jueves, 2 de junio de 2016

[TY] Episodio 83: Resolviendo rencillas

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 83: Resolviendo rencillas

¡MARGA!-chilló Layla al ver caer a la teniente Margaret-¡MARGAAAAAAAAAAAAAA! ¿QUÉ TE HAN HECHO? ¿CÓMO HAS PODIDO CAER ASÍ? ¡MARGA, NO! ¡RESISTE!

Kuroageha, que estaba en aquella enorme azotea peleando con la sargento Layla, también había visto el final del combate entre Seika y Margaret. Se sintió muy contenta y orgullosa por la victoria de la joven.

¡BIEN HECHO, CAMPEONA!-gritó la líder del equipo ninja para que su subordinada pudiera escucharla.

Vio a Seika levantar el puño victoriosa mientras la miraba. La hermosa líder se sintió aún más contenta, pues veía a la que un día fue una chica acomplejada e introvertida siendo toda una guerrera solemne y orgullosa.

¡SÓLO QUEDA ESTA ZORRA!-exclamó Kuroageha-¡ME ENCARGARÉ DE LIQUIDARLA! ¡TÚ VE A BUSCAR AL RESTO!

Al ver que la sargento seguía obnubilada mirando el cuerpo desmayado de su subordinada, Kuroageha le lanzó una patada giratoria, sacándola de su conmoción y devolviéndola al combate.

¡La habéis hecho buena!-gruñó la soldado-¡Pagaréis esto muy caro! ¡Te volveré a derrotar y saldré corriendo a vengar a Margaret!

Llevamos un buen rato zurrándonos mutuamente.-respondió la ninja guiñando un ojo y sonriendo con sorna-No creo que después te queden fuerzas para perseguir a nadie. Es más, imagínate que encuentras a Seika y la pillas reunida con el resto. Creo que no quieres que te linchen entre todos. Bueno, entre todos tal vez no: Yamiyuki nunca pega a mujeres. ¡Entre todos menos uno!

Por eso voy a encargarme de hacerte morder el polvo rápido. Si consigo que a tu amiguita no le dé tiempo a reunirse con nadie, aún puedo darle su merecido por herir a Margaret.-rebatió la sargento.

Oh, de eso nada.-se negó la Taimanin-Si aquí hay alguien que tiene algo que devolver, ésa soy yo. Tengo que cobrarme la puñalada que me metiste hace tiempo. No descansaré hasta que te la devuelva con intereses.

¿Sigues resentida por eso?-se jactó Layla-La verdad es que a ambas nos vendrá bien que no lo olvides, pues vas a llevarte otra herida igual, y me aseguraré de que ésta sea letal.

Cielo santo, maldita zorra, no sabes cuántas ganas tengo de apalearte hasta convertirte en molienda.-suspiró Kuroageha mirando hacia el cielo-¡Terminemos este combate de una vez!

¡Me parece una gran idea!-respondió la sargento-¡Probablemente la mejor que has tenido en tu vida! Kick and Knife!
(¡Patear y apuñalar!)

Layla lanzó al aire un manojo de sus grandes y variados cuchillos y comenzó a dirigirlos certeramente contra Kuroageha a patadas. La Taimanin dio una palmada y provocó, con su arte ninja, una onda sonora que pitó con suficiente intensidad como para perturbar el vuelo de las armas blancas y hacer que se clavaran inútilmente en el suelo de aquella azotea.

Esta noche…-siseó la Taimanin-… seré yo quien te atraviese.

Eso aún está por ver.-respondió la militar lanzando más cuchillos y pateándolos en el aire.

Kuroageha desvió los cuchillos disparándoles dardos con su cerbatana. Acto seguido, se llevó su flauta a los labios y tocó una melodía encantada con su técnica del sonido. Al oírla, la militar sintió que le flojeaban las piernas levemente. Su enemiga aprovechó este momento para acercarse a ella y asestarle un puñetazo en el plexo solar, tirándola de espaldas.

¿Te crees muy lista?-preguntó Layla provocativamente.

Se incorporó acompañando su impulso con una patada, fustigando a la Taimanin con ella y aprovechando el momento para girar sobre sí misma y asestarle un potente rodillazo bajo un brazo, en una axila, apretándole fuertemente el músculo pectoral contra las costillas.

Veo que sigues sin estar a mi altura, Taimanin.-comentó la sargento al ver la mueca de dolor de su contendiente.

No, no estamos a la misma altura.-respondió la joven agarrando la rodilla de su contrincante-Yo estoy de pie y tú, ¡en el suelo!

Con una ágil llave, Kuroageha empujó a Layla moviéndole la pierna y la precipitó de nuevo contra el suelo, posición que aprovechó para subirse encima de ella y atraparle los brazos contra el tronco haciéndole una pinza enroscando las piernas a su alrededor. Tras ello, colocó las cuchillas en forma de mariposa de su flauta y de su cerbatana a ambos lados del cuello de su oponente.

Es hora, por fin, de devolvértela.-dijo la ninja con satisfacción-¿Unas palabras de despedida?

Sí: vete al cuerno.-respondió secamente la militar.

Layla se abrió de piernas 180 grados, pegando sus ingles y glúteos al suelo. Desde esta posición, describió el cierre de un círculo llevándose las piernas a la cintura, atrapando a Kuroageha con los hombros y arrancándosela de encima, catapultándola a la vez que extendía las rodillas.

¿De verdad pensabas que te lo iba a poner fácil?-preguntó la sargento mientras se ponía de nuevo de pie.

Vaya hostia…-la elogió Kuroageha-…pareces un poco mejor que tu teniente  querida.

¿Te ríes de una compañera caída?-Layla se mostró enfadada.

No paras de reírte de una herida que me causaste y que me podía haber matado.-la Taimanin se encogió de hombros-Ojo por ojo y diente por diente.

Ojo por ojo y el mundo acabará ciego.-la corrigió la sargento tratando de enfadarla.

Nació ciego.-la joven ninja no se dejó llevar-Me gustaría buscarle una cura, pero primero necesito espantar a las moscas que no me dejan trabajar en ello.

Las “moscas” como yo picamos con muy mala leche.-respondió la soldado lanzando cuchillos de nuevo.

Y yo tengo el poder para fumigar cualquier plaga.-Kuroageha se encogió de hombros-Ninpô – Dokuton no Jutsu!
(¡Arte ninja del veneno!)

Kuroageha sopló a través de su cerbatana un gas de color morado que formó una nube alrededor de Layla, quien empezó a toser y a tratar de apartarse.

¡Corta eso con tus cuchillos si puedes!-instó la Taimanin.

¡Voy a tener que enseñarte un par de cosas!-bramó Layla.

La soldado apoyó las manos en el suelo, hizo el pino, separó las piernas hasta formar un ángulo plano y giró sobre sí misma a gran velocidad cruzando y descruzando los brazos. La energía cinética que produjo disipó el gas de manera vehemente. Acto seguido, se lanzó contra su oponente con esta misma patada en hélice. Antes de ser atropellada por aquel potente ataque, Kuroageha saltó y cayó justo encima de su agresora, poniéndose de pie apoyando los tacones en los laterales de las rodillas de quien intentaba atacarle, bloqueándole dichas articulaciones e impidiendo que volviera a su posición neutral.

Je…-Kuroageha sonrió con satisfacción.

Levantó la mano izquierda con los dedos índice y corazón extendidos y el resto doblados. Alrededor de esos dos dedos comenzó a formarse una burbuja de un líquido de color verde oscuro que no tardó en lanzar con fuerza hacia abajo, hacia Layla. En tiempo casi cero, la soldado reaccionó, giró sobre sí misma haciendo fuerza con los brazos, logrando que Kuroageha se escurriera y se cayera de encima de ella, dándole libertad para juntar de nuevo las piernas y rodar lejos de aquella bola de líquido, que colisionó contra el suelo, produciendo un sonido silbante y una pequeña columna de vapor, dejando finalmente un cráter.

¡¿Ácido?!-la sargento no daba crédito.

El Dokuton no Jutsu es un arte muy versátil para acabar con molestias como tú.-se limitó a responder Kuroageha.

Apretando rabiosa los dientes, Layla continuó lanzando cuchillos a patadas, alternando cada lanzamiento con un desplazamiento rápido, creando una especie de prisma de cuchillos voladores a alta velocidad. Algunos pasaron rozando a la Taimanin, causándole algunos cortes, pero, a pesar de ello, conseguía evitar que ninguno se le clavara: no quería acabar como en su batalla anterior contra la temible y poderosa sargento. Para defenderse mejor de aquel enérgico asalto, Kuroageha comenzó a lanzar chorros y burbujas de ácido contra los proyectiles, corroyéndolos e inutilizándolos antes de que la alcanzaran. Necesitaba golpear a Layla al menos una vez para escapar de aquella prisión que, si bien no era sólida, restringía sus movimientos con macabra precisión.

Ninpô – Ototon no Jutsu!-exclamó la Taimanin.
(¡Arte ninja del sonido!)

Chasqueó los dedos, produciendo un ruido ensordecedor que alteró el equilibrio de Layla, empeorando y ralentizando sus desplazamientos. Esto permitió que se pusiera fin al prisma de cuchillos: Kuroageha saltó hacia su enemiga y la lanzó por los aires con un ataque giratorio describiendo un molinillo con los brazos extendidos. Las alas de su uniforme se desplegaron por la vehemencia del movimiento en el aire, dándole el aspecto de una mariposa guerrera por unos segundos.

Estás jugando con fuego.-advirtió Layla estabilizándose con un giro aéreo-¡Y vas a quemarte!

La sargento se lanzó en picado a por Kuroageha con una patada. Tras golpearla, agarró su cuello con ambos muslos, hizo una inversión hacia abajo, apoyó las manos e hizo presión para golpear a su presa contra el suelo. Lejos de soltarla, continuó haciendo presión con los muslos para estrangularla.

Ngh…-boqueó Kuroageha-… ¡suéltame!

Con las palmas de ambas manos, la Taimanin golpeó a su enemiga, consiguiendo que la soltara y escabulléndose de su peligrosa llave. Acto seguido, lanzó dos cuchilladas cruzadas con las hojas de sus dos armas, pero fueron paradas por dos cuchillos de gran tamaño.

Parece que esto se ha convertido en un pulso.-comentó la soldado-¿Quién tendrá más fuerza de las dos? Creo que soy yo.

No te lo niego.-respondió Kuroageha-No obstante, no necesito tener una gran fuerza para ser la vencedora. Tengo otras capacidades.

Con la rapidez característica de los guerreros ninja, la Taimanin se zafó de aquel forcejeo y apareció al otro lado de los cuchillos, pegada a su adversaria, agachada como una depredadora preparándose para cazar. Al incorporarse, lanzó dos tajos ascendentes con sus armas, rasgando la tela del revelador uniforme de combate de Layla y causándole dos sangrantes cortes.

¡Maldita seas!-gruñó la sargento-¡Voy a obliterarte del mapa!

La sargento Phoenix saltó rápidamente hacia atrás, alejándose de su oponente, quien sonreía con satisfacción. Tras ello, lanzó hacia el suelo los dos cuchillos que llevaba en las manos y los pateó ágilmente, disparándolos en pleno vuelo. Con gran elegancia, Kuroageha giró sobre sí misma, bateando los proyectiles con la pesada cola de su uniforme y devolviéndolos contra su lanzadora, causándole dos cortes más, cada uno de ellos perpendicular a uno de los anteriores.

¡Agh!-gimoteó la sargento, curvándose hacia abajo-Te aseguro que te mataré. No saldrás viva de este combate.

Eso tendría que decirlo yo en todo caso.-la corrigió su contendiente-Voy a devolverte multiplicado el sufrimiento que me causaste aquella noche. Ninpô – Dokuton no Jutsu!

Aprovechando la distancia que las separaba, Kuroageha conjuró un ataque especial consistente en disparar una ráfaga de agujas tóxicas hechas de líquidos venenosos cristalizados. Teniendo que hacer un importante acopio de fuerzas, la soldado comenzó a correr, esquivando aquellas peligrosas esquirlas que sin duda le causarían grandes problemas en caso de contacto.

¡HAAAAAAAAAAAH!-gritó sorpresivamente Layla.

En cuanto consiguió flanquear a Kuroageha, lanzó un cuchillo contra ella de una patada con objeto de clavárselo en la cintura. La Taimanin lo vio a tiempo, dejó de lanzar sus agujas y se escudó desplegando la cola de su uniforme con un brazo, bloqueando el proyectil con una hermosa ala de mariposa.

Tarde o temprano se te clavará algún cuchillo y entonces será tu fin.-insistió Layla con autoconfianza-¡Encaja ESTO!

La sargento saltó, dejó caer un manojo de cuchillos y comenzó a patearlos a gran velocidad. Kuroageha se apartó de aquella rápida lluvia con elegantes volteretas hacia atrás y después de eso contraatacó soplando por su flauta y lanzando una bola de energía sonora a su través. El choque provocó que las heridas de la militar sangrasen más, obligándola a aterrizar.

Esto no es nada.-dijo la soldado tras escupir algo de sangre-He sufrido heridas más aparatosas en otras batallas que he acabado ganando. Tu fin está cerca.

Dejando los cuchillos atrás, Layla corrió velozmente hasta su enemiga, dispuesta a atraparla con una cadena de patadas. Kuroageha respondió con más patadas, chocando sus piernas entre sí como si estuvieran manteniendo un duelo de espadas.

¡HAH! ¡YIAAAAAH! ¡HWOAAAAAAH!-Layla gritaba con ferocidad en cada patada-¡Te abatiré y te convertiré en un colador!

¡Vas a desangrarte antes de eso!-insistió Kuroageha mientras bloqueaba y contraatacaba los fieros golpes de su adversaria-¡Este combate es mío!

Me niego rotundamente a dártelo.-respondió la sargento aumentando el ritmo y la fuerza de sus patadas-¡Me niego!

Tras aguantar durante un tiempo aquel choque de fuerzas, finalmente la soldado pudo burlar la defensa de la Taimanin, sumergiéndola de lleno en su combinación de patadas.

¡Maldición!-pensó la Taimanin mientras el dolor invadía su cuerpo.

¡Ya eres mía!-se jactó Layla-¡Éste es tu fin!

Con una sonrisa sádica y perversa, la militar continuó pateando a la Taimanin sin darle tiempo a recuperarse. Se acercaba la hora de combinar esas patadas con cuchillos para acribillarla a quemarropa y estaba dispuesta a acabar la pelea a lo grande.

¡NO!-pensó Kuroageha al ver que un cuchillo caía de la chaqueta de Layla-¡Otra vez no! ¡La lleva clara si se ha creído que va a ganar dos veces con el mismo truco!

Exponiéndose a un daño mayor por las patadas, la Taimanin se pegó a Layla como pudo y evitó que el cuchillo cayera cerca de los pies de su dueña golpeándolo con la hoja en forma de mariposa de su cerbatana. Acto seguido, lanzó un golpe con la hoja idéntica de su flauta, sorprendiendo a la militar y obligándola a alejarse para no recibir otro corte.

Has tenido suerte.-apreció la sargento.

Yo lo llamo “habilidad”.-respondió Kuroageha tras limpiarse con la mano la sangre que le goteaba de los labios.

Intentando sacar partido de la distancia que había vuelto a crearse entre ambas guerreras, Layla volvió a lanzar cuchillos a patadas. Esta vez combinaba cada lanzamiento con maniobras de acercamiento y alejamiento casi instantáneas, alternando una patada desde cerca y un lanzamiento de cuchillo desde lejos, impidiendo que su enemiga pudiera ver ningún patrón de ataque más allá de la alternancia entre un tipo de golpe y otro: cada patada y cada cuchillo llegaban de direcciones totalmente diferentes.

No puedo perder más tiempo.-pensó Kuroageha mientras trataba desesperadamente de esquivar todos los imprevisibles ataques.

Las dos tenían cortes en el cuerpo. No podían permitirse un sobreesfuerzo tan grande sin tratarse las heridas, si bien era cierto que Kuroageha tenía la ventaja en ese aspecto, pues los cortes que tenía eran más pequeños que los que había logrado hacerle a Layla, y ya casi no sangraban, a diferencia de los de ella. En un momento de lucidez, la sargento pudo atrapar a su adversaria con un fortísimo rodillazo, aprovechando esa circunstancia para continuar con una patada descendente de talón en la cabeza que combinó con varias patadas giratorias alternando ambas piernas.

¡ARGH!-gritó Kuroageha, arrollada por las patadas de su enemiga.

¡Te aplastaré cual gusano!-bramó Layla-¡Muere!

En una de sus patadas, Layla se sorprendió al ver que Kuroageha había parado el golpe agarrándole el pie con una mano.

He dicho que no.-siseó la Taimanin-¡Este combate me pertenece! ¡Te lo debo por intentar matarme! ¡Te joderé viva! ¡HAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!

Apoyándose en el pie de Layla con las dos manos, Kuroageha dio una voltereta y fustigó la cara de su enemiga con ambas piernas de manera alternada. Al llegar de nuevo al suelo, agarró a la soldado de los hombros, se encaramó a su cuerpo y se quedó erguida en posición vertical encima de ella. Desde esta posición hizo fuerza con la espalda y los hombros para girar sobre sí misma, crujiéndole la espalda a su enemiga con fuerza.

¡NGH!-gritó Layla, dolorida.

Con la furia de una guerrera sedienta de venganza dibujada en su hermoso rostro, Kuroageha se curvó sobre sí misma sin soltar los hombros de Layla hasta bajar sus rodillas contra el abdomen de ella, embistiéndola con fuerza mientras le mantenía la espalda torcida, causándole un crujido muy doloroso. Finalmente, la Taimanin soltó los hombros de su enemiga, bajó al suelo y, ya de pie, le propinó un fuerte puñetazo en el esternón con el brazo derecho, tras el cual la hizo rodar por el suelo con un golpe de palma con la mano izquierda.

Si me abre las heridas que están empezando a cerrarse con sus patadas, tendré un problema.-pensó Kuroageha-Tengo que putear a esta zorra todo lo que pueda o me buscaré la ruina.

¡JAJAJAJAJA!-rió Layla-Cuanto más me provoques, más dolorosa será la muerte que te ganarás.

Sin mediar más palabra, la sargento saltó hacia su enemiga y giró sobre sí misma, cayéndole encima con un abanico de patadas giratorias. Tras ello, la lanzó por los aires con una voltereta con patada, momento que aprovechó para volver a saltar y lanzarle una lluvia de cuchillos que no podría bloquear.

¡NO INSISTAS MÁS!-gritó Kuroageha recuperándose en el aire-¡He dicho que no vas a matarme! ¡Voy a devolvértelas todas juntas esta puta noche!

Con las cuchillas de su flauta y su cerbatana, la Taimanin desvió todos los cuchillos a golpes. Tras ello, aterrizó elegantemente de pie y comenzó a alternar soplidos rápidamente entre sus dos armas, disparando dardos contra Layla y combinándolos con ondas sonoras mientras movía enérgicamente las caderas. Gracias a esta combinación, los proyectiles envenenados bailaban y perseguían a la sargento, quien trataba a toda costa de aterrizar sana y salva.

¡Maldita Taimanin obstinada!-gruñó Layla mientras bloqueaba los dardos con las coderas y las rodilleras-¡Voy a matarte de una vez por todas!

Justo cuando consiguió aterrizar, la sargento sintió un pinchazo: uno de los dardos de Kuroageha se le había clavado.

¡Mierda!-siseó la militar.

Estás jodida.-se limitó a decir Kuroageha con una sonrisa.

¡Esta pequeñez no va a poder conmigo!-rebatió la sargento buscándose el dardo con el tacto y arrancándoselo.

Has tardado demasiado en quitártelo.-explicó la Taimanin-Mis venenos son de muy rápida distribución. Sabiendo que esta noche nos íbamos a enfrentar a vosotros, he rellenado mis dardos con toxinas especialmente peligrosas contra seres humanos, que son muy diferentes a los venenos asesinos de Mazoku. ¿Tienes alguna última voluntad?

¡ACABAR CONTIGO!-chilló Layla, ocultando la preocupación por el ardiente dolor que empezaba a sentir en la zona en la que se le había clavado el dardo.

Layla abatió fugazmente a Kuroageha con una patada giratoria en la cabeza que combinó con una pinza de piernas para someterla en el suelo. Desde esta posición, luchó desesperadamente por estrangularla.

Ngh…-la ninja sentía que le faltaba el aire.

Al menos moriremos las dos, ¿no?-insistió la soldado.

¡Suéltame, perra!-bramó Kuroageha tratando de liberarse, con cada vez más dificultades para respirar.

No puedo darme por vencida.-pensó la joven mestiza-No puedo perder. ¡No ahora que sé que mi amado está vivo! ¡La persona que da sentido a mis días está cerca de mí, luchando a mi lado como solíamos hacer! ¡Ese amor me da una fuerza que esta perra sin sentimientos jamás podrá entender! ¡Aguarda, mi amado, ya voy! Chicos, tampoco os dejaré atrás a vosotros. Equipo Kuroageha, equipo Yamiyuki y… amado mío… ¡dadme fuerzas para vencer a esta escoria humana!

¡HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHH!-chilló la Taimanin haciendo acopio de fuerzas.

Con la propia fuerza de sus brazos, Kuroageha desdobló las rodillas de Layla, liberando su cuerpo y pudiendo volver a tomar aire de nuevo. Tras esto, agarró a su adversaria con determinación y la lanzó contra el suelo con una prodigiosa llave de Judo, después de lo cual la pateó en las costillas para hacerla rodar y alejarla.

No hemos terminado.-siseó la militar mientras comenzaba a incorporarse.

¡Pronto lo haré!-exclamó Kuroageha con fuerza-¡Estás acabada!

La sargento terminó de recuperarse y se lanzó horizontalmente contra la Taimanin, cruzando sus piernas y girando sobre sí misma como si fuera la broca de una taladradora.

Ninpô – Dokuton no Jutsu! Shinen no Dokubari!-exclamó Kuroageha.
(¡Arte ninja del veneno! ¡Aguijón Abismal!)

La pierna derecha de la Taimanin se recubrió de un líquido tóxico de color morado gelificado. Con esto, dio una potente patada lateral contra los pies de su agresora, parando su ataque y salpicando una gran cantidad de gotas de veneno que mancharon a la sargento, quien todavía tenía heridas abiertas.

Agh…-gimió la sargento, notando que empezaba a sudar.

Aún con la pierna envuelta en veneno, Kuroageha pateó a Layla repetidas veces.

¡Sí!-exclamó la Taimanin con una gran sonrisa-¡Es tu fin! ¡VENDETTA!

La militar sintió que su cuerpo se untaba en veneno. Aquel gel de extraña naturaleza era rápidamente absorbido por su piel y le nublaba los sentidos.

Mientras pateaba a Layla, Kuroageha subió los dos brazos y juntó ambas manos formando un sello ninja. Creó una enorme bola de ácido de color verde y la estampó contra su enemiga para finalizar el ataque, haciéndola chillar de dolor y dejándola tendida en el suelo.

No…-intentó articular la sargento-…no puede…ser…

La Taimanin se acercó al cuerpo tendido de su adversaria con andares amenazadores y sensuales hasta quedar de pie a su lado. La miró con superioridad. Se llevó la uña del dedo pulgar al cuello y describió con él una línea horizontal a la vez que sacaba a la lengua, haciendo ademán de decapitación. Tras ello, una sonrisa de orgullo se apoderó de su juvenil y bello rostro.

Esto te pasa por mala pécora.-dijo la Taimanin con satisfacción-¡JAJAJAJAJA!

Mientras reía, pisó la cabeza de Layla, clavándole fuertemente el tacón en la sien y haciendo un boquete en el suelo progresivamente, primero con su cabeza y luego con el resto de su cuerpo, terminando de hundirla y poniendo fin al combate.

Y que el veneno haga el resto.-pensó la Taimanin-Que muera lenta y dolorosamente. Se lo merece.

No hay comentarios:

Publicar un comentario