martes, 5 de mayo de 2015

[TY] Episodio 53: Firma y sello

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 53: Firma y sello

Habían pasado seis días desde la cruenta y encarnizada batalla en el cuartel de los Neo-Nómadas. Seis días desde la muerte de Kazark. Seis días desde la llegada de Braulio Cromwell. Seis días desde la apertura del Atarashii. Seis días desde una fecha que había supuesto un cúmulo de acontecimientos para todos los bandos.

En las instalaciones de Margaret Johnson se estaba llevando a cabo una reunión estratégica. En una mesa grande estaban sentadas las dos mujeres militares de alto rango, la propia Margaret y su compañera y amiga, Layla Phoenix, así como las tropas de ambas. Por parte de Layla estaban James Silver, Leon Fitzgerald, Grant Steeler, Émile Delacroix y Christian Miller. Del lado de Margaret se encontraban Gordon Powers, Andrei Kagami-Volkov, Púrpura Delgado y Yellow Peacock. En un día vencía el plazo de una semana que la doctora Kuritöö, científica demoníaca, les había dado para formalizar su alianza.

Hemos hablado esto cientos de veces durante estos seis días…-recapituló Margaret-…y sigo viéndolo descabellado.

Margaret.-dijo Layla secamente-No es nada que hubiera hecho en otras circunstancias. Era pactar o morir. Kuritöö es mi amiga. Sí, he dicho “amiga”. Nos hemos relacionado en más ámbitos fuera de lo profesional. La conozco. Nos dará apoyo.

¿En qué consisten las cláusulas del contrato?-preguntó Margaret-Algo querrán de nosotros…

Se están quedando sin combatientes.-dijo Layla-Los Taimanin son sus enemigos y apenas les quedan luchadores para hacerles frente. Nosotros somos once personas…once personas de algo rango y con gran cualificación militar. Tenemos que aceptar la palabra de Kuritöö y unirnos a sus misiones. Además, también somos enemigos de los Taimanin.

Los Taimanin son enemigos a los que podemos vencer en combate.-dijo Margaret-Los Mazoku juegan sucio, ¿no es así?

Nunca me fiaría de la palabra de un demonio…-dijo Layla-…salvo de la suya. Si mañana no hemos hecho ningún atisbo de acercamiento a sus filas en todo el día, puede que la diplomacia cambie y nos consideren enemigos.

Supongamos que tienes razón.-dijo Margaret-¿Qué hacemos?

Vamos de nuevo al sitio donde estuvimos aquella noche.-dijo Layla-Allí encontraremos a mi contacto.

¿Qué hay de Belladonna Rubidium?-preguntó la teniente-¿No era tu contacto inicial?

Murió.-dijo la sargento-Gajes del oficio. No siempre se sale victorioso del campo de batalla…

Vaya…-dijo Margaret-…una lástima. Parecía más fácil de burlar que esa tal Kuritöö…al menos por lo que he podido leer en los informes.

Marg…-Layla intentó hablar, pero se corrigió-… Teniente Johnson… si no confía en la doctora Kuritöö, confíe en mí. Soy su sargento.

Margaret asintió.

Iremos.-dijo-Todos juntos, sin separarnos ni medio metro y sin hacer tonterías. Ah, y preparados en todo momento para entrar en combate. No confío en los demonios y no lo haré hasta que me demuestren que puedo hacerlo…si es que son capaces.

Gracias.-dijo Layla-Seguro que ambos bandos nos beneficiamos.

Eso espero.-respondió Margaret-Hombres, es el turno de las preguntas, consultas, ruegos y sugerencias.

. . .

Nioiko se personó en las oficinas de operaciones de los Fuuma. Cada vez le quedaban menos soldados. Había reunido a muchos hombres y mujeres abnegados, valientes y cualificados, pero susceptibles de morir como cualquier otro humano. Le dolía admitirlo, pero era muy probable que él solo no pudiera llevar a cabo toda la misión. Su única carta valiosa bajo la manga en aquel momento era Elizabeth, la mujer androide. Aquella arma que había robado del ejército estadounidense había sido inteligentemente reprogramada y le había salvado de un gran apuro.

Su red de inteligencia había topado con otra red: la de los Taimanin. Detrás de los más expertos ninja recopiladores de información se encontraba una coordinadora que poco tenía que ver con el tema…

Zhao Kuroageha.-dijo Nioiko de mala gana mientras revisaba los papeles de su carpeta-Si ha vuelto a desplegar al servicio de espionaje, eso quiere decir que se ha recuperado de su combate contra Layla Phoenix. Además, me consta que los Mazoku y los soldados de Estados Unidos van a pactar…de tres bandos enemigos paso a dos…dos mucho más fuertes que los anteriores. Esto pinta mal…necesito capturar a Tigres Black para revivir al Gran Señor y que los Fuuma resurjan para alzarse con la supremacía. Sin embargo, he perdido gran parte de mis tropas en la última batalla y ya he arriesgado mucho. Elizabeth es eficiente, pero no hace milagros. La única posibilidad que tengo de mejorar mi situación es…rescatar a Tokiko-ane. Pero… ¿cómo? ¡Está encerrada en Gokuruma! ¿Arriesgarme a morir a manos de los Taimanin para recuperar la presencia de mi hermana o arriesgarme a morir a manos de los Mazoku para intentar atrapar a Tigres Black? Qué complicado es esto…

El joven, único legatario directo de la sangre de los Fuuma que gozaba de libertad, pues todos los demás habían muerto y su hermana fue capturada, se sumió en sus pensamientos. La red de los Taimanin probablemente iba a recaudar información sobre el ejército estadounidense. Sabía que podría ser fútil, pero mandó a sus propios espías a seguir a los espías de Gokuruma: si, por un casual, encontrase una forma de colarse en las tierras de los ADN, podría rescatar a Tokiko, su hermana mayor. Todo lo que Nioiko sabía procedía de las enseñanzas de Tokiko: probablemente ella podría llegar más lejos que él en aquella situación. Si el pacto entre los demonios y los militares se cumplía, Tigres Black tendría automáticamente un número muy elevado de guardaespaldas peligrosos, lo cual casi le empujaba a la opción de intentar sacar a su hermana de su prisión.

Llamaron a la puerta.

Adelante.-dijo Nioiko con un tono dejado.

¡Señor Nioiko!-exclamó una mujer de la tropa de reconocimiento-¡Un dron de seguimiento acaba de confirmarnos que los espías han sido aniquilados!

¡Mierda!-exclamó Nioiko golpeando con el puño en la mesa-¿Se sabe en qué posición han perecido?

No han dejado muchas pistas…-dijo la informadora-…pero pensamos que los Taimanin los han descubierto y han acabado con ellos.

Fujieda, no es culpa tuya, pero…-dijo Nioiko taimadamente-…quiero que escuches algo que estoy pensando.

La mujer se quedó de pie esperando a escuchar las palabras de Nioiko.

Los estadounidenses han pactado con los Neo-Nómadas.-dijo Nioiko-Esto aumenta los guardaespaldas por metro cuadrado de Tigres Black, lo cual apunta a que la única salida posible es rescatar a mi hermana mayor…cosa que no podemos hacer porque los espías, que eran los únicos que podrían habernos revelado el camino a Gokuruma, han sido eliminados del campo de batalla. ¿Qué hacemos ahora?

No se preocupe…-dijo la mujer-…encontraremos una solución.

Tendremos que prepararnos para un ataque estratégico pero arriesgado.-dijo Nioiko-Si no puedo poner mis manos en Tigres ni en Tokiko, tendremos que atacar cuando el enemigo baje la guardia. No será hoy…tampoco será mañana…nos llevará tiempo, pero…lograremos encontrar el momento óptimo.

. . .

Layla, Margaret y los hombres de ambas se acercaron al edificio donde Kuritöö los había esperado durante seis días.

¿Creéis que nos ayudarán a recuperar a Elizabeth?-comentó Christian mientras caminaban-Estoy seguro de que podré reprogramarla…

Sería un punto a nuestro favor.-dijo James-No sé qué va a pasar, pero esto es lo que tenemos que hacer. Son nuestras órdenes…

Por su lado, los cuatro soldados de élite de Margaret mantenían otra conversación.

La vez que vimos a los Taimanin dentro de ese edificio fue muy…-describía Púrpura-…excitante. Los hombres así me ponen…y pensar en cómo puedo herirlos, torturarlos, destrozarlos y matarlos me pone aún más. Ah…espero que los Mazoku compartan mis exquisitos gustos.

Llevo toda la puta noche afilando los cacharros…-comentó Andrei con una sonrisa-…quiero enseñarles el arte de ser un verdugo. ¡JAJAJAJAJAJAJAJA!

Si no fueran tan buenos compañeros y unos soldados tan bien formados…-comentaba Gordon al lado de Yellow Peacock-…no sé qué haría a veces. Tienen la cabeza muy ida. La función de un soldado no es matar, es servir a la patria con lo que haga falta.

Una pena que el ejército se esté corrompiendo…-dijo el espía enmascarado en un susurro.

Gordon se extrañó. Su compañero rara vez hablaba. No terminó de entender bien a qué se estaba refiriendo. Conocía los casos de abuso de poder y de corrupción política que se daban en todo el mundo, pero algo le hizo pensar que se estaba refiriendo a un tema mucho más cercano…

Compañeros, ¿os importa si nos unimos a la conversación?-los sorprendió James-En la batalla de hace unos días nos dimos cuenta de que tenemos mucho que aprender de vosotros…

¡Claro!-respondió Gordon en un tono afable-Se supone que somos todos miembros del mismo equipo. Llevamos las mismas chaquetas en distintos colores para probar este hecho…pero nos hemos visto poco. Supongo que tendremos que luchar juntos más veces.

¡Lo estoy deseando, hombretón!-exclamó Émile con su marcado acento francés-Quiero que me enseñes tu forma de hacer explotar las cosas. Eres el artillero y yo el zapador… ¿no crees que haríamos muy buen equipo?

El rubito me recuerda a mí cuando tenía su edad…-comentó Púrpura-…gay como él solo, ¿verdad?

Y a mucha honra.-respondió Émile, que lo había oído-Tanto como tú, ¿verdad?

Veo que nos entendemos.-dijo Púrpura-Una pena que Gordon tenga dueño, pequeño ligón…

¡Oh!-exclamó Émile-¿Tienes novia, Gordon?

No exactamente…-dijo el musculoso artillero mientras se rascaba la barbilla.

Andrei se giró hacia ellos y les dedicó una pérfida sonrisa.

¿Os lleváis bien con ese tío que tiene la cara gris?-preguntó Émile susurrando-Da muy mal rollo…

¡Es mucho mejor persona de lo que puede dar a entender!-respondió Gordon con entusiasmo-Andrei no es mal tipo, sólo es…peculiar.

¿Qué tal llevas lo de disparar?-Leon también se acercó a Gordon-Pareces un tipo confiable y que sabe de todo…

Me enseñaron muy bien en la escuela militar.-respondió el artillero-No obstante, no creo que supere tus habilidades en ese campo. Al fin y al cabo, todos estamos especializados en un rol.

Christian también quiso romper el hielo y se acercó a Yellow Peacock.

Tú tienes que saber mucho de ordenadores y de hacking, ¿verdad?-el ingeniero de campo se dirigió al espía.

Lo necesario para desempeñar mi labor como espía.-dijo en tono enigmático el joven del antifaz de pavo real-Ahora mismo podría estar exponiéndoos ante un subcontratista solvente…

Christian se quedó algo compungido. Leon se le acercó y le puso una mano en el hombro.

Esta gente tiene más experiencia que nosotros.-dijo el tirador-No le hagas caso, era una coña…

Ah, el humor…-suspiró James-…siento que a nuestra profesión le falta un poco en muchas ocasiones.

Las bromas entre soldados son normales…-comentó Andrei en un tono seco y macabro-… ¿no?

¡Claro!-exclamó Gordon esbozando una sonrisa-No tendremos el trabajo más amistoso y dulce de todos, pero siempre nos tenemos los unos a los otros.

Qué bonito.-comentó Púrpura-Tienes una visión tan poética y tan rica de lo que supone ser un militar…

Lo que importa son los resultados.-comentó Grant-Os lo podéis tomar con humor o sin él, pero hay que rendir. Nuestro trabajo es dar la talla. Somos soldados.

¿Le pasa algo al soldado Steeler?-preguntó Púrpura con voz meliflua.

En absoluto.-respondió Grant-Estoy perfectamente, y espero que usted también, Delgado. Gracias.

La verdad es que está de especial buen humor hoy…-susurró James-…ha hablado sin que se lo pidamos, eso es mucho para lo que suele ser.

Soldado Silver, le oigo.-comentó Grant.

Perdón…-dijo James con pesadumbre.

Margaret y Layla iban algo más adelantadas y conversaban entre ellas.

El entusiasmo de la juventud…-comentó Margaret-…espero que sigan así mucho tiempo.

Nosotras ya somos viejas, se nos ha echado el humor a perder.-dijo Layla-La experiencia me ha enseñado que en esta profesión es mucho mejor no pasar ni una.

Tiene que ser muy duro ser sargento…-comentó Margaret.

Pagan una fortuna de miedo.-dijo Layla-Además, es un cargo con el que siento satisfecha mi vocación. Tengo que ponerme en mi sitio y no ceder ante nada ni nadie, pero creo que compensa. Luchar por la patria ha sido mi sueño siempre.  Aún recuerdo cuando nos conocimos…era teniente…

…y yo una especialista de campo.-dijo Margaret-¿Quién me iba a decir que acabaría en las oficinas técnicas trabajando como instructora, estratega y sancionadora? No me imaginaba el hecho de ascender a teniente siquiera…y ahora SOY teniente.

Tu trabajo le encantaría a Steeler.-dijo Layla.

¿Grant Steeler?-preguntó Margaret-¿El chico de gafas? Tiene pinta de ser muy bueno…

Idea los planes de acción y modera el comportamiento del grupo.-dijo Layla-Es inteligente y disciplinado, aunque su mejor cualidad es la mala hostia. Siendo lo capullo que es con sus compañeros, será un militar de gran calibre…es tu versión masculina e infantil…

Muy graciosa…-dijo Margaret mientras se crujía los dedos.

. . .

Kuritöö aguardaba en las instalaciones de los Neo-Nómadas. Llevaba todo el día trabajando en unos experimentos con demonios vivos y estaba tomándose un pequeño descanso. Le gustaba pasearse por el recibidor y mirar la calle desde las ventanas antes de volver al trabajo. Pronto distinguió a unas figuras familiares: los miembros del ejército de Estados Unidos.

¡Han venido!-pensó Kuritöö-Sabia elección: traicionar nuestro pacto habría supuesto problemas para ellos…aunque también para nosotros.

Como estaba ella en el recibidor, aprovechó para darles acceso sin necesidad de esperar a ningún guardia. Layla encabezó al grupo para mediar con la doctora en nombre de todos.

Layla…-dijo Kuritöö con una sonrisa-…me alegro de verte. ¿Vienes a darme una respuesta?

El hecho de que vengamos todos es nuestra respuesta.-dijo Layla-Vamos a trabajar con vosotros.

¡Bienvenidos a los Neo-Nómadas!-exclamó Kuritöö-Tenemos que tramitar ciertas cosillas, pero, en primera instancia, estáis con nosotros.

Por favor…-pidió la sargento-…nos gustaría que no nos nombrarais como si fuéramos de vuestra organización. Sólo es una cooperación entre dos organismos aliados, ¿verdad?

Oh, por supuesto.-dijo Kuritöö en tono complaciente-No te preocupes: las palabras tienen el significado que uno les quiera dar. No usaré ese nombre con vosotros si no queréis.

Soy Margaret Johnson.-se presentó la teniente-Tenemos dos enemigos en común: los Taimanin y los Fuuma. Espero que cooperemos adecuadamente para derrocar a ambos.

Eso es exactamente lo que pretendemos con esta alianza.-dijo Kuritöö-Disculpad que esto sea tan abrupto, pero…uno de los trámites que tenéis que pasar es…una audiencia con Tigres-sama. Le he hablado de la posibilidad de unión de nuestras fuerzas y, como es natural, está interesada en veros.


Los soldados tragaron saliva. Iban a encontrarse con la Mazoku más fuerte.

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