jueves, 24 de septiembre de 2015

[TY] Episodio 67: Truncamiento

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 67: Truncamiento

Grant apuntaba a Engel con su bastón.

¡Escoria!-le espetó-¡Acabaré contigo!

Permíteme que lo dude.-respondió Engel con un tono burlón mientras chocaba sus puños entre sí.

Tus puños metálicos no me dan miedo, sabandija.-amenazó Grant mientras se ajustaba las gafas con una mano.

¿No tratas de usted a un soldado?-el desertor trataba de desestabilizar mentalmente a quien se iba a enfrentar con él.

A un soldado siempre.-informó el joven y estricto militar-A un criminal como tú, ¡JAMÁS! ¿Qué has hecho para merecer respeto? ¡Canalla!

¿Canalla?-se burló Engel-¿No tienes otro insulto más adaptado a este siglo? Eres un carca por dentro y por fuera, por lo que veo.

¡A callar!-bramó Grant-Punishing Strike!
(¡Golpe castigador!)

¡JA!-Engel soltó una risotada burlesca a la vez que paraba el bastón de Grant con uno de sus puños-¡Ridículo! ¡Y aún me queda un puño libre!

El joven alemán trató de lanzar un puñetazo contra el militar estadounidense, pero éste se apartó saltando hacia atrás, separando su bastón del otro puño de su contendiente.

Un puño que no te sirve de nada si no puedes alcanzar con él a tu objetivo.-reparó Grant-¡Perdiste este combate antes de empezarlo, desgraciado!

Grant giró sobre sí mismo y aprovechó la inercia del movimiento para lanzar un golpe circular con su bastón, impactando en el hombro derecho de Engel, quien se hincó de rodillas en el suelo en medio de un chillido de dolor.

Duele, ¿eh?-preguntó el estratega estadounidense con una expresión facial macabra-Nadie puede resistirse a mi vara castigadora. ¡Es la hora de tu castigo, Engel Klage!

El chico lanzó un bastonazo vertical hacia la cabeza de su enemigo, pero éste lo paró tensando unas tiras de hilo metálico entre sus manos, amortiguando el golpe en mitad de su recorrido y llegando a pararlo en seco.

La clave de tu estilo de lucha está en la tecnología de tu bastón, no en tu propia fuerza.-apreció Engel-Eso quiere decir que eres débil físicamente o, al menos, no tan fuerte como yo. ¡Ésa será la premisa que acabe contigo! ¿Qué harás contra mí sin tu bastón?

¡Intenta quitármelo!-lo provocó Grant.

Con un agilísimo movimiento, el militar retiró el bastón de encima de los hilos y lo pasó recto por debajo de ellos, golpeando a su enemigo en la nariz con la punta del arma. El joven alemán se llevó ambas manos a la cara mientras gritaba de dolor y se retorcía.

¡Es inútil!-dictó Grant-¡No puedes vencerme! PUNISHING STRIKE!
(¡Golpe castigador!)

Grant hundió la punta de su bastón en la rodilla izquierda de Engel, causándole un dolor muy agudo e intenso.

¡Cabrón!-gritaba Engel mientras se retorcía-¡Te mataré! ¡Eres hombre muerto! ¡Acabaré contigo!

Desde el suelo, lanzó una patada alta, sorprendiendo a Grant y lanzándolo hacia atrás. Con esto, ganó distancia para ponerse en pie y, cojeando a causa del impacto, se acercó a su enemigo lo más rápido que pudo y le propinó un feroz puñetazo en el esternón.

¡AGH!-gimió Grant.

¡Te pillé!-le espetó Engel-¡TOMA ÉSTA!

El duro e implacable puño americano de Engel pasó fugazmente por la cara de Grant en un violento golpe que le provocó un doloroso tirón en el cuello.

Y esto no es nada…-amenazó el alemán-… ¡VOY A TORTURARTE!

Giró sobre sí mismo y lanzó una patada a gran velocidad contra Grant, pero éste la paró con otra patada.

¡Qué valiente!-apreció Engel-¿Intentas enzarzarte conmigo en un mano a mano? ¡Eres muy lento y débil, demasiado para lo que yo soy! ¡HAAAAAAAAAAH!

Engel se despegó de Grant y lanzó otra patada, que también fue bloqueada por una patada en sentido contrario por parte del último. Tras esto, el militar trató de lanzar una patada frontal, pero el desertor fue más rápido y lo abatió con una patada giratoria en salto.

¡Las tornas han cambiado!-lo amenazó Engel-¡Te voy a machacar los huevos de un puñetazo! ¡Despídete de tu hombría!

Desde el suelo, Grant levantó su bastón y lo agitó, golpeando la rodilla izquierda de su enemigo nuevamente.

No, no lo creo.-dijo-Voy a machacar yo tu existencia.

Aprovechando que Engel se había hincado de rodillas en el suelo nuevamente, Grant se agarró de sus hombros e hizo fuerza para levantarse, tirándolo a él de paso. Desde esta posición, lo agarró por la espalda, le hizo una llave y lo sometió en el suelo, presionándole la nuez con el bastón.

Me…me…-tartamudeaba Engel-…falta el…a…a…aire… ¿cómo ha… podido… pasar…?

Hasta nunca.-se despidió Grant.

¡NO!-bramó Engel empujando el bastón con las palmas de las manos.

Al tener a Grant en su espalda y sujetando el bastón por delante de él, Engel no pudo deshacer la sumisión, pero sí logró apartarse el bastón lo suficiente como para dejar de padecer aquella sensación tan atenazadora. Aprovechó para desplegar el hilo metálico que llevaba oculto bajo las mangas para atarlo en las muñecas de su enemigo y cortarle las manos, pero éste se dio cuenta y se apartó.

¿Me liberas al ver unos centímetros de hilo?-se burló Engel-¡Cobarde!

No me acuses de cobarde cuando TÚ deberías acusarte de idiota.-respondió Grant.

¿QUÉ?-gritó Engel al ver lo que su contendiente estaba haciendo.

Grant había usado la punta de su bastón para enroscar el hilo en ella y, con unos vehementes movimientos, hizo que el resto de los metros de hilo que el enemigo llevaba ocultos fuesen descubiertos. Con varios giros, hizo que este hilo estrangulase a su dueño.

Insisto: HASTA NUNCA.-repitió el soldado.

Dio un bastonazo al aire, provocando un tirón en las fibras del hilo metálico, que acabaron por decapitar a Engel.

Menudo tirón…-comentó Grant en voz alta mientras estiraba el cuello para reponerse del dolor muscular que le había causado el puñetazo.

El resto de soldados miraron sorprendidos al estratega.

¡No pongan esas caras!-ordenó-¡Sólo he derrotado a un enemigo! ¡Hagan lo propio con los suyos!

Los demás soldados, que estaban enfrentándose a Kaiya, a Remigio, a un ejército de esqueletos, a otro de Taimanin y a otro de soldados de los Fuuma, se pusieron en marcha de nuevo.

. . .

Esto del comité de bienvenida es tan cliché...-se quejó Hagane mientras dejaba ver que estaba aburrido.

Dejádmelos a mí.-pidió Yamiyuki-Lleváis mucho tiempo peleando y yo todavía no he luchado contra nadie.

Los cinco amigos se retiraron para dejar a su líder hacer de las suyas. Con elegancia y rapidez, Yamiyuki desenvainó la nodachi y cortó por la mitad a tres hombres en el trayecto.

¡Menudo dominio del Iaido!-comentó Shirubei-Da gusto verlo.

Había bastantes más soldados allí. Comenzaron a disparar, no sólo contra Yamiyuki, sino también contra los otros chicos.

De eso nada.-siseó Yamiyuki.

Con un rápido gesto de sus manos, se levantó un muro de fuego que protegió a sus compañeros, deshaciendo todos los disparos de energía. Los disparos que iban dirigidos hacia el propio Yamiyuki fueron esquivados con ágiles y elegantes piruetas. Al aterrizar de su última voltereta, el chico agarró al soldado que más cerca tenía de un hombro con una mano y le destrozó la placa abdominal de la armadura con un rodillazo, llegando a su propio cuerpo, en el cual causó estragos: el casco del soldado se tiñó por dentro de la sangre que había vomitado. No tardó en desplomarse.

¿En serio tienen esa capacidad los refuerzos metálicos del traje nuevo?-se sorprendió Inuhito.

La fuerza de Yamiyuki también tiene mucho que ver.-respondió Rito-Por muy duro que sea el uniforme de combate, si el rodillazo no hubiera sido bueno, no habría conseguido nada.

¡YAAAAAAAAAAH!-gritó el líder del equipo Taimanin.

Girando sobre sí mismo, describió un círculo con la nodachi, cortando a varios soldados más. Tres de los restantes se acercaron a él por la espalda, pero fueron descubiertos rápidamente y castigados con un lanzamiento de numerosos shuriken que atravesaron sus armaduras.

Tenéis muy poca capacidad de sigilo…-les espetó el chico.

Se giró a los soldados que quedaban. Clavó la nodachi en el suelo y les quitó las armas con veloces y directos impactos con las palmas de las manos. Tras ello, los derribó a patadas hasta romper sus cascos para poder asestarles una herida letal en el cráneo.

Sigamos, chicos.-pidió Yamiyuki mientras desclavaba su arma del suelo y la guardaba en la funda.

Tras avanzar unos metros, comenzaron a ver una zona iluminada en la que pudieron distinguir la celda en la que Philell y sus compañeros estaban encerrados. Justo cuando iban a acercarse a ella, tres robots gigantescos con cañones en los brazos aparecieron de entre las sombras y se posaron frente a ellos.

Sabía que tenían algo bajo la manga…-dijo Yamiyuki con hastío.

Si tardamos demasiado en rescatar a Philell, puede que nuestros planes no salgan tan bien como pensamos en su momento.-observó Aoi.

Descuida, amigo mío.-respondió Yamiyuki-Voy a acabar con ellos en un santiamén.

Aquellas enormes máquinas parecieron escuchar las palabras del chico, pues comenzaron a disparar ráfagas a gran velocidad. Los Taimanin se vieron obligados a dispersarse para evitar ser alcanzados, pero los robots fueron más rápidos y acabaron por acertar con sus disparos. El lugar se tiñó de gritos de dolor.

¡AAAAAAAAAAARGHHHH!-gritó Hagane-¡Me ha dado en las piernas! ¡No puedo moverme!

¡MI CADERA!-aulló Inuhito-¡JODEEEEEEEEEEEER!

¡Mierda!-gritó Shirubei mientras veía salir la sangre de sus hombros-Estábamos tan cerca… no puedo creerme esto…

Ahhh…-Aoi no podía hablar, pues tenía una bala en la garganta.

¡Aún no está todo perdido!-exclamó Yamiyuki-¡Rito!

¡A la orden, capitán!-exclamó Rito mientras las balas saltaban de su cuerpo por el efecto regenerador-¿Estás herido?

No han podido darme.-dijo Yamiyuki-Dime que puedes curarlos…

¡Claro que puedo!-respondió Rito solemnemente-Sólo necesito que esos robots me dejen…

No volverán a disparar jamás.-dijo Yamiyuki seriamente, tras lo cual se encaró a ellos-¡VOY A DESTROZAROS!

El chico sacó de su espalda dos armas metálicas plegables. Al desplegarse, se revelaron como bastones plateados con una hoja enorme en forma de cuarto de luna. Agitó ambos bastones y del interior de ambos salieron disparadas sendas cadenas que condujeron las hojas de los extremos hacia los enemigos. Con armónicos y sincronizados movimientos, Yamiyuki hacía que las hojas fueran hacia donde él quería, golpeando repetidas veces a todos los robots y causándoles cortes superficiales. Tras varios segundos de combinación de golpes, el chico comenzó a desplazarse fugazmente de un punto a otro del oscuro campo de batalla, haciendo que las trayectorias de las cuchillas fueran mucho más complicadas y veloces. Los cortes eran cada vez más fuertes, llegando a un punto en que los robots, incapaces de disparar, comenzaron a caerse a trozos.

Nunca jodáis a mis amigos.-susurró Yamiyuki tras plegar y recolocar sus armas.

¡Eso ha sido increíble!-exclamó Aoi.

¡Aoi!-gritó Yamiyuki girándose hacia él-¡Puedes hablar de nuevo! ¿Estás bien?

Vio que sus cinco amigos levantaban los pulgares. Tenían algunas roturas en los uniformes, pero sus cuerpos se habían regenerado completamente.

Todo gracias a Rito.-dijo Shirubei-¡Te debemos una, tío grande!

El veros sanos y salvos es el mejor regalo que podéis hacerme.-susurró Rito-La deuda queda saldada… pero estoy muy agotado, he necesitado energía vital a raudales para curaros a todos…

No te cansarás mucho de aquí en adelante.-le aseguró Yamiyuki-Ya hemos llegado a nuestro objetivo.

¡Taimanin!-exclamó Philell cuando los chicos terminaron de acercársele-¡Habéis vuelto!

Así es, Philell.-respondió Yamiyuki-Los Neo-Nómadas están atacando a Nioiko y a los suyos. Hemos aprovechado que sabíamos todo sobre este asalto para unirnos y liberaros. Si nos damos prisa, podréis acercaros a los Mazoku a los que ha engañado ese desgraciado y abrirles los ojos. Se unirían a vosotros en tal caso.

¿Vais a liberarnos?-preguntó Philell con alegría.

¡Nos debéis una muy gorda!-gruñó Shirubei a modo de respuesta mientras destrozaba la puerta de la celda con sus garras.

Eh, mocetón…-le dijo Vega con un tono sensual-…muchas gracias por lo del agua… ¿puedo agradecértelo con un polvo?

Rito, encuentra la bañera de esta tiparraca y pégale un mazazo.-dijo Shirubei.

¡Oye!-Vega se molestó.

Estás muy buena, pero no estoy de humor.-le explicó Shirubei-Casi nos matan por venir a salvaros. Más os vale que os portéis ahí arriba.

Te entien…-intentó decir Philell.

¡No me vengas con el rollo de que entiendes que no podamos veros como amigos!-pidió Shirubei-¡No tengo la mente tan cerrada! ¡Entiendo que no todos los Mazoku sois malvados y entiendo que queráis lo mismo que nosotros, pero no me pidáis que me muestre amable con vosotros cuando he visto a mis amigos a punto de morir! ¡ES LO PEOR QUE HE VISTO DESDE QUE UN DÍA, DE LA NOCHE A LA MAÑANA, MI PADRE PASÓ DE CORRER COMO UN GUEPARDO A ESTAR EN UNA SILLA DE RUEDAS! ¡NO ES NADA PERSONAL!

¡Shirubei!-exclamó Hagane abrazándose a él-Estamos bien...ha sido todo muy rápido, desagradable y horripilante, pero ha pasado tal como llegó.

Rito se acercó a Shirubei y le agarró un hombro, tras lo cual se acercó a su oído.

No te vengas abajo.-le pidió entre susurros-Entiendo que estés nervioso por la situación, pero, si tanto crees que me debes una, por favor, sonríe por mí.

Lo siento, chicos…-dijo Shirubei-…he metido la pata, ¿verdad?

Todos nos equivocamos.-dijo Yamiyuki-No te pediré que no estés iracundo, pero sí me gustaría que tu rabia la lanzases contra los Fuuma, los verdaderos culpables de esta situación.

Tras unos minutos más de diálogo, el grupo, ahora ampliado, volvió a ponerse en marcha. Necesitaban encontrar la espada de Uro y la bañera de Vega para poder unirse al combate. Mientras los buscaban, Inuhito se acercó a Shirubei.

Yo siento que tengo que darte las gracias.-dijo Inuhito.

¿Por qué?-se extrañó Shirubei.

Por ser lo suficientemente valiente como para admitir que no te encuentras en tu mejor momento después de todo lo que ha pasado.-le explicó el otro chico-Me has dado el empujón que me faltaba para poder admitir que estoy ardiendo por dentro porque sé que tarde o temprano tendré que chocar aceros con mi hermano… o con el demonio que posee a mi hermano.

Al terminar de hablar, se dieron cuenta de que Uro ya tenía su espada. Por su parte, Vega ya se había instalado en su bañera.

¡Por fin!-exclamó la nereida-¡Qué gusto!

Es hora de volver al epicentro de la batalla.-dijo Yamiyuki-Tenemos que ponerle fin a ella y a los Fuuma.

. . .

En el campo de batalla, la situación seguía siendo completamente caótica. Mientras comandaba a los esqueletos, Will se batía en duelo con Kuroageha, quien no paraba de moverse y ocultarse como una auténtica francotiradora.

Deja de invocar a esos putos esqueletos…-pensaba Kuroageha mientras trataba de dejar a Will fuera de combate con sus dardos-…no me obligues a usar… ¡ESTO!

La chica dejó de lado su cerbatana y, con la otra mano, con la que sujetaba la flauta, comenzó a tocar una melodía especial. Un zumbido ultrasónico recorrió el campo de batalla. El cuerpo de los Mazoku comenzó a vibrar y a inestabilizarse.

Inaudible e inocuo para humanos, mortífero para demonios.-Kuroageha hablaba consigo misma mientras peleaba desde la distancia-La frecuencia óptima para la entrada en resonancia de los cuerpos de los Mazoku.

Aprovechando el ataque de ondas mecánicas de Kuroageha, los Taimanin se pusieron en marcha: tanto los que atacaban cuerpo a cuerpo en el suelo como los que lanzaban asedios aéreos y subterráneos aunaron esfuerzos para reducir el número de individuos vivos en el campo de batalla.

¡Escuadrón incendiario, avanzad!-ordenó Kuroageha dejando de tocar un instante-¡Es hora del ataque de fuego!

Una armada de Taimanin vestidos de rojo, naranja y plateado comenzó a dispersarse por el campo de batalla. Conjurando unas técnicas especiales colectivas, comenzaron a extender las llamas por todo el territorio. Terminada su orden verbal, Kuroageha había vuelto a tocar, por lo que los Mazoku quedaban indefensos ante las llamas, dejando que los demás Taimanin pudieran encargarse con más libertad de los Fuuma y los militares.

¡Es el momento de alimentarnos de las llamas, hermana!-exclamó Kaen desde las alturas-¡Causemos una explosión!

La joven saltó desde su posición estratégica hacia el fuego. Kouen emergió del suelo y se lanzó al encuentro de su hermana.

¡Es hora de causar el caos absoluto!-gritó Kouen.

Ninpô!-gritaron a coro las dos hermanas.
(¡Arte ninja…)

KATON NO JUTSU!-tres voces terminaron la conjuración del ataque.
(…del fuego!)

Yamiyuki había aparecido ágil y súbitamente entre sus dos hermanas y se había unido al ataque. Juntos, los tres hermanos causaron una enorme explosión que sacudió a las fuerzas enemigas.

¡La caballería está aquí!-exclamó Shiena contento mientras peleaba a patadas con un grupo de soldados.

¡Han liberado a los rehenes!-se sorprendió Veena-¡Les llevamos ventaja ahora!

Los cinco miembros restantes del equipo Yamiyuki se lanzaron al ataque. Se les unieron Uro y Vega, quienes sólo atacaban a los soldados rasos de los Fuuma y a las fuerzas de Tigres Black, pero no a Kaiya, ni a Will, ni a Remigio ni a los esqueletos. Por su parte, Philell se dirigió al encuentro de Kuroageha, quien había bajado de los árboles para recibirlo.

Hola, Taimanin Kuroageha.-saludó Philell.

Hola.-respondió ésta-No dejaré que te toquen en este combate… al fin y al cabo, si no hubiera sido por tu intervención aquel día, yo habría muerto.

Me alegra enormemente contar con tu protección.-prosiguió Philell educadamente-Necesito estar cerca de los sicarios de Nioiko: es hora de contarles la verdad.

En medio del fuego cruzado, Kuroageha escoltó a Philell hacia el emplazamiento de Kaiya y Remigio, quienes seguían batiéndose contra los soldados. Por el camino necesitaron dar cuenta de algunos enemigos, la joven con sus potentes ataques de ondas sonoras y el demonio con sus débiles pero extensos ataques de tentáculos.

¡Remigio!-exclamó Philell al llegar al lugar donde estaban los Mazoku con los que quería hablar-¡Kaiya Minobe!

¿De nuevo el farsante que quiere vendernos al mejor postor con el falso principio de la integración social entre hombres y demonios?-preguntó Kaiya.

¡No!-negó Philell-¡El farsante es Nioiko! ¡Nioiko Fuuma es el hermano menor de la mujer que ayudó al verdugo de tu hermana a capturarla! ¡Nioiko Sakaguchi no existe, es una tapadera!

Mientes.-le espetó Kaiya.

No miento y lo sabes.-respondió Philell-¿No lo sospecháis ya? ¿No sentís cosas extrañas? ¿No habéis empezado ya a pensar que estáis siendo drogados? ¡Nioiko no sólo es un farsante y un manipulador, sino que también os droga para hacer que sus artimañas sean más creíbles!

¡Maldito…-Kaiya alzó su martillo.

Tenemos que dejar de engañarnos, Kaiya.-dijo Remigio-Hemos hablado de esto varias veces. Es doloroso admitir que nos hemos equivocado estrepitosamente, pero así ha sido.

Will irrumpió en el lugar seguido de una horda de esqueletos.

Por fin te encuentro, francotiradora.-dijo Will apuntando a Kuroageha con sus armas-Remigio, Kaiya, no os fiéis de esta sabandija.

Los soldados, encabezados por James y Gordon, reanudaron su ataque.

¡Muy bonito!-les dijo Gordon-¡Pero no hemos venido aquí a ver una película! ¡Es nuestro deber acabar con todos vosotros!

¡Y una mierda!-les espetó Kuroageha acercándose una mano a la boca.

Con sus poderes de sonido, emitió un silbido muy potente con la ayuda de sus dedos. Esto era una señal estratégica del equipo Kuroageha que hizo que Veena, Shiena y Seika apareciesen allí rápidamente.

¡A por los hombres!-exclamó Kuroageha.

Seika, puro músculo, comenzó a forcejear con Gordon, que era el más fuerte del pelotón. Shiena y Veena se repartieron a los restantes con ágiles combinaciones de ataques, aunque seguían siendo pocos en comparación con los soldados.

¡Will!-suplicaba Philell-¡Tienes que creerme! ¡Os han estado engañando!

James, Grant, Émile, Christian, Púrpura, Andrei y Leon eran demasiados para Shiena y Veena. Cuando todo apuntaba a que iban a ser superados, una fuerza que nunca antes habían visto tumbó a James y a Andrei de un golpe. Veena no podía creer lo que veía.

¿¡Doctora Himehagi!?-se sorprendió.

Saki Himehagi, la médico de los Taimanin, también estaba en el campo de batalla. Lideraba al equipo médico, como no podía ser de otra manera. Su técnica había dejado fuera de combate a dos soldados. Émile, Leon, Grant y Púrpura trataron de contraatacar lanzándose hacia ella, pero fueron repelidos por unas jeringuillas que volaron hacia ellos y se les clavaron, inyectándoles relajantes musculares. Detrás de la doctora Himehagi apareció otra mujer.

¿¡Usted también, doctora Noriden!?-esta vez fue Shiena el sorprendido.

Mitsuyo Noriden, enfermera, científica y Taimanin, también formaba parte del equipo de Saki Himehagi. Sus fármacos de combate la hacían famosa en el campo de batalla.

¡Sólo queda el tal Gordon Powers!-exclamó Shiena motivado.

¡RAAAAAAAAAAAAAAGHHHH!-gritó Seika en respuesta.

Liberando toda su fuerza interior con un grito, Seika venció la fuerza de Gordon y lo estampó contra el suelo, abriendo un boquete con su cuerpo.

Listo.-dijo Seika entre sudor y jadeos.

¿Lo entendéis?-oyeron preguntar a Philell.

Al parecer, mientras los Taimanin se encargaban de los militares, Philell había terminado de demostrarles a Will, Remigio y Kaiya que habían sido engañados.

Sus piezas encajan con las nuestras.-dijo Remigio-Hemos sido utilizados. Es una deshonra, sí, pero todavía podemos trabajar por la causa. Podemos vengarnos.

No puedo creerme que he estado ayudando a un familiar del hombre que le hizo eso a mi hermana…-Kaiya se llevaba las manos a la cabeza.

¡Me da igual todo ahora mismo!-bramó Will enfurecido-¡QUIERO IR A POR NIOIKO!

Todos los esqueletos de Will se dedicaron a buscar a Nioiko. No tardaron en sacarlo de su escondrijo.

¿Qué está pasando?-se extrañó Nioiko mientras pataleaba para que los esqueletos lo soltaran.

¡NIOIKO FUUMA!-gritó Will-¡NOS HEMOS ENTERADO DE TODO!

¡Mierda!-pensó Nioiko-¡Ahora sí que estoy jodido!

Si de verdad habéis entendido mi explicación…-dijo Philell-…me gustaría que me ayudaseis a atrapar a Nioiko.

Ya no es nuestro aliado.-dijo Kaiya secamente-Tal vez te debamos una disculpa, pero no es el momento ni el lugar. Ya hablaremos. Considera esto una tregua.

¿Vais a venderme, Kaiya?-preguntó Nioiko sorprendido mientras los esqueletos lo llevaban hacia ellos.

Vamos a darte de tu propia medicina, embustero.-respondió la mujer Mazoku.

Finalmente, los esqueletos dejaron a Nioiko arrodillado ante Will. Lo acompañaban Kaiya, Remigio y Philell, todos en guardia.

¡No lo soltéis, mis fieles esbirros!-pidió Will a los esqueletos.

Por detrás de ellos peleaban Kuritöö y Benibatsu. Al ver a los soldados abatidos por el fuerte ataque del equipo médico, la científica se acercó a ellos.

¡No flojeéis!-les espetó-¡Tenéis que levantaros y pelear!

La mujer demoníaca les administró unos fármacos y los levantó del suelo con sus tentáculos.

¡En pie y a pelear en nombre de Tigres-sama!-les ordenó.

¡Sí, doctora, gracias, doctora!-exclamó James.

Parece que mientras estábamos en el suelo, ese Nioiko se ha quedado sin amigos…-observó Púrpura.

El andrógino soldado apuntó al lugar donde los esqueletos tenían agarrado a Nioiko, quien trataba desesperadamente de librarse de aquello.

¡Soltadme!-pidió Nioiko-¡Esto es un malentendido!

¡Das lástima y vergüenza, Nioiko!-bramó Will-¿Un malentendido? ¡En los malentendidos nadie pone droga en la comida de los demás! ¡Lo sospechábamos desde hacía tiempo y ahora nos lo han corroborado todo!

En ese caso, tendré que tirar de lo único que me queda.-susurró Nioiko-¡ELIZABETH, TE NECESITO! ¡RESCÁTAME!

La mujer robot saltó desde el sitio estratégico en el que estaba escondida y acabó con los esqueletos con sus tentáculos artificiales. Tras esto, se dispuso a pelear con Will, pero fue interrumpida súbitamente por los soldados de Estados Unidos, quienes irrumpieron en el lugar con toda su fuerza.

¡Es nuestra oportunidad!-gritó James-¡Recuperemos a Elizabeth!

¡HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!-gritó Gordon mientras se abalanzaba hacia la robot.

El musculoso y forzudo joven agarró a Elizabeth y la tiró al suelo.

¡La tengo!-bramó Gordon-¡Me está atizando muy fuerte con sus patadas! ¡Apagadla! ¡Tenemos que llevárnosla intacta! ¡Ingeniero de campo! ¡Christian, por favor!

Ágil y elegantemente, Christian saltó hasta Elizabeth y conectó un ordenador de mano a su cuello con un cable. Tras teclear varios comandos, la máquina de tentáculos electrónicos se apagó y dejó de forcejear.

¡La tenemos!-exclamó Gordon contento-¡Cargaré con su pesado cuerpo hacia un lugar donde puedan llevársela a nuestras instalaciones! ¡Cubridme!

Mientras Gordon se retiraba, en las mentes de todos los combatientes se dibujaba la misma idea. A partir de aquel momento, absolutamente todos los allí presentes tenían un único objetivo: Nioiko.

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