martes, 19 de mayo de 2015

[TY] Episodio 55: Manos "amigas"

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 55: Manos “amigas”

Nioiko llegó a la oficina de un sorprendente buen humor.

¡Buenos días, Nioiko-sama!-saludó una de las administradoras del complejo al ver tan contento a su superior.

Buenos días, Fujieda.-dijo Nioiko-Parece mentira que no se me hubiera ocurrido antes la solución a nuestra falta de hombres…

¿De qué se trata?-preguntó la tal Fujieda con curiosidad.

Demonios.-dijo Nioiko-Mazoku. Ellos son la clave. ¿Cuántos demonios hay que no pertenecen a los Neo-Nómadas y que, además, no conocen a los Fuuma? Según sabemos, hay muchos Mazoku que abogan por la integración social con nosotros, los humanos. ¿Por qué no nos “aliamos” con ellos?-el joven hizo ademán de entrecomillar con los dedos índice y corazón de ambas manos-No dejarán de ser ignorantes soñadores a ojos de la familia más manipuladora y sagaz de la historia de los ninja: ¡LOS FUUMA! Tenéis trabajo esta mañana: buscad perfiles de todos los demonios que haya en la base de datos. Encontrad a aquellos que se la tengan jurada a los Nómadas de Edwin Black o a los Neo-Nómadas de Tigres Black. ¿Recuerdas el caso de Leini Kuu’ito? Esa demonio quería vengarse de Edwin Black porque éste mató a su familia… una pena que entre medias decidiera tocarle las narices al Gran Señor y acabara como acabó. Como esa mujer tiene que haber muchos más entre los Mazoku. Buscad a los más fuertes de entre ellos y acerquémonos de manera estratégica. Si quieren integración social, dudo mucho que quieran ayudarme a pelear contra los Taimanin, pero sí contra los Neo-Nómadas: al fin y al cabo, el objetivo de prioridad máxima, Tigres Black, pertenece a esa facción. Buscad también entre las redes del ejército de Estados Unidos. Reventad la seguridad si es necesario…y buscad a los desertores. Seguro que entre ellos hay alguien dispuesto a hacer correr la sangre en nuestro nombre. ¿Ha quedado claro?

¡Sí, señor!-respondió Fujieda.

Nioiko sonrió con satisfacción.

. . .

Gimnasio privado del Instituto de Gokuruma. A esas horas, no solía haber nadie entrenando. Todos los alumnos, profesores y egresados tenían acceso a las instalaciones y podían utilizarlas a conveniencia. Aprovechando la ausencia de gente, Rito y Hagane habían bajado juntos para entrenar.

¡Qué gozada tener el gimnasio para nosotros solos!-exclamó Hagane.

El chico entrenaba bastante ligero de ropa. Llevaba una camiseta blanca de manga corta muy ajustada y unos pantalones muy cortos y divididos, estilo corredor, de color rosa. Calzaba unas zapatillas deportivas, con un diseño y una forma similares a las de unas botas de fútbol, de color negro con adornos rosas y llevaba su pelo recogido en una cola de caballo baja.

Ya te digo…-comentó Rito-…no hay manera mejor de empezar la mañana. ¡Con un buen entrenamiento!

Rito vestía una camiseta de color amarillo fluorescente sin mangas con el cuello redondo y alto. Estaba muy ceñida y marcaba todos sus músculos. En las piernas llevaba unas mallas ajustadas de lycra de color negro con adornos de color verde neón que le llegaban casi hasta las rodillas. En sus pies llevaba unas zapatillas deportivas muy toscas cuyo diseño se asemejaba al calzado reglamentario del baloncesto. Eran verdes con cordones y suelas de color gris marengo con brillo. Su cabello iba recogido en una coleta alta que caía paralela a su espalda sin tocarla.

Ya…-comentó Hagane con complicidad-…y después del entrenamiento…una buena…

Rito arqueó una ceja.

¡Eso siempre!-exclamó Rito con una sonrisa-Vamos a calentar, ¿de acuerdo?

Hagane asintió. Comenzaron a hacer estiramientos y algunos ejercicios muy sencillos para aclimatar el cuerpo. Mientras hacían esto, hablaban entre ellos.

Es curioso…-comentó Rito-…con lo afines que sois Inuhito, Aoi y tú en complexión y lo especialmente fácil que os resultaría entrenar por parejas o entre los tres y siempre te vienes a entrenar conmigo… ¿tan bien te lo pasas?

Ahora es cuando me declaro aprovechando que estamos solos, ¿no?-preguntó Hagane mientras separaba las piernas en el suelo para estirar.

¿Qué cojones…?-preguntó Rito entre risas-Y… ¿era totalmente necesaria esa postura tan seductora para decirme eso?

Rito…-dijo Hagane con extrañeza-…estoy estirando los aductores, querido. ¿Qué postura seductora ni qué diablos? Te he pillado, ¿eh?

Los chicos se rieron.

Entrenar contigo es beneficioso en muchos aspectos.-explicó Hagane-Es cierto que tienes mucha más masa que yo y eso puede dificultar algunos ejercicios en los que yo tenga que ayudarte, pero creo que así doy más de mí mismo y me obligo a hacerlo mejor…o simplemente es por la costumbre que tenemos desde niños de bajar juntos al gimnasio. También es cierto que para algunos ejercicios en pareja te vendría bien alguien más fuerte, ¿no?

Ufff…-resopló Rito-…eso lo dejo para los días que vengo con Yamiyuki. ¡Madre mía! ¡Cómo le da! Cualquiera que no lo conozca podría decir que está loco…

Es una fiera.-comentó Hagane-Capitanea a los gimnastas de menos de 18 años de casi todos los clubes y organizaciones. Es el segundo mejor de todo el país en gimnasia artística. Veena tiene que fliparlo con él las pocas veces que coinciden en los entrenamientos.

Y detrás de ese cuerpo de bailarín se esconde un titán capaz de dejar por tirillas a cualquier culturista.-dijo Rito-Si no fuéramos como él, creo que nunca entenderíamos cómo lo hace.

Eso pienso yo…-comentó Hagane-…entre otras muchas cosas. ¿Sabes? No paro de darle vueltas a la cabeza con la depresión de Inuhito, la fimosis de Aoi, la incertidumbre amorosa de Shiena y Veena… es cierto que no todos los problemas están a la misma escala, pero todos sois mis amigos y me gustaría echaros un cable.

Creo que no eres el único.-dijo Rito mientras acompañaba a su amigo a por unas mancuernas-De todas maneras, estoy convencido de que lo estamos haciendo bien. Lo de Inuhito es muy duro, y más desde que esa arpía de Kuritöö reveló la historia… me da pena decirlo, pero creo que es el problema que más nos va a costar solucionar entre todo este embrollo. Por Aoi nos tenemos que preocupar, sí, pero me parece que lo está haciendo bien. Desde que lo animé para dejar atrás la inseguridad y tratar de afrontar el problema con sus manos, creo que está muy concienciado. En cualquier caso, puedes ir y preguntarle cuando quieras, seguro que te responde sin vergüenza ninguna. Y respecto a lo de mi primo con Veena…no he querido preguntarle mucho porque creo que últimamente está un poco nervioso, pero me parece que la cosa no va mal. Veena es una mujer con mucho carácter y con unas ideas muy bien forjadas. No es fácil para cualquier hombre el intentar enamorarla después de estar enamorada de otro.

Quiero que tanto tu primo como Veena estén bien.-dijo Hagane mientras  levantaba alternativamente las mancuernas que tenía en las manos, que eran sorprendentemente pesadas para lo que su delgadez daría a imaginar-No me gustaría verlos sufrir. Como decía antes, ambos son mis amigos y deseo lo mejor para ellos. Además, si uno de los dos estuviera mal, por efecto dominó acabaría afectándote a ti…y es otra cosa que tampoco quiero. No te mereces sufrir más…

Hagane, tío…-comentó Rito con una candorosa sonrisa-…no te flageles. Estoy bien. Podré soportar lo que venga al respecto. Piensa que un problema amoroso es algo que puede doler, sí, pero que se termina pasando. Hay cosas más graves. En cualquier caso, tanto para Shiena como para Veena, no estaré solo: tengo a Seika para lo que haga falta…y os tengo a vosotros.

Siempre es un gusto oír esas palabras.-respondió Hagane contento-Creo que voy a preguntarle a Aoi que cómo le va. En cuanto tengamos un rato hablaré con él, ¿de acuerdo? Los problemas de uno de nosotros son los problemas del grupo…tú ya pusiste tu grano de arena: ahora me toca a mí. Por cierto, a Inuhito se le ve un poco más relajado últimamente, ¿no crees?

Sí…-comentó Rito con una media sonrisa-…y me alegro por él.

. . .

Tres demonios llegaron a los vestigios de un barrio demoníaco que fue derruido años atrás. Tres presencias, tres individuos, tres caminos diferentes de llegada. Dos hombres y una mujer. Un hombre joven, un hombre que llamaba a las puertas de la vejez y una mujer joven. Parecían aproximarse a un punto de encuentro.

El primero en llegar fue el hombre joven. Era muy alto, tenía un cuerpo esbelto y su piel era gris. Su cabello era liso, blanco y largo hasta los hombros. Entre medias tenía mechones negros que llegaban hasta el suelo. Sus ojos eran de color verde, sus orejas eran puntiagudas y su escasa vestimenta consistía en un chaleco negro con ribetes dorados y unas mallas negras de media pierna con dos faldones laterales encima del mismo color y con ribetes dorados. En sus pies calzaba botas plateadas y en las muñecas llevaba brazaletes blancos. De su cabello colgaban algunas tiras metálicas articuladas.

Tras él llegó el hombre mayor. También tenía una estatura elevada y su cuerpo ostentaba algo de tono muscular. Su piel era azulada, sus orejas eran muy puntiagudas y sus ojos eran de color violeta. Lucía una larga, lacia y voluminosa cabellera blanca que llegaba hasta sus rodillas. Vestía con una coraza pectoral de color verde ennegrecido, unos pantalones de combate negros, botas altas plateadas y guanteletes del mismo color. Se veía la zona de sus brazos comprendida entre cada hombro y cada codo.

Finalmente, se les unió la mujer. Era también muy alta y tenía una ardiente y sensual figura. Sus pechos eran muy grandes, aunque tenían más talla que copa, sobresalían poco por los laterales y mucho por el frente. Su cintura era estrecha y su cadera era bastante ancha, con glúteos prominentes y piernas largas. Vestía un sensual qipao de color negro con ribetes rojos. En sus pies llevaba unas botas altas de tacón de color gris violáceo. Ostentaba una larguísima melena de color violeta intenso que llevaba totalmente suelta. Sus ojos eran de color violeta rosado y llevaba unas gafas redondas y grandes. El tono de su piel era similar al de un humano de etnia caucásica. Encima del vestido llevaba una bata blanca de laboratorio. Sus muñecas iban cubiertas por brazaletes llenos de herramientas y máquinas pequeñas.

Vaya, vaya…-comentó el  chico joven con cierta sorna-… ¿qué hacen aquí un elfo oscuro y una hermosa dama?

He sido llamado.-respondió secamente el otro hombre.

Podría preguntarte lo mismo.-contestó la chica cruzándose de brazos-¿Qué hace un fuego fatuo en el sitio en el que me han citado? Aunque no te lo voy a preguntar porque la respuesta está clara…nos ha llamado la misma mano, ¿verdad?

Verdad.-dijo una voz masculina salida de la nada.

Los tres demonios miraron a su alrededor. Pronto escucharon unos pasos…los pasos de Nioiko acercándose a ellos. Iba acompañado por Elizabeth.

Gracias por asistir.-dijo el recién llegado-Soy quien os ha llamado…Nioiko.

¡¿Un enclenque?!-gritó la chica-¿Es esto una broma?

No, no lo es.-dijo Nioiko-Soy un…defensor de la integración social entre humanos y Mazoku, tal y como vosotros. No obstante, los Neo-Nómadas son más fuertes que yo y necesito…ayuda. Tal y como has dicho, me falta fuerza. Todos queremos lo mismo…todos buscamos acabar con los Neo-Nómadas… ¿por qué no pactamos? En cualquier caso, dejadme presentaros.

Nioiko señaló al joven de piel gris.

Will…-nombró-…

A continuación, señaló al anciano.

…Remigio…-continuó.

Finalmente, señaló a la mujer.

…y la señorita Kaiya Minobe.-terminó-Espero que la cooperación entre nosotros sea exitosa.

Tienes que tener agallas para pactar con demonios como nosotros a plena luz del día y viniendo con sólo una mujer silenciosa como escolta…-comentó Remigio, el hombre mayor-…me gustan las personas valientes.

Gracias, Remigio.-Nioiko le hizo una reverencia-Sé que tenemos algo en común: a los cuatro nos han arrebatado algo importante los Neo-Nómadas.

Mi hermana…-bramó Kaiya.

Mi madre…-dijo Will.

Mi hija…-susurró Remigio.

Los fuegos fatuos sirven a un líder que no es de la casa Black.-recapituló Nioiko mentalmente-Han estado peleando entre ellos durante mucho tiempo y voy a beneficiarme de ello por el hecho de que una guerrera de los fuegos fatuos fue liquidada por los Neo-Nómadas. Eso enmascara el hecho de que el Gran Señor la violara, lo cual me beneficia mucho. Respecto a esta familia de elfos oscuros, ¿qué puedo decir? Están tan hartos del panorama Mazoku actual que hasta se han alistado en el ejército algunos de ellos… ¡DEMONIOS MILITARES! Una suerte penosa que a la hija de este buen hombre la atrapara la Baronesa Mazie, una de las mejores torturadoras de la camarilla… y, finalmente, tenemos a esta mujer demonio que sólo está aquí porque le hicieron una trastada al cuerpo de su hermana…y ahora mismo está en paradero desconocido. Parecen fuertes…

No os preocupéis.-dijo Nioiko-Vamos a luchar contra los Neo-Nómadas. No obstante, he de advertiros de un peligro más: vuestros congéneres. Hay demonios que dicen luchar contra la tiranía criminal de Tigres Black y su séquito cuando lo que realmente desean es hacerse con el control de todo cuanto alcancen sus manos.

Se oyen a muchos hipócritas últimamente…-dijo Remigio con precaución.

Como el “sabio” Philell…-dejó caer Nioiko con mucha malicia-… por cierto, tendremos un camarada más. Será otro humano. ¿Queréis venir a conocerlo?

. . .

¿Por qué me habrán obligado a venir a este sitio cochambroso con mi antiguo uniforme puesto?-se preguntó el hombre en voz alta con su marcado acento alemán.

Hablaba japonés, aunque no se sentía demasiado cómodo haciéndolo.  Era alto, delgado, de complexión atlética y de piel muy pálida. Su cabello era corto, rubio claro y muy brillante. Llevaba un tupido y lacio flequillo de medio lado hacia la derecha. Sus ojos eran de color azul claro e intenso. Vestía un uniforme militar de color marrón ennegrecido con ribetes amarillos. Los puños, los bajos de los pantalones y las hombreras eran de color rojo, así como también lo eran las solapas de la chaqueta. Llevaba las manos desnudas y calzaba unas botas altas de color marrón oscuro con cordones también marrones.

Disculpa el retraso, Engel.-escuchó una voz detrás de él.

Se giró y vio a Nioiko. Detrás de él iban Elizabeth, Will, Remigio y Kaiya.

¿Tú eres Nioiko Sakaguchi?-preguntó el hombre, dejando clara su procedencia con su acento.

En efecto.-dijo Nioiko sonriéndose-Engel Klage, ¿verdad? Es un placer.

Le tendió la mano. El joven rubio se la estrechó.

¿Qué quieres de un paria como yo?-preguntó Engel.

Te trasladaron desde Alemania a Estados Unidos para ayudar en una campaña internacional.-comentó Nioiko-Tu expediente dice que una conducta demasiado inapropiada te costó el puesto y, antes de aceptar tu despido, desertaste de forma violenta…

Eso dicen…-dijo el alemán con una sonrisa psicópata.

¿Qué sucedió?-preguntó Nioiko.

Mi mentora…-dijo Engel-…de nombre en clave Wood Root…quería tirármela. Me enseñó muchas de las cosas que sé, pero yo quería que me enseñara lo que tenía bajo la ropa. Intenté cortejarla, pero se negó…así que decidí violarla, por zorra.

Este hombre está loco…-pensó Remigio.

¿Con qué clase de basura se codea este contratista?-pensó Kaiya.

Will se encogió de hombros.

Lamentablemente…-continuó Engel-…no pude. Se defendió bien. Me costó los cojones y el puesto. La muy puta me reventó los testículos a patadas. Sádica de mierda…

Kaiya se dispuso a intervenir, pero Elizabeth la frenó poniéndole una mano en un hombro.

Me importan una mierda los Neo-Nómadas y todos esos monstruitos…-dijo Engel-…pero, desde que sé que se han aliado con mis antiguos camaradas, me encantaría hundirlos para vengarme por lo que le hicieron a mi carrera militar. ¿Podré acabar con ellos si me uno a tu estúpida misión suicida?

Bingo.-respondió Nioiko-De eso se trata.

Acepto.-contestó Engel con una sonrisa macabra.

No me gusta nada este hombre…-dijo Remigio en voz baja.

¡A mí menos!-respondió Kaiya-Como mujer, me da mucho más asco del que pueda daros a vosotros.

A mí me la pela…-terció Will.

Los fuegos fatuos siempre habéis sido unos herejes…-le espetó Kaiya-…normal que no te importe.

¿Te importa si jugamos a esto sin racismo?-preguntó Will.

No me alegro de lo que sucedió con tu madre, Will…-dijo Kaiya-…pero no me gusta tu actitud. Acabamos de conocernos…creo que deberíamos plantearnos esto de otra manera… con mejor pie…

No hay problema por mi parte.-dijo Will con una sonrisa.

La imprudencia de la juventud…-susurró Remigio.

Tras acabar el pequeño diálogo, volvieron a tomar el hilo de la conversación entre Engel y Nioiko.

…y éstos son tus nuevos compañeros: -decía Nioiko- Elizabeth, Remigio, Kaiya y Will. Espero que os llevéis bien.

Yo me llevo bien con todo el mundo…-dijo Engel con una sonrisa.

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