martes, 22 de octubre de 2013

[WCII] Episodio XX: Almas

COALESCENCE
WORLDS COLLIDE II
Episodio XX · ALMAS

El grupo salió a la defensa de su edificio.
Ikaruga Otonashi.-dijo Yamiyuki al ver a la pareja que comandaba el asedio-Ayame Rei. ¿A qué debemos el honor y el placer?
Shiroi nos ha dicho que, si le devolvemos a Ibara y a Itami, nos dejará administrarlos a placer.-anunció Ikaruga.
Ya.-respondió Ibara sin dejar que Yamiyuki mediase-Y tú, como eres subnormal profunda, vas y le crees. Sois nuestros enemigos, pero, aun así, Shiroi me da tantísimo asco que me veo en la obligación moral de avisaros de que es un mentiroso, un falso, un manipulador, un tirano y un hijo de las mil y una perras: NO CREÁIS NI LA MITAD DE LO QUE DICE.
Shiroi es una herramienta para nosotros como nosotros lo somos para él.-terció Ayame-De ninguna manera es nuestro superior.
Os tiene cogidos por donde no os imagináis.-dijo Itami-Habéis sido unos estúpidos.
Os queremos a vosotros, con o sin Shiroi de por medio.-insistió Ikaruga-¡Vais a caer!
Ibara e Itami se giraron hacia el resto de sus compañeros, dándoles la espalda a sus rivales.
¿Sabéis una cosa?-comenzó a explicar Ibara-Esta gentuza iba con nosotros en la secundaria y, desde entonces, están obsesionados con nosotros. Para ser concisos, a Ikaruga le gusta MI Itami y a Ayame le gusto yo…quieren hacer un cambio de parejas forzado y no nos da la gana: ni nos atraen, ni nos caen bien ni vamos a dejar atrás algo tan bonito como nuestro amor, el cual nunca han hecho por comprender.
Tienes un punto, infierno.-dijo Itami.
¿Infierno?-Yurika arqueó una ceja.
De cielo tiene poco.-Itami sonrió lascivamente-De todas maneras, lo que no me cabe en la cabeza es que, si tanto me ama esa pija fea, ¿por qué no lucha por mi felicidad? ¡Mi felicidad está junto a Ibara! Si de verdad me quisiera, se resignaría y dejaría que yo fuera feliz…luego esto ha pasado de amor a una pelea infantil…
¡NO!-exclamó Ikaruga-No lo entiendes, Itami…yo, te amo tanto que no puedo dejarte atrás…
¡Vamos a ver!-exclamó Itami girándose hacia los invasores-¿Cuántas jodidas veces te he dicho que paso de tu excesivamente maquillada cara? ¡No me gustas, Ikaruga! No es nada personal, es sólo que, me cago en Dios, ¡amo a Ibara! Me estás causando tal nivel de indignación que no puedo lanzarme a matar con normalidad y tengo que blandir el pesado martillo de la razón. No me importa que seamos totalmente distintos, Ikaruga, ése no es motivo para que no me gustes: el amor no obedece leyes. Y ya, puestos a argumentar con solidez, eres enana, fea, pija, no me gusta como vistes, no tienes malas tetas, pero no llegas a satisfacer mi criterio en ese aspecto, eres muy pesada, muy tonta y muy tocapelotas: tu brillante rendimiento en todo lo que haces queda eclipsado por la pena de persona que eres, ¿no lo entiendes?
¡Toma ya!-exclamó Aquanika sin poder contener la risa.
¡Itami!-exclamó Ikaruga.
¡Que me dejes en paz de una puta vez!-le espetó Itami-¿No te das cuenta de la lástima que estás dando a ojos de tanta gente que no conoces? Tengo tres dilemas: uno, si me das más asco que pena o viceversa; dos, si mereces o no que te folle antes o después de matarte y, finalmente, tres, que no sé si merece la pena realmente que te mate.
Ikaruga apretó los puños y puso una cara desafiante.
Nos acusáis de no entender el amor.-dijo Ayame-Lleváis años haciéndolo. No obstante, ¿seguro que somos nosotros los que no lo entendemos? ¿No sois VOSOTROS DOS los que, ciegos y sordos ante nosotros, ignoráis lo que sentimos? Ibara, nunca se ha atenuado lo que siento por ti…
¡Sois jodidamente iguales!-chilló Ibara-¿Por qué no os enrolláis, echáis un buen polvo, que falta os hace, y dejáis que surja el amor? En serio, sois almas gemelas: os lleváis bien, pasáis mucho tiempo juntos y sois igual de retrasados…no sé los demás, pero yo veo la semilla de una hermosa flor de amor…bueno, la semilla y dos CAPULLOS. Ayame, tío, te faltan más neuronas que pelotas. No voy a negarte que eres guapo, bastante más que tu amiga, y no tienes un mal cuerpo, pero no voy a enamorarme de ti. Y, siendo ya muy francos, soy toda una experta en pollas y, por más que te miro la entrepierna, no intuyo nada que no haya visto: nadie ha superado a Itami nunca, ni en cuerpo, ni en la cama ni, lo más importante, en personalidad, en lo que ha hecho por mí, en el tiempo que me ha dedicado, en lo que significa para mí. Me parece tan paradójico que tengamos que ser nosotros los que demos un sermón sobre esto…
Si es vuestra última palabra al respecto…-Ayame se puso en guardia.
Dieron una orden. Las armas de asedio comenzaron a disparar hacia el grupo y hacia el edificio.
¡QUIETO Y TRANQUILO TODO EL MUNDO!-exclamó Yamiyuki.
Una enorme pantalla de rayos interceptó los cañonazos.
Sois gilipollas.-enunció Yamiyuki-Y no lo pregunto, lo afirmo. Chicos, tenéis vía libre y carta blanca para acabar con todo y con todos. ¡A disfrutar!
¡Dejadnos al plato fuerte para nosotros!-exclamó Ibara mientras corría hacia Ikaruga.
Ikaruga llevaba su larga melena recogida en una coleta alta con un lazo blanco. Vestía con una chaqueta blanca de diseño, desabotonada desde el cuello hacia el escote y sin nada debajo. Una minifalda vaquera. Botas blancas altas. Por su parte, Ayame llevaba un peto sin mangas ni perneras de color gris oscuro con muchas tiras en gama de grises, debajo del cual asomaba una camiseta naranja ajustada, también sin mangas. Mitones largos y botas altas a juego con el peto. Ambos se lanzaron hacia sus amados y enemigos, comenzando un brutal intercambio cruzado de golpes.
¡Te lo tengo dicho, Ikaruga!-dijo Ibara mientras esquivaba un puñetazo-¡Boxeas demasiado mal como para utilizar el estilo como uno de tus predilectos! ¡Tus ganchos dan casi tanto asco como tu maquillaje! ¡Te voy a enseñar lo que es BOXEAR DE VERDAD!
Ibara lanzó una demoledora combinación de puñetazos, arrollando a su oponente.
¡No mires a tu compañera, Ayame!-exclamó Itami mientras lanzaba frenéticos zarpazos-¡Si me pierdes de vista, acabarás siendo mi merienda de hoy!
¡No quiero mirarte demasiado, me pareces un hombre inadecuado para Ibara!-exclamó Ayame-¡MÁS POTENCIA CON ESOS CAÑONES!
¡A la mierda esos cañones!-exclamó Yurika mientras los destrozaba a patadas transformando sus piernas en distintas articulaciones pesadas.
¿Qué sabrás tú?-preguntó Itami mientras le hacía una llave a Ayame-Es Ibara la que tiene que decidir con qué persona quiere estar, con quién se siente a gusto…
¡Cállate!-Ayame se libró de Itami con un codazo-Eres demasiado…poco hombre…para ella.
Mira por dónde me paso esa afirmación, Ayame.-dijo Ibara mientras lanzaba a Ikaruga contra el propio Ayame.
Se chocaron y cayeron al suelo. Comenzaron a aparecer los soldados que habían ido al combate y que esperaban camuflados. Metallurgy se lanzó hacia ellos con un bate en cada mano. Yamiyuki la respaldó sacando un estoque que llevaba oculto y, detrás de ellos, Aquanika disparaba con todo tipo de armas de fuego.
Llevaban razón…-susurró Ikaruga-…no habríamos podido entender lo poderosos que son si no lo hubiéramos visto…creo que es hora del plato fuerte, ¿verdad, Ayame?
Verdad.-dijo el chico incorporándose.
Sacó un tarro de su bolsillo. En él, había varios animales de pequeño tamaño, mayoritariamente insectos y arácnidos. Lo abrió y dejó que de él saliera, a través de su dedo, una araña. Tras cerrar el tarro, apuntó al grupo con el dedo, estando el animal posado.
¡Salta!-exclamó Ayame.
La araña saltó hacia el grupo. Con un chasquido de dedos de Ayame, el animal se hizo gigantesco y cayó pesadamente contra el suelo, obligando al grupo a separarse, rodando por el suelo para evitar el impacto.
¡Ataca!-ordenó Ayame.
La araña comenzó a correr y a lanzar peligrosos golpes con sus largas y gigantescas patas.
¡Haced que caiga!-exclamó Yamiyuki-¡Si alguien tiene pánico frente a estas criaturas, que por favor se retire!
Me da mucho asco…-dijo Metallurgy retrocediendo-…pero tengo que ser fuerte… ¡vamos!
Sacó un soplete mágicamente y comenzó a insuflarle la llama a la araña. Mientras tanto, Yamiyuki lanzaba una llamarada por su mano para respaldarla. Yurika los ayudaba lanzando bolas de fuego.
¿Qué os hace pensar que el fuego va a quemar a mi mascota?-preguntó Ayame-¡Atrápalos!
Como si hubieran leído la mente del animal, el grupo vio cómo la araña escupía y tejía, con su saliva, hilos con los que trataba de atar ágilmente a todos los que estuvieran cerca.
Aquanika hurgó entre sus bolsillos y sacó una pequeña rama de árbol bastante fresca, casi recién arrancada.
¿Es tu varita?-preguntó Yamiyuki.
Nadie ha vivido para ver tal cosa.-respondió Aquanika de mala gana-Es una puta rama.
¡HAAAAAAH!-oyeron gritar al unísono a Dalton y a Nikola.
Los dos se lanzaron en picado desde lo alto hacia la araña, cayéndole encima con una espada corta y la llave fija gigante respectivamente. Mientras aturdían al gigantesco animal golpeándole en la cabeza, Aquanika le apuntó con la rama. Un chorro de luz azul brotó de ella, acabando inmediatamente con la araña, que salió disparada.
Es una lástima que exista un hechizo para matar arañas y sea tan fácil de usar, ¿no crees, Ayame o como demonios te llames?-preguntó Aquanika con sorna.
Comenzó a llegar más gente al combate: soldados rasos, al parecer.
¡Más soldados!-exclamó Dalton-¡Dejadlos en nuestras manos! ¡Activando M.W.S.!
El gigantesco brazo mecánico naranja apareció sobre el brazo de Dalton. Apuntó con la mano al frente, dibujando un ojo azul con Ether. La palma de la mano mecánica del arma apuntó directamente al centro del ojo.
¡Spell Ray!-exclamó Dalton.
Salió un rayo azul de la palma de la mano del arma que se amplificó al atravesar el ojo. El rayo final cayó a los pies de los soldados, liberando una explosión que los diezmó. Nikola se acercó corriendo a los supervivientes y comenzó a subyugarlos con hábiles maniobras con la llave fija, alternando con su trozo de cable pesado que usaba a modo de látigo.
¡Es hora del arma definitiva!-exclamó Ikaruga-¡Tomad esto!
La chica apuntó con la palma de la mano hacia sus enemigos. Su brazalete azul comenzó a brillar y una malintencionada luz blanca comenzó a cernirse sobre ellos.
¡Mierda!-exclamó Ibara-¡Lo va a hacer! ¡ALEJAOS!
Yamiyuki retrocedió con un salto llevándose consigo a Metallurgy y a Yurika. En un forcejeo descuidado, Metallurgy se soltó sin querer del chico y cayó al área de impacto de la luz. Dejando a Yurika en una distancia segura, Yamiyuki volvió a recogerla. La luz terminó de envolver el área y, tan pronto terminó de encenderse, se apagó.
Estamos jodidos…-dijo Ibara-…ya sabemos lo que van a hacer ahora.
¿Qué ha pasado?-preguntó Yamiyuki-Un momento…no siento mis…
¿Poderes?-preguntó Itami-Bienvenido a la verdad: Ikaruga y Ayame son monstruos capaces de convertirse en humanos, como Ibara y como yo. Al igual que yo puedo hacer aparecer instrumentos de tortura y trampas e Ibara es capaz de controlar los elementos…el poder mágico de Ikaruga es el de sellar los poderes de los demás, y está ligado a ese brazalete azul así como Ibara tiene un bastón y yo un anillo para apretarme la polla.
No podemos transformarnos.-dijo Ibara-Ninguno de vosotros podrá usar nada de magia ni poderes especiales…tendremos que confiar sólo en nuestras habilidades cuerpo a cuerpo y en las armas que llevemos.
¡Dejádnoslos a nosotros!-exclamó Nikola-No tenemos habilidades sobrenaturales, sólo tecnología. Dalton, ¡son nuestros!
He perdido el contacto con el Ether…-dijo Dalton-…sólo voy a poder usar lo que llevo encima…
Igualmente…-terció Yamiyuki con optimismo-…eso no nos convierte en inútiles. Seguimos teniendo piernas para patearles el culo.
Respaldo a Ibara.-dijo Itami-Ya sabemos lo que van a hacer. Esto va a ser duro.
¡Esperad!-exclamó Yurika-Gracias a Yamiyuki, yo me he librado. ¡Siento mi magia!
Serás clave en esta batalla entonces.-dijo Yamiyuki-¿Cómo se deshace el sello?
Lo tiene que quitar alguien con ese poder.-dijo Ibara-Cuando íbamos a secundaria, en nuestra clase había un licántropo cuyo poder especial era precisamente remover sellos…y era el único al que Ikaruga no solía fastidiar.
Freya no tendrá problemas para hacer eso.-Yamiyuki sonrió-No obstante, hasta que llegue, ¿qué van a hacer estos dos? Transformarse, ¿verdad?
¿Acaso no es obvio?-preguntó Ikaruga mientras su voz se animalizaba y se distorsionaba.
¡JAJAJAJAJA!-rió Ayame mientras su voz se hacía irreconocible y aguda.
El cuerpo de Ikaruga se recubrió de pelo de distintos colores, y de escamas repartidas por trazos. De cintura para abajo, tenía cuatro patas: las delanteras de león y las traseras de cabra, siendo su parte más posterior una larga cola con forma de serpiente. Entre su cintura y sus patas delanteras había tres cabezas: una de león, una de macho cabrío y otra de dragón.
Ayame comenzó a crecer en altura y a hacerse más delgado y estilizado mientras su piel se escamaba y se tornaba verde. Pronto se vio recubierto de una armadura escamosa y dotado de unas piernas largas y muy potentes, así como de unos brazos acabados en pinza.
La quimera Ikaruga Otonashi y el mántido Ayame Rei…-dijo Ibara-…aquí los tenemos. Recordad que, cuando nos transformamos, no necesitamos tener a mano nuestro objeto mágico para utilizar nuestros poderes especiales a placer. A Ikaruga le da igual porque siempre lo lleva puesto, pero nunca hemos sabido qué mierda usa Ayame.
¿Cuál es el poder de Ayame?-preguntó Metallurgy.
¿No lo has visto?-Itami se giró hacia ella-Cambiar el tamaño de las cosas. Los insectos, los arácnidos y los miriápodos le obedecen por ser un monstruo insecto y, combinando eso con el poder de cambiar los tamaños…tiene todo un ejército de bestias.
No hay problema.-asintió Yamiyuki-Vamos a darles de lo lindo.
Lo afortunado para nosotros del poder de Ikaruga es que ya es inútil para lo que queda de combate.-dijo Ibara- Por más que lo lance, no cambiará nada más. No obstante, tendremos que dar mucho para superar este combate.
Así lo haremos.-dijo Yamiyuki-¡AL ATAQUE!
Ayame había crecido bastante, pero Ikaruga era directamente enorme por ser una fiera, y tenía un tamaño comparable al de Ibara en su forma real. Todos se lanzaron a por ellos: el grupo que fue a por Ikaruga estaba comandado por Ibara, mientras que los que iban a por Ayame seguían a Itami.
¡Por fin puedo aplastarte, Ibara!-rió Ikaruga mientras abatió a la chica de un zarpazo.
La agarró del cuello y dirigió hacia su muñeca su cola de serpiente. Ésta abrió la boca y se dispuso a morderla.
¡No tan rápido!-exclamó Dalton.
El joven de cabello rojo lanzó una patada al brazo de Ikaruga, soltando a Ibara, quien se sacó una hoz de la falda y la lanzó volando contra su enemiga. La cabeza de dragón escupió un chorro de fuego que la fundió.
Sois tan patéticos en este estado…-se burlaba Ikaruga.
Itami y Yamiyuki lanzaban gráciles y letales combinaciones de golpes de diversas artes marciales. Ayame resistía muy bien los golpes a la vez que lanzaba peligrosos tajos con sus pinzas.
¡Hijo de puta!-exclamó Itami-En cuanto rompamos este ridículo sello te voy a meter la polla de tu vida, literalmente.
No sois rivales para nosotros ahora mismo…-murmuró Ayame mientras ejecutaba sus artes marciales en la forma de monstruo.
Tiene que haber alguna forma de penetrar ese exoesqueleto...-susurró Yurika para sí-...voy a aprovechar que aún puedo usar la magia.
Yurika corrió hacia Ayame. Ikaruga intentó interceptarla escupiendo fuego por su cabeza de dragón, pero fue ágil y lista y la apagó con una burbuja llena de agua que lanzó con su mano. Tras esto, saltó en dirección a Ayame, convirtió su pierna en un penetrador esférico y le pateó el pecho, haciendo temblar todo su cuerpo.
¡Mierda, no es suficientemente pesado!-exclamó Yurika-¡Ten ESTO entonces!
Se dio una voltereta en el aire, transformó su otra pierna en un gigantesco martillo y le descargó un golpe de talón que hizo retumbar sus brazos cuando el chico los interpuso para protegerse del golpe. Sin que nadie lo esperase, apareció Freya.
¡Ya lo tengo!-sonrió-¡Es hora de devolverles la moneda! Yurika, luego te dejaré que veas el vídeo, pero creo que no hay mejor momento que éste para decirte que eres una persona con el poder de fusionarse con las almas…en la biblioteca habitaba el espíritu de una salamandra ardiente que entró en tu cuerpo y se fundió con tu alma. En pocas palabras: te transformaste en una mujer de fuego. Está todo grabado. Si lo haces ahora, liberarás suficiente poder como para chamuscar a ese bicho. La quimera será algo más difícil, no obstante…
¡Callaos!-chilló Ayame mientras lanzaba una patada hacia Yurika.
La joven chocó su pierna con la del mántido como si de un combate de espadas se tratase. Ambos miembros se entrelazaron con tanta fuerza que Yurika pudo mantenerse en el aire.
No te aconsejo retarme en materia de patadas.-Yurika sonrió con confianza-Ya me dirás, Freya, ¿qué tengo que hacer?
Lo que te llevo diciendo mucho tiempo en los entrenamientos de magia: concentrarte. Puedes transformar tus piernas en lo que quieras, lanzar hechizos elementales básicos y fusionarte con las almas…eres una maga de gran potencial, Yurika…no me hagas arrepentirme de lo que digo, ¿de acuerdo? Piensa en lo que sentiste la vez que lo hiciste por primera vez.
Yurika recordó su intento desesperado por salvarse de aquel niño enigmático. Recordó el calor que sintió y cómo las llamas se apoderaron de su espíritu. La situación era bastante parecida: aquella pareja les llevaba clara ventaja por haber sellado todos sus poderes, así que más le valía esforzarse.
¡La gigantesca es la que nos han dicho que es la más peligrosa!-gruñó Ikaruga-¡Es hora de que se entere de quién soy!
Lanzó su poder sellador contra Freya.
¡Gracias!-le susurró Freya en el oído tras ponerse tras ella y sobre su lomo con un sigilo y una rapidez imperceptibles-¡Pensaba que no ibas a hacerlo nunca!
Freya estaba sellada. Yurika vio un claro peligro entonces: todo dependía de ella, de su magia. El fuego la consumió y, finalmente, vio cómo se hacía físico. Su cuerpo ardía, pero no sentía ningún tipo de dolor, ni siquiera más calor de lo normal. Su piel era muy brillante, anaranjada, y estaba ardiendo. Su pelo se había vuelto rojo y sus ojos se habían tornado plateados. No llevaba más ropa que unos pantalones cortos de color marrón rojizo y un chaleco abierto de color granate. Brazaletes plateados y rojos a juego con tobilleras del mismo estilo. Descalza.
¿Otro monstruo?-se sorprendió Ikaruga.

¡No!-reaccionó Ayame-Es… ¿humana?

2 comentarios:

  1. Joder la que se ha líado por un puto amor no correspondido xD, es un tanto infantil son como la novia psicópata xD. Odio las arañas a muerte (como dato)
    Freya sellada? seguro que algo hace para pasarse por el forro eso xDD Freya es dios jajajaja

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    1. La respuesta en el próximo episodio :P La verdad es que Ikaruga y Ayame son personajes muy infantiles, los diseñé para que fueran así, son el componente irracional del bando enemigo...

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