dio un codazo hacia atrás y, lejos de empujar a su oponente, lo cortó por la mitad como si su codo fuera una guillotina. Acto seguido, recuperó su aro con una ágil maniobra y observó la herida de Rito: la sangre comenzó a brillar y a volver al interior del cuerpo de su amigo a la vez que la herida se cerraba sin dejar ningún vestigio ni ninguna cicatriz, ni siquiera dolor, como si nunca hubiera sucedido.

Gracias a los Yatsu por ser de nuestra familia y legarnos esta gran capacidad.-dijo Rito sonriendo-Y…ahora, tú…sí, tú, el valiente del cuchillo…acércate.

El tipo soltó el arma y levantó las manos ante la imponente y aterradora figura de Rito, quien no tuvo miramientos a la hora de agarrarlo del casco y estampar su cabeza contra la barra del bar en repetidas ocasiones. Tras romper el casco en varios trozos, dejó caer a su presa al suelo y le pisó el estómago.

Ya está bien de juegos.-dijo el comandante con serenidad.

Los cañones de su espalda se cargaron hasta brillar con una intensidad máxima. Liberó entonces una enorme e ininterrumpida ráfaga de proyectiles energéticos que asolaron, quemaron y destrozaron todo el local.

¡Que alguien corte esa cortina, rápido!-pidió Aoi-¡Nos freirán en caso contrario, confiad en mí!

Un kunai lanzado por Yamiyuki hizo caer la enorme cortina con un corte tan recto que parecía hecho con tiralíneas.  Shirubei y Hagane, que estaban cerca, la empujaron hacia Aoi, pues preveían lo que iba a hacer.

Ninpô – Kata no Jutsu!-exclamó Aoi.
(¡Arte ninja de la dureza!)

La cortina se convirtió en un muro tan sólido y duro como una piedra. Los seis Taimanin se parapetaron tras este improvisado escudo y evitaron la ráfaga. Por su parte, la mayoría de sus atacantes murieron en el intento. Cuando el arma del comandante se hubo sobrecalentado, los jóvenes salieron de detrás de la petrificada cortina, quedando prácticamente un combate de seis contra uno.

Volveremos a vernos.-susurró el comandante.

Tiró una bomba de humo y se retiró del local. Sin perder un segundo, los Taimanin volvieron a la puerta del doctor Karistus.

Ya ajustaremos cuentas con los Fuuma después.-dijo Yamiyuki-Es hora de hablar con los demonios y ponerlos contra las cuerdas.

Rito destrozó la puerta de una patada. Los seis se ocultaron a ambos lados de la misma antes de ser vistos.

¡Estáis arrestados!-exclamó Yamiyuki-¡Tenemos un certificado de autoridad temporal sobre Yomihara! ¡Sabemos que esperabais un cargamento de armas y drogas, sin mencionar que hay un laboratorio clandestino detrás de la puerta! ¡Salid con las manos en alto y mirando al frente!

Escucharon los pasos de tres individuos. Delphine, Belladonna y el doctor Karistus parecían estar contra las cuerdas. Yamiyuki asintió y los seis cayeron del techo sobre ellos, rodeándolos.

¡Taimanin!-exclamó la mujer.

¡Lo sabía!-bramó Delphine.

No es el momento de discutir, Delphine, pero te digo que éstos no tienen nada que ver con los de antes.-insistió Belladonna.

¿A qué habéis venido?-preguntó Karistus con cara de pocos amigos.

A poner fin a lo que podría haber sido el inicio de vuestras fechorías.-les espetó Shirubei-No queremos volver a la época de los Nómadas, basura Mazoku, no queremos, gracias.

¿Basura?-Karistus se indignó-Todos los Taimanin necesitáis una cura de humildad. Aunque seáis el doble en número, no creáis que podréis con nosotros… ¿verdad, Belladonna?

No saben con quién se están metiendo…-la mujer sonrió sádicamente.

Vosotros tampoco.-la provocó Hagane.

¡Tú otra vez!-se sorprendió Delphine-¿Cuántos disfraces te quedan?

Los que hagan falta.-Hagane le cortó-¿Os entregáis y os dejáis tomar declaración o vamos por las malas?

¿Entregarnos?-preguntó Karistus-¡JA! Vamos a hacerlo más difícil…para vosotros, claro está. ¡Nos largamos de aquí! ¡Temed el día de nuestro reencuentro, entrometidos y asquerosos Taimanin!

¡No vais a ir a ninguna parte!-saltó Yamiyuki-Es mi misión contener vuestras acciones. Si os atrevéis a poner un pie fuera de este edificio antes de que resolvamos todo lo que tenemos que resolver… ¡este edificio será historia!

Maldita sea…-susurró Delphine.

¡Delphine, maldita sea!-bramó Karistus-¡No es momento de que desfallezcas! ¡Es un farol!

Un farol es lo que va a parecer este edificio a kilómetros de distancia.-los ojos de Yamiyuki se clavaron amenazadoramente en Karistus y en Delphine-Vamos muy en serio.

Je…-Delphine se sonrió-… ¿sabéis qué ha fallado cuando han volado la puerta?

Nadie habló.

¡El portero!-exclamó Delphine.

Escucharon golpes que iban acompañados de temblores. La puerta por la que normalmente se accedía a ese lugar desde el pasillo secreto se convirtió en astillas con un fulminante impacto. La figura que Hagane reconoció como el portero de aquel lugar se manifestó.

La onda expansiva me ha noqueado temporalmente…-dijo, revelando con su voz que tras la capucha se encontraba una mujer-…perdonadme.

Ajustaremos cuentas después.-dijo Belladonna-Supe desde el principio que los Taimanin iban a meter las narices, así que podremos cerrar la estrategia que dejé establecida para este caso en cuanto lleguemos a nuestra guarida…si llegamos. ¿Nos proporcionas una vía de escape rápida?

La portera se quitó la capucha y dejó ver el cuerpo de una mujer alta, robusta y corpulenta, vestida con un traje gris claro de chaqueta y pantalón, camisa blanca y pajarita negra. En su cabeza había una ingente mata de rastas de colores recogidas con un coletero. Su piel era pálida y sus ojos parecían cambiar de color según sus expresiones faciales.

¡Como deseéis!-respondió la recién llegada.

Haciendo alarde de gran fuerza, agarró a sus tres compañeros y los abarcó con un único brazo. Se dispuso entonces a saltar.

No era ninguna amenaza vacua.-recordó Yamiyuki-No dejaremos piedra sobre piedra si os movéis…

Ignorándolo, la mujer del cabello de colores saltó tan alto que destrozó el techo y se llevó a sus aliados como si volara.

Maldita basura…-dijo Yamiyuki-…se van a enterar. ¡Salgamos de aquí!


Los seis chicos saltaron fuera del edificio. Desde el aire, Aoi asintió y sacó un pulsador.  Juntaron sus manos de él y apretaron el botón a la vez. Se activaron unas cargas que habían colocado durante su infiltración para rescatar a Shirubei y a Hagane, viendo desde sus altos vuelos cómo el edificio se venía abajo entre explosiones y abrazos de llamas.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

[TY] Episodio 5: Escaramuzas en Yomihara

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 5: Escaramuzas en Yomihara

Sabía que tenía que guardar el más absoluto silencio, aunque sentía ganas de emitir un suspiro de alivio. Nada más escuchar la puerta, escondió al trabajador noqueado detrás de un armario y se colgó del techo para evitar ser visto. Su alivio venía porque se trataba de otro empleado de aspecto inofensivo. Para ahorrarse un posible encontronazo, Hagane esperó a que el recién llegado pasase por debajo de él y, justo en ese momento, le cayó encima y le pinzó el cuello con los muslos, haciendo que perdiera el conocimiento y se desplomara casi instantáneamente gracias a una ágil llave basada en puntos de presión. Aprovechó que su presa caía por su peso para bajar con él y, cuando sintió que sus hombros rozaban el suelo, el joven Taimanin usó sus piernas, con las que todavía sujetaba al empleado, para colocar al susodicho detrás de una columna.

Ese Delphine podrá ser algo más que mero espectáculo…-pensó Hagane-…sin embargo, sus empleados parecen no saber defenderse.

Volvió a conectarse al canal de comunicaciones. Aoi volvía a estar en línea. Sentía la necesidad de hablar con él, no sólo por la misión, sino porque, como amigo, se sentía preocupado. No obstante, primero decidió desaparecer de la vista del próximo individuo que tuviera pensado abrir la puerta, no sin antes echar el cerrojo desde dentro para que nadie sospechase que se había utilizado una ganzúa.

¡Aoi!-escribió Hagane tras ocultarse en una posición estratégica-¿Estás bien?

Perfectamente.-respondió el tecnólogo-Sólo he tenido que moverme varios metros porque unos francotiradores se me habían acercado. Son historia, así que no hay nada de lo que preocuparse. ¿Y a ti cómo te va?

Estoy dentro de la parte restringida.-comentó el chico vestido de mujer-Voy a buscar pruebas incriminatorias y…

Aguarda un momento, Hagane.-escribió Aoi-No creo que las encuentres. Te preguntarás por qué, ¿no es así? Verás…he seguido trazando los planos incluso después de que te inmiscuyeras en el sector en el que estás ahora mismo y, si bien no es seguro al cien por cien, intuyo una derivación oculta. En algún lugar cercano a tu posición tiene que haber un elemento que revele un hueco en la pared de la derecha…mi experiencia trabajando con planos me dice que hay un pasillo oculto cerca de tu posición.

Está bien.-respondió Hagane-Voy a buscar. Te escribiré cuando haya avanzado algo…ahora prefiero estar pendiente de todos los empleados del local, pues todos son susceptibles de cogerme con las manos en la masa. ¡Gracias, Aoi!

Obligado a no encender ninguna luz para evitar ser sorprendido, Hagane se dispuso a buscar la entrada secreta que parecía existir en aquella estancia.

. . .

Es hora de volver a centrarse en el camión…-dijo Aoi para sí.

Una de las cámaras más cercanas a la posición del camión en aquel instante revelaba la presencia de un almacén cerca. No tenía manera de saber si iban a dejar allí las mercancías o si iban a cargar más, pero el mero hecho de no estar ciego le bastaba para entender que el camión iba a entrar en la zona de aparcamiento del almacén.

¡Rito!-escribió a través de su portátil-¡Tenéis que dirigiros al almacén que está a vuestra izquierda antes de que llegue el camión! Evitad que logren lo que tengan que hacer allí… el cómo ya es cosa vuestra, según lo acordado en la última reunión estratégica. No te separes de Inuhito por lo que pueda pasar y… ¡buena suerte! Ah, se me olvidaba mencionar que esa nave no tiene vigilancia periférica y dispone de ventanas traseras…unos chicos inteligentes como vosotros sabréis aprovecharlo.

. . .

Rito cerró la ventana tras de sí y se dejó caer en el interior del almacén. No tenía nada fuera de lo común, sólo estanterías llenas de paquetes y otros tantos paquetes apilados unos sobre otros. Cajas y cajas los separaban de la puerta de entrada delantera. Inuhito olfateaba el aire.

Se acercan.-dijo-Esto será más divertido si no nos ven nada más entrar.

Rito y su amigo se miraron y asintieron. Se separaron, colocándose cada uno detrás de una estantería llena de cajas, uno pegado a la pared izquierda y otro pegado a la pared derecha. Inuhito era un luchador hábil y sagaz, como buen Taimanin, pero uno de sus verdaderos puntos fuertes era la agudeza de sus sentidos. Su porte, ciertos amaneramientos y sus sentidos e instintos más típicos de un animal depredador que de un hombre le habían hecho ganar el apodo de “sabueso de los Taimanin”, si bien a él le parecía demasiado políticamente correcto. Una vez más, su nariz no se equivocó: la puerta se abrió en menos de un minuto desde la ocultación de los chicos. Entraron varios orcos acompañados de algunos hombres que, si bien tenían un aspecto totalmente humano,  inspiraban tan poca confianza como los orcos.

Una línea recta horizontal cortó el aire. Sonora y violentamente, todos los recién llegados fueron cortados por la mitad, provocando una riada de sangre en el centro del almacén. En dicho punto central apareció, tras cesar su ágil maniobra de asedio, Inuhito. Asía su enorme aro metálico cortante y lo levantaba con orgullo mientras se regocijaba de las muertes que acababa de causar.

¡JAJAJAJA!-la risa de Inuhito bien podría pasar por la de una hiena-Ésa no os la esperabais, ¿eh, chusma?

Se escucharon disparos. Fuera del almacén se habían quedado varios refuerzos que, lejos de entrar al lugar, se dedicaban a disparar contra Inuhito con metralletas. El Taimanin era demasiado veloz para ellos y comenzó a trepar entre las cajas y a saltar de unas a otras para esquivar todas las ráfagas. Uno de los tiradores sintió que sus sentidos se perdían tras un golpe seco y doloroso. Los demás se giraron hacia él y en su lugar vieron a un chico muy musculoso con un uniforme verde: Rito había aparecido súbitamente entre ellos y había noqueado a uno de los tipos. Aprovechando el tumulto que había causado, el forzudo ninja asió fuertemente su arma, una maza metálica doble, a ambos lados de un largo mástil, con las dos terminaciones dotadas de peligrosos pinchos. En el centro del mástil tenía atado un lazo rojo bastante largo. Ante las expresiones de terror de los transportistas, Rito giró su arma con sus dos manos a gran velocidad, dando la sensación óptica de que sujetaba un disco cuyos giros mandaban por los aires a los enemigos con sangrantes heridas.

Demasiado fácil.-dijo Rito-O eso, o es que nosotros somos demasiado buenos.

Confío en la segunda.-Inuhito sonrió-Es hora de ver qué hay dentro del camión…

En el amplio remolque del camión vieron lo que se esperaban: cajas llenas de armas y de sustancias que desconocían y no les inspiraban ninguna confianza.

Voy a tomar muestras de estos productos.-dijo Inuhito-Tal vez pueda averiguar algo con ellas en el laboratorio. ¿Qué tal si descargamos todo el contenido del camión dentro del almacén?

Rito, que no tardó en entender las intenciones de su compañero y amigo, asintió y comenzó a sacar las enormes cajas para dejarlas dentro del almacén bien apiladas. Una vez hubieron terminado cada uno su tarea, Inuhito se conectó de nuevo al canal de comunicación.

Yamiyuki.-escribió-Buenas noticias: hemos interceptado el camión. Han estacionado el vehículo en un almacén y, por lo que parecía, venían al mismo para coger todavía más carga. Ahora está todo a nuestra disposición, por lo que solicitamos permiso para hacer una…limpieza.

Buen trabajo, chicos, no esperaba menos de vosotros.-respondió Yamiyuki-Dejadme a mí la limpieza, vosotros habéis cumplido.

¿Va a venir aquí?-preguntó Rito tras leer los mensajes.

Eso parece.-comentó Inuhito sin mucha sorpresa.

Minutos después, Yamiyuki aterrizó detrás de sus dos subordinados: había llegado hasta el lugar a base de saltos. Estaba ya ataviado con su uniforme de combate. Tras saludar a los otros dos chicos, entró al almacén y vio todo lo que había dentro, incluyendo la carga del camión, recién sacada del mismo.

Aoi.-escribió Yamiyuki desde su terminal de mano-¿No podrías causar un apagón cuando te envíe la correspondiente señal? No nos interesa que se vea el humo.

¿Qué humo?-preguntó Aoi.

Ya lo verás.-dijo Yamiyuki-Será la señal, al fin y al cabo.

El atractivo líder Taimanin hizo unos gestos con sus manos.

Ninpô – Katon no Jutsu!-exclamó.
(¡Arte ninja del fuego!)

Florecieron unas llamas que comenzaron a quemar el interior del almacén con todas las cajas que en él había. Poco a poco fueron extendiéndose hasta formar un virulento y hambriento fuego que devoró todas las cajas y muebles. Desde fuera del almacén vieron cómo ascendía un pilar de humo negro…no sin antes ver las luces de Yomihara apagándose: Aoi había hecho bien su trabajo.

 . . .

Hagane había conseguido descubrir el pasillo secreto y avanzaba por el mismo. Sólo había una posibilidad de avance: atravesar la puerta que se encontraba en el otro lado. A pesar de que la trastienda estaba bastante oscura y sólo encendían las luces cuando los empleados lo precisaban, aquel pasillo estaba totalmente bien iluminado, y su constitución rompía con la estética del bar: parecía más bien un pasillo de hospital o de complejo de laboratorios. Todavía vestido como una mujer, el chico llegó a la puerta y, sorprendentemente, se la encontró abierta. Al atravesarla, se horrorizó al ver a la enorme criatura a la que acababa de despertar. No tardó ni dos segundos en tener que saltar para salvar su vida: un enorme puño se había clavado en el suelo. En aquella sala residía un cíclope de grandes dimensiones: hasta el techo de la sala era más alto que el del resto del edificio para tal fin. Mientras esquivaba puñetazos y pisotones, Hagane observó que aquel pasillo tenía ventanas que daban a la calle pero que estaban bloqueadas por barrotes metálicos. Vio ascender algo de humo por el horizonte e inmediatamente pensó en sus compañeros. No obstante, todas las imágenes de su mente se borraron cuando, horrorizado, vio que todas las luces se apagaban. Al ser de noche, no entraba luz por las ventanas y el resto del barrio se había quedado a oscuras. El humo ya no se distinguía, pero tampoco se distinguía el cíclope furioso que lo estaba atacando.

¡Mierda!-exclamó Hagane-¡Si esta cosa no deja de hacer ruido, ese tal Delphine va a venir!

La piel del gigantesco ser era lo suficientemente oscura como para casi mimetizarse con el entorno. Tras esquivar varios golpes más, decidió que tendría que pelear a ciegas. Tenía una vista muy aguda, pero la oscuridad no entendía de esos temas. Pensó que le vendría bien tener a Inuhito cerca, pero, por desgracia, no estaba allí. Tras varios segundos de sudor y suspense, las luces volvieron a encenderse. El exterior estaba apagado todavía, por lo que pensó que se trataría de algún generador de emergencia, lo cual lo alivió para luchar contra el cíclope, pero, a la vez, le hizo temer la llegada de Delphine. Tras la circulación de estas ideas por su cabeza, Hagane decidió que ya era hora de dejar de titubear y pasar a la acción. Se puso en guardia y apretó los puños. No obstante, en unos segundos…

¡GRRRRRRAAAAAAAAAAAH!-el cíclope bramó mientras miraba hacia arriba.

Hagane se fijó en la ventana más alta. Los barrotes saltaron cortados en rodajas como si fueran comida y por el hueco resultante entró en escena Shirubei con su uniforme de Taimanin puesto. En mitad de su caída desplegó las garras que constituían su arma personal y arañó diagonalmente el pecho descubierto del corpulento cíclope, alejándolo de Hagane para ponerlo a salvo.

¿Qué hace una tía tan buena como tú en un sitio como éste?-Shirubei se giró hacia Hagane y le sonrió tras aterrizar-¿No te interesa mejor tomar algo conmigo?

¡Disculpe, caballero!-Hagane le siguió el juego con aire jocoso-Se está equivocando usted… ¡soy todo un hombre!

Hagane giró salvajemente sobre sí mismo y se despojó de sus ropas de mujer, cambiándose rápidamente al uniforme de Taimanin.  Rápidamente sacó lo que parecían dos espadines de color rosa, pero no tardó en abrirlos y revelar que eran unos abanicos cortantes metálicos de color violeta por dentro. Con su arma personal en las manos, Hagane se lanzó hacia el enfurecido cíclope. Shirubei lo respaldó rápidamente: con los abanicos del primero y las garras del segundo, el enorme monstruo recibió los suficientes cortes como para caer postrado.

¡El dueño del local podría venir de un momento a otro!-exclamó Hagane-¡Tenemos que darnos prisa!

Shirubei asintió y se lanzó como un torpedo hacia el vientre del cíclope, el cual lo desvió de un fortísimo manotazo y lo estampó contra una pared.

¡Ah!-el joven rubio emitió un quejido.

¡Shirubei!-exclamó Hagane, tras lo cual encaró al cíclope girándose hacia él-¡Maldito pedazo de mierda gigante! ¡Voy a acabar contigo!

Un puñetazo del cíclope barrió a Hagane, pero Shirubei, que ya se había levantado, interceptó su cuerpo e impidió que cayera sujetándolo con ambos brazos. Tras separarse, el chico del uniforme rosa se adelantó de nuevo hacia el cíclope y preparó una técnica especial.

Ninpô – Fûton no Jutsu! Kamaitachi!-exclamó Hagane.
(¡Arte ninja del viento! ¡Viento Cortante!)

El andrógino joven agitó sus abanicos y liberó una brisa muy atípica. El aire se concentró formando cuchillas transparentes que atravesaron al cíclope por todos los puntos de su cuerpo, haciendo que cayera muerto en medio de un charco de sangre.

Gracias por venir, Shirubei…-dijo Hagane mientras se retiraba el sudor de la frente.

Siempre es un placer, amigo mío.-respondió éste-Aoi no tardó en darse cuenta de que el apagón te perjudicaría, así que me mandó hasta aquí a la vez que trataba de activar remotamente los generadores de emergencia.

Eso significa…-infirió Hagane-…que no necesariamente tiene que estar viniendo nadie hacia este sitio. Pensaba que el dueño del local había dado las luces de emergencia y vendría a investigar, lo que habría acabado probablemente en que me detectase…

Digamos que así es.-concluyó Shirubei-El hecho de que esa cosa inmunda estuviese aquí y que tras él haya una puerta da a entender que hay algo importante tras la susodicha.

Se acercaron a la puerta. Tenía un rótulo informativo.

Doctor Karistus…-leyó Shirubei-…investigador científico. ¡Lo que nos faltaba! Si un demonio científico tiene un despacho en la trastienda de un bar, está clarísimo que dicho bar es una tapadera.

Vamos a avisar a Yamiyuki.-dijo Hagane-Pidámosle consejo, seguro que encontramos una buena vía de acción entre todos.

¡Hagane!-Aoi enviaba un mensaje-¡Sigue capturando imágenes de todo lo que encuentres en ese sitio! Inuhito y Rito han completado la interceptación del camión, tú has estudiado a fondo el local, Yamiyuki y Shirubei han dado la ayuda necesaria y yo he cumplido también con mi parte. ¡Misión cumplida! ¡Podremos entrar en las profundidades de este local próximamente!

La puerta está cerrada.-respondió Hagane-No vamos a poder entrar en esta sala, lo cual me da a entender que el supuesto doctor Karistus no está dentro. ¿Qué tal si nos largamos de aquí?

Está bien.-dijo Aoi-Le he preguntado a Yamiyuki antes de ponerme en contacto con vosotros y ha dicho que ya es suficiente por hoy, así que reunámonos fuera. Os espero tres azoteas al sur del antro en el que estáis.

Shirubei y Hagane saltaron a la calle por la ventana por la que el primero había entrado. Reptando entre las sombras, los dos Taimanin rodearon el perímetro del Moist Desire hasta que una imagen curiosa los obligó a parar: un coche de aspecto muy lujoso estaba buscando aparcamiento cerca del local. Para averiguar qué relación tenía con las actividades del sitio, Shirubei y Hagane se acercaron a la puerta del mismo. El encapuchado portero seguía en su sitio.

¡Vamos a hacernos pasar por invitados!-susurró Hagane-Esta vez me vestiré como un chico y nos haremos pasar por una pareja gay que quiere pasar una noche divertida. Será la mejor manera de pasar desapercibidos y colarnos.

¡De acuerdo!-asintió Shirubei.

Se cambiaron rápidamente y se acercaron a la puerta cogidos de la mano.

Buenas noches.-Shirubei arqueó una ceja-¿Podemos pasar?

El portero hizo un gesto con la cabeza. Volvieron a entrar en el local que acababan de abandonar y encontraron que, como el humo ya se había disipado y las luces habían vuelto, la diversión continuaba. Escucharon a Delphine hablar preocupado usando el teléfono de la barra.

Noqueados…-susurró-…y no sé por qué, pero el cíclope ha estado algo intranquilo…

¡Ajá!-susurró Hagane-Así que el cíclope era una mascota de este tío…

No, no hay problema…-continuaba Delphine-…pueden bajar del coche y entrar. Al fin y al cabo, son los invitados de honor que pondrán la guinda sobre el pastel.  (. . .) Sí, claro, gente con tanta influencia en estas inmediaciones será una bendición para el negocio…

En medio de la conversación, Delphine se giró para mirar hacia donde Hagane y Shirubei se situaban. Preocupado por si el demonio se daba cuenta de que la chica que se había esfumado se parecía sospechosamente a aquel cliente recién llegado, se escudó en Shirubei, que era más alto que él. Se abrazaron e hicieron ver que se estaban dando un beso para que el dueño del local no se diese cuenta de nada. Sin tener muy claro si se trataba de un error de cálculo o de algo intencionado, sus labios se encontraron de verdad. Lejos de asustarse, se dejaron llevar unos segundos que no parecieron disgustarles. Sus lenguas se chocaron y se acariciaron mutuamente hasta que sus juicios clavaron sus miradas por encima del éxtasis, momento en el que se separaron lentamente y con satisfacción.

Hay que ver…-dijo Shirubei-…lo bien que hacemos nuestro trabajo.

Sí…-dijo Hagane-...y qué satisfactorio es saber que has hecho un buen trabajo, ¿verdad? Te veo contento al respecto…

Hagane miró al suelo.  Una parte de él luchaba fuertemente contra su ropa, aunque no se sintió solo, pues su compañero también estaba en un estado similar.

¡Mira quién fue a hablar!-Shirubei picó varias veces la frente de su amigo con el dedo índice.

Delphine colgó el teléfono y se dirigió al público.

Damas y caballeros…-dijo cordialmente-… ¡os presento a los invitados de honor de esta noche!


Las puertas de entrada del Moist Desire se abrieron de par en par.

martes, 25 de noviembre de 2014

[TY] Episodio 4: Moist Desire

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 4: Moist Desire

El amanecer del sábado no fue todo lo tranquilo que podría esperarse de un fin de semana. La noticia de la escaramuza de la noche anterior corrió como la pólvora, y los Taimanin implicados tuvieron que ir a entrevistarse con sus superiores.

Menos mal que ha pasado rápido…-dijo Shirubei entre resoplidos cuando salieron de la reunión-…y menos mal que no le aguamos la noche a Kuroageha…

¡Y nos han felicitado por nuestro trabajo!-destacó Aoi con satisfacción-Aunque, sinceramente, preferiría que no hubiera sucedido lo que sucedió…

Es hora de que entremos en acción.-dijo Yamiyuki-Ya casi ha llegado el día de la inauguración del Moist Desire…esa noche nos infiltraremos en Yomihara: esa noche haremos la limpieza. Respecto al tema de la viuda de Edwin Black, parece que no hay nada en las bases de datos…

Dicen que nos mantendrán informados…-comentó Hagane-…me enorgullece que cuenten con nosotros, pero me da muy mala espina la información que nos puedan dar…averigüen lo que averigüen, no será nada bueno…

Seamos optimistas, chicos.-pidió Rito-En estos momentos, necesitamos mantener la guardia alta y armarnos de voluntad…podremos con lo que nos propongamos, ya lo veréis.

Rito tiene razón.-comentó Inuhito-Seguro que la noche inaugural del Moist Desire nos abre muchas puertas…no debe de ser muy complicado de manejar este asunto si lo asimos con tiempo. Me refiero a que prácticamente no se están moviendo en el otro lado…si les paramos los pies ahora que están empezando, podremos contener y erradicar las amenazas.

Espero que así sea.-comentó Yamiyuki-Será mejor que vayamos a preparar la misión. Hay que poner a punto el equipo y tenemos que debatir las estrategias de realización.

. . .

Llegó el día de la inauguración de aquel lugar de dudosa legalidad.  Como se trataba de un centro de horario nocturno, estuvieron haciendo los últimos preparativos durante el día.

Entonces…-dijo Yamiyuki mientras trazaba una línea con un rotulador rojo en una pizarra blanca portátil-…Inuhito y Rito, interceptaréis las cajas cortando las trayectorias enviadas por Aoi, que monitorizará el proceso desde esta azotea y se encargará de aniquilar a posibles francotiradores desde la distancia. Hagane, serás el encargado de explorar el local por dentro haciéndose pasar por una mujer y Shirubei y yo estaremos patrullando las calles circundantes desde las sombras para mantenernos cerca del campo de acción, siempre dispuestos a desplazarnos hacia quienes lo necesitéis, esto es, seremos comodines en caso de que cualquiera de las otras partes tenga problemas en su radio de acción.

Hagane asintió y se acercó a la pizarra. Yamiyuki se cruzó con él y le tendió el rotulador mientras sentía el persistente olor de su amigo. Su perfume olía a cereza y a caramelo con unas notas de chocolate,  otorgándole un aroma dulce y fuertemente atractivo, con unas notas parcialmente ocultas que aderezaban la mezcla con un olor altamente vivo y masculino, creando una ambivalencia al olfato.

De manera sigilosa y siempre con cien ojos…-Hagane continuó la explicación-…iré estudiando la arquitectura interna del lugar. Llevaré una mini-cámara oculta que subirá las imágenes a nuestra nube en tiempo real, pero no garantizo un resultado excelente en una primera aproximación, y más teniendo en cuenta que no sé con quién me voy a encontrar allí dentro.

En base a esas imágenes, intentaré trazar unos planos.-explicó Aoi-Llevaré un ordenador portátil de tipo industrial acondicionado para trabajos ingenieriles, así que contaré con una gran potencia de cálculo y procesamiento. No obstante, en base a imágenes en las que se sacrifica la resolución en compromiso con la velocidad de distribución, los planos no podrán ser definitivos, por lo que diferirán mucho de los del arquitecto que los diseñara en su día. Además, tendré que estar pendiente de posibles enemigos, por lo que mi atención estará dividida. No obstante, lo haré lo mejor que pueda.

Recordad que tenéis que estar siempre preparados para un cambio rápido de indumentaria del uniforme de combate a ropas de mimetismo y viceversa.-dijo Yamiyuki-Aprovechar que no nos conocen nos dará ventaja en la misión. ¿Alguna pregunta?

. . .

Llegó la noche. Todos los planes y cálculos estaban hechos, y nadie dudaba de su cometido en aquella importante operación. Aoi había subido a la azotea más alta de los alrededores del bar. Como no iba a acercarse a ningún individuo, trabajaba con el uniforme de combate puesto. Al ser el especialista en herramientas y maquinaria del equipo de Yamiyuki, Aoi valoraba mucho su ropa de combate y los casi infinitos bolsillos ocultos de la misma, en los que guardaba todo tipo de artilugios de gran valía para las misiones. Apoyó en una superficie segura lo que parecía un maletín tosco y pesado que, tras pulsar un botón, se abrió, revelando ser un ordenador reforzado. Su objetivo era captar las señales procesadas por las cámaras de los lugares cercanos y copiarlas en su sistema para poder ver las imágenes de vídeo que estaban fluyendo por las redes. La parte en la que Aoi trabajaba era importante, pues estaba encargado de leer los movimientos de los traficantes que descargarían armas y drogas en el recién inaugurado bar para poder adelantarse a ellos y enviar a sus dos compañeros y amigos, Inuhito y Rito, a interceptarlos. Mientras el ordenador procesaba las órdenes de su maestro, éste miraba a su alrededor girando constantemente el cuello. Lo único destacable que vio fue el propio bar. La fachada era de color marrón oscuro, hecha de algún tipo de material cerámico ornamental similar a algunos azulejos de las gamas más caras, y su rótulo combinaba neón y LEDs, ambos amarillos pero en diferentes tonalidades, para escribir en letra pomposa el nombre “Moist Desire”. Cientos de personas rodeaban el edificio deseando entrar. Entre ellos, distinguió a una chica…

Con un vestido negro, unos zapatos rojos de tacón alto, unos senos de disfraz y su melena suelta con algunos tirabuzones, Hagane se disponía a entrar al local. Solía maquillarse por gusto, si bien lo hacía de manera muy personal y atípica, pero aquella vez lo había hecho a conciencia para parecer una chica. La puerta del local estaba custodiada por un individuo que tapaba su cuerpo con una capa gris y una capucha. No se distinguía muy bien de qué tipo de ser se trataba, pero era de estatura alta y corpulento, típico de un portero de discoteca. Cuando la muchedumbre le dejó entrar, se vio cobijado por las cuatro paredes del antro más rococó que había visto en su vida. Lámparas de araña, remaches dorados en todos los muebles, luces amarillas y doradas, decoración pomposa, muebles caros…parecía una recreación cinematográfica del siglo XVIII europeo más que un bar de ambiente gay, aunque esto último podía deducirse del hecho de que era la única “mujer” presente en la inauguración. Sonaba una música muy animada, tal vez demasiado para ser un local de negocios sucios. Además de hacerse pasar por mujer y sentirse bastante único en aquel lugar por eso, Hagane también notó que era el único ser humano de aquel local: orejas puntiagudas, colmillos, garras, pelaje animal, alas, escamas y demás elementos eran lo más familiar entre los visitantes de aquel sitio. Efectivamente, había hombres bailando muy pegados, besándose, bebiendo juntos e incluso con prolegómenos sexuales. Lejos de asustarse por ello, se acercó a la barra: no bebería nada de lo que le sirvieran ni aunque le pagasen, pero tenía que pasar desapercibido si quería averiguar algo dentro de aquel sitio. Como si fuera una damisela refinada, se sentó en un taburete y cruzó sensualmente sus delgadas y tonificadas piernas…nada que no hiciera normalmente. Pronto se acercó a él un individuo. Se parecía bastante a un hombre humano en forma y complexión, si bien el color gris de su piel ya afirmaba lo contrario. Su cabello era blanco y liso, con un flequillo tupido de medio lado y un atisbo de media melena que tapaba su cuello por detrás. Vestía unos pantalones de campana de color gris marengo, botines metálicos, un chaleco abierto y cortado a la altura de las costillas a juego con los pantalones sin nada debajo, mostrando su delgado y marcado cuerpo, y unos brazaletes cilíndricos. Llevaba también unas gafas rectangulares de montura fina que constituían la antesala a sus ojos grisáceos.

Buenas noches, señorita.-dijo cortésmente-¿Qué se le ofrece?

Buenas noches.-Hagane forzó una sonrisa antes de mostrar el asco que le producía aquel demonio cuyo olor le resultaba muy familiar-Enhorabuena por la inauguración, ¿es usted el dueño?

Sí, así es.-dijo el demonio-Mi nombre es Delphine. Me resulta curioso que seas la única mujer en el local…y vaya ocultación…pareces una humana de verdad…

Hagane se rió fingiendo que se sentía adulado.

Póngame…-el chico sentía asco hacia lo que esos demonios pudieran beber, así que decidió asegurarse-…un vaso de agua, por favor.

¡De acuerdo!-respondió Delphine con una cordial sonrisa.

Hay algo peculiar en ese tipo…-pensó Hagane-…no huele a demonio…no al menos a los demonios que hemos conocido anteriormente. Huele…a naturaleza, por alguna razón. Un aroma almizclado muy extraño…y me recuerda a cuando estaba estudiando…

Lo relacionado con la naturaleza captaba rápidamente el interés de Hagane. A su corta edad, su brillante inteligencia le había permitido ser licenciado en Biología, graduándose como el mejor de la titulación. Le gustaba mucho el estudio de los seres vivos, de los genes, de los ecosistemas y de muchas otras ramas similares. Pese a que lo hizo por voluntad propia, el tener estudios superiores era requisito indispensable para ser miembro del equipo de Yamiyuki, quien avisó en su día que no ablandaría su elitismo ante sus amigos, y que no le preocupaba mantener tal postura porque confiaba en la valía intelectual de todos y cada uno de ellos, que también acabaron licenciándose a nivel universitario antes de graduarse como Taimanin. Cuando el camarero y dueño del local puso el vaso encima de la mesa, el chico hizo un gesto de agradecimiento y comenzó a mandar mensajes a Aoi.

Esto parece demasiado normal…-escribía con un terminal portátil-…no me huele nada bien. ¿Tienes algo de los traficantes?

Traen un camión.-respondió Aoi-Nada discreto, pero, poniéndonos en su lugar, no necesitan serlo en un territorio en el que suponen que sólo están ellos. Todavía no ha arrancado, pero hay una cámara cerca que me permite estudiar la inercia de las ruedas para predecir cuál será su dirección inicial.

Perfecto.-contestó Hagane-El dueño del lugar parece simpático, y eso me crispa. Los que fingen lo que no son terminan siendo los peores. ¿Te están sirviendo las imágenes que capta mi cámara?

. . .

Un silbido anunció el tiro que acabaría con la vida de aquel matón. Asomado a una ventana con una pistola en las manos, fuera quien fuere, no fue rival para la puntería de Aoi, quien le clavó un kunai en el corazón.

Sí.-escribió a su amigo tras sacudirse un poco las manos-Estoy trazando unos alzados y unas plantas que parecen bastante típicos en la edificación contemporánea, lo que me lleva a pensar que no va a ser un trabajo tan impreciso como en un principio pensamos. Trata de moverte un poco por el lugar si puedes…no sé, haz como que bailas o cualquier cosa…y, después, te tocará entrar más allá de las zonas de acceso restringido para personal autorizado…

. . .

Yamiyuki y Shirubei, que paseaban por las calles de aquella zona de libertinaje, se pararon un momento.

Parece que la comunicación que hay abierta entre Hagane y Aoi está muy activa.-dijo Yamiyuki-Infiero que eso significará que progresan sus investigaciones como estaba previsto.

Me alegra saberlo.-respondió Shirubei-No obstante, nos mantendremos ojo avizor por si se nos requiere en alguna parte.

Exactamente.-Yamiyuki contestó a modo de corroboración y elogio-Incluso podríamos tener que separarnos si nos requieren en dos lugares a la vez…pero no sería nada que no hubiéramos hecho antes.

Claro, sin problemas.-Shirubei se encogió levemente de hombros-¿Una calle más antes de dar la vuelta?

Yamiyuki asintió con la cabeza y echaron a andar.

. . .

¡El camión se está moviendo!-escribió Aoi para poner en marcha a sus compañeros-¡Os mando una traza del camino que está siguiendo! Sé que habría sido mucho más fácil esperar a que el vehículo arrancara y seguirlo hasta el final… ¡pero no sabíamos dónde estaba el camión, ni siquiera si iba a ser un camión! Desde vuestra posición, será fácil interceptarlo. ¡Ánimo!

Tras enviar el último mensaje, se giró. No necesitaba nada más que sus instintos y sus sentidos de Taimanin para notar que se habían subido a aquella azotea para rodearlo. Había llegado el momento de cambiar de posición…

Vaya, vaya…-dijo un mercenario-… ¿qué ven mis ojos? ¿Un Taimanin jovencito?

Mercenarios Mazoku…-murmuró Aoi-… ¿qué hacéis últimamente tan a la vista?

Nada que os importe a ti y a tus camaradas.-respondió el mercenario-¡Cogedlo y destrozad el ordenador!

De eso nada…-dijo Aoi seriamente.

Tres de los mercenarios se lanzaron a por él, pero los repelió con dos puñetazos y una patada.

No me obliguéis a haceros daño de verdad, ¿de acuerdo?-pidió Aoi-Haced como que no habéis visto nada y tal vez os perdone la…

Tuvo que dejar de hablar para esquivar un mandoble: los mercenarios eran hábiles con la espada.  En las azoteas y balcones de las cercanías se habían colocado francotiradores que, con seguridad, estarían colaborando con los otros mercenarios. Aoi comenzó a esquivar los disparos, dejando que impactaran contra los mercenarios que lo rodeaban. Cuando sólo quedaron los francotiradores, el joven Taimanin decidió optar por una táctica segura que acabaría con todos fueran cuantos fueren y en las posiciones que ocupasen.

Ninpô – Raiton no Jutsu: Kaminari no Rensa!-exclamó el chico.
(¡Arte ninja de la electricidad! ¡Cadenas de Relámpago!)

De la mano derecha de Aoi emanó un fino rayo azul de electricidad que impactó contra el francotirador más visible. El cuerpo electrocutado de aquel objetivo emanó un rayo que impactó contra el francotirador siguiente más cercano, y así sucesivamente hasta que dejaron de emanar rayos, señal de que ya no quedaban más enemigos en la zona.

Así aprenderéis…-susurró Aoi antes de plegar su ordenador y alejarse de allí saltando entre las azoteas.

. . .

Las comunicaciones con Aoi se han cortado…-pensó Hagane-… ¿cómo tengo que interpretar eso?

El chico había capturado prácticamente toda la extensión del local con la cámara oculta y ya empezaba a aburrirse. Delphine había dejado a varios camareros a cargo de la barra y estaba ejecutando espectáculos diversos en una tarima. Tras una danza erótica hizo cambiar la música y realizó una exhibición de esgrima contra un empleado que manejaba  una espada parecida a una falcata. Por su parte, el dueño de aquel local utilizaba un estilo similar a la esgrima española, si bien su arma era muy diferente: se trataba de una espada de color azul con ribetes dorados enjoyados, larga como un florete, del ancho de un estoque y con la ligera curvatura de un sable de caballería. Su manejo con la espada parecía muy ágil y eficiente, y el público vitoreaba a ambos. El Taimanin travestido intuyó que les atraería ver a dos hombres sudando y moviéndose salvajemente. Aprovechó la distracción de Delphine para entrar clandestinamente en la zona de acceso restringido. Con sus ágiles y sigilosos movimientos, llegó al lado de la puerta sin ser descubierto, y la forzó con una ganzúa para entrar rápido y cerrar tras de sí, simulando su simple desaparición del local. Dentro había un empleado que no tardó en extrañarse.

¡Oye!-gritó-¿Puede saberse qué estás…

¡HAAAAAAAAH!-gritó Hagane.

Girando sobre sí mismo, noqueó al empleado de una patada en la cara. Antes de avanzar, volvió a lanzar un mensaje.

¡Inuhito!-escribió-¡No recibo a Aoi! ¿Ha pasado algo?

No lo sabemos.-respondió Inuhito-Estamos siguiendo la traza que nos mandó antes de desaparecer. Nosotros tampoco lo recibimos. Puede ser que haya tenido que moverse de sitio. En cualquier caso, no creo que se haya dejado atrapar tan fácilmente. ¿Tú estás bien?

Sí.-respondió Hagane-No puedo decir que me esté divirtiendo pese a estar en un supuesto local de ocio, pero no tengo problemas. Me he colado en la zona de trastienda, os mantendré informados. ¿Y vosotros? ¿Cómo estáis?

Sin problemas.-respondió Inuhito-Estoy con Rito y todavía no hemos tenido que interactuar con nadie. Todo va perfectamente. Estamos bastante cerca del camión y puede que dentro de poco tengamos que entrar en acción seriamente, así que te encargo el avisar a Yamiyuki y a Shirubei si sucediese algo con Aoi. Ellos no nos interrumpirán con ninguna comunicación a no ser que necesiten ayuda en lugar de poder ayudarnos a nosotros. Tenemos que movernos más rápido, ya nos informaremos.


Antes de que Hagane pudiera guardar su teléfono móvil, la puerta que había forzado hacía unos instantes se abrió súbitamente tras de él.

lunes, 24 de noviembre de 2014

[TY] Episodio 3: Arco iris en la oscuridad de la noche

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 3: Arco iris en la oscuridad de la noche

El trabajo en el laboratorio parecía no tener fin. Pese a que el oscuro amparo de la noche abrigaba la zona, en el interior de aquel lugar parecían no pasar las horas: la carencia de ventanas y la total dependencia de la luz eléctrica daban un ambiente bastante atemporal a aquel habitáculo de aire enrarecido. La investigación científica que se llevaba a cabo en el interior de aquel lugar parecía de vital importancia…y la concentración personal que había se interrumpió momentáneamente cuando se abrió la puerta para dejar paso a una mujer que despedazó el silencio de la incómoda habitación con los sonoros pasos de sus zapatos de tacón alto.

Doctor Karistus…-dijo la mujer a modo de saludo-… ¿cómo van las investigaciones?

Has llegado en el mejor momento.-respondió el científico-Si esta fórmula magistral produce los resultados que en su día teoricé, podremos aplicarla para las próximas campañas de expansión.

Así que estamos a pocos pasos de tener un arma nueva, ¿no es cierto?-la visitante parecía satisfecha.

Estamos a pocos pasos de ser imparables.-respondió el doctor-Tal vez los otros no puedan usarla directamente en el campo de batalla, pero para Kazark puede venir bien…sus máquinas son excelentes para éste y cualquier otro supuesto práctico. Por último, en tu caso…seamos sinceros, no creo que necesites más poder del que ya tienes.

Me halagas, doctor Karistus.-contestó la mujer-Kazark vendrá por aquí dentro de poco, así que podrás comentarlo con él. Me encantará ver las caras de esos frígidos santurrones cuando les ataquemos cuando menos se lo esperen… ¡JAJAJAJAJAJAJAJA!

El científico acompañó a la dama con su risa. Parecían muy convencidos del éxito de sus planes de futuro.

El nuevo centro de operaciones nos dará la capacidad de dar un golpe estratégico de gran calibre.-vaticinó el doctor-Quedan muy pocos días…y el gerente está deseándolo.

Que el gerente sea uno de los miembros de esta élite es un punto a nuestro favor.-concedió la mujer-Toda la élite más cercana a la jefatura suprema está concentrada en los puntos clave…el control es nuestro…y, con él, ganaremos la guerra definitivamente.

Espero sinceramente que así sea…-dijo amable y caballerosamente el científico-…querida.

. . .

El Nishi era un bar muy amplio y bien acondicionado. Tenía una zona con mesas y sillas, una tarima grande para actuaciones, una gran barra con taburetes y una zona espaciosa para los que desearan bailar. Las paredes eran negras y grises, con focos LED cuidadosamente distribuidos para garantizar una iluminación tenue pero suficiente, agradable, acogedora e inocua para la vista de los clientes. Además de los focos blancos corrientes, había algunos focos de colores variados repartidos en hileras por el techo y los bordes del suelo cuyos rayos se cruzaban asiduamente, formando mezclas de colores y efectos luminosos tan logrados como la emulación de mariposas o peces flotando por el ambiente. Lo que más llamaba la atención de aquel lugar era su manifiesto: era un bar dedicado única y exclusivamente a las bebidas sin alcohol y, pese a ello, siempre tenía mucha clientela.

Yamiyuki llegó al lugar y se lo encontró bastante animado, con algunas mesas ocupadas y otros tantos grupos de personas bailando y conversando de pie con sus bebidas en las manos. La música de aquel lugar le gustaba mucho, y los camareros eran grandes maestros cocteleros capaces de preparar bebidas deliciosas sin un solo miligramo de alcohol.

¡Yamiyuki!-saludó la chica que estaba en la barra-¡Buenas noches!  ¡Cuánto me alegro de verte!

Sirviendo en la barra se encontraba la dueña del local. Era una mujer muy alta, esbelta, con curvas pronunciadas y sensuales, muy joven, con una piel tremendamente pálida, una larga, tupida y lacia melena negra que llegaba hasta la altura de sus codos y unos profundos ojos de color negro azulado y forma bastante rasgada, parecida a la forma de los ojos de las personas chinas. Lucía un vestido de color añil tornasolado que, pese a carecer de escote, hacía notar sus enormes pechos. Bajo las atrevidas terminaciones en pico del vestido llevaba unos leggings negros de cuero sintético y unas botas de tacón de color azul marino.

Kuroageha…-dijo Yamiyuki sonriente mientras apoyaba un brazo en la barra-…siempre es un placer. ¿Qué tal la noche? Veo que bien, ¿no es así?

¡Muy bien!-respondió la joven-Los viernes solemos hacer buena caja…y, la verdad, cuando abrí el bar, pensé que me cansaría mucho de trabajar en estos días, pero, a la hora de la verdad, me divierto tanto como una clienta más. ¿Qué te voy a poner esta noche?

Ponme un Roy Rogers para ir atemperando el cuerpo.-pidió Yamiyuki cortésmente-Esta noche vamos a divertirnos mucho…o eso espero.

¿No vienes solo?-preguntó la camarera, al parecer buena amiga del chico, mientras preparaba el cóctel-¿Traes compañía? Sea quien sea, espero que se divierta en mi bar.

Hemos quedado todos para pasar la noche fuera.-le comentó el chico-Me han dicho después de comer que iban a venir en cuanto pudieran, así que estarán al caer. Hacía mucho que no salíamos a dar una vuelta los seis juntos…y, por fin, hemos conseguido que venga Seika con nosotros. Esa chica es genial, pero necesita ser menos introvertida…

Ah…-suspiró Kuroageha-…Seika…nunca entenderé por qué una chica como ella puede ser tan tímida, pero supongo que no deja de ser una muestra más de la diversidad humana y hay que aceptar el hecho como tal.

Dices estas cosas como si tuvieras algo que envidiarle…-Yamiyuki guiñó un ojo.

¡Por favor, Yamiyuki!-Kuroageha le sonrió como si estuviera hablando con un loco-No me digas esas cosas, que me sonrojo y estoy trabajando. Aquí tienes lo tuyo, ¡disfrútalo!

¡Muchísimas gracias!-exclamó Yamiyuki, tras lo cual tomó un sorbo de su vaso-¡Qué delicia! ¡Eres genial, Kuroageha!

No hay de qué, chico.-Kuroageha se despidió con la mano para atender a otro cliente.

Mientras esperaba a sus amigos, Yamiyuki observaba la zona de actuaciones. Había dos chicos cantando. Lo hacían francamente bien y le amenizaban la espera muy convenientemente. El Nishi era un bar muy variado en cuanto a actuaciones…tanto hombres como mujeres de diversas edades participaban cada noche en espectáculos de distinta naturaleza: algunos cantaban, otros bailaban, otros tocaban música, también se recitaban poemas, se hacían espectáculos cuasi circenses…era imposible aburrirse.

Tras la canción de los chicos, subió al escenario una chica cuya actuación consistía en improvisar una danza para cada canción de fondo que sonara en el local. Mientras embelesaba al público, las puertas del Nishi se abrieron para dar paso a seis personas. Allí estaban Aoi, Hagane, Rito, Seika, Shirubei e Inuhito. Saludaron a Yamiyuki con las manos antes de llegar a la barra.

¡Buenas noches!-saludó Shirubei-¡Qué guapo estás, ligón!

Creo que te confundes…-Yamiyuki esbozó una media sonrisa antes de tomar otro trago.

El chico vestía una chaqueta entallada de color negro con correas en lugar de botones, así como unos pantalones rectos del mismo color con varias cadenas colgando y unas botas muy altas con hebillas y suelas gruesas. Encima llevaba una gabardina con cuello vuelto y adornos en forma de cruces plateadas. Los recién llegados también vestían con estilos bastante llamativos y heterogéneos.

Kuroageha se deslizó como una grácil mariposa desde la otra punta de la barra hasta donde se encontraban los amigos. Apoyó ambas manos en la superficie, adoptó una pose parecida a la de un animal cazando y miró a Hagane enseñando los dientes con una sonrisa socarrona.

¡Diva!-le exclamó Kuroageha.

Hagane se giró hacia la dueña del local.

¿Buscas pelea, cabaretera de ojos felinos?-preguntó el chico con rostro desafiante.

Kuroageha apuntó a Hagane con su puño. El chico hizo lo mismo. Chocaron entonces sus puños a modo de saludo.

¡Qué guapísima estás esta noche!-la elogió Hagane-Tenía ganas de verte de nuevo… ¡ponme un Shirley Temple!

Yo creo que necesito bailar antes de tomar nada.-dijo Inuhito a modo de confesión-¿Alguien me acompaña?

Inuhito chasqueó los dedos y comenzó a moverse con elegancia. Sus finas piernas estaban perfectamente enfundadas en unos leggings de color rosa tornasolado. Calzaba unas botas blancas altas y, de cintura para arriba, vestía una blusa blanca con bastante caída. Entre sus movimientos, golpeó voluntariamente a Rito con la cadera.

¡Vamos, no estés tan quieto!-dijo Inuhito-¿Quiénes mejor que un peso mosca y un peso pesado para demostrar ser la mejor pareja de baile del Nishi esta noche? ¿Eh?

Rito, que también tenía ganas de moverse, comenzó a seguirle el ritmo a su amigo. Había sustituido su trenza por una cola de caballo. Ataviado con unos pantalones de campana de color negro, botas naranjas de montaña con remaches negros y una sudadera ajustada y fina de color azul oscuro, el chico imprimía sus movimientos impregnados de la sensualidad de su musculada figura.

Ahora mismo no tengo mucha sed, Kuroageha…-comentaba Aoi mientras veía bailar a sus amigos-…ponme una soda de melón…ya me irá apeteciendo algo más elaborado conforme avance la noche.

¡Marchando!-Kuroageha buscó una lata de la cámara frigorífica.

¿No bebes nada, Seika?-preguntó Aoi mientras tanto.

¡Claro que sí!-respondió Seika algo cohibida-Kuroageha, por favor, ¡una limonada cuando puedas!

Kuroageha levantó el pulgar.

La noche fue avanzando. Después de bailar unas cuantas canciones, el grupo se retiró a una mesa grande. Sentados los siete en círculo, hablaban y disfrutaban de buenos refrescos y deliciosos cócteles.

¡Y me dijo que qué hacía allí!-Hagane contaba una anécdota-¡No podía parar de reírme!

Entre las risas, Kuroageha se acercó a la mesa con una bandeja.

La ronda que habéis pedido, chicos.-dijo con cordialidad-Espero que estéis disfrutando de la noche.

¡Ya lo creo!-comentó Aoi a modo de elogio-Últimamente hemos estado muy ocupados con la graduación y demás… ¡se agradece una noche de descanso!

Pues disfrutadla.-Kuroageha sonrió-Por cierto, Hagane, Shirubei, el público os pide un bis…quieren que repitáis esos movimientos de contorsión con música en la tarima. ¿Os animáis? Sabéis que esas colaboraciones las pago…

Shirubei y Hagane se miraron y asintieron.

¡Vamos allá!-exclamaron mientras se dirigían a la tarima entre aplausos.

Siguieron así otro buen rato.  Llegó un momento en el que el bar estaba completamente masificado. Fue entonces cuando Kuroageha dejó al resto de camareros encargándose de la barra y se colocó un micrófono inalámbrico en un lateral de la cara.

¡Buenas noches, Nishi!-exclamó Kuroageha-¡Vuestra anfitriona os quiere dar las gracias por haber venido a divertiros esta noche! ¡QUE COMIENCE EL BAILE!

La chica saltó a la tarima y sonó su música, la que ella misma había elegido para su actuación. Sus movimientos eran gráciles, elegantes, sensuales y cautivadores. Tanto chicos como chicas no podían dejar de mirarla. En la barra no paraban de pedir bebidas y dar generosas propinas. La noche iba a resultar muy fructífera.

Aprovechando la expectación que reinaba en el local, Yamiyuki se levantó y se dirigió a la puerta.

¡Yamiyuki!-lo llamó Rito mientras lo agarraba de un hombro-Yo también lo he sentido…ha pasado algo ahí fuera.

Hagane, Aoi, Inuhito y Shirubei asentían desde la mesa: también lo habían notado. Seika parecía haberse dado cuenta de que algo en la calle no iba bien, pero parecía algo nerviosa.

Los siete salieron del bar por un momento y observaron la fuente de los gritos que habían oído. No había nadie en la calle…sólo un orco y una mujer que forcejeaban: el primero parecía querer someter sexualmente a la segunda.

¡Eh!-gritó Yamiyuki-¿De dónde has salido? ¿Qué le haces a esa chica?

¿Quiénes sois vosotros?-preguntó el orco con malas formas-¡No tengo tiempo para niños!

No saben todavía quiénes somos…-dijo Aoi sonriendo con picardía-…y es sólo uno…

Antes de que pudieran mediar más palabra, Inuhito se había abalanzado sobre el orco y lo había lanzado por los aires de una patada. Cayó de cabeza, rompiéndose el cuello y fracturándose varios huesos del cráneo. Hagane corrió hacia la chica.

¿Estás bien?-preguntó Hagane-¿Necesitas que te llevemos a un hospital?

La chica sonrió excesivamente.

Estoy bien…-dijo-… ¡MUY BIEN!

La cabeza de la chica se desfiguró hasta convertirse en un apéndice con forma de cola puntiaguda que lanzó peligrosos latigazos contra Hagane, que no tardó en apartarse con ágiles volteretas.

¡Ella también es un demonio!-advirtió Rito-¡Debe de ser algún tipo de trampa!

Una pena que ni para salir de marcha venga desarmado…-dijo Shirubei con una sonrisa.

Se puso frente a la amorfa criatura y hundió sus manos en los bolsillos de su pantalón de campana con correas de color verde caqui. Sacó dos shuriken y los lanzó contra el apéndice cortante, reduciendo su movilidad. Acto seguido, lanzó un kunai contra lo que antes era el cuello de la mujer, provocando la escisión del apéndice entre chorros de sangre. El chico rubio sólo tuvo que ladearse para no ser salpicado, pues llevaba un chaleco blanco y no quería recibir manchas.

¡Mirad!-exclamó Seika.

Los chicos se giraron. Una furgoneta se alejaba de ellos a bastante velocidad.

¡Hay víctimas dentro!-exclamó Inuhito-¡Ha habido un secuestro!

¿Estás seguro?-preguntó Aoi.

Mis ojos nunca mienten.-respondió Inuhito-¡Tenemos que parar ese vehículo!

No hay más remedio…-suspiró Aoi-… ¡Shirubei, saca un puñado de agujas senbon y tíralas al aire!

El chico obedeció con plena confianza en su amigo. Aoi saltó y agarró el puñado de agujas a la vez que saltaba diagonalmente de pared en pared entre los edificios cercanos mientras lanzaba agujas como una nube soltando gotas de lluvia. Las ruedas del vehículo se vieron agujereadas, impidiendo la continuación de la marcha. Antes de que el joven aterrizara tras hacer alarde de su gran puntería, Yamiyuki ya había abierto las puertas del conductor y del copiloto del vehículo. Dos mercenarios Mazoku lo esperaban en su interior.

¿Qué creéis que estáis haciendo?-preguntó Yamiyuki-¡Éste no es ni jamás será vuestro territorio, escoria!

Vamos a tener que noquearlo.-le dijo uno de los mercenarios al otro-Mientras las tías estén a buen recau… ¡EH!

Hagane y Rito habían evacuado a las cinco mujeres que había en el interior de la parte trasera del vehículo. Mientras los demás prestaban su ayuda para alejarlas de allí y tomarles declaración, Yamiyuki no tardó en salir del vehículo, empujado por los mercenarios, quienes se dispusieron a atacar a la vez.

¡HAAAAAAAH!-exclamó Rito.

Como una bala de cañón, su enorme cuerpo arrolló a uno de los mercenarios en una potente patada voladora con ambas piernas, una dropkick, tras cuyo aterrizaje agarró al objetivo de la cintura y lo estampó contra el suelo doblándose hacia atrás en un suplex.

¡Dos contra uno nunca ha sido justo!-se justificó el chico musculoso de ojos rosados.

¡Gracias, Rito!-Yamiyuki sonrió-Ahora me divertiré con el que queda…

El mercenario se dispuso a atacar, pero Yamiyuki agarró su brazo en medio de una llave y lo incrustó en el suelo tras romperle la extremidad agarrada por varios puntos. Desde esta posición, le pisó la cabeza con el talón y terminó con su vida.

Ya verás qué contentos van a estar todos mañana cuando se enteren de que nos han intentado atacar los Mazoku en nuestro propio territorio…-dijo Yamiyuki.

Si Kuroageha termina de bailar y no nos encuentra por allí, pensará que ha pasado algo…-dijo Inuhito-… ¡vamos a limpiar esto y a volver! No podemos hacer que cunda el pánico con toda la gente que hay dentro del Nishi…

La furgoneta tiene que quedarse aquí, aunque dejemos a todos los cadáveres dentro.-dijo Shirubei-Además, estas mujeres no pueden quedarse solas...

Seika le tendió a Shirubei algunos billetes.

¿Qué sucede?-preguntó Shirubei.

Mi parte de la cuenta.-dijo Seika-Para que le paguéis a Kuroageha. Yo pondré a estas mujeres a salvo. Las Taimanin las protegerán.

¡Los cuerpos de los atacantes ya están cargados en la furgoneta!-informó Hagane, haciendo una vez más alarde de lo rápido que trabajaba el grupo-¡Necesito tomar muestras de los fluidos de ese demonio extraño! ¡Encargaos del resto, por favor!

¡Mirad lo que había en la guantera!-señaló Aoi tras investigar el vehículo por dentro-Este papel parece muy antiguo… debe de tratarse de algún documento oficial… ah, y lleva otro grapado bastante más reciente… ¡un momento!

¿Qué sucede, Aoi?-preguntó Yamiyuki.

Son un acta de matrimonio y un certificado de viudedad.-dijo Aoi con el rostro desencajado.

¿Tan grave es eso?-preguntó Rito.


No lo sería si no se tratase de una realidad que desconocíamos…-dijo Aoi tras tragar saliva-…y es que Edwin Black dejó viuda a la que fue su esposa antes de morir. La presencia de esta nueva pieza en el tablero podría explicar por qué está habiendo tanto desorden últimamente…