lunes, 13 de octubre de 2014

[WCIII] Episodio XIX: Damas en libertad

REACTION
WORLDS COLLIDE III
Episodio XIX · DAMAS EN LIBERTAD

El fuerte golpe de Yurika hizo que el tipo de la armadura roja se estampase contra la pared y experimentase un leve rebote que la joven aprovechó para volverlo a clavar contra la ya castigada estructura convirtiendo sus dos piernas en un ariete y lanzándose contra él. Tras agrietar la pared por varios sitios, el enemigo intentó incorporarse, pero Yurika fue más rápida y se envolvió en llamas, fusionándose con el espíritu ígneo y lanzando una fugaz sarta de patadas encadenadas con ambos pies envueltos en chorreante magma. La armadura comenzaba a desgastarse, y el rendimiento de su portador decaía en picado. El magma de los pies de Yurika se solidificó, formando unas botas de roca con las que comenzó a patear violentamente a su ahora indefenso enemigo.
¡HAAAAH!-gritaba Yurika-¡HIYAAAAAAAAAAH! ¡YIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!
La chica no quería perder más el tiempo, por lo que estaba poniendo de su parte para librarse de aquel juego de una buena vez. Su enemigo era tenaz y estoico, pero ya se le notaba que había perdido muchísimo fuelle.  Saltó y cayó con los dos pies contra el suelo, haciendo añicos las rocas de los pies y creando un fuerte temblor que hizo caer pesadamente al suelo a su rival, posición desde la que le fue muy fácil doblarlo por la mitad con una patada de talón en la que había hecho alarde de su extraordinaria flexibilidad. En ese momento, la ventajosa Yurika pisó la entrepierna del tipo con un pie, y el pecho con el otro. Dejó que el fuego fluyera por su mágico cuerpo y, con sólo el contacto de las plantas de los pies, prendió fuego al cuerpo de su insistente agresor. Continuando con la impetuosa agresión, Yurika se envolvió en llamas a sí misma y realizó  un hechizo…en el que las llamas se convirtieron en agua hasta que cayó al suelo, apagando al enemigo y revelando su otra forma, la fusión con el espíritu del agua y el hielo.
Acabemos con esto…-dijo Yurika.
Lanzó por los aires de una patada alta a su enemigo. Una vez lo tuvo a tiro, la chica giró sobre sí misma, liberando chorros de agua por sus pies hasta formar un remolino que finalmente liberó. Este remolino acuático barrió violentamente al malogrado ser de armadura roja, incrustándolo en el techo. Desde ahí, ejecutó un elegante movimiento de cadera que liberó una ventisca en el interior de la sala, desincrustando a su enemigo y obligándolo a caer violentamente. Concentró entonces la magia del hielo en sus pies y los envolvió con unos tacones del más precioso y cristalino hielo. Las punteras se prolongaban en forma de hojas curvadas. Con esta arma improvisada, Yurika saltó y, con una voltereta, cortó profundamente a su enemigo valiéndose de una de las cuchillas. Tras ello, utilizó la otra pierna para darle una patada a la puerta de la jaula y poder así liberar al ave, que pareció alegrarse y no dudó en salir volando.
Aunque no tenga nada que ver…-dijo Yurika-…me parece de muy mal gusto que tengas a un animal tan grande encerrado en una jaula tan pequeña. ¿No podías apreciar su tristeza? ¡Deja que viva!
Tras gritar esto, Yurika pisó la cabeza del enemigo con su tacón de hielo, haciéndola pedazos a la vez que rompía el propio zapato. Por fin aquel enemigo había caído. Volvió entonces a su forma original y se sacudió el polvo de la ropa.
Ha costado…-dijo Yurika.
Prueba superada.-anunció la voz de antes.
Ahora Yurika sabía dos cosas: que la voz no era del tipo de la armadura roja y que por fin había terminado con aquello, pudiendo moverse por aquel lugar desconocido. Sin embargo, no necesitó buscar una salida, pues, tras dar cinco pasos en los que notó que el pájaro la seguía…un resplandor muy fuerte se generó frente a ella.
. . .
Voy a hacer una pequeña prueba…-concedió Marah-…ahora que ya no me siento observada, te permitiré ver un pequeño recuerdo de mi pasado. Si me estáis engañando y siguen viéndome desde la distancia...ateneos a las consecuencias.
El hombre de la armadura negra atacaba a Marah con impaciencia.
¡Está bien!-exclamó Marah mientras esquivaba los golpes y volaba alejándose de su enemigo.
La chica aterrizó lejos del hombre de la armadura negra y separó sus piernas horizontalmente un ángulo bastante pronunciado: su falda estaba completamente tensa. Tras ello, echó  un pie hacia atrás, separando las piernas también frontalmente sin perder separación horizontal. Al acabar de separar las piernas y tensar su falda duramente por dos lados, separó los brazos y los extendió. Miró hacia arriba y…se oyó un chasquido.
Aquí está…-susurró Marah.
Las gigantescas y desproporcionadas botas de la chica se habían abierto, revelando por qué eran tan enormes y pesadas. Se habían extendido en dos cruces bastante amplias a ras de suelo, de ahí que hubiera tenido que separar tanto las piernas. Aquellas dos cruces no eran otra cosa que ocho estantes repletos de armas. Parecían artículos de tecnología punta, con diseños muy novedosos y poco vistos, de aspecto pesado y devastador, todas ellas pintadas en negro y con un esmalte y un lacado que les conferían un brillo digno de joyas.
No esperes ver la totalidad de mis días anteriores...-le advirtió Marah-…ni mucho menos esperes que te los explique. Esto es sólo una prueba que tengo que superar… ¡una de muchas!
Cogió un arma con cada mano. Parecían dos metralletas. Comenzó a disparar contra su enemigo. En lugar de balas convencionales, emitían proyectiles azulados de energía. El ser de armadura negra no podía esquivar unas armas tan rápidas y, lo que era más, los disparos no sólo generaban humo en su armadura al impacto, sino que lo retractaban y hacían ver que, en efecto, le causaban daños.
Muy bien…-susurró Marah mientras continuaba disparando con una puntería exquisita.
Las dos armas, por ser iguales y haberlas accionado simultáneamente, se vaciaron a la vez. Sin perder tiempo recargando, Marah aprovechó que tenía un enorme arsenal literalmente a sus pies para dejarlas caer sobre los estantes, cayendo perfectamente colocadas, y agarrar otro par de armas: una ballesta repetidora y un lanzagranadas, respectivamente. El enemigo comenzó a lanzar proyectiles, pero la joven los disgregó disparando flechas ionizantes con la ballesta, cuya munición no eran flechas físicas sino cargas energéticas almacenadas en el interior. Tras un intercambio severo de ráfagas, Marah aprovechó que su enemigo se detenía un instante para disparar una granada a sus pies. Una esfera negra con franjas blancas salió disparada y causó una ingente explosión que lanzó por los aires al enemigo. Sin perder tiempo, Marah cambió sus dos armas por un enorme rifle de francotirador que montó uniendo dos partes del tamaño de las armas anteriores y, con ayuda de la mira de precisión, apuntó a su enemigo entre el humo de la explosión, aprovechando para disparar pesados proyectiles de plasma, casi energía pura. Pese al increíble tamaño y masa del arma, los disparos eran casi tan rápidos como los de un rifle de asalto. Cuando, entre disparos, el hombre cayó, Marah desmontó el rifle y guardó las partes en su arsenal, sustituyéndolo por una escopeta con tambor giratorio y un pequeño cañón de mano. Sin dejar que su enemigo se levantara, la doctora comenzó a disparar rápida y despiadadamente la escopeta, haciendo que el tipo de armadura negra se retorciese en el suelo. La expresión facial de la chica había cambiado bastante: se encontraba totalmente concentrada, y mantenía un semblante serio. Sin que aparentemente nadie lo supiera, Marah era una excelente tiradora, incluso capaz de disparar una escopeta con una mano sin experimentar retroceso, lo cual podría deberse en parte a que estaba anclada al suelo por los estantes que emanaban de sus pies. En un momento de suerte, el hombre de la armadura negra consiguió levantarse y saltó hacia la chica, quien se colocó la escopeta detrás de la cadera y, con el otro brazo, apuntó con el cañón de mano, dejando salir de él un chorro de energía de color dorado que voló ruidosamente hacia su objetivo, causando una salvaje vibración en el ambiente y haciendo que el enemigo saliese disparado.
Y, para acabar…-susurró Marah.
Se oyó un chasquido parecido al de un seguro siendo quitado. Con una energía inesperada, Marah saltó del centro de su arsenal: se había desligado completamente de las botas y se dirigía a su enemigo con un salto de fuerza temible. Debajo de las botas llevaba unas zapatillas planas muy finas de color blanco con ribetes del color del latón amarillo que protegían sus pies de la intemperie.
¡YIAAAAAAAAAAAAAAH!-gritó la chica.
Una fuerte secuencia de patadas giratorias ascendentes atropelló al enemigo, obligándolo a ascender de nuevo.
¡HAAAAAAH!-insistió-¡HAH! ¡HAH! ¡HAH! ¡HAH! ¡HAH! ¡HAAAAAAAAAAH!
Comenzó a patear de manera alternada con ambas piernas a su enemigo hasta estamparlo en lo alto de la pared con los dos pies, propulsándose hacia abajo mientras él caía libremente.
Cuando ambos estuvieron de nuevo en suelo firme, Marah castigó a su oponente con una sarta de patadas giratorias. Acto seguido, hizo que sus guantes se replegaran en sus muñecas, quedando sus manos desnudas. Desde ese momento, sus puñetazos podían dañar a su contendiente. Tras un asalto combinado de puñetazos, codazos, golpes de palma, de hombro, de espalda, de cadera, de rodillas y de pies, Marah lanzó a su enemigo por los aires con una voltereta con patada y saltó hacia sus armas, agarrando una enorme y pesada pistola que comenzó a cargarse conforme apretó el gatillo, liberando un cañonazo de energía que interceptó y despedazó al hombre. Para cerciorarse de su éxito, Marah dejó la pistola en su sitio y unió varias partes para conformar un cañón que asió con ambas manos y que tenía la forma del capullo de una flor. Apuntó a los restos de su enemigo y disparó, dejando salir un gigantesco chorro violeta de energía que terminó por pulverizar los pedazos de aquel enemigo.
Menos mal que nadie me ha visto…-dijo Marah guardando de nuevo el arma.
Colocó de nuevo los pies en los centros de las cruces, pisó los seguros para que los estantes se agarrasen a sus pies e hizo que sus botas se cerrasen de nuevo, pudiendo volver a juntar las piernas mientras volvía a activar sus guantes. Su rostro había vuelto también a la normalidad.
Ya está, supongo.-dijo la chica llevándose las manos al pecho.
Prueba superada.-oyó que decía la voz de antes.
Definitivamente no era el hombre de negro el que había hablado, pero sí era la misma entidad que había enunciado la prueba. Sin más tiempo para pensar, la luz inundó sus ojos.
. . .
¿Qué está pasando?-se sorprendió Metallurgy.
¿No puede ser ningún fallo de este trasto gigante en el que vives?-preguntó Aquanika con desdén.
¡No hay magia en este sitio!-terció Freya-¡Esta cálida luz es claramente mágica!
Cuando el destello se deshizo y la temperatura se estabilizó, las pantallas ya no estaban…pero sí Yurika y Marah. Como era de esperar, pues lo habían visto en las imágenes, Yurika estaba acompañada del pájaro que habían visto durante todo el combate.
¡Yurika!-exclamó Freya-¡Marah! ¡Habéis vuelto las dos! ¿Estáis bien?
¡Por fin nos reencontramos!-exclamó Yurika con una sonrisa-¡Pensé que aún me quedaban más dificultades y más absurdos por acometer!
La joven se paró a mirar a su alrededor.
¡Es cierto!-exclamó con una sonrisa de alivio-¿¡Estamos en casa de Metallurgy!?
¡Sí!-afirmó Metallurgy con una sonrisa.
¡Cuánto tiempo!-comentó Yurika-No venía aquí desde que te convertiste en mi tutora académica fuera de la universidad…qué recuerdos…
Chicos…-susurró Marah-…oh…al fin…
Marah se dejó caer en los brazos de Dalton y lo besó con ternura. Con la calidez justa por la situación imperante pero con una virilidad más que notoria a su corta edad, Dalton agarró a su novia y la besó tiernamente hasta que volvió en sí.
Perdonad.-dijo Marah con una sonrisa alocada-Creo que tenemos mucho que contarnos…
Lo hemos visto y oído todo.-dijo Freya-No necesitáis explicarnos nada: os habéis enfrentado a los secuaces de Verónica y Arianelle y les habéis dado una paliza. Vosotras no habéis recibido señales de nosotros, ¿verdad?
Ninguna, por desgracia.-respondió Yurika.
No, nada.-corroboró Marah-¿Lo habéis visto TODO?
Bueno, casi todo.-explicó Freya-A ti sólo te hemos visto cuando no conseguías dañarlo. Luego se ha perdido la imagen hasta que habéis vuelto las dos juntas…
Marah resopló aliviada.
¿Qué ha sucedido?-preguntó Freya.
Preferiría no hablar del tema…-dijo Marah-…por favor.
La muñeca enfermera se anda con secretitos…-Aquanika miró a Marah con desdén.
¡He dicho que no me encuentro dispuesta a hablar de ese asunto!-respondió Marah sin titubear ante una mujer mucho más peligrosa que ella-¡Compréndeme!
Tranquila, Marah…-susurró Dalton mientras abrazaba a su compañera sentimental por la espalda-…nadie te va a obligar a hablar, ¿verdad?
Eso espero…-dijo Marah temblando-…es que yo…-agarró los brazos de Dalton-…las he abierto…
Dalton cerró los ojos un momento, pensativo. Acto seguido, los volvió a abrir.
No te preocupes.-insistió el chico.
Respetaremos tu privacidad, Marah, no te preocupes.-explicó Freya-No obstante, no podemos relajarnos: las circunstancias se complican inexorablemente. Al igual que muchos no podremos comprender qué hace aquí ese pájaro que está con Yurika, imagino que vosotras echaréis en falta a Yamiyuki. Vamos a hacer esto lo más simple posible: ese animal ha venido a decirnos algo y parece que lo va a hacer pronto y, respecto a Yamiyuki…bueno, no hay mucho que explicar: después de que desaparecierais, logramos rescatar las máquinas del difunto hospital Furuhana, y ahora las tenemos aquí en esta sala. Además, en ese barco nos enfrentamos a Verónica, la princesa demoníaca enemiga de Aquanika, así como a Ikaruga Otonashi y a Ayame Rei por última vez: ella está muerta gracias a Ibara, mientras que Ayame está listo para ser utilizado en esta camilla, todo por cortesía de Itami. Después de eso intentamos abandonar el barco pero nos encontramos con Nokanys de nuevo, así como con una versión de otro futuro más cercano al nuestro de Pamela Rosenstiehl, nuestra prófuga favorita, después de lo cual Yamiyuki tuvo que dejarnos porque ha aparecido un pariente suyo de esta época en medio de todos los hechos: Yamibara Kuroi, un potencial enemigo y una auténtica bestia de poder desmedido que sólo Yamiyuki puede contener. ¿Alguna pregunta?
Ninguna.-respondieron Yurika y Marah a coro.
Lo mejor de no aceptar a personas no superdotadas en este grupo es que no hay que andarse con explicaciones adicionales.-comentó Freya con una sonrisa de satisfacción.
Hay que ponerse a trabajar, supongo.-dijo Marah con seriedad-Ya están todas las máquinas, y ése de ahí es el tanque donde duerme Ayako. El tratamiento puede tener lugar ahora.
Nikola y Dalton parecían entender las causas y por ello no se alarmaban, pero los demás se sorprendieron por el cambio en el comportamiento de Marah, quien solía ser más alegre y dicharachera.
Bien pues.-dijo Freya-Hace un tiempo hablé con Yamiyuki acerca de qué sucedería si tuviéramos que proceder sin él en algún momento, y me dijo que nunca dudásemos…por lo que creo que es el momento de tratar a Ayako.
Está bien.-afirmó Marah-Vamos manos a la obra.
Antes de nada, será necesario hacer una redistribución.-dijo Freya sacando una tarjeta negra violácea de uno de sus bolsillos ocultos.
Lanzó la tarjeta contra Itami, quien la atrapó al vuelo.
Somos muchos en esta sala.-dijo Freya-Nos quedaremos Marah y yo en calidad de médicos, Metallurgy y Dalton en calidad de ingenieros y Nikola como ingeniero adjunto y familiar de la paciente. Paralelamente, Itami, llévate a Ayame de aquí, ve con Ibara y utiliza esa tarjeta como creas conveniente. Aquanika, Yuuji, Yurika…por favor, esperad fuera.
. . .
¡No puedo creérmelo!-se sorprendió Yamiyuki.
Yamibara había sacado a Megami al campo de batalla…y su forma no era ni más ni menos que la del clon de Dalton con cabello negro y ojos violetas. Aquel tipo que los persiguió incesantemente tras el golpe de Estado, el que entró en el edificio de Dalton y casi acaba con él…aquel hombre silencioso era Megami Kuroi, pero… ¿cómo? ¡Si Megami siempre había sido una mujer!
¿Sorprendido, primo?-preguntó Yamibara con sorna-Megami aceptó solemnemente someterse a mis…intervenciones quirúrgicas.
¡NO!-bramó Yamiyuki-¡DE NINGUNA MANERA! ¡NO, DESGRACIADO! ¡NO PONGAS TUS SUCIAS MANOS ENCIMA DE LA MATRIARCA! ¡APROVECHARÉ EL PLIEGUE TEMPORAL Y VIAJARÉ PARA IMPEDIR TU MALDITO NACIMIENTO!
¿Quién te ha dado permiso para convertirme en un hombre?-le espetó Megami-¡Y encima canijo! ¿Por quién me tomas, intento de madurito sensual?
Tal para cual, ¿verdad, Megami?-preguntó Yamibara.
El hombre cuya identidad por fin se conocía asintió.
No obstante…-Yamiyuki oyó la voz de aquel tipo por primera vez-…nuestro vínculo también es especial.
Así que sólo hablas con Yamibara…-comentó Yamiyuki.
¡Yamiyuki!-exclamó Megami-¡Voy a darle una paliza a ese enano impostor! ¿Alguna objeción?
Ninguna, mi Matriarca.-respondió Yamiyuki.
Megami giró sobre sí misma repetidamente y, en un grito de guerra, se lanzó envuelta en un tornado de oscuridad que terminó en una patada giratoria que barrió al clon de Dalton. Tras el impacto, la propia Megami se deshizo en un grito de dolor y salió expelida.
¡JAJAJAJAJAJA!-Yamibara se reía con desdén.
¡No!-exclamó Yamiyuki-Megami, ¿estás bien?
Sí…-dijo Megami-…pero he sufrido el daño de mi golpe yo también…
Suele pasar cuando te golpeas a ti misma.-puntualizó Yamibara.
Vete al infierno, deshonra familiar.-le espetó Megami.
Yamibara soltó otra risotada.
Estúpido loco…-dijo Megami-…tiene que haber alguna forma de acabar con él… ¡si la vez anterior fui yo quien venció a ese enano!
La vez anterior no podías salir de mi cuerpo…-dijo Yamiyuki-…tal vez por eso no eras tú del todo…
Puede ser.-concedió Megami-¡Hagamos otro experimento! Atízale al enano mientras le doy un escarmiento a ese Yamibara…
Eso está hecho.-respondió Yamiyuki.
¡Me parece un buen juego!-exclamó Yamibara-¡Megami, a por el chico!
Tus deseos son órdenes.-dijo el clon de Dalton.
Megami se lanzó a por Yamibara y comenzó a lanzarle puñetazos y patadas. Paralelamente, la versión masculina comenzó a atacar a Yamiyuki con patadas altas, pero éste las esquivaba.
¡Bien!-exclamó Megami mientras vapuleaba a Yamibara con facilidad-¡Esto funciona!
¡Te lo dije, Yamibara!-exclamó Yamiyuki mientras forcejeaba con el clon-¡Te dije que perderías este combate!
Yo no estaría…tan seguro…-amenazó Yamibara.
El pariente de Yamiyuki comenzó a deformarse ante los golpes de Megami, convirtiéndose en una amalgama de metal líquido que envolvió a la mujer en una burbuja que se hizo cada vez más y más pequeña. Finalmente, se convirtió en el cuerpo de Yamibara, quien transformó su brazo en un cañón y disparó a Megami fuertemente por los aires.
¡RAAAAAAAAAAAAAAAAGHHHHHHHHHHH!-gruñó Megami.
¡Maldita sea!-bramó Yamiyuki.
El clon de Dalton lanzó un rayo de oscuridad, pero Yamiyuki lo esquivó y contraatacó dándole un puñetazo en la cara. El golpe se transmitió a Megami, que fue propulsada al suelo hasta caer duramente contra el mismo.
¡Me dices a mí rebelde y pegas a la creadora de tu familia!-exclamó Yamibara sobreactuando-¡No eres tan bueno como te describes!
¡Majadero!-gritó Yamiyuki-¡Pagarás esto muy caro!
Ya lo veremos.-susurró Yamibara.
Yamibara chasqueó los dedos y liberó un enorme huracán que arreció contra Yamiyuki y Megami.
¿También controla el viento?-se sorprendió Yamiyuki-¡Esto no es magia!
¡Aficionado!-le espetó Megami.
Se interpuso entre el huracán y Yamiyuki y deshizo el ataque de viento con la palma de una mano.
Eres realmente persistente…-dijo Yamibara-…pero conseguiré que la desesperación se apodere de ti. ¡Blackening Ether Lagoons! ¡Satellite III!
Sendas explosiones blancas azuladas arreciaron contra Yamiyuki y Megami, retractándolos levemente.
¡Ether Grave!-insistió-¡Blizzard III!
Unas explosiones de hielo golpearon a la pareja de nuevo.
¿Qué demonios es esto?-Yamiyuki no daba crédito a lo que veía y sentía-¿¡También dominas el Ether, como Dalton y Marah!?
Eso parece.-dijo Yamibara-De hecho, estoy investigando una nueva línea…y esa mujer que está en el suelo será el sujeto de prueba perfecto…
De nuevo una alusión a la inconsciente Pamela. Nokanys le había golpeado muy fuerte hacía unas horas…
Vamos a intentar otra cosa, Yamiyuki…-dijo Megami-…sigue mis instrucciones.
¡De acuerdo!-aceptó Yamiyuki.
Megami se lanzó a por el clon de Dalton. Lejos de herirle, le impidió hacer nada a la vez que ella quedaba también impedida: fuerza contra fuerza, una pelea directa, un forcejeo. Megami comenzó a ennegrecerse.
¿Qué vas a hacer?-preguntó Yamiyuki preocupado.
¡No te preocupes por mí y limpia a ese psicópata del mapa!-bramó Megami.
¡HWOAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!-gritó Yamiyuki mientras cargaba contra Yamibara.
¡Estúpido terco!-le espetó Yamibara-¡No puedes vencerme!
Yamibara comenzó a lanzar agua contra Yamiyuki, pero éste sacó un as de debajo de su manga.
¡Fiebre Escarlatina!-exclamó Yamiyuki con decisión.
Toda su piel se volvió de un rojo rosado intenso, como si estuviera completamente cubierto por quemaduras solares intensas. El agua de Yamibara se evaporaba al contacto con su cuerpo, y sus capacidades se habían multiplicado sobremanera. Al llegar frente a Yamibara, lo agarró de la casaca a la altura del pecho, evaporando su capa protectora de agua, y lo levantó con una mano, tras lo cual le lanzó un fuerte puñetazo que lo hizo salir expelido. Sin perder el tiempo, Yamiyuki corrió hacia su presa, saltó y lo interceptó al vuelo con una sarta de patadas que coronó dando un fuerte puñetazo descendente que enterró a Yamibara varios metros contra el suelo. Tras ello, Yamiyuki aterrizó de rodillas en el suelo, volviendo su piel a su color normal.
¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGH!-chilló Yamiyuki.
Profirió un desgarrador alarido de dolor. La Fiebre Escarlatina era una técnica de altísimo nivel sólo disponible para aquellos nacidos con el poder del fuego, y permitía dañar lo indestructible a causa de sufrir el más ardiente de los dolores durante un tiempo equivalente.
¡AÚN NO HEMOS TERMINADOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!-chilló Yamiyuki mientras aguantaba el dolor.
Invocó su poder oscuro. La oscuridad podía alimentarse del dolor y convertirlo en su propia fuerza. Así, Yamiyuki se entregó a su dolor mientras descendía por el boquete que había abierto con el cuerpo de su oponente y, lejos de la vista de cualquier persona a la altura del suelo, lo hizo chilllar a él de dolor por primera vez.
¡UWAAAAAAAAAGHHHHHHHHHHH!-gritó Yamibara.
¡JÓDETEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!-exclamó Yamiyuki con una mezcla de dolor por su fuerza y triunfo por su golpe certero.
¿Cómo osas…-Yamibara trató de plantarle cara a Yamiyuki, pero, por primera vez, comprendió su potencial.
¿CÓMO OSAS TÚ OPONERTE ASÍ A LA NOBLEZA DE LOS KUROI?-bramó Yamiyuki mientras sacaba a Yamibara de aquel boquete de un tirón.
Con una continua y recíproca conversión de dolor y fuerza, Yamiyuki persiguió de nuevo a Yamibara y lo golpeó con suma elegancia, con movimientos casi sibaritas, pero poniendo en ellos gran parte de su poder y de su rabia.
Sólo tengo que resistir tus golpes de aficionado…-dijo Yamibara entre jadeos-…acabarás destruyéndote a ti mismo…
¡Y una mierda!-respondió Yamiyuki mientras apartaba a Yamibara de una patada.
Alrededor de Yamiyuki se dibujó un círculo de oscuridad con un símbolo extraño parecido a un corazón.
¡No puede ser!-exclamó Yamibara-¿Dominas el poder elemental de la oscuridad hasta tal nivel?
Esto no es ni el principio.-dijo Yamiyuki.
Entonces…-preguntó Yamibara con los ojos muy abiertos-… ¿las conoces?
¿Te refieres a la derivación elemental oscura? ¿A “ellas”?-preguntó Yamiyuki sádicamente mientras su enemigo veía atemorizado cómo todas sus heridas se cerraban y su prístina belleza se restablecía.
Sí…-susurró Yamibara.
Como la palma de mi mano.-respondió Yamiyuki con una sonrisa macabra.
¡Megami, encárgate de ella!-exclamó Yamibara mirando hacia arriba-¿Qué…
La auténtica Megami había paralizado al clon de Dalton.
¡Megami!-exclamó Yamiyuki.
¡Tres días serán suficientes!-exclamó Megami-¡Voy a sellarme a mí misma! ¡No podrás saber nada de mí en tres días, pero asegúrate muy bien de que para entonces sabrás impedir que este impostor haga lo propio eternamente y nos separe, maldiciendo a la familia!
¿Qué locura es ésa?-preguntó Yamiyuki.
¡Tienes a Yamibara a tiro!-exclamó Megami-¡Y los demás te están esperando! ¡No es ninguna locura! ¡Confío en ti!
Megami desapareció súbitamente, llevándose consigo al clon de Dalton: parecía que a Yamibara no se le había ocurrido eso, pero, ahora que ya lo sabía, pasados tres días podría hacer que el clon de Dalton, tras volver a la realidad, se sellase voluntariamente para la eternidad, causando que todas las existencias paralelas de Megami se cortasen y la familia Kuroi se viese inmersa en una maldición.
Ahora estamos solos…-dijo Yamiyuki amenazante tratando de no preocuparse por las últimas palabras que había dicho Megami.
¡No cantes victoria!-le espetó Yamibara-¡Haberme dado dos golpes no te hace el ganador! ¡He de retirarme al laboratorio a estudiar esto! No sin antes…
Una luz morada comenzó a brillar en el pecho de Pamela. El cuerpo inconsciente de la mujer comenzó a levitar alrededor de Yamibara.
…llevarme a esta preciosidad.-dijo Yamibara-Será la joya de mi corona. Ten por seguro, Yamiyuki, que antes de tres días volveremos a vernos y pagarás muy caro todo lo que te has atrevido a hacer.
He hecho lo mínimo que merecías.-Yamiyuki se encogió de hombros.

Sin terminar de creérselo, el chico vio cómo su pariente se esfumaba de allí, llevándose a Pamela consigo. No sabía si se trataba de una victoria o una derrota, pero allí estaba…con más asuntos que atender en aquel momento.

2 comentarios:

  1. De Yurika no esperaba menos, la verdad, ha ido evolucionando un montón desde que empezó la historia y ya está al nivel de los demás.
    De Mara me extrañaba que fuera menos guerrera y tan modosita (bueno, ahora ya está claro que no lo es xD) me ha sorprendido pero me ha gustado porque ahora casa más con el grupo.
    Con Yami nos dejas con la intriga aunque el combate ha estado muy bien. No sabía como solucionarías lo de Megumi pero ha quedado bastante bien.

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    1. Me alegro de que te haya gustado el episodio, de verdad, me resulta muy positivo recibir comentarios como éstos porque suponen una amable recompensa para mi "trabajo" y porque también me sirven para evaluarme a mí mismo y ver si he logrado transmitir lo que quería. Como puedes ver, ya van diecinueve episodios de la temporada, y no hay que ser un genio para vislumbrar que queda poco...así que esta semana y la siguiente van a estar llenas de adrenalina floreciente, ¡no te lo pierdas! Me alegra especialmente que me comentes lo de Yurika, sobre todo porque en la primera temporada me comentaste una vez algo bastante contrario. Me parece muy normal que cada uno tenga su opinión sobre mis personajes, pero esto en concreto me deja ver que he conseguido hacer que Yurika evolucione como tenía pensado, y eso me alegra. Ahora que vamos a cambiar de arco, Marah tendrá algo más de peso en esta parte por ser la médico y, bueno...la historia de los Kuroi da para una obra entera, pero trataré de extender como se merecen aquí las partes de la misma que son necesarias. ¡Muchas gracias por tus comentarios, sigue disfrutando!

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