martes, 26 de mayo de 2015

[TY] Episodio 57: Choque entre demonios

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 57: Choque entre demonios

La familia Oswald vivía en caseríos bastante amplios y acomodados. Eran una familia de luchadores y, aunque no tenían un especial apego por los humanos, tampoco veían como algo positivo el ser hostiles con ellos. Eran bastante neutrales en ese aspecto, pero, puestos a elegir, preferían una integración social antes que una guerra, lo cual les llevó a ganarse el odio de los antiguos Nómadas de Edwin Black y de los actuales Neo-Nómadas de Tigres Black, su viuda. Los malvados criminales Mazoku han tratado de hostigar a los Oswald durante años, pero éstos, orgullosos guerreros, no se dejaron vencer, de tal forma que la pugna no llegó a su fin en ningún momento.

La casa en la que vivía Uro no era de las más grandes. Tras la mayoría de edad, se independizó y dejó la casa de sus padres, mudándose a una cercana en la que se centraría en aprender a vivir por su cuenta. Su hermana mayor, Kishiria, vivía cerca de él, y también sus padres, pero solían gestionarse de manera independiente según cada casa. La razón principal por la que Uro vivía solo era su noviazgo: estaba saliendo con un hombre y, si en algún momento lo invitaba a su morada, le gustaba tener la suficiente intimidad como para conversar y tener relaciones sexuales sin ningún tipo de eufemismo…y aquél era uno de esos días. Necesitaba verse con Philell. Debido a la naturaleza de su novio, Uro se mudó estratégicamente a una de las viviendas más cercanas a un lago. Sabía que Philell podía disolverse en agua y viajar a través de ella a una velocidad que jamás alcanzaría en la atmósfera con pies, pseudópodos o tentáculos. También había aprendido a distinguir su presencia a través de la observación de la superficie del lago. Ser novios los había llevado a conocerse en profundidad. Aquel día había sucedido algo difícil de tratar y que requería la atención del sabio con el que estaba saliendo.

Con esto en mente, Uro salió de su vivienda y se acercó a la orilla del lago, que estaba realmente cerca. Así como era capaz de distinguir la presencia o ausencia de su amado en el agua, Uro también era capaz de llamarlo…y no dudó en hacerlo.

Philell…-pensó Uro-…tengo que hablar contigo…ven, por favor, ven cuando puedas.

El chico procesaba mentalmente todo lo que quería decirle a su novio con la mano derecha sumergida en el agua. Su palma, totalmente extendida, recibía el abrazo del lago. Años atrás, cuando empezaron su relación, Philell le explicó que poseía una capacidad de absorber ideas circulando a través del agua, lo cual se traducía, en términos sencillos, a que podía leer los pensamientos de cualquier criatura inteligente cuyo cuerpo tocase una masa de agua que estuviese a menos de una cierta distancia umbral de él.

El agua se agitó levemente. Parecía que se había originado una corriente, pero eso no era lo típico de los lagos. De pronto, una porción del agua se irguió hasta formar una ojiva de la estatura de Philell.

¡Qué rápido has llegado!-se sorprendió Uro.

La masa de agua se desbastó, chorreando hacia el lago hasta tallar la figura del sabio Philell. Antes de decir nada, besó a Uro en la boca y éste le devolvió el saludo con alegría.

Ha sido una coincidencia…-dijo Philell-…venía a verte y, cuando estaba a punto de llegar, he escuchado tu llamada. Por la forma en la que lucen tus ojos, creo que sé lo que quieres hablar conmigo y, si no me equivoco en ello, será lo mismo que lo que venía a comunicarte.

Vamos a casa y lo hablamos cómodamente.-dijo Uro con cordialidad.

La pareja llegó hasta la vivienda de Uro, donde se sentaron frente a frente en una mesa pequeña.

Tú me dirás…-dijo Uro.

Calumnias.-dijo Philell-Se están extendiendo rumores entre los Mazoku neutrales de que soy un farsante, un topo que trabaja para los Neo-Nómadas. ¿Era eso lo que querías decirme?

Joder…-dijo Uro con cierta preocupación-…sí. Yo también me he enterado. No te preocupes, mi familia te cree. Tienes el apoyo de los Oswald porque ya te conocemos. Estás en territorio aliado.

Gracias.-respondió el demonio acuático-Creo que van a perseguirme. Estaremos en problemas si eso pasa. Que me linchen será lo de menos… ¿qué pasa si de verdad todos se creen esa mentira y, por ese engaño, acaban cayendo en manos de Black?

¿Dices que es poco importante si acabas apaleado?-preguntó Uro con un tono protector-¡Y  un cuerno! La política a gran escala es más controvertida que el porvenir de dos individuos, sí, pero no te tocarán ni una gota mientras esté vivo, ¿me oyes? ¡Ni una gota!

Agradezco tus intenciones.-Philell sonrió-De cualquier manera, ambos llevamos razón: vamos a tener que luchar.  Sabes que en mis estrategias abogo por soluciones no beligerantes, dejando el combate como última opción, pero no tiene nada que ver con eso. No es una estrategia de combate lo que tengo en la cabeza…es una realidad apremiante: hay una mano muy sucia detrás de esas calumnias…una mano que quiere estrangularnos…y va a venir a por nosotros, estoy seguro. Llegados a ese punto…será comer o ser comidos.

He oído algo similar.-dijo Uro-Es un enemigo de todos los bandos, ¿verdad? Alguien que quiera atacar con el escándalo…

Es Nioiko Fuuma.-dijo Philell-Algunos aliados han hecho investigaciones por mí. No son los únicos que tienen redes de inteligencia. Ese hombre es un peligro: quiere acabar con absolutamente todos los bandos.

Nioiko Fuuma…-dijo Uro-… ¿no estuvo presente en la batalla en los cuarteles generales de los Neo-Nómadas?

Así es.-respondió taimadamente el demonio fluido-Es enemigo de los Taimanin, enemigo de los Neo-Nómadas, enemigo de los militares y enemigo nuestro. Su objetivo, al parecer, es Tigres Black, y, según he entendido, va a optar por acabar con todo el mundo para quedarse a solas con ella…

¿Por qué es nuestro enemigo?-preguntó Uro-Hay partes de esta historia que no sé…e, independientemente de que lo entienda o no, si son enemigos de los Taimanin, está claro que vamos a tener que vernos las caras con ellos por haber sido sus aliados temporalmente…

No es difícil de entender.-respondió el sabio-Simplemente, como tú mismo has dicho, hay un dato que desconoces. Yo tampoco lo sabía hasta que me lo contaron mis amigos de las aguas, pero lo explica todo y te permitirá comprender lo que está sucediendo. Los Fuuma o, mejor dicho, lo que queda de ellos, actúan como una organización militar si bien distan de serlo. El único oficial de alto rango que queda es Nioiko, nuestro enemigo, si bien su hermana mayor, Tokiko, aún podría servir a la causa si lograse salir de las prisiones de los Taimanin, hecho poco probable. La cuestión es que los soldados rasos de los Fuuma empiezan a escasear: debido a las innumerables batallas, muchos de ellos han muerto y una fracción de los que siguen vivos han dimitido. De esta forma, Nioiko no puede hacer gran cosa…por lo que ha optado por mentir a varios demonios para que se unan a su causa. Les ha lavado el cerebro para que crean que su misión es conseguir una integración social entre hombres y demonios cuando lo que realmente desea hacer es matar a ambas razas indiscriminadamente. Con esto, su objetivo prioritario, antes incluso de poner en práctica sus macabros planes, es estigmatizarnos a los que de verdad luchamos por esa idea de integración: si contamos la verdad, los demonios que ayudan a Nioiko descubrirán la traición y le darán de lado o incluso lo matarán. Ahora que ha extendido calumnias y mentiras, probablemente muchos Mazoku estén en nuestra contra y nos consideren unos miembros de la red de espías de los Neo-Nómadas. Básicamente… los nuevos secuaces de Nioiko no están cumpliendo ninguna misión de los Fuuma… están “luchando por la integración social entre humanos y Mazoku “ y el primer paso para ello es “eliminar a los farsantes”.

Claro que lo entiendo.-respondió Uro-Maldito sea ese Fuuma…

Se oyó un golpe fuera de la casa: dos aceros estaban chocando.

¡URO!-oyeron que exclamaba una voz-¡URO OSWALD! ¿DÓNDE ESTÁ?

¡Como si fuera a decírtelo!-respondió una voz femenina-¡Lárgate de nuestra ciudadela!

Esa voz…-dijo Uro-… ¡es mi hermana mayor! ¡Está peleando con alguien ahí fuera! ¡Vienen a por mí!

No puede ser…-dijo Philell algo preocupado-…han tardado menos de lo que pensábamos.

No puedo permitir que mi hermana pague por mí…-dijo Uro-…espero que entiendas cómo me siento.

Y yo espero que tú entiendas que no voy a dejarte solo protegiendo a tu hermana.-respondió Philell-Kishiria es mi cuñada y la aprecio. No podré pelear como vosotros, pero hay muchas cosas que puedo hacer…

¡Kishiria!-exclamó Uro-¡Ya voy!

. . .

Inuhito y Shirubei se habían encontrado al salir de clase y habían decidido ir a tomar algo juntos, pues los otros cuatro llegaban mucho más tarde a casa ese día de la semana, cada uno por sus motivos. De esa manera, ellos también llegarían más tarde y podrían pasar un rato todos juntos. Su sentido de la amistad era muy grande, por lo que no dudaron a la hora de elegir el sitio donde se relajarían: el Atarashii. Al entrar, se sentaron frente a frente en una de las mesas más pequeñas y rápidamente fueron atendidos por un camarero.

¡Hola, Inuhito, Shirubei!-saludó el joven, que ya los conocía-¿Qué tal?

Muy bien, tío…-respondió Shirubei con una sonrisa-…hasta las cejas de cosas que hacer, pero bueno…peor sería no poder hacer nada.

Y que lo digas…-terció Inuhito-… ¡estamos hasta arriba! Haber podido venir hoy a sentarnos un rato es casi un milagro…

Ya me lo imagino…-respondió el camarero con una sonrisa-…pero ya sabéis lo que toca ahora, ¿verdad? ¡El Atarashii es el lugar donde todo lo malo desaparece! ¡Pasarlo bien es tan mandatario o más que el pago de las consumiciones! ¿Qué os pongo?

Granadina, por favor.-pidió Inuhito-Un botellín normal y un vaso largo con hielo.

Yo quiero un San Francisco, por favor.-añadió Shirubei-Si me lo puedes poner con una cereza sería un puntazo.

¡Marchando!-dijo el chico-¡Enseguida os lo traigo!

Kuroageha no está…-dijo Shirubei mirando a la barra-…ella y los suyos se están dando una gran paliza para que nosotros podamos seguir adelante con lo nuestro…

Ya…-respondió Inuhito-…en esta vida no dejamos de enfrentarnos a dificultades. Puede verse como una gran putada, pero…sin eso, no tendríamos el orgullo de nuestros logros.

¡Aquí tenéis!-exclamó el camarero con una sonrisa de oreja a oreja al llegar de nuevo a la mesa.

Dejó las bebidas en la mesa. Inuhito le tendió un billete.

Cóbrate de aquí.-pidió-Hoy invito yo.

¡Eh!-exclamó Shirubei-¡No es justo! ¡Yo también tengo dinero para pagar!

Coge ese billete y escabúllete como el Taimanin que eres.-susurró Inuhito guiñándole un ojo al camarero.

Entre risas, el camarero se excusó y se fue a la caja registradora. Todos los trabajadores del Atarashii eran Taimanin, por lo que se conocían muy bien entre ellos y a los clientes que también lo eran.

Te empeñas y…-dijo Shirubei con una fingida expresión de enfado.

No pasa nada.-respondió Inuhito-Déjame que te invite. Es lo menos que puedo hacer para agradecerte lo de la noche de la inauguración…

Shirubei tomó un sorbo de su cóctel.

Sólo te comí un poco el rabo para que te animaras…-dijo el chico rubio-…no es nada del otro mundo. Sé que no es lo que necesitas, pero, cuando no tengo otra cosa para darte…que al menos sea algo que sé que te gusta, ¿no?

No es eso…-dijo Inuhito-…claro que fue placentero y divertido, pero lo que de verdad me llega al corazón es tener un amigo como tú…tener amigos como todos vosotros. Sabéis estar a mi lado incluso si resulto insoportable en esta etapa tan…turbulenta…de mi vida.

No hay nada que no podamos soportar.-respondió Shirubei de forma tajante-Y mucho menos si es para ayudarnos entre los hermanos que somos. Estás pasando por una etapa difícil, ya lo sé… pero no por ello te vamos a ver de manera diferente. Sigues siendo nuestro Inuhito de siempre y haremos lo que sea para devolverte la sonrisa. Yo también lo pasé fatal cuando los Mazoku dejaron a mi padre en una silla de ruedas para siempre…sé lo que es sufrir por la familia. No estás solo ni jamás lo estarás.

Shirubei puso su mano encima de la de su amigo. Llevaba su rubia melena recogida en una trenza. Vestía una camiseta negra de manga corta de un tejido parecido al neopreno con un chaleco de color verde caqui encima. En sus piernas llevaba unos pantalones estilo cargo de color gris, un cinturón naranja y unas botas de montaña de color rojo con remaches plateados y suelas granates.

Tengo mucho que agradeceros y palabras como éstas lo corroboran.-dijo Inuhito-Sería una desfachatez por tu parte que no me hubieras dejado invitarte…

Inuhito tomó la mano de Shirubei y la entrelazó con la suya. Se apretaron mutuamente como dos deportistas de un mismo equipo tras una buena jugada, como dos contrincantes después de enfrentarse, como dos caballeros en un acto de cortesía. El chico llevaba la mitad izquierda de su blanca melena suelta y la mitad derecha recogida en una coleta lateral baja. Vestía un ajustado chaleco de color rojo de un material elástico, gomoso y algo brillante, aparentemente sin nada debajo. Sus piernas iban cubiertas por unos pantalones muy ajustados de color azul ennegrecido y en sus pies calzaba unos botines negros con plataformas altas y rígidas.

Qué exagerado…-dijo Shirubei-…los amigos estamos para eso.

Siento si soy pesado con este tema…-interpuso Inuhito-…es que simplemente ahora mismo no me siento muy capaz de estar a la altura en ello…no sé si teniendo la cabeza como la tengo puedo hacer cosas por vosotros…

¡Claro que puedes!-respondió Shirubei-De hecho, lo estás haciendo. Me estás acompañando en algo que sería bastante aburrido si estuviera solo. Estás estudiando para convertirte en uno de nuestros mejores apoyos científicos. Estás peleando contra los demonios que nos amenazan. Estás viviendo en un hogar que te necesita. Estás siendo tú mismo. Estás siendo nuestro amigo. Estás siendo parte de lo que siempre hemos sido y de lo que nunca habríamos sido si no hubieras estado. Estás ganándote lo mejor de nosotros. Y, además…

Y, además, ¿qué?-preguntó Inuhito con curiosidad.

Shirubei se inclinó hacia su amigo.

Tu forma de darle a la polla es impresionante.-susurró-Repetiría eso contigo una y otra vez.

Inuhito estalló en carcajadas.

Mira que eres capullo…-dijo mientras se reía.

Sí, algo he oído al respecto.-comentó Shirubei con una sonrisa pícara-Sin embargo, me encantó compartir ese momento contigo. No es nada que tengas que agradecerme…tal vez nos lo tendríamos que agradecer mutuamente, pero… puestos a hacer cosas mutuas, que sean las de la otra vez.

Cuando quieras, hermano…-dijo Inuhito apretando un puño y apuntando a Shirubei.

Shirubei chocó su puño contra el de su amigo.

Tampoco me importaría probar con el resto…-dijo Shirubei.

A mí tampoco, la verdad…-respondió Inuhito de manera desinhibida-…seguro que lo pasaríamos bien.

Pues habría que organizarlo, ¿no crees?-preguntó Shirubei-Podríamos hacer quedadas para ello…

El camarero se acercó a darle el cambio a Inuhito.

¡Muchas gracias!-exclamó con una sonrisa.

¡Gracias a ti!-respondió Inuhito mientras recogía el cambio.

¡Sí, gracias!-añadió Shirubei-¡Buenísimo el San Francisco!

¡Me alegro!-exclamó el camarero-¡Te lo he hecho yo! La jefa tiene más maña, pero está trabajando…en su otro curro, ya sabes.

Ya hablaré con ella…-dijo Shirubei-…pero no te preocupes por tus habilidades con la coctelería, creo que son más que aceptables. ¡No hay duda de por qué Kuroageha te contrató!

. . .

Tengo un presentimiento horrible…-pensó Vega mientras buceaba.

Las nereidas podían respirar bajo el agua. La inteligente, poderosa y malhumorada guerrera de las aguas estaba siguiendo el rastro de Philell, con quien había hablado por la mañana temprano y le había comunicado que se dirigía a la ciudadela de los Oswald. Cuando por fin llegó a la orilla de la casa de Uro, emergió y abrió los ojos para ver qué estaba pasando. En ese momento, sólo vio a una mujer herida.

Maldición…-dijo la joven-…si al menos consigo lavarme las heridas en el lago… ¡UGH!

¡Eh!-exclamó Vega-¿Eres Kishiria? ¿Kishiria Oswald?

La joven herida apuntó a Vega con su espada.


¿Cómo lo sabes?-preguntó-¿Quién eres?

Lo sé porque eres idéntica a tu hermano, chica violenta.-respondió la nereida-Baja esa espada. Soy una buena amiga de tu cuñado…una guerrera de las aguas. Ayudo a Philell poniendo músculo donde él pone neuronas. Me llamo Vega…e insisto en que no me gusta que me apunten con un arma sin razón. No hagas que me cabree…

Ya veo…-dijo la tal Kishiria-…así que Vega…me han hablado de ti.

La hermana mayor de Uro dejó de apuntar a la nereida con su espada y se terminó de aproximar al lago, donde comenzó a lavarse las heridas. Para los Oswald ya era lo más normal del mundo ver a demonios acuáticos en la ciudadela. Desde que Uro tenía novio, habían comenzado a llevarse bien con ellos. Nunca se habían llevado mal, pero tampoco habían sido aliados hasta la unión de Philell y Uro.

No te veo muy en condiciones de hablar…-dijo Vega-…no te esfuerces demasiado. Veo que te han metido una paliza… pero he venido a enmendar todo esto o, al menos, a intentarlo. ¿Sabes? Me ha sentado como el culo que me hayas apuntado con esa espada, pero me pareces una buena tía… yo también hago artes marciales como vosotros y todo ese rollo… seguro que podríamos hablar de muchas cosas si tuviéramos tiempo. Sin embargo, sólo puedo quedarme a preguntar dónde están Philell y Uro.

Han venido a atacarnos unos demonios hostiles diciendo que Uro y Philell eran unos timadores…-explicó Kishiria-…obviamente, alguien les había lavado el cerebro. A mi hermano y a mí nos ha derrotado un elfo oscuro…y a mi cuñado lo ha atrapado un fuego fatuo. También había una mujer, una máquina con forma de mujer hecha con tecnología humana y…dos humanos. Uno de esos humanos tenía unos ojos similares a la electricidad…y ha hecho que todos los que recibieran su mirada desaparecieran de aquí…tras lo cual él también ha hecho lo mismo mirándose a un espejo de mano.

¿QUÉ?-preguntó Vega sin dar crédito a aquello.

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