martes, 7 de abril de 2015

[TY] Episodio 43: Asedio al paraíso

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 43: Asedio al paraíso

Rayaba el alba. En el hotel Rakuen, los militares de Estados Unidos habían conseguido resguardarse y desansar después de una noche llena de problemas e infortunios tras su encarnizada batalla contra los Taimanin. Todos estaban durmiendo, salvo el duro e implacable estratega e impositor disciplinario Grant Steeler. Sus planes eran muy claros: ya llevaba su uniforme puesto y tenía una tarea que cumplir de buena mañana. Con absoluto sigilo, entró bastón en mano en la habitación de James, su líder, y cerró la puerta tras de sí. Sabía que, por costumbre, James siempre tenía una botella grande de agua en la mesa de su cuarto y un vaso al lado listo para ser utilizado. Aprovechó estratégicamente aquella circunstancia: vertió agua en el vaso hasta llenarlo a algo más de la mitad y, tras ello, sacó de su bolsillo unas pastillas que dejó caer en el agua. Acto seguido, agarró el vaso y se acercó a su compañero, que estaba dormido.  Era un chico poco tolerante al calor, por lo que no le extrañó encontrar todo el juego de cama desperdigado por el colchón, quedando completamente destapado. Dormía en bóxers, con una camiseta blanca en la parte de arriba que se transparentaba parcialmente por todo lo que había sudado mientras dormía. Solía tomar su ducha diaria antes del desayuno porque siempre sudaba mucho al dormir. Grant pudo notar su olor, natural y masculino pero algo agresivo debido al sudor de toda una noche.

Pronto vas a sudar con motivos…-pensó el estratega.

Con cautela, agarró la cara de su compañero, obligándole a abrir medianamente la boca sin llegar a despertarlo. Acto seguido, vertió sin miramientos el agua con las pastillas a través de la comisura de sus labios. James comenzó a atosigarse y a patalear para levantarse pero, antes de poder escupir, Grant le apretó con las manos en puntos estratégicos para obligarle a tragar.

¡DIOS!-jadeó James-¿Qué demonios ha sido eso? ¿Grant? ¿Qué haces aquí?

Soldado Steeler.-dijo Grant agarrando el bastón con una mano y golpeándose la otra con él levemente a modo amenazador.

¿Ya de buena mañana?-preguntó James-Sé que ayer me pasé contigo, pero creo que la broma pesada de obligarme a beber agua dormido es demasiado pueril. No me esperaba esto de…

¿Broma pesada?-lo cortó el castigador-¿De qué estás hablando? No quería que bebieras agua exactamente…

James clavó sus ojos en el que un día fue su mejor amigo.

Steel…no, Grant…-se corrigió James-… ¿me has echado algo en el agua?

Pronto sabrás la respuesta.-dijo Grant con una sonrisa sádica.

El líder de la avanzadilla militar comenzó a sentir calor. Estaba sudado por haber dormido toda la noche en una cama tan abrigada, pero aquel calor no era normal. Algo estaba controlándolo por dentro. Su frente comenzó a humedecerse a causa de su cabello apelmazado por una noche llena de vueltas en la cama y sudor.

¿Tienes calor, soldado Silver?-preguntó Grant-Me aseguraré de dejarte tan calentito esta mañana que no volverás a insubordinarte nunca más. Ayer te extralimitaste, me faltaste el respeto en dos ocasiones y no supiste parar la indisciplinada riña de Delacroix y Fitzgerald. Mi cometido es castigarte.

James sintió que la tela de sus calzoncillos, blancos con cuadros azules, se tensaba. Una fuerte erección comenzaba a asomarse. El chico solía despertarse flácido porque dormía pocas horas y su trabajo era bastante estresante, lo cual hizo que aquel estado de erección le sorprendiera. Grant soltó una risotada.

¿Viagra?-preguntó James-No entiendo por qué tienes que castigarme cuando sólo cruzamos dos palabras, pero menos aún entiendo que me hayas echado en el vaso…

Pronto lo entenderás, soldado Silver.-dijo Grant levantando a su líder de la cama por el cuello.

¿Qué haces?-preguntó James intentando soltarse-¡Para!

Tus músculos aún no han terminado de despertarse.-observó Grant-Veo que necesitas unos ejercicios matutinos para poder ser persona otra vez…y no hablemos de toda la sangre que podría ayudarte a librarte de mí pero no puede porque está…ahí.

Grant…-susurró James-…basta de juegos.

Esto no es ningún juego.-dijo Grant en tono amenazador-Es tu castigo.

Con unas cadenas y unos grilletes que llevaba escondidos en los bolsillos, el castigador ató a su líder a las patas de la cama de pies y manos, dejándolo hincado de rodillas en el suelo, erecto e indefenso.

¿Qué…-se extrañó el líder del grupo.

A callar.-dijo Grant mientras le arrancaba la camiseta de cuajo-No se te permite hablar durante un castigo. Bastante tienes que agradecerme con que te deje gritar…

¿Gritar?-preguntó James-¿Qué narices piensas hacer?

¡QUE TE CALLES!-le espetó Grant sin miramientos-¡Tu castigo comienza ahora!

Grant introdujo el extremo de su bastón en los bóxers de James. Con un tirón vehemente, los rajó por la mitad y los lanzó por los aires, dejando a su compañero tan desnudo como cuando nació. Su pene era bastante largo, su anchura superaba el promedio rasamente y sus testículos eran de tamaño mediano y con una caída apreciable. La piel del conjunto era bastante pálida, como el resto de su cuerpo, con un tono un poco más oscuro en el escroto y en la base del pene. Como muchos hombres estadounidenses, estaba circuncidado, y tenía la cicatriz a media altura, con un cambio de color bastante marcado, pues la zona despojada de piel por la cirugía tenía un tono más rosado. A causa de los años que llevaba operado, su glande estaba algo cornificado, aunque bastante poco en comparación con otros hombres, y tenía un tono mate. Su curvatura era muy pronunciada  y hacia arriba, siendo casi imposible ver una zona distinta del cuerpo esponjoso mirándolo de frente. Por el orificio asomaba una brillante y solitaria gota de líquido preseminal fruto de la irracional excitación del medicamento y el soplo de aire fresco en su pene fruto de haber perdido los calzoncillos.

Estás…-susurró Grant-… ¡CASTIGADO!

James, que había enrojecido de vergüenza, emitió un desgarrador alarido cuando su compañero le golpeó el pene fuertemente con su bastón. Aquel arma especial hecha de unos materiales que estimulaban potentemente los receptores del dolor causó verdaderas pesadillas en su pene.

¿Ya estás así con sólo un golpe?-preguntó el castigador-¡NENAZA!

Golpeó otra vez el pene de James, que volvió a gritar.

¡Vas a despertar a los demás!-le espetó-¿Te parece considerado siendo nuestro líder? ¡INCOMPETENTE!

Grant golpeó de nuevo el pene de su compañero, esta vez a la altura de la cicatriz de la circuncisión.

¡MIERDA!-chilló James mientras notaba cómo las lágrimas surcaban su rostro-¡Para!

Ni en sueños.-dijo Grant-Y recuerda que NO PUEDES HABLAR DURANTE UN CASTIGO.

Con una furia grabada a fuego en su rostro, el impositor disciplinario del ejército alzó su bastón y lo descargó contra el lateral derecho del glande de su compañero, castigando la zona coronal, donde debería asentarse su prepucio si tuviera.

¡AAAAAAAAAAARGHHHHHHHH!-chilló James.

Así me gusta, que recapacites y pienses.-dijo Grant mientras seguía golpeando rítmicamente el pene de James-Lo que me dijiste estuvo mal, ¿verdad? Es la única vez que te permitiré hablar, así que más te vale contestar, infractor.

Describiendo un arco ascendente, Grant golpeó la bolsa escrotal de James, haciéndole derramar unas lágrimas enormes.

¡NO!-chilló James-¡Eres tú el que se molesta por nada y se cree la autoridad absoluta! ¡Recapacita, Grant! ¿Qué te ha pasado? ¡Antes no eras así!

¡SACO DE MIERDA!-le espetó Grant.

Con rabia, el chico de gafas golpeó a James con su bastón por todo el cuerpo, castigando sus extremidades y articulaciones con severidad.

Si sigues así os vais a quedar sin conductor y no podremos llevar a cabo nuestras misiones.-dijo James indispuesto a tragarse su orgullo-No lo estás haciendo bien, Grant…

. . .-el estratega suspiró.

Otro golpe a su glande, esta vez a la parte superior, donde se situaba el orificio. James chilló de nuevo.

Maldita sea…-pensó James.

. . .

Entonces, ya está todo en orden.-dijo Yamiyuki ante la directora del Instituto de Gokuruma-Nos vamos rumbo al hotel Rakuen a vengar a Kuroageha y a acabar con las tropas estadounidenses. Gracias por sellar la caracola, le debo una al equipo de los Taimanin místicos. Como vamos a hablar con este demonio, nos vamos a ir fuera de Gokuruma a hablar del plan. Si estamos en medio del campo, no podrá pisar nuestras tierras.

Buena suerte, hombres.-dijo Asagi, la directora.

Gracias, Asagi-sama.-dijeron a coro los seis Taimanin haciendo una reverencia.

Salieron por las ventanas del despacho. Saltando de árbol en árbol y llegando a copas cada vez más altas, se encaminaron hacia una carretera que podría conducirlos al hotel Rakuen. Los místicos habían sellado la caracola de Philell de tal manera que no podría salir si no se abría el sello con una llave mágica que sólo Yamiyuki tenía, por lo que decidieron alejarse lo suficiente de sus dominios para que el demonio líquido no pudiera ver dónde se encontraban.

Gracias a este sello…-dijo Yamiyuki-…tenemos a Philell cogido por las pelotas. Si intenta romper el sello desde dentro, será exterminado.

¡Gran idea!-exclamó Hagane-¿Aterrizamos al pie de la carretera?

Sí, es un buen punto.-respondió Yamiyuki-¡Vamos!

Los seis Taimanin cayeron de pie en la carretera.

¿Es hora de llamarlo?-preguntó Shirubei.

Sí, creo que sí…-respondió Rito.

Confiemos en que no nos traicione…-pidió Aoi.

Y, si lo intenta, nos lo cargamos.-añadió Inuhito.

Exactamente.-corroboró Yamiyuki-¡Philell, sal!

El líder del equipo Taimanin deselló la caracola. De este modo, Philell oyó la orden y comenzó a formarse en el aire como si la caracola fuese una botella llena de agua siendo vertida.

Hola de nuevo, Taimanin.-saludó taimadamente el demonio-Veo que habéis sellado místicamente el objeto que os di. Sois precavidos e inteligentes. Me gusta vuestra forma de pensar y actuar. Infiero que es hora de que os ayude, ¿no es así?

Dijiste que tendríamos lo que necesitáramos para atacar a los militares.-dijo Yamiyuki-Son cinco hombres y una mujer, más toda una horda de máquinas automáticas de combate. Asegura nuestra victoria y lo próximo que haremos será ir a sabotear a los Neo-Nómadas, liberando a tu novio en el trayecto.

Así será.-dijo Philell-Contaréis con todo tipo de apoyo estratégico y logístico. A través de las caracolas puedo comunicarme con mis hermanos del agua, y ya he pactado con ellos. No conozco los detalles porque no he podido reunirme personalmente con ellos por razones obvias, pero tenéis mi palabra de que vuestra batalla será fácil.

Eres consciente de tu destino si intentas llamar a más demonios para que nos ataquen, ¿verdad?-intervino Hagane.

Por eso estoy tan tranquilo y no puedo temeros.-respondió el asexuado demonio líquido-No voy a traicionaros ni a hacer nada que pueda comprometer vuestra seguridad.

Si tan abierto te muestras ante nosotros, ¿podemos preguntarte algo?-se aventuró Rito.

Por supuesto.-asintió el Mazoku.

¿Por qué Tigres Black estaba tan interesada en abrir el portal que custodiaba Uro?-preguntó Rito-Es obvio que quiere traer de vuelta a alguien exiliado, pero… ¿a quién? ¿Para qué?

Es una buena pregunta.-dijo Philell-Casi nadie lo sabe dentro de las familias Mazoku, pero la viuda Tigres Black desea casarse otra vez y su prometido estaba exiliado.

Los seis chicos se miraron extrañados.

¿Quién es ese prometido?-se atrevió a preguntar Shirubei.

Braulio Cromwell.-respondió Philell.

¿Qué?-se extrañó Aoi-¿Cromwell? ¿Del clan vampírico Cromwell?

Así es.-dijo Philell-Edwin Black era un vampiro, y Tigres Black también lo es. Como vampiresa, es lógico que se sienta atraída por miembros de su especie.

Esperad…-dijo Hagane-… ¿no está esto relacionado con Cara Cromwell, la heroína vampírica que aparece en los libros de Historia Contemporánea? Según se cuenta, fue la que consiguió matar a Lord Gram, el malvado señor vampírico que amenazó con conquistar la sociedad con el tráfico y la administración de amrita…

Sí, eso es cierto.-corroboró Philell-Veo que conocéis la historia de los Mazoku muy bien. No hace muchos años de eso, aunque me duele decir que Lady Cara, la Señora de la Sangre, es una de las pocas mujeres nobles y benevolentes de la familia Cromwell. El propio Lord Gram era su tío y creo que Braulio es un primo segundo…

¡Creo que sé algo!-añadió Yamiyuki-¿No es Braulio Cromwell un dhampir, es decir, un hombre mitad humano y mitad vampiro? Creo haber leído algo en la biblioteca de Gokuruma…

Lo es.-respondió Phiell.

¿Para qué quiere a alguien así?-se extrañó Inuhito-¿No se supone que la sangre humana merma sus poderes de vampiro? Esperad, no he dicho nada…si es un dhampir…está…a caballo entre los dos mundos…

Por eso Tigres quiere a Braulio como esposo.-dijo Philell-Su posición le permitirá extender su dominio tanto en este mundo como en el mundo espiritual de los Mazoku. Desea dominarnos a ambos y hacerse con la supremacía, y un dhampir es la mejor elección para ello, pues sus poderes ocultos manifiestan trazas de ambas especies y acabarán por florecer en algo que puede traer un final muy oscuro a la historia de ambos mundos…

Gracias por la historia, Philell.-dijo Yamiyuki-Para evitar que esto suceda, sólo tenemos que acabar con los Neo-Nómadas, contando dentro de ellos a Braulio Cromwell. El primer paso es quitarnos a los soldados de en medio. Cuando hayamos hecho esto, podremos ir a por Uro y de paso librar una batalla en los cuarteles generales de esa escoria para darles un golpe que no olvidarán.

Es una buena idea.-dijo el demonio fluido-Pongámonos en marcha. Mi estrategia es la siguiente…

. . .

James tenía la cara roja por las lágrimas. No podía más. Su pene seguía duro como una estaca y lleno de marcas de golpetazos. En su cuerpo también tenía grabadas marcas enrojecidas del implacable bastón de Grant.

¡Recapacita!-bramó Grant.

¡ERES TÚ QUIEN TIENE QUE RECAPACITAR!-chilló James.

Sí, pero cualquiera entra con Grant ahí dentro…-oyeron la voz de Leon por el pasillo.

¡Tenemos que avisarlos!-oyeron a Christian-¡Es importante!

¿Qué coño está pasando?-preguntó Grant desde el interior de la habitación.

¡Son los Taimanin, Steeler!-exclamó Leon con vehemencia-¡Se acercan! ¡Émile los está vigilando desde una ventana!

Te libras por esta vez…-dijo Grant-… ¡vístete y prepárate para el combate!

Grant arrojó una sábana contra el cuerpo de James, le quitó los grilletes y se fue de la habitación.

¿Qué miráis?-preguntó ofuscado el estratega apuntando a Leon y a Christian con su bastón-¡Bajad al recibidor! ¡Esos japoneses engreídos no podrán con nosotros!

Yamiyuki, Shirubei, Inuhito, Hagane, Rito y Aoi llegaron al hotel Rakuen. Émile los recibió con un megáfono desde una ventana.

¡Dad media vuelta!-exclamó el soldado-¡No os arrepentiréis si lo hacéis!

¡LOS COJONES!-gritó Shirubei-¡Heristeis a Kuroageha! ¡La zorra de vuestra jefa apuñaló a una amiga nuestra! ¡Decidle que baje si tiene lo que hay que tener! ¡Vamos a pelarla viva!

No está aquí.-respondió Émile a través del megáfono-Largaos, no vamos a abrir la puerta.

Ni falta que nos hace.-dijo Rito con aire amenazador-Si Layla Phoenix  no está, ¡nos encargaremos de vosotros en su lugar!

¿Vosotros y cuántos más?-los retó Émile.

¿Tenemos cara de necesitar mucho más para acabar con un asco de persona como tú?-le espetó  Hagane.

No pico, tío.-dijo Émile con el megáfono-Tendréis que tirar la fachada entera del hotel si queréis entrar… ¡y ni vosotros podéis hacer eso!

Yamiyuki recordó las palabras de Philell: “Garantizad que el lugar queda abierto y habremos ganado la batalla. Ése será el primer paso.”

¿Que no?-preguntó el chico desafiante-Eso ya lo veremos…

Se acercó a la fachada y apretó el puño.

Ninpô –Katon no Jutsu! –exclamó Yamiyuki- Bakuenken!
(¡Arte ninja del fuego! ¡Puño de Fuego Explosivo!)

Con el puño envuelto en fuego, Yamiyuki dio un puñetazo a la puerta. Las llamas devoraron la fachada del hotel a la velocidad de la luz, creando una explosión sobrecogedora que voló por los aires toda la cara frontal del edificio, pudiendo verse perfectamente todas y cada una de las plantas del mismo así como sus ocupantes.

¿Qué demonios ha sido eso?-pensó Émile horrorizado-¡Casi me mata!

¡TAIMANIN, A LA CARGA!-exclamó Yamiyuki mientras se lanzaba al interior del hotel con la nodachi en la mano.

Los cinco amigos asintieron y siguieron a su líder. Leon y Christian se acercaron a Émile para ayudarlo a levantarse.

¡Hay que matarlos antes de que vuelvan a hacer otra locura!-chilló Émile-Jambes Explosives!
(¡Piernas explosivas!)

Émile comenzó a dar elegantes y estilosas patadas encadenadas al aire, simulando una danza. Cada patada liberaba dos disparos de bazooka.

Si tuviéramos a Elizabeth aquí…-dijo Christian-…pero, por alguna extraña razón, ha desaparecido. La sargento tenía razón… ¡nos la han robado y no sabemos quién ha sido!

¡Ni es momento de pensarlo!-exclamó Leon mientras disparaba contra los Taimanin.

Yamiyuki reventó las granadas en mitad de su vuelo con unos chorros de fuego. Acto seguido, Rito se tiró hacia Leon, aplastándolo con su peso. Mientras tanto, Hagane interceptó a Christian y comenzaron a chocar sus piernas como si fueran espadas en un brutal intercambio de patadas. De parar a Émile se encargó Aoi, que ató sus piernas con el látigo y comenzó a pasarle corriente para evitar que se moviera.

“El siguiente paso es dejarme salir. La victoria estará en nuestras manos.”

Ésa fue la frase de Philell que Yamiyuki recordó.

¡Philell, ahora!-exclamó.

El demonio se manifestó entre los Taimanin mientras Grant y James llegaban al campo de batalla.

¿Qué está pasando aquí?-bramó Grant-¿Qué ha sido esta explosión?

Venimos a cobrarnos lo que le hicisteis a Kuroageha, Grant Steeler.-dijo Inuhito.

¡Vamos a arrancaros la piel a tiras!-Shirubei les apuntó con las garras.

¡Silver, atrápalos!-ordenó Grant-¡Me encargaré de recobrar a los tres combatientes de la línea frontal!

James disparó  con su caja de arpones, formando una malla pensada para capturar a los Taimanin.

¡Esa estrategia ya la hemos visto!-exclamó Yamiyuki-Ninpô! Bara no Jutsu!
(¡Arte ninja de las rosas!)

Una nube de pétalos cortantes interceptó los arpones, destruyendo los cables.

Punishing Strike!-exclamó Grant.
(¡Golpe castigador!)

Con su bastón, Grant apartó a Rito, Aoi y Hagane de sus compañeros.

¡Delacroix, tratamiento de refuerzo!-ordenó el estratega-¡Miller, activa las máquinas! ¡Fitzgerald, apoya a Silver en la retaguardia!

¡SÍ, STEELER!-exclamaron a coro Christian, Émile y Leon.

Christian corrió hacia el almacén de robots mientras Leon se unía a disparar con James. Por su parte, Émile comenzó a rociar a todos sus compañeros con sprays analgésicos mientras Grant hacía frente a los seis Taimanin.

¿Qué hace un monstruo con vosotros?-preguntó.

Y, ¿a ti qué te importa?-respondió Yamiyuki-¡Preocúpate por la que os espera a ti y a tus compañeros!

¡Eso ya lo veremos!-exclamó Grant dirigiendo un golpe de su bastón hacia Yamiyuki.

El líder de los Taimanin desvió el bastonazo con su enorme hoja. Christian volvió corriendo al campo de batalla.

¡Los robots han sido activados y liberados!-informó Christian-¡Somos un ejército contra siete individuos! ¡Espera! ¿Ese séptimo es un Mazoku? ¡Seguro que está aquí para ayudarnos! ¡Os han vendido, Taimanin!

No te hagas el guay en el campo de batalla, Christian Miller, no te pega.-le aconsejó Yamiyuki-Pareces un buen chico…mucho mejor que los que te rodean.  Aunque tengamos que mataros, me caes bien…

El líder de los Taimanin sonrió con sadismo. Philell movió sus brazos.

¡Esa bestia trama algo!-exclamó Leon-¡Voy a coserla a tiros!

“Es importante que no me toquen. Soy débil y no podría derrotar a ninguno de esos soldados.”

La tercera orden de Philell apareció en la memoria de los Taimanin.

Los robots comenzaron a aparecer en tropel por todas las salas del edificio, y no dudaron en disparar sus ingentes y poderosas armas.

¡Estamos jodidos!-exclamó Shirubei mientras tendía muros de hielo-¡No puedo parar esto yo solo!

Hagane desviaba las balas con fuertes vientos, Yamiyuki creaba pantallas de fuego y Rito conjuraba pantallas de roca. Con su técnica de la dureza, Aoi creó empalizadas improvisadas con algunas cortinas que habían volado de la fachada y milagrosamente no se habían quemado.

E.M.Y.Y.!-exclamó Christian.
(¡Yo-yo electromagnético!)

Canon de Parfum!-lo secundó Émile.
(¡Cañón de pefume!)

Bullet Storm!-se unió Leon.
(¡Tormenta de balas!)

Harpoon Shooting!-se sumó James.
(¡Disparo de arpones!)

Discos cargados, chorros de perfume a presión, balas y cables con arpones condimentaron las balas de los robots, destruyendo las defensas elementales de los Taimanin y avanzando peligrosamente.

Que no me toquen.-pidió Philell-Aguantad un poco más. Ya vienen.

Ninpô –Bara no Jutsu! Miyabi Geri!-gritó Yamiyuki.
(¡Arte ninja de las rosas! ¡Patada Elegante!)

Ninpô – Kiba no Jutsu!-se unió Inuhito.
(¡Arte ninja de los colmillos!)

Yamiyuki desvió los yo-yos de Christian de una patada. La onda expansiva diseminó los chorros de perfume. Paralelamente, Inuhito bailó entre las balas y los cables, cortándolos en pedazos.

¡Más rápido, por favor!-pidió Rito mientras destruía a un robot de un mazazo.

¡No damos abasto!-exclamó Hagane tras clavar sus abanicos en otro robot.

¡Nos van a matar si seguimos así!-Shirubei estaba excitado por el combate y rasgaba a los robots con sus impecables garras.

No.-dijo Philell-Ya no. Que comience el camino hacia la victoria.

La sala se llenó de remolinos de agua. Pronto aparecieron un montón de demonios acuáticos: hombres pez, tritones, hombres medusa, criaturas antropomorfas con caparazones de molusco, elementales de agua y muchos más tipos de Mazoku.

Hola, hermanos.-los saludó Philell-Bienvenidos y gracias por venir. Mi petición es que acabéis con todos estos monstruos artificiales creados por el humano.

¡Sabio Philell!-exclamó uno de los demonios acuáticos-¡Tus deseos son órdenes!

Los demonios del mar comenzaron a cargar contra los robots, anulando sus ataques y volviendo a dejar a los cinco militares prácticamente solos ante los seis Taimanin.

¡Ahora sí!-exclamó Yamiyuki-¡Vamos a acabar con estos villanos!

¡Intentadlo si podéis!-los retó Silver-¡Chicos, acabad con el demonio que está en la retaguardia! ¡Parece ser su estratega esta vez! Si cae, estos monstruos se irán o, al menos, su moral disminuirá.

¡SÍ, CAPITÁN!-exclamaron a coro Émile, Leon, Christian y Grant.

Sorprendentemente, hasta Grant obedeció a James. Los militares ignoraron a los Taimanin y decidieron apoyar a sus robots acabando con los demonios acuáticos. La electricidad de Christian era especialmente efectiva contra ellos. Leon también disponía de un rifle de partículas cargadas, lo cual le vino bien en aquella batalla. James se quedó solo ante los Taimanin.

Dejádmelo.-dijo Yamiyuki-Que nadie recuerde después que he dicho esto, pero…proteged y ayudad a los demonios.

Los chicos se diseminaron y comenzaron a interceptar a los militares. James y Yamiyuki comenzaron a intercambiar golpes. La arponera de James era pesada y dura, y podía medirse con la nodachi de Yamiyuki. Philell observaba todo desde la retaguardia mientras comandaba a sus amigos y familiares.

La mejor baza está por llegar…-pensó Philell-…un poco más y habremos ganado.

En un instante crítico, Yamiyuki se agachó para esquivar una patada de James, permitiendo que éste le saltara por encima para acercarse a Philell.

¡Mierda!-pensó el joven.

Despídete, monstruo.-dijo James apuntando a Philell con la arponera.

Philell miró a James con serenidad. Sin titubear, agitó su brazo. Su mano se convirtió en una mata de hilos finos que parecían los tentáculos de una medusa. Con estos apéndices, acarició a James. El roce hizo que el militar rodase hacia atrás entre alaridos.

¡UAAAAAAAHHHHH!-chillaba-¡MI CUERPO ARDE! ¡AAAAAAHHHHH!

¡Esa sabandija ha infectado a Silver con sus malas artes!-bramó Grant-¡Delacroix, tratamiento!

¡Sí, Steeler!-exclamó Émile.

El médico de campo se dirigió hasta James esquivando a los demonios. Grant les hizo frente para asegurar el movimiento. Una vez hubo llegado hasta su compañero caído, Émile sacó su botiquín y le mojó las ropas con un tónico de color verdoso.

Esto calmará la irritación.-dijo Émile-Aguanta un poco…

Varios robots se dirigieron a Philell. Mientras la piel de James se refrescaba, Émile los siguió y lanzó una vigorosa patada giratoria aérea para atropellarlo en pleno vuelo. Su sorpresa fue máxima cuando su bota de tacón fue parada por una enorme concha. Un musculoso demonio con caparazones bivalvos paró el impacto y, tras aplastar a los robots a puñetazos, retractó al médico de campo de una patada.

¡Sabio Philell!-exclamó el recién llegado-¿Estás bien?

Lo estoy, gracias.-dijo Philell con tranquilidad-Algo me perturba… ¿la habéis traído?

No.-dijo el demonio con seriedad, tras lo cual sonrió-¡Nos ha traído!

Se escuchó una ventana rompiéndose. Por el piso más alto había aparecido un objeto volador de color blanco. Comenzó a descender a través de la inexistente fachada para viajar entre plantas más rápidamente y aterrizó en el campo de batalla donde los militares se batían contra la coalición Taimanin-Mazoku.

¡Ha llegado!-exclamó el demonio de las conchas-Espero que tus preocupaciones se hayan ido, sabio Philell…

Gracias por todo.-el demonio líquido sonrió.

El objeto volador, que ahora rodaba como si fuera un triciclo a motor gracias a las tres enormes ruedas que tenía, dos detrás y una al frente, era una bañera blanca de tamaño bastante grande. Dentro tenía un gel azul en el cual iba sumergida una bellísima mujer de cabello rosa lacio y muy largo. Su piel era pálida y parecía ir desnuda. Sus brazos eran finos, su constitución era muy delgada, su cintura muy estrecha y pronunciada y sus pechos enormes. Lo único que la salvaba de la desnudez eran dos mitades huecas de erizo de mar que hacían de sujetador. Sus uñas eran largas y puntiagudas, y sus párpados iban pintados con sombra de ojos magenta, rosa pálido y rosa pastel formando un degradado tricolor. En su rostro se dibujaba una personalidad ácida e hiriente. Tras atropellar a varios robots y embestir a los militares haciendo trompos como una conductora temeraria, la mujer paró su atípico vehículo. El gel se licuó y se convirtió en lo que parecía agua. La transparencia dejó ver que de cintura hacia abajo tenía una larguísima y escamosa cola roja de pez: aquella Mazoku era una nereida, y daba la impresión de que, si tuviera piernas, sería altísima, de bastante más de dos metros.

¡VEGA!-exclamaron a coro todos los demonios-¡VEGAAAAAAA!

Bienvenida, Vega.-dijo Philell-Eres la más fuerte de todos nosotros…si los Taimanin acaban con estos cinco hombres y todas estas máquinas, Uro volverá a estar conmigo y podremos luchar por la justicia de los Mazoku.

¡Hola, empollón!-saludó la nereida, que respondía al nombre de Vega, con una voz altanera y dura-¡Será un placer repartir candela entre estos bastardos! ¡Encargaos de los trozos de metal y dejadme jugar con los hombres! ¡JAJAJAJAJAJAJA!

¡Poneos en guardia!-pidió Grant-¡Delacroix, prepara a Silver!

James se incorporó.

Creo que ya estoy…-dijo James-…mejor.

Ánimo, tío…-dijo Émile mientras le ayudaba a tragar unas pastillas-…esto te ayudará a pasar el bache.

¡EMBRAGUE Y QUINTA!-bramó Vega-¡JAJAJAJAJAJA!

El agua de la bañera se gelificó de nuevo para evitar derramarse mientras Vega cargaba contra Émile y James. El atropello fue tan fuerte que los dos chicos salieron expelidos. Mientras aquella socarrona y cruel nereida peleaba contra los soldados, los Taimanin la respaldaron.

Tras recuperarse del golpe, Émile y James dispararon perfumes a presión y arpones respectivamente. Vega hizo unos grotescos y desagradables ruidos con su garganta y regurgitó una enorme pompa verde de una sustancia ácida y corrosiva que explotó contra los ataques enemigos, desvirtuándolos por completo. Los dos chicos miraron a la nereida con sorpresa y asco.

¿Qué os pasa?-les preguntó-¿No os ha parecido muy ladylike esto último? ¡JAJAJAJA!

“Ladylike” (femenino, típico de una dama) fue la única palabra que dijo en inglés.

¿Por qué me miráis así?-insistió Vega-Vuestra lengua materna es el inglés, ¿no? ¿Creéis que por ser demonios no somos cultos y conocedores? ¡No me jodáis, bastardos!

Yo soy más de mademoiselle…-dijo Émile.

Cómeme el coño, que lo tengo escamoso y seguro que nunca habéis probado uno así con las humanas.-dijo Vega, tras lo cual escrutó a Émile de pies a cabeza-Aunque, a juzgar por tus pintas y tus formas, diría que te gustan los falos más que a mí…y eso es decir. No es por el francés, que también lo domino…EN AMBOS SENTIDOS –se relamió los labios-, sino por la sensación que das.

Pues sí, me encantan.-dijo Émile con orgullo-Voulez vous danser avec moi? Podríamos jugar juntos con esos falos…
(¿Quieres bailar conmigo?)

Claro, guapo.-Vega le guiñó un ojo-Ven aquí y enséñame lo que sabes.

Émile se acercó con decisión a la nereida. El sonido de sus tacones retumbaba en medio de la batalla. Cuando estuvo lo suficientemente cerca como para intentar acabar con ella, ésta lo sorprendió cruzándole la cara de un puñetazo, tras lo cual le hizo una llave con los brazos que lo tiró de lleno en la bañera, donde intentó ahogarlo poniéndole las manos en la nuca.

¡Inútil!-bramó Vega con sorna.

Leon disparó con el lanzagranadas al interior de la bañera con una bomba de aire comprimido. El agua se agitó, liberando a Émile y lanzando a la nereida por los aires.

¡CABRONES!-chilló.

¡Vega!-exclamó Philell-¡Aguanta!

El demonio, preocupado por su compañera, hizo aparecer una burbuja mullida en la pared en la que se iba a estampar. Al contacto, la burbuja empujó a la mujer hacia la seguridad de su bañera.

¡Qué mal me sienta surcar el aire, joder!-maldijo Vega-¡Gracias, Philell! Y en cuanto a vosotros…

Leon y Émile se pusieron en guardia. Los robots estaban subsistiendo y consiguieron que los militares se acercaran a Vega y rodearan su bañera.

Ésta es tuya, Christian.-dijo James-Electrocútala y será pescado frito.

¡Tu puta madre será pescado frito!-respondió la cruel, soez y malhablada nereida-¡Me vais a limpiar las ruedas de la bañera con la lengua! ¡Os voy a colear el culo porque no tengo piernas para pateároslo! ¡PREPARAOS!

Vega se encaramó con los brazos al borde de su bañera y sacó su cola, fustigando con ella a los cinco soldados mientras describía un círculo.

Me caéis bastante mal los hombres humanos.-dijo Vega-Y, ¿sabéis por qué? ¡Porque os envidio! Sí, lo admito, os envidio. Si muriese y me reencarnase, me gustaría ser un hombre humano. ¡Tenéis lo contrario a mí, una ventaja estratégica natural!

¿De qué está hablando esta chiflada?-preguntó Leon.

¡Pensadlo un poco, mendrugos!-bramó Vega-¡Yo necesito tener mojada la cola o, de lo contrario, la he jodido! Sin embargo… ¡a vosotros se os moja la cola cuando necesitáis joder! ¡ESTÁ TODO CANTADO! ¡Dadme vuestra ventaja y seré invencible! ¡HIJOS DE PUTA, ME MOLESTAN VUESTRAS CARAS DE MIERDA!

Vega comenzó a ejercer la conducción temeraria con su bañera y a atropellar y embestir a los soldados. Los ataques de éstos fueron infructuosos ante la fortísima nereida, quien no dudaba en sacar su cola a ratos para golpear a los hombres con fuerza.

Vega, deja que sean los Taimanin quienes acaben con ellos.-pidió Philell.

Están bastante más buenos que estos militares de pacotilla.-concedió la nereida-Deseo concedido.

Vega se alejó de los militares y liberó a los Taimanin del asedio de los robots.

¡Acabad con esos eunucos!-exclamó Vega-¡Al que más sangre derrame le dejo echarme un polvo! ¡Necesito follar! ¡No os penséis que por vivir con medio cuerpo en el agua no se me seca lo de abajo! Y vosotros, robots de mierda… ¡VENID CON VEGA!

La grotesca nereida se introdujo ambas manos en la boca y, haciendo unos sonidos desagradables y de regurgitación, se las sacó llenas de una pringue verde que mutó en una película corrosiva con forma de garras gigantescas.

¡YIIIIIIIIIIIHAAAAAAAAAAAA!-gritó Vega.

Aceleró su bañera y fue cortando por la mitad a robot tras robot con sus garras. Tras acabar con los robots restantes, bloqueó los motores de su bañera e hizo que de los tubos de escape saliera vapor a presión y muy caliente.

Toda nuestra energía se obtiene mágicamente del agua.-dijo Vega-¡Os dejo a las niñas escaldadas para que las despluméis mejor!

Los chorros de vapor embistieron a los cinco soldados, que se habían quedado solos y se estaban quemando con ese último ataque.

¡POR KUROAGEHA!-gritaron los seis Taimanin.

No tardaron en linchar a los soldados, que habían quedado agotados e indefensos. Sin piedad, con fruición y con saña, los Taimanin golpearon dura y cruelmente con sus armas y sus extremidades a los cinco hombres.

¡HIJOS DE PUTA!-les espetó Shirubei-¡OS HARÉ RODAJAS!

¡VENDETTA!-exclamó Inuhito.

¡Victoria para los Taimanin!-se unió Hagane.

¡Por Gokuruma!-añadió Rito.

Espero que entendáis lo caros que se pagan vuestros actos…-dijo Aoi.

Gracias a todos.-dijo Yamiyuki después de golpear una última vez a Grant, quien le caía especialmente mal, en la cara-Philell, Vega y…el resto. Habéis permitido que derrumbemos este hotel comprado y estos soldados queden inutilizados.

El hotel Rakuen había quedado hecho pedazos. Nadie podría utilizarlo más.

Podéis retiraros.-dijo Philell-Puede que necesite vuestra fuerza posteriormente.

¡Llámanos cuando quieras!-Vega le levantó ambos pulgares antes de desaparecer en un vórtice de agua.

¡Hasta pronto, sabio Philell!-los guerreros se despedían antes de desaparecer.

Es hora de que cumpláis con vuestra parte del trato…-dijo Philell.

Lo haremos.-dijo Yamiyuki-De momento, vuelve a tu caracola.

Yamiyuki atrapó a Philell de nuevo. Tras ello, sacaron los cuerpos de los cinco hombres y los tendieron en el suelo.

Están vivos.-dijo Rito-Tendremos que…

Émile liberó el contenido de varios de sus frascos de perfume. Los olores se mezclaron y crearon una nube que comenzó a atosigar a los seis chicos y a hacerlos lagrimear con violencia.

¡Mierda!-bramó Hagane.

A duras penas, los cinco soldados se incorporaron y salieron corriendo.

¡Cobardes!-les espetó Shirubei-¡Desgraciados!

. . .

Habían logrado escaparse de los Taimanin. No hablaron más de la cuenta. James se limitó a coger su teléfono móvil.

No éramos el único avión que aterrizó en Japón aquella noche.-dijo el líder de la avanzadilla, que estaba al borde de la muerte-Es hora de pedir refuerzos.

Marcó un número. Rápidamente respondió una mujer.

Johnson.-dijo con un marcado acento británico.

Soy James Silver, del escuadrón a cargo de Layla Phoenix.-dijo el chico-La sargento está en paradero desconocido y nosotros hemos sufrido una brutal emboscada. Solicitamos refuerzos y tratamiento de emergencia…estamos a punto de…morir…

Media hora.-respondió la mujer-Cambio y corto. 

2 comentarios:

  1. He cambiado de idea, espero que se maten entre todos. Grant me cae como el puto culo, ese sadismo sin sentido no me va nada, tampoco puedo ser objetiva por mi estilo de vida pero yo todo me lo imagino y lo vivo así que espero que se muera por anormal. xD

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    1. ¡Claro que sí! ¡Fiesta! Así me gusta, que lo vivas al máximo. ¡Muchas gracias por comentar!

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