martes, 31 de mayo de 2016

[TY] Episodio 82: Damas de hierro

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 82: Damas de hierro

Seika se había quedado sola frente a frente con Margaret, la teniente de la división del ejército estadounidense que estaba dándoles guerra en Japón.

Muy poco tiene que apreciarte tu superior si te ha dejado sola contra una teniente.-dijo Margaret mientras asía firmemente su larga regla-¿Crees que vas a poder hacer algo de provecho esta noche?

Corta el rollo.-respondió Seika secamente-En Gokuruma sabemos muy bien lo que tenemos que hacer.

La joven Taimanin se puso en guardia de Karate. Margaret continuó inmóvil agarrando la regla en la misma posición.

¿No vas a ponerte en guardia?-preguntó la ninja-Estás siendo descortés.

No lo necesito.-respondió la teniente-Atácame si lo deseas.

Sin mediar palabra, Seika cruzó como un rayo la distancia que separaba a ambas y lanzó un puñetazo de frente. La teniente lo paró en seco con la regla, pero ésta ni siquiera se dobló.

Je…-la soldado se sonrió.

Haciendo caso omiso a la provocación de su contendiente, Seika lanzó una patada alta tratando de pasar por encima de la regla y acertarle en la cabeza a su oponente, pero ella levantó los brazos y enfrentó la regla al pie de la chica, parando el golpe.

¿Demasiado dura para ti?-preguntó Margaret con jactancia-Creo que ha llegado mi turno.

La soldado se cruzó sensualmente de piernas y lanzó dos golpes en abanico con la regla tratando de abofetear a la Taimanin con ella, pero ésta se echó hacia atrás rápidamente con una ágil maniobra y recuperó su guardia.

Eres rápida.-concedió Margaret-Veamos cómo te las arreglas con esto…

Como si asiera un estoque, Margaret comenzó a lanzar estocadas y punzadas con la regla contra Seika. Su avance consistía en pasos cortos y bien medidos y coordinados, manteniendo casi siempre su cadera perpendicular a la de su oponente para proteger siempre un lado del cuerpo en caso de recibir un ataque. La Taimanin desviaba los golpes palmeando la regla o simplemente los esquivaba: aquel utensilio podía tener gran dureza, pero no le parecía muy peligroso.

Una guerrera bien entrenada, por lo que veo.-la soldado le dio su aprobación-Se acabaron las pruebas: vamos a ponernos serias, ¿te parece?

Margaret burló rápidamente la guardia de Seika  y la golpeó con la regla en las costillas. Acto seguido, le dio otro golpe en la garganta y otro debajo del ombligo, dejándola sin equilibrio. Cayó de rodillas en el suelo.

¿Demasiado rápida para ti?-preguntó Margaret con tono provocativo.

Sin dejar tiempo a Seika para levantarse, la teniente descargó el peso de una de sus piernas sobre ella con un golpe de talón entre los hombros, tirándola al suelo.

¿Cómo lo hace?-pensó Seika-¡Es muy veloz! Y esas botas son metálicas, como las mías, para aumentar el daño por cada patada. Tendré que tener cuidado.

Justo cuando fue a levantarse, notó una presión en su espalda: su enemiga le estaba apretando con un extremo de la regla en el centro de la zona lumbar.

Te tengo bajo control, Taimanin.-susurró la soldado.

Más quisieras.-siseó Seika.

La joven Taimanin se esfumó de la vista de Margaret y apareció detrás de ella con presteza. La agarró del cuello con los dos brazos, dispuesta a dejarla sin aire.

Como si fuera a caer con un truco tan viejo…-dijo la teniente.

Con fuerza, lanzó una patada trasera. Su potencia de golpeo y el daño añadido de su tacón de aguja parecían la carta ganadora contra la presa de Seika, pero el abdomen de ésta era extraordinariamente duro y no pudo vencer su fuerza.

¿De qué está hecha esta chica?-se preguntó la teniente internamente-¿De diamante?

Para evitar que Margaret siguiera haciéndole fuerza, Seika cambió su presa por un agarre de proyección, lanzándola por los aires. La teniente se estabilizó en el aire con una voltereta aérea y cayó elegantemente de pie, tras lo cual se ajustó las gafas con una mano mientras con la otra asía su regla de manera impasible. Dirigió una mirada penetrante a la Taimanin, a lo que ésta respondió recuperando su guardia de Karate a la vez que le aguantaba la mirada. Con la mano que tenía adelantada la instó para que le lanzara un ataque. La teniente no tardó en responder lanzándose hacia ella girando sobre sí misma para culminar su giro con un golpe de regla que la ninja paró agarrando el instrumento con la mano fuertemente. Comenzaron a tirar entonces de la regla, Seika para intentar arrebatársela a su dueña y Margaret para recuperarla.

Sin mediar palabra, la teniente lanzó una patada frontal para apartar a Seika, pero ésta paró la patada con otra patada, bloqueando el tacón de su enemiga con su amplia suela metálica triangular, que actuaba como un escudo. Aburrida de aquello, Margaret puso recta la mano que tenía libre y golpeó a Seika en la cara con el canto, aprovechando el desequilibrio para volver a apoyar su pierna en el suelo y recuperar la regla tirando de ella, tras lo cual dirigió un súbito ataque con la misma, golpeando a la Taimanin en un hombro y evitando que pudiera defenderse.

Es hora de derribarte.-dictaminó Margaret-Discipline Strike!
(¡Golpe de disciplina!)

La militar desencadenó una poderosa e inexorable combinación de golpes con su regla contra la adolescente, dejándola indefensa y a merced de los dolorosos impactos. El último toque de aquella fatídica combinación iba a ser una estocada frontal al esternón, pero Seika se recuperó antes, se descolgó la lanza de la espalda y desvió la regla de un lanzazo.

¿Te atreves a apuntarme con un arma?-preguntó la soldado-Eso no cambiará mucho las cosas.

Margaret y Seika chocaron sus armas: ambas eran muy duras y peligrosas, pero la ventaja en aquel caso era para la Taimanin, pues la longitud de su arma le permitía mantener la distancia, estando a salvo del alcance de la regla en todo momento, mientras que la soldado tendría que acercarse para acertar un golpe, exponiéndose a la peligrosa y enorme lanza. Para cambiar las tornas, la militar dejó de atacar y esquivó el lanzazo que dejó sin corresponder con una voltereta, colocándose en otro ángulo con respecto a Seika, aprovechando para atacarla por aquel descubierto flanco. La ninja trató de parar el impacto, pero tardó demasiado en interponer la lanza, que saltó por los aires al impacto, clavándose en el suelo lejos de ella al caer, pero habiendo parado al menos el golpe con la regla.

Te has quedado sin arma.-apreció Margaret-¡Veamos qué haces ahora!

Algo muy fácil, realmente.-respondió Seika sin importarle demasiado haber perdido la lanza.

La militar lanzó otro elegante y certero ataque, pero Seika la frenó con un rodillazo en el abdomen. El impacto sorprendió y dañó a la mujer, quien abrió la mano instintivamente, soltando la regla de manera momentánea, circunstancia que la otra chica aprovechó para quitársela.

¿Quién se ha quedado sin arma ahora?-preguntó la Taimanin.

Dame esa regla, Taimanin.-pidió Margaret-Te arrepentirás si no lo haces.

La Taimanin puso los dedos índice y corazón separados por encima de la regla y el pulgar entre ellos por debajo. Haciendo un poco de presión, partió el instrumento por la mitad con su fuerte mano.

¿Ha roto la regla con una mano?-Margaret estaba sorprendida-¿Cuánta fuerza tiene esta niña inexpresiva?

Lamentarás haber hecho eso.-amenazó la teniente-Te voy a enseñar la disciplina a puñetazos.

Margaret alzó los puños. Lista para boxear, comenzó a lanzar fuertes y potentes puñetazos contra la Taimanin, quien los bloqueaba o los esquivaba como podía.

Boxeo…-pensó Seika-… muy útil con su fuerza muscular, pero con muy poca técnica y un abanico de habilidades muy reducido frente a las artes marciales japonesas.

Intencionadamente, la Taimanin se dejó ganar terreno. Margaret comenzó a confiarse y trató de continuar con esa ofensiva con objeto de empujar a su enemiga hacia el vacío desde la azotea en la que se encontraban. Cuando verificó que su oponente estaba envalentonada, Seika paró uno de los puñetazos y lo contraatacó con una llave de Aikido, dejando a su agresora en el suelo.

¡YAAAAAAH!-gritó Seika.

Lanzó un puñetazo en vertical hacia abajo, golpeando a Margaret y dejándola clavada en el suelo. Tras ello, se levantó, agarró de nuevo su lanza y se la volvió a colocar a la espalda.

Vamos, levántate.-pidió-Sé que tienes más que decir.

La teniente se incorporó apoyando las manos en el suelo y posteriormente los pies. La rabia se reflejaba en su rostro.

Voy a enseñarte a respetar a tus mayores, jovencita.-dijo Margaret entre dientes-Esto no ha hecho más que empezar.

La soldado se retiró la tira de tela que llevaba cosida en el bajo de la falda, dejando ver bajo la misma un ribete de cuchillas metálicas de aspecto pesado y amenazador.

¡Te haré pedazos!-exclamó la teniente-Metal Skirt!
(¡Falda metálica!)

Con un porte elegante y amenazador, Margaret se agarró la falda con las dos manos y se la levantó. Debajo llevaba unos ajustados leggings con diseño de camuflaje que tapaban sus piernas. Corrió hacia Seika mientras lanzaba la tela de su falda aprovechando el volumen y el vuelo que tenía. También giraba sobre sí misma para darle inercia y movimiento a la prenda.

Permíteme que lo dude…-susurró Seika agarrando de nuevo su lanza.

Comenzó a parar las cuchillas de la falda de su enemiga con la punta de la lanza. La tela era mucho más envolvente y versátil que la rígida y recta regla, por lo que no pudo pararla con tanta facilidad y pronto comenzó a recibir impactos y cortes por varias zonas del cuerpo.

Ya no eres tan dura, ¿verdad?-se jactó la teniente-¡Es tu fin!

Margaret clavó un tacón en una de las heridas de Seika, dibujando al instante una mueca de dolor en su rostro.

No, ya no soy tan dura.-respondió Seika-¡Ahora lo soy más!

Con una fuerza arrolladora, la Taimanin agarró el pie de la soldado, se lo desclavó de la herida, se levantó y lanzó a su enemiga por los aires.

Ninpô – Fushikakuzei!-exclamó la ninja.
(¡Arte ninja! ¡Despertar del inmortal!)

La joven se curó de sus heridas mientras su adversaria se recuperaba en el aire y caía en guardia frente a ella.

Podrías haberme rematado en el aire.-dijo Margaret en tono corrector.

No me interesaba.-se limitó a responder Seika-Puedo hacerlo ahora.

Tu delgada lanza no puede parar un arma con 360 grados de cobertura como mi falda.-se jactó la soldado-¡Lo siento mucho!

La soldado volvió a lanzar sus peligrosos a la par que seductores ataques giratorios, acercándose amenazadoramente a la Taimanin con su falda.

Esta vez no voy a caer como la anterior.-la advirtió Seika-Ninpô – Kinton no Jutsu! Busou Henshin!
(¡Arte ninja de los metales! ¡Transformación de Armamento!)

La joven convirtió su lanza en un escudo y bloqueó todos los golpes de la falda. La anchura del escudo era tal que impedía que la falda lo rodease para llegar hasta su cuerpo.

¡Sólo tengo que romper ese escudo para dejarte indefensa!-bramó Margaret-¡Toma ESTO!

Lanzó un puñetazo contra el escudo. Esperaba poder atravesarlo con su musculoso y potente brazo, pero se sorprendió al verlo derretirse y metamorfosearse al contacto con su puño, formando una pequeña y compacta cuchilla con forma de media luna con un asidero recto que su dueña agarró para hacer un corte recto en la falda de su oponente.

¿Qué…-se sorprendió la teniente.

Tras ceñirse la pequeña costilla a una correa de su uniforme, Seika agarró la falda por ambos lados del corte con las dos manos y tiró de él con fuerza, agrandándolo y rajando la falda totalmente, arrancándosela a su dueña y destrozándola con sus manos.

¡Ha burlado ya dos de mis armas con una facilidad pasmosa!-Margaret comenzaba a ponerse nerviosa-¿Qué clase de monstruo es esta Taimanin?

¡Te costará muy caro haberme roto la falda!-chilló la teniente-¡HAAAAAAAAAAAAAAAH!

Saltó y se lanzó hacia la Taimanin con una patada voladora. Le cruzó la cara con su bota metálica y la tiró al suelo. Aprovechó el momento para patearla e impedir que se levantara. Cuando hubo descargado suficientes patadas contra ella, le pisó la barriga con uno de sus tacones de aguja y se limitó a mirarla con los brazos en jarras.

Voy a matarte lentamente, maldita niñata insolente.-siseó.

Quiero verte intentándolo.-respondió Seika con tranquilidad.

Agarró el pie de Margaret, venció su fuerza sin problemas y la tiró de espaldas contra el suelo. Tras esto, se levantó y se regeneró de sus magulladuras.

Maldita mocosa…-bramó la soldado mientras se levantaba-… ¡voy a hacerte trizas!

Lanzó un fuerte puñetazo contra Seika, quien lo esquivó y respondió con otro puñetazo, acertando de lleno en el rostro de su oponente.

¡Me has roto las gafas!-gruñó la soldado furibunda-¡Estúpida insubordinada! ¡Espero que seas consciente de la suma que estás acumulando por todo lo que me has roto! ¡Te costará más caro de lo que imaginas! Esto está pasando a mayores…

La teniente se desató el lazo rojo, atándoselo en una mano. Acto seguido, se arrancó la camisa y se la ató en la otra mano. Quedó entonces con su top deportivo negro, sus leggings de camuflaje y sus botas metálicas como única vestimenta. Con aquellas vendas de boxeadora improvisadas, Margaret corrió hacia Seika y comenzó una larga y veloz sarta de puñetazos que no tardó en combinar con ágiles y potentes patadas. La Taimanin respondió con golpes con sus extremidades para contrarrestar y devolver la ofensiva de la soldado. Intercambiaron golpes durante varios minutos.

¡Caerás!-amenazó Margaret-¡Tarde o temprano caerás!

Imposible para ti.-respondió Seika en voz baja-¡No puedes vencerme!

La ninja paró en seco a la teniente con un golpe de palma en el estómago. Tras esto, la lanzó lejos con un puñetazo en el esternón.

¡Ya estoy harta!-la militar se cansó-Encajarás una de mis mejores técnicas. Punishing Kick!
(¡Patada castigadora!)

La teniente se lanzó hacia su enemiga con una brutal patada voladora en la que había concentrado toda su fuerza.

Ninpô – Kinton no Jutsu! Busou Henshin!-exclamó Seika.

La chica agarró la cuchilla pequeña, la transformó en su arco y disparó una flecha contra la puntera metálica de una de las botas de la militar. El choque de fuerzas hizo que la bota se rompiera en pedazos.

¡Eres una ilusa si crees que mi técnica no era más que eso!-amenazó Margaret.

Se giró en el aire y se preparó para lanzar un golpe ascendente con la bota que le quedaba. Seika la paró con el borde afilado del arco, haciendo presión para romperla también. La teniente se vio descalza e indignada: su mejor patada había sido burlada por una Taimanin recién graduada.

Ninpô – Kinton no Jutsu! Ya no Arashi!-la joven y musculosa ninja continuó su asalto.
(¡Arte ninja de los metales! ¡Tormenta de flechas!)

Con su poder de conjurar metales, Seika creó un gran número de flechas que comenzó a disparar a discreción. Margaret necesitó muchas volteretas y piruetas para esquivarlas, pero algunas le pasaron rozando, causándole arañazos y cortes. También le rasgaron los leggings hasta dejarlos irrecuperables, por lo que optó por arrancárselos, dejando al descubierto sus musculosas y largas piernas, cubiertas únicamente por un pequeño pantalón negro corto muy ajustado.

¡Tendré que acabar contigo con el combate cuerpo a cuerpo!-gruñó la soldado-¡Estoy lista!

Margaret se lanzó a por Seika, la agarró y le hizo una llave contra el suelo. Tras esto, encadenó otra llave, y otra más, y así sucesivamente hasta que vio que la Taimanin estaba sangrando por varios sitios.

No te esperabas eso, ¿eh?-preguntó la teniente-Boxeo, Sambo… las artes marciales también son mi especialidad. No eres la única.

Pusilánime…-susurró Seika entre jadeos.

¿QUÉ HAS DICHO?-Margaret no daba crédito a lo que acababa de oír.

¡Pusilánime!-gritó la Taimanin-¡No puedes contra mí! ¡Asúmelo!

Seika se levantó, volvió a regenerarse y estampó a Margaret contra el suelo con una llave de lucha libre.

¡Zorra!-bramó Margaret-¡Te astillaré el cráneo contra el pavimento!

Las dos mujeres siguieron golpeándose e intercambiando llaves. Aquel frenético combate era muy encarnizado: prácticamente se turnaban para golpearse la una a la otra contra el suelo, retorcerse articulaciones y lanzarse golpes.

¿Qué te hace tan impasible?-preguntó Margaret sorprendida tras mucho sangrar-Eres un bicho raro…

Kuroageha confía en mí.-respondió Seika-No puedo defraudarla. Tengo que derrotarte en su nombre. Además, técnicamente estoy fuera de tu alcance: soy más pesada, más musculosa, más fuerte y conozco más artes marciales. Cuento con el arma que quiera tener entre mis manos y tú estás casi desnuda. Eres más alta que yo, pero no más robusta. Tus músculos no son nada frente a los míos y te estás agotando mientras yo me regenero periódicamente. Admite tu derrota y tal vez no acabes muy malherida. Me prometí a mí misma que no iba a volver a titubear ni a llorar en combate. Soy la mujer que siempre quise ser, y no hay nada más fuerte que eso. ¡Nada!

Sí: el dolor de ver cómo matan a tus padres en público.-respondió Margaret con una sonrisa sádica.

La teniente conocía la historia y sabía que Seika aún era joven y acababa de madurar. Si conseguía desestabilizarla, la derrotaría sin problemas.

No he visto nada más infantil y rastrero en mi vida.-respondió Seika con sequedad-No sé cuántos años tienes, pero los has negado todos con esa frase. ¿Tanto miedo me tienes que tratas de jugar sucio? ¿Quieres que te dé razones para temer de verdad? ¿Las quieres? ¡Aquí las tienes! Ninpô – Kinton no Jutsu! Busou Henshin!

Seika transformó su arco en dos gruesos y pesados puños americanos que se ciñeron perfectamente a sus manos. Con ellos, arreció contra Margaret con una tempestuosa sarta de puñetazos, causándole hematomas, magulladuras y sangrado por varias partes del cuerpo.

¡NGGGH!-la teniente se estaba atragantando con su propia sangre.

¡Eres débil y tu sucio intento de hacerme llorar con ese recuerdo tan doloroso lo corrobora públicamente!-gritó Seika sin derramar una sola lágrima.

Padre, madre… os prometo que no lloraré.-pensaba Seika-Miradme y sentíos orgullosos. Maté a la mujer  Mazoku que intentó herir a mi hermano antes de que vosotros nos dejaseis y ahora voy a derrotar a quien ha osado reírse de vosotros, a una enemiga muy importante en nuestra guerra. Por favor, cuidad de nosotros desde arriba. Os prometo que me convertiré en alguien de quien podáis sentiros orgullosos eternamente. Dad mucho amor y protección a Rito, que también está enfrentándose a un enemigo. ¡Os aseguro que la mujer que en mí dormía despertó hace tiempo y que la niña ha quedado atrás! ¡Y MÍRAME TÚ TAMBIÉN, KUROAGEHA! ¡CUMPLIRÉ TU ORDEN! ¡ESTO VA POR TI Y POR TODO EL EQUIPO!

Es una auténtica leona…-pensó Margaret-…no puede ser que tenga tantísima fuerza. Me ha vencido con una facilidad impresionante. Se ha curtido muy bien. Ojalá hubiera sido… mi soldado… en lugar de mi enemiga…

El último puñetazo de Seika pegó la espalda de Margaret con la fachada del edificio contiguo, que estaba justo al lado de la azotea en la que estaban, sin separación, y era más alto.

Y ahora…-dijo la Taimanin transformando su arma de nuevo-… ¡ha llegado el final de este combate!

Sus puños americanos se convirtieron en la maza doble tradicional del clan Sonozaki. Era idéntica a la de Rito pero con el color azul característico del metal de su arma. Con ese pesado instrumento de guerra, vapuleó violentamente a la militar, deshaciéndole el moño, dejándola inconsciente y hundiendo finalmente su cuerpo contra la fachada de un pisotón, abriendo un enorme boquete.

Y no vuelvas a hablar de mi familia…-siseó la Taimanin-… ¡FURCIA!

¡MARGA!-oyó un grito de una mujer cuya voz era familiar-¡MARGAAAAAAAAAAAAAA! ¿QUÉ TE HAN HECHO? ¿CÓMO HAS PODIDO CAER ASÍ? ¡MARGA, NO! ¡RESISTE!

La voz era de la sargento Layla Phoenix, que se encontraba en la azotea de un edificio cercano. Se estaba enfrentando contra Kuroageha, quien aprovechó el descuido de su enemiga para mostrarle su dedo pulgar a Seika.

¡BIEN HECHO, CAMPEONA!-gritó la Taimanin para que Seika la oyera.

Orgullosa y abrumada, Seika se limitó a levantar el puño en señal de victoria como respuesta.

¡SÓLO QUEDA ESTA ZORRA!-exclamó Kuroageha-¡ME ENCARGARÉ DE LIQUIDARLA! ¡TÚ VE A BUSCAR AL RESTO!

Kuroageha lanzó una patada giratoria contra Layla, sacándola de su conmoción y devolviéndola al combate.

Mientras tanto, Seika comenzó a peinar las calles saltando de azotea en azotea para buscar a sus compañeros.

Lo he conseguido.-pensaba-Si hubiera entrado en razón antes… las cosas habrían sido diferentes. He sido una niña durante demasiado tiempo. Si me hubiera fijado más en la excelente compañía que me rodea, si les hubiera hecho caso… habría aprendido lo importante que es la autoestima y habría fortalecido mi determinación y mis habilidades antes. No voy a lamentarme más, pero, ahora que lo he entendido… ¡no voy a parar de crecer hasta hacerme una mujer invencible! ¡Nunca nadie volverá a mirarme por encima del hombro! Soy Seika Sonozaki y estoy orgullosa de mi cuerpo, de mi mente y de mi apellido. Padre, madre… ¡observadnos crecer! ¡Honraremos vuestros nombres!


Seika, quien había sido durante muchos años una persona tímida, introvertida y con poca fe en sí misma a pesar de sus excelentes resultados, se estaba convirtiendo a gran velocidad en alguien fuerte y sólido como un pilar. Había logrado derrotar a una temible teniente del ejército de Estados Unidos casi sin pestañear. Entendió que no habría podido hacerlo hacía un año o menos, pues su mentalidad no le habría permitido ejecutar las habilidades que ya tenía pero no se atrevía a usar. Había vencido de manera humillante y aplastante a alguien de mayor edad, con más experiencia y, probablemente, más conocimientos. Le había dado la misma lección que ella acababa de aprender: nunca hay que dejar de formarse y de confiar en uno mismo. Nunca hay que dejar de sentirse orgulloso de cada paso que se da para perseguir una meta, y nunca hay que subestimar a otros que persiguen las suyas. Probablemente Margaret había perdido por exceso de confianza y falta de valoración hacia su oponente. Seguramente le dolería más el orgullo que el cuerpo al despertarse después de aquella paliza. En su interior, la joven Seika rezaba por no cometer nunca el mismo error. 

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