TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 5: Escaramuzas
en Yomihara
Sabía que tenía que guardar el más absoluto silencio, aunque
sentía ganas de emitir un suspiro de alivio. Nada más escuchar la puerta,
escondió al trabajador noqueado detrás de un armario y se colgó del techo para
evitar ser visto. Su alivio venía porque se trataba de otro empleado de aspecto
inofensivo. Para ahorrarse un posible encontronazo, Hagane esperó a que el
recién llegado pasase por debajo de él y, justo en ese momento, le cayó encima
y le pinzó el cuello con los muslos, haciendo que perdiera el conocimiento y se
desplomara casi instantáneamente gracias a una ágil llave basada en puntos de
presión. Aprovechó que su presa caía por su peso para bajar con él y, cuando
sintió que sus hombros rozaban el suelo, el joven Taimanin usó sus piernas, con
las que todavía sujetaba al empleado, para colocar al susodicho detrás de una
columna.
Ese Delphine podrá ser algo más que mero
espectáculo…-pensó Hagane-…sin
embargo, sus empleados parecen no saber defenderse.
Volvió a conectarse al canal de comunicaciones. Aoi volvía a
estar en línea. Sentía la necesidad de hablar con él, no sólo por la misión,
sino porque, como amigo, se sentía preocupado. No obstante, primero decidió
desaparecer de la vista del próximo individuo que tuviera pensado abrir la
puerta, no sin antes echar el cerrojo desde dentro para que nadie sospechase
que se había utilizado una ganzúa.
¡Aoi!-escribió
Hagane tras ocultarse en una posición estratégica-¿Estás bien?
Perfectamente.-respondió
el tecnólogo-Sólo he tenido que moverme
varios metros porque unos francotiradores se me habían acercado. Son historia,
así que no hay nada de lo que preocuparse. ¿Y a ti cómo te va?
Estoy dentro de la
parte restringida.-comentó el chico vestido de mujer-Voy a buscar pruebas incriminatorias y…
Aguarda un momento,
Hagane.-escribió Aoi-No creo que las
encuentres. Te preguntarás por qué, ¿no es así? Verás…he seguido trazando los
planos incluso después de que te inmiscuyeras en el sector en el que estás
ahora mismo y, si bien no es seguro al cien por cien, intuyo una derivación
oculta. En algún lugar cercano a tu posición tiene que haber un elemento que
revele un hueco en la pared de la derecha…mi experiencia trabajando con planos
me dice que hay un pasillo oculto cerca de tu posición.
Está bien.-respondió
Hagane-Voy a buscar. Te escribiré cuando
haya avanzado algo…ahora prefiero estar pendiente de todos los empleados del
local, pues todos son susceptibles de cogerme con las manos en la masa.
¡Gracias, Aoi!
Obligado a no encender ninguna luz para evitar ser
sorprendido, Hagane se dispuso a buscar la entrada secreta que parecía existir
en aquella estancia.
. . .
Es hora de volver a centrarse en el camión…-dijo Aoi para
sí.
Una de las cámaras más cercanas a la posición del camión en
aquel instante revelaba la presencia de un almacén cerca. No tenía manera de
saber si iban a dejar allí las mercancías o si iban a cargar más, pero el mero
hecho de no estar ciego le bastaba para entender que el camión iba a entrar en
la zona de aparcamiento del almacén.
¡Rito!-escribió a
través de su portátil-¡Tenéis que
dirigiros al almacén que está a vuestra izquierda antes de que llegue el
camión! Evitad que logren lo que tengan que hacer allí… el cómo ya es cosa
vuestra, según lo acordado en la última reunión estratégica. No te separes de
Inuhito por lo que pueda pasar y… ¡buena suerte! Ah, se me olvidaba mencionar
que esa nave no tiene vigilancia periférica y dispone de ventanas traseras…unos
chicos inteligentes como vosotros sabréis aprovecharlo.
. . .
Rito cerró la ventana tras de sí y se dejó caer en el
interior del almacén. No tenía nada fuera de lo común, sólo estanterías llenas
de paquetes y otros tantos paquetes apilados unos sobre otros. Cajas y cajas
los separaban de la puerta de entrada delantera. Inuhito olfateaba el aire.
Se acercan.-dijo-Esto será más divertido si no nos ven nada
más entrar.
Rito y su amigo se miraron y asintieron. Se separaron,
colocándose cada uno detrás de una estantería llena de cajas, uno pegado a la
pared izquierda y otro pegado a la pared derecha. Inuhito era un luchador hábil
y sagaz, como buen Taimanin, pero uno de sus verdaderos puntos fuertes era la
agudeza de sus sentidos. Su porte, ciertos amaneramientos y sus sentidos e
instintos más típicos de un animal depredador que de un hombre le habían hecho
ganar el apodo de “sabueso de los Taimanin”, si bien a él le parecía demasiado
políticamente correcto. Una vez más, su nariz no se equivocó: la puerta se
abrió en menos de un minuto desde la ocultación de los chicos. Entraron varios
orcos acompañados de algunos hombres que, si bien tenían un aspecto totalmente
humano, inspiraban tan poca confianza
como los orcos.
Una línea recta horizontal cortó el aire. Sonora y violentamente,
todos los recién llegados fueron cortados por la mitad, provocando una riada de
sangre en el centro del almacén. En dicho punto central apareció, tras cesar su
ágil maniobra de asedio, Inuhito. Asía su enorme aro metálico cortante y lo
levantaba con orgullo mientras se regocijaba de las muertes que acababa de
causar.
¡JAJAJAJA!-la risa de Inuhito bien podría pasar por la de
una hiena-Ésa no os la esperabais, ¿eh, chusma?
Se escucharon disparos. Fuera del almacén se habían quedado
varios refuerzos que, lejos de entrar al lugar, se dedicaban a disparar contra
Inuhito con metralletas. El Taimanin era demasiado veloz para ellos y comenzó a
trepar entre las cajas y a saltar de unas a otras para esquivar todas las
ráfagas. Uno de los tiradores sintió que sus sentidos se perdían tras un golpe
seco y doloroso. Los demás se giraron hacia él y en su lugar vieron a un chico
muy musculoso con un uniforme verde: Rito había aparecido súbitamente entre
ellos y había noqueado a uno de los tipos. Aprovechando el tumulto que había
causado, el forzudo ninja asió fuertemente su arma, una maza metálica doble, a
ambos lados de un largo mástil, con las dos terminaciones dotadas de peligrosos
pinchos. En el centro del mástil tenía atado un lazo rojo bastante largo. Ante
las expresiones de terror de los transportistas, Rito giró su arma con sus dos
manos a gran velocidad, dando la sensación óptica de que sujetaba un disco
cuyos giros mandaban por los aires a los enemigos con sangrantes heridas.
Demasiado fácil.-dijo Rito-O eso, o es que nosotros somos
demasiado buenos.
Confío en la segunda.-Inuhito sonrió-Es hora de ver qué hay
dentro del camión…
En el amplio remolque del camión vieron lo que se esperaban:
cajas llenas de armas y de sustancias que desconocían y no les inspiraban
ninguna confianza.
Voy a tomar muestras de estos productos.-dijo Inuhito-Tal
vez pueda averiguar algo con ellas en el laboratorio. ¿Qué tal si descargamos
todo el contenido del camión dentro del almacén?
Rito, que no tardó en entender las intenciones de su
compañero y amigo, asintió y comenzó a sacar las enormes cajas para dejarlas
dentro del almacén bien apiladas. Una vez hubieron terminado cada uno su tarea,
Inuhito se conectó de nuevo al canal de comunicación.
Yamiyuki.-escribió-Buenas noticias: hemos interceptado el
camión. Han estacionado el vehículo en un almacén y, por lo que parecía, venían
al mismo para coger todavía más carga. Ahora está todo a nuestra disposición,
por lo que solicitamos permiso para hacer una…limpieza.
Buen trabajo, chicos,
no esperaba menos de vosotros.-respondió Yamiyuki-Dejadme a mí la limpieza, vosotros habéis cumplido.
¿Va a venir aquí?-preguntó Rito tras leer los mensajes.
Eso parece.-comentó Inuhito sin mucha sorpresa.
Minutos después, Yamiyuki aterrizó detrás de sus dos
subordinados: había llegado hasta el lugar a base de saltos. Estaba ya ataviado
con su uniforme de combate. Tras saludar a los otros dos chicos, entró al
almacén y vio todo lo que había dentro, incluyendo la carga del camión, recién
sacada del mismo.
Aoi.-escribió
Yamiyuki desde su terminal de mano-¿No
podrías causar un apagón cuando te envíe la correspondiente señal? No nos
interesa que se vea el humo.
¿Qué humo?-preguntó
Aoi.
Ya lo verás.-dijo
Yamiyuki-Será la señal, al fin y al cabo.
El atractivo líder Taimanin hizo unos gestos con sus manos.
Ninpô – Katon no Jutsu!-exclamó.
(¡Arte ninja del
fuego!)
Florecieron unas llamas que comenzaron a quemar el interior
del almacén con todas las cajas que en él había. Poco a poco fueron
extendiéndose hasta formar un virulento y hambriento fuego que devoró todas las
cajas y muebles. Desde fuera del almacén vieron cómo ascendía un pilar de humo
negro…no sin antes ver las luces de Yomihara apagándose: Aoi había hecho bien
su trabajo.
. . .
Hagane había conseguido descubrir el pasillo secreto y
avanzaba por el mismo. Sólo había una posibilidad de avance: atravesar la
puerta que se encontraba en el otro lado. A pesar de que la trastienda estaba
bastante oscura y sólo encendían las luces cuando los empleados lo precisaban,
aquel pasillo estaba totalmente bien iluminado, y su constitución rompía con la
estética del bar: parecía más bien un pasillo de hospital o de complejo de
laboratorios. Todavía vestido como una mujer, el chico llegó a la puerta y,
sorprendentemente, se la encontró abierta. Al atravesarla, se horrorizó al ver
a la enorme criatura a la que acababa de despertar. No tardó ni dos segundos en
tener que saltar para salvar su vida: un enorme puño se había clavado en el
suelo. En aquella sala residía un cíclope de grandes dimensiones: hasta el
techo de la sala era más alto que el del resto del edificio para tal fin.
Mientras esquivaba puñetazos y pisotones, Hagane observó que aquel pasillo
tenía ventanas que daban a la calle pero que estaban bloqueadas por barrotes
metálicos. Vio ascender algo de humo por el horizonte e inmediatamente pensó en
sus compañeros. No obstante, todas las imágenes de su mente se borraron cuando,
horrorizado, vio que todas las luces se apagaban. Al ser de noche, no entraba
luz por las ventanas y el resto del barrio se había quedado a oscuras. El humo
ya no se distinguía, pero tampoco se distinguía el cíclope furioso que lo
estaba atacando.
¡Mierda!-exclamó Hagane-¡Si esta cosa no deja de hacer
ruido, ese tal Delphine va a venir!
La piel del gigantesco ser era lo suficientemente oscura
como para casi mimetizarse con el entorno. Tras esquivar varios golpes más,
decidió que tendría que pelear a ciegas. Tenía una vista muy aguda, pero la
oscuridad no entendía de esos temas. Pensó que le vendría bien tener a Inuhito
cerca, pero, por desgracia, no estaba allí. Tras varios segundos de sudor y
suspense, las luces volvieron a encenderse. El exterior estaba apagado todavía,
por lo que pensó que se trataría de algún generador de emergencia, lo cual lo
alivió para luchar contra el cíclope, pero, a la vez, le hizo temer la llegada
de Delphine. Tras la circulación de estas ideas por su cabeza, Hagane decidió
que ya era hora de dejar de titubear y pasar a la acción. Se puso en guardia y
apretó los puños. No obstante, en unos segundos…
¡GRRRRRRAAAAAAAAAAAH!-el cíclope bramó mientras miraba hacia
arriba.
Hagane se fijó en la ventana más alta. Los barrotes saltaron
cortados en rodajas como si fueran comida y por el hueco resultante entró en
escena Shirubei con su uniforme de Taimanin puesto. En mitad de su caída
desplegó las garras que constituían su arma personal y arañó diagonalmente el
pecho descubierto del corpulento cíclope, alejándolo de Hagane para ponerlo a
salvo.
¿Qué hace una tía tan buena como tú en un sitio como
éste?-Shirubei se giró hacia Hagane y le sonrió tras aterrizar-¿No te interesa
mejor tomar algo conmigo?
¡Disculpe, caballero!-Hagane le siguió el juego con aire
jocoso-Se está equivocando usted… ¡soy todo un hombre!
Hagane giró salvajemente sobre sí mismo y se despojó de sus
ropas de mujer, cambiándose rápidamente al uniforme de Taimanin. Rápidamente sacó lo que parecían dos
espadines de color rosa, pero no tardó en abrirlos y revelar que eran unos
abanicos cortantes metálicos de color violeta por dentro. Con su arma personal
en las manos, Hagane se lanzó hacia el enfurecido cíclope. Shirubei lo respaldó
rápidamente: con los abanicos del primero y las garras del segundo, el enorme
monstruo recibió los suficientes cortes como para caer postrado.
¡El dueño del local podría venir de un momento a
otro!-exclamó Hagane-¡Tenemos que darnos prisa!
Shirubei asintió y se lanzó como un torpedo hacia el vientre
del cíclope, el cual lo desvió de un fortísimo manotazo y lo estampó contra una
pared.
¡Ah!-el joven rubio emitió un quejido.
¡Shirubei!-exclamó Hagane, tras lo cual encaró al cíclope
girándose hacia él-¡Maldito pedazo de mierda gigante! ¡Voy a acabar contigo!
Un puñetazo del cíclope barrió a Hagane, pero Shirubei, que
ya se había levantado, interceptó su cuerpo e impidió que cayera sujetándolo
con ambos brazos. Tras separarse, el chico del uniforme rosa se adelantó de
nuevo hacia el cíclope y preparó una técnica especial.
Ninpô – Fûton no Jutsu! Kamaitachi!-exclamó Hagane.
(¡Arte ninja del
viento! ¡Viento Cortante!)
El andrógino joven agitó sus abanicos y liberó una brisa muy
atípica. El aire se concentró formando cuchillas transparentes que atravesaron
al cíclope por todos los puntos de su cuerpo, haciendo que cayera muerto en
medio de un charco de sangre.
Gracias por venir, Shirubei…-dijo Hagane mientras se
retiraba el sudor de la frente.
Siempre es un placer, amigo mío.-respondió éste-Aoi no tardó
en darse cuenta de que el apagón te perjudicaría, así que me mandó hasta aquí a
la vez que trataba de activar remotamente los generadores de emergencia.
Eso significa…-infirió Hagane-…que no necesariamente tiene
que estar viniendo nadie hacia este sitio. Pensaba que el dueño del local había
dado las luces de emergencia y vendría a investigar, lo que habría acabado
probablemente en que me detectase…
Digamos que así es.-concluyó Shirubei-El hecho de que esa
cosa inmunda estuviese aquí y que tras él haya una puerta da a entender que hay
algo importante tras la susodicha.
Se acercaron a la puerta. Tenía un rótulo informativo.
Doctor Karistus…-leyó Shirubei-…investigador científico. ¡Lo
que nos faltaba! Si un demonio científico tiene un despacho en la trastienda de
un bar, está clarísimo que dicho bar es una tapadera.
Vamos a avisar a Yamiyuki.-dijo Hagane-Pidámosle consejo,
seguro que encontramos una buena vía de acción entre todos.
¡Hagane!-Aoi
enviaba un mensaje-¡Sigue capturando
imágenes de todo lo que encuentres en ese sitio! Inuhito y Rito han completado
la interceptación del camión, tú has estudiado a fondo el local, Yamiyuki y
Shirubei han dado la ayuda necesaria y yo he cumplido también con mi parte.
¡Misión cumplida! ¡Podremos entrar en las profundidades de este local
próximamente!
La puerta está
cerrada.-respondió Hagane-No vamos a
poder entrar en esta sala, lo cual me da a entender que el supuesto doctor
Karistus no está dentro. ¿Qué tal si nos largamos de aquí?
Está bien.-dijo
Aoi-Le he preguntado a Yamiyuki antes de
ponerme en contacto con vosotros y ha dicho que ya es suficiente por hoy, así
que reunámonos fuera. Os espero tres azoteas al sur del antro en el que estáis.
Shirubei y Hagane saltaron a la calle por la ventana por la
que el primero había entrado. Reptando entre las sombras, los dos Taimanin
rodearon el perímetro del Moist Desire hasta que una imagen curiosa los obligó
a parar: un coche de aspecto muy lujoso estaba buscando aparcamiento cerca del
local. Para averiguar qué relación tenía con las actividades del sitio,
Shirubei y Hagane se acercaron a la puerta del mismo. El encapuchado portero
seguía en su sitio.
¡Vamos a hacernos pasar por invitados!-susurró Hagane-Esta
vez me vestiré como un chico y nos haremos pasar por una pareja gay que quiere
pasar una noche divertida. Será la mejor manera de pasar desapercibidos y
colarnos.
¡De acuerdo!-asintió Shirubei.
Se cambiaron rápidamente y se acercaron a la puerta cogidos
de la mano.
Buenas noches.-Shirubei arqueó una ceja-¿Podemos pasar?
El portero hizo un gesto con la cabeza. Volvieron a entrar
en el local que acababan de abandonar y encontraron que, como el humo ya se
había disipado y las luces habían vuelto, la diversión continuaba. Escucharon a
Delphine hablar preocupado usando el teléfono de la barra.
Noqueados…-susurró-…y no sé por qué, pero el cíclope ha
estado algo intranquilo…
¡Ajá!-susurró Hagane-Así que el cíclope era una mascota de
este tío…
No, no hay problema…-continuaba Delphine-…pueden bajar del
coche y entrar. Al fin y al cabo, son los invitados de honor que pondrán la
guinda sobre el pastel. (. . .) Sí,
claro, gente con tanta influencia en estas inmediaciones será una bendición
para el negocio…
En medio de la conversación, Delphine se giró para mirar
hacia donde Hagane y Shirubei se situaban. Preocupado por si el demonio se daba
cuenta de que la chica que se había esfumado se parecía sospechosamente a aquel
cliente recién llegado, se escudó en Shirubei, que era más alto que él. Se
abrazaron e hicieron ver que se estaban dando un beso para que el dueño del
local no se diese cuenta de nada. Sin tener muy claro si se trataba de un error
de cálculo o de algo intencionado, sus labios se encontraron de verdad. Lejos
de asustarse, se dejaron llevar unos segundos que no parecieron disgustarles.
Sus lenguas se chocaron y se acariciaron mutuamente hasta que sus juicios
clavaron sus miradas por encima del éxtasis, momento en el que se separaron
lentamente y con satisfacción.
Hay que ver…-dijo Shirubei-…lo bien que hacemos nuestro
trabajo.
Sí…-dijo Hagane-...y qué satisfactorio es saber que has
hecho un buen trabajo, ¿verdad? Te veo contento al respecto…
Hagane miró al suelo.
Una parte de él luchaba fuertemente contra su ropa, aunque no se sintió
solo, pues su compañero también estaba en un estado similar.
¡Mira quién fue a hablar!-Shirubei picó varias veces la
frente de su amigo con el dedo índice.
Delphine colgó el teléfono y se dirigió al público.
Damas y caballeros…-dijo cordialmente-… ¡os presento a los
invitados de honor de esta noche!
Las puertas de entrada del Moist Desire se abrieron de par
en par.
Jejejejeje (sí, mi risa más pervertida) como me gusta oh dios.
ResponderEliminarMe encanta lo que haces de trasladar al lector a los diferentes lugares donde se encuentran los personajes y... amo el final. LO AMO. *_*
¡Qué emocionada y enganchada te veo! ¡Cómo me gusta y cómo me motiva! Tengo grandes planes...
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