TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 58: Ataque
de mariposa y león
Vega surcaba las aguas a toda
velocidad con su bañera motorizada. Hasta cierto punto, podía seguir el rastro
de Philell. No era por su olor ni por ninguna otra información organoléptica,
sino por una función más sobrenatural, una especie de telepatía que las
criaturas de las aguas poseían y podían ejercer entre sí. Valiéndose de este
poder, la guerrera nereida podía sentir de una manera lo suficientemente nítida
la presencia de su amigo y podía mantenerse informada en todo momento de si se
acercaba a él o se alejaba.
Philell…-pensó Vega-…que no
te hayan hecho nada. Juro que voy a cagarme en las entrañas de los hijos de
puta que se hayan atrevido a hacerte daño. Y, por favor, espero que Uro y tú
estéis juntos ahora mismo… sois importantes, muy importantes… para mí y para
nuestra lucha…
Tras un viaje que a la mujer Mazoku
le pareció eterno, comenzaba a vislumbrarse tierra en el horizonte. Gracias a
su bañera y al contenido de la misma, Vega podía desplazarse por todo tipo de
suelos. Intuía que sus enemigos estarían en tierra firme, pues, según las
descripciones de Kishiria, ninguno era un guerrero acuático. Humanos, máquinas,
un fuego fatuo, un elfo… aquel elenco de perseguidores no tenía motivos para permanecer
en el agua, y menos si en sus mentes había un mínimo de pensamiento
estratégico: con Vega en primera línea de batalla, estar cerca del agua les
supondría una gran lista de desventajas tácticas.
Cuanto más me acerco a tierra firme, más intensamente siento la
presencia del lumbreras.-Vega no paraba de cavilar-Voy a salvaros, tíos… voy a salvaros el culo.
En el cielo comenzaron a
vislumbrarse lo que parecían máquinas voladoras.
¡Mierda!-exclamó Vega saliendo
súbitamente de sus pensamientos-¡Tengo una vista muy aguda y desde aquí
distingo que esas cosas no son aves de ningún tipo! ¡Son esos molestos
artefactos humanos! Si vienen hacia mí y me descubren… estaré jodida… así que…
tendré que adelantarme…
La hermosa y letal mujer tomó aire
y se preparó para regurgitar. De su boca salió un brillante y verdoso chorro de
ácido que impactó contra uno de los drones voladores, reduciéndolo a una voluta
de humo.
¡Bien!-exclamó apretando el puño-
¡Uno menos!
Uno tras otro, los drones fueron
cayendo ante los extremadamente corrosivos ácidos de la demonio. Seguía sin
saber si había logrado evitar que la detectasen, pues no conocía el rango de
operación de aquellas máquinas, pero el viaje terminaría mejor sin ellas
poniéndola de mal humor.
¡Tierra firme!-gritó la nereida
-¡Chicos, voy a ayudaros!
No vas a ayudar a nadie,
farsante.-la sorprendió una voz femenina.
Kaiya estaba allí. La mujer
demonio con la que Nioiko había pactado había salido al paso de Vega. Sujetaba
algo con sus manos, pero lo llevaba oculto detrás de su cuerpo.
¿Quién coño eres tú?-le espetó
Vega-¡No tengo tiempo para jugar con terceras personas! ¡Tengo que salvar al
lumbreras y a su chico!
Eres muy malhablada…-dijo Kaiya
con seriedad-…pero no me importa. Estoy algo contenta. Esas máquinas han
acertado… todo un logro. Nunca había trabajado con tecnología humana…
¡MIERDA!-bramó la nereida-Con lo
que me había esforzado para cargármelas…
Los drones te han detectado
igualmente, farsante.-le respondió su enemiga-Han enviado señales de alerta y
nos han permitido… venir a darte la bienvenida.
Me importa una mierda si me han
detectado o no.-respondió con bravuconería la demonio acuática-He venido con un
cometido y voy a cumplirlo. Ah, y deja de llamarme “farsante”. No me conoces.
He sido informada de vuestra falsa
operación para integrar a la humanidad y al reino demoníaco.-comentó la
mujer-Trabajáis para Tigres Black en secreto, ¿verdad?
¿Qué cojones me estás contando,
niña demente?-preguntó Vega furibunda-¡Te han lavado el puto cerebro! ¡Te la
han jugado!
¡NO!-bramó Kaiya-Sois vosotros los
que queréis lavarnos el cerebro a todos. Eres la única farsante que queda libre…
y voy a encargarme personalmente de eso.
Ah, ¿sí?-la provocó la nereida
apretando los puños-Ya veremos cómo lo haces… ¡PREPÁRATE! ¡VOY A MACHACARTE ESA
CARA BONITA!
Je…-rió Kaiya.
El objeto desconocido que la
Mazoku llevaba en las manos y detrás de su espalda tenía al menos un botón: un
botón que su dueña pulsó. Se escuchó un sonido tenue y, acto seguido, el agua
de la bañera de Vega comenzó a salir, arremolinándose alrededor de la cadera de
Kaiya.
¡NO!-gritó Vega-¡Hija de puta!
¡TRAMPOSA! ¡ZORRA! ¡TE MATARÉ! ¡JURO QUE TE MATARÉ!
La nereida se vio en un gran
apuro: si su cola no estaba mojada continuamente, perdía todas sus capacidades
y se debilitaba rápidamente. Estaba muy enfurecida y gritaba todo tipo de
insultos y amenazas hacia Kaiya, pues, en el fondo, sabía lo que pasaría: en
cuestión de unos instantes perdería el conocimiento y, tras ello, moriría sin
ser consciente de ello.
Agua…-balbuceó la mujer de cabello
rosa casi sin voz.
Sus ojos se cerraban por momentos.
Lo último que alcanzó a ver fue la figura de un hombre cuya voz escuchó. Dijo “Buen
trabajo.” y, probablemente, algo más…algo de lo que no pudo enterarse porque,
finalmente, se desmayó.
. .
.
¿Conocéis los casos de corrupción
que hay entre los Taimanin?-Vega oyó la voz que había escuchado antes de perder
el conocimiento.
Abrió los ojos. Se encontraba
agarrada del techo de una jaula por una enorme pinza metálica que la sostenía a
una altura tal que hacía que la punta de su cola cayese sobre un barreño con
agua. No moriría, pero tampoco podría moverse con fuerza. Clavó su mirada en el origen de aquella voz.
A través de los barrotes de la jaula podía ver que estaban sentados en una mesa
el hombre al que vio antes de desmayarse, la mujer que le quitó el agua, un
elfo oscuro, un fuego fatuo, otro hombre humano y lo que parecía un híbrido
entre mujer humana y máquina. Las descripciones concordaban con las de
Kishiria...
¿Corrupción?-preguntó Kaiya-¿Qué
sucede con esa gente?
Hay un grupo que planea venderse a
los Neo-Nómadas.-dijo Nioiko-Aunque no seáis aliados de los Taimanin, pienso
que su labor os favorece. Si los corruptos se venden a Tigres Black, todas las
instalaciones de los ADN, de los Taimanin, se verán expuestas y, probablemente,
serán destruidas. Si eso pasa, no habrá ninguna fuerza que contenga a Black y
que la distraiga de acabar con nuestra causa. Por eso…aunque suene a algo que
no esperabais…tengo que pediros que me ayudéis a interceptar y derrotar a ese
equipo de Taimanin corruptos.
Cada día me sorprendo más con lo bien que se me da mentir…-pensó
Nioiko-…entre mi inspiración para decir
mentiras nuevas cada día y la tecnología de lavado cerebral oculta a la que
estoy exponiendo a estos peones sin que se den cuenta… mi plan va sobre ruedas.
¡JAJAJA!
Nioiko estaba haciendo algo que ni
siquiera había contado a sus subordinados del cuartel general: estaba añadiendo
drogas en todo lo que sus aliados consumían. No hacían ningún efecto apreciable
a la vista…pero modificaban sus mentes de una manera tal que podrían creerse
cualquier mentira contada por una persona en la que confiasen medianamente y,
una vez pasada esa fase, creerían ciegamente en dicha mentira incluso si la verdad se mostrase ante sus
ojos. El juego sucio era su especialidad.
Tendremos que luchar contra ellos
en ese caso.-asintió Remigio.
No me opongo.-Will se encogió de
hombros.
¡Todo con tal de matarnos entre
nosotros!-exclamó Engel.
Si tiene que ser así…-murmuró
Kaiya.
Vega no daba crédito a lo que oía.
¡Vega!-susurró Philell-¡Estás
despierta!
Por primera vez, la nereida miró a
su alrededor, escrutando la jaula que la tenía cautiva. Dentro estaban Uro y
Philell, despiertos e inmovilizados, como ella. Uro estaba encadenado y Philell
estaba congelado hasta el cuello.
¡Chicos!-exclamó Vega-Lo siento…
No es culpa tuya.-Uro se unió a la
conversación-Esta gente está sufriendo un lavado cerebral. Ese Nioiko juega muy
sucio… espero que los Taimanin le den su merecido. Son nuestra única esperanza
ahora mismo.
Los estáis oyendo, ¿no?-preguntó
Vega-Quieren ir a por ellos…
Escuchad.-pidió Philell-Va a decir
algo importante.
El equipo contra el que hay que
luchar…-explicó Nioiko-…está formado por cuatro Taimanin, tres mujeres y un
hombre, todos adolescentes menos una de las mujeres, que comanda el grupo. No os dejéis llevar por su edad: son muy
poderosos. Según mis redes de información, ahora mismo están cerca de aquí. Su
tapadera es el cumplimiento de una misión, pero no pueden engañarme: sé que van
al cuartel general de los Neo-Nómadas a sellar un pacto maldito.
. .
.
Kuroageha dio el golpe de gracia a
un nido de bestias demoníacas cortándolo por la mitad. La explosión derramó
fluidos de varios colores.
Misión cumplida.-dijo Kuroageha
girándose a sus compañeros-Seguro que en clase habéis visto estas cosas. Muchas
bestias demoníacas se reproducen poniendo huevos…y el que hayan dejado estos
nidos aquí da pie a pensar que alguna mente malintencionada quiere ganar
terreno y usar a los monstruos para atacar. Esta misión ha sido sencilla porque
los padres de estas criaturas que no van a nacer no han aparecido por el campo
de batalla, pero es mejor que no os acostumbréis a ello: hemos tenido suerte.
¡Perfecto!-exclamó Shiena con una
sonrisa-Ya no nacerán esas bestias amenazadoras. Es hora de irnos a casa, ¿no
es así?
Eso creo…-respondió Seika-…ya no
quedan más nidos, los hemos destruido todos y… ¡espera!
Seika miró a sus compañeros. Las
miradas que le devolvieron le indicaron que lo que había sentido no eran
imaginaciones suyas.
Lo habéis sentido, ¿verdad?-se
atrevió a preguntar Veena.
Sí.-asintió Kuroageha-Se acercan
demonios. ¿Tal vez unos padres
enfurecidos? En cualquier caso, se acercan desde varias direcciones, así que…
¡preparaos para entrar en combate!
Vienen muy rápido,
¿verdad?-preguntó Shiena-¿O me engañan mis sentidos?
Vienen DEMASIADO rápido.-corroboró
Kuroageha-No sé qué están haciendo, pero…
¡Ahí están!-oyeron una voz
masculina.
Miraron hacia arriba, hacia el
lugar del que sentían que había llegado aquella voz. Vieron a alguien a quien
no esperaban encontrar…
¡Es ese Nioiko!-exclamó Veena-¿Qué
diablos está haciendo aquí? Y… ¡los Mazoku están detrás de él!
Je…-se sonrió Nioiko.
El joven líder en funciones de los
Fuuma apuntó hacia el equipo de Kuroageha con la palma de una mano.
¡Ellos son los Taimanin a los que
debemos derrotar para cumplir nuestra misión!-exclamó-¡Al ataque, compañeros!
¡Dividíos!-exclamó
Kuroageha-¡Estamos muy juntos! ¡Podrían alcanzarnos a todos a la vez!
Demasiado tarde.-oyeron una voz
masculina que salía de la nada.
Un demonio de piel gris apareció
entre los cuatro Taimanin y conjuró un enorme aro de fuego azul violáceo que se
extendió y los empujó con una potente explosión. Al recién llegado se acercó
rodando sobre el suelo un elfo oscuro que se colocó espalda con espalda con él
y comenzó a hacer girar un arma entre sus manos. Era un enorme mástil con dos
hojas de espada, una en cada extremo. Acopladas a estas hojas había unas armas
de fuego que no paraban de escupir balas mientras el dueño del arma hacía que
girase, provocando como resultado una lluvia de munición sobre los guerreros
ninja.
¡Mazoku!-exclamó Veena-¿Qué
hacemos, Kuroageha?
Cargar contra ellos.-respondió la
líder taimadamente-¡Vamos!
Veena trazó un enorme arco con su
cimitarra tratando de golpear al elfo oscuro, que no dudó en chocar aceros con
ella: una de las puntas de su arma interceptó la cimitarra, iniciando un
forcejeo.
¡Este tipo es fuerte!-comentó
Veena-¡Tal vez demasiado para la edad que parece tener!
¡Cuida tu lenguaje, niña!-exclamó
Remigio mientras peleaba con la Taimanin.
Sí, lo que tú digas, vejestorio…-le
espetó Veena-… ¡toma y calla!
La joven india extendió su
cimitarra, que se fragmentó y tomó la forma y las funciones de un látigo: el
arma de la Taimanin era una espada serpiente. Gracias a esto, el elfo oscuro
tropezó por su propia fuerza y se llevó un corte en un pómulo de la hoja de la
chica.
¡Hiyaaaah!-exclamó Veena.
Fue a lanzar una patada contra
Remigio para abatirlo, pero éste no estaba acabado: la empujó con el mástil de
su arma y la tiró al suelo. Tras esto, se preparó para ensartarla con una de
las dos puntas.
¡Que te lo has creído!-exclamó
Shiena apareciendo entre Veena y Remigio-¡YAAAAAAAAAAH!
Con una potente patada giratoria,
Shiena repelió a Remigio, alejándolo de la chica que le gustaba.
¡Prepárate para saborear mis
piernas mágicas!-exclamó Shiena-¡No vas a tocar a Veena, y menos delante de mí!
Remigio lanzó una estocada contra
Shiena, pero éste desplegó su urumi y la paró. Acto seguido, acortó distancias
y le estampó un fuerte rodillazo en el pecho.
¡Eres muy lento!-exclamó Shiena.
Buen movimiento, chico…-dijo
Remigio-…recordaré tu nombre después de esta batalla… ¿cómo te llamas?
Para ti…-dijo el chico-…yo soy…
¡Taimanin Shiena, el hombre que va a derrotarte!
Me llamo Remigio.-dijo el
hombre-No lo olvides en el Más Allá.
Cerca de aquella escaramuza, el
hombre de piel gris parecía haberse encaprichado con Seika.
Eres una auténtica muñeca…-dijo
Will-…no hay chicas con tanta carne como tú en el sitio donde vivo. Me llamo
Will… ¿y tú?
Seika apuntó a la nuez del demonio
con su lanza.
No te importa.-dijo la chica-No he
venido aquí a hacer “amigos”, estoy trabajando.
Hazte la difícil…-dijo Will-…
¡caerás a mis pies tarde o temprano!
El fuego fatuo lanzó una llamarada
similar a la que había disparado antes. Seika esquivó el chorro de fuego y
trató de clavar su lanza en el abdomen de su enemigo, pero éste se
teletransportó a su espalda.
Detrás de ti, bella dama…-dijo.
¡HAAAAH!-gritó Seika.
Giró sobre sí misma describiendo
un arco completo con la lanza, pero el Mazoku volvió a escapársele: era muy
esquivo.
Tendrás que hacerlo mejor…-intentó
provocarla.
Desaparece.-susurró Seika.
Con gran agilidad y fuerza, Seika
lanzó repetidas estocadas frontales contra Will, quien, como si estuviera
bailando, esquivaba todos los impactos. La chica vio que lo que parecían unas tiras
decorativas para el cabello que ese hombre llevaba comenzaban a tensarse y
orientarse. Al terminar la orientación, vio que tenían tres orificios formando
los vértices de un triángulo. Instintivamente, se apartó con ágiles volteretas
hacia atrás: sus instintos no la traicionaron, pues aquellas tiras eran unos
disparadores que tenían la velocidad de rifles de asalto militares. Para evitar
la lluvia de balas, la Taimanin saltó hasta caer detrás de un muro medio
derruido en el que pudo parapetarse. Desde allí, observó que las balas no eran
como las de los militares humanos, sino que emitían el característico fuego
azul de los Mazoku.
¡Voy a por ti, preciosa!-exclamó
Will.
Una mano le tocó el hombro derecho
por detrás. Se giró y fue sorprendido por un fugaz puño que le cruzó la cara y
lo lanzó contra el suelo.
Te olvidabas de mí, me parece…-dijo
Kuroageha mientras caminaba amenazadoramente hacia Will-…no me sorprendes nada,
demonio de segunda. He matado a muchos peores que tú.
Y ahora te vas a dedicar a pagar
tu deuda con ellos haciendo su trabajo sucio, ¿verdad?-preguntó Will mientras
se levantaba.
No sé de qué narices estás
hablando…-dijo Kuroageha encongiéndose de hombros-…pero no me importa. Un
demonio que me ataca es un demonio muerto. En todos mis años como maestra
coctelera no he conocido nada con la suficiente graduación como para hacerme
pensar en trabajar para una escoria como la de vuestra calaña… oh, mierda, ¿qué
hago contándote mi vida? Acabaré antes si te destrozo. ¡Prepárate!
Con una agilidad muy superior a la
de Will, Kuroageha describió dos líneas deslizándose por el suelo con ágiles
maniobras, formando un aspa en cuyo centro dejó a su enemigo, que se llevó dos
profundos cortes gracias a las cuchillas de sus armas.
¿Es todo lo que tienes?-preguntó
Kuroageha al ver la cara de sorpresa de Will-Qué ridículo…
La líder del equipo lanzó una
patada alta, golpeando a Will en la cabeza y desestabilizándolo. Acto seguido,
giró sobre sí misma e hizo que la voluminosa cola con forma de alas de mariposa
de su vestido lo golpeara, tumbándolo contra el suelo.
Voy a verter el más cruel de los
venenos sobre tus heridas…-dijo Kuroageha entre risas.
Le hizo un gesto a Seika para que
se acercara. La chica obedeció y corrió con la lanza en vilo para asestar el
golpe de gracia a Will.
Escucharon un aplauso.
¡Bravo!-aplaudió Nioiko-Se os da
muy bien pelear cuando sois cuatro contra dos… ¿qué tal un cuatro contra
cuatro? ¡Kaiya, Engel, a luchar!
Una mujer saltó desde una azotea e
interceptó a Seika, parando su lanza. Paralelamente, un hombre rubio que
parecía claramente humano apareció detrás de Remigio y agarró a Shiena y a
Veena del cuello con una mano a cada uno, levantándolos del suelo.
Hazme…-dijo Shiena-…lo que quieras…
pero… ¡deja a Veena!
¡HAAAAAH!-gritaron Seika y Veena a
coro.
Sendas patadas fueron lanzadas
contra la cara de aquel hombre, obligándolo a soltarlos. Se habían sincronizado
perfectamente para golpearlo de manera simultánea.
La lanza de Seika se había quedado
atascada en una cadena muy larga que aquella mujer sujetaba con las manos.
La propia fuerza se convierte en
enemiga cuando la dirección así lo marca…-dijo con serenidad la recién llegada.
Sin apenas esfuerzo, Kaiya movió
la cadena con sus manos, haciendo que Seika cediese.
No pienses que soy estúpida…-susurró
Seika-…no me tienes cogida…
La Taimanin soltó la lanza y, con
una ágil maniobra ninja, se esfumó. Apareció detrás de Kaiya y la sometió
contra el suelo con una vehemente llave.
Mi fuerza es mía, y nunca será de
nadie que quiera usarla para herirme a mí o a mis seres queridos.-dijo la joven
Taimanin.
Quería que te matara ella…-dijo
Kuroageha mirando a Will-…pero creo que está ocupada. Ya te mato yo…
Kuroageha disparó un dardo
venenoso a la frente de Will, pero éste lo desvió fustigándolo con una de sus
tiras disparadoras.
No estoy acabado, princesa…-dijo
Will con una sonrisa macabra.
¿Has terminado tu discurso?-le
preguntó Kaiya a Seika desde el suelo.
El fuego fatuo lanzó una enorme
bola de llamas que Kuroageha esquivó con facilidad. No obstante, la onda
expansiva la barrió y la lanzó contra una fachada. Mientras tanto, Kaiya agitó
su cadena, revelando lo que había en el extremo: una enorme bola maciza que
cayó contra Seika, obligándola a romper su presa.
No lo hacen nada mal…-comentó
Engel-…y ahora me toca a mí. ¡Lo de antes ha dolido! ¡Preparaos!
Aquel hombre ataviado con un traje
militar llevaba unos puños americanos en las manos. Se disponía a atacar de muy
cerca a Shiena y a Veena.
¡Alto ahí, majadero!-exclamó
Shiena parando el primer puñetazo con la palma de una mano.
¿Majadero?-preguntó Engel-¿Por qué
me dices eso?
Porque tienes cara de
loco.-respondió el chico-Y porque hay que estar loco para aliarse con ese tipo.
Me prometió que podría salirme con
la mía…-dijo Engel-… sólo quiero hacer dos cosas ahora mismo: ¡MATAR Y FOLLAR!
Como te decía…-dijo Shiena
poniéndose serio-… ¡un puto loco! Veena, yo me encargo de este asqueroso, tú
controla al elfo.
Engel demostró tener una velocidad
que podía igualar a la de Shiena en algunos momentos, aunque el Taimanin seguía
siendo, en promedio, mucho más veloz y esquivo. Mientras intercambiaban
puñetazos y patadas, Veena se puso en guardia y encaró a Remigio de nuevo.
Parece mentira que unos guerreros
como vosotros queráis tirar vuestra vida así…-dijo el anciano.
¿De qué hablas?-preguntó Veena-¡Es
nuestro trabajo acabar con los demonios que corrompen la paz! ¡Somos Taimanin!
¡Aliados de la justicia! ¡No tiramos nuestra vida! ¡Luchar por un mundo mejor
hace que cada segundo de nuestras vidas merezca la pena! Ah, y… una cosa más:
¡no tenéis ningún derecho a opinar sobre nuestras vidas cuando nos habéis
atacado de manera gratuita!
Veena lanzó una vehemente estocada
contra el elfo, pero éste la paró con una de las puntas de su arma.
Suenas convincente, chica…-dijo-…mientes
muy bien.
¿Que miento?-preguntó Veena-Oye,
no entiendo nada, pero, ¿sabes qué? ¡Fuera de mi camino!
Demostrando sus dotes de gimnasta,
Veena, rodeó a Remigio con volteretas, evitando ser golpeada por su enorme arma
y haciendo que se marease temporalmente. En el momento en el que vio una
apertura en su más que notable maniobra de lucha, la joven se lanzó al ataque y
logró hacer un corte en el costado del hombre.
Creo que el tajo que te acabas de
llevar no es ninguna mentira…-dijo Veena-…no sé qué crímenes has cometido… ni
siquiera sé si has cometido alguno, pero… si seguís así… tendremos que mataros
a todos.
Eso implica que te importa una
mierda tu amiguito…-Veena escuchó una voz con acento alemán detrás de ella.
Se giró y vio a Engel
estrangulando a Shiena con un hilo metálico que le había enroscado en el
cuello.
Agh…-boqueaba Shiena-…maldi…maldición…
¡Piérdete!-exclamó Veena.
Con fuerza, la chica pateó la
cabeza del militar y le obligó a soltar a Shiena. Por desgracia para ella, esto
le dio tiempo a Remigio para agarrarla y apretarla contra el suelo con una
fortísima llave.
¡Suéltame!-exclamó Veena mientras
intentaba patear a Remigio, pues tenía los brazos inmovilizados por él.
Seika estaba contemplando aquella
escena. Kaiya había conseguido encadenarla a un poste y la estaba apretando
fuertemente con la constricción de su cadena, pero no sabía el poder que tenía
la Taimanin.
Ninpô – Kinton no Jutsu!-exclamó
Seika.
(¡Arte ninja de los metales!)
Como si fueran una masa de aire,
Seika atravesó las cadenas, que permanecieron intactas y atadas al poste. Tras
esto, sacó un manojo de shuriken y los lanzó contra Engel, dándole a Shiena una
oportunidad para cargar de nuevo contra él. Acto seguido, agarró su lanza y la
tiró contra Remigio, clavándosela en un pie y permitiéndole a Veena liberarse.
¡Bien hecho, Seika!-exclamó
Kuroageha.
Así que Seika…-dijo Will-…bonito
nombre.
Hazme un favor y muérete ya.-dijo
Kuroageha clavando sus dedos índice y corazón de la mano derecha en el cuello
del Mazoku.
Agh…-gimoteó el fuego fatuo.
¡YIAAAAAAH!-exclamó Kuroageha.
La joven subió su brazo hasta
colocarlo por encima de la cabeza de Will y luego lo bajó, golpeando la nuca
del demonio con la palma de su mano y continuando la bajada hasta estampar su
cabeza contra el suelo.
¡Ya es suficiente!-exclamó
Kaiya-¡Hemos jugado bastante con ellos! ¡Vamos a aplastarlos!
Kaiya blandió su bola a través de
la cadena de la que pendía y lanzó un demoledor latigazo que lanzó por los
aires a los cuatro Taimanin.
¡Vamos a matarlos antes de que
traigan la desgracia sobre los Mazoku!-exclamó la joven.
Will convocó un pilar ascendente
de llamas que amenazaba con embestir a los Taimanin en su subida. Remigio
alimentó el ataque con una sarta ascendente de balas y Engel preparó una malla
de hilo metálico con la que pretendía cortarlos en pedazos gracias al empuje
del pilar de fuego.
¡Vamos a estar jodidos si no
hacemos algo con eso!-exclamó Kuroageha-Ninpô – Ototon no Jutsu!
(¡Arte ninja del sonido!)
Kuroageha emitió un pitido muy
estridente con su flauta. Las ondas sonoras empujaron las balas y el fuego
hacia abajo hasta que, finalmente, el fuego se deshizo y las balas cayeron al
suelo. De este modo, los Taimanin pudieron apoyarse en los elementos
estructurales que encontraron a lo largo de su ascenso para volver al suelo.
¡Contraataquemos!-exclamó
Veena-¡Que vuelen ellos esta vez! Ninpô – Sumi no Jutsu!
(¡Arte ninja de la tinta!)
Veena alzó su cimitarra y convocó
un enorme tornado de tinta negra. Remigio, Kaiya, Engel y Will fueron
propulsados hacia arriba. En la tinta había ocultas partículas metálicas
punzantes y cortantes.
Ninpô – Dokuton no Jutsu!-se sumó
Kuroageha.
(¡Arte ninja del veneno!)
Unas vetas de líquido tóxico
treparon por el pilar de tinta, atrapando a los enemigos como si fueran
ataduras.
¡Seika!-exclamó Kuroageha-¡Haz lo
que ya sabes!
¡Sí!-asintió la musculosa
joven-Ninpô – Kinton no Jutsu!
(¡Arte ninja de los metales!)
Desde su posición, Seika invocó un
chorro de piezas metálicas con forma de pájaros cortantes que se introdujeron
en el tornado negro y violeta y le dieron un matiz plateado.
Si me prometéis que ninguno de
vuestros poderes me matará…-dijo Shiena con una sonrisa-…bailaré para vosotras.
Seika, Veena y Kuroageha miraron a
Shiena y, con una media sonrisa, asintieron.
¡A patear culos de
demonios!-exclamó el único miembro masculino del grupo-¡Sentid mi danza!
Shiena saltó con gran potencia y
dejó clara la portentosa capacidad de sus músculos: sus piernas, muy fornidas a
pesar de su delgadez, le permitieron alcanzar una altura tal que pudo colarse
en el ojo del huracán.
Ninpô – Mai no Jutsu! Suzumebachi
no Butai!-exclamó Shiena.
(¡Arte ninja de la danza! ¡Baile de la Avispa!)
Las piernas de Shiena se cargaron
con una gran cantidad de una energía de color verdoso. Comenzó a girar en
sentido contrario al tornado de tinta, lanzando chispas, rayos y ondas
cortantes con sus patadas. Los giros en sentido contrario hicieron que se
causara una explosión de gran fuerza que hizo que los cuatro enemigos cayeran
al suelo extenuados mientras el chico caía de pie.
Vaya, vaya…-dijo Nioiko desde la
azotea en la que observaba el combate-… no puedo dejaros solos… ¿qué tal un
seis contra cuatro?
Nioiko saltó al campo de batalla
acompañado de Elizabeth, que se hallaba oculta detrás de una columna. Los otros
cuatro se levantaron y se dispusieron a plantar cara de nuevo a los Taimanin.
¿Siguen vivos?-se sorprendió
Kuroageha-Qué tenaces…
¡No hay descanso para combatir a
traidores!-exclamó Nioiko-¡A LA CARGA DE NUEVO!
Elizabeth comenzó a ponerles las
cosas difíciles a los Taimanin con sus tentáculos electrónicos. Nioiko desplegó
su cola láser y se preparó para contraatacar a cualquiera que pudiera
acercársele.
¡Esto empieza a ponerse
feo!-exclamó Veena-¿Nos los vamos a cargar a todos?
Sería lo mejor…-dijo Kuroageha-…pero
no sé si vamos a poder…
Seika trató de acercarse a
Elizabeth para parar el aluvión de ataques de tentáculos. Con la elevada masa y
la gran fuerza de aquella androide, sólo ella podría hacerle frente. Shiena
también era musculoso y fuerte, pero no tanto como su prima mayor: él tenía un
entrenamiento más dado a la flexibilidad, a la agilidad y a la velocidad.
Cuando parecía que podía iniciarse un forcejeo capaz de girar las tornas, la
joven Taimanin recibió un latigazo de la cola de Nioiko, dándole a Elizabeth la
oportunidad de propulsarla de una patada.
¡Seika!-exclamó Shiena poniéndose
en la trayectoria de su prima e interceptándola con sus brazos-¿Estás bien?
Sí…-dijo Seika-…gracias…
Maldita sea…-murmuró Kuroageha-…esta
gente está aguantando demasiado…
Así me gusta, que os retorzáis los sesos.-pensó Nioiko-Se me ha olvidado comentaros que las drogas
que les estoy dando les quitan mucha sensibilidad al dolor de manera totalmente
intencional por mi parte. Así los puedo explotar mejor. De no hacer eso, ya
estarían muertos… como todos mis hombres por vuestra culpa. Esta vez voy a
girar las tornas… voy a acabar con vosotros. Zhao Kuroageha, si te capturo… el
Servicio de Inteligencia de los Taimanin se irá al traste y, además, podré
atraer al endemoniado Yamiyuki Kuroi y a sus indeseables amigos.
¡Es hora del plato fuerte!-exclamó
Will.
Alzó los brazos. El campo de
batalla se pobló de unas criaturas esqueléticas que llevaban espadas y escudos.
¡Adelante, muertos, servidnos en
nuestra empresa!-gritó el Mazoku.
¡MIERDA!-bramó Kuroageha-Sabía que
los fuegos fatuos podían aprender a resucitar cuerpos muertos, pero no sabía
que éste en concreto sabía hacerlo… creo que es hora de una retirada estratégica,
equipo.
¡A la orden!-exclamaron a la vez
Seika, Shiena y Veena.
Eso no será necesario.-dijo una
voz masculina muy familiar que emergió de la nada.
¿Seis contra cuatro?-preguntó otra
voz, también familiar-¡Eso es trampa!
Les vamos a dar de su propia
medicina…-dijo una tercera voz.
Sí…-dijo una cuarta voz-…hagámosles
la misma jugada…
¿En un diez contra seis, por
ejemplo?-preguntó una quinta voz.
¡Me parece maravilloso!-respondió
una sexta voz.
Los esqueletos estallaron en
llamas, en unas hermosas y rojas llamas que los consumieron. De entre el fuego
salieron Yamiyuki, Shirubei, Inuhito, Hagane, Rito y Aoi.
Ahora somos diez…-dijo Yamiyuki-…contando
a vuestros esqueletos, vosotros sois cientos, pero, si calculamos por cuántos
de vosotros valemos cada uno de nosotros… ¡SOMOS MILES! ¡Equipo Yamiyuki, al
ataque!
No hay comentarios:
Publicar un comentario