miércoles, 4 de febrero de 2015

[TY] Episodio 17: Constelación pulsante

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 17: Constelación pulsante

¡No, por favor!-gritó el orco-¡Para! ¡Te obedeceré! ¡Traicionaré a mis superiores! ¡No me mates!

Asquerosos, cobardes, idiotas y sin orgullo…-le dijo-…lo tenéis todo, malditas babosas malolientes.

¡Espera!-imploró el demonio menor-¡Podemos negociar!

¿Negociar?-preguntó su interlocutor-¡Y una mierda! ¿Sabes por lo que he pasado esta noche por culpa de los hijos de puta que mueven tus hilos? ¡Casi me despido del mundo! ¿Crees que, después de haber estado a punto de palmarla, voy a negociar? ¡O me das acceso a los datos o te rajo aquí mismo!

El orco dudó.

¡El tiempo es oro!-apremió el otro.

¡Sólo tengo esto!-exclamó el orco sacándose un disco de los bolsillos y lanzándolo al suelo.

Un placer negociar contigo…-el interlocutor sonrió.

Una garra destrozó el tronco superior del monstruo y lo atravesó, causándole la muerte por desangramiento.

…basura.-terminó de decir antes de lanzar por los aires el cadáver de su víctima.

Shirubei se agachó y cogió el disco.

Algo bueno tenía que tener el haber caído en medio del territorio enemigo por culpa de esos pájaros infectos.-se dijo en voz alta-Ya no puede uno ni tirarse por una ventana tranquilo… qué locura de vida.

Por la esquina del callejón en el que estaba vio aparecer a dos tipos trajeados que salían del mismo edificio del que había visto salir al orco que acababa de matar.

Presas frescas y jugosas…-Shirubei se relamió.

. . .

¡Cogedlo!-gritó un mercenario.

Varios orcos armados con escopetas comenzaron a correr tras el objetivo mientras disparaban. Hagane conseguía mantenerse lo suficientemente alejado como para evitar ser dañado por unas armas de tan corto alcance dentro de la gama de las armas de fuego. Su esquividad lo hacía verdaderamente escurridizo para aquellos perseguidores.

¡Suelta eso!-bramó un ogro-¡Nos matarán como te lo lleves!

¡Eso sería matar dos pájaros de un tiro, nunca mejor dicho!-les respondió Shirubei desde la distancia.

¡Maldito Taimanin!-gritó otro orco.

¡No servís para nada, gordos de mierda!-bramó el mercenario mientras sacaba su espada.

Del arma de aquel hombre emanó una llamarada azul que disparó con un sablazo en el aire, dibujando una onda cortante que surcó el pasillo, obligando a los orcos a alejarse.

¡Vaya!-exclamó Hagane, que no se había girado pero estaba oyendo cómo la onda cortaba el aire.

Instintivamente, saltó hacia atrás y describió una voluta en el aire, cayendo más cerca de sus enemigos de lo que antes estaba. En esta posición, abrió sus abanicos y giró sobre sí mismo repetidamente, arrollando y cortando a los orcos que lo rodeaban. El mercenario se abrió paso a codazos y descargó un potente mandoble contra Hagane, que paró el ataque interponiendo uno de sus abanicos.

¡Craso error!-exclamó Hagane-¡Yo llevo un arma en cada mano, y tú no!

Con el abanico que le quedaba libre, Hagane describió un arco paralelo al suelo, cortando profundamente el abdomen y el estómago del mercenario, que cayó sin apenas tiempo para gritar.

No te puedes…-intentó articular el moribundo sirviente de los demonios-…llevar…

Me llevaré lo que me dé la gana, y más cuando vuestros líderes casi se llevan las vidas de mis amigos y la mía propia.-le espetó Hagane-¡Hijos de puta!

El Taimanin corrió hacia la ventana más próxima y saltó, rompiéndola en pedazos y cayendo de nuevo a la calle.

No parece que esté muy lejos de donde debería estar ahora mismo…-pensó mientras preparaba su aterrizaje-… ¡esperadme, chicos!

. . .

Aoi había encontrado una pequeña edificación intentando buscar el camino de retorno a su hogar. Al estar en territorio Mazoku, sabía que se exponía a un cierto peligro, pero había estado observando el lugar desde lejos y parecía que había poca vigilancia, por lo que le merecía la pena acercarse en busca de algo de información. Se coló por una de las ventanas traseras. Durante la caída, observó que había un individuo patrullando por el pasillo sobre el que iba a aterrizar. Le cayó encima con los pies y lo noqueó, rodando con él por el suelo antes de la caída para evitar hacer ruido. Acto seguido, se levantó, se sacudió el polvo de la ropa y miró a su alrededor. A su izquierda parecía haber un cubículo parecido a una oficina.

Me pregunto qué habrá aquí…-se dijo Aoi.

Pegado a la pared, se acercó a la puerta, que estaba abierta. Había tres ordenadores que parecían algo obsoletos, y estaban todos encendidos y realizando alguna actividad programada.

¡Ordenadores!-se sorprendió el chico-¡Mi especialidad! Espero que haya algo de valor, porque voy a volcar los tres discos duros en mi memoria…

La sala parecía estar vacía, pero Aoi decidió ser paciente porque algo en él le decía que había alguien. En efecto, pudo ver cómo alguien salía de detrás de unas cortinas porque, al parecer, había un cajón archivador tras ellas. Aprovechó la extensibilidad de su látigo para amarrar firmemente su cuello desde su posición y, acto seguido, acortó bruscamente el látigo, de tal manera que le rompió el cuello a ese oficinista…o lo que fuera. Tras asegurarse de que no había nadie más dentro, el Taimanin tecnólogo se coló en la sala. No cerró la puerta, sino que la dotó de una malla de hilo metálico tetsugen que no podía verse con la luz ambiente, de tal manera que cualquier invasor sería cortado en pedazos por el hilo al intentar entrar. Tras esto, comenzó a escudriñar los ordenadores.

Tienen datos de muchas índoles…-pensó Aoi-... todo esto parece jugoso. Están metidos en política, ¿no? Podemos ir por la vía judicial si hay algo aquí que pueda servir para incriminarlos por todo lo que se pueda…y, en cualquier caso, no voy a estar aquí más tiempo del necesario.

Sacó de uno de sus bolsillos ocultos un dispositivo de almacenamiento extraíble especial para misiones de campo. Tenía una capacidad muy elevada y una velocidad de escritura muy superior a la de las memorias convencionales. Además, permitía la conexión de varios dispositivos a la vez y una transmisión en paralelo de gran potencia. Con unos cables que también tenía en los bolsillos, el joven conectó el dispositivo a los tres ordenadores y, tras burlar unos cuantos procedimientos de seguridad en los equipos, comenzó un volcado de los discos duros. Aquello llevaría unos minutos, pero merecería la pena.

Es una suerte que este dispositivo sea extraordinariamente rápido.-pensó Aoi-Si sólo dispusiera de un pen-drive convencional, podría envejecer aquí…en fin, ahora sólo falta que no me toquen mucho las narices mientras se vuelcan los archivos.

Oyó un ruido. Se escondió debajo de una mesa y escuchó un sonido que le era mucho más familiar: alguien había intentado entrar y había sido seccionado por su propio peso colisionando con los hilos.

Como no termine el volcado pronto, voy a tener un baile.-pensó Aoi.

Miró al aparato que había conectado. La conmutación de un indicador luminoso le avisó de que había terminado. Agradeciendo su velocidad, Aoi extrajo el aparato y los cables y se los guardó. Acto seguido, terminó su jugada maestra formateando los tres ordenadores.

A lo mejor aquí no hay más que basura y no importa nada que se pierda, pero…-pensó el chico-…todo sea por contribuir a la causa.

Mientras los ordenadores se formateaban, Aoi saltó por la ventana. Cayó de pie en una calle que ya le resultaba más conocida y por la que creía que podría encaminarse hacia Gokuruma con relativamente pocos problemas.

. . .

¿Un cambio de planes?-preguntó Kuroageha-¿Como cuál?

Le dejé una nota a Asagi-sama antes de dejar Gokuruma.-explicó Yamiyuki-Supongo que te habrán puesto al día: me entregué voluntariamente para evitar bajas innecesarias entre los nuestros. En la nota decía que había desmantelado todas sus estrategias y que, por tanto, habíamos ganado la batalla. He interceptado todo lo que han intentado hacernos, y lo he desbaratado lo más agudamente que he podido. No obstante, esto es inesperado, así que tendré que adaptar mi estrategia: seguiré interceptando y burlando sus planes hasta que pueda cambiar el cauce de los acontecimientos.

¿Me estás diciendo que te deje aquí?-Kuroageha se mostró preocupada.

Muy sagaz, tal y como esperaba de ti.-la elogió Yamiyuki-Sí, Kuroageha, así es. No eres mi subordinada, así que no puedo encomendarte una misión ni darte órdenes…es más, eres mi superior en términos estrictos, por lo que lo máximo que puedo hacer es pedirte un favor: si utilizo mi poder para lanzarte fuera de este campo de distorsión, ¿volverías a Gokuruma y agruparías por mí a Shirubei, Hagane, Inuhito, Aoi y Rito? No desconfío de que se mantendrán activos, seguirán juntos allá donde vayan y trabajarán de manera más que competente, pero necesito que les des apoyo. Son chicos con una moral muy alta, pero todos tenemos altibajos y, en caso de que ellos decaigan, que al menos tengan una idea clara: estoy y estaré bien. Díselo bien claro. Confiarán en ti: eres una gran líder y lo llevas siendo desde antes que yo.

Yamiyuki, no quiero dejarte solo…-dijo Kuroageha-…es demasiado peligroso.

Si no salimos rápido de aquí…-dijo Yamiyuki-…todas nuestras posibilidades de contraatacar pueden acabar en la basura. Si un escape rápido implica tener que separarnos, prefiero que seas tú quien caiga en zona segura. Al fin y al cabo, no podrán conmigo.

Nos conocemos ya muy bien.-respondió Kuroageha-Intentar disuadirte será infructuoso, lo haga quien lo haga. Voy a ayudarte en tu estrategia, pero asegúrate de cumplir tu parte. Como te pase algo, seré la primera en apuntarte al cuello.

Yamiyuki sonrió.

Todo lo que me pase…-dijo el chico-…será bueno…y será gracias a vosotros. ¡Por la victoria de los Taimanin!

Que así sea, señor líder de escuadrón Yamiyuki.-respondió Kuroageha como si de dos militares se tratasen.

Bien…-dijo Yamiyuki-… ¡buen viaje! Ninpô – Bara no Jutsu!
(¡Arte ninja de las rosas!)

Una densa y poderosa corriente de pétalos de rosa roja envolvió a Kuroageha y la propulsó muy lejos. Con la fuerza del chorro, consiguió sacarla de aquel campo azulado, haciendo que desapareciera de su vista.

He entendido la naturaleza de este hechizo.-se dijo Yamiyuki-Si logro hacer lo mismo con mi propio cuerpo, yo también saldré…lástima que no pueda porque he empleado muchísimo poder para vencer la fuerza tan ridículamente elevada que tiene este campo. Supongo que todos tenemos limitaciones…aunque sabré sacarles partido. Preparaos, Belladonna y Kazark, estáis solos ante el peligro…

Una inmensa sacudida de energía llenó la visual de Yamiyuki. Sin poder ver nada a su alrededor, se sintió arrastrado por un poder sobrenatural.

¡Lo vas a matar!-pudo oír la voz de Belladonna a la vez que sentía que su oído se atenuaba.

¡Quedaban dos y la chica se ha escapado!-oyó que respondía Kazark-Necesitamos llevar a al menos uno vivo, y no me importa concentrar la fuerza del campo para aplastarlo. No voy a matarlo, sé lo que tengo entre manos: sólo quedará inconsciente durante unas horas…


Cuando me despierte…-pensó Yamiyuki mientras su conocimiento lo abandonaba-…temed.

2 comentarios:

  1. Primero: Ese puto orco se merecía morir. Pensaba traicionar a sus superiores por salvar la vida (eso no lo hace un buen guerrero)
    Segundo: Abanicos... (guiño, guiño)
    Tercero: Sigues describiendo muy bien las batallas, diálogos y demás.
    Y... pobre Belladona xD es muy pringada (me recuerda a cierta persona que se cree la puta ama y es una pringada xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD)

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    1. Quería que fuera una villana temible, pero tal vez mis chicos son demasiado para ella...aunque su personalidad de noble orgullosa con mal perder también me parece adecuada. Aún tiene bastante que decir, no obstante. En cualquier caso, me alegro de que te guste. ¡Queda mucha historia por delante!

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