martes, 16 de septiembre de 2014

[WCIII] Episodio IV: Fuera

REACTION
WORLDS COLLIDE III
Episodio IV · FUERA

¡Ya lo habéis oído!-exclamó Dalton, que caminó hacia la recién llegada y se unió a ella en su labor-¡Quedáis todos detenidos! ¡Formad una fila india con las manos en alto! ¡Tirad todas vuestras armas!
Arianelle Blanchoret, -comenzó a enumerar la joven mujer que acababa de aparecer- Zeldash Er’Tringk, Shiroi Kamiyama, Verónica, Ikaruga Otonashi, Ayame Rei, Yuu Hiwatari y Suiri Sumitomo, ¡quedáis bajo arresto! ¡Se os acusa de corrupción, usos ilegales de la ciencia y crimen organizado! ¡Tenemos pruebas! ¡Por el bien de todos, abandonad la lucha sin resistencia!
Nokanys avanzó desde detrás de Freya y los demás para ponerse ante la mujer, que seguía acompañada por Dalton.
Es una diplomática del otro lado.-dijo Dalton-Es bastante violenta, pero creo que nos escuchará.
¿Esa matarife es una diplomática?-preguntó Ibara por lo bajo-No quiero ni imaginarme cómo son los sicarios en su planeta…
La conozco.-contestó la chica que había llegado escasos instantes atrás-Es la generala Nokanys Lithzaladrell, ¿verdad?
Verdad.-respondió Nokanys-Lamento comunicarte que el arresto del coronel Zeldash es improcedente…está muerto.
¿Hay pruebas?-terció Dalton.
Lo he matado yo.-dijo Nokanys-Lo atraje hacia mí enviándole varios mensajes. Muchos son los años que han pasado desde que lo conocí…pues formamos o, mejor dicho, formábamos parte del mismo ejército. Nuestra justicia ha obedecido la legislatura vigente, castigándolo por su reconocido delito de alta traición.
¿Alta traición?-preguntó la joven.
Los soldados de esta nave rechazan todo tipo de relación diplomática con los humanos, cuando se supone que tenemos vínculos políticos y pactos de mutuo respeto gracias al jefe Dalton y otras figuras políticas, tanto de este lado como del mío.-informó Nokanys-Han rescindido nuestros acuerdos firmados y han trabajado con estos...corruptos…entre los que veo que hay humanos, demonios y monstruos…para la destrucción tanto de humanos como de habitantes de nuestro planeta. El coronel Zeldash Er’Tringk capitaneaba esta nave, y la noble justicia de nuestro planeta se ha impuesto sobre él. Ha sido todo un honor, un orgullo y, sobre todo, un inmenso placer el haber podido matarlo con mis propias manos en un necesario ensañamiento.
Dice, generala, que se ha hecho con el control de esta nave porque estos congéneres suyos que la regentaban rechazaban la diplomacia con la Tierra.-atacó Dalton-Sin embargo, odia confesamente a los humanos.
Y os sigo odiando.-dijo Nokanys-No es justo para nosotros que una especie tan inferior comparta el Universo con nosotros. Según vuestra jerga estadística…nos baja mucho la media. No obstante, puedo, si lo considero oportuno, aferrarme a la legislación para adjudicarme carta blanca para hacer cuanto me venga en gana: quería matar a ese viejo zorro de Zeldash, y no sólo no es punible, sino que, encima, aun odiando la actual forma de gobierno de mi planeta, me he ganado OTRA condecoración militar.
La chica que estaba con Dalton abrió la boca para hablar, pero Nokanys la cortó tajantemente.
Y no, no puedes emprender acciones legales contra mí.-dijo la generala con seriedad-La justicia del planeta Tierra es para los humanos, y la de mi planeta para nosotros. La única forma contemplada por los tratados de que vuestra justicia pueda perseguirnos es bajo la circunstancia de que nosotros perjudiquemos directamente a uno o varios humanos, lo cual no ha sido así. Y antes de que vuelvas a abrir la boca, que te estoy viendo, te recuerdo que todos los humanos que hay aquí están vivos y coleando. En pocas palabras: soy una falsa diplomática y no podéis arrancarme de mi abrazo legal. Lo siento…ah, no.
Generala Nokanys Lithzaladrell…-dijo la joven-…acaba de declarar la guerra a nuestros pactos. ¿No es eso también un delito de traición? Me está obligando a arrestarla.
No he hecho nada.-respondió Nokanys-¿La libertad de expresión es un delito? Vamos, decidme que me odiáis: me da igual, sois libres de decirlo así como yo también lo soy.
No creo que a estos arrestados les dure mucho más el respeto por esos robots francotiradores apuntándoles para que no se muevan.-respondió la joven-Tengo prisa. Mejor acompáñenos y tendremos un juicio.
¡Ja!-exclamó Nokanys-¡No te lo crees ni tú! ¡Yo sólo quería volver a mi puto planeta y, para una jodida nave que me encuentro dispuesta a hacerlo, ha resultado estar llena de escoria! Pensaba que matando a Zeldash podría hacerme con el control de esta nave, pero…dos pasillos después, me encontré un juguete cubierto de algo que parecía sangre pero no olía como tal, con tal suerte de que se le secó en un abrir y cerrar de ojos y, acto seguido, comenzó a atacarme con una fuerza inesperada. ¡Esto es de locos! ¡Me largo!
No puedes hacer nada, estúpida.-dijo Shiroi con sorna-Nuestros sensores nos han informado de que Ayako ya no está en la nave, lo cual os deja con…ahora mismo, tres minutos y medio antes de la autodestrucción. ¡Buen viaje!
Shiroi abrió la mano y dejó salir de ella un gran chorro de luz blanca que deslumbró a todo el mundo el tiempo suficiente como para permitir la huida rápida de todos los enemigos, que contaban con un sistema de escape de emergencia que se selló tras ellos. Cuando la luz se hubo disipado, los aliados se encontraron los unos con los otros, sin ningún rastro de sus enemigos…ni de Nokanys, quien, al parecer, se había teletransportado.
¡Compañía!-exclamó Aquanika, que estaba en la parte trasera y se había asomado a la puerta por la que habían entrado-¡Quieren impedir que salgamos a tiempo de este sitio!
¡Y esa perra del ejército extraterrestre se ha esfumado!-bramó Freya-No sé si alegrarme por no tener que sufrirla o preocuparme por no haber podido deshacernos de ella y de los problemas que nos pueda dar más adelante…
¡Es hora de ponernos serios!-exclamó la chica desconocida.
Entonces repararon en ella: estaba delgada y ostentaba una complexión bastante trabajada. Era menos alta que cualquiera de los presentes, pero, aun así, muy alta en comparación con la mujer promedio. Su piel era bastante pálida, y su cabello, castaño claro, estaba cortado en capas y le caía lacio por detrás y por los lados hasta la altura de los hombros. Iba ataviada con una camiseta de manga corta de color azul marino, reforzada con una pieza de armadura pectoral y de hombros de color gris azulado con luces rojas. De cintura para abajo, una falda corta hasta por encima de sus rodillas, de color marrón y recubierta con placas metálicas plateadas y redondeadas atada con un cinturón de color marrón muy oscuro.  Desde debajo de sus rodillas hasta la planta de sus pies, llevaba unas gigantescas y desproporcionadas botas metálicas de aspecto muy tosco y pesado con forma de tronco de pirámide cuadrangular que terminaban siendo mucho más anchas que su cuerpo en sí, terminadas en una articulación con una placa que recubría su pie y le permitía moverlo a voluntad. Las placas de refuerzo de tonos metalizados que había en aquel calzado tan peculiar alternaban con el fondo gris marengo y azul de las botas como si fueran una serie de compuertas. Sus ojos, de color marrón amarillento, eran muy grandes y redondeados, y se hallaban cubiertos con unas grandes gafas redondas de montura fina, salvo alrededor de las lentes, donde parecía haber máquinas en forma de aros concéntricos. Sobre la cabeza llevaba una cofia bastante grande de color blanco con una cruz roja, y sus manos estaban cubiertas por unos guantes metálicos con un redoble cilíndrico a la altura del inicio del antebrazo. Salió hacia el pasillo y vio a varias hordas de soldados robóticos creados con tecnología extraterrestre, así como una serie de criaturas que desconocía, que algunos de los aliados reconocieron rápidamente como demonios menores.
¡Tenemos poco tiempo!-exclamó Dalton mientras corría tras la chica-¡Limpiemos el camino y salgamos de aquí!
Hemos hecho que la nave baje de altura, así que seguimos en la troposfera.-dijo la chica-Saltar por las ventanas será factible, teniendo en cuenta que están los demás fuera con robots de combate de unos quince metros cada uno.  No obstante, ahora…
La chica cortó el paso de los soldados robóticos y comenzó a lanzarle hermosas y demoledoras patadas.
¡Esa chica es buena!-exclamó Freya mientras lanzaba rayos de luz contra los demonios-Su forma de pelear me quiere recordar a la de Yurika, pero con una inercia mucho mayor debido a esas botas gigantescas…
¡Desplegando M.W.S.!-exclamó Dalton-¡A por ellos!
Dalton materializó aquella arma enorme de brazo con la que se enfrentó a Metallurgy en los inicios de aquel caos. Con ella, comenzó a dar buena cuenta de los enemigos. Motivado por la presencia de su mejor amigo, Nikola lo siguió de cerca y apretó los puños frente a un robot armado que intentó golpearle. La imagen de sus compañeros luchando por la seguridad de Ayako, el recuerdo de Metallurgy guardándola en una cámara de contención y la posibilidad de un posterior tratamiento inundaron su mente y lo motivaron generosamente.
¡RAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGH!-gritó mientras se lanzaba a por los enemigos.
Comenzó a despacharlos a puñetazos con una energía y una pasión que no todos los días mostraba. Uno de los robots esquivó dos puñetazos, por lo que dio una voltereta hacia el frente y se dejó caer con el talón sobre él, dejándolo en el suelo el tiempo suficiente como para arrancarle un brazo haciendo palanca con una brutal llave. Desde el suelo vio a Yurika, que estaba lanzando rápidas y resbaladizas combinaciones de patadas bajas, desequilibrando a los robots para dejarlos a merced de Metallurgy, que les causaba irrecuperables abolladuras con sus increíbles golpes. Ibara había sacado una cadena con una cuchilla atada en el extremo y se estaba divirtiendo con los demonios, acuchillándolos mientras Itami les disparaba con una escopeta recortada.
¡Hah!-oyeron gritar a la chica que, sin muchas explicaciones, se había unido a ellos-¡Hah! ¡Yah!
Pivotando elegantemente, lanzaba vigorosos manotazos y puñetazos contra los pocos robots restantes. Yamiyuki y Aquanika se lanzaron contra los demonios, que superaban en número a las máquinas, y los abatieron con patadas y armas blancas, respectivamente.
¿Un ataque cuádruple?-les ofreció Yurika mientras saltaba hacia ellos.
¡Eso está hecho!-exclamó Metallurgy, que le había salido al paso en el aire.
Yamiyuki y Aquanika se miraron. Él sonrió con suficiencia, mientras que ella miró al suelo con asco.
Con sus movimientos, habían logrado formar una cruz alrededor de los demonios. Yurika convirtió una de sus piernas en un pesadísimo látigo de cadena de varias colas, dejándolo caer contra las criaturas a la vez que Metallurgy acentuaba el impacto vertical de dicho golpe clavándolos en el suelo con una gigantesca pistola de remaches. Viendo una clara oportunidad, Yamiyuki creó un potente campo magnético que hizo que los remaches se deformaran dentro de los cuerpos de los demonios, clavándose en sus entrañas desde distintos puntos y dando a Aquanika suficiente tiempo como para hacer llover sobre ellos una columna de espadas que había alzado con un hechizo de suspensión.
¡Un gran espectáculo!-los elogió Freya-¿Nos largamos ya? ¡Queda un minuto!
Todos asintieron.
¿Cuál es la ruta más segura de escape?-preguntó Dalton.
Los ventanales grandes que hay en el recibidor son una buena opción.-respondió la joven misteriosa-¡Tendremos que bajar bastantes pisos!
¡No hay tiempo que perder!-exclamó Dalton mientras se adelantaba junto con la chica-¡Sigámosla!
Conforme bajaban las escaleras, vieron a un enorme monstruo taponándolas.
¡Mierda!-oyeron exclamar a Itami-¡No hay tiempo para jugar!
Como si obedeciera una orden, la joven que encabezaba el grupo en aquel momento miró fijamente a la criatura, que desconocía por completo, pero que reconocía como enemiga. Tocó un poco sus gafas y de ellas salió un ingente rayo de luz que cambiaba constantemente de color y que redujo a cenizas al demonio.
No sé qué era eso, pero ahora es historia.-dijo la chica mientras seguía bajando las escaleras.
¡Veo una comitiva!-avisó Yurika, que oteaba la pequeña franja visible de la planta a la que necesitaban llegar-¡Creo que han descubierto por dónde queremos salir!
¡Los demás nos están siguiendo!-informó la chica-¡Romperán las ventanas y nos sacarán!
¿Estáis todos juntos?-preguntó Dalton, que corría a su lado-¿Sakurada, Suono, Kanami…?
Hemos venido todos juntos.-le respondió la chica-Somos lo último que queda de la política japonesa actual. Tenemos que revivir el país…
¡Y también tenemos que pensar en qué demonios vamos a hacer con todo ese ejército que nos espera!-terció Nikola.
¡Tengo una idea!-gritó Metallurgy cuando ya habían llegado a donde los estaban esperando.
Con sus aros transportadores, Metallurgy sacó un terminal de ordenador muy tosco que se ató al pecho con una correa y una inmensa rueda con varios apéndices que pendía de su espalda.
¡APARTAOS TODOS!-gritó-¡ESTO VA A SER PELIGROSO SI NO LO HACÉIS! ¡TÉCNICA ESPECIAL DE POTENCIA MÁXIMA!
Pulsó un botón del terminal y la rueda se escindió en siete fragmentos redondos que se colocaron sobre su cabeza verticalmente, formando una hilera.
Tienen forma de…-observó Freya-… ¿diodos LED gigantes?
Apuesto a que lo son…-le respondió Yamiyuki.
¡ARCOIRIS LED DE POTENCIA!-exclamó Metallurgy tras teclear una secuencia de activación en el terminal.
Siete enormes emisores de luz con los colores del arco iris se encendieron, y alcanzaron una intensidad luminosa tal que la soltaron en forma de siete enormes rayos que, volando juntos y describiendo un arco iris, barrieron la estancia, aniquilando a todos los enemigos y causando enormes explosiones.
¡Gracias por vuestra colaboración!-exclamó Metallurgy mientras guardaba el arma-¡Camino despejado! ¡Diez segundos!
¡Ahora!-exclamó la chica de las gafas redondas.
Vieron por las ventanas a una ingente horda de robots que no tardó en ametrallar las ventanas. Sin miedo, todos los presentes saltaron a los brazos y a las piernas de aquellas grandes bestias mecánicas. Sin perder una décima de segundo, alzaron el vuelo y se alejaron de la nave, que explotó tras ellos.
Apenas hemos pasado allí dentro unas horas…-reflexionó Nikola-…y ha parecido una eternidad.
Han pasado demasiadas cosas en ese vehículo gigante.-respondió Dalton-No obstante, hemos hecho lo que hemos podido…al menos, hemos frustrado algunos de sus planes.
¡Animaos!-terció Metallurgy, que estaba agarrada a la misma pierna del mismo robot que ellos-¡Seguro que ya nos queda menos para acabar con los males que están causando!
Tras un rato de vuelo estratégicamente planeado, los robots aterrizaron en lo alto de un acantilado que habían acomodado para su utilización. Los pasajeros pudieron bajar de sus precarias posiciones…hasta que, finalmente, bajaron Dalton y aquella joven con la cofia blanca.
El chico de cabello rojo y ojos verdes le hizo un gesto de confianza y tranquilidad a la chica, se separó de su lado y volvió al grupo, dejándola frente a todos ellos.
No puedo evitarlo…-dijo la chica juntando las manos y con una gran sonrisa- ¡Gareki! ¡Cuantísimo tiempo! ¡Me alegro tanto de que hayas salido de ese lugar horrible!
Con lágrimas en los ojos, corrió hacia Nikola y lo abrazó fuertemente, subiéndose encima de él  esperando a que la cogiera en brazos.
¡Lo has hecho!-sonrió la chica al ver que los fornidos y enormes brazos de Nikola habían rodeado el cuerpo de la joven para que no se cayera-Cuando las cosas iban bien, siempre nos saludábamos así…me alegro tanto de que estés bien…
Los demás observaban con sorpresa y mucha intriga. Por si sus preguntas fueran pocas, también les sorprendió ver que las gafas se limpiaban solas de las lágrimas de la joven, quedando intactas en cada instante.
Bueno…-dijo finalmente bajándose de encima de Nikola, sin dejar de sonreír-…Ichinoji, por fin nos vemos de nuevo… oh, ¡te he echado tanto de menos!
Corrió hacia Dalton y lo abrazó. El chico rodeó el bonito cuerpo de la joven con sus finos y fibrosos brazos, y ella aprovechó para apoyar su cabeza en el pecho de él por ser más alto.
Sin soltar a la joven, Dalton se giró hacia el grupo.
Sé que os debo una explicación…-dijo Dalton-…así que os la voy a dar. Ésta es Marah Obulgi, aunque es nombre es honorífico y no real, como el de Nikola y el mío. Es la mejor médico del país, la jefa de mi guardia personal secreta y…mi novia.

2 comentarios:

  1. Joder esta gente no tiene un minuto de respiro xDD. Dalton tiene novia y Nikola tiene un robot... Nikola gana xDD
    La general se ve un poquito hija de puta y por eso... me cae bien ja ja

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Nokanys? Es MUY desgraciada, una auténtica cabrona, en términos sencillos. Me alegro de que te guste, imaginaba que te iba a caer bien. ¡También va a dar mucha guerra!

      Eliminar