martes, 7 de abril de 2015

[TY] Episodio 42: El sabio Philell

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 42: El sabio Philell

Los Taimanin se pusieron en guardia.

¿Quién eres tú?-preguntó Yamiyuki.

El demonio no se había molestado en disfrazarse, lo cual daba a entender que no le importaba mostrarse como lo que era. No era bajo, pero por poco superaba la estatura de Veena, que era la menos alta de aquel numeroso grupo. El tamaño de aquel demonio era casi el de Hagane. Su cuerpo, aunque era antropomorfo, tenía una forma muy extraña: no parecía sólido. A primera vista, parecía que iba desnudo, lo cual no decía nada a su respecto, pues estaba totalmente asexuado. Su estatura y complexión podían dar a entender que era masculino, pero no podía asumirse nada. El color de su gelatinoso y semilíquido cuerpo era azulado con dejes plateados, y se asemejaba al agua. A veces, a la altura de su cadera, su cuerpo goteaba formando una falda. Sus pies parecían descalzos. En los intervalos en los que su dinámico cuerpo mostraba su entrepierna, ésta se veía totalmente plana. De su cabeza colgaba una larga mata de apéndices azules y rosas que parecían más sólidos que el resto de su cuerpo y tenían una textura visual escamosa. Sus ojos eran amarillos y muy brillantes. Aunque su cara también parecía un chorro de agua fluyendo, se podían ver perfectamente una nariz, unos labios y unas orejas de aspecto muy humano, a excepción de la forma de las últimas, que eran puntiagudas.

Me llamo Philell.-dijo el recién llegado-Soy un demonio acuático. Disculpad la irrupción…vengo en son de paz.

¿Se planta un Mazoku en nuestras narices y pretende hablar de paz?-preguntó Shirubei al aire-¡Seguro que estás con esos chiflados que hemos dejado atrás!

Os aseguro que no.-respondió el tal Philell con determinación-Quiero hablar con vosotros. Os pido que me escuchéis.

Jamás hemos confiado en un demonio.-dijo Hagane-¿Por qué íbamos a empezar a hacerlo ahora?

Philell miró a Hagane con unos ojos que dejaban ver una infinita paciencia.

Así que asumís que soy vuestro enemigo porque soy un Mazoku.-dijo Philell-No os culpo, ya que todos los demonios que se os han cruzado han resultado ser demonios malvados. No obstante, veo el brillo de la inteligencia en vuestros ojos, por lo cual me atrevo a lanzaros una cuestión: asumir que todos los demonios somos malos tiene el mismo peso que afirmar que todos los humanos sois buenos… ¿me equivoco?

Todos se quedaron pensativos.

Tiene razón.-dijo Yamiyuki-No obstante, por muy bueno que puedas ser, Philell…no tenemos tiempo para nada. Nuestra amiga se muere. Su sangre está chorreando por mi espalda.

El demonio acercó su mano a Kuroageha. Yamiyuki se giró para protegerla.

¿Estás chalado?-preguntó Yamiyuki-¡Ibas bien si querías llamar nuestra atención, pero no pienso dejar que un desconocido, sea demonio o humano, toque a una amiga tan importante estando como está!

De verdad que no os culpo…-susurró Philell.

El brazo del demonio se alargó y se curvó, sorteando a Yamiyuki y llegando hasta Kuroageha, cuyo vientre fue mojado. Aquel fluido que parecía agua reaccionó con la sangre de la herida y comenzó a reconducirla hacia el interior del cuerpo de su dueña.

No puedo curarla.-dijo Philell-Mas tened por seguro que así no morirá si conseguís darle un tratamiento curativo en las próximas dieciséis horas.

¡La ha podido envenenar!-exclamó Inuhito-Lleva razón en lo de que no todos los humanos somos buenos, pero…

Kuroageha es inmune a los venenos.-dijo Yamiyuki-La llaman la Mariposa Emponzoñada y la Taimanin del Campaneo Tóxico por algo. Su Dokuton no Jutsu tiene una componente pasiva que nunca se cancela: la protege de toda intoxicación. Incluso si el cuchillo de esa Layla estaba envenenado, sólo le afectará la herida per se.  Philell, tienes agallas. Has sido valiente…no todos los demonios se atreven a hacer eso delante de mí. Dinos lo que nos quieras decir y déjanos marchar…como agradecimiento por darnos un margen de seguridad.

Seguro que habéis visto que ese ogro gigante cargaba a un hombre.-dijo Philell.

Sí, pero no sabemos quién es.-respondió Yamiyuki-¿Debería importarnos?

No necesariamente…-dijo el demonio fluido-…pero sí a mí…y mucho. Es Uro Oswald, el guardián de los portales mágicos. Custodiaba el portal de los exiliados y el portal a la destrucción, y ahora están los dos abiertos: los exiliados pueden volver y los no deseados pueden ser exiliados o aniquilados. No obstante, ésa no es la problemática que a mí más me preocupa, por egoísta que suene. Lo que de verdad me hace necesitar vuestra ayuda es que… Uro es mi novio. Lo amo. Es el hombre al que más he querido en mi vida…y lo quiero de vuelta conmigo. Ayudadme a rescatarlo y seré vuestro aliado.

Los Oswald han sido siempre un clan demoníaco de lo más neutral.-terció Rito-Además, tenía el cabello, la piel y el tono muscular de un Oswald, así que Philell no miente. Me parece una labor más que adecuada para un Oswald el custodiar estos portales. Creo que tiene sentido. ¿Y dices que eres su novio…o novia?

Su novio.-dijo Philell-Aunque no lo parezca, soy un ser masculino. Tampoco os culpo de ello, pues los elementales de agua no tenemos una dotación sexual tan clara como otras razas demoníacas o como vosotros, los humanos. Os seré sincero: no soy fuerte, no soy poderoso, no sé luchar…soy un negado para el combate, pero tengo recursos para ayudaros. Conozco el mundo de los demonios, puedo hacer que entréis y salgáis de muchos lugares que os supondrían grandes ventajas estratégicas, y conozco a más como yo, a más demonios dispuestos a luchar por la causa y con el poder de combate que yo no tengo. ¿O acaso habéis sentido en mí un aura amenazadora similar a la de los Neo-Nómadas?

Ahí lleva razón.-dijo Aoi-Lo siento como un demonio de lo más débil.

Lo soy.-corroboró el joven líquido-Mi verdadera fuerza es la intelectual. ¿Y bien? ¿Me ayudaréis a rescatar a Uro?

Lo siento, pero no podemos hacerlo ahora mismo.-dijo Yamiyuki-Como te dije, te hemos escuchado como pago por poner a Kuroageha fuera de peligro, pero tenemos otras metas estratégicas antes. Gracias al ataque de los Fuuma, los soldados de Estados Unidos se han separado de su sargento, por lo que estamos ante la oportunidad perfecta para acabar con ellos. Lo que tenemos que hacer ahora es hospitalizar a Kuroageha y, tras ello, atacar el Hotel Rakuen para acabar con los soldados y cumplir una misión a la vez que nos vengamos de lo que le han hecho a nuestra amiga. ¿Estáis de acuerdo, Taimanin?

Hagane, Rito, Shirubei, Aoi e Inuhito asintieron. Por su parte, Shiena, Seika y Veena se mostraron algo reacios.

Me gustaría.-dijo Shiena-No obstante, nuestra líder está fuera de combate y creo que sería lo mejor quedarnos junto a ella.

Shiena tiene razón.-añadió Veena-Preferimos quedarnos inactivos y retirados del combate antes que estar con otro líder.

Somos el equipo Kuroageha.-terció Seika-No el equipo de otra persona. Con esto, creo que el asedio al Hotel Rakuen tendría que correr a vuestro cargo…

Así será.-dijo Yamiyuki-Las cosas no cambian. Nuestro objetivo sigue siendo el mismo y respetamos incondicionalmente vuestra postura. Con todo esto, es hora de irnos hacia Gokuruma y dejar que la doctora Himehagi luche por salvar a Kuroageha.

Esperad.-dijo Philell-¿Quién ha dicho que vuestro objetivo y el mío sean incompatibles? He dicho que seré vuestro aliado si me ayudáis…y lo seré desde ahora. ¿Queréis atacar a esos soldados maleantes? Os ayudaré. Creedme. El día del asedio a la hora del asedio…me encargaré de que no os falte apoyo.

Parece un tío legal, pero sigo sin querer fiarme.-dijo Hagane.

Los demonios nos han hecho mucho daño…-dijo Aoi mientras recordaba su jardín de dientes de león.

Nunca os culparé por todo esto, insisto profundamente.-dijo Philell-¿Aceptáis mi ayuda? Os doy mi parte del trato antes que vosotros a mí la vuestra, y lo haré las veces que haga falta…creo que mi honestidad y sinceridad son las mejores bazas que tengo para que confiéis en mí.

¿Qué decís?-preguntó Yamiyuki-A mí se me ocurre una manera muy fácil de resolver este pacto.

A mí también.-dijo Rito-Establecemos una forma de comunicarnos que le impida seguirnos hacia nuestros dominios o acercarse a nadie que no seamos nosotros, y…

…si intenta algo extraño, lo matamos.-dijo Yamiyuki-¿No es así?

Exacto.-dijo Rito.

Los Taimanin miraron a Philell con aire amenazador. Incluso los Mazoku más poderosos temían a esos guerreros ninja, pero aquel taimado y pensativo hombre no parecía tener miedo.

Me parece una idea perfecta.-dijo Philell-Estoy dispuesto a asumir ese riesgo…ya que no os traicionaré.

Serás hombre muerto si lo haces.-dijo Hagane firmemente.

Que así sea.-dijo Philell-Los elementales podemos convertirnos en familiares de entes más poderosos que nosotros…si lo hago, perderé mi libertad y podréis invocarme a placer. Me encadenaré a vosotros de una manera casi literal. Yamiyuki Kuroi, he oído hablar de ti. He oído hablar de todos vosotros…y creo que sois la ayuda que los Mazoku necesitamos. Los terroristas, esclavistas y demás criminales nos hacen parecer un mundo de criaturas malvadas, pero somos tan variados como podéis serlo los humanos. Muchos demonios sólo queremos llevar una vida normal…y lucharé para que podamos…especialmente si podemos separar nuestros mundos para que nunca más tengamos que interferir los unos con los otros…como en un principio fue.

Sería estupendo.-corroboró Yamiyuki.

Dicho lo cual…-dijo Philell-…con esto me tendréis a vuestras órdenes.

Philell se llevó las manos al pecho. Un resplandor blanco emanó de su cuerpo y le permitió sacar de donde estaría su corazón si fuera un hombre una caracola enjoyada. Se la tendió a Yamiyuki con un gesto humilde.

¿Es como una lámpara de genio?-preguntó Yamiyuki con desconfianza mientras agarraba el objeto.

Sí…-dijo Philell-…si no me he equivocado estudiando vuestra cultura y os referís a lo que yo pienso, sí. Estoy literalmente a vuestras órdenes.

Veamos si es cierto…-dijo Yamiyuki-… ¡sácanos de aquí!

Así lo haré.-dijo Philell.

Una corriente de agua los arrastró hacia lo que el demonio pensaba como una salida óptima para volver a tierras habitadas por humanos. Por efecto de una magia que no conocían, la corriente no los mojaba, sólo los envolvía gentilmente y los arrastraba con velocidad pero sin violencia.

. . .

Los Fuuma se encararon ante los Mazoku.

¡Tigres Black!-exclamó uno de los hombres-¡Eres nuestro objetivo!

¡Tigres-sama, acabaremos con ellos por usted!-exclamó Kazark.

Esta basura no aguantará ni un minuto…-se jactó Benibatsu.

Me encanta bailar con tantos hombres…-se sonrió Kuritöö.

Los Fuuma comenzaron a disparar sus armas de fuego de alta tecnología.

¿Que soy vuestro objetivo?-preguntó Tigres-¡Bobadas! Vosotros debéis de ser lo poco que queda del clan Fuuma, ¿verdad? ¡Hacedme un favor y extinguíos!

Tigres alzó un brazo y apuntó con la palma de su mano hacia los Fuuma. Un enorme remolino de agua los atrapó y los elevó. El agua penetró en sus armaduras sin piedad y los ahogó mientras los aplastaba contra el rocoso techo. Terminado este conjuro, el agua desapareció y los cuerpos muertos cayeron pesadamente al suelo.

Patéticos.-comentó la líder demoníaca-¡Neo-Nómadas, es hora de volver a nuestras dependencias! Nos hemos librado de Belladonna y hemos hecho posible el regreso de mi contacto…pronto nos reuniremos con él.

La poderosísima mujer chasqueó los dedos, haciendo que tanto ella como sus escoltas desaparecieran de allí, teletransportándose a los cuarteles generales de su colectivo.

. . .

¡Estaba tan contenta después de haber cazado a una Taimanin!-exclamó Layla mientras rompía las armaduras de los Fuuma a patadas-¡AGUAFIESTAS!

Los hombres de los Fuuma eran muchos, pero aquella mujer simplemente era demasiado fuerte.

¡Ineptos!-exclamó la sargento mientras se escondía tras un muro medio derruido para resguardarse de una andanada de disparos-¿Quién os ha enseñado a disparar? ¿Un topo? ¿O un murciélago?

Los disparos de los Fuuma comenzaban a vencer el muro.

Me vais a hacer moverme y todo…-suspiró Layla-…  ¡a la mierda, cabrones! KICK AND KNIFE!
(¡Patear y apuñalar!)

A base de patadas, la militar lanzó unos pesados y enormes machetes contra sus atacantes. Las armaduras que llevaban eran lo bastante fuertes como para no ser atravesadas por un cuchillo, pero la puntería de la sargento Layla Phoenix era tan afinada como su crueldad, y todos sus tiros acertaban siempre en las juntas y rendijas, causando que todos los cuchillos se clavaran dolorosamente en las articulaciones de los hombres.

Vuestros gritos de dolor son música para mis oídos…-dijo Layla saliendo de su escondrijo.

Al salir, se dio cuenta de que había cometido un error. Los Fuuma habían dejado de disparar y se habían puesto de acuerdo para lanzar explosivos de fragmentación.

¡Mierda!-bramó la mujer.

Con ágiles volteretas, se alejó de la trayectoria de las granadas, pero éstas explotaron y liberaron gran cantidad de metralla que salió disparada en todas las direcciones. Aquellos fragmentos incandescentes explotaron al impacto, obligando a Layla a seguir una trayectoria de evasión directa hacia las garras de aquellos hombres.

Planean que me acerque a ellos para atraparme, ¿no es así?-pensó la mujer-¡La llevan clara!

Antes de dejar que los hombres movieran sus brazos hacia ella, los pateó fuertemente. Las botas y rodilleras que llevaba eran más duras que sus cuchillos, por lo que no tuvo problema en despacharlos.

¡Es una pena!-exclamó la sargento-¡No puedo jugar más! ¡Tengo que ir a por esas crías!

Justo entonces, la sargento se fijó en que los explosivos no sólo estaban puestos para acercarla a los hombres, sino también para bloquear algunos caminos.

¡Maldita sea!-bramó Layla-¿Por dónde voy ahora?

El tiempo corría. Necesitaba reagruparse con sus soldados o podrían resultar muertos. No le importaba a nivel personal, pero eran sus peones y los necesitaba para ganar aquella partida. Con su mente fría, calculadora y estratégica, Layla calculó la salida óptima: replegarse hacia las inmediaciones de los Neo-Nómadas, con quien tenía trato de favor. Si Belladonna Rubidium la había llamado por teléfono, ahora ella podía devolver la llamada por derecho natural. Lo que Layla no sabía era que Belladonna estaba muerta…aunque tampoco tenía tiempo para pensar en otra cosa que no fuera alejarse de aquellas personas que sólo le hacían perder el tiempo. Por fortuna para ella, era mucho más rápida que esos hombres.

. . .

El coche que conducía James era bueno, pero su fuselaje no era antitanque. Los Fuuma los estaban persiguiendo con vehículos de combate muy rápidos y no parecían tener buenas intenciones para con ellos.

¿De qué va esta gente?-preguntó James entre bruscos movimientos de volante-¿Están enfermos?

¡Ni pajolera idea!-exclamó Émile-Lo que tengo claro es que tenemos que librarnos de ellos como sea…

Tú eres el zapador.-dijo James-¡Haz algo con ellos, Émile!

¿Es una orden?-preguntó el chico rubio jugueteando con su melena.

¿Tú qué crees?-preguntó James alzando la voz-¡Leon, dispárales antes de que nos maten!

El experto en armas de fuego del grupo se levantó de su asiento y apuntó con un rifle de francotirador a uno de los motoristas Fuuma. Sus motos llevaban cañones de ametralladora de tambor giratorio.

BANG.-gritó Leon mientras disparaba.

Aquel rifle estaba cargado con munición perforadora y tenía una potencia de disparo sin igual. El resultado fue un Fuuma atravesado por el entrecejo y una moto descarrilando, chocando contra otra y provocando un accidente en cadena por efecto dominó.

¡Buen tiro!-exclamó James.

Qué remedio…-dijo Émile levantándose.

Se asomó por la misma ventana que Leon, pegando su cuerpo contra el suyo.

Volvemos a cooperar…-susurró Émile.

Ya…-dijo Leon.

No aguanto esta situación de tensión con Émile…-pensó Leon-…aunque es hasta buena pensando en lo que podría pasar si Grant tomase cartas en el asunto…

Jambes Explosives!-gritó Émile.
(¡Piernas explosivas!)

Haciendo alarde de una gran flexibilidad, Émile sacó su pierna izquierda por la ventana y disparó los dos bazookas que en ella llevaba. El tanque principal se retractó debido a los impactos.

¡Bien!-exclamó Émile con su marcado acento francés-¡Ya queda menos!

¡Apuntaría mejor si te quitaras de en medio, Émile!-exclamó Leon-Bullet Storm!
(¡Tormenta de balas!)

Con dos metralletas, Leon comenzó a lanzar ráfagas a los cañones de las motos restantes, haciéndolos explotar. Con esto, las motos saltaron por los aires y parte de sus piezas golpearon al tanque, que era el único vehículo que quedaba. Sus disparos eran muy potentes, y había acertado al coche en dos ocasiones.

¡Un disparo más de esa cosa y seremos historia!-bramó James-¡ACABAD CON EL TANQUE!

Grant golpeó el techo del coche con su bastón.

¡Sabéis lo que os espera si no cumplís!-gritó-¡VAMOS! ¡AHORA!

Christian, ¿puedes ayudarles?-preguntó James-Sal por otra ventana y…

¡A la orden!-exclamó el ingeniero de campo.

Christian se vio obligado a pasar por encima de Grant para asomarse a la ventana.

Te perdono por esta vez…-murmuró Grant.

Lo siento, Steeler.-dijo anodinamente Christian.

¡Chris se une a la fiesta!-exclamó Émile-¡Vamos a bailar con ese tanque!

¡Émile, por el amor de Dios!-bramó Leon-¡Para de contonearte! ¡Te estás frotando descaradamente contra mi cuerpo!

Leon podía sentir el cuerpo de Émile moviéndose contra el suyo. También podía notar la mezcla de olores que emanaba de su cuerpo fruto de sus cañones de perfume. Aquello lo ponía nervioso.

¡No puedo evitarlo!-se excusó Émile-¡Necesito mover las piernas para apuntar!

¿Y el culo también, desgraciado?-preguntó Leon.

¡NO ES MOMENTO PARA DISCUTIR!-los amenazó Grant desde dentro.

¡Ni tampoco para dar órdenes vacuas!-exclamó James-¡Eres el único que no está haciendo nada!

Multiplicaré tu castigo, Silver.-dijo Grant con severidad.

Christian se agarró a la ventana del coche con una mano y con la otra lanzó dos cables con cabezas perforadoras atadas en los extremos.

¡Haced que se claven en el fuselaje del tanque!-pidió Christian.

¡Vamos allá!-exclamó Leon.

El tirador sacó dos pistolas y con cada una de ellas clavó un vástago en el tanque.

¿Así está bien?-preguntó Leon.

¡Perfecto!-exclamó Christian-¡Gracias!

¡Fríe a esa cosa, vamos!-pidió Leon-¡Estoy deseando verlo!

¡Eso está hecho!-asintió Christian.

El chico movió un interruptor, haciendo que una fuerte corriente fluyera por los cables. El tanque comenzó a vibrar y a calentarse.

¡James, vamos a necesitar distancia!-pidió Christian-¡No te preocupes por los cables, no se romperán, son muy largos y tengo un rollo de seguridad plegado dentro del equipo! El tanque no podrá moverse… ¡si nos alejamos ahora, Émile y Leon podrán reventarlo!

¡Muy bien!-asintió James.

El conductor pisó el acelerador y comenzó a ganar distancia con el tanque.

¡AHORA!-gritó Christian una vez se hubieron alejado lo suficiente.

Émile y Leon dispararon con sus armas explosivas a discreción. El tanque voló por los aires, incendiando el perímetro circundante.

¡Bien hecho!-exclamó James-¡Nos vamos al hotel, necesitamos reagruparnos con la sargento Phoenix!

. . .

El líquido de Philell sacó de aquella gruta a los Taimanin, dejándolos en una posición muy ventajosa para llegar hasta Gokuruma.

Ningún demonio volverá a acercarse a nuestras tierras.-dijo Yamiyuki-Tendré que encerrarte.

Yamiyuki apuntó a Philell con la caracola que le había dado y, mágicamente, éste fue absorbido por ella.

¡Vamos!-exclamó Yamiyuki-¡Gokuruma está cerca!

. . .



Tras una larga carrera, los jóvenes llegaron a Gokuruma. Lo primero que hicieron fue buscar a la doctora Saki Himehagi. Después de explicarle la situación, Kuroageha fue inmediatamente puesta en una camilla.

Necesito que os vayáis.-pidió la doctora-Kuroageha está muy grave y necesito usar mi poder…esto no se arreglará con medicina académica.

Los Taimanin asintieron y se fueron de la sala.

Ninpô!-oyeron exclamar a la doctora.
(¡Arte ninja!)

Entonces…-dijo Yamiyuki mirando a los subordinados de Kuroageha-… ¿quedáis inhabilitados voluntariamente?

Sí.-dijo Veena-Nos quedaremos aquí, al lado de Kuroageha, hasta que se recupere. Id a vengarla si así lo deseáis.

Probaremos la eficacia de ese Philell.-dijo Yamiyuki-Nos reuniremos para planear una estrategia y partiremos cuanto antes, a ser posible mañana. Chicos, no os olvidéis de que tenemos que estudiar… ¡seguimos en un doctorado!

Iba a hacerlo.-dijo Hagane guiñando un ojo-No me salto el estudio nunca.

Ya somos dos.-añadió Aoi.

Tres.-dijo Rito-¿Acaso alguien lo dudaba?

No tiene sentido seguir contando, ¿no creéis?-añadió Shirubei con una sonrisa cómplice-Hay unanimidad.

Sí…-dijo Inuhito vagamente.

Inuhito…-dijo Yamiyuki-…sé que te ha dolido encontrarte de nuevo con Benibatsu. No te preocupes, estamos contigo.

Lo sé…-suspiró el chico-…pero no puedo evitarlo.

Yo he visto a Kazark de nuevo…-dijo Aoi-…y no he podido matarlo…

Han pasado otras cosas más importantes.-dijo Rito-No te tortures.

Rito tiene razón.-terció Yamiyuki-Saldremos de ésta sea como sea. De momento, voy a pedir que sellen esta caracola y me den una llave mística para abrirla y cerrarla cuando quiera. No me fío de lo que el tal Philell pueda hacer desde ahí dentro.

Eso está bien pensado.-asintió Aoi.

Con este panorama tan lleno de ocupaciones y dificultades, el equipo Yamiyuki abandonó el pabellón para prepararse mientras el equipo Kuroageha se quedó a la espera de noticias sobre su líder.

2 comentarios:

  1. Y nos quedamos todos a la espera aunque yo sigo impactada con lo de Belladonna y ahora amigos de un demonio acuático que parece buena gente xDDDD

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    1. ¿En serio sigues impactada? Pensaba que estabas deseando perderla de vista...

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