martes, 22 de septiembre de 2015

[TY] Episodio 65: Vestido de negro

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 65: Vestido de negro

El día del asalto a los Fuuma había llegado. La fecha que Kuroageha facilitó a los Taimanin por fin se había convertido en un hoy. A pesar de que, según la chica, el combate sucedería al anochecer, se daba por supuesto que todos los implicados madrugarían para prepararse física y psicológicamente para todo lo que les esperaba. Hubo una persona que madrugó más que el resto: Yamiyuki. Ataviado con ropa de calle, todavía sin ponerse el uniforme, caminaba por los pasillos del Instituto de Gokuruma. Llevaba un jersey negro muy ajustado de cuello vuelto, unos pantalones pitillo del mismo color, un cinturón también negro con hebilla metálica y una cadena plateada colgando del lado derecho y unas botas negras altas del mismo color que el resto de la ropa, con suelas gruesas y elevadas. Encima del jersey llevaba un sobretodo, también negro, muy fino y con dos faldones traseros que ondeaban junto con su melena al ritmo de su paso firme y decidido. De su cuello colgaba una cruz plateada con una piedra roja en el centro. Al llegar a una bifurcación, tomó el camino de la derecha hacia un ascensor al que se subió para bajar unos cuantos pisos, hasta uno de los niveles de sótano. Al salir del ascensor, bajó un pequeño tramo de escaleras y llegó a una puerta metálica con cierre electrónico de aspecto muy robusto. A su derecha había un teclado alfanumérico y un lector de tarjetas. El chico sacó de uno de los bolsillos de su pantalón una tarjeta con banda magnética que pasó por el lector. Tras esto, la pantalla se iluminó, a lo que Yamiyuki respondió tecleando un código que combinaba muchos caracteres diferentes. En respuesta a esto, la puerta se abrió de par en par, cediéndole el paso al joven.

Es hora de desenterrar el hacha de guerra.-dijo el joven en un susurro para sí mismo.

Continuó caminando, dejando que la puerta se cerrara tras de sí. Tras atravesar una laberíntica red de pasillos llenos de puertas, llegó a una pasarela estrecha que conducía a una pequeña plataforma redonda en cuyo centro se erigía un pilar de aproximadamente un metro de altura. En cuestión de segundos, el veloz joven llegó a dicho pilar. Tenía dos agujeros similares a cerraduras, uno blanco y otro de color violeta intenso ennegrecido. Delante de la plataforma había dos puertas blindadas, cada una del color de una de las cerraduras.

Ha llegado el momento, ¿verdad?-el chico escuchó una voz femenina muy familiar.

Murasaki Yatsu, una de las dos subdirectoras del Instituto de Gokuruma, apareció de entre las sombras. Esa mujer había sido maestra y mentora de artes específicas de Rito, Seika y Shiena, así como de todos los Sonozaki que pasasen por esas pruebas. Asimismo, eran familia: los clanes Yatsu y Sonozaki compartían un porcentaje de su sangre, así como las habilidades de regeneración y la impresionante fuerza muscular, acompañada del gusto por las armas pesadas.

Murasaki-sama,-Yamiyuki hizo una reverencia-buenos días. En efecto, considero que es el momento clave en el que he de utilizarlo. ¿Has venido aquí porque pensabas que iba a aparecer por aquí?

Buenos días, Yamiyuki.-respondió la subdirectora-Hemos venido para darte nuestra bendición y desearte lo mejor. También queríamos ver cómo te queda… ya sabes…

¿Habéis venido?-preguntó el chico-Ah, claro, seguro que has venido con…

¡Yami-chan!-exclamó una voz femenina algo aniñada y también familiar para el joven-¡Me has pillado!

Sakura Igawa, la otra subdirectora del Instituto de Gokuruma y hermana de Asagi, la más fuerte de las Taimanin, había aparecido como por arte de magia. Era experta en camuflarse y desplazarse en los sitios oscuros, pudiendo fundir su cuerpo en la oscuridad si fuera necesario. Además, fue una de las maestras de artes específicas de Hagane junto con Kuroyuri Kuzu, íntima amiga de Kotona Kurobara, la difunta madre de Hagane, así como asesina del demonio causante de la muerte de dicha mujer, tratándose éste del padre de Delphine, quien después fue asesinado por el propio Hagane en un acto cuasi predestinado.

¡Sakura-sama!-exclamó Yamiyuki-Un control de sombras exquisito, como siempre.

¿Será posible?-preguntó Sakura con los brazos en jarras-¿Cómo puedes tratarme con tanta formalidad cuando nos conocemos de prácticamente toda la vida? ¡Sakura, como siempre! ¡No soy tan mayor!

Sakura…-dijo Murasaki llevándose una mano a la frente-…hemos venido aquí en nombre de Asagi-sama. ¡Compórtate!

Bueno, Yami-chan, ya sabes lo que vas a tener entre manos a partir de ahora.-dijo Sakura ignorando a su amiga-Tras la puerta blanca está el uniforme blanco de Asagi y sólo alguien como tú merece tener algo guardado al lado del traje de guerra de mi hermana.

Muchas gracias por venir a verme.-dijo el chico-Vuestra presencia me da seguridad y me hace sentir aún más preparado para lo que viene.

Estamos muy orgullosas de que una persona como tú haya sido un alumno de Gokuruma.-lo elogió Murasaki-Y más aún de que te hayas convertido en el gran Taimanin que eres. Sabemos que lo harás genial.

¡Ánimo!-gritó Sakura-¡Patéales el culo en nombre de todos los Taimanin! Nosotras nos quedaremos aquí para proteger nuestra tierra: nadie nos asegura que no puedan enviarnos unidades de asalto al ver vuestras caras en el campo de batalla. Lo hicieron una vez y no nos arriesgaremos a que lo hagan otra. ¡Destrúyelos!

Yamiyuki sacó de uno de sus bolsillos una llave de color violeta intenso. Tras hacer una reverencia a ambas mujeres, introdujo la llave en la cerradura del mismo color y la giró. La puerta que estaba pintada del mismo color se abrió para él.

. . .

Horas después, todavía por la mañana temprano, en las afueras de Gokuruma reinaba un ambiente de despedida. Un enorme ejército Taimanin estaba preparado para ir a la guerra. Muchísimos hombres y mujeres armados y uniformados se reunían en aquel lugar, dispuestos a dar lo máximo de sí mismos para acabar definitivamente con los Fuuma. Las familias de los seleccionados y el resto de compañeros que no iban a ir a luchar porque tenían que quedarse cuidando de Gokuruma para evitar asaltos oportunistas se encontraban también en el lugar de reunión para dar una emotiva y vigorizante despedida.

¿Tienes ganas de estrenar tu nueva arma?-le preguntó Kuroageha a Veena.

El equipo Kuroageha era uno de los que más adelantados estaban en el orden de filas. Tras el incidente que sufrieron en la pelea contra Nioiko, Elizabeth y sus sicarios, a Veena le habían fabricado un arma idéntica a la que se le había roto, esta vez con materiales más resistentes.

¡Ya lo creo!-exclamó la joven india apretando los puños-¡Me cobraré bien caro lo que ese desgraciado y su muñeca me hicieron en aquella batalla!

Y yo te ayudaré.-dijo Shiena-Siento que me lo tengo que cobrar también. Ya sabes que por ti, Veena, yo…

No es el momento, chicos.-dijo Kuroageha-Confío en que todo os saldrá bien, pero tenemos que concentrarnos en el combate.

Shiena y Veena miraron al suelo algo cohibidos. Kuroageha se giró hacia Seika.

Una líder tiene que ser fría en determinados momentos…-se excusó.

Te entiendo.-dijo Seika sin saber muy bien cómo responder-No te preocupes.

Uniformados y armados, los cuatro jóvenes de ese grupo no eran los únicos que estaban preparados para el combate. Aquello era un auténtico despliegue de armas, uniformes y frases bélicas. Kaen y Kouen, las hermanas de Yamiyuki, lideraban cada una un equipo de élite de cinco personas. Cerca de ellas se encontraban Meiou y Tamako, los padres de Aoi, quienes lideraban juntos un pelotón de tiradores. A poca distancia estaba el equipo Yamiyuki: con los uniformes puestos y las armas bien preparadas, Shirubei, Inuhito, Hagane, Rito y Aoi aguardaban el momento de la partida. Los acompañaban los padres de Shirubei y los tíos y primos de Hagane.

Hijo mío,-dijo Sanae, la madre de Shirubei-no podemos participar en esta guerra. Se nos ha encomendado el proteger Gokuruma con las armas en alto hasta que regreséis. Tu padre y yo te queremos mucho, y os deseamos lo mejor a ti y a tus amigos. Estamos orgullosos de ti.

Venga, no os pongáis sentimentales ahora, por favor.-pidió Shirubei-Sabéis que sois las dos personas a las que más quiero y querré por haberme dado la vida, pero no es momento para lágrimas de emoción. ¿Qué somos los Anome? ¿Derramadores de lágrimas propias o de sangre ajena?

¡Ése es mi hijo!-gritó Kinnosuke, el padre de Shirubei-¡Acaba con ellos!

Gracias por venir a vernos, señores Anome.-Rito les hizo una reverencia-Y gracias también a ustedes, señores Kurobara. Recibir la visita de un líder de clan es todo un honor.

Bueno, bueno…-el tío de Hagane trató de quitarle importancia-…no os sintáis cohibidos. Nuestro sobrino es una persona importantísima en nuestra familia y, como sus mejores amigos, no nos queda más que desearos lo mejor y pediros que cuidéis de él.

Hagane, querido mío…-la tía de Hagane parecía algo afligida-…sé que nunca pudimos, no podemos y jamás podremos llenar el vacío que dejaron tus padres al irse, pero siempre te hemos querido muchísimo y hemos tratado de ayudarte con todo lo que ha estado en nuestras manos. Miyabi y Kotona están orgullosos de ti y te observan desde el cielo. Tus padres siempre estarán en nuestros corazones. No podemos ir con vosotros porque hacemos equipo con los Anome, pero te queremos como si fueras nuestro hijo… es más, eres nuestro heredero, incluso por encima de nuestros tres hijos.

Por favor, tía, no te lamentes.-pidió Hagane-Volveré sano y salvo y celebraremos una victoria. Y vosotros, pequeños cabroncetes, dejad bien alto el listón de los Kurobara. ¡Que se note el potencial de los orgullosos Taimanin que vestimos de rosa!

Hagane se dirigía a sus primos. Tenía tres, uno de su misma edad y dos mayores que él. A pesar de que eran hijos de un matrimonio con más poder e influencia que los padres de Hagane, no podrían liderar el clan Kurobara porque eran menos fuertes que éste: Gokuruma era una meritocracia absoluta y no se tomaban aquellos hechos como una injusticia o una ofensa, sino al contrario. Los primos de Hagane veían a éste como todo un referente y un ejemplo de superación. Juntos, los tres chicos tendieron sus puños hacia su primo, quien chocó en señal de fraternidad con su propio puño.

Quedan tres minutos para la hora a la que Yamiyuki dijo que llegaría.-comentó Aoi-Es un reloj, así que aparecerá en tres minutos.

¡Qué ganas de que venga!-le respondió Inuhito-Como se ha ido antes a hacer no sé qué, no lo hemos visto en toda la mañana.

Los chicos no tuvieron que esperar ni un segundo más después de lo informado por Aoi: Yamiyuki llegó con total puntualidad. Todos los Taimanin que iban a ir a la guerra se giraron a mirarlo. Iba caminando al lado de Asagi, la guerrera más poderosa de la historia de los Taimanin, y no iba detrás de ella, sino a la misma altura. La solemne mujer había dejado atrás su habitual uniforme violeta y llevaba uno blanco con el que cargaba varias armas.

¡Hermanos!-exclamó la directora-¡Protegeré Gokuruma con mi vida! Estoy segura de que esos demonios listillos intentarán algo en cuanto vean la cantidad de tropas que van a encontrarse con ellos allí… pero no serán ningún problema. Lideraré todos los equipos de guardia hasta que la batalla acabe, así como a vosotros os liderará… ¡Yamiyuki Kuroi!

El joven dio tres pasos al frente, acercándose a todos los guerreros que iban a ir con él a la batalla. Lo recibieron con aplausos y vítores. Iba uniformado, como el resto de guerreros, pero no portaba el uniforme que acostumbraba a utilizar, sino uno nuevo. Era totalmente negro a excepción de los refuerzos y los ribetes metálicos, que eran de un elegante color plateado. Se trataba de un uniforme de Taimanin de cuerpo entero con cuello vuelto y engrosamientos en las botas y en los guantes. En los laterales de su ardiente cintura había unas franjas plateadas muy brillantes. Su entrepierna, prominente y sensual, estaba cubierta por una placa plateada que hacía una forma muy sugrente. En la espalda, tapados por su melena, había varios contenedores plateados que contenían armas o eran en sí armas plegadas. Ceñida en horizontal a la altura de su cadera había una nodachi de las mismas dimensiones que la que habitualmente llevaba, pero con una funda negra y una empuñadura plateada, blanca y negra. Llevaba también espinilleras y tobilleras plateadas.

Gracias a todos por vuestro cálido recibimiento.-dijo el chico con una reverencia-Seré el líder de mi equipo habitual, pero estaré a vuestra disposición para lo que necesitéis. ¡Acabaremos con los Fuuma! ¡Por nuestra misión y nuestro honor! ¡Gloria a los Taimanin!

¡GLORIA A LOS TAIMANIN!-gritaron todos los presentes.

Tras aquel breve y pero solemne discurso, Yamiyuki se acercó a su equipo.

¡Qué guapo te has puesto, cabrón!-le espetó Shirubei dándole un codazo-¡Estás buenísimo! ¿No íbamos a pelear? ¿O es que me he confundido y vamos a ligar?

Shirubei lleva razón.-Inuhito se sumó a la conversación-Tío, con esas pintas tienes aún más aspecto de querer matarlos a todos. Seguro que ese traje nuevo lleva muchas cosas chulas…

Gracias, chicos, sois muy detallistas.-dijo Yamiyuki con una sonrisa cómplice mientras arqueaba una ceja-Pronto será la hora de partir, ¿estáis listos?

Siempre.-respondió Rito apretando un puño, tras lo cual guiñó un ojo-Y, por supuesto, ¡bonito traje!

El negro siempre te sienta genial.-terció Aoi levantando ambos dedos pulgares-Tu nuevo look es genial, refleja la importancia y la solemnidad de esta misión.

¡Estás imponente!-añadió Hagane-¡Seguro que acabamos con ellos!

Claro que lo haremos.-respondió Yamiyuki-Confío en vosotros más que en nadie. Además, mis hermanas vendrán a la batalla, y ellas son MUY fuertes.

Mis padres también estarán con nosotros.-comentó Aoi-Tengo muchas ganas de enseñarles lo que he aprendido.

Será, sin duda, una batalla histórica.-asintió el líder del equipo-Por cierto, señores Kurobara, señores Anome, disculpen mis modales. ¡No he tenido apenas tiempo para pararme a saludar! ¡Es un placer y un honor recibir su visita!

Como le pase algo a mi hijo…-lo amenazó Sanae con una sonrisa amistosa.

Descuide.-Yamiyuki le devolvió la sonrisa-Lo que les pasará a ellos a manos de su hijo será peor, créame.

¡Lo hemos criado para eso!-terció Kinnosuke.

Protegeos los unos a los otros.-pidió la tía de Hagane-Ayudadnos a triunfar. Nosotros nos quedamos aquí con nuestros hijos.

La familia de Hagane es nuestra familia.-respondió Yamiyuki-Y los miembros de una familia se apoyan unos en otros. No les defraudaremos.

Tras unos minutos más para la despedida, Yamiyuki se acercó a los chicos del equipo Kuroageha.

¿Listo?-preguntó la líder.

Como desde que nací.-respondió Yamiyuki con altanería-Kuroageha, me he acercado para decirte que agradezco muchísimo todo lo que has hecho mientras estábamos separados. Sin ti, todo esto no habría sido posible.

¡Venga ya!-Kuroageha empujó al chico con las dos manos-¡Es mi trabajo!

Un trabajo bien hecho no es cualquier trabajo.-insistió Yamiyuki-Quiero que juntos nos bañemos en la sangre del enemigo esta noche. Será la copa con la que brindemos por todos los esfuerzos que hemos hecho hasta hoy. Si nos quitamos a los Fuuma de encima, sólo nos quedarán los demonios y los militares… y, puesto que van juntos, caerán juntos. Todo será mucho más fácil.

Acabaremos con este bando enemigo que nos ha estado amenazando y complicando la existencia durante años.-aseguró Kuroageha-Vamos a lograrlo. Somos cientos. Somos imparables.

Kuroageha y Yamiyuki chocaron sus puños. Se acercaba el momento de marcharse.

. . .

Tras un viaje lleno de saltos, sigilo y trayectos entre las sombras, un enorme ejército Taimanin llegó a las cercanías del campamento de Nioiko. En aquel lugar, el joven líder en funciones de los Fuuma mantenía presos a Philell y a los suyos. También se reunía con sus nuevos sicarios para planear sus acciones.  Ni él ni su camarilla sabían que se encontraban rodeados por centenares de Taimanin. Los equipos de Yamiyuki y Kuroageha se encontraban juntos.

Hemos llegado mucho antes de la hora prevista para el ataque de las fuerzas demoníacas.-informó Kuroageha-Tenemos algo de tiempo para ultimar la estrategia. Viendo el panorama, se me plantea la disyuntiva de esperar a que lleguen los Mazoku y los militares para atacar a todos a la vez o atacar ahora a los Fuuma. ¿Qué opináis?

La estrategia más evidente sería aplicar el “divide y vencerás”.-respondió Rito-Si atacásemos ahora a Nioiko y a los suyos, los Mazoku se encontrarían el campo de batalla lleno de Taimanin tendiéndoles una emboscada, pero no es lo más aconsejable ahora mismo. Tenemos un serio problema: el maldito Nioiko es cobarde, tramposo, sucio y muy listo cuando quiere. Si le atacamos ahora, estará prácticamente solo ante nosotros y, por tanto, podrá concentrarse en jugárnosla. Es capaz de desperdigar a nuestro ejército con sus ojos, y estoy seguro de que no acabaríamos en un lugar seguro si lo hiciera. No obstante, si esperamos a la llegada de las fuerzas de Tigres Black, la batalla será muchísimo más difícil, pero habrá que pensarla menos: sé que suena contraproducente esperar a que el enemigo se agrupe y forme frente, pero esto hará que Nioiko tema más por su vida. A pesar de que el miedo a la muerte agudizará su ingenio, por muy buenas ideas que se le ocurran, no podrá putearnos a todos a la vez. Además, todos tenemos un límite y, aunque el peligro le ayude a reaccionar rápido, llegará a un punto en el que le surta el efecto contrario. A esto añadimos que se desorientará en algún momento de duda, preguntándose a quién se la jugará primero. Esto hará que sea más fácil aprehenderlo. Al fin y al cabo, por muchos demonios y militares estadounidenses que puedan aparecer, nuestro objetivo esta noche es Nioiko Fuuma y no ellos.

Tienes toda la razón.-respondió Kuroageha con una mirada de elogio-Eres todo un estratega, Rito.  Además, como Tigres Black no nos espera, mandará un número grande de tropas, pero no tantas como las que mandaría si supiera que estaremos aquí. Esto hará que los números no sean muy desfavorables.

¿Los habéis oído?-preguntó Yamiyuki girándose al ejército.

Todos asintieron. Confiaban mucho en sus líderes: Yamiyuki era un guerrero inigualable y poseía una gran inteligencia, al igual que Kuroageha. Eran muy similares y compartían muchas habilidades. Tan buenos generales como estrategas, estos dos jóvenes serían las piedras angulares de la batalla de la que sería testigo aquella noche tranquila.

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