miércoles, 20 de mayo de 2015

[TY] Episodio 56: Estrategas malevolentes

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 56: Estrategas malevolentes

Iba a celebrarse la primera reunión estratégica de los Neo-Nómadas desde su aceptación de los soldados de Estados Unidos como colaboradores. Era cierto que se hacían favores mutuamente: los militares estaban protegiendo a los Mazoku de la ONU y, a la vez, les servían como miembros de primera línea de batalla. Por su parte, los demonios estaban sirviendo a los estadounidenses como proveedores de cobijo, armas y tecnología. Ambos eran enemigos de los Taimanin y de los Fuuma, por lo que, por encima de lo que se concedían los unos a los otros, veían adecuada una colaboración. Presidían la mesa Kuritöö, Benibatsu, Layla y Margaret. El resto de los asistentes eran los soldados: James, Leon, Grant, Émile, Christian, Gordon, Yellow Peacock, Andrei y Púrpura.

Vamos a hablar someramente de lo que haremos a partir de ahora.-explicó Kuritöö-Cualquier decisión que tomemos será comunicada por mí a Tigres y a Braulio, quienes son y en ningún momento han dejado ni dejarán de ser nuestros líderes.

Tenemos dos enemigos fundamentales: -enumeró Margaret- Los Taimanin y los Fuuma. Según la evaluación que hemos estado haciendo, los Fuuma serían más fáciles de derrotar en estos momentos. Los Taimanin siguen siendo muchos y están muy bien escondidos, pero los Fuuma se están quedando sin gente y cada vez tienen menos lugares donde esconderse. Es, por tanto, el tirar a los Fuuma fuera del campo de batalla, un objetivo que consideramos prioritario.

¿Y hacerles un favor a los Taimanin?-preguntó Benibatsu con cierto desdén.

Los Fuuma nos atacan tanto o más que a ellos.-terció Layla-No tenemos estas ideas pensando en ellos, sino en nosotros.

Tienes razón…-murmuró el antiguo Taimanin-…aunque sigue sin hacerme ni puta gracia no acabar con los Taimanin antes.

No siempre salen las cosas como más deseamos.-intervino Kuritöö-Creo que los Fuuma son unos objetivos asequibles ahora mismo. Además, ese Nioiko no es demasiado fuerte…

Christian pidió la palabra educadamente.

¿Sí, soldado?-la científica le concedió el turno con una sobreactuada amabilidad.

No estoy desconforme con la idea, pero…-dijo el ingeniero de campo-…hay un pequeño matiz que tendríamos que tener en cuenta. Nioiko Fuuma tiene a Elizabeth…y Elizabeth es nuestra. Si vamos a pelear contra los Fuuma, que, por favor, sea llevándonos a Elizabeth de vuelta antes de que todo se les vaya al traste.

Es una buena idea.-respondió Kuritöö-Es más…la tal Elizabeth es fuerte, como ya he podido comprobar. Me gusta. Creo que lo haremos así entonces. ¡Layla, tus chicos son listos!

No se formaron para lo contrario.-respondió Layla con seriedad.

La sargento es implacable en todo momento…-pensó James algo compungido.

Hagamos una pequeña cadena de hipótesis.-propuso Kuritöö-Supongamos que logramos cumplir con el propósito que acabamos de lanzar. Si, cumpliendo la inteligente petición del soldado Miller, logramos recuperar a Elizabeth, sólo será cuestión de inmovilizarla el tiempo justo para reprogramarla: en ese caso, tendríamos a la antigua Elizabeth de vuelta…a la que vosotros conocíais. Tenerla de vuelta supondrá tener un arma muy poderosa que podremos utilizar en batallas futuras…contra los Taimanin, por ejemplo. En ese caso, tendríamos una probabilidad más alta de vencerlos. Dado que está comprobado que las capacidades de la ETU Elizabeth son inabordables para un humano normal, podríamos aislar y reducir a un miembro de importancia estratégica de los Taimanin con ella y jugar al chantaje. A saber: Asagi Igawa, Sakura Igawa, Murasaki Yatsu, Yamiyuki Kuroi o Zhao Kuroageha.

Asagi es capaz de reducir a Elizabeth a polvo con sólo una mirada.-explicó Benibatsu-Sakura y Murasaki tampoco tendrían problemas. Son leyendas vivas. Yamiyuki y Kuroageha serían los objetivos más razonables…no porque sean menos fuertes, porque, para jodienda nuestra, son muy poderosos, pero sí porque salen más de su territorio. Aun así, tendría muchísimo cuidado con ellos en un uno contra uno. Yamiyuki casi puede conmigo y, aunque no he probado a enfrentarme a Kuroageha, Belladonna, que en paz descanse, sí…y no le fue muy bien.

Por supuesto, ese uno contra uno está sujeto a reglas especiales de última hora.-comentó Kuritöö-No dejaríamos a Elizabeth sola…

En el amor y en la guerra…-comentó Benibatsu-…todo vale.

Exactamente.-respondió la científica con una sádica sonrisa.

Púrpura pidió la palabra, pero no esperó a que se la concedieran.

Me gustaría participar pronto en una masacre…-dijo-…hace mucho que no sacio mi sed de sangre.

Lo mismo digo…-comentó Andrei con un congelante susurro.

Margaret…-comentó Kuritöö-… ¡qué chicos tan entusiastas tienes!

Teniente Johnson, por favor.-pidió Margaret-No es nada personal, es sólo falta de costumbre con las apelaciones. Verá, doctora Kuritöö…mis soldados son unos jóvenes con ciertas peculiaridades. Pese a lo extraños que puedan parecer a veces, son excelentes en su trabajo. Lo lamento si la han importunado.

¡Para nada!-exclamó la científica-¡Llevan razón! Tenemos que pelear… y vamos a hacerlo pronto… ¡muy pronto!

. . .

Yamiyuki y Aoi estaban en un estudio de grabación. Ambos compartían el interés por un tema: la música. Algunos días de la semana, en sus ratos libres, les gustaba ir al estudio que pagaban por horas para dar rienda suelta a su imaginación y poner en práctica algunos proyectos que tenían en mente. Los dos eran aficionados a la música electrónica, tanto para escucharla como para componerla, pues tenían dominio de los instrumentos electrófonos. Además, Yamiyuki sabía tocar muchos instrumentos de otras familias más tradicionales. Intentaban grabar un tema combinado: con Aoi al sintetizador y Yamiyuki al arpa, su propósito era crear un tema rompedor que no dejara indiferente a nadie.

Y uno, dos, tres…-Aoi marcaba el ritmo-… ¡ahora!

Aoi manipulaba su aparato musical con la misma presteza y el mismo dominio con los que tecleaba en un ordenador a la hora de enfrentarse a sus tareas de ingeniero. Su ritmo sintético se asemejaba, dentro de una sinestesia, a una envolvente cortina con gradación de colores y formas onduladas que atraía y enfrascaba al público. Encima de ello, la melodía que Yamiyuki describía con su arpa desfilaba como un velo en escala de grises que se movía en sentido contrario a la anterior cortina, formando, en su superposición, una explosión de notas.

Los dos chicos se miraron y se sonrieron. Les estaba saliendo todo a la perfección: el tema sonaba tal y como ellos deseaban y se estaba grabando perfectamente. Esto los motivó todavía más, por lo que no tardaron en emocionarse y marcar un estribillo ardiente y arrasador en el último minuto de la canción. No podían evitar mover la cabeza, sacudiendo sus melenas al ritmo de la música, creando una corriente visual negra y azul que se realimentaba con los espejos de la sala. El aire que movían sus cabellos al agitarse les besaba suavemente la piel. Los profundos y ricos aromas de los productos con los que cuidaban sus cabellos se extendían en el aire a medida que la temperatura subía por la excitación de ambos chicos. La infinita melena de Yamiyuki olía a una rica mezcla de patchouli, pimienta, canela, jengibre y una tenue nota de flores suaves. Era un olor fuerte, masculino y profundo, como el de su perfume y el de su propia piel.  Por su parte, el cabello de Aoi emitía un aroma más fresco y ligero.  Combinaba las notas enfriadoras y algo fuertes de la hierbabuena y la albahaca con la suavidad y la frescura de una mezcla de cítricos a base de lima, mandarina y pomelo. Esta brillante mezcla era oscurecida por una firme pero lejana nota de sándalo, que le confería un toque muy masculino.

Entre aquella mezcla de sonidos, colores y aromas, los chicos terminaron la canción. Al terminar, se sonrieron radiantes y pletóricos.

¡Genial!-exclamó Aoi-¡Fabuloso!

¡Cómo lo hemos clavado, tío!-exclamó Yamiyuki-¡Muy bien!

Ambos alargaron sus brazos con ademán de chocar sus manos. Después de chocarlas, se las estrecharon fuertemente.

Me encanta tocar contigo.-comentó Yamiyuki-¿Estiramos las piernas un poco? Estar sentado al arpa todo el rato no es lo más cómodo del mundo…

¡Claro!-respondió Aoi contento-Yo también disfruto muchísimo cuando hacemos música juntos, aunque no creo que haga falta recalcarlo…a la vista está.

Los chicos se levantaron y se alejaron de sus instrumentos. Salieron un momento de la sala, cerrando con la llave que les habían dejado durante las horas que habían pagado, y se acercaron a la puerta de la calle para tomar el aire.

¡Qué buen tiempo hace hoy!-comentó Yamiyuki con una sonrisa-Me encantan los días soleados. ¿Bebemos algo?

Pues la verdad es que me apetece…-comentó Aoi.

Se acercaron a una máquina expendedora de bebidas. Sus estaturas muy superiores a la media y sus vestimentas hacían que destacaran. Yamiyuki llevaba una blusa negra muy ceñida con un marcado cuello de pico que dejaba ver una camiseta roja que llevaba debajo. También llevaba unos pantalones apretados de color negro, unas botas altas del mismo color con cremalleras laterales en lugar de cordones y un faldón rojo cayendo desde su cadera hasta sus corvas por la parte trasera de su cuerpo. En las mangas llevaba atados varios lazos rojos. A su lado iba Aoi, que, a diferencia de su amigo, que siempre llevaba el pelo suelto, ostentaba su habitual recogido con moño asimétrico. De cintura hacia arriba llevaba un chaleco de color azul grisáceo muy ceñido debajo del cual podía verse por el cuello de pico una camiseta negra. Las solapas del cuello y el pecho eran de color azul intenso. También vestía unos pantalones de color crema con un forro negro en los laterales exteriores de ambas piernas y unos botines plateados y azules con pequeños cristales brillantes espolvoreados.

Pago yo.-dijo Yamiyuki acercándose a la máquina-¿Qué quieres beber?

Un Pocari Sweat.-dijo Aoi.

¡Eso está hecho!-respondió Yamiyuki-Y una soda de melón para mí…

El chico le tendió la bebida a su amigo.

¡Gracias!-dijo Aoi sonriente.

Se sentaron en un banco cercano a la máquina y abrieron sus bebidas.

Ya casi está todo listo para que lo puedan escuchar los demás…-comentó Aoi tras tomar un sorbo de su botella.

Cierto…-respondió Yamiyuki-…espero que les guste mucho…y que nos sirva para animar a Inuhito. ¿A que estabas pensando en eso?

Me lees la mente…-comentó Aoi entre risas-…claro que lo pienso. ¿Tú no?

También.-respondió Yamiyuki-Haría cualquier cosa por verle sonreír…pero no podemos dejar que los problemas nos dobleguen, por grandes que sean. Inuhito descansará tranquilo por las noches cuando Benibatsu y Kuritöö estén muertos. Lo dije hace tiempo y lo vuelvo a repetir: la única manera de impedir que YO los mate será que el propio Inuhito me pida que le deje hacerlo a él.

Pronto volveremos a luchar, ¿verdad?-preguntó Aoi con un deje de hastío-No sé cómo, cuándo ni por qué, pero volveremos a presenciar un ataque Mazoku y tendremos que ir a la carga de nuevo. No me molesta hacer mi trabajo, pero me preocupa la salud y la seguridad de todos vosotros. La mía también, claro está, pero…creo que os he visto sufrir demasiado…más de lo que merecíais.

No te vengas abajo, Aoi.-pidió Yamiyuki-Sé fuerte. Te pido que seas fuerte porque sé que lo eres…porque estoy seguro de que puedes. Anímate… ¡tenemos unas grabaciones con las que continuar cuando terminemos con los refrescos!

. . .

Llamaron a la puerta del despacho de Tigres. No tuvo problemas para identificar a quien lo había hecho.

Braulio…-dijo desde el otro lado de la puerta-…pasa, querido.

El dhampir entró y cerró la puerta tras de sí.

Hola, mi amada.-saludó-¿Cómo ha ido la reunión de nuestros subordinados?

La decisión que han tomado y que requiere nuestra aprobación para poder ponerse en práctica…-explicó Tigres-…es que el primer bando al que se derrocará será el de los Fuuma, previa sustracción de Elizabeth, un robot de combate…un aparato humano hecho por humanos…ellos sabrán el valor que le dan. Por supuesto, está aprobado por mi parte. No tenemos nada que perder, sólo podemos ganar. Los Fuuma están acabados.

Por la mía también lo está.-comentó Braulio-Les podremos transmitir las órdenes cuando sea  pertinente.

Me encargaré de que se enteren antes de mañana.-respondió Tigres-Y más les vale cumplir con lo que se ha estipulado si no quieren acabar como ese peón estúpido de Belladonna.

Una pena que nunca llegara a conocerla…-se lamentó Braulio-…decían que era una dama tan hermosa, carismática y noble…

Era hermosa, no voy a negarlo.-dijo Tigres con sorna-Tenía a quien parecerse…recuerda que es familia de Ingrid, quien ha sido considerada una de las mujeres más hermosas de nuestra organización…hasta que desertó. Qué lista fue…años y años enamorada de Edwin y, ahora que no está él para protegerla de mí, va y se larga. Hay que reconocer que siempre ha sido más inteligente que Belladonna…y más fuerte. La verdad, si me hubiera jurado lealtad, no la habría castigado por ponerle ojitos a Edwin…la habría atesorado. No me cae bien, pero Ingrid habría sido capaz de triunfar donde Belladonna fracasó. Una pena que esté en paradero desconocido. No sería un gran problema el buscarla, pero tenemos otros asuntos que atender. Respecto a lo de que Belladonna era carismática… digamos que quien te dijo eso te engañó vilmente…y noble era por su familia aristócrata, no por ningún otro motivo. De hecho, la razón por la que la convertimos en una ejecutiva de alta categoría de los Neo-Nómadas fue ésa. Belladonna tenía dinero, muchísimo dinero…dinero que no dudó en brindarnos para todo lo que necesitamos: las investigaciones de Karistus, Kazark y Kuritöö, el bar de Delphine, las armas que hemos ido adquiriendo, los mercenarios a los que hemos contratado… Belladonna era lo que necesitaba: una persona rica y tonta. Yo también tengo dinero, pero no voy a utilizarlo en planes que sabía que iban a fallar. Todo esto han sido sacrificios necesarios, mentiras piadosas, gambitos en una partida de ajedrez… la realidad más pura es el hecho de que los Taimanin han conseguido hacernos exactamente el daño que les he permitido que nos hagan. Los tiradores impecables sólo fallamos cuando lo hacemos a propósito. Fue tan bonito el hecho de que el doctor Karistus y la tonta de Belladonna estuviesen enamorándose…me permitió tener a esa estúpida inútil a los pies de la organización, convertirla en un bolsillo del que sacar dinero. Karistus era mucho más inteligente y sirvió más a nuestra causa…pero lo mataron. Como a Delphine, como a Virgo, como a Vrutha, como a Kazark…todos muertos a manos de los Taimanin… y se creerán que están logrando algo… ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA! El día en el que me vea en la situación de necesitar mover un dedo hacia ellos…oh, cariño mío, ese día… ¡ese día será el día en el que el mundo entero conocerá el terror!

Cada día entiendo mejor por qué me enamoré de ti…-dijo Braulio con una sonrisa sádica-…eres tan inteligente, tan poderosa, tan altiva…lo tienes todo, eres perfecta, eres una diosa.

Lo sé.-respondió Tigres con orgullo-Y precisamente por el hecho de que sé que soy la mejor, no he parado hasta encontrar al mejor. Braulio, eres el hombre que llena mi vida. No fui infeliz con Edwin, pero no hay ni punto de comparación a la forma en la que me haces sentir.

La líder de los Neo-Nómadas se levantó de su silla, caminó hasta Braulio, que era igual de alto que ella, y lo besó en la boca. Cualquier desconfiado que viera a aquellos demonios pensaría que intentaban utilizarse mutuamente, pero se amaban de verdad. Que sus intereses fueran comunes y pudieran ayudarse mutuamente a conseguirlos no eclipsaba la realidad de su amor.

Esta noche nos haremos sentir como dioses mutuamente…-dijo la vampiresa acariciando el cuerpo de Braulio.

Será un placer…-susurró el dhampir mientras recorría uno de los senos de su prometida con un dedo-…literalmente.

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