TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 79: Hematófagos
Inuhito y Andrei se miraban el uno
al otro mientras caminaban, enfrentados, describiendo una circunferencia.
Mantenían un duelo con sus ojos, haciendo una fugaz pero minuciosa mezcla de
cálculos, intuición, percepción y predicciones para intentar asegurarse el
primer golpe en el inevitable combate que iban a librar. En aquella loca y violenta
noche, los Taimanin y la milicia de Estados Unidos libraban el que podría ser
su último enfrentamiento: desde Gokuruma ardía el deseo de eliminar de aquella
guerra a los soldados, pero éstos no pensaban irse sin antes oponer toda la
resistencia que pudieran.
¿Tenías ganas de que nos
quedáramos solos?-preguntó Andrei de manera provocativa.
Tengo ganas de que desaparezcáis
del campo de batalla.-respondió Inuhito-No queremos que os inmiscuyáis en
nuestra guerra. Estáis dificultándonos todas nuestras acciones y cada día nos
hace menos gracia. Creo que esta noche tú y yo nos vamos a zurrar. Exigencias
del guión en la obra de teatro de la vida, supongo.
Has elegido a un mal
oponente.-explicó el soldado-Voy a cortarte en pedazos y te convertiré en
albóndigas para los perros demoníacos.
Claro que sí, campeón.-se limitó a
comentar el Taimanin mientras levantaba el dedo corazón de la mano derecha en
señal de provocación hacia su contendiente.
Con un ágil movimiento, Andrei se
posó frente a Inuhito, muy pegado a él, y le agarró el dedo.
No seas insolente.-dijo Andrei
mientras apretaba el dedo de Inuhito con una mano-¿Quieres que te rompa partes
del cuerpo antes de tiempo?
¿Tú eres tonto o le haces una paja
a un cuchillo?-preguntó el ninja-Mírate la puta mano, zopenco descolorido. Llegas a agarrarme el dedo un poco más fuerte
y te hago un mosaico de tiras con los tendones.
Mientras escuchaba las sádicas y
mordaces palabras del joven ninja, el soldado soltó el dedo de Inuhito y se
miró la mano. Tenía rajada la parte protectora de la palma del guante que
llevaba, pero su piel seguía intacta. No quería admitirlo, pero el Taimanin
llevaba razón: si le hubiera agarrado el dedo más fuertemente, le habría
causado un doloroso corte en la palma de la mano.
Por un segundo he olvidado que tu
cuerpo tiene propiedades cortantes.-se excusó Andrei con una sonrisa-No
obstante, un cuerpo cortado en taquitos inmóviles y sangrantes no podrá
cortarme nada.
Necesito algo menos que este
maravilloso cuerpo para, a modo de comienzo, cortar esa sonrisa de tu asquerosa
y contaminada cara.-le espetó Inuhito.
El Taimanin colocó su aro en el
suelo, clavándolo ligeramente en él. Acto seguido, apoyó las manos en la zona
de su arma que estaba diametralmente opuesta al punto que había clavado.
Extendió los brazos, dobló su cuerpo y levantó sus glúteos. Parecía un híbrido
entre una pose sensual y la imitación de una fiera a punto de saltar sobre su
presa. Miró a Andrei de manera beligerante. Su cabello caía desordenado por los
lados de su cabeza y regaba asimétricamente su espalda en esa posición.
Voy a matarte lenta y
dolorosamente.-siseó Andrei tras relamerse sádicamente.
Aquel hombre de piel gris lanzó un
manojo de bisturíes hacia Inuhito. Éstos pasaron a través del hueco del aro
hasta el cuerpo del Taimanin, quien los desvió con una única pierna, moviéndola
como si fuera un látigo y golpeando cada proyectil con el macizo taco metálico
de su suela como si los batease.
Ese aro te hace un flaco favor
como escudo.-comentó el soldado.
Ya has visto que no lo necesito
para tal función.-lo rebatió el ninja tensando sus marcados y delgados hombros.
No soy un oponente al que te
puedas enfrentar sin escudo.-susurró Andrei mientras lanzaba otra salva de
bisturíes.
Se suele decir que en el campo de
batalla no funciona el mismo truco dos veces.-comentó Inuhito mientras apartaba
las manos de su aro-¿Qué te hace pensar que sí va a funcionar uno que ni
siquiera lo hizo a la primera?
Palmeó el aro levemente y lo hizo
girar sobre sí mismo alrededor de su eje vertical como si fuera una peonza. Los
bisturíes chocaron con la bóveda esférica que había creado y salieron
disparados hacia su dueño.
Veo que te gustan los juegos, ¿eh,
perrito?-preguntó Andrei socarronamente mientras esquivaba los bisturíes con
una pasmosa agilidad.
Perra lo será tu madre.-respondió
Inuhito con un tono de fingida y sobreactuada cordialidad-No te permito que me
hables de esa manera.
¿No eres “el sabueso de los
Taimanin”?-insistió el soldado con curiosidad también sobreactuada.
No.-el Taimanin fue tajante-Soy “EL
PERRO de los Taimanin”. No obstante, para ti soy el macho alfa, el jefe de la
manada, el lobo que se comerá tus putas entrañas mientras estén frescas y
recién arrancadas. No te confundas, grisáceo amigo.
Ya veremos quién raja y devora a
quién…-lo amenazó el militar-…la noche es joven.
Tal vez tenga que darte la
razón.-concedió el chico de Gokuruma-Si hablamos de comer, eres el único aquí
que ha probado bocado. Te has tragado mi Kiba no Jutsu como buen tonto. Los
militares no razonáis, ¿verdad?
Voy a tatuar tu huesudo y anoréxico
cuerpo, campeón, lo he decidido.-dijo Andrei taimadamente.
De uno de sus bolsillos sacó una
vara metálica plegable que no tardó en alargar con un botón. Su extremo se
convirtió en una punta plana con forma de calavera. Acto seguido, pulsó otro
botón presente en el mango de aquel instrumento y rápidamente la calavera se
puso al rojo vivo.
¿Eso es un palo como los
utilizados para marcar el ganado?-preguntó Inuhito-Como si me diera miedo…
Es más bien para marcar
presos.-explicó Andrei-Nunca me ha interesado la ganadería. Soy un verdugo, no
un granjero.
Muy bien.-el Taimanin se encogió
de hombros-Intenta marcarme si te ves capaz.
¡QUE COMIENCE EL JUEGO!-Andrei
emitió un chillido sorprendentemente agudo.
Se lanzaron el uno hacia el otro
de manera rauda y precisa. El soldado torturador lanzaba estocadas con su vara
incandescente, pero Inuhito las esquivaba todas mientras rasgaba el silencio de
la noche con su aguda risa de hiena.
¡No tienes ritmo en el cuerpo!-se
quejó-¿Acaso no sales a bailar con tus colegas las noches que tienes libres? ¿O
es que tu interior es tan gris como tu piel?
¡PROVOCAR A UN ASESINO QUE SE HA
PUESTO EN MARCHA…-gritó Andrei desenfrenadamente-… ES LO PEOR QUE PUEDES HACER!
¡TE QUEMARÉ LOS PUTOS OJOS!
De pronto, la precisión y la
velocidad de Andrei aumentaron.
¡Puto energúmeno!-pensó Inuhito-¿Qué
leches le ha pasado?
Hubo un momento en el que Andrei
estuvo a punto de quemar a Inuhito con su instrumento de tortura. Los sentidos
del Taimanin se aceleraron y sus reflejos incrementaron de manera astronómica
durante una pequeña fracción de segundo, dándole el tiempo suficiente como para
parar la vara con un kunai.
¡Ni se te ocurra pensar que vas a
tocarme con eso!-gritó el ninja al verse protegido del peligroso impacto.
Reparó en sus alrededores. Había
muchas marcas negras de calaveras en el entorno, fruto de los golpes fallidos
de aquel torturador.
¡Aléjate de mí!-insistió Inuhito
mientras lanzaba una aptada para apartar a Andrei.
¡MUERE!-bramó Andrei mientras
lanzaba su vara como si fuera una jabalina.
Aquel peligroso objeto iba directo
a la cara de Inuhito. Gracias a su tacto amplificado, sintió el calor a
distancia mucho antes de quemarse, pudiendo programar su maniobra evasiva con
precisión. Se dobló hacia atrás como un jugador de limbo, haciendo alarde de
gran flexibilidad, esquivando totalmente el arma, que siguió volando. Rápidamente
se incorporó de nuevo y aprovechó para destruirla cayéndole encima con una
patada descendente en salto.
Ninpô – Kiba no Jutsu!-gritó el
ninja.
(¡Arte ninja de los colmillos!)
La patada de Inuhito cortó la vara
por la mitad, interrumpiendo la conducción eléctrica interna que hacía que el
resistor metálico de la punta se calentase, anulando su peligrosidad.
TE CREES MUY LISTO…-chilló Andrei
de manera entrecortada-… ¡PERO TE MATARÉ IGUALMENTE!
¿Podrías dejar de proferir esos
alaridos?-pidió Inuhito-¡Das puto dolor de cabeza!
¡ES PARTE DE MI ESTRATEGIA!-Andrei
sonrió macabramente-PENSÉ QUE TE DARÍAS CUENTA.
Inuhito se puso muy serio.
No es tan idiota como pensaba.-pensó-Planea usar mi oído amplificado en mi contra. Si no para de chillar,
podría desequilibrarme o dañar mis órganos sensoriales. ¡Es un psicópata listo!
¿CREÍAS QUE ME IBA A PASAR LA
NOCHE LANZANDO BISTURÍES DE MIERDA COMO UN IDIOTA?-insistió Andrei-¡HE VENIDO
DISPUESTO A DESTROZARTE POR DENTRO Y POR FUERA!
El soldado sacó de sus bolsillos
varios tubos de vidrio llenos de diversos líquidos.
Reconozco esas sustancias.-pensaba el ninja-Sus colores son muy característicos. Una de ellas irrita y quema el
tracto auditivo, otra la garganta, otra los ojos, otra las vías aéreas y otra
la piel. ¡Quiere destrozar mis sentidos! ¡Más me vale tener cuidado!
¡VEO EL MIEDO EN TUS OJOS!-siguió
chillando el verdugo-¿ACASO HAS ALCANZADO A ENTENDER LO QUE TE ESPERA? SOY
EXPERTO EN INFLIGIR DOLOR Y EN CAUSAR INUTILIZACIONES. ¡JAJAJAJAJAJAJAJA!
Y el cabrón va a seguir chillando para empeorar mi rendimiento hasta
que pueda rociarme con alguno de esos líquidos.-pensó el Taimanin-¡Hijo de puta!
¡QUE COMIENCE LA TORTURA!-chilló
Andrei mientras lanzó una patada al aire.
De dentro de su bota salió un
pequeño objeto. El soldado lo interceptó con una patada descendente de talón y
lo rompió contra el suelo, liberando un fogonazo de luz blanca.
¡Mierda, mis ojos!-pensó Inuhito-¡Y sigue chillando! ¡Va a atizarme con alguno de esos frascos si esto
sigue así!
El Taimanin cerró los ojos para
protegérselos. Se concentró entonces en el olfato. Ya que el oído podría
traicionarlo por los ruidos del soldado, trató de trazar mentalmente la
trayectoria de su enemigo identificando la estela de su olor.
Qué mal hueles, hijo de puta, y
qué bien me está viniendo.-susurró Inuhito mientras saltaba hacia un lado.
Andrei, que había preparado su
puño con unas dosis de aquellos frascos tan peligrosos para estamparlas contra
el Taimanin, se sorprendió al ver que su golpe había caído en medio de la nada.
¡VOY A METERTE ESTO POR LA NARIZ Y…-bramó
el soldado.
Que te calles, joder.-insistió
Inuhito molesto.
El ninja lanzó una patada
giratoria contra la cara del soldado, desestabilizándolo.
¡JURO POR EL MISMÍSIMO DIABLO QUE
TE VOY A INUTILIZAR ESTA NOCHE!-bramó Andrei extasiado por sus instintos
asesinos y su sed de sangre.
El soldado lanzó una brutal
combinación de patadas giratorias contra Inuhito, pero éste las contraatacó
todas y terminó alejándolo con un rodillazo en el esternón.
La casa Soga diseñó una técnica
por la cual algunos enemigos se atrevieron a tacharlos de inútiles.-explicó
Inuhito mientras hacía un sello ninja con las manos-No obstante, cuando
entendieron su potencial, tuvieron que morderse la lengua. Como alumno graduado
de la casa Soga y alumno personal de Kouha Soga, una de las más fuertes del
clan, voy a enseñarte su gran capacidad para anular a desgraciados como tú.
Ninpô – Gôkanjuka no Jutsu! Yajuu no Mukiryoku!
(¡Arte ninja de los cinco sentidos de la bestia! ¡Letargo de la Fiera!)
¡TU MIERDA DE TÉCNICA NO HA HECHO
NADA!-se burló Andrei todavía a voz en grito-¡ERA UN FAROL! ¡MALDITO FARSANTE,
ESTÁS ACOJONADO!
Inuhito sonrió con aires de
superioridad.
¿CÓMO HAS…-balbució el soldado.
Ya no tengo sentidos
amplificados.-el Taimanin se encogió de hombros-No podrás desequilibrarme con
tus alaridos ni cegarme con tus artefactos. Ya puedes desgañitarte o poner al rojo vivo tu
laringe: no te servirá de nada.
Aprovechando que estaba mucho más
tranquilo ante las caóticas acciones del soldado, Inuhito se abalanzó sobre
Andrei y le saltó todos los frascos de las manos, haciendo que saltaran por los
aires. Cuando alcanzaron la suficiente altura, lanzó un kunai explosivo para
cada uno, destruyendo todos aquellos peligrosos productos químicos y librándose
de una gran amenaza.
No creo que lleves más dosis.-dijo
Inuhito con tranquilidad-Esos productos son muy difíciles de conseguir y muy
caros. Tampoco son fáciles de sintetizar. Creo que estás jodido.
Aprovechando que el militar estaba
sorprendido, el ninja le golpeó con los puños en ambos lados del pecho y, acto
seguido, le estampó los codos contundentemente. Tras ello, lo agarró del cuello
con las dos manos, lo zarandeó y lo lanzó contra una pared, donde lo embistió
con un rodillazo volador en el esternón, tras el cual se dio una voltereta
hacia arriba, fustigándole el mentón con la punta del otro pie.
Chilla ahora, capullo.-lo provocó
Inuhito.
Maldito seas…-Andrei intentó
gritar, pero su voz sonaba apagada-… ¿qué me has hecho?
Imprimir un poco de fatiga en tu
aparato fonador para impedir que chilles como un hijo de la gran puta.-explicó
el Taimanin-Se te pasará con un poco de reposo y un vaso de leche calentita… si
es que llegas vivo a casa.
Ahora sí que la has hecho
buena.-siseó el soldado.
Creo que no ha sido para
tanto.-Inuhito hablaba con un tono neutral-Sólo me he defendido de ti.
Pues ingéniatelas para defenderte
contra lo que te espera, porque te aseguro que te voy a hacer desear no haber
nacido.-lo amenazó el soldado-¡Voy a convertir lo poco que te queda de vida en
un jodido infierno!
¿Le quedan ases más chungos en la manga?-pensó Inuhito-Me duelen los ojos y los oídos sobremanera y
no me siento en mi mejor momento. He perdido equilibrio, esquividad y velocidad
de reacción. Para mayor jodienda, hasta que no pueda descansar para que se
desemboten mis sentidos, no podré estar al cien por cien de mis capacidades
físicas. Mi Gôkanjuka no Jutsu puede amplificar la sensibilidad de mis sentidos,
pero no reparar los daños en ellos… y creo que lo más duro de su artillería
viene ahora. No obstante, no puedo quedarme atrás. ¡Sólo tengo que golpearle
más duramente que él a mí!
Vas a ver algo que no suelo
mostrar a mis enemigos.-dijo Andrei mientras se bajaba la cremallera de la
chaqueta.
¿Tu cuerpo escuálido y gris?-preguntó
Inuhito con sorna-Qué… ¿honor?
Algo mucho mejor.-dijo el soldado
terminando de desvestirse.
Debajo de su ropa había una malla
negra de cuerpo entero sin mangas y de cuello vuelto. Alrededor de su cintura y
su cadera había un rollo de tela negra a modo de protección. Todos los bordes
de la malla tenían un ribete rojo y en sus expuestos pies llevaba unas
sandalias rígidas negras con un poco de tacón.
¿Tu ropa interior?-insistió
Inuhito en tono de poca seriedad-Tampoco me impresiona. Es bonito lo que
llevas, pero tenemos en casa muchas prendas similares de mejor gusto.
No, alfeñique.-le espetó
Andrei-¡Mi verdadero arsenal! ¡Teme, perro anoréxico!
El militar desenrolló el cúmulo de
tela que tenía a media altura, revelando que era un faldón lateral que comenzó
a colgar pesadamente por su lado derecho, tapándole ese lado de la cadera y
casi toda la pierna. Al igual que el resto del atuendo, el faldón también
estaba ribeteado en color rojo. Tenía, además, multitud de bolsillos.
Voy a reducirte a la
nada.-insistió amenazadoramente el soldado.
¡Te he dicho que no me llames
así!-bramó el Taimanin-¡Soy el macho alfa para ti!
Pronto no serás absolutamente
nada.-gruñó Andrei-¡Prepárate!
El soldado echó a correr hacia
Inuhito mientras sacaba instrumentos de tortura de los bolsillos de su faldón.
Con unas tijeras de gran tamaño en cada mano y varios ganchos muy afilados
entre los dedos de ambos pies, saltó hacia el Taimanin iniciando una peligrosa
y sanguinaria combinación de golpes.
¡Guau!-se sorprendió Inuhito.
Haciendo alarde de gran celeridad,
el ninja bloqueó las tijeras con el aro, pero las peligrosas patadas seguían
siendo una amenaza para él. Con la gran flexibilidad de la que disponía, el
soldado se introdujo dentro del aro y comenzó a agitar sus piernas mientras se
mantenía apoyado a los bordes del arma de su enemigo con las tijeras como si
fuera una araña a punto de saltar de su tela. Los ganchos alcanzaron
parcialmente a Inuhito, rasgándole el uniforme y causándole arañazos.
¡No te pases ni un pelo!-gruño el
Taimanin.
Con su Kiba no Jutsu, partió las
dos tijeras por la mitad con los cantos de ambas manos, dejando a Andrei
suspendido en el aire sin apoyo, momento en el cual lo lanzó fuera de su aro
con un potente codazo. Como había disminuido en gran medida la sensibilidad de
sus sentidos, el dolor de los arañazos no le suponía un gran problema gracias a
su tacto parcialmente borrado.
¡Tengo más juguetes para
regalarte!-amenazó el militar-¡Toma!
Andrei comenzó a lanzar tijeras de
varios tamaños, cuchillos, bisturíes, agujas enmangadas y frascos de ácido
sulfúrico. El Taimanin saltó muy alto para evitar la salva, pero las piernas le
fallaron debido a que su equilibrio se había resentido por los daños temporales
en el oído. Debido a esto, el salto no fue óptimo para esquivar todo el ataque
y cayó cerca de Andrei, siendo impactado por los últimos proyectiles, que le
causaron más roturas en el uniforme y laceraciones.
No puedes conmigo.-siseó Andrei-Te
voy a despedazar.
Aprovechando que el ninja había
caído hincado de rodillas cerca de él, el soldado comenzó a darle patadas en
las heridas, pisándolas con los tacones siempre que le era posible.
Maldito desgraciado…-pensaba Inuhito mientras trataba de zafarse de
aquella prisión de golpes.
De pronto, Andrei cesó de golpear
a su enemigo y, en su lugar, le apretó en el entrecejo con los dedos índice y
corazón de la mano izquierda. Inuhito comenzó a sentir un dolor atroz por todo
el cuerpo. También notó que podía ver, oír y oler mejor, así como sentir con
más precisión el metálico sabor de la sangre que estaba escupiendo.
¿¡Me has devuelto la
sensibilidad!?-preguntó Inuhito en medio de aquella caótica espiral de
dolor-¿¡Has anulado mi técnica!?
Así es.-siseó Andrei-Quería que
pudieras sentir el dolor en su máxima dimensión, porque te espera algo muy
dulce… o, más bien, salado.
El verdugo sacó un tarro de sal
gruesa de su faldón y comenzó a lanzarla a puñados contra las heridas de
Inuhito, causándole un escozor que amenazaba con nublarle el juicio.
¡Hijo de la más grandísima
puta!-chilló el Taimanin-¡Te voy a hacer abono como buena mierda que eres!
¡MALDITOOOOOOOOOOOO!
Inuhito sentía que iba a explotar
de dolor. Las lágrimas nublaban sus ojos, aunque gracias a su vista amplificada
no le suponían un gran problema para ver. Aun así, no se dio cuenta de lo que
Andrei estaba haciendo, pues el dolor y el escozor le impedían concentrarse. El
soldado se había colocado un objeto metálico en cada mano. Parecían unos puños
americanos, pero sus extremos estaban poniéndose al rojo vivo. Con una despiadada sarta de puñetazos, el
militar comenzó a golpear las heridas del ninja, quemándole la piel, las
heridas y el uniforme.
¡AGHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHH!-chillaba
Inuhito, incapaz de defenderse.
Eso es.-Andrei se relamió-Llora.
Grita. Desespérate. NÚTREME.
Una poderosa erección se estaba
dibujando en las mallas del soldado, aunque pasaba bastante desapercibida por
el faldón.
DOLOR AJENO.-gritó Andrei con los
ojos fuera de sus órbitas-¡No existe nada mejor! ¡JAJAJAJAJA!
Inuhito se vio en la obligación de
aprovechar el momento de delirio de Andrei para girar las tornas: haciendo
acopio de las fuerzas que le quedaban, colocó las manos en el suelo, levantó
con ellas todo su cuerpo y lanzó por los aires al soldado con una fuerte coz.
Alto ahí, amigo, no te
envalentones.-amenazó Andrei tras incorporarse y sacar un nuevo objeto de sus
bolsillos-No querrás que te pinche con esto, ¿verdad?
El soldado tenía una pistola
hipodérmica en las manos.
Aquí dentro va un parásito
demoníaco que se comerá tu cuerpo desde dentro.-dijo el militar-Un movimiento
en falso y te lo pincho en una herida para después quitarte el conocimento y
dejar que te despiertes solo y malherido en tu nueva vida de mierda condenado a
morir.
Chúpame la polla.-le espetó
Inuhito- Vas a pagar las que me has hecho todas juntas.
¡Despídete de tu salud para
siempre!-gritó Andrei mientras se lanzaba a por Inuhito con la pistola
hipodérmica bien agarrada.
He dicho…-susurró Inuhito
agarrando a Andrei de las muñecas-… ¡QUE ME CHUPES LA POLLA!
El Taimanin le arrancó el arma
contaminante al soldado y le clavó la aguja en un costado, presionando el
inyector rápidamente.
Diles a tus queridos médicos
Mazoku que te quiten esta mierda del cuerpo si tienen huevos.-dijo Inuhito
entre resoplidos.
¡Maldito seas, Taimanin!-gruñó
Andrei-¿Sabes la vorágine que puede armar esta cosa cuando crezca?
La que te mereces, pedazo de
cabrón.-dijo Inuhito tras escupir sangre hacia el suelo-Es hora de “quitarte el
conocimiento y dejar que te despiertes solo y malherido en tu nueva vida de
mierda condenado a morir”. ¡CAE, ANDREI KAGAMI-VOLKOV!
Con determinación, Inuhito lanzó
un brutal tajo con su aro. Cortó limpiamente el faldón de Andrei, agarrándolo en
pleno vuelo. Sintió que era muy pesado, pues estaba lleno de armas. Con él,
golpeó contundentemente a su dueño, doblándolo hacia un lado. Lanzó entonces un
golpe hacia el otro lado, no sin antes agitar el faldón para que las armas se
revolvieran, consiguiendo que varias se le quedaran clavadas con el golpe. Tras
ello, lanzó el amasijo de tela y armas lejos de él y asestó el golpe de gracia
del combate con su enorme aro. Lo único que saltó en pedazos fue el coletero
del verdugo, quedando su negra melena suelta.
Si te mato ahora…-razonó Inuhito-…
no podremos divertirnos viendo cómo ese parásito se divierte contigo. ¡Dulces
sueños!
El Taimanin golpeó en el pecho a
su enemigo con la palma de la mano izquierda. Acto seguido, le hundió el puño
derecho bajo el esternón. Tras esto,
clavó verticalmente sus codos en los trapecios de su enemigo, hincándolo de
rodillas. Desde esta posición, terminó de noquearlo con un brutal rodillazo en
la frente.
¡Que te jodan!-bramó el ninja
después de escupir en el pecho del inerte Andrei-Oh, mierda, este combate me ha
dejado machacado… ¡tengo que ir al “baño”!
Sin miramientos y con aparente
satisfacción, Inuhito comenzó a orinar encima del cuerpo de Andrei. Mientras
tanto, pensó en lo cerca que había estado de la muerte y en cómo estarían sus
amigos.
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