martes, 17 de marzo de 2015

[TY] Episodio 36: Complicaciones

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 36: Complicaciones

Pabellón médico de Gokuruma. En aquel lugar, los ciudadanos de aquella tierra subrepticia podían ser revisados, diagnosticados y tratados de cualquier tipo de enfermedad, fueran o no lesiones del combate contra los demonios. Apenas una hora después de la encarnizada pelea contra el traidor Benibatsu, Yamiyuki fue recibido como paciente de urgencia por la doctora Saki Himehagi, una Taimanin muy experimentada y especialista en técnicas médicas. Se decía de ella que no había enfermedad que no pudiera curar.

Doctora Himehagi…-dijo Yamiyuki-…de verdad que no es para tanto…

¿Que no es para tanto?-preguntó doctora mientras examinaba el cuerpo del chico, que estaba tumbado en una camilla-Aún no te has recuperado del trato que te dieron los Mazoku durante tantos días y, justo cuando parecía que ibas a evolucionar positivamente, te ves obligado a pelear de nuevo… ¡y no contra un oponente cualquiera! En cualquier caso, puedes estar tranquilo: si de verdad no es para tanto, lo notaré sin que me tengas que decir nada. Confío en ello, de hecho.

El joven no dijo nada más. Dejó a la especialista hacer su trabajo. Palpaba su cuerpo en busca de heridas internas, medía diversas constantes vitales con aparatos médicos comunes…nada fuera de una revisión normal. Era cierto que la pelea contra Benibatsu los había dejado muy magullados y agotados, pero no tenían secuelas graves…salvo Inuhito, que estaba destrozado anímicamente.

Ojalá fuera Inuhito el que estuviera recibiendo atención ahora mismo…-pensó Yamiyuki-…menos mal que los otros están con él.

Estás preocupado por Inuhito, ¿verdad?-preguntó la doctora mientras continuaba con el chequeo de Yamiyuki.

¿Podría no estarlo?-respondió el chico-Gokuruma se juró enterrar el tema de su hermano y del clan Yonekura, pero ahora ha vuelto por la fuerza…es normal que él esté tan destrozado. También me preocupan las heridas que hayan podido sufrir los demás, por supuesto.

¿Y no te preocupas por ti mismo?-le preguntó la mujer.

Por supuesto.-respondió Yamiyuki-Por quien más me preocupo es por mí mismo y, por eso, de lo primero de lo que me he dado cuenta es de que mi condición está estable y podrá avanzar de manera favorable.

Tienes razón, para alegría de todos.-dijo la doctora-Estás muy bien, aunque te recomiendo que no hagas entrenamientos muy duros durante al menos una semana.

¿Qué tengo que entender por “muy duros”?-preguntó Yamiyuki con una sonrisa amable mientras se vestía.

No mucho más de 1800 abdominales por sesión y esas cosas…-la especialista arqueó una ceja.

Descuide, doctora, estaré en plena forma antes de que nos demos cuenta.-dijo el chico antes de dar las gracias y despedirse.

. . .

¿Para qué va a querer hablar con nosotros?-Hagane se llevó las manos a la cabeza-Oh, Dios mío, primero Rito y ahora… ¡JODER, QUE NOS DEJEN EN PAZ!

Tranquilo…-dijo Shirubei-…sí, es la palabra que siempre se dice, pero es la única que se nos ocurre a todos en este momento. No hay nada que hayamos intentado hacer y no nos haya salido: podremos sacar a Inuhito de ésta.

A mí aún me duele mucho la pérdida de mis padres, pero…-añadió Rito-…siento que, gracias a vosotros, es una carga cada día más llevadera. Podremos lograr lo mismo con Inuhito.

Estoy seguro.-corroboró Aoi.

Los chicos vieron a Yamiyuki salir de la consulta. Le preguntaron por su condición, y les alivió saber que estaba fuera de todo peligro.

Rito, la doctora quiere verte a ti ahora.-dijo Yamiyuki-Los demás seréis revisados en orden, pero dice que quiere prestarle mucha atención a Rito por lo de la sangre. ¿Os parece si me acerco a Inuhito mientras tanto?

Tú eres el líder.-dijo Aoi-Inténtalo.

Suerte.-dijo Rito en un susurro.

¡Ánimo!-dijo Hagane intentando esbozar una sonrisa agridulce.

Shirubei agarró a Hagane de un hombro y sonrió a Yamiyuki mientras le levantaba un pulgar. El líder se alejó hacia la sala donde Inuhito se había encerrado. A medio camino, se encontró con Kuroageha, que corría hacia él. Detrás de ella iban Veena, Seika y Shiena: acababan de llegar de una misión.

¡Yamiyuki!-exclamó Kuroageha con los ojos fuera de sus órbitas-Nos han encomendado exterminar a unos demonios que han aparecido en un pueblo cercano y acabamos de llegar. ¿Qué es lo que me han contado? ¿Qué ha sucedido aquí?

El acceso por el que los Mazoku pudieron invadirnos después de capturar a los de Inteligencia.-dijo Yamiyuki-Lo hemos localizado. Seguramente ya te lo hayan contado: estaba en la abandonada casa Koukawa. El autor de dicho acceso no ha sido otro que…Benibatsu.

¿QUÉ?-gritó Kuroageha-¿No era un farol? Oh, Dios mío…estamos jodidos.

No tanto.-respondió un taimado Yamiyuki-Han hecho un exorcismo demoníaco en el acceso y ha sido borrado. Nunca más podrán volver aquí ni él ni ningún otro Mazoku. Lo único que nos queda es que Inuhito se recupere del trauma…

Seika y Shiena se acercaron y se unieron a la conversación.

¿Estáis bien?-preguntó Seika.

Estamos los cinco bastante bien, mientras que Inuhito está destrozado.-explicó Yamiyuki-Gracias por preguntar.

¿Necesitáis que os ayudemos en algo?-insistió la chica.

Es probable que pronto tengamos que cooperar si esto sigue así.-dijo Yamiyuki-Estamos en guerra. No obstante, como sabemos dónde encontrarnos, no será un problema.

¿Seguro?-terció Shiena-Chicos, ya sabéis que, por vosotros…

Tenéis que descansar de la batalla que acabáis de ganar.-dijo Yamiyuki-Si queréis ver a los demás, están en la sala de espera de antes de llegar a la consulta de Saki-dono.

¿Y mi hermano?-preguntó Seika-¿Se encuentra bien?

Está ahora mismo dentro de la consulta, pero no habrá problemas si lo esperáis fuera.-dijo Yamiyuki.

Joder, Rito…-suspiró Shiena.

Shiena.-dijo Yamiyuki en un tono estricto pero reconfortante-Rito está bien, créeme. Confía en mí. Id a verlo, ¡vamos!

Seika y Shiena se excusaron y echaron a andar. Con una reverencia, Veena se despidió para seguirlos.

Disculpad…-dijo Veena con un tono cansado-…últimamente tengo la cabeza a punto de estallar y me preocupa mucho Seika cuando se pone así…

Kuroageha la excusó con un gesto de su mano. Miró a Yamiyuki.

En otro orden de cosas…ahora que estamos solos…-dijo Kuroageha-…tengo algo que contarte.

Algo malo, ¿verdad?-preguntó Yamiyuki al ver la cara de su amiga.

Sí…-afirmó Kuroageha-…nos han contado algo horrible mientras luchabais contra Benibatsu.

No me jodas…-susurró Yamiyuki-… ¿qué pasa?

Shirubei mandó una serie de pruebas incriminatorias a la ONU, ¿verdad?-preguntó Kuroageha.

Sí, así es.-respondió el chico.

Las han interceptado.-dijo Kuroageha con seriedad-Están congeladas y los contactos de Shirubei no pueden hacer nada.

¿Las han congelado?-preguntó Yamiyuki llevándose las manos a la cabeza-¿Quién?

Estados Unidos…-dijo Kuroageha en tono muy amargo.

¿Qué?-preguntó Yamiyuki sin dar crédito-¿Otra vez? ¡La última vez que intentaron mover sus sucios y sádicos hilos acabaron enfrentándose los Taimanin contra el Ejército Federal!

Parece que va a volver la guerra a tres bandas…-dijo Kuroageha con seriedad.

Cuatro.-pensó Yamiyuki-Los hijos de puta de los Fuuma van a seguir dando la lata…pero mejor lo dejamos para otro momento.

¿Puedes desplegar a Inteligencia para captar a los operarios estadounidenses que están haciendo posible esta interferencia?-preguntó Yamiyuki-Tengo una misión moral: acercarme a Inuhito. Nos necesita.

Haré cuanto esté en mi mano.-asintió Kuroageha-Voy a ver a los demás, te dejo que hables con Inuhito…

De acuerdo.-dijo Yamiyuki-Nos vemos, Kuroageha, gracias.

. . .

¡Han aparecido nuevos objetivos potenciales!-dijo el líder de la avanzadilla de los Fuuma.

Los que estaban reunidos en aquella mesa atendían con expectación.

El Reino de Tokyo se está poblando de valiosos guerreros a los que podríamos controlar.-dijo el joven-Ya sabéis que los Taimanin son nuestros objetivos porque, controlándolos y doblegando su resistencia, podríamos entrar en Gokuruma guiados por ellos mismos y liberar a Tokiko-ane. Por otra parte, los Mazoku son un objetivo primordial por su líder máxima, Tigres Black, con cuyos poderes podríamos resucitar al Gran Señor. Ahora, como nueva incorporación, han llegado nuevos y flamantes miembros del ejército de Estados Unidos. Cinco jóvenes recién graduados de la escuela militar con unas capacidades prometedoras y una líder excepcional y famosa, la sargento Layla Phoenix. Apoderarnos de ellos, de su tecnología y de su poder político y militar nos permitirá ser mucho más fuertes, y será un puente para crear guerras entre los tres bandos, pues son los que más manejan las relaciones exteriores. Nuestros nuevos objetivos son Benibatsu Yonekura, el Taimanin de la traición, y Layla Phoenix, quien nos dio esquinazo en la última operación, cuando todavía eran sus subordinadas las conocidas guerreras vestidas de rojo. Me consta que hay otro pequeño pelotón estadounidense ahora mismo en el Reino, pero no tengo datos al respecto. Siguen siendo también muy importantes Yamiyuki Kuroi, Shirubei Anome, Inuhito Yonekura, Hagane Kurobara, Rito Sonozaki, Aoi Makihara, Asagi Igawa, Murasaki Yatsu, Sakura Igawa, Saki Himehagi, Aiko Yatsu, Kurou Yatsu y… una mujer muy especial por su mestizaje. Hará las delicias de la beligerancia norteamericana.

¿De quién se trata?-preguntó uno de los asistentes de aquella reunión.

Zhao Kuroageha.-dijo el chico-De ascendencia china. Seguro que a los estadounidenses les hace mucha gracia que una china les haya traicionado. Belladonna Rubidium ya carece de utilidad para nosotros, pues, al parecer, la han degradado al máximo. La sustituye Kazark, el ogro ingeniero, único vivo de los antiguos Neo-Nómadas. Al parecer, con la muerte de Karistus, también ha aparecido alguien importante: su madre, la doctora Kuritöö, quien es aún mejor científica de lo que él fue. Recordad que, aun teniendo todos estos objetivos en mente, nuestra prioridad es Tigres Black, viuda del difunto Edwin Black y líder de los Nómadas en su origen. Si por algún motivo decidiera volver a casarse, su prometido sería la segunda prioridad. Para agilizar las cosas, iré a visitar a Layla Phoenix aprovechándome de que no nos conocen. Intentaré manipularla a ella y a sus tropas. Se alojan en el hotel Rakuen, el más lujoso del Reino y el cual han comprado literalmente. Ahora les pertenece. El totalitarismo lo llevan en la sangre, por lo que parece…

¿Cómo vamos a abordar el tema de la presencia de los Fuuma en el ejército de Estados Unidos?-preguntó una mujer que también estaba en la mesa.

La única conexión que tenemos es Ginrei Fuuma, la francotiradora con un poder oculto en un ojo.-explicó el joven líder-Esa soldado ahora mismo se encuentra retirada. El Gran Señor la capturó para imponerle sus deberes de familia, pero fue rescatada por las implacables damas del ejército: Mirabelle Bell, Red Line, Jane Bradlaugh, Olga Alexevna Pavlova, Ederika Schroden, Rosa Hamilton y Alka Steel. Que yo sepa, todas esas mujeres han ejercido como mentoras, profesoras y entrenadoras de los jóvenes soldados que acaban de llegar al país. Tras su rescate a manos de las invencibles, no se volvió a saber de ella. Layla Phoenix nunca conoció a Ginrei Fuuma, por lo que tampoco conocerá la historia de nuestro clan: los únicos Fuuma vivos de pura cepa somos Tokiko-ane, Ginrei y yo. Con Tokiko-ane capturada, Ginrei en paradero desconocido y un servidor callado como una tumba, los Fuuma serán sólo una familia más, los ostentadores de un apellido sin mayor importancia. Si no hay más preguntas, me dirigiré al hotel Rakuen…

. . .

Yamiyuki entró en la sala en la que estaba Inuhito. Como era de esperar, había bajado las persianas, había cerrado las ventanas y se había recostado en una cama. No se escuchaban sollozos ni llantos, pero sí una respiración intranquila y que sonaba como si hubiera estado llorando hasta hacía poco.

Yamiyuki…-susurró Inuhito con una voz llorosa.

Veo que tus sentidos siguen siendo imbatibles.-lo elogió el líder.

El sonido de tus pasos es definitorio.-dijo Inuhito como si estuviera lejos de aquel mundo-La cantidad de aire que se mueve al abrir la puerta y roza mi piel indica tu altura y no la de otra persona. Tu olor es inconfundible.

Me alegro de que me tengas tan bien cuidado…-dijo Yamiyuki-…pero el que necesita un poco de cuidado ahora eres tú. No he venido a preguntarte que cómo estás ni qué necesitas, porque sé que son preguntas estúpidas. Tal vez recordarte que siempre estaremos aquí contigo tampoco sea lo más desconocido para ti del mundo, pero…lo que sí tengo muy claro es que, por mal que podamos hacer las cosas ahora mismo, lo peor sería no venir a verte.

Voy a matar a Benibatsu.-pensó Yamiyuki-Nadie hiere a mis amigos y vive para contarlo. NADIE.

Te entiendo perfectamente…-dijo Inuhito mientras el llanto amenazaba con volverle-…pero, ¿qué quieres que te diga? ¿Qué quieres que pase? No sé cómo reaccionar, estoy en trance y lo peor de todo es que sé que lo estoy y no puedo hacer por remediarlo…

Nadie te culpa.-dijo Yamiyuki-Pero…créeme si te digo que hundirte en la oscuridad no te solucionará nada.

Yamiyuki subió levemente las persianas. Inuhito miró hacia el recién nacido haz de luz y apreció la esbelta e imponente figura de su amigo, que hizo ademán de sentarse en la cama. Encogió las piernas para dejarle sitio.

Saldremos de esta…-dijo Yamiyuki acariciando el pelo de su amigo-…te lo prometo.

Inuhito gimoteó levemente. Yamiyuki notó que la calma acudía a su amigo de manera gradual.

Desde pequeño lo ha relajado recibir caricias en el pelo.-recordó Yamiyuki-Es lo mínimo que puedo hacer por él ahora mismo. Aunque, Inuhito, amigo mío, créeme cuando defiendo la idea de que el mejor regalo que te voy a hacer va a ser la ejecución de tu hermano…voy a matar a ese hijo de puta cueste lo que cueste. Sólo me retractaría de hacerlo si tú quisieras matarlo y darle el final más lleno de justicia poética de la historia.

. . .

A la recepción del hotel Rakuen llegó un joven de estatura bastante elevada. Era delgado, proporcionado, atlético y bastante guapo.  Su piel era bastante pálida, sus ojos eran azules claros muy saturados y su cabello era negro. Corto por detrás y largo por delante, lo llevaba peinado en un flequillo a modo de dos tiras bajantes que dejaban un espacio abierto con forma de “V” invertida en la frente. Vestía con un traje gris oscuro de ejecutivo, una camisa blanca y una tira negra alrededor del cuello de la misma. Tras los bajos de sus ajustados pantalones se veían unos botines negros y marrones con un tacón elevado y algo de plataforma. Se acercó a la persona que estaba en la ventanilla.

Buenos días.-saludó-¿Podría encontrar aquí a la señorita Layla Phoenix?

Como si hubiera estado escuchando, la militar apareció desde un pasillo. Parecía molesta.

¡Eh, tú!-le espetó-¡Esto es propiedad privada! ¡Nadie te ha invitado!

Fingir que esto es un hotel normal aunque lo hayamos comprado está muy bien.-pensó Layla-Ahora bien, si llega alguien que nos conoce y no es de nuestras fuerzas, no puedo esperarme nada bueno. Si no se va, me lo cargo aquí mismo.

Disculpe por las molestias, sargento Phoenix.-dijo el chico haciendo una reverencia arqueando su cuerpo-He venido a ofrecerle un obsequio.

Obséquiame con tu salida de aquí.-respondió la mujer-¡Vamos!

Mi nombre es Nioiko Fuuma.-el chico se presentó con una reverencia más, exhibiendo sus dotes de mayordomo y sus habilidades sociales-He venido a darle de manera gratuita una información muy especial sobre un asunto delicado. Antes de que me invite de nuevo a salir de aquí, me gustaría que me dijera qué pensaría si le comento que he venido a hablar de…los Taimanin.

2 comentarios:

  1. Primero: ¿Seguirá Yami los consejos de la doctora? lo dudo xDDDDDDDDDDDDDDDDD
    Inuhito... me da penita :'( pero sé que lo pondrás a pleno rendimiento ;)
    Y otra cosa... no sé si es mi memoria de pez o aquí van a aparecer nuevos personajes.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los militares salieron en episodios anteriores, y muchos nombres de los que hay por aquí son meras menciones. De todas formas, no te preocupes, presentaré a todos los nuevos debidamente. ¡Gracias por comentar!

      Eliminar