jueves, 2 de octubre de 2014

[WCIII] Episodio XIV: Hacia tierra firme

REACTION
WORLDS COLLIDE III
Episodio XIV · HACIA TIERRA FIRME
La puerta por la que había entrado desde la cubierta estaba inutilizada. Aquel burdo intento de trampa estaba bien preparado, por lo que podía ver. Sin más remedio que seguir avanzando por el interior del portaaviones, Ibara voló otra puerta de una patada. No encontraba nada interesante, ningún plano para orientarse ni tampoco a ninguna persona a la que extorsionar para salir. Llegó a una sala llena de estanterías copadas con maletines, cajas, botes, garrafas y, en general, suministros de diversa tipología. En aquella especie de almacén pudo ver una puerta a su derecha tras una maraña de estanterías. Se acercó con objeto de avanzar a su través, pero, a medio camino, la puerta voló en pedazos: alguien la había destrozado. Ibara se mantuvo en guardia a la espera de que el autor de aquel impacto se asomara, pero se sorprendió y alivió al ver que se trataba de Itami, que estaba tan malogrado como ella y también semidesnudo a causa del intenso combate. A sus hombros cargaba, como si fuera un saco, lo que parecía el cadáver de Ayame.
¡Itami!-exclamó Ibara al ver a su hombre aparecer por la puerta.
¡Ibara, por fin!-gritó Itami mientras tiraba al suelo el cuerpo de Ayame y corría hacia ella.
No se molestaron en dialogar. Un apasionado beso habló por ellos. Tras aquel efusivo reencuentro, aún abrazados, se miraron. Itami era muy alto, pero podía parecer pequeño al lado de Ibara, quien no sólo era más alta, sino también más corpulenta.
¿Estás bien?-preguntó Itami.
Sí, lo estoy.-respondió Ibara-Esa zorra está muerta. Nunca más volverá a molestarnos…
¿La has matado?-Itami sonrió-Estoy orgulloso de ti, puta…
Ibara golpeó a Itami con un rodillazo en el pecho.
Mide tus palabras, perro sarnoso.-le espetó Ibara mientras sonreía macabramente.
Itami se sonrió entre el palpitante dolor. Eran libres de aquella carga.
¿Por qué arrastras el cadáver de Ayame?-preguntó Ibara.
No está muerto.-respondió Itami levantándose tras el golpe-Le he roto las dos piernas, así como ambos brazos por varios sitios, y lo he empapado en su propio semen a la vez que le clavaba las uñas por todo el cuerpo, pero me he esforzado de manera maestra en dejarlo con vida. Nos conocemos, Ibara, y sabía que ibas a matar a Ikaruga sin piedad. No es que yo no quiera hacer lo mismo con Ayame, pero…tómatelo como un regalo: me he resignado a matarlo para que tú pudieras disfrutar asesinando a Ikaruga. A alguno de los dos tendríamos que interrogar, ¿no es así?
Ibara sonrió pérfidamente.
Tenemos que volver con el resto.-dijo-No hay tiempo que perder…seguro que están enfrentándose a alguien…
Justo por donde he venido hay una sala de máquinas, pero está cerrada electrónicamente y no tengo ninguna llave.-explicó Itami-He intentado romperla, pero es una puerta demasiado especial para ello…
¿Se abre con una tarjeta llave, por casualidad?-preguntó Ibara.
Sí, creo que sí: había un lector en el lateral.-respondió Itami.
Perfecto.-dijo Ibara sacando una tarjeta del interior de su sujetador.
¿De dónde la has sacado?-preguntó Itami.
Del cadáver de Ikaruga.-respondió Ibara-La he fotografiado con el móvil varias veces…luego te enseño lo bien que me ha quedado la jugada.
Me parece bien.-dijo Itami mientras echaba a andar por donde había llegado hasta allí, con el cuerpo de Ayame de nuevo a cuestas.
Llegaron a la puerta. La tarjeta que Ibara había extraído de su enemiga funcionó, y los cierres se retiraron. Cuando entraron a la sala, vieron una inmensidad de extensión llena de aparatos desconectados que parecían simplemente almacenados allí…como si fueran máquinas robadas.
En las etiquetas de muchas de estas máquinas pone “hospital Furuhana”…-reparó Itami.
Tienen toda la pinta de ser las que esa loca vestida de novia robó de allí.-dijo Ibara-Tal vez es lo que Freya y Marah buscan…
Entonces…-dedujo Itami-…sólo tenemos que hacer que Metallurgy venga y las birle transportándolas a su garito, ¿no es así?
Es una buena opción.-respondió Ibara-Sólo necesitamos saber dónde están…
Tras un paseo por la sala, vieron una pequeña puerta con un cartel que rezaba “cuarto de comunicaciones”. Era una puerta tradicional, con cerradura y pomo, pero estaba cerrada con llave, como era de esperar. Itami sacó otra de sus armas ocultas: una escopeta recortada. Con ella, voló la cerradura de un tiro y pudieron pasar.
Hay cámaras que monitorizan todo el vehículo…-observó Itami-…y un sistema de radio bastante rudimentario.
Esto es una especie de barco pirata del siglo XXI.-dijo Ibara-Esta “sala de máquinas” es realmente una sala de máquinas ROBADAS con un pequeño cuarto para vigilar este trasto gigante. En otras circunstancias, podríamos divertirnos aniquilando a todos los que estuvieran rondando por aquí dentro, pero tenemos que llegar hasta los demás…
Cierto.-asintió Itami-Busca todo lo que puedas en los ordenadores de ahí: yo voy a intentar colarme en el canal de comunicación sin los credenciales que pide.
Se pusieron manos a la obra. A los pocos minutos, Ibara había encontrado unos planos del barco. Pudieron extraerlos físicamente gracias a una vieja impresora y, con ayuda de un bolígrafo que había encima de la mesa, marcaron la sala donde estaban las máquinas robadas, así como la traza de la ruta más corta entre la cubierta y dicha sala.
Esta mierda no tira.-se quejó Itami-Las comunicaciones están bloqueadas…
Da igual, ¡larguémonos!-apremió Ibara.
Enrollaron los planos y se los guardaron. Corrieron entonces hacia la cubierta. Los videojuegos a los que jugaban en su tiempo libre les habían enseñado que, si aparecían enemigos en el camino, era porque seguían la dirección correcta y, en efecto, varios hombres armados les salieron al paso. Tras dar buena cuenta de ellos en poco tiempo, continuaron su camino. Lo último que los separaba de la cubierta eran unas escaleras bastante largas que terminaban en una trampilla que tendrían que forzar. Después de romperla, se vieron subiendo al suelo de la cubierta del portaaviones, es decir, del lugar donde habían sido separados del resto.
La cubierta del barco era el escenario de una auténtica batalla campal. Verónica, la princesa demoníaca, estaba peleando fieramente contra Freya, Aquanika, Metallurgy, Nikola, Dalton y Yuuji. Les extrañó que Yurika y Marah no estuvieran allí, pero no les importaba especialmente.
¡Eh!-gritó Ibara corriendo hacia la pelea-¡Ya estamos aquí!
¡Ibara e Itami han vuelto!-se sorprendió Metallurgy.
¡Están hechos mierda!-se mofó Aquanika.
¿Más estorbos?-preguntó Verónica girándose.
Vio que detrás de ella llegaban Itami e Ibara. Su reacción a esto fue lanzarles un manojo de rayos de oscuridad, pero Itami lanzó el cuerpo de Ayame contra los rayos y lo utilizó como sumidero para poder avanzar hasta la elegante pero peligrosa dama demoníaca y asestarle un golpe con un trozo de barra metálica que había arrancado de la pasarela de subida.
El golpe desequilibró a Verónica, permitiendo que Ibara saltase contra ella y la golpease con ambos pies entre las clavículas.
¡Insolentes monstruos menores!-bramó Verónica-¡Os vais a enterar! ¡Zandyne!
Un gigantesco rayo azul cayó del cielo, electrocutando a Ibara. Tras ello, Verónica alzó el vuelo para separarse de Itami.
¡Teradyne!-gritó de nuevo.
Una explosión de rocas tumbó al chico. No obstante, no hubo descanso para Verónica, pues fue sorprendida por una ráfaga de bolas de energía eléctrica que Dalton estaba disparando a través del M.W.S. reducido.
¡Void Elec!-conjuró Verónica.
Una esfera eléctrica recubrió el cuerpo de la demonio, anulando todos los disparos de Dalton, que entendió la estrategia y saltó hacia su enemiga con objeto de asestarle un mandoble con su espada. En el aire, Verónica esquivó el impacto y bloqueó el siguiente con un ala, a lo que Dalton respondió convirtiendo su espada en escopeta y disparando casi a quemarropa, alejando y desequilibrando un poco a la poderosa enemiga.
¡Ahora!-exclamó Dalton.
Freya lanzó una ingente bola de fuego con su bastón. Verónica agarró esa gran masa ardiente con sus manos y la deshizo por completo, tras lo cual sacó una varita mágica y comenzó a disparar rayos de distintos colores a su través. Aquanika murmuró un encantamiento y su pelo comenzó a alargarse y a enterrarse en la cubierta, emergiendo justo debajo de Verónica en forma de pinza para atraparla.
¿Cómo has…-balbució Verónica.
Soy una bruja, para bien o para mal.-le explicó Aquanika-¡Voy a freírte con los poderes con los que tú misma me maldijiste!
De las manos de la joven kazaja emergió una tanda de proyectiles mágicos de varios colores muy brillantes que impactaron contra la demonio, causándole quemaduras e impactos más que moderados. Negándose a rendirse, agitó su varita mágica, haciendo que la melena de Aquanika volviese instantáneamente a su estado original, liberándose del agarre y bajando en picado desde los cielos para lanzar un conjuro devastador.
Nikola imitó la trayectoria de Verónica y la interceptó con su puño americano eléctrico, con el que la golpeó de manera ascendente en la boca del estómago.
¡Que alguien le dé el golpe de gracia!-pidió Nikola mientras se esforzaba por retener a la poderosa criatura demoníaca.
Metallurgy se lanzó hacia la enemiga. Llevaba un invento suyo puesto en el brazo: un brazal gigante con un martillo neumático en el extremo. Intentaría aplastarla para terminar el combate, respaldada por Yuuji, que volaba elegantemente montado en un tornado que domaba a placer.
Verónica reaccionó y paralizó mágicamente a Nikola para librarse de su apabullante fuerza y poder dispararle un chorro de fuego con la varita. Acto seguido, alzó el vuelo y esquivó un tremendo golpe con el martillo neumático de Metallurgy, que escindió violentamente el suelo de la cubierta. Sin detenerse a observarlo, tuvo que danzar en el aire batiendo sus alas para esquivar una salvaje ráfaga de burbujas de aire a presión disparadas por Yuuji.
¡Es un hueso duro de roer!-exclamó Freya.
¡Es un hueso roto!-la corrigió Aquanika-¡Voy a cargármela!
Todos vieron de manera remota la confesión de Aquanika cuando Freya fue a darle el ultimátum a la puerta de su casa de Kyzylorda: si Verónica no se hubiera cruzado en su vida, todo habría sido muy diferente para ella. Le tenía mucho rencor y mucho odio.
Ibara e Itami se levantaron tras recibir aquellos fuertes impactos mágicos. Justo cuando iban a unirse a las fieras Aquanika y Freya, el barco comenzó a temblar violentamente.
¿Qué está pasando?-preguntó Yamiyuki corriendo hacia sus compañeros.
En medio de su carrera, se cayó desde la proa hacia la popa a un ritmo bastante acelerado. Sentía cómo la altura a la que se encontraba aumentaba.
¿El barco está echando a volar?-preguntó Metallurgy agarrándose fuertemente de una barandilla para no caer.
¡No estamos tocando el agua!-chilló Dalton, que había ido a parar al saliente desde el que Arianelle les había disparado hacía unas horas.
¡Algo está levantando el barco!-conjeturó Nikola mientras trataba de agarrarse a algo-¡Algo ajeno al mismo! Dudo mucho que esta cosa pueda volar…
Metallurgy lanzó un dron volador con cámara para intentar averiguar qué estaba sucediendo. Recibió una lectura de la parte baja del vehículo.
Hay una fuerza vertical y hacia arriba levantando el barco.-informó a duras penas-No puedo verlo bien, pero…hace contacto directo con la parte baja una mano. ¡Sí! Hay una mano sujetando el barco…
¿Un gigante submarino?-bramó Yamiyuki.
¡No!-Metallurgy no daba crédito a lo que veía-¡Es una mano de tamaño humano!
¡JAJAJAJAJA!-oyeron una risa amplificada con algún tipo de megáfono.
Esto no estaba en los planes…-dijo Verónica-… ¡volveremos a vernos, escoria!
La mujer demonio se desvaneció de allí.
Conozco esa risa…-dijo Freya mientras usaba su magia para mantener el portaaviones en equilibrio.
¡POR FIN NOS ENCONTRAMOS DE NUEVO!-la misma voz volvió a chillarles.
¡La cámara está recibiendo datos!-exclamó Metallurgy-Voy a desplegar una pantalla flotante para que lo veáis…
En el aire se vio una imagen inoportuna e inesperada. Nokanys, la peligrosa militar extraterrestre, estaba sujetando el portaaviones con una mano.
Voy a mataros a todos.-todo el mundo asoció la voz con la de Nokanys al verla mover los labios mientras oían los gritos amplificados-¡Nadie os salvará de una calamidad a bordo de un portaaviones! ¡TOMAD ESTO, ESCORIA HUMANA!
Con fuerza, Nokanys lanzó el portaaviones lejos de allí. Estaban surcando el océano…sin ningún tipo de equilibrio. Además, Nokanys los seguía de cerca volando a gran velocidad. Freya alzó su bastón y lanzó un potente hechizo de inercia que funcionó muy convenientemente: el barco seguía volando hacia un lugar con el que colisionar, pero todo el mundo podía mantenerse de pie y moverse por él como si estuviera horizontal.
¡Tenemos que hacer algo!-apremió Freya-¡TENÉIS que hacer algo! Yo tengo que mantener este hechizo…
Itami volvió a agarrar el cuerpo de Ayame.
¡De momento me quedo custodiando a éste!-exclamó-¡Lo podremos interrogar a gusto después de esto!
Está bien, entonces daré yo la noticia.-dijo Ibara-Hemos encontrado las máquinas del hospital. Lo que necesitáis para esa Ayako está por ahí abajo, y tenemos la ruta apuntada en estos planos.
Ibara sacó los rollos de papel, que estaban algo malogrados.
¡Perfecto!-exclamó Yamiyuki mientras los agarraba-¡Metallurgy, te necesitaremos para transportarlas a nuestras bases! Tu fábrica, el laboratorio de Nikola, el edificio de Dalton…donde desees, pero hemos de apropiarnos de las máquinas. Yo bajaré contigo para ayudarte a luchar en caso de que sea necesario.
Metallurgy asintió y bajó corriendo con Yamiyuki por la trampilla por la que habían subido Ibara e Itami.
¿Me creeréis si os digo que hemos dado varias vueltas al globo terráqueo?-preguntó Freya.
¿Cómo podemos estar volando a tanta velocidad sin salir despedazados?-preguntó Dalton sorprendido.
Estoy haciendo verdaderas proezas con la magia para mantener la inercia.-dijo Freya-Aplica los conocimientos físicos que tienes y piensa en todo lo que tengo que estar haciendo con un hechizo para que el efecto de este vuelo violento y salvaje sea equivalente a estar quieto en territorio horizontal.
¿Qué pasará si gastas demasiado poder y se interrumpe la conjuración?-preguntó Nikola.
Eso no va a suceder.-respondió Freya con vehemencia-Pero, si tanta curiosidad tienes...digamos que…moriríamos todos.
¡Qué suerte tenemos de que seas incansable!-respondió Nikola dejándose caer en el suelo.
Aquello les resultaba una locura. O estaban locos, o estaban orgullosos: orgullosos de su poder, de su voluntad, de sus méritos y de lo cerca que parecían estar de alcanzar la paz entre los mundos.
¡Todo listo!-oyeron la voz de Metallurgy por megafonía-¡Tenemos las máquinas! Podremos tratar a Ayako…pero necesitaremos a Marah. ¡Y no os olvidéis de Yurika! ¡Hay que rescatarlas a las dos!
Acabo de desbloquear las comunicaciones.-terció Yamiyuki-Os hablamos por radio, pero ahora mismo volvemos a la cubierta.
Ya lo habéis oído.-les explicó Freya-En cuanto tengamos de vuelta a Marah y a Yurika…nuestro objetivo será tratar a Ayako o, al menos, ver si es tratable.
Freya, ¿puedo hacerte una pregunta?-se aventuró Dalton-¿Es posible que Nokanys haya calculado el lanzamiento para que aterricemos de nuevo en Japón?
Lo llevo pensando un tiempo.-respondió Freya-Y se lo agradecería, porque tenemos muchas cosas que hacer en nuestro querido país.
Yamiyuki y Metallurgy volvieron con el grupo.
Ya lo tenemos todo.-dijo Yamiyuki-Sólo nos falta abandonar este barco. Hemos mirado la sala de monitorización y podemos afirmar que ni Marah ni Yurika están aquí.
Esa pesada nos continúa siguiendo.-dijo Aquanika señalando el punto blanco que resultaba ser Nokanys volando tras ellos.
¿Cómo de resistentes tienen que ser los cuerpos de esos seres para no deshacerse a semejantes velocidades?-se preguntó Ibara.
Más de lo que imaginamos.-respondió Dalton-Menos mal que este vuelo está a punto de concluir…
El barco caía en picado, dejando kilómetros y kilómetros tras él. Vislumbraban de nuevo la costa japonesa. No iban a aterrizar en el mismo punto donde habían despegado, pero sí en el mismo país. Nokanys se coló en el barco.
¡No puede ser!-chilló-¡Seguís vivos! ¿Qué es esta magia que siento?
Mi hechizo de inercia.-dijo Freya.
Así que sólo tengo que anular tu magia para que muráis en el impacto…-dijo Nokanys.
Sí y no. Sería así de sencillo si pudieras hacer tal cosa, pero esta vez no vas a lograrlo.-dijo Freya con serenidad-Chicos, ingeniáoslas para que el aterrizaje sea suave.
Aquanika comenzó a levitar. Extendió sus brazos y envolvió el barco con un brillo azulado. Había desplegado un aura de levitación lo suficientemente grande como para dejar el portaaviones ingrávido. Nokanys lanzó una onda de anulación mágica, pero no surtió efecto. El poder de Aquanika y el de Freya estaban resonando y, por algún motivo, se habían hecho imborrables momentáneamente.
Tres serán mejor que dos.-dijo Ibara-Odio colaborar, pero no quiero morir bajo este mastodonte mecánico.
Ibara clavó su bastón en la cubierta y comenzó a bailar. Con su poder de la gravedad, comenzó a preparar el aterrizaje para no sufrir daños y para reducir críticamente la onda expansiva.
Itami, Dalton, Yuuji, Nikola y Metallurgy se lanzaron hacia Nokanys para evitar que saboteara el aterrizaje.

2 comentarios:

  1. Joder mira que se completan Ibarra e Itami xD
    Se han juntado todos los enemigos para dar por culo. Freya es una buena líder. A ver si logran salvar a Ayako

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