martes, 31 de mayo de 2016

[TY] Episodio 82: Damas de hierro

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 82: Damas de hierro

Seika se había quedado sola frente a frente con Margaret, la teniente de la división del ejército estadounidense que estaba dándoles guerra en Japón.

Muy poco tiene que apreciarte tu superior si te ha dejado sola contra una teniente.-dijo Margaret mientras asía firmemente su larga regla-¿Crees que vas a poder hacer algo de provecho esta noche?

Corta el rollo.-respondió Seika secamente-En Gokuruma sabemos muy bien lo que tenemos que hacer.

La joven Taimanin se puso en guardia de Karate. Margaret continuó inmóvil agarrando la regla en la misma posición.

¿No vas a ponerte en guardia?-preguntó la ninja-Estás siendo descortés.

No lo necesito.-respondió la teniente-Atácame si lo deseas.

Sin mediar palabra, Seika cruzó como un rayo la distancia que separaba a ambas y lanzó un puñetazo de frente. La teniente lo paró en seco con la regla, pero ésta ni siquiera se dobló.

Je…-la soldado se sonrió.

Haciendo caso omiso a la provocación de su contendiente, Seika lanzó una patada alta tratando de pasar por encima de la regla y acertarle en la cabeza a su oponente, pero ella levantó los brazos y enfrentó la regla al pie de la chica, parando el golpe.

¿Demasiado dura para ti?-preguntó Margaret con jactancia-Creo que ha llegado mi turno.

La soldado se cruzó sensualmente de piernas y lanzó dos golpes en abanico con la regla tratando de abofetear a la Taimanin con ella, pero ésta se echó hacia atrás rápidamente con una ágil maniobra y recuperó su guardia.

Eres rápida.-concedió Margaret-Veamos cómo te las arreglas con esto…

Como si asiera un estoque, Margaret comenzó a lanzar estocadas y punzadas con la regla contra Seika. Su avance consistía en pasos cortos y bien medidos y coordinados, manteniendo casi siempre su cadera perpendicular a la de su oponente para proteger siempre un lado del cuerpo en caso de recibir un ataque. La Taimanin desviaba los golpes palmeando la regla o simplemente los esquivaba: aquel utensilio podía tener gran dureza, pero no le parecía muy peligroso.

Una guerrera bien entrenada, por lo que veo.-la soldado le dio su aprobación-Se acabaron las pruebas: vamos a ponernos serias, ¿te parece?

Margaret burló rápidamente la guardia de Seika  y la golpeó con la regla en las costillas. Acto seguido, le dio otro golpe en la garganta y otro debajo del ombligo, dejándola sin equilibrio. Cayó de rodillas en el suelo.

¿Demasiado rápida para ti?-preguntó Margaret con tono provocativo.

Sin dejar tiempo a Seika para levantarse, la teniente descargó el peso de una de sus piernas sobre ella con un golpe de talón entre los hombros, tirándola al suelo.

¿Cómo lo hace?-pensó Seika-¡Es muy veloz! Y esas botas son metálicas, como las mías, para aumentar el daño por cada patada. Tendré que tener cuidado.

Justo cuando fue a levantarse, notó una presión en su espalda: su enemiga le estaba apretando con un extremo de la regla en el centro de la zona lumbar.

Te tengo bajo control, Taimanin.-susurró la soldado.

Más quisieras.-siseó Seika.

La joven Taimanin se esfumó de la vista de Margaret y apareció detrás de ella con presteza. La agarró del cuello con los dos brazos, dispuesta a dejarla sin aire.

Como si fuera a caer con un truco tan viejo…-dijo la teniente.

Con fuerza, lanzó una patada trasera. Su potencia de golpeo y el daño añadido de su tacón de aguja parecían la carta ganadora contra la presa de Seika, pero el abdomen de ésta era extraordinariamente duro y no pudo vencer su fuerza.

¿De qué está hecha esta chica?-se preguntó la teniente internamente-¿De diamante?

Para evitar que Margaret siguiera haciéndole fuerza, Seika cambió su presa por un agarre de proyección, lanzándola por los aires. La teniente se estabilizó en el aire con una voltereta aérea y cayó elegantemente de pie, tras lo cual se ajustó las gafas con una mano mientras con la otra asía su regla de manera impasible. Dirigió una mirada penetrante a la Taimanin, a lo que ésta respondió recuperando su guardia de Karate a la vez que le aguantaba la mirada. Con la mano que tenía adelantada la instó para que le lanzara un ataque. La teniente no tardó en responder lanzándose hacia ella girando sobre sí misma para culminar su giro con un golpe de regla que la ninja paró agarrando el instrumento con la mano fuertemente. Comenzaron a tirar entonces de la regla, Seika para intentar arrebatársela a su dueña y Margaret para recuperarla.

Sin mediar palabra, la teniente lanzó una patada frontal para apartar a Seika, pero ésta paró la patada con otra patada, bloqueando el tacón de su enemiga con su amplia suela metálica triangular, que actuaba como un escudo. Aburrida de aquello, Margaret puso recta la mano que tenía libre y golpeó a Seika en la cara con el canto, aprovechando el desequilibrio para volver a apoyar su pierna en el suelo y recuperar la regla tirando de ella, tras lo cual dirigió un súbito ataque con la misma, golpeando a la Taimanin en un hombro y evitando que pudiera defenderse.

Es hora de derribarte.-dictaminó Margaret-Discipline Strike!
(¡Golpe de disciplina!)

La militar desencadenó una poderosa e inexorable combinación de golpes con su regla contra la adolescente, dejándola indefensa y a merced de los dolorosos impactos. El último toque de aquella fatídica combinación iba a ser una estocada frontal al esternón, pero Seika se recuperó antes, se descolgó la lanza de la espalda y desvió la regla de un lanzazo.

¿Te atreves a apuntarme con un arma?-preguntó la soldado-Eso no cambiará mucho las cosas.

Margaret y Seika chocaron sus armas: ambas eran muy duras y peligrosas, pero la ventaja en aquel caso era para la Taimanin, pues la longitud de su arma le permitía mantener la distancia, estando a salvo del alcance de la regla en todo momento, mientras que la soldado tendría que acercarse para acertar un golpe, exponiéndose a la peligrosa y enorme lanza. Para cambiar las tornas, la militar dejó de atacar y esquivó el lanzazo que dejó sin corresponder con una voltereta, colocándose en otro ángulo con respecto a Seika, aprovechando para atacarla por aquel descubierto flanco. La ninja trató de parar el impacto, pero tardó demasiado en interponer la lanza, que saltó por los aires al impacto, clavándose en el suelo lejos de ella al caer, pero habiendo parado al menos el golpe con la regla.

Te has quedado sin arma.-apreció Margaret-¡Veamos qué haces ahora!

Algo muy fácil, realmente.-respondió Seika sin importarle demasiado haber perdido la lanza.

La militar lanzó otro elegante y certero ataque, pero Seika la frenó con un rodillazo en el abdomen. El impacto sorprendió y dañó a la mujer, quien abrió la mano instintivamente, soltando la regla de manera momentánea, circunstancia que la otra chica aprovechó para quitársela.

¿Quién se ha quedado sin arma ahora?-preguntó la Taimanin.

Dame esa regla, Taimanin.-pidió Margaret-Te arrepentirás si no lo haces.

La Taimanin puso los dedos índice y corazón separados por encima de la regla y el pulgar entre ellos por debajo. Haciendo un poco de presión, partió el instrumento por la mitad con su fuerte mano.

¿Ha roto la regla con una mano?-Margaret estaba sorprendida-¿Cuánta fuerza tiene esta niña inexpresiva?

Lamentarás haber hecho eso.-amenazó la teniente-Te voy a enseñar la disciplina a puñetazos.

Margaret alzó los puños. Lista para boxear, comenzó a lanzar fuertes y potentes puñetazos contra la Taimanin, quien los bloqueaba o los esquivaba como podía.

Boxeo…-pensó Seika-… muy útil con su fuerza muscular, pero con muy poca técnica y un abanico de habilidades muy reducido frente a las artes marciales japonesas.

Intencionadamente, la Taimanin se dejó ganar terreno. Margaret comenzó a confiarse y trató de continuar con esa ofensiva con objeto de empujar a su enemiga hacia el vacío desde la azotea en la que se encontraban. Cuando verificó que su oponente estaba envalentonada, Seika paró uno de los puñetazos y lo contraatacó con una llave de Aikido, dejando a su agresora en el suelo.

¡YAAAAAAH!-gritó Seika.

Lanzó un puñetazo en vertical hacia abajo, golpeando a Margaret y dejándola clavada en el suelo. Tras ello, se levantó, agarró de nuevo su lanza y se la volvió a colocar a la espalda.

Vamos, levántate.-pidió-Sé que tienes más que decir.

La teniente se incorporó apoyando las manos en el suelo y posteriormente los pies. La rabia se reflejaba en su rostro.

Voy a enseñarte a respetar a tus mayores, jovencita.-dijo Margaret entre dientes-Esto no ha hecho más que empezar.

La soldado se retiró la tira de tela que llevaba cosida en el bajo de la falda, dejando ver bajo la misma un ribete de cuchillas metálicas de aspecto pesado y amenazador.

¡Te haré pedazos!-exclamó la teniente-Metal Skirt!
(¡Falda metálica!)

Con un porte elegante y amenazador, Margaret se agarró la falda con las dos manos y se la levantó. Debajo llevaba unos ajustados leggings con diseño de camuflaje que tapaban sus piernas. Corrió hacia Seika mientras lanzaba la tela de su falda aprovechando el volumen y el vuelo que tenía. También giraba sobre sí misma para darle inercia y movimiento a la prenda.

Permíteme que lo dude…-susurró Seika agarrando de nuevo su lanza.

Comenzó a parar las cuchillas de la falda de su enemiga con la punta de la lanza. La tela era mucho más envolvente y versátil que la rígida y recta regla, por lo que no pudo pararla con tanta facilidad y pronto comenzó a recibir impactos y cortes por varias zonas del cuerpo.

Ya no eres tan dura, ¿verdad?-se jactó la teniente-¡Es tu fin!

Margaret clavó un tacón en una de las heridas de Seika, dibujando al instante una mueca de dolor en su rostro.

No, ya no soy tan dura.-respondió Seika-¡Ahora lo soy más!

Con una fuerza arrolladora, la Taimanin agarró el pie de la soldado, se lo desclavó de la herida, se levantó y lanzó a su enemiga por los aires.

Ninpô – Fushikakuzei!-exclamó la ninja.
(¡Arte ninja! ¡Despertar del inmortal!)

La joven se curó de sus heridas mientras su adversaria se recuperaba en el aire y caía en guardia frente a ella.

Podrías haberme rematado en el aire.-dijo Margaret en tono corrector.

No me interesaba.-se limitó a responder Seika-Puedo hacerlo ahora.

Tu delgada lanza no puede parar un arma con 360 grados de cobertura como mi falda.-se jactó la soldado-¡Lo siento mucho!

La soldado volvió a lanzar sus peligrosos a la par que seductores ataques giratorios, acercándose amenazadoramente a la Taimanin con su falda.

Esta vez no voy a caer como la anterior.-la advirtió Seika-Ninpô – Kinton no Jutsu! Busou Henshin!
(¡Arte ninja de los metales! ¡Transformación de Armamento!)

La joven convirtió su lanza en un escudo y bloqueó todos los golpes de la falda. La anchura del escudo era tal que impedía que la falda lo rodease para llegar hasta su cuerpo.

¡Sólo tengo que romper ese escudo para dejarte indefensa!-bramó Margaret-¡Toma ESTO!

Lanzó un puñetazo contra el escudo. Esperaba poder atravesarlo con su musculoso y potente brazo, pero se sorprendió al verlo derretirse y metamorfosearse al contacto con su puño, formando una pequeña y compacta cuchilla con forma de media luna con un asidero recto que su dueña agarró para hacer un corte recto en la falda de su oponente.

¿Qué…-se sorprendió la teniente.

Tras ceñirse la pequeña costilla a una correa de su uniforme, Seika agarró la falda por ambos lados del corte con las dos manos y tiró de él con fuerza, agrandándolo y rajando la falda totalmente, arrancándosela a su dueña y destrozándola con sus manos.

¡Ha burlado ya dos de mis armas con una facilidad pasmosa!-Margaret comenzaba a ponerse nerviosa-¿Qué clase de monstruo es esta Taimanin?

¡Te costará muy caro haberme roto la falda!-chilló la teniente-¡HAAAAAAAAAAAAAAAH!

Saltó y se lanzó hacia la Taimanin con una patada voladora. Le cruzó la cara con su bota metálica y la tiró al suelo. Aprovechó el momento para patearla e impedir que se levantara. Cuando hubo descargado suficientes patadas contra ella, le pisó la barriga con uno de sus tacones de aguja y se limitó a mirarla con los brazos en jarras.

Voy a matarte lentamente, maldita niñata insolente.-siseó.

Quiero verte intentándolo.-respondió Seika con tranquilidad.

Agarró el pie de Margaret, venció su fuerza sin problemas y la tiró de espaldas contra el suelo. Tras esto, se levantó y se regeneró de sus magulladuras.

Maldita mocosa…-bramó la soldado mientras se levantaba-… ¡voy a hacerte trizas!

Lanzó un fuerte puñetazo contra Seika, quien lo esquivó y respondió con otro puñetazo, acertando de lleno en el rostro de su oponente.

¡Me has roto las gafas!-gruñó la soldado furibunda-¡Estúpida insubordinada! ¡Espero que seas consciente de la suma que estás acumulando por todo lo que me has roto! ¡Te costará más caro de lo que imaginas! Esto está pasando a mayores…

La teniente se desató el lazo rojo, atándoselo en una mano. Acto seguido, se arrancó la camisa y se la ató en la otra mano. Quedó entonces con su top deportivo negro, sus leggings de camuflaje y sus botas metálicas como única vestimenta. Con aquellas vendas de boxeadora improvisadas, Margaret corrió hacia Seika y comenzó una larga y veloz sarta de puñetazos que no tardó en combinar con ágiles y potentes patadas. La Taimanin respondió con golpes con sus extremidades para contrarrestar y devolver la ofensiva de la soldado. Intercambiaron golpes durante varios minutos.

¡Caerás!-amenazó Margaret-¡Tarde o temprano caerás!

Imposible para ti.-respondió Seika en voz baja-¡No puedes vencerme!

La ninja paró en seco a la teniente con un golpe de palma en el estómago. Tras esto, la lanzó lejos con un puñetazo en el esternón.

¡Ya estoy harta!-la militar se cansó-Encajarás una de mis mejores técnicas. Punishing Kick!
(¡Patada castigadora!)

La teniente se lanzó hacia su enemiga con una brutal patada voladora en la que había concentrado toda su fuerza.

Ninpô – Kinton no Jutsu! Busou Henshin!-exclamó Seika.

La chica agarró la cuchilla pequeña, la transformó en su arco y disparó una flecha contra la puntera metálica de una de las botas de la militar. El choque de fuerzas hizo que la bota se rompiera en pedazos.

¡Eres una ilusa si crees que mi técnica no era más que eso!-amenazó Margaret.

Se giró en el aire y se preparó para lanzar un golpe ascendente con la bota que le quedaba. Seika la paró con el borde afilado del arco, haciendo presión para romperla también. La teniente se vio descalza e indignada: su mejor patada había sido burlada por una Taimanin recién graduada.

Ninpô – Kinton no Jutsu! Ya no Arashi!-la joven y musculosa ninja continuó su asalto.
(¡Arte ninja de los metales! ¡Tormenta de flechas!)

Con su poder de conjurar metales, Seika creó un gran número de flechas que comenzó a disparar a discreción. Margaret necesitó muchas volteretas y piruetas para esquivarlas, pero algunas le pasaron rozando, causándole arañazos y cortes. También le rasgaron los leggings hasta dejarlos irrecuperables, por lo que optó por arrancárselos, dejando al descubierto sus musculosas y largas piernas, cubiertas únicamente por un pequeño pantalón negro corto muy ajustado.

¡Tendré que acabar contigo con el combate cuerpo a cuerpo!-gruñó la soldado-¡Estoy lista!

Margaret se lanzó a por Seika, la agarró y le hizo una llave contra el suelo. Tras esto, encadenó otra llave, y otra más, y así sucesivamente hasta que vio que la Taimanin estaba sangrando por varios sitios.

No te esperabas eso, ¿eh?-preguntó la teniente-Boxeo, Sambo… las artes marciales también son mi especialidad. No eres la única.

Pusilánime…-susurró Seika entre jadeos.

¿QUÉ HAS DICHO?-Margaret no daba crédito a lo que acababa de oír.

¡Pusilánime!-gritó la Taimanin-¡No puedes contra mí! ¡Asúmelo!

Seika se levantó, volvió a regenerarse y estampó a Margaret contra el suelo con una llave de lucha libre.

¡Zorra!-bramó Margaret-¡Te astillaré el cráneo contra el pavimento!

Las dos mujeres siguieron golpeándose e intercambiando llaves. Aquel frenético combate era muy encarnizado: prácticamente se turnaban para golpearse la una a la otra contra el suelo, retorcerse articulaciones y lanzarse golpes.

¿Qué te hace tan impasible?-preguntó Margaret sorprendida tras mucho sangrar-Eres un bicho raro…

Kuroageha confía en mí.-respondió Seika-No puedo defraudarla. Tengo que derrotarte en su nombre. Además, técnicamente estoy fuera de tu alcance: soy más pesada, más musculosa, más fuerte y conozco más artes marciales. Cuento con el arma que quiera tener entre mis manos y tú estás casi desnuda. Eres más alta que yo, pero no más robusta. Tus músculos no son nada frente a los míos y te estás agotando mientras yo me regenero periódicamente. Admite tu derrota y tal vez no acabes muy malherida. Me prometí a mí misma que no iba a volver a titubear ni a llorar en combate. Soy la mujer que siempre quise ser, y no hay nada más fuerte que eso. ¡Nada!

Sí: el dolor de ver cómo matan a tus padres en público.-respondió Margaret con una sonrisa sádica.

La teniente conocía la historia y sabía que Seika aún era joven y acababa de madurar. Si conseguía desestabilizarla, la derrotaría sin problemas.

No he visto nada más infantil y rastrero en mi vida.-respondió Seika con sequedad-No sé cuántos años tienes, pero los has negado todos con esa frase. ¿Tanto miedo me tienes que tratas de jugar sucio? ¿Quieres que te dé razones para temer de verdad? ¿Las quieres? ¡Aquí las tienes! Ninpô – Kinton no Jutsu! Busou Henshin!

Seika transformó su arco en dos gruesos y pesados puños americanos que se ciñeron perfectamente a sus manos. Con ellos, arreció contra Margaret con una tempestuosa sarta de puñetazos, causándole hematomas, magulladuras y sangrado por varias partes del cuerpo.

¡NGGGH!-la teniente se estaba atragantando con su propia sangre.

¡Eres débil y tu sucio intento de hacerme llorar con ese recuerdo tan doloroso lo corrobora públicamente!-gritó Seika sin derramar una sola lágrima.

Padre, madre… os prometo que no lloraré.-pensaba Seika-Miradme y sentíos orgullosos. Maté a la mujer  Mazoku que intentó herir a mi hermano antes de que vosotros nos dejaseis y ahora voy a derrotar a quien ha osado reírse de vosotros, a una enemiga muy importante en nuestra guerra. Por favor, cuidad de nosotros desde arriba. Os prometo que me convertiré en alguien de quien podáis sentiros orgullosos eternamente. Dad mucho amor y protección a Rito, que también está enfrentándose a un enemigo. ¡Os aseguro que la mujer que en mí dormía despertó hace tiempo y que la niña ha quedado atrás! ¡Y MÍRAME TÚ TAMBIÉN, KUROAGEHA! ¡CUMPLIRÉ TU ORDEN! ¡ESTO VA POR TI Y POR TODO EL EQUIPO!

Es una auténtica leona…-pensó Margaret-…no puede ser que tenga tantísima fuerza. Me ha vencido con una facilidad impresionante. Se ha curtido muy bien. Ojalá hubiera sido… mi soldado… en lugar de mi enemiga…

El último puñetazo de Seika pegó la espalda de Margaret con la fachada del edificio contiguo, que estaba justo al lado de la azotea en la que estaban, sin separación, y era más alto.

Y ahora…-dijo la Taimanin transformando su arma de nuevo-… ¡ha llegado el final de este combate!

Sus puños americanos se convirtieron en la maza doble tradicional del clan Sonozaki. Era idéntica a la de Rito pero con el color azul característico del metal de su arma. Con ese pesado instrumento de guerra, vapuleó violentamente a la militar, deshaciéndole el moño, dejándola inconsciente y hundiendo finalmente su cuerpo contra la fachada de un pisotón, abriendo un enorme boquete.

Y no vuelvas a hablar de mi familia…-siseó la Taimanin-… ¡FURCIA!

¡MARGA!-oyó un grito de una mujer cuya voz era familiar-¡MARGAAAAAAAAAAAAAA! ¿QUÉ TE HAN HECHO? ¿CÓMO HAS PODIDO CAER ASÍ? ¡MARGA, NO! ¡RESISTE!

La voz era de la sargento Layla Phoenix, que se encontraba en la azotea de un edificio cercano. Se estaba enfrentando contra Kuroageha, quien aprovechó el descuido de su enemiga para mostrarle su dedo pulgar a Seika.

¡BIEN HECHO, CAMPEONA!-gritó la Taimanin para que Seika la oyera.

Orgullosa y abrumada, Seika se limitó a levantar el puño en señal de victoria como respuesta.

¡SÓLO QUEDA ESTA ZORRA!-exclamó Kuroageha-¡ME ENCARGARÉ DE LIQUIDARLA! ¡TÚ VE A BUSCAR AL RESTO!

Kuroageha lanzó una patada giratoria contra Layla, sacándola de su conmoción y devolviéndola al combate.

Mientras tanto, Seika comenzó a peinar las calles saltando de azotea en azotea para buscar a sus compañeros.

Lo he conseguido.-pensaba-Si hubiera entrado en razón antes… las cosas habrían sido diferentes. He sido una niña durante demasiado tiempo. Si me hubiera fijado más en la excelente compañía que me rodea, si les hubiera hecho caso… habría aprendido lo importante que es la autoestima y habría fortalecido mi determinación y mis habilidades antes. No voy a lamentarme más, pero, ahora que lo he entendido… ¡no voy a parar de crecer hasta hacerme una mujer invencible! ¡Nunca nadie volverá a mirarme por encima del hombro! Soy Seika Sonozaki y estoy orgullosa de mi cuerpo, de mi mente y de mi apellido. Padre, madre… ¡observadnos crecer! ¡Honraremos vuestros nombres!


Seika, quien había sido durante muchos años una persona tímida, introvertida y con poca fe en sí misma a pesar de sus excelentes resultados, se estaba convirtiendo a gran velocidad en alguien fuerte y sólido como un pilar. Había logrado derrotar a una temible teniente del ejército de Estados Unidos casi sin pestañear. Entendió que no habría podido hacerlo hacía un año o menos, pues su mentalidad no le habría permitido ejecutar las habilidades que ya tenía pero no se atrevía a usar. Había vencido de manera humillante y aplastante a alguien de mayor edad, con más experiencia y, probablemente, más conocimientos. Le había dado la misma lección que ella acababa de aprender: nunca hay que dejar de formarse y de confiar en uno mismo. Nunca hay que dejar de sentirse orgulloso de cada paso que se da para perseguir una meta, y nunca hay que subestimar a otros que persiguen las suyas. Probablemente Margaret había perdido por exceso de confianza y falta de valoración hacia su oponente. Seguramente le dolería más el orgullo que el cuerpo al despertarse después de aquella paliza. En su interior, la joven Seika rezaba por no cometer nunca el mismo error. 

[TY] Episodio 81: Bailando con fuego

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 81: Bailando con fuego

Para proteger a Veena, a quien llevaba amando mucho tiempo, Shiena había optado por alejar a Púrpura del campo de batalla y hacinarlo en un edificio para enfrentarse allí dentro con él.

Tu numerito ha sido fabuloso.-lo elogió Púrpura-¡Una declaración de amor en el campo de batalla! Ha sido precioso, de verdad. Aunque, sintiéndolo mucho, no va a evitar que te destroce y que luego salga a cazar a tu amada con mis hermosas garras.

Ni yo te tengo miedo ni lo tendría Veena si intentaras “cazarla”.-respondió Shiena-Estoy enamorado de ella y no voy a permitir que le pase nada.

¿Crees que James no tiene capacidad para vencerla?-preguntó el soldado-¡Ahora mismo tiene que estar llorando y con las braguitas rotas!

James estará desangrándose en el suelo ahora mismo.-respondió Shiena-Nos subestimáis. Y déjame decirte que no me gusta extenderme en este tipo de conversaciones que no llevan a ningún lado. ¡Estoy furioso por lo que has intentado hacer con Veena y voy a cobrármelo muy caro!

¡Qué temperamental!-se sorprendió Púrpura-Seguro que en cuanto llevemos un par de golpes intercambiados, empezarás a llo…

El militar no pudo terminar su intervención: Shiena lo calló con una ágil patada en la cara. Las piernas largas, finas, musculosas y ágiles del Taimanin lo habían hecho famosísimo entre sus colegas.

¡Maldito!-chilló el soldado, aún con el pie de Shiena en la cara-¡EN LA CARA NO! ¿Te has parado a pensar en lo que podría pasar si mancillas mi hermoso rostro? ¡MALDITA HIENA, TE HARÉ PICADILLO! ¡TE VIOLARÉ MIENTRAS TE MATO!

Los chillidos de Púrpura, que se había enfurecido súbitamente, eran muy agudos y estridentes. Su voz le resultaba molesta a Shiena. No tanto su timbre, sino la personalidad desequilibrada y los trastornos que revelaba: aquel hombre era una especie de asesino macabro y narcisista con las ideas muy retorcidas. Sin hacer caso a los chillidos, el Taimanin lanzó otra patada, esta vez con la otra pierna y al otro lado de la cara de su contendiente, derribándolo y haciendo que cayera al suelo.

¡DESGRACIADO!-el soldado seguía chillando-¡MI BONITA CARA! ¡Juro que te arrepentirás de haber nacido si me la estropeas! ¡Voy a cortarte en pedazos! ¡YAAAAAAAAAAAAAAAAH!

Púrpura saltó desde el suelo hacia la cara de Shiena con una patada diagonal ascendente. Al acertar con su golpe, aprovechó la trayectoria de su impulso para rodearle el cuello con la corva doblando la pierna con la que lo había pateado, dejándose entonces caer al suelo para someter a su atrapado oponente.

¡AHORA TE DEJARÉ SIN AIRE Y NO TE DESPERTARÉ HASTA QUE EL DOLOR QUE TE CAUSE NO TE DEJE VOLVER A DORMIR!-chilló el militar mientras apretaba el cuello de su enemigo.

Shiena alzó una pierna hasta que formó 180 grados con la otra, pegándola totalmente a su cuerpo y haciendo que el pie impactara como la punta de un látigo en la ingle de su enemigo, obligándolo a soltar su agarre y permitiéndole escabullirse con gran agilidad.

Tus estrategias funcionarían mejor si no las pregonaras a los cuatro vientos, majadero chillón.-soltó el Taimanin una vez se hubo levantado.

¿Te burlas de mí?-increpó Púrpura incorporándose-¡Voy a enseñarte a temerme!

El soldado comenzó a lanzar ágiles y potentes arañazos con sus uñas postizas especiales. Su arma personal era pequeña, discreta y de muy corto alcance, pero perfecta para el combate uno contra uno.

NAIL ATTACK!-chillaba el militar.
(¡Ataque de uñas!)

Shiena comenzó a ejecutar una de las maniobras que mejor se le daban: esquivar. Sus ágiles y precisos movimientos le permitían librarse de los peligrosos arañazos del soldado, pero no tardó en darse cuenta de que la rapidez de éste no era algo que pudiera superar fácilmente. Púrpura era extremadamente rápido y ágil, y sus golpes contaban con una puntería casi milimétrica: si seguía esquivando sin parar, Shiena se cansaría muy rápido, por lo que necesitó un cambio de estrategia.  Con presteza, desplegó su urumi y comenzó a golpearlo contra las uñas del soldado, parando los golpes a la vez que iba desplegando la larga y flexible arma para ganar distancia y estar así totalmente a salvo de las garras de su oponente. No necesitó tampoco mucho tiempo antes de darse cuenta de que esa estrategia tampoco le serviría de manera prolongada: el soldado arañaba con más fuerza con la que él podía repelerlo, por lo que no sólo acabaría cansándose, sino también siendo sobrepasado y, por tanto, golpeado cruelmente.

Este combate no va a ser nada fácil.-pensaba Shiena mientras buscaba un punto por el que detener a Púrpura-Tal vez necesite más entrenamiento para enfrentarme a enemigos como éste… pero he hecho lo correcto protegiendo a Veena. Ese James Silver no da ni la mitad de miedo que este lunático. No podría decir que la amo si no fuera capaz de sacrificarme por ella. ¡Librar esta batalla ha sido mi decisión y tengo que cargar con su peso!

Mientras el Taimanin organizaba sus ideas, la distancia que había creado entre su oponente y él se consumía de manera amenazadora. En cuestión de segundos, las garras de Púrpura estarían al alcance de su cuerpo y aquello no era algo que le causara especial interés.

Supongo que,-dijo Shiena-en este caso, la mejor defensa es un buen ataque. Ninpô – Mai no Jutsu!
(¡Arte ninja de la danza!)

Las piernas de Shiena se cargaron con una energía de color verdoso, dándole un impulso que le permitió esquivar a Púrpura en el momento oportuno, pudiendo lanzarle una patada cargada de fuerza antes de que recuperara la guardia tras el arañazo que pensaba que iba a acertarle.

¡AAAAAAAAAAAAAAH!-chillaba Púrpura mientras trataba de defenderse del ataque.

Agarró la pierna de Shiena enroscándole los dos brazos y le clavó en ella las diez uñas, interrumpiendo el flujo de energía especial por su cuerpo y causándole un agudo dolor.

¡NGH!-gruñó Shiena, indefenso, sin poder recuperar la posición de su pierna.

Estás acabado.-dijo Púrpura con una sonrisa macabra mientras movía sus dedos dentro de la pierna del otro joven-¡Sabandija!

Shiena no paraba de sentir dolor mientras el militar hurgaba macabramente en sus heridas, haciéndolas cada vez más grandes y sangrantes. Eran diez agujeros que no paraban de crecer en diámetro y profundidad. Sin duda, Púrpura Delgado era experto en matar y hacer sufrir.

Qué combate tan corto y sencillo.-se jactó el soldado-¿Realmente pensabas que ibas a poder conmigo? ¡Mírate! ¡Eres un enclenque! ¡Y te has quedado sin pierna para siempre por una tía! El amor os hace débiles.  ¡Nunca más volverás a caminar! Suponiendo, claro está, que salgas vivo de ésta… ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!

El militar levantó una pierna: quería lanzar una patada contra Shiena para desgarrarle toda la musculatura de la pierna manteniendo sus uñas clavadas en ella mientras el impulso de la patada hacía el resto. Con gran rapidez, el Taimanin paró el golpe formando un aspa con sus brazos. Acto seguido, le agarró el pie y le retorció el tobillo mientras le levantaba la pierna.

¡Suéltame la pierna o te retuerzo la tuya desde el tobillo hasta la rodilla!-amenazó el Taimanin-¡VAMOS!

Púrpura movió los dedos más rápidamente todavía dentro de las heridas, como si fuera un topo excavando.

¡Veamos si sigues teniendo raciocinio cuando llegue al hueso y lo picotee!-gruñó.

¡QUE ME SUELTES, DESGRACIADO!-bramó Shiena retorciendo aún más el tobillo de Púrpura, quien se vio obligado a parar por el dolor.

Está bien…-dijo el soldado mientras desclavaba las uñas de la pierna de Shiena y la dejaba caer al suelo.

Buen chico.-dijo Shiena tirando a Púrpura al suelo de un empujón en el pie que le había levantado.

Con presteza, el militar rodó hacia atrás y se incorporó rápidamente, preparado para hundir sus uñas en el cuello de su contendiente y matarlo.

Ninpô – Fushikakuzei!-exclamó Shiena.
(¡Arte ninja! ¡Despertar del inmortal!)

La pierna de Shiena se recuperó total y perfectamente, volviendo toda la sangre derramada a su interior y cerrándose todas las heridas. Desapareció el dolor y lo único que quedó fue un mal recuerdo, así como diez agujeros en el traje de combate del chico. Estando de nuevo al cien por cien, no le fue difícil esquivar la estocada de su enemigo doblándose hacia atrás, haciendo muestra de su gran flexibilidad.

Lo he pasado muy mal.-pensó Shiena-No sé si aguantaré sin desmayarme si vuelve a hacerme algo así. Si me desmayo, será mi fin. Creo que me he equivocado de oponente, aunque seré feliz con esta decisión si ello me permite salvar a Veena de un mal mayor. Si le hubiera pasado esto a ella, que no puede regenerarse… tal vez ahora estaría muerta. Tal vez no esté a la altura de Púrpura, pero, si puedo estarlo a la de la mujer a quien amo, estaré orgulloso, incluso si muero.

Antes de perderse en sus pensamientos, el Taimanin aprovechó que se había doblado hacia atrás para apoyar las manos en el suelo y completar una voltereta con patada con la que pudo apartar a su enemigo de él. Acto seguido, trató de inmovilizarlo con el urumi.

¡Pronto entenderás que la distancia no te salvará de mí!-gritó Púrpura con su tono pretencioso y lleno de jactancia-Cutting Wave!
(¡Onda cortante!)

El soldado comenzó a lanzar arañazos al aire, liberando a través de sus uñas unas vistosas y luminosas ondas energéticas que cortaban y destrozaban todo lo que tocaban. Para Shiena aquel ataque fue mucho más lento y sencillo de esquivar que los arañazos directos, pues sólo tenía que doblarse, saltar, agacharse o ladearse conforme veía las ondas llegar hasta él. Cualquiera de esas ondas lo cortaría por la mitad, provocándole un dolor atroz que retrasaría la regeneración, causándole serios problemas.

Ninpô – Mai no Jutsu!-exclamó Shiena.
(¡Arte ninja de la danza!)

De los pies de Shiena comenzó a emanar una energía de color verdoso muy potente. El joven comenzó a dar patadas al aire, liberando ondas de color verde capaces de chocar y disipar las de su enemigo.

Ganará quien antes acierte al otro con un ataque a distancia.-pensó Shiena mientras lanzaba elegantes, hermosas y variadas patadas.

El edificio estaba quedando en muy mal estado. Las ondas de Púrpura eran cortantes y dejaban rajas y roturas muy peligrosas en las zonas de impacto, mientras que las de Shiena eran de fuerza y dejaban cráteres, boquetes y destrucción. Estuvieron unos minutos sin mediar palabra, tratando de vencerse el uno al otro. En un instante de lucidez, el Taimanin pudo atrapar al soldado por un punto descubierto, acertándole con una onda que le golpeó y lo lanzó por los aires hasta estamparlo contra la pared.

¡Es el momento!-exclamó Shiena-Ninpô – Mai no Jutsu! Suzumebachi no Butai!
(¡Arte ninja de la danza! ¡Baile de la Avispa!)

Las piernas de Shiena se cargaron de energía mientras se lanzaba horizontalmente sobre sí mismo hacia Púrpura en una patada taladro que le impactó en el abdomen. El golpe giratorio y la descarga de energía hicieron que el cuerpo del soldado atravesara la pared y pasara a la sala contigua del edificio, hacia donde el Taimanin saltó, dispuesto a impedirle que se recuperara.

¡Puedo hacerlo!-pensó, muy motivado-¡Puedo obtener la victoria!

¡SE ACABARON LOS JUEGOS!-chilló el soldado desde el suelo-¡PREPÁRATE!

Una llamarada de color morado emanó de la espalda del soldado, embistiendo a Shiena y estampándolo contra el techo.

¿Qué ha sido eso?-pensó Shiena mientras caía en picado al suelo buscando una posición estratégica para aterrizar a la vez que su regeneración le quitaba las quemaduras.

Cuando el Taimanin quiso aterrizar, su enemigo ya se había levantado y le esperaba con las uñas en vilo.

¡Te patearé el trasero!-lo amenazó.

Púrpura dobló la pierna derecha hacia atrás y la pasó por encima de su tronco, golpeando a Shiena en el pecho con la punta del pie como si fuera un escorpión clavando el aguijón de su cola por encima de su cabeza.

¡Una patada del escorpión!-se sorprendió Shiena-Muy pocas personas dominamos esa técnica… ¡pero yo soy uno de ellos y no voy a amedrentarme!

El soldado continuó con sus patadas de escorpión, convirtiéndolas en una sarta veloz y peligrosa.  Shiena comenzó a esquivarlas todas simulando una danza frenética. Aquello no le resultaba tan difícil: Púrpura era mucho más rápido con los brazos que con las piernas y aquel tipo de patada no podía ser tan rápido como otros por su complejidad y sus exigencias anatómicas. Para poner fin a aquel juego de persecución, Shiena enroscó el urumi en sus dedos, simulando unas garras, y lanzó un zarpazo contra Púrpura, acertándole en la mejilla izquierda.

¡MALDITO DESGRACIADO!-Púrpura montó en cólera-¡TE DIJE QUE EN LA CARA NO! ¡PAGARÁS POR ESTO, GUSANO!

Shiena aprovechó que Púrpura no estaba razonando para lanzar una patada giratoria y acertarle en el costado con el armazón cortante que llevaba ceñido al pie, pero el soldado lo sorprendió de nuevo con su ataque de fuego.

Heat Blade EX!-bramó el militar.
(¡Hoja de calor EX!)

El fuego teñido en gama de violetas impactó frontalmente contra el Taimanin, atropellándolo y tirándolo al suelo.

Así que ese extraño fuego era la hoja de calor, la famosa arma de los militares de Estados Unidos.-pensó Shiena mientras trataba de incorporarse-Recuerdo a una joven soldado llamada Claudia que nos dio más que un problema con esa tecnología… pero su fuego era rojo y resplandeciente.

Cuando Shiena hizo por levantarse, se dio cuenta de que no podía: Púrpura se le había echado encima y le había pegado los brazos al suelo agarrándole las muñecas con las manos a la vez que le había inmovilizado las piernas poniéndole las suyas encima.

¿Qué te he dicho antes?-preguntó Púrpura rabioso-¡Te voy a violar mientras te mato por haber manchado mi hermoso rostro! ¡Voy a transformarte en algo feo y desagradable, como has intentado hacer conmigo! ¡Llorarás hasta que te dé el golpe de gracia!

¿Que me va a violar?-pensó Shiena-No sé de qué va este tipo, pero cada vez es más y más fuerte y me estoy preocupando.  Tengo que quitármelo de encima de alguna manera…

El insistente soldado comenzó a frotar su entrepierna contra la del Taimanin.

¡Eh, esto no me gusta nada!-exclamó Shiena-¡Déjame! ¡Continuemos el maldito combate!

No me importa que no te guste: tiene que gustarme A MÍ.-insistió Púrpura-Eres mi presa y hago contigo lo que quiero. ¿Por qué no reaccionas ahí abajo?

¿Tal vez porque no me gustas?-respondió Shiena furioso-¡Respeto totalmente que seas gay, pero entiende que yo no lo soy y que incluso siéndolo no podría gustarme alguien como tú, majadero!

Te voy a tapar esa boquita para que no puedas pronunciar más insultos contra mi persona.-amenazó Púrpura-¡Vas a tragarte mi polla!

Joder, qué asco, ¡no!-insistió Shiena-¡Quítate de encima o te prometo que te daré una paliza de la que no podrás recuperarte!

¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!-el soldado se rió-¡Ni tú mismo puedes creerte tal cosa! ¡Sabes que soy demasiado fuerte para ti!

No sé hasta qué punto lleva razón y eso me preocupa mucho…-pensó Shiena bastante agobiado.

Al tener al soldado tan cerca, Shiena pudo notar su olor. No era algo fuera de lo común, ni agradable ni desagradable. Estaba sudando, igual que él, pero no tenía un olor demasiado fuerte ni agresivo. Lo que le llamó la atención fue la peculiar nota del aroma de su piel. Le dio a pensar que Púrpura podía tener tras él una historia compleja.

¿Por qué me hueles con tanta atención?-preguntó Púrpura, que no se perdía ni una reacción de Shiena-¿Estás empezando a excitarte? Tal vez te gusten más otras cosas que tengo para ti.

¡Cierra la boca!-respondió el Taimanin.

No podía quitárselo de encima: sus extremidades estaban inmovilizadas y la única manera que tenía de conseguirlo era golpeándolo hacia arriba con el abdomen, pero el soldado no se le había pegado lo suficiente como para estar al alcance de ese hipotético golpe. Con maña, el militar se desabrochó el pantalón rozándolo contra las correas negras del uniforme de Shiena para no soltarle las extremidades ni un momento. Acto seguido, frotó la tela morada que cubría su zona íntima contra las ingles del ninja para liberar su pene erecto, mostrándolo con una sonrisa de orgullo a la que él respondió con una mueca de asco. Aquel pene estaba muy bien formado y parecía hecho a medida. Ni una irregularidad, ni un defecto, ni una marca. Curvado hacia arriba y sin inclinarse ni un grado hacia la izquierda ni hacia la derecha. Largo, muy largo, y de anchura intermedia. Sus testículos también tenían una forma muy perfecta y redonda, y tenían poca caída, quedando bastante prietos a ambos lados por debajo de su pene. El conjunto era totalmente lampiño y tenía la piel muy tersa y brillante. Como era de esperar en un estadounidense, estaba circuncidado, pero la cicatriz prácticamente era invisible.

No le veo la cicatriz de la circuncisión por ningún lado.-pensó Shiena-Y parece hecho con tiralíneas. Es… demasiado… ¿perfecto?

Veo que la miras con interés.-insistió Púrpura-¿De verdad no te gusta? Vas a degustarla ahora mismo…

Supongo que el cirujano que te quitó la mejor parte de tu aparato reproductor lo hizo muy bien.-respondió el Taimanin con sarcasmo-La cicatriz está muy disimulada. ¿O es que no hay tal cosa?

¿Qué importa eso?-preguntó Púrpura-En Estados Unidos nos mandan a operar nuestros padres cuando somos pequeños. Lo importante es que te vas a tragar esta polla enorme hasta que te ahogues.

Me resulta curioso.-insistió Shiena-En Japón nos parece una barbarie inhumana lo que os hacéis, pero es que te ha quedado tan discreto y disimulado que cualquiera diría que naciste sin prepucio.

¿Qué está buscando con esa clase de comentarios?-Púrpura se sentía algo inquieto-¿Acaso lo está intuyendo?

Para no gustarte los rabos, estás analizando el mío al detalle.-el soldado intentó cambiar la vertiente de la conversación.

Pues…-Shiena se sonrió-…para estar empeñado en que tiene que gustarme el tuyo, te gusta muy poco que le preste atención. ¿Tienes algo que ocultar, Púrpura?

¡Ya te lo he enseñado todo!-le espetó Púrpura-¡Seguro que estás muerto de miedo pensando lo que puede hacer una cosa tan grande dentro de tu ojete!

Shiena empezó a reírse. Aquel orgullo exagerado de Púrpura por el tamaño de su pene lo estaba relajando y quitándole el miedo. Además, creía haber descubierto la debilidad del soldado.

Digamos que no has visto la mía y creo que tu orgullo no querría hacerlo.-respondió el Taimanin-En el clan Sonozaki no son los músculos lo único que tenemos grande. Nuestra genética es maravillosa. Ah, e incluso si la tuvieras más grande que yo, no podrías asustarme. No después de haberme bañado tantas veces con mi primo Rito. Eso sí que da miedo. Aunque lo que realmente da miedo de todo esto es que hayas nacido sin prepucio. Esa cicatriz tan bien disimulada me resulta curiosa.

¡Déjalo ya!-insistió Púrpura-¡Voy a follarte la boca!

El soldado pegó su cuerpo al del Taimanin y se deslizó sobre él sin soltarlo, tratando de introducirle el pene en la boca. Por fin llegó el momento que Shiena esperaba: aprovechando su tono muscular, golpeó hacia arriba con el abdomen y se libró del soldado con un golpe seco, pudiendo apartarse de él, y ponerse de pie. A Púrpura se le cayó un trozo de papel de un bolsillo por la fuerza del golpe. Parecía una foto.

¡NO!-chilló el soldado.

¿Qué es eso?-preguntó Shiena con curiosidad mientras agarraba fugazmente el papel del suelo con su gran velocidad.

¡Devuélveme esa fotografía!-gruñó el soldado mientras se lanzaba hacia el Taimanin dispuesto a clavar sus garras en él.

Shiena miró detenidamente la fotografía. Se trataba de una mujer. Era muy alta, delgada y de piel pálida y brillante. Tenía unos pechos muy grandes, una larguísima melena de color violeta intermedio recogida en dos coletas hechas tirabuzones gigantes  y con coleteros con púas y flores. Sus ojos eran de color violeta perlado y tenían un aspecto vidrioso y brillante. Sin duda era bella. Iba ataviada con un vestido muy exótico de color morado. Las mangas, ajustadas al principio, se abombaban al llegar a los codos, igual que la parte de abajo, que pasaba de una forma de tubo a una ancha forma de falda que caía como una flor gacha. En los hombros y espalda llevaba una especie de chal de un color violeta brillante muy claro con flecos y bordados de flores. Entre sus manos sujetaba un ramo de flores y una cinta muy larga con los colores y el escudo de la bandera de España. El Taimanin, que era aficionado a la danza y a las artes, rápidamente identificó el conjunto, y la bandera española le dio la pista definitiva: aquel vestido era de flamenca, el chal era una toquilla típica española y los coleteros eran unas peinetas. Conocía el estilo y arte del flamenco, originario e identificativo de España, un país muy lejano al suyo: aunque no lo practicaba ni conocía a nadie que lo hiciera, lo había visto en libros y material digital.

¡Qué guapa!-se sorprendió Shiena-¿Es familia tuya? ¿La señorita Delgado?

¡No te importa!-bramó Púrpura.

Bueno, yo no hablo español, pero sé que tu nombre y tu apellido son palabras españolas, que tú tienes sangre española y que esta mujer se parece a ti. Además, lleva la bandera y un traje típico.-respondió Shiena-Es normal que tenga curiosidad.

La madre que te parió…-siseó Púrpura en español.

¡No te entiendo!-Shiena fingió infantilidad sabiendo que eso desequilibraría a su enemigo, si bien era cierto que no entendía ni una palabra-¿No vas a explicarme quién es esta chica tan guapa y tan flamenca?

¡He dicho que no es asunto tuyo!-insistió el soldado-¡Dame esa foto!

Estás enfadado porque eres tú, ¿verdad?-le espetó Shiena súbitamente.

El soldado volvió a guardar su pene en su ropa y su semblante se tiñó de seriedad. Activó entonces su hoja de calor y comenzó a soltar llamas por todas partes.

¡Arde!-gritó.

¡Tranquilízate!-chilló el Taimanin-¡No es asunto nuestro que seas transexual, pero no tienes que enfadarte por ello! Al fin y al cabo, eres quien quieres ser ahora, ¿no? ¿Qué más da el pasado?

¡ME INCORDIA QUE LA GENTE LO SEPA!-chilló Púrpura como si hubiera perdido el juicio-¡SIEMPRE ODIÉ SER MUJER! ¡ODIO A LAS MUJERES! ¡NINGUNA ME HA HECHO NADA BUENO JAMÁS! ¡SER UN HOMBRE FUE MI SUEÑO TODA LA VIDA Y, CUANDO ESTADOS UNIDOS ME PERMITIÓ CAMBIAR DE SEXO A CAMBIO DE DEDICAR MIS CONOCIMIENTOS Y HABILIDADES MILITARES PARA ELLOS, SE ME ABRIERON LOS CIELOS!

¡Estás chalado!-bramó Shiena-Entiendo que no quisieras ser mujer y respeto tu decisión, pero no es cierto que ninguna te haya dado nada bueno: ¡una te dio la vida!

¡ODIO A MI MADRE!-chilló Púrpura-¡LA MATÉ! ¡COMO HARÉ CON TU AMADA Y CONTIGO! ¡NO MERECES VIVIR AHORA QUE SABES MI SECRETO! ¡ODIO QUE LA GENTE SEPA QUE FUI UNA MALDITA MUJEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEER!

Púrpura siguió lanzando fuego, acertando en la mano de Shiena en uno de sus disparos, quemando la foto hasta hacerla cenizas.

Por eso estaba tan atento.-insistió Shiena-Me sorprendió que no tuvieras el olor de un hombre, y también que no tuvieras cicatriz. Como en Estados Unidos casi nadie tiene prepucio, pediste que te construyeran el pene sin él y por eso no tienes cicatriz, ¿verdad?

¿QUÉ IMPORTA ESA MIERDA?-chilló Púrpura mientras envolvía a Shiena en una columna de llamas moradas-¡Voy a matarte! ¡Juro que voy a matarte! ¡Nunca antes me habían humillado tanto en toda mi carrera militar! ¿Cómo te atreves a decir que no huelo como un hombre? ¡Soy un hombre!

¡PERO UN HOMBRE LOCO Y DESALMADO!-bramó Shiena mientras repelía las llamas con la luz de su regeneración-Que sepas que tienes más lugar del que crees. No vamos a juzgarte por tus decisiones. ¡Te enfrento porque eres mi enemigo, no por lo que fueras o lo que quieras ser!

¿Tú qué sabes de eso?-preguntó el soldado mientras lanzaba llamas y las combinaba con sus ondas cortantes-¡No tienes ni idea!

Es cierto: no lo sé.-respondió Shiena-Siempre me he sentido un hombre, siempre he estado de acuerdo con el cuerpo con el que nací y no quiero cambiarlo. Tampoco he conocido a nadie que haya querido cambiarlo o lo haya cambiado… hasta ahora. Pero hay mucha gente que ve más allá de todos esos detalles y se queda con las personas. La vida te habrá tratado mal, pero has decidido responder con más maltrato y te has consumido en tu propio odio. ¿No te has dado cuenta de que estás loco, loco de atar?

¿Me llamas loco por no haber querido vivir como mujer?-gritó Púrpura mientras continuaba con su ataque-¡Insensible!

Tres ondas cortantes golpearon a Shiena, haciendo que su sangre saliera a chorros para terminar siendo quemado por una enorme explosión de fuego.

Muerto.-se dijo Púrpura mientras se preparaba para trocear el cadáver.

Te llamo loco…-dijo Shiena mientras se regeneraba-…porque crees que las mujeres son todas malvadas y porque sólo quieres herir y matar a todo el mundo. ¡Me parece estupendo que no hayas querido ser mujer y que lo hayas cambiado si era lo que querías! ¡No estás razonando! Aunque… ¿qué se puede esperar de un loco?

¡TE MATARÉ!-chilló Púrpura.

El soldado dejó de lanzar ataques a distancia y se dispuso a propinar arañazos y patadas contra Shiena, quien se defendió con el urumi y sus propias patadas, iniciando de nuevo un forcejeo.

Así no voy a poder hacer nada…-pensó Shiena-… tengo que llevármelo a mi territorio. Si no aprovecho su inestabilidad mental, no podré vencerlo. Lo siento, Púrpura… sé que no es justo para ti, pero… ¡Veena me espera! O TÚ, O YO.

¡Ya no puedes doblegarme!-se burló el Taimanin-¡Te has desquiciado tanto que tus golpes han perdido efectividad!

Aquello era mentira: el enfado de Púrpura lo había vuelto más peligroso, pero las palabras de Shiena le estaban afectando más que nunca.

¿Sí?-se sorprendió el militar-¡Pues prepárate! ¡MORIRÁS DE LA MANERA MÁS HERMOSA Y MACABRA POSIBLE! ¡SOY EL SOLDADO MÁS GUAPO DEL MUNDO!

El asesino se arrancó la ropa, revelando el traje que llevaba debajo: un maillot de ballet de color violeta intermedio, unas medias semitransparentes de color violeta claro, unos botines de color violeta metalizado y unos brazaletes de tela elástica a juego con las medias. Como si se hubiera accionado por un resorte, del maillot comenzó a desplegarse un enorme tutú de color violeta blanquecino de aspecto solemne y amenazador. Sus uñas brillaban más que nunca.

¡Antes de asesino fui campeón de ballet y patinaje sobre hielo!-dijo Púrpura-¡Te voy a enseñar el arte de un asesinato hermoso y eficiente!

¡Por fin hablamos en el mismo idioma: en el de la guerra!-se alegró Shiena-¡Yo además de Taimanin soy experto en baile moderno y en gimnasia rítmica! ¡Veamos quién se mueve mejor!

Púrpura se puso de puntillas hasta apoyarse sobre las punteras de los botines, como si fuera a hacer unos pasos de danza clásica. Acto seguido, comenzó a bailar grácilmente y a girar sobre sí mismo de manera frenética, combinando sus piruetas con patadas y arañazos, liberando ondas cortantes a su paso. Shiena poco pudo hacer para defenderse de aquello, resultando atropellado en el primer intento y cayendo al suelo.

¡Es hora de la patada final!-exclamó amenazadoramente el soldado levantando la pierna izquierda y dispuesto a estampar el talón en el cráneo de su enemigo.

Shiena se incorporó, apoyó las manos en el suelo y lanzó una coz hacia arriba, propulsando a Púrpura lejos de él. Hecho aquello, se levantó y desplegó su urumi, golpeando a su contendiente y causándole algunos cortes. Aprovechó el momento de desconcentración de su enemigo por el escozor de los cortes para acercarse a él y lanzarlo por los aires con una llave tras la cual lo interceptó con una patada voladora. En medio del aire, como si volaran, Púrpura se defendió lanzando una cadena de patadas  y arañazos y, acto seguido, pulsó unos botones ocultos en sus botines, haciendo que desplegaran unas cuchillas de patinaje sobre hielo. La última patada que lanzó fue cortante y le acertó a Shiena en un pectoral, haciéndolo caer dolorosamente.

¡No eres rival para mi técnica ni para mi belleza!-bramó el soldado asesino.

Cuando hubo terminado de regenerarse, Shiena lanzó un puñado de cuchillos kunai contra Púrpura para mantenerlo ocupado repeliéndolos. Aprovechó ese instante para lanzarse a ras de suelo, agarrarle las piernas y tirarlo al suelo, posición en la cual volvió a rodear sus dedos con el urumi para hundírselo en el pecho. Su ataque fracasó, pues el tutú de Púrpura comenzó a dar empujones con un mecanismo especial y lo lanzó por los aires. Acto seguido, el asesino comenzó a girar sobre sí mismo, activando la hoja de calor que llevaba en el tutú y liberando una mortal rueda de fuego que se enroscó en Shiena, inmovilizándolo y quemándolo.

¡Di tus últimas palabras!-gritó Púrpura.

Se acercó hasta su enemigo deslizándose. Patinaba cortando el suelo. Cada corte que hacía se convertía en una fuente de calor de la que emanaban llamas moradas. Cuando llegó hasta Shiena, lo lanzó por los aires con una patada alta y esperó a que cayera por la gravedad mientras describía líneas caóticas con sus patines, convirtiendo toda la estancia en pilares de fuego. Pensó que si quemaba vivo a Shiena no podría dejarle que se regenerase. El Taimanin entendió la intención de su enemigo y bajó cargando sus piernas con energía, disipando las llamas a su alrededor y aterrizando de manera segura.  Púrpura podría salirle por detrás de cualquier columna de fuego: aquello no sólo era mortalmente peligroso, sino que también restaba visibilidad. En un intento de finalizar el combate, el soldado saltó por encima de un pilar de fuego y cayó hacia Shiena con una coz aérea con las piernas juntas, pero éste lo repelió dándole un fuerte puñetazo con el que logró tirarlo de cabeza a las llamas.

¡Cómo ha volado!-se sorprendió Shiena-¡Es muy ligero! Antes no lo era tanto…

Sin darle tiempo a su enemigo continuar, el soldado salió de entre las llamas, furioso y enloquecido.

¿Y SI LLEGAS A QUEMARME LA CARA?-bramó Púrpura-¡VOY A PONERLE FIN A ESTO CON UN GRAN REMOLINO DE BELLEZA Y MUERTE!

Púrpura giró sobre sí mismo mientras daba rienda suelta a la hoja de calor de su tutú, creando un enorme y brillante tornado de fuego violeta a su alrededor con el que avanzó hasta Shiena y lo arrolló.

¡AAAAAAAAAAAAAARGHHHHHHHH!-el Taimanin se perdía entre las llamas y sentía que su regeneración lo abandonaba.

¡TE QUEMARÉ VIVO!-chilló Púrpura-¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!

Lo sabía.-dijo Shiena-Púrpura era demasiado para mí. He llegado muy lejos, pero no ha sido suficiente. Lo siento por todos. Veena, espero que estés sana y salva y que logres ser feliz durante el resto de tu vida.

¡NO!-gritó el soldado muy sorprendido.

La hoja de calor había fallado por sobreuso y el tornado se había debilitado. Shiena pudo salir de las fauces de aquellas voraces llamas y regenerarse mientras veía que el fuego de su enemigo se volvía contra él.

¡MIERDA!-chillaba-¡NO PUEDO APAGAR ESTA COSA! ¡NO ME RESPONDE!

El soldado se estaba quemando vivo. Shiena no hizo nada: era su oportunidad para ganar el combate. Si la hoja de calor derribaba a su dueño, su misión habría terminado.

¡NO PUEDO TENER ESTE FINAL TAN RIDÍCULO!-gritó el soldado mientras destrozaba el tutú con sus uñas.

Las llamas disminuyeron en cantidad y área, pero las pocas que quedaron se hicieron más fuertes y salvajes.

¿Y si termino de romper todo su armamento tecnológico y pongo fin al combate?-pensó Shiena-¡Un Taimanin tiene que ser valiente y proactivo! ¡Incluso si gano viéndolo arder lo habré hecho mal!

Ninpô – Mai no Jutsu! Utsukushii Odori!-exclamó Shiena.
(¡Arte ninja de la danza! ¡Baile de hermosura!)

Con las piernas cargadas de energía de color verde blanquecino, Shiena giró elegantemente sobre sí mismo, dando una patada al final de cada vuelta, creando un remolino de espirales energéticas que el Taimanin alimentó combinando sellos ninja con pasos de Break Dance, atrapando al soldado hasta generar una explosión. Finalizó el ataque con una patada voladora cargada de energía, como una flecha explosiva. Púrpura fue estampado contra la pared y sus hojas de calor terminaron de volverse locas, estallando en pedazos y envolviéndolo todo en fuego. Cuando el humo se hubo disipado mínimamente, el Taimanin observó a su enemigo: su ropa estaba casi totalmente consumida y su cuerpo lleno de quemaduras, pero se estaba masturbando con la mano derecha.

Nunca había visto una forma tan hermosa de acabar un combate.-dijo Púrpura-Un bonito regalo antes de mi ridícula muerte. Traicionado por mis propias armas y vapuleado por un debilucho novato… ¡al menos me haré una última paja antes de irme al otro barrio!

Shiena apartó la mirada. Aquello le parecía desagradable. Púrpura continuó masturbándose afanosamente mientras su cuerpo ardía y se consumía. No sentía dolor por las llamas. Sólo sentía placer en su pene y nada más. Sus sentidos lo abandonaban, su juicio se estaba apagando y su vida estaba terminando, pero quería acabar todo con un orgasmo. Continuó masturbándose durante unos minutos, iluminado por el hermoso y peligroso fuego violeta de sus armas. Sólo sentía el placer. Nada le importaba ya.

Al menos has peleado bien y no has manchado el nombre que tienes.-susurró Shiena-Me habría dolido mucho que hubiera sido diferente viniendo de alguien que se llama como alguien de mi familia.

El soldado no le hizo caso. Sólo se masturbaba. Su cara, desfigurada por el éxtasis y el placer, daba a entender que no le importaban ni el dolor ni la muerte. Probablemente ya ni oía ni entendía nada.

Murasaki.-continuó Shiena, todavía de espaldas a su enemigo-¿No es ése el significado de tu nombre en español? En fin, supongo que ya da igual. He protegido a Veena y eso es todo lo que importa… ¿no?

¡Me corro!-chilló Púrpura, rompiendo el silencio que el Taimanin había generado tras su última frase-¡Ya puedo morir! ¡A LA MIERDA TODO! ¡QUÉ ASCO DE MUNDO!


El soldado expulsó una gran cantidad de semen. Se manchó todo el cuerpo, incluido el rostro, por el que tanto aprecio sentía. Justo cuando su pene tiñó su herida y magullada cara de blanco, las hojas de calor terminaron por explotar, derrumbando el edificio y, con él, a aquel asesino. Para Shiena no fue demasiado difícil salir de allí antes del momento clave, por lo que se vio en la calle, de pie e intacto, pero no muy contento: había muerto un humano en un combate contra él, cosa que los Taimanin no querían, y casi lo matan a él mismo. Entendió que le faltaban muchísimas habilidades de todo tipo, pero se aferró a la idea de que había salvado a la mujer a la que amaba para no venirse abajo después de aquella experiencia tan sobrecogedora y macabra. Miró hacia el cielo. Creyó ver a dos mujeres intercambiando golpes en la azotea de un edificio. Decidió acercarse, pues seguramente una de ellas sería alguna de sus compañeras y amigas. Además, por el camino tendría que pasar por el lugar en el que se separó de Veena…

martes, 24 de mayo de 2016

[TY] Episodio 80: Muay Thai extremo

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 80: Muay Thai extremo

Entre forcejeos y maniobras evasivas, el soldado Gordon Powers y el guerrero ninja Yamiyuki Kuroi habían llegado a unas instalaciones industriales alejadas del núcleo urbano. El Taimanin sonreía con satisfacción.

¿Traerme aquí forma parte de tu estrategia?-preguntó el militar, dispuesto a acometer lo que fuera necesario para salir victorioso.

Yo no lo llamaría una estrategia.-la sonrisa de Yamiyuki se tiñó con el tinte de la provocación-Más bien lo considero una opción de comodidad. ¿Cómo, si no, podríamos enfrentarnos más a gusto que estando solos? Simplemente he querido parar en un lugar donde estemos alejados de los demás para que no nos interrumpan. Tenemos mucho que decirnos… ¿me equivoco?

Mucho que decirnos en un idioma menos verbal que el inglés, el japonés o cualquier otro.-asintió Gordon apretando los puños.

Así es.-concedió Yamiyuki suavizando su sonrisa a la vez que alzaba sus puños-En el idioma de los puños, el de las armas, el de la guerra.

Supongo que es inevitable cuando somos líderes de bandos opuestos.-dijo el soldado con un deje de amargura-Cuando las fuerzas chocan, sus representantes tienen que batirse entre sí. El camino de la guerra es inflexible.

No quiere pelear.-pensó Yamiyuki-Lo sabía. Aquí hay gato encerrado.

Un soldado no tendría que filosofar delante de su jurado enemigo.-advirtió el Taimanin-¿No te han entrenado para ganar? ¿Qué clase de artillero eres? El cuerpo humano no es capaz de resistir las explosiones para cuya provocación has estado entrenando toda tu vida. Lo tienes fácil, ¿no crees?

Sí.-asintió el soldado-Lo tengo muy fácil. Sólo tengo que hacer que vueles en pedazos. Así pensáis los asesinos, ¿verdad?

Taimanin.-lo corrigió Yamiyuki-Nosotros cazamos demonios, no personas. ¿No sois los soldados los que os ganáis la vida en los conflictos entre humanos?

¡Existimos para proteger la tierra que nos ha visto nacer, a sus ciudadanos, a nuestros vecinos y hermanos!-bramó Gordon-¡No somos meros matarifes! ¡Luchamos por unos ideales!

Nunca lo he negado.-insistió el joven de ojos rojos-No obstante, en la práctica, acabáis matándoos entre vosotros. La especie humana es separatista por naturaleza. Si de verdad fuéramos un colectivo unido, si realmente nos considerásemos ciudadanos del mundo… entonces estaríamos todos trabajando codo con codo para erradicar la amenaza de los demonios. Si los demonios bondadosos existen o no es algo que no podemos estudiar a fondo porque no vivimos en su mundo, pero está claro que al nuestro han venido los peores y están jugando con nosotros. ¿Crees aún que los asesinos somos los Taimanin? Tal vez nuestro trabajo sea violento, pero nunca pretendemos herir a nuestros congéneres. Tú trabajas por tu país: yo por mi planeta.

Estamos muy acostumbrados a ese tipo de discursos.-Gordon se encogió de hombros-La primera estrategia del enemigo es intentar desarmar al soldado sin tocar su arma. No obstante, no soy un cadete. Ya he pasado por eso. No vas a apartarme de mis órdenes.

¿Crees que no quiero enfrentarme a ti?-preguntó Yamiyuki con sarcasmo-No me hagas reír. Estoy deseando ver lo que ese cuerpo mastodóntico es capaz de hacer. Serás un oponente más que digno. Simplemente quiero que sepas que quien te da las órdenes se está equivocando. Hay una diferencia entre ser eficiente y ser un homúnculo servil sin criticismo. Estados Unidos ha sido un títere de los Mazoku, y ahora más que nunca. Vuestra comandante suprema ahora es Tigres Black, la mujer más malvada del planeta Tierra, venida directamente de los dominios demoníacos, y con nuestra subyugación total como único objetivo. Estás peleando, en general, contra la humanidad y, en particular, contra tu propia patria, a la que tanto amas. ¿Alguna vez te ha hecho sufrir un demonio? ¿Sabes lo que es eso?

¡CÁLLATE!-gritó Gordon disparando un cañonazo.

Yamiyuki saltó muy alto y describió una grácil, elegante y hermosa pirueta en el aire, esquivando el proyectil y la explosión que generó.

Tiene sentimientos encontrados.-pensó-Le he tocado una fibra sensible. Mi intuición es más afilada que mi espada: este hombre puede ser mucho más que un simple enemigo al que derrotar. Confía en ti mismo, Gordon Powers. Sé tú y no quien te obligan a ser.

¿Acaso he dicho algo indebido?-preguntó Yamiyuki tras aterrizar con una elegante pose.

¿Un soldado no debe filosofar ante un enemigo pero un Taimanin sí?-insistió Gordon-¿Qué clase de broma es ésta? Estamos mucho más que advertidos de lo que os gusta el juego mental. ¡Hemos estudiado vuestros trucos antes de iniciar la presente batalla!

La presente y última.-afirmó tajantemente el Taimanin-Acuérdate de ello.

¡Por supuesto!-el soldado le dio la razón-¡Es hora de que os derrotemos finalmente!

Gordon continuó disparando su cañón de mano. Los proyectiles explosivos eran bastante rápidos para lo pesados que resultaban ser, y las explosiones tenían un radio muy amenazador.

¡No me hagas retractarme de mi afirmación!-gritó Yamiyuki sorteando los proyectiles y prendiéndoles fuego en el aire para que explotaran inútilmente-¡Te he dicho que me parecías un tipo duro! ¡Un oponente digno no dispara a matar sin más! ¡Piensa tus jugadas, Powers! Si tanto quieres derrotarme, ¡demuéstrame tu valía, tu poder, tu talento, tu capacidad! Disparar un cañón no es algo para lo que hayas necesitado formarte toda tu vida. Puedes hacerlo con una instrucción de pocos días. ¡Enséñame lo que de verdad has aprendido! ¡No querría tener que considerarte un pusilánime!

¡Maldito sea!-pensó Gordon-Tiene razón. Me está sacando de mis casillas, pero tengo que ser más fuerte que él. Ya le he dicho que hemos estudiado sus trucos, pero ahora tengo que demostrárselo… no, no a él: a mí mismo y a mis hombres. Voy a volcarme en este combate y a enseñarle por qué me consideran el artillero menos ortodoxo y más peligroso del mundo.

Está bien, Kuroi.-dijo el militar-Técnicamente no debemos mostrar el arsenal definitivo a no ser que la situación sea desesperada, pero contigo se puede hacer una excepción. Pareces la típica persona que puede construir una casa por el tejado sin que se le caiga.

Yamiyuki sonrió con satisfacción: iba a comenzar seriamente el combate que estaba esperando.

¡Adelante!-lo instó-¡Lánzame las tejas más pesadas que tengas para ese tejado!

Sin mediar palabra, Gordon se arrancó la ropa y la lanzó por los aires. Debajo sólo llevaba unas calzas cortas de Muay Thai, de color verde, muy llamativas y holgadas. El perímetro elástico que se ceñía a la cadera acentuaba su silueta, y la zona frontal, abombada y pesada, dotaba a su entrepierna de una textura visual prominente y muy varonil. Su musculoso cuerpo de piel tostada estaba casi totalmente expuesto: aquellas piernas duras e intensamente formadas tenían un aspecto amenazador, como de que cualquier patada podría ser letal, y sus brazos no eran menos. A Yamiyuki le recordó en cierta medida a su amigo Rito.

Así que tu verdadera artillería es un cuerpo explosivo, ¿eh?-preguntó el Taimanin-Me parece mucho más profundo, personal y merecedor de una victoria. Y, ya que te has expuesto hasta ese nivel, voy a enfrentarme a ti en igualdad de condiciones. ¡Que gane el mejor!

Yamiyuki saltó hacia atrás mientras desabrochaba todas las sujeciones de su uniforme, dejándolo caer al suelo junto con todas sus armas y aterrizando en calzoncillos frente a Gordon.

No he traído mis calzas porque no pensaba usarlas, así que me vas a tener que perdonar, pero no me queda otra que enfrentarme a ti en calzoncillos.-se excusó el Taimanin-Así estamos en las mismas condiciones.

El joven se mostraba seguro de sí mismo. Su cuerpo era muy diferente al de Gordon: piel muy pálida, tono muscular más concentrado y menos voluminoso, cintura más estrecha, brazos y piernas más finos… y, aun así, ninguno dejaba de respetar al otro y considerarlo una amenaza de cierto nivel. Yamiyuki no tenía los músculos gigantescos de Gordon, pero era mucho más alto que él y era más que famoso por su fuerza. Llevaba unos calzoncillos muy ajustados de color negro con un dibujo en forma de espiral descrita por mariposas irisadas que recorría toda la parte izquierda de la prenda.

No esperaba que alguien como tú fuera capaz de una estupidez así.-dijo Gordon-Te has despojado de todo tu armamento sólo porque yo me he quitado algo de ropa, ignorando si tenía o no más armas. ¡Esa jugada temeraria será tu perdición! ¡Toma esto!

Gordon le dio la espalda a Yamiyuki, revelando una serie de placas  metálicas de color verde oscuro que tenía puestas sobre los codos, los hombros, varias zonas de la espalda y algunos tramos de la parte posterior de las piernas. Estas placas se abrieron y comenzaron a disparar rayos de luz verde.

¡No me hagas reír, por favor!-insistió Yamiyuki-¡Te has pasado por el forro de los cojones las armas que nunca dejaré de tener! ¿Acaso necesito estar vestido para lanzar fuego con mis manos? Ninpô – Katon no Jutsu!
(¡Arte ninja del fuego!)

El joven Taimanin comenzó a lanzar fuego contra los rayos de Gordon. El impacto provocó unas enormes explosiones en el aire que, de haber acertado sobre alguien, habrían causado su aniquilación.

¡Qué buen material!-elogió Yamiyuki-¿Es artillería iónica?

Así es.-explicó Gordon-Se acabaron los pesados proyectiles metálicos con cargas químicas explosivas. Esto es mucho más ligero y más destructivo. Mi especialidad siempre ha sido ser un artillero liviano. He estado construyendo una imagen falsa de mí en combate todo este tiempo para que no supierais qué clase de tecnología tenemos en nuestras filas.

Bravo.-dijo Yamiyuki mientras aplaudía desganadamente-¿Me estás diciendo que no vas a utilizar ese cuerpo para enfrentarte a mí a la antigua usanza? Me decepcionas…

¡Mi cuerpo es un orgullo!-gruñó Gordon-¡Fui entrenado por la legendaria piloto Mirabelle Bell! Ella me enseñó la musculación, diseñó mi entrenamiento, me ayudó a conseguir esta forma y me enseñó a manejar y disparar armas pesadas. Si tantas ganas tienes de probarlo, te daré el golpe de gracia con él en su nombre.

Así que Mirabelle Bell, ¿eh?-comentó el Taimanin-No me extraña. Te pareces a ella en ese sentido. Tus piernas parecen cortadas por el mismo patrón que las suyas. Se nota que te has ejercitado siguiendo sus pautas. Me quito el sombrero: no debió de ser fácil.

No, no lo fue, pero lo conseguí.-respondió el soldado-Y, con ello, logré una fuerza lo suficientemente pura como para vencer a cualquier enemigo. ¡Ni tu fuego podrá salvarte esta noche, Yamiyuki Kuroi!

Eso ya lo veremos.-siseó el Taimanin.

Gordon volvió a disparar otra sarta de rayos explosivos, esta vez moviendo su cuerpo de diferentes maneras para conseguir que sus ataques adoptasen una distribución en abanico difícil de esquivar. Yamiyuki hizo alarde de su gran agilidad y se esfumó de la vista de su enemigo, dejando que las explosiones chocasen y se opusiesen unas a otras en una ráfaga que acabó siendo fútil.

¡Da la cara!-pidió el soldado.

De pronto, el militar notó el tacto de una mano en su espalda, peligrosamente cerca de una de sus placas de armamento.

Me dices a mí que soy temerario, pero tú no tienes absolutamente nada con lo que proteger estas armas tan caras y tan novedosas.-dijo Yamiyuki, que había aparecido detrás de Gordon y le había agarrado el cuello con un brazo mientras con el otro exploraba las placas de su espalda-Me dirás que lo que tienes para protegerlas es tu cuerpo y que por eso las llevas en tu espalda, pero eso es bastante inútil contra alguien que puede llegarte por detrás fácilmente.

¡Como si fuera a dejarte hacer lo que te dé la gana con mis armas!-gruñó el soldado-¡Apártate!

El musculoso soldado lanzó una patada trasera, concentrando toda la fuerza conducida por su cuerpo en su pie derecho, obligando al Taimanin a soltarle el cuello y lanzándolo lejos de él.

¡Buen golpe!-lo elogió el ninja mientras se recuperaba en el aire con una voltereta y aterrizaba en cuclillas-¡Pero no lo suficiente! ¡HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!

Subestimas mis armas creyendo que sólo son unas pocas placas mal distribuidas.-dijo Gordon-Full-Metal Body!
(¡Cuerpo metálico!)

Yamiyuki, que se preparaba para abatir a Gordon de un puñetazo, se sorprendió al ver que las placas se extendían y cubrían todo el cuerpo de su dueño, formando una coraza que irradiaba energía. El puñetazo resultó totalmente inútil ante semejante protección.

¿Te has hecho daño en la mano?-preguntó Gordon con mordacidad.

No más del que se van a hacer esas condenadas placas.-respondió Yamiyuki-Déjame adivinar: no puedes disparar mientras cubren tu cuerpo, ¿verdad?

No lo necesito.-lo rebatió el soldado mientras las placas volvían a su forma anterior-Su velocidad para desplegarse y replegarse es lo suficientemente elevada como para protegerme de cualquier ataque y volver a la ofensiva sin perder un instante… ¡como ahora!

Gordon comenzó a lanzar rayos explosivos de nuevo. Esta vez, cada uno de ellos comenzó a curvarse y a perseguir a Yamiyuki conforme éste trataba de esquivarlos.

Tú mismo lo has dicho antes: un impacto será letal para ti.-dijo Gordon mientras continuaba disparando esos rayos inteligentes.

Tengo dos opciones.-pensó Yamiyuki mientras sudaba para evitar ser reducido a cenizas por esos peligrosos rayos-La primera es conseguir que los rayos choquen entre sí para que no me jodan lo más mínimo…

El chico se dejó caer verticalmente desde su salto, logrando que dos rayos que venían en la misma dirección y sentidos contrarios chocaran, produciendo una explosión inútil. A continuación, rodó por el suelo al caer para aproximarse a Gordon, tras lo cual comenzó a correr hacia él.

...y la segunda es obligar a Gordon a defenderse.-el chico continuó su soliloquio mientras lanzaba una patada lateral al esternón de su oponente.

Como el Taimanin esperaba, el militar se cubrió con su armadura, lo que hizo que todos los rayos se interrumpieran y se vieran apagados, cesando así la amenaza. La energía que irradiaba la armadura, no obstante, repelió a Yamiyuki y lo lanzó contra el suelo.

Me ha costado una caída, pero es mucho mejor que morir volado en pedazos.-pensó el chico mientras se incorporaba.

A la vez que el ninja se levantaba del suelo, Gordon se preparaba para disparar de nuevo.

¡Otra vez no!-gruñó Yamiyuki, aburrido de aquel patrón de ataque.

El Taimanin lanzó un chorro de pétalos de rosa, haciendo que su oponente se tambaleara y perdiera la oportunidad de disparar.

¡Es el momento!-pensó Yamiyuki.

Ágilmente, se lanzó a por el soldado para abatirlo con una llave, pero éste lo ahuyentó con una patada alta y, acto seguido, saltó y lanzó un rodillazo aéreo, terminando de crear una distancia entre ambos lo suficientemente grande como para volver a disparar, que fue lo que de forma inmediata hizo después.

¡Mierda!-gruñó el Taimanin.

Sus chorros de fuego le permitían hacer que los rayos explotaran antes de impactar contra él, pero cada vez se le acercaban más rápido y desde más ángulos. Necesitaba frenar aquella tempestad de artillería iónica.

Ninpô – Katon no Jutsu! Honou no Ya!-gritó Yamiyuki.
(¡Arte ninja del fuego! ¡Flecha Llameante!)

De una de las manos de Yamiyuki brotó una llamarada en forma de arco. Con la otra mano hizo el gesto de tensar la cuerda y disparar, liberando una saeta muy veloz que avanzó cortando el aire hasta el pecho de Gordon, causándole una quemadura antes de que se cerraran las placas sobre su cuerpo para protegerlo.

¡Maldición!-bramó el soldado-¡Qué velocidad!

Qué velocidad y qué maravilla el que lo primero que hagan tus placas al transformarse en armadura sea cortar los rayos.-añadió el ninja-¡Casi me veo convertido en polvo!

Esto no significa nada.-dijo Gordon-Aún puedo derrotarte. ¡Prepárate!

¡Quiero ver cómo lo intentas!-gritó Yamiyuki mientras se lanzaba a Gordon con una patada voladora.

Full-Metal Body!-exclamó Gordon.

Para sorpresa del soldado, su armadura no se cerró bien y la patada voladora de su contendiente le impactó en el pecho, justo donde había recibido la quemadura.

¿Se ha roto tu armadura?-preguntó Yamiyuki.

Parece ser que la interrupción que has causado antes, sumada a la energía del fuego, ha dañado el sistema de acoplamiento entre las placas, pero no voy a rendirme por ello.-dijo Gordon mientras se levantaba tras el impacto-Si no puedo protegerme para anular tus ataques, me encargaré de que no puedas atacarme.

Soy una persona muy curiosa.-comentó el Taimanin con una sonrisa de provocación-¿Por qué no explicas menos y enseñas más?

¡No podrás golpearme aun habiendo roto mi armadura!-bramó el fornido soldado-¡El despliegue de mi técnica especial no ha hecho más que empezar! Motorized Assault!
(¡Asalto motorizado!)

Las placas que Gordon llevaba en la parte posterior de su cuerpo se reorganizaron y comenzaron a desplegarse de manera diferente, creciendo a lo ancho y a lo alto en el hueco que el soldado había dejado entre sus piernas, bastante separadas. El montaje de las placas terminó formando una enorme y pesada moto de color verde con la que su conductor comenzó a conducir a toda velocidad.

¡Alcánzame si puedes!-gritó Gordon henchido de orgullo por su arma-¡Ni un rayo podría acertarme! ¡Sólo la luz es más rápida que yo!

El ninja se quedó quieto. Comenzó a observar atentamente los fugaces movimientos de la moto. Tenía claro que trataba de desconcertarlo para poder atropellarlo cuando menos se lo esperase.

¡Es el momento!-pensó Gordon-¡Lo embestiré por un costado!

Con la gran velocidad de aquel vehículo, que parecía aparecer y desaparecer del campo de batalla según su concupiscencia, el soldado cargó en línea recta hacia el perfil izquierdo de su enemigo, quien saltó elegantemente, dejando que la moto pasara por debajo de él, sin tiempo para lanzarle ningún ataque.

¿Cómo has podido esquivarlo?-preguntó Gordon  frenando en seco.

Soy zurdo y me has venido por la izquierda.-respondió Yamiyuki-¡Nunca jodas a un zurdo!

Haciendo un alarde de reflejos y rapidez, el Taimanin soltó un sorpresivo y brillante chorro de fuego contra la posición de Gordon, pero éste contaba con una gran aceleración, lo que le permitió iniciar la marcha de nuevo a alta velocidad, evitando el impacto.

¡No voy a dejar que me ningunees!-bramó el soldado haciendo que la moto saltara.

Obligando a la moto a girar sobre sí misma, Gordon se lanzó contra Yamiyuki por su espalda. Éste intuyó el ataque, se giró y, al ver lo que se cernía sobre él, saltó potentemente hacia atrás, dejando una distancia que permitió que el vehículo cayera, excavando amenazadoramente un cráter en el suelo. Aprovechando que las ruedas se habían incrustado en el pavimento y que Gordon tardaría un poco más en sacar la moto de allí, el Taimanin lanzó una feroz patada giratoria contra el vehículo, tratando de volcarlo.

¡Necio!-bramó Gordon-¿Acaso te quieres romper un pie?

¿No te haría eso un gran favor?-preguntó Yamiyuki mientras veía cómo su oponente caía al suelo con su moto encima-¡Deja de preocuparte por mí y evita que esa moto te aplaste la espalda!

En tiempo casi cero, el militar agarró la moto y se volvió a subir a ella, poniéndola de pie antes de que se produjera el impacto contra el suelo y saltando del cráter.

Si tantas ganas tienes de acabar destrozado…-dijo Gordon mientras desaparecía de la vista de Yamiyuki-… ¡que así sea!

Y se habrá pensado que de verdad me ha pasado algo en el pie. Aficionado…-pensó el Taimanin desdeñosamente.

¡Es la hora de la artillería!-bramó Gordon apareciendo en medio del cielo con su moto.

A la moto le habían crecido unas alas luminosas en los laterales.  Al aterrizar pesadamente en el suelo y provocar un temblor que desestabilizó a Yamiyuki, Gordon comenzó a describir polígonos a gran velocidad a su alrededor. Cada línea que trazaba hacía que las alas de la moto cambiaran de forma, siguiendo motivos de insectos: alas de libélula, de mosca, de mariposa, de avispa, de hormiga…

¡Guau!-exclamó Yamiyuki al ver el peligro al que estaba sometido.

Mientras el soldado intentaba atropellarlo, de las alas de su moto salían partículas gráciles y ligeras como esporas que explotaban al viento. Por ende, Yamiyuki tuvo que combinar los saltos y las maniobras evasivas con una protección especial contra los explosivos: se rodeaba de danzarines y salvajes chorros de fuego que se movían describiendo hélices a su alrededor.

En algún momento te cansarás…-siseó Gordon.

No antes de que tus armas se queden sin energía.-respondió Yamiyuki, sorprendiendo a su enemigo, quien pensaba que no lo había oído.

En un momento de suerte, Gordon pudo embestir a Yamiyuki, lanzándolo por los aires de un golpe. En ese momento, comenzó a embestirlo repetidas veces sin dejarlo caer al suelo, saltando con la moto si era necesario. Aquella combinación de golpes estaba tiñendo el aire con una peligrosa pero hermosa nube de partículas verdes brillantes.

¡Lo estoy consiguiendo!-pensó Gordon-¡Puedo derrotar a Yamiyuki Kuroi! No pueden quedarle muchos huesos sin romper… ¡y la explosión hará el resto!

¡YA BASTA!-chilló Yamiyuki liberando una onda expansiva de fuego que apartó la moto de él-¡ESTO ES INDIGNANTE! ¡PEGAS COMO UN NOVATO! ¡LA PICADURA DE UN MOSQUITO SE SIENTE MÁS QUE TUS GOLPES!

¡No puede ser!-el militar se sentía muy sorprendido-¿Será verdad eso que dicen de que Yamiyuki es inhumano?

¡Te falta entrenamiento!-gruñó Yamiyuki-¿Cómo puede ser que habiéndome atropellado cerca de treinta veces con una moto de gran cilindrada no me hayas hecho nada? ¡Tienes unas armas tremendamente poderosas y nada de poder propio para usarlas con eficiencia!

¡No he terminado!-respondió Gordon-¡Mira a tu alrededor! ¡No podrás librarte de semejante explosión!

Las partículas que el soldado había liberado por el aire comenzaron a explotar una tras otra, siguiendo un patrón de efecto dominó.

Oh, ¡claro que puedo!-insistió Yamiyuki, decepcionado con su oponente-¡Eres un mierdas!

El Taimanin predijo la trayectoria de las explosiones encadenadas gracias a su patrón de dominó, por lo que pudo moverse rápidamente hacia donde sabía que no se iba a producir ninguna que pudiera alcanzarle. Su enemigo aprovechó el humo de las explosiones y la fuerza de las ondas expansivas para cargar de nuevo contra él, pero la luz de sus alas lo delató, por lo que, en un intento de carga frontal, el Taimanin pudo subirse a la parte frontal de la moto con un pie y, con el otro, pateó a su conductor en el esternón, obligándolo a inmovilizar el vehículo.

También has sido alumno de la Shinigami Carmesí, ¿verdad?-preguntó Yamiyuki con curiosidad.

¿La Shi…-Gordon se mostró dubitativo-¡Ah, sí! Red Line. La soldado que una vez fue Taimanin.

Tus armas se parecen a las suyas y por eso no les temo.-explicó Yamiyuki-No puedes ganar este combate. Sus alas brillaban con un poder distinto al tuyo. No importa que fueran rojas y no verdes: ella fue una aliada poderosa en Gokuruma y ahora lo es en vuestro ejército. La Shinigami Carmesí, una antigua Taimanin, o la soldado Red Line, como quieras llamarla o considerarla, es una persona que tiene algo de lo que tú careces pero que puedes conseguir. Lamentablemente, no podrás conseguirlo a tiempo para ser salvado esta noche. Sus alas de mariposa tenían algo que la hacía diferente.

Estoy harto de tu discursito.-dijo el soldado mientras pulsaba un botón de su moto.

El vehículo se deshizo con una onda expansiva de energía que tiró a Yamiyuki. Acto seguido, las piezas se convirtieron en unas enormes hileras de cables que se enroscaron alrededor de la espalda de Gordon, formando unas alas de mariposa que se iluminaron con luz verde.

Imitarla no te servirá de nada.-dijo Yamiyuki con seriedad.

No pretendo hacer tal cosa.-replicó el soldado poniéndose en guardia.

Con atención, el joven Taimanin observó la postura de Gordon: se trataba de una guardia de Muay Thai, un arte marcial de origen tailandés  tan hermosa como violenta. No tardó en imitarlo, haciendo ver que también lo dominaba.

Muay Thai, ¿eh?-preguntó Yamiyuki-Voy a luchar en igualdad de condiciones contigo hasta el final. Yo también domino este arte marcial. Es más, es de mis favoritas.

Me alegra saber eso.-respondió Gordon-¡Pero tú no tienes estas alas!

El soldado se acercó velozmente a su enemigo y trató de asestarle un rodillazo, pero él lo bloqueó. Acto seguido, batió sus alas, liberando otra sarta de partículas explosivas. El Taimanin las quemó antes de que explotaran y contraatacó con un codazo giratorio directo al hombro derecho de su contendiente, pero también fue bloqueado. Aprovechando el ralentí de su enemigo, Gordon giró sobre sí mismo, tratando de golpear directamente con las alas. Yamiyuki saltó y se apartó entonces de él.

Algo me dice que eso corta mucho.-dijo el ninja pensando en voz alta.

Amén de otras grandes virtudes.-susurró Gordon mientras saltaba.

Yamiyuki miró hacia arriba. Su oponente iba a caer sobre él. Parecía una mariposa auténtica: era hermoso, grácil y brillante. Justo antes de la caída, dobló un brazo, mostrando amenazadoramente su codo, que fue rodeado con un manojo de cables que salió de su espalda. Al contacto con el ala, los cables se llenaron de una energía de color verde que dio al codazo un efecto explosivo. Si el Taimanin no se hubiera apartado, habría recibido un golpe letal: el codo de Gordon había impactado contra el suelo, causando un temblor de tierra.

¡Eso no es Muay Thai!-exclamó Yamiyuki-Tu codazo era bueno y ha sido precioso, pero en este estilo no se contempla el uso de explosivos.

Gordon hizo caso omiso de su enemigo y comenzó a hacer lo mismo que había hecho con su codo con varias patadas, puñetazos y rodillazos.

¡Tómame en serio de una vez!-gruñó Yamiyuki-No voy a dejarme golpear por algo que acabaría conmigo ipso facto. ¡Quiero pelear en igualdad de condiciones! ¡No me seas tramposo!

¡Te permito que envuelvas tus extremidades en fuego para golpearme!-insistió Gordon-¡No voy a dejar de usar las armas que tanto tiempo me ha costado dominar!

¡No quiero hacer tal cosa!-respondió Yamiyuki-Es más: ¡voy a hacer algo mejor!

Dando una muestra de una agilidad inexplicable, el joven Taimanin apareció fugazmente frente a su contendiente, pegando pecho con pecho. Desde esta posición, rodeó su cadera con ambas piernas, evitando tocar las alas con ellas, y se dobló sobre sí mismo como una serpiente, pasando por el hueco de sus piernas con gran flexibilidad. Así, pudo mirar la estructura que daba forma a las alas de su enemigo, con lo cual conjuró una rosa con sus manos y la lanzó, clavándola en la máquina.

Ninpô – Bara no Jutsu!-exclamó el chico.
(¡Arte ninja de las rosas!)

Una explosión de pétalos apagó las alas del soldado y las hizo caer por su propio peso. Tras esto, el Taimanin se abrió de piernas, descolgándose del cuerpo de su enemigo y cayendo a cuatro patas debajo de él. Desde su posición, arqueó su espalda y levantó del suelo a su enemigo con cuidado de no golpearle los genitales. Entonces, saltó ágilmente con él encima como si fuera una montura llevando a su jinete y, desde el aire, lo agarró frontalmente y se tiró con él en picado girando sobre sí mismo, haciéndole encajar una poderosa llave de Izuna, la cual encadenó con un lanzamiento desde el suelo en el cual rodó sobre su espalda, levantó a Gordon por encima de él y lo catapultó hacia los cielos de una patada.

Me vas a perdonar el haber usado las artes japonesas.-dijo Yamiyuki-Te aseguro que no me saldré del Muay Thai a partir de ahora.

¡Acabaré contigo!-insistió Gordon-¡Tengo que derrotarte! ¡Eres el líder del equipo enemigo! ¡Debo dejarte fuera de juego! ¡ENCAJA ESTO!

Gordon reunió todas las piezas de maquinaria que había en su cuerpo y las juntó, formando un enorme cañón verde que sujetó con las dos manos. Era muy largo, pesado y de aspecto amenazador. A su alrededor había núcleos energéticos brillantes.

¡Mi ataque final!-gritó el soldado-Great Cannon!
(¡Gran cañón!)

Un enorme y denso chorro de energía salió disparado en dirección a Yamiyuki a una velocidad tal que no le permitiría esquivarlo. Tuvo que defenderse conjurando un enorme muro de fuego. Al impacto, las llamas comenzaron a vibrar. Aquel choque transmitió al Taimanin una intensa sensación de fatiga y dolor.

Tengo que parar esto como sea.-pensaba-Si atraviesa mi pared de llamas, me arrollará y me hará explotar en pedazos. ¡No puedo permitir que me gane una persona que no sabe por qué razón tiene que pelear realmente!

¡CAE!-gritó Gordon-¡Estás acabado!

Entre sudor y jadeos, Yamiyuki levantó la cabeza y miró a Gordon a los ojos. Su roja, ardiente y penetrante mirada traspasó el fuego y la energía que los separaban y se clavó en su enemigo. Moviendo elegantemente sus brazos, el Taimanin convirtió el muro de fuego en una enorme flor llameante que comenzó a absorber la energía explosiva. Los pétalos de la flor comenzaron a separarse de ella y a impactar contra los alrededores del soldado, aumentando de manera elevada la temperatura a su alrededor y quitándole las fuerzas para sujetar el cañón. El rayo comenzó a atenuarse y, entonces, la flor se convirtió en un enorme rayo de fuego que destrozó el haz de partículas explosivas y atravesó el cañón, haciéndolo reventar en pedazos.

¡NO!-gritó Gordon-¡Mi arma más poderosa!

¿Estás desarmado ya?-preguntó Yamiyuki-¡Volvamos al Muay Thai! ¡Adelante!

Es lo único que me queda…-admitió Gordon-… ¡y lo usaré para hacerte pagar por lo que has hecho con mi equipo!

Se lanzaron el uno hacia el otro. Sus puños chocaron entre sí. Mantuvieron aquel pulso unos instantes.

¿Escocido porque te está venciendo un tío desarmado en calzoncillos?-preguntó Yamiyuki.

¡Cierra la boca!-le espeto Gordon-¡Desconoces mi verdadera capacidad cuerpo a cuerpo!

Con un rodillazo, el soldado golpeó al Taimanin. Acto seguido, le lanzó una fuerte patada giratoria a la cadera.  Se alegró al ver que su golpe fue certero, pero no tardó en sorprenderse: su enemigo le había atrapado el pie haciendo una pinza entre su cadera y el codo del mismo lado.

Y tú la mía.-Yamiyuki le guiñó un ojo-¡Nadie me ha vencido en Muay Thai!

El Taimanin giró sobre sí mismo, tirando a Gordon de bruces contra el suelo. Aprovechó entonces para hincarle los codos en la espalda repetidas veces y terminar con un golpe de talón en la zona lumbar.

¡Levántate si puedes!-lo instó.

¡Claro que puedo!-respondió Gordon alzándose con un gancho alto.

El puño del soldado impactó contra el Taimanin. Acto seguido, se agarraron el uno al otro y comenzaron a intercambiar rodillazos. Algunos acertaban, otros eran esquivados y otros eran bloqueados en simples pero contundentes choques de rodilla contra rodilla.

¡Esto me gusta más!-Yamiyuki sonreía con placer-¡Ya estamos sudando! ¡Así tendrían que ser todos los combates! ¡VAMOS!

Gordon respondió de manera no verbal: soltó a Yamiyuki para poder tener los brazos libres y golpearle la cara con un codazo cruzado. Acto seguido, lo lanzó lejos de él con una patada frontal.

¡Tú lo has querido!-gritó Gordon-¡RAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGHHHHH!

Como una fiera cazando a su presa, el soldado saltó hacia Yamiyuki y lo embistió describiendo un aspa con sus dos codos, tras lo cual lo golpeó con ambas rodillas en el pecho.

¡Oh, sí, joder!-gritó Yamiyuki-¡Ahora golpeas como el tío que pensaba que eras! ¡Demuéstrame lo que sabes! ¡Enséñame tu Muay Thai!

¿Acaso eres masoquista?-preguntó Gordon mientras lanzaba un codazo descendente.

Yamiyuki lanzó una patada alta y paró el codo de su enemigo con la planta del pie.

Soy un artista marcial.-dijo Yamiyuki-Un guerrero. Un caballero. Un luchador. ¡Un artista del campo de batalla! ¡La victoria es mi ley y el orgullo es mi visión! Por ello… ¡te derrotaré esta noche! ¡Que en toda Tailandia se sientan orgullosos de nosotros! ¡HIYAAAAAAH!

El joven Taimanin giró salvajemente sobre sí mismo y liberó una feroz patada contra Gordon, impactándole en el cuello. Acto seguido, saltó y le golpeó entre las dos clavículas con un rodillazo volador que combinó con una voltereta apoyándose en el pecho de su enemigo y culminando con un golpe ascendente con los dos codos. Finalmente, lo dobló de un fuerte rodillazo en el abdomen y dejó todo su cuerpo apoyado horizontalmente sobre su muslo.

¡Prepárate!-chilló Yamiyuki-¡JAJAJAJAJA!

Con ambos codos, el Taimanin lanzó una lluvia de golpes descendentes contra Gordon, quien no podía defenderse.

Ngh…-boqueó el soldado mientras trataba de librarse de aquel tempestuoso ataque.

Tras decenas de codazos, Gordon paró los brazos de Yamiyuki con sus manos y se impulsó para saltar lejos de él.

Eres muy bueno.-admitió Gordon-Tendré que ponerme muy serio. ¡HAAAAAAAH!

Dámelo todo.-pidió Yamiyuki-No te contengas lo más mínimo o lo lamentarás. ¡HWOAAAAH!

Los dos lanzaron sendas patadas. Sus pies chocaron entre sí planta con planta.

Tarde o temprano, tu fuerza será superada por la mía.-advirtió el soldado-Baja la pierna si no quieres hacerte daño.

Eso es mentira.-lo corrigió el guerrero ninja-Además, no necesito fuerza si puedo derrotarte por flexibilidad.

Yamiyuki alzó la pierna, obligando a Gordon a levantar la suya porque sus pies estaban fuertemente enfrentados. Con todos sus años de baile, gimnasia rítmica y gran variedad de artes marciales, Yamiyuki era extremadamente flexible. Había conseguido atraer a Gordon, que era flexible pero no tanto, sólo con levantar su pierna.

¡Me va a partir la ingle!-pensó Gordon mientras luchaba por enmascarar su cara de dolor.

Como si hubiera leído su mente, Yamiyuki lanzó un fuerte codazo contra la parte inferior del esternón de Gordon, haciendo que cayera al suelo.

Agh…-gimió Gordon-… ¿acaso has llegado al Muay Boran?

No, no he llegado: ¡lo he superado!-respondió Yamiyuki solemnemente-No obstante, el motivo por el que no puedes derrotarme es aquello que Red Line sí tiene y tú no. Te falta… ¡una verdadera razón por la que pelear! ¡Una que de verdad creas!

¡Eso no es cierto!-gruñó el soldado levantándose de nuevo y lanzando un puñetazo-¡Peleo por mi patria!

El puñetazo de Gordon fue fácilmente esquivado por Yamiyuki.

¡Voy a hacerte ver la luz a golpes!-lo advirtió el Taimanin-¡Prepárate para sufrir hasta el extremo!

Yamiyuki bloqueó el cuello y los hombros de Gordon con un agarre y, acto seguido, comenzó a lanzar rodillazos a gran velocidad contra la barriga de su oponente. Su larga y despiadada sarta de golpes estaba haciendo que su oponente comenzara a soltar lágrimas de dolor.

¡YIIIIIIIIIIIIIIIIIIIHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!-gritaba Yamiyuki mientras cambiaba la pierna con la que lanzaba los rodillazos.

¡ARGHHHH!-chillaba Gordon, indefenso.

Cuando el abdomen de Gordon se terminó de convertir en una masa amoratada y magullada, Yamiyuki dejó de atacar. Acto seguido, atropelló a su malherido enemigo con una sarta de puñetazos, codazos y patadas con tanta elegancia como sed de sangre.

¡Te faltan motivos por los que pelear!-gritaba el Taimanin-¡Estás inseguro! ¡Crees que mereces otra cosa! ¡Te han hecho sufrir, tanto en el ejército como fuera de él! ¡Sabes de sobra que eres una víctima más de los Mazoku y te niegas a retirarles tu apoyo! Y, no contento con eso, crees que la culpa de ello la tengo yo, a quien has intentado matar por haberte dicho la verdad en un intento de ayudar. Los soldados como tú sois realmente gilipollas. ¡Espero que algún día te des cuenta de todo esto, aunque no me des las gracias! ¡Voy a hacerte danzar hasta que pierdas el conocimiento! ¿No querías acabar conmigo? ¡Haré que lo desees! ¡Ódiame! ¡Sangra por mi culpa! ¡Llora! ¡Sufre! ¡BAILA CONMIGO ESTA IRREFRENABLE Y APOCALÍPTICA DANZA DE SANGRA!

Yamiyuki terminó su sarta de ataques con un fuerte gancho ascendente que golpeó a su oponente encima del ombligo, haciéndole un enorme, visible y antinatural hundimiento. No lo atravesó y no causó ningún sangrado, pero deformó completamente su musculatura abdominal, dibujando su puño orgulloso y destructivo en ella a la vez que el soldado vomitaba un chorro de sangre muy caliente.

¡PUAGHHHHHHHHHHHHH!-Gordon sentía que la sangre lo ahogaba.

La sangre cayó sobre Yamiyuki, manchando su rostro y su torso. Una lasciva, sádica y sincera sonrisa se dibujó en su rostro: había ganado definitivamente. No pudo evitar alegrarse, sonreír como si el dolor ajeno fuera una noble misión.

¡AAAAAAARGH!-chilló Gordon al caer al suelo mientras pataleaba y se llevaba las manos al abdomen-¡DEMONIO! ¡DESGRACIADO! ¡HIJO DE PUTA! ¡TE MATARÉ!

Duerme, Gordon.-dijo Yamiyuki-No es justo que sufras tanto. Demasiado daño te han hecho a lo largo de tu vida.

El Taimanin pisó la nuez de su enemigo hasta dejarlo sin conocimiento, asegurándose de que no lo había matado. Tras ello, comenzó a limpiarse la sangre como pudo y se dispuso a vestirse y a recoger sus armas.

Estás muy equivocado.-susurró Yamiyuki antes de darle la espalda definitivamente a su humillado enemigo-Si de verdad eres tan inteligente como te vendes, aprenderás de esto. Adiós, Gordon. Habéis sido derrotados. Todos. Ninguno de tus camaradas podrá con mis amigos. Jamás.

El chico echó a andar, desandando el camino que había recorrido. Su nueva prioridad era reencontrarse con los demás Taimanin.