TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 78: Pelea de cerebros
¿Qué ha sido eso?-preguntó
Christian en voz alta, sorprendido por el rayo que acababa de caer detrás de
él.
Confío en que mis compañeros no
van a dejar que tus camaradas duren tanto tiempo como para que se les agoten
las reservas energéticas de sus armas tecnológicas, por lo cual veo bastante
fútil lo que intentas hacer.-la voz de Aoi acarició fría y mordazmente los
tímpanos del soldado desde las sombras-No obstante, nos gusta ser precavidos y,
por tanto, es mi deber como amigo de los aliados de la justicia que están
peleando ahí fuera el no dejarte hacer lo que te han pedido.
¿Dónde estás, Aoi Makihara?-el
soldado intentaba ocultar su nerviosismo-¡Muéstrate! ¡Sabía que me estabas
siguiendo!
No tengo tiempo.-respondió Aoi con
cierta sequedad-No sé con qué sistema planeas transmitir la energía que derives
de esta toma hasta el resto de tu equipo, pero tengo que evitar a toda costa
que lo hagas. Lo último que necesitamos es que esto se haga más difícil de lo que
ya está siendo.
Ah, ¿sí?-Christian empezó a dudar
de las palabras de Aoi, aunque su nerviosismo se mantenía titubeante dentro de
él-Y, ¿qué piensas hacer? ¿Lanzarme un cuchillo desde tu escondrijo? Estoy al
lado del punto perfecto para montar el circuito de abastecimiento a distancia
que he diseñado específicamente para este tipo de misiones. Si coloco dos
pinzas en la estructura, ya no habrá gran cosa que puedas hacer para…
Mientras hablaba, el soldado
acercaba las pinzas de corriente al lugar donde quería ponerlas. Un cuchillo
kunai salió de la nada y, en medio de su vuelo silbante, impactó contra las dos
pinzas, atravesando ambas en línea recta en su trayectoria, haciendo que
cayeran al suelo e interrumpiendo el discurso del militar, que se quedó sorprendido
con las manos muy abiertas, haciendo ademán de soltar.
Te aconsejo para tu futuro que no
es de gran ayuda en combate el dar ideas al enemigo.-dijo Aoi taimadamente
desde su escondite-Espero que me entiendas. Sé que sólo estás haciendo tu
trabajo, pero yo estoy haciendo también el mío y, por caprichos del azar,
resulta que tu misión y la mía son radicalmente contrarias.
Tras analizar el plano urbano de esta zona, acceder a los esquemas
eléctricos de todo el perímetro, calcular la densidad energética en función de
la posición con respecto al núcleo de población y un buen estudio optimizador,
concluí con que el mejor lugar para enviar energía a mis camaradas de manera
inalámbrica no era otro que éste.-pensaba Christian-Incluso he traído el equipo experimental para ponerlo en práctica. ¡No
puedo cambiar de lugar! ¡Este combate será inevitable!
El militar notó que algo se
enroscaba en su brazo izquierdo, pasando por debajo de la zona axilar y
rodeando el hombro verticalmente. Al dirigir la mirada a esa parte de su cuerpo
se dio cuenta de que era el látigo de Aoi.
No puedes quedarte tanto tiempo dudando en el campo de
batalla.-el Taimanin emitió un nuevo reproche-Te puede pasar factura, y esas
facturas suelen ser muy cuantiosas.
¡Has cometido un error!-Christian
se envalentonó por un momento-Al atarme con tu látigo, has convertido al mismo
en un indicador de tu posición.
Aoi no pronunció ninguna
respuesta. En lugar de eso, dejó que pasara corriente eléctrica por el látigo.
Christian lo agarró y frenó la descarga aprovechando la gran calidad de los
guantes aislantes que llevaba.
Es hora de que te
muestres.-insistió el soldado.
Tiró del látigo por el punto en el
que lo tenía agarrado, esperando que tarde o temprano consiguiera arrastrar a
su contendiente, pero éste utilizó su arte ninja del endurecimiento para
convertir el látigo en una unión rígida de la que no se podía tirar en ninguno
de los dos sentidos posibles de su dirección.
El Kata no Jutsu es una habilidad
muy versátil.-explicó Aoi.
Sigo pudiendo ir hacia ti de
manera inequívoca.-respondió Christian-¡Te va a tocar pelear contra mí!
Cuando Christian intentó correr
hacia Aoi, se dio cuenta de la trampa que su oponente le había tendido: el
inteligentísimo Taimanin había endurecido y erguido el látigo parcialmente,
creando un tramo rígido y fuerte entre ambos, pero manteniendo la elasticidad
en la punta, de tal manera que el hombro del militar seguía firmemente rodeado
y atado. De esa forma, el militar no podía acortar distancias con el ninja porque
intentarlo suponía ir contra aquel puente inelástico e irrompible: la distancia
entre ambos se había quedado fija. Christian podía intuir dónde se escondía
Aoi, pero no podía acercarse a él. Incluso si intentaba cambiar de dirección
para atacarle desde otro ángulo, el Taimanin no tenía que hacer otra cosa más
que mover la muñeca para que el puente rígido que había creado se moviera
solidariamente con él, impidiéndole todo avance. Tras varios intentos de
moverse hacia un lado y hacia otro, el soldado apretó los puños.
¿Crees que la única manera que
tengo de hacerte salir es con mis puños?-preguntó el soldado-¡No me subestimes!
¡E.M.Y.Y.!
El soldado no tenía los brazos
inmovilizados, por lo que no tuvo dificultades para sacar sus yo-yos cargados
con energía electromagnética para lanzar un fuerte ataque contra la zona en la
que podría estar escondido Aoi. El látigo, que rodeaba su axila y su hombro, le
restaba cierta movilidad en el brazo izquierdo, pero no le impedía lanzar el
yo-yo como él deseaba.
¡No puede ser!-bramó Christian al
ver que sus yo-yos volvían a sus manos haciendo honor a su naturaleza
constructiva.
¿Acaso pensabas que la distancia
que he fijado entre nosotros la he elegido de manera arbitraria?-preguntó Aoi
desde su ya evidente escondite-He reunido datos de combate más que suficientes
en nuestras anteriores batallas. Conozco la longitud total de los cables de
esos yo-yos gigantes, así como el radio de los cuerpos. Es imposible que puedas
golpearme con ellos.
Admito que juegas muy inteligentemente.-respondió
el soldado tratando de mantener la calma-Tus acciones fuera del campo de
batalla y tu estilo de lucha dentro del mismo están basados en el uso
exhaustivo de un pulido y entrenado intelecto. Eres un hombre con mucha cabeza,
pero yo también lo soy. Has pensado mucho y muy bien para hacer todo esto, pero
no has hecho ni puedes hacer nada para impedir que yo piense una manera de
contrarrestarlo.
Ahí llevas toda la razón.-concedió
el Taimanin sin mostrar todavía su rostro-Sin embargo, sí que puedo evitar que
tengas tiempo y calma para pensarlo. Además, estás muy nervioso y eso va a
jugar en tu contra esta noche.
Christian oyó que varios
proyectiles cortaban el aire. Aoi estaba lanzando estrellas shuriken, agujas
senbon y cuchillos kunai.
¡Maldición!-gruñó el soldado.
Trató de esquivar la ráfaga de
armas arrojadizas. Mientras lo hacía, se dio cuenta de que la trampa del látigo
era más peligrosa y limitadora de lo que pensaba: si bien podía cambiar de
dirección porque Aoi se lo permitía, lo cierto era que sus movimientos evasivos
estaban muy limitados. No podía saltar mucho ni dar volteretas, ni tampoco
rodar, pues eso supondría hacerse daño en el hombro por el agarre del látigo.
Forzar esos movimientos le supondría quedarse con un brazo inutilizado en medio
del combate si llegaba al extremo de una luxación de hombro, lesión que podría
llevarle a la muerte más allá de la simple derrota dadas las apremiantes
circunstancias. Por suerte para él, su enemigo no podía bloquear todos y cada
uno de los movimientos forzando la posición exacta del látigo porque se
acabaría rompiendo la muñeca. Con todo, Christian no salía herido con ningún
proyectil. Su agilidad estaba a la altura de la situación y su cuerpo no estaba
nada mal entrenado. Aoi tenía una gran puntería, pero su intención no era
acertar en el objetivo, sino cansarlo y distraerlo.
No tiene demasiada fuerza.-pensó Aoi-Es un combatiente muy entrenado y nada menospreciable, pero no es tan
peligroso como algunos de sus camaradas, ni por capacidades ni por personalidad
o actitud. Si consigo nublarle el juicio, tal vez pueda sacar más beneficios de
él que si simplemente lo derrotase en combate.
Continuó lanzando armas
arorjadizas. El soldado trataba de pensar mientras esquivaba todos los
proyectiles. El sudor ya goteaba por su cara.
Ha hecho esto a conciencia.-pensó Christian-Por mucho que me mueva en abanico, no hay absolutamente nada que pueda
hacer que el látigo choque o falle. ¡Lo ha calculado absolutamente todo! La
rigidez de este objeto es impresionante… la tensión mecánica se transmite hasta
la parte curva, que permanece fuerte como si fuera igual de recta y dura. Por
más que he intentado deshacer el lazo que ha hecho sobre mi hombro, mi pectoral
y mi axila, no puedo. Está durísimo. No puedo creerme que me tenga atado y me
dirija como si fuera una mascota… ¡tiene que haber una salida! ¡Claro! ¡ESO ES!
Al soldado se le ocurrió un plan
de acción. Decidió saltar muy alto. Aoi tendría que levantar el brazo
solidariamente para permitir ese movimiento y continuar fijando la distancia
entre los dos. Sin embargo, eso supondría cargar con la masa de una persona
alta y de musculatura desarrollada y un látigo de gran tamaño con un solo
brazo: ambos sabían que Aoi no tenía esa fuerza muscular. Si lo intentase,
acabaría por perder el forcejeo, por lo que su única opción para no dañarse el
brazo era soltar el látigo, liberando así a su presa.
¡Tienes dos opciones,
Taimanin!-amenazó Christian-¡O me sueltas o te quedas sin brazo!
¿Seguro que tengo sólo dos?-preguntó
Aoi.
¡MIERDA!-Christian se dio cuenta de su error para sus adentros.
Aoi tenía, como mínimo, una opción
más: no moverse solidariamente con el salto, sino aprovechar la fuerza del
mismo para dirigirlo a su voluntad sin ejercer apenas fuerza con su cuerpo. De
esta forma, el Taimanin dio un tirón imitando la parábola que estaba
describiendo el soldado, catapultándolo contra el suelo rápida y
estrepitosamente. Debido a su escasa fuerza muscular y a la impulsividad del
movimiento, al ninja se le había escapado el látigo de la mano, pero había
logrado asestar un potentísimo golpe a su oponente. La pérdida del agarre del
látigo trajo consigo una pérdida de concentración momentánea que hizo que el
látigo volviera a su estado normal, permitiendo a Christian desatárselo y
lanzarlo hacia la lejanía.
Ngh…-el soldado estaba dolorido,
pero se negó a desaprovechar esa oportunidad.
Aoi se vio obligado a salir de su
escondite para agarrar su látigo antes de que fuese demasiado tarde.
¡Te pillé!-exclamó Christian-¡Me
ha costado llevarme un buen golpe, pero por fin te veo! ¡E.M.Y.Y.!
Justo cuando Aoi agarró su látigo
en pleno vuelo, fue golpeado por los yo-yos de su contendiente, saliendo
disparado varios metros pero sin dejar de asir fuertemente su arma.
No dejaré que te escondas otra
vez.-dijo el soldado en tono amenazador.
No lo necesito.-replicó el
guerrero ninja mientras se levantaba de su estrepitosa caída-Ya estás de los
nervios y no tienes pinta de ser de los que tardan poco en tranquilizarse.
Christian se puso en guardia y
preparó sus armas para lanzar otro ataque. Se sentía incómodo porque Aoi había
descubierto sus puntos flacos a nivel personal: era una de las primeras veces
que libraba una batalla importante sin estar rodeado de sus compañeros y, además,
se le había encomendado una misión estratégica muy importante que no podía
cumplir y ante la cual tenía una amenaza de castigo por parte de Grant en caso
de fallo.
No juzgues tan rápido,
Taimanin.-insistió el soldado-Que yo sepa, no puedes leer mi mente.
Tampoco es algo que sea necesario
para mi misión aquí.-se limitó a decir Aoi-No he venido a humillarte ni a
ningunearte. Me basta con neutralizar tu peligrosidad para con nuestro deber.
¿Me muestras compasión?-Christian
parecía ofendido.
Interprétalo como quieras.-explicó
el Taimanin-A mí me basta con entender lo que hago.
Aoi había madurado mucho en
ciertos aspectos desde su graduación como Taimanin. Mientras mantenía aquella
encarnizada pugna, recordó su gran rivalidad y enemistad con Kazark, el difunto
demonio ingeniero del equipo de Tigres Black. Recordó que fue víctima de sus
burlas y de sus palabras envenendas, con las que el ogro intentó hacerle más
daño que con la arrolladora fuerza de sus enormes y musculosas extremidades. En
esos enfrentamientos duros y frustrantes, el joven ninja aprendió de sus
debilidades y de sus defectos, y comprendió que ninguna técnica era imposible
de realizar en el campo de batalla. Casi venció al ogro utilizando una serie de
técnicas aprendidas de sus amigos, y ahora estaba tratando de liderar un
combate con una técnica aprendida de un enemigo: ahora era el propio Aoi quien
llevaba la voz cantante y quien se estaba defendiendo con su intelecto y sus
palabras. Apenas habían intercambiado unos pocos golpes, pero el combate entre
Aoi Makihara y Christian Miller no era por ello menos encarnizado. Se estaban
enfrentando de una manera intensa en sus mentes y sus golpes se transmitían a
través de sus palabras y razonamientos. El Taimanin vio aquello como un ejemplo
de que todo el mundo necesita tiempo y experiencia para entender por qué
ciertos hechos de la vida tienen que suceder: si nunca hubiera sido enemigo de
Kazark, tal vez no habría podido usar los nervios de Christian a su favor en
aquel momento. Sin embargo, se sentía como si pudiera leerle la mente. No
pretendía burlarse de su contrincante como aquel monstruoso ogro trató de
hacerle a él en el pasado. No trataba de humillar y exponer a ese soldado que
tenía frente a él. Sólo quería frenar su avance y, a ser posible, convertir a
Christian en un aliado circunstancial o, lo que era lo mismo, aprovechar su
personalidad y sus sentimientos en aquel momento para que sus acciones
resultasen beneficiosas para los Taimanin.
Tengo que borrarte esa sonrisa
helada de la cara, Taimanin.-dijo Christian entre dientes-Debo hacerlo.
Volvió a lanzar un ataque a
distancia con sus yo-yos. Aoi rodeó su cuerpo de electricidad, ajustando la
polaridad para repeler las armas de su enemigo, que salieron disparadas en
sentido contrario.
¡No!-gritó Christian.
Sus propias armas chocaron contra
él. El impacto hizo que se le cayeran de las manos. En pleno vuelo, se
estabilizó con una voltereta aérea y cayó en cuclillas en el suelo, listo para
recoger los yo-yos, pero su sorpresa fue contundente cuando vio que éstos
volaban lejos de él: su enemigo, el Taimanin, había enlazado los cables de
dichas armas con su látigo y, blandiendo el mismo, había logrado apartarlos de
su alcance.
Ninpô – Raiton no Jutsu! Arashi no
Te!-exclamó Aoi.
(¡Arte ninja de la electricidad! ¡Palma de la Tormenta!)
El joven saltó hacia los yo-yos,
que había propulsado previamente hacia arriba, y los golpeó con la palma de su
mano derecha, inyectando en su interior una poderosa descarga eléctrica que los
hizo romperse en pedazos.
¡Ha roto los E.M.Y.Y.!-pensó Christian mientras se ponía en estado
de alarma-¡Apenas hemos intercambiado
unos golpes y ya me ha desarmado! Si no puedo valerme de la distancia como
arma, ¡tendré que atacarle de otra manera!
Sin quedarse quieto ni un segundo,
el militar corrió hacia Aoi con intención de enzarzarse en un combate cuerpo a
cuerpo.
¡Es rápido!-pensó Aoi-Más
vale que tenga cuidado.
El Taimanin estaba bajando de
nuevo al suelo tras saltar para destruir los yo-yos. Antes de llegar al suelo,
recibió una patada voladora de Christian.
¡YAAAAAAAAH!-gritó el soldado
mientras lanzaba la patada.
¡NGH!-gruñó Aoi mientras salía
disparado contra el suelo.
Es ligero y su tono muscular es similar al mío, tal vez un poco más
débil.-pensaba Christian mientras corría hacia Aoi-Es más alto que yo, por lo cual, al tener una masa muscular similar a
la mía que se reparte entre un cuerpo más grande, su esbeltez es superior. Si
aprovecho esa circunstancia, tal vez pueda zarandearlo y lanzarlo por los
aires. ¡He entrenado para esto! ¡Soy un guerrero!
Sin dejar tiempo a Aoi para
levantarse, Christian lanzó una patada descendente de talón, pero fue bloqueada
por los brazos del primero. Tras parar el impacto, el Taimanin agarró el
tobillo del militar con las dos manos, tiró de su pierna para que cayera encima
de él y, cuando lo tuvo lo suficientemente cerca, le puso un pie en el estómago
y lo catapultó lejos de él estirando la pierna con fuerza.
No podrá defenderse de mis disparos en el aire.-pensó Aoi mientras
se preparaba para lanzar sus armas arrojadizas.
El chico comenzó a lanzar varios
proyectiles que llevaba escondidos en sus bolsillos ocultos. Christian tuvo
dificultades para estabilizarse y defenderse a la vez, por lo que acabó cayendo
al suelo con algunos cortes sangrantes en la cara y en el cuello, así como
algunos desgarros en su ropa.
¡No vas a amilanarme!-gritó con
obstinación el soldado-¡Esto no ha hecho más que empezar!
Christian corrió hacia Aoi y lanzó
una rápida y elegante sarta de puñetazos. El Taimanin los bloqueaba o los
desviaba con las palmas de sus manos y sus antebrazos hasta que encontró un
hueco por el que penetrar en el campo ofensivo de su oponente.
Ninpô – Raiton no Jutsu!
Raijinkyaku!-gritó el Taimanin.
(¡Arte ninja de la electricidad! ¡Patada Eléctrica!)
Con la pierna izquierda envuelta
en energía eléctrica, Aoi pateó a Christian y lo alejó de él. No pareció
hacerle mucho daño, pues apenas se mostraba entumecido ni dolorido. Era de
esperar que el militar llevase protecciones aislantes de la electricidad.
Tu poder es poco efectivo contra
mí.-advirtió el soldado-Has creado distancia entre nosotros, pero no has
logrado dañarme.
Nunca me ha quitado el hambre ni
el sueño que las cosas no salgan a la primera.-respondió Aoi sonriéndose.
Christian no respondió. Se limitó
a volver a acercarse rápidamente a Aoi con un salto que acabó transformando en
una hermosa y destructiva patada voladora. El Taimanin recibió el súbito golpe
y se dobló por el impacto, momento que el soldado aprovechó para encajarle un
fuerte gancho ascendente en el mentón.
¡Te voy a cortar la
respiración!-amenazó el militar.
Apuntó con su puño al diafragma de
Aoi, pero éste se dio cuenta y se protegió con las manos. Acto seguido, agarró
firmemente la muñeca del chico y aprovechó su fuerza para hacerle una
espectacular llave de Aikido.
¡EEEEEEEEEEEEEEEEEIIIIIIIII!-gritó
Aoi mientras proyectaba a su oponente contra el suelo.
Christian cayó bocabajo. Aoi
reparó entonces en el aparato que llevaba ahí colgado como si de una mochila se
tratase. Esa máquina permitía sus manipulaciones electromagnéticas. Pensó en
quitársela, pero el soldado se incorporó antes y, sin levantarse, lanzó una
patada baja en barrido, obligando a su contendiente a saltar y alejarse de él.
Tengo que poner fin a este combate.-pensó Christian-Aún estoy a tiempo de pinchar la línea,
ayudar a mis compañeros y librarme del castigo de Grant. Cada día me da más
miedo.
¡Despídete, Taimanin!-gritó el
soldado mientras se colocaba a cuatro patas en el suelo simulando el andar de
un cocodrilo-¡He de poner punto final a nuestro enfrentamiento!
Aoi cayó de pie en el suelo tras
su salto. Se fijó en la postura que había adoptado el militar. Colocado así, el
soldado dejaba ver el extremo superior de la máquina que llevaba sujeta a la
espalda con tirantes. Tenía una clara
forma de cañón.
¡Tuéstate!-bramó Christian-¡Pulse Cannon!
(¡Cañón de pulsos!)
Del aparato de Christian salió
disparado un enorme chorro de energía electromagnética. Fue tan rápido y tan
súbito que Aoi no pudo esquivarlo, por lo que recibió el impacto, que
desencadenó una explosión energética que ahogó el grito en el que el Taimanin
se deshizo.
Tras acabar el destructivo y
sorprendente ataque, Christian se incorporó y escudriñó el lugar con la mirada
mientras el humo se disipaba. Vio que Aoi estaba bocarriba a muchos metros de
él, aparentemente inconsciente.
¡Lo conseguí!-pensó el soldado, alegrándose-Es hora de hacer lo que se me ha encomendado.
Aoi apretó los puños mientras
reunía fuerzas para levantarse.
Ese último ataque ha sido atroz.-pensaba-Si no llego a protegerme con electricidad en el último segundo, me
habría matado indudablemente. ¿Qué clase de máquina es ésa? Tiene una potencia
temible.
Concentró toda la fuerza de su
cuerpo en su abdomen, el cual contrajo para incorporarse. Vio que su enemigo
trataba de pinchar la línea de nuevo.
No puedo dejar que lo haga.-pensó Aoi-Tengo que inyectar en mi propio cuerpo una corriente eléctrica de la
misma amplitud y frecuencia que el remanente que queda en mi cuerpo causándome
dolor, pero en oposición de fase. Si consigo anular las secuelas de este
impacto, no tendré impedimentos para vencer a ese soldado.
A sabiendas de lo peligrosa que
podía llegar a ser su iniciativa si se equivocaba lo más mínimo, Aoi trató de
anular todos los remanentes eléctricos de su cuerpo. A pesar del dolor y el
entumecimiento, logró mantener la mente fría, por lo que, finalmente, consiguió
recuperar sus fuerzas.
¡Sí!-Aoi se alegró para sus adentros y se dispuso a saltar para
impedir en el último segundo que Christian pasara energía a distancia a sus
camaradas.
El soldado, que ya se creía
victorioso, sacó unas pinzas de repuesto y se dispuso a iniciar la transmisión
que le habían encomendado, pero no lo logró, pues Aoi cayó desde el cielo
frente a él de un gran salto.
¡No puede ser!-gritó Christian
sorprendido-¿Cómo has…
Arriesgando mi vida.-explicó
Aoi-Todo sea por ayudar a mis hermanos.
No me dejas alternativa.-se limitó
a contestar el soldado bajándose la cremallera de la chaqueta.
¿Esconderá algo debajo de la ropa?-se preguntó Aoi mientras
observaba aquel movimiento inesperado-Eso
explicaría por qué mi electricidad no le afecta. Tiene que tener algún tipo de
malla aislante cubriendo su cuerpo… y tal vez nuevas armas.
El joven militar se descolgó la
peligrosa mochila que llevaba en la espalda y, acto seguido, se arrancó la
ropa, lanzándola por los aires. Tras ello, pulsó un botón oculto de la mochila,
que se escindió en pequeñas partes que comenzaron a volar hacia su cuerpo,
colocándose en partes estratégicas del mismo como si de accesorios corporales
se tratasen.
Aoi observó sorprendido la nueva
apariencia de su enemigo. Todo su delgado y ligeramente musculado cuerpo estaba
rodeado por una apretada y llamativa malla de un tejido elástico de color rojo
muy brillante, similar a la lycra. Cubría y enguantaba sus manos y también
rodeaba sus pies, que llevaba aún más cubiertos con unas botas altas de goma
roja. Llevaba brazaletes plateados, un cinturón metálico con una hebilla
redonda y algunas piezas más de los mismos colores metalizados, probablemente
procedentes de la máquina que antes llevaba en la espalda.
No quería llegar al extremo de
mostrarte todo mi arsenal, pero veo que lo estás pidiendo a gritos.-dijo
Christian en voz bastante baja-Es hora de acabar con esto.
A través de sus brazaletes lanzó unos
rayos eléctricos de colores azul, amarillo, rosa y rojo. Aoi los desvió con su
poder eléctrico, haciendo que se extendieran hacia el cielo formando un abanico
policromado. No obstante, se dio cuenta de que el poder de aquella descarga era
mucho mayor que el de los yo-yos: necesitó mucha más fuerza espiritual para
redirigir aquellos rayos con su arte ninja de la electricidad.
Parece que ambos tenemos el mismo
problema a la hora de acertar con nuestros ataques.-dijo Aoi-No dudo del poder
de tu arsenal, pero la eficacia de las armas depende en buena parte del
objetivo contra el que se vaya a usar.
Esto no es lo único que puedo
hacer.-insistió Christian-Acabo de sacar la artillería pesada.
No me da ningún miedo.-dijo Aoi-Continúo
en plena forma.
El Taimanin lanzó un manojo de
agujas contra el soldado, tratando de pinchar su malla para que la electricidad
pudiera penetrar por su cuerpo. No obstante, Christian materializó una hoja de
energía eléctrica gracias a su brazalete y las cortó por la mitad de una
estocada.
Tal vez no pueda causarte ninguna
electrocución ni efectos similares…-advirtió el soldado-… pero tu cuerpo sigue
igual de sensible a los cortes y a las heridas. ¡Prepárate!
El soldado comenzó a lanzar tajos
y estocadas contra Aoi, quien trataba de mantener la distancia. No necesitaba
pensar mucho para darse cuenta de que aquellos haces altamente energéticos
estaban hechos para cortar cualquier sólido, y que una herida producida por tal
arma sería dolorosa, desagradable y probablemente difícil de tratar.
¿Por qué falla tanto?-Aoi no sabía si su enemigo trataba de
engañarlo o realmente tenía un problema de eficiencia-Se supone que estoy asustado de esa arma y no le veo intención de jugar
con ese factor. Además, tampoco me tiene tan lejos como para no dar ni una.
A la vista del desarrollo de aquel
tramo del combate, el Taimanin pensó que tenía una oportunidad clara. Sin dudarlo,
le asestó a su oponente un vehemente puñetazo en el abdomen, parando su avance
y haciendo que su cuchilla se apagase. Aprovechando el ralentí momentáneo de
Christian, Aoi lo agarró y lo lanzó lejos de él con una potente llave de Judo.
¡Se acabó!-sentenció Aoi agarrando
con decisión su látigo.
El poderoso latigazo que envió
golpeó contra el suelo, haciendo una ligera mella en él. Christian se había
levantado tan rápido que había podido evitar el golpe, y respondió pulsando un
botón de la hebilla de su cinturón,
haciendo que un potente rayo de energía saliera disparado de ella.
¡Guau!-exclamó Aoi ladeándose
elegantemente y viendo cómo el punto en el que impactaba el rayo ardía y
explotaba-Veo que quieres jugar muy duro.
¡No tengo alternativa!-exclamó
Christian mientras saltaba como un depredador contra su presa-¡Desaparece en
medio de esta lluvia electrónica!
Mientras estaba en el aire, el
soldado operó de nuevo los controles de la hebilla de su cinturón, disparando a
su través una colorida sarta de bolas de electricidad que comenzaron a llover
sobre Aoi y sus inmediaciones.
La electricidad no suponía un
problema para Aoi, pero la energía mecánica de las ondas expansivas que
producían las bolas al chocar contra el terreno sí. Le estaban dando problemas
para moverse y esquivar con precisión y, además, estaban fatigando y causando
dolor en sus músculos.
¡No puedo dejar que me inmovilices!-gruñó
Aoi-Ninpô –Raiton no Jutsu! Kagayaku Mori!
(¡Arte ninja de la electricidad! ¡Bosque Resplandeciente!)
Con la mano izquierda, Aoi
concentró una considerable acumulación de energía eléctrica. Estampó la mano en
el suelo y liberó una serie de rayos ascendentes que se extendieron hacia los
cielos como los radios de una semiesfera eléctrica, protegiendo a Aoi como si
formaran una cúpula que hizo explotar las bolas eléctricas de Christian sin que
pudieran llegar al suelo.
¡No me importa que pares mi
ataque!-bramó Christian-¡Tengo más! ¡YAAAAAAAAAH!
El chico se lanzó en picado con su
hoja eléctrica, tratando de caer encima de Aoi y ensartarlo. Al ver esto, el
Taimanin endureció su látigo y lo utilizó de pértiga para apartarse una gran
distancia. Christian culminó su ataque contra el suelo, dibujando un amenazador
boquete. Tras esto, materializó otra hoja eléctrica en la mano que tenía libre
y se lanzó de nuevo contra su enemigo, duplicando el ritmo de los ataques.
¡Maldición!-pensó Aoi mientras trataba de esquivar sin apenas poder
contraatacar.
Una de las estocadas acertó al
Taimanin, causándole un aparatoso corte.
Ugh…-boqueó el chico en una mueca
de dolor.
¡Es mi oportunidad!-se dijo Christian-¡Es hora de dejarlo fuera de combate!
Aprovechando que Aoi había parado
de moverse, le asestó varios cortes más con sus hojas electromagnéticas y, acto
seguido, disparó un enorme manojo de rayos. Al estar el Taimanin demasiado
dolorido como para desviarlos, recibió el ataque, cayendo de nuevo al suelo.
Sabe vaticinar los puntos débiles de un enemigo en tiempo real.-pensó
Aoi-También es un chico listo. No
obstante, no puedo morir aquí…
Christian se posó encima de Aoi y
le apuntó al pecho con una de sus hojas, dispuesto a atravesarlo para darle el
golpe de gracia.
Adiós, Aoi Makihara.-dijo
Christian sin poder ocultar que le temblaban ligeramente las piernas-Has
combatido bien.
Ninpô – Kata no Jutsu!-gritó el
Taimanin.
(¡Arte ninja de la dureza!)
Aprovechando las dudas de
Christian, Aoi tuvo suficiente tiempo para subirse el faldón que llevaba encima
de los pantalones, ponérselo en el pecho y endurecerlo, creando un escudo tan
inexpugnable que la hoja del soldado chocó con él, incapaz de penetrar más allá.
¡Imposible!-bramó Christian.
Tan real como la vida misma.-lo
corrigió Aoi-Y ahora, ¡prueba tu medicina!
Aoi utilizó su Raiton no Jutsu
para deformar y redirigir la espada de Christian, haciendo que impactara contra
el otro brazalete, rompiéndolo. Acto seguido, hizo que la energía fluyera de
nuevo hasta su propia fuente emisora, rompiendo también el brazalete que
producía la espada que estaba controlando, apagándola instantáneamente.
¡Maldita sea!-se quejó Christian.
El Taimanin se incorporó y giró
sobre sí mismo como si bailara, haciendo que su pesado faldón ondeara,
adoptando la forma de un tutú por un instante. En este momento, lo endureció
con su Kata no Jutsu y consiguió así hacer un corte horizontal en la malla del
Christian con el giro, dejando una línea en la que se veía perfectamente su
pecho, que había permanecido intacto. Tras esta sorpresiva maniobra, desactivó
su técnica de la dureza, devolviendo la gravedad a su faldón, que cayó lacio
encima de sus pantalones de combate. El soldado se miró el pecho y justo después
miró al ninja con sorpresa. Éste le sonrió, dándole a entender que no le había
cortado en el pecho porque no había querido.
¡Aún me quedan armas!-exclamó
Christian-¡Teme, Taimanin!
Con un alarde de velocidad y
agilidad, el soldado acortó distancias con Aoi y lo abrazó con fuerza, pegando
a su cuerpo las partes metálicas que escondía por su apretado uniforme. Como el
uniforme de combate del Taimanin dejaba ver parte de su pecho y algo de su
abdomen, hizo contacto con estas partes y comenzó a transmitirle una descarga
de energía. Para intensificar el ataque, trepó por su cuerpo, enroscó sus
piernas alrededor de su tronco, atrapándole los brazos, y pegó la hebilla de su
cinturón en el esternón del Taimanin, transmitiéndole un pico de energía que le
hizo gritar de dolor.
Al menos morirás siendo
abrazado.-sentenció el soldado.
¡No moriré!-insistió Aoi haciendo
acopio de fuerzas para que las lágrimas de dolor no salieran de sus ojos-¡No
después de lo lejos que he llegado! ¡Maté a un ogro de cuatro metros de un
golpe! ¿Crees que no podré contigo? ¡HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!
El Taimanin apretó los puños y se
cubrió de electricidad, liberando un enorme pilar azul que hizo saltar por los
aires a Christian.
¡Aún no he dicho mi última
palabra!-insistió el militar mientras se incorporaba y corría de nuevo hasta su
enemigo.
Lanzó una patada giratoria alta,
pero Aoi la desvió con otra patada. Los tobillos de ambos chocaron y el
Taimanin aprovechó para tirar de la pierna del soldado con la suya propia para
acercarlo a él. Hubo un momento en el que las entrepiernas de ambos se
juntaron, se apretaron y se frotaron. Christian enrojeció súbitamente, pero Aoi
ni se inmutó. Se limitó a sonreír.
No está mal.-pensó el Taimanin.
Cuando hubo acercado a Christian
lo suficiente, lo golpeó con las palmas de ambas manos en las costillas,
dejándolo levemente doblado del impacto.
Tampoco quiero escucharla.-dijo
Aoi-Lo siento mucho.
Durante una fracción de segundo,
el Taimanin desapareció de la vista del soldado. Acto seguido, volvió a él
deslizándose en línea recta como si tratase de atropellarlo. En las puntas de
los pies tenía brillantes chispas azules, y se movía sin pisar el suelo, como
si imitase la levitación magnética. Al llegar a un punto lo suficientemente
cercano a Christian, Aoi lanzó una sarta de patadas muy rápidas con la misma
pierna a la línea que había cortado en su malla, impactando directamente en su
pecho y causando, por ende, dolor y entumecimiento gracias al contacto de la
electricidad con su cuerpo.
Uaghhhh…-Christian no podía
moverse ni defenderse.
Tras varias decenas de patadas en
la misma línea, el cuerpo de Christian se sentía muy dolorido y la temperatura
le había subido sobremanera. Por esto y por conducción eléctrica, en la malla
empezaron a aparecer manchas negras de quemaduras que no tardaron en causar
roturas, exponiendo cada vez más puntos de su cuerpo desnudo. En este instante,
Aoi dejó de patear la misma línea y aumentó el rango y las direcciones de la
sarta de patadas, creando un enorme y peligroso cono de patadas eléctricas,
impactando en todos y cada uno de los puntos que tenía descubiertos. Tras
varios minutos de patadas, Aoi paró y dibujó un aspa con dos patadas en
diagonal. Tras ello, pasó por el centro del aspa con una línea horizontal y
otra vez más con una línea vertical trazada con el talón, destruyendo por
completo la malla roja de su enemigo y dejándolo en calzoncillos, lleno de
quemaduras en contusiones, hasta que se deshizo en un grito de dolor.
Creo que eres demasiado buen chico
para estar metido en esto.-susurró Aoi antes de quitarle el conocimiento a
Christian con una última patada.
El chico quedó desmayado y
totalmente derrotado en el suelo. Con varios cortes, alguna rasgadura en la
ropa y el moño medio deshecho, Aoi alzó su dedo pulgar hacia el cielo en señal
de victoria. Se dispuso entonces a cubrir a Christian con la ropa que se había
arrancado antes. Su chaqueta roja, sus pantalones blancos y sus botas negras
estaban en perfecto estado, así que tapó al chico poniendo la ropa por encima y
dejando las botas cuidadosamente colocadas al lado de sus pies.
Algún día te darás cuenta de que
éste no es tu lugar.-dijo Aoi mientras miraba el rostro inconsciente de
Christian. Parecía un niño pequeño dormido-No mereces la muerte. Eres muy joven
y necesitas ver lo que realmente puedes
conseguir para ser feliz. Sois títeres de los Mazoku y os vamos a enseñar la
magnitud de vuestro error. Aprender es vital.
El Taimanin se dispuso a irse. Al
poco tiempo de iniciar su paseo, notó un fuerte olor a sangre: alguien estaba
combatiendo en las inmediaciones, y la batalla sería seguramente cruel y
violenta.
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