domingo, 1 de mayo de 2016

[TY] Episodio 78: Pelea de cerebros

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 78: Pelea de cerebros

¿Qué ha sido eso?-preguntó Christian en voz alta, sorprendido por el rayo que acababa de caer detrás de él.

Confío en que mis compañeros no van a dejar que tus camaradas duren tanto tiempo como para que se les agoten las reservas energéticas de sus armas tecnológicas, por lo cual veo bastante fútil lo que intentas hacer.-la voz de Aoi acarició fría y mordazmente los tímpanos del soldado desde las sombras-No obstante, nos gusta ser precavidos y, por tanto, es mi deber como amigo de los aliados de la justicia que están peleando ahí fuera el no dejarte hacer lo que te han pedido.

¿Dónde estás, Aoi Makihara?-el soldado intentaba ocultar su nerviosismo-¡Muéstrate! ¡Sabía que me estabas siguiendo!

No tengo tiempo.-respondió Aoi con cierta sequedad-No sé con qué sistema planeas transmitir la energía que derives de esta toma hasta el resto de tu equipo, pero tengo que evitar a toda costa que lo hagas. Lo último que necesitamos es que esto se haga más difícil de lo que ya está siendo.

Ah, ¿sí?-Christian empezó a dudar de las palabras de Aoi, aunque su nerviosismo se mantenía titubeante dentro de él-Y, ¿qué piensas hacer? ¿Lanzarme un cuchillo desde tu escondrijo? Estoy al lado del punto perfecto para montar el circuito de abastecimiento a distancia que he diseñado específicamente para este tipo de misiones. Si coloco dos pinzas en la estructura, ya no habrá gran cosa que puedas hacer para…

Mientras hablaba, el soldado acercaba las pinzas de corriente al lugar donde quería ponerlas. Un cuchillo kunai salió de la nada y, en medio de su vuelo silbante, impactó contra las dos pinzas, atravesando ambas en línea recta en su trayectoria, haciendo que cayeran al suelo e interrumpiendo el discurso del militar, que se quedó sorprendido con las manos muy abiertas, haciendo ademán de soltar.

Te aconsejo para tu futuro que no es de gran ayuda en combate el dar ideas al enemigo.-dijo Aoi taimadamente desde su escondite-Espero que me entiendas. Sé que sólo estás haciendo tu trabajo, pero yo estoy haciendo también el mío y, por caprichos del azar, resulta que tu misión y la mía son radicalmente contrarias.

Tras analizar el plano urbano de esta zona, acceder a los esquemas eléctricos de todo el perímetro, calcular la densidad energética en función de la posición con respecto al núcleo de población y un buen estudio optimizador, concluí con que el mejor lugar para enviar energía a mis camaradas de manera inalámbrica no era otro que éste.-pensaba Christian-Incluso he traído el equipo experimental para ponerlo en práctica. ¡No puedo cambiar de lugar! ¡Este combate será inevitable!

El militar notó que algo se enroscaba en su brazo izquierdo, pasando por debajo de la zona axilar y rodeando el hombro verticalmente. Al dirigir la mirada a esa parte de su cuerpo se dio cuenta de que era el látigo de Aoi.

No puedes quedarte  tanto tiempo dudando en el campo de batalla.-el Taimanin emitió un nuevo reproche-Te puede pasar factura, y esas facturas suelen ser muy cuantiosas.

¡Has cometido un error!-Christian se envalentonó por un momento-Al atarme con tu látigo, has convertido al mismo en un indicador de tu posición.

Aoi no pronunció ninguna respuesta. En lugar de eso, dejó que pasara corriente eléctrica por el látigo. Christian lo agarró y frenó la descarga aprovechando la gran calidad de los guantes aislantes que llevaba.

Es hora de que te muestres.-insistió el soldado.

Tiró del látigo por el punto en el que lo tenía agarrado, esperando que tarde o temprano consiguiera arrastrar a su contendiente, pero éste utilizó su arte ninja del endurecimiento para convertir el látigo en una unión rígida de la que no se podía tirar en ninguno de los dos sentidos posibles de su dirección.

El Kata no Jutsu es una habilidad muy versátil.-explicó Aoi.

Sigo pudiendo ir hacia ti de manera inequívoca.-respondió Christian-¡Te va a tocar pelear contra mí!

Cuando Christian intentó correr hacia Aoi, se dio cuenta de la trampa que su oponente le había tendido: el inteligentísimo Taimanin había endurecido y erguido el látigo parcialmente, creando un tramo rígido y fuerte entre ambos, pero manteniendo la elasticidad en la punta, de tal manera que el hombro del militar seguía firmemente rodeado y atado. De esa forma, el militar no podía acortar distancias con el ninja porque intentarlo suponía ir contra aquel puente inelástico e irrompible: la distancia entre ambos se había quedado fija. Christian podía intuir dónde se escondía Aoi, pero no podía acercarse a él. Incluso si intentaba cambiar de dirección para atacarle desde otro ángulo, el Taimanin no tenía que hacer otra cosa más que mover la muñeca para que el puente rígido que había creado se moviera solidariamente con él, impidiéndole todo avance. Tras varios intentos de moverse hacia un lado y hacia otro, el soldado apretó los puños.

¿Crees que la única manera que tengo de hacerte salir es con mis puños?-preguntó el soldado-¡No me subestimes! ¡E.M.Y.Y.!

El soldado no tenía los brazos inmovilizados, por lo que no tuvo dificultades para sacar sus yo-yos cargados con energía electromagnética para lanzar un fuerte ataque contra la zona en la que podría estar escondido Aoi. El látigo, que rodeaba su axila y su hombro, le restaba cierta movilidad en el brazo izquierdo, pero no le impedía lanzar el yo-yo como él deseaba.

¡No puede ser!-bramó Christian al ver que sus yo-yos volvían a sus manos haciendo honor a su naturaleza constructiva.

¿Acaso pensabas que la distancia que he fijado entre nosotros la he elegido de manera arbitraria?-preguntó Aoi desde su ya evidente escondite-He reunido datos de combate más que suficientes en nuestras anteriores batallas. Conozco la longitud total de los cables de esos yo-yos gigantes, así como el radio de los cuerpos. Es imposible que puedas golpearme con ellos.

Admito que juegas muy inteligentemente.-respondió el soldado tratando de mantener la calma-Tus acciones fuera del campo de batalla y tu estilo de lucha dentro del mismo están basados en el uso exhaustivo de un pulido y entrenado intelecto. Eres un hombre con mucha cabeza, pero yo también lo soy. Has pensado mucho y muy bien para hacer todo esto, pero no has hecho ni puedes hacer nada para impedir que yo piense una manera de contrarrestarlo.

Ahí llevas toda la razón.-concedió el Taimanin sin mostrar todavía su rostro-Sin embargo, sí que puedo evitar que tengas tiempo y calma para pensarlo. Además, estás muy nervioso y eso va a jugar en tu contra esta noche.

Christian oyó que varios proyectiles cortaban el aire. Aoi estaba lanzando estrellas shuriken, agujas senbon y cuchillos kunai.

¡Maldición!-gruñó el soldado.

Trató de esquivar la ráfaga de armas arrojadizas. Mientras lo hacía, se dio cuenta de que la trampa del látigo era más peligrosa y limitadora de lo que pensaba: si bien podía cambiar de dirección porque Aoi se lo permitía, lo cierto era que sus movimientos evasivos estaban muy limitados. No podía saltar mucho ni dar volteretas, ni tampoco rodar, pues eso supondría hacerse daño en el hombro por el agarre del látigo. Forzar esos movimientos le supondría quedarse con un brazo inutilizado en medio del combate si llegaba al extremo de una luxación de hombro, lesión que podría llevarle a la muerte más allá de la simple derrota dadas las apremiantes circunstancias. Por suerte para él, su enemigo no podía bloquear todos y cada uno de los movimientos forzando la posición exacta del látigo porque se acabaría rompiendo la muñeca. Con todo, Christian no salía herido con ningún proyectil. Su agilidad estaba a la altura de la situación y su cuerpo no estaba nada mal entrenado. Aoi tenía una gran puntería, pero su intención no era acertar en el objetivo, sino cansarlo y distraerlo.

No tiene demasiada fuerza.-pensó Aoi-Es un combatiente muy entrenado y nada menospreciable, pero no es tan peligroso como algunos de sus camaradas, ni por capacidades ni por personalidad o actitud. Si consigo nublarle el juicio, tal vez pueda sacar más beneficios de él que si simplemente lo derrotase en combate.

Continuó lanzando armas arorjadizas. El soldado trataba de pensar mientras esquivaba todos los proyectiles. El sudor ya goteaba por su cara.

Ha hecho esto a conciencia.-pensó Christian-Por mucho que me mueva en abanico, no hay absolutamente nada que pueda hacer que el látigo choque o falle. ¡Lo ha calculado absolutamente todo! La rigidez de este objeto es impresionante… la tensión mecánica se transmite hasta la parte curva, que permanece fuerte como si fuera igual de recta y dura. Por más que he intentado deshacer el lazo que ha hecho sobre mi hombro, mi pectoral y mi axila, no puedo. Está durísimo. No puedo creerme que me tenga atado y me dirija como si fuera una mascota… ¡tiene que haber una salida! ¡Claro! ¡ESO ES!

Al soldado se le ocurrió un plan de acción. Decidió saltar muy alto. Aoi tendría que levantar el brazo solidariamente para permitir ese movimiento y continuar fijando la distancia entre los dos. Sin embargo, eso supondría cargar con la masa de una persona alta y de musculatura desarrollada y un látigo de gran tamaño con un solo brazo: ambos sabían que Aoi no tenía esa fuerza muscular. Si lo intentase, acabaría por perder el forcejeo, por lo que su única opción para no dañarse el brazo era soltar el látigo, liberando así a su presa.

¡Tienes dos opciones, Taimanin!-amenazó Christian-¡O me sueltas o te quedas sin brazo!

¿Seguro que tengo sólo dos?-preguntó Aoi.

¡MIERDA!-Christian se dio cuenta de su error para sus adentros.

Aoi tenía, como mínimo, una opción más: no moverse solidariamente con el salto, sino aprovechar la fuerza del mismo para dirigirlo a su voluntad sin ejercer apenas fuerza con su cuerpo. De esta forma, el Taimanin dio un tirón imitando la parábola que estaba describiendo el soldado, catapultándolo contra el suelo rápida y estrepitosamente. Debido a su escasa fuerza muscular y a la impulsividad del movimiento, al ninja se le había escapado el látigo de la mano, pero había logrado asestar un potentísimo golpe a su oponente. La pérdida del agarre del látigo trajo consigo una pérdida de concentración momentánea que hizo que el látigo volviera a su estado normal, permitiendo a Christian desatárselo y lanzarlo hacia la lejanía.

Ngh…-el soldado estaba dolorido, pero se negó a desaprovechar esa oportunidad.

Aoi se vio obligado a salir de su escondite para agarrar su látigo antes de que fuese demasiado tarde.

¡Te pillé!-exclamó Christian-¡Me ha costado llevarme un buen golpe, pero por fin te veo! ¡E.M.Y.Y.!

Justo cuando Aoi agarró su látigo en pleno vuelo, fue golpeado por los yo-yos de su contendiente, saliendo disparado varios metros pero sin dejar de asir fuertemente su arma.

No dejaré que te escondas otra vez.-dijo el soldado en tono amenazador.

No lo necesito.-replicó el guerrero ninja mientras se levantaba de su estrepitosa caída-Ya estás de los nervios y no tienes pinta de ser de los que tardan poco en tranquilizarse.

Christian se puso en guardia y preparó sus armas para lanzar otro ataque. Se sentía incómodo porque Aoi había descubierto sus puntos flacos a nivel personal: era una de las primeras veces que libraba una batalla importante sin estar rodeado de sus compañeros y, además, se le había encomendado una misión estratégica muy importante que no podía cumplir y ante la cual tenía una amenaza de castigo por parte de Grant en caso de fallo.

No juzgues tan rápido, Taimanin.-insistió el soldado-Que yo sepa, no puedes leer mi mente.

Tampoco es algo que sea necesario para mi misión aquí.-se limitó a decir Aoi-No he venido a humillarte ni a ningunearte. Me basta con neutralizar tu peligrosidad para con nuestro deber.

¿Me muestras compasión?-Christian parecía ofendido.

Interprétalo como quieras.-explicó el Taimanin-A mí me basta con entender lo que hago.

Aoi había madurado mucho en ciertos aspectos desde su graduación como Taimanin. Mientras mantenía aquella encarnizada pugna, recordó su gran rivalidad y enemistad con Kazark, el difunto demonio ingeniero del equipo de Tigres Black. Recordó que fue víctima de sus burlas y de sus palabras envenendas, con las que el ogro intentó hacerle más daño que con la arrolladora fuerza de sus enormes y musculosas extremidades. En esos enfrentamientos duros y frustrantes, el joven ninja aprendió de sus debilidades y de sus defectos, y comprendió que ninguna técnica era imposible de realizar en el campo de batalla. Casi venció al ogro utilizando una serie de técnicas aprendidas de sus amigos, y ahora estaba tratando de liderar un combate con una técnica aprendida de un enemigo: ahora era el propio Aoi quien llevaba la voz cantante y quien se estaba defendiendo con su intelecto y sus palabras. Apenas habían intercambiado unos pocos golpes, pero el combate entre Aoi Makihara y Christian Miller no era por ello menos encarnizado. Se estaban enfrentando de una manera intensa en sus mentes y sus golpes se transmitían a través de sus palabras y razonamientos. El Taimanin vio aquello como un ejemplo de que todo el mundo necesita tiempo y experiencia para entender por qué ciertos hechos de la vida tienen que suceder: si nunca hubiera sido enemigo de Kazark, tal vez no habría podido usar los nervios de Christian a su favor en aquel momento. Sin embargo, se sentía como si pudiera leerle la mente. No pretendía burlarse de su contrincante como aquel monstruoso ogro trató de hacerle a él en el pasado. No trataba de humillar y exponer a ese soldado que tenía frente a él. Sólo quería frenar su avance y, a ser posible, convertir a Christian en un aliado circunstancial o, lo que era lo mismo, aprovechar su personalidad y sus sentimientos en aquel momento para que sus acciones resultasen beneficiosas para los Taimanin.

Tengo que borrarte esa sonrisa helada de la cara, Taimanin.-dijo Christian entre dientes-Debo hacerlo.

Volvió a lanzar un ataque a distancia con sus yo-yos. Aoi rodeó su cuerpo de electricidad, ajustando la polaridad para repeler las armas de su enemigo, que salieron disparadas en sentido contrario.

¡No!-gritó Christian.

Sus propias armas chocaron contra él. El impacto hizo que se le cayeran de las manos. En pleno vuelo, se estabilizó con una voltereta aérea y cayó en cuclillas en el suelo, listo para recoger los yo-yos, pero su sorpresa fue contundente cuando vio que éstos volaban lejos de él: su enemigo, el Taimanin, había enlazado los cables de dichas armas con su látigo y, blandiendo el mismo, había logrado apartarlos de su alcance.

Ninpô – Raiton no Jutsu! Arashi no Te!-exclamó Aoi.
(¡Arte ninja de la electricidad! ¡Palma de la Tormenta!)

El joven saltó hacia los yo-yos, que había propulsado previamente hacia arriba, y los golpeó con la palma de su mano derecha, inyectando en su interior una poderosa descarga eléctrica que los hizo romperse en pedazos.

¡Ha roto los E.M.Y.Y.!-pensó Christian mientras se ponía en estado de alarma-¡Apenas hemos intercambiado unos golpes y ya me ha desarmado! Si no puedo valerme de la distancia como arma, ¡tendré que atacarle de otra manera!

Sin quedarse quieto ni un segundo, el militar corrió hacia Aoi con intención de enzarzarse en un combate cuerpo a cuerpo.

¡Es rápido!-pensó Aoi-Más vale que tenga cuidado.

El Taimanin estaba bajando de nuevo al suelo tras saltar para destruir los yo-yos. Antes de llegar al suelo, recibió una patada voladora de Christian.

¡YAAAAAAAAH!-gritó el soldado mientras lanzaba la patada.

¡NGH!-gruñó Aoi mientras salía disparado contra el suelo.

Es ligero y su tono muscular es similar al mío, tal vez un poco más débil.-pensaba Christian mientras corría hacia Aoi-Es más alto que yo, por lo cual, al tener una masa muscular similar a la mía que se reparte entre un cuerpo más grande, su esbeltez es superior. Si aprovecho esa circunstancia, tal vez pueda zarandearlo y lanzarlo por los aires. ¡He entrenado para esto! ¡Soy un guerrero!

Sin dejar tiempo a Aoi para levantarse, Christian lanzó una patada descendente de talón, pero fue bloqueada por los brazos del primero. Tras parar el impacto, el Taimanin agarró el tobillo del militar con las dos manos, tiró de su pierna para que cayera encima de él y, cuando lo tuvo lo suficientemente cerca, le puso un pie en el estómago y lo catapultó lejos de él estirando la pierna con fuerza.

No podrá defenderse de mis disparos en el aire.-pensó Aoi mientras se preparaba para lanzar sus armas arrojadizas.

El chico comenzó a lanzar varios proyectiles que llevaba escondidos en sus bolsillos ocultos. Christian tuvo dificultades para estabilizarse y defenderse a la vez, por lo que acabó cayendo al suelo con algunos cortes sangrantes en la cara y en el cuello, así como algunos desgarros en su ropa.

¡No vas a amilanarme!-gritó con obstinación el soldado-¡Esto no ha hecho más que empezar!

Christian corrió hacia Aoi y lanzó una rápida y elegante sarta de puñetazos. El Taimanin los bloqueaba o los desviaba con las palmas de sus manos y sus antebrazos hasta que encontró un hueco por el que penetrar en el campo ofensivo de su oponente.

Ninpô – Raiton no Jutsu! Raijinkyaku!-gritó el Taimanin.
(¡Arte ninja de la electricidad! ¡Patada Eléctrica!)

Con la pierna izquierda envuelta en energía eléctrica, Aoi pateó a Christian y lo alejó de él. No pareció hacerle mucho daño, pues apenas se mostraba entumecido ni dolorido. Era de esperar que el militar llevase protecciones aislantes de la electricidad.

Tu poder es poco efectivo contra mí.-advirtió el soldado-Has creado distancia entre nosotros, pero no has logrado dañarme.

Nunca me ha quitado el hambre ni el sueño que las cosas no salgan a la primera.-respondió Aoi sonriéndose.

Christian no respondió. Se limitó a volver a acercarse rápidamente a Aoi con un salto que acabó transformando en una hermosa y destructiva patada voladora. El Taimanin recibió el súbito golpe y se dobló por el impacto, momento que el soldado aprovechó para encajarle un fuerte gancho ascendente en el mentón.

¡Te voy a cortar la respiración!-amenazó el militar.

Apuntó con su puño al diafragma de Aoi, pero éste se dio cuenta y se protegió con las manos. Acto seguido, agarró firmemente la muñeca del chico y aprovechó su fuerza para hacerle una espectacular llave de Aikido.

¡EEEEEEEEEEEEEEEEEIIIIIIIII!-gritó Aoi mientras proyectaba a su oponente contra el suelo.

Christian cayó bocabajo. Aoi reparó entonces en el aparato que llevaba ahí colgado como si de una mochila se tratase. Esa máquina permitía sus manipulaciones electromagnéticas. Pensó en quitársela, pero el soldado se incorporó antes y, sin levantarse, lanzó una patada baja en barrido, obligando a su contendiente a saltar y alejarse de él.

Tengo que poner fin a este combate.-pensó Christian-Aún estoy a tiempo de pinchar la línea, ayudar a mis compañeros y librarme del castigo de Grant. Cada día me da más miedo.

¡Despídete, Taimanin!-gritó el soldado mientras se colocaba a cuatro patas en el suelo simulando el andar de un cocodrilo-¡He de poner punto final a nuestro enfrentamiento!

Aoi cayó de pie en el suelo tras su salto. Se fijó en la postura que había adoptado el militar. Colocado así, el soldado dejaba ver el extremo superior de la máquina que llevaba sujeta a la espalda con tirantes.  Tenía una clara forma de cañón.

¡Tuéstate!-bramó Christian-¡Pulse Cannon!
(¡Cañón de pulsos!)

Del aparato de Christian salió disparado un enorme chorro de energía electromagnética. Fue tan rápido y tan súbito que Aoi no pudo esquivarlo, por lo que recibió el impacto, que desencadenó una explosión energética que ahogó el grito en el que el Taimanin se deshizo.

Tras acabar el destructivo y sorprendente ataque, Christian se incorporó y escudriñó el lugar con la mirada mientras el humo se disipaba. Vio que Aoi estaba bocarriba a muchos metros de él, aparentemente inconsciente.

¡Lo conseguí!-pensó el soldado, alegrándose-Es hora de hacer lo que se me ha encomendado.

Aoi apretó los puños mientras reunía fuerzas para levantarse.

Ese último ataque ha sido atroz.-pensaba-Si no llego a protegerme con electricidad en el último segundo, me habría matado indudablemente. ¿Qué clase de máquina es ésa? Tiene una potencia temible.

Concentró toda la fuerza de su cuerpo en su abdomen, el cual contrajo para incorporarse. Vio que su enemigo trataba de pinchar la línea de nuevo.

No puedo dejar que lo haga.-pensó Aoi-Tengo que inyectar en mi propio cuerpo una corriente eléctrica de la misma amplitud y frecuencia que el remanente que queda en mi cuerpo causándome dolor, pero en oposición de fase. Si consigo anular las secuelas de este impacto, no tendré impedimentos para vencer a ese soldado.

A sabiendas de lo peligrosa que podía llegar a ser su iniciativa si se equivocaba lo más mínimo, Aoi trató de anular todos los remanentes eléctricos de su cuerpo. A pesar del dolor y el entumecimiento, logró mantener la mente fría, por lo que, finalmente, consiguió recuperar sus fuerzas.

¡Sí!-Aoi se alegró para sus adentros y se dispuso a saltar para impedir en el último segundo que Christian pasara energía a distancia a sus camaradas.

El soldado, que ya se creía victorioso, sacó unas pinzas de repuesto y se dispuso a iniciar la transmisión que le habían encomendado, pero no lo logró, pues Aoi cayó desde el cielo frente a él de un gran salto.

¡No puede ser!-gritó Christian sorprendido-¿Cómo has…

Arriesgando mi vida.-explicó Aoi-Todo sea por ayudar a mis hermanos.

No me dejas alternativa.-se limitó a contestar el soldado bajándose la cremallera de la chaqueta.

¿Esconderá algo debajo de la ropa?-se preguntó Aoi mientras observaba aquel movimiento inesperado-Eso explicaría por qué mi electricidad no le afecta. Tiene que tener algún tipo de malla aislante cubriendo su cuerpo… y tal vez nuevas armas.

El joven militar se descolgó la peligrosa mochila que llevaba en la espalda y, acto seguido, se arrancó la ropa, lanzándola por los aires. Tras ello, pulsó un botón oculto de la mochila, que se escindió en pequeñas partes que comenzaron a volar hacia su cuerpo, colocándose en partes estratégicas del mismo como si de accesorios corporales se tratasen.

Aoi observó sorprendido la nueva apariencia de su enemigo. Todo su delgado y ligeramente musculado cuerpo estaba rodeado por una apretada y llamativa malla de un tejido elástico de color rojo muy brillante, similar a la lycra. Cubría y enguantaba sus manos y también rodeaba sus pies, que llevaba aún más cubiertos con unas botas altas de goma roja. Llevaba brazaletes plateados, un cinturón metálico con una hebilla redonda y algunas piezas más de los mismos colores metalizados, probablemente procedentes de la máquina que antes llevaba en la espalda.

No quería llegar al extremo de mostrarte todo mi arsenal, pero veo que lo estás pidiendo a gritos.-dijo Christian en voz bastante baja-Es hora de acabar con esto.

A través de sus brazaletes lanzó unos rayos eléctricos de colores azul, amarillo, rosa y rojo. Aoi los desvió con su poder eléctrico, haciendo que se extendieran hacia el cielo formando un abanico policromado. No obstante, se dio cuenta de que el poder de aquella descarga era mucho mayor que el de los yo-yos: necesitó mucha más fuerza espiritual para redirigir aquellos rayos con su arte ninja de la electricidad.

Parece que ambos tenemos el mismo problema a la hora de acertar con nuestros ataques.-dijo Aoi-No dudo del poder de tu arsenal, pero la eficacia de las armas depende en buena parte del objetivo contra el que se vaya a usar.

Esto no es lo único que puedo hacer.-insistió Christian-Acabo de sacar la artillería pesada.

No me da ningún miedo.-dijo Aoi-Continúo en plena forma.

El Taimanin lanzó un manojo de agujas contra el soldado, tratando de pinchar su malla para que la electricidad pudiera penetrar por su cuerpo. No obstante, Christian materializó una hoja de energía eléctrica gracias a su brazalete y las cortó por la mitad de una estocada.

Tal vez no pueda causarte ninguna electrocución ni efectos similares…-advirtió el soldado-… pero tu cuerpo sigue igual de sensible a los cortes y a las heridas. ¡Prepárate!

El soldado comenzó a lanzar tajos y estocadas contra Aoi, quien trataba de mantener la distancia. No necesitaba pensar mucho para darse cuenta de que aquellos haces altamente energéticos estaban hechos para cortar cualquier sólido, y que una herida producida por tal arma sería dolorosa, desagradable y probablemente difícil de tratar.

¿Por qué falla tanto?-Aoi no sabía si su enemigo trataba de engañarlo o realmente tenía un problema de eficiencia-Se supone que estoy asustado de esa arma y no le veo intención de jugar con ese factor. Además, tampoco me tiene tan lejos como para no dar ni una.

A la vista del desarrollo de aquel tramo del combate, el Taimanin pensó que tenía una oportunidad clara. Sin dudarlo, le asestó a su oponente un vehemente puñetazo en el abdomen, parando su avance y haciendo que su cuchilla se apagase. Aprovechando el ralentí momentáneo de Christian, Aoi lo agarró y lo lanzó lejos de él con una potente llave de Judo.

¡Se acabó!-sentenció Aoi agarrando con decisión su látigo.

El poderoso latigazo que envió golpeó contra el suelo, haciendo una ligera mella en él. Christian se había levantado tan rápido que había podido evitar el golpe, y respondió pulsando un botón de la hebilla de su cinturón,  haciendo que un potente rayo de energía saliera disparado de ella.

¡Guau!-exclamó Aoi ladeándose elegantemente y viendo cómo el punto en el que impactaba el rayo ardía y explotaba-Veo que quieres jugar muy duro.

¡No tengo alternativa!-exclamó Christian mientras saltaba como un depredador contra su presa-¡Desaparece en medio de esta lluvia electrónica!

Mientras estaba en el aire, el soldado operó de nuevo los controles de la hebilla de su cinturón, disparando a su través una colorida sarta de bolas de electricidad que comenzaron a llover sobre Aoi y sus inmediaciones.

La electricidad no suponía un problema para Aoi, pero la energía mecánica de las ondas expansivas que producían las bolas al chocar contra el terreno sí. Le estaban dando problemas para moverse y esquivar con precisión y, además, estaban fatigando y causando dolor en sus músculos.

¡No puedo dejar que me inmovilices!-gruñó Aoi-Ninpô –Raiton no Jutsu! Kagayaku Mori!
(¡Arte ninja de la electricidad! ¡Bosque Resplandeciente!)

Con la mano izquierda, Aoi concentró una considerable acumulación de energía eléctrica. Estampó la mano en el suelo y liberó una serie de rayos ascendentes que se extendieron hacia los cielos como los radios de una semiesfera eléctrica, protegiendo a Aoi como si formaran una cúpula que hizo explotar las bolas eléctricas de Christian sin que pudieran llegar al suelo.

¡No me importa que pares mi ataque!-bramó Christian-¡Tengo más! ¡YAAAAAAAAAH!

El chico se lanzó en picado con su hoja eléctrica, tratando de caer encima de Aoi y ensartarlo. Al ver esto, el Taimanin endureció su látigo y lo utilizó de pértiga para apartarse una gran distancia. Christian culminó su ataque contra el suelo, dibujando un amenazador boquete. Tras esto, materializó otra hoja eléctrica en la mano que tenía libre y se lanzó de nuevo contra su enemigo, duplicando el ritmo de los ataques.

¡Maldición!-pensó Aoi mientras trataba de esquivar sin apenas poder contraatacar.

Una de las estocadas acertó al Taimanin, causándole un aparatoso corte.

Ugh…-boqueó el chico en una mueca de dolor.

¡Es mi oportunidad!-se dijo Christian-¡Es hora de dejarlo fuera de combate!

Aprovechando que Aoi había parado de moverse, le asestó varios cortes más con sus hojas electromagnéticas y, acto seguido, disparó un enorme manojo de rayos. Al estar el Taimanin demasiado dolorido como para desviarlos, recibió el ataque, cayendo de nuevo al suelo.

Sabe vaticinar los puntos débiles de un enemigo en tiempo real.-pensó Aoi-También es un chico listo. No obstante, no puedo morir aquí…

Christian se posó encima de Aoi y le apuntó al pecho con una de sus hojas, dispuesto a atravesarlo para darle el golpe de gracia.

Adiós, Aoi Makihara.-dijo Christian sin poder ocultar que le temblaban ligeramente las piernas-Has combatido bien.

Ninpô – Kata no Jutsu!-gritó el Taimanin.
(¡Arte ninja de la dureza!)

Aprovechando las dudas de Christian, Aoi tuvo suficiente tiempo para subirse el faldón que llevaba encima de los pantalones, ponérselo en el pecho y endurecerlo, creando un escudo tan inexpugnable que la hoja del soldado chocó con él, incapaz de penetrar más allá.

¡Imposible!-bramó Christian.

Tan real como la vida misma.-lo corrigió Aoi-Y ahora, ¡prueba tu medicina!

Aoi utilizó su Raiton no Jutsu para deformar y redirigir la espada de Christian, haciendo que impactara contra el otro brazalete, rompiéndolo. Acto seguido, hizo que la energía fluyera de nuevo hasta su propia fuente emisora, rompiendo también el brazalete que producía la espada que estaba controlando, apagándola instantáneamente.

¡Maldita sea!-se quejó Christian.

El Taimanin se incorporó y giró sobre sí mismo como si bailara, haciendo que su pesado faldón ondeara, adoptando la forma de un tutú por un instante. En este momento, lo endureció con su Kata no Jutsu y consiguió así hacer un corte horizontal en la malla del Christian con el giro, dejando una línea en la que se veía perfectamente su pecho, que había permanecido intacto. Tras esta sorpresiva maniobra, desactivó su técnica de la dureza, devolviendo la gravedad a su faldón, que cayó lacio encima de sus pantalones de combate. El soldado se miró el pecho y justo después miró al ninja con sorpresa. Éste le sonrió, dándole a entender que no le había cortado en el pecho porque no había querido.

¡Aún me quedan armas!-exclamó Christian-¡Teme, Taimanin!

Con un alarde de velocidad y agilidad, el soldado acortó distancias con Aoi y lo abrazó con fuerza, pegando a su cuerpo las partes metálicas que escondía por su apretado uniforme. Como el uniforme de combate del Taimanin dejaba ver parte de su pecho y algo de su abdomen, hizo contacto con estas partes y comenzó a transmitirle una descarga de energía. Para intensificar el ataque, trepó por su cuerpo, enroscó sus piernas alrededor de su tronco, atrapándole los brazos, y pegó la hebilla de su cinturón en el esternón del Taimanin, transmitiéndole un pico de energía que le hizo gritar de dolor.

Al menos morirás siendo abrazado.-sentenció el soldado.

¡No moriré!-insistió Aoi haciendo acopio de fuerzas para que las lágrimas de dolor no salieran de sus ojos-¡No después de lo lejos que he llegado! ¡Maté a un ogro de cuatro metros de un golpe! ¿Crees que no podré contigo? ¡HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!

El Taimanin apretó los puños y se cubrió de electricidad, liberando un enorme pilar azul que hizo saltar por los aires a Christian.

¡Aún no he dicho mi última palabra!-insistió el militar mientras se incorporaba y corría de nuevo hasta su enemigo.

Lanzó una patada giratoria alta, pero Aoi la desvió con otra patada. Los tobillos de ambos chocaron y el Taimanin aprovechó para tirar de la pierna del soldado con la suya propia para acercarlo a él. Hubo un momento en el que las entrepiernas de ambos se juntaron, se apretaron y se frotaron. Christian enrojeció súbitamente, pero Aoi ni se inmutó. Se limitó a sonreír.

No está mal.-pensó el Taimanin.

Cuando hubo acercado a Christian lo suficiente, lo golpeó con las palmas de ambas manos en las costillas, dejándolo levemente doblado del impacto.

Tampoco quiero escucharla.-dijo Aoi-Lo siento mucho.

Durante una fracción de segundo, el Taimanin desapareció de la vista del soldado. Acto seguido, volvió a él deslizándose en línea recta como si tratase de atropellarlo. En las puntas de los pies tenía brillantes chispas azules, y se movía sin pisar el suelo, como si imitase la levitación magnética. Al llegar a un punto lo suficientemente cercano a Christian, Aoi lanzó una sarta de patadas muy rápidas con la misma pierna a la línea que había cortado en su malla, impactando directamente en su pecho y causando, por ende, dolor y entumecimiento gracias al contacto de la electricidad con su cuerpo.

Uaghhhh…-Christian no podía moverse ni defenderse.

Tras varias decenas de patadas en la misma línea, el cuerpo de Christian se sentía muy dolorido y la temperatura le había subido sobremanera. Por esto y por conducción eléctrica, en la malla empezaron a aparecer manchas negras de quemaduras que no tardaron en causar roturas, exponiendo cada vez más puntos de su cuerpo desnudo. En este instante, Aoi dejó de patear la misma línea y aumentó el rango y las direcciones de la sarta de patadas, creando un enorme y peligroso cono de patadas eléctricas, impactando en todos y cada uno de los puntos que tenía descubiertos. Tras varios minutos de patadas, Aoi paró y dibujó un aspa con dos patadas en diagonal. Tras ello, pasó por el centro del aspa con una línea horizontal y otra vez más con una línea vertical trazada con el talón, destruyendo por completo la malla roja de su enemigo y dejándolo en calzoncillos, lleno de quemaduras en contusiones, hasta que se deshizo en un grito de dolor.

Creo que eres demasiado buen chico para estar metido en esto.-susurró Aoi antes de quitarle el conocimiento a Christian con una última patada.

El chico quedó desmayado y totalmente derrotado en el suelo. Con varios cortes, alguna rasgadura en la ropa y el moño medio deshecho, Aoi alzó su dedo pulgar hacia el cielo en señal de victoria. Se dispuso entonces a cubrir a Christian con la ropa que se había arrancado antes. Su chaqueta roja, sus pantalones blancos y sus botas negras estaban en perfecto estado, así que tapó al chico poniendo la ropa por encima y dejando las botas cuidadosamente colocadas al lado de sus pies.

Algún día te darás cuenta de que éste no es tu lugar.-dijo Aoi mientras miraba el rostro inconsciente de Christian. Parecía un niño pequeño dormido-No mereces la muerte. Eres muy joven y necesitas ver lo que realmente  puedes conseguir para ser feliz. Sois títeres de los Mazoku y os vamos a enseñar la magnitud de vuestro error. Aprender es vital.


El Taimanin se dispuso a irse. Al poco tiempo de iniciar su paseo, notó un fuerte olor a sangre: alguien estaba combatiendo en las inmediaciones, y la batalla sería seguramente cruel y violenta.

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