lunes, 26 de enero de 2015

[TY] Episodio 11: Captura y respuesta

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 11: Captura y respuesta

Una emanación ominosa de sopor impedía determinar con claridad si todo aquello había sucedido de verdad o se trataba de una intensa pesadilla. Los ojos de Hagane se abrieron lentamente, mostrándole una nube difusa de información. Necesitó parpadear varias veces para dotar de nitidez a aquello. Un moderado dolor de cabeza fue el primer saludo que recibió tras su despertar. No estaba asociando gran cantidad de ideas, pero podía auto-diagnosticarse hasta un nivel tal que no le quedaba duda de que había perdido el conocimiento, si bien sería algo después cuando recordase todo lo sucedido. La sensibilidad fue volviendo a su cuerpo en un patrón de irrigación desde el centro de su cuerpo hacia los finales de sus extremidades. Esta sensibilidad le permitió notar que estaba atado de manos y pies…lo cual le pareció obvio. La señal de la obviedad activó su cerebro, estimulándolo lo suficiente como para comenzar el proceso racional que una persona de su inteligencia solía realizar de manera ininterrumpida con un patrón cíclico. Miró a ambos lados. Ver a sus compañeros y amigos a su lado y en las mismas circunstancias  le dio la razón. Recordó, tras unos pocos segundos desde que se había despertado, que habían sido capturados en Gokuruma tras haber perdido una cruenta batalla contra los Mazoku. Ello hería su orgullo, pero no era el momento para preocuparse de ese asunto. También se dio cuenta de que faltaba Yamiyuki. Rito, Shirubei, Aoi e Inuhito estaban con él, pero su líder no se encontraba presente en aquella austera sala. El que estaba más cerca de él en ese momento era Aoi, quien se encontraba atado de manos y pies y fijado a la pared con cadenas, igual que el propio Hagane, a una distancia tal que sus cuerpos se tocaban. La cabeza de Aoi, profundamente dormido, reposaba sobre el hombro de Hagane, no de forma intencionada, sino por la inercia de su masa.

¡Aoi!-susurró Hagane mientras movía el hombro levemente-¡Aoi! ¡Despierta, por favor, amigo mío!

No podía ver bien el rostro de su amigo porque tenía la cara hundida entre su hombro y su pectoral, de tal manera que el perfil de su cara que podría haber visto se encontraba tapado por su cabello azul eléctrico. No obstante, notó que había conseguido despertarlo, pues su pelo se movió notablemente, señal de que había agitado la cabeza. También notó un cambio en la respiración del chico sobre su hombro. Poco a poco, levantó la cabeza mientras fruncía el ceño, deslumbrado por los focos de la sala.

Hagane…-susurró Aoi-…estamos atrapados, ¿verdad?

Mírate…-dijo Hagane amargamente-…míranos…

Aoi escudriñó la sala. Estaban los cinco bajo las mismas circunstancias. Incluso los leves susurros de aquellos dos jóvenes no eran lo suficientemente sigilosos como para escapar del más agudo de los oídos: Inuhito, que estaba algo separado de ellos, también se despertó.

Mierda.-se limitó a decir.

Tranquilo, Inuhito, saldremos de ésta.-respondió Aoi con entereza.

Ahora mismo lo único que puede salir es un cuco de mi cabeza.-dijo Inuhito-Me duele como si me hubieran apaleado y luego me la hubieran pateado estando inconsciente. No obstante, sí, saldremos de aquí…de dondequiera que estemos.

¡Chicos!-oyeron la voz de Rito-¿Estáis bien?

El joven más musculoso y corpulento también había despertado. Las cadenas que lo ataban eran especialmente grandes y pesadas, pero no parecía importarle.

Pues…-respondió Aoi-…puede que más o menos como tú….

Joder…-oyeron que decía una quinta voz-…vaya marrón…

Shirubei también había recuperado el conocimiento. No tenían mucho que explicarse unos a otros: todos tenían en mente la fatídica batalla que había tenido lugar en Gokuruma y cómo había terminado.

¡Shirubei!-susurró Hagane-Menos mal…

¿Menos mal por qué?-preguntó Shirubei esbozando su característica sonrisa cálida, dulce y brillante-No pensarías que iba a morirme por tan poca cosa, ¿no?

Desde luego que no, pero…-respondió Hagane-…sigue siendo un alivio ver que estás bien.

Hacía muy poco tiempo que Hagane y Shirubei habían tenido un encuentro muy íntimo. Esas intensas horas que invirtieron juntos habían creado entre ellos una nueva especie de lazo, un sentimiento que les impulsaba de cierta manera a protegerse mutuamente, a confiar el uno en el otro como nunca antes lo habían hecho, a ser uno. Lejos de pensar que se trataba de algo tan problemático e innecesario (como él pensaba) como el amor, Hagane pensó que el sexo los había hecho más fuertes y mejores amigos, y se preguntó si debían hacerlo todos con todos como buenos amigos, aunque no era el momento para tratar ese asunto.

Yo también me alegro de veros sanos y salvos.-respondió Shirubei-Los objetivos son sencillos, ¿me equivoco? Nos liberamos, cruzamos esa puerta y buscamos a Yamiyuki.

Sí, y necesitamos hacerlo cuanto antes.-matizó Rito-No quiero ni imaginarme lo que pueden estar haciéndole por ser el líder. Me niego a dejar que un amigo tan importante sufra por mí.

¡Yo también me niego!-lo apoyó Inuhito-¡Vamos a largarnos de este lugar!

La puerta se abrió con un golpe. Varios mercenarios Mazoku entraron mientras mantenían sus espadas en vilo.

Qué calladitos estáis…-dijo uno de los mercenarios-… ¿es la modorra de recién levantados? ¿O acaso ya se os ha acabado la chulería?

Bueno…-murmuró Aoi-…el día en que nos manden a alguien con originalidad y/o neuronas creo que le voy a invitar a un café antes de darle una paliza.

Aoi no suele actuar así…-pensó Shirubei-… ¿será uno de sus planes in situ?

¿Qué has dicho, mequetrefe?-preguntó el mercenario apuntándole con la espada.

¿Mequetrefe?-preguntó Aoi-Mírate…

¡Voy a enseñarte a respetar a las autoridades!-le espetó el mercenario.

Aoi se concentró.

Ninpô – Fuu…-intentó pronunciar Hagane.

Su poder no acudía a él. Intentó lanzar una técnica especial para alejar a los mercenarios de Aoi, pero no funcionó y éste se llevó un puñetazo en la cara.

Pensaba provocarlos para que me golpearan y poder conducir electricidad a través de mi cuerpo para dejarlos fuera de combate…-pensó Aoi ignorando el dolor-…pero nuestros poderes están sellados. Las paredes de esta sala deben de contener algún tipo de cristal Mazoku que impida la liberación de las artes Taimanin. Puede que no sólo esta sala, sino también el edificio entero…y mi látigo no está donde debería. No siento mi arma conmigo, ni tampoco ningún desechable arrojadizo. Nos han desarmado y han sellado nuestros poderes…en tal caso, sólo me queda confiar en que…

Éste será sólo el primer golpe que voy a estampar en tu preciosa cara de nena para que…-lo sermoneaba el mercenario.

Cállate, por favor.-susurró Aoi.

Las cadenas que sujetaban los tobillos de Aoi eran lo suficientemente largas como para permitirle enroscar sus piernas alrededor de las corvas del mercenario para tirarlo al suelo con decisión. Antes de que se levantara, el chico dejó caer un golpe de talón sobre la rodilla derecha del mercenario, produciendo un crujido que éste acompañó con un grito. Los demás mercenarios se acercaron a asistirlo entre dudas.

Como habéis podido notar, nuestras armas nos han sido sustraídas.-explicó Aoi-No podemos usar nuestros poderes por algún motivo que desconozco y, además, estamos atados. No son unas circunstancias muy favorables, pero nos queda un arma a cada uno…

…nuestros cuerpos.-Inuhito terminó la frase.

Exacto.-Aoi sonrió.

Los cinco no pudieron evitar chillar de dolor. Las cadenas se habían iluminado con una extraña luz azul y les estaban enviando dolorosas descargas de energía demoníaca. Parecía que iba a ser todo más difícil de lo que en un principio pensaron.

Agh…-boqueó Shirubei al terminar la descarga-…hijos de pu… ¡AAAAAAAAARGH!

Una segunda descarga fue enviada, esta vez sólo para Shirubei.

¡Shirubei!-exclamó Inuhito-¡Malditos desg… ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAARGH!

Inuhito sufrió el mismo castigo por hablar. Uno de los mercenarios llevaba un pulsador de mano con el que podía controlar las descargas de las cadenas.

¡Vamos a impartiros una disciplina muy seria!-gritó el hombre-¡Está prohibido actuar de semejante manera a partir de ahora!

Aoi parecía dispuesto a abrir la boca, pero notó algo rozando su pie: sin que los mercenarios se dieran cuenta, Rito había movido su pierna hasta tocar el pie de Aoi con el suyo propio, de tal forma que así pudo llamar su atención. Se miraron. En los ojos de Rito había un mensaje claro: pedía paciencia.

Es hora de que yo siga con la estrategia, Aoi…-pensó Rito-...no te arriesgues más, por favor.

Aoi pareció comprenderlo. Otro mercenario activó entonces una pantalla. Los Taimanin no se habían dado cuenta de que en aquella sala había una pantalla, pues tenían otras ideas en las que pensar en aquel momento.

Vais a ver…-dijo otro de los mercenarios-…la ejecución de la justicia Mazoku. ¡Donde las dan, las toman! Mirad en tiempo real lo que hacemos con vuestros amiguitos…

La pantalla mostraba un bar. Lejos de haber clientela, sólo un pequeño grupo de Taimanin se situaba entre las mesas. Estaban dispuestos a defender el lugar.

Ése es…-pensó Hagane-… ¡el Nishi! ¡Maldita sea!

Parece que ya es la hora…-dijo una voz masculina-… está bien, malditos Taimanin orgullosos y altaneros, es hora de que os dé una cura de humildad. Nosotros también sabemos arruinar bares, ¿sabéis?

El hombre que hablaba era Delphine, el demonio que había abierto un bar gay para demonios que servía de tapadera a unos laboratorios de dudosa moralidad. Sujetaba su espada azul y parecía dispuesto a usarla.

¡La dueña no está aquí!-dijo uno de los chicos-¡Tenemos que dar buena cuenta de este tipo para mantener el bar limpio mientras se encuentra fuera!

¡Vamos!-lo apoyó la chica que lo seguía de cerca-¡Taimanin, al ataque!

Seguro que ahora  los camareros de Kuroageha le dan una buena paliza a ese tipo gris y lo humillan bajo nuestra atenta mirada.-pensó Inuhito.

Para sorpresa de los chicos, Delphine derrotó a los Taimanin con pocos golpes. Los que se levantaron comenzaron a atacarse entre ellos de manera caótica y a destrozar el mobiliario del bar.

¡Hijos de la gran puta!-pensó Shirubei-¡He roto cadenas más grandes que éstas con mis brazos! ¿Por qué no puedo liberarme? ¡Mierda! ¡No pueden pretender que miremos cómo le hacen eso al bar de Kuroageha y nos quedemos quietecitos! ¿Pensáis que nuestro orgullo nos va a hacer sufrir más descargas? Tenemos una mente mucho más estratégica que eso…

Juro que voy a decapitar hasta al último de esos pedazos de mierda.-se dijo Inuhito-En cuanto encuentre la manera de librarme de estas jodidas cadenas hechizadas, puedo prometer y prometo que voy a hacer correr mucha sangre… ¡ratas!

Queda muy poco…­­-pensó Rito-…mercenarios necios…

Mientras se retorcían mentalmente, los chicos observaban la atroz destrucción que devoraba las instalaciones de su amiga. El bar estaba quedando irreconocible mientras aquel demonio vestido de negro se reía sin dar ni un solo paso.

Je…-rió un mercenario-…puedo leer el odio y los instintos pueriles en sus caras.

No voy a negar que me jode lo que estoy viendo.-pensó Hagane-No obstante, sobreactuar de esta forma siempre, SIEMPRE logra distraer la atención de las cabezas más huecas. Pronto van a bajar la guardia…y tienes un as en la manga, ¿verdad, Rito?

Aoi no era el único consciente del movimiento del pie de Rito. Parecían todos sincronizados y conectados mediante una especie de telepatía.

Conozco a este chico desde antes de que fuera así de gigante…si es que hubo algún momento en el que no fuera condenadamente más grande que nosotros.-dijo Shirubei-Tiene algo grande entre las manos…puede que no tan grande como lo que tenga entre las piernas y apenas salta a la vista con ese uniforme, pero sí lo suficiente como para procurarnos una vía de escape.

Tres…-pensó Rito-...dos…uno…

¡Míralos!-se burló el mercenario al que Aoi le había roto la rodilla y al que tenían incorporado a hombros-¡Van a llorar y patalear! ¡Eso les costará una descarga!

Eso es exactamente lo que yo quería que pensarais.-susurró Rito.

El impacto fue tan ruidoso como rápido. La señal del dolor, que era la más adecuada para definir lo que estaba pasando, fue mucho más lenta que el hecho en sí: con la rapidez de un rayo, Rito rompió las cadenas que lo ataban, saltó hacia el hombre que llevaba el mando de electrocución y apretó su mano fuertemente, rompiendo tanto el pulsador como la propia mano, poniendo así a sus compañeros a salvo.

¡AAAAAAARGH!-chilló el mercenario-¡Mi mano! ¡MI MANOOOOO!

¡HIYAAAAAAAAAAAH!-gritó Rito.

El enorme puño del chico se hundió en la cara del mercenario, dejándolo caer bajo un chorro de sangre.

¡Somos muchos y él es uno!-dijo uno de los mercenarios-¡Acabemos con él!

¡Será mejor así!-gritó otro mercenario mientras acercaba su espada al cuello de Aoi-¿Te interesa la vida de tus amiguitos? ¡Será mejor que pidas perdón por lo que acabas de hacer y te arrodilles a conveniencia!

Creo que le falta un toque a ese plan, señor chantajista.-dijo Rito mientras arrojaba al aire y atrapaba un manojo de cadenas-¿Tal vez unas cadenas para atar a las bestias a las que estás amenazando? Je…

Con los ojos como platos, el mercenario se giró hacia Aoi y vio que sus cadenas ya no estaban. Sin tiempo para reaccionar, el Taimanin de cabello azul lo estampó en el suelo con un codazo en la columna vertebral. Los demás no tuvieron demasiadas oportunidades: uno vio su cuello roto por efecto de una patada de Shirubei, otro fue estrangulado ágil y fugazmente por Inuhito y otro fue atrapado por una llave de Hagane, quien decidió dejar a su presa viva para obtener información.

No puede ser…-pensó el mercenario mientras veía cómo los Taimanin habían vuelto a vencerlos-...por muy grandes y fuertes que sean sus músculos…no hay manera de que un humano rompa la cadena de…

¡Quiero respuestas rápidas!-susurró Hagane-¿Dónde está nuestro líder? ¿Dónde están nuestras armas? ¿Dónde estamos?

¿Crees que te lo voy a decir?-le espetó el mercenario-Vete al infierno…

No tengo ninguna necesidad de ver tu cochambroso hogar.-respondió Hagane-Agotas mi paciencia. ¿Cooperas o hago que tu muerte dure putas horas, maldito desgraciado?

Malditos Taimanin…-balbució el hombre.

Dinos algo que no sepamos.-le instó Hagane-Como, por ejemplo, todo lo que te he preguntado hace un momento.

Un mercenario nunca traiciona a sus superiores.-respondió el mercenario.

¿Dice sus nombres al menos?-preguntó Hagane.

No a unos simples humanos.-el mercenario continuó oponiéndose.

Entonces…-replicó Hagane-…no me dejas opción.

El chico clavó su tacón en la inserción de uno de los hombros del mercenario, causándole un dolor agudo.

Voy a hacerte polvo lentamente.-dijo Hagane-Me suplicarás que te mate y sólo lo haré si desembuchas…

Ngh…-gruñó el mercenario intentando salvarse.

La pantalla mostraba el Nishi, el bar de Kuroageha, ardiendo. Ya no había ni rastro de ningún ser vivo, ni humano ni demonio. Los Mazoku estaban jugando muy en serio a aquel juego cruel y bélico.

Habla…-pidió Hagane a su presa mientras le retorcía el otro brazo como si de un molinillo se tratase y le aplastaba el cuello con la pierna que le quedaba libre.

De pronto, la piel de aquel hombre se tiñó de un color morado y explotó, quedando sólo un uniforme vacío y bañado en sangre y vísceras.

¿Qué ha sido eso?-preguntó Shirubei sorprendido.

Algo muy asqueroso…-explicó Hagane mientras se levantaba y se sacudía.

Me sugiere que había algún tipo de toxina muy virulenta en el interior de su cuerpo y, de pronto, se ha activado.-dijo Inuhito-¿Un sistema de destrucción remota para evitar que se vayan de la lengua?

Eso implicaría que nos están observando.-dijo Aoi-Tiene que haber una cámara oculta…o, tal vez, no hay ninguna y simplemente se ha programado lo que narices haya sido para que se active cuando detecte deseos de ceder en el individuo afectado.

No nos queda más remedio que salir de aquí y buscar por nuestra cuenta.-dijo Rito.

Hagámoslo.-asintió Shirubei-Por cierto, ¿cómo has conseguido romper las cadenas? No cedían ni una micra…aunque, claro, tú eres mucho más fuerte en términos musculares…

Ha sido una táctica con todas las de la ley.-explicó Rito-La fuerza me ha ayudado, pero no tanto como el razonamiento. Sabía que caerían bajo el viejo truco de entusiasmarse al ver que nuestro orgullo se resiente y, por ello, también sabía que ibais a poner vuestras mejores caras de afectados. Es cierto que a todos nos ha parecido horrible lo que ha pasado en el Nishi y que nos vengaremos por ello, pero somos capaces de pensar y sentir todo esto sin cambiar nuestro semblante. Gracias a este método para hacer que bajen la guardia, he logrado librarme de las cadenas porque he entendido su naturaleza de manera abstracta: no sé muy bien en qué principios se basa, pero, al parecer, las descargas se basan en flujos de sí mismas hacia ellas mismas. Cuando os han electrocutado de manera individual he podido apreciar cómo entre descarga y descarga se produce un endurecimiento muy rápido pero de duración temporal, de ahí que no pudierais soltaros. Como a mí no me han electrocutado después de la descarga colectiva, a mis cadenas les ha dado más tiempo a ablandarse tras el fin del flujo de energía y, por tanto, he podido romperlas. Lo único que he hecho aparte de eso ha sido esperar al momento justo. Y, por supuesto, arrancar vuestras cadenas teniendo mi cuerpo totalmente liberado es mucho más sencillo. Lo demás podéis explicarlo con la velocidad de un ninja y la rabia de un amigo deseando proteger a los suyos.

Eres el puto amo, tío…-dijo Shirubei-…siempre lo has sido y siempre lo serás.

Levantó la mano. Rito se la chocó. Sonriendo con sinceridad, Aoi, Inuhito y Hagane también levantaron sus manos para chocarlas con las de su amigo. Tras la emotiva puesta en marcha, decidieron salir de la habitación. Vieron a una bestia acercándose a buena velocidad: quien estuviera al mando de aquellas instalaciones ya sabía lo que había pasado.

¡Mierda!-bramó Inuhito-¡Nuestros poderes siguen sin funcionar! No era por las cadenas en ese caso. ¿Qué hacemos ahora con esa bestia?

¡Necesitamos nuestras armas!-Hagane dio un leve pisotón en el suelo.

NECESITÁIS vuestras armas.-oyeron a Shirubei.

¿Cómo dices?-preguntó Aoi.

Shirubei se giró hacia ellos. Levantó su puño izquierdo y dejó salir de él una de sus enormes, afiladas y peligrosas garras.

¿Dónde decís que está esa bestia?-preguntó el chico rubio.

2 comentarios:

  1. Este ya lo comenté pero, a veces, Google + me odia xDDD
    Recordando lo que puse es que por un momento pasé angustia perooooooooo yo sabía que nada saldría mal y, visto lo que pasa después... no sale NADA mal xDDDDDDDDDDD

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    1. ¡Por supuesto! ¡Mis chicos son muy listos! ¡Me alegro de volver a tener tus comentarios por aquí!

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