lunes, 23 de marzo de 2015

[TY] Episodio 38: Careo en Amidahara

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 38: Careo en Amidahara

En la casa donde vivían los chicos, ya se había asentado toda la información acerca del hotel Rakuen y los soldados estadounidenses. Todos estaban al tanto de lo que sucedía y se preparaban para posibles actuaciones. El hecho de que los soldados conocieran sus identidades o, al menos, la de Yamiyuki, los descolocaba, por lo que decidieron investigar al respecto. Apenas habían terminado de desayunar y ya estaban preparándose para un intenso día más de estudios doctorales y entrenamientos avanzados.

¡Me piro!-exclamó Shirubei-¡Las clases empiezan temprano hoy!

Tras despedirse de sus compañeros, el chico se fue del piso. Estaban todos realmente ocupados. En el cuarto de baño, Aoi, Rito y Hagane ocupaban cada uno un espejo en el que se acicalaban.

Mi tesis sobre los Mazoku va a ser un auténtico golpe.-dijo Hagane con optimismo mientras se pintaba los ojos-¡Estoy tan motivado con el doctorado! Ah, qué ilusión…

Yo estoy como un crío a punto de abrir sus regalos de cumpleaños.-comentó Rito mientras se frotaba la cara con una crema limpiadora-Desde que he vuelto con la Física me siento mucho más fuerte…y poco a poco van sanando mis heridas. Es una pena que mi regeneración no funcione con las dolencias del alma, pero bueno, somos personas fuertes, podemos con todo.

Me gusta oírte decir eso.-lo elogió Aoi mientras se planchaba el pelo-Ahora tenemos que intentar que Inuhito vaya a clase con mejor cara…pobre…está destrozado. Lo de Benibatsu le sentó peor que un tiro en el corazón…tanto dolor siendo tan pequeño lo marcó…

Intentaré llevármelo esta tarde a tomar un helado o algo.-dijo Hagane-Su facultad y la mía están cerca, así que espero poder sentarme un rato con él para ver si se anima antes de los entrenamientos vespertinos…y me gustaría saber dónde demonios he puesto la máscara de pestañas.

Eso sería estupendo.-comentó Rito-Por cierto, Aoi, ¿qué tal llevas tu entrenamiento ahí abajo?

¡Es verdad!-comentó Hagane sorprendido-Estamos todos muy contentos de que hayas superado ese miedo. ¡Confío en que lo lograrás!

Pues bastante bien, la verdad.-dijo Aoi con bastante menos vergüenza al respecto que antes-Estoy empezando a ver resultados. Os invitaré a todos a una ronda bien generosa de lo que queráis cuando lo consiga… ¡porque lo voy a conseguir!

¡Así se habla!-lo elogió Rito.

¡Por fin!-comentó Hagane-¡Puta máscara de pestañas! ¡Aquí estabas!

Se oyó que cerraban la puerta. Inuhito se había ido tras despedirse en voz baja.

Qué daño me hace cuando lo veo así de triste…-suspiró Rito.

Ya…-corroboró Hagane-…es horrible.

¡Chicos!-Yamiyuki se asomó al baño-No os pongáis más guapos, no quiero una cola de enamoradas en la puerta del piso.

¡Fue a hablar el que parece que va a una fiesta!-le espetó Aoi con sorna.

Un hombre tiene que estar preparado para exhibir su belleza.-dijo Yamiyuki ahuecándose la melena-Me voy yo también. ¡Nos vemos esta tarde! Si pillo a Inuhito por el camino, intentaré decirle algo…

. . .

Veena hundió su cimitarra en las juntas de la articulación del brazo de un gigantesco androide.  Le cortó entonces dicha extremidad.

¿Desde cuándo los Mazoku tienen tecnología robótica?-se sorprendió la Taimanin.

No lo sé.-respondió Kuroageha mientras cortaba los cables de una máquina con las cuchillas de sus armas-Dudo que estas máquinas sean suyas. De ser así, está claro que las han robado.

Un enorme robot bípedo se abalanzó hacia Kuroageha por su espalda, pero Seika lo interceptó con su lanza, cortándole la cabeza aprovechando las juntas del cuello.

Vienen de un camino muy sospechoso para no ser de los Mazoku…-señaló Seika.

Parecen máquinas americanas…-comentó Shiena, que también estaba en aquella misión de combate-…pero no creo que estén siguiendo la voluntad de ningún inmigrante de dicho continente. Entre los objetivos a los que atacan y el lugar del que salen…me huele a demonios.

Por ahí se va hacia…-dijo Kuroageha-… ¡CLARO! ¡Amidahara, la ciudad demoníaca! Se quedó en total calma cuando cayó Edwin Black, pero… ¿quién nos garantiza que no haya vuelto a tener su antigua vitalidad?

Tendremos que volver, ¿no?-preguntó Shiena-Cuatro personas solas no podremos hacer mucho en Amidahara…

Sí, volvamos.-dijo Kuroageha-Que en Gokuruma se enteren de lo que está sucediendo. Si hay que fumigar Amidahara, será a lo grande, sin asumir riesgos.

¿Que los demonios han robado máquinas?-pensó Kuroageha-Aunque es una teoría asumible, no la consigo creer. El ejército de Estados Unidos está haciendo algo…

. . .

A lo largo del día, la situación en Amidahara se volvió más violenta y tensa. Las catástrofes aparecían incluso en la televisión de Gokuruma. Cuando las clases del doctorado hubieron acabado, los chicos ya estaban más que informados de la situación. Yamiyuki avanzó hacia Gokuruma a toda velocidad con su enorme moto de alta cilindrada. Por el camino, recibía mensajes de voz en su comunicador manos libres, que llevaba prendido de la oreja. Aquello violaba las normas de circulación, pero la situación era muy apremiante.

¿Habéis visto la que se está liando en Amidahara?-preguntó Shirubei por el canal común.

Voy en moto.-dijo Yamiyuki-Llegad cuanto antes a los cuarteles para prepararnos. ¡Salimos inmediatamente!

Está anocheciendo…-comentó Hagane-…es la hora perfecta para los Mazoku.

Mi hermana me ha mandado unos mensajes.-explicó Rito-Lo que encontraron en el camino hacia Amidahara no fueron monstruos, sino robots.

¿Robots?-se sorprendió Aoi-Entonces, puede que en Amidahara se encuentren…

… ¡los militares norteamericanos!-lo cortó Inuhito-Si es así, todo esto puede ser una trampa para llevarnos a Amidahara y someternos allí a la peor de las emboscadas…

Estamos preparados para eso.-dijo Yamiyuki con seguirdad-Además, es buen momento para atacarles y que no revelen nuestras identidades a más gente. No sé cómo saben quiénes somos, pero uno de esos soldados me reconoció en el Rakuen… ¡apuesto a que lo encontraremos allí esta noche! ¿Cuánto tardaréis en llegar a los cuarteles?

Tengo la moto aparcada a menos de cincuenta metros.-dijo Aoi-Voy a hacer que las marchas rujan…

Yo estoy poniéndome el casco para coger la mía.-dijo Rito-¡Estaré allí antes de que os deis cuenta!

Me he traído el coche. –dijo Hagane-Pensé que volvería a casa con Inuhito y lo he visto más cómodo que la moto.

Vamos juntos en el coche, de hecho.-añadió Inuhito-¡No os preocupéis!

. . .

¡No bajéis ni un milímetro de las azoteas!-exclamó Kuroageha a través de su canal de comunicación-Dirección nos ha encomendado barrer Amidahara en vista aérea. ¡Que nadie os vea! ¡Saltad de edificio en edificio y no os dejéis ver! Informad también de cualquier punto que observéis y os resulte notable.

¡A la orden!-exclamaron a coro Seika, Shiena y Veena.

El equipo Kuroageha se estaba encargando de otear Amidahara para analizar la situación. En su misión no entraba el participar activamente en combates, no al menos hasta que no llegase el equipo Yamiyuki.

¿Cuándo van a llegar mi primo y compañía?-preguntó Shiena.

Deben de estar terminando de equiparse.-respondió Kuroageha-¡Llegarán en breves instantes!

¡Veo algo!-exclamó Veena.

Como los cuatro estaban separados, tenían que informarse a través de unos comunicadores parecidos a unos teléfonos microscópicos inmersos en una red privada.

¡Te veo, Veena!-le respondió Seika-Eso que hay frente a ti son… ¿¡robots de patrullaje!?

¡Yo también he encontrado algo!-exclamó Kuroageha-Hay máquinas destrozando un barrio abandonado… ¡quieren simular un ataque Mazoku! ¡Está claro que es una trampa del ejército!

Se escuchó un leve pitido en las orejas de los cuatro: era la señal de que otra red privada Taimanin estaba ejerciendo su influjo cerca.

. . .

Los seis chicos corrían por las desiertas calles de Amidahara con sus armas en las manos. La infinita nodachi de Yamiyuki parecía una cola que jugaba con su melena mientras corría.

¡Vamos, equipo!-exclamó el joven-¡Tenemos que averiguar qué está pasando aquí!

Unas abejas enormes les salieron al paso. Su color amarillo brillante y sus ojos artificialmente azules las delataron: eran robots voladores. Las sospechas se convirtieron en secretos a voces cuando se dieron cuenta de que en la parte final del tórax, donde tendría que haber un aguijón, había un orificio del que comenzaron a salir balas a ritmo de ametralladora.

¡A la mierda, no tenemos tiempo!-bramó Hagane.

Agitando sus abanicos y nombrando una técnica, Hagane desvió todas las balas con un fuerte viento que alteró también las trayectorias de todas las abejas.

¡Fuera de nuestra vista!-exclamó Aoi.

Imitando a su amigo, Aoi hizo que llovieran rayos sobre los robots, provocando que explotaran.

Creo que vamos por buen camino…-dijo Yamiyuki-…seguro que sí.

A las abejas las siguieron unos perros negros. También eran robots, lo cual demostraron cuando dejaron ver que tenían metralletas por rabos y comenzaron a disparar con ellas.

¡Mierda!-exclamó Shirubei mientras lanzaba una técnica.

Las balas se congelaron y comenzaron a caer.

¡Tranquilo, amigo, a esto jugamos juntos!-exclamó Rito.

Estampó su maza en el suelo y conjuró una técnica, creando un temblor de tierra que terminó por romper en pedazos las articulaciones de los lobos. Del suelo comenzaron a salir unas hormigas rojas robóticas que también comenzaron a disparar.

¿Qué es esto?-preguntó Inuhito-¡Tenemos que estar acercándonos a algo importante!

El Taimanin cortó todas las balas por la mitad y, al acercarse a las hormigas, las rompió con sutileza. Yamiyuki conjuró entonces unas llamas que las hicieron explotar, evitando cualquier posible reanimación o reconstrucción.

Tras varias escaramuzas intensas en los callejones, llegaron a una plaza muy grande rodeada de edificios altos, carteles y escaparates. Los esperaban cinco hombres jóvenes, no mucho mayores que ellos, tal vez de la misma edad, que vestían con chaquetas idénticas en cinco colores diferentes. Iban armados y los miraban con superioridad. Aunque los Taimanin no los conocían, ellos eran James Silver, Leon Fitzgerald, Émile Delacroix, Grant Steeler y Christian Miller, los nuevos miembros del ejército de Estados Unidos.

¡Es él!-exclamó Yamiyuki señalando a Émile-¡Lo sabía!

Buenas noches…-dijo Émile parafraseando su anterior encuentro-… Taimanin.

¿Éste es el famoso Yamiyuki Kuroi?-preguntó Grant-Je… ¡no es nada más que un alfeñique! Es alto, pero no parece nada del otro mundo. ¡Preséntense, soldados! Si vamos a tener una pelea entre guerreros y nosotros conocemos sus nombres… ¿qué menos que equilibrar las tornas?

James Silver.-dijo James adelantándose un paso.

Se fijaron en su arma. Era una enorme caja metálica paralelepipédica con algunas asas. La base frontal estaba llena de orificios por los que podría salir disparado cualquier tipo de proyectil.

Leon Fitzgerald.-dijo el tirador tras su líder.

Aquel chico llevaba dos pistolas. Eran bastante grandes, pero no parecían nada nunca visto. Su expresión parecía más amenazadora que sus armas.

Émile Delacroix…-dijo el chico más alto y afeminado-…aunque ya nos conocemos, ¿verdad?

Se adelantó un paso. Su armamento parecía bastante atípico y extraño: llevaba 16 frascos prendidos en los antebrazos, 8 en cada uno, con líquidos de diferentes colores en su interior. Asimismo, llevaba cuatro tubos metálicos con una oquedad, dos en cada pierna, uno a cada lado de cada extremidad.

Grant Steeler.-dijo el chico de gafas que había menospreciado a Yamiyuki.

Fue el único que permaneció en la retaguardia. Portaba un bastón de lo que parecía madera tallada. Su empuñadura era metálica y muy ceremoniosa. Lo sujetaba como si fuera un caballero inglés.

Christian Miller.-dijo el último chico, adelantándose también un paso.

Aquel joven aniñado cargaba con una especie de mochila roja muy pesada y de la que colgaban muchos cables y bombillas. A ambos lados de la parte baja de dicho aparato colgaban sendos objetos redondos muy grandes de color rojo rosado.

No hace falta que nos digáis vuestros nombres…-se aventuró James-…Yamiyuki Kuroi, Shirubei Anome, Inuhito Yonekura, Hagane Kurobara, Rito Sonozaki y Aoi Makihara…sabemos bastante sobre vosotros…

¿Por qué será?-preguntó Yamiyuki-En cualquier caso, veo que habláis un japonés estupendo. Es muy caballeroso por vuestra parte: nos ayudará a entendernos.

¡El idioma de la batalla es universal!-terció Grant-¡Comencemos con la estrategia!

Pero, Grant, ahora es…-dijo Leon.

¡Formalidad, soldado Fitzgerald!-exclamó Grant malhumorado apuntándole a su compañero con el bastón-¡Ya no somos compañeros de clase, somos soldados graduados! ¡Steeler o soldado Steeler para ti!

Está bien, Steeler…-dijo Leon-…como quiera, Steeler…

¡Caerán desprevenidos!-exclamó Grant con su voz grave, penetrante y altanera-¡Silver, al frente! ¡Delacroix, a por el menos alto!

¡Sí!-exclamaron a coro James y Émile.

James se lanzó hacia Yamiyuki y, girando sobre sí mismo, trató de embestirlo con una patada, pero el chico la bloqueó con su pierna. Por su parte, Émile corrió hacia Hagane.

Vaya…-dijo Hagane-…y yo que pensaba que era el único tío con tacones en kilómetros a la redonda… ¡vete a plagiar a otra persona!

Je…-Émile rió sádicamente-… ¡te vas a enterar!

Hagane saltó hacia Émile y se dispuso a darle una patada.

Canon de Parfum!-exclamó Émile en un perfecto francés.
(¡Cañón de perfume!)

De varios de sus frascos salieron disparados chorros a presión que lanzaron a Hagane por los aires, describiendo una parábola hacia el suelo. La mezcla de olores lo aturdió.

¡Hagane!-exclamó Yamiyuki.

James aprovechó para apartar la pierna del Taimanin y finalizar su patada, embistiendo con fuerza al otro chico.

¡A por ellos!-exclamó Inuhito.

¡Que sangren!-bramó Shirubei.

¡Miller, bloqueo!-exclamó Grant-¡Ahora!

¡Sí, Steeler!-exclamó Christian.

El soldado de la chaqueta roja descolgó las dos piezas redondas de su mochila y se fijó a los dedos de cada mano unos anillos que sujetaban unas cuerdas que ataban las piezas: parecían dos yo-yos.

E.M.Y.Y. – Electro-Magnetic Yo-Yo!-exclamó Christian.
(¡Yo-yo electromagnético!)

Los yo-yos de Christian salieron disparados hacia Shirubei e Inuhito. Comenzaron a irradiar chispas y, al golpear a los Taimanin, les produjo unos espasmos muy fuertes que los obligaron a retractarse.

¡Sin perder un segundo, Fitzgerald!-bramó Grant-¡Abata a los restantes!

Con una velocidad casi increíble, Leon acortó distancias con Rito y Aoi y les apuntó con sus pistolas.

Bullet Storm!-exclamó el soldado.
(¡Tormenta de balas!)

Los disparos de Leon eran rápidos y endemoniados. Podría agujerear a Aoi y a Rito con facilidad…

Ninpô – Kata no Jutsu!-exclamó Aoi.
(¡Arte ninja de la dureza!)

Con ayuda de un trozo de pancarta que había en el suelo, Aoi creó un escudo rígido que bloqueó las balas de Leon.

Cederá.-amenazó el soldado-Mis balas lo atraviesan todo.

¡Aguanta, Aoi!-exclamó Rito-¡Voy a por su estratega!

Rito saltó hacia Grant como si fuera una rana de fuerza sobrehumana.

Si el estratega se queda en la retaguardia…-pensó Rito-…seguro que es porque es menos fuerte. ¡Voy a darle una buena tunda para desorientar a su equipo!

Lo estaba esperando…-pensó Grant-…su estratega contra nuestro estratega, que soy yo. Y seguro que piensa que soy un enclenque… ¡JA!

¡YIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHH!-gritó Rito.

Lanzó un brutal golpe con su maza, pero Grant lo paró en seco con su bastón.

¿Qué demonios…?-Rito estaba sorprendido.

¡Es un arma muy grande por cuyos recovecos puedo entrar con facilidad!-exclamó Grant-¡Mala elección!

Grant coló su bastón por encima del eje del arma de Rito, hundiéndoselo debajo del esternón.

¡UGH!-Rito soltó un grito ahogado.

Y ahora…-pensó Grant-…la carta del triunfo.

Punishing Strike!-la voz de Grant sonó aún más grave cuando pronunció con orgullo el nombre de su técnica.

Grant golpeó a Rito en las espinillas, en las escápulas, en las costillas y en otras zonas en las que los huesos estaban rodeados por menos músculo que el resto, causándole agudos y penetrantes dolores que le hicieron caer hincado de rodillas.

Esto no puede ser un bastón normal…-pensó Rito entre jadeos.

¡Muy bien!-exclamó Yamiyuki desde el suelo-¡La estrategia de hacerse los sorprendidos funciona a las mil maravillas! ¡CONTRAATAQUE, TAIMANIN!

Yamiyuki agarró el tobillo de James y lo tiró al suelo, donde se encaramó a él y comenzó a golpearle. Siguiendo su ejemplo, Aoi convirtió el trozo de pancarta en una especie de punta de ariete y la lanzó contra Leon, obligándole a dejar de disparar y tirándolo al suelo. De forma paralela, Shirubei e Inuhito pararon con sus armas cada uno de los yo-yos de Christian y, juntos, lo tumbaron con sendos rodillazos. Hagane se colocó por la espalda de Émile y lo propulsó de un codazo y Rito se levantó para lanzar una fuerte patada contra Grant.

¡Maldita sea!-gruñó Grant mientras saltaba hacia atrás para esquivar la patada.

Nos hemos hecho los sorprendidos en el primer ataque…-pensó Shirubei-…pero lo cierto es que no lo hacen nada mal.

¡Vamos a tumbarlos!-exclamó Yamiyuki-¡AL ATAQUE!

Grant dirigió su bastón hacia la cara de Rito, pero éste lo paró con su arma. Con un grito de guerra, el malhumorado estratega de los militares lanzó un puñetazo hacia las costillas del Taimanin, pero no logró hacerle mucho daño.

No es irracionalmente fuerte…-entendió Rito-…es ese bastón extraño. En el cuerpo a cuerpo no es débil, pero no es más que una mosca en comparación conmigo…

Mala elección el enfrentar tus músculos a los míos.-dijo Rito mientras agarraba el puño de Grant como si fuera de papel.

Agh…-Grant rechinaba los dientes mientras trataba de evitar que su contendiente le torciera el brazo.

Por su parte, Shirubei e Inuhito se lanzaron de nuevo a por Christian mientras Aoi forcejeaba con Leon. Oyeron un estruendo: se giraron y vieron que por fin Rito había estampado a Grant contra el suelo.

¡Uno menos!-exclamó Rito alzando el puño.

¡Y, próximamente, DOS!-exclamó Hagane mientras se ensañaba lanzando patadas contra Émile.

El militar de melena rubia recibía potentes y elegantes patadas en el pecho, en los hombros, en el cuello y en la cara. La última de las patadas fue interceptada, quedando ambos combatientes chocando sus piernas como si fueran espadas.

¡Canijo!-exclamó Émile-¡Soy cinturón negro de Taekwondo! ¿Crees que tus patadas pueden rivalizar con las mías?

¿Canijo?-preguntó Hagane-¡Metro ochenta y ocho y a mucha honra! ¡No necesito ser tan alto como tú para sentirme infinitamente más grande! ¡La grandeza de un hombre está en su espíritu! Por cierto…este mundo es demasiado pequeño para dos héroes con tacones… ¡ESFÚMATE, PRINCESITA!

Hagane imprmió fuerza en su cadera para desbancar a Émile, pero los tubos metálicos que éste llevaba en las piernas le conferían masa adicional y, por consiguiente, una fuerza superior que utilizó para derrocar a Hagane y tirarlo al suelo. Tras ello, le pisó la espalda con uno de sus tacones.

¿Princesita?-preguntó Émile iracundo.

¡Hagane!-exclamó Aoi-¡Aguanta!

Aoi comenzó a moverse todo lo rápido que pudo: Leon había sacado dos metralletas y estaba disparando con auténticas ganas de destruir.

¡Cuidado, Aoi!-bramó Inuhito-¡Parapétate detrás de las estructuras si quieres darle esquinazo!

Con la distracción de Inuhito, Christian aprovechó para saltar, abrirse de piernas ciento ochenta grados y patear firmemente las caras tanto de Shirubei como de Inuhito. En esta pose, sus genitales se marcaban visiblemente en sus pantalones. Todavía en el aire, el ingeniero de campo militar dio rienda suelta a sus yo-yos.

¡Alto ahí!-exclamó Shirubei congelando sus garras y parando ambos objetos rodantes.

Inuhito y Shirubei se miraron y asintieron. Inuhito se lanzó contra Christian. Por su parte, James y Yamiyuki forcejeaban violentamente. El líder de los Taimanin asía tres kunai entre sus dedos a modo de garra corta, y los utilizaba para bloquear y desviar los golpes cortantes de James: el faldón que llevaba colgando del cinturón no era sólo decorativo. Sus apéndices metálicos puntiagudos eran cortantes y punzantes.

¡Eres bueno!-exclamó James.

Lo sé.-dijo Yamiyuki mientras trataba de arañar a James con sus cuchillos.

Pero…-dijo el militar-… ¡no lo suficiente!

James blandió su enorme caja metálica y golpeó a Yamiyuki, echándolo hacia atrás por su peso. Tras esto, se lanzó volando en una patada taladro. Rito no parecía dispuesto a dejar que aquello sucediese, por lo que comenzó a correr hacia su líder, pero un fuerte golpe en el pie le hizo caer a la vez que le causaba un dolor que ascendía hasta su rodilla.

¡Tu oponente soy yo!-le espetó Grant mientras se levantaba apoyándose en su bastón.

El estratega había hecho un barrido a ras de suelo con su arma y había tirado a Rito.

¡Estamos jodidos!-exclamó Shirubei mientras intercambiaba patadas con Christian.

Sólo un poco…-murmuró Inuhito-… ¡acabaremos con ellos!

Al ver a Inuhito, Christian apartó a Shirubei de una patada. Tras esto, recibió a su nuevo atacante con un puñetazo. Mientras, Aoi caía encima de Émile látigo en mano.

¡Craso error!-dijo con desdén el chico rubio.

Levantó la pierna hasta pegarla a su cuerpo. Aquello supuso una fuerte patada ascendente para Aoi, que perdió el control de la caída a la vez que su látigo se destensaba. Hagane aprovechó esta oportunidad para rodar y dejar de estar debajo del soldado, con lo cual pudo levantarse y lanzar un vehemente corte con uno de los abanicos. Émile lo paró con los frascos, cuyos envases parecían estar hechos de un material mucho más fuerte que un simple vidrio comercial.

Habiéndose quedado solo, Leon se dispuso a apoyar a James para abatir a Yamiyuki. La situación se tornaba apremiante: el líder de los Taimanin estaba siendo flanqueado por dos soldados, Hagane estaba bloqueado por Émile, Rito estaba siendo golpeado por Grant, Aoi había caído al suelo y Shirubei e Inuhito estaban atravesando dificultades con Christian.

¡Estamos a punto de obtener la victoria!-exclamó Grant orgulloso mientras vapuleaba a Rito con su bastón.

Este bastón…-pensó Rito mientras se deshacía en dolor-…está dotado de alguna película externa que sobreexcita los receptores nerviosos del dolor…es la única explicación que le veo…

Hagane observó la escena. Rompió el bloqueo de Émile tirándolo de un rodillazo y se dispuso a animar a su amigo.

¡Vamos, Rito!-exclamó Hagane-¡Enséñale a ese cascarrabias de qué estás hecho!

Rito captó la indirecta. Tensó su abdomen y lanzó a Grant por los aires, tras lo cual se regeneró.

¡Hora de un cambio de tornas!-bramó el musculoso Taimanin mientras se disponía a interceptar al militar en el aire.

¡Bien hecho, chicos!-exclamó Yamiyuki.

Dicho esto, desenvainó su nodachi y giró sobre sí mismo, ahuyentando a James y a Leon, que se llevaron un corte en un brazo y otro en el muslo respectivamente.

Pronto no tendréis fuerzas para pelear…-dijo Yamiyuki.

Aoi, que se había levantado de su anterior caída, se colocó sigilosamente detrás de Leon y le hizo un lazo en el cuello con el látigo, impidiendo que atacara otra vez.

¡Leon!-exclamó James.

¡HAAAAAAAAH!-gritó Yamiyuki.

La poderosa nodachi del chico hizo que James retrocediera varios metros al chocarse con su caja metálica.

¡James!-exclamó Christian-¡Leon! ¡Aguantad! E.M.Y.Y.!

Los poderosos yo-yos de Christian volaron hacia Yamiyuki. Inuhito y Shirubei se dispusieron a interceptarlos, pero les pasó la corriente y fueron propulsados contra el suelo en mitad del salto. Justo antes de que pudiera hacer nada, el joven líder vio cómo los abanicos de Hagane amortiguaban los golpes: los había lanzado desde su posición anterior, quedando desarmado ante Émile, quien no dudó en bajarlo contra el suelo de una patada de talón. Para contrarrestar este movimiento, Aoi soltó a Leon, que quedó aturdido tras la estrangulación. Tras esto, fustigó a Émile desde su espalda, captando su atención.

¡Que no me retires la mirada, princesita!-bramó Hagane tirando a su oponente contra el suelo de una llave.

¡Muy bien, amigos!-bramó Yamiyuki mientras lanzaba los abanicos de Hagane contra su dueño.

¡Bien, mis armas!-se sonrió Hagane.

Escucharon a Rito intercambiar golpes con Grant.

Ya no eres tan duro, ¿verdad?-preguntó el musculoso Taimanin mientras lanzaba un rodillazo contra el militar.

¡Cuidado!-exclamó Grant-¡Nunca sabes qué golpe puedo parar con…MI BASTÓN!

La rodilla de Rito impactó contra el bastón de Grant. El Taimanin profirió un alarido de dolor.

Je…-se sonrió Grant-… ¡HAAAAAAAAAAAAAAAH! ¡YIAAAAAAAAAAAAAAAH!

Dos vehementes e implacables patadas hicieron que Rito se tambalease. No obstante, el incansable joven respondió con varios puñetazos y un revés con su maza.

Ugh…-boqueó Grant.

Lo dicho: ya no eres tan duro.-dijo Rito sonriéndose.

Que te crees tú eso…-susurró Grant-… ¡SOLDADOS, ES HORA DE NUESTRO PLAN ESPECIAL!

Los otros cuatro chicos se reagruparon como pudieron.

¡Silver!-exclamó Grant-¡Ahora!

Harpoon Shooting!-exclamó James.
(¡Disparo de arpones!)

De los agujeros de la caja de James comenzaron a salir arpones sujetos a cables. Rápidamente formaron una intrincada malla que restringió sobremanera los movimientos de los Taimanin.

¡Los tenemos!-exclamó Grant-¡Delacroix, Miller, asegurad su fijación!

Christian sacó unas pinzas que iban colgadas de su mochila. Estaban colgadas de unos cables gruesos. Al atrapar los cables de James con las pinzas, comenzaron a recorrerlos unos rayos rosas que aturdieron y causaron espasmos y daños a los seis chicos, que sufrían entre quejidos y rabia.

Canon de Parfum!-exclamó Émile.
(¡Cañón de perfume!)

Émile lanzó varios chorros de líquidos aromáticos, creando una mezcla que nubló los sentidos de los presos.

¡El golpe de gracia!-exclamó Grant con orgullo-¡Fitzgerald, Delacroix, acabar con ellos!

Bullet Storm!-exclamó Leon.
(¡Tormenta de balas!)

Leon saltó y sacó un lanzagranadas de su chaqueta. Comenzó a disparar proyectiles explosivos que amenazaron con llover sobre los Taimanin.

Jambes Explosives!-gritó Émile con voz sádica y meliflua.
(¡Piernas explosivas!)

Saltó junto a Leon y dejó ver qué eran realmente los tubos que tenía en las piernas: cuatro bazookas que se dispararon a la vez.

Creo que te debo una disculpa…-susurró Leon en el aire.

Disculpas aceptadas.-respondió Émile también susurrando.

¿Será rastrero?-pensó Leon-¡Es él quien tiene que pedirme perdón por untarme esa cosa en los labios! Aunque, ahora que lo pienso… ¿realmente sabía tan mal?

¡ESTO TIENE QUE SER UNA BROMA!-gritó Hagane al ver toda aquella lluvia de explosivos.

Ninpô – Kiba no Jutsu!-exclamó Inuhito.
(¡Arte ninja de los colmillos!)

Ejecutó un elegante movimiento y apuntó a todos los explosivos con la mano derecha. Unos hilos blancos marcaron su fin: todas las granadas y cohetes explotaron en medio del aire, permitiendo que los Taimanin se salvasen.

¿Cómo lo ha hecho?-preguntó Shirubei en voz alta-Pensaba que sólo podía cortar con…

…sí, partes de mi cuerpo.-dijo Inuhito con una sonrisa pícara-Ha molestado un poco al dar el tirón, pero, con esta melenaza, no me ha importado arrancarme un cabello por cada proyectil.

¡Muy buena!-exclamó Rito-¡Qué inteligente! ¡Como se esperaba de uno de nuestros hermanos!

¡Chupaos esa, militares de pacotilla!-les espetó Hagane.

La onda expansiva de las explosiones había disipado los perfumes de Émile y había obligado a Christian a retirarse, por lo que ya no pasaba corriente por los hilos. En ese momento, el oído sobrehumano de Inuhito se activó.

Si están aquí, podemos entrar en acción, ¿no?-oyó que preguntaba una voz masculina familiar.

Sí, pero con cuidado.-le respondía una voz de mujer, también familiar.

Cortando el aire, una figura se tiró desde una azotea hasta caer de pie entre los Taimanin. Era alto, delgado, musculoso y guapo. Su cabello verde lima y sus ojos de color coral lo identificaban: se trataba de Shiena Sonozaki, del equipo Kuroageha. Su uniforme de combate constaba de una malla de cuerpo entero de color verde intermedio que marcaba todos sus músculos y tendones. Alrededor del pecho llevaba unas correas negras, así como también llevaba alrededor de la entrepierna, marcando sus atributos masculinos de una manera bastante sensual. En los pies calzaba botas altas que prácticamente se mimetizaban con la malla. Las punteras y suelas iban envueltas en unos extraños armazones de metal negro afilado. Sus dedos iban cubiertos de unos dedales negros puntiagudos que parecían garras y, tras ellos, había unos pequeñísimos carretes metálicos que parecían sortijas o anillos negros.

¡Shiena!-exclamó Yamiyuki.

¡El equipo Kuroageha se une al combate!-exclamó el primo menor de Rito-¡EQUIPO KUROAGEHA, AL ATAQUE! ¡ESTÁN AQUÍ!

Leon se preparó para disparar a bocajarro, así como también Christian se preparaba para lanzar una ofensiva.

Ninpô – Sumi no Jutsu!-exclamó una voz desde las sombras.
(¡Arte ninja de la tinta!)

Unos chorros de líquido negro llovieron sobre los militares, impidiéndoles atacar porque las manchas les quitaban visibilidad. Tras los chorros de tinta apareció Veena, digna, orgullosa, estoica y preparada para combatir cimitarra en mano.

¡Malditos Taimanin!-exclamó Grant-¿Por qué hay más? ¡Esto no estaba en los dossiers!

El malhumorado pensador se dispuso a lanzar un garrotazo contra Veena, que había aterrizado cerca de él, pero un gigantesco puño metálico desvió su bastón.

Ninpô – Kinton no Jutsu! Tekken!-exclamó Seika apareciendo delante de Grant.
(¡Arte ninja de los metales! ¡Puño de Hierro!)

El puñetazo de Seika fue ascendente y lanzó a Grant hacia atrás varios metros.

¡Nunca tocarás a mi amiga!-lo amenazó.

¡Plan B!-exclamó Grant-¡SALID!

Una horda de robots apareció por todos los callejones, rodeando la plaza.

Mierda…-susurró Inuhito.

¡HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!-oyeron gritar a una voz familiar.

Del cielo descendió una enorme mariposa de alas verdes y negras: Kuroageha se había tirado en vertical hacia el campo de batalla. Cuando aterrizó, una onda ultrasónica muy potente hizo que las estructuras de los robots vibraran con violencia: algunos se calentaron hasta quemarse y otros hasta hacerse pedazos.

Buen trabajo, equipo Kuroageha.-dijo la recién llegada-Es hora de echar a estos turistas que no saben comportarse. ¡Shiena, libera al equipo Yamiyuki!

¡Sí, capitana!-exclamó Shiena.

El chico enseñó su arma personal: los carretes de sus dedos se desenroscaron, dejando ver unas largas, flexibles y cortantes tiras negras metálicas. Se trataba de un urumi, un arma tradicional de la India consistente en una espada de muchos filos largos y flexibles como látigos. El de Shiena estaba acondicionado para el combate Taimanin, por lo que era plegable mediante bobinados automáticos y además salía de los dedos, sin necesidad de asideros. Las hojas del urumi cortaron los cables de los arpones de James, liberando a los seis chicos, que estaban bastante malogrados por el encarnizado combate.

¡Gracias, primo!-exclamó Rito.

¡No hay de qué!-Shiena le guiñó un ojo.

Esto no ha hecho nada más que empezar…-dijo Grant.

Aparecieron más hordas de robots rodeando la plaza.

Sí…-dijo una voz femenina-… ¡ACABAMOS DE EMPEZAR!

Miraron al cielo. Un avión sobrevolaba la escena describiendo círculos. Un punto se hacía cada vez más grande: alguien se había tirado del vehículo y se disponía a aterrizar. Instintivamente, todos le dejaron espacio: la caída produjo una onda expansiva muy fuerte. Al disiparse el humo producido por dicha onda expansiva, la recién llegada se levantó. Poca ropa, aspecto amenazador, extremidades enfundadas y escudadas en metales, larga cabellera: la sargento Layla Phoenix había llegado.

2 comentarios:

  1. Cuando parecía que volvían a la normalidad... zasca.
    Me da pena que se enfrenten xD me caen bien. Sigo manteniendo mi esperanza jajajajaja.

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