REACTION
† WORLDS COLLIDE III †
Episodio IV · FUERA
¡Ya lo habéis
oído!-exclamó Dalton, que caminó hacia la recién llegada y se unió a ella en su
labor-¡Quedáis todos detenidos! ¡Formad una fila india con las manos en alto!
¡Tirad todas vuestras armas!
Arianelle
Blanchoret, -comenzó a enumerar la joven mujer que acababa de aparecer- Zeldash
Er’Tringk, Shiroi Kamiyama, Verónica, Ikaruga Otonashi, Ayame Rei, Yuu Hiwatari
y Suiri Sumitomo, ¡quedáis bajo arresto! ¡Se os acusa de corrupción, usos
ilegales de la ciencia y crimen organizado! ¡Tenemos pruebas! ¡Por el bien de
todos, abandonad la lucha sin resistencia!
Nokanys avanzó
desde detrás de Freya y los demás para ponerse ante la mujer, que seguía
acompañada por Dalton.
Es una
diplomática del otro lado.-dijo Dalton-Es bastante violenta, pero creo que nos
escuchará.
¿Esa matarife es
una diplomática?-preguntó Ibara por lo bajo-No quiero ni imaginarme cómo son
los sicarios en su planeta…
La
conozco.-contestó la chica que había llegado escasos instantes atrás-Es la
generala Nokanys Lithzaladrell, ¿verdad?
Verdad.-respondió
Nokanys-Lamento comunicarte que el arresto del coronel Zeldash es improcedente…está
muerto.
¿Hay
pruebas?-terció Dalton.
Lo he matado
yo.-dijo Nokanys-Lo atraje hacia mí enviándole varios mensajes. Muchos son los
años que han pasado desde que lo conocí…pues formamos o, mejor dicho,
formábamos parte del mismo ejército. Nuestra justicia ha obedecido la
legislatura vigente, castigándolo por su reconocido delito de alta traición.
¿Alta
traición?-preguntó la joven.
Los soldados de
esta nave rechazan todo tipo de relación diplomática con los humanos, cuando se
supone que tenemos vínculos políticos y pactos de mutuo respeto gracias al jefe
Dalton y otras figuras políticas, tanto de este lado como del mío.-informó
Nokanys-Han rescindido nuestros acuerdos firmados y han trabajado con estos...corruptos…entre
los que veo que hay humanos, demonios y monstruos…para la destrucción tanto de
humanos como de habitantes de nuestro planeta. El coronel Zeldash Er’Tringk
capitaneaba esta nave, y la noble justicia de nuestro planeta se ha impuesto sobre
él. Ha sido todo un honor, un orgullo y, sobre todo, un inmenso placer el haber
podido matarlo con mis propias manos en un necesario ensañamiento.
Dice, generala,
que se ha hecho con el control de esta nave porque estos congéneres suyos que
la regentaban rechazaban la diplomacia con la Tierra.-atacó Dalton-Sin embargo,
odia confesamente a los humanos.
Y os sigo
odiando.-dijo Nokanys-No es justo para nosotros que una especie tan inferior
comparta el Universo con nosotros. Según vuestra jerga estadística…nos baja
mucho la media. No obstante, puedo, si lo considero oportuno, aferrarme a la
legislación para adjudicarme carta blanca para hacer cuanto me venga en gana:
quería matar a ese viejo zorro de Zeldash, y no sólo no es punible, sino que,
encima, aun odiando la actual forma de gobierno de mi planeta, me he ganado
OTRA condecoración militar.
La chica que
estaba con Dalton abrió la boca para hablar, pero Nokanys la cortó
tajantemente.
Y no, no puedes
emprender acciones legales contra mí.-dijo la generala con seriedad-La justicia
del planeta Tierra es para los humanos, y la de mi planeta para nosotros. La
única forma contemplada por los tratados de que vuestra justicia pueda
perseguirnos es bajo la circunstancia de que nosotros perjudiquemos
directamente a uno o varios humanos, lo cual no ha sido así. Y antes de que
vuelvas a abrir la boca, que te estoy viendo, te recuerdo que todos los humanos
que hay aquí están vivos y coleando. En pocas palabras: soy una falsa
diplomática y no podéis arrancarme de mi abrazo legal. Lo siento…ah, no.
Generala Nokanys
Lithzaladrell…-dijo la joven-…acaba de declarar la guerra a nuestros pactos.
¿No es eso también un delito de traición? Me está obligando a arrestarla.
No he hecho
nada.-respondió Nokanys-¿La libertad de expresión es un delito? Vamos, decidme
que me odiáis: me da igual, sois libres de decirlo así como yo también lo soy.
No creo que a
estos arrestados les dure mucho más el respeto por esos robots francotiradores
apuntándoles para que no se muevan.-respondió la joven-Tengo prisa. Mejor
acompáñenos y tendremos un juicio.
¡Ja!-exclamó
Nokanys-¡No te lo crees ni tú! ¡Yo sólo quería volver a mi puto planeta y, para
una jodida nave que me encuentro dispuesta a hacerlo, ha resultado estar llena
de escoria! Pensaba que matando a Zeldash podría hacerme con el control de esta
nave, pero…dos pasillos después, me encontré un juguete cubierto de algo que
parecía sangre pero no olía como tal, con tal suerte de que se le secó en un abrir
y cerrar de ojos y, acto seguido, comenzó a atacarme con una fuerza inesperada.
¡Esto es de locos! ¡Me largo!
No puedes hacer
nada, estúpida.-dijo Shiroi con sorna-Nuestros sensores nos han informado de
que Ayako ya no está en la nave, lo cual os deja con…ahora mismo, tres minutos
y medio antes de la autodestrucción. ¡Buen viaje!
Shiroi abrió la
mano y dejó salir de ella un gran chorro de luz blanca que deslumbró a todo el
mundo el tiempo suficiente como para permitir la huida rápida de todos los enemigos,
que contaban con un sistema de escape de emergencia que se selló tras ellos.
Cuando la luz se hubo disipado, los aliados se encontraron los unos con los
otros, sin ningún rastro de sus enemigos…ni de Nokanys, quien, al parecer, se
había teletransportado.
¡Compañía!-exclamó
Aquanika, que estaba en la parte trasera y se había asomado a la puerta por la
que habían entrado-¡Quieren impedir que salgamos a tiempo de este sitio!
¡Y esa perra del
ejército extraterrestre se ha esfumado!-bramó Freya-No sé si alegrarme por no
tener que sufrirla o preocuparme por no haber podido deshacernos de ella y de
los problemas que nos pueda dar más adelante…
¡Es hora de
ponernos serios!-exclamó la chica desconocida.
Entonces
repararon en ella: estaba delgada y ostentaba una complexión bastante
trabajada. Era menos alta que cualquiera de los presentes, pero, aun así, muy alta
en comparación con la mujer promedio. Su piel era bastante pálida, y su
cabello, castaño claro, estaba cortado en capas y le caía lacio por detrás y
por los lados hasta la altura de los hombros. Iba ataviada con una camiseta de
manga corta de color azul marino, reforzada con una pieza de armadura pectoral
y de hombros de color gris azulado con luces rojas. De cintura para abajo, una
falda corta hasta por encima de sus rodillas, de color marrón y recubierta con
placas metálicas plateadas y redondeadas atada con un cinturón de color marrón
muy oscuro. Desde debajo de sus rodillas
hasta la planta de sus pies, llevaba unas gigantescas y desproporcionadas botas
metálicas de aspecto muy tosco y pesado con forma de tronco de pirámide
cuadrangular que terminaban siendo mucho más anchas que su cuerpo en sí,
terminadas en una articulación con una placa que recubría su pie y le permitía
moverlo a voluntad. Las placas de refuerzo de tonos metalizados que había en
aquel calzado tan peculiar alternaban con el fondo gris marengo y azul de las
botas como si fueran una serie de compuertas. Sus ojos, de color marrón
amarillento, eran muy grandes y redondeados, y se hallaban cubiertos con unas
grandes gafas redondas de montura fina, salvo alrededor de las lentes, donde
parecía haber máquinas en forma de aros concéntricos. Sobre la cabeza llevaba
una cofia bastante grande de color blanco con una cruz roja, y sus manos
estaban cubiertas por unos guantes metálicos con un redoble cilíndrico a la
altura del inicio del antebrazo. Salió hacia el pasillo y vio a varias hordas
de soldados robóticos creados con tecnología extraterrestre, así como una serie
de criaturas que desconocía, que algunos de los aliados reconocieron
rápidamente como demonios menores.
¡Tenemos poco
tiempo!-exclamó Dalton mientras corría tras la chica-¡Limpiemos el camino y
salgamos de aquí!
Hemos hecho que
la nave baje de altura, así que seguimos en la troposfera.-dijo la chica-Saltar
por las ventanas será factible, teniendo en cuenta que están los demás fuera
con robots de combate de unos quince metros cada uno. No obstante, ahora…
La chica cortó el
paso de los soldados robóticos y comenzó a lanzarle hermosas y demoledoras
patadas.
¡Esa chica es
buena!-exclamó Freya mientras lanzaba rayos de luz contra los demonios-Su forma
de pelear me quiere recordar a la de Yurika, pero con una inercia mucho mayor
debido a esas botas gigantescas…
¡Desplegando
M.W.S.!-exclamó Dalton-¡A por ellos!
Dalton
materializó aquella arma enorme de brazo con la que se enfrentó a Metallurgy en
los inicios de aquel caos. Con ella, comenzó a dar buena cuenta de los
enemigos. Motivado por la presencia de su mejor amigo, Nikola lo siguió de
cerca y apretó los puños frente a un robot armado que intentó golpearle. La
imagen de sus compañeros luchando por la seguridad de Ayako, el recuerdo de
Metallurgy guardándola en una cámara de contención y la posibilidad de un
posterior tratamiento inundaron su mente y lo motivaron generosamente.
¡RAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGH!-gritó
mientras se lanzaba a por los enemigos.
Comenzó a
despacharlos a puñetazos con una energía y una pasión que no todos los días
mostraba. Uno de los robots esquivó dos puñetazos, por lo que dio una voltereta
hacia el frente y se dejó caer con el talón sobre él, dejándolo en el suelo el
tiempo suficiente como para arrancarle un brazo haciendo palanca con una brutal
llave. Desde el suelo vio a Yurika, que estaba lanzando rápidas y resbaladizas
combinaciones de patadas bajas, desequilibrando a los robots para dejarlos a merced
de Metallurgy, que les causaba irrecuperables abolladuras con sus increíbles
golpes. Ibara había sacado una cadena con una cuchilla atada en el extremo y se
estaba divirtiendo con los demonios, acuchillándolos mientras Itami les
disparaba con una escopeta recortada.
¡Hah!-oyeron
gritar a la chica que, sin muchas explicaciones, se había unido a ellos-¡Hah!
¡Yah!
Pivotando
elegantemente, lanzaba vigorosos manotazos y puñetazos contra los pocos robots
restantes. Yamiyuki y Aquanika se lanzaron contra los demonios, que superaban
en número a las máquinas, y los abatieron con patadas y armas blancas,
respectivamente.
¿Un ataque
cuádruple?-les ofreció Yurika mientras saltaba hacia ellos.
¡Eso está
hecho!-exclamó Metallurgy, que le había salido al paso en el aire.
Yamiyuki y
Aquanika se miraron. Él sonrió con suficiencia, mientras que ella miró al suelo
con asco.
Con sus
movimientos, habían logrado formar una cruz alrededor de los demonios. Yurika
convirtió una de sus piernas en un pesadísimo látigo de cadena de varias colas,
dejándolo caer contra las criaturas a la vez que Metallurgy acentuaba el
impacto vertical de dicho golpe clavándolos en el suelo con una gigantesca
pistola de remaches. Viendo una clara oportunidad, Yamiyuki creó un potente
campo magnético que hizo que los remaches se deformaran dentro de los cuerpos
de los demonios, clavándose en sus entrañas desde distintos puntos y dando a
Aquanika suficiente tiempo como para hacer llover sobre ellos una columna de
espadas que había alzado con un hechizo de suspensión.
¡Un gran
espectáculo!-los elogió Freya-¿Nos largamos ya? ¡Queda un minuto!
Todos asintieron.
¿Cuál es la ruta
más segura de escape?-preguntó Dalton.
Los ventanales
grandes que hay en el recibidor son una buena opción.-respondió la joven
misteriosa-¡Tendremos que bajar bastantes pisos!
¡No hay tiempo
que perder!-exclamó Dalton mientras se adelantaba junto con la
chica-¡Sigámosla!
Conforme bajaban
las escaleras, vieron a un enorme monstruo taponándolas.
¡Mierda!-oyeron
exclamar a Itami-¡No hay tiempo para jugar!
Como si
obedeciera una orden, la joven que encabezaba el grupo en aquel momento miró
fijamente a la criatura, que desconocía por completo, pero que reconocía como
enemiga. Tocó un poco sus gafas y de ellas salió un ingente rayo de luz que
cambiaba constantemente de color y que redujo a cenizas al demonio.
No sé qué era
eso, pero ahora es historia.-dijo la chica mientras seguía bajando las
escaleras.
¡Veo una
comitiva!-avisó Yurika, que oteaba la pequeña franja visible de la planta a la
que necesitaban llegar-¡Creo que han descubierto por dónde queremos salir!
¡Los demás nos
están siguiendo!-informó la chica-¡Romperán las ventanas y nos sacarán!
¿Estáis todos
juntos?-preguntó Dalton, que corría a su lado-¿Sakurada, Suono, Kanami…?
Hemos venido
todos juntos.-le respondió la chica-Somos lo último que queda de la política
japonesa actual. Tenemos que revivir el país…
¡Y también
tenemos que pensar en qué demonios vamos a hacer con todo ese ejército que nos
espera!-terció Nikola.
¡Tengo una
idea!-gritó Metallurgy cuando ya habían llegado a donde los estaban esperando.
Con sus aros transportadores,
Metallurgy sacó un terminal de ordenador muy tosco que se ató al pecho con una
correa y una inmensa rueda con varios apéndices que pendía de su espalda.
¡APARTAOS
TODOS!-gritó-¡ESTO VA A SER PELIGROSO SI NO LO HACÉIS! ¡TÉCNICA ESPECIAL DE
POTENCIA MÁXIMA!
Pulsó un botón
del terminal y la rueda se escindió en siete fragmentos redondos que se
colocaron sobre su cabeza verticalmente, formando una hilera.
Tienen forma de…-observó
Freya-… ¿diodos LED gigantes?
Apuesto a que lo
son…-le respondió Yamiyuki.
¡ARCOIRIS LED DE
POTENCIA!-exclamó Metallurgy tras teclear una secuencia de activación en el
terminal.
Siete enormes
emisores de luz con los colores del arco iris se encendieron, y alcanzaron una
intensidad luminosa tal que la soltaron en forma de siete enormes rayos que,
volando juntos y describiendo un arco iris, barrieron la estancia, aniquilando
a todos los enemigos y causando enormes explosiones.
¡Gracias por
vuestra colaboración!-exclamó Metallurgy mientras guardaba el arma-¡Camino
despejado! ¡Diez segundos!
¡Ahora!-exclamó
la chica de las gafas redondas.
Vieron por las
ventanas a una ingente horda de robots que no tardó en ametrallar las ventanas.
Sin miedo, todos los presentes saltaron a los brazos y a las piernas de
aquellas grandes bestias mecánicas. Sin perder una décima de segundo, alzaron
el vuelo y se alejaron de la nave, que explotó tras ellos.
Apenas hemos
pasado allí dentro unas horas…-reflexionó Nikola-…y ha parecido una eternidad.
Han pasado
demasiadas cosas en ese vehículo gigante.-respondió Dalton-No obstante, hemos
hecho lo que hemos podido…al menos, hemos frustrado algunos de sus planes.
¡Animaos!-terció
Metallurgy, que estaba agarrada a la misma pierna del mismo robot que
ellos-¡Seguro que ya nos queda menos para acabar con los males que están
causando!
Tras un rato de
vuelo estratégicamente planeado, los robots aterrizaron en lo alto de un
acantilado que habían acomodado para su utilización. Los pasajeros pudieron
bajar de sus precarias posiciones…hasta que, finalmente, bajaron Dalton y
aquella joven con la cofia blanca.
El chico de
cabello rojo y ojos verdes le hizo un gesto de confianza y tranquilidad a la
chica, se separó de su lado y volvió al grupo, dejándola frente a todos ellos.
No puedo evitarlo…-dijo
la chica juntando las manos y con una gran sonrisa- ¡Gareki! ¡Cuantísimo
tiempo! ¡Me alegro tanto de que hayas salido de ese lugar horrible!
Con lágrimas en
los ojos, corrió hacia Nikola y lo abrazó fuertemente, subiéndose encima de él esperando a que la cogiera en brazos.
¡Lo has
hecho!-sonrió la chica al ver que los fornidos y enormes brazos de Nikola
habían rodeado el cuerpo de la joven para que no se cayera-Cuando las cosas
iban bien, siempre nos saludábamos así…me alegro tanto de que estés bien…
Los demás
observaban con sorpresa y mucha intriga. Por si sus preguntas fueran pocas,
también les sorprendió ver que las gafas se limpiaban solas de las lágrimas de
la joven, quedando intactas en cada instante.
Bueno…-dijo
finalmente bajándose de encima de Nikola, sin dejar de sonreír-…Ichinoji, por
fin nos vemos de nuevo… oh, ¡te he echado tanto de menos!
Corrió hacia
Dalton y lo abrazó. El chico rodeó el bonito cuerpo de la joven con sus finos y
fibrosos brazos, y ella aprovechó para apoyar su cabeza en el pecho de él por
ser más alto.
Sin soltar a la
joven, Dalton se giró hacia el grupo.
Sé que os debo
una explicación…-dijo Dalton-…así que os la voy a dar. Ésta es Marah Obulgi,
aunque es nombre es honorífico y no real, como el de Nikola y el mío. Es la
mejor médico del país, la jefa de mi guardia personal secreta y…mi novia.
Joder esta gente no tiene un minuto de respiro xDD. Dalton tiene novia y Nikola tiene un robot... Nikola gana xDD
ResponderEliminarLa general se ve un poquito hija de puta y por eso... me cae bien ja ja
¿Nokanys? Es MUY desgraciada, una auténtica cabrona, en términos sencillos. Me alegro de que te guste, imaginaba que te iba a caer bien. ¡También va a dar mucha guerra!
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