TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 39: Abriendo
una puerta
La celda transparente en la que
Belladonna era torturada se consideraba un lugar en el que no existía el
descanso. Los torturadores eran sombras moldeadas como arcilla, frutos del
poder mágico de Tigres Black. La noble demoníaca sufría torturas, humillaciones
y palizas a diario, de manera constante e ininterrumpida y con una cruel
regeneración gradual programada que mantenía su consciencia en todo momento.
Poco a poco, sus energías para pedir amnistía se apagaban, aunque bien era
sabido que Tigres no iba a dejarla morir fácilmente.
. . .-Belladonna no podía ni
jadear.
Un ruidoso y destructivo golpe
rompió su penosa rutina: la pared de vidrio que la separaba del pasillo central
del cuartel se había roto, fruto de un poderosísimo golpe.
. . .-la Mazoku intentaba
interpretar lo sucedido, pero a duras penas lo conseguía.
El enorme puño de Kazark,
enfundado en un guante metálico, había roto el vidrio de manera implacable.
Tras ello, el ogro sacó un enorme y pesado látigo metálico que bien podría
tener la anchura transversal de una garrafa familiar de agua. Fustigó a los
torturadores de oscuridad, deshaciéndolos con devastadores golpes. Tras varios
latigazos, los últimos torturadores que quedaban vivos se acobardaron e
intentaron alejarse del enorme ogro, pero éste apretó un botón de la empuñadura
de su arma e hizo que dicho látigo se enroscara sobre sí mismo hasta formar un
enorme garrote con púas gracias al cual aplastó al resto de sombras.
Ka…-balbució Belladonna-…zark…
Con un ligero golpe de su
garrote, el recién llegado rompió las ataduras de Belladonna, haciendo que
cayera de rodillas al suelo, desnuda y maltratada. La mujer se paró a pensar en
que su compañero le había salvado la vida dos veces: en la batalla final de
Gokuruma, donde casi muere apuñalada por Yamiyuki, y en aquel preciso instante.
Vístete.-dijo Kazark-No hay
tiempo: Tigres-sama volverá de un momento a otro. ¡Aprovecha ahora que se
encuentra ausente!
El ogro lanzó una granada contra
Belladonna. Contra todo pronóstico, la granada liberó una descarga de energía
demoníaca que curó las heridas de la mujer, otorgándole fuerzas para
levantarse. Sintió que podía volver a hablar.
Gracias, Kazark…-dijo Belladonna
con una humildad que nunca había profesado hasta aquel momento.
¡No hay tiempo!-insistió el
ogro-¡Nos vamos!
Belladonna chasqueó los dedos. Un
fuego azul la envolvió, regenerando sus ropas habituales. Se sentía una mujer
fuerte de nuevo.
¿Adónde vamos?-preguntó
Belladonna.
A cumplir una misión.-dijo
Kazark-Si Tigres-sama ve que el éxito ha venido también por tu ayuda, tal vez
considere perdonarte aunque la misión fuera para nosotros tres en un principio.
¿Tres?-preguntó la Mazoku.
La científica Kuritöö y el
Taimanin traidor Benibatsu aparecieron
desde el otro extremo del pasillo caminando firme y decididamente.
¿Ya estamos todos?-preguntó la
doctora-¡En marcha!
Sí…-dijo Benibatsu-…es hora de
hacer un poco de ejercicio. Llevo sin mover el esqueleto desde que esas arpías
me echaron de Gokuruma…
Los cuatro Mazoku echaron a
andar. Salir de los cuarteles generales de los Neo-Nómadas fue sólo el primer
paso de un viaje muy movido.
.
. .
Tras una larga caminata y varios
encontronazos con demonios salvajes menores, Belladonna, Kazark, Benibatsu y
Kuritöö llegaron a una cueva llena de poder mágico. No estaba oscuro, pues las
paredes rocosas estaban pobladas de cristales mágicos de diferentes colores que
poseían luz propia y brillaban con intensidad.
Aquí es.-dijo Kazark-Nuestra
misión comienza en este lugar.
¿De qué se trata?-preguntó Belladonna.
Aún no tenemos detalles, pero, al
parecer, Tigres-sama desea que alguien pueda acercarse al cuartel de los
Neo-Nómadas.-explicó el ogro-Es alguien a quien ya conoce y con quien ya tiene
hechos ciertos pactos confidenciales, por lo que he de suponer que será un buen
fichaje para nuestras filas. No obstante, ese alguien, cuya identidad no nos ha
revelado, no se encuentra en este mundo. Para permitir que venga, tenemos que
abrirle las puertas: el portal mágico que puede permitirle pasar está aquí,
pero está fuertemente sellado y custodiado. Nuestra misión consiste en derrotar
al custodio y romper el sello. Tu magia, Belladonna, sería idónea para el
sello, lo cual supone una de las principales razones por las que te he
liberado.
La orgullosa y noble dama asintió
con la cabeza. Aquel ogro, aunque duplicaba su tamaño, era mucho más joven que
ella, prácticamente un adolescente dentro de su raza y, aun así, la estaba
liderando en aquella misión. Decidió no darle más vueltas: se sentía muy
agradecida por estar sana y salva de nuevo.
Es una suerte que esta noche los
insoportables Taimanin estén ocupados con esos soldaditos de tres al
cuarto.-comentó Kuritöö-Seguro que así no vienen a molestarnos…
Llamarlos fue una gran
estrategia.-corroboró Benibatsu-Digna de Tigres-sama…
Avanzaron por el pasillo rocoso.
Llegaron a un ensanchamiento y, una vez dentro del mismo, tanto el hueco por el
que entraron como el que necesitaban atravesar para avanzar se sellaron con
muros mágicos.
Primera prueba…-dijo Kazark-…
¡preparaos!
Unos demonios enormes con forma
de lobos negros aparecieron en la estancia. Rodearon a los cuatro Neo-Nómadas y
comenzaron a moverse en círculos, mirándolos amenazadoramente.
Vaya unas bestias inútiles…-dijo
la científica con desdén.
Levantó su brazo derecho. Su mano
se convirtió en un larguísimo y pesado manojo de tentáculos que comenzó a
agitar para fustigar a las bestias, cuyos aullidos de dolor corroboraron la
efectividad del ataque. Con insistencia,
aquellos animales gigantescos trataron de lanzarse en picado hacia los
invasores, pero Belladonna se lo impidió bañándolos en un potente fuego azul.
Kazark los bateó con el garrote mientras ardían, rompiendo sus cuerpos en
pedazos.
Pan comido.-dijo Kuritöö
encogiéndose de hombros.
No tan rápido…-la advirtió
Kazark.
Los pedazos de los lobos que
habían destrozado comenzaron a aglutinarse hasta formar un lobo gigantesco.
Soltó una fuerte bocanada de aire, empujando a los cuatro invasores contra la
zona por la que habían entrado.
¡Mierda!-bramó Benibatsu.
¡Maldita bestia!-le espetó
Belladonna, que estaba recuperando paulatinamente su actitud desdeñosa.
La mujer de piel morena hizo
aparecer su arma con un estallido luminoso de fuego azul. Con una mano, la giró
sobre sí misma, liberando a la vez llamas, creando una pantalla redonda y
ardiente que cortó el chorro del aire.
¡Ahora!-exclamó Belladonna-¡Segad
su vida!
Benibatsu saltó salvajemente
hacia el lobo gigante y le hundió su musculoso brazo derecho entre los ojos con
un brutal puñetazo. La bestia comenzó a darse cabezazos contra las rocas,
aplastando a su agresor.
¡Benibatsu!-exclamó Kuritöö.
La científica se acercó a las
patas delanteras del monstruo y le hizo una zancadilla con una patada giratoria
baja en barrido, obligándolo a caer en el sentido de alejamiento con respecto a
la pared rocosa.
Ninpô – Ketton no Jutsu!-exclamó
Benibatsu.
(¡Arte ninja de la sangre!)
El ninja traidor sacó su brazo de
la hendidura que había abierto. La sangre que brotaba se convirtió en una
lluvia de esquirlas rojas que atravesaron el lomo del gigantesco lobo. Aun con
esto, la fiera interceptó al hombre de un zarpazo y lo lanzó contra el suelo.
¡Es persistente!-exclamó
Benibatsu mientras rodaba para amortiguar la caída.
No pasa nada…-susurró Belladonna-…ahora
que ha dejado de escupir aire… ¡no tengo que preocuparme de ninguna barrera!
¡TOMA ESTO!
Un rizo de fuego azul envolvió al
lobo, atando sus cuatro patas entre sí y tirándolo al suelo. Las llamas lo
abrasaban. Los aullidos de la bestia provocaban ingentes corrientes de viento.
¡Apartad!-exclamó Kazark.
Kuritöö, Benibatsu y Belladonna
se alejaron de la línea imaginaria que unía a Kazark con el lobo. El ogro sacó
un pesado cañón de mano con el que disparó varias veces, agujereando a la
bestia y acabando con su vida mientras las llamas azules de Belladonna
consumían su cadáver. Las barreras mágicas se deshicieron.
Avancemos.-dijo Kazark-No podemos
estar muy lejos de nuestro objetivo…
Los siguientes pasillos estaban
llenos de híbridos vegetales y animales con unas peligrosas tendencias
carnívoras.
¡Estas cosas no se acaban
nunca!-se quejó Belladonna mientras quemaba a los monstruos aprovechando su
parte vegetal.
¡Morid!-exclamó Kazark-¡Apartaos!
El joven ogro empuñaba una
especie de pistola de gran tamaño cuyos disparos causaban vibraciones
ultrasónicas que lograban la desintegración de los cuerpos. Kuritöö y Benibatsu
se miraron y asintieron.
Creo que con herir a dos será
suficiente…-dijo Benibatsu.
La científica asintió. Convirtió
su mano izquierda en dos tentáculos cortantes provistos de cuchillas en los
extremos y clavó cada una en un monstruo. De las heridas brotó sangre de forma
generosa.
Ninpô – Ketton no Jutsu!-exclamó
el traidor.
(¡Arte ninja de la sangre!)
Ambos chorros de sangre se
convirtieron en sendos abanicos de lanzas rojas que atravesaron a la totalidad
de los monstruos que poblaban los pasillos. Tras deshacerse de los cadáveres
que les impedían andar a buen ritmo, pudieron ver una luz intensa al final de
la galería en la que se encontraban.
¡La puerta que tenemos que abrir
está ahí!-exclamó Kazark-¡Vamos!
Cuando llegaron al origen de la
luz, se encontraron en una especie de plaza rocosa gigantesca. Los cristales de
colores que crecían allí eran mucho más puros y grandes que en el resto de la
galería. Había un portal enorme de luz azul en cuyo centro había un sello
mágico con un cierto tono verdoso.
¿Ése es el sello que tengo que
deshacer?-preguntó Belladonna.
El mismo.-respondió Kazark-No
obstante, el custodio no nos lo pondrá fácil…
¿El custodio?-preguntó
Kuritöö-Que venga si se atreve…
Desde luego que me atrevo.-dijo
una voz masculina desconocida.
Un chorro de viento de color
verde jade cayó en el centro de la estancia como un rayo. Los cuatro
Neo-Nómadas se vieron obligados a alejarse por la onda expansiva. En el seno de
aquel rayo apareció un hombre joven. Era muy delgado, de complexión fibrosa y
atlética, y muy alto: sólo Benibatsu y Kazark lo superaban en estatura. Su piel
tenía un deje de mínimo bronceado, y su cabello era blanco y corto, voluminoso
y alborotado, cubriendo su cuello y sin tocar apenas los hombros. Sus ojos eran
de color ambarino, y sus ropas eran oscuras y ajustadas. Vestía una chaqueta
corta de color negro violáceo con mangas largas y puños de volantes, unos
pantalones muy marcados a juego y unas botas altas negras con hebillas. Bajo la
chaqueta, un top de color frambuesa que dejaba ver desde sus costillas hasta
sus caderas. El forro interior de su chaqueta era blanco. En el lado derecho de
su cadera lleva prendida del cinturón una espada enfundada. Sus orejas eran muy
puntiagudas.
¿Quién es éste?-preguntó
Benibatsu-Parece un enclenque…
Soy Uro Oswald, custodio del
sello de los deportados.-respondió el recién llegado.
¿Oswald?-preguntó Belladonna-¿Del
clan de demonios guerreros?
Del mismo.-respondió Uro-Y tú,
por esos rasgos, debes de ser familia de Ingrid, ¿verdad?
Así es.-respondió Belladonna
desafiante.
He oído hablar de ti…Belladonna
Rubidium.-dijo Uro-Dicen que no eres tan fuerte como Ingrid. Mi hermana mayor,
Kishiria, puede medir sus fuerzas con la caballero Ingrid sin problemas. Es
auténticamente fuerte. En la familia Oswald, todos recibimos entrenamientos
como el de mi hermana y, aunque ella no esté aquí, yo, como hijo menor del
clan, estoy capacitado para haceros frente. La fuerza de mi hermana es mi
fuerza.
¿Esa maldita lianta?-preguntó
Belladonna-¿Te atreves a hablarnos de ella tan a la ligera? ¡Fue una lacra para
los Nómadas en su día!
¡No!-exclamó Uro ofendido-¡Los
Nómadas sois una lacra para los demonios! ¡No entendéis nada! ¿Qué os han hecho
los humanos? ¿Por qué no podemos coexistir, vivir en sociedad? ¡Sois unos
retrógrados! ¡No somos superiores! ¡Creernos superiores nos hace la escoria que
se creen que somos! ¡Ojalá pudiéramos salir afuera y contar ante el mundo que
no todos los demonios somos la basura que sois, malditos criminales!
¡DESCARADO!-bramó
Belladonna-Kazark, ¿lo matamos y rompemos el sello?
De eso se trata.-afirmó el
ogro-No obstante, tened cuidado, Uro Oswald no será un oponente fácil.
Y menos si tengo la oportunidad
de deshacerme de vosotros, malditos remanentes de los Nómadas…-dijo Uro.
¡Acabaré el combate con un único
ataque!-exclamó Kazark-¡Cubridme!
El ogro sacó un cañón enorme que
tuvo que asir con las dos manos. Lo accionó y comenzó a cargarse lenta pero
amenazadoramente. Entendiendo lo que el líder de la misión quería hacer, los
otros tres Mazoku se lanzaron a por el guardián del sello.
¡Preparaos!-los amenazó Uro.
Con una elegante patada
giratoria, desvió a Benibatsu. Acto seguido, encadenó dos patadas para apartar
de su camino a Belladonna y a Kuritöö.
¿Ni siquiera desenfundas tu
arma?-preguntó Belladonna mientras asía su bastón con pesos-¿Te burlas de
nosotros?
Yo sólo actúo según mis
necesidades…-dijo Uro arqueando una ceja.
¡Insolente!-bramó Belladonna,
cuya pedantería parecía haber enterrado su humildad tras la tortura-¡Te vas a
enterar!
Ninpô – Kinniku no Jutsu!
Ashi!-exclamó Benibatsu.
(¡Arte ninja de los músculos! ¡Piernas!)
Benibatsu transformó sus piernas
en dos ingentes estructuras de salto y se lanzó a por Uro, atropellándolo con
una coz aérea. En respuesta a esto, Kuritöö lo embistió con un manojo de
tentáculos trenzados sobre sí mismos formando una especie de lanza, tras lo
cual Belladonna lanzó un chorro de fuego azul. El custodio del sello se deshizo
de las llamas agitando vehementemente su cuerpo y, acto seguido, se lanzó a por
sus enemigos. Girando con mucha elegancia sobre sí mismo, encadenó varios
golpes con los cantos de las manos contra Kuritöö. Acto seguido, embistió a
Belladonna con una rapidísima sarta de patadas con la pierna izquierda y, tras
ello, utilizó la pierna derecha para golpear a Benibatsu con una patada
giratoria, pero las piernas de ambos chocaron y, dado que el ninja traidor
tenía todo su exceso muscular concentrado en las piernas, éste ganó el forcejeo
y tiró a Uro al suelo.
Ninpô – Kinniku no Jutsu!
Ude!-gritó Benibatsu.
(¡Arte ninja de los músculos! ¡Brazos!)
Los brazos de Benibatsu se
convirtieron en dos enormes vástagos de músculo. Saltó entonces hacia Uro y le
cayó encima con ambos codos, haciendo un boquete en el suelo con su cuerpo.
Estoico, el custodio aprovechó que el pecho de Benibatsu había perdido músculo
para apartarlo de una patada en dicha zona. Tras ello, se levantó y se preparó
para esquivar los ataques de Kuritöö y Belladonna, que trataban de lanzar un
puñetazo y un mazazo respectivamente.
El arma de ese ogro parece muy peligrosa…-pensó Uro-…será mejor que ponga fin a esto cuanto
antes…
Uro desenvainó su espada. Era
larga, de un único filo, con enjoyes rojos en la empuñadura y un recubrimiento
negro violáceo recubriendo la parte roma. Se lanzó entonces a por los
invasores. Su estilo de esgrima era mixto y versátil: combinaba técnicas a una
mano con técnicas a dos manos, y podía alternarlas con gran facilidad. Tras
varios ataques, los Neo-Nómadas comprendieron que Uro no era un espadachín
cualquiera y que les iba a costar mucho vencerlo.
¡HAAAAAAAAAAAAH!-gritó el demonio
protector mientras lanzaba una estocada.
Kuritöö interpuso un tentáculo
cortante con forma de hoz entre la espada y ella, protegiéndose del impacto.
Sin perder un segundo, Uro se lanzó a por Belladonna, quien paró el golpe con
su bastón. Sin insistir, saltó hacia Benibatsu, quien por fin sacó su doble
guadaña y decidió cruzar aceros. Al ver que los tres enemigos lo habían
bloqueado, Uro saltó y, entre piruetas, se alejó de ellos. Tras esto, concentró
una energía de color verde jade en la hoja de su espada.
¡Espada del Viento
Cortante!-exclamó.
Agitó su espada. Unos afilados
chorros de viento ondearon hacia los Neo-Nómadas, cuyos bloqueos se vieron
burlados y se encontraron en la obligación de saltar, no sin antes llevarse
algunos cortes.
Ninpô - Ketton no Jutsu!-gritó Benibatsu.
(¡Arte ninja de la sangre!)
La sangre de las heridas de
Benibatsu salió disparada en forma de anillos cortantes. Tras arreciar contra
Uro, la sangre volvió a las heridas, aunque éstas no cicatrizaron.
¡Aprovechad!-exclamó Benibatsu.
Belladonna lanzó una maldición de
ralentización, mermando la agilidad del rapidísimo custodio. Kuritöö aprovechó
esto para saltar hacia él, estrangularlo con las piernas y catapultarlo hacia
el suelo con un giro de cadera.
¡Lo tenemos!-exclamó la
científica.
¡De eso nada!-bramó Uro.
El chico alzó sus piernas y
agarró a Kuritöö del cuello con ellas. Haciendo un movimiento de catapulta similar
al de su enemiga, se la quitó de encima y se levantó. Lanzó entonces una oleada
de viento cortante contra Kazark para impedir la carga de su arma.
¡NO!-exclamó Belladonna.
La noble se interpuso, creando
una pantalla de fuego. Ésta saltó en pedazos al encontrarse el avasallador
poder mágico de Uro. Pasó sorprendida más tiempo del permisible, por lo que el
custodio se colocó en su espalda y la pateó repetidamente de nuevo. Tras
lanzarla contra Kuritöö con una última patada, se dirigió a Benibatsu con
determinación. El sablazo del custodio se escabulló de los entresijos de la
doble guadaña del traidor y le perforó un pectoral.
¡Agh!-gruñó el antiguo Taimanin
mientras su herida sangraba.
Para evitar que Uro se ensañase
con Benibatsu, Kuritöö se incorporó y le lanzó una jeringuilla cuyo contenido
era desconocido para todos los demás. El
viento cortante la desintegró a mitad del vuelo, pero le llevó al demonio
protector el suficiente tiempo como para permitir que el guerrero traidor
convirtiera la sangre de su herida en un lazo que le ató la espada y la mano,
impidiendo que atacara con ellas.
¡YA ESTÁ!-gritó Kazark-¡La carga
ha terminado! ¡Apartaos!
Un aro mágico rodeó a Uro:
Belladonna lo estaba aturdiendo con magia. Paralelamente, Kuritöö lo ató con
una maraña de tentáculos que se separaron fácilmente de su cuerpo y Benibatsu
lo reforzó con una malla de hilos de sangre. Tras aquella triple atadura, los
Neo-Nómadas saltaron hacia atrás y dejaron que Kazark disparase: un chorro de
energía blanca azulada arrolló al custodio, desintegrando los tentáculos y la
sangre, que volvió al interior de Benibatsu en forma de aerosol. Cuando el humo
del impacto se hubo disipado, sólo quedaba el cuerpo inconsciente de Uro.
¡Uro!-exclamó una voz algo
asexuada y desconocida-¡UROOOOOOOOOOO!
¡Había alguien detrás del
guardián todo este tiempo!-exclamó Kazark-¡Maldita sea! ¡Tras él!
Benibatsu y Belladonna se
adelantaron hacia el origen de la voz, pero el dueño de la misma ya había
desaparecido sin dejar rastro.
Maldición…-siseó Kuritöö-…esto
puede tener consecuencias negativas…
Pagaréis por esto, maldita escoria Nómada…-pensó el observador
desde una gran altura.
¡Da igual!-concluyó el
ogro-¡Hemos cumplido la mitad de nuestra misión! ¡Cargaremos con el cuerpo de
Uro hacia los cuarteles para experimentar con él posteriormente! Es el momento
de romper el sello para que el contacto de Tigres-sama pueda venir…
¡Belladonna!
Así que vuestros cuarteles, ¿eh?-el observador maquinaba-No soy fuerte, no soy suficiente, pero…
¡lograré que os arrepintáis de lo que le habéis hecho a mi amado Uro!
Belladonna preparó un conjuro.
Tras recitar unas palabras y apuntar con sus manos y su bastón al sello, éste
se deshizo, liberando un chorro de energía que indicó que el portal estaba
abierto de par en par.
Casi, casi me sorprendo pensando que por una vez, Belladonna iba a conseguir lo que se proponía. En este caso y para ella, lo que bien empieza no siempre acaba bien.
ResponderEliminarA ver si finalmente le sale bien pero... pobre, eso no suele pasarle.
Cómo la odias, ¿eh? En fin, próximamente habrá más de Belladonna, tú tranquila...
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