lunes, 4 de mayo de 2015

[TY] Episodio 52: Fricción ardiente

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 52: Fricción ardiente

La noche de fiesta en el Atarashii continuaba. Los jóvenes héroes se sentían como un grupo de niños cuyas vacaciones de verano acababan de empezar. Comenzó a sonar una canción muy animada. Para sorpresa de todos, Shiena sacó a bailar a Veena.

El chico llevaba una blusa ajustada de color verde eléctrico y manga larga que marcaba su musculada figura. Cubría sus piernas con unos leggings de cuero sintético negro y sus pies con unas botas altas de color rojo intenso con chapas blancas decorativas. En el pelo llevaba colgando unas tiras de joyas de colores que simulaban pétalos de algunas flores. Cerca de él estaba Veena, quien vestía con un corsé de color azul celeste metalizado con dejes plateados y ribetes negros, una falda larga dividida en cuatro tiras de color gris y unas botas de tacón con plataforma de color plateado brillante. Su cabello, totalmente suelto, iba adornado por algunos velos en gama de grises.

¡Vaya, vaya!-comentó Rito tras darle un trago a su bebida sentado en uno de los cómodos sofás-¡Mi primo no pierde el tiempo!

¿Cómo les irá?-preguntó Hagane con curiosidad-Se gustan, ¿no?

Ufff…-dijo Rito-…es complicado. A mi primo le gusta Veena, pero a Veena le gusto o, mejor dicho, le gustaba yo…aunque esa parte ya la conocéis.

Sí, de eso estábamos al tanto.-contestó Hagane-Entonces, ¿Shiena no ha conseguido enamorar a Veena?

Eso es lo que todavía no sé.-explicó Rito-Shiena se está esforzando mucho, y creo que Veena está intentando enamorarse de él.

¿Le veis sentido?-terció Shirubei, quien compartía sofá con ellos-Shiena es un tío de puta madre, y Veena siempre ha sido una bellísima persona, pero…  si no hay correspondencia amorosa, ¿no están cayendo en un juego en el que se pueden hacer daño?

Creo que hacen buena pareja.-comentó Hagane-Y los considero a ambos lo bastante inteligentes como para saber parar. Es decir…si Veena viese que no hay ningún futuro en eso, la veo capaz de decírselo a Shiena para evitar herirlo.

Shiena y Veena bailaban cada vez más pegados.

Me parece que estamos arrojando sombras demasiado oscuras sobre algo que empieza a brillar…-dijo Shirubei-…voy a tener que retractarme de lo que he dicho. ¿Soy yo o se van a dar un beso?

Todo puede ser…-dijo Rito-…yo le deseo lo mejor a mi primo. Espero que consiga la felicidad.

Más allá de aquella prometedora pareja, a unos cuantos metros, Aoi e Inuhito bailaban juntos.

¡Mirad a ese par de dos!-exclamó Hagane-¡Qué arte tienen!

Aoi llevaba el pelo suelto y el lado más largo enroscado en su cuello como si fuera una gargantilla. En la cabeza llevaba un pasador de color blanco cristalino con forma de flor del cual colgaban algunos cables. Vestía con una camisa de color azul intenso de hombros abombados con un chaleco negro encima, unos pantalones negros de campana con bajos azules y unas botas altas de color azul metalizado con placas plateadas. A su lado, Inuhito movía sensualmente su cuerpo con la melena totalmente suelta. Llevaba un chaleco abierto de color azul oscuro, un top blanco debajo y unos pantalones muy ajustados de color rojo intenso. Calzaba unos botines de color dorado con chapas anaranjadas. Juntos, revolucionaban la pista de baile con sus ardientes y despampanantes movimientos. Parecían estar divirtiéndose mucho.

¡Qué suelto te veo esta noche!-exclamó Inuhito mientras marcaba el ritmo.

¡No es la primera vez que bailo!-respondió Aoi mientras seguía los movimientos de Inuhito de cerca.

Yamiyuki se acercó a ellos con un vaso en cada mano. Vestía una chaqueta encorsetada de color rojo sangre con brillo metalizado y placas de color gris marengo, unos pantalones rectos de color negro de los que pendían varias cadenas y correas y unas altísimas y toscas botas de color negro con algunos adornos rojos, hebillas y correas.

¡Vuestros favoritos!-exclamó el chico con una sonrisa-¡Invito yo!

¡Cómo sabes!-exclamó Inuhito agarrando el vaso que le tendió su amigo-¡Muchas gracias!

Bailar da sed…-comentó Aoi mientras cogía el vaso-… ¡gracias, Yamiyuki!

¡De nada!-el chico les guiñó un ojo.

Tras esto, el joven líder clavó los ojos en el sofá donde Rito, Hagane y Shirubei estaban conversando. Alargó el brazo y le hizo un gesto a Rito para que se acercase.

Vaya…-Rito levantó una ceja-…habrá que bailar con el jefe…

Rito se levantó y se dirigió hacia Yamiyuki. Llevaba un chaleco abierto de color negro, unos guantes a juego y una camiseta ajustada de color gris debajo. De cintura hacia abajo iba ataviado con unos pantalones de combate de color marrón y unas botas militares de color negro verdoso. Su cabello, totalmente suelto, ondeaba mientras se acercaba a su amigo.

¿Me llamabas?-preguntó.

Yamiyuki se quitó la chaqueta y se la lanzó. Debajo llevaba una sudadera fina y ajustada de cuello vuelto de color negro y un colgante plateado con forma de cruz invertida con una piedra roja en el centro.

¡Te llamaba para bailar!-dijo Yamiyuki-¡Hacía mucho que no lo hacíamos! ¡VAMOS!

¡Desde luego!-corroboró Rito alegremente tras colgar la chaqueta de Yamiyuki en una percha-¡Dale!

La pista comenzó a quedar maravillada con los movimientos ardientes y sensuales de ambos chicos. Parecían auténticos bailarines eróticos. Shiena y Veena aprovecharon la distracción para alejarse un poco del grupo y hablar.

¿Cómo te lo estás pasando?-preguntó Shiena cortésmente.

¡Genial!-respondió Veena con una sonrisa-La verdad es que me apetecía mucho pasar algo de tiempo entre amigos. Bailar contigo me está resultando especialmente placentero y divertido…

Me encanta que me digas esas cosas.-dijo Shiena-Hoy estás preciosa…aunque, realmente, eres preciosa.

Me alegra que me veas así…-comentó Veena-…yo…

Escucha…-se aventuró Shiena-… ¿querrías besarme?

. . .

Tras unas horas muy divertidas, los Taimanin se retiraron a su hogar. La reapertura del bar de  Kuroageha había sido un éxito rotundo y pronto empezaría a tener ganancias para compensar todos los gastos que supusieron el proyecto, la obra y los meses sin trabajo. La fiesta los había agotado en buena medida: habían bailado mucho y actuado en los escenarios del Atarashii, lo cual se veía acrecentado por el hecho de que ese mismo día acababan de llegar del cuartel general de los Neo-Nómadas. Dormir y descansar les ayudaría a acometer el nuevo día con fuerza. Inuhito fue el primero en entrar en su habitación. No había nada en el picaporte de la puerta, por lo que los demás interpretaban que simplemente se iba a dormir. En el pasillo, los demás comentaban someramente lo ocurrido antes de entrar cada uno en su dormitorio.

¿Creéis que ha vuelto a decaer?-preguntó Shirubei con preocupación.

No tenía muy buena cara cuando ha entrado al cuarto…-respondió Yamiyuki-…debe de ser muy duro para él todo lo que ha sucedido. Tal y como nos contó, Benibatsu estuvo a punto de forzarlo…y, además, esa Kuritöö lo tiene esclavizado…si es verdad lo de que Benibatsu no es un traidor y que está viendo cómo es obligado a hacer el mal, entiendo que Inuhito esté sufriendo.

¿Qué hacemos?-preguntó Hagane.

Buena pregunta.-intervino Aoi-Si dejamos que pase esta noche, no sabremos si va a dormir o no…y no quiero imaginármelo toda la noche dándole vueltas a la cabeza en la cama sin poder pegar ojo.

En resumidas cuentas…-dijo Rito-…si no sabemos si él va a dormir o no, los que no vamos a pegar ojo somos nosotros. Por supuesto, no es eso lo que me preocupa…una noche sin dormir no es nada en comparación con el dolor de Inuhito.

Qué rabia…-insistió Hagane-…con lo animado que ha estado todo el día…

Es normal.-respondió Rito-Cuando estás tratando de superar un problema tan grave, es de esperar que aparezcan rachas de motivación y rachas deprimentes. Yo mismo las experimenté hace poco con lo de mis padres…y aún me vienen de vez en cuando…

Demonios hijos de puta…-siseó Shirubei-…quiero torturarlos a todos hasta que deseen la muerte…

Yamiyuki le puso una mano en el hombro a Shirubei.

Tranquilo, Shirubei.-le pidió-Seguro que recuerdas lo que hizo tu madre hace doce años…

Sí.-dijo Shirubei enterrando su enfado en una candorosa sonrisa-Se acercó a las familias de los demonios que dejaron lisiado a mi padre y…los mató a todos. Mi madre es una gran heroína, y toda una artista: no todo el mundo puede eviscerar un cuerpo de una manera tan elegante. Yo quiero seguir sus pasos…quiero agarrar a todos los capullos que os han hecho sufrir y hacerlos pedazos lentamente de tal forma que el sonido de mis hojas rasgando sus cuerpos les haga llorar lágrimas de sangre.

Ésta es una batalla que vamos a ganar, Shirubei, ¿me oyes?-insistió Yamiyuki-Acabaremos con todo esto.

Estoy muy harto, Yamiyuki…-dijo Shirubei-…me duele mucho veros así. No olvidaré lo mal que lo ha pasado Aoi por culpa de Kazark, lo que esa zorra inmoral de Belladonna hizo con los señores Sonozaki y lo que esa puta de Kuritöö ha hecho con Inuhito…

Kazark está muerto.-intervino Aoi-No tienes que flagelarte más por mí. Me he vengado…y lo he disfrutado. ¿No es eso lo que tú habrías hecho en mi lugar? Nos hemos acercado más gracias a ese suceso…no te preocupes.

No voy a seguir lamentándome por mis padres.-dijo Rito-Claro que los echo de menos, por supuesto que me gustaría tenerlos aquí, es obvio que desearía que no hubieran muerto…pero quedarme quieto llorando sería desaprovechar la oportunidad de vivir que me han dado. Si de verdad quiero honrar a mis padres, lo primero que tengo que hacer es seguir luchando. Voy a liderar el clan Sonozaki…tengo que ser fuerte.

Chicos…-susurró Hagane-…me alegra ver que no os venís abajo. No sabría a dónde agarrarme si ahora se derrumbara todo. Estamos pasando por una racha amarga, eso es todo, ¿verdad? Pronto nos recuperaremos…estoy seguro. Necesitamos cuidar y proteger a Inuhito…darle el orgullo que tendría que tener. Al fin y al cabo, es el líder del clan Yonekura…tenemos que esforzarnos para hacer que vuelva a tener la cabeza bien alta. Yo también soy huérfano…y no soy un líder de clan porque mis padres no tenían tanto poder en el clan Kurobara como los de Rito lo tenían en el clan Sonozaki. Mis tíos son los actuales líderes del clan, pero, gracias a la meritocracia de Gokuruma, esas consideraciones no me han afectado en mi desarrollo. Quiero mucho a mis tíos y me llevo muy bien con ellos, pero podrían ser objetivos de algún ataque…y, según me dijeron en la última reunión, si les pasara algo…tal vez yo tendría que cargar con su peso, pues mis primos, aunque son fuertes, no han llegado a mi nivel. Con esto quiero deciros que tal vez somos demasiado jóvenes para cargar con todas estas responsabilidades…quiero justificar lo mal que lo estamos pasando a ratos…dar sentido a todo lo que está pasando…y así defender la idea de que no lo estamos haciendo mal. ¿Estáis conmigo?

Por supuesto.-respondió Yamiyuki con solemnidad.

No lo dudes.-añadió Rito.

Hagane tiene razón.-apuntó Aoi-Además, siempre nos surge la misma idea: no hay nada que no hayamos logrado. Todas las horas son la hora de luchar.

Chicos…-dijo Shirubei-…siento haber empezado toda esta conversación tan deprimente. Creo que voy a pasarme a hablar con Inuhito dentro de un rato. Antes me ha comentado algo que creo que puede servir para ayudarle…

Rito lo miró con complicidad. Shirubei se sonrió.

Está bien.-dijo Yamiyuki-Inténtalo. Confiamos en ti. De todas maneras, mañana nos tendremos que sentar a hablar igualmente. Vamos a cambiarnos y a tratar de descansar…no tengáis reparos en despertarme si necesitáis algo.

. . .

Inuhito había escuchado toda la conversación, aunque su mente no la había procesado mucho. Simplemente estaba en otro mundo, ausente, obnubilado. No sabía si le dolía o no. Estaba en estado de shock, no sentía ni padecía, aunque su cerebro seguía funcionando y esperaba una visita de Shirubei en breves instantes. Su oído no lo traicionó: a los pocos minutos, llamaron a la puerta.

Inuhito, ¿estás despierto?-oyó a Shirubei al otro lado de la puerta-Quiero pasar un rato contigo…

El chico se levantó de la silla en la que se había sentado. Se había quitado la ropa y la había guardado ordenadamente en su armario. Iba en calzoncillos. Ataviado únicamente con unos ajustados bóxers negros con unas seductoras franjas de color rojo anaranjado en la parte elástica y en los laterales de las perneras, agarró el picaporte de la puerta y abrió para recibir a su amigo.

Hola, Shirubei.-dijo Inuhito -Pasa…

El otro joven entró a la habitación, cerrando tras de sí la puerta. Para sorpresa de Inuhito, él también estaba en calzoncillos y llevaba todo el pelo suelto, formando una sensual, atractiva y brillante campana sobre su tronco superior. Sus bóxers eran de color azul saturado con una franja negra en el elástico y ribetes rojos en los laterales de las perneras. También llevaba una toalla blanca colgando del brazo izquierdo.

Qué guapo te has puesto para venir a verme, ¿no?-preguntó Inuhito con cierta sorna amistosa.

Igual que tú para recibirme.-Shirubei le sonrió-¿Cómo estás?

No me encuentro muy bien ahora mismo, la verdad.-dijo Inuhito-No obstante, siempre es buen momento para estar con cualquiera de vosotros. No iba a rechazar tu visita ni aunque estuviera muriéndome en la cama…

He venido a intentar animarte…-comentó Shirubei.

¿En calzoncillos?-preguntó Inuhito tratando de sonreír-Curioso, cuanto menos.

No soy el mejor de nosotros en lo que a charlas sentimentalistas respecta, ya lo sabes…-dijo Shirubei-…por supuesto que puedo hablar contigo de lo que quieras y siempre te voy a escuchar, pero hoy voy a intentarlo más a mi manera. He venido a verte en calzoncillos, sí, y, si haces memoria, podrás imaginar el porqué.

Inuhito arqueó una ceja.

No me digas que…-intentó articular.

¡Sí!-Shirubei sonrió con picardía-He venido por esas pajas que llevamos negociando todo el día. No es la gran cosa, pero hasta el más corto de los minutos de felicidad es venerable. ¿Te apetece?

No se me habría ocurrido hacerme una paja ahora mismo ni en sueños…-dijo Inuhito rascándose la nuca-…pero…ahora que lo propones…joder…digamos que…cualquiera se niega…

Shirubei miró de reojo la entrepierna de su amigo. Parecía gustarle la idea.

Sí, ya veo que no estás muy por la labor de negarte…-comentó Shirubei-…menos mal que he traído la toalla…

¿Para no ponerlo todo perdido?-preguntó Inuhito con una media sonrisa pícara.

Efectivamente.-corroboró Shirubei.

No era la excitación sexual lo que había hecho sonreír a Inuhito. No del todo al menos. Seguía muy preocupado y confundido, pero aquella mezcla de buenas intenciones le hacía sentir arropado. El cariño de sus amigos, su voluntad de ayudarle, sus esfuerzos por hacerle sentir bien, la excitación del momento…con todo, se sentía muy dispuesto a compartir un momento íntimo y placentero con Shirubei para alejar sus penas, incluso si sólo pudiera ser durante unas horas.

Con cuidado y mimo, Shirubei extendió la toalla en uno de los vértices de la cama.

Siéntate en la toalla, Inuhito…-pidió-…vamos  a pasar un buen rato, ¿de acuerdo?

Inuhito se sentó encima de la toalla. Aquel rectángulo de absorbente tejido blanco iba a sacrificarse para evitar que las sábanas se mancharan de semen. Con los calzoncillos aún puestos y las piernas bastante abiertas, apoyó las manos en la cama por detrás de su espalda y miró hacia arriba, a su amigo. Éste comenzó a bajar su cuerpo lentamente hasta sentarse frente a su amigo, muy pegado a él. Estaban frente a frente. La pierna izquierda de Shirubei estaba encima de la pierna derecha de Inuhito. La pierna derecha del primero y la izquierda del segundo se rozaban por varios puntos hasta apoyar levemente los dedos de los pies en el suelo. Como Shirubei no tenía más trozo de cama a su espalda, se agarró con el brazo izquierdo al hombro derecho de Inuhito como si se colgase de una barra de baile para evitar caerse hacia atrás contra el suelo.  Sus ojos se cruzaron, sus miradas chocaron.

Guau…-dijo Inuhito-… ¿vamos a hacernos una paja o a…?

Las pajas con las manos son muy bonitas y divertidas, pero…-dijo Shirubei-…ya que estamos aquí reunidos, vamos a aprovechar para hacer algo que no podamos hacer en soledad, ¿no te parece?

Me parece bien.-respondió Inuhito.

El tacto amplificado de Inuhito funcionaba desde el primer instante. La mano de Shirubei sobre su hombro le transmitía temblores y vibraciones. Se le estaba agarrando, pero se sentía como una caricia placentera y cariñosa. El hecho de tener uno de los redondeados y sensuales muslos de su amigo encima le hacía sentirse muy excitado. Además, podía escuchar su respiración y los latidos de su corazón gracias a su prodigioso oído. Notaba la excitación como si un pincel mágico la describiera en el aire con tinta imborrable.

Ufff…-resopló Inuhito.

¿Qué te pasa?-preguntó Shirubei arqueando una ceja-Te noto calentito…

Me estoy poniendo como un perro en celo sólo con sentir lo cachondo que te estás poniendo…-confesó Inuhito-…eres tremendo cuando te excitas.

Y eso que aún no hemos empezado a sudar ni a hacer nada…-comentó Shirubei-…esto promete.

Shirubei aprovechó el agarre con el hombro de Inuhito para pegarse más a él. Su zona genital había quedado justo encima de la de su amigo con sólo algo de aire de separación. Irguió su cuerpo para alzarse un poco por encima de Inuhito y dar más erotismo a la situación gracias a aquella insinuante separación. Escuchar cada roce y sentirlo en su piel hacía que el joven, con sus sentidos amplificados, perdiera el conocimiento durante algunos segundos. Por su parte, el chico rubio se empezaba a excitar más y más gracias a las caras de placer de su amigo. La imaginación pervertida y tórrida de ambos estaba corriendo más rápido que sus cuerpos.

Tu olor…-dijo Inuhito-…me embriaga.

Shirubei sonrió. Las explosivas notas de pimienta de su perfume hacían las delicias del olfato de su curioso compañero. El aroma acuático, fresco y masculino de aquel perfume tan propio de Shirubei podía crear una gran ambivalencia olfativa, pues tenía a la vez notas frescas y notas ardientes. Esto, sumado al propio olor de la piel del chico, que comenzaba a dejar salir sus hormonas, creaba una atmósfera excitante y cuasi opiácea para las personas que estuvieran cerca.

Disfrútalo…-dijo Shirubei-…siéntelo todo lo cerca que quieras…

Se abrazó a Inuhito. Al juntarse los cuerpos de ambos, la excitación sexual aumentó. Inuhito tomaba aire por la nariz como si acabara de salir de debajo del agua. El olor de Shirubei le estaba haciendo sentir como en los cielos. El tacto de su suave y cuidada piel rozando su cuerpo le hacía temblar.

Mmmmh…-se relamió Shirubei-…tu cuerpo responde tan bien…es como un reloj…

Inuhito tenía la piel muy caliente. A pesar de su delgadez extrema, su sangre era fuerte y su cuerpo funcionaba con un gran rendimiento. Shirubei, que estaba encima de él, podía sentirlo. Sus piernas se movían lenta y nerviosamente. Su perfume ácido y altamente masculino y rompedor también penetraba en cualquier nariz. Frotarse el uno contra el otro los estaba preparando de manera más que suficiente para lo que iban a hacer.

Creo que es hora de empezar…-dijo Shirubei con una sonrisa.

Se separó de Inuhito y volvió a quedarse sólo con una mano en su hombro. Acto seguido, bajó su cuerpo como si quisiera sentarse en el vértice de cama vacío que había entre las piernas de Inuhito. Esto hizo que sus entrepiernas chocaran y se tocaran. Cada uno sintió el calor y el tacto del otro, incluso con las telas de ambos calzoncillos entre medias.

Joder…-pensó Inuhito-…vamos a estallar en llamas esta noche…

Apoyándose  en el hombro de Inuhito, Shirubei comenzó a subir y bajar levemente su cuerpo mientras movía la cadera. Con sus genitales acariciaba los de su amigo. El roce comenzó a levantar algo más que pasiones. El aumento de temperatura estaba haciendo que los perfumes de ambos chicos se mezclaran. Los aromas, volátiles y fuertes, los rodeaban. Además, el inicio de las poderosas erecciones de ambos chicos hizo que se levantaran fragancias más masculinas y naturales. La tensión en los bóxers de ambos suavizó la atmósfera con un ligero olor a ropa recién lavada, pues ambos llevaban sus calzoncillos prácticamente recién puestos. Asimismo, este agradable y suave olor a suavizante y limpieza se mezcló con los olores fuertes y seductores de dos hombres excitados. Estos olores a su vez eran una mezcla de hormonas sexuales y de cuerpos recién duchados. Se estaban excitando con fuerza. Parecía que sus calzoncillos fueran a romperse de un momento a otro, pero Shirubei parecía muy concentrado en seguir con aquel movimiento de vaivén contra lo que ahora era marcadamente el pene de su amigo. La erección era tan fuerte en ambos que ya se notaban a la perfección las formas de sus miembros viriles y podían frotarlos el uno contra el otro como si se tratara de un combate de espadachines.

¿Te gusta?-preguntó Shirubei tras lo que habrían sido veinte minutos de frote.

Me encanta…-respondió Inuhito todavía con las manos detrás de la espalda.

Con la mano con la que no se estaba agarrando a nada, Shirubei le quitó los calzoncillos a Inuhito. Su enorme pene salió a la luz. Estaba muy duro y su prepucio amenazaba con resbalar y retirarse automáticamente con la humedad. Para alargar los prolegómenos, el joven rubio tomó el prepucio de su amigo suavemente con los dedos y lo volvió a subir. Inuhito emitió un gemido leve, pero Shirubei le hizo un gesto para que se mantuviera en silencio.

. . .-Inuhito se mordía los labios mientras sus ojos se ponían en blanco.

Shirubei se acercó los bóxers de su amigo a la cara y los olió por la parte frontal. Su rostro enrojeció levemente. Aquel olor tan masculino le estaba haciendo perder los estribos. Recordó a Hagane. Su olor tan suave y dulce, adornado con un perfume que parecía de mujer y fuertemente escindido por las notas masculinas de su cuerpo y su actividad sexual…aquello fue el inicio de una nueva pasión: el hambre de Shirubei por los hombres había despertado. Seguían pareciéndole atractivas las mujeres, pero también los hombres. Deseaba poder disfrutar de aquel morbo y aquella pasión durante mucho tiempo. La respiración de Inuhito se aceleró. Quitó las manos de la cama y se dispuso a bajarle los calzoncillos a Shirubei, quien llevaba la misma intención, por lo que la mano de éste y las dos manos del primero se chocaron en la parte frontal del elástico. Se miraron y se sonrieron. Aún con los calzoncillos de Inuhito en la mano, Shirubei se quitó los suyos mientras su amigo le ayudaba. Su pene cayó pesadamente. El ángulo de erección era tal que la zona de su cuerpo esponjoso quedó apoyada en el extremo del pene de Inuhito, siendo besada por el aro del prepucio de éste.

Inuhito miró a Shirubei como si tuviera hambre. El chico lo entendió y le lanzó sus calzoncillos a la cara. Emitió entonces un leve quejido, señal de que el olor le gustaba. De nuevo, su prepucio empezó a retraerse solo, pero Shirubei volvió a impedirlo.

Maldito Shirubei…-pensó Inuhito-…cómo le gusta torturarme…

Tras varios segundos manteniendo aquella posición, ambos lanzaron los calzoncillos contra el suelo y, totalmente desnudos, procedieron a disfrutar. Como el aro del prepucio de Shirubei tenía un diámetro menor que el de Inuhito, no solía experimentar episodios de retracción no manual, por lo que ambos chicos tenían el glande cubierto.

¿Preparado?-preguntó Shirubei.

Inuhito asintió y se dejó hacer. El chico rubio bajó su cuerpo y chocó su pene contra el suyo como si fueran dos animales orgullosos sacando pecho. Tras esto, comenzó un vaivén de tronco y cadera, frotando rítmicamente su pene contra el de su amigo.

Qué bueno…-susurró Inuhito-…creo que voy a volar a otro planeta…

¡Me encanta!-exclamó Shirubei-¡Tu polla está tan caliente! ¡Nos vamos a quemar!

Tú tampoco la tienes fría, ¿sabes?-comentó Inuhito-No me importaría incendiarme contigo en este momento… no te preocupes, no te cortes, dale todo lo duro que quieras y puedas…me va la marcha.

Ambos notaron una fase húmeda y cálida entre sus penes. Los dos chicos estaban mojados y sus líquidos preseminales estaban saliendo incluso con el prepucio en su sitio. Shirubei mojó su dedo en aquellos líquidos y se lo llevó a la boca.

Espectacular.-dijo el chico-Vamos a seguir con el baile…

Ágilmente, se retiró el prepucio, dejando ver su glande, que estaba muy húmedo y goteaba. Inuhito, que no podía evitar notar el olor, sonrió con lascivia. En medio de su sonrisa, Shirubei le agarró el pene y le retiró el prepucio con una mano, descubriendo también su rojizo y húmedo glande.

Eres todo un campeón…-dijo Inuhito mientras sentía escalofríos por el prepucio rozándole el glande.

¿Sí?-preguntó Shirubei-¿Por qué?

Porque tu espada es más grande que la mía…-comentó Inuhito-…y me da mucho morbo mirarla.

Mírala todo lo que quieras.-dijo Shirubei-Para eso te la he traído, para que la disfrutes. ¡Vamos!

Ahora que tenían cada uno su glande al descubierto, el placer se incrementó para ambos. Sentían que sus cuerpos eran más ligeros, que el placer les daba ingravidez. Los movimientos de Shirubei eran cada vez más acelerados y perversos. Inuhito lo disfrutaba y lo apreciaba, pero lo cierto era que estaban disfrutando los dos, juntos y unidos, como buenos amigos.

Tenía muchísimas ganas de darme una alegría…-pensó Shirubei-…pero tengo todavía más ganas de ver a Inuhito sonreír. Espero de verdad que esto le esté ayudando…vamos a ahogar nuestras penas en semen durante un rato…

¿Te gusta, Inuhito?-preguntó Shirubei mientras dirigía miradas lascivas y cómplices a su amigo.

Grrr…-Inuhito emitió un rugido-… ¡me encanta! ¿Y a ti?

Ufff…-suspiró Shirubei-…tu polla contra la mía…piel con piel…frotándonos hasta la ignición… ¿cómo no va a gustarme? Tu pedazo de vástago está tan caliente… ¿tienes fiebre ahí abajo?

Tengo la fiebre que me estás causando…-dijo Inuhito entre jadeos-…a ti también te arde… ¿de qué la tienes hecha? ¿De cera? ¿De metal al rojo?

Y todavía no las tenemos lo suficientemente calientes…-recordó Shirubei mientras agitaba el cuello para sacudirse el sudor de su brillante melena-…quiero ver auténticas llamas esta noche…como si Yamiyuki estuviera quemando vivos a esos hijos de puta como sabe que tanto nos pone…

¡AAAAGH!-Inuhito emitió un gemido muy agudo-¡Esa imagen mental es exquisita! ¡Sigue frotándote! ¡Sigue!

Los gritos del chico parecían las risas de una hiena. Sus sentidos amplificados lo estaban volviendo cada vez más loco: el éxtasis sexual que producía tener el pene de uno de sus mejores amigos frotándose contra el suyo le provocaba espasmos y casi alucinaciones. El rítmico y tórrido vaivén provocaba eróticos, ardientes y sensuales rozamientos. Los prepucios de ambos se movían hacia arriba y hacia abajo por mero contacto entre ambos penes. La humedad que los dos chicos producían era salvaje, natural, cálida, espesa, fuerte y muy masculina. La toalla comenzaba a estar empapada entre los líquidos preseminales y el sudor. Al suelo goteaban algunas porciones de aquellos masculinos fluidos que sus miembros viriles producían como si fueran surtidores majestuosos y brillantes.

Dios…-suspiró Shirubei con los ojos en blanco-…me va a dar algo…

Me estoy poniendo malo…-corroboró Inuhito mientras se quitaba el sudor de la cara con una mano.

Pues no te me pongas malo, que he venido a curarte de todos tus males por una noche.-dijo Shirubei en tono casi amenazador-¿Quieres un medicamento?

Si me lo das tú…-dijo Inuhito-…  ¡quiero cualquier cosa!

¿Sí?-preguntó Shirubei con lascivia-¡Pues toma!

Shirubei hizo alarde de una flexibilidad cuasi sobrehumana. No por nada los Anome eran uno de los clanes Taimanin más flexibles. Se dobló sobre sí mismo, formándose una cortante depresión en su abdomen. Sin dejar de frotar su pene contra el de su amigo, agachó el cuello y se introdujo ambos miembros viriles en la boca sin pestañear. Comenzó a succionar, a agitar la cabeza y a mover la lengua con pura lascivia. El morbo y la excitación lo invadieron: no era la primera vez que le hacía una felación a un hombre, pues ya tenía práctica con Hagane, pero sí era la primera vez que se lo hacía a Inuhito y, lo que aún era más impactante…era la primera vez que se hacía una felación a sí mismo. Tenía dos penes en la boca y uno de ellos era el suyo…se sentía como un demonio malvado invocándose a sí mismo, como un soberano de las tinieblas, como un alma negra encerrada en el éxtasis…se sentía pletórico, lleno de placer, lleno de vida, lleno de fuerza, lleno de magia, lleno de todo lo positivo. Su lengua y su paladar podían distinguir perfectamente a los dos hombres a los que estaba saboreando, si bien él era uno de ellos. Por como estaban ubicados, estaba claro que el pene que tenía más pegado al paladar era el de Inuhito. Además, el tacto de su lengua le permitía perfilarlos y distinguirlos. Por supuesto, los sabores eran distintos y, lo que era más, distinguibles. Inuhito tenía un sabor fuerte, ácido, marcado, muy masculino y muy salvaje, animalizado y propio de una fiera. Por su parte, el pene del propio Shirubei estaba algo salado. Tenía unas notas muy neutras e incluso dulces, pero, cuando su lengua pasaba por la corona del glande y los bordes del prepucio, recibía un reflejo salado propio de sus fluidos.

Ohhhhh…-Inuhito tenía un nudo en la garganta: si no era el placer, su propia saliva lo ahogaría.

Shirubei notó algo húmedo encima de él: su amigo estaba babeando. Miró hacia arriba todo lo que pudo y vio a Inuhito extasiado, boquiabierto y con los ojos en blanco, moviéndose por puro instinto. De su boca colgaba un pequeño reguero de saliva. El chico rubio interpretó aquello como una petición de coronación e incrementó el ritmo lascivo y frenético de su lengua. Pasaba su hábil y húmeda lengua por las zonas más comprometidas: la franja que separaba los penes de ambos chicos en medio de aquel intenso frote, la zona del glande, la del frenillo y la de los bordes del prepucio en ambos miembros. Continuaron así durante lo que pudo ser casi una hora. Aquello parecía un paraíso de saliva, sudor, fluidos preseminales y gemidos. Inuhito sólo podía emitir quejidos y algún elogio, mientras que Shirubei no podía hablar porque estaba ocupado con aquella felación doble con la que tanta maestría exhibía.

Tras lo que parecía tortura sexual más que dación de placer, Shirubei se incorporó de nuevo. Se miraron. Estaban sudando, agotados y deseando explotar en llamas como habían vaticinado.

Nunca olvidaré este sabor…-susurró Shirubei-…ha sido mágico…

¿Estamos listos para salir ardiendo?-preguntó Inuhito-Me gustaría devolverte el favor, pero, si tuviera que moverme ahora para hacerte una mamada…creo que sólo quedaría de mí un montón de cenizas…

Otro día me la comes.-Shirubei le guiñó un ojo-Tienes polla para rato y no se la debo a nadie, así que no hay prisa. Creo que es hora de descansar por hoy… ¡previa bajada de telón!

Shirubei embistió el pene de Inuhito con el suyo propio como si fueran dos espadachines cruzando aceros. El frote se hizo cada vez más intenso hasta que, por fin, se produjo el orgasmo.

¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!-chilló Inuhito mientras sentía las convulsiones prostáticas-¡Allá va!

¡SÍ!-gritó Shirubei como si hubiera perdido el juicio-¡SÍ, DIOS! ¡JODER! ¡ME CORRO! ¡UOAAAAAAAAGHHHH!

Los dos eyacularon a la vez. Dos enormes, brillantes, cálidos, húmedos y blanquecinos chorros de semen ascendieron verticalmente como si de una fuente se tratara. La mezcla de aquellos caudalosos chorros de semen dio lugar a una forma parecida a un géiser que se deshizo en el aire como una flor que se marchita en otoño. Comenzó a gotear y chorrear por los cuerpos de los dos chicos, mezclándoseles con el sudor.

Ufff…-resopló Shirubei-…uffff…agh…

Inuhito abrió las manos y las extendió hacia Shirubei. Éste hizo lo propio. Se agarraron fuertemente de las manos antes de caer rendidos.

Ha sido genial…-dijo Shirubei-…eres el puto amo…

Lo que puede dar de sí una paja, ¿eh?-preguntó Inuhito entre la vigilia y el sueño.

El próximo día…-dijo Shirubei-…que sea entre todos.

Inuhito sonrió.

Shirubei, ¿puedo comentarte algo?-preguntó Inuhito mientras sentía que sus músculos se relajaban al contacto con la cama.

Dime…-respondió el chico en un tono algo ido.

Gracias…-dijo Inuhito-…gracias por ser mi amigo.

Se sonrieron. Tendrían que descansar un rato antes de limpiar aquel desastre.

martes, 21 de abril de 2015

[TY] Episodio 51: Atarashii

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 51: Atarashii

Agotados, los Taimanin llegaron a Gokuruma tras una larga travesía.

Ya estamos en casa…-suspiró Shirubei.

No me lo creo…-añadió Aoi.

Hijo mío, es hora de que te tomes un descanso.-dijo Meiou-Tu madre y yo tenemos cosas que hacer antes de poder relajarnos.

Nosotros también nos vamos.-añadió Kinnosuke-¡Sigue siendo un fiera, hijo!

Los dos matrimonios se retiraron hacia las oficinas administrativas. Sólo las hermanas de Yamiyuki se quedaron con el grupo de los chicos.

Tenemos que retirarnos.-dijo Kouen con un susurro-Esperamos tenerte en casa para una comida familiar próximamente, Yamiyuki. Me gustaría hablar contigo de muchas cosas…pero la guerra no va a esperarnos. Cuídate, hermano. Te queremos.

Volveríamos a enfrentarnos a los demonios en su propio cuartel si fuera necesario para asegurar tu salida a salvo del mismo.-añadió Kaen-No lo olvides. La familia Kuroi siempre estará unida. Tenemos que irnos…id a casa a descansar de momento. Ya recibiréis algún aviso para el siguiente paso de nuestra batalla contra los Maozku…

Las hermanas de Yamiyuki se despidieron con un saludo y se alejaron. Los seis chicos se quedaron a solas de nuevo.

¿Sigue en pie lo de las pajas, Rito?-preguntó Shirubei.

Si no te importa que por lo menos nos dé tiempo a ducharnos antes, no veo por qué no.-respondió éste-Vámonos a casa…ya hablaremos con Asagi-sama después de poner nuestras mentes en orden.

Echaron a andar. No tardó en salirles al paso una persona.

Alto ahí.-les dijo una voz femenina.

Los chicos se pararon en seco. Clavaron sus ojos en la persona que había aparecido para interceptarlos. No tardaron en sonreír…y la mujer les devolvió la sonrisa.

Ya era hora, ¿no?-preguntó Kuroageha fingiendo de manera sobreactuada estar molesta y con los brazos en jarras.

¡Kuroageha!-exclamó Yamiyuki con una sonrisa-¿Estás bien?

La chica llevaba su uniforme de Taimanin. Aquello podría significar que estaba lista para entrar en combate si fuera necesario.

¿Que si estoy bien?-preguntó la chica-¡Estoy totalmente recuperada! Siento haberos causado todos estos agobios y entuertos…la doctora Himehagi me ha curado de una manera tal que parece que nunca hubiera sufrido la puñalada de Layla Phoenix. ¡Voy a vengarme de esa zorra la próxima vez que la vea!

Se te ve animada…-comentó Inuhito-…me alegro mucho de que te hayas recuperado.

¡Estoy como nunca!-Kuroageha parecía extremadamente feliz-Y, con esto, el equipo Kuroageha vuelve a la carga…

La joven chasqueó los dedos. De detrás de ella aparecieron Seika, Veena y Shiena.

Los he visto más rápidos, primo.-Shiena le guiñó un ojo a Rito-¿Te pesan los músculos?

¿Te enseño lo que de verdad me pesa?-Rito arqueó una ceja.

Madre mía…-suspiró Shiena.

Los dos primos eran expertos en romper el hielo. Su atmósfera de camaradería y calidez era constante, y querían expresar la alegría de volverse a ver, así como tranquilizar a los demás  y mentalizarlos para un merecido descanso.

Bienvenidos de nuevo a casa.-dijo Veena sonriendo-Sentimos no haberos acompañado en la batalla…

No te preocupes, Veena.-Hagane se sumó a la conversación-Hicisteis bien en quedaros con Kuroageha: no habríamos podido luchar a pleno rendimiento sabiendo que no tenía a nadie para cuidarla. Lo importante es que ya está bien y que todos estamos juntos de nuevo.

Eso es.-respondió Seika con seguridad-Me alegro mucho de que hayáis vuelto sanos y salvos. Cuando sentimos la invasión demoníaca, Asagi-sama no tardó en enviar a los veteranos a los cuarteles de los Neo-Nómadas. Estamos muy contentos de haber tenido éxito en todo lo que hemos hecho.

Si todo esto hubiera sucedido unos meses atrás, Seika habría estado llorando a lágrima viva en el momento de aquel emotivo reencuentro. Aunque aún era corta, su experiencia como Taimanin la había hecho madurar, crecer y fortalecerse.

Me han contado que habéis negociado con un demonio y que habéis luchado codo con codo.-dijo Kuroageha-Quiero oír esa historia completa…porque me resulta chocante. Está claro que ha tenido que ser un buen plan para que haya salido todo a pedir de boca, pero nunca había visto algo así.

Kuroageha…-dijo Yamiyuki-…ese demonio…evitó que murieras desangrada cuando te tuve sobre mis hombros en la gruta de los túneles…

De eso me han hablado mis chicos porque participaron en la batalla.-respondió Kuroageha-No obstante, quiero que me contéis todo lo que habéis pasado al respecto. ¿Habéis sacado algo en claro de vuestra expedición al cuartel de los Neo-Nómadas o sólo habéis devuelto el favor que os ha hecho el Mazoku?

Kazark está muerto.-respondió Aoi con presteza.

¡SÍ!-exclamó Kuroageha-¡Uno menos! ¡Ese ogro pendenciero y engreído nunca me cayó bien! Hablando de muertes bien empleadas… me han contado que los propios Neo-Nómadas se han cargado a la puta de Belladonna…

En efecto.-respondió Shirubei-La tiraron hacia el portal a la destrucción de una patada. No creo que vuelva…

Una menos.-respondió la recién recuperada líder-¿Qué más podéis contarme?

Kuroageha decidió invitar a los chicos del equipo Yamiyuki y a sus tres compañeros de equipo a su casa. Los diez llevaban sus uniformes de Taimanin, unos porque llegaban de una misión y otros porque estaban en estado de máxima alerta incluso encontrándose en la seguridad de sus tierras.

. . .

En el hogar de Kuroageha, pudieron tomar unas bebidas calientes. Aún ansiaban una ducha y un cambio de ropa, pero se encontraban mejor y habían podido sentarse por primera vez desde hacía bastante tiempo. Se habló de todo lo que había sucedido: la identidad y la historia de Philell, el rol de Uro Oswald, la ayuda inesperada de Vega, la muerte de Kazark, la traición de Tigres contra Belladonna, el hundimiento del hotel Rakuen en venganza por la herida de Kuroageha, la aparición de más soldados en ese ejército y la existencia y posterior aparición de Braulio Cromwell.

Kuroageha tomó nota de los hechos. Necesitaban quitarse al ejército de en medio, llegar finalmente a la ONU y desatar la fuerza de los países sobre los Mazoku. Además, Inuhito aportó algo importante a la conversación gracias a sus finos oídos: los Mazoku y Estados Unidos habían hecho algún tipo de pacto. No obstante, aquél no era el momento ni el lugar para ponerse a cavilar acerca de todo eso. La anfitriona decidió concluir aquella reunión de manera contundente.

Bueno, chicos…-dijo-…esto lo hablaremos más detenidamente cuando llegue el momento, probablemente sentados alrededor de la misma mesa que Asagi-sama. ¿Qué tal si hablamos de otras cosas…como la fiesta de esta noche?

¿Hay una fiesta esta noche?-preguntó Yamiyuki.

¡Una fiesta a la que estáis todos invitados!-exclamó Kuroageha-¡Se celebra en el bar Atarashii!

¿Bar Atarashii?-preguntó Hagane-No me suena…

Kuroageha sacó seis tarjetas de visita y las repartió entre los chicos. El bar era nuevo y la dirección en la que ponía que se situaba era…la del Nishi.

¿Esto es lo que creo que es?-preguntó Rito con una sonrisa.

Los chicos comenzaron a comentar entre ellos con entusiasmo. Kuroageha sonreía con satisfacción.

¡Sí, así es!-exclamó la joven-¡Mi bar ha vuelto! Ahora se llama Atarashii, que significa “nuevo” en nuestro idioma, el japonés, porque han pasado muchas cosas y creo que todo lo que estamos viviendo es nuevo para nosotros, tanto lo bueno como lo malo… ¡esta noche es la inauguración! ¡ABRO ESTA NOCHE! ¡Acabo de recuperarme de una puñalada en la barriga y ya voy a bailar en la barra y a servir las mejores bebidas sin alcohol hasta que raye el alba! ¡FIESTA!

Los chicos vitorearon y aplaudieron a Kuroageha.

¡Tengo ganas de ver a mi primito vestido en plan fiestero y elegante!-exclamó Shiena sacándole la lengua a Rito.

Asegúrate de no manchar el espejo del baño con desodorante.-respondió Rito.

¿Serás capullo?-saltó Shiena.

Me lo dicen a veces…-dijo Rito-… ¡bah! Yo también quiero ver cómo te pones guapo, seguro que es todo un show…

¡Seika!-exclamó Veena-¿Quedamos para arreglarnos juntas como en las películas de colegialas?

Veena…-dijo Seika algo cohibida-… ¿en serio? Bueno, puede ser divertido…

Seika ha mejorado mucho.-pensó Rito observando a su hermana-Estoy orgulloso de ella.

Creo que a este tipo de fiestas es imposible negarse.-dijo Yamiyuki-¡Taimanin, tenemos una misión!

¿Ponernos guapos?-preguntó Shirubei con entusiasmo.

No exactamente…-respondió Yamiyuki.

¿Ponernos despampanantes?-se aventuró Inuhito.

¡Correcto!-exclamó Yamiyuki contento-¡Esta noche lo pasaremos bien!

Ya nos hacía falta…-comentó Aoi con una sonrisa.

Shirubei, que estaba sentado justo al lado de Inuhito, le dio un codazo a éste.

Mira que eres políticamente correcto.-dijo Inuhito-No necesitas que acerque la oreja para susurrarme, oigo hasta el roce de tu rodilla con el uniforme.

Soy economista…-dijo Shirubei-…tengo que vender una imagen. ¡JAJAJAJAJA! En cualquier caso… -comenzó a susurrar- … ¿y esas pajas para cuándo?

Inuhito comenzó a reírse. La verdadera intención de aquella proposición no era sexual, sino simplemente hacer reír a aquel amigo que llevaba tanto tiempo alicaído por las batallas contra Benibatsu. Por una vez, Inuhito se estaba riendo. Parecía que las cosas iban a subir de nuevo.

¡Cuando tú quieras!-respondió-Si son con vosotros, a la hora que haga falta y las que hagan falta.

¿Qué os pasa a vosotros dos?-preguntó Kuroageha con una sonrisa.

No quieras saberlo…-respondió Shirubei con jocosidad.

Kuroageha rió. Por fin estaban todos juntos de nuevo. Aquella fiesta no se la iba a quitar nadie.

. . .

El Atarashii era un bar enorme y majestuoso. Había cambiado algunos elementos de su decoración y distribución en planta, pero la clientela que había acudido a la inauguración era la misma que solía ir al Nishi los fines de semana por las noches. La dueña, Kuroageha, ya llevaba puesto su micrófono.

¡Buenas noches a todos!-exclamó-¡Bienvenidos al Atarashii! ¡Inauguramos con la primera de la que será una larga historia de noches de fiesta! ¡La primera ronda es gratis para todo el bar y la primera actuación será la mía!


Kuroageha salió de la barra y se dirigió a la tarima de las actuaciones. Llevaba un precioso vestido chino de color amarillo hasta la altura de sus rodillas, zapatos de tacón con plataforma a juego y guantes de rejilla, también amarillos. Se agarró a una barra metálica vertical que había en el centro de la tarima y comenzó a ejecutar un hermoso y sensual baile de barra al ritmo de una melodía que había elegido expresamente para aquel número. La segunda ronda no tardó en comenzar a correr, y ya no era gratuita. En los primeros minutos de la noche se estaba almacenando auténtico dinero en la caja del Atarashii. A lo largo de la noche salieron varias personas a actuar, incluidos algunos clientes que la dueña siempre prometía remunerar. Shirubei hizo un número de contorsionismo con música, Yamiyuki hizo un tórrido y sensual baile de barra vertical, Veena ejecutó una danza india tradicional…todos salían a divertirse y a demostrar la belleza de sus movimientos, de sus personas y de sus conocimientos y logros. La noche continuaba. Aquella noche era su regalo, el regalo por el triunfo de la última batalla. ¿Qué podría suceder a continuación? Nadie puede predecir el futuro.

lunes, 20 de abril de 2015

[TY] Episodio 50: Familias y guerras (CAPÍTULO ESPECIAL)

TAIMANIN YAMIYUKI
Episodio 50: Familias y guerras

Aoi había dicho a sus compañeros que quería transmitirles información importante. Sus compañeros se mostraron curiosos.

Philell me ha dado esto.-Aoi le tendió un papel a Yamiyuki-Dice que es para todos nosotros. Han conseguido escapar con una ayuda inesperada. ¿Recordáis a Vega, la nereida que nos ayudó en el Hotel Rakuen? Ha aparecido y se ha llevado a Philell y a Uro hacia un sitio en el que probablemente gocen de mejor seguridad que aquí.

¿Vega?-preguntó Shirubei-Joder, qué buenorra que estaba…

No te lo niego…-respondió Rito-…aunque me hubiera gustado un poquito más amazona y menos nereida…

Tú y tus músculos…-respondió Shirubei.

¿Y si cuando volvamos a casa nos hacemos unas buenas pajas, tú pensando en Vega y yo pensando en Power Lady?-preguntó Rito con cordialidad.

¡Me apunto!-exclamó Shirubei.

¡Y yo!-respondió Hagane-¡Ya pensaré en algo o alguien, pero las pajas siempre son bienvenidas!

No seáis así, que necesito una ahora mismo…-susurró Aoi-…jamás me imaginé que me iba a dar tanto gusto acabar con ese desgraciado…

Por fin te haces uno de los nuestros, ¿eh?-preguntó Inuhito con sorna-¿Qué demonios? Estoy muy tristón últimamente, me apunto a esas pajas…

No hay cinco sin seis, ¿no?-preguntó Yamiyuki-En cualquier caso, primero centrémonos en salir de aquí…yo también tengo ganas de poner los pies en casa, creedme.

Yamiyuki desdobló el papel y comenzó a leer en voz alta:

“Aliados Taimanin:
Os agradezco profunda y enormemente todo lo que habéis hecho por nosotros. Sé que los Mazoku y los humanos no nos llevamos bien, pero el haber hecho esto con vuestra ayuda es un rayo de esperanza para mí. Me habéis recordado que la vida en sociedad pacífica y respetuosa en la que coexistamos demonios y humanos es posible. Sólo hay que erradicar a los demonios corruptos y malvados, que os están mostrando sólo un lado del Mundo de los Espíritus: el malo. Todo en esta vida tiene un lado bueno y un lado malo. Espero que sepáis encestarnos en el bueno. En cualquier caso, nuestro pacto ha acabado. Estamos un poco lejos de vosotros y en unas condiciones apremiantes, así que sólo puedo dejaros esta carta de despedida. No me quería ir sin avisar. Gracias por devolverme a los brazos de Uro. Gracias por cooperar con los que creemos en la justicia. Gracias por vuestra fuerza. Gracias por ser vosotros. A partir de ahora tal vez no seamos aliados, pero tampoco enemigos. Haremos lo que esté en nuestras manos para que cada vez sean menos los Mazoku que quieran perseguir a los humanos de manera injusta y gratuita. Me hubiera gustado estrechar vuestras manos, pero no habríais querido…y, una vez más, no os culpo por ello. Un saludo. Philell.
Posdata: No soy el único que se acuerda de vosotros…
Sois completos desconocidos para mí, pero, si Philell ha confiado en vosotros, he de creer en su palabra. Habéis hecho esto posible. Gracias. Uro Oswald.
¡Estáis demasiado buenos para la edad que tenéis! No creo que volvamos a vernos, y es una pena, porque me alegrabais la vista. Bah, unos chavales como vosotros tienen un buen futuro labrado, ¿verdad? ¡Nos vamos a tomar por culo! Vega.”

Qué amables.-concluyó el chico volviendo a plegar la carta-Guardaré este papel … no quiero tirarlo aunque no me guste la idea de haber trabajado con demonios. Ha sido una decisión correcta aunque no nos haya terminado de gustar llevarla a cabo, ¿no es así?

Sus compañeros asintieron con la cabeza tras un somero intercambio de comentarios. Aoi volvió a pronunciarse.

Hay algo más que me gustaría deciros…-anunció Aoi-…el edificio se está llenando de hordas de bestias demoníacas de alto nivel. Están apareciendo de la nada y las he visto atacar incluso a los mercenarios.

Las he escuchado por aquí cerca…-dijo Inuhito-…aunque, de todas maneras, es muy bueno que nos lo hayas dicho. No sabíamos hasta dónde habían proliferado, pero veo que han llegado lejos. ¡Gracias por el aviso!

¿Has visto a esos monstruos, Aoi?-preguntó Hagane con curiosidad.

Sí.-respondió Aoi-Son…

¿Cómo son?-Shirubei se atrevió a preguntar.

Un temblor sacudió la sala. Todo comenzó a llenarse de torbellinos negros de los que empezaron a salir bestias demoníacas de aspecto amenazador por doquier.

¿Las bestias que viste son como éstas, por un casual?-preguntó Yamiyuki.

¡Sí!-exclamó Aoi-¡Y no son moco de pavo! ¡No son como los orcos, ni como los ogros, ni como los perros del infierno ni como las invocaciones de esa bruja de Belladonna!

¡Joder!-exclamó Rito esquivando la embestida de un demonio gigante con forma de toro-¿Qué son estas cosas? ¡Nunca había sentido tanto poder emanando de un demonio menor!

Creo que lo único que los hace demonios menores es que no tienen inteligencia ni idioma como otros…-conjeturó Yamiyuki-…porque en poder destructivo me parece que van servidos y sobrados…

La cuestión es…-añadió Shirubei-… ¿realmente ganamos algo matando a estas bestias? Hemos cumplido nuestro pacto con Philell, nos hemos separado de él por mutuo acuerdo y por el camino el crack de Aoi se ha cargado a ese comepollas de Kazark. ¿Y si nos largamos a Gokuruma y dejamos que estos bichos se mueran de hambre, se maten entre ellos o se monten una bacanal?

Ésa es una muy buena cuestión.-corroboró Inuhito-Realmente ya no tenemos mucho más que hacer aquí. No podemos adentrarnos en el edificio y buscar a Kuritöö, a Benibatsu y a Tigres en nuestro estado actual. ¡Larguémonos de aquí!

Lleváis razón.-dijo Yamiyuki-No tenemos nada más que hacer en este lugar por el momento. ¡Nos vamos a Gokuruma! ¡Esquivaremos a las bestias y mataremos sólo a las que nos impidan todo avance!

¡SÍ!-exclamaron a coro los otros cinco guerreros.

Los chicos se aventuraron hacia la salida, pero un manto de negrura solidificada se erigió frente a ellos.

¿Es el poder de la oscuridad?-preguntó Hagane dando un paso atrás.

¿Tal vez un sello Mazoku?-conjeturó Inuhito.

Sea lo que sea, tenemos que hacer que caiga.-dijo Rito-¿Alguna idea?

De momento, creo que la única idea que podemos tener va a ser pelear…-respondió Shirubei-…nos han encerrado con las bestias.

Aquellos monstruos formaban un grupo cada vez más numeroso. No dejaban de salir de vórtices oscuros creados de la nada.

¡Maldita sea!-exclamó Aoi-¡Son demasiados! ¿Cómo vamos a pelear así?

Shirubei se aventuró a asaltar a una bestia con forma de buitre gigantesco. La garra de su mano izquierda se clavó en su plumoso cuerpo, pero el vuelo que emprendió pronto lo dejó atrás, regalándole una dura caída al suelo.

¡Cómo tira!-exclamó Shirubei-¡Menuda fuerza! No había sentido un golpe tan fuerte desde que peleé con esa Virgo junto a Rito y a Seika…

¿Vrutha no te zurró bien?-preguntó Rito arqueando una ceja con complicidad.

Le zurré yo a ella.-dijo Shirubei-La reduje a carne picada. No tenía ni la mitad de fuerza muscular de Virgo. Joder, cómo me la cargué…Rito, macho, no me digas eso en medio de una misión, que me empalmo y necesito mucha sangre para llenar eso…

Pues no me hables tú de mujeres musculosas, que me pasa lo mismo y necesito DEMASIADA sangre para llenar lo que tengo.-le espetó Rito con una sonrisa traviesa.

Los Taimanin intercambiaban bromas y comentarios subidos de tono en medio de la misión. La alegría de su victoria, el haber cumplido su pacto y el haber visto a Aoi superar sus rencillas del pasado y acabar con Kazark les había dado una gran dosis de optimismo, fuerza y voluntad para ganar aquel combate y escapar hacia la seguridad de Gokuruma.

Oyeron un golpe. Hagane había sido golpeado por un monstruo con forma de cocodrilo gigante. Tras el impacto, se incorporó con presteza.

A ver si la sangre que va a haber aquí va a ser la que nos saquen de un golpe…-dijo Hagane-… ¿qué pasa con estos demonios? ¿Están drogados?

¡Ataquemos todos juntos!-propuso Inuhito.

Los demás asintieron. Se lanzaron a por el cocodrilo demoníaco que había atropellado a Hagane. Incluso el propio Hagane se sumó al asalto después de levantarse. Todos lanzaron sus artes ninja contra la bestia, sometiéndola a una fuerte combinación de elementos que logró debilitarla.

¿Hemos hecho mella en sus defensas?-preguntó Aoi extrañado.

Eso parece…-respondió Shirubei-… ¡acabemos con ese monstruo!

Aprovecharon el momento de debilidad para clavar sus armas en aquella fiera de gran tamaño. Habían logrado matar a un demonio de alto nivel, pero les había costado cierto esfuerzo que, multiplicado por el número de monstruos que los rodeaban, resultaba inabarcable.

Si tenemos que montar toda esta película para cada uno de estos hijos de puta…-dijo Inuhito-…estamos un poco jodidos.

No desistáis.-pidió Yamiyuki-Saldremos de ésta.

Un monstruo con forma de oso gigantesco con cuatro brazos se disponía a apresar a Aoi, que fue cogido por sorpresa.

¡AOI!-chilló Shirubei, que era el que más cerca estaba de él.

Todo pasó muy rápido. Dos cuchillas kama atadas a cadenas se clavaron a ambos lados del cuello del oso. Tras ellas, varios cuchillos kunai atados a robustos cables se clavaron en diferentes puntos de su cuerpo. Por todos los cables y cadenas comenzó a pasar corriente eléctrica, haciendo que el oso cayera muerto entre un abundante vómito de sangre.

¿Qué ha sido eso?-preguntó Yamiyuki-¿Lo has hecho tú, Aoi?

No, yo no he…-dijo Aoi-…

Se quedó sin palabras al ver a los recién llegados. Eran un hombre y una mujer bastante jóvenes. Tenían experiencia, pero no llegaban a los cuarenta años. El hombre vestía un uniforme de Taimanin ajustado de color negro con una muceta de color azul eléctrico y un faldón trasero a juego. Su cabello era de color azul eléctrico, muy largo y recogido en una coleta alta. De su rostro colgaba una larga y tupida barba del mismo color que lo hacía parecer mayor de lo que era. Sus ojos eran finos, algo rasgados y del mismo color que su cabello. En su rostro había unas brillantes pecas plateadas. Era casi tan alto como Hagane y tenía una complexión bastante atlética. Asía dos cadenas de las que colgaban las cuchillas kama. Por su parte, la mujer era más alta, un poco más que Aoi, tenía la piel muy pálida, al igual que su acompañante, e iba embutida en un elegante y sensual traje de color azul eléctrico. Su cabello era negro, liso y largo, le llegaba hasta casi la cadera. Tenía algunas mechas de color azul eléctrico. La cremallera del uniforme estaba bastante bajada, revelando un escote seductor. Sus pechos eran muy grandes, su cintura era estrecha y sus glúteos eran prominentes y prietos, como sus muslos. En los pies llevaba tacones de aguja y encima de la malla llevaba una sobrefalda negra. De sus manos colgaban varios cables de cuyos extremos pendían cuchillos kunai. Sus ojos, de color azul ennegrecido, se clavaban en los demonios.

¡Tamako-dono!-exclamó Yamiyuki-¡Meiou-dono! ¡Qué honor!

¡Señores Makihara!-se sorprendió Shirubei-¿Han venido a ayudarnos?

Padre…-susurró Aoi-… Madre…

Aquella pareja la formaban Meiou Makihara, el padre de Aoi, y Tamako Makihara, esposa de Meiou y madre de Aoi. Los parecidos que su hijo guardaba con ellos eran innegables. Siempre habían sido una familia unida y feliz.

Nos han informado de la peligrosa proliferación demoníaca que ha comenzado a tener lugar aquí.-dijo Meiou-Venimos aquí para cumplir una misión, son órdenes directas de Asagi-sama…y, por supuesto, también hemos venido porque…

…porque no vamos a dejar que le pase nada a nuestro hijo en un momento tan crítico.-Tamako terminó la frase-Y vosotros, amigos de Aoi, contáis como nuestros hijos en lo que a merecer nuestra protección respecta. ¡La caballería ha llegado! ¡Que tiemblen los demonios!

Las bestias rugieron con fuerza. La llegada de los refuerzos Taimanin no les hacía gracia. Tamako y Meiou se miraron y asintieron.

Ninpô – Raiton no Jutsu!-exclamaron a coro.
(¡Arte ninja de la electricidad!)

Marido y esposa lanzaron poderosos rayos con sus manos contra varios demonios. Se notaba mucho la diferencia de experiencia: aquellas bestias caían como moscas. Entre las explosiones eléctricas se dibujó una rampa con forma de escalera de caracol de hielo que bajó desde el techo hasta el suelo de la sala. Por dicha rampa comenzó a bajar un hombre en silla de ruedas. Mientras bajaba, lanzaba estacas de hielo contra los enemigos, que se congelaban al impacto y explotaban en esquirlas heladas. El hombre tendría unos cincuenta y cinco años, era corpulento, robusto y parecía bastante alto a pesar de que estaba sentado. Su cabello era de color rubio intermedio con bastantes canas, y estaba recogido en una coleta alta. En su rostro había una abundante barba. Sus ojos eran del color de la miel con un deje ambarino. Iba vestido con un uniforme de Taimanin de color azul con algunos ribetes y toques rojos y negros. Al llegar abajo del todo, destrozó la rampa con un gesto de sus manos, haciendo que los pedazos de hielo llovieran sobre los monstruos, causándoles daños severos.

Por supuesto, Asagi-sama no es temeraria.-explicó Tamako-Nunca se le habría ocurrido enviar a dos personas solas al edificio en el que la mismísima Tigres Black reside.

Hemos venido muy bien acompañados…-añadió Meiou con una sonrisa.

¡Kinnosuke-dono!-exclamó Rito-¡Uno de mis ídolos!

¡Papá!-exclamó Shirubei-¿Aún tienes ganas de marcha?

Mover el esqueleto no tiene edad, hijo…-dijo el recién llegado con una sonrisa-…menuda mierda de vida si no lo hiciera. Bastante tengo con estar lisiado. Dejadme que me divierta, ¿no?

Aquel hombre se llamaba Kinnosuke Anome, y era el padre de Shirubei. Lo consideran el mejor Taimanin elementalista de hielo de su generación y fue víctima de una dramática guerra que le costó perder la capacidad de andar para siempre. Para proteger a su esposa y a su hijo, que entonces tenía cerca de seis años, encajó brutales torturas y devastadores golpes hasta encontrar un resquicio que le permitiera ganar el combate. Consiguió proteger a su familia y matar a los Mazoku, pero hasta la doctora Himehagi fue incapaz de hacer que su cuerpo se recuperara.

Si has venido…-dijo Shirubei-…eso significa que también ha venido…

¿Tu madre?-preguntó Kinnosuke-¡Mira hacia arriba, machote!

Una tromba de agua cayó desde el techo de la habitación. El patrón de la caída fue bastante selectivo, pues el agua formó torbellinos que cayeron sobre los enemigos, persiguiéndolos como si fueran lanzas animadas que acabaron por atravesarlos. Del techo se descolgó una mujer que tendría, como Kinnosuke, unos cincuenta y cinco años. Se mantenía muy en forma para su edad, aunque el paso de los años se iba notando en su cuerpo. Tenía una larguísima cabellera de color rubio cenizo entrecano, una sabia y profunda mirada de ojos de color amarillo anaranjado y una estatura casi como la de Shirubei, rozando ambos los dos metros. Iba embutida en un traje de Taimanin de color azul celeste con placas plateadas en la cintura y algunos detalles negros, rojos y añiles a lo largo del uniforme. Asía un hacha enorme con forma de molinillo. Al caer, cortó al demonio más grande de la sala por la mitad de un hachazo, haciendo alarde de una fuerza brutal.

Cariño, parece que Shirubei se alegra de vernos…-dijo Kinnosuke-… ¡JAJAJAJAJA!

La recién llegada miró a su hijo con una sonrisa cálida.

Esto no te lo esperabas, ¿verdad?-preguntó la mujer.

¡Señora Anome!-exclamó Hagane-¡Cuánto tiempo!

Es un placer, Sanae-dono.-dijo Inuhito con educación.

Sanae Anome, esposa de Kinnosuke y madre de Shirubei, era una Taimanin veterana, al igual que su marido. Aunque no solían hacer tantas misiones de campo como en su juventud, las circunstancias de la situación les habían obligado a tomar las armas de nuevo. La consideraban la mejor Taimanin elementalista de agua de su generación y, pese a su aspecto bondadoso y maternal, es extremadamente cruel, violenta y despiadada con los demonios.

¡Me alegro de veros, chicos!-exclamó Sanae-¿Por dónde íbamos? Ah, sí… ¡iba a bañarme en la sangre de las bestias desgraciadas que intentaban tocarle un pelo a mi hijo! Kinnosuke, querido, tenemos trabajo, ¿verdad?

El hombre de la silla de ruedas asintió.

Ninpô – Hyôton no Jutsu!-exclamó Kinnosuke.
(¡Arte ninja del hielo!)

Ninpô – Suiton no Jutsu!-lo siguió Sanae.
(¡Arte ninja del agua!)

Los chorros de agua y hielo del matrimonio arreciaron contra los demonios. Ambos ataques conducían los rayos de los padres de Aoi. El agua de Sanae producía conducción directa, mientras que el hielo de Kinnosuke podía fundirse al calor de los rayos y generar conducciones de agua que también amplificaban la electricidad. Los matrimonios Makihara y Anome formaban un buen grupo de combate pese a que se llevaban casi veinte años de edad.

Las bestias caían ante el abrumador poder de los veteranos. Aquellos cuatro individuos habían conseguido diezmar a la horda de bestias.

¡Sanae!-exclamó Tamako-¡Falta poco para abrir el sello!

Tamako-kun, no te preocupes.-respondió Sanae-Todo saldrá a pedir de boca. Aún no han venido las comandantes de caballería… ¡JAJAJAJAJA!

¿A qué se referirá?-se preguntó Rito.

Parece que Rito quiere saber quién nos comanda…-dijo Kinnosuke con una sonrisa.

No tardarán en llegar…-dijo Meiou-…nuestro grupo lo coordinan las personas más indicadas…

Yamiyuki sintió dos presencias. Los demás parecían no sentirlas, pues no había notado que reaccionasen a ellas. ¿Significaría algo aquello?

Un montón de cuervos gigantes comenzó a llover desde el cielo. Los demonios fueron atrapados por ellos y sucumbieron ante su garras y sus picos.

¡Claro!-pensó Yamiyuki-¡Han venido!

De detrás de un demonio emergió una mujer. Sin miramientos, le pisó la cabeza y se la aplastó. La comandante de aquel ejército Taimanin había llegado: superaba con creces los dos metros, era casi tan alta como Rito. Su piel pálida contrastaba con su larga mata de cabello negro, la cual llevaba recogida en una especie de moño alargado. Sus ojos eran de color siena rojizo, y su cuerpo despampanante y voluptuoso iba ataviado con una fina blusa de combate sin mangas de color rojo anaranjado con un top negro debajo que llevaba a la vista, una minifalda negra de tubo y guantes y botas negros, formando un conjunto de Taimanin muy provocativo.

¡Kaen-ane!-exclamó Yamiyuki.

Hola, hermano.-saludó la recién llegada-Nuestros padres no han podido asistir a esta batalla, así que la comandancia del grupo la llevamos nosotras.

Un demonio intentó abalanzarse sobre ella, pero lo interceptó tensando un trozo de hilo metálico tetsugen. Con una agilidad pasmosa, envolvió a la criatura en el hilo y apretó hasta hacerla pedazos.

Bestias molestas…-dijo la joven-… Ninpô – Karasu no Jutsu!
(¡Arte ninja de los cuervos!)

Una gran bandada de cuervos comenzó a salir de la nada, atacando a los demonios y ayudando a los padres de Aoi y Shirubei. Al asedio comenzaron a unirse unas enormes serpientes de colores oscuros que ataban a las bestias y mordían sus puntos vitales.

Están aquí las dos…-pensó Yamiyuki contento.

De detrás del grupo apareció otra chica. Era también muy alta, casi tanto como la anterior, y compartía sus rasgos y su belleza. Sus ojos eran de color rojo poco saturado, su piel era muy pálida y su cabello era negro como el azabache. Estaba recogido en una larga trenza baja a excepción de dos tramos que llevaba recogidos en moños chinos recubiertos de tela de color rojo saturado. Su uniforme de Taimanin era muy exótico, estaba compuesto de una chaqueta negra de manga larga estilo motorista que degradaba, en una sola pieza, a un qipao chino de color rojo con serpientes doradas bordadas.  Su voluptuoso y bien dotado cuerpo lucía muy amenazador con aquella prenda. Llevaba unos mitones rojos con dobladillos negros, y unas botas altas de metal ennegrecido con adornos rojos. A ambos lados de cada pie tenía hachas acopladas en las botas. Un total de cuatro hachas adaptadas a la forma de sus pies adornaban con su tamaño y su aspecto amenazador sus preciosas botas que llegaban casi hasta sus rodillas.

¡Kouen-ane!-exclamó de nuevo Yamiyuki-¡Qué alegría veros a las dos!

Yamiyuki…-dijo la recién llegada con una media sonrisa-…lo estás haciendo estupendamente. Me alegro de veros a todos.

Hermana, tienes a un pesado detrás…-dijo la otra chica-… ¡mátalo!

Ninpô – Hebi no Jutsu!-siseó.
(¡Arte ninja de las serpientes!)

De la mano de la recién llegada emanó un manojo de serpientes que sirvió de látigo para golpear a la bestia demoníaca que estaba a punto de saltar sobre ella. Las serpientes comenzaron entonces a devorar cruelmente su cuerpo.

Aquellas jóvenes y hermosas mujeres eran Kaen y Kouen Kuroi, las hermanas mayores de Yamiyuki. Eran muy conocidas en su clan, y unas poderosas e imparables guerreras. Como su hermano pequeño, eran tan hermosas como poderosas, y no parecían tener ningún punto débil.

Buen golpe, Kouen.-dijo Kaen con una sonrisa cómplice.

No habría sido tan bueno si no me hubieras avisado, Kaen.-respondió Kouen-Te debo una, hermana.

Ahora que ya estamos todos…-dijo Tamako-… ¡es hora de romper el sello! ¡Tenemos que sacar a los chicos de aquí!

Nos iremos todos juntos.-le aseguró Meiou-No dejaré que os pase nada malo a nadie…

¡Qué bonito es ser joven!-terció Kinnosuke-Yo también era un caballero a tu edad. Ahora he dejado el caballo y cabalgo en esto…pero esa herida ya cicatrizó.

Cariño, ¿y si nos ahorramos las batallitas?-preguntó Sanae-¡Tenemos muchos cráneos que partir!

Esta Sanae…-Kinnosuke se llevó las manos a la cabeza.

Viene alguien.-advirtió Kouen con un susurro.

¡En guardia todo el mundo!-advirtió Kaen con voz autoritaria.

En efecto, llegó visita: Benibatsu y Kuritöö irrumpieron por las puertas principales. Iban rodeados de una tropa de mercenarios.

¿Qué demonios está pasando aquí?-preguntó Kuritöö sorprendida-¿¡Más Taimanin!? ¡A ellos, hombres!

Los mercenarios corrieron al auxilio de las bestias. Benibatsu asió su doble guadaña y se unió también a la pelea. Kuritöö no dudó en apoyar desde la distancia con su metralleta.

Tamako se adelantó para interceptar a los mercenarios. Con una flexibilidad y una elegancia pasmosas, sus patadas giratorias dieron buena cuenta de aquellos hombres y mujeres.

Hijo…-le dijo a Aoi cuando se acercó a ella para ayudarle-…ten clara una cosa: no te preocupes por las flores. Vivir torturándote por eso no ayudará a nada. Es cierto que eran nuestra plantación, pero podremos plantar más. Ninpô – Tanpopo no Jutsu!
(¡Arte ninja de los dientes de león!)

La madre de Aoi saltó elegantemente en el aire y, girando sobre sí misma, liberó una fuerte corriente de partículas de dientes de león, arreciando contra los mercenarios y terminando de inutilizarlos. Con lágrimas en los ojos, Aoi le dio las gracias a su madre. Aquel ataque había sido realmente precioso, y simbolizaba gran parte de la historia de los Makihara.

¡Buen tiro!-exclamó Sanae desde la lejanía-Pero, ¿será posible? ¿Vas a quedarte toda la diversión para ti sola?

Sanae se unió a Tamako. Al ser sus hijos mejores amigos, estaba claro que se conocían y se relacionaban, pero parecían estar haciéndose buenas amigas a través del combate. El hacha de la veterana comenzó a dar cuenta de las bestias a la vez que peligrosos géiseres las lanzaban por los aires, presionando sus heridas y haciendo que se partieran por la mitad.

¿Has visto, Meiou-kun?-preguntó Kinnosuke-Nuestras mujeres se van por su cuenta y nos dejan con un palmo de narices… ¿qué tal si les enseñamos que también sabemos jugar?

Será un placer, Kinnosuke-dono.-respondió Meiou con una sonrisa.

Los dos varones de ambos matrimonios irrumpieron en el combate. Los kama de Meiou cortaban a las bestias y conducían los rayos de su dueño. Mientras tanto, Kinnosuke utilizaba los motores de su silla de ruedas para embestir a los enemigos, lo cual era especialmente efectivo si antes los congelaba para romperlos en pedazos. La batalla parecía estar decidida.

¿De dónde ha salido esta gente?-preguntó Kuritöö iracunda.

¡De un lugar al que no van a volver!-bramó Benibatsu-¡Acabemos con ellos!

Son los peces gordos de la avanzadilla…-dijo Kaen-… ¿qué tal si nos los repartimos, hermana?

Kouen saltó hacia Kaen y se colocó a su lado.

Perfecto.-dijo.

Ambas hermanas hicieron sendos sellos ninja.

Ninpô – Katon no Jutsu!-exclamaron las dos.
(¡Arte ninja del fuego!)

Kaen conjuró un enorme aro de fuego que salió disparado contra Kuritöö, atrapándola y envolviéndola en llamas. Paralelamente, Kouen dejó salir un rayo de fuego que golpeó el pecho de Benibatsu y causó una enorme explosión.

¡No nos quedemos atrás!-ordenó Yamiyuki al ver aquel despliegue de poder.

Shirubei se unió a sus padres atacando a los demonios con sus garras. Cerca de ellos, Aoi blandía su látigo y lanzaba rayos con decisión mientras su madre lo abrigaba con dientes de león y su padre le ayudaba con la electricidad. Nodachi en mano, Yamiyuki se unió a sus hermanas: la hermana mayor, Kaen, comenzó a escindir a las bestias por la mitad con sus hilos metálicos mientras las empujaba contra ellos a patadas. La hermana mediana, Kouen, comenzó a lanzar vigorosas y aerodinámicas patadas contra todos los enemigos que se encontraba, cortándolos con sus hachas. Finalmente, el hermano pequeño, Yamiyuki, no dudó en despachar también a varios Mazoku con potentes estocadas. Desgraciadamente, Rito, Hagane e Inuhito eran huérfanos, pero no por ello dejaron de pelear, pues consideraban a sus amigos su actual familia. Los abanicos de Hagane fueron abiertos hasta formar ruedas y volaron por todo el campo, cortando a muchos enemigos. Inuhito buscaba a los enemigos heridos por su amigo con el olor a sangre y los remataba abriendo aún más sus heridas con el aro. Mientras tanto, Rito aplastaba con su temible fuerza y su fiel maza a los enemigos que trataban de romper el equilibrio del ataque combinado de sus amigos.

La alegría se terminó cuando Kuritöö y Benibatsu se levantaron tras los ataques de las hermanas Kuroi.

Parece que los hemos subestimado…-dijo Kouen.

Tranquila.-respondió Kaen con seguridad-No es nada que no podamos solucionar.

Benibatsu comenzó a disparar la sangre de sus heridas mientras Kuritöö atacaba desde lejos con larguísimos tentáculos provistos de cuchillas, martillos y demás elementos agresivos. Los tres Kuroi se juntaron y enviaron una ráfaga de cuervos, serpientes y pétalos de rosa que embistió al traidor. Tras esto, Yamiyuki se acercó más a sus amigos, pues no pegaba a mujeres, razón por la cual fueron Kaen y Kouen las que volvieron a lanzar un brutal ataque contra Kuritöö: la rodearon y la lincharon. Kaen la ató con su tetsugen, causándole cortes sangrantes. Una vez inmovilizada, le dieron una paliza entre las dos. Los puñetazos y patadas de las hermanas eran muy fuertes: Kouen mezclaba las artes marciales chinas con la rudeza de sus hachas y Kaen utilizaba un equilibrado, elegante y potente estilo equilibrado de puñetazos y patadas.

Antes de que se dieran cuenta, los demonios habían desaparecido casi por completo: los habían matado a casi todos.

¡Rompamos el sello!-ordenó Kaen-¡Sanae-dono, Tamako-dono, Meiou-dono, Kinnosuke-dono,  colóquense frente al  muro negro!

Los cuatro veteranos se colocaron frente al muro.

Vamos a romper el sello con el poder de los elementos.-explicó Kaen-Lanzad vuestros poderes elementales contra el muro y unid vuestras fuerzas.

¡Os ayudaremos!-exclamó Yamiyuki-Controlamos elementos que vuestro grupo no.

La hermana mayor asintió. Tras acabar con todos los demonios, se colocaron frente al muro.

Shirubei, hijo…-dijo Sanae-…ayuda a tu padre. Él está más debilitado que yo. Me las apañaré sola…

Con una sensación agridulce, Shirubei asintió. Todavía le dolía ver a su padre en silla de ruedas.

Ninpô – Raiton no Jutsu!-exclamaron a coro Tamako, Meiou y Aoi.
(¡Arte ninja de la electricidad!)

Ninpô – Hyôton no Jutsu!-exclamaron al unísono Shirubei y Kinnosuke.
(¡Arte ninja del hielo!)

Ninpô – Suiton no Jutsu!-bramó Sanae.
(¡Arte ninja del agua!)

Ninpô – Katon no Jutsu!-gritaron a la vez Kaen, Kouen y Yamiyuki.
(¡Arte ninja del fuego!)

Ninpô – Dôton no Jutsu!-conjuró Rito.
(¡Arte ninja de la tierra!)

Ninpô – Fûton no Jutsu!-profirió Hagane.
(¡Arte ninja del viento!)

Los seis elementos chocaron contra el muro. Seis colores diferentes que emitían seis luces diferentes. Al juntarse todas, se formó una corriente blanca que destruyó los muros negros, revelando de nuevo las puertas que daban a la calle.

Y por último pero no por ello menos importante…-dijo Inuhito-… Ninpô – Kiba no Jutsu!
(¡Arte ninja de los colmillos!)

Inuhito se lanzó contra las puertas y las escindió por la mitad con una patada cortante.

¡Larguémonos!-ordenó Kaen.

Benibatsu y Kuritöö se habían levantado.

Pagaréis por esto…-amenazó la científica.

Tigres-sama…-balbució el hermano traidor de Inuhito-…no puedo…seguir…luchando…

Se lo tendremos que dejar a ella por esta vez.-dijo Kuritöö-¡Vámonos!

Los dos secuaces de Tigres Black salieron de la sala, pero se toparon con Tigres Black en persona.

No me expliquéis nada.-dijo sin saludar-Lo he visto todo y no os castigaré por hoy. Y vosotros, sucios Taimanin… ¡huid mientras podáis! ¡Pronto dominaré el mundo!

Tigres-sama, ¿todo esto ha tenido algo que ver con…-intentó preguntar Kuritöö.

Sí.-dijo Tigres-Por fin ha venido. Adelante, mi amado… pasa y saluda.

A la sala entró un hombre tan alto como Tigres. Era delgado y tenía un aspecto imponente. Una larga cabellera lisa de color azul pastel adornaba su cabeza. Sus ojos eran brillantes, rasgados y de color naranja. Su piel era muy pálida y su cuerpo estaba completamente tapado por una túnica de color crema con tiras marrones y mangas blancas.

¡Por fin en el mundo humano!-exclamó el recién llegado.

Os presento a mi prometido:-dijo Tigres-Braulio Cromwell. Cuando nuestra boda se celebre, todo habrá acabado, incluso la esperanza.

Saludos…-dijo Braulio-…Taimanin. Pronto veréis que todo lo que habéis luchado contra los Mazoku no ha sido más que un paseo… ¡JAJAJAJAJAJAAJA!

No obstante, hoy no podemos hacer nada por mucho que lo deseemos.-dijo Tigres-Nos habéis quitado a Kazark y habéis destruido este lugar. ¡Largaos de aquí y temed el día de nuestro siguiente encuentro!

Sanae se giró hacia la grieta que había abierto Inuhito y la reventó con una enorme burbuja explosiva, abriendo una salida por la fuerza.

¡Vigilad que no nos sigan!-exclamó Kaen-¡Nos retiramos a Gokuruma por invitación expresa del enemigo! No intentéis plantar batalla ahora, ¡no estamos preparados! ¡Vamos!

Los Taimanin obedecieron y salieron por el hueco recién abierto, dejando atrás una de las batallas más cruentas que habían tenido.

(En este episodio os he mostrado a las familias de los Taimanin. No es gran cosa, pero es una manera de mostraros todo lo que me hace sentir esta historia y lo puramente feliz que estoy siendo con su realización. Ya llevamos 50 episodios y aún quedan muchos más, por lo que este pequeño especial de personajes extra servirá para conmemorar la llegada a este número tan alto sin descanso ni división por temporadas. Estoy verdaderamente contento y siento que tengo mucho que agradecer a mis lectores. Por ello, os doy las gracias de corazón a todos, pues habéis hecho que, en parte, estos 50 episodios sean posibles. ¡Muchas gracias!)