lunes, 9 de marzo de 2015

[TY] Episodio 30: Física

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 30: Física

Gokuruma había vuelto a la normalidad. Todo estaba en su lugar, reinaba la tranquilidad y no parecía que hubiera habido una guerra con varias invasiones. No obstante, la sensación que reinaba entre los ciudadanos era agridulce. Había vuelto el poderoso Yamiyuki y, con él, sus camaradas. Los demonios habían sido expulsados y muchos de ellos ajusticiados. Se había graduado una nueva generación de Taimanin. Todo imperaba una fiesta…salvo la trágica caída de los líderes de la casa Sonozaki. El Clan Verde, como los solían llamar por sus vestimentas emblemáticas y la genética de sus cabellos, había perdido a sus  dos jefes, el guerrero veterano Rindou Sonozaki y su esposa,  Meiha Sonozaki. Los demonios los habían asesinado. En honor a sus años de servicio y victoria, el funeral se celebraría en unos días. Un día después del acto, se celebraría la fiesta de graduación de la última promoción, pues, debido a la estrategia de las profesoras de adelantarla para enviar a los nuevos guerreros a ayudar en combate, no se había podido celebrar con toda la formalidad. Confiaban en que la fiesta sirviese como una despedida cariñosa para los señores Sonozaki, una bienvenida calurosa para los nuevos Taimanin a título oficial y un punto a partir del cual pasar página intentando mejorar.

En el piso franco de los Taimanin había un ambiente muy decaído. Como buenos amigos y hermanos, estaban más cerca los unos de los otros que nunca en aras de darse apoyo.

De un color verde azulado como el más alto de los cielos.-dijo Hagane alicaído mientras miraba con detenimiento los calzoncillos de Rito colgando del picaporte de la puerta de su dormitorio-Pobre Rito… ¡no hay derecho!

Como era de esperar, Rito no estaba de ánimos y pasaba bastantes horas en su habitación. Dado que los cuartos estaban insonorizados, no podían obtener mucha información, pero estaba claro que estaría llorando la mayor parte del tiempo. Inuhito se acercó a Hagane y se apoyó en la pared junto a él, frente a la puerta del cuarto de su amigo.

Si abrimos su puerta, traicionaremos nuestras propias normas de hermandad.-dijo Inuhito-Como amigos suyos, creo que debemos entender y respetar su derecho a estar solo. No te flageles, Hagane, no estás haciendo nada mal por no entrar…cuando esté preparado para hablar con nosotros, quitará esos pedazo de gayumbos de ahí.

No puedo evitarlo.-dijo Hagane con un nudo en la garganta-Los señores Sonozaki han sido casi unos tíos para nosotros…maldita Belladonna…

Aoi y Shirubei se acercaron a los dos chicos.

Esa zorra tiene los días contados.-dijo Shirubei con frialdad-Juro que cuando Rito y Seika se recuperen de esto, la mataremos. Rito, hermano mío, maldita sea…tu sonrisa era un estandarte…

Aoi se mantuvo callado. Estaba pensando en muchas cosas a la vez y comenzaba a dolerle la cabeza.  Pensar que la candorosa y sincera sonrisa que su amigo le mostró mientras se masturbaba junto a él había sido soterrada por una tez tejida de llantos y dolor le producía pinchazos por todo el cuerpo. Los otros chicos entendieron después el propósito de Rito: quería ser él quien despejara las dudas de Aoi porque era el único además de él que no había logrado matar a su contendiente. El más optimista, vivaz y sonriente de todos los Taimanin que allí vivían se encontraba apagado y empapado bajo un tempestuoso mar de lágrimas negras. Recordó la motivación y la autoestima que le transmitió en aquel momento. Eyacular juntos no fue la clave de la anécdota, ni tampoco lo fue el hecho de comparar sus penes para entender que el problema de Aoi tenía la importancia que él quisiera darle. Lo más bonito fue estrechar sus manos después, saberse en plena confianza, en familia, en el seno de una atmósfera cálida donde el dolor y el resentimiento no existen…y ahora, uno de los seis pilares de aquella atmósfera estaba damnificado. Aoi se decía a sí mismo que ya estaba bien, que ya se había pasado la hora de quedarse a medias: necesitaba decisión. Si Rito fue capaz de ayudarle, él sería capaz de devolverle el favor en aquel momento.

Yamiyuki salió de su habitación y vio a sus cuatro compañeros frente a la puerta de Rito.

Hermanos…-dijo con seriedad y solemnidad-…sé que os duele, pero os lo pido por favor…por Rito, por mí o por quien queráis…confiad en él. Dadle vuestro apoyo, vuestra confianza, vuestro aval…dádselo de una manera tal que una puerta cerrada no sea filtro ni barrera para ello. Yo confío ciegamente en Rito: se recuperará. Afortunadamente, mis padres están vivos, pero no necesito ser un genio para imaginar lo que duele perder a tu familia. Es lógico que con la herida recién abierta no pueda ver más allá del dolor…pero sabrá reponerse. Dejémosle intimidad para desahogarse sin sentir vergüenza y, cuando llegue el momento, nos sentaremos y hablaremos todos juntos, pero, por favor, confiad en él…es una o…

Sintió la mano de Hagane y la de Aoi en un hombro. La de Inuhito y la de Shirubei en el otro.

No necesitas sobreesforzarte, Yamiyuki.-dijo Shirubei con una sonrisa amarga-Confiamos en él…aunque hacerlo suponga experimentar un dolor sin igual.

Claro que se recuperará…-Hagane tenía los ojos llorosos y no le importaba mostrarlo-…seamos fuertes nosotros también. No tenemos derecho a venirnos abajo cuando él es el que tiene el peor problema.

Y, como dice Shirubei…-añadió Inuhito-…nos cobraremos nuestra venganza. Por Rito, por Seika, por los Sonozaki y por todos los Taimanin.

Yo también tengo que pediros un favor a todos.-dijo Aoi-Sé que soy poco sentimental y que tal vez el marco emocional es un tema en el que no despunto por mi conocimiento, pero…  ¿me permitiréis intentar ayudarle cuando las circunstancias lo permitan? Kazark intentó jugar conmigo…y Rito me abrió los ojos. Fue el regalo más bonito que me ha hecho nunca, y mira que hemos intercambiado regalos entre todos nosotros…quiero ser capaz de hacerle un regalo igual…primero por él, para que se levante de nuevo…y después por mí, para aprender a ser mejor amigo cada día.

No sólo te lo permitiremos…-dijo Yamiyuki-…sino que te ayudaremos en lo que haga falta.

Yamiyuki, Hagane, Inuhito y Shirubei miraron a Aoi. Las dudas de éste se disiparon al instante.

¡Bien!-exclamó Aoi-¡Lo sacaré de este abismo cueste lo que cueste! Le ayudaré a vencer a sus demonios internos en esta hora oscura…

Aoi se retiró a su cuarto.

¿Podríamos hablar esta noche?-preguntó Yamiyuki-Todos juntos, sentados alrededor de la mesa, compartiendo una cena…tenemos mucho que decirnos.

Dalo por hecho.-respondió Inuhito dirigiéndose a su habitación como si pretendiera engañar a alguien haciéndole creer que todo iba bien-Por cierto, Yamiyuki…no te preocupes tanto: todavía tienes que recuperarte de todo lo que has pasado en manos de los Mazoku.

Estoy muy bien, no tengas pena por eso.-respondió Yamiyuki-Es normal que en una familia nos preocupemos los unos por los otros.

. . .

Llegó la hora de la cena. Como era su turno aquella semana, Aoi estaba en la cocina preparando lo que iban a tomar. Los demás chicos fueron saliendo de sus cuartos para incorporarse a la mesa. Normalmente gustaban de pasar tiempo juntos en las salas de estar, hablando de sus cosas, jugando a juegos, viendo películas o cualquier otra cosa, pero, en aquellos momentos, todos necesitaban despejarse un poco a solas.

¡Chicos!-Aoi llamó a sus amigos-¿Qué pimienta preferís para la salsa?

¡Verde!-exclamó Inuhito.

¡Rosa!-respondió Hagane.

¡Roja!-añadió Shirubei.

¡Negra!-adujo Yamiyuki.

¿Blanca?-se preguntó Aoi.

Todos se miraron. Aoi cambió el gesto de su cara, tomó un puñado de granos frescos de todas las pimientas y los introdujo en un molinillo.

Rito haría una salsa con mezcla de pimientas que causaría sorpresas en los paladares de todos.-pensó mientras molía la pimienta y hacía caer el polvo en el recipiente de la salsa-¡Ésta va por ti, Rito!

Interesante elección…-dijo Yamiyuki.

La mezcla de pimientas aportará al resto de los ingredientes que tienes ahí una mezcla de sabores única y un realce natural de los sabores ya presentes.-dijo Rito desde la espalda de Aoi.

Todos se giraron. Su amigo había salido de la habitación.

¡Rito!-exclamó Hagane con una sonrisa. No pudo evitar derramar unas lágrimas de alegría, por lo que se abrazó a Inuhito, que era el que más cerca tenía.

Huele muy bien.-dijo Rito-Estoy deseando probar este plato. ¿Qué es?

Tacos de pollo, pato y pavo especiados en seco y con salsa a la mezcla de pimientas.-dijo Aoi con una sonrisa sincera y optimista-Un plato que se come rápido y que sienta bien. ¿Qué te parece?

¡Una gozada!-exclamó Rito-¡Me muero de hambre!

Tiene hambre.-pensó Yamiyuki mientras escuchaba a sus amigos-Si de verdad tiene hambre, eso significa que se está empezando a recuperar. ¡Es increíblemente rápido! Rito, tío, cómo te queremos… no sabes la alegría que nos das…

¿Qué hay de segundo?-Shirubei se introdujo en la conversación al ver que podía animarse y crear un ambiente mejor.

Ensalada de pepino y algas.-dijo Aoi-Algo fresco. ¿Queréis que saque algunas bebidas en especial?

Yo quiero un Ginger Ale, ¿quedan latas?-preguntó Shirubei-Por cierto, tortolitos, ¿os dejamos solos?

Hagane e Inuhito aún seguían pegados.

¡No, por Dios!-bramó Inuhito-¡Se me ha pegado un caramelo y no puedo despegármelo!

¡Oye!-se rió Hagane mientras soltaba a su amigo-¿Qué te pasa con mi perfume?

¡Que huele muy dulce!-respondió Inuhito.

¿No te gusta?-preguntó Hagane desafiante.

No, no me gusta.-respondió Inuhito con una sonrisa cómplice-¡ME ENCANTA!

¡JAJAJAJAJA!-rió Hagane.

La salida de Rito de su habitación había devuelto la alegría al hogar. No sabían cuánto duraría, pues tenían mucho de lo que hablar. Además, tenían que visitar a Seika, quien probablemente lo estaría pasando peor, próximamente.

Aoi terminó de preparar la cena y los seis inquilinos de aquella casa lujosa se sentaron para comer. Comenzaron a hablar de todo lo que había sucedido y de lo que harían a partir de ese momento. Yamiyuki fue informado de todas las pruebas y bazas que tenían contra los demonios.

¡No esperaba menos de vosotros!-exclamó Yamiyuki orgulloso-¡Sois geniales! Está bien…lo mejor será enviar todas esas pruebas a la ONU y a los demás organismos competentes mañana a primera hora.

Será un placer.-dijo Shirubei con una sonrisa maliciosa-Déjamelo a mí, tengo contactos en el mundo burocrático.

¡Se van a enterar!-exclamó Hagane-¡El mundo entero se echará sobre ellos!

¡Es hora de la venganza!-añadió Inuhito.

¿Os importa si os cuento algo?-intervino Rito.

Adelante.-lo invitó Aoi-¿De qué se trata?

Bueno, ya sabéis que hay una faceta de mi vida de la que siempre he evitado hablar en estos últimos años…-dijo Rito-…y me supo mal la última vez que Hagane lo mencionó y se tuvo que cortar forzosamente a medio…creo que ya es hora de enterrar todo eso…

¿Eh?-se sorprendió Hagane-¡Ah, ya recuerdo! Cuando nos salvaste el culo dos veces gracias a la teoría de las cadenas y la de la arquitectura de aquel edificio…

Sí.-dijo Rito-Me preguntaste que por qué dejé la Física…o, al menos, ibas a hacerlo. Ya sabes que fue una decisión durísima para mí dejar de lado mi carrera, pero…así fue. Cualquiera que nos conozca un poco vería sospechosa la situación, ¿verdad? Es decir, que Aoi vaya a ser el nuevo profesor de Física del Instituto de Gokuruma y no lo sea yo, que soy licenciado en Física…por supuesto, Aoi tiene competencias de sobra como ingeniero para enseñar una Física básica a alumnos de instituto, pero ése no es el tema…

¿Ya estás preparado para afrontar el pasado?-preguntó Yamiyuki con una sonrisa.

Para pegarle una patada y que no vuelva a atormentarme.-respondió Rito-Dejé la Física por mi familia…como ya sabéis. Poco después de graduarme, en mi primer trabajo de investigación hubo un grave accidente que se cobró varias vidas y casi termina en emisión de residuos nucleares...mis padres estaban en el edificio porque querían verme trabajar…y casi los mato por mi error. Casi los mato a ellos y casi muero yo…estuve a punto de cometer una debacle. Por supuesto que todos nos equivocamos, pero…el quid no es ése, sino que mi familia estaba envuelta…lo pasé tan mal que me obligué a mí mismo a elegir entre la carrera de mis sueños y mi familia…y a mi familia le debo al hombre que soy. Me costaba mucho encarar esta situación, pero…ahora que mis padres han muerto, ya no tiene sentido. Sí, me equivoqué, y sí, fue un error gravísimo, pero todos podemos aprender de nuestros errores. Por ello…quiero deciros que voy a volver a la Física. Quiero continuar con mi vocación, con el oficio de mis sueños. Estoy deseando descubrir más y más de ese universo…y el pensar que vosotros estaréis conmigo mientras ando por ese camino me motiva más y más. Mis padres nunca me obligaron a dejar la ciencia, la dejé yo por mi cuenta porque me sentía culpable…pero ya está bien de martirizarme y de tener miedo. Papá y mamá ya no están, así que nunca podré ponerlos en peligro…volveré a mis investigaciones y viviré mi vocación hasta el último día de mi vida…y no me arrepiento de nada de lo que estoy diciendo porque sé que estoy haciendo lo correcto así como también sé que…estén donde estén…mi padre y mi madre estarán orgullosos de mí cuando vean mis progresos.

Rito no se daba cuenta, pero estaba llorando mientras hablaba. Conmovidos, sus amigos le aplaudieron.

Bienvenido de nuevo a la ciencia, Rito.-dijo Hagane-Será un placer tenerte de nuevo entre el mundo de las batas blancas.

¡Cómo me alegra oír eso!-exclamó Inuhito-¡Trabajemos codo con codo en los laboratorios!

Has roto la barrera del miedo.-dijo Shirubei-Felicidades.

Eres increíble, Rito.-dijo Aoi-Nunca cambies.

Me alegro muchísimo.-dijo Yamiyuki con una sonrisa-Y esto encadena con una propuesta que os quiero hacer.

El resto de comensales atendieron.

Aparte de mandar a la ONU todas las pruebas incriminatorias y seguir llevando a cabo nuestras misiones…-dijo Yamiyuki-…creo que un buen plan para dejar atrás todo este dolor que hemos sentido por todo lo malo que ha pasado es esforzarnos hasta quedarnos sin fuelle. Por ello, creo que tenemos que hacer algo realmente difícil y costoso y no parar hasta lograrlo para que todo nuestro dolor se convierta en orgullo. Ahora que somos licenciados… ¿por qué no damos juntos el siguiente paso? Es decir… ¿nos doctoramos juntos?

Los otros cinco chicos se sorprendieron y comenzaron a intercambiar miradas y comentarios con entusiasmo.

Por fin voy a poder hacer lo que quería.-dijo Yamiyuki-Es hora de convertir a Aoi en el mejor ingeniero de los Taimanin…y dejar atrás la profesión.

¿Qué estás diciendo?-se sorprendió Aoi.

Yo…-dijo Yamiyuki-…ya tengo un lugar en las Matemáticas. He conseguido unos arreglos académicos con las universidades del país y podré prepararme de manera intensiva de una manera tal que me podré incluso doctorar a la vez que vosotros. ¡Por fin voy a ser un matemático!

Esta vez fue Aoi el que no pudo evitar llorar.

¿Por qué lloras?-preguntó Yamiyuki.

¡De la alegría!-exclamó Aoi-¡Por fin tienes lo que anhelabas!

Todos tendremos lo que anhelábamos.-dijo Yamiyuki-Todos los doctorados que podemos hacer tienen plazas con nuestro nombre. Enhorabuena, señor ingeniero.

Aoi se llevó las manos a la cabeza. Su primera reacción fue mirar a Rito.

Entonces…-dijo-… ¡felicidades por su cargo, señor profesor de Física!

Rito apretó los puños y sonrió con alegría.

Amigos…-dijo-…gracias. Muchas gracias…

¡Decidido!-exclamó Yamiyuki-¡Nos convertiremos en doctores!

¡SÍ!-exclamaron los demás a coro.

. . .

A la mañana siguiente, las circunstancias parecían estar más en calma. Para su disgusto, Rito descubrió que las cosas no iban a ser tan fáciles por muy motivado que estuviera…y pasó buena parte de la noche llorando. No obstante, apreció una diferencia: ya no se dejaba llevar por el llanto a la deriva, sino que era capaz de romperlo a rachas pensando en todo lo que sus amigos habían hecho por él en la cena anterior. Todavía le dolía la herida, pero ya se estaba curando. A la hora del desayuno, se sentía francamente deprimido, pero se esforzaba por decirse a sí mismo que era normal, que los problemas tardan un tiempo en solucionarse y que pronto volvería otra racha de alegría, incluso si eso significaba que después volviera otra de llanto. Abrió la puerta de su cuarto y dio los buenos días a Yamiyuki y a Hagane, que atravesaban juntos el pasillo.

…de tal manera que tu baja médica acabará justo el día en el que empiezan tus vacaciones.-le comentaba Hagane a Yamiyuki con una sonrisa de oreja a oreja-¿No es genial?

¿Queréis matarme de pasividad?-preguntó Yamiyuki-¡No estoy tan tocado! Ah, ¡buenos días, Rito! ¿Qué tal?

¡Buenos días!-Hagane también saludó.

Pues, francamente, he pasado la noche bastante mal.-respondió Rito. Mentirle a sus amigos no le quitaría las penas-No obstante, sigo pensando en todas las buenas noticias que surgieron anoche y…veo luz al final del túnel. Esta noche visitaremos a Seika, ¿de acuerdo?

¡Sin problemas!-respondió Yamiyuki-Vamos a desayunar en breve, ¿te apuntas?

Sí, claro…-dijo Rito con la mente algo perdida por el tema de su hermana.

. . .

A media mañana, los chicos ya estaban centrados en sus labores. Tenían unos días de permiso en los que no irían al campo de batalla: Veena se estaba encargando de bastantes misiones, lo cual le permitía arrastrar a Seika para ayudarle a que superara sus traumas. Kuroageha no se mostraba tan activa, ya que había vuelto a volcarse en la docencia y su principal trabajo como Taimanin era enseñar a los futuros guerreros a ser Taimanin. A causa de este permiso, estaban realizando diferentes trabajos de sus otras profesiones. En la reunión del desayuno, Shirubei les explicó que había enviado todas las pruebas a puntos estratégicos y que pronto comenzarían a ver resultados, por lo que todo marchaba bastante bien.

Aoi se encontraba en su habitación trabajando con su ordenador. Estaba terminando el proyecto ingenieril que permitiría la reconstrucción del bar de Kuroageha. Como ya estaba en vías de finalizar, no se sentía muy apresurado y no había puesto ninguna pieza de ropa interior en la puerta…razón por la cual no tardaron en llamar a la misma.

¿Sí?-preguntó Aoi girándose hacia la puerta.

¿Puedo pasar, Aoi?-escuchó la voz de Rito al otro lado de la puerta.

¡Es Rito!-exclamó Aoi-¡Tengo que ponerme las pilas y ayudarle como sea! ¡VAMOS!

¡Adelante, hombre!-lo invitó el chico.

Rito entró en el cuarto y cerró la puerta tras de sí. Llevaba una pequeña mochila colgando de un hombro. Vestía con una blusa naranja holgada, unos pantalones tipo cargo negros metalizados y unas botas con plataforma de color granate. Aoi se levantó de la silla y lo saludó. Vestía con unos pantalones ajustados de color gris marengo con ribetes de color azul neón y bajos abombados, unas botas altas azules y negras con algo de plataforma un cinturón de color azul neón, una sudadera asimétrica de cuello vuelto de color azul metalizado con tiras grises en varias zonas y un hombro abombado y el otro no.

¡Siéntate donde quieras!-pidió cordialmente Aoi-Cuéntame, ¿qué te trae por aquí?

Rito se sentó en una de las sillas del cuarto y miró a su alrededor. Aquella enorme habitación bien podía parecer un estudio de ingeniería muy personalizado. Las paredes estaban muy decoradas con imágenes de despieces de máquinas, grupos de música electrónica, planos de instalaciones y algunas cenefas que tenían impreso código en distintos lenguajes de programación. Las estanterías estaban repletas de herramientas, instrumental técnico, piezas de máquinas rotas que guardaba como adornos y demás elementos similares. Montones de libros sobre tecnología y algunos de ciencias básicas, libros de ocio, etcétera. Como en el resto de cuartos, la cama y el armario eran enormes, y el escritorio estaba muy bien ordenado y equipado. Donde Hagane tenía un tocador, Aoi tenía una mesa de mezclas. También guardaba algunas revistas pornográficas bastante a la vista en una vitrina en la que también tenía algunos botes de champú, varias cremas para la piel, unas planchas para el cabello, frascos de perfume y algunos doujinshi catalogados como +18.

Pues…-dijo Rito-…quería charlar. Hacerte una propuesta, enseñarte unas cosas que tengo aquí…

Hablemos pues.-dijo Aoi con una sonrisa.

¿Puede ser en la intimidad?-pidió Rito-Por si acaso…

Ah, por supuesto.-dijo el chico de cabello azul dirigiéndose al armario.

Sacó unos calzoncillos del cajón de la ropa interior. Rito se fijó en ellos: eran de color negro y tenían algunas tiras de neón de colores por la parte frontal. Los colgó en el picaporte exterior de la puerta y volvió a cerrar tras de sí.

Pareces un poco tenso…-dijo Aoi-… ¿te pongo música?

Oh…-dijo Rito-…me encantaría. Nos servirá para animar un poco esto…

Aoi puso en marcha su reproductor musical. Comenzó a sonar música electrónica. A Rito le recordó a la noche que tuvo sexo con Inuhito, pero, a diferencia de su música, los subgéneros de música electrónica que le gustaban a Aoi no eran ácidos y duros, sino más clásicos, dulces y suaves. En medio de una música envolvente y energizante, comenzaron a hablar.

Te he traído varias cosas de mi habitación…-dijo Rito mientras abría su mochila-…creo que te pueden servir.

Lo primero que Rito sacó de la mochila fue una pequeña caja curiosamente decorada. La abrió y le mostró el contenido a Aoi: multitud de anillos de silicona de diferentes diámetros.

¿Qué es esto?-preguntó Aoi-Si no te conociera, diría que son dilataciones para los lóbulos de las orejas…

No, no es eso, aunque sirven para algo parecido…-dijo Rito con una media sonrisa-…para que la piel dé de sí.

Ah…-dijo Aoi-…para ESA piel, ¿verdad?

Sí, eso es.-respondió Rito-No te estaré importunando, ¿verdad? Esto lo hago para ayudarte, de verdad…quiero que te libres de esa espina que tienes clavada, te mereces lo mejor, en serio…

Ya lo hablamos el otro día.-dijo Aoi con indulgencia-No voy a darte la espalda. Seguro que, como siempre, tienes razón: es hora de dejar atrás los miedos y empezar a luchar en silencio esta pequeña batalla.

¡Por supuesto!-exclamó Rito-Estoy seguro de que podrás con ello. La fimosis no es el fin del mundo, y…créeme, operarse por eso es un atraso. ¡Te pondrás como un toro con esto!

Es curioso.-respondió Aoi-Me imagino cómo funcionan… supongo que se introducirán en el prepucio y se dejarán puestos para que lo ensanche, ¿no?

Sí, eso es.-respondió Rito mientras asentía con la cabeza-¿Quieres que te enseñe cómo se ponen?

Ya que te has tomado todas las molestias en venir aquí sin que te lo pida con una mochila llena de cosas…-dijo Aoi-… ¿cómo me voy a negar?

No desconfío de sus métodos.-pensó Aoi-Es más, quiero librarme de la fimosis aunque siempre me ha asustado de manera irracional. Simplemente nunca antes había hecho esto. No obstante, si sirve para que Rito se vuelque en algo y se sienta bien… ¡será matar dos pájaros de un tiro! Probar esto no puede ser malo si me lo recomienda él…

Bien, pues…-dijo Rito-…saca tu pene y ve cogiendo el anillo más pequeño…si no te es un inconveniente conmigo aquí, claro…

No, no lo es.-dijo Aoi-Para nada.

El chico se puso cómodo en su silla. Separó las piernas, se desabrochó el cinturón y se desabotonó los pantalones. Tras dejarlos a la altura de sus espinillas, se puso de pie para quitarse los calzoncillos. Eran francamente originales, pues tenían una pernera larga como unos bóxers y la otra a ras de la ingle como unos slips, eran azules y tenían varios cordones decorativos. Estaban muy ajustados. Se los quitó con naturalidad y dejó ver su pene pálido, flácido y con un estoico prepucio.

Bien.-dijo Rito con naturalidad-Ahora tienes que apretar el anillo con los dedos para que se haga más pequeño, retraer tu prepucio hasta que puedas, colocar el anillo, envolverlo con tu prepucio y soltarlo para que se expanda y estire el prepucio.

Aoi intentó ponerse el anillo, pero se le cayó al suelo un par de veces.

¡Ay!-exclamó el chico entre medias risas-Qué torpe…

Es normal que la primera vez no salga bien…-dijo Rito-…de todas maneras, creo que se puede sacar una conclusión buena de todo esto. ¿Puedo…-Rito hizo ademán de manipular con sus manos y luego señaló el pene de su amigo.

Nunca he dejado que otro chico me toque el pene, pero…-dijo Aoi-…supongo que no hay problema si eres tú.

Gracias por tu confianza.-dijo Rito mientras procedía a ponerle el anillo.

Con mucha delicadeza, agarró el pene de Aoi. Al acercar su silla a la de él, pudo notar con claridad su perfume. Aoi solía utilizar fragancias serias y notables. Tenía una nota acuática, un fondo aromático y ciertos toques suavemente especiados. El olor de su perfume le recordó a Rito al de los inciensos…con una nota muy masculina e inimitable. Sin cometer el más mínimo error, retiró con suavidad el prepucio de su amigo, le colocó el anillo y lo dejó en posición de estiramiento. Mientras Rito hacía esto, Aoi notó que una onda eléctrica recorría su cuerpo y le quemaba y entumecía los músculos. La sensación de tener a un amigo suyo manipulando su pene con aquellas manos tan gigantescas pero a la vez suaves y cuidadosas le provocaba unos escalofríos que nunca había sentido y que, por alguna razón, no quería dejar de experimentar.

¿Ya está?-dijo Aoi, que se encontraba tenso.

Eso parece…-dijo Rito mientras tocaba la parte del prepucio de Aoi que envolvía a su frenillo con el dedo índice.

Sin apenas hacer presión, el prepucio de Aoi se cerró y el anillo se cayó.

¡Esto es genial!-exclamó Rito.

Significa que el anillo es demasiado pequeño para mí y que tengo que estirar con uno más grande, ¿verdad?-preguntó Aoi.

Exactamente.-respondió Rito-Cuantos más anillos se te caigan, mayor será tu indicador de éxito.

Hicieron otras pruebas y se le cayeron tres anillos más. El cuarto mantenía su prepucio prieto y estirado, haciéndole sentir una cierta incomodidad y una verdadera sensación de estiramiento.

Parece un megáfono…-dijo Aoi mirando su pene.

Rito y él se rieron.

Esto te ayudará a que los tejidos del prepucio se expandan.-dijo Rito-Gracias a esto, tu prepucio crecerá y permitirá una retracción completa. Además, como los anillos son cilindros de altura considerable, mantendrán tu prepucio separado de tu glande en la dirección longitudinal del eje del pene, permitiendo también un estiramiento del frenillo: esto hará que también crezca y no se te quede corto.

¿De verdad con esto podré curarme?-preguntó Aoi con cierta incredulidad.

Confía en mí.-dijo Rito-Tendrás éxito. No obstante, es un proceso lento y tedioso…necesitarás semanas o incluso meses.

¿Qué es eso en comparación a 18 años en compañía de esta tara?-preguntó Aoi.

Bien, veo tu determinación, ¡así me gusta!-exclamó Rito.

El chico sacó más cosas de su mochila.

Aquí tienes aceite de coco…-dijo tendiéndole una botella a Aoi-…es 100% puro, virgen y sin refinar, por lo que te lo podrás aplicar en el pene perfectamente. Es nutritivo, hidratante, un gran lubricante y un puntazo para el sexo por su olor y sabor.

Vaya…-dijo Aoi leyendo las inscripciones del frasco-… ¡gracias!

Aceite que podrás usar con esto.-Rito continuó con su plan para librar a su amigo de sus problemas y le tendió un cuaderno-Aquí están apuntados todos los ejercicios manuales que puedes hacer y los regímenes que puedes seguir para obtener buenos resultados. También hay un DVD con los ejercicios grabados para que los veas si tienes dudas. Los consejos de utilización de los anillos también están aquí apuntados.

Aoi dejaba en su mesa las cosas que su amigo le daba. Las agarraba con mimo y sentía el calor de las manos de su amigo en ellas. Se sentía muy agradecido e invadido por una extraña motivación que parecía ajena a él. Todavía estaba enseñando su pene y con el anillo puesto.

También te dejo un tarro de manteca de karité pura y natural.-dijo Rito-Es impresionante para la salud del pene, aunque también la puedes utilizar en la piel de todo el cuerpo y en el cuidado del cabello.

Había oído hablar de ella.-dijo Aoi-No me extraña que un devoto del cuidado personal como tú la tenga.

Compré varios kilos la última vez, no te preocupes.-dijo Rito mientras seguía buscando en su mochila.

Aoi se sorprendió al ver que la sonrisa de Rito se desvanecía de una manera abrupta.
Rito, ¿por qué pones esa cara de repente?-preguntó Aoi.

Pues porque…-dijo Rito-…todavía estoy inestable. Esta noche he llorado y ahora me está viniendo el bajón de golpe otra vez…

Rito…-susurró Aoi-…no deberías estar preocupándote tanto por mí ahora mismo cuando eres tú el que necesita ayuda.

Todos tenemos problemas a los que enfrentarnos.-dijo Rito-Ayudarte con los tuyos me hace feliz…

Pero…-dijo Aoi-…si estás a punto de llorar… ¿no prefieres tumbarte y relajarte?

Tengo que acostumbrarme.-dijo Rito-Mis padres no me criaron para llorar a la mínima.

Aoi abrazó a su amigo. Sin darse cuenta, se había subido encima de él mientras rodeaba sus ingentes hombros con sus brazos. Sus piernas desnudas se cruzaban con las de su amigo y sus genitales quedaron apoyados en su muslo derecho. Rito le devolvió el abrazo y aprovechó que su amigo no podía ver su cara en esta posición para apretar los dientes y reprimir las lágrimas.

Me estás poniendo los huevos encima del pantalón…-dijo Rito intentando hacerse reír a sí mismo.

¡Ay!-exclamó Aoi sonrojándose-Perdona…

Se retiró y se volvió a sentar en su silla. Algo había funcionado: Rito no pudo evitar reírse un poco.

No pasa nada.-dijo con una sonrisa-Gracias por hacerme sonreír otra vez.

Es lo mínimo que puedo hacer después de lo que hiciste por mí en el campo de batalla.-dijo Aoi-Te debo mucho por eso.

Venga ya…-dijo Rito-…a eso invita la casa. Aunque, si estás tan empeñado en el tema de dar y recibir favores…podríamos…

Rito sacó varios juguetes sexuales de su mochila y los extendió sobre la cama.

Son un regalo.-dijo Rito-Masturbarte te ayudará a flexibilizar el prepucio si lo haces con el cuidado requerido.

¡VAYA!-Aoi sobreactuó con complicidad-¡Qué sorpresa! ¡JAJAJAJA! Rito, eres un pervertido…

Pretendo mostrarte mi mundo para que vengas a pasártelo bien.-dijo Rito-¿Qué te parece?

¿Me estás diciendo que probemos juntos estos juguetes?-preguntó Aoi.

¡Bingo!-exclamó Rito.

En el momento en que se empiece a tocar el pene, será inmune al dolor durante un rato.­-pensó Aoi-Rito siempre ha sido así con la masturbación…merece la pena que lo hagamos si eso le ayuda. Además, seguro que yo también me lo paso bien…no dejo de tener curiosidad…

No perdemos nada por intentarlo.-dijo Aoi, y añadió para intentar caldear el ambiente-Eso sí, ten un poco de caballerosidad y enséñame tú a mí lo tuyo, que llevo un buen rato dejándote ver mi pene y yo estoy a dos velas.

¿Tantas ganas tienes de verlo?-lo provocó Rito.

¿Te da vergüenza?-Aoi respondió con otra provocación.

A lo mejor no quiero…-Rito le siguió el juego.

No sirves para mentir.-Aoi continuó introduciendo cizaña en su falsa discusión-No a mí al menos. Si no quieres…

¿Me vas a obligar?-preguntó Rito.

Aoi colocó sus manos sobre el cinturón de Rito y lo desabrochó.

Si es menester…-dijo Aoi.

Continuaron con sus bromas. Se lo estaban pasando bien, pero, realmente, Aoi estaba exponiendo los genitales de Rito, que se lo tomaba con total naturalidad. Cuando ya sólo le quedaban los calzoncillos, dudó.

¿De verdad está bien que…-intentó preguntar.

¡No lo sabrás hasta que no lo pruebes!-le reprochó Rito guiñándole un ojo.

Tiró de los calzoncillos hacia abajo y reveló su monstruoso pene.

¿Te cohíbe?-preguntó Rito-Adelante, ¡tócalo, rompe el hielo!

Aoi dudó otra vez. Rito le cogió la mano.

Mira…-dijo Rito-…esto es lo que vas a conseguir si confías en mí.

Rito llevó la mano de su amigo a su pene. Retrajo su prodigioso prepucio con la mano de Aoi como ayuda. Por su parte, Aoi se sentía extraño: su mano estaba entre el prepucio de Rito y la mano de éste. Experimentó la retracción con el tacto. No era nada que no hubiese visto en material pornográfico, pero aquel ejemplo le dejó las ideas aún más claras. Rito terminó el vaivén volviendo a colocar el prepucio en su sitio.

Ahora tócalo por tu cuenta.-pidió Rito-¡No muerde!

Aoi decidió desinhibirse y agarró el pene de su amigo. Estaba muy suave, se notaba que lo cuidaba mucho. También estaba limpio, lustroso y caliente.

Sin darle tiempo a Aoi a reaccionar, Rito le agarró el pene, le quitó el anillo y comenzó a masturbarlo con suavidad, provocando su excitación. Aoi sentía escalofríos de placer mientras su pene se alzaba. Su prepucio se notaba cada vez más apretado a causa de la fimosis.

Rito…-susurró Aoi enrojeciéndose.

Muy bien, Aoi…-dijo Rito-…estás respondiendo bien.

Aoi comenzó a masturbar a Rito en justa retribución. Su pene también se estaba endureciendo.

Te voy a enseñar las maravillas del huevo masturbador…-dijo Rito.


Cogió un juguete en forma de huevo. Después de retirarle el precinto, reveló que tenía un agujero y un sobre con lubricante. Vertió el sobre en la cavidad del juguete y lo dejó sobre la mesa. Aoi tragó saliva y miró aquel juguete, preparándose para la que sería una experiencia seguramente inolvidable.

2 comentarios:

  1. Me ha gustado pero... siento decir que no estoy de acuerdo en el tema de la fimosis (eso ya lo sabes) tú lo ves una barbaridad y yo no. Aquí lo pones como si se solucionara fácil y... tampoco lo veo así. En cuanto al tema de la operación, en fin, no lo veo así por muchos motivos que tampoco voy a poner aquí.
    Lo que si sigo que... este Rito es la leche xDDDDDDDD es decir, pierde a sus padres, le da la depre y el piensa ¿cómo me quito la depre? ah pues un ratito sexual y listo xDDDDDDDDDDDD
    Yo le apoyo pero me hace gracia.

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    1. Yo no he dicho en ningún momento que sea fácil, sólo que el bisturí no es el único remedio, pero bueno, eso no viene al caso, es una historia de ficción. En fin...creo que es mejor buscar formas de animarse que hundirse en el dolor, ¿no? Algo habrá que hacer, el mundo sigue girando...

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