TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 36: Complicaciones
Pabellón médico de Gokuruma. En
aquel lugar, los ciudadanos de aquella tierra subrepticia podían ser revisados,
diagnosticados y tratados de cualquier tipo de enfermedad, fueran o no lesiones
del combate contra los demonios. Apenas una hora después de la encarnizada
pelea contra el traidor Benibatsu, Yamiyuki fue recibido como paciente de
urgencia por la doctora Saki Himehagi, una Taimanin muy experimentada y
especialista en técnicas médicas. Se decía de ella que no había enfermedad que
no pudiera curar.
Doctora Himehagi…-dijo Yamiyuki-…de
verdad que no es para tanto…
¿Que no es para tanto?-preguntó doctora
mientras examinaba el cuerpo del chico, que estaba tumbado en una camilla-Aún
no te has recuperado del trato que te dieron los Mazoku durante tantos días y,
justo cuando parecía que ibas a evolucionar positivamente, te ves obligado a
pelear de nuevo… ¡y no contra un oponente cualquiera! En cualquier caso, puedes
estar tranquilo: si de verdad no es para tanto, lo notaré sin que me tengas que
decir nada. Confío en ello, de hecho.
El joven no dijo nada más. Dejó a
la especialista hacer su trabajo. Palpaba su cuerpo en busca de heridas
internas, medía diversas constantes vitales con aparatos médicos comunes…nada
fuera de una revisión normal. Era cierto que la pelea contra Benibatsu los
había dejado muy magullados y agotados, pero no tenían secuelas graves…salvo
Inuhito, que estaba destrozado anímicamente.
Ojalá fuera Inuhito el que estuviera recibiendo atención ahora mismo…-pensó
Yamiyuki-…menos mal que los otros están
con él.
Estás preocupado por Inuhito,
¿verdad?-preguntó la doctora mientras continuaba con el chequeo de Yamiyuki.
¿Podría no estarlo?-respondió el
chico-Gokuruma se juró enterrar el tema de su hermano y del clan Yonekura, pero
ahora ha vuelto por la fuerza…es normal que él esté tan destrozado. También me
preocupan las heridas que hayan podido sufrir los demás, por supuesto.
¿Y no te preocupas por ti
mismo?-le preguntó la mujer.
Por supuesto.-respondió
Yamiyuki-Por quien más me preocupo es por mí mismo y, por eso, de lo primero de
lo que me he dado cuenta es de que mi condición está estable y podrá avanzar de
manera favorable.
Tienes razón, para alegría de
todos.-dijo la doctora-Estás muy bien, aunque te recomiendo que no hagas
entrenamientos muy duros durante al menos una semana.
¿Qué tengo que entender por “muy
duros”?-preguntó Yamiyuki con una sonrisa amable mientras se vestía.
No mucho más de 1800 abdominales
por sesión y esas cosas…-la especialista arqueó una ceja.
Descuide, doctora, estaré en
plena forma antes de que nos demos cuenta.-dijo el chico antes de dar las
gracias y despedirse.
.
. .
¿Para qué va a querer hablar con
nosotros?-Hagane se llevó las manos a la cabeza-Oh, Dios mío, primero Rito y
ahora… ¡JODER, QUE NOS DEJEN EN PAZ!
Tranquilo…-dijo Shirubei-…sí, es
la palabra que siempre se dice, pero es la única que se nos ocurre a todos en
este momento. No hay nada que hayamos intentado hacer y no nos haya salido:
podremos sacar a Inuhito de ésta.
A mí aún me duele mucho la
pérdida de mis padres, pero…-añadió Rito-…siento que, gracias a vosotros, es
una carga cada día más llevadera. Podremos lograr lo mismo con Inuhito.
Estoy seguro.-corroboró Aoi.
Los chicos vieron a Yamiyuki
salir de la consulta. Le preguntaron por su condición, y les alivió saber que
estaba fuera de todo peligro.
Rito, la doctora quiere verte a
ti ahora.-dijo Yamiyuki-Los demás seréis revisados en orden, pero dice que
quiere prestarle mucha atención a Rito por lo de la sangre. ¿Os parece si me
acerco a Inuhito mientras tanto?
Tú eres el líder.-dijo
Aoi-Inténtalo.
Suerte.-dijo Rito en un susurro.
¡Ánimo!-dijo Hagane intentando
esbozar una sonrisa agridulce.
Shirubei agarró a Hagane de un
hombro y sonrió a Yamiyuki mientras le levantaba un pulgar. El líder se alejó
hacia la sala donde Inuhito se había encerrado. A medio camino, se encontró con
Kuroageha, que corría hacia él. Detrás de ella iban Veena, Seika y Shiena:
acababan de llegar de una misión.
¡Yamiyuki!-exclamó Kuroageha con
los ojos fuera de sus órbitas-Nos han encomendado exterminar a unos demonios
que han aparecido en un pueblo cercano y acabamos de llegar. ¿Qué es lo que me
han contado? ¿Qué ha sucedido aquí?
El acceso por el que los Mazoku
pudieron invadirnos después de capturar a los de Inteligencia.-dijo Yamiyuki-Lo
hemos localizado. Seguramente ya te lo hayan contado: estaba en la abandonada
casa Koukawa. El autor de dicho acceso no ha sido otro que…Benibatsu.
¿QUÉ?-gritó Kuroageha-¿No era un
farol? Oh, Dios mío…estamos jodidos.
No tanto.-respondió un taimado
Yamiyuki-Han hecho un exorcismo demoníaco en el acceso y ha sido borrado. Nunca
más podrán volver aquí ni él ni ningún otro Mazoku. Lo único que nos queda es
que Inuhito se recupere del trauma…
Seika y Shiena se acercaron y se
unieron a la conversación.
¿Estáis bien?-preguntó Seika.
Estamos los cinco bastante bien, mientras
que Inuhito está destrozado.-explicó Yamiyuki-Gracias por preguntar.
¿Necesitáis que os ayudemos en
algo?-insistió la chica.
Es probable que pronto tengamos
que cooperar si esto sigue así.-dijo Yamiyuki-Estamos en guerra. No obstante,
como sabemos dónde encontrarnos, no será un problema.
¿Seguro?-terció Shiena-Chicos, ya
sabéis que, por vosotros…
Tenéis que descansar de la
batalla que acabáis de ganar.-dijo Yamiyuki-Si queréis ver a los demás, están
en la sala de espera de antes de llegar a la consulta de Saki-dono.
¿Y mi hermano?-preguntó Seika-¿Se
encuentra bien?
Está ahora mismo dentro de la
consulta, pero no habrá problemas si lo esperáis fuera.-dijo Yamiyuki.
Joder, Rito…-suspiró Shiena.
Shiena.-dijo Yamiyuki en un tono
estricto pero reconfortante-Rito está bien, créeme. Confía en mí. Id a verlo,
¡vamos!
Seika y Shiena se excusaron y
echaron a andar. Con una reverencia, Veena se despidió para seguirlos.
Disculpad…-dijo Veena con un tono
cansado-…últimamente tengo la cabeza a punto de estallar y me preocupa mucho
Seika cuando se pone así…
Kuroageha la excusó con un gesto
de su mano. Miró a Yamiyuki.
En otro orden de cosas…ahora que
estamos solos…-dijo Kuroageha-…tengo algo que contarte.
Algo malo, ¿verdad?-preguntó
Yamiyuki al ver la cara de su amiga.
Sí…-afirmó Kuroageha-…nos han
contado algo horrible mientras luchabais contra Benibatsu.
No me jodas…-susurró Yamiyuki-…
¿qué pasa?
Shirubei mandó una serie de
pruebas incriminatorias a la ONU, ¿verdad?-preguntó Kuroageha.
Sí, así es.-respondió el chico.
Las han interceptado.-dijo
Kuroageha con seriedad-Están congeladas y los contactos de Shirubei no pueden
hacer nada.
¿Las han congelado?-preguntó
Yamiyuki llevándose las manos a la cabeza-¿Quién?
Estados Unidos…-dijo Kuroageha en
tono muy amargo.
¿Qué?-preguntó Yamiyuki sin dar
crédito-¿Otra vez? ¡La última vez que intentaron mover sus sucios y sádicos
hilos acabaron enfrentándose los Taimanin contra el Ejército Federal!
Parece que va a volver la guerra
a tres bandas…-dijo Kuroageha con seriedad.
Cuatro.-pensó Yamiyuki-Los hijos
de puta de los Fuuma van a seguir dando la lata…pero mejor lo dejamos para otro
momento.
¿Puedes desplegar a Inteligencia
para captar a los operarios estadounidenses que están haciendo posible esta
interferencia?-preguntó Yamiyuki-Tengo una misión moral: acercarme a Inuhito.
Nos necesita.
Haré cuanto esté en mi
mano.-asintió Kuroageha-Voy a ver a los demás, te dejo que hables con Inuhito…
De acuerdo.-dijo Yamiyuki-Nos
vemos, Kuroageha, gracias.
.
. .
¡Han aparecido nuevos objetivos
potenciales!-dijo el líder de la avanzadilla de los Fuuma.
Los que estaban reunidos en
aquella mesa atendían con expectación.
El Reino de Tokyo se está
poblando de valiosos guerreros a los que podríamos controlar.-dijo el joven-Ya
sabéis que los Taimanin son nuestros objetivos porque, controlándolos y
doblegando su resistencia, podríamos entrar en Gokuruma guiados por ellos
mismos y liberar a Tokiko-ane. Por otra parte, los Mazoku son un objetivo
primordial por su líder máxima, Tigres Black, con cuyos poderes podríamos resucitar
al Gran Señor. Ahora, como nueva incorporación, han llegado nuevos y flamantes
miembros del ejército de Estados Unidos. Cinco jóvenes recién graduados de la
escuela militar con unas capacidades prometedoras y una líder excepcional y
famosa, la sargento Layla Phoenix. Apoderarnos de ellos, de su tecnología y de
su poder político y militar nos permitirá ser mucho más fuertes, y será un
puente para crear guerras entre los tres bandos, pues son los que más manejan
las relaciones exteriores. Nuestros nuevos objetivos son Benibatsu Yonekura, el
Taimanin de la traición, y Layla Phoenix, quien nos dio esquinazo en la última
operación, cuando todavía eran sus subordinadas las conocidas guerreras
vestidas de rojo. Me consta que hay otro pequeño pelotón estadounidense ahora
mismo en el Reino, pero no tengo datos al respecto. Siguen siendo también muy
importantes Yamiyuki Kuroi, Shirubei Anome, Inuhito Yonekura, Hagane Kurobara,
Rito Sonozaki, Aoi Makihara, Asagi Igawa, Murasaki Yatsu, Sakura Igawa, Saki
Himehagi, Aiko Yatsu, Kurou Yatsu y… una mujer muy especial por su mestizaje.
Hará las delicias de la beligerancia norteamericana.
¿De quién se trata?-preguntó uno
de los asistentes de aquella reunión.
Zhao Kuroageha.-dijo el chico-De
ascendencia china. Seguro que a los estadounidenses les hace mucha gracia que
una china les haya traicionado. Belladonna Rubidium ya carece de utilidad para
nosotros, pues, al parecer, la han degradado al máximo. La sustituye Kazark, el
ogro ingeniero, único vivo de los antiguos Neo-Nómadas. Al parecer, con la
muerte de Karistus, también ha aparecido alguien importante: su madre, la
doctora Kuritöö, quien es aún mejor científica de lo que él fue. Recordad que,
aun teniendo todos estos objetivos en mente, nuestra prioridad es Tigres Black,
viuda del difunto Edwin Black y líder de los Nómadas en su origen. Si por algún
motivo decidiera volver a casarse, su prometido sería la segunda prioridad.
Para agilizar las cosas, iré a visitar a Layla Phoenix aprovechándome de que no
nos conocen. Intentaré manipularla a ella y a sus tropas. Se alojan en el hotel
Rakuen, el más lujoso del Reino y el cual han comprado literalmente. Ahora les
pertenece. El totalitarismo lo llevan en la sangre, por lo que parece…
¿Cómo vamos a abordar el tema de
la presencia de los Fuuma en el ejército de Estados Unidos?-preguntó una mujer
que también estaba en la mesa.
La única conexión que tenemos es
Ginrei Fuuma, la francotiradora con un poder oculto en un ojo.-explicó el joven
líder-Esa soldado ahora mismo se encuentra retirada. El Gran Señor la capturó
para imponerle sus deberes de familia, pero fue rescatada por las implacables
damas del ejército: Mirabelle Bell, Red Line, Jane Bradlaugh, Olga Alexevna
Pavlova, Ederika Schroden, Rosa Hamilton y Alka Steel. Que yo sepa, todas esas
mujeres han ejercido como mentoras, profesoras y entrenadoras de los jóvenes
soldados que acaban de llegar al país. Tras su rescate a manos de las
invencibles, no se volvió a saber de ella. Layla Phoenix nunca conoció a Ginrei
Fuuma, por lo que tampoco conocerá la historia de nuestro clan: los únicos
Fuuma vivos de pura cepa somos Tokiko-ane, Ginrei y yo. Con Tokiko-ane
capturada, Ginrei en paradero desconocido y un servidor callado como una tumba,
los Fuuma serán sólo una familia más, los ostentadores de un apellido sin mayor
importancia. Si no hay más preguntas, me dirigiré al hotel Rakuen…
.
. .
Yamiyuki entró en la sala en la
que estaba Inuhito. Como era de esperar, había bajado las persianas, había
cerrado las ventanas y se había recostado en una cama. No se escuchaban
sollozos ni llantos, pero sí una respiración intranquila y que sonaba como si
hubiera estado llorando hasta hacía poco.
Yamiyuki…-susurró Inuhito con una
voz llorosa.
Veo que tus sentidos siguen
siendo imbatibles.-lo elogió el líder.
El sonido de tus pasos es
definitorio.-dijo Inuhito como si estuviera lejos de aquel mundo-La cantidad de
aire que se mueve al abrir la puerta y roza mi piel indica tu altura y no la de
otra persona. Tu olor es inconfundible.
Me alegro de que me tengas tan
bien cuidado…-dijo Yamiyuki-…pero el que necesita un poco de cuidado ahora eres
tú. No he venido a preguntarte que cómo estás ni qué necesitas, porque sé que
son preguntas estúpidas. Tal vez recordarte que siempre estaremos aquí contigo
tampoco sea lo más desconocido para ti del mundo, pero…lo que sí tengo muy
claro es que, por mal que podamos hacer las cosas ahora mismo, lo peor sería no
venir a verte.
Voy a matar a Benibatsu.-pensó Yamiyuki-Nadie hiere a mis amigos y vive para contarlo. NADIE.
Te entiendo perfectamente…-dijo
Inuhito mientras el llanto amenazaba con volverle-…pero, ¿qué quieres que te
diga? ¿Qué quieres que pase? No sé cómo reaccionar, estoy en trance y lo peor
de todo es que sé que lo estoy y no puedo hacer por remediarlo…
Nadie te culpa.-dijo Yamiyuki-Pero…créeme
si te digo que hundirte en la oscuridad no te solucionará nada.
Yamiyuki subió levemente las
persianas. Inuhito miró hacia el recién nacido haz de luz y apreció la esbelta e
imponente figura de su amigo, que hizo ademán de sentarse en la cama. Encogió
las piernas para dejarle sitio.
Saldremos de esta…-dijo Yamiyuki
acariciando el pelo de su amigo-…te lo prometo.
Inuhito gimoteó levemente.
Yamiyuki notó que la calma acudía a su amigo de manera gradual.
Desde pequeño lo ha relajado recibir caricias en el pelo.-recordó
Yamiyuki-Es lo mínimo que puedo hacer por
él ahora mismo. Aunque, Inuhito, amigo mío, créeme cuando defiendo la idea de
que el mejor regalo que te voy a hacer va a ser la ejecución de tu hermano…voy
a matar a ese hijo de puta cueste lo que cueste. Sólo me retractaría de hacerlo
si tú quisieras matarlo y darle el final más lleno de justicia poética de la
historia.
.
. .
A la recepción del hotel Rakuen
llegó un joven de estatura bastante elevada. Era delgado, proporcionado,
atlético y bastante guapo. Su piel era
bastante pálida, sus ojos eran azules claros muy saturados y su cabello era
negro. Corto por detrás y largo por delante, lo llevaba peinado en un flequillo
a modo de dos tiras bajantes que dejaban un espacio abierto con forma de “V”
invertida en la frente. Vestía con un traje gris oscuro de ejecutivo, una
camisa blanca y una tira negra alrededor del cuello de la misma. Tras los bajos
de sus ajustados pantalones se veían unos botines negros y marrones con un
tacón elevado y algo de plataforma. Se acercó a la persona que estaba en la
ventanilla.
Buenos días.-saludó-¿Podría
encontrar aquí a la señorita Layla Phoenix?
Como si hubiera estado
escuchando, la militar apareció desde un pasillo. Parecía molesta.
¡Eh, tú!-le espetó-¡Esto es
propiedad privada! ¡Nadie te ha invitado!
Fingir que esto es un hotel normal aunque lo hayamos comprado está muy
bien.-pensó Layla-Ahora bien, si
llega alguien que nos conoce y no es de nuestras fuerzas, no puedo esperarme
nada bueno. Si no se va, me lo cargo aquí mismo.
Disculpe por las molestias,
sargento Phoenix.-dijo el chico haciendo una reverencia arqueando su cuerpo-He
venido a ofrecerle un obsequio.
Obséquiame con tu salida de
aquí.-respondió la mujer-¡Vamos!
Mi nombre es Nioiko Fuuma.-el
chico se presentó con una reverencia más, exhibiendo sus dotes de mayordomo y
sus habilidades sociales-He venido a darle de manera gratuita una información
muy especial sobre un asunto delicado. Antes de que me invite de nuevo a salir
de aquí, me gustaría que me dijera qué pensaría si le comento que he venido a
hablar de…los Taimanin.
Primero: ¿Seguirá Yami los consejos de la doctora? lo dudo xDDDDDDDDDDDDDDDDD
ResponderEliminarInuhito... me da penita :'( pero sé que lo pondrás a pleno rendimiento ;)
Y otra cosa... no sé si es mi memoria de pez o aquí van a aparecer nuevos personajes.
Los militares salieron en episodios anteriores, y muchos nombres de los que hay por aquí son meras menciones. De todas formas, no te preocupes, presentaré a todos los nuevos debidamente. ¡Gracias por comentar!
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