miércoles, 23 de octubre de 2013

[WCII] Episodio XXI: Llamas

COALESCENCE
WORLDS COLLIDE II
Episodio XXI · LLAMAS

Yurika estaba encorvada y acuclillada, en una pose parecida a la de una rana con las ancas dobladas a punto de saltar. Miraba a sus enemigos con una expresión furiosa.
Lo único que siento es que tengáis que ver tanta magia sin que la entendáis una vez tras otra.-dijo Freya dirigiéndose a Nikola y a Dalton-Me hubiera gustado tener más tiempo para ayudaros al respecto, pero las circunstancias no dan para más…Yurika puede entrar en armonía con las almas de criaturas mágicas, como ya he dicho. Imaginaos que vuestros uniformes de artes cíbridas son antiguos seres vivos que, una vez acabados sus ciclos vitales, reaccionan ajustándose a vuestros cuerpos…
Ya…-dijo Dalton-…y, ¿crees que va a poder con esos dos siendo la única que no está sellada?
No, no lo creo.-afirmó Freya-Lo sé. ¡Yurika! ¿Puedes oírme? Respóndeme si me percibes con claridad: te aseguro que tu fusión de almas no te quita la capacidad de hablar.
S…sí…-tartamudeó Yurika-… ¡puedo oírte!
La voz de Yurika retumbaba y tenía eco.
Podría decirte que intentes moverte y controlar tu cuerpo, que no pasa nada, que sigues siendo dueña de ti misma, que sólo tienes que luchar como siempre, pero no soy una profesora de autoescuela, así que…-dijo Freya-… ¡REVIÉNTALOS!
¡HWOAAAAAAAAAAAAARGH!-gritó Yurika mientras saltaba hacia Ayame e Ikaruga. A Freya le recordó a la vez que tuvo que luchar contra Metallurgy, al primer ataque que ésta lanzó.
Ayame lanzó un zarpazo con su enorme pinza derecha, pero Yurika lanzó una patada para interceptarlo que liberó llamas al impacto. Al caer al suelo, comenzó a lanzar patadas cada vez más fuertes y rápidas, quemando el exoesqueleto del mántido. Ikaruga se lanzó galopando hacia ella por la espalda y, como si la hubiera visto desde detrás, Yurika saltó, giró sobre sí misma con las piernas abiertas como si fuera una hélice y liberó un aro de fuego que barrió a ambos monstruos.
¡Esta fresca se está interponiendo en nuestro camino!-exclamó Ikaruga-¡Vete a paseo!
Yurika se giró hacia Ikaruga y le estampó un pie en la cara, que ahora estaba mucho más alta porque en su forma de quimera era notablemente más grande.
¿Te parece fresco esto?-preguntó Yurika mientras el fuego de su cuerpo se extendía por el pelaje de Ikaruga.
¡ARGH!-chilló Ikaruga mientras su cabeza de dragón aspiraba las llamas-¡Maldita seas!
Ayame saltó hacia la chica y lanzó una patada voladora. Yurika se giró hacia él, le apuntó con la palma de la mano y le lanzó un sorprendentemente grande chorro de fuego, propulsándolo de nuevo hacia los cielos y obligándolo a caer en picado.
No ha sido la primera vez en la historia de la humanidad que se han combatido plagas de insectos con fuego.-dijo Freya con satisfacción-¡Vamos, Yurika, lo estás haciendo muy bien!
¿No podemos hacer nada para ayudarle?-preguntó Metallurgy.
¿Te parece poca ayuda el haberle permitido descubrir que es capaz de fusionarse con las almas de los monstruos?-preguntó Freya.
¿A qué te refieres?-preguntó de nuevo Metallurgy.
¿De verdad crees que Ikaruga me ha sellado?-preguntó Freya con sorna-¿En serio piensas que ese sello tan ridículo va a afectarme? Lo que más me ha dolido ha sido el tener que contenerme para no reírme. He ocultado mi aura mágica ante su percepción para que se crea que estoy sellada, pero… ¡no lo estoy! El problema venía con que, si esa quimera tocapelotas no me sellaba, Yurika estaría tranquila y no habría dejado que el poder fluyese…haciendo esta pequeña pantomima, se ha pensado que es nuestra única esperanza y, por tanto, se ha decidido finalmente a fusionarse pese al miedo que yo sabía que ella tenía. Nada se libra de la telaraña de mis estrategias. Tal vez le siente mal, tal vez crea que la he engañado, que he jugado con ella…pero, estratégica y moralmente, lo he visto como la mejor manera de ayudar a su desarrollo…este nuevo poder le permitirá ampliar sus fronteras enormemente y sé que me lo agradecerá.
No dejas de sorprendernos…-Metallurgy sonrió, sintiéndose más segura tras las palabras de Freya.
Un fortísimo golpe les hizo volver la vista de nuevo al combate. Yurika fue lanzada por los aires de un manotazo por Ikaruga. En el aire, Ayame la interceptó y comenzó a lanzarle golpes. La chica se defendió encendiendo su cuerpo y obligando al mántido a alejarse. Al caer al suelo, Yurika lo incendió, propagando un abanico de fuego que amenazaba a los pies de los dos monstruos. Atrapados en las llamas, no pudieron huir de la veloz Yurika, que saltó hacia ellos y, abriéndose de piernas ciento ochenta grados, les pateó la garganta y los arrolló hasta hundirlos en el fuego que regaba el suelo.
¡RAAAAAAAAAAAAAAAAGH!-gritó Yurika.
Dos rocas enormes se fraguaron en sus brazos. Comenzaron a agrietarse y a fundirse. Dio un puñetazo enorme en el suelo, reventando la roca en una explosión de fuego que abatió a las dos criaturas y las dejó tendidas en el suelo.
¡De puta madre!-exclamó Freya apretando el puño, contenta-¡Vamos, Yurika, remátalos!
Me da que no.-Aquanika sonrió de manera burlona.
Poco a poco, Yurika volvió a su forma normal e hizo ademán de caer redonda al suelo. Metallurgy saltó y la agarró entre sus brazos para evitar que se cayera.
Ha perdido el conocimiento.-informó mientras se la cargaba al hombro.
Es normal.-dijo Freya-La primera vez que uno se fusiona, suele ser demasiado para su cuerpo. La segunda, como es el caso, también, y más si la primera duró lo poco que duró. Lo ha hecho muy bien y mejorará mucho. ¡Es nuestro turno!
Freya chasqueó los dedos, sembrando sonrisas en todo el grupo.
Adiós al sello.-sonrió Freya-Me imagino que Ibara e Itami querrán tener unas palabras con sus antiguos compañeros de clase…
Sin que nadie tuviera tiempo de decir nada, una gigantesca escila blanca salió volando hacia la magullada pareja. La acompañaba un vampiro alado muy poco vestido.
¡Vamos, Ikaruga!-exclamó Ayame incorporándose-¡Tenemos que ser fuertes! ¡HAAAAAH!
El brazo derecho de Ayame se hizo gigante. La pinza cayó sobre Ibara e Itami como si fuera un péndulo cortante. Sin inmutarse, Ibara apartó a Itami con un leve empujón e interceptó el golpe: la pinza la atravesó limpiamente como si no estuviera ahí.
Ventajas de ser un fantasma.-dijo Ibara-El mestizaje sinérgico de los monstruos es genial, ¿no crees, pringado? Tu poder de agrandar y empequeñecer las cosas será genial, incluso si lo utilizas en tu cuerpo para ser más destructivo, pero…no puedes herir lo que no puedes tocar.
¡No vuelvas a intentar tocarla, mamón!-le espetó Itami mientras le lanzaba un golpe con un ala.
Ayame se enzarzó en un violento intercambio de golpes con su vampírico oponente. Paralelamente, Ibara lanzó su gigantesca garra hacia Ikaruga, quien se puso sobre las patas traseras y lanzó una de sus zarpas de león contra la garra que la amenazaba.
Veamos quién tiene más fuerza de las dos…-rugió Ikaruga.
Yo, claramente.-se jactó Ibara.
¡Aún no sabes todo lo que he mejorado desde que no nos hemos visto!-gruñó Ikaruga-¡Prepárate para saber lo que es una PATADA! ¡Por las cuatro bestias de la quimera! ¡CABRA!
Ikaruga se transformó: de cintura para arriba era tan humana como de costumbre, cubierta sólo por un pequeño corsé marrón y brazaletes a juego. De cintura para abajo tenía las patas de una cabra, fuertes, largas y recubiertas de pelo blanco. Cuernos en la cabeza. Se había convertido en una mujer fauno.
Muy bonito.-dijo Ibara encogiéndose de hombros-¡Veo que quieres que te vuelva a enseñar lo que son las seis bestias de la escila! ¡MURCIÉLAGO!
Ibara se convirtió en la voluptuosa mujer que normalmente era, pero vestida sólo con pequeñas tiras de neopreno que rodeaban puntos estratégicos de su cuerpo como cables. Botas altas negras de tacón. Garras en las manos. Alas en la espalda y un par pequeño en la cabeza. Un par de característicos cuernos. Se había convertido en una súcubo.
¡Ya somos la pareja perfecta!-exclamó Itami mientras lanzaba varias trampas mortales contra Ayame.
El mántido saltó y pateó al íncubo-vampiro en la cabeza.
¡No has visto aún la potestad de un mántido!-exclamó Ayame-¡MANTIS RELIGIOSA!
Ayame se convirtió en una gigantesca mantis religiosa verde blindada. Comenzó a atacar a Itami, que parecía apenas un punto en comparación.
Cuanto más grande seas…-dijo Itami mientras acariciaba la afilada y ponzoñosa punta de su pene endurecido y transformado-…más fácilmente te tragarás mis cepos.
Al dar un paso, Ayame se vio atrapado por varios cepos que fijaron sus patas al suelo dolorosamente. Paralelamente, Ikaruga saltaba con una agilidad y una fuerza tremendas mientras lanzaba coces y patadas que Ibara esquivaba con habilidad.
Sabes hacerlo mejor.-dijo Ibara mientras distorsionaba la gravedad alrededor de Ikaruga para que no saltase-O…tal vez no…ni lo sé ni me importa.
¡No te creas que estoy acabada!-exclamó Ikaruga-¡Toma esto!
Lanzó un rayo de luz blanca semitransparente por una mano.
Ah, es cierto…-dijo Ibara con un deje de aburrimiento-…tu rayo sellador puede atravesar hechizos…bueno, habrás roto mi campo gravitatorio, pero no vas a sellarme otra vez.
Con un sensual aleteo, Ibara esquivó el rayo y lanzó una patada voladora que le acertó entre las clavículas.
¡No hay nadie más zorra que yo!-exclamó Ibara mientras lanzaba dolorosos arañazos contra Ikaruga-¡Y menos en esta forma! ¡Has desafiado a la tía equivocada! Tu orgullo se ha ganado el subsuelo conmigo, “mona”.
Obstinada, Ikaruga le dio un rodillazo a Ibara y se la quitó de encima a patadas. Corrió hacia ella con objeto de lanzar una patada doble, pero Ibara lanzó una fuerte corriente de viento que la expulsó lo necesario como para preparar un nuevo hechizo: hizo que un montón de ondas sonoras estallasen alrededor de su oponente, desestabilizándola y causándole dolor. Su transformación fue revirtiéndose poco a poco.
¡NO!-exclamó Ikaruga mientras se tapaba los oídos-¡NOOOO! ¡Por las…cuatro…bestias de la quimera! ¡SERPIENTE!
Serpenteando con la velocidad de un rayo, Ikaruga se libró del campo sonoro. Quedó agazapada en el suelo, pero pronto se alzó: humana de cintura para arriba, con piel grisácea y los pechos cubiertos por escamas de color negro. Hacia abajo, una larguísima cola de serpiente de negras escamas. Ojos brillantes y una melena formada por larguísimas y amenazadoras serpientes de colores que caían lacias por sus hombros y su pecho.
¡Vaya!-exclamó Ibara-¡Una gorgona! Vamos a hacer el friki un rato, ¿te parece? ¡Fuego con fuego! ¡En honor a las seis bestias de la escila! ¡SERPIENTE!
Ibara se convirtió en otra mujer serpiente, pero bastante diferente. Su piel no había cambiado de color, y llevaba los pechos cubiertos por escamas irisadas. Su larguísima cola era verde. No tenía serpientes en la cabeza, sino su largo y hermoso cabello.
¿¡Eres una lamia!?-siseó Ikaruga-¡Está bien, luchemos con los colmillos!
Ibara reptó, viendo que el suelo a su paso se petrificaba.
No soy gilipollas: no voy a mirarte a los ojos.-dijo Ibara.
Con su poder de los elementos, se creó una espada de hielo en una mano y otra de roca en la otra mano. Comenzó a lanzar mandobles y combinaciones hacia su oponente, que se defendía con puñetazos y movimientos esquivos. Aprovechando que su rayo sellador atravesaba hechizos, comenzó a romper las espadas de Ibara, pero de poco le sirvió: madera, metal, hojas, pétalos, minerales, raíces…hacía espadas de cualquier material natural. Cuando por fin hubieron forcejado un buen rato, comenzaron a intercambiar arañazos y latigazos con sus colas. Las serpientes de la melena de Ikaruga se alargaron y comenzaron a acosar a Ibara, pero ésta se las quitó de encima con un pulso electromagnético potente tras el cual tensó la cola y estranguló a su oponente con ella.
¡Te tengo, puta!-exclamó Ibara con una sonrisa.
Mientras tanto, Itami lidiaba con aquella mantis religiosa gigante…sus péndulos cortantes, sus lanzas ocultas y demás trampas e instrumentos de tortura eran efectivos, pero la mantis era demasiado grande y fuerte.
¿Te sientes pequeño, Itami?-preguntó Ayame envalentonado.
¡Mira lo pequeño que es ESTO!-exclamó el vampiro.
Su pene puntiagudo se agrandó y alargó enormemente hasta atravesar el pecho de su enemigo.
Agh…-boqueó Ayame.
El pene de Itami volvió a ser el pincho de siempre, pero sólo unos segundos, los que tardó en convertirse en un pene de aspecto más humano, de color grisáceo. Con él, no tardó en manifestar una poderosa erección que le permitió disparar ponzoñosos chorros de semen que comenzaron a hacer que el tamaño de la mantis disminuyese hasta convertirse en el hombre que habían visto llegar: el propio Ayame, en su forma humana, vencido.
Infierno, ya lo tengo.-dijo Itami mientras descendía de los cielos y agarraba a Ayame del cuello-¿Le hago una irrumación o no se merece ese honor?
¡Espera un momento, querido!-exclamó Ibara, gritando para que se la oyera bien entre los fuertes golpes.
Los latigazos llenos de sorna, odio y furia que le estaba dando a Ikaruga por todo el cuerpo con su kilométrica cola resonaban como cañonazos.
¡CAE, PUTA!-gritó Ibara.
Alrededor de su cola se generó una espiral de fuego, viento, electricidad, toxinas, repulsión magnética y aumento de campo gravitatorio. El coletazo que le dio la devolvió de golpe a su forma humana y la hizo volar por los aires hasta caer de cabeza contra el suelo.
No, no le hagas una irrumación, no se lo merece.-dijo Ibara-Mátalo.
Ibara volvió a su forma humana y se acercó a Ikaruga con una escopeta recortada en la mano. Itami hizo lo propio y sacó de su ropa una gumía muy afilada que le puso en el cuello al chico al que había derrotado.
La tierra comenzó a temblar. Se desquebrajó y dejó salir dos enormes tentáculos de aspecto vegetal, como lianas mutantes, que agarraron a Ayame y a Ikaruga y los alejaron de la vista del grupo, volviendo posteriormente a enterrarse.
¿Qué ha sido eso?-preguntó Yamiyuki.
Viene alguien…-dijo Freya.
En el escenario apareció una mujer muy, muy alta vestida totalmente de blanco, recordando a una novia. Era rubia, tenía el pelo largo y recogido en un moño y llevaba los labios pintados de rojo. Detrás de ella asomaba un niño de cabello verde y ojos rosados.
¡Eh!-exclamó Ibara-¡Es esa tía que vimos por la ventana hace tiempo!
¡Y el niño que nos vio follando en tu casa!-reparó Itami.
Es mucho más que eso.-dijo Freya.
¿A qué te refieres?-preguntó Itami.
He visto las grabaciones.-dijo Freya-Es el niño que atacó a Yurika en la biblioteca.
Como todos se esperaban, Freya se adelantó unos pasos y les plantó cara.
¿Quiénes sois y qué queréis?-preguntó valientemente.
De momento, nada.-dijo la mujer, que tenía un marcado acento francés-Nos los queríamos llevar a ellos y eso hemos hecho. ¡Volveremos a vernos! Y… ¡no os gustará!
Desaparecieron mágicamente.
Conozco a esa mujer…-dijo Nikola-…es decir, nunca he tenido relación con ella, pero…sé quién es.

Yo también…-dijo Dalton con cierta reticencia-…todos los que nos dedicamos a la ciencia de hoy lo sabemos…qué infame…

2 comentarios:

  1. Sabía yo que Freya no podía ser sellada, es demasiado poderosa y lista. Me va gustando cada vez más la relación de Itami y mi muy adorada Ibara *_*
    Se va poniendo interesante!

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    1. ¡Bien! ¡Me alegro mucho! ¡Por fin Itami va a dejar de ser un incomprendido! Me alegro de que te esté gustando tanto, es todo un placer ^^

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