miércoles, 4 de marzo de 2015

[TY] Episodio 28: Entre amigos

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 28: Entre amigos

Los cinco Taimanin terminaron de aniquilar a las bestias demoníacas. Por suerte para ellos, Belladonna no les salió al paso después de hacerlo: debía de estar ocupada con otros asuntos en aquel caótico marco.

¿Dónde estará Yamiyuki?-se preguntó Inuhito en voz alta.

Será mejor que nos separemos.-propuso Shirubei-Tal vez así lo encontremos más rápido…

De acuerdo.-accedió Inuhito-¿Cómo nos repartimos?

Propongo dividirnos según las áreas que más hayamos podido ver.-dijo Rito-Yo iré con Aoi a explorar las zonas más externas, ya que él ha estado en carretera y yo en un edificio colindante a las vías de comunicación. Nos alejaremos de esta parte y os la dejaremos a vosotros ya que, según nos habéis contado, conocéis esta parte con relativa familiaridad.

Hagane, Inuhito y Shirubei asintieron.

Nos moveremos por estos nudos de pasillos.-dijo Hagane-Ahora que hemos derrotado a algunos líderes, las medidas de aislamiento han decaído y podemos usar nuestros comunicadores. ¡Nos mantendremos en contacto a distancia! ¿De acuerdo?

Me parece perfecto.-asintió Rito-Os avisaremos a la mínima. ¿Nos vamos, Aoi?

¡De acuerdo!-asintió el chico de cabello azul.

Los dos jóvenes se fueron, dejando a los otros tres a cargo de explorar aquel laberíntico complejo.

Yo he recorrido todos esos pasillos.-dijo Shirubei señalando con un dedo-Ni rastro de Yamiyuki en ellos.

Yo ésos.-añadió Hagane-Ojalá me lo hubiera cruzado, pero no ha sido así…

Yo he venido por aquí y he tenido la misma suerte que vosotros.-señaló Inuhito.

Comenzaron a desplazarse por los pasillos que no habían recorrido.

. . .

Belladonna se había alejado porque los Fuuma la habían distraído. Era el momento: Yamiyuki aprovechó toda la conmoción para salir de allí y buscar una salida. Las torturas, las palizas y los malos tratos de los demonios lo habían dejado débil, pero todavía tenía mucho que hacer allí. Como había estado encerrado en el laboratorio, no entendía por qué de repente había tanto bullicio en aquel inmenso edificio.

¡Taimanin!-oyó una voz-¡Están sueltos!

El chico vio a una mercenaria Mazoku avisar a sus compañeros. Corrían por un pasillo algo alejado. Así que había más Taimanin allí…eso explicaba las caóticas circunstancias. El joven quiso pensar que se trataba de sus amigos, pero podrían ser otros camaradas de Gokuruma que hubieran emprendido la misión de rescatarlos, ya que lo último que pudo ver de sus amigos fue su captura en aras de salvarlo. Fuera quien fuere, ahora no podía salir de allí y volver a casa: tenía que asegurarse de que se encontraba con los otros Taimanin, pues, de lo contrario, se quedarían allí buscándolo y podrían acabar muertos. Decidió seguir de cerca de los mercenarios.

¡Tengo que encontrar a los demás!-pensó Yamiyuki-Si son mis amigos, significará que se han librado de sus captores y podremos salir juntos de aquí. Si no son ellos, entonces estarán todavía atrapados y tendremos que salvarlos…

. . .

Aoi y Rito caminaban por un sendero al aire libre. Habían encontrado una salida de emergencia y se dirigían al pequeño edificio secundario al que podía accederse desde aquel sendero. Al estar tan aislado, podría ser un buen lugar para ocultar a un rehén…o eso pensaron.

No tienes buena cara, Aoi…-comentó Rito.

No puedo evitar sentir rabia por mi combate contra Kazark.-se excusó Aoi-Lo tenía en mis manos…estaba a punto de acabar con él…

Los Mazoku son cobardes.-respondió el joven de cabello verde-No eres el primer Taimanin al que le sucede esto ni serás el último. A mí ha estado a punto de darme una paliza esa Virgo…

¿Sabes lo que más me jode?-no era muy frecuente en Aoi utilizar palabras malsonantes, lo cual indicaba la magnitud de su enfado-Que ese ogro ha intentado reírse de mí y de nuestra amistad…sé que sus palabras son vacuas, pero no tiene derecho a hablar sin saber… ¡maldito!

Aoi…-suspiró Rito-…sé que eres un chico fuerte y valiente. Conozco tu mentalidad y sé que no te dejarás vencer por esos juegos psicológicos. Ahora estás enfadado, pero, cuando la cabeza se te enfríe un poco, te podrás relajar y entender que esos tipos no merecen nuestra preocupación. ¿Se rió de nuestra amistad? ¿Y qué? Nosotros sabemos lo maravillosa que es: nadie más necesita saberlo.

Qué razón llevas…-dijo Aoi-…y cómo me gustaría poder pensar como tú ahora mismo. Supongo que no puedo evitarlo: todos tenemos un mal día, ¿no es así? Se me pasará, de eso no tengas duda. Me quiso hacer creer que era débil…maldito rastrero…

La fuerza no lo es todo.-dijo Rito-No eres débil y, aunque lo fueras, eso no significaría que no tuvieras ninguna virtud. Mírame: soy tremendamente fuerte y, sin embargo, he estado a punto de morir a manos de un demonio. ¿Me voy a creer débil por eso? ¡Ni en sueños!

Gracias por animarme, Rito.-dijo Aoi-Necesitamos salir por ahí un fin de semana cuando todo esto acabe, relajarnos, poner nuestras ideas en su sitio y archivar este caso tan amargo…

¡No lo dudes!-Rito le sonrió y le guiñó un ojo a su amigo-No obstante, no hace falta que esperemos al fin de semana: podemos darnos un pequeño respiro ahora…

¿A qué te refieres?-preguntó Aoi.

No hay manera de que Yamiyuki esté por aquí.-dijo Rito-Vamos a explorar esa especie de cobertizo de todas maneras, pero la intuición me dice que está cerca de donde los demás están buscando. Por eso he dejado a tres hombres allí y a dos aquí: es todo estrategia. Por eso te he traído conmigo, porque he visto en tus ojos que algo no iba bien: es todo estrategia. Estar siempre en las mejores condiciones a la hora de una batalla es parte de la misión y cuenta como un paso más del procedimiento operativo: es todo estrategia.

Aoi se quedó algo asombrado y pensativo. Si había alguien en el grupo que podía intentar medir sus habilidades estratégicas con las de Yamiyuki, ése era Rito, si bien su aspecto corpulento y vigoroso hacía pensar que dedicaba más tiempo a sus músculos que a su formación.

Y…-se aventuró a preguntar Aoi-… ¿en qué consiste toda esta estrategia?

¡Tú y yo vamos a hacernos una buena paja!-propuso Rito-La necesitamos, créeme. Los otros tres han podido darse una alegría en medio de todo esto, así que sería abogar por la máxima igualdad entre nuestras condiciones de trabajo. Además, en mi caso es una gran necesidad porque me ha tocado enfrentarme a una mujer muy musculosa y me ha calentado lo que no está escrito…y quiero desquitarme por no haber podido ganar. Tú también necesitas vaciar un poco el depósito, tienes la cabeza un poco embotada y no podemos permitirnos que nuestro ingeniero trabaje con el juicio nublado. Por supuesto, si de verdad no quieres, no voy a obligarte, pero… ¿qué me dices?

Me sabe mal declinar tu propuesta con lo buenas que son tus intenciones, pero…-dijo Aoi-…ya sabes…no me gusta mucho la idea porque…ya sabes…

¡En casa sabemos todos el problemilla que tienes!-insistió Rito-¿Crees que voy a asustarme o a sorprenderme? Muchos hombres están en la misma situación que tú, y ya es hora de que empieces a creerme cuando te digo que tiene solución…

Claro que la tendrá…-dijo Aoi-…pero no me veo haciéndolo…

Aoi.-dijo Rito-Soy tu hermano, tío. Los hermanos estamos para apoyarnos, querernos y comprendernos. Todos tenemos cosas que nos atormentan, pero, ¿por qué no dejas de enterrarlas en la soledad y las compartes con los que queremos ayudarte? Sufrir en silencio no remediará tus males, así que todo lo que puedes hacer conmigo es ganar…ya que tampoco tengo nada que pueda agravar ningún aspecto de tu vida. Respetaré tu decisión si no quieres que lo hagamos, no obstante.

Espera…-dijo Aoi-…sé que te estoy mareando, pero, aunque me sigue pareciendo un poco atípico, entiendo lo que me estás diciendo y creo que tienes razón. No voy a preguntarte que si puedo confiar en ti porque está claro que sí. Tal vez hubiera dicho que sí en el primer momento si me hubieras pillado de mejor humor…pero quiero intentarlo, por mí y por ti. ¿Vamos?

Rito sonrió.

¡Claro!-exclamó mientras le daba unas palmadas en la espalda a su amigo-¡En momentos como éste, un hombre necesita masturbarse! Tus ideas se aclararán, ¡ya lo verás! Vamos a ese recoveco…

Los chicos se acercaron a un callejón que estaba detrás de la caseta que querían explorar. Era bastante estrecho y pequeño, lo suficiente como para hacerlos sentir cerca el uno del otro a la vez que podían mantener un espacio algo reservado.

Relájate.-dijo Rito-Apóyate en una pared y destensa tus músculos todo lo que puedas. No es la primera vez que te haces una, ¿verdad?

Qué gracioso.-se sonrió Aoi-Desde luego que no…

Entonces sé tú mismo y actúa con naturalidad.-respondió Rito mientras se apoyaba en la pared de enfrente.

Frente a frente, los Taimanin comenzaron a masajear cada uno su entrepierna. La locura de estar masturbándose en medio de una misión y el lógico raciocinio de las ventajas tácticas que aquel acto tenía se compensaban en una armoniosa y dicotómica ambivalencia.

Dicen que los niños crecen muy rápido en casa de los vecinos…-dijo Rito con sorna mirando la entrepierna de su amigo.

Aoi era muy consciente de que estaba teniendo una erección: los planes de su amigo funcionaban y se sentía agradecido por ello. Le miró entonces la entrepierna a él: su pene era gigantesco y amenazaba con romper su traje de combate.

Mira quién fue a hablar…-dijo Aoi con una media sonrisa-…vamos a quitarnos los guantes, ¿no?

¿Sólo los guantes?-Rito le guiñó un ojo.

Los mitones verdes de Rito y los guantes largos negros de Aoi fueron depositados sobre la tapa de lo que parecía un contenedor. Tras esto, comenzaron a desabrocharse los uniformes. La malla verde de Rito se abría por la mitad con una cremallera, revelando su ropa interior a punto de ser destrozada por su gigantesco miembro viril. Por su parte, Aoi tuvo que desabrocharse el cuello marinero, abrirse el uniforme y sacar los brazos de él antes de continuar bajándoselo para exponer su ropa interior. Su pene parecía pequeño al lado del de Rito, pero no lo era realmente. Su erección podía leerse a través de sus apretados calzoncillos como un libro abierto.

¿Haces los honores?-preguntó Aoi.

Será un placer.-dijo Rito con una sonrisa.

Se bajó los calzoncillos y dejó ver su gigantesco y pesado pene. Su prodigioso y entrenado prepucio le aseguraba unas condiciones de fricción y lubricación muy placenteras. Aoi no pudo evitar sorprenderse.

Aquí se ve mejor que en las duchas, ¿eh?-comentó el chico de cabello verde restándole gravedad a la situación-No pasa nada, no va a morderte. Déjame ver el tuyo, anda… nos lo pasaremos bien.

Aoi asintió mientras tragaba saliva. Tenía un pequeño nudo en la garganta. Despegó la elástica tela de sus calzoncillos de su piel y retiró la ropa interior, dejando ver un pene con una forma muy estilosa y fácil de recordar. Tenía una curvatura ascendente que le daba un aire de optimismo. En consonancia, sus testículos, algo pequeños, estaban bastante pegados al cuerpo, como si quisieran dar apoyo a su miembro que tan alto apuntaba. La longitud era superior a la media, pero nada tan espectacular como lo que tenía Rito entre las piernas. Era delgado y estilizado, con un abombamiento muy legible en el cuerpo esponjoso, una depilación perfecta y una piel tan pálida como la del resto de su cuerpo. Su prepucio era muy ceñido y tenía un aspecto algo más pálido que el resto del pene.

¿Ves?-preguntó Rito-No pasa nada. Absolutamente nada.

Cierto es…-suspiró Aoi.

El Taimanin de cabello azul se sentía mucho más tranquilo. Aparentemente, todo estaba bien, pero había algo que llevaba toda su vida inquietándolo. Tenía el orificio prepucial bastante cerrado, por lo que poco podía verse de su glande, que parecía tener un color muy vivo. Cuando se frotaba el pene con las manos para masturbarse, su piel apenas deslizaba sobre su glande, experimentando retracciones cortas e incompletas. En lo poco que dejaba ver de su glande podían apreciarse algunas marcas de constricción de un aspecto muy natural: Aoi tenía fimosis y no le había puesto remedio hasta el momento.

No voy a insistirte con el tema porque ya te vuelvo a ver la cara larga…-dijo Rito mientras se daba masajes en el pene-…estamos haciéndonos una paja, relájate y disfrútala. Hay miles de hombres con fimosis, te aseguro que no es el fin del mundo.

Aoi quería creer las palabras de su amigo, pero le era difícil, sobre todo cuando lo veía retraer y devolver su prepucio muchos centímetros por detrás de la corona.

¡Alegra esa cara!-insistió Rito-No me tomes a mí como referencia…mi caso también es especial. ¿Por qué no les pides a los demás que te dejen ver los suyos para que te hagas una idea mejor? Si mal no recuerdo, Shirubei también tiene el prepucio estrecho y, sin embargo, le va muy bien…

Tienes razón.-dijo Aoi mientras se masturbaba con dedicación y cariño-Voy a disfrutar este momento y a pensar en las cosas más negativas cuando me encuentre más dispuesto para ellas.

¡Así se habla!-Rito sonrió-¡Dale con alegría! No tenemos mucho tiempo…es una pena…tendremos que ir rápido.

No pasa nada…-dijo Aoi-…lo primero es lo primero.

Los dos chicos se miraron y asintieron. Comenzaron a masturbarse de manera vigorosa y frenética. Verse el uno al otro les ayudaba a sentirse en confianza, en buen ambiente, en una atmósfera tranquila.

Lo único que no me ha terminado de gustar de todo esto…-comentó Aoi mientras se daba placer-…es que no tenemos nada para limpiarnos.

En ese caso…-Rito arqueó una ceja-…sólo tendremos que exprimir todo el semen que nos salga para que no nos manche la piel. De cualquier manera, tendremos que ducharnos cuando acabemos con esto, así que, entre sudor y magulladuras no veo demasiado problema en unos miligramos de semen. En otras circunstancias iría a lavarme a fondo justo después, pero ahora no podemos.

Bien pues.-dijo Aoi-La verdad es que te tengo que agradecer este momento…hacía mucho que no me sinceraba tanto con el tema de mi pene y, aunque me aterraba la idea de que otras personas lo vieran, enseñarlo ha sido lo mejor que he podido hacer. Y… ¡qué placer!

¡Ya te digo!-coincidió Rito-Creo que voy a correrme… ¡apártate!

Aoi se ladeó. Rito se deshizo en un multiorgasmo, regando la pared con varios chorros de semen.

¡Guau!-exclamó Aoi-¡Te sigo de cerca!

El otro Taimanin incrementó la velocidad con la que movía su mano. Sintió que una ardiente mecha se quemaba dentro de su pene: la eyaculación. Entre espasmos de placer, un chorro de semen salió de su interior. No obstante, el prepucio lo amortiguó e impidió que saliera disparado, formando un cúmulo en el orificio prepucial que comenzó a caer al suelo por su propio peso, goteando y chorreando elegantemente al mismo tiempo que su dueño jadeaba.

¡Qué buena!-lo felicitó Rito-¡Te aseguro que llegará un día en que tus chorros surcarán los cielos! Asegúrate de apretar con los dedos la zona del prepucio para que salga todo el semen que haya podido quedarse.

Los chicos exprimieron sus penes todo lo que pudieron, tras lo cual se recolocaron los uniformes. Antes de ponerse los guantes, Rito le tendió la mano a Aoi. No dudó en estrechársela: aquel momento los había unido aún más. Se pusieron entonces los guantes y se decidieron a explorar la caseta. Justo cuando iban a entrar, oyeron una explosión y se fijaron en el edificio del que habían salido: un géiser de llamas brotó de uno de los puntos.

¡Maldición!-exclamó Aoi-¡Tenemos que ir a por los demás!

¡No hace falta!-la voz de Inuhito resonó entre Rito y Aoi.

El chico había salido del edificio y se había colocado entre sus amigos a gran velocidad.

¡Algo muy extraño está pasando ahí dentro!-los informó Inuhito-¡La construcción entera se va a pique!

Shirubei y Hagane no tardaron en salir por el mismo sitio que Inuhito.

¿No habéis encontrado a Yamiyuki?-preguntó Rito.

Ojalá.-Shirubei negó con la cabeza.

¡Se va a caer el edificio!-informó Hagane-Si Yamiyuki está encerrado, seguro que se lo llevan porque lo quieren vivo…nos queda aferrarnos a eso. Por cierto, ¿qué es ese edificio que se ve a lo lejos?

Hagane señaló al lugar del que Rito había salido hacía un rato.

El ring en el que Virgo y mi hermana están peleando.-respondió Rito.

¿Nos acercamos?-preguntó Hagane-No podemos dejar a Seika ahí.

¡Vamos rápido!-asintió Shirubei.

Conforme se acercaban, su camino de vuelta se vio taponado por una fila india de orcos.

¿De dónde habéis salido, hijos de puta?-se quejó Inuhito.

¡Nos han mandado a este camino para conteneros!-dijo uno de los orcos.

Eso es señal de que las cosas se les están poniendo muy feas a los Mazoku.-dijo Aoi.

Antes de poder enfrentarse a los orcos, una línea brillante cortó sus cabezas. Alguien estaba detrás de ellos y había lanzado un tajo horizontal para decapitarlos a todos a la vez. Cuando los cuerpos acéfalos de los orcos se desplomaron, los chicos pudieron ver a una mujer que conocían. Vestía con un uniforme de Taimanin que constaba de un maillot blanco sin mangas ni perneras muy ceñido y con un escote en forma de V que se mantenía tenso por unos cordones negros, mitones también blancos, largos y flexibles hasta casi los hombros y botas muy altas y también flexibles, también de color blanco y atadas con cordones negros cruzados. Tanto los bordes de los guantes como todos los bordes del maillot y los de los extremos de las botas estaban ribeteados con pelo sintético blanco con brillo. De su espalda colgaba una capa larga cortada en picos, blanca con un forro interior rosa. Su cabello iba recogido con la típica trenza que acostumbraba a llevar, y la joya de su frente permanecía inmóvil. En una de sus manos asía la cimitarra ensangrentada con la que había decapitado a los orcos.

Taimanin Veena, ¡presente!-exclamó la recién llegada.

¡Veena!-exclamó Shirubei-¡Menudo cambio!

Me alegro de veros.-dijo la chica a modo de saludo-Como sabéis, ya somos Taimanin graduados. He venido para apoyar a Seika. ¿Dónde está?

Antes de poder decir nada, la oyeron gritar. No era un grito de dolor, sino un grito de guerra. La pared del edificio del ring voló en pedazos ante los ojos de los Taimanin. Vieron caer un proyectil en dirección hacia ellos: Seika le había hecho una llave aérea a Virgo y la iba a estampar contra el suelo mientras giraba sobre sí misma.

¡HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!-gritaba Seika mientras tiraba a Virgo.

La Mazoku impactó contra el suelo como si fuera un meteorito. Seika se había encargado muy bien de que cayera con la cabeza, por lo que se le astilló por completo, causándole la muerte.

¡Por fin!-exclamó Seika-¡ZORRA!

Miró a su alrededor. No sólo estaba allí su hermano, sino también sus amigos y su propia amiga, Veena, junto a la cual había llegado hasta allí. Al verse a sí misma sujetando a Virgo en aquella posición tan obscena bajo la atenta mirada de los demás, volvió a cohibirse.

Hermano…-susurró mientras dejaba tirado el cadáver de Virgo y se levantaba.

Has derrotado a Virgo, Seika.-dijo Rito con una sonrisa-Muy bien hecho.

Seika se prometió a sí misma que no iba a llorar más, pero sus ojos se humedecieron en contra de su voluntad.

Has peleado con valor.-insistió su hermano-Has demostrado fuerza, valentía, perseverancia, valores, heroicidad y caballerosidad, ¡como una auténtica guerrera! Estoy orgulloso de ti, hermana.

Me prometí que no volvería a llorar…-susurró Seika-…pero…

La chica no pudo evitar bajar la cabeza y estallar en lágrimas. Rito le agarró suavemente la barbilla y le hizo levantar la cabeza.

Levanta la cabeza, Seika.-le pidió-Estas lágrimas son diferentes a las que derramaste en el pasado. Ahora lloras de felicidad porque estás orgullosa de tu victoria. Siéntete orgullosa y nunca dejes de hacerlo, eres una Sonozaki y una Taimanin. Si por esto fuera…ojalá todos pudiéramos ser unos llorones todos los días y a todas horas.

Seika sonrió. Una mujer llorando no expresaba su verdadera belleza, pero aquella sonrisa mezclada con lágrimas de alegría no era para nada fea.

 Y has estado todos estos años negándote a mostrar tu cuerpo…-dijo Veena con una sonrisa cómplice-… ¡mírate, tienes un cuerpazo!

Por un momento, Seika y Veena sincronizaron sus recuerdos.

. . .

Veena apareció en el vestuario femenino con su uniforme azul de gimnasia artística. Aquel deporte era una actividad extraescolar que le gustaba mucho y le ayudaba a mantenerse ágil y flexible. Esto sucedió meses antes de la graduación de Rito.

De verdad, Seika…-dijo la chica india-…no sé por qué eres tan reacia a mostrar tu cuerpo. ¡Mira esos músculos, son impresionantes!

Seika estaba en ropa interior, pues había terminado de ducharse y se iba a poner el uniforme escolar de nuevo. No le gustaba que otras chicas la vieran desnuda o cambiándose, pero le daba igual si era Veena.

Estos músculos son parte de mi ser…-dijo Seika marcando un bíceps-…pero a muy poca gente le gustan. Según las chicas, soy una marimacho…y no es que me importe lo que tengan que decirme o lo que piensen de mí…es sólo que no consigo estar contenta del todo con mi vida.

Seika, en serio…-dijo Veena mientras se quitaba el maillot de gimnasia para ducharse-…eres incorregible. Si quieres, te cambio los músculos.

Veena era pura fibra, como Seika pudo observar al verla en ropa interior, pero, por muy atlética que fuera su complexión, no tenía nada de músculo.

Levanto pesas todos los días, entreno muy duro y…-dijo Veena-…nada, no consigo que mis músculos crezcan. Ojalá fuera musculosa, me encantaría serlo…

¿De verdad?-preguntó Seika.

Sí.-dijo Veena-Siempre me ha gustado la idea de volverme musculosa, creo que me vería mucho más atractiva…y más teniendo en cuenta que al hombre que me gusta le chiflan las chicas con bíceps y abdominales.

Seika se quedó pensativa: no sabía muy bien qué decir.

Vamos, Seika, no hagas como si no lo supieras.-dijo Veena-Sabes que estoy enamorada de tu hermano mellizo desde que nos conocimos…

. . .

Ya sólo queda Yamiyuki.-dijo Rito-Tenemos que volver a por él… ¡aunque se nos caiga encima el edificio! Ojalá estuviera aquí…ahora mismo, tengo tanto miedo por él que no puedo evitar desear que me agarre como el día en el que nos conocimos y me haga sentir cerca de él.

Shirubei, Hagane, Inuhito y Aoi se miraron e intercambiaron miradas también con Rito. Todos recordaban aquel día. Eran unos niños muy pequeños…

. . .

¡Yo soy el más fuerte!-exclamó Rito-¡Mi papá y mi mamá son enormes y musculosos! ¡De mayor seré como ellos y me haré imparable! ¡Mirad cuánto peso! Seguro que no podéis levantarme…

Era su primer día de colegio. Se acababan de conocer. Rito había encontrado a unos niños llamados Shirubei, Hagane, Aoi e Inuhito, y parecían haber empezado a llevarse bien. Los cuatro intentaron levantarlo, pero les fue imposible. Sin importar de dónde lo agarraran, no podían levantarlo: aun siendo unos niños, Rito era mucho más grande y pesado que los demás. Cuando se hubieron cansado de jugar a aquello, el niño que entonces era Rito sintió que sus pies se despegaban del suelo. Unas manos finas lo agarraron por debajo de las axilas como si fuera un bebé y lo levantaron del suelo sin apenas esfuerzo. Cuando se giró para ver quién había sido, descubrió a otro niño, también de su clase.

¿Quién eres tú?-preguntó Rito muy sorprendido.

¡Me llamo Yamiyuki Kuroi!-exclamó el niño-¡Encantado de conoceros! Eres grande y pesas mucho, pero yo soy más grande…y, aunque peso menos, parece que soy más fuerte que tú…

¡Hala!-se sorprendió Rito-¡Es impresionante! ¿Quieres que seamos amigos?

Se sonrieron mutuamente. Los otros cuatro también sonrieron y no tardaron en formar un corro todos juntos.

. . .

De que Rito quiso darse cuenta, el resto de personas lo estaban mirando boquiabiertos.

¿Tengo algo en la cara?-preguntó Rito.

Mira al suelo…-dijo Hagane sin poder reprimir una sonrisa.

Rito vio que sus pies estaban en el aire. Se miró entonces en el pecho y vio unas manos agarrándolo de debajo de las axilas. Aquellas manos iban enguantadas en un tejido de color cereza anaranjado y poseían placas de metal negro…no había duda alguna. Se giró y vio la cara de su líder, que lo agarraba con amabilidad y lo levantaba del suelo.

¡Yamiyuki!-exclamó Rito-¡YAMIYUKI!

El chico saltó hacia su amigo y lo abrazó con fuerza. Todos los demás se acercaron. Después de intercambiar abrazos efusivos, decidieron que ya lo hablarían todo después.

Perdonad si os he asustado con las voladuras del edificio.-dijo Yamiyuki-Ya podemos largarnos de aquí. ¿Estamos todos?

Todos los demás asintieron: la misión estaba cumplida. Yamiyuki estaba libre y, por fin, todos se hallaban juntos de nuevo.

Tenemos que ajustar unas cuentas con los Mazoku.-dijo Yamiyuki-Nuestro destino es Gokuruma.

Conocemos el camino.-dijo Seika-Hemos venido desde allí. Veena y yo os guiaremos.

No hay tiempo que perder.-añadió Veena-¡Enhorabuena por vuestra liberación!

Y enhorabuena a vosotras por vuestra graduación.-dijo Yamiyuki-Estáis guapísimas. Es hora de partir…hablaremos cuando todo esto se haya arreglado.

Los Taimanin comenzaron a alejarse de aquel lugar antes de que otro conflicto tuviera lugar.

. . .

Exhausto y apoyado en una pared, el líder de la avanzadilla de los Fuuma hablaba a través de un teléfono móvil.

No hemos podido capturar a nadie…-explicó-…tendremos que intentarlo de otra manera. Los Taimanin se han perdido de vista y los Mazoku nos han derrotado…pero, por supuesto, nuestra misión sigue siendo la misma: capturar a la líder de los Neo-Nómadas para beneficiarnos de su poder y cumplir nuestros objetivos. Espera, creo que veo a alguien…

Vislumbró a Belladonna Rubidium, la mujer a la que querían atrapar. Iba acompañada de otra mujer que parecía mucho más poderosa y amenazadora.

¡No toleraré ni un fallo más!-le espetó-Te castigaré con algo peor que la muerte si no enmiendas todos los errores que habéis cometido hasta ahora tú y el resto de subordinados inútiles con los que he tenido que trabajar.

Sí, no se preocupe.-dijo Belladonna-Le aseguro que los Taimanin morirán en su propia casa…esta guerra será la última.

¡Llevas cientos de intentos diciéndome lo mismo!-bramó la otra mujer.

Excelentísima, se lo ruego, deme una última oportunidad…-pidió Belladonna.

Ojalá Ingrid me hubiera guardado la lealtad que profesaba hacia Edwin.-dijo la mujer-No sirves para nada por muy familia suya que seas. ¡Inútil! ¡VE A POR ESOS MALDITOS TAIMANIN!

¡Sí, Tigres-sama!-exclamó Belladonna antes de desaparecer mágicamente de allí.


¡Es ella!-susurró el hombre por el teléfono-Belladonna ya no importa para nada… ¡ha aparecido nuestro verdadero objetivo! Incluso ha llamado a Edwin Black por su nombre de pila…no hay duda de que la historia de la viuda del líder de los antiguos Nómadas es cierta. Ante mí se halla el objetivo de todos nuestros planes: Tigres Black.

2 comentarios:

  1. Y en mitad de la batalla.... UNAS PAJAS.
    JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
    Yo creo que es por esas pajas que están energéticos y ganan sin descanso xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
    Y ahora... a pasar de la triste Belladonna y a por otro objetivo (Vas a destrozar el corazón de esa mujer xD)

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    1. ¿Y lo divertidas que son? Hay que tener tiempo para todo. Insisto en que Belladonna aún no ha dicho su última palabra...

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